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TEMA Nº 1 DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN (PEDAGOGÍA).

“La educación como derecho desde un enfoque interseccional. Políticas educativas y práctica
profesional para garantizar su cumplimiento.”
INTRODUCCIÓN
Posicionarse frente a una temática tan compleja y discurrir teórica y valorativamente, vuelve
trascendente una delimitación de los aspectos fundantes, sustantivos y estructurantes que
convertirán todo lo elaborado en un discurso crítico, articulado y criterioso. En busca de esa
aspiración es que el presente trabajo se organiza en virtud de la apreciación basada en la
perspectiva de las Ciencias de la Educación, en el contexto específico de la Pedagogía. Ahora
bien, en pleno siglo XXI, dicha temática ha cobrado valor y vigencia por los postulados a los que
alude, entre ellos cabe señalar que la misma refiere al estudio y análisis pedagógico de la
premisa que refiere a la educación como derecho desde un enfoque interseccional, con énfasis
en las políticas educativas y la práctica profesional que la garantizan. Es así que esta ponencia
teórica convoca a reflexionar sobre algunos puntos y cuestiones de fundamental importancia, en
base a ello se plantean las siguientes interrogantes disparadoras: La premisa de la educación
como derecho, ¿se vehiculiza en los hechos? ¿Cuál es el alcance y significado de la misma a la
luz de las políticas educativas? ¿Cuál es el estado de situación de la Educación actual? ¿Cómo
se materializa en las prácticas educativas? ¿Cuál es el impacto pedagógico de estas propuestas
en el contexto educativo actual?
DESARROLLO
El propósito de la presente teorización está orientado a reflexionar sobre la educación como
derecho, acompañado del análisis de las políticas educativas que sirven de garantía para la
realización de este derecho. Análisis que es pertinente llevar a cabo desde una mirada reflexiva
en el marco de un contexto pedagógico, y de la práctica profesional, estudiando el posible
impacto de las mismas en el ámbito educativo de la Educación Común.
Las concepciones contemporáneas sobre la democracia, particularmente, la democracia social,
requieren pensar nuevos modelos de educación vinculados al desarrollo del hombre y la
sociedad. Una visión integral del desarrollo democrático exige ver lo económico, lo político, lo
cultural y lo social formando parte de un mismo enfoque centrado en el hombre.
La educación democrática contribuirá a la construcción de una cultura de los derechos, una
cultura de la solidaridad, una cultura de la paz. La educación es un derecho humano fundamental,
esencial para poder ejercitar todos los demás derechos. La educación promueve la libertad y la
autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo.
La educación es un instrumento poderoso que permite a los niños y adultos que se encuentran
social y económicamente marginados salir de la pobreza por su propio esfuerzo y participar
plenamente en la vida de la comunidad.
De este modo, en la Declaración Universal de los DDHH, el Derecho a la Educación (artículo 26)
quedó estipulado en torno a estas tres afirmaciones centrales:
1.- “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria.
La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores
será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2.- La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá
la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o
religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz.
En la Primera Conferencia Mundial de Educación para Todos (Jomtien, 1990), se estableció que
la educación debería tener como último propósito satisfacer las necesidades básicas de
aprendizaje de toda la población; necesidades que no son las mismas para todos los países,
todas la culturas, en todos los tiempos y que, por tanto, varían histórica y geográficamente. Esta
concepción ha introducido otro cambio importante: se ha pasado del concepto de “exponerse a
las oportunidades” (más centrado en las estructuras de oportunidades) al “aprovechamiento de
las oportunidades” (más centrado en el sujeto que aprende). El elemento central aquí pasa a ser
la calidad del aprendizaje, lo que hace más difícil entender, concretar y hacer exigible el derecho
a la educación.
No cabe duda que la condición necesaria para la superación de la pobreza es el crecimiento
económico. Pero condición necesaria no quiere decir condición suficiente. Las causas de la
pobreza son múltiples, la mayoría de ellas vinculadas a políticas económicas que inciden en la
mala distribución de los ingresos, la mayor concentración de la riqueza y el aumento de la
desocupación. El artículo 28 de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) señala que:
“los Estados Partes reconocen el derecho del niño a la educación”. De esta manera “a fin de que
se pueda 5 ejercer progresivamente y en condiciones de igualdad de oportunidades ese derecho”,
los Estados deberán, entre otros, implantar un sistema de enseñanza inicial y primaria obligatoria
y gratuita, fomentar el desarrollo de la enseñanza secundaria, asegurarse de que todos tengan
acceso a ella y tomar medidas para permitir la asistencia regular a la escuela. Además, el artículo
29 indica, entre otros puntos, que la educación deberá estar encaminada a desarrollar la
personalidad, a inculcar el respeto por los derechos humanos, por sus padres y su propia
identidad cultural, así como a preparar al niño, a la niña y al adolescente para asumir una vida
responsable en una sociedad libre.
