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«Al igual que el apóstol Pablo antes que él, Jeffrey Johnson
demuestra que tiene un celo piadoso por la Iglesia de Cristo y que su
único gran deseo es presentarla a Cristo como una virgen pura (2
Cor. 11:2). Como un médico atento y cuidadoso, no solo ha
diagnosticado correctamente lo que aqueja a la iglesia evangélica
contemporánea, sino que también ha prescrito la cura adecuada: una
adhesión sincera y persistente a la doctrina de la Sola Scriptura.
Esta obra, concisa pero rigurosa, debería ser de lectura obligatoria
para todo pastor, congregación y aspirante al ministerio».
Paul Washer
Creencia fácil
La creencia fácil es la visión más aceptada sobre la
salvación, evidenciada en la forma en que la mayoría de las
iglesias se comportan. ¿A qué me refiero con creencia
fácil? La creencia fácil es una visión diluida de la salvación
que proviene de una visión baja de Dios y una visión elevada
del hombre. La noción es que el arrepentimiento no es
necesario para la salvación y todo lo que requiere Dios es
una simple decisión de «aceptar a Jesús en tu corazón». La
opinión es que los pecadores son capaces, dentro de sí
mismos, de hacer esta elección; todo lo que necesitan es un
buen vendedor (es decir, un predicador) que les muestre las
ventajas del cielo en comparación con la alternativa.
Con esta visión baja de Dios viene la idea de que Él no
exige más de nosotros que una simple oración, que a
menudo se realiza repitiendo las palabras del pastor
después de pasar al frente en la iglesia. En el mejor de los
casos, el predicador puede recordarnos en el último
segundo que debemos repetir «la oración del pecador» de
«corazón».
Exigir al pecador más que una simple oración se
considera innecesario y un obstáculo para persuadir a
muchos a responder. Por ejemplo, la manera en que el
Señor trató al joven rico, cuando le dijo que abandonara su
ídolo (su verdadero dios) dando todo su dinero, no es un
método de evangelización que produzca muchas
conversiones.
Con esta visión baja de la salvación viene la opinión de
que no necesitamos hacer ningún sacrificio importante para
ganar el cielo; podemos ser salvos y seguir viviendo
nuestras vidas como antes. Por lo tanto, se considera
completamente innecesario renunciar a todo, incluyendo
nuestras vidas, para seguir al Señor. Se cree que todo lo
que se necesita para ir al cielo es «añadir» a Jesús a
nuestras vidas. ¿Ves lo fácil que es la salvación? Escapa
del infierno, mantén el control de tu vida y recibe un boleto al
cielo con una simple oración que incluya las sinceras
palabras: «Acepto a Jesús en mi corazón». Siguiendo este
método de evangelización, no habría sido necesario que el
joven rico se decepcionara; podría haber tenido a Cristo y
conservar sus riquezas.
La creencia fácil lleva a otra doctrina peligrosa conocida
como «el cristiano carnal». Dado que la salvación no exige
la negación de sí mismo y la sumisión a Cristo como Señor,
todos los que han repetido la oración del pecador deben ser
salvados sin importar cómo vivan sus vidas. Bajo este
engaño se predica en el funeral de borrachos, adúlteros e
idólatras, diciendo que van al cielo, porque hicieron una
oración cuando eran niños. En esta noción, para ser
cristiano, tanto el amor a Dios como el amor al pueblo de
Dios (la Iglesia) son opcionales. Las iglesias están llenas de
personas que han repetido la oración del pecador, por lo que
se supone que la mayoría de los asistentes a las iglesias
son verdaderos cristianos.
Con una visión barata de la salvación como esta, es fácil
ver por qué muchas iglesias funcionan como empresas. La
iglesia quiere crecer lo más rápido posible, y los inconversos
quieren una conciencia limpia de la forma más barata
posible; así, la iglesia está dispuesta a vender el evangelio
ofreciendo a los clientes una salvación accesible. Lo
importante es llevar a la gente a las puertas de la iglesia, por
cualquier medio posible, y luego hacer que se salven. Para
que estas personas sigan viniendo, la iglesia debe seguir
dándoles lo que quieren: una conciencia tranquila. Esto se
obtiene con un poco de verdad bíblica, un toque de
convicción y un montón de entretenimiento.
La iglesia impulsada por el consumidor quiere saber
cómo atraer y satisfacer al mayor número de personas.
¿Cómo puede la iglesia evitar que tales buscadores, como
el joven rico que buscó al Señor pero que
desgraciadamente se fue triste, se vayan decepcionados?
En un intento de ser sensibles a ellos, la iglesia ha pasado
de tomar su dirección desde las Escrituras a consultar
empresas de marketing y emplear las tácticas comerciales
del mundo. Se ha volcado al pragmatismo, donde el fin
justifica los medios. En otras palabras, la iglesia se siente
satisfecha de que la bendición del Señor esté sobre sus
esfuerzos debido al crecimiento rápido y la asistencia
récord.
Con este enfoque empresarial, el deísmo moralista y
terapéutico se ha apoderado de las iglesias. La iglesia ha
pasado de ser una asamblea de santos que adoran a Dios
en espíritu y verdad a una reunión social de cristianos
nominales que escuchan discursos motivacionales
semanales sobre cómo, al ser positivos y hacer lo correcto,
pueden experimentar su «mejor vida ahora». La gloria de
Dios y la santidad personal ya no son las fuerzas que
impulsan las actividades y funciones de la iglesia; más bien,
lo que gobierna la iglesia es el deseo de mantener a las
personas felices mientras viven una vida sin someterse
completamente al señorío de Cristo.
Al final, una visión baja de Dios y una visión elevada del
hombre conducen a la creencia fácil y a iglesias centradas
en el hombre que funcionan como empresas impulsadas por
el consumidor.
La Naturaleza de la Iglesia
Conclusión
¿Qué es la Iglesia? En pocas palabras, la Iglesia es la
comunión de Dios. Pero para ser más precisos, es
necesario incluir en nuestra definición las tres marcas
esenciales de la Iglesia. Así que la Iglesia es:
1. la comunión unificada {de Dios}[15], la cual consiste en
todos aquellos que han sido unidos invisiblemente a
Cristo y entre sí, y se manifiestan visiblemente en
asambleas locales que tienen compañerismo y trabajan
juntos para su propio beneficio individual y corporativo.
2. la comunión santa {de Dios}, que consiste en aquellos
que han sido apartados por el Espíritu y están siendo
santificados y moldeados a la imagen perfecta de
Cristo Jesús.
3. la comunión portadora de la verdad {de Dios}, la cual,
bajo sus oficiales ordenados y su disciplina, predica la
Palabra y observa las ordenanzas.
