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“Función de la democracia y del derecho

constitucional frente al caso Ayotzinapa”


El caso de Ayotzinapa, un tema de actualidad que aqueja a nuestra sociedad en
diferentes aspectos y por consiguiente ha dado mucho de que hablar. Trata básicamente
sobre los hechos ocurridos el pasado 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero
donde ocurrió un ataque que dejó como saldo al menos seis personas muertas, entre
ellos tres normalistas e integrantes de un equipo de fútbol, también hubo
aproximadamente veintisiete heridos, y por supuesto, lo que ha dado revuelo, la
desaparición forzada de los cuarenta y tres normalistas de la Escuela Normal Rural Raúl
Isidro Burgos.

Son diversas las hipótesis o tratamientos que han surgido respecto a lo sucedido, tal es
el caso de la versión que circula en donde la agresión sufrida fue bajo la orden del ex
alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien supuestamente temía que los estudiantes
interrumpieran el informe de actividades de su esposa María de los Ángeles Pineda
Villa, por esta razón se ven involucrados los policías municipales de Iguala y Cocula,
los cuales posteriormente entregaron a los estudiantes en manos de Guerreros Unidos
para ser matados y luego quemados. Por otro lado está la versión que asevera el
monitoreo previo hacia los estudiante por parte de agentes de la administración estatal y
federal, es decir, hasta ahora se ha escondido la información sobre la intervención de la
policía federal y del ejército en los acontecimientos.

Al final sea cual sea la versión correcta, es evidente que nos encontramos ante una grave
violación a los derechos humanos, y es inconcebible que se lleven a cabo este tipo de
situaciones, pues nos encontramos ante una falla en la protección al sistema
constitucional democrático y hasta cierto punto por eso nos pones a reflexionar acerca
de la poca o insuficiente protección que se le da a nuestra ley suprema.

Ahora la cuestión reside en encontrar respuestas jurídicas a este tipo de afectaciones


para así evitar que hechos violentos como los de Iguala, Guerrero u otros más que han
ocurrido en la historia de nuestro país, se sigan cometiendo.
De conformidad con la premisa “la Constitución es la expresión de la soberanía
popular” (Ugarte, 2006) no está demás mencionar que el artículo 39 de la Constitucional
a la letra dice “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo.
Todo poder público dimana del pueblo y se instituye en beneficio de éste. El pueblo
tienen en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de sus
gobierno.” (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917) y el artículo
40 del ordenamiento en cita estipula que “ es voluntad del pueblo mexicano constituirse
en una República representativa, democrática, laica, federal…” con lo anterior se puede
apreciar las bases a nivel constitucional respecto a la democracia, además de no olvidar
mencionar que además de estos artículos existen otros más que sirven como un pacto a
favor del pueblo para poder denunciar los abusos y violaciones a los derechos humanos
cometidos por las autoridades, quienes a pesar de haber protestado su cargo y decir
servir a la nación se tratan de colocar por encima de la constitución y de la ley misma,
con el fin de procurar sus propios intereses y dejar de lado el verdadero objetivo por el
cual se encuentran en el poder. Esto se vivió claramente en el caso de Ayotzinapa ya
que las autoridades, por mencionar entre ellos al ex alcalde de Iguala José Luis Abarca,
su esposa, la policía federal y municipal de Iguala y Cocula, así como el ejército
mexicano y demás involucrados, quizás al estar más preocupados por sus intereses
particulares o simplemente por tomar malas decisiones al enfrentar su administración
cayeron en graves violaciones a los derechos humanos hacia las personas que resultaron
muertas, heridas o la desaparición forzada de los cuarenta y tres normalistas, así como la
constante represión a estudiantes u otra persona que participara en las marchas que se
solidarizaron con el movimiento.