La premisa de la educación como derecho se basa en la aspiración universal de vivir en un
mundo sin temor y donde las personas puedan gozar plenamente de su libertad. Este derecho es
el epítome de todos los derechos humanos porque él es la clave que posibilita el ejercicio de los
demás derechos, tanto de los civiles y políticos (los derechos de la libertad) como de los sociales,
económicos y culturales (los derechos de la igualdad).
La educación como derecho se basa en tres principios fundamentales: el de la igual dignidad de
todos los seres humanos, el de la no discriminación, y el de la participación democrática. Se
explicita a qué tienen derecho los estudiantes en el sistema escolar y se concluye con el rol que le
compete al Estado y a la comunidad nacional e internacional en hacer exigible este derecho
humano fundamental.
En síntesis, los estudiantes tienen derecho:
- A recibir una educación completa que les ofrezca oportunidades para una formación integral e
inserción laboral;
- A que se les ayude a modelar una personalidad respetuosa de los derechos humanos, amante
de la paz y del entendimiento entre las personas y los pueblos;
- A no ser discriminados por motivo de su etnia, género, situación socioeconómica, u opción
sexual;
- A recibir atención adecuada en caso de tener necesidades educativas especiales, o de vivir en
situaciones de conflictos naturales o armados;
- A estudiar en una ambiente de confianza, de seguridad, de buen trato y de respeto mutuo;
- A ser educados en su propia lengua, cuando se trate de niños y niñas pertenecientes a pueblos
originarios;
- A que se respete su integridad física y moral, y a no ser objeto de acoso o tratos vejatorios y
degradantes;
- A que se les respete su libertad personal y de conciencia, sus convicciones religiosas e
ideológicas;
- A ser informados sobre cómo y con qué criterios se les evaluará, y a ser evaluados y
promovidos de acuerdo a un sistema objetivo y transparente;
- A participar en la vida cultural y recreativa del centro educativo y a asociarse en alguna
organización estudiantil que los represente.
Ahora bien, ingresando en el plano específico de las políticas educativas, cabe intentar delinear
una aproximación conceptual que brinde respuestas flexibles a las siguientes interrogantes: ¿Qué
se entiende por políticas educativas? ¿Cómo puede la implementación adecuada de las mismas
redundar en beneficio de la educación de niños y niñas como derecho irrevocable y universal?
Según Pablo Imen, las políticas educativas refieren a las acciones del Estado en relación a las
prácticas educativas que atraviesan la totalidad social. Es el modo a través del cual el Estado
resuelve la producción, distribución y apropiación, de conocimientos y reconocimientos. Teresa
Sirvent, entiende a las políticas educativas como la acción del Estado sobre la educación
sistemática. Alude a un concepto de educación permanente, como derecho de los ciudadanos a
lo largo de su vida.
A partir de lo planteado previamente, se pueden traer como referencia los aportes de Pablo
Martinis (2016), quien reflexiona sobre los alcances de la educación como derecho. El autor
plantea que a todo sujeto le corresponde el acceso a la herencia cultural de la humanidad y que
es necesario reubicar la educación como derecho. Propone la noción de justicia como
compromiso fundamental, como una clave para una educación más justa, orientando el análisis
hacia algunas dimensiones, entre ellas, los sujetos, los formatos escolares y el currículum.
Recurriendo a las nociones brindadas por el Magíster Gustavo de Armas (2016), este plantea
algunos temas pertenecientes a la agenda del debate público en educación, con énfasis en la
calidad y la equidad.
Las Orientaciones de Política y las Estrategias a desarrollar para el quinquenio se fundan en dos
objetivos institucionales que la DGEIP ha definido: - Promover y asegurar aprendizajes relevantes
y de calidad similar a todos los niños. - Instituir a la escuela como espacio de participación
comunitaria y de implementación de políticas públicas de infancia. Asimismo, la definición de las
orientaciones a desarrollar durante el quinquenio parte de los desafíos identificados al examinar la
situación de la educación inicial y primaria en Uruguay. Estas líneas estratégicas en educación
habrán de contribuir por cierto al logro de los objetivos de carácter general definidos por la ANEP.
Bases, principios y ejes orientadores de las Políticas Educativas propuestas para el Quinquenio El
año 2020 trajo consigo una serie de nuevos desafíos, relacionados de forma concreta con la
emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia mundial, lo que afectó a todas las áreas y
niveles sociales y puso en riesgo la continuidad y por ende la calidad educativa. A nivel nacional,
el sistema educativo sufrió el impacto de la actual coyuntura, de manera concreta a partir de la
interrupción de las clases presenciales, favoreciendo el desarrollo inmediato del trabajo virtual,
con énfasis en el uso estratégico y potencial de las TICs (Plan Ceibal - Plataformas, bibliotecas
digitales, entre otros).
