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Organo Judicial

AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CIVIL

Auto Supremo: 377/2018

Sucre: 07 de mayo de 2018

Expediente: T-7-17-S

Partes: Gilberto Jaime Caro Flores c/ Empresa GINKO S.R.L.

Proceso: Ordinario cumplimiento de contrato a “clausula penal”.

Distrito: Tarija.

VISTOS: El recurso de casación de fs. 258 a 260, interpuesto por la Empresa GINKO S.R.L. representada legalmente

por Jorge Eduardo Flores Téllez contra el Auto de Vista Nº 04/2017 de 10 de enero que cursa de fs. 248 a 251 vta.,

pronunciado por la Sala Civil, Comercial de Familia, Niñez y Adolescencia y Violencia Intrafamiliar o Doméstica y

Pública Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, en el proceso ordinario de cumplimiento de contrato,

seguido por Gilberto Jaime Flores por la Empresa Unipersonal SERVICARO la concesión a fs. 265, la admisión de fs.

270 a 271, y todo lo inherente:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1.Planteada la demanda ordinaria de cumplimiento de contrato de clausula penal de fs. 31 a 35, subsanado de fs. 38 a

38 vta., se tramitó el proceso hasta la emisión de la Sentencia pronunciada el 2 de junio de 2015 por el Juez de Partido

Sexto en lo Civil y Comercial de la ciudad de Tarija (fs. 214 a 222 vta.) con la que se declaró PROBADA en parte la

demanda de cumplimiento de contrato de cláusula penal establecido en el contrato de obra de fs. 3 a 4, resolución que

conminó al demandado Jorge Eduardo Flores Téllez en su condición de representante legal de la Empresa GINKO

S.R.L., a cancelar a la empresa demandante SERVICARO, la suma de Bs. 215325,00 por concepto de cláusula penal,

equivalente a 33 días de retraso. También declaró improbada la demanda reconvencional de pago de daños y

perjuicios por incumplimiento de cláusula contractual.

2.Resolución que fue apelada por ambas partes, cuyos recursos fueron resueltos con Auto de Vista Nº 04/2017 de 10

de enero que cursa de fs. 248 a 251 vta., que confirmó la Sentencia impugnada, y contra el que se formuló recurso de

casación por la Empresa GINKO S.R.L., representada legalmente por Eduardo Flores Téllez (demandada).

El Tribunal de segunda instancia señaló respecto al recurso de apelación que si bien el cheque Nº 0552944 se hizo

efectivo el 31 de julio de 2013, se acredita que dicho cheque fue entregado a Jorge Flores Téllez el 26 de julio de 2013,

sin que el ahora recurrente haya podido demostrar que no pudo realizar el cobro por alguna causa atribuible a quien

expidió el cheque, y conforme lo establece el Código de Comercio, el procedimiento cuando un cheque no tiene fondos

es protestarlo, lo que tampoco realizó o acreditó el beneficiario.

Con relación al agravio referente al cumplimiento del contrato, el Tribunal de primera instancia refiere que correspondía

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al demandado demostrar que dio cumplimiento al contrato el 9 de septiembre de 2013, no siendo idónea la prueba

documental y testifical con la que pretendió demostrar este extremo.

Por otro lado, el demandante demostró por la prueba testifical que las pizarras acrílicas fueron entregadas en fecha 12

de octubre de 2013 y una vez contadas el acta de recepción se realizó en fecha 14 de octubre de 2013, según

documentación de fs. 62 a 64.

Respecto al recurso de apelación planteado por Gilberto Jaime Caro Flores el Tribunal de segunda instancia refirió que

el cómputo de los 45 días para la entrega de la obra se cumplía el 9 de julio de 2013 y no constituyó una incongruencia

la valoración del A quo del contrato administrativo ANPE Nº 139/2013 firmado entre el apelante y la Alcaldía Municipal

de Tarija en fecha 13 de septiembre de 2013 que es posterior al 09 de septiembre de 2013, ya que una vez incorporado

legalmente a los autos debe tenérsela en cuenta para determinar la existencia del hecho y resulte favorable a quien la

propuso o al adversario, por lo que al ser desfavorable al demandante quien presentó dicho documento no puede

pretender que el A quo no la considere.

