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Medicina de Urgencias ISBN: 978-987-88-4829-7

Tomo 1 (ISBN: 978-987-88-4847-1) Primera Edición, 2022

CAPÍTULO 6
APENDICITIS AGUDA
Torres Criollo L., Álvarez Abad W., Calderón Portilla A.

Larry Miguel Torres Criollo 0000-0002-5321-7516


Docente, de la Carrera de Medicina, Universidad Católica de Cuenca, Sede Azogues.
larry.torres@ucacue.edu.ec
Wilson Oswaldo Álvarez Abad 0000-0002-7842-321X
Interno, de la Carrera de Medicina, Universidad Católica de Cuenca, Sede Azogues.
woalvareza30@est.ucacue.edu.ec
Alexandra Patricia Calderón Portilla 0000-0002-756-8548
Cirujano General Hospital General Babahoyo
medicineali@gmail.com

I. INTRODUCCIÓN

Se define a la apendicitis aguda, como el proceso de inflamación, con posibles


consecuencias infecciosas del apéndice debido a la proliferación en gran número de las
bacterias residentes del órgano, el término de la apendicitis va a depender del grado/fase
del hallazgo durante la exploración quirúrgica, siendo estos; la fase congestiva-
inflamatoria-edematosa o también denominada como catarral ( el término depende del
autor), la fase flemonosa o absceso apendicular, la fase purulenta y la fase necrótica o
gangrenosa, aunque algunos autores también agregan una fase denominada como
“perforada”(1-2).
Anatomía
Ubicado a nivel de la unión entre el intestino delgado y el colon en un punto
específico denominado como ciego, podemos encontrar una estructura de forma tubular
nombrada como apéndice vermiforme, específicamente en la porción posteromedial o
pared posteromedial del colon aproximadamente a un centímetro y medio tomando en
cuenta la medida a partir de la válvula ileocecal, a este nivel también se ubica la
convergencia de las tenias colónicas; entre la unión del apéndice vermiforme y la
continuidad con el colon ubicamos a la válvula de Gerlach la cual actúa como medio de
barrera evitando el paso del contenido colónico hacia la luz apendicular; la longitud
promedio es entre ochenta hasta noventa milímetros dependiendo del sexo del paciente, y
un diámetro de seis hasta ocho milímetros, se considera además a esta estructura como un
vestigio anatómico que bien puede designarse como un divertículo verdadero, su pared está

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formada por 4 capas específicas: mucosa, submucosa, capa muscular dispuesta de forma
longitudinal y otra de forma circular y su última serosa(6).
Relacionado anatómicamente con el músculo iliopsoas y el plexo lumbar en su
región posterior y toda la pared abdominal anteriormente; Su irrigación está dotada por la
arteria apendicular, y su disposición va a depender de su meso (mesoapéndice) (2-7).
Respecto a la disposición, la ubicación retrocecal ocupa el primer puesto con una
frecuencia de 28 a 68%, seguida de la pélvica con 23 a 57%, la subcecal con un 2% y por
último las ileales con menos de 1%(7).
Según los planos anatómicos puede encontrarse:
• En la región de la fosa iliaca derecha la más común.
• En la región lumbar posicionándose por atrás del hígado o por delante del
riñón ipsilateral.
• En la región pélvica.
• En la región de la fosa iliaca izquierda, muy raras veces y bajo el término
“apéndice de posición ectópica”.

UBICACION MEDIDAS ESTRUCTURAS DISPOSICION


ANATOMICAS ANATOMICA
A nivel del En hombres: Capas: • Retrocecal
ciego en su 90 1. Mucosa. • Subcecal
pared milímetros. 2. Submucosa. • Preileal
posterior y En mujeres: 3. Muscular. • Posileal
medial, a 1,5 80 3.1 Longitudinal. • Pélvica
centímetros milímetros 3.2 Circular.
tomando en 4. Serosa.
cuenta la
válvula
ileocecal.

