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APRENDIZAJE GRUPAL

El reto de mejorar la calidad educativa en nuestra entidad ha sido asumido


por el Programa Estatal de Educación (en Baja California). Lograr esto no es
una tarea simple, más bien se presenta como un reto complejo que demanda
atención a una cantidad enorme de factores, tales como planes y programas de
estudio, métodos de enseñanza, fomento a la formación valorar, impulso a la
participación social, programas compensatorios de acceso y permanencia en la
educación, así como a la eficientización de los sistemas de administración y
organización educativa. Esto obliga a que el papel del Estado “deba orientarse
a promover el fortalecimiento de la capacidad de gestión, organización y
administración de la comunidad escolar”.1
Dentro de las nuevas funciones que se le están solicitando al directivo se
encuentra la necesidad de la conformación del equipo pedagógico, que debe
estar constituido por el grupo de maestras –incluida la directora, aun cuando
realice funciones diferentes– que trabajan en una misma unidad educativa y
que ponen en marcha el currículo a partir de su proyecto pedagógico
institucional. Así constituido el equipo debe gestar y desarrollar las tareas
pedagógicas, participar en el análisis reflexivo y organizar sus aportes y tareas
en el marco del proyecto definido y asumido colectivamente. Como resultado
de ello se espera que el equipo y la participación que lo articula no sean un fin
en sí mismo, sino el medio para la realización de un trabajo pedagógico
interactivo. Y que, a su vez, sea una alternativa para enfrentar la complejidad
de las prácticas pedagógicas actuales, la acumulación de saberes, y la presión
social por el cambio de la escolaridad. Que se constituya en un instrumento al
servicio de la innovación y el cambio de la gestión educativa que se desarrolla
en las escuelas. El equipo y su manera de trabajar deberán ser el espacio
donde sea posible gestar la responsabilidad, la autonomía, el intercambio, y la
apertura a toda la comunidad escolar.
Estamos conscientes de que para la integración de un equipo de trabajo no
es condición suficiente que una cantidad de docentes trabaje en una escuela en
un mismo periodo. La integración de un equipo es un proceso o múltiples
procesos que se dan en múltiples etapas o fases a partir de una intencionalidad
explícita de un equipo directivo. La integración de un equipo de trabajo requiere
una finalidad muy clara (encuadre), una red de personas sensibles con
capacidad para expresarse sobre su quehacer de manera propositiva y
reflexiva. Además, requiere de la claridad del equipo directivo para formar y
crear las condiciones necesarias para su desarrollo.
Por esta razón, la impostergable actualización de directivos y supervisores
viene a constituir una estrategia institucional de apoyo a la educación básica.
Estos esfuerzos por actualizar y capacitar persiguen que los directivos y
supervisores reflexionen sobre los problemas de la calidad educativa,
atendiendo a las formas en que sus acciones gestivo-pedagógicas pueden
limitar o posibilitar intentos de renovación escolar. Por ello estamos seguros de
que el papel del directivo de un centro escolar específico es un factor clave
para el desarrollo tanto de la escuela como de su comunidad.
En un intento por dar respuesta a la anterior demanda, en la Universidad
Pedagógica Nacional, Unidad 02A de Mexicali, Baja California, estamos
coordinando un programa de diplomado que hemos denominado La gestión
escolar: retos y tendencias. Dirigido a directoras de educación preescolar de
todo el municipio de Mexicali, tiene como finalidad ofrecer aspectos teórico-
metodológico-vivenciales a partir del análisis, problematización y comprensión
de sus prácticas cotidianas de las funciones que les han asignado implícita o
explícitamente para, a partir de ello, fomentar la construcción participativa de
los proyectos escolares y una mejor gestión escolar por medio de la
conformación de la acción directiva y el equipo pedagógico. Todo ello a través
de la aplicación de un modelo de trabajo académico totalizador e integrador,
como es el caso de los grupos de aprendizaje.
Para los fines de este ensayo, entendemos al aprendizaje grupal como un
proceso de elaboración conjunta en el que el conocimiento no se da como algo
acabado de una persona que lo posee a otras que no lo tienen. Desde esta
perspectiva del aprendizaje centrado en el grupo, el conocimiento no aparece
como algo terminado, sino más bien como una elaboración conjunta que parte
de ‘situaciones-problemáticas’, donde se analizan los elementos involucrados
en situaciones específicas, se proponen alternativas, se identifican las
posibilidades y se evalúan los resultados.
El aprendizaje grupal busca la fuerza del vínculo. “Para el hombre lo esencial
no es su relación con el mundo, sino con los otros seres; no es el eje yo-esto,
sino el yo-tú. Más que una individualidad, el hombre es una relación con el
otro.”2 En este proceso, sabemos, intervienen las características y los rasgos
peculiares de cada uno de los individuos. La interacción en situaciones de
docencia no es una relación de sujetos aislados, sino más bien una relación de
grupo y, por lo mismo, de interacción múltiple, interacción que es fuente de
experiencia para los participantes. Precisamente, a través de y por su
experiencia los participantes aprenden y se desarrollan al transformar sus
esquemas referenciales básicos.
A través de esta experiencia se pretende que las directoras participantes no
sólo adquieran un aprendizaje intelectual relacionado con el objeto de
conocimiento, sino que, además, tengan la oportunidad de sostener una
confrontación con sus marcos de referencia. Ello les puede permitir rectificar o
ratificar sus propios conocimientos, actitudes e interpretación de la realidad.
Fomentar la capacidad de trabajar en equipo supone abrir espacios para el
diálogo que posibiliten el flujo de los significados individuales para crear un
‘pensamiento de conjunto’. Supone también aprender a percibir y recoger los
patrones de interacción personal que muchas veces obstaculizan el aprendizaje
grupal, cuya motivación originalmente se encuentra marcada por distintas
experiencias afectivas, institucionales, ideológicas, políticas, creativas, etc. La
escuela, como cualquier organización social, también es un sistema anclado
por las características de los actores que se desempeñan en ella:
percepciones, actitudes, creencias, hábitos, expectativas, mentalidades,
motivaciones, patrones de conducta, etc. Negar lo anterior ha sido parte del
fracaso de muchas instituciones que no asumen que éste es el verdadero
capital humano que hay que convocar y desarrollar.
Por lo anterior, no debemos olvidar que la vida de todo equipo reposa sobre
elementos psicoafectivos, estructurales y funcionales que las teorías de grupos
y de la dinamización han planteado. Estos son los vectores que la organización
escolar no podrá soslayar. Por el contrario, la imposición de objetivos que
deben ser acatados en instituciones que precisan de la creación, la reflexión y
la autonomía en cada una de sus prácticas, ha sido realmente desesperada.

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