En resumen, si añadimos estas tres marcas esenciales
—unidad, santidad y verdad—, la Iglesia es la comunión de
los santos, que consiste en el pueblo unificado y santificado
de Cristo, que se ha comprometido a sostener la verdad
reuniéndose con sus líderes ordenados mientras se
entregan a la adoración a Dios mediante la predicación de la
Palabra, la observancia de las ordenanzas y el ejercicio de
la disciplina.
Entender la naturaleza de la Iglesia es vital porque es la
naturaleza de la Iglesia lo que determina la membresía, la
autoridad, el propósito y la adoración de la Iglesia. Dado que
la Iglesia es santa y unificada en la verdad por su propia
naturaleza, está llamada a ser santa y unificada en la verdad
en sus participantes, propósitos y prácticas.
Preguntas de Estudio
10.
¿Por qué la Iglesia invisible y universal se
manifiesta en asambleas visibles y locales?
11.
12.
13.
14.
15.
¿Cómo deberían las marcas de la Iglesia moldear
su propósito y misión?
16.
17.
La Membresía de la Iglesia
Dios llama a su pueblo a ser miembros activos y fieles de
una iglesia local. Ir a la iglesia no es algo que se deba
apretar en el horario semanal del cristiano, sino que debe
ser la actividad principal y el punto central de la vida
cristiana. El entretenimiento, los pasatiempos, el trabajo y la
familia son secundarios a la adoración a Dios en la
asamblea de los santos. En otras palabras, los cristianos
deben hacer girar sus horarios en torno a la vida de la
iglesia.
La razón principal para ir a la iglesia no es ser mejores
padres, esposos, trabajadores o ciudadanos, sino adorar a
Dios. Aquellos que solo van a la iglesia para adquirir
habilidades para afrontar mejor los problemas de la vida han
entendido mal el propósito de la iglesia. Por supuesto, la
iglesia ayudará al cristiano en todas las áreas de la vida,
pero el propósito principal del cristiano no es el yo, el trabajo
o la familia, sino Dios. Los cristianos han de ir a la iglesia
para glorificar a Dios, y si Dios ha de ser el centro de la vida
cristiana (y el centro de la familia cristiana), entonces la
iglesia ha de ser el centro de la agenda del cristiano.
Un rechazo al compromiso
Aun cuando las personas se unen a una iglesia, no se
espera que permanezcan comprometidas y fieles. Las
personas ya no dejan una iglesia por errores doctrinales u
otras cuestiones bíblicas, sino porque se han enterado
acerca de la nueva y emocionante iglesia que llegó a la
ciudad. En lugar de permanecer fieles al cuerpo de
creyentes al que se han unido, corren ansiosamente y se
unen al entusiasmo. Las personas también abandonan el
barco si les hieren sus sentimientos. Los postmodernos se
apresuran a cambiar de membresía por cualquier razón por
pequeña que sea. Atrás quedaron los días en que los
cristianos se mantenían fieles a una iglesia y buscaban
resolver sus diferencias con amor y humildad. El consejo de
Pablo para Evodia y Síntique de estar «en armonía en el
Señor» (Flp. 4:2) ya no vale la pena. Ahora escuchamos
cosas como: «Tienes que encontrar una iglesia que sea
adecuada para ti».
Supongo que este espíritu de falta de compromiso no es
tan nuevo; incluso el teólogo puritano John Owen se quejaba
de quienes saltaban de una iglesia a otra a finales del siglo
XVII:
Tampoco aprobamos en lo más mínimo la práctica de quienes,
ante cualquier falla de estas cosas en la iglesia, se creen
suficientemente justificados inmediatamente por sus propias
mentes para apartarse de su comunión. Mucho más
condenamos a los que se dejan guiar en estas cosas por sus
propias conjeturas y malentendidos; porque puede haber
quienes hacen que sus propias concepciones apresuradas
sean la regla de todas las administraciones de la iglesia y su
comunión; quienes, a menos que estén satisfechos en todas
las cosas, no pueden estar tranquilos en ninguna parte.[16]
Este tipo de independencia es penosa porque es
contraria a la verdad de la Palabra de Dios y a la unidad
entre hermanos. Aunque todos los cristianos tienen una
relación individual y personal con Cristo, también son
llamados a vivir su cristianismo dentro de la comunidad del
pueblo de Dios. El cristianismo es personal, pero no
individualista. De hecho, es su relación personal e invisible
con Cristo lo que impulsa a los creyentes a tener una
relación corporativa y visible entre ellos. El mismo Espíritu
que une a los creyentes con Cristo es el que une a los
creyentes entre sí. Amar a Cristo es amar a Su pueblo, y
someterse a Cristo es someterse a una iglesia local.
Algunos cristianos que viven a grandes distancias de una
iglesia sólida puede que no tengan otra alternativa que
escuchar sermones en casa junto a otros creyentes durante
una temporada. Pero los cristianos nunca deben
contentarse con esto como solución a largo plazo.
Algunos cristianos profesantes presentan innumerables
excusas por tomar la membresía de la iglesia a la ligera.
Este espíritu de individualismo está muy presente. También
prevalece una aversión al compromiso, la sumisión y la
rendición de cuentas. No obstante, independientemente de
la excusa, la vida cristiana no está diseñada para ser
experimentada fuera de una membresía fiel y activa dentro
de una comunidad, la asamblea de los santos bíblicamente
constituida: la iglesia local.
Conclusión
Si saltamos de iglesia en iglesia y movemos nuestra
membresía de aquí para allá tan casualmente, esto revela
que no consideramos la membresía de la iglesia como algo
tan importante. ¿Qué hay detrás de esta mentalidad de
«tómalo o déjalo»? La perspectiva de que la iglesia debe ser
manejada de la misma manera que el cine local favorito. La
iglesia se ha convertido en nada más que un deporte para
espectadores, otro lugar de entretenimiento al cuál asistir el
domingo sin ningún tipo de compromiso.
El hecho de que Cristo murió por la Iglesia debe elevarla
como algo más que una actividad de entrada y salida el
domingo por la mañana para nosotros. La membresía de la
iglesia es algo que Dios requiere de su pueblo, lo cual
incluye ponerse bajo el cuidado de la iglesia y bajo el
gobierno de los ancianos, comprometerse a asistir fielmente
y apoyar regularmente el ministerio, y hacerse responsable
del bienestar espiritual de otros dentro del cuerpo de la
iglesia. Cristo instituyó la Iglesia para los santos; evitarla es
considerarse más sabio que Dios (Mat. 16:18).
Podrían darse muchas otras razones para ser miembro
de una iglesia, pero estas son más que suficientes para
demostrar que Dios requiere que su pueblo viva su vida
cristiana en el contexto de ser activo y fiel a un cuerpo local
de creyentes.
