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TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CIVIL
Auto Supremo: 451/2015
Sucre: 19 de Junio 2015
Expediente: SC-11-15-S
Partes: Ignacia Hurtado de Espinoza c/ Dalcy Saavedra Gutiérrez
Proceso: Anulabilidad absoluta de matrimonio y nulidad de declaratoria de
heredero
Distrito: Santa Cruz
VISTOS: El recurso de casación en la forma y en el fondo de fs. 133 a 136 y vta., interpuesto
por Ignacia Hurtado Jiménez de Espinoza contra el Auto de Vista Nº 219, de 22 de septiembre
de 2014, cursante a fs. 131 y vta., pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, dentro del proceso ordinario de Anulabilidad
absoluta de matrimonio y nulidad de declaratoria de heredero seguido por Ignacia Hurtado de
Espinoza contra Dalcy Saavedra Gutiérrez, la respuesta de fs. 139 a 140, la concesión del
recurso de fs. 141, y;
CONSIDERANDO I: ANTECEDENTES
DEL PROCESO:
El Juez de Partido Tercero Mixto y de Sentencia de Montero, Provincia Obispo Santisteban del
Departamento de Santa Cruz, pronunció Sentencia Nº 05, de 17 de marzo de 2014, cursante
de fs. 105 a 106 y vta., que declara Improbada la demanda de Anulabilidad absoluta de
matrimonio y nulidad de declaratoria de herederos de Dalcy Saavedra Gutiérrez. Asimismo
declara Probada la demanda reconvencional y por consiguiente con plena validez el
matrimonio de Rosendo Hurtado Jiménez con Dalcy Saavedra Gutiérrez de fecha 12 de
noviembre 1998.
Resolución de primera instancia que es apelada por la parte demandante mediante escrito de
fs. 117 a 120 y vta., que merece el Auto de Vista Nº 219, de 22 de septiembre de 2014, cursante
a fs. 131 y vta., que Confirma en todas sus partes la Sentencia de fecha 17 de marzo de 2014
saliente de fs. 105 a 106 y vta. del expediente original. Resolución de alzada que es recurrida
de casación en la forma y en el fondo por la parte actora, que obtiene el presente análisis.
CONSIDERANDO II: HECHOS
QUE MOTIVAN LA IMPUGNACIÓN:
De forma resumida se pasa a detallar los fundamentos de agravio que expone el recurrente:
En la forma:
1. Denuncia que en su contestación y reconvención, la demandada hubo invocado la excepción
de prescripción, a lo que el Juez de la causa decretó “Téngase presente, con la reconvención
traslado”, y no corrió en traslado ni sustanció la misma, dejando de lado el debido proceso y
seguridad jurídica conforme a los arts. 115 y 178 de la C.P.E., violentando también el
cumplimiento del inciso 3) del art. 192 del C.P.C., incumplimiento que alcanza al Tribunal de
Alzada según el parágrafo II del art. 343 del procedimiento civil.
2. Refiere que al no cumplir la oferta de prueba de la demandada con el art. 380 del Código de
Procedimiento Civil, la objetó y solicitó la aplicación del arts. 381 y 382 del ritual civil, ante ello
el Juez de la causa si bien la dió por admitida y razonada dicha objeción, empero decidió no
darle curso a la misma.
3. Acusa que el A quo realizó una incongruente e ilegal valoración de la prueba, con lo que se
incumple el inciso 2) del art. 192 y 397 del procedimiento civil, en cuanto a la responsabilidad
jurisdiccional de la valoración de la prueba, vulnerado los principios relativos a la legalidad y la
seguridad jurídica.
4. Denuncia que el Auto de Vista ha sido dictado fuera de los alcances del art. 236 del C.P.C.,
porque la Resolución apelada no hace ningún tipo de consideración sobre los puntos apelados,
que se refiere entre otras a la aplicación de la norma especial de la materia, a la prueba
documental plena consistente en certificados de matrimonio de la demandada en los que
consta de forma real y material la existencia de la causal de anulabilidad de matrimonio y esto
con estricta relación a la verdad material sancionada por el art. 180 de la CPE.
Otra falencia de las dos resoluciones de instancia, es que ninguna ha sido emitida con la
valoración que sanciona el art. 374 incisos 1) y 2) del procedimiento civil.
5. Denuncia la incongruencia del Auto apelado, cuando la autoridad recurrida arguye que su
competencia para dilucidar el recurso de apelación no se encuentra abierta, por incumplimiento
de los arts. 227 y 236 del Procedimiento Civil, sin embargo en la parte posterior ingresa a hacer
consideraciones de fondo.
6. Acusa que el Auto de Vista ha sido dictado carente de los elementos de motivación y
fundamentación, infringiendo el principio de legalidad y seguridad jurídica, por no haberse
pronunciado en el fondo de la acción recursiva interpuesta incurriendo en lo sancionado por el
art. 236 en relación al inciso 2) del art. 192 del mismo cuerpo legal.
7. En otros casos el Tribunal Supremo ha considerado la procedencia de la nulidad de obrados,
estas consideraciones se encuentran contenidas en los Autos Supremos Nº 4 de 1 de
septiembre de 2004, Nº 6 de 2 de septiembre de 2004, Nº 39 de 30 de septiembre de 2004, Nº
11 de 15 de septiembre de 2004, Nº 27 de 9 de febrero de 2004 y Nº 137 de 17 de marzo de
2004.
Señalando los arts. 90 del C.P.C., 15 y 17 de la Ley Nº 025, 115-II y 180 de la C.P.E., y 5 del
Código de Familia, y las Sentencias Constitucionales Nº 1846/2004-R de 30 de noviembre, y
Nº 1917/2004-R de 13 de diciembre, solicita se anule el Auto de Vista recurrido, y se declare
la nulidad de obrados hasta el decreto de fs. 44 de fecha 20 de septiembre de 2013.
En el fondo:
1. La recurrente refiere que el Juez de primera instancia afirma que el matrimonio es un
contrato regido por el art. 450 del C.C., por lo que cuando se demanda la anulabilidad de un
contrato se reconoce su existencia; cuando lo que debió de asumir es lo sancionado por el art.
