A Curse For True Love - Stephanie Garber-1

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PARTE IV
Feliz para siempre

evangelina
Evangeline Fox siempre creyó que algún día se encontraría dentro de un cuento de hadas.
Cuando era niña, cada vez que llegaba un nuevo envío de curiosidades a la tienda de su
padre, Evangeline inmediatamente corría hacia las cajas.
Examinaba cada elemento del interior y se preguntaba: ¿ Podría ser esto?
¿Podría ser este el objeto que la llevaría a una fantasía?
Una vez hubo una caja enorme con sólo un pomo de puerta en su interior.
El pomo era de un exquisito color verde enjoyado y brillaba a la luz como por arte de magia.
Evangeline estaba convencida de que si la colocaba en la puerta correcta, se abriría a otro
mundo y comenzaría su cuento de hadas.
Lamentablemente, el pomo de la puerta nunca se abrió y dejó ver algo fuera de lo común.
Pero Evangeline nunca perdió la esperanza de que algún día se encontraría en otro lugar.
Esperar, imaginar y creer en la magia siempre había sido como respirar para Evangeline.
Y, sin embargo, de repente le resultó muy difícil respirar cuando finalmente se encontró en
otro lugar, envuelta en los brazos de un apuesto joven que decía ser su marido.
Marido. La palabra hizo que su cabeza diera vueltas. ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? Estaba
demasiado abrumada para preguntar más de esa palabra. De hecho, ni siquiera podía
pronunciarlo en voz alta.
Si no la hubieran retenido, Evangeline podría haberse desplomado sobre el suelo.

piso. Era demasiado para asimilar y demasiado para perder al mismo tiempo.
Una de las últimas cosas que recordó fue estar sentada con su padre mientras moría
en casa. Pero incluso ese recuerdo estaba desgarrado. Como si su muerte fuera parte de
un retrato descolorido, sólo que no sólo estaba descolorido: también le habían arrancado
pedazos sin piedad. No podía recordar con claridad los meses anteriores a la muerte de
su padre ni nada de lo que había sucedido después.
Ni siquiera recordaba cómo había contraído la fiebre que lo había matado.
Lo único que sabía era que, al igual que su madre, su padre se había ido... y él
lo había estado desde hacía algún tiempo.
“Sé que esto debe ser aterrador. Me imagino que te sientes sola, pero no lo estás,
Evangeline. El desconocido que había dicho que era su marido la abrazó con más fuerza.
Era alto, de esa clase de altura que hacía que Evangeline se sintiera pequeña cuando
la abrazó lo suficientemente cerca como para que ella sintiera que él también estaba
temblando. No se imaginaba que él estuviera tan aterrorizado como ella, pero claramente
no se sentía tan seguro como parecía. "Me tienes y no hay nada que no haría por ti".
“Pero no te recuerdo”, dijo. Ella estaba un poco reacia a tirar
lejos. Pero todo fue tan abrumador. Era abrumador.
Una línea profunda se formó entre las cejas del extraño cuando ella se apartó.
Pero él respondió pacientemente, con voz baja y tranquilizadora cuando dijo: "Mi nombre
es Apollo Acadian".
Evangeline esperó de nuevo por un destello de reconocimiento, o incluso una pequeña
chispa. Necesitaba algo familiar, algo a lo que aferrarse que evitara que cayera al suelo, y
Apolo la miró como si quisiera ser eso. Nunca nadie la había mirado con tanta intensidad.
Le hizo pensar en un héroe de un cuento de hadas. De hombros anchos, mandíbula

fuerte, ojos oscuros y ardientes y ropa que hablaba del tipo de riqueza que evocaba
imágenes de cofres del tesoro y castillos. Llevaba un abrigo rojo oscuro de cuello alto con
ricos bordados dorados que cubrían los puños y los hombros. Debajo había una especie
de jubón; al menos ella pensaba que así se llamaba. Los hombres de Valenda vestían de
manera muy diferente.
Pero claramente ella ya no estaba allí. El pensamiento trajo una nueva ola.
de pánico que hizo que sus palabras salieran rápidamente.
“¿Cómo llegué a estar aquí? ¿Cómo nos conocimos? ¿Por qué no te recuerdo? ella
preguntó.
"Tus recuerdos fueron robados por alguien que ha estado tratando de separarnos". Algo
parpadeó en los ojos marrones de Apolo, aunque no sabía si era ira o dolor.
Evangeline deseaba poder recordarlo. Pero cuanto más lo intentaba, peor se sentía. Le
dolía la cabeza y sentía el pecho vacío, como si hubiera perdido algo más que sus recuerdos.
Por un segundo, la agonía fue tan profunda y brutal que se apretó el corazón, casi esperando
encontrar un agujero irregular. Pero no hubo ninguna herida. Su corazón todavía estaba allí;
podía sentirlo latir. Sin embargo, durante un momento devastador, Evangeline imaginó que no
debería haber sido así, que se suponía que su corazón debía estar tan roto como se sentía.
Entonces la golpeó, no un sentimiento sino un pensamiento, uno agudo y fragmentado.

Tenía algo importante que decirle a alguien.
Evangeline no podía recordar qué era, pero sentía como si todo su mundo dependiera de
esa única cosa que necesitaba compartir. Sólo pensar en eso hizo que se le acelerara la sangre.
Intentó recordar qué era ese algo que necesitaba decir y a quién tenía que contárselo. ¿Podría
ser esa persona Apolo?
¿Podría ser por eso que le habían robado sus recuerdos?

“¿Por qué alguien intenta separarnos?” —Preguntó Evangeline.
Podría haber hecho aún más preguntas. Podría haber preguntado una vez más cómo se
conocieron y cuánto tiempo llevaban casados, pero Apolo de repente pareció nervioso.
Lanzó una mirada furtiva por encima del hombro de Evangeline antes de
diciendo: "Es complicado".
Ella siguió su mirada hasta la extraña puerta de madera contra la que había estado
acurrucada. A cada lado de la puerta había dos ángeles guerreros hechos de piedra, aunque
parecían más reales de lo que se suponía que tenían las tallas de piedra.
Tenían las alas extendidas y salpicadas de sangre seca. Verlo le provocó otra punzada en el
pecho, como si su cuerpo todavía recordara aunque su mente lo hubiera olvidado.
"¿Sabes lo que pasó aquí?" ella preguntó.

Por una fracción de segundo algo cruzó el rostro de Apolo que casi parecía culpa, pero
podría haber sido solo tristeza. “Lo prometo, responderé todas las preguntas que tenga. Pero
ahora tenemos que salir de aquí. Necesitamos irnos antes de que regrese”.
"¿Quién es él?"
"El villano que borró todos tus recuerdos". Apolo tomó la mano de Evangeline, sosteniéndola
firmemente mientras rápidamente la conducía fuera de la habitación con la puerta y los ángeles
guerreros.
La luz granulada del final de la mañana iluminaba estantes llenos de manuscritos atados
con cintas y borlas. Parecía que estaban en una biblioteca antigua, aunque los libros parecían
más nuevos cuanto más se aventuraban.
Los suelos cambiaron de piedra polvorienta a mármol reluciente, los techos se hicieron más
altos, la luz se hizo más nítida, los manuscritos se convirtieron en volúmenes encuadernados en
cuero. Evangeline una vez más intentó buscar algo familiar en el resplandor del atardecer. Algo
que podría hacerla recordar. Su cabeza estaba más clara ahora, pero nada le resultaba familiar.
Ella realmente estaba en otra parte, y parecía que había estado allí el tiempo suficiente para
conocer héroes y villanos, y encontrarse en una batalla entre ellos.
"¿Quien era él?" ella presionó. “¿El que robó mis recuerdos?”
Los pasos de Apolo vacilaron. Luego retomaron más rápido que antes. "I
Prometo que te lo contaré todo, pero deberíamos salir de aquí...
"¡Oh mi!" alguien exclamó.
Evangeline se giró y vio a una mujer vestida con una túnica blanca parada entre los estantes
de libros. La mujer (una especie de bibliotecaria, supuso Evangeline) se llevó una mano a la
boca mientras miraba fijamente. Su expresión era de asombro, sus ojos muy abiertos e
inquebrantables mientras se fijaban en Apolo.
Otro bibliotecario entró en el pasillo. Éste jadeó y luego se desmayó, dejando caer una pila
de libros mientras el primer bibliotecario gritaba: "¡Es un milagro!".
Más bibliotecarios y eruditos se acercaron, todos gritando exclamaciones similares.
Evangeline se acurrucó hacia Apolo mientras eran rápidamente rodeados. Primero por los
bibliotecarios, luego por los sirvientes y cortesanos. Finalmente, por el pecho ancho
guardias con armadura brillante que se apresuraron a entrar, sin duda atraídos por todo el clamor.
La habitación en la que se encontraban tenía al menos cuatro pisos de altura, pero de repente
se sintió pequeña y sofocante a medida que más y más personas desconocidas se acercaban a
ellos.
"Él está de vuelta…"
"Está vivo…"
"¡Es un milagro!" repitieron todos, sus voces se volvieron reverentes mientras las lágrimas
comenzaban a correr por las mejillas.
Evangeline no sabía lo que estaba pasando. Se sentía como si estuviera presenciando el
tipo de cosas que normalmente ocurrían en una iglesia. ¿Era posible que se hubiera casado con
un santo?
Mirando a Apolo, intentó recordar su apellido. Acadian, eso fue lo que le había dicho. No
podía recordar ni una sola historia sobre un Apolo acadiense, pero claramente había historias. Al
conocerlo, se imaginó que era una especie de héroe, pero la multitud lo miró como si fuera una
especie de héroe.
más.
"¿Quién eres?" —susurró Evangeline.

Apolo se llevó la mano a los labios y le dio un beso en los nudillos que la hizo estremecer.
"Yo soy quien nunca más permitirá que nadie te haga daño".
Algunas personas cercanas suspiraron al escuchar las palabras.

Entonces Apolo levantó su mano libre hacia la multitud ruidosa en un
gesto que universalmente significaba silencio.
Los reunidos inmediatamente guardaron silencio. Algunos incluso cayeron de rodillas.
Fue extraño ver a tanta gente quedarse callada tan rápidamente;

Incluso parecieron respirar cuando la voz de Apolo resonó sobre sus cabezas.
“Puedo ver que a algunos de ustedes les resulta difícil creer lo que ven. Pero lo que estás
viendo es real. Estoy vivo. Cuando salgas de esta habitación, dile a todos los que veas que el
Príncipe Apolo murió y luego pasó por el infierno para regresar aquí”.
Príncipe. Evangeline apenas tuvo tiempo de procesar la palabra y todo lo que venía con ella,
ya que casi tan pronto como Apolo habló, soltó
La mano de Evangeline y rápidamente se quitó el jubón de terciopelo, seguido de la camisa

de lino.
Varios de los reunidos se quedaron sin aliento, incluida Evangeline.
El pecho de Apolo era impecable, liso y tallado en músculos, y sobre su corazón había
un tatuaje vibrante de dos espadas en forma de corazón con un nombre en el centro:
Evangeline .
Hasta ese momento, todo se había sentido un poco como un sueño febril del que podría
haber despertado. Pero su nombre en su pecho se sintió permanente de una manera que
las palabras de Apolo no lo habían sido. No era un extraño. La conocía lo suficientemente
íntimamente como para escribir su nombre en su corazón.
Entonces se dio la vuelta, mostrando otra vista que sorprendió no solo a ella, sino a
toda la multitud. La hermosa, orgullosa y recta espalda de Apolo estaba cubierta por una
red de violentas cicatrices.
"¡Estas marcas son el precio que pagué para regresar!" gritó. “Cuando digo que pasé
por un infierno, lo digo en serio. Pero tuve que volver. Tuve que corregir los errores
cometidos en mi ausencia. Sé que muchos creen que fue mi hermano Tiberio quien me
mató, pero no fue así”.
Susurros de sorpresa se extendieron entre la multitud.
"Fui envenenado por un hombre que pensaba que era un amigo", rugió Apolo.
“Lord Jacks es el hombre que me mató. Luego robó los recuerdos de mi novia, Evangeline.
¡No descansaré hasta que encuentren a Jacks y pague por sus crímenes con su vida!
evangelina
Las voces resonaron contra las paredes de las estanterías que se extendían mientras la
biblioteca estallaba en ruido. Los guardias con armadura juraron encontrar al criminal Lord
Jacks, mientras cortesanos refinados y eruditos con túnicas lanzaban preguntas como una
lluvia de flechas.
“¿Cuánto tiempo lleva viva, alteza?”

