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1. DEFINICIÓN CLASIFICACIÓN
La servidumbre, que según el derecho romano se comprendía bajo la denominación general de ius
in re aliena, era un derecho real sobre una cosa ajena, en beneficio de un fundo o de una persona
determinada
2. CLASIFICACIÓN
Desde el derecho romano se han clasificado las servidumbres prediales en urbanas (servitute
praediorum urbanorwri), y rústicas o rurales. Las primeras eran las que se establecían entre fundos
urbanos, o por lo menos en beneficio de un predio urbano. Las segundas, entre fundos rurales, o
al menos, en beneficio de un fondo rural
También se dividían las servidumbres prediales en: positivas y negativas, según que el gravamen
consistiera en permitir una acción o en abstenerse de algo, la de continuas y discontinuas,
aparentes e inaparentes. Continuas, las que implican una acción continuada, o inacción, sin
necesidad de un hecho actual del hombre para su ejercicio; discontinuas, las que necesitan para su
ejercicio un hecho actual del hombre; aparentes, las que se manifiestan por señales exteriores
permanentes; inaparentes, las que no ostentan tales señales.
1. Por el no uso durante diez años entre presentes y veinte entre ausentes.
2. Por la destrucción total de uno de los predios.
3. Por la confusión, o sea el hecho de venir a ser los dos predios de propiedad de una sola
persona.
4. Por la renuncia expresa o tácita de la servidumbre por el dueño del predio dominante.
3. SERVIDUMBRES PERSONALES:
Según el derecho romano, las servidumbres personales eran: el usufructo, el uso, la habitación y
los servicios de los esclavos o de los animales ajenos (operae servorum).
a) Usufructo.
El dueño de la cosa de la que otro tiene el usufructo se llama nudo propietario. El gravamen
constitutivo de la servidumbre consistía, según los romanos, en carecer de aquellos dos atributos
del dominio: el usus y Ajructus. Y ese mismo gravamen lleva consigo el beneficio para la persona
del usufructuario, o sea para el titular de ese derecho de servidumbre personal.
b) El uso.
El uso era el derecho de usar de una cosa ajena, según su naturaleza y destino, sin derecho sobre
los frutos:
“Aquel a quien se le ha dado el uso, puede usar el bien, no percibir los frutos”.
“Nudus usus sine jructus. Cui usus relictus est, uti potest, fruit non potest”
El titular del derecho de uso se denomina usuario y tiene uno de los atributos del dominio: el ius
utendi o usus. A este atributo estaba limitado el ejercicio de su derecho. El gravamen para el
dueño de la cosa consistía en la privación de ese elemento del derecho de propiedad, lo que al
propio tiempo llevaba en sí. el beneficio para el titular de este derecho de servidumbre personal.
c) La habitación. Era un derecho de uso, pero limitado este a la habitación de una casa, que
también podía ser arrendada por el titular del derecho.
1. SUPERFICIE
Los derechos reales pretorianos o instituidos por el pretor fueron la superficie, el ius in agro
vectigalis, la enfiteusis y la hipoteca.
La superficie era el derecho que los arrendatarios o colonos de los predios rústicos, a perpetuidad
o a largo plazo, tenían sobre las edificaciones levantadas en ellos con el consentimiento del
arrendador. Este derecho se extendía naturalmente a la superficie del suelo cubierto por la
edificación, y de ahí el nombre que recibió.
2. “IUSINAGRO VECTIGALIS”
El ius in agro vectigalis surgió del arrendamiento a perpetuidad, que los municipios solían hacer de
sus tierras, mediante un censo o vectigal. En atención a la perpetuidad de aquella situación
jurídica del colono, el pretor creó a favor de este un verdadero derecho real.
3. LA ENFITEUSIS
La enfiteusis, palabra que procede del griego (plantar, sembrar), nació del arrendamiento de
tierras incultas, a largo plazo o a perpetuidad, que los emperadores solían dar a los particulares,
con la obligación para el colono de cultivarlas y plantarlas.
Esta práctica fue igualmente seguida por los grandes propietarios y dio origen al derecho real del
colono sobre las tierras, creado por el pretor y denominado enfiteusis. En la época de Justiniano
se refundieron el tus in agro vectigalis y la enfiteusis en una misma situación y se sometieron a un
mismo régimen legal.
4. LA HIPOTECA
Según el derecho romano, la hipoteca era un derecho real accesorio sobre una cosa mueble o
inmueble, destinado a garantizar el pago de una deuda
Con la finalidad de obtener una garantía para el acreedor, distinta de las seguridades puramente
personales, se acostumbró primeramente lo que se llamó enajenación fiduciaria. Quien contraía
una deuda, enajenaba a favor del acreedor una cosa determinada, pero conviniendo, por un pacto
llamado de fiducia, que al pagarse la deuda volviera la cosa al patrimonio del deudor.
"Propie pignus dicimus quod ad creditorem transit, hypothecam cum non transit (...) ad
creditorem”
El que contraía una deuda podía, por un simple convenio con el acreedor, gravar en garantía del
pago una o más cosas de su propiedad, muebles o inmuebles, sin que por el solo hecho del
gravamen salieran de su poder. El acreedor adquiría por ese modo sobre las cosas gravadas un
derecho real que, en caso de no ser pagado, hacía efectivo por medio de la acción llamada quasi
serviana o hipotecaria, extensiva a todas las personas que adquirieran las cosas gravadas con
posterioridad a la constitución del gravamen.
La acción quasi serviana o hipotecaria se dirigía en un principio a obtener la posesión de las cosas
gravadas en caso de no pagarse la deuda. El acreedor adquiría entonces la posesión y seguía
teniéndola, a manera de prenda, mientras no se le pagara.
Pero aquella situación podía hacerse indefinida, por lo cual vino a establecerse primeramente que
por convenio de las partes, al constituirse el gravamen, el acreedor se hiciera dueño de las cosas
gravadas en caso de no ser pagado. En seguida se permitió convenir entre acreedor y deudor
Se culminó aquel proceso evolutivo estableciéndose que, sin necesidad de convenio expreso
entre las partes, el acreedor hipotecario tenía el derecho de vender las cosas gravadas para
pagarse con su precio en caso de que llegado el día del pago no se hiciera este.
De ese modo vino a consagrarse en las instituciones jurídicas de Roma el derecho real de hipoteca
con los mismos caracteres generales que lo distinguen en el derecho civil moderno, salvo su
extensión en cuanto a las cosas susceptibles de él, que era mayor en el derecho romano, pues
tenía lugar sobre los bienes muebles e inmuebles, al paso que en el derecho moderno solo tiene
lugar sobre los inmuebles.