Respecto a la valoración de la prueba consistente en cheque y factura que acredita el pago de la obligación, se realizó

el 30 de octubre de 2013, la cláusula sexta del contrato establecía que el saldo se cancelaría en el plazo de 30 días de

la entrega de la obra, lo que podría inducir a considerar que la entrega se realizó en fecha 30 de septiembre de 2013,

sin embargo el A quo realizó un correcto análisis de la prueba estableciendo como fecha de entrega 12 de octubre de

2013.

Con relación a las siete notas en las que constan entregas realizadas por la empresa GINKO S.R.L. a Jaime Caro

Flores, en el mes de octubre, dichas notas serían contradictorias con la prueba documental de fs. 62 a 64, por lo que el

Juez aplicando el principio de verdad material y haciendo una valoración integral de la prueba otorgó mayor valor

probatorio a los documentos emitidos por el Gobierno Municipal de la ciudad de Tarija al ser documentos públicos.

Finalmente con relación a la valoración de la prueba testifical de cargo el A quo realizó una valoración refiriendo que

dichos testigos no manejan datos exactos por lo que se creó una duda razonable sobre la idoneidad de los testigos.

Concluyendo el Ad quem que el Juez de primera instancia valoró correctamente toda la prueba aportada al proceso y

no se habría transgredido ninguna disposición legal.

CONSIDERANDO II:

DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN

De las denuncias expuestas por la parte recurrente, se extrae de manera ordenada y en calidad de resumen las

siguientes:

1.Errónea valoración de la prueba documental y testifical refiriendo que si se hubiese valorado correctamente las

pruebas de cargo, se habría llegado a la convicción de que el demandante, nunca llegó a probar que las pizarras fueron

efectivamente entregadas al Municipio de Tarija el 12 de octubre de 2013. El demandante y los testigos de cargo

incurrieron en falso testimonio. Por lo que se vulneró el art. 476 del Código de Procedimiento Civil, de conformidad a los

arts. 1329 y 1330 del Código Civil, art. 30 num.11) de la Ley 025 y arts. 80, 180.I de la CPE.

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2.Denunció que el demandante no probó con prueba fehaciente los puntos de hecho a probar que hacen al objeto de

la demanda con relación al art. 1283 del Código Civil, asimismo refiere que el Auto de Vista no se pronunció ni

consideró esta grave falencia de la prueba de cargo por lo que se habría violado el art. 397 del Código de

Procedimiento Civil.

Solicitando en definitiva que se case totalmente el Auto de Vista, declarando improbada la demanda en todas sus

partes, con costas y costos.

De la respuesta al recurso de casación

Señaló que el recurso de casación debe ser declarado infundado con costos y costas por no cumplir con los requisitos

estipulados en el art. 271 de la Ley 439, toda vez que el recurrente tiene la obligación de fundamentar la violación de la

normativa Civil sea esta en el fondo o en la forma, al no contar con ningún agravio especificado jurídicamente, toda vez

que debe estar sustentado en la vulneración del ordenamiento jurídico. Por otro lado el recurso tampoco tiene el

sustento legal que demuestre agravios con relación al debido proceso tal cual garantiza el art. 115 y 180 de la CPE en

concordancia con el art. 30 núm. 12 de la Ley 025 y el art. 4 de la Ley 439.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

En relación a la valoración de la prueba

El Auto Supremo Nº 146/2015 de 6 de marzo, ha señalado que: “…la valoración de la prueba en general compete

privativamente a los Jueces de grado, siendo soberanos en su valoración con facultad incensurable en casación para

decidir la causa, tomando en cuenta las pruebas esenciales y decisivas, tal como se infiere de los arts. 1286 del Código

Civil y 397 de su Procedimiento”.

Respecto a lo anterior el Auto Supremo Nº 410/2015 de 9 de junio, ha señalado que: “…es facultad privativa de los

Jueces de grado, apreciar la prueba de acuerdo a la valoración que les otorga la ley y cuando ésta no determina otra

cosa, podrán hacerlo conforme a su prudente criterio o sana crítica, según dispone el art. 1286 del Código Civil

concordante con el art. 397 parágrafo I de su procedimiento. En esta tarea jurisdiccional, la examinación de la prueba

es de todo el universo probatorio producido en proceso, siendo obligación del Juez el de valorar en la Sentencia las

pruebas esenciales y decisivas, conforme cita el art. 397 parágrafo II del código adjetivo de la materia”.

