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SINOPSIS
Mi mejor amiga lo llama papá durante el día, yo lo llamo Daddy durante la
noche..."
Maxwell Holloway, uno de los hombres más adinerados y de los escritores
más reconocidos del mundo descubre que a veces ni todo el dinero puede
comprar el amor de una persona.
Ahora, en medio de las dos mujeres que más amaba, debía elegir que
camino tomar, incluso si eso significaba perder a su musa, la dueña de su
corazón... la mejor amiga de su hija.
ADELANTO
Becca no podía creer lo que veía, simplemente no podía. El señor Holloway,
acostado sobre su espalda encima de su cama matrimonial, completamente
desnudo. Piernas abiertas, su puño rodeando su palpitante erección y su otra
mano detrás de su cabeza, atrapada entre su nuca y la almohada.
Ojos cerrados, ceño fruncido en concentración, dientes sujetando su labio
interior. Los músculos de sus brazos, hombros y pecho tensos e hinchados
por el esfuerzo. Sudor hacía brillar toda su piel, incluso en las partes
cubiertas por tinta.
El aroma a sexo que emitía su piel desnuda era penetrante y cubría todo el
ambiente de aquella habitación, incluso desde el otro lado del umbral, Becca
podía percibirlo.
La cama era grande, pero no hacía menos la figura del hombre, su cuerpo
entero era largo y amplio. Intimidante. Ni los chicos más atléticos de su
Rebecca Walker
Rebecca tomó una canasta de entre el bonche y se la pasó a Maxwell.
-En caso de que vea algo que llame su atención.-
Los ojos del hombre no recorrieron más allá de su brazo, pero el trayecto de
sus ojos entre su mano hasta su hombro fue suficiente para estremecer su
piel.
Tomó la manija en su fuerte puño aceptando la canasta.
-Gracias.-
Becca tomó otra para sí misma y guió a Maxwell entre los pasillos de la
librería, entre los altos estantes y a través de los curiosos túneles formados
de libros. La tienda tenía un ambiente rústico muy cálido acompañado de un
aura de quietud.
21 MONY y GABY LEYVA
YES, DEDDY LEYVA
-Esta es la esquina de "deja uno, toma uno" si hay algún libro que ya no
quiera o tenga repetido, puede dejarlo aquí y tomar uno a cambio.- Dijo
Becca. -Y esa es la sección de lectura, me gustan las sillas de aquí, son muy
cómodas.-
Los asientos de esa área, consistían en sillas redondas en forma de huevo
colgando de cadenas conectadas al techo que permitían a los visitantes
balancearse un poco al sentarse a leer, dándole un efecto tranquilizante a la
experiencia.
-Esta tienda consiste en tres pisos, todos llenos de libros. También aquí
venden curiosidades de libros como figuras, llaveros, entre otras cosas.-
Continuó describiendo.
Rebecca notó que Maxwell no era un hombre de muchas palabras, también
notó que siempre mantenía esa mirada fuerte acompañada de un intimidante
ceño fruncido. Parecía la clase de hombre que tenía paciencia limitada, la
clase de hombre que nadie querría hacer enojar.
Eso le hizo querer tentar sus límites.
Becca siempre tuvo esa sensación de desafío cuando se trataba de figuras
de autoridad, eso sumado a que nunca se le dio bien seguir reglas.
-Parece que conoces este lugar a profundidad.- Comentó Maxwell.
-Mi mejor amiga y yo pasamos la mayor parte del tiempo aquí y en la
cafetería-biblioteca. Ambas están cerca de nuestras escuelas. Además esta
tienda tiene un valor sentimental muy grande para nosotras, aquí compramos
nuestros primeros libros.-
Becca sonrió con nostalgia, extrañaba a Hanna con todo su corazón.
-Volveré antes de que te des cuenta.- Había dicho el día de su partida en el
aeropuerto. -Asegúrate de mandarme mensajes durante todo el día, no me
importa la diferencia horaria entre Londres y Estados Unidos, quiero el
reporte diario de Becca.-
-Señor, si señor.- Se burló la chica.
Las dos fingieron fuerza frente a la otra, pero soltaron en llanto al separarse.
-Me parece excelente que en su generación haya bibliófilos.- Comentó
Maxwell. -pensé que el gusto por la lectura se había extinto en los jóvenes
de hoy.-
Gusto.
