El desarrollo físico es un proceso en el que intervienen factores como la información
genética, la actividad motriz, el estado de salud, la nutrición, las costumbres en la alimentación y el bienestar emocional. En conjunto, la influencia de estos factores se manifiesta en el crecimiento y en las variaciones en los ritmos de desarrollo individual. En el desarrollo físico de las niñas y de los niños están involucrados el movimiento y la locomoción, la estabilidad y el equilibrio, la manipulación, la proyección y la recepción, consideradas como capacidades motrices básicas. En los primeros años de vida se producen cambios notables en relación con el desarrollo motor. Los pequeños se mueven percepción, a través de los sentidos, tiene un papel importante; transitan de una situación de total dependencia a una progresiva autonomía; pasan del movimiento incontrolado al autocontrol del cuerpo, a dirigir la actividad física y a enfocar la atención hacia determinadas tareas. Estos cambios se relacionan con los procesos madurativos del cerebro que se dan en cada individuo y con las experiencias que las niñas y los niños viven en los ambientes donde se desenvuelven. Las capacidades motrices gruesas y finas se desarrollan rápidamente cuando las niñas y los niños se hacen más conscientes de su propio cuerpo, y empiezan a darse cuenta de lo que pueden hacer; disfrutan desplazándose y corriendo en cualquier sitio; “se atreven” a enfrentar nuevos desafíos en los que ponen a prueba sus capacidades (por ejemplo, experimentan saltando de diversas alturas, realizando acrobacias, etc.), y ello les permite ampliar su competencia física, al tiempo que experimentan sentimientos de logro y actitudes de perseverancia. El movimiento durante el juego estimula el desarrollo de las capacidades perceptivo-motrices (temporalidad, espacialidad, lateralidad, ritmo, equilibrio, coordinación). En estos procesos no sólo movilizan las capacidades motrices sino las cognitivas y afectivas. Cuando las niñas y los niños llegan a la educación preescolar en general han alcanzado altos niveles de logro: coordinan los movimientos de su cuerpo y mantienen el equilibrio, caminan, corren, trepan; manejan con cierta destreza algunos objetos e instrumentos mediante los cuales construyen juguetes u otro tipo de objetos (con piezas de distintos tamaños que ensamblan, y materiales diversos), o representan y crean imágenes y símbolos (con un lápiz, pintura, una vara que ayuda a trazar sobre la tierra, etc.); sin embargo, no hay que olvidar que existen niñas y niños para quienes las oportunidades de juego y convivencia con sus pares son limitadas en su ambiente familiar, porque pasan una buena parte del tiempo solos en casa, en espacios reducidos y realizando actividades sedentarias, como ver televisión; porque acompañan y Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar 69 ayudan a su madre o su padre en el trabajo, o bien porque tienen necesidades educativas especiales. En particular para quienes viven en esas condiciones, la escuela es el espacio idóneo y seguro para brindar oportunidades de juego, movimiento y actividad compartida. DESARROLLO PSICOMOTRIZ El desarrollo psicomotor es un proceso de aprendizaje mediante el cual el niño o niña adquiere habilidades básicas, tales como hablar, moverse o interactuar con su entorno y con otras personas. Este proceso se inicia en el momento que el bebé nace y finaliza a los tres años. Estas habilidades se perfeccionan a medida que el individuo crece. Ya que el desarrollo psicomotor depende de la maduración del sistema nervioso central, los órganos de los sentidos y de un entorno psicoafectivo adecuado y estable, es necesario que un pediatra de Atención Primaria conozca la evolución del desarrollo; de esta forma, se pueden prevenir y tratar posibles trastornos o anomalías Habilidades: Motor grueso o control de la postura, motor fino o coordinación, lenguaje. En este punto cabe destacar que los factores genéticos y ambientales influyen en el desarrollo del lenguaje. Su evolución, además, depende del carácter del niño o niña y habilidades sociales. Etapas del desarrollo psicomotor. 1. Los 6 primeros meses: Durante los primeros seis meses, el bebé mantiene la posición fetal, similar a cuando aún estaba en el útero materno. De forma progresiva irá extendiendo los brazos y las piernas y empezará a mover la cabeza. Sobre los tres meses habrá mejorado la coordinación de sus extremidades y adquirirá la capacidad de agarrar objetos y sujetar su cabeza. El llanto, por otro lado, es la primera forma de comunicación que desarrollan los bebés, seguido por la risa. Durante esta etapa aprenderá a emitir sonidos, pero no distinguirá palabras. 2. De los 6 a los 12 meses: En esta etapa el bebé ya es capaz de sentarse solo e intentará moverse por sí mismo, inicialmente gateando. La comunicación no verbal se ha potenciado durante esta etapa, aunque sigue sin tener la capacidad de asociar palabras a su significado. El bebé, además, ya puede reconocer a las personas de su entorno, en mayor o en menor medida, y especialmente a sus padres. 3. De los 12 a los 18 meses: En esta tercera etapa del desarrollo psicomotor, el bebé ya sabe caminar e incluso puede llegar a subir escaleras. Intenta, por otro lado, moverse de otras formas, corriendo o saltando. Su capacidad para agarrar objetos es mayor y, además, es capaz de utilizar herramientas para realizar actividades como, por ejemplo, pintar un dibujo o amontonar partes de un juego de construcción. Por otro lado, la capacidad para comprender órdenes es mayor. También crecerá su sentido de la independencia, de modo que pedirá menos ayuda para comer, para moverse o para utilizar objetos.
4. De los 18 a los 24 meses: En esta fase el niño o niña ya ha estabilizado el
equilibrio y, por lo tanto, puede andar, subir escaleras, correr, saltar y bailar. La sujeción de objetos también ha mejorado, y puede realizar sus tareas de forma más precisa. También colabora al vestirse o asearse, entre otros. El número de palabras que comprende y utiliza ha aumentado, y además es capaz de decir su propio nombre y reconocerse en los espejos. Por otra parte, intenta imitar a las personas adultas y a sus acciones. Disfruta interactuando con otras personas y empieza a acercarse a otros niños y niñas. 5. De los 2 a los 3 años En esta última etapa las habilidades de equilibrio se encuentran en un estado avanzado. El niño o niña ya puede saltar sobre un pie, montar en triciclo, subir y bajar escaleras, etc. También han mejorado las habilidades manuales. Respecto al lenguaje, en esta etapa se amplía considerablemente. Cada vez puede construir frases más largas y distinguir los tiempos verbales. Además, dado que su curiosidad es mayor, el niño hará más preguntas e interactuará mucho más con su entorno
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