1 y 41 del Código de Familia que dispone que las relaciones familiares se regulan por el Código
de Familia y que la ley solo reconoce el matrimonio civil, además debió tener en cuenta el art.
5 del mismo cuerpo legal que sanciona que dichas normas familiares son de orden público y
de cumplimiento obligatorio.
2. Acusa que en su consideración 1) el Juez de primera instancia, considera que el matrimonio
es una institución de derecho público conforme al art. 5 del Código de Familia, sin embargo
decide otorgarle al matrimonio suscrito entre Dalcy Saavedra y Rosendo Hurtado la calidad de
contrato conforme al art. 450 del código civil, ante esta aberración lo que debió de convocar el
A quo es el art. 41 en relación al art. 1 del Código de Familia, los que establecen que el
matrimonio civil es el único reconocido por la ley.
3. Refiere que su demanda versa por anulabilidad de matrimonio conforme al art. 80 y 83 del
Código de Familia, contradictoriamente y faltando a los principios de legalidad, el Tribunal de
Alzada en su punto III realiza consideraciones reiteradas de la nulidad de matrimonio que está
regida por el art. 78 del mismo cuerpo legal, es decir que se ha analizado y considerado una
figura y acción inexistente.
4. Denuncia la equivocada interpretación de los dos certificados de matrimonios adjuntos,
ambos con el valor legal signado por los arts. 1287 y 1296 del código civil y conforme lo regulan
los arts. 1, 73 y 76 del código de familia; porque con ellos demostró que la demandada contrajo
matrimonio civil con su padre Rosendo Hurtado Justiniano sin antes haber disuelto su primer
matrimonio con el señor Cesar Aguilera Hurtado, es decir sin gozar de la libertad de estado.
De forma contraria, el Tribunal de alzada afirma que el segundo matrimonio de la demandada
fue suscrito cuando había desaparecido la causal de nulidad, dejando de lado el art. 397 del
procedimiento civil.
5. Acusa que la autoridad faltando al principio de seguridad jurídica ha manifestado que
conforme al art. 90 del código de familia la acción de anulabilidad es intransmisible, cuando lo
que debió interpretar es el Auto Supremo Nº 323/2013 de junio en el que refiere que la
anulabilidad puede ser hecha valer por los contrayentes y por todos los que tengan interés
legítimo y actual, como los hijos, consiguientemente se deduce que nuestra legislación en la
segunda parte del art. 83 del código de familia, faculta a terceros con interés legítimo interponer
demanda de anulabilidad absoluta de matrimonio, entre estos se encuentran los descendientes
o herederos de cualquiera de los cónyuges del matrimonio invalido.
6. Agrega que en otros casos el Tribunal Supremo ha considerado que la anulabilidad del
matrimonio procede cuando los contrayentes contravienen el art. 80 en relación a los arts. 44,
46 al 50 del Código de Familia, entre otras por la falta de libertad de estado, estas
consideraciones se encuentran contenidas en los Autos Supremos Nº 128 de 6 de marzo de
2007, Nº 236/2012 de 25 de julio, Nº 323/2013 de 20 de junio, Nº 048 de 28 de abril de 2014,
Nº 103 de 13 de mayo de 2004.
Por todo lo indicado, solicita casar el Auto de Vista, y se declare probada la demanda principal
e improbada la reconvencional y anulado el matrimonio suscrito entre Dalcy Saavedra
Gutiérrez y Rosendo Hurtado Justiniano, seguidamente la nulidad de la declaratoria de
herederos promovida por la demandada, además de declararse la mala fe de la esposa y la
buena fe del marido.
CONSIDERANDO III: FUNDAMENTOS DE LA
RESOLUCIÓN:
Respecto a los agravios denunciados en el recurso de casación en la forma y en el fondo,
corresponde realizar las siguientes consideraciones:
1. De antecedentes de la presente causa se conoce que los tribunales de instancia a momento
de dictar la correspondiente Resolución han advertido la falta de legitimación activa de la parte
demandante, presupuesto procesal extrañado que entre otros ha servido para desestimar la
pretensión principal, en ese antecedente corresponde examinar con preeminencia la denuncia
de la ahora recurrente en sentido de que la acción de anulabilidad al tenor del art. 90 del Código
de Familia y en interpretación del Auto Supremo Nº 323/2013 de 20 de junio, “es transmisible
a los descendientes herederos”.
Al respecto, corresponde referir que la doctrina ha orientado que para que en un proceso se
produzca una relación jurídica procesal válida no basta la interposición de la demanda, la
presencia de las partes y la intervención del Juez, sino que para que un proceso sea válido y
eficaz deben estar presentes en él los denominados presupuestos procesales, unos de orden
formal y otros de orden material o de fondo: Los presupuestos procesales de forma son: a) la
demanda en forma, b) la capacidad procesal de las partes; y, c) la competencia del Juez; y los
presupuestos procesales de fondo o materiales o también llamadas condiciones de la acción,
son: a) la existencia del derecho que tutela la pretensión procesal, lo que otros denominan la
voluntad de la ley; b) la legitimidad para obrar; c) el interés para obrar; y d) que la pretensión
procesal no haya caducado, como sostienen algunos autores.
En términos generales, se entiende por presupuestos procesales las condiciones que se
requieren para que la relación jurídica procesal nazca, se desenvuelva y culmine con una
Sentencia de mérito. Los presupuestos procesales de forma y de fondo son requisitos
ineludibles para que se genere una relación jurídica procesal válida y para que, por
consiguiente, exista proceso válido para resolverse sobre el fondo de lo pretendido y no dictar
sentencias meramente inhibitorias.