Por otra parte el Auto Supremo Nº 184/2015 de 11 de marzo, al referirse a los principios generales que rigen a las

pruebas judiciales ha señalado que: “…el principio de la unidad de la prueba”, que establece que el conjunto probatorio

del proceso forma una unidad y como tal, debe ser examinado y merituado por el Órgano Jurisdiccional, confrontando

las diversas pruebas, señalar sus concordancias, discordancias y concluir sobre el convencimiento global que se forme

de ellas, es decir; que las pruebas deben ser apreciadas en forma conjunta de acuerdo al valor que les asigna la ley o a

las reglas de la sana critica. “Principio de la comunidad de la prueba”, establece que la prueba no pertenece a quien la

suministra, es inadmisible pretender que esta favorezca a la parte que la allega al proceso, una vez incorporada

legalmente al proceso, debe tenérsela en cuenta para determinar la existencia o inexistencia del hecho sobre el cual

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versa, sea que resulte favorable a quien la propuso o al adversario”.

En relación a la pena convencional

El art. 532 del Código Civil, señala: “(Resarcimiento Convencional). Si se ha estipulado una cláusula penal para el caso

de incumplimiento o de retraso en la ejecución de un contrato, la pena convencional sustituye al resarcimiento judicial

del daño que hubiera causado la inejecución o el retraso de la obligación principal”.

Asimismo el art. 535 del mismo sustantivo civil, dispone: “(Disminución Equitativa de la Pena). La pena puede ser

equitativamente disminuida por el juez, si se ha cumplido en parte la obligación principal o si la pena fuese

manifiestamente excesiva, considerando la persona del deudor, la importancia de las prestaciones y las demás

circunstancias del caso”.

De donde se puede inferir que las partes en el marco de la libertad contractual pueden establecer, sanciones civiles o

penalidades convencionales por el retraso en el cumplimiento de las obligaciones o por el incumplimiento de las

obligaciones.

El Autor Carlos Morales Guillen en su obra Código Civil, Concordado y Anotado, Cuarta Edición, Tomo I, Editorial

Gisbert, La Paz Bolivia 1994, pág. 759 y 764, al realizar el comentario del art. 532 del Código Civil, refiere que: “La

cláusula penal, en cambio, es una promesa accesoria, que obliga al deudor a efectuar una determinada prestación a

título de pena para el supuesto incumplimiento injustificado o de demora en el cumplimiento de la obligación que nace

del contrato y que tiene la función de resarcir al acreedor de los daños que la verificación de tales supuestos le

ocasione, en la medida determinada convencionalmente, para ahorrar al acreedor, en el proceso correspondiente, la

carga de la prueba del daño y la fijación de la cuantificación del mismo”, asimismo sobre el art. 535 del mismo

sustantivo civil manifiesta: “…se utiliza la cláusula penal para eludir las prohibiciones relativas a la usura, la regla del

art. 535 permite al juez la reducción de la cláusula penal manifiestamente excesiva. También puede el juez (nótese que

la regla dice puede y no debe), reducir la pena convencional cuando ha habido un cumplimiento parcial…”.

En el Auto Supremo Nº 649/2013 de 11 de diciembre, sobre la pena convencional se ha razonado lo siguiente: “Al

respecto la doctrina señala que la pena convencional se encuentra diferenciada en dos categorías: una compensatoria

y otra convencional. La cláusula penal compensatoria es aquella fijada para reparar las consecuencias del

incumplimiento absoluto y definitivo de la prestación debida, se trata de una liquidación anticipada de los daños y

perjuicios derivados de este incumplimiento, por lo que no cabría acumulación entre el importe de la pena y el objeto

debido. La cláusula penal moratoria es aquella constituida para subsanar las consecuencias del incumplimiento relativo

de la prestación, ya sea por mora, cumplimiento defectuoso o parcial de la prestación, por lo que la pena se acumula a

la prestación principal, esta categoría resulta ser aplicable al caso por cuanto se trata del retraso en el cumplimiento de

la prestación por parte del comprador, a tal efecto se dirá que la pena convencional sustituye a los daños y perjuicios

moratorios”.

