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BLOQUE 1: INTRODUCCIÓN AL DERECHO DE OBLIGACIONES

TEMA 2 FUENTE DE LAS OBLIGACIONES


Fuente de las obligaciones: postura del Código Civil. La voluntad unilateral como
fuente de la obligación.
FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
1. CONCEPTO DE FUENTE DE LA OBLIGACIÓN
La fuente de la obligación es el origen de la misma.
“Son los hechos jurídicos que tienen como efecto el nacimiento de la obligación”
Albadalejo.
La fuente de la obligación es el hecho jurídico que conlleva una consecuencia jurídica y
esta no es otra que la obligación.
Doctrina Tradicional
La fuente de la obligación la encontramos en el Derecho romano.
Gayo decía que las obligaciones nacen del contrato, del delito y de otras varias causas.
La jurisprudencia posterior aclaró que “otras varias causas” son hechos que son
asimilables al contrato o al delito y Justiniano en sus Instituciones, lo denominó el quasi
ex contratu y el quasi ex delicto.
POSICIÓN DEL CÓDIGO CIVIL
Establece nuestro Código Civil, en su artículo 1089 que “Las obligaciones nacen de la
ley, de los contratos y cuasi contratos y de los actos y omisiones ilícitos o en que
intervenga cualquier género de culpa o negligencia”.
Por tanto, las obligaciones nacen:
-En la Ley: El artículo 1090Cc dice que “las obligaciones derivadas de la ley no se
presumen. Sólo son exigibles las expresamente determinadas en el Código o en leyes
especiales y se regirán por los preceptos de la ley que las hubieran establecido; y, en lo
que ésta no hubiere previsto, por las disposiciones del presente libro”.
-En el contrato: El artículo 1091 Cc establece que “las obligaciones que nacen de los
contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse al tenor de
los mismos”. Es el carácter de lex privata del contrato. La voluntad de las partes se
convierte en norma vinculante entre ellas.
Queda consagrado el Principio de la Autonomía de la Voluntad, limitado en los últimos
tiempos por las empresas donde estableces sus propias normas a las que los particulares
tienen que adherirse, sin negociar previamente para lo que nacen otras leyes como la de
defensa de los consumidores y usuarios de 19 de julio de 1984 y la ley de 13 de abril
de 1998 de Condiciones Generales de Contratación, que vienen a salvaguardar los
derechos e intereses de aquellos que concurren a la contratación sin igualdad de
condiciones.

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-Cuasi-contrato, el artículo 1887 del Código Civil" Son cuasi contratos los hechos
lícitos y puramente voluntarios, de los que resulta obligado su autor para con un tercero
y a veces una obligación recíproca entre los interesados". Así pues, el cuasicontrato es
un acto lícito, no contractual, productor de obligaciones
Entran dentro de esta clasificación:
-La gestión de negocios ajenos: El artículo 1888 del Cc dispone "El que se encarga
voluntariamente de la agencia o administración de los negocios de otro, sin mandato de
éste, está obligado a continuar su gestión hasta el término del asunto y sus incidencias,
o a requerir al interesado para que le sustituya en la gestión, si se hallase en estado de
poder hacerlo por sí".

Se derivan los siguientes elementos:

a) Gestión de un asunto de otro y en interés de éste. Lo que conlleva que el asunto


pueda ser de cualquier clase, bien un negocio aislado o un conjunto de ellos. En todo caso,
quien lo realiza ha de efectuarlo en intereses del dueño del negocio y no en el propio. Por
cuanto, como establece el artículo 1888 del Código Civil el gestor actúa "sin mandato"
del titular de los negocios.

b) Ha de ser lícito.

c) El acto o actos de que se trate se han de realizar de manera espontánea, sin excluirse
la gestión de negocios ajenos por el hecho de que el gestor esté ligado con el favorecido,
siempre que los actos de que se trate no vengan determinados por dicha relación.

d) Intención de asumir de manera consciente la administración del asunto que le es


ajeno, vinculando al dueño mediante uno o varios actos necesarios y útiles.

e) La gestión que se realiza ha de conllevar una utilidad. A tal efecto, la doctrina


entiende, así (De Castro), que la utilidad de la gestión podrá determinarse al inicio de la
misma, aunque al final resulte que no se obtuvo provecho de la misma, tal y como se
deriva del artículo 1893 del Código Civil.

