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1-INTRODUCCIÓN

Es mi intención demostrar en este trabajo la importancia del tratamiento psicomotriz en


las patologías relacionadas con la pobreza y el riesgo social.

El interés de este tema surge por vincular mis dos profesiones, la de economista y la de
psicomotricista, que siempre creí que era imposible vincular pero me di cuenta que existen
problemas derivados de la realidad económica en los cuales los psicomotricistas pueden y
deben intervenir para mejorar la calidad de vida.

Es importante para la realización de este trabajo situarnos en un marco económico-


social, para comprender mejor la realidad actual y entender bien a lo que llamamos patologías
de pobreza y riesgo social.

Nuestro mundo está marcado notablemente por este completo proceso de Globalización,
es decir, por la creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales de
carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional o regional.

La relación entre globalización y pobreza nos permite comprender mejor las grandes
contradicciones por las que atraviesa la etapa actual del modelo de desarrollo económico y
social, sustentado en el mercado como único regulador de las relaciones de producción. Una de
estas contradicciones es que pese a los impresionantes avances en el campo científico y
tecnológico, sus beneficios son para una pequeña parte de la población, residente en los países
más desarrollados, al tiempo que por lo menos la cuarta parte de la humanidad sobrevive en
condiciones de pobreza y miseria.

Globalización y equidad son, desafortunadamente términos que reflejan profundas


contradicciones, ya que no es la equidad precisamente lo que caracteriza la actual globalización,
que con signo neoliberal es propia del mundo de hoy, como expresión contemporánea de la
internacionalización de la producción asociada al capitalismo altamente desarrollado.

La vulnerabilidad se ha constituido en un rasgo social dominante en América Latina.


Los impactos provocados por las formas de producción, las instituciones y los valores que
caracterizan al nuevo patrón de desarrollo en los países de la región han dejado a los grupos de
bajos ingresos y a las capas medias expuestas a elevados niveles de inseguridad e indefensión.
Desde la constitución de los estados independientes, la pobreza y la mala distribución del
ingreso estuvieron presentes en el capitalismo subdesarrollado latinoamericano. A éstos
fenómenos se agrega la vulnerabilidad social como rasgo específico de la forma que ha
adoptado el capitalismo en los últimos años: economía de libre mercado, abierta al mundo y con
“estado mínimo”.

Como base de la política neoliberal se produce un desmantelamiento del papel


económico de los estados nacionales, lo cual tiene grandes consecuencias al menos en dos
direcciones principales.

Se promueve la desnacionalización de todas las propiedades estatales de interés para las


transnacionales .Este proceso abarca hasta los servicios sociales básicos, que pasan a cotizarse
como mercancías, al margen de las necesidades sociales que debieran satisfacer.

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Por otro lado, la pérdida de capacidad de los Estados impide desarrollar la necesaria
gobernabilidad para controlar los elementos de la economía internacional con que se vincula de
manera creciente el espacio económico nacional. La globalización neoliberal a que estamos
asistiendo conlleva un enorme proceso de concentración de la propiedad, que impide por su
propia naturaleza el acceso equitativo a los beneficios que en su crecimiento alcanza la
economía.

Las consecuencias están a la vista. Ante todo, se incrementa la brecha entre ricos y
pobres en el seno de los espacios nacionales y entre las naciones. A su vez la pobreza lleva a
intensificar problemáticas como la violencia, maltrato, abuso, alcoholismo, drogadicción y
embarazos adolescentes, que traen consecuencias en la salud, apareciendo nuevas enfermedades
congénitas y resurgiendo otras que se encontraban erradicadas, como por ejemplo la
tuberculosis, sífilis, etc.

Asimismo la falta de acceso a la educación, o deserción escolar temprana, actúan como


factores de riesgo en la población, por la falta de conocimiento sobre cuidados e higiene,
imposibilidad económica de comprar medicamentos y falta de políticas públicas de salud y de
prevención.

A los efectos de la organización de este trabajo comenzaremos definiendo pobreza y


riesgo social, para luego insertarnos en las patologías derivadas de esta situación, desarrollaré
mas ampliamente el tema de desnutrición Infantil y las ventajas que conlleva la aplicación de la
psicomotricidad en éstos casos para lo cual se mostrará en este trabajo un tratamiento
psicomotriz para el caso de un niño con desnutrición infantil.

2-¿ QUE ENTENDEMOS POR POBREZA Y RIESGO SOCIAL?

Nada más difícil que definir el concepto de pobreza, pues ésta involucra múltiples
factores determinantes, los cuales varían dependiendo las circunstancias de cada país, región o
época.
Según el Banco Mundial la pobreza es hambre; es la carencia de protección; es estar
enfermo y no tener con qué ir al médico; es no poder asistir a la escuela, no saber leer, no poder
hablar correctamente; no tener un trabajo; es tener miedo al futuro, es vivir al día; la pobreza es
perder un hijo debido a enfermedades provocadas por el uso de agua contaminada; es
impotencia, es carecer de representación y libertad (WORLD BANK, 2000). En otro
documento el Banco Mundial define la pobreza como "un fenómeno multidimensional, que
incluye incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de control sobre los recursos,
falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud, desnutrición, falta de vivienda,
acceso limitado al agua y a los servicios sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos,
violencia y crimen, falta de libertad política y de expresión" (THE WORLD BANK GROUP,
1999).

De acuerdo con la Cepal, "La noción de pobreza expresa situaciones de carencia de


recursos económicos o de condiciones de vida que la sociedad considera básicos de acuerdo con
normas sociales de referencia que reflejan derechos sociales mínimos y objetivos públicos.
Estas normas se expresan en términos tanto absolutos como relativos, y son variables en el
tiempo y los diferentes espacios nacionales" (CEPAL, 2000a: 83).
En términos monetarios la pobreza significa la carencia de ingresos suficientes con
respecto al umbral de ingreso absoluto, o línea de pobreza, "que corresponde al costo de una

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canasta de consumo básico". Relacionada con la línea de pobreza está la línea de indigencia,
para la cual el umbral de ingresos apenas alcanza para satisfacer los requerimientos
nutricionales básicos de una familia. La conceptualización de la pobreza a partir de los niveles
de ingreso no permite explicar el acceso efectivo a los bienes y servicios fundamentales, ni a la
capacidad de elección por parte del consumidor y, por lo tanto, "revela sólo parcialmente el
impacto de la disponibilidad monetaria sobre el bienestar, aunque se supone que el ingreso
permite satisfacer las necesidades fundamentales" (CEPAL, 2000a: 83).

Sabemos que el niño crece y se desarrolla en la medida que dispone de recursos


personales y sociales que le permiten satisfacer sus necesidades y afrontar progresivamente con
más éxito las dificultades. Estos recursos, que implican tanto las capacidades y habilidades
personales del niño, como el apoyo familiar, afectivo y social con que se cuenta, se van
adquiriendo e interiorizando a partir de los procesos de aprendizaje y, en definitiva, del
conjunto de vivencias y experiencias que van integrando a lo largo de su vida. Sin embargo,
habría que preguntarse: ¿qué pasa cuando aparecen una serie de carencias, de ausencia de
condiciones básicas, estímulos y afectos elementales, especialmente en los primeros años de
vida?

Cuando hablamos de niños y jóvenes en riesgo social estamos pensando en unas


personas que, por diferentes circunstancias, no han tenido las mismas oportunidades que el
resto para desarrollarse ni estructurar su personalidad a partir de unos referentes claros, de unas
personas significativas, de unos entornos cercanos y favorecedores, ricos en experiencias y con
posibilidades estimuladoras en cuanto a aprendizajes positivos y espacios de socialización. Y
posiblemente tampoco se hayan cubierto de una manera óptima sus necesidades básicas
(alimentación, salud, protección, educación, refugio, etc.) ni afectivas en el sentido que no se
han sentido acogidos, queridos, valorados, aceptados ni acompañados en su evolución y
desarrollo general. Son niños y jóvenes que crecen con unas grandes dosis de inseguridades y
miedos. Se han desarrollado a partir de unos espacios y unos ambientes (familia, barrio, etc.)
muchas veces pobres en experiencias afectivas y de apoyo, entornos carentes de posibilidades
educativas y de ocio, unidades familiares con un conjunto de dificultades en los ámbitos social,
económico, cultural, etc., en que las posibilidades de desarrollar y adquirir una serie de
potencialidades y capacidades para crear un tejido rico en interacciones y relaciones con las
personas, con el entorno y con uno mismo, son pocas y a veces poseen nulas posibilidades de
éxito y satisfacción personal.

La pobreza describe un amplio rango de circunstancias asociadas con la dificultad al


acceso y carencia de recursos para satisfacer las necesidades básicas que inciden en un deterioro
del nivel y calidad de vida de las personas.

La pobreza es un término comparativo utilizado para describir una situación en la que se


encuentra parte de una sociedad y que se percibe como la carencia, escasez o falta de los bienes
más elementales como por ejemplo alimentos, vivienda, educación o asistencia sanitaria (salud)
y agua potable. Así como los medios de obtenerlo (por ejemplo por falta de empleo, nivel de
ingresos muy bajo o carencia de estos). También puede ser el resultado de procesos de
segregación social.

La pobreza impide disfrutar de su infancia a millones de niños y de niñas de todo


el mundo. La pobreza les priva de las capacidades que necesitan para sobrevivir, desarrollarse y
prosperar. Les impide disfrutar la igualdad de oportunidades. Aumenta su vulnerabilidad a la
explotación, el abuso, la violencia, la discriminación y la estigmatización.
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Entendemos como datos indicativos del posible riesgo social los siguientes:

1. Situaciones personales del menor: maltrato físico, psíquico, abandono, desnutrición,


bloqueos del aprendizaje, realización de actos delictivos de importancia, etc.
2. Situaciones familiares: hermanos institucionalizados, progenitor con enfermedades
mentales graves, adicciones, hacinamiento, violencia familiar, etc.
3. Situaciones del medio social: falta de servicios de ocio y tiempo libre, sanitarios,
escolares, para niños y adolescentes, alto índice de delincuencia, victimización, marginación,
pobreza, etc.

Todas estas características o alguna de ellas pueden encontrarse en un hogar indigente


en la actualidad de nuestro país, estos hogares forman parte de lo que llamamos población
en riesgo social o lo que es lo mismo aquella población que por características bio-
psicosociales esta expuesta a sufrir daño.

3-CONSECUENCIAS Y EFECTOS DE LA POBREZA

"La pobreza ejerce su influencia destructiva en todos los


estadios de la vida humana, desde el momento de la
concepción hasta la muerte; conspira con las enfermedades
más mortales y dolorosas para ocasionar una existencia
miserable a todos los que la sufren."(Organización Mundial
de la Salud)

La pobreza es una forma de violencia estructural que produce sufrimiento a las personas.
Es la privación de la satisfacción de las necesidades básicas, implantada en la estructura social y
justificada por la cultura (violencia cultural) en cuanto la religión, la ideología o la ciencia
pueden servir para legitimar la existencia de la pobreza, considerándola algo inevitable y hasta,
incluso, necesario. La pobreza se manifiesta como un desigual acceso al poder, que se traduce
en oportunidades de vida distintas. Las personas que carecen de poder de decisión sobre la
distribución de los recursos existentes no tienen las mismas oportunidades de acceso a los
medios precisos para desarrollar sus potencialidades personales. Esta diferencia de
oportunidades origina una permanente situación de desigualdad que puede calificarse como
violencia estructural o injusticia social, ya que la justicia social exige una distribución
igualitaria del poder y los recursos.

La pobreza limita las oportunidades básicas de desarrollo humano, como disfrutar de


una vida larga y sana, de una educación y, en definitiva, de un nivel de vida digno. La pobreza
en un sentido amplio va más allá de la escasez de ingresos, e implica una serie de privaciones
educativas, sanitarias, alimenticias y sociales que conducen a la exclusión social y a la
inseguridad. La falta de oportunidades provoca desigualdad e injusticia social, creándose las
condiciones propicias para el estallido de la violencia.

Cuando la pobreza castiga a una familia, los integrantes más vulnerables y afectados son
los niños, cuyo derecho a la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo corre peligro. La
pobreza condiciona todos los aspectos de sus vidas, desde la desnutrición y la carencia de agua
potable y saneamiento adecuado hasta la esperanza de vida. Asimismo, la pobreza es la
principal causa subyacente de millones de muertes prevenibles y la razón por la que los niños
están desnutridos, no asisten a la escuela y son víctimas de abusos y explotación.

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El ciclo de la pobreza no se agota en el transcurso de la vida de una sola persona. Una
niña que nazca en condiciones de pobreza tendrá más probabilidades de casarse y tener hijos
cuando todavía sea adolescente. Una niña desnutrida será una madre desnutrida, que dará a luz
hijos con bajo peso al nacer. Y al igual que sus padres, los niños pobres tenderán a transmitir su
pobreza a la generación siguiente.