Tabla 1. Morfología del apéndice vermiforme. (Tomado de: Diagnóstico, evaluación y


tratamiento de la apendicitis aguda en el servicio de emergencia. Revista Médica Sinergia.
2019, Apendicitis aguda: Revisión de la literatura. Revista Medigraphic. 2018,
Prevalencia de apendicitis complicada y factores asociados, en el servicio de cirugía
pediátrica de los hospitales Vicente Corral Moscoso y José Carrasco Arteaga. mayo 2018
-abril 2019. Repositorios Universidad de Cuenca. 2020)
Historia
La inflamación aguda del apéndice se describe por primera vez en el año 1886 por
Reginald Fitz, desde ese entonces se ha mantenido como la primera causa de cirugía en un
paciente con dolor a nivel abdominal bajo el concepto de abdomen agudo quirúrgico, la

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técnica por laparotomía de McBurney fue descrita por primera vez en el año 1889, en el
año 1982 se realizó por primera ocasión una apendicectomia mediante técnica
laparoscópica por Kurt Semm, popularizándose hasta la actualidad (1-3).
Alvarado en el año 1986 luego del extenso análisis de 305 pacientes con dolor
abdominal y con un diagnóstico probable de su causa a nivel del apéndice bajo la
nemotecnia MANTRELS describe clínicamente los parámetros a considerar en el
diagnóstico de tal patología con el objetivo de disminuir los índices de apendicetomías
realizadas de manera tardía o en su defecto aquellas que se realizaron sin certeza
diagnóstica previa (4-5).

M Migración del dolor hacia la fosa iliaca derecha.


A Anorexia.
N Nausea o vómito
T Sensibilidad en fosa iliaca derecha (por su término
en ingles Tenderness)
R Signo de Rebote
E Fiebre (Elevación de la temperatura corporal mayor
a 38° C)
L Leucocitos mayores a 10.000
S Neutrófilos con desviación hacia la izquierda con
más del 75% en su fórmula (por su término en
ingles Shift)
Tabla 2. Criterios clínicos para el diagnóstico de apendicitis bajo la nemotecnia
MANTRELS. (Tomado de: Meléndez Flores Jhuvitza Estela, Cosio Dueñas Herbert,
Sarmiento Herrera William Senen. Sensibilidad y especificidad de la Escala de Alvarado
en el diagnóstico de pacientes atendidos por apendicitis aguda en Hospitales del Cusco.
Rev Med Scielo. 2019)
Epidemiología
Esta patología representa la causa quirúrgica con mayor prevalencia entre todos los
desencadenantes de un abdomen agudo quirúrgico con un porcentaje de representación
entre siete a diez por ciento que corresponde cuantitativamente a setenta y seis por cada
cien mil pacientes con abdomen agudo durante un año, respecto al sexo los hombres
ocupan el primer puesto, referente a la raza/etnia se ha reportado que afecta más a los
mestizos seguido de personas de raza blanca, referente a la edad es más común durante la
segunda y tercera década de la vida, la incidencia de un apéndice perforado fluctúa entre

