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

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






Sinopsis
Cuando el mal penetra en las paredes de su santuario, los guerreros de repente
se dan cuenta de que en ningún lugar están a salvo de la destrucción de Hades.
Mientras los demás se ponen en camino para encontrar y destruir la amenaza en
contra de su compañero, Vapre se encuentra solo con Echo por primera vez desde su
llegada. 2
Hay algo de malo en Echo, sin embargo. Él se pone fuera de control con poca o
ninguna provocación, empuja los límites lascivamente, e incluso cambia su apariencia.
Vapre teme que está perdiendo a su amante, y cuando Echo cae en un estado
catatónico, está seguro de que ya lo está.

Con un contratiempo tras otro, Vapre no sabe cómo se supone que debe hacer
frente a una tormenta del Inframundo. Su renuencia no detendrá la salida de la luna
nueva, y si espera mantenerse firme en la batalla, él debe primero conquistar la
tempestad en su interior.
Dedicado

Para Tina, solo porque sí.

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Capítulo Uno
—Por el derecho a pasar a los Campos Elíseos. —La respuesta parecía tan
clara, Echo no sabía por qué no lo había visto antes.

—Espera un minuto —Hex se sentó erguido en la cama y se pasó una mano por
el pelo—. Pensé que estábamos luchando para estar aquí en el Mundo Superior.
Ahora, estás diciendo que estamos tratando de pasar a Elysium. Echo, no tiene
sentido. Somos demonios. Ni siquiera estoy seguro que tengamos almas. Sólo a los
virtuosos se les permite vagar por los Campos Elíseos.

Echo quería rodar sus ojos, pero se contuvo. La idea de que sus amantes no
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tuvieran alma era ridícula. Honestamente no veían con claridad. Antes de que pudiera
sostener su punto, sin embargo, un golpe sonó en la puerta, y Vapre se metió en la
habitación.

—Mañana. —Él les dio a todos una sonrisa radiante mientras se acercaba a los
pies de la cama.

Mmm, incluso a primera hora de la mañana, con el pelo revuelto y los ojos aún
cargados de sueño, Vapre parecía estar suficientemente bueno para comerlo. Echo no
podía negar que tenía a los siete hombres más bellos del planeta. Vapre parecía que
tenía algo que decirles, pero todo lo que Echo podía pensar era convencer a sus
hombres de un pequeño revolcón mañanero entre las sábanas.

Lamiendo sus labios, él golpeó sus ojos hacia Vapre y sonrió.

—Buenos días, guapo. ¿Quieres unirte a nosotros? —Él empujó las mantas de
su cuerpo hasta que su erección mañanera saltó libre, dando una palmada contra su
bajo vientre. Rozando la mano por su pecho desnudo hasta que llegó a su polla,
palmeó la longitud y la acarició suavemente.

Vapre gimió y cerró los ojos por un momento antes de concentrarse en Echo.

—Para—declaró—. Vine aquí para contarles algo.

Echo sabía esto, por supuesto, pero cualquier noticia llegando a esta hora impía
de la mañana no podía ser buena. No quería escuchar malas noticias. Así que siguió
acariciándose a sí mismo, sus ojos nunca dejando a Vapre, gemidos brotaban de su
pecho.

—¿Por favor?

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Vapre tenía una mirada hambrienta en sus ojos que le dijo a Echo que estaba a
punto de conseguir exactamente lo que quería. Desafortunadamente, Hex, siendo el
buen líder que era, azotó las mantas sobre el regazo de Echo y le golpeó en la parte
posterior de la cabeza.

—Compórtate —Amonestó suavemente antes de pasar a Vapre—. ¿Qué está


pasando?

—Mac vio algo —Vapre respondió con fuerza. Su voz sonaba tensa, y seguía
mirando las mantas que cubrían el regazo de Echo. Sacudió la cabeza como si tratara
de borrarlo, y trasladó su atención a Hex.

Con un suspiro de derrota, Echo lanzó su dolorida polla y se desplomó contra


el costado del Fiero.

—Son malos. —Murmuró.

Fiero rió suavemente mientras envolvía un brazo alrededor de los hombros de


Echo.
—Yo me ocuparé de ti más tarde. Creo que alguien tiene que ser atado y
azotado —susurró al oído de Echo—. ¿Te gustaría eso, bebé?

Echo se estremeció y gimió, apretándose más firmemente contra el costado de


Fiero y moliendo su palpitante polla contra la cadera del guerrero.

—Por favor —se lamentó.

—¡Ouch!

Echo levanto la cabeza hacia arriba para ver a Fiero frotarse la parte posterior
de la cabeza y mirando con enojo evidente a Hex.

—¿Qué fue eso? —exigió.

Mirando por encima del hombro, Echo vio a Hex rodar sus ojos. 6
—Compórtense, o voy a paletearles sus culos.

Echo tembló de nuevo, su gemido mezclado con el de Fiero.

—¿Me lo prometes? —Le preguntaron al unísono.

Hex gimió mientras se pellizcaba el puente de su nariz.

—Voy a hacer caso omiso de ellos —murmuró en voz baja. Entonces él hizo
exactamente eso. Se movió dándoles parcialmente la espalda y levantando la mirada
hacia Vapre.

La atención de Vapre, sin embargo, se centraba en Echo y Fiero, y Echo sintió


una carrera emocionante a través de él en el aspecto de una caliente mirada en los ojos
de su demonio.

—¡Vapre!
Saltando y bajando la cabeza como un niño que había sido sorprendido en su
fechoría, Vapre se dio la vuelta y se enfrentó a Hex.

—Lo siento, pero ¿qué quieres que haga? ¡Basta con mirarlos! —Aww, él
sonaba tan llorón que Echo sólo quería subirle el cuerpo y besar su puchero.

—Oh, esto no es bueno —Hex gruñó mientras empujaba las cubiertas y se


levantaba de la cama. Agarrando sus bóxers del suelo, se los tiró y empujó el hombro
de Vapre para conseguir que se moviera—. Vamos a hablar afuera.

—¡No! —Echo llamo. A pesar de estar quejándose de las malas noticias,


realmente quería saber lo que estaba pasando—. Voy a parar. Por favor, quiero
escuchar esto.

Hex lo miró durante mucho tiempo como si dudara de la veracidad de la 7


promesa de Echo.

Rodando los ojos, Echo se apartó de Fiero y se recostó contra el cabecero,


cruzando los brazos sobre el pecho.

—¿Mejor?

Asintiendo con la cabeza una vez, Hex volvió a sentarse en el colchón junto a
Echo. Él hizo un gesto con la mano, un gesto para que Vapre se sentara a los pies de
la cama.

—Bien, ahora ¿qué vio Mac que tu estas aquí a las siete de la mañana?

—Él dice que más están llegando.

—¿Los buenos o malos? —preguntó Echo.

Hex le dirigió una mirada, y Echo resopló. Parecía una pregunta perfectamente
lógica para él, pero Hex había estado con ese estado de ánimo desde el pequeño
encuentro de Fiero con... bueno, lo que fueran esos monstruos que habían estado fuera
de la charca de los kappas. Echo se estremeció al pensar en ellos.

—Los chicos buenos, dijo —Vapre respondió a su pregunta.

—Está bien —Hex asintió lentamente—. Sabíamos que iban a venir más antes
del equinoccio. No veo la situación de emergencia, sin embargo. ¿Esto no podría haber
esperado?

—Él dice que necesitan ayuda.

—¿Otra misión de rescate? —Fiero se enderezó y sacó las piernas por el lado de
la cama—. ¿Más residentes del laboratorio?

Vapre se encogió de hombros.


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—Mac no sabe quiénes exactamente. —Una sonrisa irónica se torció en sus


labios—. Él se puso hostil cuando le pregunté y me dijo que no funcionaba de esa
manera. —Hizo un gesto con la mano—. De todos modos, creo que estos chicos se
perdieron en el bosque. Están tratando llegar aquí, pero la tormenta de la semana
pasada hizo que todos se dieran la vuelta. Uno de ellos está herido —agregó en voz
baja.

—¿Sabe dónde están?

—No lejos de aquí de acuerdo a Mac.

—Está bien, entonces, ¿qué estás esperando? —Echo luchó de debajo de las
mantas y se puso en el centro del colchón—. Vayan por ellos.

—¿Realmente requiere de todos nosotros? —Fiero preguntó mientras se ponía


de pie junto a la cama.
Hex permaneció sentado, con las cejas dibujadas juntas mientras pensaba en el
problema.

—No lo creo —dijo finalmente—. Si uno de ellos está herido, entonces tengo
que ir, Fiero va a venir también. Vapre, quédate aquí, pero redondearemos con Gage,
Onyx y Eyce.

—Yo también voy —Echo anunció, saltando de la cama al piso alfombrado.

—No, no lo harás. —La voz de Hex mantenía tal comando que Echo se
congeló en seco y miró a su amante con la boca abierta.

Hex suspiró dramáticamente y se acercó Echo tomando su cara entre las


manos.
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—Te necesitamos aquí, ¿de acuerdo? Esto no tiene nada que ver con que seas
débil. Además, esto podría ser una trampa, una manera de atraerte a la luz pública
para que puedan llevarte a la práctica del laboratorio. Eres demasiado importante para
eso.

—Odio cuando vas todo lógico —Echo torció un dedo para que Hex se
inclinase más cerca y luego le dio un beso rápido en la mejilla de su amante cuando él
lo hizo—. Bien, pero tráeme algo bueno.

Hex rió suavemente y besó la frente de Echo a cambio.

—¿Te he dicho que eres un problema?

—De vez en cuando —Echo un gesto con la mano para espantarlos a salir de la
habitación—. Vayan rescaten algo y vuelvan en una pieza. Voy a estar fuera de mi si se
lastiman. —Cruzando los brazos sobre el pecho, miró a Hex y Fiero—. Muy fuera de
mí. —Enfatizó.
*****

—Yo voy contigo —Mac apretó los puños en las caderas y miró hacia su
compañero.

Vapre mordió el interior de la mejilla para no reírse. Dioses, los pequeños eran
luchadores. Mac le recordaba en gran parte a Echo, aunque podría ser incluso más que
un poco cuando recibió una mirada llena de vapor. Su compañero no tomaba mierda
de cualquiera de ellos. Era frustrante como el infierno, pero también refrescante, e
incluso un poco entrañable.

—No es seguro —Gage dejó escapar un suspiro de exasperación y se pasó una


mano por la cara—. Eres demasiado... —Se interrumpió, con los ojos saltando de un
lado a otro como si tratara de encontrar una palabra que no sería demasiado ofensiva.
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—¿Qué? —preguntó Mac peligrosamente—. ¿Pequeño? ¿Débil? ¿Qué estás
tratando de decir, Gage?

—Nada. No estoy diciendo nada, excepto que tu no vas.

—Creo que debería ir

Vapre tragó un gemido mientras miraba por encima del hombro para ver a
Echo entrar en la habitación. Sus cejas rubias se juntaron, y él tenía una mueca un
poco triste en sus labios carnosos. Maldita sea, incluso cuando se agitaba, el hombre
era precioso.

Gage no tuvo tanto éxito en ocultar su disgusto. Un gruñido bajo rodó de sus
labios y Vapre inmediatamente se puso delante de Echo, agachado en una postura
protectora.

—Mira esto. —Advirtió el hombre lobo. Había llegado a pensar en Gage como
un amigo a través de las últimas semanas, pero nadie amenazaba a su compañero.

—¿Marcando de nuevo la testosterona? —Echo resopló, sus delgados dedos se


cerraron sobre el hombro de Vapre—. No va a hacerme daño. Relájate, grandullón.

De pie Vapre se puso recto, no obstante mantuvo sus ojos fijos en Gage. El ex
guardia parecía haber entrado en razón porque negaba con la cabeza y se veía casi
confundido.

—Joder —susurró. Luego miró a Echo y bajó la cabeza—. Yo no quería


gruñirte.

—Lo sé. —Echo le dedicó una sonrisa radiante mientras se movía con gracia
por la habitación para estar al lado de Mac—. Sigo pensando que tiene que ir. Si estos
son los residentes del laboratorio, entonces van a estar agradecidos de ver una cara 11
familiar. También podrían tratar de correr si te ven. —Bajó la cabeza en Gage—. Los
guardias no inspiran mucha confianza.

—Tal vez Myst debería venir —dijo Hex pensativo mientras trotaba por las
escaleras—. No quiero estar persiguiendo a estos pendejos a través de medio de
Montana.

Echo lanzó un guiño rápido a Vapre antes de darse la vuelta para hacer frente a
su líder.

—Esa es una gran idea, Hex. Esa es la razón por la que estás a cargo. —Su voz
sonaba tan melosamente dulce, Vapre tuvo que preguntarse qué estaba haciendo. Por
la expresión de la cara de Hex, el gran demonio estaba teniendo los mismos
pensamientos.

—¿Qué quieres? —le preguntó en torno a un suspiro.

—¿Quién dijo que quería algo? —Echo abrió más los ojos y apretó el labio
inferior—. ¿No puedo hacerte un cumplido?

—No. —Hex se quedó en el escalón inferior y cruzó los brazos sobre su pecho
mientras miraba a Echo sobre la barandilla—. Sé que quieres algo, así que lárgalo. Nos
vamos en diez minutos.

—Me hieres —Vapre tenía ulana sensación de que Echo estaba tratando de
indignarse, pero el ligero brillo en sus ojos arruino el efecto—. Yo sólo estaba tratando
de decirte lo mucho que aprecio que cuides de nosotros y que efectúe todas las
decisiones difíciles. Eres tan inteligente y feroz. Yo no creo que pueda hacer tu trabajo.
Eres muy valiente. —Echo bajó la cabeza, con la barbilla apoyada en su pecho.

—Oh —Hex parecía que alguien le había golpeado en la cabeza. Entonces sus

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ojos se suavizaron, y él se apresuró a envolver a Echo en sus brazos—. Lo siento,
cariño. Yo no quiero ser tan idiota.

Vapre rodó los ojos y resopló. Echo había jugado con el demonio como un
violín, y Hex había caído en la trampa con el anzuelo, línea y plomo. Infierno, Vapre
pudo ver la sonrisita socarrona jugando en la esquina de los labios de su pareja. ¿Qué
era exactamente lo que venía después?

—Disculpen —Mac agitó las manos en torno para obtener la atención de


todos—: ¿Y yo qué?

Echo se extrajo del abrazo de Hex y se acercó a estar delante de su amigo.

—Lo siento, Mac. Sé que tú podrías ser de mucha ayuda porque tú viste
exactamente donde estaban escondidos los chicos. —Extendió la mano y tomó la
mano de Mac entre las suyas—. Y yo sé que puedes incluso ser capaz de ver algo más
para ayudar. —Echo miro y sonrió soñadoramente a Hex—. Pero Hex está a cargo
aquí. Él es nuestro líder porque él sabe qué hacer y cómo mantener a todos a salvo. Si
él dice que es demasiado peligroso, entonces yo confío en él. Tú tienes que confiar en
él, también.

Hex hinchó el pecho, mirando muy satisfecho de sí mismo.

—Mac, ¿nos mostrarías donde se encuentran estos chicos?

Mac asintió con entusiasmo.

—Sé la dirección, y voy a reconocer el lugar cuando la vea. Están escondidos,


pero puedo encontrarlo una vez que barramos el lugar.

—Está bien, toma una pequeña mochila y llevar sólo lo esencial para la... —se
detuvo y parecía estar haciendo un poco de configuración mental— ...vamos a decir
tres días. Vas a tener que mantener el ritmo, y yo no quiero escuchar ninguna queja.

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Eres un soldado ahora.

Mac lo miró como si la Navidad habia llegado temprano.

—¡Sí, señor ! —Luego desapareció por la escalera.

—¿Me estás tomando el pelo? —Gritó Gage. —Es demasiado pequeño, Hex !
Él va a hacerse daño

—Va a estar bien —Hex palmeo a Gage en el hombro—. Saca tu teta de su


boca, y él será un hombre. Él puede hacer esto. Muestra un poco de fe en tu
compañero —Hex lo reprendió.

—Jodidamente increíble. —Gage murmuró en voz baja antes de dar vueltas y


saltar por las escaleras después de que su amante.

—¡Si Mac va, yo también! —Sony gritó desde la planta superior.

—Al diablo si lo haces —Gage devolvió acaloradamente.


—¡He-ex! —Sony se quejó en la palabra, sacándola en dos sílabas.

—Es grande y fuerte cuando se desplaza, y podía cuidar de Mac —dijo Echo en
voz muy baja—. Es una decisión difícil. Me alegro de que no tengo que hacerla. —
Entonces él pestañeo a Hex.

Vapre observaba el espectáculo con fascinación curiosa. ¿Echo lo había


manipulado alguna vez como estaba haciendo con su Alfa? Odiaba admitirlo, pero la
respuesta era probablemente sí, y seguro que le había tomado muy poco esfuerzo. Le
daría todo a su compañero lo que él deseara.

—Sony, enpaqueta una bolsa —Hex llamo por las escaleras—. ¡Tu serás
responsable de proteger Mac!

—Sí, ¡así que chupa eso, Gage!— 14


Vapre volvió el rostro para ocultar su sonrisa de una milla de ancho por las
palabras de Sony. Todo este lío se estaba poniendo más cómico por el segundo. Un
hombro chocó el suyo, y vio a Eyce de pie junto a él.

—¿Qué está pasando?

—Echo está dejando que Hex crea que está corriendo el show —susurró
Vapre—. Hex se la está comiendo.

—¿Cree tu que nos vemos ridículos cuando nos fijamos en Echo? —Onyx se
situó junto Eyce e inclinó la cabeza hacia un lado.

—Absolutamente —dijo Fiero con confianza como él rozó el hombro de otra


Vapre—. Echo es todo lo que es justo en el mundo. ¿A quién le importa si nos
convertimos en idiotas blandos balbuceantes cuando está cerca? Vale la pena

—De acuerdo —susurró Vapre. Fiero había dado en el clavo en la cabeza. No


importaba lo que las cosas viles y el mal les esperaba en las semanas y meses
venideros, Echo sería su luz al final del túnel.

Diez minutos más tarde, todo el mundo se habían reunido en el patio delantero,
envasados y listos para comenzar su viaje. Vapre se quedó con Echo en el porche, un
brazo alrededor de sus hombros, mientras observaban a sus hombres desaparecer por el
camino estrecho que conducía a la carretera principal.

—Eres malo —dijo, sin mirar a Echo.

—No tengo idea de lo que estás hablando. —La sonrisa en su voz dijo lo
contrario.

—¿Cuántas veces has usado ese truco en mí? ¿Me haces pensar que es mi idea?

Echo se encogió de hombros y se volvió, entrando en la casa y zigzagueando a


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través de la habitación, su culo balanceándose tentadoramente durante todo el camino.

—¿No te gustaría saber?

—Tu pequeña...

Echo chilló cuando Vapre se abalanzó sobre él, dejándolo a un lado del sofá y
corriendo por el pasillo hacia la oficina.

—¡Syx!

Vapre se encontró con su compañero de igual cuando Syx salió al pasillo.

—¿Qué diablos está pasando? —preguntó cuando Echo saltó a sus brazos,
prácticamente subiendo por su gran cuerpo para alejarse de Vapre.

—Me llamó estúpido y dijo que doy malas mamadas —susurró Echo
despectivamente.
Syx rodo los ojos, tratando de hacer palanca para correr a Echo de su pecho.

—Lo que realmente está pasando aquí, estoy seguro de que te lo mereces —
luego hizo una pausa y sonrió maliciosamente a Vapre—. Sólo para estar seguro, sin
embargo, tal vez deberíamos juzgar la pericia de tus habilidades de trabajo en
mamadas.

Las fosas nasales de Vapre dilataron, y su cuerpo zumbaba con lujuria mientras
merodeaba cerca de sus amantes.

—Sí. —Gruñó. Él no sabía qué demonios le había pasado, pero de repente


necesitaba a su compañero con una intensidad cercana al dolor. Moviendo la vista
hacia Syx, Vapre tomó el largo, pelo rubio del demonio, con la piel lisa, bronceada por
el sol, sus ojos se calentaron con el anhelo y pasión cuando él le devolvió la mirada.
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Presionándose a sí mismo contra la espalda de Echo, Vapre intercalo a su
pareja entre él y Syx, inclinándose sobre el hombro de Echo y entregándose a un
ardiente beso en la boca ligeramente abierta de Syx.

Su lengua se deslizó a través de los labios del guerrero, lamiendo las


profundidades dulces que le esperaban, y Vapre no sabía quién gimió más fuerte, él,
Syx o Echo. Su compañero se retorcía entre ellos, tirando de los cabellos de Vapre
mientras se unía en el beso de tres vías.

—Dormitorio. —Echo jadeó largos minutos después, cuando por fin habían
llegado a tomar aire.

—Demasiado lejos —Vapre argumentó. Necesitaba de sus amantes, y él los


necesitaba ahora. Tirando a Echo de los brazos de Syx, Vapre le puso sobre sus pies, y
de inmediato comenzó a rasgar la ropa de su pareja. Una vez que tuvo a su hombre
despojado de su ropa, oh y lo agradable que era su piel, Vapre empujo sobre el hombro
a Echo, y el hombre cayó de rodillas fácilmente sin resistencia.

Al cabo de sólo segundos Vapre y Syx se desvistieron de su propia ropa, y se


pusieron hombro con hombro, sus duras pollas en la mano, mirando a su compañero
con ganas.

Echo sacudió las manos, envolvió sus delgados dedos alrededor de la longitud
de Syx, y acarició rápido cuando sus labios de color rosa envolvieron la polla de Vapre
en calor húmedo.

—Oh, dioses —Vapre gimió. Una mano se movió con cuidado a la parte
posterior de la cabeza de Echo, mientras que la otra se enredo en Syx encerrándolo y
tirando al hombre hacia adelante para hacerse sitio en su deliciosa boca una vez más.

Echo asintió con la cabeza, arrastrando sus labios a lo largo de la polla 17


palpitante en su boca mientras su lengua trabajaba la parte inferior de la carne sensible.
Luego la soltó, y Vapre miró por el rabillo del ojo para ver a su compañero empujando
hacia adelante para capturar la punta de la polla con presemen de Syx con su talentosa
boca.

Su pequeña mano acarició el eje, la saliva humectando a Vapre mientras Syx


alimentaba con su propia polla los labios de Echo, meciendo sus caderas suavemente
cuando él siguió atacando la boca de Vapre con entusiasmo.

Vapre se desacoplo del beso que le nublo la mente, viendo el espectáculo erótico
del pene resbaladizo de Syx deslizándose a través de los labios de Echo durante un
momento, antes de que él se volviera y corriera a través de la puerta de la oficina.
Hurgando en los cajones del escritorio, finalmente encontrando una bolsa de viaje con
lubricante. Apretándolo en la mano como si contuviera los secretos de la vida, dio un
paso atrás en el pasillo y se arrodilló detrás de Echo.

—Aprisa —Syx advirtió, ambos puños cerrados en el cabello de Echo, con el


rostro en la más exquisita mezcla de dolor y placer—. Maldita sea, él sabe chupar una
polla.

Vapre asintió una vez, y luego se puso a trabajar, engrasando los dedos y
rozándolos a lo largo del pliegue de Echo mientras buscaba el pequeño rosetón que le
esperaba. Apretando los músculos una vez, sonrió cuando Echo gimió, tirando un
gruñido estrangulado de los labios de Syx. Luego empujó con dos dedos, girando en
torno a ellos cuando él torció la muñeca y comenzó a bombear los dígitos dentro y
fuera del paso apretado de Echo.

Estiró a su compañero rápidamente, frotando el otro lado de las colinas suaves


y redondeadas del pequeño lindo culo de Echo. Luego cogió el lubricante, recubrió su
polla pulsante y tiró la botella por encima del hombro al suelo donde cayera.

Sin más prolegómenos, instó a Echo a doblarse un poco hacia adelante, alineó
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su pene exigente, y se empujó a casa en una embestida. Echo gritó, el sonido
amortiguado alrededor de la carne turgente en su boca, y Syx gimió, sus ojos realmente
dieron vueltas en su cabeza.

Dando a Echo sólo un momento para ajustarse, Vapre comenzó un ritmo duro,
sus instintos primarios asumieron el control cuando se estrello en el bienvenido cuerpo
de Echo con fuerza animal. Si le preocupaba que él estuviera haciendo daño a su
compañero, no tenía por qué tenerlo. Echo gemía y gemía alrededor de la polla de
Syx, los músculos de su garganta tragando mientras trabajaba alrededor de la cabeza
esponjosa una y otra vez.

—¡Jodeeeer! —Syx gritó, su única advertencia antes de que sus músculos se


tensaran y su cuerpo comenzara a temblar.

Echo apoyó las manos sobre los muslos de Syx, lamiendo al demonio,
limpiándolo mientras Vapre seguía impulsando su dolorida polla en el agujero
apretado de Echo. Llegando alrededor de las caderas delgadas de su pareja, Vapre
palmeó meneando la polla de Echo y la acarició duro y rápido.

—Vente por mí —dijo con voz ronca.

Como si hubiera estado simplemente esperando la orden, Echo enterró su cara


en la ingle de Syx, gimiendo y lloriqueando cuando corrientes de esperma caliente
bañaron su mano y la muñeca de Vapre. Las paredes internas de Echo convulsionaron
en oleadas, apretando la polla de Vapre hasta que sintió que sus ojos se cruzarían por
el placer. Dando una zambullida final, Vapre se corrió, y sus manos se agarraron las
caderas de Echo dejando moretones, sus testículos descargados, pintando el túnel
oscuro de su pareja con un sinfín de cuerdas de leche caliente.

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—¿Aprobé? —Echo jadeó un momento más tarde, ya que todos cayeron juntos,
tratando de recuperar el aliento.

—Oh, sí —respondió Syx reverentemente—. Con gran éxito.

Vapre rió suavemente, inclinándose sobre Echo y acariciando la espalda y su


cuello.

—Nunca lo he dudado ni por un segundo, cariño.


Capítulo Dos
—He estado pensando —Syx dijo casualmente mientras se movía por la cocina,
preparando una cena tardía para ellos tres.

Todo el mundo se había ido, Syn y Jinx todavía estaban durmiendo, y la casa se
sentía inusualmente solitaria. Había un montón de sillas en la mesa de la cocina, pero
Echo se arrastró al regazo de Vapre y apoyó la cabeza en el hombro de su amante.

—Alertemos a la prensa —bromeó Vapre, con la mano a la deriva hasta peinar


el cabello largo de Echo—. ¿Qué está pasando en ese cerebro sexy tuyo?

Syx resopló ante el cumplido al añadir más especias a la sartén que 20


chisporroteaba en la estufa.

—Hemos estado asumiendo que… —él hizo un gesto girando la mano y se


encendió el fuego— …las pruebas, creo que se les dice, vendrá en el orden que se les
dio.

Las cejas de Echo se juntaron, y arrugó la nariz. Él no sabía nada de los demás,
pero eso era exactamente lo que había estado pensando. Tras una inspección más de
cerca, se dio cuenta de lo ingenuos que pudieron haber sido. Sabiendo lo que se
avecinaba, o al menos teniendo una idea, era una ventaja que tendrían que aprovechar
con ambas manos. ¿Y si se equivocaban? ¿Qué pasaba si las tareas llegaban fuera de
orden, sin ton ni son? Eso ciertamente encajaba con lo que Echo había aprendido sobre
el Oráculo y el mundo que sus demonios habitaban antes de su huida.

—Entonces, ¿crees que a lo mejor tenemos que estar preparados para cualquier
cosa? —Echo se enderezó en el regazo de Vapre y apoyó los codos sobre la mesa.
Apoyando su barbilla en sus manos, él estudió la espalda de Syx, en busca de los
signos de estrés y tensión.

Syx parecía completamente a gusto, sin embargo. Él se encogió de hombros sin


pasión, finalmente volviéndose hacia Echo.

—No estaría de más.

—Buena idea —dijo Vapre—. ¿A qué viene esto, sin embargo?

—Un par de cosas —Syx retiro la sartén del quemador y apagó la estufa antes
de inclinarse hacia atrás contra el mostrador y cruzó los brazos sobre el pecho mientras
se dirigió a ellos—. El Oráculo dijo que los cultivos se morirán. Si asumimos que la
profecía es ordenada, ésta sería la cuarta tarea, a partir de la aparición de la luna nueva
en el tercer abril. 21
Echo no entendía.

—¿Y?

—La temporada de cultivo en el norte de Montana es corta y no comienza


hasta mediados de abril —respondió Vapre.

Mirando por encima del hombro a Vapre, la boca de Echo se abrió en una
pequeña O.

—¿Hay algo más?

—Sí —Dijo Syx y Vapre simultáneamente—. La luna sangrienta —Syx


continuó después de una pausa embarazosa—: Por lo que sé de la literatura, y de la
investigación que he hecho, lo más probable se refiere a la guerra.

—La luna de color rojo simboliza la sangre derramada durante la batalla —dijo
Vapre casi para sí mismo.

—Había otra advertencia después de eso, ¿no? —Echo recordó algo sobre los
que nacen primero, pero no sabía qué diablos era aquello.

—Correcto —respondió Syx, pero no dijo nada más. Su cara se veía dura, y sus
hombros parecía tensos. Luego se dio la vuelta y comenzó a sacar platos fuera del
gabinete.

—Echo, ¿puedes ir a buscar a los vampiros? El sol se ha puesto, y estoy seguro


de que tienen hambre.

Echo no era estúpido. Sabía que estaba siendo despedido de manera que Syx y
Vapre pudieran hablar en privado. Suspirando, se levantó de mala gana y se dirigió
hacia la puerta del sótano. 22
—¿Han descubierto la manera de crear un espacio a prueba de luz para ellos?

—Voy a hacer algunas llamadas telefónicas en la mañana —respondió Vapre


fácilmente—. Tendríamos que poder trasladarlos a la parte principal de la casa para el
fin de la semana.

Asintiendo con la cabeza, Echo ofreció una pequeña sonrisa mientras abría la
puerta y una brisa de aire fresco le golpeó en la cara. Se estremeció y miró por encima
del hombro.

—Hagamos todo lo posible para tenerlo listo antes. —Aunque no habían


cuidado mucho a los vampiros a su llegada, ahora ellos eran considerados amigos de la
familia, e hizo que su corazón doliera pensar en ellos en el húmedo sótano con
corrientes de aire.

La frente de Vapre se arrugo, y se frotó la barbilla, pensativo.


—Tal vez pueda llegar a algo un poco menos drástico que las placas de acero en
las ventanas. Déjame pensar en ello.

Echo resopló y rodo los ojos cuando cerró la puerta sin hacer ruido y se deslizó
por la escalera del sótano. Placas de acero, claro.

—Está bien, así que ¿por qué lo quiere fuera de la habitación? —Vapre se
levantó de su asiento y caminó hacia Syx. Se puso de pie, frente a frente con su
amante, el hombre todavía se apoyaba en el mostrador—. Habla conmigo.

—¿Sabías tu que Fiero está enamorado de Eyce? —dijo Syx de la nada.


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Los ojos de Vapre se redondearon, pero no podía pensar en una cosa que decir.
¿Estaba Syx celoso? ¿Estaba enojado? El demonio no parecía estar ninguna de esas
cosas. De hecho, parecía casi melancólico.

—Bueno, yo sé que ha habido muchos cambios ocurriendo por aquí —dijo


Vapre cuidadosamente. No podía leer el estado de ánimo de Syx, así que pensó que
pisar ligeramente sería el mejor camino a seguir.

Syx suspiró y se apartó de la encimera. Para mayor sorpresa de Vapre, se


adelantó y dejó caer su cabeza en su hombro.

—Algunos días me gustaría que las cosas volvieran a ser como antes. Las cosas
eran mucho más simples.

—Aburrido, quiere decir —Vapre bromeó, tratando de aligerar el ambiente. Él


cerró los dedos alrededor de la nuca de Syx y la masajeo suavemente.
—Predecible —Syx contrarresto—. No me gusta no saber lo que va a suceder
de un día para otro.

Sí, eso sonaba como Syx. El demonio se nutría de régimen y organización.


Había algunos pensamientos profundos que estaban en el interior de la cabeza del
guerrero, y Vapre se preguntó cuánto tiempo Syx había estado pensando en ellos.

—¿Qué está pasando? —Habló en voz baja, apenas más que un susurro.

—Creo Echo debe irse —Syx murmuró.

Los dedos de Vapre se detuvieron a mediados del apretón alrededor del cuello
de Syx. Seguramente no había oído bien.

—¿Quieres que se vaya?


24
—No lo quiero, pero creo que es lo mejor.

Permanecieron allí durante mucho tiempo, sin decir una palabra. Vapre se
sentía dividido entre el hombre al que había amado durante siglos, y el pequeño
duende que había volado en sus vidas y entrado en el corazón de Vapre en cuestión de
semanas. ¿Cómo se suponía que debía elegir entre dos personas que amaba más que a
nada?

—No puedo vivir sin él —Vapre finalmente susurró. Cerró los ojos y apoyó la
frente contra la sien de Syx—. No me pidas que haga eso.

—Algo malo está por venir. —La voz de Syx era tensa, tensa, y lejos de su
suavidad habitual—. Y viene por Echo. Yo no quiero que se vaya tampoco —Se
apretó con más fuerza contra el pecho de Vapre—. Dioses, me duele pensar siquiera en
que él no esté aquí, pero me moriría si algo le sucediera.

—¿Que viene, Syx? Háblame.


—Tenemos que sacarlo de aquí —Syx continuó, ignorando las súplicas de
Vapre por más información—: No va a ser para siempre. Sólo hasta después de la
guerra. No pueden contar con él. ¡No voy a dejar que se lo lleven! —Gruñó la última
parte, cruel y bestial, y Vapre levantó la cabeza para mirar a su amante.

—¿Quién lo va a tomar?

—¡Nadie! —Syx gritó.

¡Whoa! Alguien había despertado en el lado loco de la cama esta mañana. Un


ruido suave detrás de él le llamó la atención, y Vapre miró sobre su hombro para
encontrar a Syn y Jinx de pie cerca de la puerta que conducía al sótano. Jinx parecía
avergonzado por haber escuchado lo que él tomó por un momento privado.