En relación a los presupuestos procesales de orden material o de fondo, y específicamente en


relación a “la legitimidad para obrar”, el autor DE ROCCO explica que “las normas de la
legitimación establecen, según criterios abstractos y generales, qué sujetos pueden pretender
la realización de una determinada relación por parte de los órganos jurisdiccionales y respecto
de qué sujetos dicha realización puede ser pretendida. O, más claro aún, las normas acerca
de la legitimación determinan qué sujetos están jurídicamente autorizados para accionar o para
contradecir”.

El autor Hernando Devis Echandia, concreta que: "En lo que respecta al demandante, la
legitimación en la causa es la titularidad del interés materia del litigio y que debe ser objeto de
sentencia (procesos contenciosos), o del interés por declarar o satisfacer mediante el requisito
de la sentencia (procesos voluntarios). Y por lo que al demandado se refiere, consiste en la
titularidad del interés en litigio, por ser la persona llamada a contradecir la pretensión del
demandante o frente a la cual permite la ley que se declare la relación jurídica material objeto
de la demanda".

En consecuencia, la Legitimidad en la causa (titular de la relación sustancial) es la potestad


que tiene una persona (sea natural o jurídica) para afirmar e invocar ser titular de un derecho
subjetivo material e imputar la obligación a otra. De esto se deduce que la legitimación es un
requisito que afecta tanto al actor como al demandado, en consecuencia la pretensión debe
ser deducida por y frente a una persona legitimada, entendiéndose que la ausencia de
legitimación, sea activa o pasiva, torna admisible la llamada defensa de "falta de legitimación".
De lo que queda claro que no debe confundirse aquella con la capacidad procesal, puesto que
una persona puede ser perfectamente capaz y carecer de legitimación.