“¿Cómo regresaste del infierno, Lord Prince?”
“¿Por qué Lord Jacks te robó los recuerdos?” Esta pregunta, de un cortesano mayor,
estaba dirigida a Evangeline y estuvo marcada por una mirada de ojos entrecerrados.
“Suficiente”, interrumpió Apolo. “No te conté sobre el horror por el que ha pasado mi
esposa para que la atacaran con preguntas que no tiene idea de cómo responder. Compartí
esta información porque quiero que encuentren a Lord Jacks, vivo o muerto. Aunque ahora
mismo lo preferiría muerto”.

"¡No te fallaremos!" Gritaron los guardias.
Más declaraciones relacionadas con la justicia y Jacks hicieron temblar los antiguos
estantes de la biblioteca y golpearon la cabeza de Evangeline, y de repente todo fue demasiado.
El ruido, las preguntas, la avalancha de rostros desconocidos, la historia de Apolo sobre su
paso por el infierno.
Se dijo más, pero las palabras se convirtieron en zumbidos en sus oídos.
Evangeline quería aferrarse a Apolo; él era todo lo que tenía en esta nueva realidad. Pero
también era un príncipe poderoso, lo que le hacía sentirse menos como
el suyo y más parecido al de todos los demás. Tenía miedo de molestarlo con más preguntas,
aunque tenía tantas. Ella todavía no sabía ni dónde estaba.
era.
Desde donde estaba, Evangeline podía ver un asiento ovalado junto a la ventana
escondido bajo un arco de estanterías. La ventana era de un suave cristal azul pálido, y
afuera había árboles de agujas verdes, tan altos como torres, cubiertos por una pintoresca
capa de nieve. Rara vez nevaba en Valenda, y nunca tan espesa como ésta, como si el
mundo fuera un pastel y la nieve fueran masas de espeso glaseado blanco.
Como había notado antes, la moda aquí también era diferente. Los guardias parecían
caballeros de cuentos antiguos y los cortesanos vestían ropas formales similares a las de
Apolo. Los hombres vestían jubones, mientras que las mujeres vestían elaborados vestidos
de terciopelo con escotes hasta los hombros y cinturas caídas decoradas con cinturones de
brocado o collares de perlas.
Evangeline nunca había visto gente vestida así. Pero ella había oído historias.
Su madre había nacido en el Norte Magnífico y le había contado a Evangeline

innumerables cuentos sobre esta tierra, cuentos de hadas que la hacían sonar como si fuera
el lugar más encantado del mundo.
Desafortunadamente, Evangeline no se sentía nada encantada en ese momento.
Apolo encontró su mirada entonces y se alejó de la cada vez más reducida multitud que
los rodeaba. Parecía que la gente ya se había ido para correr la voz de que el Príncipe Apolo
había regresado de entre los muertos. ¿Y por qué no lo harían? Evangeline nunca oyó hablar
de alguien que regresara de entre los muertos. Un pensamiento que la hizo sentir bastante
pequeña mientras estaba junto a él.
Sólo quedaban unas pocas personas, pero Apolo los ignoró a todos mientras miraba
a los ojos de Evangeline. "No hay nada que debas temer".
“No tengo miedo”, mintió.
"Me estás mirando de manera diferente". Él le sonrió entonces, una sonrisa tan
encantador, se preguntó cómo no había sabido de inmediato quién era él.
"Eres un príncipe", chilló ella.
Apolo sonrió más ampliamente. "¿Es eso un
misma problema?" … solo…” Evangeline casi dijo que nunca se había imaginado a sí
“No, me casé con un príncipe.
Pero por supuesto que sí. Sólo que sus imaginaciones no eran tan elaboradas como ésta.
Esto estaba más allá de todos los sueños pastel que alguna vez había tenido sobre la realeza,
los castillos y los lugares lejanos. Pero lo habría cambiado todo para recordar cómo había
llegado hasta aquí, cómo se enamoró y se casó con este hombre y perdió lo que parecía ser
parte de su corazón.
Entonces se dio cuenta. En los cuentos de hadas, la magia siempre tuvo un precio. Nada
llegó sin un costo; las campesinas que se convertían en princesas siempre tenían que pagar.
Y de repente Evangeline se preguntó si sus recuerdos perdidos eran el precio que había
pagado por todo esto.
¿Había cambiado sus recuerdos, junto con parte de su corazón, para estar con Apolo?
¿Podría haber sido tan tonta?
La sonrisa de Apolo se suavizó, pasando de una broma a una tranquilizadora. Cuando
habló, sus palabras también fueron más suaves, como si sintiera parte de lo que ella estaba
sintiendo. O tal vez era simplemente que él la conocía bien, aunque ella no lo conocía a él.
Tenía su nombre tatuado sobre su corazón.
“Todo estará bien”, dijo en voz baja y firme. “Sé que es mucho que asimilar. Odio dejarte,
pero hay algunas cosas de las que necesito encargarme y, mientras lo hago, mis guardias
están listos para acompañarte a tu suite. Pero intentaré no dejarte solo por mucho tiempo. Lo
prometo, no hay nada más importante para mí que tú”.
Apolo le dio otro beso en la mano y le dio una última mirada.

antes de partir, seguido por sus guardias personales.
Evangeline se quedó allí, sintiéndose repentinamente sola y llena de más preguntas de
las que tenía respuestas. Si Apolo acababa de regresar de entre los muertos, ¿cómo sabía ya
lo que le había pasado? Tal vez se equivocó acerca de que Lord Jacks le robó los recuerdos,
y Evangeline tenía razón al haberlos intercambiado tontamente, lo que la dejó preguntándose
si podría volver a intercambiarlos.
Esta pregunta la perseguía mientras seguía a los guardias que Apolo le había asignado a
través del castillo. No dijeron mucho, pero le dijeron a Evangeline que el castillo de Apolo se
llamaba Wolf Hall. Había sido construido por el primer rey del Magnífico Norte, el famoso
Wolfric Valor, lo que le hizo pensar en todas las historias norteñas de su madre.
Comparado con el lugar donde Evangeline había crecido, el Norte se sentía increíblemente
vieja, como si cada piedra bajo sus pies contuviera un secreto de una época pasada.
Un pasillo estaba lleno de puertas que tenían manijas más elaboradas. Uno tenía la forma
de un pequeño dragón, otro parecía alas de hada y luego había una cabeza de lobo con una
bonita corona de flores.
Estos eran los tipos de manijas que la tentaron a tirar de ellas y le hicieron sospechar que
podrían estar un poco vivas, como la campana que colgaba afuera de la puerta de la tienda de
curiosidades de su padre.
Evangeline sintió una punzada de dolor al pensar en aquello: no sólo el timbre, sino la
tienda, sus padres y todo lo que había perdido. Fue un torrente vertiginoso que la golpeó tan
repentinamente que no se dio cuenta de que había dejado de moverse hasta que un guardia
con un espeso bigote rojo se acercó y dijo: “¿Se encuentra bien, alteza? ¿Necesitas que uno de
nosotros te lleve?
"Oh, no", dijo Evangeline, instantáneamente mortificada. “Mis pies funcionan bien.
Hay mucho que asimilar. ¿Qué es este salón?
“Esta es el ala de los Valors. La mayoría de la gente piensa que estas eran las habitaciones
de los niños Valor, aunque nadie lo sabe con seguridad. Estas puertas han permanecido
cerradas desde que murieron”.
Pero podrías abrirnos.
La extraña voz sonó como si viniera de una de las puertas.
Evangeline miró a cada uno de sus guardias, pero ninguno parecía haberlo oído. Entonces ella
fingió que ella tampoco lo había oído. Evangeline ya estaba en una situación difícil. No necesitaba
empeorar las cosas diciendo que escuchó voces provenientes de objetos inanimados.
Afortunadamente no volvió a suceder. Cuando los guardias finalmente se detuvieron frente

a un par de puertas dobles ornamentadas, los pomos enjoyados brillaron pero no dijeron una
palabra. Sólo hubo un suave silbido cuando se abrieron al conjunto de habitaciones más
opulentas que Evangeline había visto jamás.
Todo era tan hermoso que sintió como si estuvieran tocando arpas y cantando los pájaros.
Todo era brillante, dorado y cubierto de flores. Había ramas de lirios arlequín enmarcando la
chimenea de dos pisos y enredaderas de estrellas blancas enroscadas alrededor de los postes
de la cama. Incluso la gran bañera de cobre que Evangeline vio en el baño de más allá estaba
llena de
flores: el agua humeante del interior era violeta y estaba cubierta de suaves pétalos
blancos y rosados.
Evangeline caminó hacia la bañera y mojó los dedos en el agua.
Todo era perfecto.
Incluso las doncellas que entraron para ayudarla a bañarse y vestirse eran
absolutamente encantadoras. También había un número sorprendente de ellos, casi una
docena. Tenían voces dulces y manos suaves que la ayudaron a ponerse un vestido tan
delicado como un susurro.
El vestido era una confección de tul rubor con hombros descubiertos y mangas
transparentes adornadas con cintas de color rosa oscuro. Las mismas cintas se alineaban
en el escote del vestido antes de girar en pequeños capullos de rosa que cubrían el busto
del corpiño ajustado. La falda ondeaba y ondeaba hasta los dedos de los pies de
Evangeline. Una doncella completó el look trenzando el cabello dorado rosa de Evangeline
en una corona y luego decorándolo con un círculo de flores doradas.
"Si lo digo yo mismo, se ve encantadora, Su Alteza".

"Gracias"
"Martine", proporcionó la criada antes de que Evangeline tuviera que buscar a tientas
para tratar de encontrar el nombre. “Yo también soy originalmente del Imperio Meridian.
Su Alteza el príncipe pensó que tenerme aquí podría ayudarle a adaptarse un poco más”.
"Parece como si el príncipe fuera muy pensativo".

"Creo que, cuando se trata de ti... trata de pensar en todo".
Martine sonrió, pero la vacilación en sus palabras le dio a Evangeline una pausa de
un segundo, un aleteo de un sentimiento que decía que Apolo era demasiado bueno para
ser verdad. Que todo esto fue.
Cuando Evangeline estuvo sola y se miró en el espejo, vio la
reflejo de una princesa. Esto era todo lo que ella podría haber deseado.
Sin embargo, ella no se sentía como una princesa.
Se sentía como la idea de una princesa, con el vestido, el príncipe y el castillo, y sin
embargo también se sentía sin él. Se sentía como si simplemente estuviera usando un
disfraz, como si hubiera asumido un papel del que simplemente podía salir, sólo que no
había ningún otro lugar al que dar el paso. Porque ella tampoco tenía ganas
la niña que había sido antes, la niña eternamente esperanzada que creía en los cuentos
de hadas, el amor a primera vista y los felices para siempre.
Si ella hubiera sido esa chica, habría sido más fácil aceptar todo esto.
para no querer hacer tantas preguntas.
Pero algo le había sucedido a esa chica... a ella. y evangelina
No pude evitar pensar que iba más allá de sus recuerdos perdidos.
Todavía le dolía el corazón, como si lo hubieran roto y sólo quedaran fragmentos
irregulares. Puso una mano sobre él, como para evitar que se rompieran más pedazos.
Y una vez más, la invadió la ineludible sensación de que entre todo lo que había olvidado
había algo más importante que todo lo demás, más importante que cualquier otra cosa.
Había algo absolutamente vital que necesitaba contarle a alguien. Pero por mucho
que lo intentara, no podía recordar qué era ni a quién tenía que contárselo.
evangelina
Evangeline sólo era vagamente consciente de la puesta de sol y del lento oscurecimiento
de sus habitaciones mientras caminaba sobre las alfombras, luchando desesperadamente
por recordar algo. Esperaba que cuando Apolo regresara, pudiera darle más respuestas.
Pero cuando finalmente se abrió la puerta de sus habitaciones, en lugar del príncipe, fue
recibida por un médico anciano y un par de sus aprendices más jóvenes.
“Mi nombre es Dr. Irvis Stillgrass”, dijo el médico principal, un hombre barbudo con
gafas colocadas en la punta de su puntiaguda nariz. "Telma e Yrell son mis aprendices".
Hizo un gesto a los demás. "Su Alteza quería que le hiciéramos algunas preguntas para
ver cuántos de sus recuerdos fueron tomados".
"¿Tienes alguna forma de traerlos de vuelta?" —Preguntó Evangeline.

