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CONCEPTO DE CONTRATO.
El artículo 1438 CC señala que “contrato o convención, es un acto por el cual una parte se
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o
muchas personas”.
Críticas:
b. La definición se salta un paso: pareciera que el objeto del contrato fuera la cosa que se
debe dar, hacer o no hacer. Sin embargo, el objeto del contrato son las obligaciones que
éste crea. La cosa que se deber dar, hacer o no hacer, no es sino que el objeto de estas
obligaciones y se conoce como prestación.
i. Elementos comunes a todos los contratos. Estos son la causa lícita, el objeto
lícito, la capacidad y el consentimiento libre y espontáneo, como lo prescribe el
artículo 1445 CC.
ii. Elementos comunes a cada contrato. Estos son los elementos de la esencia, de la
naturaleza y accidentales, como lo prescribe el artículo 1444 CC.
En el contrato unilateral una de las partes se obliga para con otra que no contrae
obligación alguna.
Esta distinción es importante, porque sólo en los contratos bilaterales se puede aplicar:
El Código define los contratos gratuitos como aquellos que tienen por objeto la
utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen.
contratos onerosos como aquellos que tienen por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.
1. En silencio de las partes, se aplica el artículo 1547 CC que establece que en los
contratos onerosos, el deudor responde de la culpa leve, y en los contratos gratuitos se
debe distinguir: si el contrato cede en el sólo beneficio del deudor (comodato) éste
responde la culpa levísima; si el contrato cede en el sólo beneficio del acreedor
(donación) el deudor responde por la culpa grave.
3. Los contratos gratuitos son por lo general intuito persona, y por ende opera el
artículo 1455 CC, referido al error en la persona.
El Código define al contrato conmutativo como aquel en que cada una de las partes
se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente de la otra.
De este modo, el “valor” de las cosas es subjetivo. Además, la definición sólo sirve para
las obligaciones de dar y hacer, sin incluir las de no hacer, sin motivo aparente.
A su vez, el Código Civil define los contratos aleatorios como aquellos en que la
equivalencia consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida. Esta
definición es aun peor, porque es imposible que una cosa sea equivalente a otra si su
valor es incierto.
El contrato principal es aquel que subsiste por si mismo sin necesidad de otra
convención (compraventa, arrendamiento).
El contrato accesorio es aquel que tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una
obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella.
Los contratos accesorios dependientes son aquellos que están supeditados a otra
convención, pero sin garantizar su cumplimiento. Por ejemplo, las capitulaciones
matrimoniales hechas antes del matrimonio, sólo van a tener valor si se celebra el
matrimonio: dependen de éste.
El Código Civil dice que el contrato real es aquel que para que sea perfecto requiere
de la tradición de la cosa a que se refiere.
El contrato consensual cuando se perfecciona por el sólo consentimiento, esto es, basta
el acuerdo de voluntades (mandato, compraventa de bienes muebles). En teoría, el
consensualismo es la regla general. Sin embargo, existentes muchas EXCEPCIONES,
cuales son los variados contratos reales y solemnes, y muchas otras tantas
ATENUANTES que son las formalidades por vía de prueba, por vía de publicidad o
habilitantes.
CAPÍTULO II. OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS
CONTRATOS
El Código Civil no agota todas las posibles clasificaciones. También la doctrina agrega
otras.
Los contratos nominados son aquellos que están regulados en la ley (mandato,
compraventa, arrendamiento).
Los contratos Innominados son aquellos que no están regulados, y son producto de
la autonomía privada y libertad contractual (por ejemplo, contrato de know-how). Es
importante esta distinción para determinar las normas supletorias (elementos
naturales) de los contratos innominados: ¿hay que aplicar reglas generales? ¿Hay que
aplicar las normas de los contratos “más parecidos”? ¿Hay que desentrañar la voluntad
de las partes?
Los contratos de ejecución instantánea son aquellos en los cuales las obligaciones
se cumplen apenas se celebra el contrato que las generó (compraventa de un diario en
un kiosco, de una cena en un restaurante).
Importancia:
Los contratos libremente discutidos son aquellos en que las partes han deliberado
en cuanto a su contenido, examinando y ventilando atentamente las cláusulas del
contrato.
