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LECCIÓN N° 1 No. 2
Para iniciar a desarrollar esta sesión formativa, te invitamos a reunirte en grupos para dia-
logar y reflexionar sobre las siguientes preguntas:
Preguntas problematizadoras
¿cuál es nuestra experiencia sobre la forma en la que nos relacionamos entre maestros
y director/a en nuestra Unidad Educativa?, ¿en qué espacios se vive experiencias más
verticales?, ¿en qué situaciones hay mayores posibilidades de diálogo y de compartir
espacios más abiertos y horizontales?
¿en qué espacios de nuestro trabajo nos solicitan informes y con qué intensidad?, ¿cuánta
utilidad tiene estas exigencias administrativas y cómo ayuda a nuestro trabajo educativo?,
¿qué alternativas visualizamos para lograr mejorar nuestro trabajo educativo?
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
tancias superiores, como parte de sus tareas se dedique a exigir y cerciorarse de que todos
sus maestros “cumplan” con los “contenidos” programados para el bimestre o la gestión a
través de informes que realizan las y los maestros, que el director elevará a las instancias
superiores; donde todos quedarán satisfechos si los informes dicen que se cumplieron con
los contenidos, pero nadie se pregunta cómo se ha cumplido eso, qué resultados ha tenido
esos procesos, qué cambios cualitativos hay en la Unidad educativa, etc.
Lo que opera detrás de esas prácticas que realizamos y que están naturalizadas, es una
concepción del de la labor del director en la Unidad Educativa que se limita al control del
“cumplimiento”, donde, el control del “cumplimiento” es solo “formal”, esto es, que se va-
lora solo por la presentación de informes (el papel aguanta todo), y no por el hecho de
que la o el director realmente conozca lo que sus maestras y maestros están haciendo en
concreto. La lógica del control del “cumplimiento” termina siendo formal ya que se realiza
solo a través de informes, a través de una relación “impersonal”, donde no se generan los
mecanismos de relación directa y de comunicación necesarios para conocer qué es lo que
hacen en “concreto” las y los miembros del equipo de trabajo en las unidades Educativas.
Si de por sí la lógica del control del “cumplimiento” tiene muchas limitaciones y se funda en
una perspectiva vertical que centraliza la responsabilidad en la o el director, haciendo poco
viable ese trabajo; la situación que nos aparece como problemática es de mayor espesor.
¿Qué está impidiendo generar las condiciones necesarias para que podamos desarrollar
procesos donde podamos conocer, mejor aún, dialogar y apoyar los procesos de nuestro
equipo de trabajo de la Unidad Educativa?
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demos comenzar a desmontar muchas de las trabas y tareas innecesarias y que envés de
ayudarnos en el propósito de nuestra labor, la confunden y nublan.
Retomar lo que realmente importa en una institución educativa, esto es, la formación ade-
cuada de las y los estudiantes, involucra un proceso de superación de la “des-personaliza-
ción” en las relaciones, en el sentido de que solo garantizaremos una mejor “formación”
para las y los estudiantes si se fortalecen las y los maestros de la institución educativa, es
decir, si los sujetos maestros se potencian y se va generando un espacio de trabajo que les
permita desarrollarse como personas y a la vez desarrollar los procesos formativos que per-
mitan formar, de forma pertinente, a las y los estudiantes.
En este proceso hay una doble responsabilidad del gestor, ya que por un lado el escuchar de
forma directa a los diversos miembros del equipo, involucra tener la disposición a acercarse
a realidades también diversas, lo que es siempre complejo, ya que muchas veces el acer-
carse a la realidad de los demás pone en riesgo las certezas ya aprendidas, porque las inter-
pela y las cuestiona. En este sentido, una de las actitudes fundamentales a madurar desde
la gestión es la “apertura” hacia la posibilidad de aprender de los demás, la posibilidad de
incorporar las potencialidades y problemas como parte de la propia lectura de la realidad
que se organiza desde el gestor. Pero, a su vez, en la interrelación directa que se estable-
ce, el gestor tiene la posibilidad de influir de forma directa en el resto del equipo, lo que
involucra que el gestor “orienta” el camino desde el cual se va construyendo la institución
educativa. Este nivel de responsabilidad es el de mayor complejidad, ya que se trata del
“dar sentido”, esto es, el “nutrir” de contenido a aquello que hacemos dentro la institución,
este hecho no se reduce solo a un acto “retorico” que se resuelve con un buen discurso, se
trata de direccionar la realidad de la institución a través de las acciones cotidianas y a través
de la coherencia de dichas acciones, que se desarrollan en los diversos espacios, ya sean de
resolución de problemas o creación de nuevos desafíos para el equipo.
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
El re-personalizar la relación tiene que ver, entonces, con la posibilidad de recuperar la rela-
ción concreta entre los sujetos de la institución, siempre por un sentido mayor que nos une
en las acciones cotidianas; en el caso de las Unidades educativas tiene que ver con el brin-
dar las condiciones para formar de la mejor manera posible a las y los estudiantes, donde
el conjunto del equipo de trabajo se fortalece en el intercambio de las visiones y problemas
que se vive cotidianamente en los procesos educativos encarados. Lograr mecanismos de
relacionamiento directo en la institución, superando la relación formal-burocrática, permi-
te mayor organicidad en la institución, mayor circulación de información y mayores posibi-
lidades para poder responder a los problemas o recuperar las potencialidades de lo que va
aconteciendo en la institución.
Salir de las lógicas “aplicativas”, recuperar los procesos reales de maestras y maestros en
la gestión curricular.
La lógica aplicativa abstrae la realidad, ya que solo vale lo que hay que cumplir, ya sea por
la normativa, el instructivo. La lógica aplicativa hace hacer cosas sin pensar en la realidad ya
que no toma en cuenta y no parte de los sujetos concretos, sino se parte de lo que hay que
cumplir. El problema es que las normas y los instructivos no se “aplican”, se concretan, en el
sentido que éstos, pasan por la interpretación de los sujetos concretos, quienes, desde su
experiencia acumulada, parámetros aprendidos y hasta prejuicios compartidos, son quie-
nes interpretan cualquier normativa o instructivo. En este contexto, lo más sensato, en re-
lación con los instructivos, no es la aplicación mecánica, sino su “adecuación” a la realidad
donde nos toca realizar esas exigencias. Adecuar o concretar pasa por el ejercicio de partir
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de la realidad antes del imponernos a hacer cosas que no entendemos y que no tienen
sentido para nosotros. En el caso del gestor, pasa por un ejercicio de posicionamiento en la
propia realidad, en los propios procesos que lleva a delante en su espacio educativo, pasa
también por entender la realidad de su equipo de trabajo y desde ahí “articular” cualquier
normativa o instructivo, en la perspectiva que si partimos de nuestra realidad para concre-
tar algo, no nos imponemos a hacer las cosas a la fuerza y sin sentido, sino a “articular” los
pedidos y solicitudes externos en beneficio de nuestro proceso interno. A eso nos referimos
con el proceso de adecuación o concreción.