El Dr. Stillgrass, Telma e Yrell fruncieron los labios a la vez. Una respuesta que
Evangeline interpretó como un no. No se sorprendió, lo cual fue casi igual de inquietante.
Evangeline casi siempre se sentía esperanzada, pero hoy no podía reunir esa esperanza.
Nuevamente se preguntó qué le había pasado.
"¿Por qué no tomas asiento, princesa?" El doctor Stillgrass señaló una silla con
capitoné cerca del fuego, que Evangeline tomó obedientemente.
Los médicos permanecieron de pie, elevándose sobre ella mientras el doctor
Stillgrass hacía sus preguntas.
"¿Cuántos años tiene?"

“Yo soy…” Evangeline tuvo que hacer una pausa para pensar en ello. Uno de sus
últimos recuerdos claros fue cuando tenía dieciséis años. Su padre todavía estaba vivo y
apenas podía recordarlo sonriendo mientras abría una nueva caja de curiosidades. Pero
eso fue todo lo que pudo recordar.
El resto del recuerdo estaba borroso en los bordes, como un cristal sucio que daba la
impresión de una imagen sin mostrar realmente lo que era. Evangeline estaba segura de
que su padre había muerto algunos meses después de este débil recuerdo, pero no podía
recordar ninguno de los detalles. Ella simplemente sabía en su corazón que él se había
ido y que había pasado más tiempo desde entonces. "Creo que tengo diecisiete años".
Telma e Yrell parecieron tomar notas sobre su respuesta, mientras que el Dr.
Stillgrass hizo otra pregunta. “¿Cuándo recuerdas por primera vez que conociste al
Príncipe Apolo?”
"Hoy." Evangeline hizo una pausa. "¿Sabes cuándo nos conocimos?"
“Estoy aquí para preguntar, no para responder”, dijo enérgicamente el Dr. Stillgrass
antes de continuar con sus preguntas: ¿Recordaba su compromiso con Apolo, su boda, la
noche en que murió?
"No."
"No."
"No."
Era la única respuesta que tenía Evangeline y cada vez que intentaba darle la vuelta
a las preguntas, el doctor Stillgrass se negaba a responder.
En algún momento durante la entrevista, un nuevo caballero entró en la habitación.
Evangeline ni siquiera lo había visto entrar, pero de repente él estaba allí, de pie justo
detrás de Telma e Yrell. Iba vestido de manera muy parecida a ellos, con una larga túnica
de cuero marrón encima de pantalones negros ajustados y ceñida con dos correas de
cuero que sujetaban una serie de cuchillos y frascos en una cadera y un arnés para un
libro en la otra. El libro parecía estar en sus manos ahora, pero algo en la forma en que
anotaba las cosas en su cuaderno era diferente a la de los otros aprendices.
Este joven escribía con floritura, agitando su pluma emplumada de una manera que
atraía la atención de Evangeline. Cuando la sorprendió mirándola, le guiñó un ojo y se
llevó un dedo a los labios, indicándole que no lo dijera.
Y por alguna razón, no lo hizo.

Evangeline tenía la sensación de que se suponía que este hombre no debería estar
allí, a pesar de su forma similar de vestir. Pero él era el único de este grupo que parecía
sentir algo por ella mientras ella luchaba por encontrar respuestas. Él asintió
alentadoramente, le sonrió con simpatía y cada vez que el Dr. Stillgrass decía algo
particularmente desagradable, ponía los ojos en blanco.
"Puedo confirmar que tus recuerdos del último año han desaparecido por completo".
Dijo el Dr. Stillgrass con importancia y bastante crueldad. "Informaremos de esto a Su
Alteza y uno de nosotros regresará cada día para ver si regresa algún recuerdo".
El trío de médicos se dio vuelta para irse. El Dr. Stillgrass pasó rápidamente por
joven sin mirarlo, pero Yrell y Telma finalmente lo notaron.
“Doctor…” comenzó Telma.
Pero Yrell, que parecía un poco deslumbrado por el intruso, tiró del
manga de su bata, impidiéndole decir más mientras el trío salía.
Sólo el joven anónimo se quedó.
Caminó hacia Evangeline y sacó una tarjeta roja rectangular de su bolsillo.
“No lo habría creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos”, dijo en voz baja.
“Lamento la pérdida de tus recuerdos. Si alguna vez desea hablar y tal vez responder
algunas preguntas, es posible que pueda completar algunos espacios en blanco por usted”.
Le entregó la tarjeta.
Kristof Knightlinger
Torre de Vigilancia de la Mañana del Sur
Las agujas
"Qué tipo de preguntas…?" Evangeline comenzó a preguntar mientras terminaba.

leyendo la curiosa tarjeta.
Pero el señor ya se había ido.
El fuego crepitó.
Evangeline se despertó sobresaltada, aunque no tenía intención de quedarse

dormida. Estaba acurrucada en el sillón junto a la chimenea donde había pensado en la
pequeña tarjeta roja de Kristof Knightlinger. Todavía podía sentirlo en su mano.
También podía sentir algo más. Los brazos de un hombre deslizándose debajo de
ella, levantándola con cuidado y acercándola a un pecho que olía a bálsamo y algo
amaderado.
Apolo.
Su estómago se hundió.
No podía estar completamente segura de que fuera Apolo quien la recogiera. Tenía
los ojos todavía cerrados y estuvo tentada de mantenerlo así. No sabía por qué tenía esa
necesidad de fingir o por qué su corazón latía más rápido mientras él la cargaba. Apolo
tenía que tener respuestas al menos a algunas de sus preguntas. Sin embargo,
inesperadamente sintió miedo de preguntarles.
No estaba segura si era porque era un príncipe o porque todavía era
un extraño.
Sus brazos la rodearon con más fuerza. Evangeline se puso tensa. Pero de repente
sintió como si estuviera empezando a recordar algo. No había mucho allí, sólo un vago
recuerdo de haber sido sostenido y transportado, seguido de un pensamiento.
Él la llevaría a través de algo más que aguas heladas. Él la sacaría a través del
fuego si fuera necesario, la sacaría de las garras de la guerra, de las ciudades en caída
y de los mundos en ruinas. …
La idea hizo que algo se aflojara en su interior y, por un segundo, Evangeline se
sintió segura. Más que seguro, en realidad. Pero ella no tenía palabras para expresar
exactamente el sentimiento. Sólo sabía que no era algo que hubiera experimentado
antes: este profundo nivel de protección.
Lentamente, abrió los ojos. Afuera ya era de noche, y dentro solo había luz del
fuego, dejando la mayor parte de la habitación envuelta en sombras, a excepción del
príncipe que la abrazaba. La luz se aferró a él, dorando los bordes de su cabello oscuro
y su fuerte mandíbula mientras la llevaba hacia la cama.
"Lo siento", murmuró Apolo. "No quería despertarte, pero tú

Parecía incómodo en la silla”.
Con cuidado, colocó a Evangeline sobre una colcha de plumas. Luego le dio un rápido
beso en la mejilla. Era tan suave que tal vez no lo habría sentido si no hubiera sido tan
consciente de cada uno de sus movimientos, del lento deslizamiento de sus cálidas manos
liberando su cuerpo. "Dulces sueños, Evangeline".
"Esperar." Ella le agarró la mano.
La sorpresa coloreó brevemente sus rasgos. “¿Querías que me quedara?”
Probablemente sí debería haber sido su respuesta.
Ellos estaban casados.
Era un príncipe.
Un príncipe al mando.
Un príncipe muy atractivo.
Un príncipe por el que podría haber sacrificado mucho para estar.
Le acarició la mano con el pulgar, esperando pacientemente su respuesta.
"Lamento no recordarte, lo estoy intentando", susurró.
“Evangelina”. Apolo le apretó ligeramente la mano. “Lo último que quiero es que sientas
dolor, y puedo ver cuánto te duele haber olvidado tanto. Pero si nunca lo recuerdas, todo
estará bien. Crearemos nuevos recuerdos juntos”.
“Pero quiero recordar”. Y más que eso, sentía como si necesitara recordar . Todavía
podía sentir la necesidad apremiante de decirle a alguien algo de importancia crítica, pero
no podía recordar qué era ese algo crucial ni a quién tenía que decírselo. "¿Qué pasa si
hay una manera de recuperar mis recuerdos?" ella preguntó. "Tal vez podamos hacer algún
tipo de trato con el hombre que se los llevó".
"No." Apolo sacudió la cabeza con vehemencia. “Incluso si eso fuera posible, no
valdría la pena correr el riesgo. Lord Jacks es un monstruo —añadió con brusquedad. “Me
envenenó en nuestra noche de bodas y te incriminó por el asesinato. Mientras yo estaba
muerto, casi fuiste ejecutado. Jacks no tiene conciencia ni remordimientos.
Si pensara por un segundo que él podría ayudarte, haría lo que fuera necesario para traerlo
contigo. Pero si alguna vez te encuentra, me temo que nunca volveré a verte.
—”
Apolo respiró hondo y, cuando volvió a hablar, su voz era más suave. "Sólo puedo
imaginar lo difícil que es dejar pasar esto, pero realmente podría ser
Lo mejor, Evangeline. Jacks te ha hecho cosas atroces e imperdonables, y

realmente creo que podrías ser más feliz si esas cosas permanecen en el olvido.
Apolo
El difunto rey Roland Titus Acadian siempre había desdeñado la palabra agradable.
Agradable era para sirvientes, campesinos y otras personas que carecían de personalidad.
Un príncipe debe ser inteligente, formidable, sabio, astuto e incluso cruel si fuera necesario,
pero nunca amable.
El rey Roldán solía decirle a su hijo Apolo: “Si eres amable, significa que no eres
suficiente para nada más. La gente es amable porque debe serlo, pero como príncipe
debes ser más”.
Cuando era niño, Apolo había tomado este consejo como una licencia para ser
descuidado con la vida y con los demás. No era cruel, pero tampoco encarnaba ninguna de
las otras virtudes que su padre ensalzaba. Apolo siempre había imaginado que tenía tiempo
para volverse inteligente, formidable, sabio o astuto. Nunca se le ocurrió que, mientras
tanto, se estaba convirtiendo en otra cosa.
Apolo se dio cuenta de esta alarmante verdad al despertar por primera vez del estado
de suspensión del sueño en el que lo había colocado su antiguo amigo, Lord Jacks. Al
descubrir que todo el Norte Magnífico creía que estaba muerto, Apolo esperaba encontrar
monumentos de flores y bastiones de dolientes obstinados que continuaron llorando por él,
a pesar de que el período oficial de duelo había terminado.
En cambio, descubrió que el reino ya había avanzado. En el lapso de quince días, se

había convertido en una nota a pie de página, recordada como una sola
palabra corriente en una hoja de escándalo.

