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Tambien puede describirse como una anomalía, es decir, una excentricidad, incongruencia o
digresión de la norma que va creciendo en notoriedad a lo largo de un periodo de tiempo a
medida que suman a dicho cambio mas personas, productos e ideas. Se utiliza la palabra estilo
o movimiento para describir estos cambios.
Tendencia à con algo diferente y con la dirección que lleva ese algo.
El captador de tendencias se dedica a explicar a la gente porque tiene lugar a las tendencias,
además de como, donde y cuando se dan.
Son compulsivas, adictivas y, en algunos casos, víricas, ya que nos infectan cuando menos lo
esperamos y, de vez en cuando, lo queramos o no.
Captador de tendencias: son detectives de formas de vidaà personas que emplean su tiempo en
detectar patrones o variaciones en la actitud, mentalidad o forma de vida que contrasten con la
manera de pensar predominante o con la forma en que la gente acostumbra a comportarse, vivir,
vestir, comunicarse, consumir.
Tendencia : una tendencia puede ser emocional, intelectual o espiritual. Se puede definir como
la direccion en la que algo tiende a moverse y que tiene su consecuente efecto en la cultura, la
sociedad o el sector empresarial en el que se desarrolla. La palabra tren puede asociarse con
girar, dar vuelts o rotar. Las tendencias estan presentes en todos los aspectos de nuestra cultura.
Una tendencia tambien puede ser un estado de animo o una idea.
Las tendencias son una parte fundamental de nuestro entorno emocional, fisico y psicologico.
Las tendencias son compulsivas, adictivas y, en algunos casos, viricas (virus), ya que nos
infectan cuando menos lo esperamos y , de vez en cuando, lo queremos o no.
Las tendencias son tendencias. Nos intrigan esas focalizaciones del deseo por las cuales unos
individuos distintos los unos de los otros, sin haberse puesto de acuerdo, muestran tener los
mismos deseos. Los medios de comunicación conceden una gran atención a este fenómeno y
dedican un amplio espacio a lo que le gusta a los contemporáneos o a lo que debería gustarles.
Las tendencias nos acompañan en todos los ámbitos de nuestra existencia. Del hogar a las
vacaciones, pasando por la gastronomía o los bailes: cada ámbito conoce esta colosion entre
las elecciones individuales y los gustos colectivos. Todo ocurre como si los deseos de la
mayoría estuvieran regidos por una autoridad poderosa como caprichosa: la moda.
Se requiere una “sociología de tendencias” para comprender las condiciones de producción de
estas modas. Se encanga de estudiar el cuerpo social debe poder desmontar los engranajes de
este arbitrio colectivo que rige los gustos de la mayoría.
euros). Por ahora el programa Nike Adventure Club solo está disponible en Estados Unidos. La
compañía donará las zapatillas usadas que estén en buen estado a una ONG o las reciclará.
A medida que las empresas se modernizan y se vuelven más eficientes, bajan los costes de
producción y esto repercute en precios más bajos para los consumidores, explican en Capital
Group. “Una economía de alquiler de servicios (muebles, inmuebles, ocio...) es menos
inflacionista por el ahorro que supone supeditar el uso al tiempo, por ajustar el gasto a la
utilización, sin tiempos muertos o desuso”
Efectos económicos
Los efectos van más allá. Es probable que a la larga también afecte a la productividad gracias a
la introducción de tecnologías que permiten un mejor aprovechamiento del tiempo y los
recursos. Se minimizan costes fijos, reducen al máximo personal y se maximiza la utilización de
tecnología. Es la amenaza que entraña la digitalización y robotización, a la que ineludiblemente
nos dirigidos, se necesita una regulación suficientemente flexible que entienda las nuevas
necesidades del mercado y que, a la vez, proteja los derechos de los trabajadores
A muchos jóvenes no se les pasa por la cabeza comprar un coche teniendo la opción de
suscribirse a un Fiat 500 híbrido por tres meses —a razón de 249 euros mensuales— para
después alquilar una scooter por 150 euros al mes. Si llueve puede que decidan pagar por los
servicios de Uber o Cabify (coche con conductor). Y si hace sol es más que probable que se
decanten por coger un patinete o una bici porque justo están aparcadas bajo su casa, ya han
integrado en sus vidas el pago por escuchar música, ver cine y leer libros. Por el camino se
pierde toda la privacidad. Todo lo que el usuario hace, dice o piensa en la sociedad del alquiler
queda registrado en algún lugar. "Vivimos en la era de los datos y la información, que además
se encuentra en constante movimiento, ya que cada vez tendemos a aumentar nuestra presencia
en comunidades online. Este tipo de aplicaciones recaba una gran cantidad de información
personal, además de la geolocalización, que puede poner en riesgo la seguridad de los usuarios
puesto que, en caso de vulnerabilidad, un cibercriminal tendría acceso a una gran cantidad de
datos sensibles, como credenciales bancarias, contraseñas y ubicación".