Se necesita decir mucho más sobre las bendiciones y la
responsabilidad de los miembros de la iglesia, cómo se
deben establecer y gobernar las asambleas locales, y qué
funciones deben llevar a cabo en sus reuniones
organizadas; pero en este punto de nuestro estudio, está
claro que la membresía de la iglesia no es opcional para los
seguidores de Cristo.
Preguntas de Estudio
Los Deberes de la
Membresía de la Iglesia
Cada cristiano tiene la responsabilidad y el privilegio de
participar y compartir los dones espirituales que Dios ha
dado a la iglesia. Cada cristiano ha sido injertado en el
cuerpo de Cristo y ha recibido personalmente un don del
Espíritu Santo (Rom. 12:6) para ayudar al crecimiento
espiritual del cuerpo más grande de Cristo (Efe. 4:16). La
Iglesia como comunión de los santos es la portadora oficial
de la verdad de Dios, la cual consiste en aquellos que han
sido santificados y unidos juntos en Cristo Jesús, quienes
se reúnen regularmente para adorar a Dios a través de
practicar las ordenanzas y escuchar la Palabra predicada.
Los principales deberes y privilegios de cada miembro de la
iglesia son mantener la unidad a través de madurar en
santidad personal y corporativa mediante el crecimiento en
el conocimiento de la verdad. En otras palabras, la prioridad
de cada miembro de la iglesia incluye tres cosas básicas:
unidad, santidad y verdad.
Unidad
La unidad cristiana es algo hermoso a los ojos de Dios. Es
más que la ausencia de discordia, ya que incluye una cálida
comunión saturada de amor y buena voluntad. «Mirad», dice
David, «cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos
habiten juntos en armonía» (Sal. 133:1). No hay nada como
adorar juntos a Dios con un corazón y una mente unificados;
es lo más parecido al cielo en la tierra.
Esta unidad se establece por la comunión que los
cristianos tienen en Cristo Jesús. La Iglesia es un solo
cuerpo unido por un solo Espíritu (Efe. 4:5). Esta unidad es
más profunda que un interés común, pues está arraigada en
la vida espiritual que todo el pueblo de Dios comparte en
Cristo Jesús.
Por lo tanto, «no se exhorta a los cristianos a crear una
unidad entre ellos», afirmó Alan Stibbs, «como si no
existiera. Más bien, se les dice que se esfuercen primero
por preservar, y luego por dar una expresión plena y madura
a la unidad dada por el Espíritu que Dios ha creado. Esta
unidad, por su propia naturaleza, es fomentada y
consumada cuando los creyentes en Cristo disfrutan y
expresan juntos su comunión con el único Señor en el único
Espíritu».[26]
Lamentablemente no todas las iglesias experimentan esta
unidad. En las iglesias pueden abundar las fracciones, las
discordias y los grupitos, lo cual se debe a dos cosas. La
primera, al igual que el trigo y la cizaña a menudo crecen
juntos, los incrédulos se mezclan dentro de la membresía de
la iglesia. Sin regeneración espiritual, no hay unidad en el
Espíritu. La segunda es que, aunque los cristianos tienen
una nueva naturaleza y están unidos a Cristo y entre sí,
siguen luchando contra el pecado. Los cristianos pueden ser
orgullosos, ásperos e hirientes. Dondequiera que residan la
falta de perdón y el orgullo, la unidad tendrá dificultades para
progresar. Al no existir una iglesia perfecta, cada miembro
de la iglesia está llamado a luchar contra el pecado y
trabajar para mantener «la unidad del Espíritu en el vínculo
de la paz» (Efe. 4:3).
Santidad
Si bien la fe es el único requisito para unirse al cuerpo
universal de Cristo, se necesita algo más para unirse a una
iglesia local: una santidad visible. Cuando la iglesia invisible
se manifiesta en una sociedad local y visible, se necesita
alguna forma externa de afirmación para reconocer quién
pertenece a su comunidad. Es decir, la fe debe demostrarse
de forma tangible para unirse a una iglesia local. La iglesia
local no puede ver el corazón, por lo que debe juzgar la
profesión de una persona por sus obras de fe. John Owen
identificó los requerimientos para la membresía de la iglesia
local como «una doble profesión, una de palabras y otra de
obras».[31] En otras palabras, una persona necesita no solo
una profesión de fe sino una vida que esté de acuerdo con
esa profesión (Mat. 3:8).
En términos prácticos, las iglesias locales son
responsables de reservar la membresía de la iglesia solo
para aquellos que mantienen su testimonio cristiano. Joel
Beeke dice: «Es un escándalo cuando las iglesias
enumeran docenas, a veces cientos, de familias en sus
listas de miembros que rara vez asisten a los servicios de
adoración y muestran que no tienen una fe personal en
Cristo, no poseen una relación viva con Él».[32]
Verdad
La sana doctrina no es algo que solo deba interesar a los
pastores, es la responsabilidad de todos los miembros de
la iglesia. Cada miembro de la iglesia está llamado a
crecer en unidad y santidad a través de crecer en el
conocimiento de la verdad (Efe. 4:13-16). Como aquellos
que han sido redimidos y transformados por la verdad,
estamos llamados a abrazar, confesar, guardar y apoyar
la verdad.
Conclusión
Es evidente que la membresía de la iglesia debe tomarse en
serio. La iglesia no es una sala de cine en la que podemos
entrar y salir a nuestro antojo sin ningún compromiso. A
diferencia del cine, la iglesia es un lugar sagrado de
responsabilidad y rendición de cuentas.
Podríamos considerar todas estas responsabilidades
como una carga, pero eso sería un error y una idea
equivocada. En cambio, debemos considerar estas
responsabilidades como privilegios. Amar y servir al cuerpo
visible de Cristo en la tierra es amar y servir al Cristo
invisible en el cielo. Esto incluye el ser de beneficio para
otros y ser beneficiado por otros.
Qué gran gozo y privilegio es ser miembro de la Iglesia de
Cristo. Por esto Martyn Lloyd-Jones dijo: «Debemos volver
a entender la idea de la membresía de la iglesia como ser
parte de la membresía del cuerpo de Cristo y como el mayor
honor que puede venir al hombre en este mundo».[33]
Preguntas de Estudio
La Autoridad de la Iglesia
El Poder y la Disciplina de la
Iglesia
Dios ha otorgado a la iglesia poder y autoridad. La iglesia no
es una débil conformación de personas que se reúnen por
iniciativa propia y se inventan sus propios objetivos y
reglamentos sobre la marcha. La iglesia no es un club social
hecho por el hombre que crea sus propias reglas de
administración. Más bien, la iglesia es una institución divina
santa equipada por Dios y guiada por Su Espíritu. La iglesia
local es un organismo vivo al que Dios ha dado autoridad y
poder para ejecutar y llevar a cabo sus propósitos
establecidos y ejercer su disciplina cuando sea necesario.