Becca no solo tenía un gusto por la lectura, ella adoraba la lectura, amaba
los libros de una forma casi romántica. Amaba leerlos, sentirlos en sus
manos, oler las hojas de un libro viejo o las de uno nuevo recién sacado del
plástico; amaba perderse entre las páginas y vivir a través de otros, entrar
en la mente de los personajes, visitar mundos y lugares nuevos. Los libros le
dieron una vía de escape de la dura realidad que vivió durante muchos años,
además gracias a ellos conoció a Hanna, su mejor amiga. Los libros no
habían hecho más que darle obsequios constantes, ¿como podría no
amarlos?
-Para nada, habemos amantes de la literatura por todos lados. Estoy segura
de que podrían haber más, sólo es cuestión de ayudar a las personas a
REBECCA WALKER
-No puedo creerlo.-
-Y aun así es verdad.-
Sus palabras sonaban veraces, pero Becca seguía escéptica.
-Pruébelo.- Retó. -Pruebe que es realmente el autor de Alexander Knight.-
Maxwell asintió y tomó una servilleta.
-Mira el pseudónimo.- Dijo escribiendo encima. -M. Lylahoow, la M es de
Maxwell, como ya habrás intuido, mientras que Lylahoow es un anagrama de
mi apellido.- Dijo desordenando las letras debajo de ese mismo nombre.
Lylahoow.
Becca estaba atónita.
-Es usted...- Dijo en voz baja. -Realmente es usted.-
-Precisamente.-
-¿Por qué no lo dijo antes?-
Maxwell se encogió de hombros. -No lo vi necesario.-
Becca sacudió la cabeza, aun aturdida por la revelación. -Lylahoow,
Holloway, tiene sentido ahora que lo pienso.- Por eso se le quedaba viendo
las novelas que ella compró, por eso le hizo tantas preguntas sobre la saga.
Porque él las escribió.
-Usted es el creador de Alexander Knight...-
Maxwell bajó un poco el rostro.
-¿Estás bien?-
¿Qué si estaba bien? estaba en shock.
CAPÍTULO VI
REBECCA WALKER
-Te lo juro, Londres es aun mejor que lo que dicen en los libros, me
encantaría que estuvieras aquí para verla por ti misma, es hermosa.-
-A mí también.- Dijo Becca soltando un suspiro. -El calor de aquí está
insoportable.-
-Me lo imagino.- Respondió Hanna, su mejor amiga. -Es la única cosa que
no extraño de Los Ángeles.-
-Cuéntame, ¿Ya te encontraste a Emma Watson? ¿A Daniell Radcliffe?
¿Algún famoso?-
-El que esté en Londres no significa que vaya a toparme a una celebridad
británica. No es como si los famosos aparecieran aleatoriamente por la
ciudad.-
Técnicamente, eso había pasado con Becca. Maxwell Holloway no era
precisamente una celebridad, pero su trabajo era definitivamente famoso y
lo había encontrado aleatoriamente. Decidió mantenerlo para sí misma,
sabía que compartirlo con Hanna sacaría el tema de su nueva novela y no
podía correr el riesgo de incumplir su contrato de confidencialidad con
Maxwell.
Si lo incumples… habrá consecuencias…
La piel en sus brazos se erizó y se pasó la mano encima para aplanarla de
nuevo.
-Te ves muy feliz allá.- Dijo Becca.
-Lo estoy, estoy divirtiéndome mucho aquí.-
De pronto, detrás de Hanna, la puerta del baño de su habitación se abrió y
de ella, salió un atractivo y musculoso joven de su edad, con su cabello rubio
empapado y humedad forrando su esculpido torso. Se trataba de Matthew
Thompson, un viejo amigo de ambas y compañero de viaje de Hanna.
-Veo que realmente te estás divirtiendo.- Comentó Becca con una sonrisa de
oreja a oreja.
Hanna la miró en confusión, y luego siguió su mirada hacia donde se había
posado su vista, los marcados abdominales de Matt.
Las orejas de la chica se pusieron rojas.
-¡Oh dios! ¡MATT ESTOY EN VIDEOLLAMADA!-
-¿Uh?- Matt miró en su dirección y sonrió al ver el monitor.
El musculoso, y al parecer íntimo, amigo de Hanna se acercó a la cámara.