Muchos usuarios caen en el error de pensar que no ocurre nada por ceder sus datos o no tienen
en cuenta toda la información personal que comparten cuando aceptan las políticas de
privacidad al registrarse en un servicio o descargar una aplicación. Ahora bien, "las empresas
pueden utilizar todos esos datos personales, como el correo electrónico, la dirección de
facturación, el método de pago o preferencias y gustos, para comercializarlos a terceros o
realizar otros análisis de mercado, obteniendo así un rédito de ellos. De esta forma, los usuarios
ceden sus datos a las empresas sin obtener nada a cambio
28/09: Edelkoort Li - Yarn (entrevista El Espartano)
para que creen valor y sus productos no se transformen en algo desechable. Hay mucha más
moralidad involucrada.
(Manifiesto Anti-Moda),
agradecieron, porque era lo que estaban pensando y no podian decir. Desde ese momento,
creo tener una importancia dite-
rente en este campo. Soy vista más como una defensora de un nuevo mundo, una
investigadora de nuevas formas.
La mayoria de las ideas que descubro tardan entre diez y veinte años en tomar fuerza. Pero, al
mismo tiempo, por ejemplo, este verano puedo volver a decir todo lo que dije dos años atrás:
"Hay que trabajar en las mangas, sino no van a poder vender esta camisa porque la
predilección por las mangas es un detalle que está haciendo feliz a la gente".
¿Existe algún lugar en el mundo donde vea una diferencia en este aspecto?
Hay muy poco interés en la ropa ahora, incluso por parte del público. Si bien la gente quiere
usar la remera, el jean y los zapatos correctos, eso es más una categoría de producto y no
transforma realmente quién uno es.
El factor climático constituye una gran preocupación. Cada vez somos testigos de
más desastres naturales. El precio que tenemos que pagar por esos daños es
desproporcionado y creo que no vamos a tener suticiente dinero para hacernos cargo.
Además, hay peligros inminentes de los humanos hacia los humanos mismos, lo cual no es
nada nuevo.
tratar, no solo la situación de la mujer sino todas las situaciones en el mundo de la gente, de
los cambios, de la demanda, de la fibra, del color. ¡Incluso el color debe emanciparse!
La antropología ha tratado la indumentaria con más seriedad, como una característica universal de
la cultura humana, aunque centre más su atención en la vestimenta no occidental. El análisis de la
ropa occidental, concretamente el desarrollo de la moda, ha sido desarrollado por una serie de
disciplinas, algunas estrechamente relacionadas con la sociología. Una rama principal es la historia
de la indumentaria, que se desarrolló a raíz de la historia del arte como medio para datar las pin-
turas. Esta rama de la literatura investiga el desarrollo de los estilos y las técnicas del vestir, por lo
general de la alta costura y de las modas de élite, y es muy descriptiva. De esta literatura han
surgido los estudios culturales y sociales como los de Breward que intentan realizar un análisis del
contexto cultural de la moda, y los de Taylor y Wilson (1989), que examinan los estilos de vestir
desde la era victoriana hasta la actualidad.
