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La participación de los maestros en el cambio educativo es indispensable para obtener

éxito, sobre todo si el cambio es complejo y afecta a muchos establecimientos durante largos

períodos de tiempo. Y para que esta participación tenga sentido y sea productiva, no basta con

que los maestros adquieran nuevos conocimientos sobre los contenidos curriculares o nuevas

técnicas de enseñanza. Los profesores no son simples aprendices técnicos; también son

aprendices sociales. La motivación escolar, se refiere como el conjunto de factores internos o

externos que determinan en parte los actos y actitudes de los seres humanos. En otras palabras, se

dice que cuando alguien está motivado, sus acciones, su actitud están dirigidas a alcanzar un

objetivo de manera asertiva. No olvidemos que motivación como parte fundamental en el

aprendizaje escolar se toma debido a que es muy relevante y significativo como línea de

investigación científica a nivel primaria ya que en los últimos años, nuevas disciplinas, nuevas

teorías, nuevos planes y programa y sobre todo nuevas tecnologías han venido a revolucionar

todo; provocando un cambio relevante en la educación de hoy en día.

El alumno se ha situado en el centro del proceso de aprendizaje, lo que significa que se

debe de partir de sus necesidades e intereses para así poder aplicar estrategias más adecuadas,

conseguir personalizar el aprendizaje que sea significativo y sobre todo que se encuentren

motivados a seguir aprendiendo. No debemos de olvidar que nuestra meta es lograr alumnos que

aprendan por sí mismos, para que aprendan a aprender, para que aprendan a pensar, reflexionar, a

socializar y así poder lograr ciudadanos ejemplares.

Ser docente en estos tiempos y a nivel primaria se ha convertido en una profesión, en

donde el factor vocacional es determinante, el quehacer varía dependiendo de la realidad de cada


escuela, pero es sumamente importante generar vínculos, mejorar la comunicación, fomentar la

motivación y el desarrollar capacidades.

Los desafíos que enfrentan los sistemas educativos en materia de calidad, equidad,

profesionalización docente y fortalecimiento institucional no podrán ser abordados totalmente

mientras no se alienten cambios sólidos y sostenidos en las formas de trabajo de la gestión

educativa.

El autor hace énfasis que La toma de decisiones y la resolución de problemas son dos de

las áreas más difíciles en el trabajo profesional. Casi todos los profesionales han estudiado algo

acerca de diagnóstico técnico de problemas y resolución de problemas,

En lectura se menciona que la cultura burocrática ha hecho de las escuelas los lugares

donde menos se discute de educación. Sin embargo, el reproche debe ser redirigido hacia el

modelo que organiza las prácticas y los discursos. Aquel marco de posibilidades organizacionales

no posibilita naturalmente el debate por la transformación necesaria de la educación. Situación

paradójica si se observa la alta visibilidad que ha adquirido la educación en la agenda pública:

todos los estudios y propuestas académicas y empresariales de reconversión industrial, cambio

tecnológico, e integración continental se basan en discusiones sobre qué y para qué enseñar, a

quiénes enseñar, qué calidades debería tener lo enseñado.

En esta época que estamos viviendo llena de distractores tanto internos como externos en

nuestro contexto social como en nuestra familia, encontramos en nuestros alumnos una conducta

nada favorable para estudiar, para asistir a clases, ya que el ambiente en que se desenvuelven los

invita a perseguir otro tipo de sueños, siempre buscando una manera fácil de conseguir ingresos

más sencilla que tener que estudiar o prepararse por varios años, años que ellos consideran
perdidos, ya que se dan cuenta, como sus vecinos y hasta familiares consiguen entradas

económicas a su hogar o su persona sin necesidad de haber estudiado, todo esto va creando

conductas negativas generando una nula motivación en ellos, además la falta de visión, de metas

a largo plazo, de querer tener un mejor futuro, en nada abona para crear en nuestros alumnos esa

motivación que se requiere para estudiar y prepararse para un mejor futuro, otra de las cuestiones

que influyen de manera determinante es la falta de empatía de los docentes para con sus

alumnos, ya que la gran mayoría de las veces cuando se dan cuenta que el alumno presenta un

problema de conducta, en vez de investigar la situación que le aqueja y así ayudarlo a superar esa

ambiente, simplemente le dan la espalda y dejándolo a su suerte, para que así solo resuelva sus

problemas, esto solo lleva a que en un momento dado aquel alumno desista de asistir a estudiar.