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

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Con relación a los puntos impugnados en el recurso de casación es preciso realizar las siguientes consideraciones:

1. El recurrente acusa que existiría errónea valoración de la prueba, ya que el demandante no demostró que las

pizarras fueron entregadas al Municipio de Tarija el 12 de octubre de 2013, siendo la tesis del demandante que las

pizarras fueron entregadas entre el 24-29 y 30 de octubre de 2013, hecho falso y que fue corroborado por la

declaración de los funcionarios municipales y por las actas de recepción definitivas suscritas por la Alcaldía de Tarija; al

respecto se debe señalar que el art. 1330 del CC, tiene el siguiente texto: “…(Eficacia probatoria) Cuando la prueba

testifical es admisible, el Juez la apreciará considerando la credibilidad personal de los testigos, las circunstancias y la

eficacia probatoria suficiente que de sus declaraciones sobre los hechos pueda resultar, sin descuidar los casos en que

legal o comúnmente se requieran otra clase de pruebas”, asimismo corresponde señalar que las pruebas deben ser

valoradas en su conjunto, no puede valorarse la prueba en forma individual.

En relación a este precepto normativo el art. 397.II del Código de Procedimiento Civil, señala que los jueces de

instancia deben valorar la prueba esencial y decisiva, es decir determinan los parámetros para la valoración de las

pruebas, como es de someterla a las reglas de la sana crítica, así la norma de referencia tiene concordancia con el art.

476 del Código de Procedimiento Civil que señala: “(Apreciación).- En oportunidad de dictar Sentencia definitiva, el

Juez, según las reglas de la sana crítica, apreciará las circunstancias y motivos que corroboraren o disminuyeren la

fuerza de las declaraciones de los testigos, conforme a lo previsto en el libro V, título I, capítulo VI del Código Civil”.

En este entendido, el recurrente debe tener presente que tanto la prueba testifical de cargo como de descargo no

puede ser valorada en forma aislada, sino que como sucedió en Autos esta fue contrastada con el resto de las pruebas

del universo probatorio en el proceso; es así, que los Jueces de instancia en aplicación de las reglas de la sana critica,

integraron las pruebas, más concretamente confrontaron las declaraciones de los testigos de cargo y los testigos de

descargo, con relación a los testigos de cargo (fs. 177 a 179) señalaron que el trabajo de descargar pizarras lo

realizaron entre el 8 al 29 de octubre del 2013, por otra parte los testigos de descargo (fs. 173 a 176) señalaron que la

entrega de las pizarras a la Honorable Alcaldía Municipal de Tarija se realizó el 12 de octubre de 2013, siendo evidente

la contradicción observada en las atestaciones, los jueces de instancia sustentaron su fundamento para declarar

probada la demanda y determinar la fecha exacta de entrega de las pizarras al municipio de Tarija con las

documentales a fs. 62, 63 y 64, expedidos éstos por autoridad competente del municipio, de donde se desprende que

en fecha lunes 14 de octubre de 2013, se procedió a elaborar el acta de recepción física de un total de 2.250 pizarras

acrílicas de color blanco, entregadas por el representante legal de la empresa SERVICARO, a la Comisión de

Recepción del Gobierno Municipal de Tarija, en sujeción al contrato ANPE Nº 139/2013, ésta acta de recepción física

deja constancia de la plena conformidad en cuanto a las características y la cantidad de las pizarras entregadas por el

proveedor, la cual se encuentra respaldada por el informe expedido por la Comisión de Recepción. Estos documentos

confirman el documento posterior consistente en el Acta de recepción y entrega definitiva de bienes en fecha 15 de

octubre de 2013, lo que daría constancia que las 2.250 pizarras acrílicas entregadas por SERVICARO a la Honorable

Alcaldía Municipal de Tarija cumplieron con las características establecidas en el contrato con dicha entidad pública, lo

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cual es corroborado por los testigos de descargo Ramiro Auad La Fuente, Carlos Fernando Vargas Garamendi y Lordi

Ruiz Jiménez, funcionarios de la Alcaldía Municipal de Tarija de fs. 173 a 176 que dieron fe de los actos administrativos

realizados, prueba presentada por el ahora recurrente y que no fue objetado en su momento por la parte contraria.