En la literatura podemos observar tres visiones, definidas no por la disciplina sino por los tipos de
preguntas que formulan y por el enfoque teórico y metodológico que han seguido. La primera
comienza con preguntas como: ¿por qué se lleva ropa?, interrogantes que suelen conducir a
respuestas simplistas. Un segundo criterio dentro de la literatura aborda un análisis más sofisticado
al explorar la relación de la moda con la «modernidad». Estas perspectivas teóricas, aunque
amplias de miras, no ofrecen una explicación sobre cómo se experimenta y practica la moda en el
vestir cotidiano. Proporcionan una explicación teórica de la moda cuya consecuencia es el descuido
del vestir como prácticar. El tercer criterio no se preocupa tanto de las explicaciones teóricas como
de examinar las prácticas específicas del vestirse en una cultura. Este interés en la práctica se
puede hallar en algunas de las recientes obras antropológicas donde se examina la importancia
cultural, los significados y prácticas relacionadas con el adorno, así como en la psicología social, que
observa lo que hace la gente y lo que quiere transmitir con su forma de vestir en la vida cotidiana.
Las primeras explicaciones sobre la moda y el vestir, y de hecho también muchas contemporáneas,
solían empezar con preguntas como: ¿por qué llevamos ropa? También planteaban preguntas sobre la
naturaleza de la moda: ¿por qué el sistema de la moda se basa en el cambio continuo?, ¿por qué
cambian las modas de esta forma?
El análisis o resultado neto de este tipo de preguntas es la reducción de la moda a simples causas y
efectos y a explicaciones exageradamente deterministas y reductoras.
Malinowski, que planteó la pregunta más limitada: ¿por qué llevamos ropa? Una respuesta es que
los seres humanos tienen necesidades básicas, de las cuales una de las más fundamentales es la de
proteger el cuerpo de los elementos. Sin embargo, esta teoría es problemática: en algunas culturas
las personas no llevan ropa y, de hecho, tal como observa Rouse (1989), muchas de ellas pueden
sobrevivir en temperaturas extremas sin la protección de la ropa.
Polhemus y Proctor (1978) y Rouse (1989) observan, pues, que esta explicación no tiene en cuenta
el hecho de que muchos estilos de vestir, no son prácticos y con frecuencia son incómodos.
La segunda explicación que se ha expuesto es la de la modestia: la ropa se lleva para cubrir los
órganos sexuales. Sin embargo, las pruebas antropológicas muestran que no existe un concepto
universal de modestia, sino un alto grado de variabilidad cultural, lo cual hace que este principio
resulte problemático para basarse en él.
La literatura psicológica también se ha preguntado la razón por la que llevamos ropa y el trabajo de
Flügel no rechaza las dos teorías de la protección y de la modestia, pero propone una tercera que
puede ser más significativa,*"el propósito de adornarse y exhibirse." El autor adapta la visión
psicoanalítica de Freud y prosigue sugiriendo que la ropa expresa dos tendencias contradictorias, la
de la modestia y la de la ostentación, y también arguye que la ropa en sí misma (como la corbata
masculina) puede simbolizar el órgano sexual.
Una cuarta explicación para el adorno, que surge de una propensión universal humanaba
comunicarse mediante símbolos, se ha convertido en el marco teórico dominante, aceptado por los
antropólogos sobre el vestir y por los teóricos dedicados exclusivamente a la moda.
En la “teoría de la clase ociosa” de Veblen, en esta teoría de la moda hay dos preguntas implícitas,
la primera es ¿por qué existe un sistema de la moda? Explica la moda en términos de las
características que él considera específicas de la clase de ocio, la nueva clase burguesa que adopta
la moda como instrumento en la batalla por la posición social. La nueva burguesía emergente
exhibe su riqueza a través de un conspicuo consumo, derroche y ocio. Puesto que la moda carece
de utilidad, los miembros de esta clase la adoptan como medio para demostrar su distanciamiento
de la función: sólo los ricos y los que tienen tiempo libre se pueden permitir desechar la ropa antes
de que esté gastada.