Para corregir los abusos de los contratos de adhesión se han creado determinadas
reglas de interpretación de estos contratos:
Los contratos también se pueden identificar según categorías, esto es, en determinados
tipos de contratos que tienen características especiales, como las que se exponen a
continuación.
Se clasifica en:
3. El contrato tipo. Acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes predisponen las
cláusulas de futuros contratos, que se celebraran masivamente. Por ejemplo, por un
acuerdo entre una asociación de usuarios y Entel se regulan las cláusulas que luego
cada usuario, en forma individual, va a tener al contratar con esta empresa.
Clasificación.
1) Contrato tipo unilateral o cartel. Las partes que fijan las cláusulas son grupos
económicos o empresas cuyos intereses son convergentes. Es una especie de
colusión.
2) Contrato tipo bilateral. Las partes que participan en la conclusión del contrato tipo
tienen intereses divergentes. Participan tanto las empresas como los clientes.
En este punto es importante entender que una de las fuentes de las “cláusulas
generales de contratación” son los contratos tipos. Éstas son cláusulas o disposiciones
redactadas de antemano, de manera abstracta, para ser empleadas después en una
serie ilimitada de contratos. Otra fuente de esta clase de cláusulas es la voluntad
exclusiva de una sola persona o predisponerte.
4. El contrato ley. Aquel por el cual el Estado garantiza que en el futuro no modificara
ni derogara las franquicias contractualmente establecidas (contrato de inversión
extranjera en el cual al inversor se le aseguran determinadas condiciones
tributarias). La jurisprudencia ha respaldado la eficacia de los contratos leyes, y
ha señalado que el Estado no puede unilateralmente desahuciarlos, porque se trata
de convenciones de carácter bilateral.
Características de la subcontratación:
a) Presencia de 3 partes
b) Dependencia al subcontrato base
c) Debe actuar con los derechos y obligaciones que del contrato base emanan
d) Si se extingue el contrato base, se extingue el subcontrato.
6. El autocontrato. Acto jurídico que una persona celebra consigo mismo, sin que sea
menester la concurrencia de otra, y en el cual ella actúa, a la vez,
(1) ya sea como parte directa y como representante de la otra parte, como el
mandatario que compra lo que el mandante le encomendó vender; (2) ya sea como
representante de ambas partes, como el corredor de bolsa que representa tanto al
vendedor como al comprador de acciones; (3) ya sea como titular de dos
patrimonios sometidos a regímenes jurídicos diferentes, como en el caso de la
partición consigo mismo.
También están los que piensan, como Luis Claro Solar, Planiol y Ripert, que la
autocontratación es un contrato. Ellos piensan que es contradictorio que un acto
jurídico unilateral cree obligaciones contractuales, y afirman que si el acto jurídico
produce efectos contractuales no se trata sino de un contrato. Luis Claro Solar
fundamenta esta posición diciendo que la persona que actúa como representante no
manifiesta su voluntad sino la del representado. López Santa María comparte la
posición de estos autores, pero no su fundamentación porque:
(2) no se aplica a los actos en que una persona dispone de dos patrimonios propios.
Para este autor, la fundamentación es más sencilla: en Derecho una voluntad puede
perfectamente escindirse en dos y los efectos son propiamente contractuales (la
relación jurídica que se constituye es contractual).
7. Contrato por persona a nombrar. Contrato en que una de las partes se reserva la
facultad de designar, mediante una declaración ulterior, a la persona que adquirirá
retroactivamente los derechos y asumirá las obligaciones inicialmente radicadas en
su patrimonio. El Código Civil desconoce esta figura por completo. No sucede lo
mismo con el Código de Comercio: en la comisión el comisionista puede reservarse
el derecho de declarar más tarde a cuenta de qué persona celebra el contrato.
(Art. 256
C. Com.). Este contrato lo podemos encontrar generalmente ligado al cumplimiento
de un mandato. Según Abeliuk es completamente válido en nuestro derecho, en
virtud del principio de la autonomía de la voluntad.
EJ: Un vecino –mandante- quiere comprar el inmueble aledaño a su casa, pero quiere
mantener en reserva su nombre, ya que si el dueño del inmueble que se desea comprar
lo sabe, subirá el precio. Para lo cual encarga a un tercero la gestión de este negocio,
manteniendo oculto su nombre y posteriormente nombrándolo.