Los principios rectores que orientan el accionar de la educación en el país, se encuentran en la
génesis del sistema educativo, los mismos se detallan a continuación: laicidad, obligatoriedad,
gratuidad y autonomía. Estos están configurados sobre la base de la PARTICIPACIÓN
DEMOCRÁTICA. La administración educativa actual, en el marco del quinquenio, se plantea en
primer lugar, trabajar de manera activa en la defensa y concreción del principio rector de
LAICIDAD. El cual surge dentro del proyecto vareliano a fines del siglo XIX.
En segundo lugar, dentro de este quinquenio se propone afianzar y fortalecer el principio rector de
la GRATUIDAD de la enseñanza, constituyendo un factor distintivo a nivel regional y mundial. Sin
lugar a dudas, la educación gratuita en el Uruguay, ha constituido un factor generador de
oportunidades para la población en general, favoreciendo la igualdad y el acceso democrático al
conocimiento.
En tercer lugar, se fortalece el principio rector de la OBLIGATORIEDAD. Es importante tener en
cuenta que el principio de la obligatoriedad va de la mano de la gratuidad. Como lo sostuvo en su
momento J. P. Varela.
En cuarto lugar, el sistema educativo orientará sus esfuerzos al cumplimiento del principio rector
de la AUTONOMÍA. En la actualidad, los nuevos modelos de gestión en los ámbitos educativos
ponen en evidencia la necesidad de una progresiva autonomía en el sistema educativo y los
diferentes sub sistemas que lo integran, con la finalidad de mejorar los resultados y aumentar la
calidad del servicio educativo que se ofrece.
las POLÍTICAS EDUCATIVAS ACTUALES SE UBICAN EN LA CENTRALIDAD DEL
ESTUDIANTE, y se manifiestan en los siguientes ejes orientadores. EJES ORIENTADORES:
• El derecho a la educación de calidad para todos y para toda la vida.
• La centralidad del niño y del joven a partir de políticas inclusivas que consideren la diversidad.
• La reducción de la inequidad interna del sistema desde la redistribución equitativa de recursos
al desarrollo de políticas focalizadas.
• El fortalecimiento de la profesión docente a partir de su protagonismo y corresponsabilidad en el
logro de aprendizajes de calidad
• La transformación de la institucionalidad educativa con foco en el desarrollo de los actores
locales y regionales
• La evaluación como herramienta para la mejora continua, en el marco de sistemas de
información para la toma de decisiones y la rendición de cuentas por parte de la administración.
De los ejes estratégicos planteados previamente se desprenden los LINEAMIENTOS
ESTRATÉGICOS DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS PARA EL QUINQUENIO 2020 – 2024, los
que se plantean como un todo integrado y sistémico:
1. Ampliar el acceso, la retención, el egreso y mejorar el trayecto de todos los estudiantes en
los diferentes ciclos de su formación, promoviendo aprendizajes de calidad.
2. Reducir la inequidad interna del sistema educativo y mejorar los aprendizajes de los
estudiantes, con foco en los sectores de mayor vulnerabilidad educativa y social.
3. Adecuar la propuesta curricular en todos los niveles educativos.
4. Fortalecer la gestión de los centros y promover comunidades integradas y de aprendizaje.
5. Diseñar y establecer una política nacional docente que incluya la formación inicial, el
desarrollo y la carrera profesional, así como las condiciones de trabajo.
6. Transformar el diseño y la gestión institucional, profesionalizando los procesos y las
funciones técnico-administrativa y de servicios.
A partir de lo expuesto, es necesario considerar que las políticas educativas a ejecutarse en este
período, tendrán tanto carácter universal, es decir, se aplicarán a la totalidad de la población
estudiantil o docente -según el caso-, como carácter focalizado. En ese aspecto, nuestra
educación tiene una rica tradición de desarrollo, tanto de uno como del otro tipo de políticas. En
función de la normativa vigente, en el Capítulo III, Artículo 13 de la Ley General de Educación 18.
437 se expresan los Fines de la Educación, los que serán atendidos por la política educativa
nacional, regional, departamental y local.
Dentro de las prácticas profesionales que garantizan el cumplimiento de la educación como
derecho se encuentran la inclusión, la atención a la diversidad, las trayectorias protegidas, entre
otras iniciativas.