Este debate es de suma importancia, cuando se trata de reflexionar los temas educativos
de nuestra Unidad Educativa, esto está vinculado a la concreción del MESCP, el problema es
que existe una tendencia muy fuerte a entender al MESCP como algo que se “aplica”, como
si fuera un modelo acabado, el cual solo hay que “aplicar”. El MESCP, no es algo fijo y acaba-
do, aplicable como receta (desde esta perspectiva siempre los que están mal son los sujetos,
ya que no “aplican” bien las cosas). El MESCP es un “proyecto” en construcción, por tanto,
es una forma educativa que tiene la posibilidad de realizarse, pero esto no depende de que
el MESCP tenga claridad teórica, sobre todo pasa porque existan personas que crean en el
proyecto, que estén convencidos de que esta educación responde a nuestros problemas,
esto es pasa por que tenga sentido en la vida concreta de las personas. Esto involucra una
forma más compleja de relacionamiento con el MESCP que el simple acto de la “aplicación”,
ya que para concretar el MESCP, primero tiene que haber sujetos que lo sostengan y lo vi-
van, lo actualicen, es decir, lo concreten cotidianamente desde sus propios contextos, esto
más que solo “aplicarse”, se convierte en un proceso creativo de producción de procesos
inéditos. Por eso concretar el MESCP es un proceso abierto y sobretodo de sentido, si com-
partimos el sentido de trasformar la realidad es porque tenemos la voluntad de cambio y
por tanto desarrollar acciones en ese sentido va a ser producto creativo de encarar nuestra
realidad, de hacernos cargo de nuestra realidad para dar pasos en función de transformar
esa realidad, lo que puede tomar muchas formas, ya que todos somos producto de un pro-
ceso propio de trayectorias históricas propias que nos han marcado y nos han constituido,
implementar el MESCP, no significa el borrar todo nuestro pasado, involucra sobre todo la
capacidad de resignificar lo que somos a partir de nuevas exigencias del momento histórico
a las cuales nos sentimos convocados para hacer y producir nuevas prácticas educativa y
una nueva realidad educativa.
Por eso el MESCP no se “aplica”, por el contrario, se lo “produce”, siempre como acto crea-
tivo, siempre como proceso abierto, donde los primeros pasos que demos no son los defini-
tivos, donde siempre hay la posibilidad de “desarrollar” lo avanzado, de darle mayor forma
y profundidad a lo que hacemos.
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Lectura complementaria.
Para ampliar los aspectos planteados para la reflexión de nuestra realidad, te proponemos
leer el siguiente fragmento del texto: Educación y Transformación Social de Patricio Bolton:
La pregunta que nos hacemos en la base de esta reflexión es: ¿qué escuela es necesaria
para construir un nuevo tejido social que tenga características de “tejido comunitario”,
de “tejido solidario”, de “tejido democrático”? Es indudable que la escuela de principios
del siglo XX contribuyo a la creación de un tejido social lejos del que hoy necesitamos y
queremos. Es indudable que en la escuela de hoy se cristalizaron muchas practicas de
ayer, que no posibilitan un dialogo profundo con la sociedad actual, con sus calamidades
y sus logros, con sus necesidades y requerimientos. Unas prácticas que son de puertas
adentro, para la reproducción de intereses, de puestos, para la funcionalidad del aparato
escolar, que están ahí por miedo o por comodidad, y no para la construcción de un tejido
social conscientemente deseado. Es indudable que necesitamos una sociedad nueva.
Es indudable que necesitamos una escuela nueva y por lo tanto, una “conducción”
nueva de la escuela. Porque no es posible pensar en las características del rol directivo
sin pensar en que tipo de escuela y para qué tipo de sociedad. No hay características
“ontológicas” del rol directivo. La función directiva es una construcción social, que deriva
de la función social de la escuela, para la construcción de una subjetividad y un tejido
social determinado.
Y cuando decimos “democracia”, también esta palabra esta bañada de una carga
sospechosa y plurivalente. Si oponemos democracia a cualquier tipo de aristocracia, es
de suyo que uno adopta la democracia como modelo. Lo que no pensamos es que lo
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concretas en una dinámica creciente de distribución desigual de la riqueza. Por eso hablar
de estilo de conducción democrático como algo nuevo, original, superador, también
termina convirtiéndose en un silogismo estéril, sin practicas concretas y con una serie
de elementos asociados que son el fiel reflejo de la falsa democracia que muchas veces
vivimos.
La escuela es una de las únicas organizaciones sociales que quedo en pie en medio de
todas las crisis y mutaciones vividas en los últimos cien años. Y no solo quedo en pie, sino
que se mantuvo prácticamente inmodificable en sus ritos, hábitos, estilos y formatos. Esto
nos hace pensar en la fortaleza de la matriz. Luego de tantas críticas y de tanta crisis, ella
sigue en pie y la sociedad la sigue requiriendo como lugar significativo. Muchos piensan
en como “retocar” esos ritos, hábitos, estilos y formatos. No piensan en otras estructuras
posibles de educación. Y el rol del directivo también es un papel que se “retoca”. Pero
¿qué es lo que hace?, ¿que debería hacer?, ¿qué es lo socialmente necesario que haga?
Muchas veces, el único camino que le queda es el del gobierno solitario, lejano, no
oyente, centrado en lo administrativo, que lo sabe todo...
El binomio nuevo tejido social-nueva escuela es lo que nos parece que puede ser el punto
de partida para la construcción de modelos alternativos de educación que apunten a la
construcción de una sociedad inclusiva e igualitaria.
Este punto de partida debe poner en marcha nuevos instrumentos de aprendizaje, estilos
de conducción, ritos, hábitos, formatos y estilos. Pensar la nueva escuela, para la nueva
sociedad, es pensar un nuevo lugar, una nueva función del directivo, una nueva reflexión
sobre el poder. Es reflexionar sobre caminos de desnaturalización, deconstrucción,
desmitificación, perdida del miedo a lo nuevo, flexibilidad mental...
Pero seria estéril hacer una reflexión sobre el poder en la escuela aisladamente, sin mirar
el juego, uso y abuso del poder en la sociedad en que vivimos y como se reproduce en su
interior. Porque no aprendemos lo que significa el poder solo en la escuela. Ni es solo la
escuela la que generara una nueva concepción social del poder. Pensar sobre la función
directiva es pensar sobre qué tipo de ejercicio del poder, para educar en el uso de qué
tipo de poder, en el nuevo tejido social que deseamos construir. Y esto es un tema difícil
en estos tiempos de demonización del poder y de ausencia de practicas democráticas del
poder.
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Hablar del poder hoy es hablar desde un escenario en donde la concentración de poder
es cada vez mayor, emparejándose con la concentración de la riqueza, los beneficios,
los derechos. Cambiar la concepción sobre el ejercicio del poder en la escuela no va
a modificar radicalmente la situación porque hay muchas variables -que no vamos a
ponderar aquí-, pero si va a contribuir desde lo que le toca a la escuela con la construcción
de un nuevo tejido social más solidario e igualitario.
Es por eso por lo que queremos reflexionar sobre la función directiva, aunque como
una construcción histórico-social, naturalizada, que puede ser reconstruida en función
de nuevos escenarios sociales y para nuevos horizontes deseables.
Hoy, en la estructura actual, a los directivos se les pide dar cuenta administrativa y legal
desde los organismos de educación; dar cuenta es hacia fuera. Pareciera que el directivo
nunca debe “dar cuenta” de su gestión a la comunidad educativa. Si pedir cuenta
“hacia abajo”. Dar cuenta para arriba, pedir cuenta para abajo. Este primer dato que
nos permitimos mencionar ya nos abre algunas perspectivas que pueden ayudarnos a
construir un nuevo modelo de directivo, animador de la comunidad educativa. ¿Cómo
dar cuenta?, .de que dar cuenta?, ¿por qué dar cuenta?, ¿a quienes dar cuenta?, ¿cuándo
dar cuenta?, ¿cómo hacer que el “pedir cuenta” no sea un instrumento del poder de
dominación?