8. Contrato por cuenta de quien corresponda . Aquel en el cual una de las partes
inicialmente queda indeterminada, con la seguridad de que después será
individualizada.
Diferencias
1. Autonomía de la voluntad.
1. Contratos consensuales.
Dentro de la clasificación que realiza el artículo 1443 del Código Civil serían contratos
consensuales los NO solemnes ni reales. Y siguiendo la teoría de la autonomía de la
voluntad la regla general debiese ser el consensualismo propiamente tal, es decir, aquel
acto jurídico que se perfecciona por el solo acuerdo de las voluntades contratantes.
Sin embargo, en Chile los contratos si bien se llaman consensuales, muchas veces son
formales, en cuanto precisan el cumplimiento de alguna formalidad, ya sea habilitante,
de publicidad, convencional o de prueba.
Excepciones. (quiebre total del consensualismo) Los contratos reales y los contratos
solemnes.
Deben extenderse por escrito todos los contratos que contengan la promesa o la
entrega de una cosa que valga más de 2 UTM. La omisión se sanciona con la
inadmisibilidad de la prueba de testigos (1708 y 1709 C.C.). No obstante el contrato se
puede probar por otros medios de prueba (peritaje, inspección, confesión).1
1
En este punto hay que notar que las solemnidades por vía de solemnidad también son formalidades
de prueba. Esto porque evidentemente los contratos solemnes sólo pueden probarse con la
solemnidad respectiva, de otro modo no existen o son nulos absolutamente, dependiendo de la
postura que se adopte. Esta regla se encuentra establecida en el artículo 1707 C.C.
CAPÍTULO III. SUBPRINCIPIO DE LA LIBERTAD
CONTRACTUAL.
1. Libertad de conclusión. Libertad para elegir si contratar o no, y para elegir con
quien contratar.
Este principio se expresa en el a aforismo jurídico “pacta sunt servanda”, es decir los
pactos deben observarse, las palabras deben cumplirse, los contratos obligan.
En nuestro Código Civil se encuentra este principio inmerso en el Art. 1545 C.C.:
“Todo contrato legalmente celebrado es ley para los contratantes, y no puede ser
invalidados2 sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”. Con la finalidad
de reforzar la fuerza obligatoria de los contratos, Bello, recurrió a la metáfora de
comparar los contratos con la ley, siendo que si bien ambos son obligatorios, las
diferencias son numerosas.
¿Por qué es incorrecto que el 1545 C.C. hable de invalidad? ¿Pueden las partes declarar nulo un acto?
¿Recuerda las causales de nulidad?
Ideas de Giorgio. La fuerza obligatoria es una idea uniforme, de todos los tiempos y
pueblos, atestiguada por el sentido común de todo género humano.
Kelsen. La fuerza obligatoria del contrato es delegada por la ley. Recordar que para
este autor todas las obligaciones tienen como única fuente el Derecho objetivo.
b) Normas permanentes. También existen leyes que sin importar lo que diga el
contrato, le otorgan determinados efectos. Por ejemplo,
Como se esbozó recién, el artículo 22 de la Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes
prescribe que “en todo contrato se entenderán incorporadas las leyes vigentes al
tiempo de sus celebración”. Sin embargo, como esta norma es ley, es perfectamente
posible que una nueva ley establezca que en determinados contratos deba aplicarse
ésta y no la ley del momento de la celebración del contrato. Ley nueva y ley especial se
deben aplicar por sobre la ley antigua y general. Así, el legislador, en principio, estaría
facultado para alterar el contenido de los contratos mediante leyes especiales.
Sin embargo, se ha argumentado que este efecto “súper activo” de la ley que se
incorpora a los contratos, se encuentra protegido por la constitución, y que por ende no
puede ser alterado por una nueva ley. En efecto, el artículo 19 Nº24 CPR, prescribe que
“La Constitución asegura a todas las personas… el derecho de propiedad en sus
diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales”. Y el artículo
576 C.C. dice a su vez que las cosas incorporales son derechos reales o personales.
El principio “pacta sunt servanda” establece que los contratos deben cumplirse, sin
importar bajo que respecto. Sin embargo, existen casos en que uno puede pensar que
por razones de justicia, lo más adecuado sería que el juez resuelva o revise el contrato,
con el afán de que las contraprestaciones tengan una determinada equivalencia. Este es
el ámbito de aplicación de la Teoría de la Imprevisión, que propone 2 métodos
correctivos ante casos de injusticia, cuales son
(i) La revisión judicial de los contratos, y
(ii) La resolución del contrato por excesiva onerosidad sobreviniente.