CONCLUSIONES
Desde esta perspectiva de análisis, la educación como derecho es una práctica política, dado
que la misma tiene una naturaleza política como lo ha postulado Paulo Freire en sus obras; los
sentidos de la educación son los que merecen un debate amplio y profundo, por ejemplo cabe
delimitar los siguientes cuestionamientos: ¿cómo garantizar el derecho a la educación para todos
y todas con igualdad? ¿Cómo formar sujetos de derecho, con autonomía de pensamiento, que
puedan participar en un proyecto colectivo?
Formulaciones como esas constituyen la agenda de preocupaciones pedagógicas y políticas. Las
mismas requieren de un hondo y largo proceso de desarrollo, ejecución y evaluación. Los
procesos de cambio y renovación requieren tiempos de aplicación y retroalimentación.
BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL
Ley General de Educación 18.437. Recuperado de: https://www.ineed.edu.uy/images/pdf/- 18437-
ley-general-de-educacion.pdf
Martinis, P. (2014). Educación y derechos humanos.

TEMA Nº 2 DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN (PEDAGOGÍA).


“La docencia como profesión. Tensiones y discusiones actuales”.
INTRODUCCIÓN El presente abordaje teórico y conceptual partirá de considerar algunos
planteos y nudos problematizadores desde una dimensión crítica y reflexiva en el marco de las
Ciencias de la Educación, de manera específica desde el posicionamiento de la Pedagogía.
Ahora bien, en el contexto del siglo XXI, la presente temática ha cobrado valor y vigencia por los
postulados a los que refiere, entre ellos cabe señalar que la ponencia hará alusión a la docencia
como profesión, con énfasis en las tensiones y discusiones actuales. Analizando en base a ello,
las contradicciones, nudos, desafíos y esperanzas que se suscitan. Es así que esta ponencia
teórica convoca a reflexionar sobre algunos puntos y cuestiones de fundamental importancia, en
base a ello se plantean las siguientes interrogantes: En el encuadre de la actualidad ¿cuál es la
finalidad de la institución educativa? En este contexto tan difuso y contradictorio, ¿qué rol debe
asumir el docente como profesional? ¿Qué tensiones y discusiones se suscitan? Estas y otras
interrogantes se intentarán dilucidar y explorar en la siguiente teorización.
DESARROLLO
El propósito del presente abordaje teórico se basa en la importancia y jerarquía que reviste este
tema en la actualidad, el mismo está situado en la mesa de discusión y debate y se justifica a
partir de las tensiones y contradicciones que se abren paso a partir de las reflexiones que dicha
temática tan controvertida genera.
La presente reflexión establece la relación entre la docencia como profesión y sus tensiones
actuales, desde la perspectiva de la formación del hombre. En función de la temática propuesta
cabe señalar que las tensiones y discusiones a las que se enfrenta en la actualidad la docencia
como profesión, se ven atravesadas por la posmodernidad, el capitalismo y la globalización, ejes
que impactan notablemente a todo nivel.
Pensar en la educación hoy, implica redefiniciones. Un referente para esas redefiniciones es la
globalización. La educación en un mundo globalizado se convierte en un necesario campo de
análisis, fundamentalmente, para quienes conciben a la educación como factor de desarrollo. La
posmodernidad está íntimamente relacionada al enfoque globalizador, como proceso y producto a
la vez.
El hombre “moderno” es un hombre comprometido con la humanidad, que cree en ésta y en su
avance. Cree en la razón universal y en que a través de ella puede llegar a la pura verdad. El
hombre modernista es un hombre enamorado de la vida, con un proyecto claro e ideales firmes;
los cuales no está dispuesto a canjear por bienes materiales.
Un intento de elaboración sistemática del concepto de posmodernidad, ha sido realizado por los
sociólogos J. F. Lyotard y J. Baudrillard. En 1959. Lyotard parte de la premisa de que la
posmodernidad constituye la condición del saber en las sociedades más desarrolladas. Así,
socialmente, viviríamos en el estadio posindustrial y, culturalmente, en la edad posmoderna.
Lyotard parte de un rasgo que pueda ayudarle a determinar su objeto: el carácter discursivo del
saber científico. Al incidir sobre tal discurso las transformaciones tecnológicas, el saber se ve
afectado en sus funciones de investigación y de transmisión de conocimientos. Respecto a la
primera, Lyotard proporciona el ejemplo de la genética, que debe su paradigma teórico a la
cibernética. En cuanto a la segunda, opina que al normalizar y miniaturizar los instrumentos se
modifican las operaciones de adquisición, clasificación y explotación de los conocimientos.
Lyotard considera que la explosión de las tecnologías de la información, y la consiguiente
facilidad de acceso a una abrumadora cantidad de materiales de origen en apariencia anónima es
parte integrante de la cultura posmoderna y contribuye a la disolución de los valores de identidad
personal y responsabilidad.