Mientras estuvo bajo la maldición del Arquero, se encontró con esta hoja de escándalo
en particular del día después de su supuesta muerte. El periódico sólo había mencionado
que había muerto. Sólo se había utilizado una palabra, amado, para describirlo, pero eso
era todo. El periódico no había dicho nada de sus grandes hazañas ni de sus actos de
valentía. ¿Y cómo podría haberlo hecho, cuando la mayor parte de lo que había hecho
era posar para retratos?
Apolo apenas podía soportar la vista de las imágenes ahora, mientras caminaba por
Wolf Hall de camino a reunirse con el Sr. Kristof Knightlinger de The Daily Rumor.
Esta era su segunda oportunidad de finalmente ser más, como le había instado su
padre. Después de su impactante regreso de entre los muertos ayer, Apolo notó la forma
diferente en que la gente lo consideraba. Las voces eran más bajas, las cabezas se
inclinaban más rápidamente y los ojos estaban llenos de asombro, como si fuera más que
un simple mortal.
Y, sin embargo, nunca se había sentido más humano, más vulnerable o más miserable.
Todo era una mentira. Nunca había regresado de entre los muertos. Simplemente
había sido maldecido, y maldecido, y maldecido otra vez. Ahora, por primera vez en casi
tres meses, ya no estaba bajo ningún hechizo y, sin embargo, se sentía maldecido por lo
que le había hecho a Evangeline.
Apolo había pensado que una vez que estuviera libre de la maldición del Arquero,
pensaría menos en ella. La maldición lo había obligado a cazarla. Bajo su influencia, había
pensado en ella cada segundo. En todo momento se preguntaba dónde estaba y qué
estaba haciendo. Había tenido una imagen constante de su rostro angelical en su mente.
Todo lo que quería era a ella, y cuando la encontró, todo lo que quería era destriparla.
Ahora todavía la deseaba, pero de una manera diferente. Cuando la vio, él

No quería matarla. Quería protegerla. Para mantenerla a salvo.
Por eso había borrado sus recuerdos.
Sabía que era lo mejor. Jacks la había engañado, del mismo modo que había
engañado a Apolo para que fuera su amigo. Si Evangeline volvía a caer bajo la esclavitud
de Jacks, él sólo la destruiría. Pero Apolo la haría feliz. el haría
ella una reina que sería amada y adorada. Él compensaría con creces lo que le había hecho
en el pasado, siempre y cuando ella nunca se enterara.
Si alguna vez descubriera que él le había quitado sus recuerdos, todo se derrumbaría.
Sólo otra persona sabía que Apolo le había quitado los recuerdos. Después de hoy, si
todo iba bien, no tendría que preocuparse por esa persona. Y en cuanto a encontrar a Jacks,
Apollo esperaba que la entrevista de esta mañana ayudara con eso.
Finalmente llegó a la pequeña sala de la torre donde había organizado que se llevara a
cabo esta reunión. Normalmente prefería escenarios más grandiosos: habitaciones grandes
con mucha luz y ventanas y ornamentación que hacían imposible olvidar que Apolo era de
la realeza. Pero hoy había elegido una habitación sin adornos en la torre para asegurarse
de que nadie escuchara la conversación que estaría teniendo.
Kristof Knightlinger se puso de pie e hizo una reverencia tan pronto como el príncipe
entró en la habitación. "Es bueno verla viva y con un aspecto tan excelente, alteza".
“Estoy seguro de que mi devolución también será de gran ayuda para la venta de
periódicos”, respondió el príncipe. Es posible que todavía estuviera algo amargado por la
pequeña fanfarria que le habían brindado después de su muerte.
Por supuesto, el periodista no pareció darse cuenta.
Kristof sonrió con entusiasmo. Siempre parecía estar de buen humor.
Sus dientes eran tan blancos como la chorrera de encaje que llevaba en el cuello. “Esta
entrevista también ayudará. Gracias por tomarse el tiempo de reunirse conmigo esta
mañana. Sé que mis lectores tienen muchas preguntas sobre cómo regresaste de entre los
muertos, cómo era estar muerto, si pudieras observar a alguno de nosotros que todavía
estábamos vivos”.
"No responderé ninguna de esas preguntas hoy", dijo Apolo bruscamente.
La sonrisa del periodista se desvaneció.

“Me gustaría que su artículo se centrara en las acciones deshonrosas del Señor
Jacks y lo importante que es que sea capturado de inmediato”.
“Su Alteza, no estoy seguro si lo sabe, pero ya mencioné
sus fechorías en el periódico de esta mañana.
“Entonces menciónalos de nuevo y hazlos más feos esta vez. Hasta que arresten a
este criminal, quiero que sus crímenes se publiquen todos los días. Quiero que su nombre
se convierta en sinónimo de vil. Esto no es sólo para mí, es para la Princesa Evangeline
y todo el Norte Magnífico. Una vez que lo atrapen, podrás tener tu entrevista y responderé
todas las preguntas que quieras.
Pero hasta entonces, te pediré que imprimas lo que necesito que digas”.
“Por supuesto, alteza”, dijo Kristof con una sonrisa agradable.
Pero ya no era la misma sonrisa de antes. Éste no era su buen humor natural. Esta
era una linda sonrisa que estaba ahí sólo porque Apolo era un príncipe y no había nada
que Kristof pudiera hacer más que sonreír.
Apolo sintió algo parecido a la culpa retorcerse dentro de él al verlo. Por un segundo,
consideró suavizar sus exigencias. Luego recordó lo que su padre había dicho acerca de
nunca ser amable.
Después de su reunión con Kristof, Apollo quiso ver cómo estaba Evangeline.
Por supuesto, había sirvientes que le proporcionaban actualizaciones sobre ella.
Hasta el momento le habían dicho que ella estaba sana y bien, y todavía sin ningún
recuerdo.
Apolo esperaba que después de su advertencia de anoche, ella abandonara cualquier
idea de buscar sus recuerdos. Pero la Evangeline que él conocía no era alguien que se
rindiera. Ella había encontrado una manera de curarlo de la maldición del Arquero y él
imaginaba que, si tuviera la oportunidad, ella también encontraría los recuerdos perdidos.
Por tanto, Apolo no planeaba darle una oportunidad.
Ya había tomado medidas para asegurarse de que ella estuviera completamente
ocupada esa mañana. Él hubiera preferido ser él quien ocupara su tiempo, pero ya habría
oportunidades para eso más adelante.
Primero, había un asunto más del que ocuparse.
El Consejo de Grandes Casas.
Ayer se había reunido con algunos de los miembros para demostrar que no era un
impostor y que realmente había regresado de entre los muertos. Después de eso hubo
una larga discusión sobre qué hacer con el heredero impostor que había intentado robar
su trono. Sin embargo, esto resultó totalmente innecesario, ya que el cachorro parecía
haber huido en algún momento durante la discusión.
Parecía que el heredero impostor había sido advertido por un par de sirvientes
enamorados de él.
Apolo había enviado varios guardias tras él, pero el impostor no era su prioridad por
ahora.
El príncipe desaceleró sus pasos al llegar a la puerta que conducía a la cámara donde
se reunía el consejo. La habitación del otro lado siempre le recordaba a Apolo una copa de
peltre gigante. Las paredes eran ligeramente redondeadas y el aire era sutilmente plateado,
dándole a todo una calidad afilada, como de espada.
En el centro de la sala había una envejecida mesa de roble blanco que se decía que había
estado allí desde los días del primer rey del Magnífico Norte, Wolfric Valor, un hombre rudo
de otra época que ahora estaba sentado en el otro extremo de la mesa. .
Toda conversación se detuvo tan pronto como Apolo entró en la habitación. Pero del
cuadro quedó claro que hasta ese momento, la conversación se había centrado completamente
en el miembro más nuevo del consejo: el famoso Wolfric Valor. Aunque sólo Apolo sabía
quién era realmente Wolfric. Nadie más en el consejo sabía que Wolfric, junto con toda la
familia Valor, había estado encerrado en Valory hasta el día anterior.
Wolfric ahora se llamaba Lord Vale. Y, sin embargo, todos los hombres y mujeres en la
mesa del consejo todavía se inclinaban o se inclinaban en su dirección. Lo cual fue bueno:
hizo que lo que Apolo necesitaba hacer fuera mucho más fácil. Pero también fue un poco
desconcertante ver la forma en que el consejo respondió al legendario primer rey del Norte
sin siquiera saber quién era realmente.
“¡Aquí está, regresado de entre los muertos!” bramó Wolfric, seguido de un aplauso que
se extendió como la pólvora hasta que todos los miembros del consejo estuvieron de pie y
aplaudieron mientras el Príncipe Apolo caminaba hacia la mesa de roble blanco.
Wolfric le guiñó un ojo. Somos aliados, decía el gesto. Estamos en esto juntos.
Amigos.
Pero Apolo recordaba muy recientemente cómo lo había traicionado su último amigo. Si
Wolfric decidiera hacer lo mismo, Apolo no sería rival para él y su famosa familia. Todo lo que
Apolo podía hacer ahora era cumplir su palabra y esperar que Wolfric también la cumpliera.
"Veo que muchos de ustedes ya conocieron a nuestro nuevo miembro del consejo", dijo
Apollo, formulándolo intencionalmente como una declaración en lugar de una pregunta.
Aunque Apolo aún no había sido coronado rey oficialmente, todavía tenía más poder que el
consejo. En el Norte Magnífico, un príncipe no podía convertirse en rey hasta que se casara. Pero
esa ley, al igual que su próxima coronación, fue principalmente para mostrar. Los eventos reales
como las coronaciones y el Nocte Neverending hicieron que los príncipes fueran queridos por su
pueblo y llenaron los reinos de esperanza y amor.
Dicho esto, el Consejo de Grandes Casas no estaba del todo impotente. No podían impedir
que Apolo nombrara una nueva Gran Casa, pero podían luchar contra él por ello y, en el proceso,
desenterrar verdades peligrosas que Apolo no quería correr el riesgo de que nadie descubriera.
Lo último que necesitaba era el reino para saber que el legendario

Los valores habían regresado de entre los muertos y ahora se hacían pasar por la Casa Vale.
Había estado muerto sólo unas semanas, pero el mundo creía que los Valors habían
estado muerto durante cientos de años.
Apolo todavía estaba luchando por comprender el hecho de que las historias del Valory habían
sido ciertas y que los Valors habían sido encerrados dentro de él. Odiaba imaginar qué clase de
escándalo armaría el reino si se enteraran. Y ni siquiera quería pensar en las preguntas que
Evangeline le haría si descubriera que había sido ella quien había abierto el Arco del Valory.
Parecía que su hermano, Tiberius, había tenido razón acerca de lo que ella haría todo el
tiempo.
Apolo sólo esperaba que Tiberio estuviera equivocado sobre lo que sucedería
después de que se abrió el arco.
"Lord Vale y su familia estaban allí cuando regresé de entre los muertos".
Apolo lo explicó sin problemas, ya que en realidad esto era parcialmente cierto. Honora Valor, la
esposa de Wolfric, lo había curado de la maldición del Arquero y de la maldición del espejo.
Realmente se sentía en deuda con ella, por lo que era fácil decir con seriedad: “Sin esta familia, tal
vez no estaría aquí hoy. Como recompensa, he decidido hacerles una Gran Casa y regalarles
tierras donde puedan cuidar a los demás de la misma manera que me cuidaron a mí”.
Por un momento todo el consejo guardó silencio. Apolo pudo ver que a pesar de que los
miembros se habían sentido atraídos hacia Wolfric antes, no estaban seguros acerca de este
hombre oso, y aún más nerviosos por la proclamación de Apolo.
Apolo nunca había otorgado el honor de Gran Casa a una familia, ni su padre antes
que él, ni el padre de su padre antes que él. Era bastante sencillo de hacer, pero una vez
hecho, era muy difícil deshacerlo. Dar poder era mucho más fácil que quitárselo.
Aunque Apolo podía sentir que cada miembro del consejo temía que esta declaración
les hubiera quitado poder.
Casi podía ver las preguntas en la punta de sus lenguas: Acabas de regresar de
entre los muertos. ¿Estás seguro de que esto es prudente? ¿Estás planeando hacer otras
Grandes Casas? ¿Cómo sabes que esta casa realmente merece ser Grande, ser uno de
nosotros?
“Mi familia está agradecida por su generosidad, Alteza. Es verdaderamente un honor
estar en este consejo entre tantos hombres y mujeres excelentes”.
La voz de Wolfric era suave, pero su mirada era firme e inquebrantable mientras miraba
alrededor del consejo. Uno por uno, encontró los ojos de cada miembro, y más de unos
pocos parecieron contener la respiración.
Cuando era niño, a Apolo le habían contado innumerables historias sobre este
hombre. Se decía que Wolfric Valor podía derribar ejércitos enteros con un solo grito de
batalla y arrancar las cabezas de los enemigos con sus propias manos. Había unido a los
clanes combatientes del Norte para formar un reino y construyó Wolf Hall como regalo de
bodas para su esposa después de robársela a otro.
En la superficie, el hombre que tenía delante no parecía tan imponente como
afirmaban las historias. Apolo era más alto y vestía ropas mucho más finas. Sin embargo,
Wolfric poseía ese más indefinible del que siempre había hablado su padre.
Wolfric encarnaba todo lo que Apolo nunca había intentado ser.
El consejo no pronunció una palabra hasta que finalmente Wolfric los liberó de su
mirada.
Fue Lord Byron Belleflower quien habló entonces. “Bienvenido al consejo, Lord Vale.
Espero que ya hayas sido informado de todos los asuntos recientes del reino. Hay algunas
otras cuestiones importantes que deben discutirse hoy”.
Belleflower se volvió hacia Apolo. A diferencia de casi todos los demás en el castillo
que habían contemplado al príncipe desde su dramático regreso de entre los muertos,
Byron Belleflower no miró a Apolo con asombro o
temor.
Él y Apolo no se habían llevado bien durante años, y por la mirada burlona del joven
parecía que Byron se había vuelto aún más desagradable durante el tiempo que Apolo había
estado lejos de su trono. Había rumores de que la amante de Belleflower había muerto,
aunque a Apolo no le habría sorprendido saber que ella había fingido su muerte para alejarse
de él.
"Ahora", dijo Belleflower en voz alta, antes de hacer una pausa dramática para hacer
Estaba seguro de que todos los demás en la mesa grande estaban mirando en su dirección.
La mayoría de los otros miembros del consejo eran mayores, pero Lord Belleflower tenía
aproximadamente la edad de Apolo. Los dos habían sido amigos cuando eran niños, hasta
que el joven Belleflower creció lo suficiente como para comprender que Apolo heredaría un
reino entero mientras que él heredaría solo un castillo en una montaña fría y lúgubre. Apolo
habría sacado a Byron del consejo hace años, pero desafortunadamente el castillo de
Belleflower contaba con un ejército privado considerable del que el príncipe no quería
arriesgarse a estar en el lado equivocado.
Fue así con la mayoría de los miembros del consejo. Si alguno fuera eliminado,
Causaría un grado de consecuencias que sería mejor que Apolo evitara.
“Sé que ayer habló con un par de miembros más del consejo sobre una coronación
rápida y rápida”, continuó Belleflower. "Pero hay algunos de nosotros que consideramos
imprudente seguir adelante cuando todavía hay preguntas sobre su esposa".
Apolo se puso rígido. “¿Qué tipo de preguntas sobre mi esposa?”