Syn, por otra parte, parecía molesto. 25


Vapre palmeó el costado del cuello de Syx y se dio la vuelta lentamente.

—Syn, cálmate —dijo suavemente—. Respira profundamente.

El rostro del vampiro se había vuelto de un rojo moteado, la vena de la sien


palpitaba, y sus colmillos alargados sobresalían sobre los labios inferiores cuando
gruñó.

Oh, esto era malo. Vapre no sabía lo que había pasado para agriar al vampiro
normalmente alegre, pero si la expresión del rostro de Syn era una indicación, estaba
yendo hacia una furia total.

—Syn —Vapre todavía hablaba con calma, con dulzura. La última vez que Syn
había estado en ese estado, toda la casa había estallado en un pandemónium—.
Mírame.

Syn no estaba mirándolo, sin embargo. Sus ojos estaban fijos un poco más allá
de Vapre, fijos en Syx, y no había amenaza en su mirada.

—¿Por qué? —Syn gruñó acaloradamente—. Él te ama. Nunca te ha visto más


que como el amor de su vida. Haría cualquier cosa por ti, ¿y tú no le quieres?

Fue entonces cuando Vapre se dio cuenta que Echo estaba sospechosamente
ausente de la habitación. Lanzando sus ojos de lado a lado, examinó por todas partes
en busca de su compañero como si Echo pudiera estar escondido en un rincón de la
cocina en alguna parte.

—¿Dónde está? —preguntó finalmente.

—Se fue. —Algo de la ira pareció desinflarse del vampiro, y sus ojos tenían una
tristeza que dolía ser testigo—. Al igual que tu lo querías.

—¿Qué? —Syx saltó hacia delante para estar al lado de Vapre—. Yo no quería
26
que se fuera. ¿No has oído lo que dije? Yo sólo quiero que este seguro. ¡No es seguro
para él aquí!

Las cejas de Syn se juntaron, y él inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿En verdad?

—¡Estabas ahí! —Syx bramó.

Sus ojos bajaron, Syn se mordió el labio mientras su rostro se sonrojaba.

—Yo, um, bueno, verás, la cosa es que estaba un poco molesto cuando Echo
salió de aquí. Ha sido bueno para mí, y pude ver que él estaba molesto. No tanto como
eso, ¿sabes? —Arrugó la nariz, viéndose contrito y avergonzado—. Puede que haya
sintonizado después de eso —murmuró.

Con la esperanza de evitar otra explosión, Vapre empujó a Syx detrás de él con
la mano en el centro de su pecho.

—¿Dónde se fue?

Jinx sólo señaló a la puerta de atrás.

Vapre suspiró y se pasó una mano por el pelo largo hasta los hombros. Había
estado tan concentrado en Syx que ni siquiera había oído a los otros hombres entrando
en la sala, y mucho menos escuchar cuando Echo partió hacia el patio trasero.

—Lo traeré.

—No —Syx tiró del hombro de Vapre hasta que él se dio la vuelta para
mirarlo—. Yo hice esto. Lo encontraré y hare lo correcto.

—Sé que esto no es asunto mío —dijo Jinx en voz baja—. Pero realmente creo 27
que Vapre debe ir. No creo que Echo vaya a estar demasiado interesado en hablar
contigo hasta que se haya calmado un poco.

Syx parecía decepcionado, pero asintió y dio un paso atrás.

—Ve a buscarlo —susurró—. Está oscuro, frío y es demasiado peligroso para él


estar solo.

Besando los labios de su amante ligeramente, Vapre persistió por un momento,


luego se dirigió a que le corten la cabeza.

—Estaré de vuelta pronto. Él sólo tiene que escuchar toda la historia y tiempo
para enfriarse. No te preocupes por esto.

Syx hizo un intento horrible de sonrisa antes de renunciar a la pretensión por


completo.

—Sólo date prisa.


No quedaba nada que decir para hacer esto mejor, Vapre se giró sobre sus
talones y corrió hacia la puerta trasera. Abriéndola de golpe, se detuvo, su boca abierta
en shock cuando descubrió a Echo sentado en los escalones del porche, mirando hacia
el cielo nocturno.

Observándolo, abrió la puerta y la cerró detrás de él, se movió a través del


porche para sentarse al lado de su compañero. No hablo, pensando que Echo diría su
pieza cuando estuviera listo.

No pasó mucho tiempo.

—Él no quiso decir eso, ¿verdad? ¿De qué verdad ojalá no hubiera venido aquí?

—No y no —Vapre respondió en voz baja—. Syx sólo tiene dificultades para
hacer frente a todos los cambios en estos momentos. Supongo que él cogió algo de la 28
mente de Fiero que le ha estado preocupando. Él sólo quiere que estés a salvo.

—No puedo pensar en ningún lugar más seguro que con siete demonios, un
hombre lobo, y dos vampiros —Echo contrarresto, todavía sin mirarlo.

—Syx no piensa de esa manera. Él ve el peligro que viene, y cree que el mejor
lugar posible para ti es tan lejos de él como sea posible.

—Pero yo puedo ayudar —Echo finalmente se volvió a mirarlo, y Vapre casi


deseó no haberlo hecho.

Los rastros de lágrimas en las mejillas cremosas de su compañero hizo un nudo


en el pecho y le ardía la garganta.

—Lo sé. Creo que hay algo más, algo que no nos está diciendo.

—¿Por qué está molesto con Fiero? —Aparentemente, Echo seguía la línea
actual de la conversación.
Cambiando de tema, Vapre pensó sobre lo que Syx le había dicho en la cocina.

—Él dijo que Fiero está enamorado de Eyce. —Sorprendentemente, el


conocimiento no pellizco ningún tipo de celos o posesividad en Vapre.

—Sí, lo está —Echo sonrió con cariño, con el rostro prácticamente brillando
con satisfacción—. Hay mucho más en la historia, sin embargo. Sólo tienes que
esperar por ella —dijo misteriosamente.

Vapre no tenía la menor idea de lo Echo decía con eso, pero él lo guardaría
para sí mismo, por el momento. El enano tenía un punto. Esperaría por el resto.

—Entonces, ¿estamos bien ahora? Tu no vas a saltar hacia fuera en el medio de


la noche, ¿verdad?
29
Echo rió suavemente y chocó su hombro contra el brazo de Vapre.

—Naw. No soy tan estúpido. Tengo una configuración muy dulce aquí.
Además, ¿dónde voy a ir?

—A ninguna parte. Tu perteneces aquí.

—Sí, eso es más o menos como yo lo veo. Ustedes me necesitan. Tenían una
especie de lío antes de llegar aquí.

—No tienes ni idea —dijo Vapre enfáticamente. Y lo habían sido. Ellos


simplemente no lo hubieran reconocido—. Entonces, ¿qué hacemos al respecto con
Syx?

—Nada.

Vapre abrió la boca para decir algo, luego los cerró. Esa no era exactamente la
respuesta que había estado esperando. Echo siempre parecía tener un plan,
especialmente cuando se trataba de animar a uno de ellos. Este enfoque de esperar
pacientemente estaba completamente fuera de carácter para él.

—Uh... —Wow, eso fue brillante.

Echo pareció leer sus pensamientos porque él se rió suavemente y rodo los ojos.

—Syx dará la vuelta cuando esté listo. No vamos a lograr nada empujándolo.
Él va a callar, y sólo tomará mucho más tiempo para que él lo largue.

—Tienes razón, por supuesto —Vapre suspiró y se puso de pie—. Entremos,


Syx está a punto de tener un infarto preguntándose dónde te encuentras —Vapre miró
a su compañero con aprensión. Aunque Syx pudiera merecerlo, le estaba haciendo
daño, y Vapre no quería ver lágrimas en Echo—. ¿Exactamente cuán cabreado estas?

Echo también se levantó y le dio la insinuación de una sonrisa mientras guiaba


30
el camino hacia el interior.

—Estás a punto de averiguarlo.


Capítulo Tres
Syx se paseo por la sala de estar, tirando de los extremos de su pelo rubio
mientras murmuraba con rabia por lo bajo. ¿Por qué había dicho esas cosas estúpidas
en la cocina? Ah, claro, porque era un idiota. Había dejado que sus emociones sacaran
lo mejor de él y gimoteó como una adolescente enamorada con un poco de cursi
drama diurno.

No era que se sintiera celoso del amor de Fiero por Eyce y Echo. Él había dicho
la verdad cuando dijo que estaba feliz por el demonio. Las cosas se habían vuelto un
poco confusas en su cerebro, y él había estado perdido tratando de averiguar dónde
encajaba. Está bien, quizás estaba sintiendo un poco de lástima por sí mismo. Era una 31
nueva y desagradable emoción que estaría muy feliz de nunca sentir de nuevo. La
autocompasión era una completa pérdida de tiempo.

—¡Syx ! —Echo dijo desde la cocina, y él no parecía feliz.

Suspirando con alivio de que su compañero estuviera ileso, Syx se apresuró a


cruzar la habitación, encontrando a Echo en el umbral de la puerta de la cocina.

—Has vuelto. —Habló con calma, con el rostro impasible, pero dentro de él
quería tirar al hombre en sus brazos y nunca dejarlo ir.

—Yo en realidad nunca me fui —Echo puso las manos en sus caderas y levantó
ambas cejas—. ¿O es que es el problema?

—No. —Syx decidió dar respuestas cortas y simples, eran las menos propensas
a meterlo en más problemas de los que ya estaba enfrentando.

—¿Quieres que me vaya?


—No.

—¿Crees que estás mejor sin mí?

—No.

—¿Desea que nunca haya venido? —Echo disparó preguntas a un ritmo rápido,
dando a Syx poco tiempo para pensar a través de sus respuestas.

—No. —Dioses, él estaba empezando a sonar como un disco rayado.

—¿Has terminado de ser un idiota?

—No... eh —Syx sacudió la cabeza y frunció el ceño—. Quiero decir, sí.

Echo le guiñó un ojo, y sus labios se curvaron en una sonrisa torcida.


32
—Está bien. —Se dio la vuelta y se dirigió hacia la mesa de la cocina—. Tengo
hambre.

Syx quedó helado, mirando el lugar donde su compañero había estado frente a
él.

—¿Eso es todo? ¿Así de fácil? ¿No hay preguntas, no masticaras mi culo, vas a
dejarme fuera? —De ninguna manera podía ser tan fácil. Echo siempre tenía algo que
decir cuando uno de ellos la jodia, y lo decía muy muy fuerte. Esta aceptación fácil
parecía sospechosa, por decir lo menos.

Echo resopló.

—Tuvimos un malentendido. Tú has dicho cosas que no quería decir, y yo


exageré. Estas cosas pasan. No veo ninguna razón para ser todo dramático al respecto.

Syx caminó aturdido a la cocina y comenzó a preparar a Echo un plato. Algo


no encajaba, no se sentía bien. La mayor parte de las discusiones y desacuerdos en la
casa desde la llegada de Echo habían sido malentendidos, pero Echo igual se había
encendido como un gato del infierno. ¿Qué significaba eso? ¿Sus sentimientos no
corrían tan profundos para con él? Tal vez sentía que Syx no era lo suficientemente
importante como para conseguir erizar sus plumas.

Bajando la guardia, se deslizó en las cabezas de sus amantes, tratando de


encontrar algo para despedir a sus inquietudes. Era rudo tal vez, y él no solía escuchar
a sus hombres a propósito, pero necesitaba saber.

Se ve tan triste. Me gustaría que me dijera lo que está pasando. ¿Cómo puedo ayudarlo si
él no quiere hablar conmigo?

33
Eso venia de Vapre. Syx se sintió gratamente sorprendido por la preocupación
del hombre por él. Había que examinarlo más tarde, sin embargo. En este momento lo
que necesitaba saber era lo que estaba pensando su compañero.

¿Cómo puedo hacerle ver lo que está justo delante de su cara? Yo odio ver como esta. Mi
compañero está haciéndose daño, y no puedo hacer nada al respecto. ¿Qué tan inútil soy?

Syx cerró los ojos un instante por los pensamientos de Echo reproduciéndose a
través de su propia mente. Un sentimiento de calor líquido se inició en su estómago, se
extendió a sus miembros y le hizo hormiguear la piel.

Echo dice que le demos tiempo que el solo lo resolverá —pensó Vapre—. No sé cuánto
tiempo puedo tomarlo, sin embargo. Le daré un par de días más, pero no puedo soportar verlo
herido.

Y así, la sensación cálida de Syx fue reemplazada por un frío que se filtraba
hasta en sus huesos. Sus amantes estaban angustiados a causa de él, porque sabían que
él estaba ocultando algo.
Enluciendo una amplia sonrisa en su rostro que esperaba no se viera tan falsa
como se sentía, Syx llevo los platos de Echo y Vapre. No por primera vez, estaba muy
contento de que sus pensamientos estuvieran a salvo de las mentes curiosas.

—Ya han pasado cinco días —dijo Echo tranquilamente mientras se acurrucaba
entre Vapre y Syx en el sofá—. Ellos deberían haber vuelto ya.

Amaba estar a solas con Vapre y Syx, pero extrañaba al resto de sus hombres.
Deberían haber estado en casa hacia dos días, seguros, sólidos, y exactamente donde
se suponía que debían estar. ¿Qué demonios estaba tomando tanto tiempo? ¿Y por qué 34
no había llamado alguien para llegar a ellos?

—Hay una buena probabilidad de que no tengan recepción donde están —Syx
respondió mientras acariciaba la parte superior de la cabeza de Echo con su mejilla—.
Nos habrían llegado noticias si hay algo de qué preocuparse. Tal vez es sólo más allá
de lo que Mac había pensado en un principio.

Echo apreciaba que su amante tratara de tranquilizarlo, pero su mente seguía


siendo un torbellino de imágenes de cosas terribles sucediendo a sus guerreros.

—¿Podemos tratar de llamar? ¿Sólo una vez más? —Ellos habían intentado
varias veces en los últimos dos días, pero cada llamada había ido directamente al
correo de voz.

Levantó la vista hacia Syx esperanzado. Inalterable ante la mirada de


resignación en el rostro de su compañero, Echo se volvió hacia Vapre.
—¿Por favor?

Vapre sonrió con indulgencia y sacó su móvil del bolsillo. Él lo puso en la


palma de Echo y se inclinó para besar su frente.

—No sé si obtendrás una respuesta, pero llama cuando lo desees.

Frotando la mejilla contra Vapre en gratitud, Echo abrió el teléfono y se


desplazo a través del historial de llamadas, eligiendo al azar uno de los números de sus
demonios, y sosteniendo el teléfono a la oreja. Su rostro se iluminó, la esperanza se
estableció en su corazón cuando el teléfono empezó a sonar.

Dos veces, tres veces, una cuarta, y Echo comenzó a desinflarse, el rostro
cayendo en la decepción. Luego, a mediados del quinto ring, una suave voz flotó sobre
la línea, y Echo casi se desmayó de alivio. 35
—Hola, cariño.

—Eyce —suspiro Echo—. ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Cuándo vienes a casa?
¿Han resultado ser los chicos del laboratorio? ¿Qué tan mal están lastimados? ¿Cuándo
vienes a casa?

La risa baja de Eyce envió calor líquido corriendo por el cuerpo de Echo, y él se
estremeció visiblemente.

—Cálmate, amor. Todo el mundo está bien. Aparecieron los residentes, y Hex
los sanó con bastante rapidez. Estamos de camino a casa ahora, deberíamos estar allí
en una hora más o menos. ¿Pueden ustedes empezar a prepararse para un par de
personas más?

—Absolutamente —respondió Echo mientras se empujaba de los cojines y


comenzó a pasearse por la alfombra entre el sofá y la mesa de centro—. ¿Cuántos
vienen?

—Tres. Mac dice que los conoces. Él y Sony están a punto de mojarse a sí
mismos, están tan emocionados.

—¿Quiénes son? ¿Conoces sus números?

—Espera.

Echo oía a Eyce hablando con alguien en el fondo, un par de risas bajas, y
luego un alto chillido agudo. Tiró el teléfono lejos de la cabeza y lo miró como si lo
hubiera ofendido moralmente. Sólo sabía una persona que gritaba así.

—El noventa y cuatro —murmuró, una lenta sonrisa extendiéndose por su cara.

—Correcto —respondió Eyce, sorprendiéndolo—. El noventa y cuatro, ochenta 36


y ocho, ochenta y seis.

—Ellos necesitan nombres. No voy a llamarlos por sus números. Esa es una
vida que todos escapamos, y no quiero ningún rastro de ella en nuestra casa.

—Esa es una idea, perfecta bebé —dijo Eyce suavemente—. Ustedes pueden
hablar de ello cuando lleguemos allí, ¿de acuerdo?

—Está bien —Echo suspiró, respirando profundamente por primera vez en


días—. Que les tomó tanto tiempo? ¿Por qué ahora vuelven a casa? ¿Hubo problemas?

—No exactamente —dijo Eyce evasivamente—. Te lo explicaré más tarde.

Echo entendió que no iba a conseguir nada más de su compañero.

—Está bien —repitió—. Voy a ver a todos cuando lleguen a casa. Dale a los
chicos un gran beso de mi parte, de Vapre y Syx —Él miró por encima del hombro
para ver a los dos demonios en el sofá sonriéndole y asintiendo con la cabeza—. Date
prisa en llegar.

—Estaremos allí pronto. Te extraño, Echo —Eyce habló en voz tan baja que
Echo tuvo que presionar el teléfono más firmemente contra su oído para escucharlo.

—Te echo de menos —respondió del mismo modo en voz baja—. Te amo.

—Yo también te amo, cariño, y Fiero dice lo mismo.

—Ditto —Echo envolvió sus dedos alrededor de la pequeña lágrima de zafiro


que colgaba alrededor de su cuello como un salvavidas, un vínculo que les ataba a sus
compañeros, no importara dónde se encontraran. Sintió las lágrimas empezar a picarle
en las comisuras de sus ojos, y él tuvo que tragarse el nudo en su garganta—. Hasta
pronto. —Luego colgó antes de que sus emociones pudieran sacar lo mejor de él.

Sabía que Syx había escuchado toda hasta el final de la conversación a través de
37
su telepatía. No había nada que Echo pudiera hacer al respecto, y no estaba seguro de
que lo haría si pudiera. Sin volverse, colocó el teléfono suavemente sobre la mesa y
respiró hondo. Ya era hora de conseguir un par de cosas a la luz. Sus hombres podían
no estar preparados para escuchar lo que tenía que decir, pero no podían seguir así.

—Les amo —dijo en voz baja—. A ustedes dos, a todos ustedes, los amo tanto
que creo que me voy a ahogar en ello. No espero que digan las palabras de vuelta.
Entiendo que si necesitan tiempo para trabajar a través de lo que está sintiendo, pero
pensé que deberían saberlo.

Entonces, sin más comentario o mirando a sus amantes, Echo salió de la


habitación, a través de la cocina, y la derecha por la puerta trasera. Él no estaba
huyendo, realmente necesitaba estar solo por un tiempo.
—¿Acaba de decir...? —Vapre interrumpió, sus ojos muy abiertos y su corazón
tronando dentro de su pecho. Luego se volvió para mirar a Syx acusadoramente—. Tú
sabías. Tú podrías, al menos, haberme advertido.

Syx sonrió mientras sus cejas desaparecieron bajo el nacimiento del pelo.

—¿Y qué habrías hecho si lo hubiera hecho? ¿Hmm? ¿Existe realmente una
manera de prepararse para eso?

38
Negando con la cabeza lentamente, Vapre concedió el punto.

—¿Crees que lo decía en serio?

—Creo que pocas veces Echo dice algo que no quiera decir o que no haya
pensado con mucho cuidado.

—Lo amo —susurró Vapre, el impacto total de la confesión golpeándolo como


una bola de demolición emocional—. Creo que le tomó un poco de tiempo a mi
cerebro para ponerse al día con lo que mi corazón ha estado tratando de decirme desde
el principio.

—Lo sé —susurró Syx—. Lo amo, también.

Robando su resolución, Vapre se movió en los cojines para enfrentar a Syx,


extendiendo la mano, para cerrar los dedos en la camisa del demonio y tirándolo
hacia adelante. Sus labios se cernieron sólo a un suspiro de distancia de Syx mientras
miraba fijamente a los ojos de su amante con atención.

—Te amo, Syx. Yo siempre lo he hecho. Sólo que falto que Echo me abriera los
ojos para reconocerlo.

Syx no dijo una palabra, pero sus ojos se suavizaron, y se acerco tanto que un
fino papel no pasaría entre ellos, presionando sus labios en Vapre de manera lenta, en
un beso sensual. Se apartó rápidamente, pero el beso no era menos prometedor por su
brevedad. Syx descansó sus frentes juntas y cerró los ojos en un suspiro.

—Te amo, Vapre. Los amo a todos ustedes, y lo hago desde que puedo
recordar. Somos guerreros, sin embargo. No debemos sentir estas cosas.

—¿Quién lo dijo? —Vapre curvó sus dedos alrededor de la nuca de Syx,


sosteniéndolo en su lugar—. No cambia lo que somos.

—Oh, sí que lo hace —Syx argumentó. Rodó su frente contra la de Vapre y rió
con voz entrecortada—. Nos hace mejores. 39
—Por lo tanto, ¿se lo decimos a Echo?

—Reuní de sus pensamientos confusos que él realmente necesita un poco de


tiempo a solas en estos momentos. Ha estado sufriendo durante días, preocupado de
que los otros no regresarían. Se lo diremos en breve, sin embargo.

Vapre soltó a su amante y se apartó, asintiendo con la comprensión.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora?

Syx pellizco la mejilla de Vapre y se levantó, sosteniendo una mano para


ayudar a Vapre que se levantara también.

—Bueno, prometimos a Echo que haríamos que Syn y Jinx se trasladen a una
habitación al final de la semana. —Sus ojos se clavaron en el gran reloj sobre la
chimenea—. Eso sería en unas seis horas.

Tomando la mano de Syx y poniéndose en pie, Vapre estiró los brazos por
encima de su cabeza, arqueando la espalda y tratando de resolver las torceduras de los
músculos adoloridos.

—Sí, creo que tenemos que conseguir un par de habitaciones disponibles para
todos los chicos que están trayendo a casa con ellos. —Colocando las manos en las
caderas, miró hacia el suelo y frunció el ceño—. ¿Cuántos más crees que vendrán antes
de la guerra? Nos estamos quedando sin habitaciones.

Syx encogió de hombros y abrió el camino hacia la escalera.

—Vamos a tener que empezar construir para arriba, supongo. Podemos poner a
los tres recién llegados juntos, y otra habitación para Syn y Jinx. Eso sólo deja tres
habitaciones libres. Es una casa grande, pero igual tiene sus límites.

—¿Por qué crees que todas las personas que vienen aquí son hombres? —Vapre 40
siguió Syx por las escaleras, ya que iban a comenzar a preparar las habitaciones—. ¿No
te parece extraño?

—Hmm. —La cabeza de Syx se inclino hacia un lado, pero él no se detuvo


hasta que llegó al rellano—. Esa es una buena pregunta. Tal vez podamos preguntarle
a Echo ello más tarde. Podría tener una idea acerca de por qué todos los residentes del
laboratorio son hombres.

—¿Qué pasa con los vampiros?

Syx suspiró y se dio la vuelta, acariciando un lado del cuello de Vapre.

—No tengo todas las respuestas, cariño. Estoy seguro de que lo averiguaremos
con el tiempo.

Vapre se derritió en el cariño, el anhelo en los ojos de Syx, y el suave apretón de


sus dedos.
—Está bien —susurró—. Está bien.

41
Capítulo Cuatro
Echo estaba paseando sobre la hierba helada en el patio trasero, a su ritmo y
siendo víctima de la autocompasión, cuando el viento trajo el sonido de los neumáticos
crujiendo sobre el camino de grava hacia él. Torciendo su cabeza, su corazón martilló
contra sus costillas, y sus manos y rodillas comenzaron a temblar.

—¡Eyce! —Gritó, corriendo por el lado de la casa, al igual que las dos
camionetas se detuvieron en frente de ella—. ¡Hex! ¡Myst! —Echo siguió corriendo,
nunca frenando o deteniéndose ya que las puertas de la camioneta se abrieron de golpe
y sus hombres comenzaron a bajar de los vehículos—. ¡Onyx!
42
Fiero fue el primero en salir, y él se mantuvo de pie con sus piernas abiertas,
como si supiera lo que venía. Echo se lanzó a los brazos de su compañero,
serpenteando a su alrededor como una serpiente mientras salpicada besos en la cara del
demonio.

—Fiero —respiró.

Sus hombres estaban en casa, estaban a salvo, y Echo nunca se había sentido
más aliviado en su vida. Algo acerca de ser separado de ellos le puso tenso y ansioso.
Definitivamente debían permanecer juntos de ahora en adelante.

—Hola, cariño —Fiero se rió entre dientes, dando Echo un abrazo aplastante—
. Te extrañé.

—Mmm —Echo tarareó de acuerdo.

Alguien se aclaró la garganta, y Echo levantó la cabeza para encontrar a Hex


mirándolo expectante. Se revolvió en los brazos de Fiero, y el guerrero lo puso sobre
sus pies a la vez. En dos zancadas, Echo se pego a sí mismo contra Hex, exprimiendo
la vida del hombre cuando él enterró su rostro en la camisa de Hex.

—Bienvenido a casa —susurró.

Se volvió hacia Eyce, a continuación a Myst, saludando a sus hombres y


dándoles la bienvenida a casa tan correctamente como pudo siendo educado en
compañía.

—Onyx —sonrió al hombre mientras corría a sus brazos—. Hey, chico grande.
¿Me has traído algo a cambio?

Onyx resopló, sosteniendo a Echo suavemente, como si fuera a romperse.

43
—Estábamos ocupados como para distraernos, pero ¿qué hay si te llevo de
compras mañana? Tú puedes escoger lo que quieras.

—¿Podemos ir a esa tienda traviesa que oí a Fiero hablar el otro día?

—¿Has sido malo? —Onyx preguntó en un susurro espeso, con las manos a la
deriva por la espalda de Echo hasta apretar su culo que meneaba—. ¿Tienes que ser
castigado?

—Oh, sí —Echo adoptó una mueca contrita y asintió patéticamente—. Yo fui


muy, muy malo.

Onyx reclamó los labios de Echo, lamiendo el interior de la boca cuando


gruñidos suaves impregnaron el aire a su alrededor.

—Lo que quieras —Onyx repitió contra la mandíbula de Echo largos minutos
más tarde.

—En el interior —Hex dijo, y su voz no sonó muy constante, Echo tomó nota
con agrado.

Sonrió mientras observaba al grupo de los recién llegados.

—Nueve… —Echo empezó a decir, pero se detuvo—. Tenemos que


encontrarles nombres. —Abrazó a cada uno de sus ex compañeros de cautiverio a su
vez, a continuación, hizo un gesto para que le siguieran dentro de la casa.

—Oh, ya les hemos dado nombres. —El tono de la voz de Fiero dijo a Echo
probablemente tendría que revisar los nombres que el demonio había escogido—.
¿Alguna vez se callan? —se quejó.

Echando un vistazo por encima del hombro, Echo suspiró cuando el trío, que ni
siquiera se conocían uno del otro charlaban animadamente, con sus ojos muy abiertos
y redondos mirando los alrededores. 44
—No me imagino —murmuró. A pesar de que tenía la sensación de que lo
lamentaría, Echo tenía que saber—. Entonces, ¿cuáles son sus nombres?

—Bueno, el pequeño de allí con el pelo rubio rojizo y ojos verdes, se decidió
llamar Sage. Él no habla tanto como los demás, y él es malditamente inteligente.

Echo estaba a punto de preguntarle lo qué Fiero quería decir con eso, pero su
compañero continuó antes de que pudiera hablar.

—El que tiene el pelo rubio y los ojos azules que nunca se calla y chilla lo
suficientemente fuerte para reventarte los tímpanos, hemos estado llamándolo Jet. Juro
que él habla tan rápido como uno puede volar, así como es malditamente ruidoso. Y el
rubio alto y desgarbado que es tan desagradable, lo llamamos Pax porque su
personalidad embala absolutamente el golpe.

Echo se detuvo en el vestíbulo y miró a Fiero con asombro. Eran en realidad


nombres decentes. Él nunca lo habría esperado.

—¿Qué? —Fiero exigió, cruzando los brazos sobre la impresionante extensión


de su pecho—. ¿Crees que honestamente les nombraría Jodido, imbécil, y gilipollas?

—Yo no me habría sorprendido —respondió honestamente Echo.

Fiero parpadeó un par de veces antes de doblarse de la risa, apoyándose contra


la pared mientras lo envolvía con sus brazos alrededor de su cintura y aullaba.

—¿De verdad... tu pensaste...? tu cara —dijo con voz entrecortada por la


alegría.

—Nos gusta nuestros nombres —Jet habló, defendiendo a Fiero. A juzgar por

45
la expresión de sus ojos mientras miraba el demonio, el pequeño hombre tenía algun
tipo de culto al héroe. Echo decidió cortar de raíz el brote de inmediato.

—Tú eres bienvenido aquí todo el tiempo que quieras, pero entiende esto —
Echo dio un paso más cerca de Jet, desplazándose en el espacio personal del hombre—
: Estos chicos —Hizo un gesto con la mano alrededor del círculo sin apretar para
incluir cada una de sus amantes—. Me pertenecen a mí, y yo no comparto. No puedo
culparte por mirar, pero trata de tocar, y voy a acabar contigo. ¿Entiendes?

Jet tragó saliva suficiente para hacer que su manzana de Adán se moviera junto
a su esbelta garganta y asintió rápidamente.

—Lo tengo —dijo con voz ronca.

—Bien. —Echo respondió rotundamente. Miró fijamente a Jet por un minuto y


luego sonrió, relajando su postura defensiva, y sacudió la cabeza en dirección a la
cocina—. Vamos a que comas.

Syx y Vapre salieron de la cocina, reunidos con el grupo en medio de la sala de


estar. Dieron la bienvenida a sus hombres a casa, tal vez con menos entusiasmo que
Echo, pero todavía con una gran cantidad de calor y alivio.

Echo introdujo a Jet, Sage, y Pax, y Syx le aseguró que había más que
suficiente comida para alimentar a todos, a pesar de que había necesidad de ir por
suministros al día siguiente. Presintiendo que sus invitados serian más, Echo sólo
entonces se dio cuenta de que estaban vestidos con nada más que las camisetas que
colgaban hasta las rodillas, y esas camisas pertenecían a sus compañeros.

No le gustaba ello. Tal vez era egoísta y cruel, pero lo odiaba.

—Vamos a llevarlos por algo de ropa de verdad —dijo de la manera más


neutral posible, orgulloso de sí mismo cuando su voz no flaqueó.

Pax hizo una mueca y tiró con timidez del dobladillo de la camiseta que llevaba 46
puesta.

—¿Podría tal vez tomar una ducha? ¿Por favor?

Algunos de los celos de Echo disminuyeron, y se sintió como un idiota total.


¿Qué demonios habían entrado en él? Cada vez que alguien nuevo se dirigía a través
de esas puertas, estaba instantáneamente en guardia y sospechando que iban a tratar de
atraer a sus hombres. Estos tipos no habían pedido estar aquí. De hecho,
probablemente estaban obligados a estar en esa casa y aceptar a sus ocupantes en el
interior de la misma forma.

Cerrando los ojos, disgustado consigo mismo, Echo se volvió y caminó derecho
a los brazos extendidos de Vapre. No sabía cómo el demonios sabía lo que necesitaba,
pero estaba agradecido por la comodidad inmerecida, no obstante.

—Por favor ayuda a conseguir que se limpien y encuentren ropa adecuada para
vestir —murmuró—. Dudo que apreciarían mi ayuda después de la manera en que yo
les he tratado.

—Vamos, muchachos —dijo Syx amablemente—. Les voy a dar un pequeño


paseo, mientras que la cena se está cocinando. Les encontraremos algo de ropa y que
se limpien. Los vampiros deberán estar despiertos para entonces.

—¿Vampiros reales? —preguntó Pax emocionado—. Nunca he conocido uno


antes. ¿Ellos son lo que dicen?

—No, en absoluto —Syx comenzó a dirigir a los hombres hacia la escalera, y


Echo se volvió justo a tiempo para ver a Myst y Onyx seguirlos.

Él asintió con la cabeza. Los tres eran los menos intimidante de sus compañeros
y esperaba que pudieran ayudar a los hombres más pequeños a que estén más a gusto.

—Lo siento —dijo a los que se quedaron en la sala de estar—. No sé lo que me


47
pasa. No debí haber reaccionado de esa manera.

Echo sintió a Vapre encogiéndose de hombros a su alrededor.

—Creo que es caliente.

—Claro que sí, ¡es caliente! —Fiero acordó rotundamente—. No te preocupes,


Echo. Eres un poco territorial. ¿Y qué? ¿Crees que alguno de nosotros iba a reaccionar
de manera diferente en tu situación?

—Supongo que no —Echo asintió con la cabeza a medias—. Pero necesitan


ayuda, y yo fui un culo completo con ellos. No fue tan malo como lo que pasó con
Syn, pero estuvo cerca.

Hex rodó los ojos.

—Está bien, voy a admitir que tu bienvenida fue un poco hostil, pero me gustó.
Tú estabas replanteando una reclamación en lo que te pertenece. No vas a escuchar a
cualquiera de nosotros quejándose de ello, así que deja de preocuparte. Una vez que
has decidido que no son una amenaza para tu posición en esta relación, entonces serás
tan dulce y encantador como siempre.

Echo pensó que no había oído hablar tanto Hex desde que había llegado. El
hombre estaba en lo cierto, sin embargo. Hizo lo mismo con Syn. Una vez que se dio
cuenta de que Syn no tenía pretensiones con sus hombres, se había calmado y abrazó
la presencia del hombre en su vida con los brazos abiertos. Aún así, tenía que frenar a
algunos de estos celos o podrían estallarle en la cara.

48
—Así que, ¿cuáles son sus poderes? —preguntó Vapre sin rodeos, cuando todos
comieron los sándwiches de cerdo que sacó y frijoles al horno y ensalada de papas que
Syx había hecho.

Sage bajo lentamente su tenedor y se encontró con los ojos fijos de Vapre.

—¿Por qué necesitas saber?