La segunda pregunta propuesta por Veblen es: ¿por qué cambian las modas incesantemente?
Sugiere que la necesidad del consumo y el derroche conspicuo pueden explicar la necesidad de que
la moda siempre cambie. Sin embargo, esto no basta, puesto que deja por explicar no sólo el
motivo para realizar y aceptar los cambios en el estilo, sino la razón por la que es necesaria la
conformidad con la moda. Por el contrario, prosigue diciendo que derrochar es inherentemente
ofensivo y ello hace de la futilidad y el gasto de la moda algo aborrecible y feo. Por consiguiente,
sugiere que el movimiento de la moda y su seguimiento por parte de las personas se pueda explicar
como nuestro intento de huir de la futilidad y la fealdad de la moda, acogiendo cada nuevo estilo
como una liberación de la anterior aberración que imperaba hasta la fecha, que también se rechaza
en toda su futilidad y despilfarro.
Según Veblen, los vestidos de las mujeres muestran esta dinámica más que los de los hombres,
puesto que el único papel de la dama burguesa de la casa es demostrar su gran dominio en pagar,
su pecuniaria fuerza de apartarse por completo de la esfera laboral. El traje femenino estuvo muy
relacionado con la moda y por consiguiente fue un medio importante por el que la clase burguesa
podía alardear de consumir y de ser elegantemente despilfarradora. Veblen condena estos rasgos
del vestido de moda y lo denomina vestido basado en principios utilitarios y racionales que evocan
los principios de muchos reformadores del vestir.
Hay varios problemas con la teoría de Veblen. Su explicación de la moda y del cambio en la moda se
basa en la idea de la emulación . Su análisis de la mujer burguesa carece de cualquier sentido de acción:
la moda es concebida como una fuerza muy determinante y negativa en la vida de la mujer victoriana.
La exposición de Steele empieza por considerar el papel del exhibicionismo erótico en la moda,
arguyendo que la imagen tradicional de la mujer victoriana como reprimida social y sexualmente «se ha
de revisar por completo» Por el contrario, propone la visión de que «las modas victorianas giraban en
torno a un ideal de belleza femenina en el que el erotismo desempeñaba un papel importante»
Kunzle como Steele ven a la mujer victoriana como un sujeto activo y apoyan su tesis con las pruebas
históricas de lo que hacía la mujer victoriana en su práctica diaria.
Wilson toma partido por la propuesta de Veblen y de Baudrillard sobre la moda como algo banal y
un despilfarro.
Otro problema con Veblen, según Wilson, es su explicación causal de los cambios de la moda. Su
teoría de que la moda está en constante cambio en un intento de escapar de la fealdad y encontrar
la belleza es limitadora y demasiado determinista.
¿por qué existe semejante sistema del vestir aparentemente «irracional» y por qué
cambian las modas como lo hacen?
Hay tres teorías en particular que han influido bastante como entornos explicativos:
Veblen (1953) y Simmel (1971) son los defensores más famosos de la teoría de la moda como
emulación, según la cual los estilos comienzan en la cima de la jerarquía social con una clase de
élite que opta por una forma de vestir distintiva. Las clases inferiores intentan emular la posición
de esta clase; el estilo se va adoptando gradualmente y de esta forma la moda «filtra en sentido
descendente». Cuando un estilo ha sido adoptado por la clase trabajadora, la élite, para mantener
su distinción y posición, ya ha cambiado de estilo, así que las modas están sometidas a un
constante cambio.
Georg Simmel (1971) declara que la moda expresa una tensión entre la uniformidad y la
diferenciación: expresa el deseo contradictorio de encajar y conectar con un grupo y a la vez
destacar para afirmar la identidad individual. Según Simmel, adoptar estilos nuevos y extremos de
vestir es un medio por el que la élite se diferencia del resto, pero dada su alta posición social, las
cosas que eli-gen llevar se vuelven deseables y son copiadas por las clases inferiores en su intento
de emular su standing. Una vez el estilo se ha «filtrado hacia abajo» a las clases inferiores ya no
sirve para diferenciar a \ajet-set, que tiene que cambiar y adoptar otro, con frecuencia un estilo
más extremo, para poder mantener su posición social.