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veinte a treinta por ciento lo que podría llevar a una peritonitis generalizada o a la
formación de un absceso apendicular(1-4).
Etiopatogenia
La obstrucción a nivel del lumen apendicular es la raíz de la apendicitis la cual se
debe a múltiples causas, entre las que tenemos a: la presencia de concreciones intestinales
como son los fecalitos/coprolitos, hiperplasia linfoide ( sobre todo en niños), cuerpos
extraños que obstruyen por ejemplo semillas difíciles de digerir de algunos alimentos ,
parásitos como el áscaris lumbricoides, tumores primarios como los adenocarcinomas,
tumor carcinoide, sarcoma de Kaposi en pacientes con VIH, linfoma, metástasis de otros
tumores en especial el de colon y de mama (6-8).
Ante lo mencionado previamente, clasificamos a las causas en tres grupos
dependiendo a que nivel se produce la obstrucción luminal, siendo así (8):
Endoluminales: con una frecuencia de 35% a los fecalitos, cuerpos extraños en
1%, parásitos en 0,8% y bario en 0,1%.
1. Parietales: con una frecuencia de 60% a la hiperplasia folicular linfoide y
tumores propios del apéndice en 1%.
2. Extraparietales: no existe una frecuencia exacta, sin embargo, se menciona a
los tumores de órganos adyacentes (se incluyen también las metástasis).
Estudios recientes mencionan también entre los agentes causales a la dieta, hábitos,
infecciones previas a nivel gástrico e intestinal, patologías que se presentan con
gastroparesia y consecuente aumento de la presión intraluminal como la enfermedad de
Hirschprung (aganglionosis intestinal), la fibrosis quística, entre otros, y factores familiares
(33% de los pacientes reportan familiares con antecedente de apendicitis) (9).
Fisiopatología
Como fenómeno inicial de la apendicitis se describe a la inflamación de la pared la
cual posteriormente causa distensión y congestión vascular que lleva a isquemia, infarto y
perforación apendicular (2-6).
Es importante señalar el papel que lleva a cabo el microbiota intestinal a este nivel,
se menciona a la familia de los bacteroides spp y a la escherichia coli como los entes
habitantes del apéndice y a su abundante y descontrolada proliferación durante el proceso
inflamatorio (2,6,8,11).
La importancia de describir el microbiota apendicular radica en que se asocia la

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invasión de tales bacterias en la mucosa durante el proceso inflamatorio (al inicio de la


invasión actúan los entes aeróbicos para luego verse involucradas en conjunto a bacterias
anaeróbicas), las cuales producen exudado neutrofílico que lleva a una reacción
fibrinopurulenta extendiéndose hasta la capa serosa, lo que explica la irritación peritoneal
característica de la apendicitis (2,6,8,1).
Una vez que ocurre la inflamación, que lleva a una necrosis, el apéndice está en
riesgo de perforarse y como respuesta a eso se forman abscesos locales o en casos graves
llevan a peritonitis difusa (6,10,11).
Antiguamente se mantenía el concepto de que durante la apendicitis coexistía la
inflamación con aumento de la presión intraluminal, sin embargo, en estudios actuales en
los cuales se midió la presión en pacientes con diagnóstico certero solo el 25% presentó un
aumento de la presión, así mismo, algunos autores no incluyen a la fase perforativa dentro
de la fisiopatología ya que se ha determinado en estudios recientes que esta última fase
ocurre con mayor frecuencia en aquellos pacientes que tienen una respuesta inflamatoria
alterada o en pacientes con su flora bacteriana alterada a nivel de colon, también se añade a
la fusobacterium como el ente relacionado a las apendicitis perforadas(2,6,11,13).

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Fases de la apendicitis aguda (10,11,13):


• Apendicitis congestiva o también llamada apendicitis catarral: caracterizada por la
presencia de secreción y acumulación de moco que puede o no acompañarse de
aumento de la presión endoluminal, comienza la proliferación bacteriana con
respuesta linfoide desencadenando exudado de plasma y leucocitos que se extiende
hasta las capas más superficiales, macroscópicamente se observa un apéndice
edematizado y congestivo.
• Apendicitis flegmonosa o también llamada apendicitis supurada: caracterizada por
la presencia de ulceras, invasión bacteriana y polimorfonucleares en todas las capas
incluyendo a la serosa junto a un engrosamiento de las mismas con posterior
tumefacción de la estructura que adquiere una coloración rojiza en su superficie, el
tejido se vuelve desprendible (friable).