—Debido a que están viviendo en nuestra casa, con nuestro compañero, y


porque yo lo preguntó —Vapre respiró hondo para controlar su temperamento. Pelear
no lo llevaría a ninguna parte, y necesitaba respuestas.

—¿Compañero? —Pax ladeó hacia un lado mientras sus ojos iban y venían
entre Vapre y Echo—. ¿Qué eres?

—¿Por qué necesitas saber? —Myst respondió con frialdad. Parecía que Vapre
no era el único molesto acerca de la evasión de Sage.
Pax se encogió de hombros y mordió su sándwich.

—Sólo curiosidad —murmuró con la boca llena.

—Demonios —respondió Vapre y disfrutando un poco demasiado, de ver


como se ponía pálida la cara de Pax.

—Hombres lobo, vampiros y demonios —dijo Jet emocionado mientras


rebotaba en su asiento—. ¡Este lugar es totalmente cool!

—Te estás tomando esto muy bien —observó Eyce—. ¿No tienes miedo?

—¿Por qué tendríamos que tenerlo? —Jet parecía completamente


desconcertado—. Tú no vas a hacernos daño, ¿verdad?

—No. —Echo se aclaró la garganta y Vapre podría decir que él estaba haciendo 49
un esfuerzo para reparar el daño que había hecho antes—. Nadie va a hacerte daño. Lo
qué Eyce quiere decir es que no estás reaccionando de la manera que una persona lo
haría normalmente cuando se enteran de que realmente existen estas cosas. De hecho,
me desmayé cuando me mostraron lo que eran.

—Oh —Jet bajó la mirada hacia su plato, con los hombros caídos un poco—.
Lo siento.

Vapre se echó a reír.

—¿Qué es lo que sientes? Se nos hace la vida mucho más fácil que no estés
corriendo y gritando, te lo aseguro.

Jet negó con la cabeza.

—Lamento que Echo no lo supusiera. No éramos grandes amigos en el


laboratorio, y nunca ocurrió, y nosotros… —él señaló con el pulgar para indicar a Pax
también— sobre todo tratamos de mantener a nosotros mismos. Éramos demasiado
diferentes.

—¿En qué sentido? —Echo sonaba curioso y nada más.

—¿Me prometes que no te asustaras? —preguntó en voz baja Pax—. Yo no


tengo problema contigo, Echo, y siento que pensaras que íbamos a venir aquí a
quitarte algo. No es así, y no quiero que nos odies.

—Yo no te odio. Estaba celoso, pero ahora estoy bien. He visto un montón de
rarezas desde que escapé del laboratorio. Dudo que haya nada que puedas decirme que
me fuera a sorprender en este momento.

—¿Cómo es exactamente que llegaron aquí? —preguntó Hex, interrumpiendo.

Vapre frunció el ceño. Pensó que era algo que tendría que haber preguntado
50
primero. En realidad había estado planeando preguntárselo a Hex más tarde, lejos de
oídos curiosos.

—Ya les dijimos —dijo Pax con un suspiro—. No lo sabemos. No tenemos


recuerdos entre el momento en que el helicóptero exploto y despertar en el frío y
desnudos en el bosque.

—Tú sabes que nosotros somos los que hicimos estallar el helicóptero, ¿no? —
Fiero se veía muy presumido mientras se reclinaba en su silla y cruzó los brazos detrás
de la cabeza—. Por lo tanto, de nada.

Echo se tapó la boca y trató de convertir su resoplido en un estornudo sin


mucho éxito.

—No le hagas caso. Se gusta a sí mismo mucho, pero es un buen tipo la mayor
parte del tiempo.
Antes que nadie pudiera decir una palabra, un pegote de ensalada de patata lo
golpeó en un lado de la cara con un plop mojado. Nadie hablaba, y Vapre apenas
respiraba. Mantuvo los ojos hacia abajo en su plato, su enorme cuerpo temblando por
el esfuerzo de contener la risa. Echando un vistazo a Fiero desde la esquina de sus
ojos, vio al demonio sonreír a su pequeño compañero.

—¿Qué decías? —Fiero arrastro las palabras.

—Tú eres lo suficientemente mayor como para saber que no debes jugar con la
comida —Echo amonestó cuando comenzó a limpiar la papilla de la cara con una
servilleta.

—¡Ahora, espera un minuto! —Hex señaló con el tenedor en Echo y lo fulminó


con la mirada—. ¿Quién fue el que me golpeó en la cara con gofres hace unas
51
semanas?

—Myst empezó —Echo masculló entre dientes.

—No lo hice —Myst se inclinó hacia delante en su silla y sonrió ampliamente.

—¡Tu sucio mentiroso! —Echo se apartó de la mesa y se puso de pie—. ¡Tu


seguramente lo hiciste!

—Pues no.

—Oh, eres un dolor en mi…

Un emparedado entero voló a través de la mesa para golpear en el pecho de


Echo antes de que se deslizara por su camisa para aterrizar en el suelo. Los ojos de
Echo se agrandaron mientras miraba los alimentos por sus pies. Luego miró alrededor
de la mesa, torciendo la boca en una sonrisa maligna cuando su mirada se posó en
Eyce.
—Tú lo has querido.

—Llévalo adelante —Eyce desafió.

Vapre gruñó y se agachó para cubrirse debajo de la mesa, cuando el alimento


comenzó a volar por todas partes.

—¡Ustedes están actuando como niños! —dijo desde su escondite.

—Oh, aligérate —Echo dijo mientras se agachaba para mirar a Vapre. Su mitad
superior estaba completamente revestido de comida, pero tenía la sonrisa más grande
en su cara—. Es necesario tener un poco de diversión. —Entonces él se inclinó hacia
delante, con los labios fruncidos para recibir un beso.

Vapre dudó por un momento, a juzgar sus posibilidades de robar un beso sin
52
obtener la mugre que cubría todo el cuerpo de su compañero. No podía resistirse a esa
deliciosa boca, sin embargo. Inclinándose hacia adelante, contuvo la respiración a la
espera que sus labios se movieran más cerca.

En su lugar, terminó con la cara llena de frijoles horneados. Echo hizo un buen
trabajo, frotando y manchando todo el camino hasta el cuello de Vapre. Echo cayó
sobre su trasero, y luego se dio la vuelta, las lágrimas corrían por su rostro mientras se
reía a carcajadas.

Vapre gruñó, arrastrándose de debajo de la mesa con toda la intención de


buscar y recuperar su inversión en el pequeño diablillo. Al segundo que su cabeza se
elevó por encima de la mesa, la comida salió volando hacia él desde todas las
direcciones.

La sala estalló en carcajadas, y Vapre se retiró debajo de la mesa. Sus amantes y


amigos estaban demasiado satisfechos de sí mismos, y simplemente verían la gran
sonrisa que se extendía por su rostro.
Capítulo Cinco
Cuando la risa se calmó por fin, todo el mundo se echó adentro para ayudar a
conseguir la cocina limpia y brillante. Echo arrojó un trapo de cocina en el fregadero y
suspiró con cansancio.

—Estoy por tomar una ducha e ir a la cama. —Anunció—. Syn, Jinx, hay
nuevas películas en el reproductor de DVD. Supongo que les veré mañana por la
noche.

Jinx miró a Fiero con incertidumbre mientras se desplaza de un pie a otro.

—¿Podrías por favor, iniciar el fuego antes de ir a la cama? —Le preguntó en su 53


ligero acento británico—. La estación del clima dice que habrá más nieve en breve, y
hay un poco de corrientes de aire esta noche. Lamento ser una molestia.

Aunque los vampiros estaban llegando cada día más, Echo todavía odiaba que
sintieran que eran una carga. Tendría que ver lo que podía hacer para arreglar eso,
empezando por sacarlos de ese maldito sótano. Miró al otro lado de la habitación en
donde Syx y Vapre se encontraban cerca de la puerta de atrás. Habían dicho que
tendrían una habitación preparada para el final de la semana, pero no los había visto
levantar un dedo para cumplir con su promesa.

—No es un problema —Fiero respondió jovialmente—. Déjame lavarme muy


rápido, y voy a estar de vuelta para ponerlo en marcha antes de ir a la cama.

Todo el mundo comenzó a moverse, de salir a limpiar y hacer sus rituales


nocturnos.

—¡Esperen! —Myst llamo—. Todavía quiero saber lo que son estos chicos. —
Señaló a Pax, Sage y Jet, donde estaban apiñados junto a Echo.

Echo los miró y extendió las manos en un gesto de Dámelo.

—Estoy preparado para ser sorprendido.

—Bueno, somos un poco como Gage —dijo Pax lentamente— sólo, que no nos
convertimos en un hombrelobo solo en la luna llena. Nos cambiamos a lobos
completos.

—Pensé que olía como un perro —dijo Onyx, luego se mordió el labio y bajó la
cabeza—. Eso salió realmente mal —murmuró en voz baja.

Echo se mordió la parte interior de la mejilla para no reírse. Pobre Onyx

54
siempre metía la pata. Era algo entrañable, una vez que te dabas cuenta de que no
estaba siendo deliberadamente un gilipolla.

—¿Qué pasa contigo y los cachorros? —Vapre preguntó en torno a una risita—.
Y hablando de perros, ¿dónde diablos está Gage, de todos modos?

—¿Qué es lo que quiere hacer Echo en este momento? —Hex preguntó


arqueando una ceja.

—¡Oh! —Empezando a comprender, pero luego la frente de Vapre se arrugó—.


Pero ellos estaban juntos.

—Sí, ellos estaban juntos, pero no fue exactamente privado o apropiado para lo
que Gage le está haciendo a sus pequeños compañeros en estos momentos.

—Me encantaría estar haciendo algo muy apropiado a mi pareja en este


momento. —Onyx murmuró en voz baja, y toda la sala estalló en carcajadas.

Echo rió con ellos antes de volver su atención a los hombres a su lado.
—¿Así que eres un cambiaformas? —Hacia unos meses habría pensado que era
de locos, o perdería la cabeza por completo y haría algo vergonzoso. Ahora no era
muy diferente de ver el cambio de tiempo en el día a día.

—Sí. —Jet no parecía ni orgulloso ni avergonzado de ello. Era lo que... era.

—¿Puedo verlo? —Echo había visto a Gage transformarse en la luna llena,


había visto a sus propios compañeros cambiar en momentos de angustia, e incluso fue
testigo de enormes brotes de crecimiento de Sony, pero esto era algo nuevo—. Un
verdadero animal. —Murmuró en voz baja.

—¿Podemos hacerlo mañana? —Pax cubrió—. Es mucho más difícil cuando


estamos cansados , y yo probablemente podría dormir una semana en estos momentos.

—Oh, por supuesto —Echo no había pensado en eso, ¿y por qué iba a hacerlo? 55
Él no podía convertirse en un animal o algo cool como eso—. Eso estaría muy bien.
—Añadió, para no sonar tan decepcionado como se sentía. Tenía muchas ganas de
verlos cambiar.

—Mañana, lo prometo —dijo Jet con una sonrisa.

—Entonces, ¿los tres son amantes? —Ese era Fiero, siempre directo.

—Jugamos a veces —Sage pretendió cubrirlos y Echo pensó que era la mejor
respuesta que obtendrían. No es que fuera alguno de su incumbencia, para empezar.

Fiero asintió, aparentemente satisfecho con la respuesta.

—¿Y tú? —Señaló a Syn y Jinx.

—Yo sólo los conocí —respondió Syn.

Fiero rodó los ojos.


—Sabes lo que quiero decir. Ha habido una gran cantidad de do —si—do1 en
torno al tema, así que sólo lo quiero recto. Poner todo en la mesa, para que así no haya
ningún malentendido con amantes celosos y esa mierda.

A Echo eso le sonaba razonable. Se había preguntado más de una vez sobre los
dos vampiros. Algunas de las cosas que Syn dijo, y sus acciones, hacían parecer que
había una posibilidad real.

—No —dijo Jinx en silencio y lo dejó así.

Tal vez debería haber mantenido la boca cerrada, pero la respuestas eran
tonterías para Echo. Había habido demasiados contratiempos.

—Estás mintiendo.
56
—No —dijo Syn con firmeza—. No somos amantes. —Sonaba frío y amargo, y
Echo sabía que había algo más en juego. Él había empujado lo suficiente por una
noche, sin embargo, y decidió dejarlo por ahora.

—Está bien. —Se encogió de hombros, como si toda la conversación hubiera


sido de poca importancia.

—Hemos terminado su habitación. —Dijo Syx a Jinx y Syn—. Sólo hay una
pequeña ventana en el ático, y los pusimos justo sobre él y el conducto tendrá cortinas
opacas sobre eso. Es mucho más apretado, sin luz y mucho más caliente que el sótano.
Espero que les guste.

—Gracias. —Dijeron ambos vampiros al unísono.

—Estoy seguro de que será perfecto—añadió Jinx—. No necesitaban hacerse

1
Fiero quiere decir que está dando muchas vueltas al asunto. EL do-si-so es un baile que en ir
dando vueltas mientras formas un cuadrado con tu pareja. Video explicativo:
https://www.youtube.com/watch?v=1xXePOakJGs
tantos problemas.

—Sí, lo hacemos. —Vapre miró a Echo y le guiñó un ojo—. Era la única


habitación de la casa donde podíamos estar seguros de que toda la luz fuera bloqueada.
Pusimos juntas de goma alrededor de la puerta del ático y otra cortina que tapara que
te voy a mostrar cómo se usa. Hemos instalado un bloqueo en el interior de la puerta
también.

Echo sintió que su corazón se hinchaba de orgullo y amor por que sus
compañeros habían hecho todo lo posible para garantizar la seguridad de los vampiros
por el sol.

—Vamos a ir a la cama justo después de la ducha —Vapre echó un vistazo a la

57
puerta del sótano—. Podría ser un poco agobiante mañana, pero vamos a mover las
cajas y otras cosas del sótano después de despertar.

—¿Hicieron todo eso por nosotros? —Syn preguntó con asombro.

Vapre asintió, pero no lo miró. Él seguía mirando Echo cuando él respondió.

—En su mayoría.

Echo gimió cuando el agua caliente cayó en cascada sobre su cabeza y por su
cuerpo. Cuatro de la ducha y seis jets alineados de a tres a los lados de la enorme
ducha, y a Echo le encantaba cada centímetro de ella. No solía usar el baño privado de
Hex, aunque sabía que era bienvenido. Se imaginó que la responsabilidad de ser el
líder debía venir con ciertas ventajas, y no tener que compartir el baño con el resto de
la casa parecía una de ellas.
Dedos fuertes masajearon el cuero cabelludo de Echo cuando Vapre lavo y
enjuago el cabello para él. Echo se apoyó contra el pecho de su amante y suspiró. Él no
podía negar que le encantaba ser mimado.

Las manos de Hex flotaban sobre su piel, lavando los alimentos, la suciedad y
el asco en general de su cuerpo. Dioses, había necesitado esto. Sólo deseaba que la
ducha fuera lo suficientemente grande para dar cabida a los ocho. La preocupación se
lo había comido cuando sus amantes no habían regresado a sus hogares en la fecha
prevista, y de pronto se sintió agotado, mucho más viejo que sus veintitrés años.

Onyx se movió alrededor de Hex, cayendo de rodillas al lado de Echo, con las
manos viniendo a descansar sobre sus caderas mientras comenzaba a besar y lamer el
saco de Echo.
58
Las manos de Hex bajaban, casi rozando los abdominales inferiores de Echo y
dejando una estela de fuego a su paso. Entonces una mano con jabón se envolvió
alrededor de la polla hinchada de Echo, acariciándolo en largos movimientos suaves.

Gimiendo ante las sensaciones que se movían a través de su cuerpo, Echo se


hundió más pesadamente contra Vapre y dejó que sus hombres se ocuparan de él.
Ojalá pudiera ser un participante más activo en su vida sexual, pero su cuerpo se sentía
tan débil y escurrido como su cerebro.

Dedos resbaladizos acariciaron a lo largo de su pliegue, separando suavemente


los globos de sus mejillas, y el largo dígito de Vapre presiono contra su apertura. Echo
se empujó hacia atrás contra el dedo, lo que indico su voluntad. Él suspiró con
satisfacción cuando Vapre se deslizó dentro de su agujero ansioso con un segunda
articulación, mientras Onyx envolvió la cabeza de la polla de Echo en su boca caliente.

Sus ojos se abrieron cuando sintió un cálido aliento sobre su rostro, y se


encontró a Hex inclinado sobre él. Sus labios descendieron sobre Echo, reclamando su
boca en un beso posesivo que curvó los dedos de sus pies y aceleró su ritmo cardíaco.

Un segundo dedo se unió al primero dentro de su pasaje y Vapre aserró la


entrada y salida, extendiéndolo lentamente, amorosamente. Onyx continuó trabajando
la polla de Echo, arrastrando sus labios a lo largo de la longitud palpitante mientras
rodaba las bolas en su mano. El agua siguió lavando encima de ellos, añadiendo un
nuevo nivel de sensualidad a su pequeña fiesta de bienvenida.

Hex continuó su asalto a la boca de Echo, sus manos acariciando los brazos de
Echo y los hombros, hasta que acunó el rostro de Echo en sus manos como un tesoro
precioso.

—Te extrañé. —Jadeó contra sus labios cuando finalmente llegaron a tomar

59
aire—. Te necesito, bebé

Echo daría a sus hombres todo lo que quisieran. Ni siquiera tenían que pedirlo.

—Toma lo que necesitas. —Regresó sin aliento cuando sus dedos enrollaron sin
una palabra, el cabello oscuro de Onyx. El demonio tomó a Echo de la parte posterior
de la garganta e ingirió, tirando un grito irregular de los labios entreabiertos de Echo.
Balanceó sus caderas, follandose a sí mismo entre los dedos de Vapre y la acogedora
boca de Onyx—. Por favor. —Rogó.

Los dedos de Vapre se aliviaron de su agujero, y Echo sintió más que vio, al
guerrero ir a su alrededor para sentarse en el asiento largo construido en la pared de la
ducha. Onyx saco a Echo de entre sus labios, y este lloriqueó ante la pérdida. Entonces
Hex lo levantó con facilidad y lo trasladó a la falda de Vapre, sosteniéndolo firme
cuando Vapre alineó la cabeza bulbosa de su polla con la entrada palpitante de Echo.

Trabajaron juntos, lentamente bajando a Echo sobre el eje erecto, hasta que su
culo se apoyó en los muslos de Vapre y su espalda apoyada contra el cálido pecho de
su amante.

—Abre los ojos. —Vapre susurró contra el cuello de Echo—. Míranos. —Sus
manos comenzaron su itinerario por el pecho de Echo y abajo por su vientre plano—.
Eres tan hermoso, bebé, y encajas perfectamente con nosotros.

Echo mantuvo los ojos abiertos, pero dejó caer la cabeza sobre el hombro de
Vapre cuando el hombre comenzó una lenta rutina, trabajando su polla palpitante más
adentro en el culo de Echo.

—¿Te gusta esto, ¿ no es cierto, Echo? Te encanta ser el centro de atención. —


Él empujó sus caderas hacia arriba mientras tiraba hacia abajo las caderas de Echo—.
Te encanta mi polla en tu culo, llenándote arriba y estirándote en ancho.

—Sí. —Susurró Echo, meciendo sus caderas en movimientos bruscos—. ¡Más! 60


Con esa palabra, Onyx inmediatamente reanudó su posición entre los muslos
extendidos de Echo y se tragó su polla hasta la raíz, hundiendo la nariz en el pubis
rubio. Gritando, Echo sacudió sus caderas más rápido, empujando su dolorida polla
más lejos en la boca del Onyx cuando la polla de Vapre rozó su punto dulce una y otra
vez.

Hex se arrodilló detrás de Onyx, pasó un brazo alrededor del pecho del
guerrero, y lo empujó hacia él lentamente. Onyx gimió alrededor de la polla de Echo,
enviando vibraciones débiles a toda velocidad por su eje. Hex le dio al hombre un
momento para ajustarse a su tamaño, y luego comenzó un ritmo más rápido,
empujándose en el cuerpo de Onyx con golpes duros y rápidos.

Vapre movió sus caderas, empujando hacia arriba en el cuerpo de Echo, junto
con el ritmo de Hex, y Echo ya no se sentía cansado. Un hormigueo corrió a lo largo
de su espina dorsal, un zigzagueo de electricidad por su espalda que se perseguían unos
a otros en un bucle hasta nunca acabar.

Su orgasmo lo tomó por sorpresa, robando el aliento de sus pulmones, tiró su


cabeza hacia atrás y se quedó sin aire mientras llenaba la boca ansiosa de Onyx con su
semilla. Él espero que sus hombres siguieran, para encontrar sus propias venidas, pero
no lo hicieron. Echo se despegó de la polla de Vapre, se coloco de rodillas en el piso de
la ducha de baldosas, y metió la cabeza entre las piernas de este. El agua caía a plomo
sobre la polla de Vapre, a continuación, en la parte posterior de la cabeza de Echo
mientras bajaba para revestir la dura longitud con su boca.

—No es suficiente —Onyx murmuró mientras se empujaba en el agujero aún


convulsionando de Echo—. Necesitamos que grites. Amor, jodidamente que grites.

61
Echo sabía esto, por supuesto, pero no estaba seguro de cómo iba a lograr lo
que querían con la polla de Vapre llenando su boca. Decidiendo que se preocuparía
por ello más tarde, se puso a trabajar, moviendo la cabeza y chupando.

Onyx se empujó suavemente primero, tratando de encontrar su ritmo con la


polla de Hex enterrada en su culo. Eventualmente, trabajaron juntos, y los dedos de
Onyx se cerraron alrededor de las caderas de Echo, tirando de él hacia atrás con cada
uno de los golpes de Onyx hacia adelante.

Los dedos se enredaron en su cabello, animándole a mover la cabeza más


rápido, succionar con más fuerza, y Vapre se alzo en su boca. Echo gimió y gimió, el
sonido amortiguado alrededor de la polla de Vapre mientras sus hombres lo
abrumaban por las sensaciones.

Entonces Vapre gruñó, un sonido profundo y salvaje salió de su pecho, y


cálido, semen salado baño la lengua de Echo, llenando su boca y deslizándose por su
garganta mientras tragaba todo lo que podía.

Antes de que pudiera parpadear, todo el mundo se movía de nuevo. Onyx salió
del agujero de Echo, Vapre salió de su boca y se puso de pie, y Echo se encontró
levantado en el aire y con la espalda apretada contra la pared de la ducha. Hex lo anclo
allí, atrapado entre las baldosas y la masiva polla de su compañero cuando entro en
Echo en una rápida estocada.

Echo gritó, con la cabeza azotándose de lado a lado cuando Hex comenzó de
inmediato un rápido movimiento de pistón que lo dejó luchando por respirar. El
guerrero hundió el rostro en el cuello de Echo, chocando contra él con fuerza
suficiente para sacudir sus dientes, y Echo no podía conseguir suficiente.

—¡Sí! —Exclamó—. ¡Más fuerte, por favor!

Hex se obligó, aumentando su ritmo hasta que Echo estaba seguro de que el

62
hombre lo joderia através de la pared. Sobre el hombro de Hex, Echo observaba a
Onyx curvado sobre Vapre en el banco de ducha trabajando su polla en el culo
hambriento de este. Todo el cuerpo de Echo se apretó ante la visión erótica, sus bolas
subieron contra su cuerpo y la parte inferior de su vientre tuvo calambres cuando su
orgasmo corrió hacia él de nuevo.

Manteniendo su ritmo incesante, Hex se condujo en el túnel de su compañero


una y otra mientras lamía y chupaba la piel húmeda del cuello de Echo. Sus afilados
dientes rozaron la carne, raspando ligeramente, y Echo sintió la punta de emoción a
través de él.

Inclinó la cabeza hacia un lado, ofreciendo su cuello en una súplica silenciosa


para que Hex le mordiera, para restablecer su derecho. Entonces los caninos de su
compañero se hundieron en el ápice de su hombro y el cuello, y Echo, finalmente gritó
para sus hombres.

El placer lo bombardeo, inmediato e intenso, y Echo se aferró a los hombros de


Hex cuando ríos de semen rociaron su polla todavía dura pintando el espacio entre
ellos.

Extrayendo los caninos con suavidad, Hex dio una zambullida final, se quedó
inmóvil, y siguió a Echo sobre el borde, rugiendo su nombre cuando lava fundida baño
las paredes internas de Echo hasta el punto del desbordamiento. Tan perdido en su
placer, Echo sólo oyó vagamente los gemidos finales de Vapre y Onyx, pero se alegró
cuando penetraron en la niebla que rodeaba su cerebro.

Flácido y sin fuerzas en los brazos de Hex, la cabeza de Echo cayo, y el corazón
le latió un poco rápido contra su esternón mientras luchaba por llevar aire a sus
pulmones adoloridos.

—Gracias —Hex respiró, dando una última lamida a su señal de apareamiento

63
antes de retroceder su medio duro pene de la apertura de Echo y bajándolo a sus pies.

Sus compañeros le sostenían, él lo limpio a fondo, antes de que Vapre lo


levantara en sus brazos y salieran de la ducha. Una toalla suave, mullida rodó por su
cuerpo y cabello, Onyx le dio una palmadita y Vapre lo llevó al dormitorio de Hex.

Echo estaba dormido antes de que Vapre incluso lo pusiera sobre el colchón.
Capítulo Seis
—Syx tiene razón, ¿no? —Vapre pasó las manos por la espesa hierba cuando
entrecerró los ojos contra el sol, mirando hacia arriba al Oráculo donde ella estaba a su
lado—. Las pruebas no vienen en orden.

—Sus pruebas vendrán como deben —respondió crípticamente—. Tú debes


estar preparado para cualquier cosa. —Eso fue lo más cerca que jamás había llegado a
darle una respuesta directa.

—Esta tormenta, no va a ser un berrinche normal de la Madre Naturaleza,


¿verdad?
64
El Oráculo le sonrió, sus ojos observándolo atentamente.

—El portador tiene muchos secretos. —Vapre estaba empezando a entender


que si él leía entre líneas, sus respuestas a sus preguntas eran un poco menos vagas.

—¿Por qué estoy aquí? —le preguntó sin rodeos—. Tiene que haber una razón.

—Para entender.

—¿Entender qué?

—Esto es para que puedas aprender.

Vapre suspiró y se puso de pie. Él sólo había tenido encuentros con el Oráculo
en un puñado de ocasiones, todas en forma de sueño como este, y cada vez que salía
su mente estaba agotada. Si lo que tenía que decirles era tan condenadamente
importante, ¿por qué no podía simplemente escupirlo? Sus amantes podrían haberlo
considerado el cerebro, mano derecha junto con Syx, pero no era bueno con los
acertijos.

—Tú tienes más conocimiento de lo que crees. —Dijo el Oráculo suavemente


cuando levantó la cara hacia el sol. Fue un gesto tan normal que Vapre sólo pudo
mirarla.

¿Y por qué se sentía protector de esta mujer? Ella, obviamente, tenía más poder
que él y sus amantes combinados. Era mítica, etérea, omnisciente a la enésima
potencia, sin embargo, sentía la necesidad de protegerla, defenderla con su vida si era
necesario.

—Tú tienes las respuestas, pero se la ocultas a ellos. ¿Por qué?

Vapre no tenía la más mínima idea de lo que estaba hablando.

—No estoy escondiendo nada.


65

—Mientes. Te escondes a ti mismo, a tu corazón, y en esto, vas a fracasar.


Guarda tu orgullo y acepta lo que se te ofrece libremente. Las segundas oportunidades
son raras, y me temo que no te esperan.

Esto fue casi balbuceando para el Oráculo. Aún así, Vapre no entendió una
palabra. Abrió la boca para pedirle que se explayara, pero cuando la miró, no encontró
más que un espacio vacío. Bueno, eso era jodidamente genial.

Dejándose caer de nuevo a la hierba, Vapre descanso sobre su espalda,


absorbiendo los rayos calientes del sol mientras cerraba los ojos y se sumía en un sueño
tranquilo.
—¿A dónde vamos? —Echo subió a la parte trasera de la camioneta y se
abrochó el cinturón de seguridad—. ¿No deberíamos estar preparándonos para la
nueva luna?

—Todavía faltan tres semanas. —Vapre se deslizó en el asiento trasero junto a


él, sin molestarse con su cinturón de seguridad—. Además, una tarde no va a hacer
una diferencia. No es como si tuviéramos alguna idea acerca de lo que viene.

Hex se situó al volante mientras Syx montó en el del acompañante.

—Relájate y trata de pasar un buen rato. Nuestros problemas aún estarán aquí
cuando volvamos. —Hex dijo mientras arrancaba el motor y la unidad se movía.

—Bien. —Echo resopló, pero no le gustó. Incluso si no sabían a ciencia cierta lo


que venía, todavía deberían estar haciendo algo. Él debería estar practicando con sus 66
hombres, perfeccionando sus competencias, y el aumento de su fuerza, no
penosamente en la ciudad para...— ¿Qué demonios estamos haciendo de todos
modos?

—Te vamos a comprar un teléfono móvil. —Vapre respondió mientras su mano


se posaba en el muslo de Echo, dándole un ligero apretón.

—¿Para qué diablos necesito un teléfono? —Echo rodo los ojos y cruzó los
brazos sobre el pecho mientras miraba por la ventana, viendo los árboles pasar.

—Puedes ponerse en contacto con nosotros en cualquier momento que desees.


Si alguna vez nos separamos, te podría venir muy práctico.

Echo sabía que Vapre se refería a su fastidio constante durante el último par de
días en que él había insistido en llamar a sus compañeros casi cada hora. Aún así, no le
gustaba que hablara de estar separados.
—¿Por qué deberíamos estar separados? —les preguntó con cautela, sin
atreverse a mirar a ninguno de los hombres en el vehículo.

—No lo haremos —dijo con firmeza Hex—. Pero nunca está de más estar
preparado.

Todo esto le daba un mal presentimiento, pero también le permitía plantear


otras preguntas que habían estado insistiendo en él.

—¿Por qué les tomó tanto tiempo volver?

Nadie le contestó, y Echo, finalmente se apartó de la ventana para mirar a la


parte posterior de la cabeza de Hex. Sus ojos se dirigieron a Syx, y finalmente a Vapre.

—Saben una cosa —acusó— si Hex no va a decirme nada, entonces les sugiero
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que empiecen a hablar.

—Hubo... problemas —dijo con cautela Hex.

—Lo creas o no, me di cuenta de gran parte de ello por mi cuenta —Echo
gruñó y se quejó en voz baja durante un minuto hasta que se sintió lo suficientemente
calmado como para hablar sin necesidad de iniciar una pelea—. Por favor, dime. —
No, eso era perfectamente educado y nada polémico.

—Perdimos a Mac.

La boca de Echo se abrió antes de que pudiera detenerlo.

—¿Qué quieres decir con que lo perdiste? ¿No volvió a casa contigo? —Había
visto a su amigo cuando todo el mundo había vuelto. ¿Cierto? ¡Maldita sea! Había
estado tan feliz, tan aliviado, que sus hombres estaban en casa que no había prestado
mucha atención a nada más a su alrededor—. ¿Dónde está? —Odiaba el temblor en su
voz, el temblor de su labio, y la incertidumbre que devoraba su fachada tranquila.
—Relájate —dijo en tono tranquilizador Syx, revolviéndose en su asiento para
mirar a Echo—. Mac está en casa y perfectamente seguro.

—Entonces, ¿qué pasó? ¿Cómo diablos se pierde un hombre maduro? ¡Y Gage!


¿Él simplemente dejo a Mac solo? —Echo estaba intentando no gritar, pero no pudo
sofocar el pánico. Sus amantes escondían cosas de él. Una vez más.

—No quiero decir que lo perdimos físicamente —Hex cubrió—. Quiero decir...
bueno, no sé qué demonios pasó. Estuvo catatónico durante unos buenos dos días
después nos encontramos a los cambiaformas. No cerró los ojos, no hablaba, estuvo
rígido como un cadáver todo el tiempo. Pensé que Gage y Sony iban a perder sus
malditas mentes. Nunca he visto a nadie tan asustado.

—Entonces, ¿qué pasó?


68
—Se despertó. No creo que haya dicho una palabra desde entonces.

—Pero, ¿por qué no lo trajeron a casa de esa manera? —las cejas de Echo se
juntaron en confusión.

—Bueno, él no hablaba, gritaba asesinato sangriento cada vez que alguien lo


tocaba. Si él no se hubiera despertado cuando lo hizo, íbamos a llevarlo. ¿Te imaginas
escuchar ese agobiante grito en un coche durante tres horas? Traté de curarlo, pero
nada funcionó.

—Así que, cuando dijiste que Gage y Sony y Mac estaban en su habitación
anoche...

—Yo podría haber corrido un poco la verdad —Hex encogió sus enormes
hombros—. No quería sacar su negocio a la luz pública.

Echo podía respetar eso, pero todavía no apreciaba que le mintieran sobre algo
tan importante.

—¿Has hablado con Gage esta mañana?

—No. —Sus compañeros corearon—. Él no ha salido de su habitación desde


que regresamos. Sony bajó y tomo algo de desayuno, y el chico se veía mal, como si no
hubiera dormido en días.

—¿Podemos ayudarle? —Echo habló en voz baja, el pecho dolorido al pensar


en sus amigos sufriendo. Si había algo que pudiera hacer para borrar su dolor, entonces
quería ayudar.

—Creo que sólo tenemos que dar tiempo a Mac. —Respondió Vapre con el
mismo tono de voz—. Él va a hablar con sus compañeros cuando esté listo.

Asintiendo con la cabeza lentamente, Echo volvió sus ojos en Syx y abrió la
69
boca para hacer su siguiente pregunta. Vio que el demonio se alarmo antes incluso de
que hubiera dicho las palabras y de repente se lo pensó mejor. No es que fuera a dejar
que Syx se escapara tan fácilmente, pero esperaría hasta que se quedaran solos. El
hombre estaba ocultando algo, no sólo a Echo, a todos los demás en la casa también.
Fuera lo que fuese, su compañero no tenía que asumir la carga solo.

—¿Puedo cortarme el pelo? —le preguntó en su lugar, cambiando de tema a


uno menos deprimente.