En nuestro país regularmente cada seis años con el cambio de presidente de la república,

se genera un nuevo programa a estudiar, esto automáticamente genera un caos en los alumnos y

por supuesto que también en los maestros, trayendo como consecuencia que los maestros no

dominen los nuevos programas de la noche a la mañana y por lo tanto la clase se vuelve

monótona y aburrida, con esto se pierde la motivación que hubiera existido entre maestros y

alumnos y de nueva cuenta hay un retroceso; pero no solo eso provoca esa desmotivación

también el ambiente familiar que existe en muchas familias mexicanas ha provocado esa

motivación que deberían tener los pupilos para ir a estudiar, ya que una familia disfuncional

regularmente trae como consecuencia que el alumno en muchas ocasiones tome partido de la

situación y se apropie de los problemas por los que está pasando su familia y de nueva cuenta la

desmotivación está presente, por si fueran pocos los factores que provocan esa falta de

motivación, hay otro que también ayuda a esa causa, que es el agotamiento emocional del

docente que se encuentra al frente de ese grupo, agotamiento que es provocado por un sinfín de
situaciones, tales como falta de pago, certeza laboral por mencionar algunos, y de nueva cuenta

quien viene pagando las consecuencias son nuestros estudiantes, ya que el maestro al estar

pasando por esa problemática se encuentra en un estado de desmotivación y no hay que olvidar

que para motivar al alumno, primero debe estar motivado el maestro.

En el ámbito educativo, se efectuó en Francia, entre 1987 y 1988, un estudio que

trascendió fronteras: el de Jacques Lesourne (1993) publicado como Educación y Sociedad. Los

desafíos del año 2000. Su propósito fue “formular las cuestiones a plantear a mediano y largo

plazo para preparar el futuro del sistema educacional francés”. Además de la perspectiva que

despliega el informe, es remarcable la capacidad que ha tenido para señalar los principales

puntos de la reforma educativa que se viene desarrollando en ese país desde esos años.

Desde el punto de vista pedagógico, el reciente informe de la Comisión Internacional de

la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors, definió como uno de los objetivos

centrales para la educación del futuro el aprender a aprender. Ya no se trata simplemente de

aprender determinado cuerpo de conocimientos e informaciones, sino de aprender los

mecanismos, las operaciones y aquellos procedimientos que permitan desarrollar las

competencias para la profesionalización de la gestión educativa actualizar nuestros

conocimientos a lo largo de toda la vida.

Paulo Freire menciona que ´´El proceso educativo requiere que nadie piense por

nosotros ni vea por nosotros ni hable por nosotros ni, finalmente, actúe por nosotros. Por estas

razones es tan importante aprender a aprender, aprender a educarnos y a liberarnos, para llegar a

ser nosotros mismos´´. El desarrollo de la capacidad de aprender implica, disponer de amplias

posibilidades de contacto con docentes que actúen como guías, como modelos, como puntos de
referencia del proceso de aprendizaje. Nadie desconoce, por supuesto, que el actor central del

proceso de aprendizaje es el alumno; pero su actividad no requiere una guía experta y un medio

ambiente estimulante que sólo el docente y la escuela pueden ofrecer, para desarrollar esas

competencias.

Para que todo lo anterior descrito tenga frutos , debemos de contar con un líder, que

realice prácticas para concertar, acompañar, comunicar, motivar y educar en la transformación

educativa

prácticas que buscan facilitar, animar, orientar y regular procesos complejos de

delegación, negociación, cooperación y formación de los docentes, directivos, funcionarios,

supervisores y demás personas que se desempeñan en la educación.

Como se hace mención en la lectura El liderazgo construye colectivamente una malla de

trabajo, de desempeños, de sueños, de representaciones, de calidades. El liderazgo sueña

grandezas, pero con los pies en la tierra. El liderazgo tiene la ambición de generar una visión de

futuro compartida, en este sentido es colectiva; intenta inspirar colegialidad, cohesión,

integración y sentido, respetando la diversidad de aportes de los actores; no sometiéndolos a

reglas universales y falsamente válidas. Las actividades o prácticas de liderazgo no son de rápida

factura, no se realizan con recetas; son acciones de gestores que, con gran profesionalidad y

reflexión, despliegan el accionar de innumerables actores educativos. Esa es su potencia,

gratificación y responsabilidad.
E l Liderazgo Escolar se constituye como un recurso personal que es particularmente

relevante para el ejercicio de la función directiva, por cuanto favorece, en primer lugar, la

aproximación y ampliación teórica de las concepciones contemporáneas sobre el tema. La

importancia de conocer concepciones teóricas actualizadas radica en ejercer el rol a partir de

estrategias y prácticas renovadas que apoyen la implementación de procesos de mejora al interior

de las organizaciones escolares, distinguiendo información relevante de los contextos, a fin

seleccionar con mayor pertinencia las prácticas necesarias para dichos procesos. Además, en

estos, es necesario que los directivos puedan adaptarse a múltiples escenarios, circunstancias y

demandas que presentan sus contextos educativos.

El liderazgo educativo ejerce una influencia importante en el mejoramiento y cambio

escolar, puesto que permite concretar la capacidad potencial de los establecimientos escolares,

incidiendo en ámbitos como la motivación, habilidades, prácticas, condiciones de trabajo e

impactando indirectamente en los aprendizajes del estudiantado. Aunque el liderazgo educativo

es ejercido formalmente por los equipos directivos, también puede ser distribuido a otros

miembros de la comunidad educativa.