4-RELACION POBREZA DISCAPACIDAD

“Más de 400 millones de personas, aproximadamente el 10% de la


población mundial, viven con alguna forma de discapacidad en los
países en desarrollo y como resultado de ello, muchas se ven
excluidas del lugar que les corresponde dentro de sus propias
comunidades. Imposibilitadas de desempeñarse en trabajos con un
sueldo digno y excluidas de los procesos políticos, las personas
discapacitadas tienden a ser las más pobres entre los pobres dentro
de una población mundial de 1,3 mil millones de personas que
subsisten con menos de un dólar diario.”(Banco Mundial)

La discapacidad puede evitar que una persona trabaje. Esta falta de trabajo genera una
elevación de los costos que no puede cubrir la familia; por ejemplo, los costos relacionados con
la salud, lo que hace que estas personas sean más vulnerables ante la pobreza o a empobrecerse
más. Por su parte, la pobreza puede privar a las familias de sus recursos básicos y así crearse
condiciones a partir de las cuales surge la discapacidad. Por ejemplo, en los países en
desarrollo, la pobreza es un catalizador de la discapacidad, por que lo que son deficiencias
evitables, no son atendidas ni en sus orígenes ni en sus resultados. Así, condiciones de salud
como las enfermedades transmisibles, las enfermedades que afectan a las madres y al niño y las
lesiones por accidente y violencia, como no son atendidas oportunamente por servicios de salud
integral, se multiplican y se agudizan, afectando al grupo familiar y disminuyendo las
posibilidades de las comunidades. La desnutrición, en sus diversas formas es una causa
importante de discapacidad.

Las personas discapacitadas se ven excluidas de la vida social y económica, por lo que
suelen quedar al margen de las medidas destinadas combatir la pobreza.

Esta exclusión no sólo las afecta a ellas, sino también a sus familias y comunidades. La
discapacidad y la pobreza forman un círculo vicioso. A menudo la pobreza lleva a la
discapacidad, la cual atrapa luego a las personas en la pobreza.

Pobreza, discapacidad y exclusión social son fenómenos mundiales que han estado
presentes en las sociedades por siglos. Los términos pobreza, discapacidad y exclusión social
son complejos, multidimensionales y, algunas veces, controversiales.

En el ámbito internacional se reconoce que las personas con discapacidad se encuentran


desproporcionadamente entre los más pobres de los pobres en todas partes del mundo. Para las
personas con discapacidad, se trata no solamente de una cuestión económica, sino también
implica una condición de “falta de representatividad” que tiene graves consecuencias
relacionadas con discriminación, subordinación y exclusión. Un reporte del Departamento de
Desarrollo Internacional del Reino Unido (año 2000) reveló que la mayoría de las personas con
discapacidad se enfrenta al hecho de que su situación afecta sus oportunidades de asistir a la
escuela, trabajar o vivir, disfrutar una vida familiar y participar como iguales en la vida social.

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La discapacidad no se trata simplemente de una condición médica, sino que es
más bien el resultado de la interacción entre impedimentos físicos, mentales o sensoriales y la
cultura, las instituciones sociales y los medios físicos. En otras palabras, las personas que sufren
limitaciones físicas o mentales suelen ser discapacitadas no debido a una condición
diagnosticable, sino porque se les niega el acceso a la educación, a los mercados laborales y a
los servicios públicos. Esta exclusión conduce a la pobreza y, en un círculo vicioso, la pobreza
conduce a mayor discapacidad debido a que aumenta la vulnerabilidad de las personas ante la
desnutrición, las enfermedades y las condiciones de vida y de trabajo inseguras.

Dentro del actual sistema capitalista Neoliberal no existen posibilidades de integración


social de las personas con discapacidad, por eso creo que es necesario crear una “Economía que
Construya Capacidades”. Un nuevo orden económico, sin predominio de unos sobre otros, de
reducción de las desigualdades, que dé acceso a la rehabilitación, la formación profesional, la
transferencia de conocimientos: aquello que nos brinde la posibilidad de competir sin
desventajas.

Es necesario crear programas que otorguen a las propias personas con discapacidad el
rol protagónico de su integración social; un Sistema de Seguridad Social Continental que dé
respuesta, en principio a las necesidades de las personas con discapacidad severa y en pobreza
extrema.
El desarrollo inclusivo debe ser la meta a alcanzar y, por ende, ninguna política de
desarrollo puede ponerse en práctica sin considerar cuestiones de discapacidad. Debe haber un
cambio de paradigma y, debe haber voluntad política por parte de todos los gobiernos y los
actores involucrados dentro de la agenda de la discapacidad para asegurar que todos los estados
sean buenos para las personas con discapacidad, lo que se traducirá en mejores estados para
todos.
Para todo esto es de fundamental importancia que los Gobiernos realicen políticas
“serias” para enfrentar y erradicar la pobreza, algo que parece lejos hoy en día con el actual
sistema imperante de distribución regresiva del ingreso.

Debemos luchar por construir una “Sociedad para Todos”, donde las políticas establecerán
con claridad como meta la creación de una sociedad inclusiva para todos, que tolera y celebra la
diversidad, además de promover la equidad y la justicia social; una sociedad en la que las
personas con discapacidad tengan un papel que desempeñar.

5. DESNUTRICION INFANTIL

"mal nutrición proteico-energética"- es simplemente una manifestación


más de un síndrome de afectación general del desarrollo físico y mental. El
retardo en el crecimiento se produce en los primeros tres años de vida y
permanece la vida entera. Estos niños tienen afectado su desarrollo
cognoscitivo, con trastornos del lenguaje y del desarrollo motor, de la
coordinación, bajo rendimiento escolar"(Organización mundial de la
salud)

La infancia es considerada como una etapa trascendental en el proceso evolutivo del


hombre, caracterizada por dos fenómenos: crecimiento y desarrollo. Para que estos fenómenos
se produzcan con total normalidad, es fundamental una adecuada nutrición.

La nutrición a su vez está sometida a factores condicionantes: algunos fijos, como el


potencial genético del individuo y otros dinámicos, como los factores sociales, económicos y

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culturales, que pueden actuar en forma favorable o desfavorable. Cuando se modifica el
equilibrio de estos factores y se ve alterada la nutrición, se interrumpe el crecimiento y
desarrollo de los niños, dando lugar a la desnutrición infantil.

La desnutrición infantil nace, en la mayoría de las ocasiones, como consecuencia de una


pobreza extrema sustentada en el alcoholismo, la falta de legalización de la familia, el
analfabetismo, la ausencia de inserción laboral por falta de capacitación, el saneamiento
ambiental escaso y la promiscuidad. Éstos, entre innumerables condicionantes, hacen que un
niño no logre un normal crecimiento y desarrollo, ya que esta pobreza extrema anula, en sus
padres o tutores, la capacidad mínima para satisfacer sus necesidades básicas.

Los estragos que provoca la desnutrición que se padece en la infancia son los más
lamentados por una sociedad, ya que en esta etapa el mayor impacto lo sufre el cerebro del
niño, en el que se producirían alteraciones metabólicas y estructurales irreversibles.

La desnutrición infantil es un síndrome clínico, caracterizado por un insuficiente aporte


de proteínas y/o calorías necesarias para satisfacer las necesidades fisiológicas del organismo.
Es la condición que ocurre cuando el cuerpo de una persona no está obteniendo los nutrientes
suficientes. Esta condición puede resultar del consumo de una dieta inadecuada o mal
balanceada, por trastornos digestivos, problemas de absorción u otras condiciones médicas.

La desnutrición se denomina primaria cuando se produce por una carencia nutritiva y/o
psico-afectiva, y secundaria cuando existe una enfermedad de fondo que la condiciona o la
determina, independientemente de su situación socio-cultural; por ejemplo enfermedades
genéticas, metabólicas, inmunológicas, malformaciones, que puedan afectar a cerebro, corazón,
riñón, hígado, etc., y que secundariamente produzcan una desnutrición.

Los efectos de la desnutrición se valoran a corto y largo plazo. En un primer momento


aparecen enfermedades diarreicas, deshidratación, alteraciones hidroelectrolíticas, depresión de
la inmunidad, infecciones, pérdida de peso, trastornos hematológicos, cardiorrespiratorios y
renales. Más tardíamente aparecerán déficit de talla y disminución del cociente intelectual.

Desde el punto de vista clínico se manifiesta en 3 enfermedades:

KWASHIORKOR O SÍNDROME PLURICARENCIAL

Trastorno dietético grave observado en niños entre los 10 meses y los tres años, que se
debe a una malnutrición severa que incluye una carencia de nutrientes vitales básicos y un
déficit importante de proteínas. Estos niños siempre están hambrientos, y sus padres, en un
intento de aliviar el hambre y de aportar las necesidades energéticas, les suministran grandes
cantidades de hidratos de carbono que por sí solas tienen un valor nutricional bajo. El término
kwashiorkor procede de una palabra de Ghana que significa ‘afección del niño que deja de
mamar’. El kwashiorkor es una enfermedad de los países en desarrollo y con probabilidad la
más frecuente de todas las enfermedades nutricionales.

El trastorno se produce cuando el niño es destetado y, por consiguiente, privado del


elevado valor nutricional y contenido proteico de la leche materna. También puede aparecer
porque el apetito del niño esté afectado por otra enfermedad, en particular infecciones como el
sarampión y las gastroenteritis. Debido a que los anticuerpos están formados por proteínas, los
niños con una ingesta proteica muy baja son más susceptibles a padecer infecciones y presentan

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una escasa resistencia frente a éstas. De hecho, son inmunodeficientes y suelen fallecer en la
infancia a causa de infecciones generalizadas.

El aspecto de un niño con kwashiorkor es inconfundible. Tal vez las características


inmediatas más llamativas son la expresión de gran tristeza del rostro y el llanto débil casi
continuo. A primera vista, el niño con kwashiorkor no parece mal nutrido. La cara es redonda y
rolliza, el grosor de las extremidades parece adecuado y el abdomen es prominente. Sin
embargo, esta apariencia es engañosa. Se debe a una acumulación anormal de líquido —
trastorno conocido como edema. La presencia de proteínas en sangre es tan baja que no pueden
retener agua mediante el proceso osmótico normal, de modo que el líquido se acumula en los
tejidos, encharcándolos. Debajo del edema los músculos del niño están debilitados, ya que sus
proteínas se utilizan en un intento de cubrir las necesidades energéticas del organismo. El
resultado es una debilidad extrema. La protrusión del abdomen se debe a una combinación de
retención de líquidos, músculos atrofiados y aumento de tamaño del hígado.

Otra característica notable es el cambio de coloración de la piel y del pelo. El pelo rojizo
es característico de la enfermedad y la piel puede estar más pálida de lo normal y con un tinte
rojizo. La pigmentación de la capa más externa de la piel se puede haber perdido, de modo que
en las áreas de exposición se observa enrojecimiento y exudación. Esto ocurre sobre todo en las
axilas y en las ingles.

Los niños con kwashiorkor no tienen energías para jugar o corretear. Con frecuencia son
incluso incapaces de alimentarse por sí mismos. Tanto el desarrollo físico como el mental están
muy afectados, y aquellos que sobreviven sufren de modo inevitable secuelas de por vida. Estas
complicaciones a largo plazo son más graves en aquellos que padecen la enfermedad antes de
los dos años de edad.

Un caso grave de kwashiorkor puede dejar a un niño con discapacidades mentales y


físicas permanentes. Existe buena evidencia estadística que indica que una desnutrición en los
primeros años de vida disminuye de forma permanente el coeficiente intelectual.

El kwashiorkor se trata al principio administrando derivados lácteos con suplementos


vitamínicos y minerales, para pasar después, si es posible, a una dieta equilibrada normal con
un contenido proteico adecuado.

El kwashiorkor es un tipo de malnutrición energético-proteica que cursa típicamente con


la aparición de edemas debidos a la hipoproteinemia extrema.El incremento del consumo de
calorías y proteínas puede corregir el kwashiorkor, siempre que el tratamiento no se comience
demasiado tarde. No obstante, nunca se alcanza todo el potencial de estatura y crecimiento en
niños que han tenido esta afección.

El kwashiorkor es más común en áreas donde hay hambre, un suministro limitado de


alimentos y bajos niveles de educación que conducen a un conocimiento inadecuado de la dieta
apropiada.

MARASMO

Grave decaimiento somático y funcional del organismo provocado por una grave
deficiencia de proteínas y de calorías. En los países en vías de desarrollo es la manifestación
más común de una dieta deficiente. Está causado por un abandono prematuro del pecho de la

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madre como fuente de alimento y por las infecciones intestinales, generalmente gastroenteritis,
que se producen cuando el niño es alimentado con biberón en malas condiciones higiénicas.

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La falta de un aporte suficiente de proteínas y calorías en la primera infancia tiene
consecuencias graves, pues las proteínas constituyen el principal material estructural del
cuerpo, y son necesarias para la síntesis de anticuerpos contra las infecciones y de enzimas, de
las que dependen todos los procesos bioquímicos. La carencia de proteínas impide, por tanto, el
crecimiento y aumenta considerablemente el riesgo de infecciones. Una carencia de calorías
significa que las necesidades energéticas del cuerpo no pueden ser satisfechas; esa
circunstancia, unida a la escasez de enzimas, afecta a todos los procesos corporales, incluyendo
el metabolismo y el crecimiento, provocando retraso tanto físico como mental. Aunque la
nutrición mejore con posterioridad y el niño sobreviva, esas deficiencias en el desarrollo nunca
podrán ser superadas.