La emulación ha sido atacada por una serie de teóricos (Campbell, 1989; Partington, 1992;
Polhemus, 1994; Wilson, 1985). Rouse (1989) señala tres críticas principales a este criterio:
la primera, el cambio no tiene lugar porque las clases inferiores empiecen a llevar la ropa de los
ricos.
la segunda, en algunas ocasiones las modas de la clase trabajadora y de otros grupos sociales bajos
como el de los jóvenes de color ha influido en sentido inverso.
la tercera, que la teoría de la «filtración descendente» depende de un intervalo de tiempo entre
los estilos que llevan los ricos para que posteriormente sean adoptados por las clases más bajas, lo
cual dado el volumen de producción actual, ya no es el caso.
Sin embargo, hay muchos problemas con este criterio, uno de ellos es que tiende a simplificar en
exceso la moda: tal como observa Wilson: «Tales afirmaciones son demasiado obvias para ser
totalmente ciertas y la historia que representan incorrectamente es más compleja»
Por el contrario, Bell sugiere que el vestido no suele reflejar el clima social: aunque se puedan
establecer algunas conexiones durante parte del tiempo, la conexión no «es del tipo de causalidad
mecánica». Bell también continúa diciendo que, si concedemos rienda suelta a la teoría del
Zeitgeist, ésta se convierte en una hipótesis casi sobrenatural, de proporciones más metafísicas que
sociales.
La rapidez con la que cambian las modas de las mujeres, Laver la explica mediante su teoría del
«cambio de la zona erógena» En distintas ocasiones, los vestidos femeninos muestran una parte
concreta de su cuerpo, pero a fin de mantener el deseo del hombre, esa zona ha de ir cambiando
continuamente. Así, por ejemplo, el autor comenta que en los años veinte los hombres se cansaron
de las piernas de las mujeres y en los años treinta cambiaron la atención a la espalda, provocando
de ese modo una innovación en la moda femenina.
Sin embargo, aunque indudablemente exista un vínculo entre el vestir y la sexualidad, la solución
de Laver (1969), que sitúa el erotismo como la causa principal de los cambios en la moda femenina,
es inadecuada.
Según Wilson, es muy difícil determinar qué zona erógena muestra la ropa. La autora también
sugiere que hay una serie de ejemplos de vestidos femeninos, como las prendas que se usan para
el trabajo, que procuran «encubrir» la sexualidad, lo cual demuestra que el erotismo y el
exhibicionismo no explican toda la moda.
Polhemus y Proctor, por ejemplo no puede explicar la moda femenina de los pantalones de soldado
para las mujeres a finales de los noventa; estas prendas evidentemente no parecen tener ningún
rasgo erótico, ni dejar al descubierto ninguna parte del cuerpo.
Problemas con las explicaciones que responden a los «porqués»
Otro problema es que, muchas veces, se describe la moda como algo «feo» e «irracional» o hasta
trivial o banal, produciendo de ese modo teorías muy moralistas. Puesto que la literatura sobre la
moda tiende a centrarse en la mujer, y han producido explicaciones simplistas, moralizadoras y
condescendientes sobre la implicación de la mujer en el vestir:
- Veblen al hablar sobre la relación de las mujeres con la moda las presenta como «esclavas
exquisitas» y víctimas de la irracionalidad de la moda.
Sin embargo, el problema general y más importante con todo estetipo de preguntas es que terminan
en una macroteoria que intenta explicar el sistema de la moda de un modo que lo comprenda todo,
pero se ha demostrado que cada teoría tiene sus limitaciones porque intentan hallar una explicación
única del adorno o de la moda. Este tipo de criterio sobre el vestir y el sistema de la moda reduce a una
sola causa y efecto, lo que en realidad es un fenómeno complejo.