Y en este dar cuenta, lo primero de lo que nos daríamos cuenta es que hoy los
directivos concentran en su persona lo pedagógico, lo administrativo, lo con vivencial, la
comunicación, el trato con el personal, la relación laboral con los docentes... En algunas
ocasiones también lo que hacen de comer en el comedor escolar, la asistencia a los
más necesitados, la situación edilicia... Y para esto necesitamos un superman. Porque,
en definitiva, se espera del director que sea “el último responsable”. Y esta frase es
generalmente mal interpretada, porque si hay un último responsable quiere decir que hay,
o puede haber, muchos otros responsables entre medio. Descentrar subsidiariamente,
saliendo así del modelo de “control infantil” de las personas, para diseñar procesos de
“control” de las gestiones y de los procesos más abiertos. Hoy el directivo debe renunciar
a tener palabra, sobre todo, para adoptar la condición de quien acompaña los procesos,
da garantías de unidad a la comunidad educativa, y garantiza que la palabra de todos
sea escuchada, valorada y tenida en cuenta como valiosa, aun cuando sea disonante.
El directivo debería poder ser quien escucha y atiende a todas las personas, anima el
proyecto y la mística, construye unidad y convoca a todos.
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Nos hace sentir más imprescindibles hacernos los bomberos que animar procesos: porque
no sabemos delegar, porque desconfiamos, porque creemos que “si no somos nosotros,
no puede ser nadie”, porque nos da la sensación de tener todo el poder, etcétera.
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Pero la gestión curricular que plantea el MESCP, no pasa sólo por garantizar mejores rela-
ciones y superar ciertas lógicas de trabajo como el “control”, el “cumplimiento”, la “des-per-
sonalización” y otros que impiden que generemos las condiciones para articular nuestros
esfuerzos para formar de la mejor manera a las y los estudiantes.
El MESCP plantea una forma educativa centrada justamente en la potenciación de los su-
jetos, proceso que está fuertemente articulado a la realidad concreta del contexto, que es
el lugar desde donde se desarrollan los procesos educativos. Hacer este tipo de educación,
involucra una reflexión sobre el sentido de la educación que estamos impulsando y la forma
en la que desarrollamos, promovemos y potenciamos la concreción curricular del MESCP
desde la Gestión. En otras palabras, necesitamos reflexionar sobre cómo nos organizamos
en la Unidad Educativa para concretar el MESCP.
Para analizar este problema te invitamos a reflexionar en grupos a partir del siguiente do-
cumento:
El PSP es una “estrategia”, entendido como una forma de organizarnos, que nos permita
desarrollar procesos participativos donde la comunidad educativa, a partir de “aquello
que nos afecta” o “aquello que nos dice algo”, esto es, a partir de las insatisfacciones
que se carga y de las voluntades de transformación de la realidad con las que se cuenta
(necesidades, problemas, potencialidades), visibilizar posibilidades de transformación
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La consecuencia de este criterio central del PSP, es que el PSP es de cada Unidad Educativa,
ya que lo que se busca es la participación en el nivel “micro”, es decir, que los sujetos
de cada contexto se vean reflejados en su PSP y participen en la transformación de su
realidad. En este sentido, si no se activan mecanismos de participación real en los PSP
denominados de Redes, pueden terminar por convertir al PSP en solo un acto burocrático
de cumplimiento que no moviliza ni compromete a nadie.
Un segundo criterio innegociable del PSP, tiene que ver con su carácter organizativo, esto
es, reflexionar: ¿desde dónde queremos transformar?, ¿con qué herramientas contamos
para transformar?, ¿con que sujetos contamos para transformar?, ¿qué acciones
realizamos y bajo que responsables?
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esto es, formarse desde la realidad desarrollando procesos donde se vive “experiencias”
donde e coadyuva a transformar la realidad.
¿Cuál es el lugar estratégico del gestor educativo o Director de UE?, su lugar es central,
ya que es el organizador y articulador de los diversos actores de la comunidad, en este
sentido, por el nivel de autoridad que porta y por la responsabilidad que tiene con
la institución se convierte en la persona que lidera los procesos de transformación,
generando las condiciones necesarias para desarrollar procesos participativos y
condiciones pertinentes para el desarrollo de los procesos formativos transformadores
de maestras /os y estudiantes.
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¿Cuál el lugar estratégico de las madres y padres de familia?, su lugar tiene mayor
amplitud, ya que aparte de “formar” a sus hijos, también pueden participar en procesos
más allá de los formativos articulados a la transformación de los problemas que atingen
al PSP, es decir, los PPFF, pueden movilizar en función del proyecto compartido con la UE,
en su espacio familiar y contexto social mayor.
Esta articulación de los diversos actores, respetando la especificidad y los espacios en los
cuales se reproducen, conforma un “nuevo ambiente” institucional en la Escuela, esto
es, configura un nuevo marco de relaciones entre los sujetos, lo que define un conjunto
de “experiencias” concretas cotidianas, altamente vinculadas a la realidad social, a los
problemas propios y a la maduración del conocimiento sobre la realidad, la ampliación de
la conciencia de los sujetos, la maduración de las voluntades colectivas en función de un
horizonte común, lo que constituye en el caldo de cultivo para constituir una subjetividad
colectiva para la liberación.
El PSP educa desde la realidad histórico social, esto es, educa desde el presente susceptible
de moldearse; hace “vivir” experiencias de participación en la transformación de la
realidad1, donde, se “aprende produciendo” la nueva realidad que vivimos. ¿Cómo se
desarrolla este proceso?
1 El sentido del PSP es articular los procesos educativos a la realidad social (problemas, necesidades, potencialidades del contexto), para
formar estudiantes con conciencia crítica a partir del desarrollo de procesos educativos cuyo sentido es la producción de conocimiento
vinculado a la vida para participar en la transformación de la realidad.
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“De ahí que en el proceso educativo haya que tomar en consideración la capacidad
de distanciamiento del sujeto respecto de si mismo, porque es la exigencia de
distanciarse de sus propias circunstancias para poder reconocerlas, ubicarse
conscientemente y en consecuencia poder reactuar sobre ellas” (Zemelman).
El desarrollo de los procesos educativos desde el PSP involucra sobre todo, el aprender a
“colocarse” en la realidad concreta, donde se parte de una determinada “problemática”
a la que le encontramos sentido, que activa la emoción y que sobre todo involucra una
“búsqueda” de respuestas en la perspectiva de la solución de un “problema”.
Entender el PSP como “campo problemático” involucra leer las relaciones complejas de
los “problemas, necesidades y potencialidades”, que se está trabajando, en su contexto.
Esto implica apertura a la realidad compleja y concreta, esto es acceder a una visión
amplia de la realidad con el ejercicio de su “problematización”.
2 Si partimos por la “necesidad de transformar” eso nos obliga a “colocarnos” en la realidad desde una necesidad que sí me afecta, la
que sí tiene sentido en mi horizonte de comprensión y la realidad en la que vivo.
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A su vez, esto implica un posicionamiento y una apuesta ética sobre la realidad, ¿quién
estaría de acuerdo con mantener los índices altos de contaminación si la comunidad
ha planteado que es lo que hay que cambiar?, difícilmente se encontraría a alguien del
contexto decidido a no apoyar a cambiar esta situación. Es a este posicionamiento “ético-
político” al que nos referimos cuando hablamos del PSP. Si partimos de una “necesidad de
transformar” vamos a articularnos para resolver problemas para contribuir y participar
en la transformación de los mismos3.