Belleflower sonrió de repente, como si Apolo acabara de decir exactamente lo que quería
oír. “Hay algunos de nosotros que no podemos evitar preguntarnos: ¿Por qué Lord Jacks
borró los recuerdos de Evangeline? ¿Qué sabe ella que podría hacerle daño? A menos que
… ¿Había trabajado con él para envenenarte?
"Esa es una declaración de traición", interrumpió Apolo.
"Entonces pruébalo", presionó Belleflower.
"No necesito demostrarlo", dijo Apolo.
“Pero podría ser útil”, intervino Lady Casstel. Era una de las miembros más antiguas y
sabias del consejo y, como tal, a menudo abría el camino para la mayoría de los demás. “No
creo que tu novia sea una asesina.
Pero los rumores que circularon en torno a Evangeline después de tu muerte fueron
desagradables y ella es extranjera. Sólo podría funcionar a su favor encontrar una manera de mostrar
al pueblo que ella ahora es verdaderamente parte de este reino y es totalmente leal a ti”.
“¿Cómo propones que haga eso?”

"Déjala embarazada de un heredero", dijo Lady Casstel sin pausa. “No es sólo por el
bien del reino, sino para protegerte. Con tu hermano despojado de su título y actualmente
desaparecido…”
Apolo se estremeció ante la mención de su hermano Tiberio y, por un segundo, las
cicatrices de su espalda volvieron a escocerle. Algunos miembros del consejo parecieron
darse cuenta.
Afortunadamente, reaccionar ante las menciones de su hermano no era nada nuevo.
Nadie asumiría que Tiberio fue la verdadera razón por la que la espalda de Apolo estaba
cubierta de cicatrices. Sólo Havelock y algunos nomuertos sabían la verdad.
Havelock se llevaría el secreto a la tumba y Apolo intentó no pensar en vampiros. Ya había
suficientes asuntos desagradables de los que ocuparse, como la repentina petición del
consejo de que tuviera un heredero.
Aunque por la forma en que Lady Casstel habló sobre el asunto, estaba claro
Este tema había sido discutido antes de la reunión del consejo.
"No hay nadie más en línea directa para el trono", continuó. "Sería demasiado fácil
para otro impostor tomar la corona en caso de que te suceda algo más".
“No me volverá a pasar nada”, dijo Apolo. "Yo ya

superó a la muerte. No volverá a recuperarme pronto”.
"Pero eventualmente regresará por ti". Estas palabras vinieron de Wolfric Valor. “La
muerte viene para todos nosotros, Alteza. Tener un heredero hará más que proteger el
reino: podría ahuyentar a la muerte por un poco más de tiempo”.
Wolfric miró solemnemente al otro lado de la mesa. Si Wolfric hubiera querido, este
podría haber sido el momento en el que le hubiera dicho a todo el consejo que Apolo nunca
había regresado de entre los muertos, pero no lo hizo.
Y aunque a Apolo no le gustó, tuvo que admitir que Wolfric tenía razón. Era menos
probable que la gente hiciera jugadas por el trono cuando había un sucesor claro en el
poder. Tener un heredero también protegería su relación con Evangeline. Una vez que
tuviera a su hijo, no había manera de que lo dejara. Pero él no quería obligarla a permanecer
así.
"Evangeline todavía no me recuerda", dijo Apollo.
“¿Eso realmente importa? Eres un príncipe”, insertó Belleflower. “La chica debería
sentirse afortunada de estar casada contigo. Sin ti, ella no sería nadie”.
Apollo le lanzó una mirada asesina y se preguntó brevemente si había algo más en su
desdén que la sospecha de que Evangeline había trabajado con Jacks para matarlo.
“Evangeline no es nadie. Ella es mi esposa. Trabajaré con un heredero cuando ella se sienta
más cómoda”.
“¿Y cuánto tiempo llevará eso?” Belleflower levantó la voz, claramente tratando de unir a
los demás a su causa. "Estaba ahi ayer. ¡Tu esposa parecía un fantasma asustado a tu lado,
toda pálida y temblorosa! Si te importara este reino, te desharías de él y encontrarías uno
nuevo.
" No voy a reemplazar a mi esposa". Apolo se levantó de su silla con suficiente fuerza
como para hacer oscilar las jarras de vino y hacer que varias uvas se derramaran de sus
platos sobre la mesa. Esta conversación se estaba saliendo demasiado de los límites.
También se estaba alejando demasiado de lo que realmente era necesario debatir.

“Evangeline ya no es un tema de conversación. La próxima persona que la menosprecie
no dirá una palabra más en esta mesa. Si alguien en esta sala realmente se preocupa por el
reino, dejará de preocuparse por la lealtad de Evangeline y empezará a buscar a Lord Jacks.
Hasta que esté muerto, nadie estará a salvo”.
evangelina
A la luz de un día fresco, todo se parecía menos a un sueño febril borroso y más a una
vidriera de imagen perfecta. La habitación de Evangeline olía a té de lavanda, pasteles de
mantequilla y una dulzura herbácea no identificable que le hizo pensar en jardines
exquisitamente cuidados.
Por un hermoso momento, se encontró pensando: Así es como se siente la perfección.
O debería haberse sentido así.

Los pedazos rotos dentro de ella luchaban con esta elegante escena. Una voz pequeña
pero firme en su cabeza dijo: Esto no es perfecto, esto no está bien. Pero antes de que la
voz pudiera decir mucho más, fue ahogada por una serie de otros sonidos más alegres.
Comenzaron a caminar suavemente al otro lado de la puerta de Evangeline. Entonces, como

Con un estallido de suaves fuegos artificiales florales, los dueños de las voces entraron a su suite.
Costureras, tres, todas sonriendo mientras la saludaban: “¡Buenos días,
alteza!”
“¡Se ve tan renovada, alteza!”
"¡Esperamos que haya dormido profundamente, porque su día estará ocupado, alteza!"
Las mujeres iban seguidas por un desfile de sirvientes que llevaban rollos de tela,
carretes de cintas, cestas de adornos y plumas, collares de perlas y flores de seda.
"¿Que es todo esto?" —Preguntó Evangeline.

"Para tu guardarropa real", dijeron las tres mujeres a la vez.
"Pero tengo un guardarropa". Evangeline miró inquisitivamente hacia el pequeño rincón
lleno de ropa que estaba situado entre su dormitorio y el baño.
“Tienes un guardarropa de todos los días, sí”, respondió la costurera jefe, o tal vez fue la
más vocal. “Estamos aquí para prepararlo para ocasiones especiales. Necesitarás algo
espectacular para tu coronación. Luego tendrá lugar el baile de coronación y la caza podría
tener lugar cualquier día.
“Entonces, por supuesto, organizarás tu propio consejo”, intervino la costurera más alta.
“Tendrás que vestir elegantemente para cada una de esas reuniones”.
"Y querrás algunos vestidos espumosos para todos los próximos festivales de primavera y
cenas formales", dijo la tercera costurera.
Luego todos empezaron a charlar sobre lo perfecto que era su color para la primavera, y
¿no sería encantador asegurarse de que cada vestido que usara tuviera al menos un toque de
rosa para combinar con su hermoso cabello?
En medio de todo esto, aparecieron más sirvientes. Llevaban carros dorados cubiertos de
bocadillos y golosinas tan bonitas como un tesoro en un cofre. Había galletas con forma de
castillo, tartas cubiertas con brillantes frutas de color pastel, peras escalfadas en una salsa
dorada, dátiles confitados con coronas en miniatura y ostras en hielo con perlas rosadas que
brillaban bajo la luz.
“Esperamos que todo esto sea de su agrado”, dijo uno de los sirvientes. “Si necesitas algo
más, solo pregúntalo. Su Alteza el príncipe quería que supieras que puedes tener lo que
desees”.
“Y si alguna vez necesitas un descanso, simplemente háznoslo saber”, dijo la alta costurera
antes de meterse la mano en su pequeño delantal y sacar una cinta métrica.
Fue poco después de esto, cuando medían los brazos de Evangeline para colocarle
guantes, que notó la cicatriz. Estaba en la parte inferior de su muñeca derecha, delgada y
blanca, con forma de corazón roto. Y definitivamente no había estado allí antes.
Tan pronto como terminó la medición, Evangeline levantó la muñeca para examinar el
extraño corazón roto. Pasó un dedo por encima con cuidado. Su
La piel le erizó cuando la tocó.

En ese instante, fue como si la preciosa burbuja en la que estaba estallara.
Estallido. Estallido. Estallido.
La maravilla de todas las delicias, dulces y hermosas telas se desvaneció mientras

Evangeline miraba el pequeño corazón roto. No podía recordarlo en absoluto, pero sí
recordaba la vocecita en su cabeza de antes, advirtiéndole que no todo era perfecto.
Evangeline continuó estudiando la cicatriz, esforzándose por recordar cómo la había

recibido, hasta que sorprendió a la alta costurera mirándola de manera extraña.
Evangeline rápidamente cubrió la cicatriz con la mano.
La costurera no dijo nada sobre el corazón. Pero algo en la forma en que lo había
mirado hizo que Evangeline se sintiera inexplicablemente nerviosa. Luego notó que la
mujer se alejaba disimuladamente de la suite mientras las otras costureras seguían
trabajando.
Evangeline no sabía si la cicatriz era realmente algo de qué preocuparse o si tal vez
solo estaba imaginando la reacción de la mujer. Evangeline no tenía ningún motivo para
alarmarse aparte de la voz en su cabeza que le decía que algo no estaba bien. Pero tal
vez lo que realmente estaba mal era que estaba escuchando una voz en su cabeza.
Tal vez podría haber confiado en ello si la hubieran arrojado a un calabozo. Pero
estaba en un castillo sacado directamente de una de las historias de su madre y casada
con un apuesto príncipe que había regresado de entre los muertos y que estaba
desesperadamente enamorado de ella. Esta nueva vida no era sólo un cuento de hadas,
era más bien algo sacado de una leyenda.
Mientras las telas y los sentimientos seguían girando a su alrededor, llegó otro
visitante: uno de los aprendices de médico de ayer. Evangeline recordó que su nombre
era Telma.
Evangeline no sabía cuánto tiempo llevaba parada allí. La prueba actual era para
una capa color frambuesa con capucha hecha de tela de terciopelo profundo que había
estado cubriendo sus ojos hasta hace un momento.
“Sólo vine para un chequeo rápido, alteza”, dijo Telma. "¿Es éste un mal momento?"
“Oh, no, sólo estoy practicando ser alfiletero”, dijo Evangeline, esperando sonar más
alegre de lo que se sentía.
“¿Cómo están tus recuerdos perdidos?” —Preguntó Telma. "¿Ha regresado alguno?"
"Me temo que no", dijo Evangeline. Entonces se preguntó si tal vez ella
Debería mencionar la voz en su cabeza.
Pero la respuesta de Telma la hizo vacilar. "Lamento que todavía no lo recuerdes", dijo.
Y podría haber sido simplemente la imaginación excesivamente entusiasta de Evangeline,