Al parecer, ese hubiera sido el mal que no había que preguntar. Syx y Vapre se
giraron para mirarlo como si le hubiera crecido una segunda cabeza, y Hex se sacudió
en su asiento, casi enviándolos a toda velocidad a la zanja del drenaje a lo largo de la
carretera.

—¿Es eso lo que realmente quieres? —Los dedos de Vapre peinaron el largo
cabello de Echo, levantándolo suavemente mientras lo quitaba de la frente del joven.
Sus ojos se veían un poco triste, pero Echo no podía entender por qué. Era sólo pelo.

—Tal vez podríamos conseguir recortarlo y trenzarlo —Hex sugirió


casualmente.

Tirando de su melena rubia por encima del hombro, Echo acarició las sedosas
hebras, enderezándose en toda su longitud para que colgara justo por encima de la
cadera.

—Ya veremos. —No era como si quisiera afeitarse la cabeza y hacerse un


tatuaje, ¿por qué todo el mundo estaba haciendo una gran cosa al respecto?

Nunca le habían permitido cortarse el cabello en el laboratorio. A pesar de que


no le había importado mucho, entonces, ahora quería un nuevo comienzo, la
eliminación de todo rastro de la vida que había dejado atrás. Además, los hombres no 70
tienen el pelo largo todo este tiempo. ¿Ellos? Él podría ser el miembro más pequeño de
su pequeño grupo, pero eso no lo hacía querer ser menos hombre. Ya era hora de que
él creciera y empezara a vestirse y actuara en su papel.

Syx dio un profundo suspiro, dándole aún la espalda, y sacudió la cabeza con
tristeza. Echo no sabía lo que eso significaba, pero tenía una leve idea, y sólo sirvió
para cimentar su decisión.

—¿Qué mierda? —Fiero gritó cuando entraron por la puerta principal varias
horas más tarde. Estaba sentado en el sofá, remoto en la mano, hojeando los canales al
azar—. ¿Qué mierda? —Él repitió, pero con menos calor, ya que se puso en pie y se
dirigió hacia ellos.
Vapre no sabía si reír o asentir con simpatía ante la mirada estupefacta en el
rostro de Fiero. Estaba bastante seguro de que había usado una expresión similar
cuando Echo había primero entrado y luego salido del salón en el centro comercial.
Aunque su reacción no había sido tan vocal, se había estado haciendo la misma
pregunta durante toda la tarde.

Fiero agarró Echo por los hombros, tirando de él más adentro en la habitación,
y le dio la vuelta bruscamente. Luego se quedó mirando, con la boca abierta y los ojos
como platos.

—¿Qué hiciste? —susurró.

—¿No te gusta? —El tono de Echo dejó claro a Fiero que mejor le gustara.
Todos ellos habían recibido miradas punzantes similares, como la que él estaba dando
71
a Fiero por encima del hombro.

Fiero pareció darse cuenta con bastante rapidez y se aclaró la garganta mientras
se dio un paso atrás.

—Es muy diferente.

Eso fue un eufemismo al extremo. Había cortado los rizos rubios hasta la
cintura que Vapre había amado acariciar con los dedos cuando Echo se acurrucaba a
su lado en la noche. No había dejado que ninguno de ellos le acompañara al salón,
diciendo que quería que fuera una sorpresa. Bueno, definitivamente fue impactante.

No sólo era el pelo mucho más corto, el largo era solo el suficiente para que le
cepillara los omóplatos, pero había ido un paso más allá, se había teñido el rubio
dorado a un color marrón castaño oscuro. Parecía suave y brillante, meciéndose
suavemente mientras movía su cabeza, pero simplemente no era el mismo.

—Bueno, me gusta. —Les dijo Echo cuando se dio la vuelta y cerró los puños
en las caderas—. Va a ser mucho más fácil de cuidar, y no me pareceré a una chica de
quince años de edad, nunca más. —El diablillo les sacó la lengua—. Es mi pelo, y voy
a hacer lo que quiera con él.

—¡Wow, eso es caliente! —Myst entró en la habitación, cerveza en la mano y


una sonrisa de oreja a oreja—. Me gusta. Te hace ver todo misterioso y sexy.

Vapre no sabía si Myst estaba siendo sincero, o si él había escuchado la


conversación antes de anunciar su presencia. Mirando la radiante sonrisa en los labios
de Echo, decidió que no importaba. Todos ellos estaban siendo ridículos. Amaban a
Echo por ser quien era, no por el color o la longitud de su pelo.

Avanzando hasta su compañero, Vapre envolvió sus brazos alrededor de su

72
cintura y besó la parte superior de la cabeza.

—Tiene razón. Te ves increíble, cariño.

—Tú lo dices por decir. —Echo respondió, la incertidumbre en cada palabra.

—Nope. Me encanta.

—¿Qué va a decir a Eyce?

—Vamos a hacer que lo ame, también —dijo Fiero inesperadamente cuando


llegó detrás de Echo—. Lo siento he actuado como un idiota. —Se inclinó y acarició el
costado del cuello de Echo—. Te ves hermoso, bebé.

—¿Dónde está todo el mundo? —Vapre inclinó la cabeza hacia un lado,


escuchando el movimiento de arriba.

—En sus habitaciones —Myst respondió desde el sofá donde se había dejado
caer sobre los cojines—. Los pequeños chupasangres se encuentran todavía en el ático,
Gage y Sony no se alejan del lado Mac, y nuestros nuevos residentes están durmiendo
como un tronco.

—Bien. —Vapre ronroneó mientras se volvió hacia su compañero y empezó a


desabrochar lentamente la camisa de Echo.

—¿Qué estás haciendo? —la pregunta de Echo salió un poco sin aliento, con los
ojos cerrados a la deriva mientras se recostaba contra el ancho pecho de Fiero.

Vapre continuó trabajando los botones con una sola mano mientras la otra
bajaba, amasando y masajeando el montículo que crecía detrás de la cremallera de
Echo.

—¿Qué sientes que te estoy haciendo?

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—Se siente como que estás tratando de seducirme aquí mismo en la entrada.

—Que perceptivo —murmuró Fiero contra su garganta.


Capítulo Siete
La cabeza de Echo se bamboleo cuando toda la sangre de su cuerpo se precipitó
al sur como una piscina y quemo en su ingle. Sus hombres se quitaron rápidamente,
dejándolo temblando y necesitado cuando su polla se sacudió y palpito, asomando con
orgullo en su nido de rizos rubios.

Al mirar a escondidas a través de sus párpados parcialmente cerrados, vio a


Hex y Syx robarse besos y mordiscos mientras trabajaban en desnudarse mutuamente.
Myst se paseó detrás Vapre, completa y gloriosamente desnudo. Sus dedos bronceados
encontraron su camino bajo el dobladillo de la camisa de Vapre y comenzaron a
levantar el algodón lentamente, revelando una piel suave y pálida estirada sobre los 74
músculos duros como piedras.

El cuerpo de Echo zumbaba con la expectativa, su culo se apretó y relajó,


pidiendo ser estirado y llenado. Su piel se sentía estremecida, recalentada, y su corazón
se aceleró, golpeando fuertemente dentro de su pecho. Fiero lo levantó, lo llevó al sofá
y lo derribó en los cojines. Él hurgó en el cajón de la mesita de noche, sacando una
gran botella de lubricante, y la arrojó al pecho de Echo.

—Empieza —gruñó, y luego comenzó a despojarse de su ropa.

Haciendo estallar el tapón en la botella, Echo recubrió sus dedos generosamente


y frotó el sedoso aceite alrededor de su arruga antes de empujar dos dígitos. El
lubricante olía a menta, los músculos se estiraron alrededor de sus dedos y comenzó a
sentir un hormigueo cálido. Interesante.

A juzgar por la respiración pesada y gruñidos que emanaban de sus hombres,


no tendría mucho antes de que se abalanzaran, así que mejor hacer un buen trabajo al
estirarse a sí mismo, y hacerlo rápidamente. Saltándose derecho a cuatro dedos, Echo
los empujó dentro de su agujero y comenzó aserrarlos dentro y fuera a un ritmo
perfecto. Se sentía lleno, realmente jodido por completo, pero no experimentó el
bocado rápido de dolor, o la picadura ardiente que había esperado. Decidió que amaba
este nuevo lubricante.

—Dioses, eso es bonito. —Fiero respiró con reverencia, mientras tomaba el


aceite y mojaba su propia polla, acariciándola hasta que brillaba bajo las luces del
techo. Se arrodilló en el suelo, con los ojos con pesados párpados clavados en los
dedos de Echo que continuaban bombeando dentro y fuera de su resbaladiza entrada.

Myst se dejó caer de rodillas al lado de Fiero, agarrando la polla mojada con
líquido preseminal de Echo y levantándolo en el aire para que pudiera envolver la
cabeza llena de sangre con sus labios carnosos. Echo gritó, meciendo sus caderas y 75
moviendo los dedos con más fuerza. Myst lamió y lamió, burlándose de la ranura con
la lengua, antes de sumergirse hasta encerrar a Echo hasta la raíz en el calor húmedo
de su boca.

Tan perdido en el placer estaba Echo que no se dio cuenta de inmediato de que
su culo se sentía repentinamente mucho más completo. Echando un vistazo sobre la
cabeza de Myst, se encontró con los ojos de Fiero, y el ardor de necesidad en esas
profundidades ámbar casi lo hizo volar en ese mismo momento.

Los dedos de Fiero trabajaban junto con los de Echo, dos dígitos más de
espesor aserrando y saliendo de su culo. Entonces Vapre se arrodillo al otro lado de
Fiero, sus ojos hambrientos, y su pecho agitado mientras insertaba lentamente su dedo
hasta que Echo tuvo siete bombeando dentro de su agujero hambriento.

La presión era enorme, pero no le dolió exactamente. Lubricante más fresco


chorreaba por su pliegue y otro dedo se abrió camino dentro de su entrada. ¿Qué
demonios estaban planeando hacer con él exactamente?

Hex se sentó en el sofá, cerró los puños en el cabello de Echo, y tiró hacia
adelante para reclamar su boca en un beso estremecedor. Con dificultad para respirar,
Echo se olvidó de sus preocupaciones y metió su lengua en la boca de su alfa.

Una mano le agarró la barbilla, tirando de su cara lejos de Hex, y luego Syx le
devoro, entrelazando sus lenguas mientras gruñía en la boca abierta de Echo. Myst
levantó la cabeza, dejando que la polla de Echo se deslizara de su boca, y envolvió sus
dedos alrededor de la muñeca de Echo, aliviando los dedos de su apertura apretada.

Los dedos de Fiero y Vapre desaparecieron también, y Echo se encontró


levantado en el regazo de Syx, presionando la espalda contra el pecho húmedo del

76
demonio. Bajándolo lentamente, Syx empalo su polla gruesa en Echo entonces lo
agarró de las caderas, instándole a moverse.

Echo dejó caer la cabeza hacia atrás al hombro de Syx, apoyando sus pies en
los cojines, y comenzó un ritmo constante, subiendo y bajando, tomando la
impresionante longitud de Syx un poco más cada vez. Su propia polla dolorida rebotó
entre sus muslos abiertos, dándole una palmada en el bajo vientre y manchando sus
abdominales de transparentes y pegajosas gotas de preeyaculación.

Vapre se movió entre sus piernas, en cuclillas sobre él cuando se inclinó y lamió
los labios jadeantes de Echo. Echo calmó sus movimientos, apoyando su culo contra la
parte superior de los muslos de Syx, y envolvió sus brazos alrededor del cuello de
Vapre. Atacó la boca de su compañero con un entusiasmo nacido del hambre y la
necesidad, empujando su lengua dentro y sin dejar espacio inexplorado.

Syx avanzó hasta su culo que colgaba fuera del final del sillón, y Echo se tiro
contra el pecho de su amante. Una presión contundente en su agujero, y los ojos de
Echo se abrieron de golpe al darse cuenta de la intención de Vapre. Tiró del beso, con
la intención de abrir la boca para protestar, pero ya era demasiado tarde.

La cabeza de la polla dura como el acero de Vapre apareció a través de los


músculos apretados, trabajando lentamente mientras se deslizaba sobre la longitud de
Syx. Echo cerró los ojos, respirando profundamente por la nariz por la presión
acumulada dentro de su culo. Nunca se había sentido tan lleno en su vida. No le dolió
exactamente, pero era un poco incómodo.

—Respira, bebé —Vapre susurró contra los labios de Echo—. Dioses, se siente
tan increíble. —Continuó moviéndose lentamente, meciendo sus caderas suavemente
hasta que se sentó en el interior del canal de Echo. Su polla se hinchó y latió, y Echo
podía sentir cada centímetro, cada vena, cada pulso de las pollas de sus amantes
cuando sus paredes interiores se tensaron para acomodarlos.

La mano de Syx acarició el pecho de Echo, deslizándose sobre su cuello y hacia


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abajo para pellizcar y tirar de sus pezones. Vapre atacó de nuevo los labios, chupando
la lengua de Echo en su boca y mordiéndolo ligeramente.

A medida que su cuerpo se acostumbró a la presión y la ligera quemadura


comenzó a disminuir, la erección abanderada de Echo comenzó a hincharse de nuevo,
saltando a la vida y exigiendo atención.

—Muévete. —Jadeó.

Vapre gimió, largo y bajo, y Echo se asomó por encima del hombro del
guerrero, sonriendo seductoramente hacia Hex cuando su alfa se quedó mirando,
respirando con dificultad mientras Fiero convergía sobre su polla y le hacia una
mamada de raíz. Muy despacio, con movimientos muy pequeños, las caderas de Vapre
comenzaron a empujar su polla hacia fuera y dentro del túnel de Echo, mientras su
polla se deslizaba a lo largo de la longitud del pulso de Syx.

Syx gimió, apretando sus brazos alrededor del pecho de Echo mientras mecía
sus caderas con Vapre. Alternándose se movían en su interior. Echo gimió y lloriqueó,
la presión en su culo impartía pequeños relámpagos de placer a través de su cuerpo.

—¿Echo? —Myst se arrodilló en el sofá al lado de ellos, su larga polla en la


mano, tirando de él con brusquedad. Miró a Echo con necesidad, y Echo le devolvió la
sonrisa, levantando la cabeza y separando los labios, lo que le permitió a Myst
alimentarlo con esa hermosa polla en su boca.

Myst gruñó por encima de él, sus dedos deslizándose en el cabello de Echo, y
sus caderas bruscamente hacia adelante, conduciéndose en la boca acogedora del
joven. Relajando los músculos de la garganta, Echo permitió que su compañero
marcara el ritmo, ofreciéndose a sí mismo al placer de Myst. No es que no estaba
disfrutando como loco él también.

Sus piernas eran bombeadas por Syx, su cuerpo se extendía ampliamente, sin
78
sentido, sumiso y rendido. La electricidad se aceleró por su columna vertebral, el sudor
caía a gotas a través de su piel, y su polla se sacudía con cada latido de su tronado
corazón, palpitando dentro de la mano de Vapre cuando su compañero la acarició
rápidamente.

Syx y Vapre comenzaron a moverse más rápidamente, y Vapre hundió el rostro


en el cuello de Echo, gruñendo y jadeando mientras lamía la piel salada.

—Voy a correrme. —Advirtió—. No lo puedo detener. Te sientes tan


jodidamente bien.

Echo no podía hablar, pero tarareó su aprobación alrededor de la polla de Myst,


moviendo la cabeza ligeramente para dejar que Vapre supiera que estaba allí con él. La
lengua de Syx serpenteaba sobre la concha de la oreja de Echo, su cálido aliento
haciendo temblar a Echo por el deseo.

—A tu culo le encanta mi polla —susurró entrecortadamente—. Joder, me


encanta cómo tiemblas. —Tiró más fuerte en los pezones de Echo—. ¿Quieres que me
corra en tu culo? Que inunde tu pasaje apretado hasta que fluya de vuelta?

Echo gimió, asintiendo en acuerdo lo más que pudo, prácticamente rogando


por las delicias traviesas que Syx estaba ofreciendo. Entonces, de repente, sus
compañeros se detuvieron, Vapre gimió tan fuerte que Echo podía sentirlo vibrar en su
enorme pecho. Lava caliente salpicó las paredes interiores de Echo, llenando su canal
hasta que, efectivamente, comenzó a filtrarse hacia fuera y corrió por su pliegue.

Vapre se quito, su gran marco temblando mientras él jadeaba pesadamente.


Myst salió de su boca, y le dio la vuelta a Syx hasta que él estaba de rodillas, el pecho
apretado contra el respaldo del sofá. Myst se arrodilló detrás de él, acariciando su
polla, peinándola con saliva un par de veces antes de alinearse con el agujero alargado
de Echo y empujar bruscamente. 79
Echo gritó, sus dedos clavándose en la tela del sofá cuando Myst comenzó un
ritmo ágil y duro, se estrelló contra él con necesidad animal. Fiero apareció delante de
Echo, alineo sus dos metros de altura poniéndole a nivel su prominente polla en la
boca.

Sonriendo suavemente, acarició la mejilla de Echo con los dedos, corriendo la


punta de su pene a lo largo de sus labios, dejando manchas calientes, resbaladizas de
liquido preeyaculatorio. Echo acarició la cara contra la palma de Fiero luego lo aspiro
hasta la base. No tuvo que hacer mucho, considerando que Myst continuaba
impulsándose hacia él, empujándolo hacia adelante para que la polla de Fiero se
deslizara por su garganta relajada.

Hex estaba junto Fiero, su mano se movió lentamente sobre su propia polla
dura mientras miraba hacia a Echo con lujuria y deseo. Ver la evidencia de lo mucho
que sus hombres lo querían era una sensación embriagadora, y Echo lo disfrutaba
mientras trabajaba sus labios arriba y abajo por la polla resbaladiza de Fiero.

Fiero y Myst se movieron en tándem, dentro y fuera, hasta que Echo sintió su
orgasmo rodando hacia él. Su cuerpo se estremecía, el culo le dolía, sus bolas
rebotaron, y su polla palpitaba. Myst se aferró a sus caderas en un ritmo que le dejaría
moretones, tirando de él hacia su polla con cada presión hacia adelante de las caderas.

Vapre y Syx se arrodillaron a su lado en el sofá, trabajando cada uno sus


longitudes resbaladizas cuando sus ojos se comieron la escena delante de ellos.
Entonces cálidos dedos se envolvieron alrededor de la polla de Echo, masturbándolo al
mismo tiempo que las embestidas de Myst.

Echo soltó la polla de Fiero, volvió la cabeza y capturó la cabeza bulbosa de la

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polla de Hex, lamiendo la raja y arremolinando la lengua alrededor de la corona antes
de chupar más del eje sedoso en la boca. Cerrando los ojos y chupando Echo gruñó
mientras su liberación lo atravesaba, corriendo por su polla y derramándose desde la
punta en largos chorros de semilla pegajosa.

Myst gruñó bombeando a través de su propio clímax y llenando el pasaje de


Echo con su semen. A través de su bruma de placer, Echo oyó a Vapre y Syx gruñendo
antes que cálida humedad fuera salpicada sobre su costado y caderas mientras sus
compañeros llegaban a su culminación.

Los dedos de Hex agarraron el cabello de Echo, señalando con la cabeza hacia
atrás y tirando más o menos su polla, flexionando la boca de Echo. Se acarició el eje
con un movimiento furioso, su otra mano todavía enredada en el pelo de Echo. Su
cabeza cayó hacia atrás sobre sus hombros, los tendones sobresaliendo en el cuello por
el esfuerzo, hasta que gritó al techo. Fiero estaba presionado contra el lado de Hex,
trabajando su polla dentro de su puño y mirando directamente a los ojos de Echo.

Chorros calientes de semen brotaron de la ranura, y Echo abrió la boca


rápidamente, capturando la mayoría en la lengua mientras que el resto pintaba su
rostro. Hex explotó al lado, su propia semen mezclándose con el de Fiero y revistiendo
los labios y las mejillas de Echo.

—Precioso. —Hex jadeó, su enorme cuerpo temblando y estremeciéndose.

—Maravilloso. —Fiero acordó en un gemido ahogado.

Echo suspiró, tragando la crema de su boca y sonrió serenamente. Decidió que


era el cumplido más perfecto con el que había sido pagado nunca.

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—Parece que nos perdimos la diversión —dijo Eyce alrededor de una risa
mientras seguía a Onyx en la sala de estar.

Vapre sólo sonrió estúpidamente y se dejó caer en el sofá, con las piernas
extendidas, su pene flácido y saciado contra su muslo. Él había tenido dos de los
orgasmos más impresionantes de su vida y la capacidad para formar frases coherentes
tenía que regresar a él. Su camiseta lo golpeó en la cara, y Hex se rió cuando él
comenzó a tirar de su propia ropa. Con un gran esfuerzo, Vapre se levantó, encontró
su ropa y se vistió a un ritmo pausado.

—Puedo ver que tienes algo que decir —Echo dijo, con la voz un poco aturdida
todavía. A Vapre le gusto mucho eso—. Antes, ¿me puedo dar una ducha? Estoy
cubierto de esperma, y está empezando a picar. —Cogió semen seco de la mejilla, pero
sonrió todo el tiempo.

Eyce no respondió, por lo que Vapre miró para ver qué había distraído al
demonio. Los ojos de Eyce estaban fijos en una pequeña botella blanca con una
etiqueta negra y llamas con escritura roja.

—“Facilitador Anal” —murmuró. Sus ojos redondeados, y su boca abierta


mientras miraba a Echo—. Tú... ambas... dos... Santa mierda.

Sonriendo como el gato que se comió al canario, Echo parecía muy satisfecho
de sí mismo. Señaló a Syx y luego a Vapre.

—Habla con ellos.

Balanceando su mirada hacia Vapre, Eyce lo miró atónito más allá del habla.
Luego sacudió la cabeza con asombro y puso sus manos en las caderas.

—Estoy jodidamente celoso. —La sonrisa en sus labios, dijo que estaba celoso

82
de que se había perdido el espectáculo, no que él no había sido invitado a participar—.
Estoy así para entrar en eso la próxima vez.

—Espero con interés la misma. —Echo ronroneó seductoramente. Entonces él


se levantó del sofá y caminó hasta Eyce, restregándose contra el hombre como una
perra en celo—. Estoy bastante flojo en estos momentos. ¿Quieres probar?

Vapre reprimió una risita cuando Eyce parecía en peligro de enredarse con la
lengua.

—Ahora. —Se atragantó.

—Oh, sí. Hay semen fugándose de mi culo y mi agujero es todo bien estirado.
—Él hizo un mohín en sus labios hinchados hacia Eyce y bateó sus pestañas—. No he
llegado a jugar contigo desde que llegaste a casa, y estoy todo lubricado y listo.

Eyce miró a su alrededor como si buscara el permiso. Bueno, él no iba a tener


una queja de Vapre. La única cosa más divertida que toma el placer del cuerpo de
Echo es ver que uno de sus amantes haga lo mismo. A veces pensó que era el hijo de
puta más afortunado en la tierra.

Una sonrisa diabólica acabo sobre los labios de Eyce, y él comenzó realmente a
llegar a su cremallera antes de detenerse de pronto y mover la cabeza. Agachándose
desde la cintura, besó la parte superior de la cabeza de Echo y suspiró.

—Me gusta el pelo —susurró mientras se acurrucó cerca de Echo—. Tenemos


que hablar, pero me quedo con un vale, ¿de acuerdo?

Echo parecía decepcionado por unos minutos, pero luego se encogió de


hombros y asintió con la cabeza.

—Yo esperaré. —Torció sus caderas, moliendo su ingle contra la cadera de


Eyce, dejando en claro exactamente qué intención tenía que mantener el guerrero.

Sus ojos se cerraron brevemente, Eyce gimió y dio un manotazo a Echo en su


83
trasero desnudo.

—Compórtate. —Levantándose lejos de su compañero, se rió entre dientes,


aunque sonaba tenso—. Ve a la ducha, y consigue tu culo sexy de vuelta aquí.

Suspirando dramáticamente, Echo se volvió para salir de la habitación.

—Aguafiestas. —Luego miró por encima del hombro e hizo muecas de besos a
todos ellos antes de que él volanteara por las escaleras.

—Ese mocoso es el infierno en piernas largas. —Vapre sintió su polla


contrayéndose dentro de sus pantalones mientras observaba el culo balanceándose de
Echo. Mmm, no podía tener suficiente de su compañero.

—No estoy discutiendo eso. —Eyce todavía sonaba tenso, y él se agachó para
reajustar el bulto considerable en sus pantalones vaqueros—. Odio decir que no.

—Bienvenido al club. —Myst rió de donde él descansaba en el sofá, sus


vaqueros tirados en un desecho y su pecho desnudo.

—No estás ayudando. —Vapre bebió con los ojos la piel suave de Myst, su
polla sacudiéndose un poco más, ya que hizo un valiente esfuerzo por hincharse dentro
de su confinamiento. Al parecer, Echo no era el único que mantenía su motor en
marcha.

Mientras observaba a sus amantes moviéndose por la habitación para encontrar


asientos y prepararse para el debate que Eyce había planeado, Vapre luchaba por
tragar todo la constricción repentina de su garganta. Estos eran sus hombres, sus
amantes, y estaba enamorado de cada uno de ellos tanto que su corazón dolía por ello.

Guarda tu orgullo y acepta lo que se te ofrece libremente.

Las palabras del Oráculo volvieron a él, repitiéndose una y otra vez en su 84
cerebro en un bucle constante. ¿Se atrevería a decir lo que había en su corazón, poner
todas las cartas sobre la mesa y arriesgarse al rechazo?

Guarda tu orgullo y acepta lo que se te ofrece libremente.

¿Podría realmente ser tan fácil?


Capítulo Ocho
—Mac está hablando. —Eyce anunció.

Recién salido de la ducha, Echo fue directo a Vapre y se acurrucó en su regazo


en el sillón reclinable. Él no podía explicarlo, pero una voz en su subconsciente le dijo
que Vapre lo necesitaba. Podía sentir la lucha interna de su compañero casi como una
fuerza palpable y esperaba que su presencia pudiera calmar a su agitado amante.

Vapre entrelazo los brazos alrededor de él, y su barbilla descanso sobre su


hombro. El profundo suspiro, que dejó escapar a la vista de su pecho sirvió para
demostrar la teoría de Echo. Él no sabía lo que la guerra hacía dentro de su hombre,
85
pero esperaba que Vapre confiaría en él pronto. Echo no podía soportar ver a sus
hombres sufrir, sobre todo si podía hacer algo para ayudar.

—¿Qué está diciendo? —Hex era el único de pie, haciendo su ritmo normal,
tirando de los extremos de su pelo de ébano. Parecía absorto en sus pensamientos, y a
juzgar por su movimiento poco natural, esos pensamientos no eran agradables.

—Gage dice que no está listo para hablar con el resto de nosotros, pero quería
advertirnos de no volver a ese lugar donde encontramos a los cambiaformas. —Eyce
parecía muy preocupado mientras hablaba, y Echo deseaba que sus brazos fueran lo
suficientemente largos para tirar de todos en un gran abrazo. La única desventaja que
tenía siete compañeros increíbles era tener que evaluar sus niveles de angustia y elegir
quién necesitaba más consuelo.

Aunque Vapre parecía tranquilo en la parte exterior, Echo sabía en su corazón


que el hombre lo necesitaba más que los demás en ese momento. Era inútil tratar de
apalancar la carga del hombre. Hablaría cuando estuviera listo, y Echo se prometió a sí
mismo que iba a estar allí para escuchar.

—Yo no veo por qué lo haría, ¿pero Mac da una razón por la que no
deberíamos? —Onyx se tendió en el otro sillón, con la mano a la deriva y por la
espalda de Myst cuando el guerrero se sentó en el brazo del sillón.

—Él dice que es el mal. Al principio pensó que eran los cambiaformas, pero
ahora cree que era el lugar en sí. Mac dice que un mal que todo lo consume se esconde
allí. Tuvimos la suerte de escapar de su atención esta vez, pero las segundas
oportunidades no se dan a menudo. Estoy parafraseando, por supuesto.

Echo sintió a Vapre tenso detrás de él, con los brazos apretando alrededor de
Echo como bandas de hierro. El aire salió corriendo de sus pulmones en un pequeño

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chillido cuando sintió sus costillas empezar a protestar por el aplastante abrazo. Vapre
aflojó su agarre de inmediato, frotando el pecho de Echo para consolarlo.

—Lo siento —susurró tímidamente.

En ese instante, Echo sabía que todo lo que plagaba a su compañero, no podía
esperar más. Algo estaba mal, muy mal.

—Estoy bien. —Le aseguró a su hombre, pero sus ojos se dirigieron a Syx.

Syx asintió, sólo una pequeña caída, casi imperceptible de la cabeza. Echo
asintió a su vez, dando al guerrero una significativa mirada que lo decía todo. Syx
había visto en la cabeza de Vapre, y Echo planeaba coaccionar el conocimiento de él.
Entonces recordó que Vapre no era el único en guardar secretos, y observó a Syx
retorcerse bajo su mirada estrecha.

—¿Estamos seguros de que no son los cambiaformas? —preguntó Myst. Movió


la mano para enroscarse con Onyx, y Echo sonrió a la pareja.

Si tan sólo dejaran de tener tanto miedo y dijeran las palabras, Echo pensó para
sí mismo. Todo este asunto de no comprometerse estaba realmente empezando a
irritar sus nervios.

—No en un cien por ciento, no —Eyce se inclinó hacia delante, con los codos
apoyados en las rodillas, y movió la cabeza en señal de frustración obvia—. No sé qué
hacer. —Esta era una gran admisión para el demonio, y Echo sabía que le hacía doler
el orgullo.

—Bueno, yo no quiero hacer esto, pero creo que tenemos que sacar algunas
cosas de afuera. Varios están ocultando algo del resto de nosotros, y por mi parte
quiero saber qué coño es. Estamos en esta familia unida y una familia no se cierra el
uno al otro. —Echo sintió Vapre quedarse muy quieto debajo de él y se agachó para
exprimir la rodilla del guerrero con tranquilidad.

—¿De qué estás hablando? —La cabeza de Eyce apareció y miró a cada uno de
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sus amantes, a su vez—. ¿Alguien tiene algo que decir?

Echo suspiró. Eyce sonaba enojado, y no ayudaría a los asuntos en lo más


mínimo. Con la esperanza de mantenerse fuera del agua peligrosa, se torció en el
regazo de Vapre.

—¿Tienes algo que preguntarme? —Tal vez esto sería conseguir el balanceo de
la bola, por así decirlo, y por fin pudiera despejar el aire.

—¿Por qué todos los residentes del laboratorio son hombres?

—Uh —Echo se dio cuenta de que probablemente no era la respuesta que


Vapre había esperado, pero la pregunta había venido de tan lejos en el jardín izquierdo,
que su cerebro necesitaba un momento para redirigirse—. Creo que esa es una mejor
pregunta para Gage. —Él finalmente respondió—. Puedo confirmar que no había
mujeres en la instalación, pero no puedo darles una respuesta de por qué.
—Me parece bien —Vapre respondió con una sonrisa torcida—. Voy a hablar
con Gage de ello. No puedo poner mi dedo en ello, pero me parece importante.

Echo lo pensó por un momento antes de asentir.

—Entiendo tu punto. Sí, creo que tenemos que hablar con Gage cuando Mac se
sienta mejor.

—¿Alguien más? —Eyce miró a su alrededor, expectante.

—Los otros dos están muy bien, pero me da una mala vibra de Sage —Onyx
frunció el ceño hacia su regazo—. Creo que tenemos que observarlo.

—De acuerdo —dijo Eyce para sorpresa de Echo. Él no veía que fueran a ser
exactamente ser amigos del alma con el cambiaforma, pero no tenía mala sensación
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tampoco.

La decisión fue volver a evaluar su opinión acerca de Sage en una fecha


posterior, Echo dirigió su atención a Syx.

—¿Por qué quieres que me vaya? —Las palabras escaparon de su boca antes de
que pudiera volverlas, y como era de esperar, varios jadeos y gruñidos dieron la vuelta
al grupo. Todos se volvieron al unísono para mirar a Syx, y Echo quería golpearse en
la cabeza.

—¿Qué? —Hex gruñó—. Si tienes algo que decir, es mejor empezar a hablar.

Syx no parecía enojado, contrito, o incluso con miedo. Se limitó a entumecerse


bajo su mirada.

—Eso salió mal. —Echo se apresuró a intervenir antes de que las cosas
pudieran agriarse aún más—. Syx sabe algo, o al menos lo sospecha, algo que lo ha
asustado por mi seguridad. No lo linchen por el momento.
Sus compañeros parecieron calmarse un poco, y Eyce en realidad se acercó y
tomó la mano de Syx, dándole un ligero apretón.

—Habla con nosotros —murmuró en voz baja—. Si se trata de Echo, a


continuación se trata de todos nosotros. Tal vez podamos ayudar.

—Syx piensa que las pruebas no vendrán con el fin de la profecía —Echo dijo
cuando Syx siguió mirando fijamente al frente.

—He estado preocupado por lo mismo —Hex respondió mientras sus largas
piernas continuaron comiendo el piso alfombrado—. Eso sólo parece demasiado fácil
si siempre sabemos lo que viene.

—Diablos, no tenemos ni una maldita idea sobre lo que viene —Fiero habló
por primera vez desde que su encuentro había comenzado—. Pero creo que entiendo 89
lo que estás diciendo. Si sabemos que tarea es la próxima, entonces estamos al menos
algo preparados.

Ellos estaban tomando todo esto mucho mejor de lo que Echo había imaginado
primero. Por lo menos estaban hablando, tratando de trabajar sobre qué hacer a
continuación. Era más de lo que habían hecho en más de una semana. Tres semanas
no era un tiempo terriblemente largo, y tenían que elaborar un plan, no discutir o
ignorar el problema.

—Aparte de lo obvio —comenzó Myst— ¿por qué piensas que Echo está en
peligro?

Un suspiro profundo y estremecedor sopló a través de los labios de Syx, y sus


ojos finalmente comenzó a perder parte de la mirada perdida, sin salida.

—Si estamos de acuerdo en que es poco probable que las pruebas entren en
orden, entonces también estamos de acuerdo en que tenemos que estar preparados
para cualquier cosa.

Todos asintieron su acuerdo y esperaron a que Syx continuara.