2. Ahora bien de la revisión de la presente causa, se conoce que la misma se ha iniciado en


fecha 28 de agosto de 2013 (fs. 34 vta.), es decir, cuando se encontraba vigente el
razonamiento asumido en el Auto Supremo Nº 323/2013 de 20 de junio; sin embargo, el
entendimiento asumido en el referido Auto Supremo sobre los alcances de la facultad del
heredero de interponer la acción de anulabilidad absoluta de matrimonio en relación a su
causahabiente, ha sido modulado por los Autos Supremos Nº 433/2014 de 05 de agosto y Nº
159/2015 de 10 de marzo, donde se ha razonado que: ”…el art. 90 de la norma familiar, señala
que la acción de anulación del matrimonio no se transmite a los herederos sino cuando hay
demanda pendiente a tiempo del deceso de quien podía interponerla, es decir que la acción
de anulación no es transmisible a los herederos sino por sustitución procesal cuando se
entabló previamente la demanda al deceso del legitimado”.
Dicho razonamiento se sustenta en el examen de la primera parte del art. 80 del Código de
Familia que dispone: “Es anulable el matrimonio celebrado en contravención a lo dispuesto por
los arts. 44 y 46 al 50 del presente código”; y del art. 46 (Libertad de estado) del mismo cuerpo
legal que preceptúa: “No puede contraerse nuevo matrimonio antes de la disolución del
anterior”, siendo en consecuencia la libertad de estado un requisito formal que hace que el
matrimonio como acto jurídico se tenga por celebrado válidamente, su incumplimiento es
sancionado con la anulabilidad absoluta del matrimonio. En esa relación, la segunda parte del
art. 83 del Código de Familia, regula: “La anulación puede ser demandada por los mismos
cónyuges, por sus padres o ascendientes y por todos los que tengan un interés legítimo y
actual…”; esta última parte de la norma no especifica de forma expresa quienes son los que
pueden accionar de forma legítima la anulabilidad absoluta, por vinculo anterior o ausencia de
libertad de estado, no obstante nos otorga un marco normativo a seguir, porque dicha norma
familiar establece que los legitimados para accionar son los propios cónyuges, sus padres o
ascendientes, luego los que tengan un interés legítimo y actual, entendiendo que, en la medida
de tratarse de un impedimento, son en defecto de los padres o ascendientes, los parientes
colaterales de los cónyuges, o en su caso, el cónyuge del anterior matrimonio cuyo vinculo
siga vigente; a más que para accionar se debe tener presente de estos el interés actual, es
decir que el interés sobre el cual se fija el impedimento al momento de la celebración siga
vigente en el instante de establecerse la acción de anulabilidad, y que en el caso de matrimonio
vigente anterior, no se haya disuelto éste por cualquier hecho como ser la muerte del otro
cónyuge, puesto que el fallecimiento de uno de los cónyuges pone punto final al vínculo jurídico
conyugal, es decir tiene el efecto de disolver el matrimonio porque determina de manera
inevitable el fin de la personalidad física; sin embargo, la última parte referida precedentemente
(“…y por todos los que tengan un interés legítimo y actual…”), se encuentra limitada por el art.
90 del Código de familia que señala: “La acción de anulación del matrimonio no se transmite a
los herederos sino cuando hay demanda pendiente a tiempo del deceso de quien podía
interponerla”, disponiendo de esta manera imperativamente que la acción de anulación no es
transmisible a los herederos sino cuando hay litigio pendiente es decir por sustitución procesal
cuando ya se hubo iniciado la demanda con anterioridad a su deceso por el que fuera
legitimado. De donde podemos inferir que no toda persona que tenga un interés en la
anulabilidad del matrimonio de otro, está legitimado para accionar por ley.
En la especie, la actora Ignacia Hurtado de Espinoza alega tener interés legítimo en su calidad
de hija y heredera de Rosendo Hurtado Justiniano, quien hubo contraído matrimonio con Dalcy
Saavedra Gutiérrez el 12 de noviembre de 1989, sin que se haya disuelto el primer matrimonio
de ésta última con el señor César Aguilera Hurtado, celebrado en fecha 5 de junio de 1977; si
bien como se ha referido precedentemente de las pruebas presentadas de fs. 2 a 3 y 103, se
observa que la señora Dalcy Saavedra Gutiérrez carecía de libertad de estado a tiempo de la
celebración de su segundo matrimonio, y a pesar de haber sido subsanado este hecho antes