En Chile no hay norma expresa, y existen normas especiales que aplican expresamente
la institución, y otras que explícitamente la rechazan.
REVISIÓN JUDICIAL
Cláusula rebus sic stantibus. En todo contrato se entiende incorporada una cláusula
según la cual el contrato debe cumplirse según lo estipulado sólo si las cosas se
mantienen tal como están al momento de su celebración. Es decir, ante cualquier
cambio de las circunstancias debe permitirse al deudor incumplir o cumplir en términos
distintos.
Enriquecimiento sin causa. Esta teoría supone que el acreedor se estaría haciendo
injustamente más rico a costas del deudor que se empobrece cumpliendo en términos
mucho más onerosos que aquellos previstos al momento de contratar. La verdad es el
acreedor no se enriquece ni más ni menos con el cambio de circunstancias, por mucho
que el deudor sí se empobrezca.
*** No puede recibir aplicación este principio dentro de esta teoría, ya que el
enriquecimiento si tiene una causa jurídica: el contrato.
Doctrina del abuso del derecho. Esta postura sostiene que el acreedor que exige el
pago de la obligación estaría haciendo un uso abusivo de este derecho, ya que el
cumplimiento en los términos estipulados le provoca un claro daño al deudor.
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Esto es discutible. El derecho de propiedad es absoluto, pero puedo abusar de él si lo utilizo en el sólo
perjuicio de otra persona.
Ahora, ¿qué ocurre si no hay dolo de por medio?
Aun puede haber abuso del derecho, para determinarlo se usan dos criterios:
Art. 1545 C.C. “Un contrato (…) no puede ser invalidado sin por su consentimiento
mutuo o por causas legales”. El artículo debiera decir “terminado” y no “invalidado”,
porque la nulidad no puede ser declarada por el acuerdo de las partes. En este caso, el
mutuo acuerdo no es sino la resciliación o mutuo discenso, que es un modo de extinguir
las obligaciones que se encuentra también comprendido en el encabezado del artículo
1567 C.C.
Lo importante es saber que un contrato termina por 2 medios: por el mutuo acuerdo de
las partes o por causas legales. Estas causales pueden ser normales o anormales.
Terminación anormal. El contrato termina en forma anormal cuando las partes lo dan
por terminado (resciliación) o cuando concurre otro modo de extinguir distinto al pago,
como los enumerados en el artículo 1567 C.C., a los que se puede agregar la
resolución, el vencimiento del plazo extintivo, la muerte, la revocación, etc.
El articulo 767 C.P.C. establece como causal para casar en el fondo determinadas
sentencias el hecho de que estas hayan incurrido en una infracción de ley que influya
sustancialmente en lo dispositivo del fallo. El alcance del vocablo ley en esta norma es
claro: se refiere a la ley en sentido formal.
Si bien algunos piensan que la identificación entre la ley del contrato y la ley
propiamente tal es total, la gran mayoría de los autores y de la jurisprudencia han
concluido que el articulo 1545 C.C. emplea el vocablo ley en sentido metafórico. Lo que
esta norma verdaderamente pretende es otorgarle obligatoriedad al contrato, bajo la
consigna de que las promesas deben cumplirse o "pacta sunt servanda".
Dada esta conclusión, no cabe fundar un recurso de casación en el fondo en una infracción a
la "ley" del contrato, precisamente porque no es una ley. Sin embargo, el artículo 1545 C.C.
evidentemente si es verdaderamente ley. Por ende, si el juez infringe la "ley" del contrato,
la casación bien puede fundarse en la infracción a la norma legal recién citada.
Por ejemplo,
Los únicos verdaderamente ligados por la ley del contrato son las partes. Los terceros
pueden tener (relativos) o no tener (absolutos) una relación económica o jurídica con el
contrato.