f) El negocio ha de encontrarse en estado de abandono por parte del titular del mismo. No
es preciso que este abandono sea debido a una ausencia en sentido propio, por cuanto
puede deberse a negligencia, enfermedad o incapacidad.

g) Falta de prohibición por parte del dueño, es decir, sin su oposición, en el sentido de
que el dueño del negocio o bien no se entera, o si tiene conocimiento, no se opone a la
misma.

h) No ha de tratarse de un negocio personalísimo, pues en tal caso no cabría la


sustitución.

Ejemplos.- Si un sujeto, sin “oficio de piedad” y con ánimo de reclamarlo posteriormente,


satisface la deuda alimenticia que pesa sobre otro, sin conocimiento de éste, tendrá
derecho a reclamar al obligado lo satisfecho.

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O un arrendatario hace una obra en la vivienda objeto de arrendamiento que es
imprescindible y lo hace sin contar con el arrendador, como cambiar una tubería.

Responsabilidad del gestor:

El gestor de negocios responderá por el incumplimiento de sus obligaciones, ya


examinadas con anterioridad.

A su vez, “responderá por caso fortuito cuando acometa operaciones arriesgadas que
el dueño no tuviese costumbre de hacer, o cuando hubiese pospuesto el interés de éste
al suyo propio” (artículo 1891 Código Civil).

El Código Civil admite que el gestor delegue todos o algunos de sus deberes, aunque
como dispone el artículo 1890: "Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos
de los deberes de su cargo, responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la
obligación directa de éste para con el propietario del negocio. Se admite la posibilidad
de existir dos o más gestores, pero en tales casos, como señala el precepto citado”la
responsabilidad de los gestores, cuando fueren dos o más, será solidaria".

De todo ello se deriva que el dueño del negocio tendrá acción directa tanto contra el
gestor como contra el sustituto o delegado, sin perjuicio de la relación interna entre
gestor y delegado.

El cobro de lo indebido

Aunque el Código Civil incluye al cobro de lo indebido como un cuasicontrato, tanto la


doctrina como las legislaciones más actuales lo consideran como una modalidad del
enriquecimiento sin causa.

El pago o cobro de lo indebido se producirá cuando se entrega y recibe en concepto


de pago alguna cosa que no había derecho a cobrar del que paga y que, por error, ha
sido entregada (Albaladejo).

De conformidad al artículo 1895 del Código Civil: "cuando se recibe alguna cosa que
no había derecho a cobrar, y que por error ha sido indebidamente entregada, surge la
obligación de restituirla".

De este precepto se ha de derivar que se establece una relación o vínculo jurídico entre la
persona que recibe lo que no tenía derecho a recibir y la que paga por error, y en virtud
de tal vínculo quien cobra se constituye en la obligación de restituir lo que de manera
indebida se le pagó.

Los requisitos para que pueda ejercitarse la acción de repetición, según la doctrina y la
jurisprudencia, son los siguientes:

a) Pago efectivo, con la intención de extinguir una deuda o, en general, de cumplir con
un deber jurídico.

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b) Inexistencia de una obligación entre el que paga y el que la recibe y, en
consecuencia, falta de causa en el pago, que se produce cuando existiendo un vínculo éste
relacione a personas distintas de la que da y de la que recibe el pago; o bien cuando falta
la relación de obligación entre ambos, bien porque nunca existió, porque aún no ha
llegado a constituirse o bien porque aunque existió la obligación la misma ya quedó
pagada o extinguida , o bien porque se ha entregado mayor cantidad que la que en realidad
se debía.

c) Error por parte de quien hizo el pago, y al no distinguirse por la ley, se ha de incluir
tanto el de hecho como el de derecho. No se precisará que el error sea inexcusable, por
cuanto el error excusable también podrá dar lugar a la aplicación de los preceptos
referidos al pago de lo indebido. El error puede darse tanto en el falso deudor que paga o
bien en sus dependientes, que por negligencia o de manera errónea efectúan la entrega
material.

