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Cassirer: ¿Qué entiendes con Cassirer plantea que ya no vivimos en un universo simbólico?

¿Qué refiere con


símbolo?

Según la filosofía de Ernst Cassirer un filósofo y sociólogo, en su obra principal "Filosofía de las formas simbólicas",
en la que explora la naturaleza del simbolismo humano y su papel en la construcción y comprensión del mundo. Esta
misma muchas veces es confundida con la seña, pero se diferencian fácilmente una de la otra. Por ejemplo Según
Cassirer, un símbolo es un tipo de señal que representa algo más allá de lo que podemos ver o percibir
directamente. Un símbolo tiene un significado que no viene determinado por sus características físicas, sino que se
le asigna a través de un acuerdo social o cultural. Por ejemplo, el idioma, imágenes, gestos, etc. Los símbolos no solo
representan la realidad, sino que también la constituyen. A través de los símbolos, los seres humanos pueden dar
forma y dar sentido a su experiencia, construyendo un mundo simbólico que va más allá de lo puramente físico o
perceptible.

Pero por otro lado está la seña, Cassirer usa el término "seña" para referirse a un tipo de señal que tiene una
conexión directa y clara con aquello que representa. A diferencia de los símbolos, las señas son indicadores o pistas
que no requieren interpretación o acuerdo cultural para ser entendidos. Las señas son señales perceptibles o físicas
que están intrínsecamente relacionadas con aquello que representan. Por ejemplo, el humo es una señal natural que
indica la presencia de fuego; el llanto de un bebé es una señal de que está molesto o necesita algo.

Cassirer argumenta que los símbolos son fundamentales para nuestra comprensión del mundo, ya que nos permiten
representar y conceptualizar ideas abstractas y complejas. Estos símbolos pueden tomar muchas formas, como el
lenguaje, los signos matemáticos, los sistemas religiosos, los mitos y los rituales culturales.

En relación con la teoría de la metafísica, Cassirer critica la noción tradicional de metafísica como una búsqueda de
verdades absolutas y objetivas sobre la realidad última. En cambio, Cassirer sostiene que la metafísica debe
entenderse como una actividad simbólica, un lenguaje especializado que nos permite explorar y expresar conceptos
y significados profundos.

Para Cassirer, la metafísica es una forma de conocimiento que se basa en la creación y el uso de símbolos. Al utilizar
símbolos, los seres humanos construimos sistemas de significado que nos permiten formular preguntas y plantear
hipótesis sobre el mundo. Estos sistemas simbólicos, como los sistemas filosóficos y científicos, nos permiten
desarrollar modelos y teorías que nos ayudan a entender y explicar la realidad de manera más completa.

Sabiendo lo que plantea con el símbolo también se puede saber en como esta está compuesta en una red simbólica,
cuando digo red simbólica se refiere al conjunto de símbolos interrelacionados y sistemas de significado que existen
en una determinada cultura o contexto. El ser humano se relaciona con estas redes simbólicas de diversas maneras.
En primer lugar, los seres humanos aprenden y adquieren símbolos desde una edad temprana a través del lenguaje y
la socialización.

Entonces los seres humanos se relacionan con los símbolos y las redes simbólicas mediante el aprendizaje, la
comunicación y la interpretación. Los símbolos nos permiten representar, comunicar y comprender ideas abstractas
y significados profundos. A través de las redes simbólicas, construimos nuestra realidad simbólica y compartimos un
sistema de significados con otros individuos en nuestra cultura.

Basándonos en lo dicho podríamos decir que estamos en un universo simbólico como afirma Cassirer, el universo
simbólico es el conjunto de símbolos y sistemas de significado que utilizamos para interpretar y dar sentido al
mundo. Estamos rodeados de símbolos porque son herramientas fundamentales para la comunicación, la expresión
de ideas abstractas y la construcción de identidades. Por ejemplo, Desde que nacemos, aprendemos a través del
lenguaje y nos comunicamos utilizando símbolos lingüísticos. El lenguaje es uno de los sistemas simbólicos más
importantes que utilizamos para expresar nuestras ideas, emociones y experiencias.
Es por eso que el lenguaje pertenece a uno de los símbolos más importantes según Cassirer, porque nos permite
relacionarnos, saber lo que somos y quiénes somos, el lenguaje es por excelencia la primera cosa que es enseñada y
dicha por nosotros, Cassirer también destaca que el lenguaje juega un papel central en la construcción de nuestra
identidad. A medida que nos comunicamos a través del lenguaje, expresamos y articulamos nuestras ideas,
pensamientos y experiencias. Él sostiene que los seres humanos no percibimos el mundo directamente, sino que
interpretamos y comprendemos la realidad a través de símbolos, especialmente el lenguaje. El lenguaje nos permite
nombrar y clasificar los objetos y fenómenos, lo cual es esencial para comprenderlos y darles significado. El lenguaje
nos ayuda a establecer relaciones, conexiones y distinciones entre los elementos del mundo, lo cual influye en cómo
percibimos y comprendemos la realidad. El lenguaje es una herramienta que nos permite reflexionar y realizar
pensamiento simbólico. Cassirer sostiene que el lenguaje no solo es un medio de comunicación externa, sino que
también es un medio de comunicación interna, es decir, un diálogo con nosotros mismos.