El Tribunal de primera instancia llegó a la conclusión que para que las 2.250 pizarras acrílicas sean entregadas a la

Alcaldía Municipal de Tarija el 12 de octubre de 2013, debieron ser retiradas de las instalaciones de GINKO S.R.L., en

la misma fecha, por lo que se tendría evidenciado como fecha del cumplimiento contractual total de la obra.

En consecuencia y evidenciando que el contratista GINKO S.R.L., cumplió con la entrega total de las 2.250 pizarras

acrílicas el 12 de octubre de 2013 y teniendo en cuenta que el contrato debía ser cumplido máximo hasta el 9 de

septiembre de 2013, el A quo del examen realizado de la causa asume un retraso en la entrega de 33 días por parte de

la empresa GINKO S.R.L., por lo que correspondió aplicar una multa del 1% del total del contrato por día, lo que

significó un resarcimiento del retraso equivalente a: valor total del contrato: Bs. 652.500,00 x (1%)= Bs. 6.525,00 x 33

días= Bs. 215.325,00.

2. De la revisión del recurso de apelación y casación los agravios están orientados a mostrar en forma genérica la

disconformidad del recurrente respecto a las decisiones de grado respecto a la penalidad impuesta en sentido que las

mismas serían desfavorables y atentatorias a los intereses de la Sociedad Comercial GINKO S.R.L

De antecedentes del caso de estudio, se tiene que SERVICARO se adjudicó el contrato Nº 188/2013, bajo la modalidad

ANPE Nº 139/2013 “Adquisición de pizarras acrílicas para las unidades educativas de la ciudad de Tarija y la Provincia

Cercado” por un monto de Bs.947.700,00. Posteriormente se celebró el contrato de obra entre SERVICARO y GINKO

S.R.L. consistente en la entrega de 2.250 pizarras acrílicas por un monto total de Bs. 652.500,00, de acuerdo al

contrato de obra, en su cláusula octava manifiesta: “…se fija como cláusula penal por día de retraso el 1% del precio

global de la obra”. Es esa penalidad la que corresponde analizar a este Tribunal.

El art. 532 del Código Civil (Resarcimiento convencional) refiere: “Si se ha estipulado una cláusula penal para el caso

de incumplimiento o de retraso en la ejecución de un contrato, la pena convencional sustituye al resarcimiento judicial

del daño que hubiera causado la inejecución o el retraso de la obligación principal”. Consiguientemente la cláusula

penal, es una promesa accesoria, que obliga al deudor a efectuar una determinada prestación a título de pena para el

supuesto incumplimiento injustificado o de demora en el cumplimiento de la obligación que nace del contrato y que

tiene la función de resarcir al acreedor los daños que la verificación de tales supuestos le ocasione.

Teniendo en cuenta la operación aritmética realizada por el A quo, se considera como cantidad a indemnizar por parte

del contratista GINKO S.R.L., al contratante SERVICARO, la suma de Bs. 215.325,00.

También debe tenerse en cuenta la interpretación contractual para la facultad de que la cantidad, descrita por la

cláusula penal, pueda ser equitativamente disminuida por el juez, si se ha cumplido en parte la obligación principal o si

la pena fuese manifiestamente excesiva, considerando la persona del deudor, la importancia de las prestaciones y

demás circunstancias del caso. Citando el art. 535 del Código Civil, la facultad de reducir la pena tiene su base en la

equidad, y que es cierto que el artículo prevé la mutabilidad con carácter decisivo del juez para el caso de cumplimiento

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parcial o irregular, por lo que no es aplicable cuando se da un incumplimiento total o cuando se trata de un retraso en el

supuesto de cláusula penal moratoria si la pena estipulada corresponde a un incumplimiento total, no sería equitativo

que se condenase al deudor cuando el incumplimiento sea parcial, debiendo adecuarse la pena al cumplimiento

realizado. La mutabilidad de la pena debe admitirse no sólo en los supuestos de cumplimiento parcial o defectuoso,

sino también cuando resulten desorbitados sus efectos en determinados casos, a pesar de la redacción, a partir de una

interpretación finalista y no literal del artículo 535 del Código Civil, de corregir las cláusulas penales abusivas o

desproporcionadas, en este criterio, es indiferente si el incumplimiento es total o parcial, lo importante es la

desproporción o el abuso en la aplicación de cláusula.