Prueba del pago y error en el pago

Como consecuencia de lo establecido al examinar los requisitos es elemento esencial


tanto la prueba del pago como la del error al efectuar el mismo, a tal efecto dos son los
preceptos existentes en el Código Civil, artículos 1900 y 1901.

El artículo 1900 establece: "la prueba del pago incumbe al que pretende haberlo hecho.
También corre a su cargo la del error con que lo realizó, a menos que el demandado
negare haber recibido la cosa que se le reclame. En este caso justificada por el
demandante la entrega, queda relevado de toda otra prueba. Esto no limita el derecho
del demandado para acreditar que le era debido lo que se supone que recibió".

El artículo 1901 del Código Civil añade: "se presume que hubo error en el pago cuando
se entregó cosa que nunca se debió o que ya estaba pagada; pero aquél a quien se pida
la devolución puede probar que la entrega se hizo a título de liberalidad o por otra causa
justa".

Por lo tanto, en principio, rige la regla general de que al demandante corresponde la


carga de la prueba de la acción que se ejercita, y de no hacerlo sufre las consecuencias
que tal falta de prueba conlleva; es decir, a quien pagó y reclama la restitución le incumbe
la carga de probar que efectuó el pago sin la existencia de obligación, por lo que el pago
se efectuó por error.

El enriquecimiento sin causa

El enriquecimiento injusto o sin causa se produce cuando una persona obtiene o se


lucra con una ventaja patrimonial a costa de otra, con falta de causa en tal
desplazamiento patrimonial. Aunque fue previsto por las Partidas, el Código Civil, al
seguir el Código Civil francés, no lo contempla el enriquecimiento injusto.

En todo caso, el enriquecimiento injusto o sin causa tiene en nuestro ordenamiento la


significación de un principio general del derecho aplicable como fuente de carácter
subsidiario.

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Los presupuestos o requisitos para que pueda ejercitarse la acción por
enriquecimiento injusto son los siguientes, que de manera reiterada se exigen por la
jurisprudencia.

a) Un enriquecimiento por parte del demandado, representado por una ventaja


patrimonial, que podrá producirse por un aumento del patrimonio o por una no
disminución del mismo.

b) Un correlativo empobrecimiento por el actor, representado, a su vez, por un daño


que puede constituir un daño positivo o por un lucro frustrado.

c) Conexión indispensable entre el empobrecimiento y el enriquecimiento, en virtud


del traspaso directo o indirecto de patrimonio del demandante al del demandado.

d) Falta de causa que justifique el enriquecimiento.

e) Inexistencia de precepto legal que excluya la aplicación del enriquecimiento sin causa.

-Actos u omisiones ilícitos, que implican los ilícitos penales y al que hace referencia el
artículo 1092 del Cc cuando señala que “las obligaciones civiles que nazcan de los
delitos o faltas se regirán por las disposiciones del Código penal”.
- Acto ilícito civil: Regulada en el artículo 1093 del Cc “las que derivan de actos u
omisiones en que intervengan culpa o negligencia, no penadas por la ley, quedarán
sometidas a las disposiciones del capítulo II del Título XVI de este libro”. Se trata de la
Responsabilidad Extracontractual, definida como la conducta voluntaria y libre que
origina el deber de indemnizar a causa de la producción de un daño.
En el capítulo II del Título XVI, se encuentran comprendidos los arts. 1902 y ss del Cc
y hace referencia a la responsabilidad de: los padres por los daños causados por los hijos
que se encuentren en su compañía; la de los tutores por los perjuicios causados por los
menores o incapacitados que estén bajo su autoridad y habiten en su compañía, la de los
directores de un establecimiento o empresa por los perjuicios causados por sus
dependientes, la de las personas o entidades que sean titulares de un Centro docente
de enseñanza no superior por los daños y perjuicios que causen los alumnos menores
de edad durante los períodos de tiempo en que los mismos se hallen bajo el control o
vigilancia del profesorado de dicho Centro; el poseedor de un animal por el daño que
éste cause, aunque se le escape o extravíe; la del propietario de un edificio por los daños
ocasionados por ruina por falta de las reparaciones necesarias; a la del propietario por
explosión de máquinas, por humos excesivos nocivos para las personas o propiedades,
caídas de árboles en lugares de tránsito…; la del cabeza de familia que habita una casa
por los daños causados por las cosas que se arrojen o cayeran de la misma.