En contra de estas teorías, el argumento que aquí se expone es que la ropa se ha de entender
como una práctica contextuada resultado de las complejas fuerzas sociales y de las negociaciones
individuales en la vida diaria.
Un criterio del vestir que adopta el entorno de la práctica contextuada se opone al crudo
reduccionismo y rechaza cualquier in-tento de aislar la moda como una fuerza determinante y
omnipotente.
En lugar de ello, el sistema de la moda establece parámetros en torno al vestir, pero dentro de
estos parámetros hay muchas prácticas de vestir que dependen de una serie de distintas
estructuras sociales.
La idea de que el vestido es comunicativo ha sido adoptada por teóricos como Barnard (1996), Davis
(1992), Lurie (1981), Polhemus y Proctor (1978), Rouse (1989) y Wilson (1985), y utilizada para explicar
el propósito de la moda en las sociedades modernas. De ello se deduce que si la ropa es un aspecto
expresivo o comunicativo de la cultura humana, es porque de algún modo ha de ser significativa.
Un criterio claramente discernible sobre el tema del significado en la moda y en el vestir es el que ha
surgido del estructuralismo y la semiótica, puesto que posee un campo de trabajo más nebuloso que
explora los aspectos comunicativos de la moda y el consumo dentro de la modernidad y la
posmodernidad
Un ejemplo del criterio de la moda como comunicación es el que lleva al uso de la analogía entre
moda y lenguaje, considerando el modo en que la moda funciona «como un lenguaje»
La naturaleza lingüística de la moda y el vestir es tenida en cuenta por teóricos como Davis (1992),
Polhemus y Proctor (1978) y Rouse (1989), pero llevada a extremos en la obra de Lurie (1981). Ella
sugiere que la moda tiene una «gramática» y un «vocabulario» como los lenguajes hablados, lo que
hace que el vestir teóricamente sea más amplio que el lenguaje oral, incluyendo el peinado, la
postura corporal, la forma de andar, etc.
ser capaz de arrojar su cuerpo hacia la nada, que tiene la negrura por imagen y el negro por
color". A lo largo de los años, tanto Yamamoto como Kawakubo han destacado de manera
sistemática la importancia del color negro en sus creaciones. Yamamoto produce desde hace
tiempo una línea de ropa con la etiqueta "Noir " y también sacó una línea gótica durante un
breve período. La revista Dazed & Confused (agosto de 2007) destacó los elementos góticos de
sus diseños en un dosier fotográfico de moda, cuya estilista convirtió a los modelos en una
suerte de vampiros neovictorianos y cuasipunks.
5-10. La entrevista a JW Anderson sobre la importancia de la artesanía, cómo compensar
creatividad y ventas y sobre qué debemos hacer realmente para ser sostenibles.
F. Javier Girela
El diseñador Jonathan W. Anderson es quizá uno de los genios de este siglo, no solo por los
premios que acumula, sino porque es de los que, dejan los galardones en la estantería y
continúan trabajando. Lo hace desde su vanguardista firma homónima, JW Anderson, que
maneja desde 2008; también desde los talleres de la casa española Loewe, y aborda infinidad de
colaboraciones para el mass market demostrando que la creatividad no está reñida con la venta.
Sus Converse se agotan en cuestión de segundos y sus colecciones cápsula con Uniqlo llevan
más de año y medio de absoluta bonanza.
Muchos le adjudican el mérito de ser uno de los artífices de la redefinición de la masculinidad
en el siglo XXI gracias a sus diseños, pero más allá de las medallas, prefiere no centrarse en
ellas para poner todos sus esfuerzos en su mayor obsesión: la artesanía, los tiempos pausados,
pasó 18 meses redefiniendo el nuevo concepto de su exitoso Loewe, trabajar en equipo y
otorgar a cada miembro la importancia y el reconocimiento merecido. ¿Cómo se trabaja a la
antigua usanza en plena era de la rapidez, la moda de usar y tirar y las carnívoras redes sociales?
Cuando diseñas, sueles decir que simplemente haces lo tuyo, pero ¿qué es lo tuyo?