La cuestión reviste interés cuando se trata de derechos personales que limitan los
poderes del causante sobre la cosa. Ej.: un sujeto se obliga a través de una cláusula de
no competencia, ¿su causahabiente queda obligado?
Nos encontramos con excepciones al efecto relativo de los contratos en aquellos casos
en que el contrato produce efectos sobre terceros absolutos, como en
Art 1449 C.C. “Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no
tenga derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona podrá demandar lo
estipulado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita, es revocable el
contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido ejecutarse en
virtud del contrato”.
Intervinientes:
i. Estipulante
ii. Promitente
iii. Tercero beneficiario
i. Entre estipulante y prometiente. Son las partes del contrato. Pero solo el
beneficiario puede exigir lo estipulado. El estipulante no puede exigir para si, lo
que puede hacer es solicitar el cumplimiento en favor del tercero. Si puede exigir
el cumplimiento de la cláusula penal, en caso de no cumplirle el prometiente al
tercero.
Art. 1450 C.C. “Siempre que uno de los contratantes se compromete a que por una
tercera persona, de quien no es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no
hacerse alguna cosa, esta tercera persona no contraerá obligación alguna, sino en
virtud de su ratificación; y si ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción de
perjuicios contra el que hizo la promesa”.
El único que resulta obligado es el promitente, que se compromete a obtener que otra
persona acepte efectuar la prestación en favor del acreedor. Lo que promete es un hecho
propio –conseguir la aceptación-.
Es común decir que los derechos reales tienen un efecto absoluto, porque todos deben
respetarlos, y que los derechos personales tienen un efecto relativo, porque sólo deben ser
respetados por el deudor.
El artículo 1962 C.C. establece que en determinados casos ahí enumerados el adquirente de
un bien deberá respetar el contrato de arriendo que el actual dueño de la cosa ha celebrado
con un tercero. El numeral primero prescribe que si uno adquiere una cosa a título gratuito
(o “lucrativo” como dice la ley) se está obligado a respetar el arrendamiento. El numeral
segundo prescribe que si se adquiere a título oneroso no se debe respetar el arriendo, salvo
que éste conste en escritura pública. Y por último, el numeral tercero prescribe que los
acreedores hipotecarios deben respetar el arrendamiento, siempre y cuando éste se haya
celebrado por escritura pública, y además ésta se encuentra inscrita en el Conservador.
Desde una perspectiva más amplia, todos los contratos tienen un efecto absoluto o reflejo,
ya que todo contrato es también un hecho social, que no puede ser desconocido por nadie.
Si Pedro y Juan celebran una compraventa,
Los contratos no sólo son una realidad jurídica, sino también material, que no puede
ser desconocida por nadie.
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Aquí alguien podría decir que si, en el caso en que concurra el fraude pauliano. Sin embargo, se ha
concluido, como se verá a propósito de “Los efectos de las obligaciones” que esta es una acción de
inoponilidad y no de nulidad.
CAPÍTULO VI. BUENA FE CONTRACTUAL.
Casos:
a. Posesión (707 C.C)
b. Matrimonio (51 L.M.C) (matrimonio putativo)
c. Pago de lo no debido.
d. Contratos (saneamiento, renuncia del socio, acción pauliana, etc).
2. Buena fe objetiva. (actuar de buena fe) (art 1546)
“Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no
sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella.”
a. Tratos preliminares. Esta etapa puede subdividirse. Antes de la oferta, los deberes
de lealtad son prácticamente puros deberes de información, y estamos en el terreno de
la responsabilidad precontractual. Luego de la oferta, sabemos que el Código de
Comercio entrega reglas especiales.
Se dice que debe haber pasajes obscuros en las clausulas, pero es tan amplio y
ambiguo el termino, que en definitiva no es aplicable. En conclusión el único
requisito para que sea procedente la interpretación es que exista una
contienda entre las partes.
Causas de contienda.
Reglas de interpretación.
Nuestro legislador en los artículos 1560 a 1566 C.C. ha establecido una serie de
normas para la interpretación de los contratos. El principio clave se encuentra
contenido en el artículo 1560 C.C. “Conocida claramente la intención de los
contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de las palabras”.