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LA VOLUNTAD UNILATERAL
Caracterizada por no nacer del acuerdo de las partes, sino por una voluntad única que
contrae un sujeto (deudor) mediante la manifestación de querer obligarse.
Sobre si la voluntad unilateral es fuente de las obligaciones, hay varias soluciones:
-Solución positiva.- De muy escasa aceptación, esta teoría afirma que la voluntad
unilateral es fuente de la obligación.
En el Derecho romano se admitió muy excepcionalmente y en España, algunos autores
como Castán Tobeñas, la considera en ciertos casos como la promesa pública de
recompensa.
-Solución negativa.- Las objeciones a la solución anterior mantienen que la voluntad
unilateral es esencialmente revocable y, por tanto, no puede crear una verdadera
obligación sino concurre con la aceptación de la otra parte (acreedor), por mucho que
haya verdadero deseo del deudor en obligarse.
El deudor, por sí mismo, no puede unilateralmente crear una relación obligatoria sin
contar con el otro sujeto, imprescindible para hacer nacer la relación jurídica, salvo en
casos como en actos ilícitos, que sí son fuente de obligaciones (art. 1902 Cc).
Por tanto, y para concluir, la voluntad unilateral no es fuente de la obligación para autores
como Albadalejo y Lacruz, menos categórico es Diez-Picazo
y la jurisprudencia no lo ha mantenido.
-Supuestas excepciones: Lo que sí se puede afirmar es que una declaración de voluntad
puede ser el preludio de una obligación propiamente dicha, si con posterioridad a esta, le
sigue la concurrencia y aceptación del otro sujeto imprescindible, el acreedor.
Casos especiales de consideración
1º Oferta de Contrato: El momento del ofrecimiento del contrato, no genera obligación,
pertenece a la fase previa del mismo. Solo si este ofrecimiento va seguido de aceptación,
constituirá el nacimiento del contrato y, por tanto, será fuente de obligación.
Pero, si la persona que ha hecho la oferta, sin motivo justificado la retira, causando un
perjuicio a un tercero que, de buena fe, confió en ella, esta retirada produciría la
obligación de reparar el daño causado en virtud del artículo 1902 del Cc,.
2º Promesa pública de recompensa: Se trata de una declaración unilateral en la que una
persona ofrece premio o recompensa a quien haga algo (encontrar tal objeto perdido) o
se acierte algo (ganador de concurso).
Figuras ambas no reguladas en el Derecho español pero tienen gran arraigo social los
premios literarios, de fotografía, a quien encuentre un perro…De lo que se extrae que la
promesa pública de recompensa es una oferta que no hace nacer obligación alguna hasta
que concurre la aceptación.
Los efectos son iguales que en el caso de la oferta de contrato. Esto es, si el sujeto retira
su promesa de forma injustificada concurriendo un tercero con buena fe y sufriendo un
perjuicio por esta retirada, será de aplicación el art. 1902 del Cc y si un tercero acepta
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la promesa pública de forma tácita o expresa y realiza la conducta objeto de la misma,
puede exigir la prestación, porque hay contrato y, por tanto, obligaciones.
3º Reconocimiento de deuda: Es un negocio jurídico unilateral por el que el autor
declara, reconoce, la existencia de una deuda previamente constituida.
Se trata de un medio muy eficaz de prueba de que existe una obligación previa y que el
deudor refuerza con su reconocimiento.
Es una figura regulada tanto en el B.G.B alemán como en el Derecho italiano pero no se
contempla en el Derecho español aunque sí esta admitida tanto como por nuestra doctrina
como por la jurisprudencia.
Es una declaración de existencia de obligación previa, no constituye la obligación sino
que la reconoce. Se le aplica la presunción de existencia de causa, sin tener que mencionar
ésta en el documento en el que se formaliza.
Desde el punto de vista procesal, el acreedor ostenta una prueba de existencia de deuda,
y la carga de prueba ya no recae en él sino será el deudor el que tendrá que oponerse, con
los medios de prueba de que disponga, alegar y probar que esa deuda ha sido nula,
anulable, ineficaz o cumplida. Se invierte la carga de la prueba hacia el deudor.

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