El marasmo es la desnutrición crónica .El niño expuesto a reiterados impactos


nutricionales presenta una progresiva disminución de su talla. Kwashiorkor es el nombre de la
desnutrición aguda: el niño consume su masa corporal debido al déficit de proteínas.

EL MARASMO Y EL KWASHIORKOR

Cuando la dieta es deficiente en proteínas y se trata de suplir la necesidad de energía mediante


la ingestión abundante de alimentos ricos en hidratos de carbono, se produce la enfermedad
conocida como kwashiorkor. Si la carencia de proteínas y calorías es grave, el resultado es un
marasmo grave o Desnutrición.

Las características visibles de un niño que sufre desnutrición infantil son: ojos grandes,
mirada pérdida, brazos largos y flacos, piel que cambia de color y textura, los deseos de comer
desaparecen y presenta un estado de somnolencia.

3-CONSECUENCIAS DE LA DESNUTRICION INFANTIL

La desnutrición tiene efectos negativos en distintas dimensiones de la vida de las


personas, entre los que destacan los impactos en la salud, la educación y la economía (costos y
gastos públicos y privados, y productividad), los que conllevan problemas de inserción social y
un incremento o profundización del flagelo de la pobreza e indigencia en la población,
reproduciendo el círculo vicioso al aumentar con ello la vulnerabilidad a la desnutrición.

Dichos efectos se pueden presentar de manera inmediata o a lo largo de la vida de las


personas, aumentando la probabilidad de desnutrición posterior entre quienes la han sufrido en
las primeras etapas del ciclo vital y la incidencia de otras consecuencias. Así, problemas de
desnutrición intrauterina pueden generar dificultades desde el mismo nacimiento hasta la edad
adulta.

Algunos de los efectos negativos de la desnutrición son más o menos relevantes según la
edad en que las personas sufren. Por su parte, la intensidad en que se presenta la desnutrición
también tiene una asociación en el aparecimiento e intensidad de algunas de sus consecuencias.

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3.1. Efectos en salud

Los efectos más directos de la desnutrición se presentan en la salud de las personas,


aumentando su vulnerabilidad tanto a la muerte como a la enfermedad. Es importante reconocer
además que los efectos de la desnutrición se valoran a corto y largo plazo. En un primer
momento aparecen enfermedades diarreicas, deshidratación, alteraciones hidroelectrolíticas,
depresión de la inmunidad, infecciones, pérdida de peso, trastornos hematológicos,
cardiorrespiratorios y renales. Más tardíamente aparecerán déficit de talla y disminución del
cociente intelectual. Las estadísticas se basan en tres indicadores: peso para la edad, que mide la
desnutrición global: talla para la edad, que refleja la desnutrición crónica, debido a que la baja
estatura es producto de una carencia prolongada de nutrientes; y peso para la talla, que mide la
desnutrición aguda. Varias son las patologías cuya incidencia se ve incrementada debido a
problemas nutricionales en las distintas etapas del ciclo de vida:

Mortalidad. El mayor impacto se presenta en la vida intrauterina y en los primeros años


de vida. Una consecuencia directa de la malnutrición fetal es un bajo peso al nacer, que redunda
en una mayor probabilidad de mortalidad perinatal. El riesgo de muerte neonatal de niños con
un peso al nacer entre 2.000 y 2.499 gramos es cuatro veces superior al de niños que pesan
2.500-2.999 gramos y diez a catorce veces superior al de los niños que pesaron 3.000-3.499
gramos.
En muchos casos la madre gestante es suficientemente joven para aún expresar las
consecuencias de su propia desnutrición, con lo que el riesgo de perpetuar ese rasgo en la
generación siguiente es muy significativo, la que al combinarse con el mayor consumo de
energía derivado del embarazo y parto, deriva en algunos casos en su propia muerte. Así, entre
las embarazadas, las muertes asociadas a anemia (por falta de hierro) alcanzarían a 20% del
total (Ross y Thomas 1996, Brabin, Hakimi y Pelletier 2001).

El primer efecto de la desnutrición se observa en los niños con bajo peso al nacer.
Según datos de la OMS, la desnutrición contribuye con el 60% ciento de las muertes de
niños en edad pre-escolar (3,4 millones). UNICEF (1998) estima que 55% de las 12 millones de
muertes entre los menores de 5 años se deben a problemas de desnutrición. Pelletier y otros
(1995) estiman en 56% la proporción de muertes preescolares atribuibles a efectos de
malnutrición, de los cuales 83% se agrupan entre los de nivel moderado y grave y 17% entre los
casos severos. Por su parte, meta-análisis de 10 estudios longitudinales realizados en niños

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menores de 5 años indican que un 35% de las muertes son atribuibles (directa o indirectamente)
a la desnutrición global (OMS, 2004). A su vez, la desnutrición crónica aumenta la letalidad de
muchas enfermedades infecciosas propias del mundo subdesarrollado.

Morbilidad: Los estudios longitudinales mencionados indican que la fracción de


enfermedad atribuible al bajo peso es de 61% para la diarrea, 57% para la malaria, 53% para la
neumonía y 45% para el sarampión. Por su parte, la insuficiencia de hierro tiene un efecto
directo en la anemia materna, infantil y escolar, el déficit de vitamina A genera problemas de
ceguera y la falta de yodo es causa del bocio o cretinismo.

Estas asociaciones no son unidireccionales. Así como la desnutrición es un factor


importante en el aparecimiento y letalidad de dichas patologías, éstas se convierten en un
retroalimentador de la misma desnutrición, generándose un círculo vicioso.

En cuanto al desarrollo neurológico y psico-motor, la desnutrición tiene efectos directos


en los primeros años de vida, particularmente debido a la insuficiencia de micronutrientes como
el hierro y el zinc, o en el período neonatal en el que es crítico el aporte de ácido fólico.

Por otra parte, la desnutrición en períodos críticos del desarrollo incrementa


significativamente el riesgo de que en la edad adulta se desarrollen enfermedades crónicas
transmisibles, como tuberculosis, y no-transmisibles (ECNT), como enfermedad coronaria,
hipertensión, diabetes no insulínica, entre otras.

Por su parte, la anemia por falta de hierro es una de las deficiencias nutricionales más
prevalentes en el mundo. La mala nutrición de hierro no es un evento que sólo se presenta en la
infancia, aunque en este período es muy frecuente a causa del aumento del volumen sanguíneo.
Se calcula que 50% de las mujeres en edad fértil y 60% de las embarazadas son anémicas. Esta
deficiencia se puede mantener a lo largo de la vida fértil y es posible revertirla con una
alimentación que provea el necesario aporte de hierro.

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3.2-Efectos en el desarrollo psicomotor y en la educación.

Los estragos que provoca la desnutrición que se padece en la infancia son los más
lamentados por una sociedad, ya que en esta etapa el mayor impacto lo sufre el cerebro del
niño, en el que se producirían alteraciones metabólicas y estructurales irreversibles.

Las secuelas dejadas por la desnutrición se ven en las alteraciones antropométricas,


reducción de perímetro cefálico, talla baja, anemias, carencia de micros nutrientes,
hipovitaminosis A, predisposición a contraer infecciones, alteraciones inmunológicas,
trastornos a nivel del sistema nerviosos central y disminución del coeficiente intelectual.- La
desnutrición en los primeros años de vida puede llevar a déficit permanentes en el crecimiento,
el desarrollo psicomotor y la capacidad de aprendizaje del niño.

“En los primeros dieciocho meses de vida el cerebro crece a un ritmo de hasta dos
miligramos por día. Tiene 350 gramos al nacer y llega a 990 gramos al año y medio, (el ochenta
por ciento del peso del cerebro de un adulto).Si en ésta primera etapa no recibe proteínas, no
solo no crece, sino que involuciona .Es la época del cableado neurológico, que da al individuo
inteligencia, rapidez mental, simpatía, capacidad de asociación de relación .O no.”(Abel
Albino-Pediatra-Presidente de la Fundación Cooperador para la Nutrición Infantil de Mendoza).

El niño con desnutrición grave, presenta un menor diámetro del cráneo, pero también se
ha podido comprobar que no sólo se detiene el crecimiento cerebral, sino que además hay una
atrofia del cerebro, formándose un espacio que es ocupado por líquido cefalorraquídeo, como
consecuencia de ello, la transiluminación es intensa. Con ello se pone en evidencia la atrofia del
cerebro en el desnutrido

La infancia es el período caracterizado por el crecimiento corporal, que requiere una


cantidad determinada de nutrientes para sintetizar nuevos tejidos o culminar etapas importantes
como el desarrollo neurológico. Existen estudios científicos que han demostrado que la anemia
y la deficiencia de hierro afectan la actividad cerebral y la capacidad cognitiva, en especial
durante la infancia, perjudicando el desarrollo mental y psicomotor.

El hierro en el organismo se encuentra formando parte de diversos elementos o


sustancias (compuestos), donde la hemoglobina posee entre el 65 al 70% del total. Se almacena
bajo dos formas: ferritina y hemosiderina. En una primera instancia se produce una disminución
de los depósitos, no asociándose aún a manifestaciones clínicas de anemia, donde el organismo
incrementa la absorción de este elemento si el aporte con los alimentos es el adecuado.

De no resultar así, el déficit se acentúa con la disminución de diversos compuestos


encargados de su transporte, manifestándose sólo con determinaciones bioquímicas.

Finalmente, cuando el déficit de hierro acarrea un decrecimiento en la producción de


hemoglobina se produce el cuadro de anemia ferropénica, manifestándose principalmente con
palidez de la piel y de las mucosas, cansancio no habitual, desgano y la disminución de la
capacidad o rendimiento laboral o escolar. El organismo necesita hierro para generar
hemoglobina, el complejo proteínico que transporta oxígeno por la sangre, y para construir
enzimas, como los citocromos, que actúan en función de catalizadores para producir energía en
las células.

14
En niños mayores la anemia está relacionada con falta d energía y fatiga, la cual afecta
el rendimiento escolar y el aprendizaje. Incide en el comportamiento, falta de atención,
irritabilidad, inseguridad y determina disminución en la actividad física.

La pobreza va casi siempre acompañada de una deprivación psico-afectiva. La familia


por lo general está distorsionada, no cumpliéndose los roles parentales normales. Durante esta
época de gran aprendizaje, en que el niño comienza la exploración del mundo que lo rodea, se
encuentra con un medio familiar que no estimula su imaginación ni exacerba su curiosidad,
propiciando una deficiencia muy importante, que es la carencia de estimulación verbal, por se el
vocabulario de los padres muy restringido. El niño nace y se desarrolla en un ambiente de
inseguridad y carente de estímulo psíquico y afectivo.

La actividad y la atención son requisitos indispensables para la aparición de nuevas


conductas motoras y cognitivas. Un niño con bajo nivel de actividad carece de interés en el
entorno lo que impedirá que la curiosidad surja como motor de adquisición de nuevas
conductas. De manera similar un niño con bajo nivel de atención no podrá concentrarse
suficientemente en una nueva conducta para su perfeccionamiento y por ende la adquisición
posterior de nuevas conductas más complejas se verá retrasada.

El nivel de actividad es un aspecto del desempeño motor que frecuentemente se afecta


en el niño con déficit nutricional puesto que éste como estrategia para conservar energía se
torna menos activo y curioso. La falta de curiosidad impedirá los procesos de recolección,
organización y creación de respuestas a la información integrada que constituyen la base para el
aprendizaje motor y cognitivo.

Un aspecto relacionado con la atención es la regulación de los estados sueño-vigilia y la


calidad del sueño. Hay estudios neurofisiológicos que muestran alteraciones en los ciclos de
sueño en los niños con anemia por déficit de hierro. Los niños con déficit muestran mayor
inestabilidad respiratoria, mayor actividad motora, menor estabilización y actividad motora y
cardiaca menos madura.

Durante la etapa de 0 a 5 años ocurren los cambios más importantes en el crecimiento y


desarrollo, el crecimiento alcanza las velocidades más elevadas y el desarrollo se caracteriza
por el logro de importantes hitos sucesivos en periodos muy cortos de tiempo. Es durante esta
fase en la que el menor logra su madurez inmunológica y adquiere habilidades y destrezas en su
desarrollo psicomotor que lo preparan para su ingreso exitoso al sistema educativo formal. En
un periodo tan importante para la formación del individuo, la alimentación y la nutrición
ocupan un lugar central, al proporcionar la energía y los nutrimentos necesarios para soportar
las exigencias del crecimiento y propiciar las condiciones para que se manifieste un desarrollo
óptimo.

La desnutrición proteico-calórica en general se asocia a alta irritabilidad, dependencia,


bajo nivel de frustración, temor, poca curiosidad así como alteraciones en la motivación y en la
emotividad. En algunos estudios que se realizaron con niños con déficit de zinc y anemia por
déficit de hierro se han demostrado conductas como pobre interacción con el ambiente, la
madre y juego menos activo y atento.