—La última parte de la profecía... —Y aquí Syx vaciló de nuevo. Lo que él


tenía que decir, pesaba mucho en su corazón y mente.

Echo dio un suave beso en la mejilla de Vapre y se puso en pie. Moviéndose a


través del cuarto, se subió en el regazo de Syx y acarició su mejilla contra la cálida piel
de la garganta de su amante.

—Dinos —susurró.

Syx lo abrazó suavemente, sus dedos jugando en el cabello recién lavado de

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Echo.

—La última parte de la profecía —repitió en un murmullo ronco— la parte de


los que nacen del primero…

—Está bien, ¿qué significa eso? —Onyx se acercó al borde de su asiento,


inclinándose hacia Syx con interés—. Yo diría que significa que nacieron en la primera
parte del año, o tal vez el primer día del mes. No puedo pensar en otra cosa que tenga
sentido.

Syx negaba con la cabeza.

—Hay otro primero.

—El primogénito —dijo Hex rotundamente.

Echo jadeó, sentado con la espalda recta en el regazo de Syx y lanzando su


mirada alrededor de la habitación.

—¿Cuál de ustedes nació primero?


—No creo que contemos —Fiero hizo una mueca mientras cruzaba sus brazos
sobre su pecho—. Nosotros no hemos nacido exactamente de un vientre.

—No importa. —Echo negó con la cabeza frenéticamente—. Dime.

—Yo. —Hex dejó de pasearse y se movió para hacer frente a Echo—. Estoy de
acuerdo con Fiero, sin embargo. No creo que la profecía se refiera a uno de los
nuestros.

Los siete de sus compañeros volvieron la mirada hacia él, y Echo de repente
sintió que se ahogaba.

—¿Qué estás tratando de decir?

—¿Tienes hermanos? —preguntó Eyce suavemente.


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—Yo… yo no lo sé. —Cuanto más tiempo se le quedaron mirando, más difícil
se convirtió arrastrar aire a sus pulmones doloridos. Ellos estaban tratando de decirle
algo, algo que su cerebro se estaba rebelando en contra, por lo que no podía conseguir
un asimiento claro de donde ellos estaban tratando de conducirlo.

—Por lo tanto, hay una buena probabilidad de que tú seas hijo único —Eyce
continuó hablando como si estuviera consolando a un niño pequeño.

—Supongo que es verdad.

—Lo qué te haría un primogénito —Fiero añadió, y a Echo no le gusto el


miedo que teñía las palabras de su amante.

—Así que... eso significa... oh, mierda —Echo volvió la cabeza para mirar a
Syx—. ¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Por qué habría de hacerlo? —Syx se quebró—. ¿Así puedes sentarte aquí,
esperando y preocupándote por algo sobre lo que nosotros no tenemos control? Esto
no es como los otros. ¡No tengo idea de cómo luchar contra esto!

—Y no podemos saber cuándo va a venir —Myst añadió en voz baja—. Podría


ser esta nueva luna, o la siguiente, o la siguiente.

—Creo que te equivocas —Echo no tenía un montón de convicción detrás de


sus palabras, pero él se negó a aceptarlo—. Tiene que haber otro significado.

—Maldita sea, eres terco —Eyce rió entre dientes, pero no se mantuvo con
mucho humor.

—Bueno, ¿qué quieres de mí? ¿Quieres que acabe de rodar y muera? ¡No lo
haré! —El pecho de Echo exhaló, las palabras fluyendo con rapidez y vehemencia—.
Te estás perdiendo algo, así que te sugiero que sigas buscando. ¡Por fin tengo todo lo 92
que siempre he querido, y estoy absolutamente seguro de que no voy a renunciar a ello
debido a que algún jodido con un complejo de superioridad piensa que es su dueño!

—Hay una manera de saber lo que viene —dijo Vapre tan tranquilamente,
Echo casi no lo oyó sobre los latidos de su propio corazón—. El Oráculo ha visitado a
cada uno de nosotros en nuestros sueños antes de la prueba.

Echo no faltó que Vapre había dicho nosotros, añadió una cosa más a la lista de
mierdas de las que sus hombres lo estaban apartando.

—¿Qué dijo?

—Lo mismo de siempre —Vapre se encogió de hombros de una manera


evasiva—. Una gran cantidad de enigmas, preguntas, respuestas reales, ya sabes, lo de
siempre.

—¿Qué. Dijo. Ella? Dime. —Echo mordió cada palabra con los dientes
apretados.

Vapre suspiró y bajó la cabeza.

—Que yo tenía que tomar lo que se me ofrecia libremente y que no habría una
segunda oportunidad.

Nadie sabía qué decir, si el silencio ensordecedor era alguna indicación. Echo
había terminado con esta mierda deprimente de todos modos.

—Está bien, así que supongo que eso significa que eres el siguiente —dijo a
Vapre—. Mañana, comenzamos a trabajar en la construcción de tu fuerza y
resistencia. Tienes un poco de la semana pasada, pero vas a tener que hacerlo mejor.
Vamos a tratar de redoblar y prevenir el rebote, al igual que hice con Fiero —Echo
encuestó a sus hombres por un momento—. No estaría mal tratar de combinar algunos 93
de sus poderes también.

—¿No puede esperar hasta el día siguiente?

—¿Por qué? —Echo levantó las cejas ante la vacilación de Eyce.

—Es que tenías planes para mañana.

—¿Ah, sí? ¿Y que sería más importante que Vapre esté listo para su prueba?

—Ya basta —Vapre refunfuñó—. Tenemos una sorpresa para ti, y estás
arruinandola. Me comprometo a trabajar el doble al día siguiente. ¿Sí?

Echo lo consideró durante mucho tiempo antes de que finalmente inclinara la


cabeza en consentimiento. No podía negar que estaba increíblemente curioso en
cuanto a lo que sus amantes habían planeado para él. Ellos ya lo estropeaban más allá
de la razón, así que ¿qué más podrían darle? El tipo del que esperaba involucrara a
todos desnudos y sudorosos.
Syx gimió, sus caderas arqueándose, moliendo su ingle contra el culo de Echo
mientras sus dedos se clavaban en la carne alrededor de sus caderas.

—Compórtate —advirtió—. Me imagino que está bastante adolorido, pero si no


te basta, te voy a tomar aquí y ahora.

Cambiando un poco, Echo tuvo que admitir que su culo dolía. Era un dolor
agradable, sin embargo. Del tipo que hace palpitar todos los lugares correctos,
diciéndole que había sido amado por completo. Aún así, él no sabía si podría soportar
otra ronda de amor por el momento.

—Bien —resopló.

—Juega bien. —Bromeó Eyce cuando él movió sus cejas juguetonamente—. Tú


me prometiste una digna bienvenida más tarde, y tengo la intención de tomarla. 94
Capítulo Nueve
—Hijo de puta, gillipollas, desgraciado, pedazo de mierda! —Echo gritó
mientras golpeaba sus puños contra el volante de la Tahoe—. Esto no es lo que me
imaginaba cuando dijiste que tenían una sorpresa para mí.

Syx se mordió los labios y cerró los ojos mientras trataba desesperadamente de
no reír desde el asiento trasero. Esto no era exactamente la sorpresa, pero estaba a la
altura. Tuvo que admitir que no iba según lo planeado, sin embargo. La impaciencia y
la frustración de Echo eran divertidísimas para presenciar, pero Syx calculaba que esto
no le ganaría ningún punto brownie decirlo en voz alta.
95
Y realmente necesitaba esos puntos brownie por lo que habían planeado más
tarde.

—Deja de pensar tanto —Eyce instruyó desde el asiento del pasajero—.


Simplemente agarra el volante y aprieta ligeramente el acelerador. Imagínate que estás
descalzo y usando tu dedo gordo del pie.

—¡No puedo hacer esto! —Echo sonaba a punto de llorar, y fue lo que se
necesito para desinflar la diversión de Syx.

Mirando por encima de Myst, donde el guerrero se sentaba en el asiento


delantero, vio un aspecto similar de angustia en el rostro de su amante.

—Echo, ¿qué pasa?

—Soy muy malo en esto —respondió Echo abatido—. No se supone que sea
tan difícil.
Syx suspiró y miró por la ventana. Estaban estacionados a un lado de un
camino largo y sinuoso y ni siquiera habían llegado a la carretera principal del
condado todavía.

—¿Alguna vez has conducido un coche antes?

—Tú sabes que no lo hice.

—Entonces, ¿por qué eres tan duro contigo mismo? Se necesita práctica, al
igual que con cualquier otra cosa. ¿La primera vez que comenzaste a utilizar tus
poderes, podrías controlarlo tan fácilmente como ahora?

—Bueno... —Echo lo pensó. Syx podía oír sus pensamientos con tanta claridad
como si estuviera hablando en voz alta—. No —respondió lentamente.
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—¿Qué hay de la lectura, la escritura o amarrarse los cordones de los zapatos?
Fueron aquellos fáciles cuando lo hiciste por primera vez?

—Está bien, lo entiendo —Echo respiró hondo y soltó el aire lentamente.


Vacilante, él envolvió sus delgados dedos alrededor de la palanca de cambios y alivió
la unidad. Un aliento enorme más, sus dedos agarrando el volante en un apretón de
muerte con los nudillos blancos, y Echo alivio el pie del freno.

La SUV se arrastró hacia adelante sin problemas, sin un tirón o salto.

—Ahora le damos un poco de gas —Eyce instruyo—. Recuerda, sólo tiene que
pulsar el pedal, no triturar o pisarlo.

—Yo puedo hacer esto. No soy un niño, y los adultos saben conducir coches. Puede ser
que necesite conducir algún día en caso de emergencia, por lo que necesito saber cómo hacer esto.
Sólo quiero que estén orgullosos de mí. —Echo estaba transmitiéndolo con claridad en ese
momento.
Syx mantuvo la boca cerrada, pero sintió que su pecho se hinchaba por la
determinación de su compañero. Echo no era de lloriquear o quejarse, por lo que
todavía no entendía por la duda en sí mismo que había tenido un minuto antes. Este
era mucho más el Echo que conocían.

—No puedes hacer esto. ¿Por qué es estarían orgullosos de ti? ¿Qué les puede dar? Eres
un estúpido y débil. Ni siquiera puedes conducir un coche.

Syx se tensó, su cuerpo rígido cuando las palabras se filtraron en su mente. Los
pensamientos venían de Echo, pero no era lo que pensaba. La voz era más profunda,
más fría, dura e implacable.

—¡No soy estúpido! —Está bien, ese había sido Echo. ¿Qué diablos estaba
pasando aquí?
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Syx se sentó un poco más erguido, inclinándose un poco hacia delante,
concentrándose intensamente en la batalla que comenzaba en la cabeza de Echo.

—Tú sabes que digo la verdad. Esto es demasiado duro. Tu nunca aprenderás. Tal vez
sería mejor renunciar a parecer un tonto delante de tus amantes. Apenas te pueden tolerar, ya
como eres.

—¡Cállate! —Echo gritó dentro de su cabeza tan fuerte que Syx se estremeció.

—Van a dejarte —continuó la voz—: van a cansarse de ver que buscas a tientas tu
camino por la vida.

—Ellos me aman —dijo Echo mentalmente. La convicción en su voz fue un


alivio para calmar los temores de Syx. Aún así, esto era malo con un capital B. Él que,
o lo que sea, que estaba jugando en la cabeza de Echo, estaba cavando derecho,
preparando un buen lugar para establecer su residencia.
—¿Ellos te lo han dicho? Syx dijo que estaban mejor sin ti. Eyce y Fiero se aman. ¿Qué
necesitan de ti? Vas a conseguir nada más que mueran.

—¡Para el coche! —Syx gritó.

Echo obedeció, saltando en su asiento y golpeando con el pie el freno, lanzando


Syx adelante de modo que su cara rebotó en la parte trasera del asiento frente a él.

—¿Qué? ¿Qué he hecho? —preguntó con ansiedad Echo.

—Ponlo en el parque y apaga el motor —Syx respondió un poco más suave.

Echo hizo lo que le pidió, entonces se movió para poder mirar alrededor del
reposacabezas.

—¿Qué está pasando, Syx? ¿He hecho algo mal? Pensé que por fin lo 98
consegui…

—Lo estabas haciendo muy bien, Echo, pero tenemos que ir a casa. Déjale la
unidad a Eyce.

Cada uno se lo quedó mirando como si le hubieran crecido cuernos y cola.

—Te lo explicaré cuando lleguemos allí —Syx sólo quería decir esto una vez,
así que esperaría hasta que todos estuvieran reunidos—. Sólo date prisa.

—¿Qué pasó? —Eyce tiró de la puerta del coche y salió corriendo por la parte
delantera de la camioneta. Echo se desabrochó el cinturón y se deslizó hacia el asiento
del pasajero—. Dime —Eyce gruñó mientras se sentó al volante, atascado en reversa, y
aceleró hacia atrás, hacia la casa.

—Estás empezando a asustarme. —Echo se volvió en su asiento, se sentó de


lado mientras trataba de mirar a los tres a la vez. Su cara pálida, los ojos muy abiertos,
y su labio inferior temblaba.

Syx se encontró con los ojos de su amante de manera constante, aunque su


corazón galopaba contra sus costillas.

—Está empezando a asustarme, también.

—Eso fue rápido.

Syx dio una rápida sacudida de su cabeza, y Vapre entendió que cualquiera que
sea la razón, no era una buena.
99
—Que todo el mundo, y me refiero a todo el mundo se reúna.

Vapre vaciló sólo un instante. Cuanto más rápido se reuniera a los residentes de
la casa, más rápido averiguaría qué demonios estaba pasando. Syx parecía bastante
decidido a mantener sus labios apretados hasta que todo el mundo se reuniera, y no
sería inútil discutir el tema.

—Hex, Myst, y Fiero están en la cocina —dijo por encima del hombro mientras
se precipitaba por las escaleras y corrió por el pasillo, golpeando su puño contra la
puerta mientras lo hacía—. Todo el mundo arriba y abajo. ¡Muevan el culo!

La puerta del cuarto de Gage se abrió, y el gran hombre lobo parecía


poderosamente cabreado.

—Mac aún no está listo para hablar con nadie. —Al menos él hizo un intento
de ser civil, aunque no lo consiguió plenamente.
Vapre negó con la cabeza.

—Lo siento por eso, pero él va a tener que poner sus bragas grandes de chica y
tratar con ello. Nadie está pidiéndole que hable, sólo que escuche. Syx dijo que todos
tienen que reunirse en la sala de estar, y él parecía casi enfermo cuando lo dijo.

—¿Qué pasó? —Ah, ahora que había conseguido la atención del hombre.

—No lo sé, y Syx no voy a decirlo hasta que cada uno este abajo. No quiero
hacerte daño, Gage, pero estoy pensando en que tiene que ver con Echo, así que
quiero saber qué diablos está pasando, y yo quiero saberlo hace cinco minutos. —
Vapre aún podía ver la mirada en la cara de Syx cuando había entrado por la puerta.
No sabía lo que podría haber ocurrido en la media hora en que se habían ido. ¡Ellos
apenas si habían dejado el maldito camino!
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—¿Algo le pasó a Echo? —Mac apareció junto a Gage con aspecto pálido y
delgado. Su voz sonaba ronca y sin uso, con el pelo oscuro parado en los extremos, y
sus ojos un poco vidriosos—. Deja que me vista, y vamos abajo.

—Mac —Dijo Gage con ternura— cariño, ¿estás seguro?

Una feroz determinación cruzó el rostro de Mac, y Vapre de repente sintió una
gran afición por el tipo.

—Mi amigo está en problemas. Yo le voy a ayudar. —Luego giró sobre sus
talones y desapareció de nuevo en la habitación.

Gage suspiró, pero inclinó la cabeza.

—Vamos a estar abajo.

Vapre no perdió el tiempo con más conversación. Mientras trotaba por el


pasillo, los cambiaformas salieron de la habitación que compartían, saltando cuando
vieron a Vapre corriendo a ellos.

—¿Qué está pasando? —Pax preguntó una vez que se había recuperado.

—En la planta baja. —Vapre gruñó. Dio a Sage una mirada más, todavía
tratando de decidir si podía confiar en el hombre o no. La conversación de la noche
anterior no había sido exactamente aplaudida por el hombre. Si él era la fuente de sus
problemas recién descubiertos, Vapre le aplastaría la laringe sin pestañear. Nadie jodia
con su compañero.

Empujándose más allá del trío, tomó las escaleras de dos en dos y se disparo
hasta el salón para encontrar el resto de la casa reunida allí, sin los vampiros. No había
mucho que pudieran hacer teniendo en cuenta que era sólo las nueve de la mañana. El

101
sol se filtraba por las ventanas, brillante y letal para Syn y en particular para Jinx.

—Habla —dijo Hex, señalando con el dedo la cara de Syx.

En lugar de responder, Syx se volvió hacia Echo, puso sus manos sobre los
hombros de su pareja, y miró directamente los ojos de color azul zafiro.

—¿Quién está ahí contigo?

Los ojos de Echo se abrieron casi cómicamente, y él comenzó azotar su cabeza


de lado a lado.

—Yo no sé de qué me estás hablando. Syx, estás actuando jodidamente


espeluznante.

—Bebé, lo escuche. ¿Quién está en tu cabeza?

Echo se congeló, todo su cuerpo rígido.

Asustó a Vapre.
Dando un paso adelante con cautela, se detuvo y levantó la cabeza al oír a sus
huéspedes entrar en la habitación. Los seis se reunieron cerca del pie de la escalera,
mirándolos confundidos y preocupados. Todos excepto Mac. El hombrecillo se
apresuró hacia delante, empujando a Syx fuera del camino y ahuecando la cara de
Echo en sus manos.

—Mírame. —Exigió.

Echo parpadeó varias veces antes de que sus ojos finalmente se enfocaron en
Mac. Vapre giró la cabeza, mirando alrededor de la habitación a sus amantes.
Ninguno de ellos parecía tener una idea de lo que estaba pasando. El hecho hizo poco
para calmar su ansiedad.

—Eso es correcto —dijo Mac con calma—. Aquí mismo, sigue buscándome.
102
Echo asintió, pero parecía más bien una respuesta automática que un
movimiento decidido, y él siguió haciéndolo. Cuanto más largo su cabeza se
balanceaba sobre sus hombros, más Vapre sintió su estómago apretarse y se le revolvía
el estómago.

—¿Qué pasa con él? —susurró.

—Yo no puedo oírlo.

Todo el mundo se dio la vuelta para enfrentarse Syx.

—¿Qué diablos quieres decir con que no puedes oírlo? —Fiero explotó,
causando que todos en la sala saltaran—. Ya has oído algo. Bueno, óyelo otra vez,
¡maldita sea!

—No puedo. —Las cejas de Syx se juntaron, arrugando la frente, y se quedó


mirando fijamente a Echo—. No lo puedo escuchar. Es más como un zumbido sordo,
como si su mente estuviera envuelta en celofán.

—¡Mierda! —Los largos dedos de Eyce empujados su pelo, empuñándolo y


tirando más o menos—. ¿Qué hacemos?

—No lo sé. —Respondió tristemente Syx.

—Por lo menos no está gritando. —Myst se apretó más al lado de Hex, con el
rostro demacrado y sus ojos se cerraron.

—Esto es tu culpa. —Fiero gruñó a Syx.

—Basta. —Mac dijo por encima del hombro—. No es culpa de nadie, y su


disputa de seguro que no va a ayudar a su compañero. Ahora cállense y déjenme

103
pensar.

—Está bueno cuando se pone todo exigente, ¿eh? —Sony susurró a Gage.

—Silencio. —Gage regañó ligeramente mientras ponía un brazo alrededor de


los hombros de Sony y besaba la parte superior de su cabeza.

Mac los ignoró a todos. Sus dedos recorrían el rostro de Echo como si trazaran
cada inmersión, valle, y curva sutil. Tenía los ojos cerrados y los labios apretados en
una línea delgada, sus fosas nasales se dilataron en ocasiones al respirar
profundamente por la nariz.

Tratando de dominar su impaciencia, Vapre se arrastró hacia el lado de Syx,


envolviendo su brazo alrededor de la cintura del guerrero y apretando su cadera. Syx
se veía tan oprimido, como si todo su mundo se derrumbaba ante sus ojos, y eso
rompía el corazón de Vapre. Él acarició la mejilla de Syx por un momento antes de
susurrar al oído.

—No es culpa tuya, ¿no?


Syx se encogió de hombros sin mucho entusiasmo, pero se apoyó en los brazos
de Vapre.

Nadie habló después de eso, y Vapre se preguntó si todos estaban conteniendo


el aliento como él. Luego los párpados de Mac se abrieron, su cabeza cayó al grupo
aún de pie cerca de la entrada, y un muy impresionante, aunque humano, gruñido
escapó de sus labios.

Antes de que nadie pudiera hacer o decir nada, Sage silbó una vez antes de tirar
la cabeza hacia atrás y cacarear con locura.

Gage se vio sorprendido por un momento antes de que la comprensión lo


golpeara, y extendiera la mano para agarrar a Sage por la garganta. La risa del hombre
más pequeño murió, y él les sonrió maniáticamente.
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—Ciao. —Dijo con voz áspera y luego simplemente se desvaneció en una nube
de humo con olor pútrido.

Echo gritó, sus rodillas pandearon, y cayó al suelo, donde comenzó a temblar y
sollozar. Vapre alcanzó a su pareja primero, se arrodillo junto a él y suavemente se
ondulo en su espalda.

—Echo, mírame. ¿Estás bien? ¿Estás herido? —Las palabras se derramaron de


su boca en un susurro ansioso. La idea de que probablemente debería estar
preguntando: ¿Sabes quién soy? Brilló por su mente, pero él dio un manotazo a la
basura.

El llanto se calmó, y sus ojos estaban abiertos, pero Echo todavía se estremecía
cuando se acurrucó en el suelo alfombrado. Llego para apartar el pelo de su cara,
agarró un puñado de mechones y se sentó bruscamente.

—¿Qué demonios le pasó a mi cabello? —exclamó.


—Lo cortaste —dijo el asunto Eyce con total naturalidad.

Vapre no confiaba en sí mismo para hablar. Podía sentir la histeria burbujeando


dentro de su pecho. Por favor, dioses, que este bien.

—¿Lo corté? —Echo sonaba escéptico—. ¿Por qué habría de hacerlo? Me


encanta mi pelo.

El nudo en su pecho se aflojó una fracción, y Vapre respiró un poco más fácil.
Si Echo recordaba que había amado su largo cabello dorado, entonces tal vez todo lo
que iba a estar bien.

—Bueno, nos gusta así, también —Hex respondió con cautela—. ¿No te gusta,
bebe?
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—Sí, supongo que sí. —Se encogió de hombros Echo—. ¿Qué me pasó?

—No estoy muy seguro —susurró Syx, y parecía avergonzado por no tener las
respuestas que su compañero buscaba—. Voy a averiguarlo, sin embargo.

—¿Sage se ha ido?

—¿Él era el que estaba dentro de tu cabeza? Sonaba diferente.

—Sí, creo que sí, pero yo sé lo que quieres decir. La voz en mi cabeza era más
profunda, casi el mal. En realidad no sonaba como Sage, pero tengo esa impresión...,
supongo que así se lo llama.

—Era él —dijo Mac desde atrás de Echo.

Sus cejas se juntaron, y ladeó su codo hacia fuera, oliendo su axila. Luego
apartó la cabeza y arrugó la nariz.

—Dulce, infierno, apestas. —Él se dio unas palmaditas en el estómago—. Y


me muero de hambre.

—¿Tenemos que irnos? —dijo una vocecita desde cerca de la puerta principal.
Jet se mordió el labio, pasando de un pie a otro mientras sus dedos se enredaban juntos
delante de él.

—Hablaremos de eso. —Respondió fríamente Vapre. Lógicamente, sabía que


ellos no habían sido los que hirieron a su compañero, pero la razón se habían tomado
unas vacaciones temporales del proceso de pensamiento de Vapre. Jet y Pax se habían
aliado con el enemigo, por lo tanto, perdieron toda consideración amistosa que había
sentido por ellos.

—¿Qué te pasa? —Jadeó Echo—. ¡Por supuesto que pueden quedarse!

—Vamos a hablar de ello. —Vapre repitió con la misma frialdad, los ojos 106
clavados, agujereando a los cambiaformas.

Un suave palma acarició su mejilla, y Vapre no pudo evitar inclinarse hacia el


contacto.

—Te hicieron daño —susurró—. No podemos confiar en ellos.

—Sage me lastimó —Echo respondió con firmeza—. Él nos engañó, pero eso
no significa que debamos condenar a Pax y Jet simplemente porque le conocían. De
hecho, pueden ser capaces de ayudarnos. —Él se puso en pie con un gemido,
agarrando el hombro de Vapre para mantener el equilibrio—. Ahora, tengo hambre, sé
que Mac lo tiene, y creo que vamos a tener otra reunión. —Él suspiró como si le
pareciera bastante irritante—. Ah, y Mac, cariño y una ducha primero. Está
quemando el pelo de mi nariz.
Capítulo Diez
Los hombres se movían alrededor de la cocina, hablando en voz baja y
lanzando miradas furtivas a Echo. Él los ignoró mientras se frotaba las sienes, tratando
de masajear el dolor constante profundo y punzante. Se había sentido un poco
apagado desde su episodio en la sala de estar, como si su cabeza no estuviera muy
pegada a sus hombros, sino flotando en algún lugar por encima.

Las cosas parecían oscuras y confusas, y él tenía que pensar muy duro antes de
que pudiera responder a cualquier pregunta que le hacían. Su otra mano acaricio
distraídamente el final de sus cabellos castaños. Recordaba vagamente lo que disparo
a todos el cortarlo y dejar a un lado su imagen de chico de oro. Simplemente no podía 107
recordar por qué. Sus compañeros amaban su pelo, y nunca había tenido un problema
con él antes, así que ¿por qué le habían parecido tan imprescindible en el momento?

—Piensas demasiado duro —Eyce le susurró al oído—. Relájate y respira, bebé.


Vamos a resolver esto, y si tú estás preocupado acerca de que tu pelo, siempre
podemos teñirlo. Es sólo pelo, cariño…

Echo dio a su amante una sonrisa de medio lado en señal de gratitud. Nadie lo
había llamado cariño antes, y pensó que le gustaba, incluso mejor que el bebé.

—Lo sé, y no es el pelo exactamente. No puedo recordar por qué sentí la


necesidad de cortarlo, en primer lugar.

—¿Te acuerdas de lo que pasó en el coche? —Syx se sentó un poco más erguido
en su silla y se inclinó hacia adelante, cruzando los brazos sobre la mesa.

Después de un momento de vacilación, Echo negó con la cabeza lentamente.


—Yo sabía que había una voz en mi cabeza que me decía todo tipo de cosas
desagradables, pero es todo confuso, como un sueño que no puedes recordar
exactamente cuándo te despiertas.

Mac entró en la cocina y luego, seguido de cerca, sus compañeros, y se dirigió


directamente a Echo. Eyce se levantó instantáneamente, paso al siguiente asiento para
permitir que Mac se sentara al lado de Echo.

—¿Cómo estás?

—Yo debería preguntarte eso —Echo se inclinó hacia delante y le dio un beso a
su amigo en la mejilla—. Te hemos echado de menos por aquí.

Las mejillas de Mac se calentaron, y sonrió con timidez.


108
—Ahora estoy mejor, gracias.

Estaban siendo muy formales, cada uno de puntillas alrededor del otro.
Algunas cosas, sin embargo, sólo tienes que saltar encima con ambos pies.

—¿Qué pasó en el bosque?

Todo el mundo se detuvo, y todas las cabezas se volvieron a Mac, a la espera de


su respuesta. Gage parecía el más interesado en la respuesta, se movió alrededor de la
mesa para sentarse al otro lado de Mac para prestar su apoyo. Echo sonrió al ex
guardia y asintió con la cabeza. Sony se puso de pie justo detrás de Mac, con los dedos
a la deriva por el cabello castaño y rizado de su compañero.

—Tú puedes decirnos, Mac —Susurró Sony—. ¿Has visto algo?

—No exactamente. —Comenzó Mac, y todo el mundo escuchaba con gran


atención—. Todo se volvió negro como una especie de neblina roja enredada en los
bordes. Me sentí como si me habían sumido en un cubo de agua helada.
—¿Ahí fue cuando llegaste por primera vez al lugar donde encontraste a los
cambiaformas? —preguntó Echo.

—Sí. —Mac asintió con la cabeza hacia arriba y hacia abajo, mirando sus
manos, donde se retorcían juntos en la mesa—. Yo no podía ver nada, excepto lo que
estaba dentro de mi cabeza. Yo no podía oír, ni oler, ni siquiera sentir mi propio
cuerpo.

Echo se estremeció con empatía, recordando el tiempo que había pasado en el


interior de la cápsula en el laboratorio. Recordó la sensación de estar desconectado,
como si su cerebro estuviera en algún lugar fuera de su cuerpo que funcionaba de
forma independiente de él.

—Había estas cosas... estos monstruos, que vivían dentro de mi cabeza.


109
Supongo que podía sentir cuando alguien me tocaba, pero en mi mente, eran las
criaturas atacándome. Yo no sabía que estaba gritando en voz alta.

Jet y Pax se pusieron junto a la puerta trasera, ambos mirando el quebranto y


jugueteando nerviosamente. Se veían con miedo, pero no del tipo culpable.

—¿Conocieron a Sage en el laboratorio? —Echo sacudido su cerebro, tratando


de colocar al desconocido. Recordaba a Jet, y Pax un poco más, pero no podía
recordar haber visto a Sage antes de que hubieran aparecido en su casa.

—No. —Susurró Jet—. Nos despertamos en esa cueva cerca de donde ustedes
nos encontrarón. Estaba nevando afuera, y no tenía idea de lo como habíamos llegado
hasta allí.

—Sage estaba allí cuando finalmente llegamos. Ni siquiera sé cuánto tiempo


nos quedamos dormidos —Pax recogió el relato—. Él dijo que era de una instalación
diferente, justo como de la que venimos. Él tenía un número —Pax dijo la última
parte, como si eso lo explicara todo.

—Así que antes de hace unas semanas, ¿ustedes no lo conocían? —Echo no le


gustaba donde esto se dirigía.

—No. —Respondió un cambiaforma—. Parecía un poco... diferente, sin


embargo. Nos dimos cuenta de que era porque él había estado solo durante tanto
tiempo y no sabía cómo interactuar con la gente. —Pax movió un pie mientras
hablaba.

—¿Solo? —Echo se sentó un poco más erguido e inclinó la cabeza hacia un


lado.

—Eso es lo que dijo —respondió Jet—. Nos dijo que había estado escondido
durante años 110
—Nos mentiste. —Vapre interrumpió—: Dijiste que habían estado en el
laboratorio juntos.

Jet y Pax balanceaban la cabeza lentamente.

—Nos dijo que si ustedes supieran que él no vino del mismo laboratorio, lo
verían sospechoso, y no les permitirían permanecer aquí. —Jet todavía no miraba a los
ojos.

—Estábamos con frío y hambre —susurró Pax—. Siento haberlos engañado.

Echo miro a Mac.

—¿Has visto a dos o tres en tu visión?

—Dos —Mac respondió inmediatamente—. Pero yo podía sentir una especie


de tercera persona en la periferia.
—¿Cómo sabían que vendrían aquí ?—preguntó Fiero con intención.

—No lo sé —Jet parecía que iba a desmayarse por la admisión—. Te juro que
no —añadió apresuradamente—: Yo tenía estos sueños y una especie de tirón en esta
dirección, pero no puedo explicarlo.

—¿Entonces por qué te escondiste en el bosque? —Fiero levantó ambas cejas, la


sospecha escrita por toda la cara. Echo no podía culparlo. Después de encontrar a un
traidor entre ellos, sería difícil confiar en cualquier recién llegado.

—No queríamos —Pax tomó su turno en la historia—. Sage dijo que


necesitábamos alojarnos puesto que alguien vendría por nosotros.

—Un cebo —Eyce murmuró por lo bajo.


111
Echo cerró los ojos y se frotó las sienes de nuevo.

—¿Acaso Sage... ¿los lastimo?

Jet y Pax miraron sus pies, las manos entrelazadas detrás de la espalda, y no
dijerón una palabra. Su silencio lo decía todo.

—Él dijo que ustedes tres... um, jugaban alrededor del otro —Myst arrugó la
nariz y suspiró. No era exactamente una pregunta, pero al menos estaba tratando de
ser discreto—. ¿Lo hacían ustedes... —Myst resopló y se pasó una mano por la cara—
…eran voluntarios? —Finalmente espetó.

La cara de Jet se puso roja, Echo se empezo a preocupar de que estuviera


teniendo un derrame cerebral. Pax hizo un ruido evasivo en la parte posterior de la
garganta, y Echo no podía soportarlo más. Levantándose de su asiento, él se aferró al
respaldo de la silla hasta que el mareo pasó, luego se trasladó con cuidado por encima
de los dos cambiadormas. Abrazó a Pax primero, entonces a Jet, apretando al hombre
fuerte.

—Están a salvo aquí —susurró.

Jet le devolvió el abrazo, estremeciéndose mientras presionaba su rostro en el


cuello de Echo y exhalaba un largo suspiro.

—Lo siento

—¿Quién fue herido?

Jet se tensó en sus brazos y trató de alejarse, pero Echo lo apretó con más
fuerza.

—Me lo puedes decir, Jet

Después de un momento de la lucha, Jet se desplomó contra él en derrota.


112

—Pax —murmuró—. Hex lo curo.

—¿Él te lastimaba? —Echo habló en voz baja al oído de Jet, poco más que un
suspiro.

Jet asintió.

—¿Estás herido?

—Sólo algunos rasguños.

Echo finalmente lo soltó y dio un paso atrás.

—Déjame ver.

Dejando caer los ojos para estudiar el suelo de la cocina de nuevo, Jet
lentamente levantó el dobladillo de su camisa un poco más allá de su ombligo. Echo
abrió la boca, y sus ojos picaron en las esquinas con lágrimas contenidas.

—Arañazos. —Cuatro tajos largos se extendían en Jet de un lado de la caja


torácica a la otra—. Hex, ¿por qué no se recuperan estos?