pero podría haber jurado que esta asistente no parecía arrepentida en absoluto. En todo
caso, parecía aliviada. La reacción me recordó lo que Apollo le había dicho a Evangeline la
noche anterior: Jacks te ha hecho cosas atroces e imperdonables, y realmente creo que
podrías ser más feliz si esas cosas quedaran olvidadas.
Hasta entonces, Evangeline había intentado no pensar en ello. Pensar demasiado en
los recuerdos perdidos la hacía sentir sobreexcitada, abrumada y fuera de su alcance. Tenía
tantas ganas de creer que si pudiera encontrar una manera de recuperar los recuerdos, todo
sería mejor.
Pero ¿y si Apolo tuviera razón? ¿Qué pasaría si recordar sólo empeorara todo? Parecía
realmente preocupado ante la perspectiva de que ella los recuperara. Y ahora esta asistente
parecía como si ella sintiera lo mismo, como si Evangeline fuera realmente mejor si lo
olvidara.
Y, sin embargo, era difícil descartar por completo su inquietud. Quizás fue porque hasta
el momento, ella realmente no tenía nada más que la palabra de Apolo.
“Telma, anoche escuché algo y me pregunto si es verdad.
Escuché que Apolo fue asesinado en nuestra noche de bodas y que me incriminaron por el
crimen.
Telma palideció ante la pregunta. "Nunca creí que lo hicieras".
“¿Pero es cierto que otros creyeron que yo sí?”
Telma asintió con gravedad. “Fue un momento terrible para todos. Pero ahora que
Apollo ha regresado, espero que todo eso haya llegado a su fin”.
Telma exhaló lentamente y algo soñador llenó sus ojos. "Es sorprendente, ¿no es así,
que el príncipe haya regresado de entre los muertos por ti?" La mirada que le dio a Evangeline
fue tan seria, tan dulce, pura y asombrada, que Evangeline no pudo evitar sentirse un poco
tonta al pensar en confiar en una vocecita paranoica en su cabeza.
Cuando las costureras, el médico y los sirvientes finalmente se marcharon, era de noche y la suite
de Evangeline pasó de ser un hervidero de actividad a un santuario tranquilo sólo animado por el
fuego crepitante y el distante repique de un reloj de torre. Era la primera vez que Evangeline estaba
sola en todo el día.
Pero la tranquilidad no duró. Poco después de encontrarse sola, alguien llamó a su puerta.
"¿Puedo entrar?" preguntó Apolo.

Evangeline se miró rápidamente en el espejo más cercano para comprobar su reflejo y
alisarse el cabello, inesperadamente nerviosa, antes de responder: "Adelante".
La puerta se abrió silenciosamente y Apolo entró con confianza.
Todavía era guapo y todavía era un príncipe.
No es que Evangeline hubiera esperado que dejara de ser guapo o un príncipe. Ella
simplemente se sintió abrumada por la verdad una vez más. Por su posición en su suite, todo alto
y majestuoso. Y se imaginó que él sabía lo bien que se veía y exactamente qué efecto estaba
teniendo en ella.
Él sonrió más ampliamente mientras sus mejillas se calentaban. Esperaba que no siempre
fuera así. Había pasado sólo un día y medio desde que lo conoció, al menos eso recordaba.
“Escuché que has estado adentro todo el día. ¿Unirte a dar un paseo conmigo? Dijo la palabra
caminar con un giro en la boca que hizo que Evangeline pensara que estarían haciendo algo más
que simplemente caminar.
Su estómago dio un pequeño vuelco vertiginoso.
No sabía si tal vez eran sus recuerdos los que volvían, o tal vez simplemente se sentía atraída
por él.
"Sí, me encantaría unirme a ti".
"Me alegra escucharlo."
Apolo le trajo a Evangeline una capa blanca y esponjosa forrada de piel blanca como la nieve.
Él la ayudó con su capa, sus dedos cálidos se detuvieron en su nuca mientras le movía el cabello.
Se sintió más intencionado que accidental. De hecho, Evangeline estaba empezando a sospechar
que todo lo que Apolo hacía era intencionado.
Después de salir de sus habitaciones, asintió con la cabeza a los guardias que esperaban.
Fue una inclinación casi imperceptible de su barbilla, pero parecía tener el poder de una orden
ladrada.
Los guardias bajaron la cabeza al unísono y dieron un paso atrás para que la pareja
pudiera pasar. Luego los siguieron por detrás, procurando mantener una distancia
respetable.
Evangeline y Apollo recorrieron los primeros pasillos del castillo en silencio,
flanqueados por la cálida luz de todos los candelabros de las antiguas paredes. Todavía
tenía muchas preguntas para Apolo, pero ahora lo único que sentía eran nervios
zumbando en su interior.
Quizás fue el grupo de guardias con su brillante armadura de bronce lo que le
impidió hablar. Estaban aproximadamente medio pasillo detrás, pero Evangeline podía
escuchar el sonido de sus botas contra el suelo de piedra, por lo que imaginó que si
ella hablaba, ellos también la escucharían.
Apolo tomó su mano.
Evangeline sintió un shock.
“Para que dejes de pensar en los guardias y pienses en esto
en cambio." Apolo le dio un suave apretón en los dedos.
Evangeline nunca antes había tomado de la mano a un joven, al menos no que ella
pudiera recordar. Ayer Apolo la había tomado de la mano, pero había sido más para
tirar de ella por el castillo.
Esto fue... agradable. La suave presión de los dedos de Apolo, la forma en que su
mano se sentía pequeña y protegida dentro de la de él. Por supuesto, no ayudó con el
problema de estar demasiado nervioso para hablar. En todo caso, se sentía más
ansiosa que antes. Todo esto era tan nuevo que no estaba muy segura de qué hacer.
Apolo no era un simple niño que trabajaba en un establo o en la panadería de su padre.
Era el gobernante de un reino. Tenía el poder de tener vidas en la palma de su mano.
Pero ahora mismo, él sólo estaba sosteniendo su mano.
Estaba a punto de preguntarle finalmente una vez más cómo se habían conocido
originalmente cuando vio el cartel clavado en una de las puertas redondeadas del
castillo.
SEÑOR JACKS
BUSCADO
Vivo o muerto
por asesinato y crímenes más atroces contra la corona
La sangre de Evangeline se heló.

Debajo de la lista de los crímenes de Lord Jacks había un retrato... si se le podía llamar así.
La imagen era más una sombra que un hombre, un rostro con dos agujeros oscuros en lugar de
ojos y un corte en forma de boca.
Apolo la acercó a su lado. “No pagues nada a esos carteles.
atención."
“¿Es así realmente el aspecto de Lord Jacks?” Evangeline sabía que Apolo había
Lo llamó monstruo, pero ella no esperaba esto.
“Es un boceto aproximado. Parece más humano que eso, pero apenas”.
Algo parecido al odio brotó de Apolo mientras decía las palabras.
Era el tipo de emoción que hacía que Evangeline quisiera alejarse de él. Imaginó que Apolo
tenía todos los motivos para sentirse rencoroso, pero por un segundo sintió la necesidad de correr.
¿Aunque tal vez eso fue por el cartel de Jacks?
Los pensamientos de Evangeline siguieron volviendo a la imagen sombría hasta que

brevemente perdió la noción de dónde estaban y hacia dónde se dirigían. De repente se encontró
subiendo una angosta escalera de caracol de piedra.
No había barandilla en un lado, solo una caída aterradora hasta el fondo de la torre. Si
Evangeline hubiera estado en plena posesión de sus sentidos, nunca habría empezado a escalar.
Estiró el cuello, pero había tantos escalones por delante que no podía ver la cima, y eran
demasiado estrechos para que ella y Apolo caminaran uno al lado del otro.
“¿A dónde conducen estas escaleras?” preguntó con incertidumbre.

"Creo que es mejor si es una sorpresa", dijo Apollo. Él estaba justo detrás de ella. Podía oír
sus pasos. Pero sus pasos y los de él fueron los únicos.
Los guardias debieron haber permanecido al pie de las escaleras, y Evangeline pronto se dio
cuenta de que los envidiaba.
"¿Puedo darme una idea de hacia dónde vamos?" ella preguntó. "¿Hay alguna torre aquí arriba en
la que planeas encerrarme?"
El sonido de los pasos de Apolo se detuvo.
Inmediatamente supo que había dicho algo equivocado.
“No eres una prisionera, Evangeline. Nunca te encerraría”.
"Yo sé. Sólo estaba bromeando”. Y Evangeline quería creer que así era. Realmente no creía que
Apolo la encerraría en una torre como un cruel rey de cuento de hadas. Sin embargo, su corazón había
comenzado a latir de manera diferente. Peligro.
Peligro. Peligro, parecía decir, pero ya era demasiado tarde para darse la vuelta.
Estaban casi en la cima. Unos pasos más adelante, finalmente pudo ver
otra puerta, un simple rectángulo sin ningún adorno.
"Debería estar desbloqueado", dijo Apollo.
Nerviosa, Evangeline abrió el pestillo y rápidamente fue recibida por un
noche oscura y silbido de viento frío que le azotaba el pelo sobre la cara.
Por favor, no me abandones aquí arriba, pensó.
"No te preocupes, estoy aquí", dijo Apolo con ternura.
Evangeline no sabía si él había sentido su miedo o si realmente había dicho las palabras en voz
alta. Pero él inmediatamente apareció detrás de ella, bloqueando algo de viento y proporcionando una
sólida pared de calidez para su espalda.
Mientras sus ojos se adaptaban a la oscuridad, vio que la noche no era tan negra como había
pensado antes: había luz desde las ventanas del castillo de abajo iluminando un corto muro almenado
que rodeaba la parte superior de la torre. Más allá del castillo, el mundo estaba oscuro, salvo por rayos
de estrellas que formaban constelaciones desconocidas.
“¿Es esto lo que querías que viera?” ella preguntó.

"No", dijo Apolo en voz baja. "Deberían ser sólo un par de segundos más".
Un momento después, sonaron las campanas de un reloj de torre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Timbre.
Con cada campanada, estallidos de luz cobran vida en la distancia.
Al principio sólo había unas cuantas: brasas lejanas de brillo que aparecían aquí y allá como fragmentos
de estrellas caídas. Pero pronto hubo más luz que oscuridad. Un mundo brillante, como si el cielo y la
tierra hubieran cambiado de lugar y ahora la Tierra estuviera cubierta de estrellas brillantes.
"¿Que es todo esto?" —Preguntó Evangeline.