Aunque la iglesia no tiene el poder de escribir y prescribir
nuevas doctrinas, leyes y ordenanzas (ya que ese poder le
pertenece solo a Cristo), sí tiene el poder de publicar y
ejecutar las doctrinas, leyes y ordenanzas de Cristo para
asegurarse de que los miembros de Cristo están caminando
en fe y obediencia.
El poder de la Iglesia
Dios no ha dado a la iglesia la autoridad para hacer lo que
quiera. La iglesia no tiene permiso para crear sus propios
objetivos, llevar a cabo sus propios deseos y funcionar
según sus propias reglas. La iglesia no tiene derecho a atar
la conciencia de sus miembros a normas y objetivos
inventados. El poder legislativo pertenece solo a la cabeza
de la Iglesia, Cristo Jesús.
La disciplina de la Iglesia
Además, el poder de la iglesia se puede ver claramente en
su autoridad para ejercer su disciplina. Porque donde no hay
autoridad para disciplinar la desobediencia, no hay autoridad
para ordenar la obediencia. Por ejemplo, tú y tu cónyuge, no
los extraños, tienen la jurisdicción para disciplinar a tus hijos
porque solo tú y tu cónyuge tienen la autoridad para decirles
cómo deben comportarse. De la misma manera, Cristo ha
dado a la iglesia jurisdicción sobre sus miembros porque
Cristo ha dado a la iglesia el poder de hacer que sus
miembros rindan cuentas a la Palabra de Dios y de
disciplinar a sus miembros desobedientes.
Habiendo dicho esto, ahora entendemos que el pecado
nunca debe ser tratado a la ligera. Los cristianos deben
buscar la santidad con todo su corazón y hacer todo lo
posible por crucificar los deseos de la carne (Rom. 13:14).
Así como los cristianos individuales no deben tolerar los
pecados persistentes en sus vidas, la iglesia no debe
excusar el pecado habitual e impenitente entre sus
miembros. La iglesia debe lidiar con la levadura antes de
que contamine la integridad espiritual de toda la iglesia (1
Cor. 5:7-8). Por eso, cuando sea necesario, la iglesia está
autorizada y obligada por Dios a llevar a cabo su disciplina.
Conclusión
La iglesia no es una institución hecha por el hombre que
opera bajo su propia autoridad y poder. La iglesia es
establecida y gobernada por Cristo. Cuando la iglesia está
alineada con las Escrituras, su comisión es divina, su
doctrina poderosa y su disciplina vinculante. Los cristianos
están llamados a someterse a su enseñanza y disciplina;
quienes se niegan a escuchar a la iglesia se niegan a
escuchar a Dios (Luc. 10:16). En resumen, Cristo ha dado
poder y autoridad a la iglesia para proclamar y ejecutar su
enseñanza a fin de instruir y animar a Su pueblo a obedecer
lo que Él ha mandado.
Preguntas de Estudio
6. Hospedador 6. Probado
7. Apto para 7. Irreprensible
enseñar*
8. No dado al 8. Esposa fiel
vino
9. No violento 9. Ejemplo en su
10. No liderazgo en su familia
codicioso
11. Paciente
12. No
contencioso
13. No avaro
14. Ejemplo
en liderar a
su familia
15. No un
neófito
16. Un buen
testimonio
para los que
están fuera
de la iglesia
* Note que solo hay una diferencia esencial entre los oficios de
anciano y diácono: la habilidad para enseñar.
Conclusión
Solo hay dos oficios ordenados en la iglesia: ancianos y
diáconos. Ambos están llamados a servir y ministrar al
pueblo de Dios, y los ancianos tienen la responsabilidad
especial de enseñar, predicar y liderar. Estos dos oficios,
son suficientes para ministrar y supervisar la Iglesia del
Dios vivo.
Preguntas de Estudio
El Gobierno de la Iglesia
¿Quién está a cargo? Por supuesto, Cristo es la cabeza de
la iglesia, pero ¿quién toma las decisiones importantes,
como elegir el color de la nueva alfombra para el santuario?
¿Las decisiones se toman por mayoría de votos de la
congregación, o los ancianos toman todas las decisiones?
En este capítulo, veremos que la Biblia ha dado la
supervisión de la iglesia a una pluralidad de ancianos
quienes rinden cuentas al cuerpo de la iglesia.
La separación de poder
Cristo, como cabeza única de la iglesia, no delega poder
exclusivamente en los ancianos o en la congregación, sino
que otorga cierta autoridad a los ancianos, y cierta
autoridad a la congregación. Los ancianos tienen autoridad
para enseñar, administrar las ordenanzas, convocar
reuniones especiales, supervisar y liderar, mientras que la
congregación tiene autoridad para elegir y remover a sus
ancianos, aceptar nuevos miembros además de disciplinar y
expulsar a los miembros rebeldes.
Los ancianos y la congregación reciben su respectiva
autoridad no el uno del otro, sino directa e inmediatamente
de Cristo, quien es cabeza de la iglesia. Por ejemplo, las
responsabilidades de los ancianos se derivan de la
autoridad de Cristo, no de la autoridad de la congregación.
Sí, los ancianos deben rendir cuentas a la congregación,
pero sus deberes les son dados por Cristo. De igual
manera, los ancianos no tienen derecho a quitar ninguno de
los privilegios y responsabilidades que Cristo ha delegado
directamente a la congregación.
Conclusión
En conclusión, la Escritura llama a todos los cristianos a
someterse unos a otros. Incluso si nosotros, como
cristianos individuales, tenemos mayor sabiduría y más
madurez espiritual que los ancianos de nuestra iglesia,
mientras nuestros ancianos no abusen de su poder
delegado contradiciendo las claras enseñanzas de las
Escrituras, estamos llamados a someternos y apoyar las
decisiones de la iglesia. Se necesita más gracia, amor y
humildad para someterse y apoyar a los ancianos de una
iglesia que para mantenernos firmes en nuestras opiniones
particulares. Y, afortunadamente, el color de la alfombra no
es tan importante como la belleza de los hermanos que
habitan juntos en armonía (Sal. 133:1).
Cuán hermoso y dulce es ver a los ancianos gobernar de
acuerdo con los principios de la Escritura en el espíritu de
humildad y amor, y ver a la congregación buscando
colectivamente ser solidaria y sumisa al gobierno y la
autoridad de la iglesia. ¡Oh, que Dios conceda a su iglesia la
gracia de vivir este modelo divino y bíblico!
