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El debido proceso es el derecho fundamental que tienen todas las personas (naturales y
jurídicas) a participar en procedimientos dirigidos por unos sujetos con unas
determinadas condiciones y cuyo desarrollo en su forma, en su decisión y en la
contradicción de los intervinientes deberá sujetarse a los lineamientos establecidos en
las normas jurídicas. Es un derecho fundamental que reclama de procedimientos
pluralistas y ampliamente participativos, en los que se asegure la igualdad y un debate
que permita la defensa de todos sus participantes. Dichos procedimientos, en los que
sólo podrá decidirse de fondo de conformidad con el derecho sustancial preexistente,
deberán ser desarrollados de conformidad con las formas preestablecidas en el
ordenamiento y estar dirigidos por terceros supraordenados, exclusivos, naturales,
imparciales e independientes. Lo anterior se comprende en dos grandes garantías: la
legalidad del juez y la legalidad de la audiencia. De esta forma, el debido proceso
integra los siguientes aspectos:
El derecho procesal tiene por desafío establecer un contado claro con el derecho
constitucional El debido proceso es el norte para replantear buena parte de la
construcción doctrinal que se ha elaborado tradicionalmente, en la que no se tienen en
cuenta referentes de justicia material considerados en los principios constitucionales. El
nuevo derecho procesal no puede continuar como una ínsula, y justamente el derecho
constitucional debe posibilitar los cambios que merece aquella disciplina. El derecho
procesal no se agota en ¡as meras formas, sino que se orienta por la justicia, siendo el
derecho fundamental del debido proceso base primordial para su transformación.
El debido proceso es el derecho que posibilita que los procedimientos sean equitativos y
que estén dirigidos a la protección de los derechos en un plazo razonable. Es importante
que su vigilancia sea confiada no sólo al interior del Estado sino a órganos
supranacionales como es el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el
Tribunal de Estrasburgo. Su vulneración, incluyendo el mal uso de los términos
razonables a tener en cuenta, implica denegación misma de la justicia. El debido
proceso integra las reglas de juego para que el proceso y el juicio correspondiente sean
limpios. Dicho derecho fundamental debe posibilitar que los procedimientos sean
instrumentos diáfanos para la obtención de un derecho justo, sin que pueda negarse la
posibilidad de participación de los sujetos interesados que han de intervenir en una
perfecta situación de igualdad en aras de realizar un reconocimiento mutuo.
El proceso, instrumento que debe estar dirigido de forma activa por el juez, no puede
sacrificar lo social en nombre de supuesto; intereses de eficiencia que se vienen
generalizando en nuestro mundo cada vez más globalizado. El proceso permite construir
una comunidad política, y es sólo por el debido proceso que pueden crearse unos
espacios de participación en los que se ha optado por desplazar definitivamente la
autotutela. Sólo así la parte vencida, pese a sus consideraciones; emotivas sobre la
decisión de fondo, está en capacidad de reconocer que la resolución emitida por el juez
ha sido justa en la medida que ha sido emitida por un sujeto imparcial e independiente
(no comprometido ni personal ni institucionalmente con las partes), tras la consecución
de una serie procedimental en la que se respetó íntegramente la contradicción.
Artículo 81. Toda persona tiene derecho a circular libremente, salir, entrar y
permanecer en el territorio nacional.
Artículo 84. Nadie podrá ser arrestado o detenido sino en virtud de mandato
escrito de autoridad competente, expedido con las formalidades legales y por
motivo previamente establecido en la Ley.
No obstante, el delincuente infraganti puede ser aprehendido por cualquier persona
para el único efecto de entregarlo a la autoridad.
El arrestado o detenido debe ser informado en el acto y con toda claridad de sus
derechos y de los hechos que se le imputan; y además, la autoridad debe permitirle
comunicar su detención a un pariente o persona de su elección.
Artículo 86. Toda persona sometida a juicio, que se encuentre detenida, tiene
derecho a permanecer separada de quienes hubieren sido condenados por sentencia
judicial.
Artículo 90. Nadie puede ser juzgado sino por juez o tribunal competente con las
formalidades, derechos y garantías que la Ley establece.
Se reconoce el fuero de guerra para los delitos y faltas de orden militar. En ningún
caso los tribunales militares podrán extender su jurisdicción sobre personas que no
estén en servicio activo en las Fuerzas Armadas.
2) EL HABÉAS DATA:
Las acciones de Hábeas Corpus o de Hábeas Data se deben ejercer sin necesidad
de poder ni de formalidad alguna, verbalmente o por escrito, utilizando cualquier
medio de comunicación, en horas o días hábiles e inhábiles y libres de costas.
Únicamente deben conocer de la garantía de Hábeas Data la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, quien tienen la obligación
ineludible de proceder de inmediato para hacer cesar cualquier violación a los
derechos del honor, intimidad personal o familiar y a la propia imagen.
Artículo 186. Ningún poder ni autoridad puede evocarse causas pendientes ni abrir
juicios fenecidos, salvo en causas juzgadas en materia penal o civil que pueden ser
revisadas en toda época a favor de los condenados, a pedimento de éstos, de
cualquier persona, del Ministerio Público o de oficio.
Toda persona agraviada que hubiese sido parte en el proceso, o con derecho a ser
llamada a participar en él, puede demandar la revisión de sentencias firmes en
materia civil dentro del plazo de seis meses contados desde el día en que
habiéndose realizado la última notificación quedó firme la sentencia.