Cada marca para la que trabajo es como una versión de mí mismo, de lo que quiero ver en mi
armario. Loewe es la versión artesanal, de mi obsesión por la artesanía. JW Anderson soy yo
desde una perspectiva más vanguardista.
Cuando hago colaboraciones como esta con Uniqlo, pienso en qué quiero llevar en el día a día,
que suele ser algo despreocupado, cómodo; pero en este caso no puede resultar únicamente una
visión de una de las partes, somos dos partes que nos encontramos en el medio.
Has descrito tu propia marca, JW Anderson, como una agitadora social. Loewe como algo
cultural. ¿Cómo definirías tu colaboración con Uniqlo?
De Uniqlo me encanta su desarrollo del lifewear y su filosofía. Para mí, quita un poco la
ansiedad por comprar esa ropa de usar y tirar. Nuestra colaboración no tiene pretensiones, quizá
es un poco más vanguardista que su colección habitual, pero se mezcla a la perfección con la
versión más pragmática de lo que es Uniqlo. Lo que más me gusta de todo, sin embargo, es que
es para todo el mundo.
¿Cómo son de importantes estas colaboraciones para ti? ¿Cómo consigues evolucionarlas para
que la gente siga queriendo comprarlas?
Desde que empecé con mi marca he hecho colaboraciones, y para mí lo más importante es crear
un producto bien pensado, que abarque a un público amplio y que ese público se identifique
realmente con él. En el caso de Uniqlo hay una evolución clara. Llevo un año y medio
trabajando con ellos, pero siempre hay algo en esta colección que te hace querer volver a por
más.
¿Qué opinas cuando la industria que dice que eres uno de los responsables del cambio de la
estética de nuestro tiempo, especialmente en moda masculina?
Prefiero no pensar en ello, es una de esas cosa que dices “si consideras que has alcanzado el
éxito, para qué seguir haciendo esto”. Creo que es una gran responsabilidad, pero a veces tienes
que ignorar lo que la gente piensa y simplemente creer en tus propias ideas y tu trabajo.
¿Cómo combinas la creatividad con las ventas?
Siempre me tomo las colaboraciones como un proceso de aprendizaje, para aprender sobre lo
que es correcto para ambas partes. Tienes que trabajar para que ambas partes funcionen, no
puedes quedarte solo con tu visión. Tienes que entender lo que estás creando.
Siempre haces hincapié en la importancia de la artesanía, la tradición, el trabajo en equipo y los
tiempos calmados como motores de la creatividad, ¿cómo balanceas tu proceso creativo en la
rapidez del mundo en el que vivimos?
No entiendo muy bien cuando dicen que el mundo va muy rápido, la única locura que vivimos
hoy en día es que tenemos mucha más información y no sabemos cómo racionalizarla. Creo que
este mundo es tan rápido como cada uno quiera que sea, todo depende de cómo abordes las
cosas. Deberíamos ser más felices con lo que tenemos, poder pararnos a mirar las cosas y
disfrutar de ellas.
Desde que creaste su propia marca hasta ahora, has vivido todos los cambios de la era digital, de
los blogs a Instagram, de las revistas a las
páginas web ... ¿Cómo han afectado todos estos cambios a tu trabajo, desde el proceso creativo
hasta las estrategias de marketing?
Hoy en día tenemos otras herramientas y nuevas tecnologías que nos han llevado a cambiar,
pero la diferencia no es mucho mayor que cuando surgieron otros medios de comunicación,
como los periódicos, la radio o la televisión. Como humanos evolucionamos y, en último
término, nuestras formas de comunicación también lo hacen, pero para mí no hay mucha
diferencia respecto al pasado.
Actualmente dos de los principales temas de conversación e información en la industria de la
moda son la sostenibilidad y la moda circular, ¿cómo los aborda?