Ciertamente en el presente caso de examen, resulta indiscutible el retraso en que incurrió el demandado en el

cumplimiento de la entrega de las 2.250 pizarras acrílicas en la fecha pactada (como máximo, el 9 de septiembre de

2013), empero que no cabe sino calificar de absolutamente desproporcionada la indemnización que se obtiene

(Bs.215.325,00) tras multiplicar la suma unitaria prevista en el contrato (Bs. 6.525,00) por el número total de días

hábiles de retraso en que incurrió el proveedor (los transcurridos entre el 26 de julio de 2013 y el 12 de octubre de

2013). Teniendo en cuenta que no ha concretado el demandante los efectivos perjuicios sufridos de la adjudicación del

contrato ANPE Nº 139/2013.

El resultado del monto de la indemnización por la cláusula penal de Bs. 215.325,00 no guarda coherencia con los

restantes parámetros económicos de los contratos, en concreto: 1) con el precio en su día pactado por el contrato de

obra entre SERVICARO Y GINKO S.R.L., ascendente a Bs. 652.500,00 y, 2) el contrato ANPE Nº 139/2013 entre

GINKO S.R.L. y la H. Alcaldía Municipal de Tarija por un monto de Bs. 947.700,00. Aplicando el principio básico en

materia de responsabilidad contractual según el cual el obligado resarcimiento no puede suponer una ganancia o

enriquecimiento del perjudicado sino que ha de procurar, únicamente, el reintegro de su patrimonio a la situación en

que se encontraría de no haber mediado el incumplimiento de la contraparte.

Por lo que en el marco de los principios y valores establecidos por la Constitución Política del Estado, en su segundo

parágrafo del Artículo 8 establece los principios sobre los que se sustenta el Estado. Esto es, los valores que rigen

tanto los objetivos del Estado, como su estructura, y el accionar de las servidoras y los servidores públicos. Se trata de

valores que impregnan toda la estructura general del Estado, desde sus instituciones, hasta las políticas que elaboren.

El principio de equilibrio consistente en una ecuanimidad, imparcialidad y de equidad entre partes de una unidad o un

conjunto. En el ámbito del derecho el equilibrio se aplica de dos maneras. En primera instancia se lo aplica de manera

descriptiva “describe un sistema en el que existe de forma aproximativa un equilibrio de fuerzas o potencias, donde se

compensan los intereses distintos o bien opuestos”. Por otra parte, se aplica este principio, de manera normativa, en el

sentido que hace referencia que debería darse la situación en que exista un equilibrio de fuerzas o potencias, para

lograr la compensación de las mismas.

La justicia de equidad es una justicia de excepción, una alternativa que la ley concede al Juez, para apartarse del

rigorismo que consagra el principio de legalidad, apartarse de la letra fría de la ley, en un determinado caso concreto.

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El principio de proporcionalidad, supone una correspondencia entre la infracción y la sanción, con interdicción de

medidas innecesarias o excesivas. Y además, ha de adoptarse mediante previo juicio de ponderación entre la carga

coactiva de la pena y el fin perseguido desde la perspectiva del derecho fundamental.

Los arts. 8.II. (igualdad, equidad social y justicia social), 180.I (verdad material), la finalidad de la justicia, de los jueces

como operadores de justicia consistente en otorgar el derecho a las partes en base a los criterios de proporcionalidad,

equidad y equilibrio y de lo previsto por el art. 535 del Código Civil, normativa que se rige bajo el principio de “la

mutabilidad de la cláusula penal”, dicho exceso corresponde ser reducido por un carácter de equivalencia a la

obligación incumplida, donde el Juez podrá modificar equitativamente las penas convencionales manifiestamente

excesivas y las indemnizaciones convenidas notoriamente desproporcionadas en relación con el daño efectivamente

sufrido, esto velando por el carácter equitativo que debe regentar los contratos, porque la misma no debe sobrepasar

los límites permitidos para la finalidad que estaba prevista la prestación (retrasada), pues lo contrario implicaría que en

el menor tiempo posible, el beneficiario de la pena convencional pueda favorecerse económicamente en desmedro de

su contraparte, a ello se debe resaltar la circunstancia del presente caso, donde el contratista ha entregado las 2.250

pizarras acrílicas al contratante, asimismo el acreedor no ha sufrido perjuicios referente al contrato con el ente

municipal de Tarija con referencia al contrato ANPE 139/2013, aspecto que incide en la decisión para reducir la pena

convencional, criterio discrecional que este Tribunal opta en base al referido art. 535 del Sustantivo Civil.

