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La servidumbre
Características Generales de las Servidumbres.
1) Toda servidumbre disminuye el derecho naturalmente absoluto del
propietario de la cosa sirviente. De aquí se pueden deducir claramente dos
consecuencias de las servidumbres:
a. Ninguno puede tener servidumbre sobre su propia cosa (“nemo ipse
sibi servitutem debet”)
b. La servidumbre no se presume, el que la reclama debe probarla
(“...sed si te servitutem habuisse non probetur...”)
Derecho Romano Lic. Ada María Fúnez
1. El Usufructo.
Justiniano en sus “Instituciones” define el usufructo como el derecho de
usar y de disfrutar la cosa de otro sin alterar su substancia, en efecto este
derecho se ejerce sobre una cosa corporal que, destruida, entraña
necesariamente la pérdida del derecho. Cuatro ideas se desprenden de
ella:
1) El usufructo gravita sobre una cosa ajena (“ius in re aliena”).
2) Como la propiedad, de la cual es un desmembramiento, no se ejercita
sino sobre cosas corporales.
3) Comprende el “ius utendi” en toda su plenitud y el “ius fruendi” o derecho
de recoger los productos calificados como frutos; pero excluye el “ius
abutendi”, de donde se sigue que no puede
haber usufructo sobre cosa que no podemos
usar sin consumirlas, como el vino, el trigo, el
dinero, etc. El “ius abutendi” queda en poder
del propietario, quien es considerado como
nudo propietario, pues su propiedad está
destituida de sus principales atributos.
4) El usufructo no subsiste más que “salva rerum substantia”, pues termina
si la cosa perece.
consiente mejor en despojar del goce del bien al heredero que despojarse
él mismo durante su vida.
Extinción del Usufructo.
Cuando se extingue el usufructo el nudo propietario recobra el pleno y
entero goce de su bien. El usufructo se termina:
1) Por la muerte de su titular.
2) Por la expiración del tiempo fijado, pues es esencialmente temporal.
3) Por la “capitis diminutio” del usufructuario.
4) Por la renuncia del usufructuario en beneficio del propietario.
5) Por el no uso de un año para los muebles y dos para los inmuebles, bajo
Justiniano por diez años entre presentes y veinte entre ausentes para los
inmuebles.
6) Por consolidación o adquisición de la nuda propiedad por el
usufructuario, por la aplicación de la regla “nulli res sua servit (“no hay
servidumbre sobre cosa propia”).
7) Por la “mutatio rei”, es decir, por todo acontecimiento que destruya la
cosa o que la transforme.
2. El Uso.
El uso no es otra cosa que el “ius utendi” entero, esto es, el derecho de retirar de
una cosa todo el uso de que pueda ser susceptible, pero sin percibir ningún fruto.
El usuario debe ejercer por sí mismo su derecho, pero cuando usa una casa
puede ocuparla con su familia, mas no venderla, ni alquilarla o ceder
gratuitamente el ejercicio de su derecho.
3. Habitación.
El derecho de habitación se confundía con el uso de una casa, pero la
jurisprudencia lo clasificó aparte como un derecho original. Las reglas que lo
distinguen del uso son:
1) no se extingue ni por el no uso, ni por la “capitis deminutio” de su titular, pues
consiste más bien en un hecho, que en un derecho;
2) El que tiene este derecho puede rentarlo.
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La Enfiteusis.
Concepto.
La “emphyteusis” es un derecho real, transmisible,
que consiste en el más amplio disfrute de un fundo
ajeno. Este disfrute fue tan extenso que los
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Concepto.
Son llamados así porque son constituidos a favor de un acreedor para reforzar el
cumplimiento de la obligación por parte del deudor, asegurándole su cumplimiento
al conceder al acreedor ciertas facultades sobre pertenencias del mismo deudor.
El acreedor tiene sobre esas acciones reales para perseguirlas en manos de quien
se encuentren, para hacerse poner en posesión de ellas. Los derechos reales de
garantía son derechos accesorios, se adhieren a una obligación cuyo
cumplimiento garantizan. Estos derechos no tuvieron un gran desarrollo, pues los
romanos prefirieron la garantía personal. Los derechos reales de garantía son la
prenda y la hipoteca, pero les precede la enajenación con fiducia.
La fiducia.
La “fiducia cum creditore contracta” (contrato de buena fe con el acreedor) implica
la venta de una cosa por “mancipatio” o por “in iure cesio”, que hace el deudor al
acreedor para garantizarle el cumplimiento o pago de su crédito, seguido por un
pacto de “fiducia” (de buena fe) por medio del cual el acreedor se compromete con
el deudor a retransferirle, una vez que se le haya pagado, la propiedad de esa
misma cosa. Por virtud de esta operación, el acreedor se hace propietario de la
cosa, que retendrá hasta ser pagado, pudiendo reivindicarla aun contra el deudor;
en el caso de no ser pagado, puede venderla para recuperar su crédito y dar el
excedente, si lo hay, al deudor.
La enajenación con “fiducia” presentaba graves inconvenientes para el deudor: le
quitaba el uso del objeto y lo exponía a recuperarlo deteriorado por el hecho o
negligencia del acreedor, más aun, lo exponía a perderlo si el acreedor lo vendía
antes del vencimiento; además, no podía emplear el objeto para conseguir más
préstamos. El acreedor podía dejar el objeto en manos del deudor, pero era en
arrendamiento o a título de precario, siendo éste revocable a voluntad y aquél no
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Hipotecas Tácitas. Las hipotecas tácitas son aquellas que la ley crea
directamente, de ordinario por interpretación de la voluntad de las partes, o por
favor hacia un acreedor incapaz.
Tiene una hipoteca tácita especial:
1) El arrendador de un fundo rural sobre los frutos y cosechas.
2) La hipoteca del arrendador de una casa sobre todos los muebles y
objetos introducidos a ella.
3) En el derecho Justiniano, la hipoteca de los legatarios sobre los bienes
de la sucesión.
Tiene una hipoteca tácita general:
1) El fisco, sobre los bienes sus administradores y deudores.
2) Los pupilos y los menores de veinticinco años sobre los bienes de sus
tutores y curadores; esta hipoteca creada por Constantino, fue extendida
por Justiniano a los locos.
3) La mujer casada y sus herederos, bajo Justiniano, sobre los bienes del
marido para garantizar la devolución de la dote.
Extinción de la Hipoteca.
La hipoteca se extingue por cualquiera d elas siguientes razones:
1. Por pago de la deuda principal.
2. Por la venta de la cosa hecha por el acreedor hipotecario; extingue
así su hipoteca y las posteriores, si las hay, pero no las anteriores.
3. Por la renuncia del acreedor, que puede ser expresa o tácita, como
cuando deja de vender el bien afectado sin ejercer su derecho.
4. Por confusión, es decir, por la adquisición de la propiedad de la cosa
hipotecada por el acreedor hipotecario.
5. Por la pérdida de la cosa hipotecada.
6. Por la prescripción extintiva de cuarenta años que es la más larga
duración de la acción hipotecaria, según disposición del emperador
Justino.
Por las “praescriptio longi temporis” cuando el bien hipotecado está en manos de
un tercer adquirente de buena fe y con justo título con relación al acreedor
hipotecario, puede oponerle esta “praescriptio a su acción hipotecaria.