Preguntas de Estudio
El Propósito de la Iglesia
La Misión de la Iglesia
Hay mucha confusión con respecto al propósito de la iglesia.
¿Existe la Iglesia para alimentar y vestir a los pobres sin
hogar? ¿Existe la Iglesia para traer una restauración
cósmica y una reforma política en nuestra sociedad?
¿Existe la Iglesia para combatir las injusticias y
desigualdades sociales? Por supuesto, la Iglesia existe para
predicar el evangelio, pero ¿qué pasa con estos otros
objetivos?
Para responder a estas preguntas es importante que
examinemos tres cosas. En primer lugar, necesitamos una
comprensión básica de la teología bíblica para poder evaluar
adecuadamente el papel que desempeña la Iglesia al llevar a
cabo el propósito de Dios en la tierra en la historia de la
redención. En segundo lugar, debemos examinar la
naturaleza de la Iglesia para poder entender primero por qué
existe. En tercer lugar, tenemos que observar la declaración
de misión que Cristo entregó a la Iglesia para poder
entender su propósito. En resumen, necesitamos entender:
(1) el papel que juega la Iglesia en la historia de la redención,
(2) la naturaleza de la Iglesia, y (3) la Gran Comisión.
La historia de la redención
Para empezar, necesitamos tener una comprensión
fundamental de la teología bíblica y del papel que
desempeña la Iglesia en la historia de la redención.
La naturaleza de la Iglesia
No solo la historia de la redención arroja luz sobre la misión
de la Iglesia, también la naturaleza de la Iglesia muestra su
misión. Al igual que los martillos, las grapadoras, los
bolígrafos y otras herramientas e instrumentos similares
están hechos para hacer lo que fueron diseñados, la Iglesia
está llamada a hacer lo que Dios la diseño a ser. Como
afirma Earl Blackburn: «La existencia y la naturaleza de la
Iglesia no pueden separarse de su propósito».[37]
La Iglesia fue establecida por el Señor para adorar y
glorificar a Dios proclamando el evangelio al mundo y siendo
la administradora de los medios de santificación de los
santos a través de la defensa y propagación de la Palabra
de Dios. Pablo explica en Efesios 4:9-16 que la Iglesia tiene
tres objetivos claros: (1) mantener su unidad intrínseca en
Cristo funcionando como una comunidad interdependiente;
(2) crecer en santidad en la búsqueda de la santidad
personal y corporativa; (3) y mantenerse firme en creer y
proclamar la verdad.
Cada uno de los objetivos no solo está ligado al otro, sino
que ayuda a la realización del otro. Al madurar en estas tres
áreas (unidad, santidad y verdad), la Iglesia glorifica a Dios
cuando cumple su propósito. ¿Cuál es el propósito de la
Iglesia? Ser lo que Dios la diseño a ser; un pueblo unido y
santo, quienes sostienen, siguen y proclaman la verdad de
la Palabra de Dios sin concesiones.
Conclusión
Según la historia de la redención, la naturaleza de la Iglesia y
la gran comisión, la Iglesia debe funcionar como una
embajada del cielo que crece en unidad, santidad y
conocimiento al reunirse en comunión, edificación mutua e
instrucción a través de la explicación y aplicación de las
Sagradas Escrituras, mientras se multiplica llevando el
evangelio a los perdidos de su familia, su comunidad y hasta
los confines de la tierra.
Preguntas de Estudio
11.
12.
13.
La Metodología de la Iglesia
El fin principal y único de la Iglesia es glorificar a Dios. No
obstante, glorificar a Dios no puede ocurrir sin santidad, y la
santidad no puede existir sin la verdad. Con este propósito
el Señor estableció la Iglesia, para glorificar a Dios siendo
un medio para evangelizar a los perdidos y santificar a los
santos a través de la verdad.
Ya que la Iglesia es el pueblo santo de Dios a quien se le
ha confiado la verdad, Dios pide a la Iglesia que sea lo que
es en la práctica. Estaría fuera de lugar, por ejemplo, que la
Iglesia buscara redefinirse en un deseo de aumentar su
influencia y aceptabilidad en el mundo. La Iglesia está
llamada a ser ella misma y a vivir su propia naturaleza en un
mundo oscuro, hostil e impío. En términos prácticos, la
Iglesia no debe ser influenciada y moldeada por la cultura,
sino que debe ser una influencia santificadora en la cultura.
Precisamente en este punto, en la forma en que la Iglesia
se relaciona con la cultura, es donde la Iglesia se ve tentada
a abandonar su propósito. La Biblia es clara en cuanto a
que la Iglesia es santa y está llamada a ser santa, y el
mundo es impío y siempre lo será. La cultura del mundo está
formada por sus valores, las cosas de la carne, mientras
que la cultura de la Iglesia está formada por sus valores, las
cosas del Espíritu.
Los cristianos viven en ambas esferas (el reino de Dios y
el reino de este mundo), por lo que habrá cierta coincidencia
en las actividades culturales que el cristiano disfruta (por
ejemplo, la música, el lenguaje, la comida, la vestimenta).
Pero cuando la Iglesia olvida que las principales influencias
de la cultura secular son los valores mundanos y que los
valores del mundo se oponen a los valores espirituales de la
iglesia, no pasará mucho tiempo antes de que la Iglesia sea
moldeada por los valores del mundo. Cuando la Iglesia
comienza a dejarse llevar por los valores del mundo y olvida
la distinción entre santidad y mundanidad, pronto olvidará su
propósito. Y si la línea entre una Iglesia santa y el mundo
secular se desvanece, indudablemente la Iglesia se vuelve
antropocéntrica (centrada en el hombre) en lugar de
cristocéntrica (centrada en Cristo).
Motivaciones
Una vez más, ¡no me malinterpreten! La respuesta no es
que la Iglesia se aleje de todas las influencias culturales y
elimine cualquier preocupación por la estética exterior. Esto
no solo es imposible, sino que además no es el verdadero
tema central. Por ejemplo, cuando Pablo instó a las mujeres
piadosas a preocuparse más por mostrar su belleza interior
que su belleza exterior, no estaba sugiriendo que dejaran de
peinarse y eliminaran toda consideración de su aspecto
exterior. De la misma manera, hay un lugar para el
embellecimiento de las instalaciones de la iglesia, para tocar
los instrumentos musicales con habilidad y para vestirse
adecuadamente para el culto. Sin embargo, estas cosas
externas no deben eclipsar o distraer a los demás de lo que
es importante: el evangelio de Jesucristo.