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• Apendicitis gangrenosa también llamada microscópicamente perforada o necrótica:


la gran congestión y distensión local lleva a microperforaciones en todo su espesor,
estas microperforaciones se pueden evidenciar en forma de líquido libre en cavidad
con aspecto purulento y tenue olor a heces, en esta fase la coloración cambia a
verde con tintes violáceos o verde con gris oscuro, cursa con necrosis de tipo
gangrenosa.
• Apendicitis perforada o también llamada complicada: caracterizada por la presencia
de zonas de necrosis de tipo supurativa, abscesos, líquido libre en cavidad
abdominal y perforación de todas las paredes con la posible salida de contenido.
Clasificación según evolución y clínica (12):
• Apendicitis sin complicaciones
• No existe necrosis, gangrena, perforación y peritonitis.
• Se suele asociar con las dos primeras fases de apendicitis.
• El riesgo de infección de sitio quirúrgico es mínimo.
• Apendicitis con complicaciones
• Existe necrosis, gangrena, puede o no existir perforación, peritonitis
local o difusa.
• No se suele asociar con las fases de apendicitis ya que es
independiente.
• El riesgo de infección de sitio quirúrgico es alto.
II. DIAGNÓSTICO CLINICO

Las manifestaciones clínicas de la apendicitis van a depender en gran medida de los


diversos factores acompañantes del cuadro, el más importante es la disposición anatómica
(véase tab. 1) seguido del tiempo de evolución, la automedicación y el estudio previo del
paciente (6,7).
Respecto al tiempo de evolución, un gran porcentaje de peritonitis posterior a
perforación de apéndice se presenta tras haber transcurrido un lapso de tiempo entre 24 a
48 horas con un promedio de 33 horas, aquellos que se realizan resolución quirúrgica en
menos de 24 horas de evolución han demostrado que no ha evolucionado más allá de la
fase purulenta (6,7).
Referente a la automedicación definida como el acto de administrar fármacos sin

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prescripción médica se la ha relacionado con un mayor índice de perforación apendicular


por enmascaro del cuadro, en su mayoría gracias a la ingesta de analgésicos o fármacos
que inhiben los espasmos o bien por el lapso de tiempo prolongado desde el inicio de las
manifestaciones y la administración de fármacos antes descritos hasta el momento de la
exacerbación con posterior consulta a cualquier nivel de servicio de salud (6,7).
Una historia clínica bien detallada acerca de los antecedentes del paciente que
incluya sus hábitos de alimentación, infecciones previas, consumo de medicamentos o
estupefacientes, nos otorga la certeza de enfrentarnos a esta patología.
Manifestaciones clínicas
El síntoma clave es el dolor abdominal presente en todos los casos, sin embargo,
puede o no acompañarse de otros síntomas típicos como la náusea/vomito, fiebre (Triada
de Murphy) y otros atípicos como el dolor lumbar en la disposición retrocecal.
El dolor de la apendicitis es el claro ejemplo del dolor abdominal agudo, al inicio
se trata de un dolor tipo visceral localizado en el epigastrio fisiopatológicamente
desencadenado por la distensión de las paredes apendiculares, posteriormente el dolor
refiere hacia la fosa iliaca derecha específicamente en el punto Mc Burney debido al
proceso inflamatorio transmural (signo de Rove) todo esto se explica en base a la
metámera (dermatoma T10), el ciclo del dolor referido es de aproximadamente seis horas
hasta localizarse específicamente en el punto mcburney (13).
Sepamos diferenciar el dolor referido según la localización inusual del apéndice,
siendo así (11,12,13):
• Cuando el apéndice inflamado se ubica a nivel retrocecal el dolor puede
referirse en flanco derecho o lumbar.
• Cuando el apéndice inflamado está cercano al uréter el dolor puede referirse
hacia la zona inguinal o hacia los testículos en el caso de los varones como
también puede acompañarse de sintomatología urinaria.
• Cuando el apéndice inflamado tiene cercanía con la vejiga puede haber
disuria o aumento de la frecuencia de micción.
• Cuando el apéndice inflamado se ubica a nivel hepático puede simular
patología vesicular.
• Los apéndices retromesentéricos cursan con gastroparesia y distensión