Ahora bien, para poder discernir el posicionamiento del docente como profesional en el contexto
de las tensiones y discusiones actuales caracterizadas por la presencia de la posmodernidad, es
necesario, desde un enfoque pedagógico, ingresar en las dimensiones de la Reforma Educativa,
confeccionada en plena era posmoderna.
Sin la pretensión de polemizar en torno al contenido de la cita precedente, no se puede menos
que llamar la atención respecto de una tendencia histórica, de larga data, y de gran optimismo en
cuanto a pretender que a través de la educación, y solo por la educación, pueden resolverse los
problemas de la humanidad. Tal aspiración tiene un dejo de ingenuidad que no resulta aceptable
si se pretende actuar con rigor frente a los problemas educativos de las naciones. Separar a la
educación del conjunto de las funciones sociales y aspirar a soluciones unilaterales
descontextualizando el quehacer educativo, no solo es ingenuidad, sino también un grave error.
En esta línea se encuentran algunos aspectos ineludibles. En relación con la satisfacción de las
necesidades básicas del aprendizaje, se adelantan juicios de la mayor trascendencia, pues la
educación: “confiere a los miembros de una sociedad la posibilidad y, a la vez, la responsabilidad
de respetar y enriquecer su herencia cultural, lingüística y espiritual común, de promover la 9
educación de los demás, defender la causa de la justicia social (...) velando por el respeto de los
valores humanistas y de los derechos humanos...” En la postura del documento se destaca la
importancia de la transmisión y el enriquecimiento de los valores culturales y morales comunes. El
contenido ético de la educación es esencial, pero hay que prestar atención a lo que se le llama
“valores culturales comunes”, que debido a la globalización, asumen una connotación de tipo
mercantilista, a la “altura de los tiempos”.
La docencia como profesión debe apostar a la preparación y la dedicación de los maestros,
aspecto que constituye un requisito fundamental para alcanzar calidad en educación. Mejorar la
calidad de la educación implica mejorar a los docentes de manera integral. Frente a una
perspectiva posmoderna la formación de los docentes ha cobrado un interés técnico: se capacita
a los docentes “a la ligera” para demandar de ellos los resultados educativos tan ansiados, o las
formaciones recibidas no se condicen con las realidades que los docentes deben enfrentar a
diario en sus escenarios de acción. Desde el aspecto de la formación de los maestros, se ha dado
una priorización al aspecto teórico, motivo de sucesivas reformulaciones de los planes de estudio,
recortando espacios de accionar práctico. El tema del capital humano es suficientemente
esclarecedor respecto del contenido y alcance de la Reforma Educativa, como manifestación del
ajuste neoliberal en América Latina. Se manifiesta la necesidad de formar profesionales con
capacidades “polivalentes”, “flexibles”, “creativos”, y al mismo tiempo se plantean las “nuevas”
exigencias que los sistemas educativos deben asumir para contribuir con las transformaciones
productivas. Cuanto mayor es la capacidad de intercambio que el producto educativo posee en el
mercado, es decir, cuanto más valor de cambio tiene, más se acerca a ser considerado producto
de calidad. Se afirma la idea de adaptabilidad al mercado actuando competitivamente en él. Y el
mercado es competitivo cuando es rentable.
En este encuadre actual de tensión y discusión, caracterizado por la posmodernidad, la
globalización y la hegemonía del mercado, no existe una concepción antropológica, se echa de
menos una elaboración respecto del concepto de hombre a partir del cual la propuesta se
desarrolla. Al no hacer explícita y manifiesta referencia a una concepción humana, paralelamente
se están omitiendo los valores que se pretenden a través de la educación.
La docencia como profesión debe replantear sus fines y cimientos en este siglo XXI, en función
de las siguientes dimensiones de reflexión
- Su pertinencia para el contexto histórico y cultural que se está viviendo.
- Las posibilidades que le ofrece a cada sujeto para que aporte en la construcción de acciones de
humanización.
- La generación de posibilidades a los sujetos para poder optar por determinada forma de vida en
las mismas condiciones que otros y con toda la información necesaria para tomar esas
decisiones.
- La consolidación de comunidades académicas y vinculación a redes internacionales para
producir y divulgar el conocimiento que se produce en las distintas instituciones educativas.
- Una educación para el desarrollo humano.
CONCLUSIONES
El desafío del profesional docente en un marco democrático es problematizar el conocimiento,
abrir sus diversas ramas de complejización, con opciones de recursividad y metacognición.