Las iglesias con diferentes características demográficas
naturalmente tendrán un aspecto diferente. Una mega-
iglesia en Seattle puede no parecerse a una pequeña iglesia
rural en Mississippi, pero ninguna de las dos debería tratar
de distinguirse por su apariencia externa. Una iglesia
vaquera, una iglesia hipster, una iglesia para oficinistas o
una iglesia para obreros pueden ser atractivas para grupos
específicos de personas, pero esa marca pone el foco en lo
que no es.
Por lo tanto, la verdadera cuestión aquí es la motivación
que hay detrás de ese marketing y esa estrategia de marca.
¿Cuál es la razón por la que la iglesia quiere apelar a los
sentidos físicos de la gente? ¿Intentan honrar a Cristo, o
pretenden obtener una mayor audiencia recurriendo al
deseo de la gente de entretenerse y tener sus sentidos
físicos estimulados por una experiencia multisensorial? ¿Por
qué una iglesia trataría deliberadamente de adornar el
glorioso evangelio con imágenes que son culturalmente
conocidas (incluso por los perdidos) por ser atrevidas,
arriesgadas y tabú? Las iglesias también deben cuidar que
sus motivaciones no estén impulsadas por un deseo oculto
de escandalizar a los conservadores, fundamentalistas y
tradicionalistas apelando al natural espíritu rebelde del
hombre perdido.
Conclusión
No es necesario que la Iglesia trate de re-empaquetar el
evangelio en una envoltura secular para que el Amado sea
más atractivo y aceptable a la cultura secular. La marca
distintiva de toda iglesia verdadera no debe ser sus
instalaciones, sus programas por edades, su estilo de
música o cualquier otra cuestión secundaria. La marca
distintiva de toda iglesia verdadera debe ser la verdad.
Alcanzar la cultura es un buen objetivo, pero no debe
convertirse en el objetivo principal. Cuando esto sucede, la
iglesia no puede alcanzar eficazmente la cultura. Un
testimonio a medias es lo último que el mundo necesita. Más
bien, la Escritura enseña que el objetivo de la Iglesia debe
ser la búsqueda del Dios santo. Cuanto más duro y rápido
corra la Iglesia en pos de Dios (a través de la verdad), más
brillará su iluminación espiritual en este mundo impío y
secular. Solo cuando la Iglesia es cristocéntrica y no se
avergüenza de todo el consejo de Dios es una luz verdadera
en el mundo.
Preguntas de Estudio
La Enseñanza de la Iglesia
Gran parte del cristianismo contemporáneo ha abandonado
sus raíces y se ha vuelto abiertamente no confesional. Las
iglesias ya no son bautistas, presbiterianas o metodistas,
sino que se han convertido en no confesionales. La Primera
Iglesia Bautista ha cambiado su nombre por el de El Viaje, y
la Iglesia Bíblica se ha convertido en la Iglesia Vida Nueva.
La Iglesia sobre la Roca salió de las Asambleas de Dios,
pero ¿quién lo sabe? Con el fin de crecer y ser incluyentes,
las iglesias tienen miedo de definirse a sí mismas y decir a
la gente en qué creen. La ambigüedad doctrinal ha
sustituido las antiguas confesiones de fe, y el cristianismo
contemporáneo parece contentarse en identificarse
únicamente con generalidades imprecisas. La meta es
experimentar a Jesús y encontrar el significado y propósito
personal sin ninguna definición clara. Esta nueva actitud se
ve reflejada en esta declaración que alguien publicó en
Facebook:
La teología y la doctrina son muy raramente (si es que lo son)
amigas de Jesús. Tienen buenas intenciones, pero al enemigo
no hay nada que le guste más que hacer que los hijos de Dios
renuncien a una relación de amor vibrante y apasionada con
Jesús y la sustituyan por doctrina y declaraciones escritas. Por
favor, nunca abras la Biblia para buscar que decirle a los
demás sobre lo que crees; abre la Palabra de Dios para
sentarte en Su presencia, hablar con Él y que Él te hable.
Jesús odia ser investigado. Él es una persona y te invita a
conocerlo.
Aunque esto suene espiritual, es ingenuo pensar que es
posible conocer a Cristo experiencialmente sin la doctrina
bíblica. Afirmaciones como esta no solo son ingenuas, sino
que son contradictorias. Los que hacen estas afirmaciones
están haciendo una declaración doctrinal y diciendo a los
demás lo que tienen que creer.
Este intercambio de confesiones por concesiones es la
nueva teología mística del cristianismo actual. Parece que
hay varias razones por las que el cristianismo
contemporáneo ha sustituido sus confesiones doctrinales
por generalidades imprecisas y sueltas: (1) indiferencia, (2)
ignorancia, (3) pragmatismo y (4) misticismo.
De estas cuatro razones, el misticismo es la que
queremos exponer en este capítulo. No es que las otras
tres razones sean irrelevantes, pero parece que el
misticismo es la verdadera raíz detrás de las otras tres. Sin
embargo, antes de abordar el misticismo, destaquemos
rápidamente las tres primeras razones por las que las
confesiones han desaparecido del cristianismo
contemporáneo.
1. Indiferencia
Algunos cristianos no ven valor alguno en las confesiones
de fe. No es que estos creyentes estén en contra de las
confesiones, sino que no les han dado mucha importancia.
La idea es la siguiente: la doctrina no es tan importante
mientras la gente ame a Jesús. Cuando buscan una nueva
iglesia a donde ir, los de este grupo no se preocupan tanto
por las normas doctrinales de la iglesia como por conocer
los programas para niños y el estilo musical del culto. Para
ellos, lo que caracteriza a una buena iglesia no son sus
creencias, sino sus atractivos programas.
2. Ignorancia
Generalmente este grupo se compone de aquellos que se
enorgullecen de hacer de la Biblia su confesión de fe
preferida. Su credo es «No hay más credo que la Biblia».
Aquellos que se enorgullecen de este tipo de posición anti-
credo piensan que un credo o confesión suplanta la Palabra
de Dios como autoridad suprema de fe y práctica. Este
punto de vista puede provenir de un corazón bien
intencionado, pero también proviene de una mente
desinformada. Como B. H. Carroll explicó: «Nunca ha
habido un hombre en el mundo sin un credo. ¿Qué es un
credo? Un Credo es lo que crees. ¿Qué es una confesión?
Es una declaración de lo que crees. Esa declaración puede
ser oral o escrita, pero el credo está ahí explícito o
implícito».[42]
El punto de Carroll es que es imposible no tener un credo
o confesión. El hecho de que una iglesia se niegue a
adoptar una confesión o poner sus creencias por escrito no
significa que no tenga credo, en el sentido de que tienen su
propia interpretación de las Escrituras. Decir: «No tengo
más credo que la Biblia», es como decir: «Mi único credo es
mi comprensión de la Biblia», y a la vez negarse a elaborar
su comprensión de la Biblia. El hecho de que la Iglesia sea
comisionada a predicar y enseñar la Biblia es evidencia de
que la Iglesia debe dar a conocer a todos su interpretación
de la Biblia.