La falta de yodo es la principal causa de retardo mental y aminora el coeficiente


intelectual en aproximadamente 10 puntos.

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Los efectos en educación son igualmente alarmantes. La desnutrición afecta al
desempeño escolar a causa del déficit que generan las enfermedades asociadas, y debido a las
limitaciones en la capacidad de aprendizaje vinculadas a un menor desarrollo cognitivo. La
mayor probabilidad de enfermar hace que los niños y niñas desnutridos presenten una
incorporación tardía al sistema educativo y mayor ausentismo escolar, con lo que aumenta su
probabilidad de repetición y deserción. El déficit de micro nutrientes, en especial hierro, zinc,
yodo y vitamina A, se traduce en un deterioro cognitivo que deriva en un menor aprendizaje. A
modo de ejemplo, en un estudio longitudinal realizado en Chile se aprecia que el promedio de
repitencia es un 65% superior entre niños desnutridos (Fuente CEPAL).

Elaboración: CEPAL

3.3 El hambre . la desnutrición y el aprendizaje , un circulo vicioso

El hambre dificulta el aprendizaje en todas las etapas de la vida y, sin embargo, el


aprendizaje es un medio eficaz para hacer frente al hambre. Se puede crear un círculo vicioso:
los niños que padecen hambre llegan a ser adultos con trastornos y con oportunidades y
capacidades limitadas que terminan teniendo hijos que pasan hambre. Este círculo, que
menoscaba el desarrollo humano y económico, puede no obstante romperse combinando una
buena alimentación y la mejora del aprendizaje de modo que ambos se refuercen mutuamente
de una generación a otra y posibiliten el desarrollo de los países a largo plazo.

Así como los factores genéticos, la estimulación recibida y los factores


socioeconómicos, también las condiciones nutricionales durante el embarazo y la infancia
tienen un impacto importante en el desarrollo del cerebro. Tras la primera infancia, todavía es

16
posible mejorar el desarrollo cognitivo del niño, pero su capacidad fundamental está ya en
muchas maneras determinada

Durante la edad escolar (de 5 a 17 años), el hambre impide a los niños aprovechar al
máximo las oportunidades de aprender y desarrollar su mente. Muchos no van a la escuela, ya
que sus padres los necesitan en casa para ayudarles a producir alimentos o a ganar dinero para
comprarlos. Incluso cuando los niños consiguen ir a la escuela, no pueden concentrarse en las
clases si tienen hambre.

El hambre en la edad adulta no tiene los mismos efectos perjudiciales a largo plazo
sobre la capacidad intelectual que en etapas más tempranas de la vida, pero puede dificultar el
aprovechamiento de las oportunidades de aprender. Los adultos que pasan hambre tienen más
problemas para concentrarse cuando reciben capacitación, lo que les impide adquirir las
habilidades necesarias para hacer frente al hambre que ellos y sus hijos padecen.

3.3.1 ¿Cómo rompemos este círculo vicioso?

Para que esto suceda debe existir una fuerte decisión política, deben aplicarse con
programas serios y realistas y apoyarse en políticas económicas que apunten al desarrollo y al
crecimiento para que los resultados sean óptimos. Quizás parezca una utopía y algo difícil de
implementar, pero para comenzar a actuar se deben ordenar prioridades.

Se deben implementar acciones médicas, alimentarías, de estimulación temprana que


pertenecen al ámbito médico-social y éstas deben ser acompañadas con Programas de
saneamiento ambiental, de viviendas dignas, de provisión de servicios, de accesibilidad a la
educación inicial y redes de apoyo social comunitario , acciones que involucran a distintas áreas
de las estructuras gubernamentales – a las que es necesario convencer que una niñez sana es una
excelente inversión futura- y de la comunidad a través de sus líderes u Organizaciones. Estas
acciones requieren inversiones importantes y sus resultados son en el mediano plazo, pero no
por ello dejan de ser de absoluta prioridad.

El aprendizaje a su vez contribuye a romper este círculo. Un abordaje desde la


estimulación temprana (en los primeros tres años) y la psicomotricidad fortalecen el aprendizaje
y mejoran la calidad de vida, sentando las bases para el futuro desarrollo cognitivo y
permitiendo a una persona adquirir los conocimientos necesarios para escapar al hambre más
tarde en la vida. La aplicación de Estimulación Temprana y psicomotricidad resultan decisivas
para que se establezcan las conexiones entre las neuronas del cerebro en desarrollo del niño,
favoreciendo así su desarrollo, y permitiendo que pueda romperse este círculo entre hambre y
aprendizaje en el cual queda atrapado

Otro punto importante es la aplicación de la psicomotricidad en las escuelas. Creo que la


psicomotricidad debería implementarse de modo preventivo en las escuelas, y sobre todo en las
escuelas del Estado donde concurren niños con riesgo social. Se debería comenzar desde el
jardín y continuar durante la primaria, ya que seria una manera de prevenir trastornos y tratar a
tiempo cualquier tipo de dificultad que se presente, acompañando el aprendizaje y el desarrollo
cognitivo y motor del niño.

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6-BENEFICIOS DE LA PSICOMOTRICIDAD EN LA ESCUELA

“La educación psicomotriz debe ser considerada como


una educación de base en la escuela elemental. Ella
condiciona todos los aprendizajes preescolares y escolares;
éstos no pueden ser conducidos a buen termino si el niño
no ha llegado a tomar conciencia de su cuerpo, a
lateralizarse, a situarse en el espacio, a dominar el tiempo,
si no ha adquirido una suficiente habilidad de
coordinación de sus gestos y movimientos.” (Le Boulch,)

En el primer período del desarrollo, el dominio de la realidad se logra a través de actos


motores. El niño percibe el mundo exterior a través de su cuerpo y es con su cuerpo que entra
en relación con él. Todas las formas de relación, y el conocimiento es un aspecto de la relación,
están ligados a la acción corporal.

Desde sus primeras etapas el niño inicia una serie de aprendizajes, comienza a descubrir
cada día nuevas cosas, personas, movimientos, sonidos, luces, voces, etc. Para realizar estos
descubrimientos necesita del conocimiento y control de sus movimientos, los de su cabeza,
brazos, manos, ojos, boca, piernas, etc., Por lo tanto la educación psicomotriz constituye para el
niño, una ayuda fundamental que le permite lograr un mayor control y coordinación de sus
movimientos y por lo tanto una mayor actividad mental.

En palabras de P. Arnaiz (1988):


- En la pequeña infancia, toda educación es educación psicomotriz.
- En la mediana infancia, la educación psicomotriz sigue siendo el núcleo fundamental
de una acción educativa, que empieza a diferenciarse en actividades de expresión, organización
de las relaciones lógicas y los necesarios aprendizajes de escritura-lectura-dictado.
- En la gran infancia, la educación psicomotriz mantiene la relación entre las diversas
actividades que concurren simultáneamente al desarrollo de todos los aspectos de la
personalidad

Para Piaget, la actividad motriz es el punto de partida del desarrollo de la inteligencia,


ya que en los dos primeros años de vida no son otra cosa que inteligencia sensoriomotriz.

Es a través de sus posibilidades motrices como el niño descubre e investiga, manipula


los objetos y explora el espacio desarrollando su inteligencia práctica, que va unida a la
vivencia afectiva y a la motivación externa que despierta el interés del niño o de la niña para
dirigirse a los objetos.

El niño actúa sobre la realidad inmediata, presente y cercana, con esquemas de acción.
A partir de la acción el niño pasa a la representación mental, al simbolismo, a la figuración y a
la operación. La actividad corporal y las actividades sensoriales contribuyen de manera
fundamental al desarrollo de la inteligencia. El niño pequeño se expresa por gestos y toda la
comunicación con los otros es a través del movimiento. Esta comunicación esencialmente
motriz dura toda la primera infancia y evoluciona desde una manifestación descontrolada y
difusa de todo el cuerpo a unos niveles de autocontrol, cada vez mayores.

18
El siguiente paso para Piaget sería pasar de la acción a la reflexión, la interiorización de
la acción y es así como en el estadio preoperatorio, de los 2 a los 7 años aproximadamente,
aparece el símbolo como primer tipo de pensamiento al margen de la acción, pero que parte
inevitablemente de los esquemas de acción. Este paso madurativo permite al niño acceder a la
imitación, al juego simbólico, al lenguaje, al dibujo, etc.

Todavía, en esta etapa, su pensamiento es egocéntrico, contempla el mundo y todo lo


que contiene desde su propio punto de vista, necesita la relación con los otros para
autoafirmarse y acceder, a partir de los seis años, a la organización del espacio y estructuración
espacio-temporal.

El aprendizaje se inicia en base a un control del propio cuerpo es decir, si un niño


aprende a leer o a escribir, lo primero que debe controlar es su atención, y para esto necesita el
control de su propio cuerpo.

A medida que el niño controla su cuerpo, mejora sus capacidades de desplazamiento y


de entrar en relación con los objetos y personas que le rodean. El propio cuerpo es en el niño el
elemento básico de contacto con la realidad exterior. Para llegar a la capacidad adulta de
representación, análisis, síntesis y manipulación mental del mundo externo, de los objetos, de
los acontecimientos y de sus relaciones, es imprescindible que tal análisis, síntesis y
manipulación se hayan realizado previamente por el niño de forma concreta, y a través de su
propia actividad corporal.

Por ejemplo en los aprendizajes de la escritura el niño necesita ver, recordar y dibujar
las letras, además de hacerlo en un sentido, es decir escribir de derecha a izquierda. Entonces
debe utilizar y controlar su brazo, el movimiento de su mano y dedos para poder coger los
útiles como el lápiz, pincel, tiza etc. y de esta manera realizar la escritura.

Es en los primeros años de la vida del niño cuando el movimiento adquiere su máxima
dimensión como vía del conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea. Cualquier déficit
en esos momentos cruciales, sin lugar a dudas, va a redundar en problemas de aprendizaje,
socialización o de personalidad. De ahí que pensemos que un buen programa de
psicomotricidad es fundamental tanto para el pleno desarrollo del niño como para la prevención
de cualquier tipo de dificultades que, a la larga, conllevan al fracaso escolar.

La educación psicomotriz del niño es una ayuda fundamental para lograr un mayor
control y coordinación de su cuerpo y de sus movimientos, lo que facilitará sus aprendizajes, y
por lo tanto, un aumento de la capacidad intelectual del niño.

Como influye la psicomotricidad en los aprendizajes en la lectura, escritura y


matemática:

Para la lectura: El niño debe poder percibir las formas, las dimensiones, los números.
Debe percibir el orden de los elementos y asociar formas a sonidos. Lo cual implica:
-Una buena organización espacio temporal.
-La aceptación de un orden de circulación de izquierda a derecha.
-La aceptación de una correspondencia entre espacio y tiempo (izquierda antes,
derecha después)
-Facultad de memorización y evocación inmediata
-Facultad de simbolización.

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Para la escritura: las mismas aptitudes que para la lectura y tambien estar en
condiciones de dejar libre la mano que escribe y estar bien lateralizado.

Para el cálculo: Las mismas aptitudes que la lectura y escritura pero además:
-Poseer el concepto de cantidad y poder relacionarlo con el símbolo
correspondiente.
-Poseer el concepto de sumar, restar, multiplicar y dividir.
-Poseer la facultad de razonamiento y reversibilidad de pensamiento.

7-OBJETIVOS DE LA EDUCACION PSICOMOTRIZ

Se plantea a la educación psicomotriz como una alternativa en la acción educativa desde


una pedagogía activa, flexible y crítica que pondere el movimiento a fin de mejorar el
desarrollo de las capacidades intelectuales, afectivas y sociales a través del movimiento.

La Educación psicomotriz tiene como objetivo constituir un medio que favorezca la


evolución del esquema corporal, organización perceptiva, espacio-temporal y habilidades
físicas. La psicomotricidad tiene por objetivo ofrecer el soporte que permita al niño adquirir
unas percepciones y sensaciones que le permitan conocer y controlar su cuerpo y, a través de él,
conocer el mundo que le rodea.

Por lo tanto los objetivos que se propone alcanzar tienen como eje al cuerpo en los
siguientes aspectos:

-Su control y conciencia del mismo.


-Su postura controlada y económica.
-Su movilización armónica, con la intervención del tonismo, la respiración, el equilibrio
y las percepciones.
-Su ubicación espacial mediante un sistema representativo.
-Su adecuación temporal.