—Esos no estaban allí —Hex respondió con un gruñido.

—¿Esto sucedió desde que estás aquí? —Echo no había pensado que sus ojos
podían abrirse más grandes, pero se había equivocado—. ¿Por qué no le dijiste a
alguien?

—Por favor —susurró Pax—. No más preguntas ahora mismo.

Echo cerró los ojos y se llevó una mano temblorosa por la cara.

—Hex... 113
—Vamos, bebe —Eyce recogió a Echo en brazos y lo acunó cerca—. Necesitas
descansar. Sigues estando un poco inestable.

Echo no se resistió, ni discutio. Se sentía triste hasta los huesos, sólo quería
envolverse con sus hombres a su alrededor, como un vendaje y dormir hasta que las
cosas fueran mejores.

—Voy a hacer que se cure, tenga comida en el estómago, y luego enviarlo de


vuelta a la cama.

Echo abrió los ojos para ver a Hex de pie junto a Eyce. Ofreció a su compañero
una sonrisa temblorosa e inclinó la cabeza.

—Gracias —Eyce comenzó a llevarlo fuera de la habitación, pero se le ocurrió


algo, y él le dio una palmadita en el pecho de su amante para detenerlo—. ¿Sage o el
bosque? —le preguntó con voz débil. Su cabeza le daba vueltas, y su lengua se sentía
demasiado grande para su boca, por lo que hablar le era casi imposible.

—Ambos —respondió Mac, la comprensión de su investigación—. Todavía hay


mal en el bosque, pero Sage lo trajo a esta casa.

—Bien. Lo arreglaremos más tarde —murmuró, y luego volvió la cabeza en el


pecho de Eyce y se quedó dormido.

—Interesante. —El Oráculo tarareó mientras levantaba un mechón de pelo


oscuro de Echo y dejaba que se deslizara entre los dedos.
114
—¿Te gusta? —Por alguna razón, quería complacerla.

—No. —Dijo rotundamente. Luego le pasó los dedos por el pelo, a partir de la
corona y termino en la punta recién cortada—. Ah, mucho mejor. —Ella sonrió
radiante.

Mirando hacia su pelo, Echo se quedó sin aliento. Elevándose desde su cintura
había largos mechones rubios, se los acaricio con asombro.

—Gracias. —Susurró.

—Has tenido muchas aventuras desde última vez que hablamos.

Las mejillas de Echo se calentaron al recordar algunas de sus aventuras más


carnales.

—Sí, señora.

El Oráculo se rió, su suave risa, retiñando.


—Mi querido, Echo, siempre es un placer verte.

—¿Quién eres? —Echo golpeó una mano sobre su boca. Él no había querido
preguntar eso.

—Todas las respuestas a su tiempo. —El Oráculo continuo sonriendo y cogió su


mano—. Camina conmigo.

Tomando su mano sin pensar, Echo floto a su lado, su luz del corazón y su
estado de ánimo tranquilo.

—¿Por qué estoy aquí?

—Estás en un gran peligro.

—Bueno, no jodas —Echo se mordió el labio y se estremeció—. Lo siento — 115


murmuró.

—Esto es inesperado. Debes quitar este obstáculo de tu camino, o seguramente fracasará


en tus tareas.

—¿Que es inesperado? ¿Qué obstáculo? —Él sabía que no debía anticipar una
respuesta, pero no podía dejar de preguntar. La comprensión de que el Oráculo no
sabía todo era una píldora difícil de tragar.

—Tienes que tener cuidado. Tus adversarios se vuelven más desesperados. —Y su


agarre se apretó alrededor de sus dedos mientras hablaba rápidamente. Echo nunca la
había visto tan agitada antes. El Oráculo siempre le había parecido un ser omnisciente
para él, pero ahora, en su estado actual, ella parecía casi... normal.

Decidió que le gustaba más antes.

El Oráculo de repente se detuvo y se dio la vuelta para mirarlo.


—Vete. Ve ahora y advierte a los demás. Deben detener el mal, o no habrá esperanza.

—¿Qué mal? —gritó Echo—. ¿Avisar a quién? ¡Estas siendo aún más espeluznante de
lo habitual! —Tiró de la mano del Oráculo y la miró—. ¿Quién eres? —exigió.

—Brilla la luz y fuerza al mal a salir. —Susurró y luego desapareció ante sus ojos.

Gimiendo, Echo cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre los hombros. ¿Qué
demonios se suponía que iba a hacer ahora?

116
Capítulo Once
—Esa perra está loca. —Dijo Echo con toda claridad cuando sus ojos se
abrieron de golpe y se empujó en la cama. Parecía regiamente cabreado, y fue la mejor
vista que Vapre había visto en días.

Moviéndose rápidamente, se instalo sobre el colchón, tocando a Echo en todas


partes y tratando de formar palabras coherentes más allá de la quemadura en la
garganta.

—Estás bien. Oh, dioses, que estás despierto.

Echo rodó los ojos y resopló. 117


—Por supuesto que estoy despierto. ¿Por qué me miras de esa manera?

La puerta se abrió, y Eyce entró en la habitación, congelándose casi


inmediatamente, cuando sus ojos se posaron en Echo. Cerró los ojos con fuerza y
apretó el pomo de la puerta hasta tener los nudillos blancos.

—Gracias. —Susurró antes de abrir los ojos y apresurarse a subir por su lado de
Echo y Vapre—. Estás despierto.

Echo bateó sus manos.

—¿Por qué todo el mundo sigue diciendo eso? Sí, me fui a dormir, tuve una
buena siesta, y ahora estoy despierto.

Vapre miró Echo, entonces a Eyce, a continuación, volvió a Echo, una vez
más.
—Bebe, has estado fuera de combate durante cinco días.

—Estuviste murmurando en tu sueño, o habríamos pensado que estaba muerto


—Eyce añadió en voz baja—. Esta es la segunda vez que has hecho esto.

—Cinco días —Echo consideró eso por un largo tiempo antes de encogerse de
hombros con indiferencia—. Supongo que eso explicaría por qué tengo ganas de mear
como un jodido caballo de carreras. —Él maniobró hasta el borde del colchón y dejó
que sus pies cayeran mientras miraba por la ventana—. ¡Hey, nevó!

Vapre encontró la mirada de Eyce, y se miraron alarmados. Su compañero lo


estaba tomando demasiado a la ligera. Echo salió de la cama y cruzó la habitación
hasta la puerta. Sus pasos eran firmes y con un propósito, no los movimientos débiles y
temblorosos de alguien que había estado postrado en cama durante casi una semana.
118
—Vuelvo enseguida —dijo por encima del hombro mientras se deslizaba por la
puerta, e incluso su voz sonaba saludable y vibrante, no ronca y sin usar.

—¿Qué demonios ha pasado?

Eyce negó con la cabeza, pensativo.

—Me siento tan cansado de decir esto, pero realmente no lo sé.

Se sentaron en silencio después de eso, cada uno contemplando sus propios


pensamientos, hasta que Echo volanteo de nuevo en la sala, con el pelo rubio mojado
y aferrándose a su cuerpo desnudo.

—Me muero de hambre. —Anunció—. ¿Qué hay en el menú?

—¿Echo? —Vapre preguntó con incertidumbre—. ¿Estás bien?

—Claro. Me di una ducha rápida, y me siento muy bien. —Estiró sus brazos
delgados sobre su cabeza y arqueó la espalda—. Un poco rígido, y mucha hambre,
pero eso es todo.

—Yo voy a buscar a Hex. —Eyce murmuró y se levantó de la cama.

—Trae a Syx. —Vapre sugirió. Definitivamente algo no estaba bien con su


pequeño compañero, y era de esperar que Syx sería capaz de darles una perspectiva.

—Así es —Eyce se detuvo junto a Echo. Parecía vacilante, pero se inclinó hacia
delante y besó la frente de Echo. Movió la cabeza y se quedó sin aliento—. Estas frío
como el hielo.

Echo se rió, y no muy gratamente.

119
—Date prisa. —Despidió Eyce con un movimiento de su muñeca.

Una vez que el guerrero había salido de la habitación, Vapre también se levantó
y se movió con cautela hacia su amante. La cabeza de Echo giro hacia él con un
movimiento poco natural. Algo brilló en el interior de sus ojos, un débil resplandor
vacilante, y luego desapareció con la misma rapidez. Sus labios se separaron
lentamente, se extendieron en una amplia sonrisa amenazadora.

—Hola, amante —ronroneó.

Esa luz brilló en sus ojos de nuevo, y Vapre inclinó la cabeza hacia un lado.

—Echo, ¿estás ahí? —No había duda en su mente que no era su pareja. Tal vez
el cuerpo, pero alguien o algo más lo controlaban.

La sonrisa se deslizó fuera de la cara de Echo, reemplazada por una mirada de


puro terror.

—¿Vapre? —Susurró—. ¿Qué me está pasando?


Corriendo hacia adelante, Vapre alcanzó a Echo en dos zancadas y terminó con
sus brazos alrededor de él con fuerza.

—Hex viene, bebé. Vamos a ayudarte.

Echo se aferró a él, flácido en sus brazos, y se estremeció.

—El Oráculo. —Jadeó. —Ella dijo que tenemos que derrotar al malvado. Ella
me dijo que lo saque a la luz —Se quedó sin aliento para respirar, sus dientes
castañearon mientras trataba de hablar.

Luego se calmó por completo, y su respiración se normalizó una vez más.


Vapre dio un paso deliberado en retirada, su pecho se contrajo al ver la mirada
desviada en el rostro de su ángel. Y eso es exactamente lo que Echo era para él, su
salvación, su ángel, su luz. Ahora, apenas podía encontrar un rastro de ese hombre en 120
las líneas frías, duras de la cara de Echo.

—Aww. —Miró de reojo Echo—. No te ves feliz de verme. —Otro destello de


sus ojos.

—Se la luz. —Una voz femenina dulce susurró en la mente de Vapre—.


Encuentra tu estrella y levántala de las tinieblas.

Por una vez, Vapre no puso en duda la sabiduría de la Oráculo ni se detuvo a


descifrar el significado. Tendió las dos manos, puso sus dedos en el pelo de Echo y tiró
de su compañero a él, aplastando sus bocas y lamiendo su interior. Besó a Echo con
todo lo que tenía, derramando hasta la última gota de amor, confianza, necesidad y el
hambre en la conexión de sus labios.

Los músculos tensos de Echo empezaron a relajarse. Entonces, de repente, se


lanzó en el beso, enrollándose alrededor de Vapre como una segunda piel. Sus manos
estaban por todas partes en la prisa, tirando de la ropa de Vapre, su cabello,
mordiendo, arañando, y silbando.

Haciendo caso omiso de la picadura de las uñas de Echo a través de su caja


torácica, Vapre aplastó a su amante más cerca y le dio un beso duro, más profundo,
más desesperado. Echo le mordió el labio, dientes hundiéndose en la tierna carne
hasta que la sangre se derramaba en la boca. Él gimió seductoramente, lamiendo y
chupando la herida.

Vapre se apartó, todavía tomando el pelo de Echo con fuerza, y lo miró a los
ojos. El zafiro azul brillante se habia ido, sustituido por un color profundo y oscuro
como la medianoche.

—Echo, escúchame. —Gruñó él con vehemencia—. Sé que estás ahí. ¿De

121
verdad vas a dejar que gane —Vapre pauso—él? —En términos generales, ya que
honestamente no sabía lo que se había hecho cargo de su compañero.

—¿Vapre? Ayúdame —Declaró Echo. Empezó a temblar de nuevo, y las


lágrimas se desbordaron, deslizándose por sus suaves mejillas rosadas. Sin previo
aviso, se llevó las manos a las orejas y se desplomó en el suelo, un grito espeluznante
que broto de sus labios hinchados—. ¡Cállate! ¡Cállate! —le gritó.

Cayendo de rodillas delante de su amante, Vapre tomó las manos de Echo y los
separo lejos de la cabeza.

—Mírame. —Exigió—. Mira directamente a los ojos. —Cuando Echo tardó


demasiado en cumplir, Vapre soltó a las muñecas del hombre y acunó su cara, lo que
le obligó a levantar la cabeza—. Tú puedes hacer esto. Eres más fuerte de lo que crees.

La vida menguaba de la mirada de Echo, su piel se volvió fría y húmeda, y se


quedo extrañamente inmóvil.

—¿Quieres ver lo fuerte que soy? —Su voz suave fluyó anormalmente gruesa y
rasposa. Sus dedos rozaron su pecho desnudo seductoramente—. ¿Me deseas, amante?

Empujándose de pie sin decir una palabra, Vapre acecho por la habitación,
golpeando su puño contra su muslo en frustración. Justo cuando creía que iba a perder
la cabeza, la puerta se abrió de golpe, y sus seis amantes se presentaron en la
habitación. Vapre se dejó caer a los pies de la cama y se quedó mirando hacia ellos sin
remedio.

—Yo no le puedo ayudar —susurró.

Fiero y Eyce vinieron a sentarse a ambos lados de él, envolviendo sus brazos
alrededor y trasmitiéndole su fuerza.

—Haremos lo que sea necesario —Fiero respondió con convicción—. Vamos a


traerlo de vuelta. 122
Syx y Hex se agacharon junto a Echo, cada uno tocándolo y murmurando
palabras que Vapre no podía oír. Miraban hacia arriba de vez en cuando, sus ojos se
encontraron por un breve instante, y luego volvieron su atención a Echo. Su pequeño
compañero se pavoneaba y ronroneaba por toda la atención, con avances lascivos a la
menor oportunidad.

Hex se situó en primer lugar, tomando con ambas manos su cara.

—Esto no es algo que pueda sanar.

Syx permaneció en el suelo delante de Echo, manteniendo su delicado rostro


con ambas manos.

—Ayúdame —Susurró—. ¿Dónde estoy? Te escucho, pero no te puedo


encontrar. —Estaba repitiendo la información que escuchaba en la cabeza de Echo—.
Está muy oscuro aquí.
—¿Qué te parece? ¿Puedes ver una foto? —preguntó Eyce prácticamente.

—Es como Mac describió, muy oscuro con un remolino de neblina roja. No
puedo oír lo que la está causando. Esa parte se separa de mí —Syx se acercó más hasta
que su nariz casi tocaba a Echo—. Tengo que concentrarme para escuchar a Echo, y
aún así, sólo puedo obtener los retazos a intervalos aleatorios.

—Pero él está ahí, ¿verdad? —Myst se deslizó hasta el suelo y se arrastró hasta
sentarse junto Syx—. Podemos traerlo de vuelta, ¿no?

Onyx sólo parecía perdido. Se puso de pie junto a la puerta abierta, los brazos
colgando sin fuerzas a los costados, y se quedó mirando hacia el frente.

—Las segundas oportunidades son raras. —El oráculo le susurró a Vapre—. Se la


luz en la tempestad. 123
Respirando hondo, Vapre apretó los ojos y trató de calmar su acelerado
corazón. Este era uno de esos desafortunados momentos en que él entendía
exactamente lo que el Oráculo quería de él, pero eso no lo hacía menos difícil.
Probablemente sería la cosa más difícil que jamás había hecho.

Deslizándose fuera del colchón, Vapre camino sobre sus piernas inseguras hasta
que se paró justo en frente de sus amantes. Syx y Myst le abrieron paso, mirándolo con
interés mientras bajaba lentamente a sí mismo en el suelo y tomó el rostro de Echo en
ambas palmas.

Deseó que no tuviera que tener una audiencia para lo que iba a hacer, pero no
podían ayudarlo. Su orgullo e inseguridades se podían ir al infierno si esto es lo que
hacía falta para salvar a su compañero. Acarició la mejilla de Echo con la yema del
pulgar y trató de sonreír. El intento era débil y falso, pero se las arregló para separar
sus labios en una imitación débil.
—Echo, nos estás poniendo en peligro. Si no puedes luchar contra esto, tendrás
que irte. —Las palabras sabían amarga en su lengua, pero necesitaba estar seguro de
que su ángel le oía. Haciendo caso omiso de los jadeos y gruñidos de los otros hombres
en la habitación, Vapre continuó—: ¿Quieres dejarnos?

—Juegas sucio. —Murmuró Echo, y él comenzó a estremecerse violentamente


cuando algo de color zafiro volvió a sus ojos.

—Ya está. —Vapre tiró de Echo a él, besando sus labios lento y tierno—.
Vuelve a mí, bebé. —Él respiró—. Te amo, Echo. Vuelve con nosotros.

Echo gritó, su cuerpo se puso rígido aunque siguió temblando mientras caía
hacia adelante en los brazos de Vapre. Este sostuvo al hombre más pequeño
acunándolo en el pecho, pasándole los dedos por el pelo húmedo y acariciando la parte
124
superior de su cabeza con su mejilla.

—Te amo. —Susurró en repetidas ocasiones, cantando las palabras como un


hechizo mágico.

Echo continuó convulsionando mientras gritaba y gemía hasta que su voz


sonaba cruda y rota.

Los demonios se movían como una unidad, en torno a Vapre y Echo,


envolviendo sus brazos fuertes a su alrededor y susurrando palabras de amor, cuidado
y devoción. Si esto hubiera sido una película, Vapre adivinó esta escena sería donde
correría la música dramática y apagarían las luces. La tensión zumbaba a su alrededor,
llenando el aire con una carga eléctrica y la construcción de algo explosivo.

Así que cuando finalmente Echo se calmó y se hundió inconsciente contra


Vapre, pareció ser un poco anticlímax.

—¿Ha terminado? —preguntó con incertidumbre.


Syx giro a Vapre hacia él y apoyó la frente en la suya.

—Está durmiendo, soñando con el pastel de calabaza de entre todas las cosas
—Syx rió de esto—. Echo está transmitiendo más fuerte de lo normal, sobre todo
porque está dormido, pero no hay nadie más en la cabeza con él.

Antes de que Vapre pudiera expresar su alivio, Myst se desenredó del grupo, se
puso en pie y corrió hacia la puerta.

—¿Dónde diablos vas? —Hex llevo su nombre.

Myst asomó la cabeza en la habitación y sonrió de oreja a oreja.

—Hacer un pastel de calabaza.

125

Echo lamió la última y pegajosa migaja de su tenedor y lo puso en su plato.

—Eso fue increíble. Yo estaba teniendo un sueño sobre pastel de calabaza.

—Lo sabemos. —Syx sonrió tan enorme, que Echo pensó que la cara del
demonio se dividiría en dos. Le arrancó el plato de la mano y la puso sobre la mesita
de noche junto a la cama—. ¿Cómo te sientes? —le preguntó en serio.

—Cansado. —Respondió Echo honestamente—. Pero creo que eso es algo


bueno, ¿no? Me siento débil y frágil, con un poco de frío, y tengo dolor de cabeza, pero
aparte de eso, me siento como yo mismo.

Todos sus hombres se apiñaban a su alrededor en la cama, mirándolo con una


mezcla de alivio y preocupación.
—Me asustaste mucho —Fiero susurró al oído de Echo—. No lo hagas otra
vez.

Echo puso los ojos en blanco y golpeo a Fiero con su hombro. No era como si
se hubiera querido ser poseído. No estaba seguro de si eso era exactamente lo que
había pasado, pero parecía lo suficientemente cerca. Él no dijo nada, sin embargo.
Sabía que Fiero en realidad no lo castigaba. El hombre había tenido miedo, y de los
grandes, los demonios machistas no se asustaban fácilmente.

—¿Crees que va a suceder de nuevo? —preguntó Onyx en voz baja, y el


ambiente se calmó al instante.

—Creo que tenemos que volver a ese claro en el bosque —dijo igual de
tranquilo Hex—. Hay algo en esos árboles que es obviamente una amenaza para
126
nosotros.

Tanto como Echo quería negar lo evidente, tanto como quería rogar y suplicar
por que sus compañeros se quedasen en casa, donde no había peligro, no lo hizo. El
hogar no estaba salvo. El enemigo se había infiltrado en su santuario, Echo estaba
enojado.

—Tienes razón. —Estuvo de acuerdo ante el asombro de todos—. El Oráculo


dijo que tendremos que derrotar al malvado para tener éxito en nuestras tareas. Por
supuesto, nunca sé de qué mierda está hablando, pero parece bastante claro para mí.
¿Así que cuando nos vamos?

—Tú no lo harás —dijo Eyce rotundamente, su voz no dejaba sitio a ningún


argumento. Ningún argumento de nadie, excepto de Echo, es decir.

—Oh, vienes con esa mierda a mí, Tarzán. Puedo ayudar, y tú lo sabes muy
bien.
—Te necesitamos aquí para ayudar a Vapre por si no volvemos a tiempo —dijo
diplomáticamente Hex.

Echo miró a su líder durante mucho tiempo antes de que finalmente se desinfló,
el aire corriendo por sus pulmones en una rabieta.

—¿Quién va a ir?

—Todos nosotros —Eyce respondió inmediatamente—. a excepción de ti,


Vapre, Mac, y los vampiros.

—¿Sony va? —Echo levanto una ceja con escepticismo. Después de lo que le
había pasado a Mac en ese bosque, no podía imaginar a Gage dejándolo ir a más de
veinte kilómetros de ese lugar.
127
—Sip. Él fue muy... insistente —Eyce resopló, sus hombros temblaban mientras
trataba de no reírse—. Pax y Jet vienen también. Ellos saben del lugar mejor que
nosotros.

—¿Les preguntaron? ¿O simplemente les dijeron que iban? —Echo sólo podía
imaginarse lo aterrorizado que los cambiaformas estarían de volver al lugar donde
Sage más o menos los mantuvo cautivos.

—Ellos se ofrecieron como voluntarios, en realidad —Vapre froto la rodilla de


Echo a través de la sabana fina y sonrió—. Quieren ayudar, y vamos a utilizar todo lo
que podamos conseguir.

—Cuiden de ellos. —Fue más una orden que una petición, pero Echo sentía
que se merecía un poco de margen después de la semana que había tenido.

—No te preocupes, cariño. —Fiero besó la sien de Echo—. Son bastantes


difíciles, pero vamos a mirar por ellos, ¿de acuerdo?
Echo asintió enérgicamente.

—Está bien, así que la luna nueva es... —Su voz se desvaneció y lanzó sus ojos
por la habitación—. ¿Qué día es hoy de todos modos?

—Diecisiete de febrero —respondió Myst—. La luna llena es mañana por la


noche, y dos semanas antes de la próxima luna nueva. —Él sonrió con orgullo en ser
capaz de recordar la información.

Echo le lanzó un beso en recompensa.

—Bien, entonces, ¿qué vas a hacer con Gage en la luna llena?

—Creo que va a estar bien si él tiene a Sony con él. Además los cambiaformas
dijeron que podrían ayudar a controlarlo. Tenemos que confiar en que será suficiente
128
por ahora. —Hex respondió con el ceño fruncido. No le gustaba el plan, y Echo podía
ver por qué. Había demasiadas cosas que podrían ir mal con ese pequeño escenario.

Resignado a lo inevitable, Echo suspiró y asintió con la cabeza.

—¿Cuando se van? —

Todo el mundo parecía reacio a contestar, pero Syx finalmente reforzó su valor
y le susurró.

—Esta noche.
Capítulo Doce
—¿Quisiste decir eso? —preguntó Echo cuando él y Vapre estaban solos. Sus
hombres los habían dejado sólo unos minutos antes, y Echo sentía la pérdida como un
dolor profundo en el pecho. Tenía el temor inquebrantable de que algunos no
regresarían, y le había tomado cada gramo de fuerza de voluntad no pedirles que se
queden.

Apartando su pánico, se removió en el sofá, dándose vuelta para poder


enfrentar a Vapre, rqueó una ceja expectante.

—Sí. —Dijo Vapre con claridad. Bueno, felicitaciones a él por no jugar de


129
ignorante y hacer que Echo se arrastre por la respuesta.

—¿Y a los otros?

—Sí.

—¿Les has dicho?

—Le dije a Syx, pero no a los otros. Lo haré pronto. Yo no quería añadir
cualquier tensión indebida a ellos antes de que se fueran.

—Cobarde. —Bromeó Echo.

Vapre sonrió torcidamente y se encogió de hombros.

—No es fácil. He tenido estos sentimientos durante mucho tiempo, pero nunca
hice nada con ellos. Después de unos miles de años, se hizo fácil simplemente
empujarlo a la parte posterior de mi mente, ignorarlo, y disfrutar de la camaradería que
se ofrecía. —Sus ojos se suavizaron, junto con su voz—. Entonces viniste y cambiaste
todo. Ahora, no veo cómo puedo mantener todo embotellado.

—Bueno. Ustedes me van a volver loco con toda esta actitud evasiva. —Echo
movió sus cejas y arrugó la nariz para hacer reír a su amante. Funcionó, y el humor
aligero considerablemente el ambiente. Entonces él tuvo que ir y arruinarlo—. Yo ya
los extraño.

Vapre se reunió con Echo en sus brazos y suspiró.

—Yo también, pero ellos ya volverán. —Su voz sonaba poca convincente, y el
agujero en el pecho de Echo se estiro un poco más ancho.

Pasando sus dedos ligeramente bajo los ojos de Vapre, Echo se encontró
perdido en las profundidades grises tormentosas. No escapó a su atención que cada vez
que uno de sus compañeros finalmente enfrentaba la verdad de sus sentimientos, su 130
color de ojos cambiaba. Echo no sabía lo que significaba, pero esperaba que fuera una
buena señal.

—Tus ojos son hermosos.

—Son diferentes. —Vapre acordó improvisadamente. Se inclinó y tocó sus


labios con los de Echo, y de repente, la conversación no parecía tan importante.

—Hazme el amor —susurró Echo—. Hazme olvidar por un rato.

Vapre no hizo preguntas, no dijo que pensaba que era una mala idea. Sus
cálidos dedos se deslizaron bajo la barbilla de Echo, sosteniendo su rostro firme, y su
boca descendió sobre sus labios. Se abrazaron durante mucho tiempo, sus lenguas se
deslizaban y trenzaban juntas, y todo lo demás empezó a desvanecerse hasta que sólo
Vapre permaneció en el mundo de Echo.

Lentamente pero con seguridad, la mano de Vapre se deslizó bajo el dobladillo


de la camiseta de Echo, levantándolo por su pecho y rompiendo el beso sólo el tiempo
suficiente para tirarla por encima de su cabeza. Entonces sus bocas chocaron de nuevo,
el tempo y la intensidad creciendo. Una necesidad y hambre similar al dolor recorrió a
Echo, y trabajó febrilmente para despojar a su amante de su ropa. Pasaron minutos
que parecieron una eternidad, y luego estaban ambos desnudos y sudando, envueltos
uno alrededor del otro, mientras jadeaban y gemían en el sofá.

El día había dado paso a la noche, el tono negro en el cielo, y la oscuridad


opresiva. Una pequeña voz en el fondo de su mente argumentó que Syn y Jinx estarían
despiertos y podían caminar por las escaleras en cualquier momento. Mac había dicho
que se iba a la cama, pero eso no significaba que no podía pasear por un bocadillo
tarde en la noche.

A Echo no le importaba.

Incluso las pequeñas preocupaciones se desvanecieron cuando Vapre exigió


131
toda su atención. Echo estaba feliz de dejarse ir y darse a él. Su amante acabó tumbado
en los cojines, Echo cubierto sobre su pecho y extendido sobre su cintura mientras sus
lenguas y labios siguieron a duelo. Echo se meció contra su compañero, frotando sus
pollas duras juntas en una súplica silenciosa por más.

Vapre levanto el brazo sobre su cabeza y el brazo del sofá, hurgando en el cajón
de la mesita mientras su boca continuaba su asalto a los sentidos de Echo. Gruñendo
de frustración, arrancó el cajón y vació el contenido sobre el suelo.

Echo rió en la boca de Vapre por la impaciencia de su compañero. A


continuación, un profundo suspiro se levantó del pecho de Vapre, y Echo pensó que el
hombre había encontrado lo que estaba buscando. Efectivamente, segundos después,
se escucho el inconfundible chasquido de una tapa de botella, y luego los dedos
resbaladizos dieron un toque en su agujero ansioso. Echo se empujó contra los dígitos
mientras arrastraba su boca por el cuello de Vapre y sobre su clavícula.
Entonces, un dedo se deslizó en su apertura, meneo y bombeo, haciendo que su
polla se masturbara y vibrara contra el vientre de Vapre. Desapareció tan rápidamente
como había entrado, dejando la sensación a Echo de vacío y perdida.

—¿Qué pasa? —murmuró contra la garganta de Vapre.

—Yo quiero... quiero que me folles.

Los labios de Echo pausaron su viaje por un momento antes de que una sonrisa
codiciosa se extendiera de oreja a oreja.

—De rodillas —ordenó mientras se levantaba al lado de su amante para estar al


lado del sofá.

Vapre se volcó al instante, presentando su culo hacia arriba para la vista de


132
Echo. Una rodilla se deslizó debajo de él, el otro pie apoyado en el suelo, y él bajó su
pecho hasta el brazo del sofá.

Escaneando el sillón, Echo encontró la pequeña botella de lubricante y la cogió,


moviendo de un tirón, abrió la tapa y vertió una generosa cantidad en la palma. Se
recubrió su pene cuidadosamente, deteniéndose un poco y gimiendo de placer.
Entonces cogió más en sus dedos, tiró la botella a un lado, y se coloco en el sillón
detrás de su compañero.

Dioses, Vapre tenía un culo precioso. La pálida piel tensa sobre los músculos
bien desarrollados, redondeado y se unía en una perfecta forma de corazón.

—¿Cómo lo quieres?

Vapre gimió.

—Duro y rápido. Necesito... No, quiero... —Parecía que estaba teniendo


problemas para expresar sus necesidades, pero Echo entendió.
Pasando la mano sobre la carne suave, Echo puso dos dedos aceitados a lo
largo del pliegue de Vapre, excavando entre las mejillas redondeadas, en busca de su
premio. Él encontró la entrada de Vapre y lo acarició suavemente, ondeando los
músculos con dos dedos.

—Shh —susurró—. Voy a cuidar bien de ti. —Entonces, sin previo aviso, metió
dos dedos en el agujero de Vapre, hasta el segundo nudillo.

Vapre gruñó, un sonido primitivo que hizo temblar a Echo en la anticipación.


Le dio a su amante sólo un segundo para ajustarse, luego bombeo sus dedos dentro y
fuera del calor de terciopelo con movimientos largos y duros.

—Vas a correrte por mí —exigió—. Vas a correrte con tanta fuerza que vas a
olvidarte de tu propio nombre. Entonces, cuando pienses que no puedes aguantar más,
133
voy a follarte hasta que vuelvas a hacerlo.

—Joder —Vapre respiró cuando todo su cuerpo comenzó a temblar.

Echo sonrió en señal de aprobación, la adición de un tercer dedo, bombeando


dentro y fuera del culo de Vapre.

—Eso es correcto. Vas a amar cada segundo de ello, y no vas a tocarte a ti


mismo. —¡Hey, era muy bueno en estas cosas de dominante!

La mano que había estado a la deriva hacia la polla de Vapre se calmo,


entonces vacilante comenzó de nuevo su caminata hacia abajo. Echo golpeó el culo de
su compañero duro.

—No —gruñó.

Vapre gritó y levantó su mano en el brazo del sofá.

—Una vez más.


La polla de Echo latía y se sacudió, goteando libremente desde la punta
mientras trabajaba un cuarto dedo en el paso apretado de Vapre.

—Si quieres más, entonces córrete para mí. —Él pasó los dedos en el culo de
Vapre duro, torciendo y rizándolos hasta que encontró la glándula del tamaño de una
nuez que buscaba. Lo acarició sin descanso, bombeando con movimientos pequeños
mientras su otra mano aterrizó pesada en la mejilla pálida de Vapre.

Su demonio rugió, sus paredes internas se contrajeron contra los dedos de Echo
cuando semen broto de su polla hinchada. Echo ni siquiera le dio la oportunidad de
bajar de la ola. Cuando los hilos cremosos de semen siguieeron disparando desde la
rendija de Vapre, Echo retiro sus dedos, alineó la cabeza de su pene, y se empujo hasta
la raíz.
134
Vapre gimió de nuevo, sus dedos clavándose en la tapicería del sofá. Echo
envolvió un brazo alrededor de las caderas magras de Vapre para un mejor
apalancamiento y comenzó un ritmo exigente con fuerza, golpeando a su amante
como si pudiera llegar al alma del guerrero si pudiera enterrar su polla lo
suficientemente profundo.

Él esperaba que la urgencia desapareciera, pero sólo se extendió hasta que Echo
sentía que le consumiría. Al soltar su agarre en la cintura de Vapre, se sentó con la
espalda recta, con una mano agarrando firmemente la cadera de su amante cuando
comenzó un ritmo constante, con la otra nalgueo el culo de Vapre en cada
deslizamiento hacia afuera de su polla.

Vapre enloqueció, gruñendo y gruñendo, empujándose hacia atrás contra Echo,


castigo, empuje, castigo, empuje. Calmando sus caderas, Echo dejó que su compañero
se haga cargo cuando él usó ambas manos para palmear el culo de su demonio hasta
que la piel brillaba roja y caliente, con las huellas de las manos en relieve sobre la piel
lechosa. Maldita sea, era una hermosa vista.

—Eso es, bebé. Folla mi polla. Toma lo que quieras —Él gruñó. El calor y la
tensión en torno a su polla se sentían como el cielo. Dominar a su pareja lo dejó
sintiéndose alta. Su piel ardía, sus bolas se estremecía, y cada pensamiento flotaba—.
Correte por mí. ¡Córrete en mi polla y hazme sentirte!

Un último duro golpe a los globos redondos de Vapre, y Echo abandono el


azote, hundió los dedos en las caderas de Vapre, y se echo hacia adelante con la fuerza
suficientemente duro para mandar a su amante al brazo del sofá. Echo giró sus
caderas, moliendo su ingle contra el culo de Vapre, luego la sacó lentamente,
centímetro a centímetro hasta que su polla sólo le dio un codazo en el orificio de
Vapre.

Empujando sólo la punta y luego se retiró. Lo hizo de nuevo. Una vez más.
135
Luego, en la cuarta invasión, se sumergió hasta la base, cuando se echó hacia atrás en
las caderas de Vapre. El fuerte grito de Vapre se mezclo con los gritos de Echo, y
cayeron sobre el borde juntos.