Indudablemente el camino a seguir es una cuestión de elecciones personales por parte de los
docentes en particular y como cuerpo en general, pero ¿qué camino seguir?... A continuación se
plantean algunas interrogantes disparadoras, que quedarán abiertas como parte de la agenda de
discusión: ¿Cómo hacer para que la escuela se apropie realmente de una actitud crítica,
entendiendo que esto toca directamente a las y los actores educativos y, por lo tanto, a cambios
paradigmáticos en ellos mismos? ¿Qué cambios deben producirse en la formación de maestros
desde los centros de formación para que ellos puedan ser agentes de cambio en sus alumnos?
¿Qué cambios pueden irse planteando en el contexto actual, cuando todavía no se tienen a todos
los actores educativos totalmente formados para el cambio social que se requiere?...
BIBLIOGRAFIA REFERENCIAL
 CEPAL-UNESCO. (1992). Educación y conocimiento, ejes de la transformación productiva con
equidad. Santiago de Chile.
 DECLARACIÓN MUNDIAL SOBRE EDUCACIÓN PARA TODOS Y MARCO DE ACCIÓN
PARA SATISFACER LAS NECESIDADES BÁSICAS DE APRENDIZAJE. Jomtien. Tailandia.
1990.

TEMA Nº 3 DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN (PEDAGOGÍA).


“Pensamiento pedagógico de Paulo Freire: aportes y vigencia para pensar la escuela de hoy.”
INTRODUCCIÓN
Esta ponencia teórica convoca a reflexionar sobre algunos puntos y cuestiones de fundamental
importancia, en base a ello se plantean las siguientes interrogantes: En el encuadre de la
actualidad ¿en qué consiste el pensamiento pedagógico de Paulo Freire? ¿Cuáles son sus ideas
y aportes principales? ¿Su pensamiento se mantiene vigente? ¿Cómo pensar la escuela de hoy
para un mañana a partir de los aportes de Freire? Estas y otras interrogantes se intentarán
dilucidar y explorar en la siguiente teorización.
DESARROLLO
El presente tema abre paso al análisis del pensamiento pedagógico de Paulo Freire, inserto en el
contexto de la Pedagogía Crítica. Este tópico invita a reflexionar sobre los aportes, la vigencia y la
trascendencia de los postulados planteados por este pedagogo en el encuadre de una pedagogía
esperanzadora.
El propósito de discurrir sobre esta temática se orienta a entender las ideas y principios
fundamentales de la pedagogía de Freire, la que continúa vigente más que nunca y se refleja en
la base del programa curricular actual y en la construcción cotidiana de una escuela democrática
para todos.
Entendió a la educación como acción y reflexión. Planteó una lucha comprometida con la
educación pública popular, orientada al desarrollo de la alfabetización, la igualdad y la liberación
de los sectores oprimidos. Paulo Freire entendía que en un país en donde más de la mitad de la
población era analfabeta, el analfabetismo frenaba el desarrollo cultural.
Freire consideraba a la alfabetización como un proceso de concientización de la gente. Una
educación que le ayudará a tomar conciencia de la condición de determinada sociedad. Para el
pedagogo el apoderarse de la lectura y de la escritura va más allá de una mera alfabetización,
constituye un arma política de lucha en el proceso de democratización de la ciudadanía.
Entiende que en una estructura de dominación, el lenguaje y la experiencia están alienados. A
ello agrega que las maneras de hablar y pensar el mundo reflejan las formas propias de pensar y
actuar de las sociedades dominantes. Argumenta que la comunicación de la cultura fomenta la
comunicación, dado que es imposible aprender si los saberes están en contradicción con las
experiencias personales.
Propone una educación basada en la práctica de la libertad. En sus obras, “Educación como
práctica de la libertad” y “Pedagogía del Oprimido”, realiza un aporte al proceso de organización
política de los sectores dominados, concibiendo a la educación como forma de política cultural.
Postula una educación basada en el diálogo y en la transformación, un diálogo para construir la
verdad, desde la doble dimensión del diálogo: como acción y reflexión. Freire entiende que la
gente se educa al mismo tiempo que es educada. Plantea una educación dialógica, basada en
una relación igualitaria entre educador y educando.
En este contexto, ambas partes enseñan y aprenden, en oposición a los planteos de la Educación
Bancaria. En 1988, Freire asume como Secretario de Educación. Su política se constituye en
base a cuatro objetivos:
- Ampliar el acceso y permanencia de los sectores populares a la educación pública.
- Democratizar el poder pedagógico.
- Fomentar la construcción colectiva interdisciplinaria y la formación permanente de la formación
docente.
- Contribuir a la eliminación definitiva del analfabetismo.