Luego se establecen una serie de criterio que pueden ser clasificados de la siguiente
manera.
a. Regla de la armonía de las cláusulas Art. 1564 inc. 1º C.C. “Las cláusulas
de un contrato se interpretaran unas por otras, dándose a cada una el
sentido que mejor convendrá al contrato en su totalidad.”
b. Regla e la utilidad de las cláusulas Art. 1562 C.C. “el sentido en que una
cláusula puede producir efecto, deberá preferirse a aquel en que no sea
capaz de producir efecto alguno”
c. Regla del sentido natural Art. 1563 C.C. “en aquellos casos en que no
apareciere voluntad contraria deberá estarse a al interpretación que mejor
cuadre con la naturaleza del contrato”
3. Reglas relativas a los elementos externos del contrato.
1. Calificación jurídica.
Requisitos de procedencia.
i. Contrato bilateral
ii. La parte demandante no debe haber cumplido la prestación que el
corresponde ni allanarse a cumplirla.
iii. Que la obligación incumplida sea actualmente exigible.
Efectos.
Requisitos.
i. Incumplimiento
ii. Imputable
iii. El actor debe haber cumplido sus obligaciones
iv. Resolución judicial
Deben distinguirse efectos entre las partes (Art. 1486 C.C.) y efectos respecto de
terceros (Art. 1490 y 1491 C.C.).
1. Planteamiento problema.
La teoría de los riesgos dice relación con las cosas objetos de la relaciones jurídicas
contractuales en curso. Específicamente la teoría de los riesgos responde la pregunta
sobre qué sucede con la obligación de una parte al extinguirse la obligación de
la contraparte por imposibilidad de ejecución o destrucción de la cosa por caso
fortuito. Es decir, en los contratos bilaterales, ¿la contraparte debe cumplir aunque la
otra no pueda, o se ve también liberado?
EJ: Jorge le vende a Pedro un auto “X”, patente ABCD34. Al auto le cae un rayo y se
quema por completo. A jorge le es imposible cumplir, porque un hecho fortuito ha
destruido el cuerpo cierto que debía entregar a Pedro. La teoría de los riesgos se
pregunta si Pedro, de todos modos, como ha adquirido un compromiso, debe pagarle el
precio a Jorge. Si el riesgo es del acreedor, claro que debe hacerlo. Si el riesgo es del
deudor, no deberá pagar y el contrato se extinguirá por completo.
Requisitos.
a. Contrato bilateral.
b. Cumplimiento pendiente.
c. Que se extinga la obligación de uno de los contratantes por imposibilidad
de ejecución o destrucción total de la cosa, a consecuencia de un caso
fortuito o fuerza mayor.
El artículo 1550 C.C. a propósito de las obligaciones de dar, prescribe que “el riesgo
del cuerpo cierto cuya entrega se deba, es siempre a cargo del acreedor”. Esta
regla es manifiestamente injusta, porque en el ejemplo que antes exponíamos, Pedro
se vería obligado a pagar el precio, sin importar que no vaya a recibir nada a cambio.
DERECHO AL GRADO
TUTOR: BENJAMÍN OPAZO
CONTRATOS PARTE GENERAL
Uno podría preguntarse por qué el Código comete un error tan feo. La respuesta es que
don Andrés Bello copió esta norma del Código de Napoleón. En este Código, la regla es
justa, porque las personas adquieren el dominio por el sólo título. Así, cuando la cosa
se pierde por caso fortuito, aunque no haya sido entregada, se pierde para su dueño.
Sin embargo, en Chile, para adquirir una cosa se requiere tanto un título como un
modo, por tanto el acreedor aún no se ha hecho dueño de la cosa con la sola
celebración del contrato (el título).
Esta injusticia ha sido corregida por la jurisprudencia que aplica el principio de que las
cosas perecen para su dueño, sin importar el tenor literal del artículo 1550 C.C. Ello
explica el que no haya sido modificado por el legislador.
EXCEPCIONES:
*** En este punto es necesario remarcar que la teoría de los riesgos no se aplica a las
obligaciones de género, porque el género no perece.
V) CESIÓN DE CONTRATOS
Es la figura según la cual una parte transfiere a otra su calidad tanto de deudor como de
acreedor en un contrato bilateral.
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