3. Esto alude a otro problema de fondo que tiene que ver con que el PSP sólo es posible si logra articular la “voluntad social”, esto es si
logra generar “compromiso” de los diferentes actores para transformar, esto involucra la construcción participativa de los “problemas”
que se trabajará en el PSP y que los mismos sean pertinentes, esto es que realmente respondan a lo que “afecta” a la comunidad
educativa.
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Entonces el campo problemático, pasa a ser un campo de acciones diversas, que no son
posibles de desarrollar sin el apoyo del conocimiento de las distintas áreas de saberes y
conocimientos, que como herramienta, coadyuva a la producción de conocimiento, en
función de los “problemas” abiertos con las preguntas, pero cuya resolución es práctica
en el sentido que se constituye en la intervención en la realidad a través de diversos
procesos educativos.
De ahí que “lo central del propósito educativo, sea facilitar nuestra ubicación,
no dentro de los contenidos teóricos aprendidos, sino en la relación entre estos
contenidos y la realidad que está y no está reflejada en ellos” (Zemelman).
De ahí que los procesos educativos que promueve el MESCP, no buscan la acumulación
de información, dependiente de las fuentes, ya sea el maestro o el texto, pero que no
permiten madurar en los sujetos la capacidad de pensar por si mismos. La educación
productiva, plantea el educarnos desde problemas y por tanto que el conocimiento sea
apropiado por el sujeto en la comprensión de su forma de producción, en el mecanismo
del funcionamiento del conocimiento, que develado por su uso con sentido, permite al
sujeto no solo conocerlo en su forma básica, sino saber desarrollarlo4.
4 “Si un niño aprende a multiplicar memorizando la tabla del 1 al 10 es más posible que cuando no se acuerde 7 x 8 tenga que recurrir
a alguien que le diga la respuesta, a diferencia de un niño que no aprenda de memoria las cosas sino aprenda el mecanismo de cómo
funciona el conocimiento, en este caso, la multiplicación; es diferente memorizar que aprender el mecanismo de cómo funciona la
multiplicación, es decir la lógica interna de la multiplicación, porque ese niño que aprenda el mecanismo de cómo 2 x 2 es 4, va a poder
él mismo indagar y concluir y poder investigar cuanto es 9 x 8 por él mismo, no va a depender de otras personas” (Ferreiro)
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A partir del análisis y reflexión colectiva del documento, en grupos realiza, a partir de
dibujos, mapas mentales o esquemas, la representación del tipo de organización que
requiere nuestra Unidad Educativa, en función de la implementación del MESCP.
Por lo compartido en el debate hasta ahora, un tema que sobresale es el hecho de que la
concreción del MESCP, alude a que nos involucremos en los procesos de transformación de
la realidad, desde lo que hacemos en nuestra Unidad Educativa, articulando a los diversos
actores de nuestro espacio, pero respetando el lugar que tienen al interior de la institución.
Para lograr este cometido, la misma forma organizativa de nuestra institución educativa se
va transformando desde algunos referentes que antes no eran parte de nuestra forma or-
ganizativa, nos referimos a elementos como el Proyecto Socioproductivo, que se convierte
en un elemento de vital importancia para la implementación del MESCP, y para “pensar” y
“organizarnos” en la forma de hacer gestión en nuestra UE/CEA/CEE.
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Es desde este elemento “el PSP- que nos articulamos a la realidad del contexto, a los proble-
mas de nuestra realidad y desde donde se desarrollan los procesos educativos para formar
sujetos que participan en la transformación de la realidad como forma de educarse.
Es en este nivel donde tenemos las mayores dificultades en la gestión curricular, en la ar-
ticulación de la realidad a los procesos educativos, existen dificultades en varios niveles,
¿cómo “animamos” y “comprometemos” a nuestro equipo de trabajo a realizar procesos
educativos “productivos” y vinculados a la realidad?, ¿cómo logramos madurar las convic-
ciones y voluntades de los diversos actores a participar en la construcción de procesos edu-
cativos transformadores? Un primer problema a trabajar desde la gestión es la disputa por
el sentido de la educación. Podemos mantenernos en las certezas de nuestro conocimiento
acumulado como maestras y maestros o arriesgarnos a realizar una educación que motive a
las y los estudiantes, que los movilice, que los emocione desde su realidad y desde la posi-
bilidad que aprendan a que pueden participar en la construcción del mundo, potenciándo-
los como sujetos. Será una permanente disputa y trabajo cotidiano de convencimiento, de
reflexión sobre las prácticas educativas que vamos realizando, lo que genere adhesiones y
acercamientos para generar un ambiente transformador en nuestra UE/CEA/CEE. Este es el
desafío del gestor, “animar” al y con el equipo en función de la transformación que plantea
el MESCP.
Otro de los problemas de la gestión curricular del MESCP que se viven en nuestros espacios
educativos, tiene que ver con la forma “aplicativa” del MESCP con la que se han apropiado
muchos de nuestros maestras y maestros, como si el MESCP, fuera algo que niega a los
maestros y a su experiencia y por tanto se presenta como algo absolutamente nuevo que
tiene sus propias y cerradas formas de aplicación. Por eso no es casual que hay una fuerte
tendencia a buscar manuales que expliquen el cómo “aplicar” o por lo menos el cómo lle-
nar la “planificación curricular”, es lo que las autoridades “controlan”. Inmersos en este tipo
de experiencia en el MESCP, el problema es que su concreción se convierte en una forma-
lidad ficticia, o en el caso de maestras y maestros que honestamente buscan implementar
el MESCP, al querer “descifrar” el modelo, como si fuera algo definido y acabado que sólo
se “aplica”, de la misma forma entra en grandes contradicciones, ya que el MESCP aparece
como muchos pasos y componentes que vistos por separado son demasiado complejos de
ser trabajados.
Por eso es importante retomar un criterio central, el MESCP, se lo concreta desde el sentido
propio que le ponen los sujetos, sea el sujeto maestro, estudiante o la comunidad educa-
tiva, si está claro que los procesos educativos transforman desde la realidad y desde los
conocimientos que porta la o el maestro, hay que orientarse desde ese criterio, para que
sean los sujetos quienes le pongan el sentido concreto de lo que necesitan o quieren hacer
desde su realidad y los procesos educativos. es decir, el MESCP, no es la negación de la ex-
periencia del maestro, por el contrario, parte de su experiencia y el sentido transformador
que le dé al proceso educativo. Sin el sujeto maestro y su iniciativa, no hay posibilidad de
concretar el MESCP.
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criterios mínimos que plantea el MESCP como “modo de educar”, de forma libre y abierta,
habremos identificado el sentido de lo que podemos hacer y de lo que queremos hacer
como proceso educativo. Es desde acá, desde donde podremos visibilizar el lugar que
ocupan los elementos curriculares y su desarrollo, no de forma aislada y fragmentaria,
sino, mostrando que son parte y contribuyen a un mismo proceso educativo.
Los espacios educativos, nuestras Unidades Educativas, cuentan con espacios organizativos
ya estructurados, que cumplen ciertas funciones y cubren ciertas necesidades del trabajo
cotidiano de nuestro espacio de trabajo, asimismo, estos espacios están orientados por
el sentido que tiene la institución, en este caso, nuestros espacios de organización están
pensados para fortalecer el trabajo de maestras y maestros en la formación a las y los es-
tudiantes.