La aplicación de la psicomotricidad en la escuela desde el nivel de jardín de infantes


pretende cumplir con distintos objetivos:

 Utilizar los recursos que nos ofrece la psicomotricidad, como forma de mejorar
la relación interpersonal, la comunicación, y el respeto, en toda la comunidad
escolar.
 Favorecer y desarrollar el trabajo en equipo y la superación de las diferencias y
conflictos (aplicando técnicas psicomotrices).
 Desarrollar una actitud de escucha emocional, verbal y corporal que responda a
las necesidades ambientales y le de herramientas al niño para que responda a su
ambiente, logrando un dialogo tónico emocional satisfactorio.
 Llevar a cabo una metodología abierta, intencional y programada que integre
distintas perspectivas y nos permita observar y descubrir las potencialidades
psicomotrices infantiles, estimular su expresividad, respetar sus formas de
manifestación comunicativa y ayudarles a ajustar las posibles distorsiones
(bloqueos, agresividad, inhibición, inestabilidad y desajustes), a superarlas y/o a

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canalizarlas simbólicamente a través de manifestaciones susceptibles de ser
aceptadas en sus relaciones con los demás.
 Detectar con mayor claridad diversas patologías, especialmente disfunciones
cerebrales mínimas, perturbaciones auditivas y visuales y ciertas problemáticas
emocionales, para poder hacer la derivación correspondiente y orientar a la
familia.
 Favorecer a los niños con aprendizaje lento y a aquellos con alguna patología
definida dándoles la oportunidad de hacer a su ritmo.

¿Cómo debemos proceder los profesionales de la psicomotricidad con los niños en


la escuela?

 Ofreciendo a los niños un ambiente cálido y acogedor que les dé seguridad.


 Empleando un lenguaje claro y preciso que intente no evaluar.
 Siendo un referente de Ley (partenaire simbólico)para el niño proporcionándole
normas que le permitan desarrollar y contener su juego, anticipar y controlar
mejor situaciones que canalicen descargas y obtener la seguridad que da el saber
que el adulto hará que se respeten.
 Actuando como elemento de contención o desinhibición de la emocionalidad
excesiva, inhibida o agresiva, siendo para ello símbolo de firmeza, flexibilidad y
seguridad y canalizadores de sentimientos, deseos y emociones, incluyendo la
regulación de los conflictos.
 Escuchando, respetando e integrando, en la observación de las necesidades y en
las respuestas dadas a las mismas, el tiempo madurativo de cada uno a todos los
niveles y el particular de cada momento; mostrando para ello disponibilidad
corporal y psíquica que permita comprender, aceptar y ajustar esa respuesta a las
necesidades.
 Partiendo siempre de las competencias del niño, organizando para ello el
ambiente de modo que pueda desempeñarlas y progresar; valorar y apoyar verbal
y corporalmente sus logros
 Integrando las diferencias culturales utilizando como vehículo el placer del
movimiento y las diferentes capacidades de expresión y comunicación para
apropiarse juntos de placeres comunes, tónico-emocionales, sensoriomotores,
perceptivomotóricos y de representación simbólica.
 Introduciendo músicas y otras situaciones rítmicas, para apoyar y reforzar
actividades propuestas y desarrolladas por los niños/as.
 Favoreciendo la aparición, desarrollo y consolidación de procesos de
comunicación, y colaboración entre los niños y niñas, y entre estos y adultos:
-A partir de la expresión de las propias emociones.
-Ajustándose a las propias necesidades
-Descubriendo y compartiendo las de los otros.
-Desarrollando las capacidades empáticas que hacen posible en primer lugar la
conexión con las vivencias de los otros, para poder comprenderlos
progresivamente.
 Ayudando a expresarse espontáneamente y favoreciendo la repetición de
actividades sensorio-motrices que lo precisen, la autorregulación y la educación
de su capacidad sensitiva, partiendo de sus (propias) sensaciones intero, propio y
exteroceptivas (espontáneas); las obtenidas mediante el propio cuerpo a partir de
las vivencias impulsivo-emocionales, del movimiento, de la postura, del
equilibrio, de la respiración y mediante el mundo exterior (el espacio, los otros,
el tiempo).

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 Realizando propuestas que apoyen, maticen, canalicen o den alternativas a las
que plantean los niños, en respuesta a sus necesidades profundas y ayudándoles a
evolucionar.
 Potenciando en el niño la libre expresión de sí mismo.

8-TENDENCIAS DE LA EDUCACION PSICOMOTRIZ

-Método Psico-cinético (Le Boulch): Crea el método psicocinético, que define como un
método general de educación que utiliza como material pedagógico el movimiento humano en
todas sus formas.
Le Boulch (1986) dice que la sensomotricidad y la psicomotricidad expresan la estrecha
relación entre la actividad psíquica (cognitiva y socioafectiva) y la función motriz (sistema
nervioso y aparato locomotor) en una función, o resultante unitaria integrada y global que
mediante la constitución de sucesivas praxias, posibilita los aprendizajes cada vez más
complejos, a la vez que facilita los procesos de adaptación, comunicación e interacción con el
medio.
Le Boulch, doctor en medicina y profesor de Educación Física, desarrolla el método
psicocinético que parte de la consideración de la unidad psicofisiológica, implicando a la
vivencia del propio cuerpo y a las capacidades perceptivo motrices no sólo en las actividades
escolares, sino, además, en aquéllas de ocio, sociales o profesionales.

El método psicocinético se caracteriza por:

-Ser un método que busca un mejor conocimiento de si mismo a la vez que una
autonomía personal.
-Da gran importancia a la experiencia vivida. El niño comprende una situación nueva
por medio de su exploración y no por referencia a la experiencia de su maestro.
-La utilización de la actividad grupal. Sienta las bases sobre las que se desarrollarán
otros aspectos de la educación, como los aprendizajes escolares.

Los trabajos de Le Boulch abrieron una vía pedagógica que hoy se considera
fundamental en Educación Física de base.

- El método psicopedagógico (Picq y Vayer): Utiliza la Educación Física como


acción psicopedagógica y psicológica con el fin de normalizar o mejorar el comportamiento del
niño. Busca la construcción del "yo corporal" infantil, siendo el objetivo final la independencia
corporal del niño respecto del adulto. Toma como punto de partida el desarrollo psico-biológico
del infante y considera a éste como una unidad proponiendo rehacer las etapas de su desarrollo
psicomotor pérdidas, tiene como fines precisos la readaptación y busca:
 normalizar o mejorar el comportamiento general.
 Facilitar los aprendizajes escolares
 Servir de base a la preformación, es decir, preparar la
educación de las capacidades que se solicitaran en el
aprendizaje.

-La educación Vivenciada (Lapierre y Acucouturier): Su metodología se basa en


las diversas situaciones que deben ser vivenciadas por el niño, y en las que la observación del

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mismo y la acción del educador son más importantes que la posible programación. Buscan
colocar a los niños en una situación de creatividad y autoaprendizaje.

La práctica psicomotriz, apoyada en los principios de Aucouturier, no enseña al niño los


requisitos del espacio, del tiempo, del esquema corporal, sino que lo pone en situación de vivir
emocionalmente el espacio, los objetos y la relación con el otro, de descubrir y descubrirse,
única posibilidad para él de adquirir e integrar sin dificultad el conocimiento de su propio
cuerpo, del espacio y del tiempo.

A través de la práctica psicomotriz el niño vivencia emocionalmente el espacio, los


objetos, a los otros. La posibilidad de descubrir y descubrirse que proporciona esta práctica
brinda al niño la mejor oportunidad de adquirir e integrar el conocimiento del cuerpo, el espacio
y el tiempo.

La práctica psicomotriz tiene como finalidad favorecer la expresividad psicomotriz del


niño y, posteriormente, su desarrollo hacia tres objetivos que se complementan y enriquecen
mutuamente:

1) Abrir al niño a la comunicación.

2) Estimular la creación.

3) Favorecer la descentración.

Estos términos deben concebirse como una tríada indisociable.

Comunicación: Está en relación al adulto y a los otros niños. La práctica psicomotriz


favorece la interacción a través del placer del movimiento compartido. Se trata de poner al niño
en relación con el otro antes de pretender de él un trabajo intelectual.

Creación: Ésta se ve incentivada ante la posibilidad de usar los objetos, el espacio y el


propio cuerpo de manera no estereotipada.

Descentración: Hablamos de descentración en el plano afectivo-cognitivo, que implica


la capacidad del niño de poner distancia de sus emociones y poder ponerse en el lugar del otro.
Además, la práctica psicomotriz es un prerrequisito para acceder a un pensamiento operativo.
Para llegar a él es necesario que el niño viva primero ciertas nociones con su cuerpo a través,
por ejemplo, del descubrimiento psicomotor de los opuestos (grande-chico), a través de
nociones de igualdad-desigualdad y de la práctica de actividades como armar y desarmar;
ordenar y desordenar. El niño realiza el descubrimiento de los contrastes y sus asociaciones; por
ejemplo, grueso y pesado como diferente de fino y liviano, iniciando así la posibilidad de
representar mentalmente los objetos y las relaciones entre ellos. De esta forma, puede ir
accediendo a un pensamiento reversible que ha constatado vivencialmente y que es tan
importante en el pensamiento operatorio.

23
9-TERAPIA PSICOMOTRIZ

La terapia psicomotriz tiene como objetivo general la rehabilitación global del individuo
a través del movimiento y utilizando el cuerpo como vía de expresión para una mejor
armonización de la unidad cuerpo-psiquis y una más adecuada utilización del cuerpo en el
tiempo y en el espacio potenciando las cuatro áreas principales de la persona: área cognitiva,
emocional, relacional y motora.

La terapia psicomotriz se dirige a aquellas personas cuya utilización, imagen y


atribuciones corporales están alteradas por dificultades psicológicas, neurológicas o
psiquiátricas, su finalidad radica en proporcionarles o restituirles mejores posibilidades de
adaptación, un mejor estar en el tiempo y en el espacio y una buena imagen corporal que facilite
o mejore así su relación con los demás.

En líneas generales, los objetivos pueden ser diversos y se estructuran alrededor de un


mejor conocimiento del cuerpo y de la búsqueda de un estar mejor. La intensificación de las
conexiones que cada uno establece entre sensaciones, emociones (afectos) y pensamientos
pueden culminar en una mejor armonización de la unidad somatopsíquica y, en consecuencia,
en una más adecuada utilización del cuerpo-instrumento en el tiempo y en el espacio.

En la terapia psicomotriz el psicomotricista debe escuchar el cuerpo del sujeto,


interpretar movimientos incoordinados, su movilidad, sus estereotipos, valorizar el tono como
medio de comunicación. Permitiendo que tenga una adecuada imagen corporal, pese a un
esquema corporal alterado, a partir de un abordaje terapéutico global e interdisciplinario.

El cuerpo es un medio de relación, de comunicación con otro, el cuerpo y el movimiento


son la expresión del mundo interno. Abordamos un cuerpo con significado, ya que el propio
cuerpo no se reduce a lo real sino que mediatiza todo un mundo de lo imaginario. Es importante
generar un cuerpo global, produciendo un movimiento proyectivo e introyectivo de su
representación corporal, a partir de un abordaje integral, posibilitando a estos sujetos un
máximo de experiencias sensoriomotrices para que encuentren el placer del movimiento,
plataforma indispensable para la evolución de sus bloqueos. El placer sensoriomotriz crea la
unión entre las sensaciones corporales y los estados tónico emocionales y permite el
establecimiento de la globalidad.

La terapia psicomotriz permite al niño desarrollar sus posibilidades, encontrarse con sus
limitaciones, cotejar en el espacio de la sesión su manera de ser “sujeto psicomotor” Favorecer
así que pueda reinscribir o quizás esbozar por primera vez, esa modalidad que le va a permitir
apropiarse de su cuerpo para la relación, la comunicación, el aprendizaje cotidiano de ser sujeto
activo, potente.

El psicomotricista provee para ello un espacio (grupal o individual), donde el paciente


pueda poner en juego su sensorialidad, su sensomotricidad, su sexualidad, su emocionalidad.
Siempre respetando la forma particular y propia de usar su cuerpo, su manera de descubrirlo, de
conocerlo, articulado sobre la comprensión plena.

24
10-OTROS ABORDAJES: ESTIMULAR Y PROMOVER LA
RESILIENCIA

“Una infelicidad no es nunca maravillosa. Es un fango helado, un


lodo negro, una escara de dolor que nos obliga a hacer una
elección: someternos o superarlo. La resiliencia define el resorte
de aquellos que, luego de recibir el golpe pudieron superarlo.”
Boris Cyrulnik (Paris marzo 1999)

Junto con la estimulación desde la Educación creo conveniente fomentar la resiliencia


en las distintas etapas (embarazo, nacimiento, niñez y adolescencia) en las familias con riesgo
social. A continuación se explicará el concepto de resiliencia, el beneficio de su estimulación y
la forma de realizar este abordaje desde la psicomotricidad.

¿Qué entendemos como resiliencia? La resiliencia es la capacidad universal que


permite, a una persona, un grupo o una comunidad, impedir, minimizar o superar los efectos
dañinos de la adversidad. Puede transformar o hacer más fuerte las vidas de los resilientes. No
solamente posibilita un desarrollo normal dentro de las condiciones de adversidad, sino que
tambien puede promover un crecimiento más allá del nivel actual de funcionamiento. No
solamente debe activarse en circunstancias desfavorables, sino que lo ideal es promoverla
dentro de las condiciones normales de desarrollo como un factor de protección.
(Grotberg ,1997).

La resiliencia tiene dos componentes importantes: la resistencia a la destrucción y la


capacidad para reconstruir sobre circunstancias o factores adversos. El desarrollo del concepto
de resiliencia ayuda a ver con claridad que existe esa dimensión en las personas y aporta una
nueva mirada esperanzadora y optimista.