Durante el último año me han hecho muchas preguntas alrededor de esto y estoy muy cómodo
con lo que estamos haciendo en todas las marcas con las que trabajo. Sin embargo, la
sostenibilidad no se debe tomar en ningún caso como una estrategia de marketing. Es
responsabilidad social y cultural tanto de cada compañía, independientemente de si son de
moda, coches o de cualquier otra cosa, como de cada uno de nosotros de manera individual.
Hay que ir paso a paso, El grupo LVMH lleva invirtiendo en sostenibilidad desde hace más de
30 años y todas las marcas con las que trabajo han hecho una inversión enorme en desarrollar
medidas sostenibles. El problema es que pretendemos atajar el problema de la noche a la
mañana, y no podemos pretender cambiar la situación actual de repente cuando se han estado
desarrollando, desde la Revolución Industrial, durante siglos. Va a llevar tiempo.
Además, estamos tratando con gente que no es realista con las medidas que están tomando los
gobiernos y no solo eso, sino con la manera en la que consumimos,
porque ninguno de nosotros somos 100% sostenibles en nuestro día a día. Es algo a día de hoy
muy complicado. Por eso, tenemos que ponernos objetivos realistas, no tiene sentido señalar y
afear ciertas marcas por hacer o no hacer esto o aquello. Tenemos que dejar a un lado esta
agresión y encontrar soluciones, proponer medidas racionales y objetivos realistas. No vale solo
con hablar de sostenibilidad, hay que ser responsables y abordarla, y la responsabilidad es de
todos.
¿Las marcas deben ser altavoces socio-políticos de su tiempo?
Todas las marcas tienen una responsabilidad social y cultural, deben ser transparentes con lo
que fabrican y con lo que hacen. Llevar a cabo acciones culturales, de caridad, sostenibilidad...
En cambio, en términos de política, considero que ninguna marca debería tomar partido, porque
cada persona tienen una perspectiva política diferente.
¿Alguna vez dejarás de hacer este trabajo?
Espero en algún momento parar y jubilarme, me gustaría ver el trabajo de las siguientes
generaciones y ver cómo destacan. Lo dejaré cuando sea el momento, hoy por hoy me emociona
lo que hago, me encanta mi trabajo, me siento muy honrado y privilegiado por hacer lo que
hago.
Si bien parecía que los nuevos medios dejarían a los periodistas practicamente sin trabajo.
nasa exactamente lo contrario. Quienes forman parte de los medios de moda se han
transformado ellos mismos en celebridades, en gran parte gracias a los blogs.
esta relacionado tanto con la posicion profesional como con la autenticidad visual de como se
percibe su liderazdo dentro de la narrativa colectiva de la moda.
Anna Konig observo un énfasis cada vez mayor en los aspectos internos de la industria v un
aleiamiento de la conversación exclusiva sobre las prendas a una conversacion sobre los
propios mediadores de
la moda.
La llegada del término fashionista y el foco cada vez mayor en los fashion insiders -todos,
desde Business of Fashion (otoño de 2013) hasta Vogue (abril del
2015) publicaron una lista de los jugadores clave de la industria entalizan el capital cultural de
quienes pertenecen a esa elite.
Anna Wintour
En 2011, el periodista Joshua Levine publicó en el Wall Street Journal que la autoridad y la red
creada por Anna Wintour excede la de cualquier editor de revista y la convierte en una pieza
clave de la industria: fue ella quien recomendó a Bernard Arnault, de LVMH, que contratara a
Marc Jacobs como diseñador de
Louis Vuitton, por ejemplo, así como ha ayudado a jóvenes diseñadores a obtener respaldo
financiero, tanto a título personal como a través del CFDANogue Fashion
presidenta desde 1995. El evento, que se ha ampliado más allá de los límites de la moda,
compite con los Premios Óscar en materia de cobertura, y en 2010 llegó a recaudar nueve
millones de dólares. En 2014, en reconocimiento a los aportes de Wintour, el Costume
Institute del Metropolitan Museum fue rebautizado como Anna Wintour Costume Center.
Sobre todas las cosas, Wintour ha tenido la habilidad de crearse a sí misma como una marca
global que ha hecho crecer la autoridad de Vogue.