El art. 535 del Código Civil permite la reducción de la pena en dos escenarios: 1) Que se haya cumplido en parte la

obligación principal y 2) Si la pena fuera manifiestamente excesiva, considerando la persona del deudor, la importancia

de las prestaciones y las demás circunstancias del caso. En cuanto a la importancia de las prestaciones se tiene que el

contrato de obra convenida con el contratista fue satisfecha oportunamente con relación a la obligación con el municipio

de Tarija, el producto fue recepcionado sin ninguna observación por el ente público. Respecto de la consideración del

deudor este generó empleo y un producto nacional. Finalmente en relación a las demás circunstancias del caso el

contratista aparte de no haber recibido observación por el ente público, el producto no estaba destinado a la

competividad de la comercialización, en el que podía darse el caso de incrementar su mercantilización, sino que

únicamente estaba destinado a la entrega de un requerimiento (Municipio).

Si bien nuestro cuerpo sustantivo permite las cláusulas penales con función coercitiva, sancionadora o punitiva: no sólo

de liquidación anticipada de los daños y perjuicios que puedan causar los incumplimientos contractuales por ellas

contemplados, es claro que dicha posibilidad de estipular cláusulas penales con función punitiva está sujeta a los

límites generales de la autonomía privada, sin embargo pueden considerarse contrarias a la moral o al orden público

las penas convencionales cuya cuantía exceda extraordinariamente la de los daños y perjuicios que, al tiempo de la

celebración del contrato, pudo razonablemente preverse que se derivarían del incumplimiento contemplado en la

cláusula penal correspondiente. No sólo las cláusulas penales «opresivas», intolerablemente limitadoras de la libertad

de actuación del obligado, o las «usurarias», aceptadas por el obligado a causa de su situación de obtener un contrato

de obra; sino también aquéllas en las que el referido exceso de la cuantía pactada de la pena sobre el daño previsible

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no encuentre justificación aceptable en el objetivo de disuadir de modo proporcionado el incumplimiento que la cláusula

contempla; en atención sobre todo a la gravedad del mismo y al beneficio o utilidad que hubiera podido preverse, al

tiempo de contratar, que reportaría al deudor incumplidor.

Al margen de lo expuesto corresponde hacer referencia que la mutabilidad de la cláusula penal fue efectuada de oficio

citando para ello la jurisprudencia comparada de Argentina el Expediente. N° 10867 de 12 de julio de 2017 dictada por

la Corte Suprema de la Provincia de Corrientes en el caso BOOTH, EDGARDO AMILCAR C/ JAVIER DARIO FREDES

y JOSE GUILLERMO ESCALANTE que refirió:

“…Que por el decisorio recurrido el Sr. Juez a-quo resolvió morigerar de oficio el porcentaje de la cláusula penal,

reduciéndola a la equivalente a la tasa activa que cobra el Banco de Corrientes S.A. –segmento 6- debiendo la actora

reformular la planilla conforme a ello…Siguiendo Esta segunda corriente de opinión, con la cual coincido, la potestad

moderadora judicial frente a una cláusula penal excesiva no está supeditada a la situación de “inferioridad” a la cual

refiere el art. 954 del Código Civil -art. 332 C.C.C.N.-, pues el aprovechamiento abusivo a que alude el art. 656 del

Código Civil (art. 794 C.C.C.N.) está dado por un elemento Prevalentemente objetivo: la desproporción grave y

manifiesta, que no necesita comprobación alguna ni admite razonamiento en contrario. Es decir que cuando nos

encontramos frente a una tasa de interés evidentemente desproporcionada (porque excede los valores del mercado

para el mismo tipo de contratación) presumo que el acreedor la obtuvo explotando un estado de necesidad, ligereza o

inexperiencia del deudor y ello hace posible la reducción judicial de la misma…”

“…En mi opinión, los criterios a tener en cuenta para calificar como alta o excesiva la cláusula penal no coinciden con

las pautas a tener en cuenta en el supuesto de intereses compensatorios. Dados los componentes: compulsivo y

resarcitorio, de la cláusula penal, la más alta permitida puede estar considerablemente por encima de los intereses

compensatorios, sin que por ello afecte la moral, las buenas costumbres y el orden público económico. Expresar un

parámetro de reducción de la cláusula penal o intereses punitorios convenidos es una tarea difícil si se intenta no caer

en la arbitrariedad. Porque para evaluar la reducción deben seguirse los criterios correspondientes al aspecto

compensatorio por el porcentaje que a ella corresponden en la tasa global y al aspecto moratorio es decir

desproporción evidente entre el monto de la prestación y el de la pena.