Asi que respondiendo a la pregunta de por qué cassirer plantea que ya no vivimos en un universo simbolico es
porque se refiere a que hemos experimentado un cambio en la forma en que nos relacionamos con los símbolos y
construimos significados. Hemos dado mayor importancia al conocimiento científico y empírico, lo cual ha alterado
nuestra comprensión y construcción de la realidad. Aunque los símbolos y el lenguaje siguen siendo relevantes, su
papel ha evolucionado en la era moderna.

Judith butrler: ¿Por qué Butler afirma que estamos en un estado de vulnerabilidad con el lenguaje?

Judit Butler una filosofa materialista y posestructuralista, ha realizado importantes aportes n diversos campos, ella
fue la creadora de la teoría queer. La teoría queer se centra en desafiar las nociones tradicionales de género y
sexualidad, cuestionando las normas sociales y las categorías binarias de hombre y mujer. La teoría queer sugiere
que el género y la sexualidad son constructos sociales y culturales que están en constante cambio y que no están
determinados biológicamente.

Butler argumenta que el género no es algo inherente a una persona, sino más bien una actuación repetida y
aprendida a través de interacciones sociales. Según su teoría, las identidades de género son construidas y
performativas, lo que significa que las personas "hacen" su género a través de sus acciones y comportamientos,
siguiendo las normas y expectativas de género establecidas por la sociedad. La teoría queer también desafía la idea
de que solo hay dos orientaciones sexuales: heterosexualidad y homosexualidad.

Butler sostiene que las normas de género y sexualidad son restrictivas y opresivas, ya que imponen roles y
expectativas rígidos sobre cómo deben ser y comportarse las personas. La teoría queer busca liberar a las personas
de estas restricciones y promover la diversidad y la inclusión. Busca desafiar las normas de género y sexualidad
establecidas, permitiendo que las personas se autodefinan y vivan sus vidas de acuerdo con sus propias identidades
y deseos, sin ser juzgadas o limitadas por las normas sociales.

Según Judith Butler, el lenguaje desempeña un papel crucial en la construcción de nuestra identidad de género y en
la forma en que nos relacionamos con el mundo. Butler argumenta que el lenguaje no es simplemente una
herramienta neutral de comunicación, sino que está imbuido de significados y normas culturales que influyen en la
forma en que pensamos y nos percibimos a nosotros mismos y a los demás.

El lenguaje también puede generar una identidad al imponer expectativas y roles de género específicos. Desde una
edad temprana, se nos enseña a través del lenguaje cómo debemos comportarnos, qué características y roles son
apropiados para cada género. Estas construcciones lingüísticas refuerzan la idea de que ciertos comportamientos y
características son exclusivos de hombres o mujeres, y nos condicionan a conformarnos a estas normas para ser
reconocidos y aceptados socialmente.
Al depender del lenguaje para comunicarnos y construir nuestras identidades, también nos volvemos vulnerables a
la violencia lingüística. Butler argumenta que el lenguaje puede ser utilizado para discriminar, estigmatizar y
marginalizar a aquellos que no se ajustan a las normas de género y sexualidad dominantes. Los insultos, las burlas y
los discursos de odio basados en el género y la sexualidad son ejemplos de cómo el lenguaje puede ser utilizado
como una herramienta de violencia simbólica.

El lenguaje Normal por sí mismo pose factores llamados actos de habla que le dan una temporalidad (ilocusionarios y
perlocusionarios) a los enunciados que se realizan siendo un emisor y que estos llegan hacia un receptor, a su vez
este tiene una especialidad que sería el contexto en el que el enunciado se dice.

Ahora es donde aparece el insulto que es esa forma de lenguaje con la cual nosotros somos capaces de herir a la otra
persona o podemos brindar un discurso de odio. Un insulto se refiere a una expresión verbal o acto dirigido a una
persona o grupo con el propósito de menospreciar, ofender o denigrar. Los insultos pueden implicar palabras
hirientes, despectivas o descalificativas que buscan dañar la autoestima o la reputación de alguien.

Por otro lado, el discurso del odio se refiere a expresiones verbales o escritas que promueven, incitan o justifican la
violencia, la discriminación o el odio hacia un individuo o grupo debido a características como su raza, género u otras
características protegidas. El discurso del odio puede manifestarse a través de discursos públicos, publicaciones en
redes sociales, mensajes escritos o cualquier forma de comunicación que difunda y propague la intolerancia y el odio
hacia otros.

Esto crea un tipo de enunciado con más fuerza y peso, el enunciado insultante suele ser el que nos deja un efecto
más fuerte que cualquier otro ya que el mismo insulto que es realizado rompe con toda temporalidad, te saca del
momento y te paraliza en el primer instante que recibís el insulto, dándote dos únicas opciones; responder y hacerle
frente al insulto o entrar en un estado de sumisión y aceptar el insulto creyendo que así será mejor aceptado en ese
entorno. El que emite el mensaje es responsable de utilizar uno de los dos tipos de lenguajes, el normal o el
insultante y a su vez el receptor tiene el derecho a responderlo eligiendo el método de respuesta utilizando el
lenguaje.

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