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abdominal.
• Por regla general la mayoría de la apendicitis cursa con constipación como
consecuencia de la disminución del peristaltismo intestinal como respuesta al
proceso inflamatorio.
• La irritación rectal acompañada de rectorragia es poco frecuente, sin embargo,
se puede presentar en apéndices inflamados de disposición pélvica.
Síntomas como anorexia, fatiga, malestar general son frecuentes, aunque
inespecíficos, la fiebre con valores a partir de los 38° C se presenta pasadas las seis horas
del inicio del cuadro ya que al debutar la sintomatología ésta no supera los 37.5° C, la
náusea o el vómito es consecuente al dolor y si estos son previos es poco probable que se
trate de apendicitis, por lo que se debería sospechar otra patología (2).
Al examen físico
Es necesario realizar un examen físico completo para descartar otras patologías que
confunda el presuntivo de apendicitis aguda, se han descrito diversos signos entre los
cuales existen específicos o al menos lo más cercanos para el diagnóstico (2,6,14):
• Signo/punto de McBurney: con el paciente en decúbito supino, se refiere al
dolor tras palpar un sitio ubicado en la convergencia de una línea imaginaria
que une el ombligo con la espina iliaca anterior y superior del lado derecho,
específicamente a dos tercios proximales y un tercio distal.
• Signo de Blumberg (denominado también como el signo del rebote): con el
paciente en decúbito supino, tras realizar compresión en el punto mcburney y
luego el retiro de la mano del examinador se produce dolor espontaneo e
inmediato que coincide con el retiro de la mano, este se debe al contacto del
apéndice con la pared abdominal.
• Signo de Rovsing: con el paciente en decúbito supino, tras realizar
compresión a nivel de la fosa iliaca izquierda en donde ubicamos al colon
descendente y sigmoideo esta compresión lleva a la movilización reversa de
los gases endoluminales que van a distender el color en su trayecto retrogrado
y por lo tanto llegara a nivel apendicular que resulta en el dolor reflejo como
respuesta.
• Signo de talo percusión: con el paciente en decúbito supino, la maniobra

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consiste en pedir al paciente la ligera elevación de la pelvis derecha mientras


el examinador percute el talón ipsilateral lo que produce dolor en punto
apendicular.
• Signo de Dunphy: se refiere a la exacerbación del dolor apendicular en el
momento de toser o cualquier maniobra que lleve al aumento de la presión
intra abdominal.
• La irritación peritoneal lleva como consecuencia al reflejo involuntario de
contracción de los músculos abdominales especialmente de aquellos que se
ubican cercanos al sitio apendicular.
• Signo del musculo obturador: con el paciente en decúbito supino, se
flexiona la pierna ipsilateral del sitio apendicular con la rodilla en un ángulo
de 90 grados en rotación interna, se denomina como obturador positivo
cuando tras realizarse tal maniobra se produce dolor.
• Signo de psoas: con el paciente en decúbito lateral de lado izquierdo, se
extiende la pierna ipsilateral hacia atrás, se denomina como psoas positivo
cuando tras realizarse tal maniobra se produce dolor y alivio con la flexión.
• Maniobra de Klein: con el paciente en decúbito supino posterior a presentar
mcburney positivo se le posiciona en decúbito lateral de lado izquierdo, la
pierna derecha flexionada levemente sobre la pierna izquierda, se palpa
nuevamente el punto mcburney, y, si este punto no es doloroso estamos frente
a una posible adenitis mesentérica, caso contrario si el dolor se mantiene es
muy probable se trate de apendicitis, esto se explica en la posición adoptada
del paciente ya que los ganglios inflamados en caso de ser una adenitis debido
a la posición van a descender y el sitio doloroso no se presenta.
• Dolor luego del tacto rectal es significativo de apendicitis de posición
retrocecal.
Escala de evaluación para el diagnostico
Desde el año 1986 luego de un estudio en 305 pacientes, el medico Alfredo
Alvarado de nacionalidad colombiana expuso una escala con ocho criterios cada uno con
un valor especifico que con la sumatoria total de los antes mencionados según sus
puntuaciones se puede presentir el diagnostico de apendicitis aguda:14