Un punto más, es la investigación que hasta la fecha se lleva a cabo con el fin de
esclarecer la localización de los estudiantes, para ello y como se ha dado a conocer se
han encontrado múltiples fosas clandestinas y lo que han informado las autoridades es
que los cuerpos no son de los jóvenes desaparecidos, en realidad sólo se ha encontrado
el cuerpo de uno, y de los demás siguen sin señales de ningún tipo, pero entonces surge
la cuestión si los cuerpos encontrados no son de los normalistas entonces ¿de quiénes
son los cuerpos? ¿quién o quiénes ordenaron dichas ejecuciones? entre otras más.
Obviamente el problema lejos de resolverse se hace más grande, sin embargo, es de
apreciar que estos terribles actos fueron descubiertos mucho tiempo después de cuando
ocurrieron, por lo que el Estado no pudo brindar protección en el momento que se
necesitaba a fin de evitarlos y por ello además del asunto que nos atañe, otra serie de
delitos siguen impunes y lo seguirán haciendo hasta que llegue el punto en que se actúe
con el objeto de otorgar una verdadera protección sólo así podremos tener un equilibrio
entre la constitución, el verdadero cumplimiento de los principios que postula y la
democracia que se da por añadidura.

El sistema constitucional mexicano dará respuesta a este tipo de casos como el de


Iguala, cuando se logre entender y aplicar lo que decía Luigi Ferrajoli “los derechos
fundamentales no suponen ni necesitan del conceso de todos porque su papel es el de
tutelar a los más débiles contra la ley del más fuerte que regiría en su ausencia” (Ugarte,
2006).

Aparte de lo anteriror eso sería prudente que nuestro Estado tomará en consideración lo
que le recomienda la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, tal y como se le
dijo en anterirores casos, entre las medidas estan: “Investigar los casos y llevar a cabo
los procesos penales correspondientes, adoptar medidas legales pertinentes y acordes a
estándares internacionales, capacitar a los servidores públicos, especialmente policía,
militares, ministerios públicos y personal jurisdiccional en materia de derechos
humanos, reconocer públicamente la responsabilidad del Estado e indemnización a las
víctimas y a sus familiares, así como brindarles tratamiento médico y psicológico”
(Espinosa), crear instituciones para que se cumplan todos estos objetivos, pero no basta
con crear las instituciones, lo que se necesita es que funcionen eficazmente, más que
nada con una cultura de prevención y no tanto como correctiva o restauradora.

Continuando con el análisis podemos observar que la última finalidad del modelo
democrático constitucional en el caso concreto no se cumplió puesto que no se
salvaguardaron los derechos fundamentales, además ésta erróneamente ha caído en
manos de quienes deciden a favor de sus intereses personales y no en el de la
colectividad.
Otro punto más que vale la pena preponderar es que si “protegiendo la Constitución
protegemos la democracia” (Ugarte, 2006) es evidente que para el tema estudiado se
vulneraron los principios que la primera contiene y en consecuencia los derechos
fundamentales quedaron desprotegidos, por tanto la democracia no se ve indefensa ante
los ataques de los que es víctima.

Entonces a modo de reflexión podemos observar que se debe tener, por llamarlo de
alguna forma, un gran equipo de trabajo, es decir, delimitar muy bien la constitución
logrando un equilibrio, al protegerla estaremos asegurando el éxito de la democracia y
así lograr la finalidad del modelo democrático, este se hace posible porque se
salvaguardaran los derechos fundamentales. Cabe mencionar para quien diga que la
democracia funciona aunque no se proteja a Constitución se encuentra completamente
equivocado.

En consecuencia de lo anterior, cuando se cumplan los objetivos, casos como el de


Ayotzinapa serán aislados, se podrá tener mayor aseguramiento de los derechos, menos
vulneraciones a estos, logrando poder tener libre expresión, más libertades negativas,
lograremos, los ideales, aspiraciones y demás metas que se buscan con el documento
constitucional y a consecuencia irá de la mano una democracia real, no como la que nos
pintan actualmente, que es hasta ahora y mientras se siga permitiendo, una simple
ficción.
BIBLIOGRAFIA

 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1917).

 Espinosa, A. (s.f.). Obtenido de


http://mexico.cnn.com/opinion/2014/11/24/opinion-ayotzinapa-cronica-de-una-
nueva-violacion-a-los-derechos-humanos

 Ugarte, P. S. (2006). La democracia constitucional, unaradiografia teórica.


México: Fondo de Cultura Económica.

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