La pedagogía de Freire está inserta dentro de las Pedagogías Críticas. Estas presentan un marco
teórico y práctico de investigación muy marcado, el mismo se asume en constante proceso de
construcción y se ha propuesto como una alternativa orientada a la creación de condiciones
sociales democráticas en la educación de los países de América Latina. Rechazan y cuestionan
que los problemas educativos tengan su origen en relaciones técnicas, instrumentalistas,
relacionadas a temas de eficacia o eficiencia en lo que refiere a la transmisión de contenidos. Por
ende, plantean que los intereses educativos están vinculados a la política e ideología
hegemónica, con base en la relación de clases y desigualdad social. Los mayores problemas de
la sociedad, de índole social, económica y política, se originan, según las Pedagogías Críticas en
procesos de opresión y dominación cultural y social, la reacción y oposición frente a estos
sistemas hegemónicos dio origen al planteo radical de estas pedagogías. Reciben el nombre de
Pedagogías Críticas, pues los postulados que plantean encuentran sus raíces en procesos
sociales, culturales, políticos, educativos; vinculados estrechamente a la realidad del hombre y de
la sociedad. Estas líneas de investigación se originan en las teorías críticas, que encuentran sus
mayores exponentes en los aportes de Habermas y la “Escuela de Frankfurt.
Las Pedagogías Críticas centran su atención en cuatro grandes tópicos, entre ellos:
- La relación entre educación, escuela y sociedad.
- El vínculo entre el conocimiento, el poder y la subjetividad.
- La complejidad de la institucionalización y la hegemonía.
- La compleja relación entre teoría y práctica.
En este contexto teórico, las relaciones vinculares entre docente y alumno se configuran desde
una visión horizontal y bidireccional. En este ámbito de relacionamiento, tanto el educador como
el educando son sujetos en el acto educativo, desde una perspectiva dialógica. En este sentido es
de fundamental importancia lograr una plena identificación con el pueblo. Eliminándose toda
relación de imposición y autoritarismo, en este contexto el docente está presente para promover y
estimular la promoción de la palabra. Dentro de los postulados de aprendizaje la propia expresión
de “educación problematizadora” pone de manifiesto la fuerza motivacional del aprendizaje.
Desde esta visión analítica el rol del profesional docente es horizontal, constituyéndose como un
sujeto dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje, desde una visión bidireccional del
quehacer educativo.
Los aportes de P. Freire resultan relevantes pues sus postulados enmarcados dentro de la
Pedagogía Crítica, arrojan luz a la comprensión de la educación, su función, la relación entre
educación y sociedad y el vínculo entre educando – educador. La premisa inicial de la Corriente
Crítica en la que se ubica el pensamiento freireano establece que los seres humanos no son
esencialmente libres, ya que viven en un mundo marcado por las contradicciones y las
desigualdades sociales. Al considerar que los problemas sociales no son hechos aislados, sino
consecuencia de la interacción entre los individuos y sus grupos sociales, la corriente pone en
evidencia su carácter dialéctico. “No existe educación sin sociedad humana y no existe hombre
fuera de ella ”. Así comienza la obra “La educación como práctica de la libertad” (de ahora en más
EPL). Una frase que sintetiza el posicionamiento definido por Freire en su concepción del hombre
y su papel en el mundo. Este posicionamiento brinda al individuo un lugar de privilegio pero
también de responsabilidades en el marco de su propio desarrollo. Aquí se detecta un importante
principio fundamental en la teoría freiriana: el papel otorgado al propio sujeto en su devenir
histórico. Esta visión del hombre como sujeto y protagonista de su historia otorga a la educación
un papel fundamental para que este desarrollo antropológico sea posible: “(…) Educación que,
libre de alienación, sea una fuerza para el cambio y para la libertad. La opción por lo tanto, está
entre una “educación” para la “domesticación” alienada y una educación para la libertad.
“Educación” para el hombre - objeto o educación para el hombre - sujeto”. (Freire, 1970, p. 34).
Freire plantea que con una “educación domesticadora”, se genera la adaptación del individuo a la
hegemonía dominante, lo que desencadena una aceptación pasiva de la realidad de opresión, lo
que el autor entiende como “conciencia intransitiva”
Este estado de intransitividad genera sujetos acríticos, lo que para Freire es sinónimo de objetos:
personas que no son capaces de tomar sus propias decisiones bajo un marco de reflexión sobre
lo actuado. En contrapartida establece que la auténtica educación es la que promueve el
desarrollo de intereses que no quedan supeditados a lo básico de la supervivencia, sino que
apuntan a ser desplazados hacia esferas de lo social.