de la interposición de la demanda (15 de abril de 1994, fs. 103 vta.); la parte actora interpone
su acción de anulabilidad absoluta de matrimonio (por falta de libertad de estado) y de nulidad
de declaratoria de heredero en fecha 28 de agosto de 2013 (fs. 34 vta.), sustentando su
petición con el testimonio de declaratoria de herederos de fs. 4 a 19, donde argumenta ser hija
del de cujus Rosendo Hurtado Justiniano, del examen de dicho antecedente, se conoce que la
misma se apersona en calidad de heredera de Rosendo Hurtado Justiniano, buscando en
constituirse en única heredera, consiguientemente la demanda instaurada fue sobre la base
de su calidad de heredera y no como una tercera con interés legítimo y actual, en consecuencia
la pretensión de la actora ahora recurrente no se enmarca en la segunda parte del art. 83 del
Código de Familia, al respecto corresponde referir también que por regla del art. 90 del Código
de Familia y la modulación asumida en los Autos Supremos Nº 433/2014 de 05 de agosto y Nº
159/2015 de 10 de marzo, la acción de anulabilidad absoluta no es transmisible a los
herederos.
Complementando lo anterior debemos referir además que el interés de la parte actora no
estuvo presente en función al impedimento a momento de celebrarse el acto matrimonial, sino
que deviene en forma posterior a consecuencia del fallecimiento de su causante con un criterio
netamente sucesorio y por ende patrimonial, resultando ser que esta acción interpuesta tiene
como punto primordial el adquirir el patrimonio de Rosendo Hurtado Justiniano vía sucesión,
lo cual riñe con los principios estructurales del matrimonio pues se intenta sancionar el mismo
con la anulabilidad basado en el interés patrimonial de la totalidad de los bienes que obtendría
por la sucesión de su padre y de ninguna forma como medida fortalecedora de la institución
familiar o de los fines del matrimonio que es resguardado por el art. 5 del Código de Familia; a
más que la invalidez demandada resulta intrascendente, primero, porque el mismo ya fue
disuelto, y segundo, por la muerte del cónyuge, puesto que al fallecimiento de cualquiera de
los cónyuges el vínculo jurídico de su matrimonio, si se encontrara vigente, queda disuelto por
disposición expresa de la primera parte del art. 129 del Código de Familia que preceptúa: ”El
matrimonio se disuelve por la muerte o por la declaración del fallecimiento presunto de uno de
los cónyuges”.
De lo que se concluye que toda la causa se tramitó sin que la actora tenga la legitimación en
la causa para interponer la acción de anulabilidad, ya que su causante antes de fallecer no
inició ninguna gestión que hubiera posibilitado que la hija prosiga y se integre al cumplimiento
del presupuesto legal exigido por la segunda parte el art. 90 del Código de Familia, que
establece la salvedad para transmitir a los herederos la continuidad del accionar en este tipo
de procesos, en caso contrario se operá la prohibición establecida en la primera parte de la
indicada norma, que señala que la acción de anulación del matrimonio no se transmite a los
herederos, como ha ocurrido en el presente caso de Autos; de donde se tiene que los de
instancia consideraron correctamente la normativa aplicable al caso concreto, en ese mérito
corresponde declarar infundado el recurso interpuesto.
3. Finalmente de manera aclaratoria corresponde referir que habiéndose establecido en la
especie que la presente causa fue sustanciada sin que la parte actora tenga legitimación en la
causa, resulta insustancial referirse a los demás agravios de forma y de fondo del recurso
interpuesto.
En consecuencia, corresponde emitir Resolución en la forma prevista en el arts. 271 num. 2),
y 273 del Código de Procedimiento Civil.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de
Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de
junio de 2010, y en aplicación de los Arts. 271 num. 2) y 273 del Código de Procedimiento Civil,
declara INFUNDADO, el recurso de casación en la forma y el fondo, de fs. 133 a 136 y vta.,
interpuesto por Ignacia Hurtado Jiménez de Espinoza contra el Auto de Vista Nº 219, de 22 de
septiembre de 2014, cursante de fs. 131 y vta., pronunciado por la Sala Civil Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz. Con costas.
Se regula honorario profesional en la suma de Bs. 1.000.-

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Rómulo Calle Mamani.

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