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Introducción y objetivos
El objetivo básico de la actividad económica es la satisfacción de necesidades,
pero hay muchas necesidades diferentes y cada agente económico tiene sus
propios objetivos. En este tema se invita al lector a comprender las
contradicciones del sistema. Es difícil entender que en nuestro mundo haya
animales domésticos perfectamente alimentados y cuidados mientras
muchos seres humanos viven en la miseria. O que haya seres humanos con
necesidades básicas insatisfechas mientras que las necesidades que tienen
otros son la de poseer un valioso objeto de arte o conseguir fama y prestigio
social. Todas ellas, sin embargo, son necesidades económicas que mueven las
ruedas del sistema.
Los problemas económicos no surgen sólo por las necesidades materiales; las
necesidades inmateriales (la apetencia de seguridad y paz, cultura y arte, de
bienestar espiritual, etc.) también tienen carácter económico en cuanto los
medios para satisfacerlas sean escasos. Así, por ejemplo, la paz espiritual que
proporciona la asistencia a una ceremonia religiosa requiere una serie de
medios (edificios especiales, sacerdotes o líderes espirituales, ropajes
ceremoniales, objetos litúrgicos) todos ellos escasos y susceptibles de usos
alternativos.
Podemos distinguir entre las necesidades básicas, que son las que comparte
el hombre con el resto de los seres vivos y las necesidades sociales, que son
las originadas por el momento histórico y el contexto social en que se vive.
Vestirse para protegerse del frío o del sol es una necesidad básica; el que el
vestido tenga forma de traje de chaqueta, chilaba o shari, es una necesidad
social. A veces se clasifican también las necesidades en primarias y
secundarias, considerando como necesidades primarias todas las que una
sociedad considera imprescindibles para un ciudadano normal o medio. Este
análisis de las necesidades humanas podría servir de base para una definición
absoluta de pobreza. Podríamos decir que "una persona es pobre si no tiene
cubiertas todas sus necesidades primarias (o todas sus necesidades básicas)".
El problema que plantea este tipo de definición es que la línea que separa los
tipos de necesidades está muy borrosa ya que se basa en la opinión de la
sociedad, lo que es muy difícil de medir.
Alimentación
Otro criterio puede ser priorizar el servicio a los individuos que no están
capacitados para financiarlos por sí mismos, sacrificando la equidad en aras
de la eficacia.
Otro posible criterio es priorizar a los jóvenes sobre los viejos (las
enfermedades de los jóvenes sobre las de los viejos) ya que el resultado de la
acción sanitaria tendrá un efecto más prolongado.
Si analizamos los datos estadísticos del producto nacional de los países ricos y
los países pobres podemos comprobar que, en efecto, los países ricos son
cada vez más ricos y las diferencias en términos absolutos con los pobres
están aumentando.
Pero, por una parte, eso no quiere decir que los pobres sean cada vez más
pobres. Los pobres se están también enriqueciendo. Todos los caminantes
van en la misma dirección.
Supongamos que la renta media de los ciudadanos del país rico es diez veces
la de los ciudadanos del país pobre. Por ejemplo, la renta per cápita en R es
1000 y en P es 100.
A partir del año 41, las diferencias se empiezan a hacer menores incluso en
términos absolutos.
A partir del año 62 los ciudadanos del país P serán más ricos que los del país
R.
Vemos por tanto que el ejemplo del camino no sirve como analogía del
crecimiento económico de los países. Si dos caminantes van en la misma
dirección y la distancia absoluta ente ellos está aumentando, es porque el
que va delante anda más deprisa que el que va detrás. Pero en el caso del
desarrollo económico de los países, el que la distancia absoluta aumente no
indica que el rico crezca más rápidamente que el pobre. Lo que hay que
considerar es la distancia relativa, en el porcentaje que representa la
diferencia sobre el total de la renta. Si esta distancia relativa está
disminuyendo, la conclusión que debemos sacar es de optimismo.
Por otra parte, otra conclusión que se puede extraer del ejemplo propuesto
es que no debemos esperar milagros. Aún en el caso de que el país pobre
pueda mantener de forma sostenida el ritmo de crecimiento del 7%,
necesitará 60 años para igualarse al rico. Además, es previsible que cuando
su renta media se acerque a la de los países ricos, cuando sea un país "casi
rico", la tasa de crecimiento de la renta también disminuir