El pasaje del guerrero se convulsionó en oleadas, apretando y estrangulando la


polla de Echo, ordeñando su orgasmo hasta que él no tenía nada que dar. Sus bolas
descargadas, llenando el culo de Vapre hasta el borde hasta que el semen comenzó a
escurrirse alrededor de la aún dura polla de Echo. Él no pensó que jamás había llegado
tan duro o casi en su vida.

Jadeando, con el corazón a punto de estallar dentro de su pecho, Echo se


deslizó fuera del cuerpo de Vapre y cayó hacia atrás en los cojines con un gruñido.

—Mierda —susurró—. Necesito una siesta.

Vapre lucho por recuperar el aliento, así, pero al parecer, él le hacía señas para
que no incluyeran dormir. Curioseando Echo por encima del hombro, sonrió con
picardía y levantó las cejas.

—¿Otra vez?

—Sí, por favor. —Se quejó una voz desde cerca de la escalera.

Echo se volvió bruscamente, su boca abierta cuando hablaron Syn y Jinx


hombro con hombro, pantalones abiertos, pollas al aire, y acariciándose a sí mismos
vigorosamente. Echo pensó que probablemente debería estar avergonzado, pero no lo
estaba. Eso podía tener algo que ver con el hecho de que su cerebro no estaba
disparando exactamente con todas las neuronas, pero había que examinarlo más tarde.

Una idea se movió en su cerebro, y Echo sonrió.

136
—Ustedes nos han visto. Permítanos mirarlos. —Bueno, eso seguro tenía su
atención. Los dos vampiros se detuvieron en sus movimientos, pero siguieron con sus
pollas mojadas en sus palmas.

—¿Tú quieres vernos masturbándonos? —preguntó Jinx lentamente.

—No —Echo negó con la cabeza—. Quiero ver cómo jodes a Syn. —Echo dio
un vistazo por encima del hombro para ver lo que pensaba su compañero de la idea. A
juzgar por el calor en los ojos de Vapre, la forma en que sus fosas nasales se abrieron
en las esquinas, él pensó que era una malditamente buena. Volviendo a los vampiros,
Echo sonrió—. Es lo justo —dijo inocentemente.

Ambos hombres zumbaban con el deseo, pero había una vacilación acerca de
ellos. Echo se acordó de lo que habían dicho acerca de no ser amantes, pero tenía la
sensación de que había un montón de problemas de comunicación pasando allí. Sólo
para hacer la oferta un poco más atractiva, Echo tiró a Vapre para que se sentara en el
sofá y se retorció en su regazo.
—Tú puedes ver a Vapre joderme, mientras follas a Syn.

Ambos vampiros gimieron y se volvieron a mirarse el uno al otro. Algún tipo de


comunicación silenciosa pasó entre ellos, y ellos asintieron al unísono antes de
caminar de pie en el centro de la sala frente a Echo y Vapre.

—Trato —dijo Syn.

Echo señaló la botella de lubricante en el suelo, pero perdió la capacidad de


hablar cuando la lengua de Vapre comenzó a deslizarse a lo largo del lado de su cuello.
Syn cogió el pequeño tubo de manera provisional, como si se tratara de una serpiente
mortal a punto de atacar.

El brazo de Vapre se envolvió alrededor de Echo, sujetándolo firmemente en su


lugar, con la espalda contra el pecho del guerrero. El demonio no tenía por qué 137
haberse preocupado. Echo no iba a ninguna parte. Mantuvo sus ojos en la pareja en
frente de él, pero su cuerpo cantó dado la atención que su compañero le estaba dando.

—¿Estás seguro de esto? —Syn susurró a Jinx—. Yo voy a entenderlo si no.

Él lo ama, pensó Echo, y el corazón le dolió un poco por el hombre. Qué horror
tener algo en frente de ti que deseas tan desesperadamente, pero no puedes reclamarlo
para tí mismo.

—Quiero esto —Jinx susurró al igual que en voz baja—. Estoy cansado de
esconderme.

¡Sí! Echo en realidad rebotó un poco en el regazo de Vapre. Su compañero, sin


embargo, parecía completamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor mientras él
jodía su polla dura contra el culo de Echo.

—¿Quieres decir qué...? —Syn dejó la pregunta sin respuesta, pero su rostro
parecía esperanzado.

Jinx mantuvo la cara de Syn en ambas manos y lo miró directamente a los ojos.

—Te amo, Syn. No podía decírtelo antes, pero estamos seguros aquí.

¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Tal vez no es la situación ideal para una confesión tan profunda,
pero Echo decidido dejar que se deslice. También decidió que su lugar actual no era el
lugar apropiado para la primera vez de los amantes juntos tampoco.

Sin una pizca de decepción, Echo sonrió ampliamente y señaló con la cabeza
hacia la escalera.

—Ve a hacer el amor con tu hombre lejos de miradas perversas.

—¿De quién fue la idea? —Vapre murmuró indignado contra el lateral de la 138
garganta de Echo.

Echo rodó los ojos.

—Eso era antes. Esto es ahora. —Sonrió a los vampiros de nuevo—. No quiero
volverlos a ver hasta mañana por la noche. Ustedes tienen un montón de tiempo para
compensar.

Aunque Jinx era sólo unos pocos centímetros más alto que Syn, levantó al
hombre fácilmente a sus brazos, animando a Syn envolver sus piernas alrededor de él.
Luego reclamó los labios de su amante, lo besó con tanta pasión que Echo se
sorprendió de que la habitación no se encendiera alrededor de ellos.

—Ya has oído al hombre. —Jinx jadeó—. Tengo mucho más de tiempo para
compensar. —Entonces él se había ido en un abrir y cerrar de ojos, Syn todavía pegado
a él cuando él corrió escaleras arriba.
—Eso fue genial. —Echo suspiró feliz.

Vapre se rió sin aliento, con la mano bajando para envolverse alrededor de la
pulsante polla de Echo.

—Oh, está a punto de ser aún mejor, cariño.

Y así fue.

Vapre acarició la polla de Echo, torciendo la muñeca alrededor de la cabeza y


mojando su dedo en la ranura para esparcir el liquido preseminal sobre la corona
esponjosa. Le tomó sólo unos minutos avivar las brasas en un incendio forestal que
rabio, y Echo jadeó mientras su orgasmo corrió a través de él.

—Mío. —Vapre susurró mientras acariciaba el cuello de Echo. Entonces sus


139
largos caninos empujaron a través de la carne, y chupó con fuerza, gruñendo y
gimiendo mientras su cuerpo se tensaba.

Echo sintió la cálida humedad, resbaladiza de la liberación de su compañero


contra su espalda y gimió con fuerza cuando su propio clímax lo tomó por sorpresa.
Mmm, le encantaba que sus hombres lo hicieran. El pinchazo de dolor ante el intenso
placer cuando se corría siempre lo dejó sin aliento.

Hilos de semilla nacarada brotaron de su pene, cubriendo la mano de Vapre y


pintando las abdominales de Echo. Saciado e increíblemente cansado, Echo se apoyó
contra el pecho de Vapre y jadeó.

Habían logrado nada. Sus problemas todavía estaban esperando por ellos, más
grandes y más peligrosos que nunca. Pero sólo por un poco de tiempo, debido a su
compañero, había sido capaz de olvidar su existencia.

—Mañana tenemos que trabajar —susurró.


Vapre extrajo sus colmillos y lamió sobre la picadura de su reclamo.

—Mañana. —Respiro.

140
Capítulo Trece
—¡Perfecto! —Echo sonrió hacia Vapre donde el hombre se cernía a varios
metros en el aire. El viento frío azotaba a su alrededor, aullando en la agitación y
congelando a Echo hasta los huesos—. Bien, ahora ven abajo, y vamos a ver si
podemos doblarlo.

El aire silbo, y Vapre todavía flotaba hasta el suelo con una gran sonrisa en su
rostro.

—Esto es divertido.

—Eso lo dices ahora. —Sin esperar la respuesta de Vapre, Echo agarró las 141
manos del guerrero y cerró los ojos, dejando caer todas sus guardias a la vez.

Vapre gritó y trató de zafarse, pero Echo lo tomó con fuerza. Había echo un
poco de sifón del don de Vapre antes, y ahora, trató de redoblar ese poder y mezclarlo
con un poco del suyo propio mientras lo empujaba hacia su compañero como un
maremoto.

Él realmente deseaba poder tomar más tiempo, trabajar de a poco, porque sabía
por Fiero que la experiencia era dolorosa e inquietante. Habían estado trabajando toda
la semana y no consiguieron de mucho más, sin embargo. Con sólo tres días, hasta la
luna nueva, se estaban quedando sin tiempo.

Cuando Echo sintió que su energía comenzó a decaer, soltó las manos de
Vapre, y el guerrero de inmediato cayó al suelo, temblando y agitado mientras
expulsaba el contenido de su estómago. Con un profundo suspiro, Echo se arrodilló
junto a él, pasándose la mano arriba y abajo de la columna vertebral de Vapre.
—Lo siento, amor. Sé que es una mierda, pero no sé qué más hacer.

—Estoy bien —dijo Vapre tembloroso. Escupió un par de veces y se pasó una
mano sobre su boca—. Esto es algo muy serio.

—Eso he oído.

—Yo no recuerdo que fuera tan intenso última vez.

—No estaba recibiendo mi capacidad completa entonces. Estaba en una especie


de fusión con el regalo de Fiero y viceversa.

Empujandose lentamente a sus pies, puso una mano en el hombro de Echo para
estabilizarse luego asintió una vez.

—Estoy bien. —Repitió. Echo no estaba seguro a cuál de ellos, Vapre estaba 142
tratando de convencer—. ¿Qué hacemos ahora?

—Vamos a crear una tempestad.

La cabeza de Vapre se levanto, y sus ojos inmovilizaron a Echo en su lugar.

—¿Qué has dicho?

—¿Vamos a construir una tempestad? —Respondió Echo vacilante, aunque


salió más como una pregunta.

—No, ¿cómo le dijiste?

—¿Una tempestad? ¿Por qué?

Vapre negó con la cabeza, y su cuerpo se relajó.

—Sólo algo que el Oráculo me dijo cuando estabas... enfermo.


¿Enfermo? Eso fue sin duda una forma interesante de decirlo.

—¿Qué es exactamente lo que dijo?

—Ella me dijo que sería la luz en la tempestad.

Echo lo meditó por un momento mientras se rascaba la nuca. Conociendo al


Oráculo, lo cual no hacía en realidad, pero adivinaba que sus palabras tenían un doble
sentido, y él se lo dijo a Vapre.

El demonio no estaba en desacuerdo.

—Pensé en eso. Creo que me hice cargo de la primera acepción. No era una
tormenta literal, pero las emociones que rabiaban en esa habitación eran comparables a
la fuerza de un vendaval en un huracán.
143
—Estoy feliz de que lo hayas hecho —Echo sonrió tiernamente a su
compañera—. Te amo, ¿sí?

Vapre acarició la mejilla de Echo con el dorso de los nudillos, con una
expresión indescifrable.

—Te amo, Echo.

Echo le tomó sólo un momento disfrutar de la atención de su guerrero, luego


dio un paso atrás y puso la cara seria.

—¿Qué otra cosa significa?

—Que nosotros vamos a estar mirando hacia abajo la ira de Hades con una
tormenta de proporciones épicas.

—Oh, es una golosina —Echo bromeó sarcásticamente—. Y yo que pensaba


que esto podría ser difícil. Sólo vamos en contra de la tempestad del infierno. Eso debe
ser un pedazo de pastel.

—¿Cómo crees que Gage lo hizo durante la luna llena? —preguntó Vapre,
cambiando el tema.

—Espero que todos estén bien. Ha pasado más de una semana, y no hemos
oído ni una palabra —Echo había estado tomando el máximo provecho de su nuevo
teléfono móvil, llamando a sus amantes en cada oportunidad. El teléfono nunca sonó,
nadie respondió, y continuó sus llamadas yendo directamente al correo de voz.

—Oye, ¿no se supone que vamos a estar trabajando aquí? —Vapre dio su mejor
intento de una sonrisa, pero se quedó corto en la estimación de Echo. Sin embargo,
aprecio el esfuerzo.

—Bien, vamos a sacar este espectáculo al camino —Echo respondió con falsa 144
valentía. Maldita sea, si perdía a sus hombres.

—Echo, juego con el viento, pero no creo que realmente pueda controlar el
clima. ¿Cómo diablos esperas que cree una tormenta?

—Necesitamos a Eyce. —Decirlo en voz alta sólo trajo a casa el hecho de que
el hombre no estaba allí. Echo suspiró y cerró los ojos por un segundo—. Él no está
aquí, aunque, tendremos que hacer nuestro mejor esfuerzo.

—¿Crees que es prudente hacerlo ahora? Tal vez deberíamos esperar.

—Necesitamos saber si esto va a funcionar. Si no lo hace, tendremos que llegar


a un plan de ataque diferente. ¿Has hecho alguna investigación?

Vapre bajó la cabeza con aire de culpabilidad.

—Uh, no, no realmente. Ha habido mucho que hacer —Añadió a la defensiva.

—Bien, tu puedes hacer eso esta noche —Echo no estaba de humor para
excusas—. Ahora, dame de nuevo la mano. No va a doler tanto esta vez —dijo con
más suavidad cuando Vapre se estremeció—. Yo necesito tocarte si voy a ayudar.

Vacilante, Vapre puso sus manos en Echo y apretó.

—¿Qué hacemos?

—Cierra los ojos e imagina una tormenta masiva, nubes rodando, enormes
ráfagas de viento, aguacero torrencial ese tipo de cosas. Tú sabes cómo usar tu poder
para manipular el viento. Bueno, sólo trata de empujar más lejos.

Vapre le lanzó una mirada escéptica, pero finalmente cerró los ojos y respiró
profundamente por la nariz. Echo hizo lo mismo, renunciando a la inhalación
profunda a favor de una mayor concentración. Él hizo lo que le había dicho a Vapre,
llegando con su regalo para saborear el aire, tocar, doblarlo a su voluntad. 145
Le tomó sólo unos minutos para que el viento llegara a esas ráfagas
sustanciales que Echo pensó, tuvo que dar un paso más cerca de Vapre para evitar que
se cayera. Los brazos de Vapre lo rodearon, su gran cuerpo refugio a Echo de lo peor
del viento, y Echo se aferro a él con fuerza.

No sabía cuánto tiempo se quedaron así, encerrados juntos en el centro del


campo detrás de la casa, cada uno se concentraba en su propia tarea, pero al final,
Echo sintió algo húmedo golpeándole la cara. Parpadeo, abriendo los ojos, se quedó
acurrucado junto a su compañero mientras se asomaba hacia el cielo oscuro. Quería
gritar de alegría.

—Está funcionando. —Le gritó para hacerse oír por encima del rugido del
viento. Una perturbación en el aire le llamó la atención por el rabillo del ojo, y Echo
casi se ahogó—. ¡Alto! —Gritó, tirando a sí mismo de los brazos de Vapre tan fuerte
que cayó sobre su culo—. ¡Vapre!
Los ojos de Vapre se abrieron de golpe y sacudió la cabeza como para
despejarla.

—¿Qué? —gritó.

—¡Déjalo ir! Tienes que parar!

Al instante, el viento se calmó con una suave brisa, y las nubes comenzaron a
desprenderse, dejando a través los últimos rayos de luz persistente del día.

—Santa mierda —Echo respiro—. Tienes una gran cantidad de energía, bebé.

Vapre miró a su alrededor con curiosidad mientras se frotaba la barbilla.

—¿Por qué nos detuvimos? Tu dijiste que estaba funcionando.


146
—Estaba funcionando demasiado bien. Estabas creando un tornado.

Los ojos de Vapre se abrieron, y él cayó al suelo delante de Echo.

—No quise hacer eso. Yo ni siquiera sabía que podía.

—Podría ser útil en la luna nueva, pero prefiero que nuestros hombres tengan
una casa a la cual regresar ahora mismo.

Riendo suavemente, Vapre extendió la mano y le revolvió el pelo de Echo.

—Si, además, con los vampiros en el ático, realmente no queremos rasgar el


techo.

—Excelente punto. —Poniéndose de pie, Echo tendió una mano para ayudar a
que su amante se levantara, no es que Vapre lo necesitara—. Creo que voy a cocinar.
Tú debes empezar a hacer algún tipo de investigación. Me doy cuenta de que no hay
mucho que puedas encontrar sobrealgo como esto, pero nunca se sabe. — Él se
encogió de hombros y se sacudió la hierba de su parte trasera—. Vamos a practicar de
nuevo mañana.

—¿Cómo creció tu cabello de vuelta tan rápido? —Vapre preguntó al azar.

—El Oráculo.

Vapre asintió como si eso lo explicara todo.

—Yo no quería decir nada antes, pero me gusta mucho más así. —Él sonrió
tímidamente como esperando una reprimenda.

Echo acaba de tomar la mano de su compañero y lo condujo hacia la puerta de


atrás con una sonrisa.

—Me gusta más, también. 147

—¡Hemos estado aquí por más una maldita buena semana! —Syx pisoteó a
través de la maleza, dando patadas a las acumulaciones de nieve que estaban haciendo
un esfuerzo heroico para permanecer intacta y no derretirse—. No podemos encontrar
la cueva. No hemos visto ni oído nada.

Fiero encontró su camino hacia él y le pasó el brazo por los hombros de Syx.

—Lo echo de menos, también —susurró apenas para Syx—. Es por eso que
estamos aquí, sin embargo. Sea lo que sea, tenemos que patear su culo y salvar el día.
¿Quieres una repetición de lo que le sucedió a Echo?

Apoyando su frente contra la sien de Fiero, Syx gimió.


—Sabes que no, pero no estamos llegando a ningún lado. Hemos ido
penosamente a través de estos putos árboles por días. Estoy dispuesto a apostar que
hemos cubierto unos veinte kilómetros, y no hemos encontrado nada. Pax y Jet no
puede recordar dónde está la cueva, y yo ni siquiera sé por dónde empezar.

—Necesitamos a Mac, y tal vez a Echo.

—No traeremos a Echo aquí —Syx gruñó.

—Puede que no tengamos otra opción —Fiero respondió con calma—.


Hablando de Mac... ¿dónde está Gage y Sony?

—Siguen durmiendo.

—¿Qué crees que debemos hacer? —Eyce preguntó mientras se dirigía hacia
148
ellos—. Yo voto que nos vayamos a casa, reagruparse y volver a intentarlo cuando
tengamos más hechos. Tengo frío. Estoy cansado. Echo de menos a Echo y Vapre.

—Los extraño, también —respondió Syx—. Me imagino que podrían utilizar


nuestra ayuda también.

—Me gusta la manera en que piensas —Fiero lanzo a Syx y dio un paso
atrás—. Bueno, ¿pero qué vamos a decir Hex?

—¡No se lo diré! —Dijeron los tres a coro.

—No se lo diré —Myst repitió cuando él se acercó por detrás de Fiero—. ¿Que
es lo que no estoy por decirle?

Fiero, Eyce y Syx se volvieron hacia Onyx.

—Felicitaciones —Eyce le sonrió—. Tienes la oportunidad de decirle al hombre


en jefe que queremos ir a casa.
Myst aulló de risa.

—Oh, eso es sucio, ¡pero me alegro de que no sea yo!

Onyx farfulló por un segundo y finalmente suspiró con resignación.

—Bien —gruñó y se dio la vuelta para ir a buscar a su alfa.

—Eso probablemente no fue muy justo, ¿verdad? —Syx no podía detener su


risa, sin embargo. Pobre Onyx siempre tenía los trabajos de mierda. Tal vez podrían
hacer las paces con él cuando llegaran a casa.

—Cobardes. —Una profunda voz dijo desde detrás de ellos.

Todo el mundo se dio la vuelta y se removió como niños atrapados con las
manos en la masa. 149
—Oh, eh, eh, Hex —Syx rodo los ojos en blanco ante su estupidez—.
Queremos ir a casa. —Oh, eso había sido mejor. Ahora, no sólo era aniñado, sonaba
tan bien como uno—. Nosotros, esto es que, bueno, supongo que... —Syx simplemente
dejó de hablar y se pasó una mano por la cara—. Me doy por vencido.

Sus amantes se echaron a reír, cayendo unos contra otros y aferrándose a sus
estómagos.

—Creo que lo Syx está tratando de decir —Eyce habló cuando se había
calmado un poco— es que pensamos que tenemos que reagruparnos y, posiblemente,
traer a Mac y a Echo aquí. O no vamos a llegar a ninguna parte.

—Por mucho que no quiera a Echo en cualquier lugar cerca de aquí, y estoy
pensando que Gage comparte mis sentimientos con respecto a su compañero. Creo que
tienes razón. Sólo estamos dando tumbos en la oscuridad aquí. —Hizo una pausa
dramática y sonrió a ellos—. Vamos a casa.
Syx se unió con los otros guerreros, gritando y gritando. Nadie podría
sospechar que eran guerreros demonios del inframundo en la forma en que estaban
comportándose. Bueno, esas personas podrían irse a la mierda. Las cosas habían
cambiado desde que Echo entró en sus vidas, y a Syx le gustaba pensar que era para
mejor.

—Voy a ir a buscar a Onyx —Fiero ofreció con un resoplido.

—Voy por Gage y Sony —Eyce anunció, luego troto a través de los árboles.

—No me mires a mí —Myst levantó las manos cuando Syx y Hex hicieron
precisamente eso—. No hay nadie para llegar.

—Podría empezar a cargar el equipo —Hex sugirió con un toque del mando.
150
Myst se desinflo y pisoteó en la dirección del campamento.

—Chúpamela —murmuró antes de desaparecer fuera del alcance del oído.

—¿Deberíamos llamar a casa? —Syx pidió cuando estaba solo con Hex.

—No hemos tenido recepción todo este tiempo. Estoy seguro que los chicos
están preocupados por nosotros. Apuesto a que cada uno tiene un centenar de
mensajes de Echo y Mac.

Syx asintió, pero esperó a que Hex continuara su pensamiento.

Su amante le sonrió con picardía y arqueó una ceja.

—Vamos a sorprenderlos.

—Echo va a enloquecer —Syx podía imaginar la cara de su pequeño


compañero al llegar paseando a la casa sin previo aviso.
—Oh, sí —Hex estuvo de acuerdo—. Estoy contando con ello.

151

Capítulo Catorce
Echo se levantó del sofá y se quedó sin aliento cuando oyó el crujido de los
neumáticos de tracción en frente de la casa. Mac se levantó de un salto de su sillón, se
miraron el uno al otro con los ojos muy abiertos.

Jinx y Syn abrazados juntos en el sofá de dos cuerpos, observándolos con gran
interés. A continuación, un peso caliente se presiono contra la espalda de Echo, y
Vapre le dio un codazo hacia adelante.

—Ve por ellos, bebé. Estoy detrás de ti.

Echo no tenía que pensarlo dos veces. Él agarró la mano de Mac y lo arrastró,
corriendo por la puerta a toda velocidad. Hubo un poco de choques cuando ambos
trataron de abrir la puerta al mismo tiempo, pero al final, Echo empujo a su amigo
fuera del camino, abrió la puerta y salió corriendo hacia la noche.
152
Gage se bajó del primer vehículo, Sony luchando fuera justo detrás de él. Nadie
habló mientras Mac corrió hacia ellos, arrojándose a los brazos de Gage y besando al
hombre.

—Estás en casa —Mac coreó una y otra vez entre besos.

—Apúrate —Sony susurró desesperadamente. Gage envolvió sus dedos


alrededor de la muñeca de Sony, levantó a Mac en sus brazos, y les apresuró a entrar
en la casa.

Echo de pie a unos metros de las SUVs, temblando y esperando a que sus
hombres emergieran. Entonces todas las puertas se abrieron de golpe, y sus hombres
se deslizaron fuera de los vehículos lentamente. Se movieron juntos, formando un
grupo apretado con Hex en el medio. Echo sintió las lágrimas calientes corriendo por
sus mejillas, incluso cuando pequeñas nubes de humo blanco salían de sus bocas en
cada exhalación.
—Ven aquí, bebé —Hex levantó los brazos abiertos, y Echo finalmente se
sacudió de su parálisis momentánea.

Desbocado a través de la distancia que los separaba, se lanzó a los brazos de


Hex, trepando por su gran cuerpo y bloqueando de sus piernas alrededor de la cintura
de su guerrero. Sus manos se agitaban a los lados, buscando a sus otros compañeros y
tirando de ellos más cerca, atacó la boca de Hex como un hombre hambriento.

—Te necesito. —Jadeó, señalando con la cabeza a un lado de la boca del Hex y
dirigiéndose a reclamar los de Eyce en otro beso que reclamo su alma—. Ahora
mismo. Justo aquí.

—Hace mucho frío —Myst susurró razonable, pero Echo podía oír la tensión
en su voz, leyendo el deseo en sus ojos.
153
Liberando a Eyce, Echo entrelazó sus dedos en el pelo de Myst y tiró de él
hacia adelante más o menos, metiendo su lengua a través de los labios entreabiertos del
demonio.

—Ahora —gruñó.

—Tenía la sensación de que podríamos necesitar esto. —Vapre paseo hacia


ellos, llevando una manta extra grande y tres botellas de lubricante.

—Dioses, te amo —Syx susurro mientras corría hacia delante, agarraba la cara
de Vapre con ambas manos, y aplastaban sus bocas.

Echo se retorció hasta que Hex le puso sobre sus pies y luego comenzó a salir
de sus ropas, desgarrándola para retirarlas a la velocidad del rayo.

—Todos ustedes me van a joder hasta que yo no camine correctamente por un


mes. Entonces, si no estoy satisfecho con sus rendimientos, vamos a hacer todo de
nuevo.

—¿Qué diablos hiciste con él? —Fiero miró boquiabierto a Vapre como si fuera
un dios.

Vapre rió y se encogió de hombros.

—Parece que nuestra pareja tiene bastante de una racha dominante.


Exploramos eso. —Finalizó crípticamente.

—Estoy esperando —Echo apretó los puños en las caderas, de pie


completamente desnudo bajo la luz de la luna y temblando por el viento helado.

—Tengo una idea —Fiero se apartó de ellos, mientras que todos los demás

154
empezaron a desvestirse. Recuperó su encendedor de su bolsillo y lo encendió,
capturando las llamas en su palma. Luego levantó los brazos a un lado, cerró los ojos,
y todo a la vez un anillo de fuego les rodeo, el aire caliente baño cuerpo desnudo de
Echo.

Con un suspiro de agradecimiento, Echo se dejó caer de rodillas en la manta


que Syx y Vapre habían extendido para ellos, tomó una de las botellas de lubricante, y
abrió la tapa. Deslizándolo en sus dedos generosamente, dejó caer la botella a su lado,
los estiró hacia atrás y empujó dos dedos en su agujero necesitado. Él gimió y se
retorció, follándose a sí mismo en sus propios dedos mientras se insertaba un tercero,
extendiéndose a sí mismo rápidamente para sus compañeros.

Sus hombres habían finalmente capturado su urgencia y se acomodaron por las


mantas en grupos de dos y de tres, sus cuerpos húmedos entrelazados juntos cuando la
luz del fuego parpadeo sobre ellos. Una mano se envolvió alrededor de la muñeca de
Echo, tirando de los dedos de su apertura, y echó un vistazo por encima del hombro
para encontrar a Onyx mirándolo con hambre y necesidad.
Apretó la palma de la mano entre los omóplatos de Echo, instando su pecho al
suelo mientras él alineaba la gruesa cabeza de su pene y la metía en el culo de Echo.
Rodando la cabeza contra la manta, Echo gritó, sus paredes interiores sujetándolo
hacia abajo alrededor de la enorme longitud.

—Duro —Jadeó cuando Onyx comenzó rompiendo en sus caderas,


deslizándose dentro y fuera del agujero con espasmos de Echo.

Tomando su palabra, los dedos de Onyx mantenían las caderas de Echo en un


apretón que le dejaría moretones, tirando de él hacia atrás para cumplir con cada golpe
contundente.

—¡Sí! —Siseó Echo. Maldición, necesitaba esto. ¡Necesitaba más!

Como si le leyera el pensamiento, oh, bueno, él lo hizo, Syx se arrastro a través 155
de la manta por Echo, se levantó sobre sus rodillas, y presentó su polla mojada,
acariciándolo lentamente mientras sus dedos se enredaron en el pelo de Echo y
forzaron la cabeza hacia atrás.

—Chúpame —gruñó.

Gimiendo como una puta de veinte dólares, Echo se humedeció los labios y se
zambulló hacia delante, envolviendo sus labios alrededor de la cabeza de la polla de
Syx. Un par de sacudidas lentas para deslizar el eje duro, y Echo dejó que su guerrero
se hiciera cargo, relajando los músculos de su garganta cuando Syx sacudió sus
caderas, empujando su polla hasta el fondo de la boca de Echo.

Siete pares de manos fuertes lo tocaban por todas partes, acariciando su piel,
alisando su pelo, pellizcando sus pezones, y masturbando su polla palpitante. Sus
hombres estaban en casa, y Echo estaba en el cielo.

Hex y Fiero aparecieron a ambos lados de Syx, empuñando sus erecciones


fuertes y señalando hacia la boca de Echo. Al volver la cabeza a un lado y luego el
otro, Echo montó la polla de Onyx cuando él prodigó atención a los tres hombres
frente a él. Uno tras otro, chupaba cada preciosa polla hasta el fondo de su garganta,
dejando que sus amantes la metieran en su boca durante varios minutos antes de pasar
a la siguiente.

Entonces sintió a Onyx tenso detrás de él, sus caderas se detuvieron, y un fuerte
rugido rasgó el aire a su alrededor en forma de lava abrasadora pintando el interior del
estrecho pasaje de Echo. Gimiendo profundo en su pecho, Echo cerró los ojos y se
vanaglorio por la sensación.

Onyx se retiró, y antes de que Echo pudiera incluso perder la plenitud, otra
polla lo llenó, deslizándose rápido. Echando un vistazo por encima del hombro, Echo
sonrió a Vapre mientras se empujaba contra él. La mano de su amante cayó sobre su 156
culo, y la punzada aguda sacó un grito ahogado de los labios jadeantes de Echo.

La mano de Myst continuó trabajando la polla de Echo, masturbándolo al


tiempo que el incesante golpeteo que Vapre entregaba a su agujero hambriento. Su
cabeza se echó hacia atrás tomándolo de los cabellos, y Syx presionó la punta de su
polla llorosa en los labios de Echo.

—Ábrete para mí —exigió.

Así Echo lo hizo. Abrió arriba, chupando a Syx hasta la raíz y deglutiendo
alrededor de la corona esponjosa. Su compañero se quejó, con la cabeza caída hacia
atrás sobre sus hombros, y luego se retiró y volvió la cabeza de Echo hacia Fiero.

No pasó mucho tiempo para que Vapre encontrara su liberación. Al parecer, él


estaba tan feliz de tener a sus hombres en casa como Echo. Se desbordó en el canal de
Echo con su simiente, gruñendo y gimiendo mientras sus dedos se clavaban en las
magras caderas. Echo sabía que tendría marcas al día siguiente, pero no se atrevía a
cuidarse.

Vapre se alivió fuera de él, y Echo sintió regando más lubricante fresco por su
pliegue. Olió el aroma ligeramente mentolado, sintió el hormigueo y adormecimiento
alrededor de sus músculos ondeando, y gimió por la anticipación.

Hex se estiró junto a Echo en su espalda, luego lo agarró por la cintura y lo


levantó para colocarlo sobre sus caderas. Jadeando, gimiendo y temblando, Echo se
sentó sobre la polla de Hex, empalándose a sí mismo en un movimiento rápido y
llorando cuando su polla se sacudió y palpito, rogando por la liberación.

El cálido pecho de Eyce se presiono contra su espalda, y Echo se inclinó


cortésmente, apoyando las manos en los hombros de Hex.

—Respira profundo —Eyce susurró mientras la cabeza de su pene se presionaba 157


contra la apertura de Echo justo por encima de la polla de Hex.

Había hecho esto antes y amo cada segundo, pero eso no impidió que una
astilla de inquietud pasara a través de él. Antes de que pudiera conseguir pensarlo
demasiado, Myst se arrodilló a su lado y tiró de él en un beso que adormeció su mente,
derritiendo cada hueso y cada músculo de su cuerpo. Sintió deslizarse la polla de Eyce
en su agujero con esfuerzo, estirándolo más amplio, y la presión robó el aliento de sus
pulmones.

Myst se lanzo a la boca de Echo y se quedó, en sustitución de su lengua con su


polla, empujándola entre los labios entreabiertos de Echo. Echo bebió con avidez,
tarareando alrededor del eje grueso cuando Eyce y Hex comenzaron a moverse,
pequeños movimientos lentos, deslizando sus pollas juntas dentro de su apretado culo.

—Oh, joder —Eyce gimió—. No pensé que se sintiera tan bien.

Tenía la frente sudorosa presionada contra la nuca de Echo cuando el guerrero


siguió moviendo sus caderas en ondas lentas y sensuales. Su brazo se deslizó alrededor
del pecho de Echo, sosteniéndolo cerca cuando el ritmo aumentó.

—Te amo, Echo.

Echo no podía responder con la polla de Myst en su boca y su cerebro todo


blando por la sobrecarga erótica, pero él tarareó un poco para dejar que Eyce supiera
que lo escuchó. Myst gruñó su aprobación por las débiles vibraciones y acarició la
mejilla de Echo con sus dedos.

Fiero estaba junto a Myst, Syx se arrodilló al otro lado de Echo, y pudo ver a
Vapre y Onyx trabándose justo detrás Fiero. Maldición, él amaba a estos hombres.

Eyce dio un fuerte golpe de sus caderas, y las luces bailaron en la visión de
Echo cuando su orgasmo se disparó a través de él, semen volando de su polla y 158
pintando el pecho de Hex con hilos de nacarado semen. Sus paredes interiores se
apretaron, presionando las pollas en su culo. Hex gruñó, Eyce gimió, y más calor
pegajoso lleno su pasaje rebosante de Echo, escapándose y deslizándose por el interior
de sus muslos.