Individuos resilientes: Son aquellos que al estar insertos en una situación de


adversidad, es decir, al estar expuestos a un conglomerado de factores de riesgo, tienen la
capacidad de utilizar aquellos factores protectores para sobreponerse a la adversidad , crecer y
desarrollarse adecuadamente, llegando a madurar como seres adultos competentes, pese a los
pronósticos desfavorables.

Junto con los factores de riesgo que están presentes en la situación de pobreza, existen
mecanismos que logran proteger al individuo. De este modo, una intervención psico-social de
carácter preventivo debería considerar su accionar a través de los factores externos en una
forma integral y considerando la promoción de la resiliencia y de la participación comunitaria.
Promover la resiliencia es reconocer la fortaleza más allá de la vulnerabilidad. Apunta a
mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, según ellos
perciben y se enfrentan al mundo.

Como psicomotricistas, tanto desde la salud como desde la educación, podemos


desarrollar acciones que promuevan la resiliencia durante las distintas etapas del desarrollo
psico-social (embarazo, recién nacidos, niñez, adolescencia, vida adulta).

Embarazo y parto

Período prenatal: niño (feto) durante el embarazo:

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El reconocimiento de las múltiples capacidades del cerebro fetal y de las adquisiciones
fundamentales que se realizan en esta etapa, hacen que este período sea de gran importancia
para el establecimiento de la resiliencia a lo largo de la vida. Durante los nueve meses del
embarazo, se construye el cerebro humano, se inicia el desarrollo de los sentimientos, se
comienza a establecer la sensibilidad emocional y comienza el funcionamiento del sistema
nervioso. Todo aquello que favorezca este desarrollo ha de tener consecuencias positivas para
hacer del niño un ser resiliente.

En este período hay una unidad simbiótica niño-madre. Podemos mencionar entre las
medidas más importantes para promover la resiliencia durante la etapa del embarazo y parto las
siguientes:

• Comunicarse a menudo con su feto, pensando en él y hablándole con voz suave, tarea
en la que debe participar también el padre, especialmente a partir del quinto mes de
embarazo.
• Cantarle, tararearle canciones familiares y exponerlo a música suave adecuada al
medio socio-cultural en que está creciendo. Es de señalar que estudios recientes
muestran la proximidad y la asociación entre el desarrollo del centro cerebral de
sensibilidad musical y el de capacidad lógico-matemática.
• Acariciarlo con suavidad a través del vientre materno.
• Alimentarse adecuadamente, tener actividad física moderada, evitar totalmente el
alcohol, el cigarrillo o cualquier otra sustancia adictiva o potencialmente tóxica.
• Prepararse los pechos para una lactancia exclusiva y prolongada, como manera de
fortalecer el apego o vínculo madre-hijo.
• Incluir al padre y a los hermanos en algunas de estas acciones, y preparar a la familia
para la llegada del nuevo miembro.

El recién nacido

El nacimiento es uno de los cambios más trascendentes que el ser humano debe
enfrentar.
Debe pasar del confortante calor del útero materno a la frialdad y rudeza del mundo exterior. En
cuestión de segundos debe establecer funciones vitales como, por ejemplo, la respiratoria. El
nacimiento es una verdadera prueba de la resiliencia biológica y psicológica acumulada hasta el
momento. En lo psicológico, esos primeros momentos de la vida extrauterina son de gran
influencia en su futura personalidad y en el establecimiento de la relación afectiva con su madre
(apego).

El recién nacido no podría subsistir sin los cuidados del adulto, es incapaz de conseguir
alimento o abrigo, está necesitado de afecto y en estado de adaptación como consecuencia del
nacimiento (el cambio térmico, la intensidad de los ruidos, el contacto con la luz y el aire, el
manipuleo de quienes lo reciben, etc.). En estos cambios que se suceden en pocas horas, el
recién nacido puede seguir unido a su etapa anterior protegida (el útero materno) por medio de
los latidos del corazón materno, que ha escuchado desde el interior del útero y puede
recuperarlos si lo aproximan al pecho materno. Ese rítmico sonido familiar, junto con el calor
de los brazos maternos, le permiten al recién nacido experimentar una sensación de seguridad
en medio de la conmoción que significa nacer.

26
Si bien los modelos de familias cambian, la función que permanece fija es la de la
reproducción biológica y cultural. La especie, y la sociedad, tienen así asegurada la
continuidad.
La relación con esos adultos significativos es crucial para el establecimiento de la resiliencia en
la persona que llega al mundo. Esta función reproductora de la familia puede cumplirse en la
medida en que se satisfagan las necesidades básicas del niño: alimento, abrigo, cuidado y
afecto. Sólo así se asegura que el niño sobreviva y pueda asimilar los aprendizajes que le
permitan incorporarse a la sociedad. La primera figura significativa en la vida afectiva del niño
es la madre, o quien ejerza su función, fuente de afecto y cuidados para que la criatura pueda
subsistir biológicamente, desarrollarse psicológicamente e integrarse socialmente. También es
importante la figura del padre, con los distintos papeles que le asigna cada cultura.

Durante el nacimiento, e inmediatamente después de éste, la madre y el padre, pueden


efectuar diversas acciones que favorecerán el desarrollo y la resiliencia del niño. Entre ellas,
podemos destacar las siguientes:

• Asegurar la presencia del padre (o la figura paterna) durante el parto y el período perinatal;
• Abrazar al bebé inmediatamente después del parto, hasta antes de que hayan cortado el cordón
umbilical;
• Colocar al bebé sobre el pecho, entre los senos;
• Iniciar cuanto antes el contacto del bebé con el pecho, para aprovechar el calostro, de gran
valor inmunitario contra las infecciones;
• Darle al bebé masajes rítmicos y repetitivos, muy suaves, y continuarlos con regularidad en
los primeros meses de vida;
• En cuanto el bebé esté alerta, hacer que su mirada se encuentre con la de la madre;
• Hablarle al bebé, usando palabras melódicas y tranquilizadoras;
• Mantener al bebé al lado de la madre.
• Incorporar prontamente el bebé a la familia, e incluir al padre en las tareas de estimulación y
de higiene.

El niño de 0 a 3 años de edad

Desde el nacimiento, el niño inicia un camino de descubrimiento del medio que lo rodea
y de sí mismo. A partir de la relación simbiótica que tiene con su madre se irá definiendo como
individuo. El vínculo del bebe con su madre, necesario para su desarrollo, se fortalece con la
lactancia materna. Esta debe establecerse inmediatamente luego del parto y mantenerse, en lo
posible por lo menos hasta los 4 ó 6 meses de vida. El niño reconocerá a su madre ya no sólo
por su ritmo cardíaco, sino también por el olor, la manera de sostenerlo, la presión de sus
brazos, el tono de su voz, etc. A través de la lactancia el bebé recibe no sólo el alimento que le
permite subsistir, sino también el afecto materno.

Al principio el niño es sólo receptor del afecto de la madre. A medida que crece
aprende a responder a las expresiones de la madre, la busca con la mirada, pide una proximidad
física con ella, le dirige sonrisas y aprende a besarla y abrazarla. Más adelante, el lenguaje oral
le permite tener otras formas de expresión. Intercambiar afectos y poder expresarlos de distintas
formas, es uno de los aprendizajes más importantes de la infancia y uno de los componentes
esenciales de su futura resiliencia. Sentirse querido significa, para cualquier niño, sentirse
aceptado y valorado. Puede intentar resolver o superar situaciones difíciles apoyándose en la
seguridad afectiva de ser aceptado. El niño necesita de afecto incondicional. Aquel que perdura
sin exigencias, que no depende de su comportamiento. No se da como premio cuando el niño se
somete a las exigencias del adulto, ni se retira como castigo por los caprichos, por fracasos o

27
por transgredir las normas. Tampoco depende del logro en los aprendizajes. El amor sin
exigencias ni condiciones le muestra al niño que él vale por sí mismo, con sus posibilidades y
limitaciones. Es una fuente de tranquilidad, de seguridad y de autoestima. Ese afecto
incondicional es, posiblemente, la base primordial de la resiliencia.

Desde el nacimiento se inicia un camino que conduce gradualmente a la autonomía. El


proceso de crecimiento y desarrollo conduce al niño, en general, a un aumento gradual de
independencia: aprenderá a asir cosas, a sentarse, a gatear, a caminar, a hablar, a controlar
esfínteres, a comer solo, a ir al jardín maternal, etc. A medida que deja de ser bebé, el apoyo
que recibe el niño para su aprendizaje le confirma sus posibilidades para realizar los nuevos
logros que trae el desarrollo. Los logros que realiza tienen un recorrido que incluye errores.
Darle confianza al niño le facilita la superación de los errores que forman parte de su
aprendizaje, siempre dentro de las posibilidades de éste. Ello genera confianza en sí mismo. La
confianza en sí mismo permite tolerar frustraciones. El niño puede aceptar así los límites y las
prohibiciones que los adultos le colocan. Los límites protegen al niño de los peligros, tanto
físicos como sociales y emocionales. El establecimiento gradual y persuasivo de límites puede
ser una manera de formar la resiliencia del niño.

Los padres pueden promover la resiliencia en esta edad son entre otras , las siguientes
medidas:

• Proveer amor incondicional, expresarlo física y verbalmente, ya sea tomándolo en


brazos, acunándolo, acariciándolo o usando palabras suaves para calmarlo, confortarlo y
alentarlo a que se calme por sí mismo (favoreciendo así la relación de apego)
• Prologar la lactancia materna inmediatamente después del nacimiento y que se
mantenga como alimentación exclusiva por 4 ó 6 meses y extenderla hasta el primer
cumpleaños.
• Crear comportamientos que comuniquen confianza, optimismo y fe en buenos
resultados, para niños de 2 a 3 años de edad.
• Felicitar por logros y progresos tales como control de esfínteres (a la edad debida),
autocontrol, progresos en el lenguaje o cualquier otro avance en su desarrollo.
• Estimular a los niños de 2 a 3 años para que intenten hacer cosas por sí mismos con un
mínimo de ayuda de los adultos.
• Reconocer y nombrar los sentimientos del niño y, así, estimularlo para que reconozca
y exprese sus propios sentimientos y sea capaz de reconocer algunos sentimientos
en otros (por ejemplo: tristeza, alegría, pena, felicidad, enojo, etc.).
• Usar el desarrollo del lenguaje para reforzar aspectos de resiliencia que lo ayuden a
enfrentar la adversidad. Por ejemplo, decirle "yo sé que lo puedes hacer" impulsa su
autonomía y refuerza su fe en sus propias destrezas para resolver problemas; de la
misma manera, decirle "yo estoy aquí, contigo" lo reconforta y le recuerda que hay una
relación de confianza de la que puede estar seguro.
• Alrededor de los tres años, preparar al niño para situaciones desagradables o adversas
(gradualmente, si fuera posible), hablando sobre ellas, leyéndole libros, en juegos de
relación, etc.
• Equilibrar la libertad de exploración con apoyos seguros.
• Ofrecer explicaciones y reconciliación, junto con reglas y disciplina.
• Darle al niño consuelo y apoyo en situaciones de estrés y riesgo.

El niño de cuatro a siete años de edad

28
El niño, en esta etapa, es muy activo: el juego es el centro de sus actividades.
Gradualmente, el juego con los pares reemplaza el juego solitario. El juego simbólico (a la
mamá, al papá, a la maestra) permite revivir situaciones, resolver conflictos, anticipar
conductas, etc. Este juego dramático permite que el niño ensaye y elabore interacciones con la
realidad.
Con un buen dominio del lenguaje, sus razonamientos son expresados a adultos y pares.
Plantea preguntas sobre todo aquello que lo rodea y es muy curioso e indagador. Si las
respuestas no lo satisfacen, insiste en su búsqueda. Percibe cuándo los adultos quieren eludir
temas que les resultan difíciles, como los que tienen que ver con la sexualidad. Más allá de cada
etapa, la necesidad de afecto es una constante en la vida del ser humano, y es esencial para
establecer y fortalecer la resiliencia. Esta necesidad se expresa de distinta manera, según el
momento. Como a los 5 ó 6 años, varones y mujeres se identifican con el padre del mismo sexo.
Ello se nota en la expresión de los deseos de parecerse a ellos, ser igual a y trabajar junto con
ellos. La necesidad de afecto traspasa los límites del marco familiar. El cariño entre el niño y
los adultos de su barrio o comunidad, los maestros, etc., colaboran como sostén del crecimiento
infantil. Son marcos de seguridad adicionales que pueden resultar significativos en la vida de
los niños y que les ayudan al despegue familiar para una mejor inserción en la comunidad y una
mejor preparación para enfrentar adversidades. En las relaciones con los pares cada niño
necesita sentir que ocupa un lugar en el grupo, que es aceptado y querido por algunas de sus
condiciones.