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Criterios de apendicitis: ESCALA DE ALVARADO Puntaje


Síntomas -Signo de Rove: migración del 1
dolor desde epigastrio hacia
1
fosa iliaca derecha.
-Anorexia 1
-Nausea que puede o no
acompañarse de vomito.
Signos -Punto Mcburney +. 2
-Signo de Blumberg +. 1
-Fiebre mayor a 38 C. 1
Laboratorio -Leucocitos mayor a 10.000 2
-Neutrofilia mayor al 75% 1
Según puntaje:
<4: probabilidad mínima.
5-6: probabilidad media, clínica coincidente pero no probable.
>7: probabilidad alta.
9-10: probabilidad muy alta de apendicitis aguda con criterios de certeza.

Apendicitis aguda en el adulto mayor:


La clínica en este grupo de pacientes es totalmente atípico y alejado de la propia de
la apendicitis, ya que comúnmente se puede encontrar signos y síntomas de íleo paralitico
u obstrucción intestinal (distensión abdominal, meteorismo, disminución de ruidos
hidroaéreos, gastroparesia), al inicio del cuadro no evidenciamos fiebre incluso se reportan
pacientes con hipotermia, la confusión y letargo es común pero inespecíficos, los hallazgos
en el reporte de laboratorio pocas veces indica leucocitosis, es usual la elevación de
creatinina en conjunto con alteraciones de los electrolitos, la perforación apendicular
ocurre en menor tiempo que en jóvenes debido a la pobre sintomatología referencial(15).
Apendicitis durante la gestación
Es el cuadro abdominal quirúrgico más frecuente durante el segundo trimestre, en
pacientes con amenorrea y dolor ubicado en fosa iliaca derecha que el reporte
inmunológico resulta negativo hay que descartar embarazo ectópico, salpingitis, amenaza
de aborto, torsión de quiste ovárico con el fin de considerarse a la apendicitis entre las
causas probables, la clínica es inespecífica explicándose en que la náusea y vomito junto a
la anorexia es sintomatología propia de los dos primero trimestres de gestación (15).
Apendicitis en pediatría
En neonatos el síntoma inicial es la diarrea para posteriormente acompañar se

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cuadro típico de la apendicitis, la fiebre no resulta mayor a 38.5 °C (15).


III. EXAMENES COMPLEMENTARIOS

Resultados de laboratorio
Leucocitos, neutrófilos, proteica C reactiva: considerándose uno de los criterios
específicos de apendicitis según la escala de Alvarado es esencial un valor reportado en el
hemograma mayor a 10.000 células en conjunto a valores de neutrófilos mayor a 75% y
elevación de la proteína C reactiva que es indicativa de proceso inflamatorio, a pesar, se
han reportado casos de apendicitis aguda sin elevación de leucocitos, se tomará en cuenta a
los pacientes pediátricos y adultos mayores ya que en estos casos es probable la aparición
de hematuria y leucocitos en orina pero sin la presencia de nitritos (6,14,15).
Si el hemograma reporta un valor por encima de 20.000 leucocitos es probable la
presencia de perforación apendicular.
La denominada “prueba triple” que engloba a la proteína C reactiva mayor a 8
microgramos/ml, leucocitos más de 11.000 y más del 75% de neutrófilos tiene un alto
índice de probabilidad (15).
Un valor de PCR mayor a 55 microgramos/ml es sugestivo de perforación
apendicular.
Reporte de imágenes
Radiografía simple de abdomen: con el paciente en supino y en proyección
anteroposterior: es un examen complementario poco específico, sin embargo, se puede
evidenciar una serie de signos que en cuestión podría corroborar la presuntiva de
apendicitis, entre los que tenemos (15-17):
• Signo del psoas: borramiento del musculo psoas.
• Ciego engrosado.
• Presencia de coprolito impactado en el ciego o en el apéndice.
• El signo de la carga fecal cecal que consiste en la presencia de una masa con
densidad similar a la de los tejidos blandos con “burbujas” radiolúcidas en su
interior impactada en el apéndice.
• Presencia de gas en todo el cuadrante abdominal inferior de lado derecho.
• Íleo paralítico.
Ultrasonido: con una sensibilidad baja, pero con una especificidad alta, es el Gold
standard en pacientes pediátricos, se realizará con todos sus cortes (longitudinal,