Por cierto que la determinación de este punto es esencialmente contingente, pues los tribunales a ese fin no pueden

sino decidir observando las tasas del mercado para supuestos similares. Por lo demás, no cabe perder de vista que, el

fijar tasas menores, sin duda, importaría un aliciente para el no cumplimiento de las deudas y, fundamentalmente,

transformaría a los tribunales en una fuente de financiamiento para los deudores morosos, sin mayores costos...”

También este Tribunal toma en cuenta el DS 28166 del 17 de mayo de 2005 que estableció la tasa de interés penal

para entidades financieras en la que dispuso el factor de 0,25 para el periodo de mora de 31 a 60 días, el cual por

analogía corresponde aplicar por día de retraso inclusive al caso de autos, siendo esta equitativa para las prestaciones

contenidas en la obligación. De acuerdo a que la pena convencional es excesiva, tomando en cuenta el parámetro del

margen para el factor de operaciones descrito en el DS 28166; concluyendo que dicha proporción sea fijada al caso

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presente por días de retraso (0,25% del monto total del contrato por día de retraso).

Por consiguiente se realiza la ecuación aritmética tomando en cuenta que el monto total del contrato entre

SERVICARO y GINKO S.R.L. es de Bs. 652.500,00 el 0,25% del monto total por día de retraso Bs. 1.631,25 en 33 días

de retraso, cifrando en Bs. 53.831,25 que deberá ser considerado como pena convencional para el presente caso de

autos, indemnización a cuyo pago será condenado la demandado. Por lo que corresponde casar la resolución sobre

este aspecto.

De la respuesta al Recurso de Casación

Si bien es evidente conforme señaló el actor a tiempo de responder al recurso de casación de su contraparte que el

mismo no resalta precisamente por su impecabilidad, se debe tener en cuenta que luego de la recepción por este

Tribunal Supremo se emitió Auto Supremo que examinó el contenido de las denuncias del recurso de casación,

estableciendo que dieron cumplimiento a lo previsto por el art. 274.I núm. 3) del Código Procesal Civil, asimismo en

aplicación del art. 180.II de la Constitución Política del Estado que garantiza el principio de impugnación se admitió su

consideración, habiendo con esta Resolución, notificado a las partes cual se verifica a fs. 274, no existiendo

cuestionamiento alguno al respecto, consecuentemente correspondió otorgar la respuesta pertinente, verificando los

antecedentes del proceso y los reclamos realizados por el recurrente tanto en apelación y casación sobre dichas

resoluciones serian atentatorias contra los intereses de la Empresa GINKO S.R.L., conforme fluye de lo transcrito en el

punto III de la Doctrina aplicable al caso, si bien el actor realiza objeciones a las argumentaciones realizadas por el

recurrente, la pretensión debatida respecto al punto neurálgico resulta el interés penal del contrato de fs. 3 a 4, que

como se tiene demostrado por el análisis y aplicación del art. 535 del Código Civil, correspondía determinar la

mutabilidad de la cláusula penal, que debe tenerse de manera estricta.

Bajo esas consideraciones, resulta sin lugar la petición del actor que deba declararse infundado el recurso examinado.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad

conferida por el art. 42 núm. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010 y en aplicación del art. 220.IV de la

Ley Nº 439 Código Procesal Civil, CASA parcialmente el Auto de Vista Nº 04/2017 de 10 de enero que cursa de fs. 248

a 251 vta., únicamente en el porcentaje para la aplicación de la pena convencional que debe ser calculado por el

parámetro del 0,25% por día de retraso. Computando el monto de condena de Bs. 53.831,25 que el demandado debe

cancelar dentro del tercer día. Se mantienen vigentes y subsistentes las demás determinaciones asumidas en la

resolución de primera instancia.

Sin responsabilidad por ser excusable.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Dr. Marco Ernesto Jaimes Molina.

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