La salida del ámbito familiar hacia instituciones educativas formales (jardines infantiles,
escuelas), significa un paso muy importante en la adquisición progresiva de independencia y
autonomía (socialización secundaria). Tanto la actividad lúdica, la estimulación recibida en los
jardines infantiles y las tareas escolares, constituyen una actividad de la que queda excluida la
familia. Es la primera experiencia individual y propia del niño, por separado de sus padres.
Ese paso tan importante en el logro de conductas independientes necesita un acompañamiento
para que resulte positivo y no negativo. El niño se apoyará en el sentimiento de confianza
básica para enfrentar un medio nuevo, con adultos y niños desconocidos, con actividades cuyas
dificultades no puede prever, etc. En este pasaje de la familia a las instituciones escolares el
niño debe ser orientado y respaldado por los padres y por la escuela o jardín infantil. Una vez
adaptado el niño a sus actividades escolares, la relativa independencia ganada con el
reconocimiento social de una actividad propia lo conducirá a aquellas situaciones que puede
manejar con autonomía, a aquellas para las cuales necesita ayuda y a aquellas para las cuales
ofrecerá ayuda. Es decir, la independencia y la cooperación son dos aspectos del proceso de
integración social. El niño necesita ser orientado en su aprendizaje de independencia para
sentirse protegido, sin interferencias negativas que prolonguen innecesariamente su
dependencia.

Las acciones para promover la resiliencia en un niño de esa edad, que pueden efectuar
los padres, y los maestros desde el colegio pueden ser:

• Ofrecerle y demostrarle cariño incondicionalmente.


• Enseñarle técnicas para que se calme y pueda comunicar sus problemas.
• Moldear en él comportamientos resilientes frente a desafíos tales como problemas
interpersonales, conflictos o adversidades; demostrar los comportamientos apropiados
en diferentes situaciones; promover el valor, la confianza, el optimismo y la autoestima
de manera permanente.
• Reforzar normas y reglas, suprimiendo privilegios y otras formas de disciplina que
establezcan límites al comportamiento negativo y muestren algunas consecuencias de él,
sin humillar al niño.

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• Felicitarlo ante logros tales como armar un rompecabezas o leer un cuento, o por
conductas positivas como dejar los juguetes ordenados o expresar su enojo sin estallar
en berrinches.
• Animarlo a que actúe independientemente, con un mínimo de ayuda adulta.
• Continuar ayudándolo en su aprendizaje de reconocer sentimientos propios y ajenos.
• Continuar ayudándolo a conocer su propio temperamento así como el temperamento
de los adultos que lo rodean.
• Exponerlo gradualmente a situaciones adversas y prepararlo para ellas mediante
conversaciones, lecturas, e identificación y discusión de factores de resiliencia que
puedan serle útiles.
• Alentarlo a que demuestre simpatía y afecto, a que sea agradable y a que haga cosas
lindas para los demás.
• Animarlo a que use sus destrezas para la comunicación y la solución de sus problemas,
para resolver conflictos interpersonales o pedir ayuda de otros cuando la necesite.
• Equilibrar tanto la provisión de ayuda como la estimulación de la independencia del
niño.
• Ofrecerle comprensión y oportunidades de reconciliación junto con la exigencia del
cumplimiento de reglas y normas.
• Aceptar sus errores y fallas, pero al mismo tiempo orientarlo para que mejore.
• Darle consuelo y aliento en situaciones estresantes.
• Promover y desarrollar la flexibilidad en él para que opte por distintos factores de
resiliencia como respuesta a situaciones adversas, por ejemplo, buscar ayuda en vez de
seguir solo en una situación muy difícil; mostrar simpatía y comprensión en vez de
continuar con enojo y miedo; compartir sentimientos con un amigo en vez de continuar
sufriendo a solas.

El niño de ocho a once años de edad

Esta es la etapa del "niño productor". Sus actividades se centran en aprender las
habilidades de la vida diaria, especialmente las del trabajo escolar. Espera tener éxito en
su aprendizaje y proyectar una imagen positiva y de triunfador. Desea tener amigos
íntimos y ser objeto de la aceptación y aprobación de sus pares. Desarrolla tareas
individuales y colectivas. Paulatinamente, los pares van cobrando una importancia cada
vez mayor en su vida. Si no logra éxito en las actividades comunes, se siente inferior y
se vuelve extremadamente susceptible a sus limitaciones. El manejo adecuado de los
fracasos por parte de los padres y maestros sería hacer un análisis sobre cómo se
produjeron, y generar opciones de solución en conjunto. De esta manera se coopera a la
formación de la resiliencia.

Durante los cambios de la pubertad hacia el final de esta etapa, aparecen


modificaciones en la relación del niño con su familia. Aumentan los conflictos, no
quiere ser tratado como niño pequeño pero tampoco como mayor, se observan cambios
emocionales rápidos e inexplicables que lo hacen pasar de la risa al llanto. El amigo
íntimo, o la amiga íntima asume un lugar de privilegio sobre otras relaciones. Al niño le
cuesta mucho más que antes aceptar límites y a los padres saber qué límites poner; todo
puede ser sometido a cuestionamientos. Esas conductas expresan un conflicto que
llevará unos diez años resolver: lograr la propia identidad. Para ello necesita separarse
afectivamente de las figuras de sus padres para comportarse como sujeto autónomo, con
deseos, emociones y criterios propios. Una fuerte definición de identidad constituye uno
de los pilares de la resiliencia.

30
El cuerpo infantil, que conocía y dominaba, comienza a modificarse, al final de
esta etapa, de diferentes maneras y en forma rápida, produciendo una gran inseguridad.
Aparece la torpeza en lugar de la destreza habitual; nota cambios afectivos que no puede
explicar y un entorno que le reclama conductas de grande, mientras le hace ver que aún
es un niño. Estos cambios le crean una sensación de inseguridad e incertidumbre. Para
que la confianza regrese es de gran ayuda que el niño- púber conozca los cambios que se
produzcan en él y que entienda que son parte de un hecho positivo: su crecimiento
físico.
Si el púber vive esas modificaciones con plenitud, no se avergonzará, de los distintos
cambios que experimente (cambio de voz en los niños o el crecimiento de las mamas en
las chicas por ejemplo) sino que los tomará como los cambios que le permitirán
transformarse de niño, o niña, en joven. Sabrá, entonces, cuál es el recorrido y el
significado de sus modificaciones, y conocerá las funciones sexuales que tendrá que
incorporar en la elaboración de su identidad. Todo ello le ayudará a recuperar la
confianza básica en sí mismo y las posibilidades de sobreponerse a las adversidades de
la vida.

La pubertad y la adolescencia marcan el período en que la marcha hacia la


independencia se acelera. Ese proceso de aprendizaje se basa en los aprendizajes que se
realizaron en la infancia. Se apoya también en los sentimientos de confianza básica que
permiten avanzar y retroceder en la búsqueda de la independencia, sin desanimarse en
los retrocesos.

Aparte de las acciones que se transmiten en la edad anteriormente citada, que


deberán seguir transmitiéndose en esta etapa, son de utilidad algunas otras para el
fortalecimiento de la resiliencia a esta edad a saber:

• Comunicarle y negociar con él acerca de su creciente independencia, sus


nuevas expectativas y nuevos desafíos.
• Equilibrar el desarrollo de la autonomía con la ayuda que debe estar siempre
disponible, pero nunca ser impuesta.
• Desarrollar comportamientos consecuentes que transmitan valores y normas,
incluyendo factores de resiliencia.
• Alentar la comunicación de hechos, expectativas, sentimientos y problemas
para que se discutan y compartan.

El adolescente de 12 a 16 años de edad

Durante esta etapa continúan los cambios púberos y parte de la crisis de identidad se
centra en el cuerpo. Hay un conflicto en el joven que ahora tiene su cuerpo con funciones
sexuales adultas, pero una organización psico-social con características infantiles. El
crecimiento rápido de los adolescentes desorienta también a los padres y muchas veces no
saben si tratarlos como a niños o mayores. Perciben que el hijo está cambiando y que van
perdiendo al hijo-niño.

También el joven percibe la pérdida de su propia infancia, de las figuras paternas que lo
acompañaron en esos años y del cuerpo que materializaba una identidad de niño. Su relación
con los padres irá cambiando para transformarse al final de la adolescencia en una relación de
adultos. Mientras tanto, el joven tratará de separarse de las figuras parentales. Busca una
identidad propia, distinta, que lo distinga del padre y de la madre. Los conflictos familiares se

31
incrementan. Los adolescentes cuestionan las normas paternas, no aceptan las opiniones de los
padres sobre sus amistades: buscan la diferencia para llegar a la afirmación de lo propio, lo que
puede reproducirse o agudizarse como una rebeldía que genera dificultades en la vida cotidiana.

Dentro del grupo de los jóvenes, los adolescentes están en una particular etapa de
formación. Sus mentes están abiertas a recibir conocimientos, adquirir aptitudes y absorber
valores. Sus actitudes aún están en formación. Necesitan adquirir conocimientos prácticos y
aptitudes para la vida, además de acceso a los servicios de salud reproductiva y la información
al respecto, tanto para su propio bienestar como para su más plena participación en el desarrollo
de sus países. La pobreza agrava los retos y los riesgos de la adolescencia; obliga a muchos
padres y madres a enviar a sus hijos a trabajar, a menudo en condiciones peligrosas. Muchas
niñas y muchos niños varones no tienen oportunidad de recibir una educación. Como
profesionales de la salud es muy importante por este motivo intervenir (si no se hizo
anteriormente) en esta etapa, para evitar problemas mayores y obviamente costos sociales más
altos.

Es muy importante para los jóvenes encontrar figuras de adultos que les sirvan de puente
para la salida del círculo familiar, sea en la escuela, en el trabajo, en el deporte o en otras
actividades comunitarias. El adulto significativo ha sido descrito como un componente esencial
de la resiliencia.

Para fortalecer la resiliencia en esta etapa de la vida, se puede tomar algunas acciones
con los propios adolescentes y otras con los adultos encargados de ellos. Entre las primeras
están aquéllas con las que se trata de reforzar los rasgos de los jóvenes resilientes para que ellos
mismos puedan tomar el control de sus vidas y afrontar dificultades con las mejores
herramientas. Por ejemplo:

• Estimular el desarrollo de las capacidades de escuchar, de expresión verbal, y no


verbal y de comunicación en general.
• Fortalecer la capacidad de manejo de la rabia-enojo y de las emociones en general.
• Reforzar la capacidad de definir el problema de optar por la mejor solución y de
aplicarla cabalmente.
• Ofrecer preparación para enfrentar las dificultades del ingreso al mercado de trabajo.

Entre las medidas que se puede tomar con padres y educadores cabe mencionar las
siguientes:
• Reforzar los conceptos de protección familiar y procreación responsable.
• Fomentar la habilidad de reconocer esfuerzos y logros.
• Desarrollar la capacidad de comunicación afectiva con los adolescentes.
• Aclarar los roles desempeñados dentro de la familia y favorecer el establecimiento de
límites razonables para cada uno de los miembros.
• Favorecer la presencia de, al menos, un adulto significativo para el adolescente.

Quienes se encargan del cuidado de niños y adolescentes son quienes pueden prestar
especial importancia a la estimulación de los pilares de la resiliencia a partir de su interacción
con ellos. Esto significa estar atentos para incentivar situaciones en las que niños y jóvenes:

• Sientan afecto y aceptación.


• Desarrollen confianza básica en sí mismos y en el medio en el que se desarrollan.
• Organicen una independencia responsable conforme a sus posibilidades.

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La psicomotricidad como disciplina deberá actuar, desde salud o educación, en los
casos en que se descubran problemas en el cuidado de los niños, antes de que éste se torne
permanente, o promoviendo el desarrollo del niño y su resiliencia desde un enfoque preventivo.

¿Cómo pueden realizarse estas acciones? Mediante entrevistas planificadas o


esporádicas, visitas domiciliarias, visitas al centro de salud, entrevistas con escolares y padres,
en situaciones problemáticas entre niños y adultos, etc. Estas acciones pueden ser aleatorias o
planificadas, ya sea en el plano de la atención individual o en el de la comunidad. Deben
integrarse en programas de nutrición, salud y educación, y los ámbitos de aplicación en que se
puede actuar para fortalecer la resiliencia son muy variados: la casa, la calle, el comedor infantil
o escolar, la escuela, la comunidad, el centro de salud, etc. Un programa diseñado para
fomentar la resiliencia debe apoyarse en todo un sistema de desarrollo social y estar dirigido al
refuerzo de sus factores protectores, a la formación de la autoestima del joven, al aumento de su
competencia social, y al desarrollo de su capacidad de solucionar problemas. Debe ser, por lo
tanto, un programa basado en la comunidad y de naturaleza interdisciplinaria, porque de esa
manera puede abarcar los ámbitos en que se desarrollan las vidas de niños y adolescentes.

Abordaje desde la psicomotricidad

El abordaje puede hacerse según las distintas etapas de diversas maneras:

 Durante la etapa que abarca el embarazo, la lactancia y hasta los tres primeros años el
abordaje debe realizarse desde la Estimulación Temprana, implementando estrategias
tendientes al acompañamiento del desarrollo armónico de los niños y a la detección de
sus alteraciones. Con propuestas que tiendan a favorecer por ejemplo: el armado del
aparato psíquico, el desarrollo de la función simbólica, el juego, el acompañamiento de
la función materna, la detección de signos que puedan alterar el desarrollo psicomotor ,
para así anticiparse a la aparición de posibles efectos indeseables.