3. Pragmatismo
Otra razón por la que las iglesias no quieren definirse
doctrinalmente es porque se piensa que las confesiones
públicas son demasiado restrictivas. Las confesiones
quedan guardadas porque el objetivo es crecer. Así,
mientras más incluyente sea la iglesia, mejor. Para
acomodarse al objetivo actual, el credo de la iglesia es
ahora «Mentes, corazones y puertas abiertos». Este credo
es incluyente y no excluye a ninguna persona religiosa. Este
tipo de apertura ecuménica proviene de un rechazo a tomar
una postura pública en favor de la verdad.
Que una iglesia diga que tiene la «mente abierta» es
decir que todavía no ha llegado a ninguna conclusión. Todos
los visitantes, con sus diversas opiniones y estilos de vida,
son bienvenidos a participar en la conversación en curso.
Por ejemplo, confirmar y exponer la depravación del hombre
puede ofender a los buscadores e impedirles venir a la
iglesia y experimentar a Jesús en la adoración. Resulta
entonces mejor minimizar la verdad doctrinal y mantener el
amor (una emoción subjetiva) y un Jesús impreciso como
punto central. Estos fines pragmáticos, en sus mentes, son
la mejor manera de hacer crecer la iglesia y conectar a la
gente con el amor de Jesús.
Dado que la sanidad doctrinal no es una prioridad para la
mayoría de las personas que van a la iglesia, las iglesias se
niegan intencionalmente a hacer de la sana doctrina su
prioridad. Tristemente, menos verdad significa más gente. Y
como el objetivo primordial es crecer numéricamente, esas
iglesias se contentan con confesar lo menos posible para
mantenerse dentro de los límites de la ortodoxia cristiana.
4. Misticismo
Uno de los principales problemas, si no el principal, del
cristianismo anticonfesional actual es el misticismo. El
misticismo es un intento de hallar significado sin
definiciones. Busca una experiencia existencial de auto-
validación y una experiencia personal que «me hable» fuera
de las Escrituras. Debido al deseo de algo nuevo o
directamente personal, los buscadores no buscan
instrucción doctrinal.
Para que las iglesias traigan a los buscadores incrédulos
(que no están interesados en conocer y obedecer a Dios) a
una experiencia de adoración, necesitan quitar el enfoque
de la verdad de las Escrituras, pues los incrédulos pueden
disfrutar de la adoración mientras no sepan a quién y qué
están adorando. Y si las iglesias pueden mantener el
enfoque en las emociones del adorador, entonces los
adoradores incrédulos pueden adorar sin creer.
No hace falta que haya ningún fundamento doctrinal tras
la emoción, siempre que las emociones sean auténticas.
Cuando se utilizan palabras, lo importante no es su
significado objetivo, sino sus connotaciones subjetivas.
Términos religiosos ambiguos como Dios, Espíritu, Jesús e
incluso la palabra evangelio están bien mientras no estén
claramente definidos. Es mejor permitir que los asistentes
se sientan espirituales sin tener que pensar en sentirse
poco espirituales por haberse visto obligados a pensar. Si
las palabras utilizadas en el culto siguen siendo ambiguas,
los asistentes pueden experimentar un momento
trascendente sin tener que enfrentarse a un Dios santo
mientras permanecen en sus pecados. Una vez más,
cuanto más espirituales, trascendentes, místicas y
ambiguas sean las letras de las canciones y el sermón, más
probabilidades habrá de estimular una experiencia
emocional e inefable para el asistente.
El objetivo de estos adoradores comienza como un
deseo de tener una conexión espiritual con Dios, pero se
busca más la experiencia que a Dios mismo. «Aquí estoy
para adorar», como dice la canción, podría llevar a este tipo
de enfoque propio. Es este impulso y deseo de una
experiencia mística hoy lo que actúa como una nube espesa
y oscura que se filtra en las grietas de la iglesia
contemporánea con el anuncio de provocar un culto
«auténtico». En resumen, para que el misticismo funcione,
la enseñanza doctrinal clara debe quedar como una cosa
del pasado.
4. ¿Qué es el misticismo?
La Adoración de la Iglesia
Teología de la Adoración
Dado que el propósito de la Iglesia es promover la madurez
por medio de la unidad, la santidad y la verdad, entonces las
actividades y funciones específicas de la Iglesia deben
centrarse en lograr estos objetivos más amplios. Sin
embargo, muchas iglesias se han desviado en este aspecto.
Se ha quitado el énfasis de estos objetivos bíblicos y se ha
puesto en cuestiones secundarias o, peor aún, centradas
en el hombre. El crecimiento numérico se ha convertido
frecuentemente en algo de primera importancia, se hace lo
que sea para llenar sillas de las iglesias sin ninguna
consideración de una base bíblica. Al hacerlo, muchas
iglesias han abandonado el modelo bíblico y en su lugar se
han vuelto pragmáticas, relativistas, comerciales y
orientadas al consumidor.
Este tipo de filosofía de «el fin justifica los medios»
reduce a la iglesia a nada más que un negocio sin poder.
Las actividades desmesuradas, basadas en la edad, que
desconectan a la familia y crean «una experiencia de
adoración personal y dinámica», deben ser entregadas tal y
como se publicitan. ¿Por qué se ha hecho tan popular este
modelo? Porque es lo que buscan los asistentes de hoy,
quienes tienen un estilo vida repleto de ocupaciones.
Lamentablemente, muchas personas eligen una iglesia no
por su fidelidad a las Escrituras y ni por la unidad y
semejanza con Cristo de sus miembros (sin importar el
tamaño), sino por el estilo musical del culto y el número de
programas y actividades sociales que se ofrecen. Las
personas buscan conexiones sociales y por eso se sienten
atraídas por las iglesias con el mayor número de personas.
Los padres deciden no elegir cierta iglesia bajo el pretexto
de querer lo mejor para sus hijos. Y así va el mercado de un
buffet de opciones eclesiásticas y el afán por ofrecer la
siguiente técnica atractiva. Estas iglesias sensibles a los
buscadores han recurrido a dar a la gente lo que quiere, no
lo que necesita. Han sustituido el intento de agradar a Dios
por la trampa de agradar a los hombres. Estas iglesias
funcionan más bien como un negocio, y están dispuestas a
suministrar todo lo que se demande.
