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El capítulo II, titulado antecedentes, justicia y derechos humanos en el Perú, tiene como

objetivo indagar algunos de los muchos antecedentes que fomentaron la vulneración de los
derechos humanos, mencionando también la búsqueda de justicia en aspectos tales como el
género, cultura y educación social.

Uno de los problemas más complejos a los que se enfrentan los procesos de
reinstitucionalización democrática como el que se viene llevando a cabo en el país, es la
superación y solución de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en los últimos años.
Todo esto motiva un aparente conflicto entre la necesaria vigencia de los derechos humanos y
el respeto del principio de seguridad jurídica.

Retomando el tema, algunos de los muchos antecedentes que vulneraron los derechos
humanos fueron el autogolpe del 5 de abril de 1992, el protagonismo y expansión militar y la
actuación ilegal de los servicios de inteligencia según el informe defensorial número 57.

En la noche del 5 de abril de 1992 ocurrió el autogolpe de Estado guiado por el expresidente
Alberto Fujimori que ordenó el cierre del Congreso de la República como una de las primeras
actividades para la parálisis del país. El propósito de Fujimori era tener el control total del
artefacto estatal y el orden constitucional para perpetuarse en el poder causando un
progresivo proceso de concentración en el poder político por parte del gobierno anterior,
evidenciándose con la disolución del congreso de la república y la intervención del poder
judicial, el ministerio público, entre otros. Como consecuencia de las presiones internas de la
comunidad internacional, el gobierno se autodenominó “gobierno de emergencia y
reconstrucción nacional”, iniciándose un proceso de reinstitucionalización democrática y
convocándose elecciones para elegir un congreso constituyente democrático. Finalmente, a
este congreso constituyente democrático se le encargo la redacción de una nueva constitución
en la que se introdujo la reelección presidencial y potenciar significativamente a la figura del
presidente de la republica para los nombramientos y ascensos de los oficiales generales,
excluyendo al parlamento de este ámbito.

A base de este proceso el poder se comprobó en el protagonismo y extensión de la justicia


militar, el cual es uno más de los antecedentes de vulneración. Explicando mas a profundidad,
la indebida ampliación de la justicia militar para el juzgamiento de delitos usuales contribuyó a
producir situaciones de impunidad, ya sea por motivaciones políticas o por un mal entendido
espíritu corporativo de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional pese a las ocasionales condenas
que se imponían. La impunidad no sólo se verifica por ausencia de sanción, sino además por la
imposición de sanciones que no corresponden con la gravedad del delito cometido o que se
puedan evadir con facilidad utilizando el poder público. Abad Yupanqui, 2001.

Concluyendo con estos, tenemos a la actuación ilegal de los servicios de inteligencia en el cual
la probabilidad de conocer sobre determinados asuntos de corrupción se cierra a cal y canto,
puesto a que la estabilidad del Estado, un criterio tan indeterminado como perjudicial, se
antepone a la satisfacción de otros intereses que subyacen en los derechos primordiales. En
este contexto, Abad Yupanqui nos menciona que muchos miembros de los servicios de
inteligencia de las Fuerzas Armadas y del Servicio de Inteligencia Nacional, se vieron
comprometidos en hechos violatorios de derechos humanos como por ejemplo, en el
asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta; en el atentado con
cargas de dinamita contra las instalaciones de la filial de Red Global Televisión en la ciudad de
Puno; en la tortura de la ex agente de inteligencia Leonor La Rosa; en el descuartizamiento de
la ex agente de inteligencia Mariela Barreto; así como en el seguimiento a periodistas y
candidatos de oposición , y en el asesinato de personas en los Barrios Altos, entre otros casos
denunciados.

Los valores del derecho, aquellos que giran en torno a la justicia, no son privativos ni
patrimonio exclusivo de las ciencias jurídicas. Aquellos valores cruzan dinámicamente diversos
enfoques, los cuales, si bien son teórica y metodológicamente distintos, no tienen por qué
distanciarse aún más. En la búsqueda de justicia y derechos encontramos el aspecto de género
e interculturalidad.

El aspecto de género se apoya en la acusación de la opresión femenina en donde a las féminas


se les habrían negado los derechos e ingreso a la ciudadanía por el hecho de serlo. Por esto se
sostiene que es importante que los Estados asuman el compromiso de luchar contra la
discriminación de la dama y que se implementen políticas públicas destinadas a fomentar su
empoderamiento. Uniendo también a la injusticia intrafamiliar, Carcelén nos dice que se busca
identificar el impacto de las mujeres adolescentes entre los 13 y 16 años víctimas de violencia
doméstica.

La propuesta ético-política intercultural busca mejorar el término de ciudadanía con el


objetivo de equidad frente a la ley, reconociéndose los derechos culturales de los pueblos
nativos, civilizaciones y equipos étnicos que conviven en las naciones-Estado. Se trataría de
asegurar que todos los pueblos nativos, civilizaciones o equipos étnicos que componen una
sociedad se vean identificados, de forma positiva con sus derechos culturales, trasmitiéndose y
reproduciéndose noticias en su lenguaje, tradiciones, maneras de organización, etcétera.
Involucra además que el Estado garantice la entrada de todos los equipos a la toma de
elecciones y que se eliminen las maneras de discriminación étnica o cultural ya que entre la
política y los nuevos “rasgos culturales” existen claros ejemplos de corrupción cinismo y
racismo.

En la búsqueda de justicia en la educación y desigualdad, Cuenca (2018) nos dice que la


educación ha sido entendida como el vehículo por excelencia para lograr que los individuos de
una sociedad puedan contar con igualdad de oportunidades. No obstante, para el caso de
América Latina, la región más desigual del planeta, no existe una estructura meritocrática
fuerte y la “educación de calidad” está desigualmente distribuida, de modo que los factores
sociales limitan o anulan los esfuerzos individuales de personas y grupos tradicionalmente
excluidos. Por ello, las políticas educativas de hoy están ensayando diversas formas de lograr
que el espacio educativo se transforme en un área más justa, pues justicia social y educación
deben ir necesariamente de la mano en contextos sociales. En tal sentido, el presente artículo,
a partir de una reflexión conceptual, busca plantear posibilidades y límites que presentan
diversos enfoques sobre igualdad de oportunidades y calidad, planteando además posibles
desafíos y sacrificios que los gobiernos deberán discutir para construir una educación con
justicia social en nuestras sociedades.

Finalmente, recuperar el valor de la calle para la ciudadanía es muy importante para el Perú
como sociedad. Tienen la aspiración de alcanzar un desarrollo que le permita contar con
bienes, equipamientos, infraestructura y servicios suficientes para satisfacer las necesidades
del conjunto de sus habitantes. Se espera un desarrollo que permita construir una sociedad
más justa y que haya democracia en el Perú. Cuando nosotros reclamamos nuestros derechos,
nos identificamos y reconocemos como ciudadanos, es decir como habitantes del país a los
que nuestra Constitución debe proteger. Este deseo es verdadero y justo, ya que todos
nosotros tenemos iguales deberes y derechos en la sociedad, los cuales están dictados en la
Constitución Política del Estado.

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