A pesar que no creía que pudiera moverse, Echo encontró que se había
equivocado. Eyce se deslizó de su agujero convulsionando, Myst se retiró de su boca, y
Hex lo levantó en brazos a la espera de Syx.

—Dime si estas demasiado adolorido —Syx murmuró mientras sus labios


pulposos se deslizaban sobre el lado del cuello de Echo.

En respuesta, Echo se levantó, agarró la polla de Syx y se lo coloco en su


agujero dilatado.

—Jódeme. —Le exigió al comenzar a subir y bajar, montando a su amante con


alegría desenfrenada.
Syx retrocedió en la manta, con cuidado de no quitar del puesto a Echo. Sus
brazos en bucle alrededor de la espalda del joven, tirando de él hacia abajo a su pecho
mientras doblaba las rodillas y plantaba los pies en el suelo. Sus caderas se sacudieron
hacia arriba, golpeando en Echo mentras su pecho vibraba con los sonidos primarios
que brotaban de su boca.

En cuestión de segundos, Syx rugió al cielo nocturno, sosteniendo a Echo


contra él mientras su cuerpo se sacudía y se estremecía, llenando a Echo con su
clímax.

Exhausto pero aún con más ansias, Echo se levantó de Syx con las piernas
temblorosas y se dejó caer en el regazo de Fiero.

—Que sea bueno —murmuró él, cuando había afirmado los labios del demonio
159
con los suyos.

—¿Dos por uno? —preguntó Fiero, y Echo encontró que eso era exactamente lo
que quería.

Fiero lo acomodó en el regazo de Myst para que su espalda se presionara contra


el pecho del guerrero, y la polla de Myst se deslizó dentro de su desbordante canal.
Echo gruñó, moviendo sus caderas y levantando sus brazos en lazo alrededor del
cuello de Myst.

Apoyando una mano detrás de él, Myst levantó Echo mientras se inclinaba
hacia atrás, inclinando el culo de Echo en el ángulo correcto para que Fiero entrara en
él. Considerado como siempre, Fiero deslizo más lubricante adormecedor sobre el
agujero de Echo y arremolinó su dedo alrededor de los músculos donde se estiraban
para acomodar en la pulsante polla de Myst.

Luego maniobró entre las rodillas flexionadas de Myst y se inclinó hacia


adelante para reclamar la boca de Echo en un beso abrasador cuando la cabeza de su
polla se deslizó dentro de la entrada.

—Tan lleno —Echo jadeó largos segundos más tarde, cuando Fiero estaba
completamente asentado.

Myst gimió detrás de él, sus caderas arqueándose en la manta, trabajando su


polla un poco más profundo en el culo hambriento de Echo.

—Muévete —le rogó al guerrero.

Echo se tendió lánguidamente contra el pecho de Myst, con los brazos aún
rodeando el cuello del hombre, y su cabeza colgando sobre el hombro musculoso de su
amante. Sus compañeros se movían juntos, uno en uno, creando un ritmo constante
cuando Echo abogó por más. 160
Sus otros compañeros se reunieron a su alrededor, tocando, acariciando,
besando, lamiendo y por todas partes. La mano de Fiero palmeó la polla necesitada de
Echo, acariciándolo en largos movimientos rápidos.

—Córrete por mí, bebé. Necesito sentir que te vienes por mí. — Se inclinó sobre
Echo, lamiendo un largo camino hasta la oreja y chupó el lóbulo en su boca—. Te
amo, Echo —susurró.

—¡Jooooder! —Gritó Echo, y una vez más saltó por encima del borde, con los
músculos sujetándolo hacia abajo, y las articulaciones bloqueándose mientras
explotaba en la mano de Fiero.

Myst gritó algo ininteligible, su cuerpo cada vez más inmóvil mientras seguía a
Echo en la euforia. Fiero echó la cabeza hacia atrás y rugió, el círculo de fuego
alrededor de ellos creciendo en altura y en calor mientras bombeaba a través de su
orgasmo.
Completamente agotado, pero más feliz de lo que había estado en días, Echo
apenas notó cuando sus amantes se aliviaron de su culo y Fiero lo levantó en sus
brazos.

—Hora del baño, bebé, y entonces puedes dormir.

Normalmente, Echo se opondría a ser tratado como un niño que necesita ser
bañado y metido en la cama, pero justo en ese momento, no le importaba.

—Está bien. —Murmuró con cansancio. Sus compañeros estaban en casa a


salvo. Habían llegado de nuevo a él, y no mucho podría arruinar su alegría—.
Bienvenido a casa, mis amores.

161
Capítulo Quince
—¿Estás listo?

Vapre miró a su compañero y sonrió torcidamente.

—No, en absoluto. —Entonces él tomó la mano de Echo y lo llevó al porche


trasero—. Vamos a hacer esto.

—¿Estamos seguros de que aquí es donde va a pasar?

—Todo lo demás ha pasado cerca de casa. No sé por qué esto debería ser
diferente.
162
—¿Qué quieres que hagamos? —Eyce preguntó mientras corría junto a ellos.
Los otros guerreros, los dos cambiaformas, los dos vampiros, e incluso Gage y sus
compañeros se presentaron en los escalones y siguieron detrás de ellos.

—A ti te vamos a necesitar. Los otros tienen que quedarse fuera del camino,
porque esto podría ponerse feo —Echo un vistazo por encima del hombro y suspiró—.
Realmente no me gustan que todos estén aquí. Alguien puede salir lastimado.

—Ellos quieren ayudar —dijo Eyce en voz baja—. Además, tienen que ver a
que nos enfrentamos si nos van a ayudar en la guerra.

—Wow, eso suena tan melodramático —Echo suspiró y apretó la mano de


Vapre—. Supongo que eso es lo que es, sin embargo, una maldita guerra.

Vapre entendió lo que su pareja estaba tratando de decir, pero de ninguna


manera lo evito, una guerra se avecinaba. No era una escaramuza, una pelea era una
pelea, o incluso una batalla, pero la guerra completa, oscurecería sus puertas antes de
fin de año.

—El sol casi se ha puesto.

Echo asintió en silencio y extendió la mano para tomar la mano de Eyce


también.

—He oído que esto duele, pero no se puede evitar —dijo con total
naturalidad—. Te agradecería que no vomites, sin embargo.

Los ojos de Eyce se desorbitaron, y él giró la cabeza a Vapre. Mordiendo el


interior de la mejilla para no reírse, Vapre se encogió de hombros. Se sentía como si
fuera lo más cerca que había estado de ser alcanzado por un rayo cuando había
practicado con Echo. Ellos habían intentado un par de veces más, y la sensación había
disminuido, pero aún así lo dejaron débil y con náuseas cada vez. 163
Antes que Eyce pudiera argumentar o incluso que Vapre hubiera terminado su
pensamiento, Echo abrió el puente entre ellos. Tensándose y sacudiéndose, Vapre
sintió el flujo de energía en oleadas, corriendo a través de él a una velocidad fantástica.
Su cabeza daba vueltas, su estómago se revolvió, y él apretó los dientes para no
morderse la lengua.

A Eyce no le iba tan bien. Su cabeza cayó hacia atrás sobre sus hombros, los
cordones en el cuello se tensaron por el esfuerzo mientras se esforzaba por guardar
silencio. Vapre quería acercarse a él, consolarlo, pero su cuerpo quedó paralizado y
bloqueado en su lugar.

A medida que la electricidad corría por él, Vapre trató de alejar la sensación de
malestar y concentrarse en lo que estaba por venir. Había hecho muy poca
investigación, para gran decepción de Echo. Sólo que no se había visto en la necesidad.
No importara lo que se encontrara en las páginas interminables, nada lo prepararía
para este examen.

No importaba tampoco. No importaba lo que la fealdad decidió alzar sobre sus


cabezas, Vapre la enfrentaría, e iba a ganar. El fracaso no era una opción. La seguridad
de Echo, el bienestar de todos sus hombres, descansaba en él, debía mostrar su poder y
conquistar el peligro que les amenazaba.

Echo soltó la mano justo cuando el sol se hundió bajo el horizonte, y Vapre
dejó escapar un suspiro tembloroso. Eyce, por otra parte, se puso de rodillas y arrojó
sus galletas en el suelo helado. Vapre hizo una mueca de simpatía y se trasladó junto a
él para mantener el pelo largo de Eyce fuera de su cara.

—¿Estás nervioso? —preguntó Echo.

—No —respondió honestamente Vapre. Durante los cinco días en que él había 164
pensado en que Echo nunca despertaría de nuevo, y la semana en que no estuvo
seguro de si sus amantes estaban vivos o muertos, Vapre había llegado a una
conclusión muy importante. Él haría lo que fuera necesario para mantenerlos a salvo.

El amor de Echo había abierto la puerta, la luz del sol que brillaba en el
corazón de Vapre, dándole una fuerza que él nunca supo que tenía. También había
abierto los ojos, lo que le permitía ver al resto de sus hombres en una forma totalmente
nueva. Por último, su compañero le había hecho darse cuenta exactamente de lo que él
podía perder si fallaba. A pesar de que esperaba que no viniera, Vapre con mucho
gusto daría la vida por cualquiera de sus hombres.

La paz y la confianza se establecieron a su alrededor como una manta caliente


y Vapre se puso en pie, ofreciendo una mano para ayudar a Eyce a levantarse también.

—Estoy listo —dijo al igual que las gruesas gotas de lluvia comenzaron a caer
del cielo.
—Bien —Echo respondió, inclinando su rostro hacia arriba y parpadeando
contra la lluvia—. Ya que está aquí.

Un chillido estrepitoso rasgó el aire de la noche cuando el viento se intensificó,


dando vueltas a su alrededor, ya que silbaba entre los árboles cercanos. Las nubes se
agitaban y rodaron cabezas y tres figuras oscuras se abalanzaron y cacareaban en el
cielo oscuro.

—Fiero —Echo llamo—. ¿Puedes arrojar algo de luz sobre la situación?

—El placer es mío —respondió Fiero y Vapre podía oír la sonrisa en su voz.
Gallito bastardo.

Tres bolas de fuego se dispararon en el aire, mezclándose entre sí en el punto


más alto y en el aire para formar un enorme círculo directamente sobre la casa. 165
—Maldita sea, él es bueno —Vapre respiró mientras observaba las llamas bailar
encima de ellos, sin obstáculos por la lluvia que caía del cielo.

—Él es más fuerte ahora —respondió Echo como si estuvieran discutiendo qué
cocinar para la cena—. ¿Podemos hacer esto ahora? Tengo frío y estoy húmedo.

Vapre se apartó el pelo empapado de la cara y se secó el agua de los ojos. Le


tendió la mano, la palma hacia arriba, y asintió.

—Vamos a ello.

Echo lo tomó de la mano, después mantuvo la otra hacia fuera por Eyce.

—Joder —murmuró Eyce pero tomó la mano que le ofrecía y le apretó con
firmeza—. Estoy dentro.

—Al igual que tu tuvieras una opción —Echo masculló entre dientes.
—Lo he oído.

—Se suponía eso, idiota.

Vapre rodó los ojos y resopló.

—¿Podemos enfocarnos ahora, niños?

Echo apenas levantó la cabeza y le sacó la lengua.

—Está bien. ¿Qué demonios son esas cosas de todos modos? —Él hizo un gesto
con la cabeza hacia el cielo—. Se parecen a las aves, pero la cabeza está mal.

Vapre estudió a las criaturas voladoras mientras hojeaba en su lista mental de


las bestias mitológicas y gimió.
166
—Arpías —gruñó—. ¡Todo el mundo adentro!

—¡Estoy sosteniendo el fuego! —Fiero gritó.

—¡Me quiero quedar! —Jet se quejó.

Vapre gruñó, un sonido puramente animal, y volvió la cabeza para mirar a


ellos.

—¡Todo el mundo adentro!

Algunos gimiendo y otros gruñendo, el grupo se trasladó hasta el porche y


desapareció dentro de la casa, pero se mantuvieron cerca por las ventanas para ver
como la acción se desarrollaba. Fiero no se movió. Él miró de vuelta a Vapre,
cruzando los brazos sobre el pecho, como si Vapre se atreviera a decir algo.

—Necio obstinado —Vapre murmuró con disgusto.

—¿Qué está mal? —Echo todavía miraba hacia las mujeres aladas, con el pelo
pegado a la cara y sus ropas empapadas aferrándose a él. Se estremeció por el viento,
sus dientes tiritando y sus labios poniéndose azul.

—Las Arpías son conocidas por secuestrar y torturar a las personas en su


camino al Tártaro —dijo Eyce.

—Oh —suspiro Echo.

Una de las arpías se liberó del resto y se abalanzó, sus garras extendidas y
dirigiéndose directamente a Fiero. Con poco esfuerzo, Vapre envió una ráfaga de aire
hacia la criatura, enviándola de un tirón a través del aire donde ella gritó y silbó antes
de alzarse hacia arriba para unirse a sus hermanas.

—Eyce, necesitamos que dejes la lluvia.

Mirando a Vapre como si estuviera loco, Eyce negó con la cabeza.


167

—Uh...

—Oh, sólo hazlo, maldita sea —espetó Echo.

Haciendo caso omiso de los dos hombres, Vapre separó las piernas, apoyándose
contra el viento rugiente que amenazaba con derribarlo, y cerró los ojos. No sabía
cómo lo había hecho antes, pero esta vez se imaginó remolinos de viento, piezas
fundiéndose y torciéndose las nubes en un ciclón destructivo.

—Joder —susurró Eyce en estado de shock.

Vapre se permitió una pequeña sonrisa cuando la lluvia dejó de latir en su


contra. No abrió los ojos, sin embargo, así que no sabía si Eyce se había detenido
realmente o simplemente se movió. No es que importara. Vapre sólo necesitaba
concentrarse.

Basándose en el poder que emanaba de su compañero, Vapre extendió su


mente, construyendo la chimenea2, extendiéndose y aumqntando la velocidad de sus
rotaciones. Las arpías gritaron y chillaron, sus voces se levantaron sobre el aullido del
viento.

Luego todo se fue al infierno.

Eyce y Echo gritaron al mismo tiempo que Vapre oyó el batir de alas. Él abrió
los ojos a tiempo para ver Echo levantado de sus pies. Eyce lo agarró, pero los pies de
Echo golpearon sus manos. Agitándose y torciéndose, Echo gritó cuando las garras de
la arpía le abrieron la piel, y la sangre fluyo fuertemente de los hombros heridos.

La concentración de Vapre se disolvió, y él gruñó ferozmente a la fea bestia. Lo


envolvió el frio, una rabia sin precedentes hirvió en su sangre cuando una neblina roja

168
llenó su visión. Su pecho se movía, su labio superior levantado sobre los dientes
alargados con colmillos afilados. Sintió crecer su cuerpo, sintió las garras letales
extenderse desde los dedos, y oyó su ropa rasgarse y romper.

Hades era un maldito tonto. Tal vez porque nunca había conocido el amor
subestimaba su poder. O tal vez él nunca se había imaginado que los guerreros serían
capaces de tal oferta, sin embargo, las emociones fuertes. Cualquiera de las dos fuertes
emociones eran la ventaja de Vapre, y tenía la intención de hacer pleno uso de ellas.

Ni los dioses del Olimpo, Hades, Ares, o criaturas del inframundo harían daño
a su compañero y vivirían para contarlo. Estirando los brazos hacia los lados, Vapre
dejó que su furia alimentara su poder al ver a su compañero ser levantado más y más
alto en el cielo. Alguna parte lógica de su cerebro comprendió que el secuestro de Echo
había sido el principal objetivo desde el principio.

2
Los huracanes se forman cuando la energía expulsada por la condensación del vapor de agua
presente en el aire cálido en elevación causa un bucle de alimentación positiva sobre las aguas templadas
de los océanos. El aire se calienta, elevándose aún más, lo que conduce a más condensación. El aire que
fluye hacia el exterior de esta "chimenea" vuelve a la superficie, formando vientos muy fuertes.
Envolviendo el viento alrededor del anillo de fuego, Vapre entrelazó los dos,
girándolos en un tornado de fuego que iluminó el cielo oscuro. Luego, con un gesto de
su mano, envió el remolino ciclónico hacia dos de las arpías, chupándolas en el vórtice
antes de que pudieran escapar.

—No hagas daño a Echo —Eyce sin perder el ritmo observo a la arpía que
mantenía a su pareja. Se puso de pie justo debajo de ella, con los brazos extendidos.

Y entonces Echo cayó, gritando todo el camino hasta el suelo cuando la


criatura lo arrojó fuera del alcance de Eyce. Una sensación de malestar se instaló en el
estómago de Vapre, y él envió una ráfaga de viento para coger su amante antes de que
pudiera chocar con el suelo.

Echo cayó dos veces, dando un salto mortal a través del aire y aterrizando en
169
los brazos de un hombre pequeño con los ojos brillantes. La figura se rió
malvadamente, agarrando a Echo a su pecho, luego simplemente desapareció.

Vapre rugió, la rabia lo abrumo hasta que perdió el control completo de su


poder. Una fuerte ráfaga de aire atrapo a la arpía que queda en el techo, enviándola a
correr hacia atrás en el ciclón de fuego que parecía latir y crecer con cada segundo que
pasaba.

—¡No! ¡Alto! —Eyce gritó.

Pasos tronaron detrás de Vapre y brazos fuertes se cerraron a su alrededor,


luchando en el suelo. Un golpe fuerte captó la parte inferior de su mandíbula, cortando
la cabeza hacia atrás como un peso pesado que lo inmovilizó en el suelo.

—Déjalo ir —gritó Eyce—. ¡Déjalo ir para que podamos encontrar a Echo!

Más pies se apresuraron a través del patio, y Vapre parpadeo hasta encontrar a
cada miembro de la casa reunido en torno a él.
—Yo sé dónde está —dijo Mac al instante.

Eso, como ninguna otra cosa podría calmar a Vapre mientras dejaba que se
consumiera la furia, el tornado se redujo hasta que parpadeó desapareciendo.

—¿Dónde?— exigió.

—Justo aquí —dijo una voz suave y familiar.

Todo el mundo se dio la vuelta, y Vapre se lanzó a sus pies, empujándose al


frente del grupo.

—Ares —gruñó—. Esto no era parte del trato.

Ares lanzo su largo cabello negro sobre su hombro desnudo, ¿el hombre no
poseía camisas? y se rio. 170
—Has oído el dicho acerca de hacer tratos con el diablo.

Su mano estaba enroscada alrededor del brazo de Echo, sosteniéndolo en su


lugar a su lado. Sage se paró justo a la izquierda y detrás de Ares, con una sonrisa de
oreja a oreja.

—¿Tuyo? —preguntó Eyce fríamente cuando hizo un gesto hacia Sage.

Ares miró por encima del hombro de una manera aburrida y suspiró.

—En cierto modo, supongo. Demasiado impaciente y molesto para mi gusto,


pero ha servido a su propósito. Mi tío no es el único que puede crear demonios, ya
sabes.

—Deja que se vaya —Vapre todavía no había vuelto de nuevo a su forma


humana, y utilizaba cada músculo ampliándolo y añadiendo centímetros para
aparecer como una amenaza posible.
—Hmm, interesante propuesta, pero no lo creo.

—Hemos completado la tarea y derrotamos al enemigo —dijo con calma


Hex—. Tú no tienes ninguna pretensión de él.

—Entonces toma su lugar—Ares desafió.

—Bien —respondió Vapre una vez y dio un paso hacia adelante.

—No tu —Ares apuntó con un dedo largo y curtido en Hex—. Tu.

—Tú no tienes ninguna pretensión de él —Hex repitió—. No voy a negociar


contigo. Suéltalo y honra tu palabra.

Ares dio un largo suspiro.


171
—Los guerreros y su honor son irritantes al extremo. Por desgracia, estoy
obligado por mis propias leyes, como has parecido darte cuenta.

—Estoy muy consciente de las leyes que las sostienen —Hex estuvo de
acuerdo—. A menos que uno de nosotros falle en sus tareas, no puedes tocarlo.

—Asumo que quieres decirlo que en un sentido metafórico —Ares se rió y


sacudió a Echo como un muñeco de trapo para demostrar que en verdad podía tocar al
hombre.

Vapre observaba el intercambio con la mitad de interés. La mayor parte de su


atención se centró en Echo, sus neuronas disparando a un ritmo frenético mientras
pensaba estrategias de cómo saccarlo de las garras de Ares sin lastimar a su pareja.

—Bien, es tuyo —dijo Ares, por fin, pero no sonaba contento—. Vas a ser mío.
—Añadió hacia Hex, e hizo una profunda reverencia y desapareció como era su estilo.

Por lo menos él tomó al pequeño bastardo, Sage, con él.


Echo corrió por el claro y se disparo hacia Vapre y agarrándolo con fuerza.

—¡Lo hiciste! —Él inclinó la cabeza hacia atrás y sonrió, sin verse asustado en
lo más mínimo o perturbado por lo que acababa de ocurrir.

—Deja que te mire tu hombro —Hex murmuró mientras caminaba junto a


ellos.

—Está bien —dijo Echo distraídamente mientras continuaba sonriendole a


Vapre—. Lo hicimos.

Manteniendo a su compañero con él, Vapre cerró los ojos y respiró


profundamente cuando sintió su cuerpo encogerse a su tamaño normal. Una vez que el
cambio fue completo, abrió los ojos y se inclinó para rozar sus labios sobre la frente de
Echo. 172
—Sí, bebé, lo hicimos.
Capítulo Dieciséis

—¿Por qué Ares quiere tanto a Hex? —Echo alisó sus dedos por el pecho de
Vapre mientras hablaba.

—Eso es algo que tendrás que preguntar a Hex —dijo evasivamente Vapre
mientras se movía en el sofá, tirando de Echo cerca. El hombre apenas había dejado a
Echo en los tres días desde la luna nueva. Fue agradable al principio, pero Echo estaba
empezando a sentirse un poco sofocado.

—Amor, no voy a desaparecer si no me estás tocando. 173


Vapre suspiró profundamente y se volvió para acariciar su rostro en el cuello de
Echo.

—Lo sé, y voy a estar mejor en poco tiempo. Sólo tienes que disfrutar un poco
más de tiempo. —Su lengua trazó por el lado de la garganta de Echo—. ¿Por favor?

—¿Cómo se supone que voy a decir no a eso? —Echo se estremeció y se apretó


más a su compañero—. Supongo que hay cosas peores en la vida.

—Hablando de eso —Hex dijo mientras entraba en la habitación y se dejó caer


en uno de los sillones—. Tenemos que encontrar esa cueva.

—Yo voy —sijo Echo de inmediato, se retorció de los brazos de Vapre


poniéndose de pie. De ninguna manera iban a mantenerlo lejos esta vez. Perdería su
mente si tenía que separarse de ellos de nuevo.

—Sí, lo harás.
Echo abrió la boca para discutir antes de que las palabras de Hex se hundieran,
y él se quedó en estado de shock.

—¿En serio?

—Si —Hex rió y abrió los brazos para que Echo fuera a él.

Sin dudarlo, Echo se acercó y se sentó en el regazo de Hex.

—¿No vas a darme excusas o razonamientos tontos de por qué no puedo ir?

—No esta vez —dijo Hex alrededor de su sonrisa—. ¿Crees que lo sabes todo,
¿eh?

—Yo no sé por qué Ares está empeñado en contar contigo —Echo arqueó una
ceja, pescando con caña para obtener información. 174
—Te lo diré más tarde —Hex cubrió.

—Así que, ¿cuándo nos vamos?

—Mañana por la mañana.

Echo asintió mientras mentalmente hacia una lista de lo que necesitaría para
llevar.

—¿Por qué no sentiste miedo? —preguntó Vapre, aparentemente de la nada.

Cambiando de tema, Echo trató de discernir lo que su amante le estaba


pidiendo.

—Oh, ¿te refieres cuando Ares me sacudía como una marioneta?

Vapre bajó la cabeza una vez.


—¿De verdad ibas a dejar que corriera conmigo?

—Jamás en la vida—Vapre gruñó.

Echo se encogió de hombros y sonrió.

—Tengo siete de los hombres más fuertes del planeta quienes desgarrarían a
cualquier persona que tratara de hacerme daño. ¿Por qué habría de tener miedo?

—Tienes una confianza excesiva en nosotros, pequeño —Eyce dijo mientras


paseaba por la dirección de la cocina.

Soplando a su compañero un beso, Echo se encogió de hombros otra vez.

—Yo no lo creo. Incluso si él me hubiera llevado, habrían ido a por mí.


175
—Me siento honrado de que confies en nosotros de esa forma implícita, pero
por favor ten cuidado —Hex se inclinó y besó la sien de Echo—. Ares no es alguien
con quien quieres meterte.

—¿Así que Sage es un demonio? —Echo cambió de tema, orientándolos a


temas menos peligrosos. No quería discutir con sus hombres, pero si ellos seguían
tratándolo como a un niño, eso sería exactamente hacia dónde se dirigirían.

—Sí. —Respondió Eyce, y eso fue todo.

Oh, kay.

—Así que, supongo que es algo así como Syx. Quiero decir que puede caer en
las mentes de las personas e implantar pensamientos y cosas por el estilo.

Sus hombres se miraron, todos viéndose decididamente incómodos.

—Él es un poco más fuerte que eso —respondió con cautela Eyce—. Al
parecer, él tiene el poder de posesión de todo el cuerpo.

Echo se estremeció y frunció la nariz.

—Eww. Ese pequeño monstruo estaba dentro de mí, y, probablemente en Mac,


y no de la manera buena, de la que te hace gemir.

Gruñidos fuertes llenaron la habitación, y Echo rodó sus ojos.

—Oh, ¡ya saben lo que quise decir! —Él se quejó en voz baja durante un
minuto, luego se dirigió a la habitación de nuevo—. Así que, si sabemos lo que es
Sage, y sabemos que está trabajando con Ares, ¿por qué necesitamos encontrar esa
cueva?

176
Sus hombres hicieron esa cosa molesta donde se dieron mutuamente miradas
significativas de nuevo. Estaban empezando a irritar los nervios de Echo.

—Oh, sólo escúpanlo.

—Creemos que hay más de uno —dijo Vapre lentamente.

—¿Otro como Sage? ¿Es una broma? Y estamos, ¿qué? ¿Vamos a buscarlo y
darle una buena paliza?

—No exactamente —Hex respondió vagamente, y Echo les gruñó. Parecía que
iba a ser un buen argumento, después de todo.

Por suerte, Fiero y Myst eligieron ese momento para venir corriendo por la
puerta principal.

—Está aquí —anunció Myst.

Echo miró a sus hombres y frunció el ceño.


—¿Qué hay aquí?

—Recuerdas la sorpresa que te teníamos hace un par de semanas? —preguntó


Vapre mientras se levantaba del sofá.

—Sí —Echo respondió mientras asentía lentamente. Entonces sus ojos se


estrecharon, y cruzó los brazos sobre el pecho y luego—. ¿Qué hicieron?

—Vamos a ver —Fiero agitó una mano para que lo siguiera y se lanzó hacia la
puerta.

Eyce agarró la muñeca de Echo, desenrolló el brazo a su pecho, y lo tiró a sus


pies.

—Vamos —dijo con entusiasmo.


177
—¡Está bien, está bien! Vas a arrancar mi maldito brazo.

Eyce no le hizo caso, por supuesto, y continuó arrastrándolo por la habitación.


Cuando llegaron a la puerta, tiró a Echo delante de él, y prácticamente lo empujó a
través de ella. Echo tropezó en el porche delantero, azotando su cabeza para mirar a su
compañero por encima del hombro.

—¡Sorpresa!

Echo volvió la cabeza hacia atrás lentamente, sin saber lo que iba a encontrar, y
casi se ahogó.

—Tú... tú me compraste...

—¿Te gusta? —preguntó Onyx, casi saltando junto a la más brillante, más
hermosa SUV que Echo había visto en su vida. Era una mirada extraña para un
hombre tan grande.
—Pensamos en un coche deportivo, pero quería que tuvieras doble tracción
durante el invierno —Eyce explico mientras conducía a Echo por las escaleras—. Esto
es mucho más seguro también, y lo suficientemente grande para todos nosotros en un
apuro.

Parecía lo suficientemente grande como para caber un maldito elefante por lo


que a Echo se refiere.

—¿Qué es?

—Es una de Denali, por supuesto —Vapre dijo esto como si debería haber sido
evidente—. Ataviado con todas las campanas y silbatos y cualquier otra cosa que
puedas desear o pedir.

—¿Me han comprado un coche? —dijo Echo en un hilo de voz. En realidad le 178
habían comprado un maldito coche.

—¿Te gusta? —Onyx pregunto de nuevo, aunque algo de la emoción había


muerto a causa de sus ojos.

—Me encanta —Echo dijo inmediatamente—. Pero es demasiado.

—Nada es demasiado para nuestro compañero —dijo con orgullo Hex—. Sólo
lo mejor para ti, cariño.

—Yo no sé conducir —Echo recordó de nuevo su última lección que había


terminado en fracaso.

—Te vamos a enseñar. —La mano de Hex aterrizó sobre sus hombros y
empezó a frotar los músculos tensos—. Entonces tomaras la prueba y obtendrás una
licencia. Queríamos que tuvieras algo propio, algo que te dará un poco más de
independencia.
—Gracias —susurró Echo, la voz ronca por las lágrimas contenidas—. Es
hermoso, y me encanta.

—¿Qué tal si damos una vuelta de prueba? —Vapre sugirió.

—¿A dónde vamos?

—A nuestra primer cita.

Echo nunca había estado en una cita antes, pero supuso que su primera salida
real con sus hombres tenía que ser la mejor en la historia. Sus amantes estaban vestidos 179
de punta en blanco con trajes a medida de aspecto caro con corbatas y gemelos.
Incluso habían pensado con antelación y compraron un magnífico traje Armani para
Echo. Se veía bastante bien en el, también, se decía a sí mismo.

Ellos lo habían llevado a algún restaurante de lujo en la ciudad donde Echo no


podía pronunciar la mitad de los elementos en el menú, pero había sido divertido.
Comían y bebían, hablaban y reían, y Echo se hincho con amor hasta que pensó que se
le saldría por las orejas.

Entonces, sus hombres lo llevaron a algún juego en el que el acomodador les


llevo a un palco privado. Echo se sentó en el borde de su asiento todo el tiempo, con
los brazos cruzados sobre la barandilla mientras observaba con gran atención. No
entendía todo, pero le resultaba increíble lo mismo.

Ahora, estaba repantigado en el asiento trasero de su coche nuevo, Eyce detrás


del volante, y él apoyado pesadamente contra Syx.
—Gracias —susurró, luchando por mantener los ojos abiertos—. Me lo pasé
muy bien.

El brazo de Syx se enrollo alrededor de él, metiéndose a su lado, y sus labios se


posaron en la parte superior de su cabeza.

—Me alegro de que haya disfrutado, bebé. Vamos a hacerlo de nuevo pronto.

—Tal vez deberíamos ir a otro partido —Myst sugirió.

Echo volvió el rostro en el pecho de Syx y sonrió. Sus hombres estaban siempre
tratando de hacer su vida lo más normal posible, y los adoraba por ello. Al estar
acoplado a siete demonios guerreros casi seguro de que nada en su vida volvería a ser
normal. Personalmente, él lo prefería así.
180
—El juego suena como una gran idea —dijo Eyce desde el asiento del
conductor—. Echo, ¿cuándo es tu cumpleaños?

—No lo sé exactamente. Cuando era más joven, la gente en el laboratorio


horneaban un pastel y me daban regalos, pero nunca fue el mismo día o incluso en el
mismo mes cada año.

—Bueno, su nuevo cumpleaños es el nueve de abril, y vamos a tener nosotros


un infierno de fiesta —anunció Fiero—. Tal vez podamos conseguir algunos strippers.
—Se inclinó alrededor Syx y movió las cejas hacia Echo.

Echo se echó a reír y no creyó que alguna vez sería capaz de parar. Cuando
finalmente puso su diversión bajo control, él respiró hondo y soltó el aire en un suspiro
de felicidad.

—¿A qué hora nos vamos mañana? —No sabía que esperar del viaje o lo que
iban a encontrar al llegar a su destino, pero estaba decidido a hacer su parte.
—Primera luz —dijo Hex al lado de Eyce.

Echo cerró los ojos y gimió. Él no era una persona mañanera.

—¿Podemos hacerlo a la primera del mediodía?

Sus amantes se rieron entre dientes, pero Echo tenía la sensación de que no iba
a salirse con la suya en esto.

—Está bien, pero dormiré todo el camino.

—Trato —Hex respondió como si Echo hubiera pedido permiso.

—Ah, y tenemos que asegurarnos que haya sangre fresca para Jinx y Syn antes
de irnos, sobre todo si no sabemos cuánto tiempo nos vamos.
181
—Buena idea —dijo Eyce con aprobación—. Y tal vez uno de nosotros debería
estar aquí con ellos. Están bastante indefensos durante el día.

Hex suspiró y sacudió la cabeza.

—Vamos a dejar todo solucionado y cuidado antes de marcharnos. Tú ganas,


Echo.

—Esto parece ser un tema recurrente —Vapre gruñó detrás de ellos que estaba
sentado en la tercera fila de asientos—. Sería bueno para él estar mal por una vez.

Sonriendo para sí, Echo dejó que sus párpados se cerraran y se acurrucó en el
abrazo de Syx. Puede ser que tomara un poco más de entrenamiento, pero con el
tiempo sus hombres se enterarían.

Echo siempre ganaba.

Fin
Sobre el Autor
Gabrielle Evans creció en una pequeña ciudad en el sur de Oklahoma.

Estamos hablando de una luz roja que puede o no funcionar dependiendo del
día de la semana. Se casó con su novio de la secundaria y el resto es más o menos la
historia. Tienen dos niños muy activos y un muy nervioso perro salchicha que la
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mantiene en constante movimiento. Por el momento, aparca su coche en el norte,
centro de Texas, pero quién sabe lo que hará mañana.

Gabrielle cree en el amor a primera vista, en caer fuerte y rápido, tomar riesgos,
y tomar su feliz para siempre con las dos manos.

Ella también cree que una buena taza de café puede curar cualquier cosa.
Coordinación de Proyectos

Staff Blue Sensation

Traducción

Roxx
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Corrección

Leluli

Limpieza de Portada

Clau

Diseño y Formato

Pervy

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