La iglesia primitiva tenía un enfoque mucho más sencillo
al centrarse en la predicación de la Palabra, la comunión y
la oración (Hch. 2:42). Por muy poco dramático que pueda
sonar a oídos modernos, esto es lo que la iglesia primitiva
procuraba hacer. Sustituir estos objetivos bíblicos por
intereses secundarios o centrados en el hombre solo puede
dar lugar a un cristianismo nominal.
Para entender por qué la Iglesia debe adorar a Dios a
través de los medios establecidos, es importante entender
cómo funciona la adoración. En última instancia, lo que
determina la forma en que una iglesia intenta adorar a Dios
es la teología de la Iglesia.
En otras palabras, aunque la composición cultural y
demográfica de una congregación puede influenciar su
adoración, la característica principal que da forma a la
adoración es la teología de la Iglesia. Toda iglesia tiene
creencias fundamentales sobre Dios, la salvación y el
hombre. Incluso la mala teología sigue siendo teología, y la
teología de cada iglesia moldea su adoración.
El culto católico romano se centra en la misa porque la
teología católica de la salvación se basa en los
sacramentos. La teología de Charles Finney llevó a muchos
en la iglesia a cambiar de una adoración orientada a la
Palabra a un servicio impulsado por las emociones. ¿Por
qué? Porque, según Finney, la salvación era el resultado de
la persuasión y la atracción emocional. Asimismo, el
pragmatismo es la teología que en el fondo impulsa a la
iglesia sensible al buscador. Las exigencias del consumidor
han hecho que la iglesia convierta su culto en una forma de
entretenimiento con una lección terapéutica y motivadora.
La creatividad en el culto, que la iglesia emergente enfatiza,
se basa en una teología siempre cambiante que no contiene
absolutos.
La conclusión es que la teología es importante cuando se
trata de la adoración. Aprendemos lo que una iglesia cree
sobre Dios, el hombre y la salvación por la forma en que
esa iglesia adora a Dios. Por ello la Iglesia necesita adorar
de una manera que refleje una sólida teología de la
adoración. Si la Iglesia desea adorar a Dios, es fundamental
que conozca primero lo que es la adoración bíblica.
La adoración es en la Verdad
Cristo nunca se dará a conocer a nosotros sino por medio
de la verdad que se encuentra en la Sagrada Escritura
(Rom. 10:14-15). Si la adoración es resultado del
conocimiento de Dios, entonces la adoración debe estar
fundamentada en la verdad de las Escrituras. La fe está en
el corazón mismo de la adoración, y los adoradores deben
vivir de acuerdo con cada palabra inspirada que ha salido
de la boca de Dios, palabras que están registradas en las
Sagradas Escrituras. Repito, la adoración sin teología es
idolatría.
Conclusión
En resumen, Dios es el autor, el facilitador y el objeto de
nuestra adoración. No podemos adorar a Dios sin el poder
de Dios. El Espíritu de Dios debe iluminar la verdad del Hijo
de Dios para que podamos dar gloria a Dios. No podemos
adorar a Dios sin adorar en Espíritu y verdad. Si esta es la
teología de la adoración, la forma como funciona la
adoración, entonces es imposible adorar a Dios separados
de la Palabra de Dios.
Preguntas de Estudio
Conclusión
Aunque habrá otras actividades dentro de la vida de la
iglesia, la predicación, la oración, el canto y la participación
en las ordenanzas son los elementos de la adoración que
los impulsan a todos. Estas son las actividades que Dios
ordenó a la Iglesia como medio para comunicar y aplicar Su
Palabra. Solo cuando estos medios de gracia se realizan
fielmente, la Iglesia puede esperar la presencia del Espíritu.
Preguntas de Estudio
Principios de la Adoración
Algunos pueden pensar que «no importa cómo adoremos,
siempre y cuando estemos adorando a Dios». Tristemente
esto es lo que creen muchos adoradores, y es la razón por
la que hoy se permite casi cualquier cosa en los servicios de
adoración.
Pero, cuando leemos las Escrituras, aprendemos que
Dios ha matado a los adoradores no porque adoraban a un
dios falso, sino porque no adoraban al Dios verdadero de la
manera Él ha establecido (Lev. 10; 1 Cor. 11:30). Nuestro
Dios no solo está interesado en que lo adoremos, sino
también en cómo lo adoramos.
Basándonos en la teología de la adoración expuesta en el
capítulo anterior, existen al menos siete principios bíblicos
que regulan nuestra adoración, principios que trascienden
las influencias culturales.
Conclusión
En este libro, me he esforzado por explicar la naturaleza, la
autoridad, el propósito y la adoración de la Iglesia. Es mi
esperanza que, además de obtener una mejor comprensión
de la naturaleza de la Iglesia, disfrutemos de un mayor
aprecio y amor por la Iglesia que nos lleve a estar fielmente
comprometidos a servir y glorificar a Cristo en la Iglesia.
Preguntas de Estudio
Efesios 3:20-21
Media Gratiae es un ministerio multimedia independiente sin
fines de lucro con sede en New Albany, Mississippi, EE. UU.
Nuestro deseo es producir recursos audiovisuales e
impresos para la gloria de Cristo y para el beneficio de Su
Iglesia.
Cristo ha cumplido plenamente la redención que el Padre
planeó, y ahora el Espíritu está aplicando esa gracia en las
vidas del pueblo de Dios en todo el mundo. Dios ha
designado ciertos “medios” para que sirvan como canales a
través de los cuales el Espíritu aplica esa gracia. El alcance
de la obra que Media Gratiae produce tiene por objetivo
ayudar a la Iglesia en los Estados Unidos de Norteamérica y
en el extranjero en su tarea de cumplir la Gran Comisión
mediante el uso de esos medios.
www.mediagratiae.org
P.O. Box 21 | New Albany, MS | 38652
info@mediagratiae.org
[1] John Murray, Redemption Accomplished and Applied {título
oficial: La Redención Consumada y Aplicada} (Grand Rapids:
Eerdmans, 1955), p. 113. Nota de los traductores: Para la traducción
de todos los fragmentos tomados de esta fuente nos guiamos por la
edición en inglés citada aquí.
[2] John Owen, “The Mutual Care of Believers Over One Another”
Christian Soldiers, ed. Don Kistler (Morgan, PA: Soli Deo Gloria,
1999), p. 39.
[29] Charles Hodge, Commentary on the Epistle to the Ephesians
[38] Don Kistler, “Blest Be the Tie That Binds” {trad. no oficial:
Bendito Sean el Lazo que Une} en Onward Christian Soldiers, ed.
Don Kistler (Morgan, PA. Soli Deo Gloria, 1999), p. 98.
[39] Charles H. Spurgeon, Morning and Evening {trad. no oficial: