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La definición del art. 957. Por lo dicho, en el art. 957 del CCyC se establece una definición del
contrato, en los siguientes términos: “Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más
partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir
relaciones jurídicas patrimoniales”.
El contrato como acto jurídico. Se precisa la naturaleza de acto jurídico del contrato que,
como tal, puede ser bilateral o plurilateral, pues requiere dos o más declaraciones de voluntad
contrapuestas coincidentes en aspectos comunes, encuentro que genera el consentimiento,
base germinal de todo desarrollo contractual.
Las partes del contrato. Al hablarse de “partes”, se alude técnicamente a sectores con un
interés distinto, aun cuando cada uno de ellos esté conformado por una persona o por una
pluralidad de ellas —por ejemplo, los condóminos que in tegran la parte vendedora en una
compraventa— y queda establecido que el acto jurídico de que se trate debe tener por objeto
operaciones negociales de carácter patrimonial, en términos de valoración de utilidad
económica, aun cuando la parte que celebra el contrato sea movida por un interés de otra
naturaleza, como puede ser un impulso moral. Dice el CCyC al respecto: 1023.- Parte del
contrato. Se considera parte del contrato a quien: a) lo otorga a nombre propio, aunque lo
haga en interés ajeno; b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un
agente sin representación.
La finalidad en el contrato. Está ínsita en la definición ya citada: “acto jurídico mediante el cual
dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”.
Contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales. La Sección 2ª prevé una de las
incorporaciones más requeridas en la parte general de los contratos, la regulación de los
contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales. Para quedar comprendido en la
regulación de esta sección el contrato debe estar elaborado por una de las partes de manera
general para sus relaciones contractuales, y la otra parte solo adherir. Es decir, las
características de estos contratos son: a) su predisposición y b) la generalidad de tales reglas
predispuestas. Se establecen una serie de requisitos que buscan evitar términos abusivos
introducidos por la parte predisponente 985.- Requisitos. Las cláusulas generales
predispuestas deben ser comprensibles y autosuficientes. La redacción debe ser clara,
completa y fácilmente legible. Se tienen por no convenidas aquellas que efectúan un reenvío a
textos o documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente, previa o
simultáneamente a la conclusión del contrato.
Clasificación de los contratos: categorías mencionadas en el Libro III, Título II, Capítulo 2.
Consensualidad general. En el CCyC todos los contratos son consensuales, por lo que quedan
perfeccionados con el acuerdo de partes; se elimina la categoría de los contratos reales (que se
perfeccionaban con la entrega de una cosa) legislada por Vélez Sársfield en el Código
derogado. Con ello, el sistema normativo se adecua a las prácticas sociales y a lo que las
personas no expertas suelen de buena fe interpretar con relación a ellas, pues es claro que
actualmente quien negociaba un mutuo (préstamo) y desconocía su carácter de contrato real,
habitualmente considera que queda perfeccionado desde que el mutuante asumía el
compromiso de la entrega del dinero y no desde que éste le es efectivamente entregado.
En la regulación del CCyC son unilaterales: la donación (art. 1542), el mandato gratuito (arts.
1319 y 1322), la fianza (arts. 1574), el depósito gratuito (art. 1356), el mutuo gratuito (art.
1525) y el comodato (art. 1533). Son bilaterales, entre otros, la compraventa (art. 1123); la
permuta (art. 1171), el suministro (art. 1176), la locación (art. 1187), el leasing (art. 1227), el
contrato de obra o de servicios (art. 1251), el transporte (art. 1280), el de consignación (art.
1335) y el de corretaje (art. 1345). Cabe advertir que los primeros serán unilaterales como
contratos, pues como actos jurídicos serán siempre bilaterales. Tanto los contratos unilaterales
como los bilaterales son especies del género acto jurídico bilateral.
Contratos nominados e innominados. Según se establece en el art. 970 del CCyC, también los
contratos pue den ser nominados o innominados, dependiendo de la existencia de re gulación
legal.
El CCyC establece en el art. 970 que esos contratos, a los que se califica como “innominados”
—porque carecen de un nomen juris— sean regidos por el siguiente orden de prelación
interno: a) la voluntad de las partes; b) las normas generales sobre contratos y obligaciones; c)
los usos y prácticas del lugar de celebración; d) las disposiciones correspondientes a los
contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad.
Manifestacion de voluntad.
En efecto, el art. 286 propone: “Expresión escrita. La expresión escrita pude tener lugar por
instrumentos públicos, o por instrumentos particulares firmados o no firmados, excepto en los
casos en que determinada instru mentación sea impuesta. Puede hacerse constar en cualquier
soporte, siempre que su contenido sea representado con texto inteligible, aunque su lectura
exija medios técnicos”. Y el art. 287 del CCyC prevé: “Instrumentos privados y particulares no
firmados. Los instrumentos particulares pueden estar firmados o no. Si lo están se llaman
instrumentos privados. Si no lo están, se los denomina instrumen tos particulares no firmados;
esta categoría comprende todo es crito no firmado, entre otros, los impresos, los registros
visuales o auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio em pleado, los registros
de la palabra y de la información”. A su vez, en el art. 288 se contempla que: “Firma. La firma
prueba la autoría de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual corresponde.
Debe consistir en el nombre del firmante o en un signo. En los instrumentos generados por
medios electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza un
método que asegure razonable mente la autoría e inalterabilidad del instrumento”. Podemos
apreciar que la norma prevé nuevas tecnologías que pueden servir como soporte del
instrumento e incorpora la firma digital.
Forma “libre” y forma “impuesta”. “1015. Libertad de formas. Solo son formales los contratos
a los cuales la ley les impone una forma determinada”.