“Es un regalo para nosotros. Se llama Noche de Fuego. Es una vieja bendición del Norte”.
Dijo Apolo, con voz más suave que antes mientras se acercaba, presionando su cálido pecho con más
firmeza contra su espalda. “Por lo general, esto sucede antes de que un rey vaya a la guerra. Se
encienden hogueras por toda la tierra y la gente quema palabras de bendición.
Deseos de salud, de fuerza, de sigilo y de regreso seguro a casa.
Cuando descubrí que esta noche habría una Firenight en nuestro honor, pensé que querrías verla. Cada
hoguera que hay ahí abajo es para nosotros. Mientras hablamos, súbditos de todo el Norte Magnífico
están lanzando ardientes palabras de bendición para nuestra salud y nuestro matrimonio”.
"Es como un cuento de hadas", murmuró Evangeline. Pero incluso cuando las palabras salieron,
no parecían ciertas.
No fue como un cuento de hadas. Fue un cuento de hadas. Era su cuento de hadas.
¿Realmente cambiarían las cosas si recordara exactamente cómo había llegado aquí, cómo
conoció a Apolo, cómo se enamoraron y se casaron?
¿O simplemente se sentiría diferente? Quizás incluso si tuviera todos sus recuerdos, Apolo todavía la
pondría nerviosa.
Mientras el viento azotaba a su alrededor y los fuegos cobraban vida debajo,
Evangeline se giró lentamente y miró al príncipe. Su príncipe.
"Estás mirando en la dirección equivocada". Él sonrió, lento y arrogante.
Su corazón latía cada vez más rápido. Peligro, peligro, peligro, pareció decir de nuevo. Pero
Evangeline ya no estaba segura de poder confiar en ello, o tal vez simplemente le gustaba el peligro.
"Quizás prefiero esta vista". Llevó su mano a la mandíbula de Apolo. Fue un poco áspero contra
su palma cuando le inclinó la cara.
No estaba segura de estar haciendo esto bien; lo único que sentía eran nervios
ella se puso de puntillas y presionó su boca contra la de él.
"Finalmente", gruñó Apolo. Luego tomó su labio inferior entre sus dientes mientras
le devolvía el beso.
Los fuegos artificiales cobran vida a lo lejos. Evangeline pudo oírlos explotar
cuando las manos de Apolo se deslizaron debajo de su capa, empujándola a un lado
mientras la acercaba más.
No estaba segura si estaban girando hacia el borde de la torre o si era sólo su
cabeza mareada. Pero podía sentir el viento soplando a su espalda y sabía que los
brazos del príncipe eran lo único que la impedía caer.
evangelina
El mundo había cambiado de la noche a la mañana, y no era simplemente porque

Evangeline sentía mariposas cada vez que pensaba en besar a Apolo.
La estación parecía haber cambiado mientras dormía, pasando del invierno a la
primavera. En lugar de mirar por la ventana para ver mantos blancos, encontró árboles
verdes ansiosos, arbustos y musgos felices y rocas brillantes. Todo estaba cubierto por
una fina neblina de lluvia plateada que resonaba fuera de su ventana.
Mientras llovía esa mañana, otro médico la visitó para ver si había recordado algo,
pero no era así. Después de eso, las costureras regresaron, pero no se quedaron mucho
tiempo.
Parecía que había otra cita en el calendario de Evangeline,
aunque ella no se dio cuenta hasta que llegó un visitante completamente nuevo.
“Hola, Alteza, soy Madame Voss. Es un placer conocerte."
La mujer hizo una perfecta reverencia y el dobladillo de su falda verde esmeralda rozó el
suelo de piedra. El cabello de Madame Voss era de un hermoso tono plateado y su largo
rostro estaba lleno de profundas líneas de sonrisa que le dieron a Evangeline una
impresión inmediata de calidez.
“Voy a ser tu tutor en todo lo relacionado con la realeza. Pero primero, comencemos con todo
lo relacionado con usted”. Madame Voss puso un hermoso libro azul en el regazo de Evangeline.
En el interior, las páginas estaban doradas con un brillo dorado que hacía juego con el título
decorativo del libro.
Evangeline lo leyó en voz alta. “La historia de amor más grande jamás contada: la verdad
e Historia íntegra de Evangeline Fox y el Príncipe de Corazones”.
Madame Voss jadeó. "¡Oh, molestia!" Luego golpeó el volumen que Evangeline tenía en el
regazo hasta que finalmente el título cambió y decía: La mayor historia de amor jamás contada: La
verdadera e íntegra historia de Evangeline Fox y el príncipe Apolo Titus Acadian.
“Mis disculpas por eso, Su Alteza. Este libro fue recién impreso. Esperaba que, como era tan
nuevo, fuera inmune a la maldición de la historia”. Ella le dio al libro una mirada reprensiva. "Con
suerte, lo único delicado es el título".
“Por favor, no te arrepientas”, dijo Evangeline.

Hasta ese momento, Evangeline no había pensado mucho en la historia de la maldición del
Norte, pero su madre se lo había contado todo cuando era pequeña. Todos los cuentos de hadas del
Magnífico Norte estaban malditos. Algunas historias no se pudieron escribir, otras no pudieron salir
del Norte y muchas cambiaron cada vez que se compartieron, volviéndose cada vez menos ciertas
con cada relato. Se decía que todos los cuentos del Norte habían comenzado como historia real, pero
con el tiempo, la maldición de la historia del Norte los había torcido hasta que solo quedaron
fragmentos de verdad.
“De donde yo vengo, los libros permanecen tranquilamente en los estantes”, dijo Evangeline.
"Esto me parece encantador".
Se quedó mirando la portada un poco más. Esta era la primera vez que veía las palabras de un
libro cambiar ante sus ojos. Madame Voss lo trató como una molestia, pero para Evangeline era
mágico. Porque fue mágico.
Pero también resultó curioso que el primer título mencionara al Príncipe de Corazones.
En el Imperio Meridian, de donde era Evangeline, el Príncipe de Corazones era un mito, un

personaje que se encontraba dentro de barajas de cartas de adivinación, no una persona real de
carne y hueso. Se preguntó si aquí, tal vez, el Príncipe de Corazones podría ser otro apodo para el
Príncipe Apolo.
Sintió una incómoda sacudida al pensarlo y se preguntó qué más no sabía sobre su marido,
incluso cuando se decía a sí misma que no importaba.
Ella y Apolo crearían nuevos recuerdos, como lo habían hecho la noche anterior.
Y, sin embargo, Evangeline no pudo librarse de la extraña sensación de malestar que sentía.
dentro de ella mientras abría el libro de Madame Voss.
Las páginas finales eran impresionantes retratos a todo color de Evangeline y Apollo
mirándose a los ojos mientras los fuegos artificiales explotaban en el fondo. Apolo fue representado
vestido con un fino traje real, una capa y una gran corona de oro adornada con grandes rubíes y
otras gemas.
Por un segundo, Evangeline creyó ver a una tercera persona en la imagen: otro hombre
parecía estar mirando desde el borde de una página. Pero al igual que el título original del libro,
esta imagen apareció y luego desapareció.
Había más ilustraciones en la segunda página y nada se movía.
La parte superior de la página estaba decorada con imágenes de un sol y una luna y un cielo lleno
de estrellas que colgaban sobre las palabras:
Érase una vez una niña que creía en los cuentos de hadas y le robó el corazón a un
príncipe que había jurado no amar nunca.
"¿Es esto cierto?" —Preguntó Evangeline. “¿El Príncipe Apolo juró no amar nunca?”
"¡Oh sí! Algunas personas pensaron que era sólo una broma, pero yo no lo creo”, dijo
Madame Voss. “Fue un poco alarmante, de verdad. Tenemos esta tradición en el Norte: un baile
fantástico llamado Nocte Neverending”.
Evangeline sabía un poco sobre Nocte Neverending, pero no dijo una palabra. Todavía no
sabía nada sobre su primer encuentro con Apollo, y nunca había vuelto a preguntarle sobre eso la
noche anterior.
“Apolo había dicho que una vez que comenzara el baile, nunca terminaría, ya que no tenía
planes de encontrar una novia”, continuó Madame Voss. “Entonces te conoció. Es una pena que
no lo recuerdes. Fue verdaderamente amor a primera vista. Yo no estaba allí, por supuesto. La
cena fue muy exclusiva y os reunisteis en un claro privado, protegido por un arco.
Dijo la palabra arco de manera diferente a todas las demás, como si fuera un poco
de magia en lugar de lo que Evangeline probablemente estaba imaginando.
"¿Supongo que los arcos son especiales?" Dijo Evangeline.
“Oh, sí”, respondió Madame Voss. “Fueron construidos por los Valors, nuestro
primer rey y reina, para que pudieran viajar a cualquier parte del Norte. Pero los arcos
también son excelentes para proteger cosas. El príncipe tiene uno que guarda el árbol
fénix más magnífico. Realmente deberías conseguir que te lo muestre alguna vez. Ah,
espera”. Ella miró el libro. "Apuesto a que hay una foto aquí".
El tutor pasó la página y, de hecho, había un retrato impresionante de Apolo

descansando sobre la rama de un árbol en uno de los árboles más magníficos que
Evangeline había visto jamás. Cada hoja parecía brillar. La mitad de ellos eran una
sinfonía de colores cálidos de cosecha (amarillo, naranja y rojizo), pero el resto parecía
oro auténtico. Oro reluciente y reluciente del tesoro del dragón.
"Ese es el árbol del fénix", dijo Madame Voss. “Una vez que ha crecido y está en
plena floración, tarda más de mil años en madurar y las hojas se convierten lentamente
en oro auténtico. Sin embargo, si se arranca una hoja antes de que todas las hojas
hayan cambiado, todo el árbol se incendia. ¡Maricón!" dijo con un gesto dramático con
la mano antes de darle a Evangeline una mirada de advertencia.
“No te preocupes, ni se me ocurriría arrancar una hoja”, dijo Evangeline.
Pero Madame Voss ya había pasado página.
Era Apolo otra vez, pero esta vez montaba un caballo blanco y vestía de forma más
tosca: pantalones de color marrón madera, una camisa con el cuello abierto y un
chaleco de piel con correas de cuero entrecruzadas que sujetaban un arco dorado y
una aljaba con flechas a su atrás.
"Fue entonces cuando le propuso matrimonio", dijo Madame Voss. "Era la primera
noche de Nocte Neverending y estaba vestido como un personaje de uno de los cuentos
más queridos, La balada del arquero y el zorro".
“Conozco esa historia”, dijo Evangeline. "Es mi favorito…"
O siempre lo había sido. Mientras decía las palabras ahora, no se sentían del todo
tan verdadero.
"Eso es maravilloso", respondió Madame Voss. “Ojalá puedas imaginarlo entonces.

El príncipe Apolo lucía tan apuesto cuando entró al baile en un poderoso caballo blanco.
Estaba vestido igual que el Arquero...
De repente Evangeline no pudo oír más palabras. Le dolía la cabeza. Le dolía el
pecho. Le dolía el corazón , cada latido parecía atravesarla como un
flecha, un pensamiento que de alguna manera también le dolía. Luchó por recordar por qué
los recuerdos de su cuento de hadas favorito le provocarían tanta miseria.
Pero todo lo que encontró fue …
nada…
nada…
nada…
Cuanto más intentaba recordar, más le dolía el corazón. La sensación era similar a la
que había sentido dos días antes, cuando Apolo la encontró acurrucada en el suelo en una
extraña y antigua habitación. Sólo que ahora no quería llorar. Este dolor se sentía crudo,
enojado, como un grito viviendo dentro de ella que amenazaba con partirla por la mitad si
no lo dejaba salir.
Una vez más, recordó que había algo que necesitaba contarle a alguien, sólo que
ahora pensarlo era aún más doloroso que antes.
Los ojos de Madame Voss se abrieron como platos. "Su Alteza, ¿se encuentra bien?"
¡No! Evangeline quería gritar. Hay algo que he olvidado y necesito recordar.
La noche anterior se había convencido a sí misma de que podía dejar ir sus recuerdos.
Pero ahora estaba claro que se había estado engañando a sí misma. Sabía que Apolo le
había advertido que recuperar sus recuerdos sólo la lastimaría, pero había cosas por las
que valía la pena sufrir, y Evangeline creía que ésta era una de esas cosas.
Necesitaba recordar .
“Lo siento, señora Voss”, finalmente logró decir Evangeline. "Soy
sufriendo un poco de dolor de cabeza. ¿Podemos posponer esta lección?
“Por supuesto, Su Alteza. Volveré mañana. Entonces puedo contarte el resto de la
historia. Y podemos tener nuestra primera lección sobre etiqueta real, si te apetece.
Madame Voss le hizo a Evangeline una reverencia de despedida antes de salir

silenciosamente.
Tan pronto como el tutor se fue, Evangeline comenzó a leer el libro nuevamente,
preguntándose si podría provocar más sentimientos o recuerdos. Pero la historia que
contenía, la historia de amor de ella y Apolo, era más bien un libro ilustrado que se leía
como un cuento de hadas desdentado, sin villano.
A Evangeline siempre le habían encantado los cuentos de amor a primera vista,