En este desplazamiento denominado por Freire como “transitividad”, el compromiso del ser
humano consigo mismo es trascendental, instalando de tal forma el segundo de los conceptos de
resonancia de toda su propuesta: “Es por eso que existir es un concepto dinámico. Implica un
diálogo eterno del hombre con el hombre (…) Es este diálogo del hombre sobre el mundo y con el
mundo mismo, sobre sus desafíos y problemas lo que lo hace histórico”. (Freire, p. 51). Este
concepto de diálogo es central en toda la propuesta de Freire a lo largo de todas sus
producciones intelectuales. El concepto freiriano de “diálogo” planteado ya muchos años antes,
significa intersubjetividad, comunicación entre las personas, pero significa también diálogo “con la
realidad”, es decir, relación entre teoría y práctica.
El planteo ideológico de Freire se orienta a valorar al ser humano en su proceso de hominización.
Este proceso se va consolidando en el transcurso de la historia del hombre. En este devenir, el
sujeto va tomando conciencia, de modo progresivo de los marcos axiológicos existentes que
regulan su existencia y la convivencia social. Esta axiología se irá resignificando a partir de las
experiencias vivenciadas. Aspecto que tiene una trascendencia muy importante en la génesis y
naturaleza del hecho y acto educativo. En la ideología de Freire, se marca una ética de convicción
que plantea un sujeto del deseo, de quien se entiende que puede alcanzar el éxito a nivel
educativo. Este enfoque se encuentra vinculado a la idea de educabilidad de todos los sujetos
como aprendientes. El principio de la “educabilidad” se orienta desde un perfil esperanzador a la
creencia en el educando, en sus posibilidades y potencialidades. Dicha creencia suele estar
condicionada por la conciencia y percepción que cada sujeto tiene de sí mismo. Para el autor, la
sociedad ejerce cierta influencia, impactando en los individuos, pero este aspecto no puede
entenderse en términos de dominación, sino de condicionamiento. Freire entiende que todos los
hombres son inacabados en función de su génesis y naturaleza, pero el tomar conciencia de ese
inacabamiento es un aspecto sustancial en el proceso de conformación del individuo como
persona, lo que impacta también en su inserción social como ciudadano
Uno de los conceptos más importantes de toda la propuesta pedagógica de Freire: una educación
caracterizada por la presencia de la valentía, el amor, la pluralidad de ideas, el coraje, la libertad
de pensamiento. Una educación que no comparte la visión unidireccional, sino que se posiciona
desde una relación bidireccional, abocada a la participación, al compromiso y a la construcción
social. Desde esta perspectiva el papel y la función del educador se resignifica de manera
constante desde el aporte de la Teoría Crítica. Freire revaloriza a la educación desde una mirada
horizontal, promoviendo una relación dialéctica, sustentada en el diálogo, en la igualdad entre
educando y educador y también en la igualdad de condiciones de ambos sujetos que forman
parte del proceso educativo. Desde esta mirada, maestro y alumno aprenden en este proceso, en
el marco de una interacción mutua.
En la actualidad, la escuela pública debe asumir el compromiso y el desafío de contribuir con la
formación de los profesionales de la educación, intelectuales que deben enfrentar el desafío de
atender a las exigencias personales, históricas, sociales, culturales y económicas de la sociedad
en la que están insertos. El docente del siglo XXI debe, por lo tanto, estudiar y formarse
permanentemente para estar a la altura de un mundo contradictorio y complejo, asumiendo una
postura crítica y reflexiva que habilite un diálogo permanente con su devenir, apostando a la
accesibilidad y democratización del conocimiento, evitando de esa forma la naturalización de la
desigualdad.
CONCLUSIONES
La obra de Freire resulta verdaderamente trascendente para la Corriente Crítica, pues su trabajo
ha sido difundido en todo el mundo y no existe ningún estudioso de estas teorías que no
considere a esta personalidad del mundo educativo, cuyo mayor mérito ha sido, sin duda alguna,
el haber logrado incluir a la teoría dentro del contexto práctico. El pensamiento pedagógico de
Freire se mantiene más vigente y vivo que nunca en cada aula, en cada institución educativa y en
la lucha profesional de cada maestro por favorecer la participación y la construcción de
ciudadanía en las futuras generaciones. En la actualidad la educación enfrenta desafíos y
contradicciones. Las cuestiones sociales y ciudadanas forman parte de la agenda educativa de
este siglo XXI. Pero tal vez, a partir del análisis anterior, emergen cuestiones que intentan ser
indagas, entre ellas: ¿Cuál es el lugar de la pedagogía de Freire en la práctica cotidiana? ¿Desde
qué lugar sus aportes pueden consolidarse en la escuela de hoy y del mañana?
BIBLIOGRAFIA REFERENCIAL
- Freire, Paulo. (1970). La educación como práctica de la libertad. Montevideo: Tierra Nueva.
- Freire, Paulo. (1996). Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica
educativa (2a. ed.). Argentina: Siglo Veintiuno Editores

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