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
¿En cuántos de estos espacios participamos?, ¿cómo participamos de estos espacios?, ¿qué
tipo de problemas se abordan en estos espacios? Las preguntas son de vital importancia,
ya que poner en funcionamiento a la institución, involucra una organización, flujo de in-
formación y definición d acuerdos como prácticas de gestión permanentes, en espacios
que permiten esta forma de trabajo coordinado de forma sostenida. A estos espacios nos
referimos como “dispositivos” de la institución para la organización de la gestión curricular.
En este sentido todos los espacios de interacción entre los miembros del equipo de trabajo
se constituyen en espacios para “direccionar” de forma cotidiana el trabajo de nuestra ins-
titución educativa.
Hay que entender estos espacios como los lugares que concentran la posibilidad de coor-
dinar para hacer la gestión. Cada espacio institucional, genera sus propios mecanismos de
“actualización”, en el sentido de que establece los espacios para reafirmar lo que hacemos
cotidianamente o que permiten regular las acciones al interior del mismo.
En este contexto existe una diversidad de formas de actualización del cuerpo institucional,
nos referimos a la forma de relacionamiento que se establece en la institución que permite
un específico modo de organización.
Una organización social se funda sobre todo en un lazo de articulación relacionado a las
demandas que le dan sentido a la organización o a los objetivos políticos para satisfacer las
demandas, desde ahí se organiza de forma jerárquica, también, una estructura que permita
el despliegue de determinadas actividades para el logro de los objetivos de la organización,
en este tipo de espacios organizativos, como la dinámica es tan fluida y su vigencia depende
de los cambios de cada coyuntura, el nivel de deliberación es de mayor amplitud y frecuen-
cia, la necesidad de cohesionarse permanentemente hace que se desplieguen espacios de
reflexión colectiva de forma permanente.
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Cada institución plantea sus propias exigencias organizativas, en nuestro caso se requiere
una resignificación de nuestra forma de organizarnos al interior de nuestros espacios edu-
cativos, asimismo esto no va a ser posible sin una readecuación de nuestra participación en
los espacios de coordinación necesarios para la concreción del MESCP. el MESCP recupera
al maestro como sujeto, como alguien que encuentra en el espacio educativo el espacio
para su propio proceso de liberación.
¿cómo nos organizamos desde estos criterios en la UE/CEA/CEE, para lograr generar es-
pacios de deliberación, de coordinación y reflexión permanente que nos fortalezcan y nos
permitan hacer la gestión curricular del MESCP de forma pertinente?
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- La Comisión Técnico-Pedagógica
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
- La Evaluación Comunitaria
A partir del análisis y reflexión realizado sobre los Dispositivos institucionales en la UE/
CEA/CEE para la organización de la Gestión Curricular en el MESCP, desde nuestra función,
promovemos, organizamos y participamos de la concreción de alguno(s) de estos espacios
para la coordinación del fortalecimiento de la Gestión Curricular. A partir de esa experien-
cia, elaboramos un breve informe resaltando los aspectos que más nos han llamado la aten-
ción en los procesos realizados.
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Unidad Temática
LECCIÓN N° 2 No. 3
Testimonio 1
Los días posteriores, el director se dedicó a pasar por cursos; cuando llegó el turno del
curso que regento lo primero que hizo es pedirme mi cuaderno pedagógico y la carpeta
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
de uno de mis estudiantes; se dedicó a revisar el avance y compararlo con mis planes
presentados. Además, verificó la secuencia e mis Planes de Desarrollo Curricular con
el Plan Anual Bimestralizado. Sinceramente no le encuentro sentido a este tipo de
seguimiento el cual en vez de ayudarnos lo único que causa es una paranoia en todos
nosotros, ni que decir de los estudiantes, los cuales se sienten intimidados y se ven casi
obligados a fingir su comportamiento en clase.
Comentando sobre este tema con los colegas, muchos de nosotros nos sentimos
defraudados creímos que los datos obtenidos del seguimiento iban a posibilitar algún
tipo de ayuda u orientación para con nuestro trabajo, mínimamente entendíamos que
el director se daría cuenta que es absurdo presentar los planes de desarrollo curricular
cada quincena, pero no fue así, al contrario nos citó a un “consejo de maestros” para
llamarnos la atención, pues según él no estábamos cumpliendo con los contenidos
programados y que esta era una falta grave por la cual el director debía emitir los
memorándum correspondientes más un informe detallado a la Distrital, pues ese era el
conducto regular según norma.
¿Qué instrumentos o documentos son los priorizados por los directores de su Unidad
Educativa y cuál su relevancia?
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
¿Desde su experiencia, qué criterios deben ser tomados en cuenta para el desarrollo del
proceso de seguimiento y con qué sentido?
Para muchas maestras/os nos resulta un acto retórico y en otros casos un ejemplo más de la
burocracia el poder hablar del “seguimiento curricular” y el “proceso de acompañamiento”
(nótese que de entrada incorporamos el epíteto de proceso a la palabra acompañamien-
to). Sólo habrá que revisar la normativa vigente para el desarrollo de la gestión curricular y
darnos cuenta de que el seguimiento al proceso de desarrollo curricular es una de las obli-
gaciones y tareas a encarar por la o el director de Unidad Educativa o Centros de Educación
Alternativa o Especial. En ese entender es prioritario reflexionar el o los sentidos y criterios
que tiene y con los cuales se encara el seguimiento, de entrada, es necesario reafirmar la
necesidad del seguimiento, pero ligado a aspectos como el acompañamiento y el apoyo,
esto en la idea de reflexionar constantemente nuestra responsabilidad como actores edu-
cativos.
El pensar el seguimiento como un acto burocrático, desencadena una serie de acciones sin
sentido y de resistencia por parte de las maestras y los maestros, en ese sentido se confi-
gura la idea de un gestor que ejerce dominio y control, entonces los procesos educativos
se reducen a acciones sin relevancia o de reproducción mecánica; entonces, hablaremos de
gestores concentrados en el orden burocrático y sin sentido. Ahora bien, es cierto que esa
lógica de control no es desarrollada únicamente por directoras/es sino que se pone de ma-
nifiesto desde la percepción de las madres y padres de familia. Entonces nos enfrentamos a
toda una estructura social y educativa fundada en el control y la sanción.
Quizá una forma de graficar este fenómeno sea el “panóptico”, entendida como un espa-
cio represivo del sujeto, donde los privados de libertad son invisibilizados y anulados en
su autonomía, en sus posibilidades de relacionamiento y de transformación de su propia
realidad. Imaginemos la arquitectura de esos centros penitenciarios; con una diversidad
de ambientes o celdas, dispuestas de tal manera que todas sus puertas tienen vista a otro
ambiente ubicado en un espacio más elevado, con ventanales desde los cuales es posible
dominar a todos los recluidos. Hablamos del “ojo que lo domina todo”, a este “funciona-
rio” no le interesa el futuro ni las posibilidades de rehabilitación de los demás sujetos, en
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el mejor de los casos se constituyen en simples datos y estadísticas de los cuales deberá
presentar informes, de los cuales tampoco tiene conciencia de su finalidad o sentido. Esta
imagen no dista de sobremanera del tipo de relaciones que establecemos al interior de las
Unidades Educativas.