40 MONY y GABY LEYVA
YES, DEDDY LEYVA
-¡Becca! ¡Cómo estás!-
-No tan bien como tú, eso está claro, grandote.- Comentó mirando su pecho
desnudo. -¿Estás cuidando bien de Hanna?-
-Totalmente.- Confirmó. -Desde que llegamos, no ha salido de mi vista ni un
segundo.-
-Estoy segura que tú tampoco de la suya, Matt.-
Hanna se cubrió la cara con una mano, Becca casi podía sentir el calor
irradiando de ella desde el otro lado del monitor.
-Matt, estás desnudo.- Dijo Hanna contra su palma.
Matt miró hacia abajo y rió.
-Oops, lo siento.-
-No hay de qué disculparse galán.- Respondió Becca admirando su piel
desnuda. En la preparatoria solía ser mariscal de campo, parecía que ahora
en la facultad de leyes seguía con la disciplina de permanecer en forma.
El rubio señaló sobre su hombro con su pulgar. -Iré por, ya sabes, ropa.-
-Sí, haz eso.- Le aconsejó Hanna.
-Gusto en verte Becca.-
-El gusto es mío.-
Matt salió de su vista y Becca escuchó el sonido de una puerta cerrarse.
Dejando a una sonriente Becca de este lado de la pantalla y a una ruborizada
Hanna del otro lado.
-No.- Dijo Hanna apuntándola con el dedo.
-No iba a decir nada.- Se defendió Becca.
-Su regadera no servía y le permití usar la de mi cuarto, eso es todo.-
-Te digo, que no iba a decir nada.-
Hanna le dedicó su mirada acusatoria que conocía bien desde la primaria. -
No lo necesitas, tu cara lo dice todo.-
-De acuerdo, prometo no decir nada.-
Hanna asintió. -Bien.-
-Nada... más que ¡Matty y Hanny se gustan, se besan, se tocan…!-
Canturreó Becca sin importarle estar en un café.
-Oh dios.- Hanna volvió a cubrir su cara con su mano. -¿Repíteme por qué
eres mi mejor amiga?-
-Porque soy fabulosa.- Respondió la chica encogiendo un hombro. -Y porque
soy la única persona que se sabe de memoria cada dialogo de cada película
de Shrek además de ti que conoces.-
-Son dos motivos validos.- Concedió Hanna, riendo.
-Pero hablando enserio, creo que Matty y tú harían una pareja perfecta.-
Insistió Becca. -Te concentras demasiado en tus estudios, ¡diviértete un
poco!-
-Ya habrá tiempo para eso.- Dijo Hanna. -Por ahora quiero enfocarme en mi
carrera.-
Era entendible teniendo en cuenta su meta final. El sueño de Hanna era ser
una importante abogada, escalar en prestigio y convertirse en la presidenta
de los Estados Unidos. Era una meta ambiciosa y tal vez irreal para otros,
CAPÍTULO VIII
REBECCA WALKER
Por supuesto que iba a estar detrás de mí... pensó Becca. Por supuesto iba
a escuchar todo lo que dije...
Becca se dio vuelta y en efecto, era Maxwell Holloway.
Y por supuesto se tenía que ver increíble... se lamentó.
-¿No te enseñaron tus padres que es de mala educación hablar de otros a
sus espaldas?-
Dijo con mirada severa y penetrante pero las manos calmadamente
guardadas en los bolsillos de su pantalón.
-¿Y no le enseñaron a usted que escuchar conversaciones ajenas es de mal
gusto?-
Becca escuchó a Zoey tragar saliva.
La expresión de Maxwell no cambió.
-Al pórtico. Ahora.- Dijo con tono autoritario antes de dirigirse a la salida del
establecimiento.
Su tono fue tan firme y severo que Becca no tuvo más opción que obedecer.
Iré pero sólo porque yo quiero... pensó. Aprovecharía el momento para
mandarlo al diablo de una vez.
Lo siguió a la salida, Maxwell sostuvo la puerta para ella y el sereno de la
noche entró en contacto con sus brazos y piernas desnudas. Hannah era la
que se encargaba de recordarle que usara abrigo durante las noches a la
intemperie.
En el pórtico, las mesas y sillas estaban vacías, parados bajo la luz de la
luna, eran los únicos en ese espacio.
-¿Y bien? ¿Para qué me trajo aquí?- Preguntó la chica cruzando los brazos.
-¿Quiere mejor luz para poder ver mi cara mientras me despide?-
De nuevo no pudo leer su expresión, le pareció irónico, durante años había
leído sus palabras pero era incapaz de poder leer su rostro.
-No te traje para despedirte, te traje para hablar de lo que pasó hoy. Hay algo
que quiero de ti.-