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Se propone la lectura de los textos y realizar una síntesis

conceptual.
Señalar e identificar posibles modos en que los marcos citados
impactan en la Gestión Educativa.
Luego de realizar la lectura del material citado, es importante identificar
posibles modos que impactan en la Gestión Educativa; La educación: punto de
encuentro ente las relaciones entre los actores y el sistema, Pensar en una
buena escuela y la Educación del siglo XXI.
Por ello en la entrevista de Daniel Brailovsky, “hablar de la educación y
el sistema educativo, tomándola desde una perspectiva política. Hablando de
las leyes educativas, reglamentos escolares, si mejoran o no los salarios, etc.
desde la macropolítica. Pero lo más importante es pensar y mirar lo que
sucede adentro del aula, las relaciones entre docentes, docentes y alumnos,
docentes y familias, docentes y directivos ya que estas relaciones son las que
le darán forma a la educación de manera significativa.
La paradoja que hay es la distancia que hay entre las relaciones y el
sistema educativo; planificando, evaluando, totalmente naturalizado,
considerando que esta metodología nos aleja aún más de los alumnos, es
mucho más rico poder hablar, conversar con él porque de esta manera
podemos darnos cuenta cuánto aprendió el alumno o si tiene curiosidad por el
conocimiento, entre otros.
El desafío más importante del sistema educativo y las relaciones
educativas es encontrar puntos de encuentro, entre la relación y el sistema”.

Para ello, tenemos que pensar en que tipo de escuela queremos,


considerando ¿Qué es una buena escuela?
Podemos definir hoy qué es una buena escuela entre quienes hacemos
hoy la escuela, debatiendo con la crítica extendida para poder hablar de lo que
“sí funciona”, poner en evidencia lo que creemos que produce buenos
resultados, colocar la lupa sobre el cotidiano escolar para superar la sensación
de “sin salida” que sienten muchos docentes. La segunda cuestión es si esta
definición pasa por lo que en algunas corrientes se delinea como “la escuela
eficaz”, “las buenas prácticas” y en general, por el conjunto de
recomendaciones que se vienen produciendo, para orientar la reforma de la
institución escolar.
Hay dos modelos de “buena escuela” que parecen irse abriendo paso
como respuesta a la crisis: aquel que postula a la escuela como un centro
social, preocupado ante todo por educar en ciertos valores y organizar la
conducta de los futuros ciudadanos para evitar la violencia y el conflicto en
sociedades crecientemente desiguales; y aquel que plantea a la escuela como
un lugar de aprendizaje, estrictamente vinculado con la institución cognitiva,
dominado por el saber experto, la multiplicidad y riqueza de recursos didácticos
y la idea de innovación permanente.
Todos los que “hacemos” la escuela sabemos que la posibilidad de tener
derechos en la escuela y fuera de ella no reside solamente en la voluntad
interior a la escuela; antes bien, es una responsabilidad colectiva que implica al
estado, al gobierno del sistema educativo, a las familias y también a todos los
que concretan la escolaridad cotidianamente.
En el siglo XXI, la educación seguirá transformando vidas y generando
cambios en todas las áreas. Debe ser flexible y lo más alejada posible de
modelos rígidos, ya que el mundo cambia constantemente y es preciso que los
niños y los jóvenes se adapten a nuevos contextos y circunstancias. Nada es
definitivo.
Es necesario que promueva valores sociales como la igualdad, la justicia, la
cooperación y la ayuda humanitaria.
La importancia de la educación en el siglo XXI radicará en su capacidad
para transmitir valores que nos ayuden a construir una sociedad más justa,
igualitaria, dinámica y diversa,
acudiendo a los diversos recursos tecnológicos que nos proporciona el mismo
contexto.

Argumentar sobre su relevancia en la formación de la


supervisión/dirección escolar. (extensión entre 500 0 600 palabras en arial
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Teniendo en cuenta las premisas antes mencionadas y para que la
educación acontezca en relación a los procesos de enseñanza y de
aprendizaje es necesaria y central la tarea del que gestiona.
CENTRALIZAR la enseñanza y los procesos de gestión escolar requiere
pone en el centro de la problemática, la posibilidad de transformar aquellos
modelos técnicos que hacen a la tarea del directivo en un sinfín de papeles que
firma y sellar, haciendo consecutivamente, que su tarea termine alejándose de
la finalidad primera de la escuela: generar y facilitar aprendizajes en los
alumnos. Por lo tanto es importante que el equipo de gestión procure que
sucedan aprendizajes relevantes, constructivos, significativos tomando el
directivo una posición donde pueda liderar pedagógicamente
los procesos escolares.
Un liderazgo superador reside en la
toma de decisión que realiza aquel que tiene la función de conducir una
institución educativa. Hace referencia a gobernar, en términos de administrar,
o gobernar en términos de facilitar y fortalecer la direccionalidad de los
procesos de enseñanza y los de aprendizaje, articulando diversas perspectivas,
respetando diferentes opiniones idearios y misiones en las relaciones que
establecen entre cada uno de los actores que conforman la comunidad
educativa.
Centralizar la enseñanza en la gestión implica direccionar los
acontecimientos educativos hacia determinados objetivos que den cuenta que
la relevancia de lo escolar reside en fortalecer los procesos de enseñanza
para facilitar más y mejores aprendizajes en los alumnos.
Es por ello que un/a director/a llevará a cabo tareas que le permitan
monitorear aquellos indicadores de avance y de calidad, tales como:
• La asistencia de los alumnos;
• El rendimiento académico;
• Las prácticas pedagógicas;
• El clima institucional;
• La participación de las familias;
• La organización y el planeamiento; etc
Enseñar desde la centralidad, es garantizar el derecho del alumno/a
como sujeto cognitivo, con la responsabilidad de generar condiciones para que
el alumno/a se involucre con el aprendizaje. Como también motiva al docente
para que sea apasionado por conocer y despierta el deseo de conocer en el
alumno, de ahí la importancia de su actitud docente al momento de enseñar y
su compromiso para centrar su mirada en para qué y cómo enseñar.
El docente enseña con la finalidad de que el estudiante se apropie
críticamente de los conocimientos enseñados. No se trata de una imposición
arbitraria. Por eso, este docente toma decisiones en el aula y para ello necesita
conocimientos. Se trata, entonces, de superar tan solo la ejecución de una
tarea ya que se encuentra implicado el ser docente y su reflexión sobre su
propia práctica.
Reflexionar sobre la propia práctica de enseñanza implica mirar y
mirarse, argumentando desde el saber, desde el conocimiento
Por lo tanto, generar condiciones para
que sea posible alcanzar los objetivos educativos propuestos, hace que la
dirección no quede alejada de un rol docente, sino que, desarrollando una
perspectiva pedagógico-didáctica, el directivo sea el primero en pararse
ideológicamente frente a esa primordial función de la escuela: que es
ENSEÑAR.

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