Llegado a este punto, es preciso responder a la siguiente interrogante: ¿qué tipo de moti-
vaciones y sentidos son los que guían mis acciones como gestores educativos? De entrada,
nos enfrentamos a una reflexión que alude a nuestra subjetividad y nuestro espacio de
deseos (como nivel de aspiración individual). Ahora bien, no se trata de volver a discutir el
problema del sujeto y el relacionamiento, sino el de trabajar con perspectiva sin que ello
signifique negarme como sujeto y desde ese espacio poder ser conscientes de la tarea im-
portante que nos toca desarrollar como gestores y actores educativos. Este hecho, significa
caer en cuenta que nuestro actual no debe reducirse al de “funcionario” (entendido como
el que funciona dentro una estructura predeterminada desarrollando ciertas actividades
programadas con antelación) al contrario, se trata de ubicarnos como “servidores públicos”,
característica que amplía nuestro espacio de acción, nos permite generar sentidos a partir
de nuestros relacionamientos.
En ese sentido la Gestión Curricular va más allá del saber planificar o del cumplimiento
mecánico de los planes y programas, implica desarrollar procesos de relacionamiento, por
medio de los cuales encaremos en comunidad y de manera participativa los problemas de
la realidad, desde el espacio curricular, eso significa valorar el esfuerzo que desarrolla cada
uno de las maestras y maestros, las y los estudiantes y la propia comunidad para la trans-
formación de su realidad.
Ahora bien, después de haber caracterizado el estado actual de nuestras prácticas como
gestores educativos (aclarar que cuando se hace referencia a gestores educativos no alu-
dimos únicamente a directoras o directores, sino deberemos entender el concepto en su
definición más amplia, nos referimos a todo aquel actor educativo, el cual a partir de una
lectura de su realidad establece relaciones para la su transformación consciente de la diver-
sidad de posibilidades) es pertinente puntualizar lo trabajado hasta este punto:
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Paulo Freire
El Maestro Sin Recetas
Educar al Educador
Un diálogo crítico con Paulo Freire
La cuestión de los métodos: específicamente, ¿es posible que mis “métodos” funcionen
en un contexto norteamericano?
Siempre que me preguntan por este asunto de los métodos parece que mi preocupación
central durante treinta y cinco años ha sido crear un método que posibilitara un proceso
de alfabetización rápido y fácil. De la pregunta se deduce que me ven cómo un especialista
en técnicas y métodos que facilitan que los analfabetos aprendan a leer y escribir. Si
esto fuera así, estoy seguro de que me sentiría muy feliz porque eso implicaría una
contribución específica -una contribución importante- para la alfabetización de millones
de analfabetos y analfabetas en el mundo entero. Pero la verdadera cuestión no es esta.
Por cierto, no es posible para ustedes ni para mí, no importa para quién, pensar y actuar
sobre los problemas de la alfabetización, de la enseñanza, sin basarse en cuestiones
técnicas relacionadas con la enseñanza de la alfabetización. Estas cuestiones son
esenciales, porque sin técnicas de enseñanza es imposible alfabetizar. Sin embargo, a
mi entender, la pregunta a plantear es cuál era el enfoque central cuando comencé a
interesarme en las técnicas para enseñar alfabetización.
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
Mi interés inicial residía en el proceso de leer y escribir palabras. Pero, desde un comienzo,
nunca he podido separar la lectura de las palabras de la lectura del mundo. En segundo
lugar, tampoco era posible separar la lectura del mundo de la escritura del mundo. Es
decir, el lenguaje —y esto es una cuestión lingüística— no puede entenderse sin una
comprensión crítica de la presencia de los seres humanos en el mundo. El lenguaje no es
exclusivamente un medio de expresar nuestras impresiones frente al mundo. El lenguaje
es, en sí mismo, conocimiento. Y el lenguaje implica una inteligibilidad del mundo
que no existe sin la comunicación. Con esto quiero decir que es imposible acceder al
significado simplemente a través de la lectura de las palabras. Primero debemos leer el
mundo en el que esas palabras existen. Una de las cosas que hicieron los seres humanos
a medida que comenzaron a connotar la realidad a través de su acción, a medida que
comenzaron a tornarse aptos para hablar sobre la realidad, fue actuar sobre la realidad.
Una de las cosas más importantes que hicieron las mujeres y los hombres fue entender
y, acto seguido, comunicar su entendimiento. No hay inteligibilidad de la concretud de
la realidad humana sin comunicabilidad de las cosas que entendemos. De lo contrario es
puro blablablá.
Ahora bien, mi preocupación nunca fue trabajar sólo aquellas técnicas necesariamente
implicadas en posibilitar los actos de lectura y escritura. Tampoco me preocupaban
necesariamente las técnicas específicas de la lectura, sino más bien la sustantividad del
proceso que requiere técnicas. Y es respecto de este punto que muchos en los Estados
Unidos y en otros lugares del mundo comprenden mal mi obra. La técnica siempre es
secundaria y sólo es importante cuando está al servicio de algo más abarcador. Considerar
la técnica como algo primordial es perder el objetivo de la educación.
La verdadera cuestión no son las técnicas en sí mismas -aunque no quiero decir con
esto que no sean importantes por derecho propio- sino comprender la sustantividad del
proceso que, a su vez, requiere múltiples técnicas para alcanzar un objetivo particular.
Lo que hay que entender es, precisamente, el proceso que hace que las técnicas sean
necesarias.
Entonces, el desafío no es facilitar la lectura de los sonidos del lenguaje sino desarrollar
la capacidad de conocimiento de los seres humanos. Lo importante no es la habilidad
para comprender la estructura fonémica del lenguaje, sino que los profesores y las
profesoras entiendan cómo utilizar las estructuras del lenguaje en el proceso de creación
de significado. Un bello casamiento entre la teoría y el método, pero sin olvidar que la
teoría siempre precede al método.
Por ejemplo, una de las cuestiones que siempre me han preocupado respecto del proceso
de enseñar a leer y escribir es básicamente la interrelación entre los seres humanos y su
medio ambiente inmediato, en el cual se constituye su lenguaje a medida que se expande.
Así, desde mi punto de vista, el programa básico de lectura o programa de alfabetización
que tendría que desarrollar con los campesinos debería asumir, como punto de partida, la
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Para continuar con estas reflexiones, cuando empecé con los programas de alfabetización
hace ya treinta y cinco años más o menos, yo ya estaba viviendo con una gran intensidad
y vivenciando una de las virtudes necesarias del educador democrático, que es saber
escuchar; es decir, saber cómo escuchar a un niño o una niña negros con su lenguaje
específico, con su sintaxis específica; saber cómo escuchar al campesino
negro analfabeto; saber cómo escuchar al alumno rico; saber cómo escuchar a los
así llamados representantes de las minorías, que son básicamente oprimidas. Si no
aprendemos a escuchar esas voces, en verdad no aprenderemos a hablar. Sólo los que
escuchan hablan. Los que no escuchan terminan por gritar, vociferando el lenguaje para
imponer sus ideas. El alumno que sabe escuchar implica cierto tratamiento del silencio
y de los momentos intermediarios del silencio. Los que hablan de modo democrático
necesitan silenciarse para permitir que emerja la voz de aquellos que deben ser oídos.
Yo viví la experiencia del discurso de los que escuchan y percibí que el trabajo educativo
a seguir requería tanto; creatividad cuanto; humildad. Es un tipo de trabajo que implica
asumir riesgos que aquellos y aquellas que fueron silenciados no pueden asumir.
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
que faciliten el proceso de lectura del mundo silencioso, que está en íntima relación con
el mundo vivido por los alumnos y las alumnas. Todo eso significa que el educador y la
educadora deben estar inmersos en la experiencia histórica y concreta de los alumnos
y alumnas, pero nunca de una forma paternalista que los lleve a hablar por ellos sino
escuchándolos de verdad.