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transversal, Doppler color) a más de beneficiar en la confirmación del diagnóstico también


sirve como método de descarte en consecuencia a patologías con clínica similar, se
recomienda el semillenado de la vejiga durante el procedimiento con el objeto de que sirva
como ventana acústica, con el ultrasonido se puede hallar (19):
• Dilatación mayor a 6 milímetros de diámetro del apéndice.
• Perdida de movimiento, adopta una posición fija.
• Difícil compresión apendicular durante procedimiento.
• Mesoapéndice dilatado.
• Impactación de coprolito en apéndice.
• Liquido libre en cavidad abdominal localizado o difuso.
• Liquido libre en fondo de saco de Douglas.
• Paredes de ciego edematizadas.
• Mesenterio con grasa.
• Cambio de aspecto durante su evolución.
• No existe gas endoluminal.
• Bordes irregulares.
• Vascularización apendicular aumentada.
• Adenopatías adyacentes.
• Signos de apéndice perforado: contorno irregular, coprolito fuera de la luz
apendicular, liquido libre en cavidad, pero localizado esencialmente alrededor
del apéndice.
• Plastrón apendicular.
Hallazgos ecográficos según el corte
Longitudinal Transversal

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• Apéndice con aspecto tubular que Presenta 3 capas:


termina en fondo de saco. 1. Una zona central con liquido interno
• Diámetro mayor a 6 mm y grosor rodeada de una zona ecogénica que
mayor a 2 mm. corresponde a la mucosa y submucosa.

• Apéndice no compresible con líquido 2. Una capa externa muscular hipogénica.

en su interior. 3. Una capa más externa serosa


hiperecogénica.
Presenta dos patrones:
1. Imagen en 3 anillos: corresponde a la
fase flemonosa en la cual se observa
ausencia de luz endoluminal
consecuente a la inflamación de las
paredes.
2. Imagen en anillo fino: corresponde a la
fase supurativa en la cual se observa la
dilatación del apéndice con un diámetro
mayor a 11 milímetros.

Tomografía axial computarizada: considerado el Gold estándar en adultos, aunque su


uso también está recomendado a cualquier edad (precautelando el riesgo de la exposición a
radiación y la nefrotoxicidad inducida por medio de contraste en gestantes y niños), la
sensibilidad de este método es mayor a la del ultrasonido y durante los últimos años se ha
indicado su uso en casos complicados, con la tomografía se puede hallar
(2,14,16,17,18,19):
• Diámetro apendicular mayor a 7 milímetros.
• Ausencia de medio de contraste endoluminal.
• Presencia de medio de contraste en pared apendicular.
• Pared de ciego engrosada.
• Aumento de grasa apendicular adyacente.
• Liquido libre circundante.
• Coprolitos endoluminales.
• Adenopatías adyacentes.
• Gas externo y circundante.

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Resonancia magnética: método de imagen Gold estándar en mujeres gestantes, en niños


en quienes fue difícil el procedimiento ecográfico y en pacientes a quienes no se puede
realizar tomografía debido a la nefrotoxicidad inducida por medio de contraste, con la
resonancia se puede hallar:
• Diámetro apendicular mayor a 7 milímetros.
• T2: contenido endoluminal de alta señal, hiperdensidad de grasa apendicular
adyacente.
• Liquido libre en cavidad.
IV. TRATAMIENTO

El plan terapéutico una vez confirmado el diagnostico consiste en tres etapas:


