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Salado
La salmuera es una disolución altamente concentrada de sal, por encima de 100 000 mg de
sal por litro de agua. La salmuera es producida en la mayoría de los casos por simple
evaporación parcial (como puede ocurrir en las salinas) o por congelación del agua del mar.
El agua salobre se distingue de la salmuera en que la primera tiene una menor
concentración de sal.
Por extensión, también se llama salmuera de una sal (distinta de la común, NaCl) a una
disolución altamente concentradas de ésta. Son ejemplos de ello la salmuera de cloruro de
calcio y la de dicromato sódico
El uso de la sal para la conservación de los alimentos está muy extendido, debido a que
aporta sabor, ejerce un efecto conservador e influye en la textura y otras características de
los encurtidos.
La sal empleada debe de ser de buena calidad, es decir, debe presentar un bajo contenido en
calcio, magnesio y hierro, un color blanco y debe encontrarse libre de bacterias halofíticas y
materias extrañas.
La refrigeración doméstica se hace a temperaturas que van desde 2º C (parte superior del
refrigerador) a 8º C (caja de verduras y contrapuerta).
En su origen, las conservas fueron una forma de prolongar la vida útil de los
alimentos, que no siempre estaban disponibles. El primer conservante natural fue el
frio. En el Neolítico, los humanos aprendieron que la parte más fresca de las cuevas
era el mejor sitio para almacenar la comida. Más tarde se descubrió el ahumado y el
secado de alimentos con el sol y el aire. El siguiente paso fue la salación. Pero el gran
desarrollo de la industria y la técnica de las conservas se dió con el descubrimiento de
la esterilización o “pasteurización” en 1863 por Louis Pasteur.
A pesar de todos los avances en la higiene, hoy en día sigue siendo muy importante
tomar una serie de precauciones en la elaboración de las conservas caseras.