Por ejemplo, hace cuarenta años parte de mi generación -mis pares- en Brasil manifestaba
un gran amor por los oprimidos de aquella época, amor teñido por la idealización del
oprimido. Llevados por ese amor, abandonaron sus sillones académicos y se fueron a
vivir a las favelas. Y al fin de cuentas perdimos académicos potencialmente muy buenos
y ganamos “favelados” no tan buenos. Porque eran turistas. Ellos sabían -y sus vecinos
pobres también lo sabían- que podían salir de allí en cualquier momento. Pero asumieron
el rol de hablarles a los pobres sin escuchar a los pobres. Este es el problema que analicé
en Pedagogía del oprimido cuando critiqué a los miembros de la clase media que se
embarcaron en la lucha revolucionaria sin haber aprendido antes a escuchar a aquellos
en cuyo nombre debe emprenderse la lucha revolucionaria.
No es desconocido ni una exageración el plantear que los criterios con los cuales se cons-
truye los instrumentos de seguimiento responden directamente percepciones de carácter
individual de la/el director, por más que planteemos que los criterios responden a la apli-
cación de los elementos curriculares, aún ahí los criterios responden a aquello que quiere
ver la autoridad, por otro lado el seguimiento es aplicado sólo al maestro en el peor de los
casos, quizá lo pertinente sea hacerles partícipes de todo este proceso a todos los actores
educativos, ahora bien, este aspecto de cierta manera complica el proceso, y de hecho
es complicado si nuestra visión se reduce al acto de “enseñar”, lógica que no persigue el
MESCP. En cambio, el sentido general del MESCP está concentrado en el proceso de trans-
formación de la realidad comunitaria. Por lo tanto, el sentido de los contenidos y la forma
de encararlos, desde la realidad, responde a una “construcción a partir de las necesidades
de la comunidad”, asumiendo esa postura resulta evidente la preocupación de Paulo Freire,
cuando plantea que la alfabetización debe ser encarada desde el lenguaje de los partici-
pantes y no desde el entender del maestro, llevado este juicio al seguimiento curricular po-
dríamos señalar que los criterios con los que realizaré el seguimiento deben ser construidos
desde el quehacer y los sentidos que construye el maestro, los estudiantes y la comunidad.
Pero este hecho tampoco significa sobrevalorar los sentidos generados desde los otros ac-
tores, puesto que este hecho nos llevaría al otro extremo, entonces se trata de establecer
consensos o diálogos entre los sentidos generados, llevemos este hecho, en concreto, al
desarrollo curricular; una tarea pendiente dentro el aspecto curricular es la articulación
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
de los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas originarios a los llamados conoci-
mientos universales o “científicos” (este adjetivo último es del todo cuestionable y es claro
que responde a una lógica de dominio a partir del conocimiento, temática a desarrollar pos-
teriormente). Aún existe la idea de plantear la imposibilidad de esta articulación y en sí los
argumentos que justifican esta supuesta imposibilidad lo único que hacen es afincarse en la
negación de los conocimientos propios y la sobre valoración de la “ciencia” generada desde
as visiones coloniales, claro está que estas posiciones dogmáticas y poco criticas inciden
en las y los maestros no de manera consciente sino desde el subconsciente negando así las
posibilidades que tenemos como maestros para perfilar nuestros horizontes. De lo que se
trata, es de no dar por terminado los procesos sino de plantearnos las “dudas razonables”
no iniciar los procesos desde los espacios dogmatizados sino desde las posibilidades que
nos dan los sujetos que se desarrollan al interior de un contexto y en comunidad. De hecho,
lo planteado nos conduce a desarrollar nuestra capacidad y cualidad de escucha, con la
finalidad de no imponer nuestras ideas o verdades parciales.
Por lo mismo es tan importante para el MESCP partir desde la experiencia vivida como
sujetos, el aceptar esta posibilidad nos configura como sujetos históricos sociales, este as-
pecto genera el ámbito de posibilidades con que encaramos la realidad. Por estas razones,
la gestión curricular no se queda como tarea estricta de la o el director sino que involucra
a los otros actores educativos, este será de partida para encarar el carácter participativo al
interior de la gestión.
Testimonio 2
Para el segundo bimestre, pasó algo que de cierta manera reafirmó mi forma de pensar,
después de la llamada de atención que hizo el director a todos nosotros, debo aceptar
que el ambiente al interior de la Unidad Educativa se tornó un poco raro, cada uno andaba
por su lado, nadie tenía tiempo para nada, es cierto que todos llegaban a su hora, cada
vez era mayor el avance de contenido, los estudiantes no tenían tiempo, ya sea porque
estaban investigando algún tema que les habíamos encargado.
Frente a este panorama los padres de familia eran los primeros en felicitar al director, pues
había puesto orden en el establecimiento, según mi persona; el costo del mencionado
orden era muy alto, cada estudiante o profesor actuaban como autómatas. Cuando se
trataba de organizar algún acto, para el día de la madre o del maestro, sea un encuentro
deportivo o la hora cívica, varios de los y las profesoras expresaban que no tenían tiempo
y que además nadie valoraba el trabajo que hacían, por lo mismo había que llegar a su
hora e irse de igual manera, “¡hay que cumplir y ya…!”, “¡hora trabajada hora pagada…!”
decían.
Cierta ocasión una de mis estudiantes llegó tarde y llorando al curso, le pregunté ¿qué
había pasado? Y ella, por más esfuerzo que hice se negaba a contestar, pero era evidente
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
había sido golpeada, pude sacara esa conclusión puesto que cuando su amiga quiso abra-
zarla, la niña se resintió de dolor en sus brazos y espalda. Este hecho me indignó, enton-
ces me cuestioné ¿qué estamos haciendo nosotros para evitar la violencia al interior de
nuestra comunidad? más cuando nuestro PSP tiene que ver con seguridad ciudadana, me
pareció una completa hipocresía todos nuestros discursos los días lunes o las cosas mara-
villosas que hacíamos e informábamos como parte de nuestros contenidos articulados al
nuestro PSP. Me parece un chiste el recordar como el director informaba como gran logro
el desarrollo de la primera actividad del PSP, contemplada en nuestro plan de acción, el
cual tenía que ver con la concientización a la comunidad sobre el problema de la violencia.
Este problema de la niña me hacía pensar que todo era un verdadero saludo a la bandera,
pero no podía quedarme con los brazos cruzados, logré hablar con la niña y confirmé mis
sospechas: el fin de semana los padres de la niña habían ido a un acontecimiento regre-
sando a su casa a muy altas horas de la noche, de repente se armó un problema y el padre
de familia, si se puede llamarlo así, enloqueció y golpeo a la madre y las niñas. Al día si-
guiente, de haberme enterado, informé del hecho al director, el cual me respondió: haber
profesora dígame: ¿este problema sucedió en el colegio?, - Es evidente que no, fue en su
casa- le respondí; entonces él me dijo que como institución no se podía hacer nada, pues
es un problema particular y que si yo quería debía presentar mi denuncia a la Defensoría
de la Niñez de forma escrita, pero no se lo aconsejo, me dijo, es meterse en problemas…
Son esas cosas las que no permiten que la educación sea parte de la comunidad. durante la
semana logré, que la niña retome la confianza y seguridad en si misma, además expuse el
caso en la reunión de coordinación de profesores de la red (las Unidades Educativas de la
Red trabajamos con el mismo PSP) entonces planificamos la actividad de convivencia, invi-
té a todos los padres de familia, como siempre no participaron todos, peo lo bueno fue que
estuvieron los padres de la niña golpeada, trabajamos varias actividades intercambiando
roles, al finalizar el encuentro vi a los padres de la niña predispuestos a escuchar y conver-
sar entonces hablé con ellos y los comprometí a cambiar de actitud en bien de la niña.