Plan preoperatorio
1. La medida previa a realizarse cirugía suele ser individualizado a cada paciente de
acorde al estado en el que este llega a la casa de salud, siendo así (20,21,22):
2. Nada por vía oral previo al pase a quirófano.
3. Control de signos vitales.
4. Canalización de vía periférica con administración parenteral de cristaloides y
medicamentos.
5. Administración de profilaxis antibiótica que cubra entes aerobios y anaerobios
treinta a sesenta minutos previo a cirugía.
Técnicas quirúrgicas
Técnica convencional: la más comúnmente utilizada es la incisión mcburney
(homologa al sitio antes descrito), otra opción es mediante la incisión de rockey davis a
nivel infraumbilical y transversa, se procede a realizar la apertura de las paredes
abdominales llegando hasta el ciego como sitio de referencia o en su defecto directamente
con el apéndice afectado para su posterior extirpación (20,21).
• Tipos de sutura
- Tabaquera o en bolsa de tabaco: con vicryl 00 se realiza sutura
continua en el diámetro circunferencial de la base apendicular
posterior a la extirpación de órgano para la ulterior formación de un
muñón.
- Zetaplastia: se logra la formación del muñón luego de realizar sutura

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CAP. 6: APENDICITIS AGUDA ISBN: 978-987-88-4829-7
Torres Criollo L., Álvarez Abad W., Calderón Portilla A. Tomo 1 ISBN: 978-987-88-4847-1
Tomo 1 pp 89-107

en forma de Z.
- Jareta apendicular: con multifilamento poliamida 00 se realiza sutura
continua en el diámetro circunferencial de la base apendicular
posterior a la extirpación de órgano para la ulterior formación de un
muñón.
Técnica laparoscópica: esta técnica es realizada según ciertas indicaciones, es
recomendable individualizar a los pacientes debido a criterios como: los múltiples
diagnósticos diferenciales en mujeres de edad fértil con sitio doloroso en fosa iliaca
derecha sin previo análisis y reporte de laboratorio, pacientes con gran cantidad de tejido
adiposo, aquellos en quienes el diagnostico de apendicitis aguda no es confirmada
pudiéndose evitar la laparotomía innecesaria, en casos de peritonitis a causa de apéndice
perforado mediante laparoscopia se realizan lavados de la cavidad en correderas
parietocolicas y subfrenicas. 20-21
En caso de evidenciar líquido libre en cavidad se opta a la aspiración en conjunto
con el lavado de cavidad, la recolección de su muestra con ulterior cultivo es efectiva para
orientar la antibioticoterapia luego de la salida de quirófano.
Plan post operatorio
Se mantiene con (21,22):
1. Nada por vía oral durante al menos cuatro hasta seis horas.
2. Control de signos vitales.
3. Control de peristaltismo intestinal.
4. Mantener la hidratación por vía parenteral con solución salina o dextrosa al
5% (tomar en cuenta pacientes diabéticos), y en casos de peritonitis aumentar
la administración de líquidos.
5. La analgesia es importante y se consigue con la administraciones de anti
inflamatorios como el ketorolaco, diclofenaco, paracetamol, metamizol,
tramadol, por vía venosa u oral.
6. Para evitar la emesis se recomienda el uso de antieméticos como la
metoclopramida o el uso de procineticos como el ondasetron.
7. La realización de ejercicios de respiración.
8. La deambulación del paciente luego de cuatro hasta seis horas post

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Medicina de Urgencias ISBN: 978-987-88-4829-7
Tomo 1 (ISBN: 978-987-88-4847-1) Primera Edición, 2022

quirúrgicas.
9. El egreso va a depender directamente del estado clínico transoperatorio y los
hallazgos presentados durante este, se considera el alta médica luego de las 24
primeras horas posquirúrgicas en apendicitis no complicada, la
antibioticoterapia se mantiene durante tres a cinco días en peritonitis o
apendicitis con complicaciones para posterior evaluación de posible alta
médica.

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Torres Criollo L., Álvarez Abad W., Calderón Portilla A. Tomo 1 ISBN: 978-987-88-4847-1
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