Este proyecto puede ser organizado en forma de taller con madres e hijos, dentro del
centro comunitario del Barrio o en centros de Salud próximos al barrio. Allí mismo se
pueden organizar charlas abiertas sobre temas relacionados con las necesidades de los
niños, el desarrollo normal, cuidados de la salud (peso, desnutrición, diarrea, detección
de signos preocupantes, conductas esperables dentro del desarrollo normal, la
importancia del juego en el desarrollo del niño etc.) Junto con estas charlas en el taller
se organizaran juegos con las mamas con el objetivo de estimular y acompañar el juego.
Para ello se ofrecerán distintos tipo de juguetes (autitos, muñecos, casitas, cubos, títeres,
libritos etc.) para que las madres y los niños vayan armando y organizando su propio
juego, incitando al juego simbólico siempre con la guía del terapeuta. A su vez se
estimulará la motricidad y el ritmo mediante el juego corporal y distintas actividades,
actividades para las cuales se convocara a las madres para que participen.

Estos talleres para madres y niños hasta tres años tienen como objetivos generales:

-Elevar su autoestima
- Reconocer la importancia de la niñez en el desarrollo humano y, por lo tanto, en el de
su hijo;
- Descubrir las capacidades de su hijo;
- Reconocer la necesidad de estimulación temprana de su hijo;

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- Identificar la importancia de su rol materno en el desarrollo de su hijo;
- Valorizar sus capacidades y asumir un papel activo-educativo en la crianza de su hijo;
- Fortalecer y enriquecer la relación con su hijo (vinculo de apego)
- Favorecer estilos de comunicación adecuada con su hijo (interacción verbal y no
verbal, físico y emocional)
- Ejercitar los elementos capacitadores en cuanto a estimulación temprana, pautas de
crianza y patrones de comportamientos reforzadores de los mecanismos protectores;
- Obtener información y orientación sobre los servicios de la red comunitaria rural
donde vive, y facilitar su integración a ella.

 En el caso de niños mas grandes a partir de los cuatro años las actividades pueden
organizarse a modo de talleres de juegos para niños de entre 4 y 7 años de edad, y de
entre 8 y 11 años de edad (separando ambos grupos): creando un espacio recreativo-
educativo a través de la escuela o en las sedes comunitarias o centros de salud. Los
propósitos se orientan a crear una instancia de estimulación creativa, recreativa y
educativa, basada en el juego y con énfasis en las tareas de desarrollo propias de cada
una de las etapas. Se desarrollará en estos talleres: la capacidad lúdica y creativa, el
sentido del humor, las habilidades sociales, y la relación grupal, como factores claves
en el desarrollo de la resiliencia. Se pretenderá también que los participantes
experimenten formas variadas de juego, y que desarrollen actividades recreativas que
motiven la expresión de sentimientos y emociones, que estimulen el trabajo corporal y
faciliten el proceso de aprendizaje a través de juegos tradicionales, corporales,
expresivos, orales y socio-dramáticos.
Se trabajarán principalmente los siguientes objetivos:

- Desarrollo de la afectividad;
- Refuerzo de la autoestima del niño;
- Valoración de sus pares en las relaciones;
- Trabajo en grupo, confianza y respeto;
- Sentido de pertenencia a un grupo;
- Sentido del humor, al favorecer la capacidad lúdica, la imaginación y la creatividad;
- Expresión de sentimientos y emociones;
- Desarrollo de relaciones con otros a través de juegos libres, y en el establecimiento de
normas y limites.

 Talleres para adolescentes: el abordaje se realizará por medio de técnicas lúdicas y


activo participativas, como así tambien sesiones informativas y de discusión de temas de
interés (sexualidad, métodos anticonceptivos, adicciones, capacitación para el trabajo,
etc.)El propósito será fomentar las conductas resilientes:

-Estimulando la capacidad de expresión verbal y no verbal, por medio de actividades


que involucren al cuerpo y sus producciones, juegos dramáticos, etc.
-Elevando la autoestima y estabilizando las emociones (rabia-enojo, tristeza-alegría)
trabajando desde el psicodrama, juegos corporales, actividades de relajación, etc.;
-Favoreciendo la descarga de tensión con juegos motores, trabajos con láminas, ritmo,
actividades grafo plásticas y relajación entre otras.-
-Fomentando la creatividad y el sentido del humor con técnicas como juegos expresivos,
juego libre, cuentos motores, actividades grafo plásticas, actividades culinarias, etc.

A través de estos abordajes se intenta que por medio del juego, la estimulación
temprana y la capacitación de las familias, se desarrolle una intervención preventiva

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donde la resiliencia forme parte no sólo en el aspecto teórico, sino, también, en la
práctica diaria.

11. CONCLUSION

" (...) no hace falta ser un país desarrollado para derrotar


la malnutrición (...) Lo que importa es la voluntad
política y un consenso nacional para superar este
problema".
Michelle Bachelet, Presidenta de Chile y médico pediatra

El ambiente juega un papel preponderante en el desarrollo de los niños en edades


tempranas, por lo cual es esperable que distintos medios sociales y culturales produzcan
diferentes logros, los que incidirían en las posibilidades ulteriores del desarrollo humano.
Numerosas publicaciones dan cuenta de que la proporción de niños que presentan desarrollo
psicológico por debajo de lo normal es mucho mayor en aquellos que crecen en sectores pobres.

En la extrema pobreza conviven diversas causas que interactúan potenciando los efectos
negativos que ésta ejerce sobre el desarrollo de las personas. Variables tales como nutrición,
cuidados maternos, nivel de educación, carencias materiales y culturales, nivel de ingresos,
generalmente se encuentran íntimamente asociadas, siendo muy difícil establecer el peso
independiente de cada una.

La desnutrición en los niños menores de cinco años incrementa su riesgo de muerte,


inhibe su desarrollo cognitivo y afecta a su estado de salud de por vida. La atención de ese
problema es condición imprescindible para asegurar el derecho a la supervivencia y al
desarrollo de las niñas y niños así como para garantizar el desarrollo de los países.

La desnutrición infantil tiene una serie de consecuencias negativas en distintos ámbitos.


Entre ellas se destacan los impactos en morbimortalidad, educación y productividad,
constituyéndose en uno de los principales mecanismos de transmisión intergeneracional de la
pobreza y la desigualdad.

La desnutrición en gestantes aumenta el riesgo de bajo peso al nacer, incrementando, a


su vez, el riesgo de muerte neonatal. Los bebés que nacen con un peso de 2.000 a 2.499 gramos
enfrentan un riesgo de muerte neonatal que cuadruplica el de aquellos que pesan entre 2.500 y
2.999 gramos, y es 10 a 14 veces superior respecto de los que pesan al nacer entre 3.000 y
3.499 gramos. En distintos estudios se observa que la desnutrición es el mayor contribuyente de
la mortalidad infantil y de la niñez en edad preescolar (50-60%), mientras el porcentaje de casos
de morbilidad atribuible a la desnutrición es de 61% para la diarrea, 57% para la malaria, 53%
para la neumonía y 45% para el sarampión, e incrementa significativamente el riesgo de que en
la edad adulta se desarrollen patologías crónicas, tales como enfermedades coronarias,
hipertensión y diabetes y enfermedades transmisibles como la tuberculosis.

En cuanto a los micronutrientes, la anemia por deficiencia de hierro es, junto con la
desnutrición crónica, el problema nutricional más serio de la región, y afecta principalmente a
los niños menores de 24 meses y a las mujeres embarazadas, con efectos negativos en el
rendimiento escolar y la productividad. La deficiencia de vitamina A disminuye la capacidad de

35
respuesta a las diferentes infecciones, genera problemas de ceguera y aumenta hasta en un 25%
el riesgo de mortalidad materna e infantil. La falta de yodo es la principal causa de retardo
mental y aminora el coeficiente intelectual en aproximadamente 10 puntos.

La desnutrición afecta al desempeño escolar a causa del déficit que generan las
enfermedades asociadas, y debido a las limitaciones en la capacidad de aprendizaje vinculadas a
un menor desarrollo cognitivo. La mayor probabilidad de enfermar hace que los niños y niñas
desnutridos presenten una incorporación tardía al sistema educativo y mayor ausentismo
escolar, con lo que aumenta su probabilidad de repetición y deserción.

Los economistas solemos traducir los efectos de una mala nutrición en "una capacidad
de trabajo disminuida". Estamos hablando de personas que no lograrán desarrollar todas sus
potencialidades. Este es un tema que debiera movilizar a nuestra clase política, empresarial, a
investigadores, profesionales y a las propias familias. “La erradicación de la desnutrición
infantil requiere que los países latinoamericanos desarrollen políticas de Estado integrales, de
largo plazo y con participación activa de todos los actores.” (CEPAL- 2002).Como miembros
de esta sociedad y profesionales de la salud no podemos estar al margen de esta problemática.
Debemos ser agentes que se involucren para producir un cambio, para colaborar en la
erradicación de la desnutrición y trabajar en la merma de las consecuencias que se producen
debido a la misma.

Los psicomotricistas podemos hacer MUCHO:


-Desde nuestra postura como terapeutas ofreciendo la mayor disponibilidad corporal y
afectiva para que nuestro cuerpo esté al servicio del paciente, dentro de un marco de
aceptación incondicional como persona, confiando en sus potencialidades mas allá de
sus dificultades.
-Actuando desde la interdisciplina conformando así una “RED TERAPEUTICA”
formada por todos los operadores intervinientes, que sostiene en su entramado el sujeto-
paciente, su grupo familiar, y a los mismos operadores que la integran (docentes,
terapeutas, médicos, familia ampliada, etc.).
-Desde la prevención, detectando y previniendo trastornos psicomotores o emocionales
en poblaciones de riesgo o en etapas concretas de la vida.
-Desde la educación, cuya finalidad es facilitar la maduración psicomotriz en el marco
curricular del centro educativo.

Quizás desde nuestra profesión no podamos directamente cambiar el modelo


económico ni hacer más justa la redistribución de la riqueza para evitar que exista la pobreza y
las consecuencia que derivan de ella , pero podemos contribuir y colaborar para que esta
situación mejore .Asumo el compromiso, como futura profesional, de alentar este proceso de
cambio que quizás hoy parezca una utopía, pero como dijo Ernesto Sabato: “Solo quienes sean
capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de
humanidad hayamos perdido”.-

Constanza Pía Cinat

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Bibliografía

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- Globalización y pobreza -Alberto Romero


-Internet-www.Wikipedia.org

-www.fundacionpobreza.cl-Perfil de la Pobreza

-Informe CEPAL (25 de agosto, 2003)-Pobreza

-Internet-Pagina de UNICEF

-Internet-Nutrar-Portal de alimentación

-Internet-Enciclopedia medica –Medlineplus

-Articulo de Nancy Hernández publicado en la revista del Depto. de Nutrición y


Gastroenterología Pediátrico del Hospital de Cali (Colombia).

-Internet-Pagina del Banco Mundial-El Banco Mundial y la Discapacidad

-Internet-Pagina del Programa Mundial de Alimentos en América Latina y El Caribe

-Programa de intervención con familias desfavorecidas y en situación de riesgo social.


Rocío Ambrosio Orta-Educadora Familiar; Antonia Borrego Huerta- Psicóloga; Juan
José Jiménez Hernández- Trabajador Social.

-Modelo de análisis del impacto social y económico de la desnutrición infantil en


América Latina-Rodrigo Martínez, Andrés Fernández-CEPAL-División de Desarrollo
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-Trabajo Práctico realizado para Metodología de la investigación, para la Cátedra de


Pablo Cociglio-Junio 2006- Autora: Constanza Pía Cinat

-La Psicomotricidad en el Jardín de Infantes-Alicia Esparza, Amalia Petroli- Ed. Paidos.

-El desarrollo Psicomotor desde el nacimiento hasta los 6 años- Jean Le Boulch-
Ed.Paidos.

-Articulo publicado en la revista iberoamericana de psicomotricidad- Psicomotricidad en


la práctica educativa-María Amelia Martínez y María Soledad Cabrera

-Educación psicomotriz y Retraso mental –Louis Picq y Pierre Vayer- Ed. Científico
medica

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-. Manual de identificación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes-
Organización Panamericana de la Salud.1998-

-Resiliencia-LA estimulación del niño para enfrentar desafíos-Maria Piedad Puerta de


Klinkert-Ed. Lumen humanitas.

-Psicomotricidad: prácticas y conceptos – Pablo Bottini (compilador) –Ed. Miño y


Davila.

-Psicmotricidad cuentos y juegos programados-Jimenez Ortiga, Juan Carlos Velásquez


Mejias, Pablo Jiménez Roman-Ed. Educación Actual

-La educación psicomotriz en la escuela primaria-Lean Le Boulch-Ed. Paidos

-Práctica Psicomotriz e intervención escolar: reflexiones criticas-Pablo Bottini-Revista


Iberoamericana de psicomotricidad y técnicas corporales.

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