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Una vez establecida la magnitud del seguimiento al proceso curricular, es preciso trabajar
sobre las relaciones que se establecen entre otros dos elementos del mencionado pro-
ceso: el acompañamiento y apoyo. Por un lado, el acompañamiento trasciende la simple
observación y uso prioritario de instrumentos o técnicas de recolección y organización de
la información, acerca del proceso de aprendizaje. De hecho, requiere dar un salto cualita-
tivo dentro el proceso de desarrollo curricular y por consecuencia en la gestión educativa
(convengamos que no sólo estamos hablando de la gestión curricular participativa; sino de
la totalidad de la gestión educativa; es decir la integralidad de los diversos aspectos de la
gestión, sean estos: lo curricular, administrativo, de convivencia comunitaria y lo ético polí-
tico) puesto que el acompañamiento, como el apoyo requieren el acto de involucramiento
de los principales actores de la educación.
Entonces; ¿A qué nos referimos cuando hablamos del acompañamiento al proceso educati-
vo?, ¿Cuáles son las acciones por encarar desde nuestra condición de gestores educativos?,
¿De qué manera dejamos de lado la lógica de control y generamos involucramientos perti-
nentes, los cuales generen sentidos transformadores?
Testimonio 3
Luego de haber logrado que las mamás y los papás dialoguen con sus hijos, a partir de los
problemas que tienen estos niños y niñas, fue sorprendente la confianza que empezaron
a desarrollar no sólo los padres sino también los estudiantes, las mamás visitaban la
escuelita para poder hablar de sus hijos y el rendimiento académico, me preguntaban
sobre el cómo colaborarme, eso sí, primero les pedía que me busquen en el recreo o
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
la salida, tampoco me aproveche de la situación, ellas querían asistir a las clases para
ayudar a realizar las actividades a sus hijos, de entrada les señalé que el apoyo a sus
hijos debe ser desde la casa, aplicando lo aprendido en el curso. No lo hice por mala, o
por ocultar algo, sino porque cuando el niño o la niña tienen a la madre o el padre para
solucionar sus problemas, en vez de hacerles un favor, no se dan cuenta que, le hacen un
gran daño; le generan dependencia, ese niño nunca podrá hacer las cosas por voluntad
propia. Además, sin querer me iba a ocasionar otro problema, esta vez con los estudiantes
que tienen padres aún reacios a esta forma de trabajo, el efecto se complicaría en el caso
de Judith, la cual es madre y padre para sus hermanitos, pues desde sus 10 años se quedó
a huérfana y al cuidado de su tía, la cual anda siempre viajando.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro y yo lo aprendí a la mala, casi al finalizar el
2do. Bimestre me convoca el director a su oficina y me pide informes sobre el trabajo
realizado con los padres de familia, el aseguraba que mi persona nunca presentó la
planificación o el proyecto de dicho trabajo, sinceramente me moleste, más bien tenía
mi carpeta de planificaciones, todas recepcionadas por el director, inmediatamente le
mostré lo planificado y cómo estaba articulándolo a mis contenidos, entonces lo encaré
y le dije que él no leía nuestras planificaciones, de qué otra manera se podía explicar su
desinformación.
Molesto, el director, se trataba de justificar, al final me dijo que las actividades que
desarrollaba debían ser presentadas como proyecto, por lo tanto, si quería continuar con
las actividades debía redactar el proyecto del trabajo con padres de familia para que sea
presentado y aprobado por el consejo de maestros. No podía darme el lujo de perder lo
trabajado por eso accedí, sabiendo que el consejo de maestros se realizaría 3 días después.
En el consejo se armó otro problema, para algunos de mis colegas, los padres de familia
solo quieren dominarnos para decidir e imponer que profesores se quedan y quienes
se van, para ellos yo era una “corcha”, “vendida”. Para otros el proyecto significaba
aumentar carga a su trabajo, así empezaron a opinar desde sus visiones diferentes al final
no puedo pretender que piensen igualito a mi persona, unos cuantos me apoyaron. Al
final el director nos obligó a todos a trabajar el dichoso proyecto, casi nadie se dio cuenta
que el trabajo propuesto era una manera de encarar nuestro PSP.
Ya cuando estuvimos en pleno desarrollo del tercer bimestre, pese a estar obligados,
muchos de los que estaban en contra ahora trabajaban coordinadamente con los padres
de familia, algunos hasta llegaron a desconocer a la Junta Escolar, puesto que no les
apoyaban en la refacción de su curso, los fines de semana eran utilizados para hacer
arreglos a los cursos. Por ejemplo; el “profe” de educación física organizó brigadas para la
refacción de la cancha y junto al profesor de matemática de secundaria hicieron posible
que los estudiantes pintasen las líneas reglamentarias de las disciplinas de futsal, básquet
y volibol. Lo interesante de esto, nos comentó el profe de matemática, era que logró
articularlo a diversos contenidos de varios cursos de secundaria.
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Gestión curricular en el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo
Para el desarrollo de una de las actividades fueron los mismos padres de familia quienes
se dirigieron hacia la dirección y lo sacaron al director, decían que él debía dar el ejemplo
como autoridad de la Unidad Educativa, lo bueno es que el director no se molestó, quizá
por aparentar, pero poco a poco su gesto de inconforme fue cambiando, después de
un rato él era quien hacía chistes mientras lijaba los bancos en mitad del patio, luego
ayudaba a los estudiantes más pequeños a limpiar los vidrios, eran jornadas de trabajo
interesantes …
Luego de la lectura del testimonio, podremos reflexionar ciertos elementos que nos ayuda-
rán a configurar todo el proceso de la gestión curricular sin quedarnos en la lógica parcela-
da del seguimiento.
Para cualquier Director de Unidad Educativa resultaría imposible encarar de manera soli-
taria todo este proceso de la gestión curricular, por lo mismo en la Unidad Temática N°2
reflexionamos sobre algunos de los dispositivos con los que se cuenta al interior del MESCP,
los cuales posibilitarían encarar procesos de acompañamiento, los cuales no se queden
en el simple registro de datos, sino permita generar espacios para el apoyo al desarrollo
curricular.
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Diplomado en Formación para la Transformación de la Gestión Educativa en el MESCP
Introducción
Hablar es aquí una expresión del sujeto que acontece en la voz, esa voz que tiene múltiples
tonalidades y sonidos, una voz que expresa lo que se piensa o se siente tanto de sí mismo
como del otro. En esta perspectiva, hablar del otro, es definirlo, categorizarlo, tematizarlo,
es decir, clasificar su humanidad singular por demás, en un estereotipo socialmente
aceptable, una manera de decir quién es y quién no es con el propósito de ejercer poder
y autoridad, lo cual legítima una forma de justificar y naturalizar la dominación en los
escenarios educativos. Ante esto, hablar con el otro, es posibilidad de encuentro, de
relación, de diálogo, de construcción colectiva, es decir proximidad, es el pretexto para
estar junto al otro en la Escuela, en esos escenarios educativos de la vida social.