Como se menciono anteriormente, existen suficientes evidencias que muestran el

liderazgo escolar como un factor crítico en el mejoramiento de los establecimientos escolares y,

en definitiva, de los logros de aprendizaje de los estudiantes, siendo especialmente significativo

en aquellos establecimientos más vulnerables. Sin embargo, si bien el liderazgo puede tener un

fuerte efecto positivo en dicho aprendizaje, este sería indirecto, pues se ejerce a través de la

incidencia de los directivos en ámbitos como la motivación, habilidades, prácticas y condiciones

de trabajo en que se desempeñan los docentes (Leithwood, 2006; Valenzuela y Horn, 2012). De

esta forma, se hace fundamental que el líder escolar se mantenga informado no solo de aquellas
prácticas de mayor impacto, sino también se aproxime a nuevas concepciones de liderazgo que le

permitan conocer estrategias actualizadas y con las cuales puedan generar procesos de mejora,

considerando siempre el contexto y el momento histórico en que se dirige al establecimiento,

entre otros factores.Un trabajo en colaboración en las instituciones educativas tiene que ver con

procesos que faciliten la comprensión, planificación, acción y reflexión conjunta acerca de qué

se quiere hacer y cómo.

La gestión educativa tiene como misión construir una organización inteligente, abierta al

aprendizaje de todos sus integrantes y con capacidad para la experimentación, que sea capaz de

innovar para el logro de sus objetivos educacionales, romper las barreras de la inercia y el temor,

favoreciendo la claridad de metas y fundamentando la necesidad de transformación, tendrá que

construir una red de colaboración, información y evaluación que vincule tanto a los actores

internos como a los actores externos al sistema educativo.

A la gestión y a las funciones directivas de la administración se las relaciona

generalmente con las acciones de los actores dirigidas a anticipar, proyectar, organizar, decidir y

evaluar los procesos y las estrategias de una organización. Si bien no es un tema reciente, las

acciones ligadas al liderazgo vuelven a figurar en los estudios de organizaciones escolares que

favorecen la calidad y la mejora de la enseñanza. Gestión y liderazgo son dos nociones

integradoras del universo de los procesos de dirección de los ámbitos organizativos


Pero los líderes influyen sobre estas condi-ciones cada día, deliberadamente o de manera

incidental. Una manera de simplificarla aparente nebulosa de opciones es encontrar una guía

coherente para la práctica del liderazgo en aras del mejoramiento escola

CONCLUSIÓN

La gestión educativa repercute en el clima organizacional ya sea de manera positiva o negativa,

según lo va guiando el líder, es donde parte la importancia de conocer detalladamente todo el

ambiente educativo que lo conforman, ya que gracias a ellos dependerá a gran medida el éxito o

el fracaso de los objetivos planteados, gracias a la gestión educativa podemos lograr identificar

las necesidades principales, así como la motivación para la participación de la comunidad y la

vinculación de otras organizaciones.

El establecer vínculos de trabajo colaborativo entre todos, permite una mejor organización en la

distribución de las tareas en las diferentes acciones, lo cual generará resultados más efectivos.

Es evidente que la educación de hoy en día requiere una transformación, un cambio progresivo y

sobre todo reflexivo para reorientar los objetivos. La gestión debe de ser eficiente, efectiva,

sobre todo desburocratizada, transparente en pro de garantizar una calidad educativa.

En el transcurso de estos años, la Fundación ha sido testigo de los esfuerzos de

las escuelas por mejorar sus resultados. Hemos podido constatar que, al igual que en

el mundo empresarial, para obtener organizaciones de excelencia se requiere de un

líder y, más aún, como lo destaca el autor en este libro, de un equipo que encabece

y guíe los procesos de cambio. Sabemos que el liderazgo del director por sí solo no

garantiza este cambio; sin embargo, su falta de liderazgo conduce inevitablemente al


fracaso.

iderazgo directivo y mejor educación van de la mano. Una convicción que atraviesa

esta serie sobre liderazgo educativo, de la cual este libro es su segundo título, es que

la educación chilena requiere urgentemente un poderoso impulso de liderazgo en sus

directivos si se quiere dar un salto en los resultados de aprendizaje de los alumnos.

No es que los directores puedan reemplazar el trabajo cotidiano de los docentes de

aula, pero pueden potenciarlo y cualificarlo, ayudando a que cada profesor realice

mejor su compleja tarea, así como a que se cree una verdadera comunidad de profe-

sionales en la escuela. De ahí que lograr mejores directivos equivale a alcanzar más

calidad en la enseñanza

Es evidente que nuestro sistema educacional debe dar rápidos pasos en esta

asignatura pendiente, en especial en el sistema público

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