pero el amor a primera vista se mencionaba tantas veces que casi esperaba que la
historia terminara con un anuncio de botellas de perfume Amor a primera vista:
¿Cansada de buscar tu final feliz ? ¡Deja de buscar y empieza a rociar!
El libro, por supuesto, no terminó así. Tampoco provocó ninguna
recuerdos. Ni siquiera una picazón de uno.
Evangeline finalmente dejó el libro y caminó frente al fuego. Se devanó los sesos
buscando cualquier historia que su madre le hubiera contado alguna vez sobre la
pérdida de memoria, con la esperanza de que pudiera ayudarla a encontrar una cura.
Si bien no recordaba ninguno, sí recordaba al desconocido del otro día que le había
dado una pequeña tarjeta de visita roja y le había dicho: Si alguna vez quieres hablar y
tal vez responder algunas preguntas, tal vez pueda llenarla. en unos pocos espacios en blanco para
tú.
Evangeline buscó la tarjetita roja. No parecía ser
en cualquier lugar de sus habitaciones. Afortunadamente, el hombre tenía un nombre memorable.
En ese momento, Martine, la joven doncella que, como Evangeline, era del Imperio
Meridian, entró en la habitación con una bandeja de té bien hecho y galletas de
frambuesa recién hechas.
“Martine”, dijo Evangeline, “¿alguna vez has oído hablar del señor Kristof
Knightlinger?”
"¡Por supuesto!" El rostro en forma de corazón de Martine se iluminó. “Lo leo fielmente
todos los días”.
“¿Leerlo?”
"Escribe para The Daily Rumor".
“¿La hoja del escándalo?” Evangeline había leído el periódico esa misma mañana.
Todavía recordaba algunos de los dramáticos titulares. ¿Dónde está Lord Jacks y qué
terrible acto cometerá a continuación? ¡El heredero impostor al trono sigue prófugo!
¿Qué tan heroico es el Gremio de Héroes?
Por lo que había reunido, el señor Knightlinger salpicó su hoja de escándalos con
opiniones personales. Su artículo sobre Lord Jacks había sido bastante similar a lo que
había escrito el día anterior, pero a ella le habían entretenido sus otras historias. Los
comentarios del señor Knightlinger, particularmente sobre el heredero impostor al trono,
habían sido muy divertidos. Había pintado un cuadro que le hizo pensar a Evangeline
en un cachorro excitable que había robado una corona simplemente
porque era brillante, bonito y divertido de jugar. ¡Luego el señor Knightlinger

había especulado que el impostor podría ser un vampiro!
Todo esto hizo sospechar a Evangeline que el señor Kristof Knightlinger
podría no ser la fuente de información más confiable. Pero sí imaginó que
todo lo que él dijera sería un poco más variado que el libro “amor a primera
vista” de Madame Voss, y tal vez el Sr. Knightlinger finalmente pudiera
despertar un recuerdo.
evangelina
A Evangeline le gustaba tener un plan. Su plan actual era limitado; de hecho, era más una
excursión de un día que un plan. Evangeline ni siquiera estaba segura de que le tomaría
un día entero visitar al Sr. Knightlinger. Aun así, quería partir lo antes posible.
Ya era última hora de la tarde cuando el tutor se había marchado el día anterior.
Después de un estallido inicial de emoción, Evangeline se había acostado para tomar una
siesta rápida, solo para despertarse a la mañana siguiente.
Aunque Evangeline todavía no podía encontrar la pequeña tarjeta roja del Sr.
Knightlinger, Martine le había dicho que las oficinas del Daily Rumor estaban ubicadas en
Spires, un lugar donde los guardias del palacio deberían poder llevarse fácilmente a Evangeline.
“¡Te encantarán los Spires! ¡Tienen todo tipo de tiendas adorables y manzanas asadas
con dragón! Y te encantarán los pequeños dragones”, exclamó Martine mientras buscaba
un par de guantes que hicieran juego con el vestido de Evangeline.
Evangeline había elegido un vestido de día violeta con hombros descubiertos y un
corpiño ajustado cubierto de perlas iridiscentes y flores bordadas en oro que también
salpicaban las caderas de su falda fluida.
“Aquí tiene, Su Alteza”. Martine le entregó a Evangeline una capa rosa y un par de
guantes largos de color violeta. Los guantes no servirían mucho contra el frío, pero eran
muy bonitos. Y Evangeline siempre se sentía un poco más feliz usando cosas bonitas.
Cuatro guardias con bigotes cuidados, todos vestidos con armaduras de bronce pulido rematadas
con capas de color burdeos que les caían sobre los hombros, esperaban al otro lado de su puerta.
"Hola, soy Evangeline", dijo alegremente antes de preguntar por su

nombres.
"Soy Yeats".
"Brixley."
"Transmitido por plumas".
"Rookwood."
“Es un placer conocerlos a todos. Espero visitar los Spires hoy. ¿Crees que alguno de ustedes
podría organizar el transporte?
Hubo un momento de silencio cuando tres de los guardias se volvieron hacia el que había dicho
que se llamaba Yeats. Parecía ser el mayor, con la cabeza bien afeitada y un bigote negro muy
impresionante.
“No creo que ir a Spires sea una buena idea, Alteza. ¿Qué tal si en lugar de eso te damos un
recorrido por Wolf Hall?
“¿Por qué no crees que es una buena idea? Mi criada me dijo que en su mayoría son tiendas”.
"Lo son, pero el Príncipe Apolo nos pidió que nos aseguráramos de permanecer en el
terrenos del castillo. Es por tu seguridad”.
"Entonces, ¿estás diciendo que ustedes cuatro, buenos caballeros, no son lo suficientemente
fuertes para mantenerme a salvo si dejo el castillo?" Evangeline pinchó descaradamente.
Los guardias más jóvenes respondieron exactamente como ella esperaba.

Inflaron el pecho y parecían dispuestos a demostrarle que estaba equivocada.
Pero Yeats habló antes de que pudieran decir algo. “Somos leales a los deseos del Príncipe
Apolo. En este momento, su deseo es que permanezcas aquí, en los terrenos del castillo, donde sabe
que no corres ningún riesgo de que nada ni nadie venga tras de ti.
Evangeline podría haberse reído si el guardia no hubiera lucido tan serio.

Por su forma de hablar parecía como si todo en el Norte fuera a intentar matarla. “¿A qué parte
exactamente de Wolf Hall puedo ir?”
"En cualquier lugar. Siempre y cuando no abandones el recinto”.
“¿El Príncipe Apolo se encuentra actualmente en Wolf Hall?”
"Si su Alteza."
"Excelente. Por favor, llévame a verlo”, dijo Evangeline con calma, con la esperanza
de que esto fuera simplemente un malentendido. Dos noches atrás, Apolo había dicho que
ella no era prisionera y que nunca la encerraría. De hecho, él pareció profundamente herido
cuando ella lo mencionó. Es evidente que estos guardias estaban equivocados.
"Lo siento", dijo Yeats tranquilamente, "pero el príncipe está actualmente ocupado".
"¿Haciendo qué?" —Preguntó Evangeline.
El bigote de Yeats se torció molesto. "No nos corresponde decirlo", dijo.
gruñó. “¿Qué tal si te llevamos a uno de los jardines?”
Evangeline finalmente dejó que su sonrisa se desvaneciera. Hasta ahora había tratado de
ser educada y agradable, pero estos hombres claramente no la respetaban.
Tal vez antes de perder la memoria, habría sido menos problemática. Podría haber
estado ansiosa por simplemente pasear por el castillo y los jardines y ser vista como una
princesa fácil de complacer. Pero en ese momento a ella realmente no le importaba ser una
princesa o estar contenta o tranquila. Necesitaba recordar. Y parecía poco probable que
eso sucediera si estaba confinada en un castillo fortificado donde la gente pensaba que era
mejor dejar el pasado olvidado.
“¿Le dijo mi marido que no quería verme?”

"No. Pero"
"Señor. Yeats”, interrumpió Evangeline, “me gustaría ver a mi marido. Y si me dices
que no o me sugieres que camine por otro jardín, voy a asumir que crees que mi marido
puede ser reemplazado por flores o que estás en condiciones de darme órdenes. ¿Cree
usted en alguna de esas cosas, señor Yeats?
El guardia apretó los dientes.

Evangeline contuvo la respiración.
Finalmente Yeats respondió: “No, alteza. No creo eso”.
Evangeline trató de ocultar su alivio mientras miraba a los demás y preguntaba: "¿Qué
pasa con el resto de ustedes?"
“No, alteza”, murmuraron cada uno rápidamente.
"¡Espléndido! Vayamos a ver a Apolo”.
Los guardias no hicieron ningún movimiento para irse. “No te impediremos buscar
"Para él, pero no te llevaremos con él", dijo Yeats.
Evangeline nunca había sido muy partidaria de maldecir, pero quería hacerlo en ese
momento.
“Te llevaré con el príncipe”, gritó un nuevo guardia a unos metros de distancia.
Evangeline miró de reojo a este joven.
Llevaba el mismo uniforme de guardia que los demás, pero su armadura parecía más
rayada, como si realmente hubiera visto una batalla. También tenía algunas cicatrices en la
cara. "Mi nombre es Havelock, Su Alteza".
Esperó un momento.
Evangeline tuvo la inmediata sensación de que él esperaba que ella lo recordara, lo que
aumentó su frustración cuando no sintió ni un atisbo de reconocimiento.
"Está bien", dijo Havelock. Luego señaló la capa que llevaba sobre el brazo. “No
necesitarás eso. El príncipe está en su sala de recepción. La chimenea ocupa toda una pared.
Nadie necesita una capa ahí dentro”.
Havelock no mintió.
La sala de recepción parecía el tipo de lugar donde los niños podrían reunirse la noche
anterior a un día festivo para escuchar a un abuelo contar cuentos ante el fuego. La lluvia caía
del otro lado de la pared de la habitación.
ventanas.
Cuando llegó Evangeline, vio la lluvia caer en cortinas plateadas, empapando los árboles
de agujas de color verde oscuro y golpeando con fuerza contra las ventanas. Dentro de la
habitación, el gran fuego crepitaba cuando los leños se rompían, provocando un rápido alboroto
de chispas y llenando la habitación con una nueva ráfaga de calor.
Aunque tenía los hombros desnudos, de repente sintió calor.
Apolo estaba de pie con una figura desconocida cerca de la repisa del fondo. Esta persona
era tan alta como el príncipe pero estaba completamente oculta por una capucha oscura y una
capa larga y pesada.
Evangeline sintió un nuevo destello de inquietud al recordar las palabras Nadie necesita
una capa ahí dentro. Resonaron en su cabeza mientras se adentraba más en la habitación.
"Espero no estar interrumpiendo".
Los ojos de Apolo se iluminaron tan pronto como la vio. "No, llegas justo a tiempo, cariño".
La figura encapuchada siguió mirando el fuego.

Evangeline sabía que probablemente estaba rompiendo algún tipo de regla al
mirar más de cerca al extraño bajo su capucha, pero no pudo evitarlo.
No es que sirviera de mucho. Descubrió que la persona debajo de la capa era un
hombre, pero poco más. Una espesa barba ocultaba la mitad inferior de su rostro,
mientras que una máscara negra cubría la mitad superior, dejándola mirar nada
más que un par de ojos ligeramente entrecerrados.
Apolo hizo un gesto hacia el hombre. “Evangeline, me gustaría presentarte
a Garrick de Greenwood, líder del Gremio de Héroes”.
"Es un placer conocerla, Su Alteza". La voz de Garrick era ronca y baja, y no
hizo nada para sofocar el creciente presentimiento de Evangeline.
Nunca había oído hablar de Garrick o Greenwood, pero había leído sobre el
Gremio de Héroes ayer por la mañana.
Rápidamente intentó recordar lo que decía la hoja del escándalo. Pensó que
había comenzado con algo sobre el heredero impostor que había estado en el
trono cuando Apolo fue proclamado muerto. Al parecer, este impostor estaba más
preocupado por las fiestas y los coqueteos que por gobernar el reino, por lo que
un grupo de guerreros se había encargado de mantener el orden en algunas zonas
del Norte. Se llamaron a sí mismos el Gremio de Héroes. Sin embargo, según
Knightlinger, era discutible si estos guerreros eran héroes o mercenarios que se
beneficiaban de una serie de circunstancias desafortunadas.
"Garrick está liderando un esfuerzo que llevará la búsqueda de Lord Jacks

fuera de Valorfell”, dijo Apolo.
El héroe hizo crujir sus nudillos y le dirigió una sonrisa escalofriante a
Evangeline. “Mis hombres y yo somos excelentes cazadores. Lord Jacks morirá
dentro de quince días. Posiblemente antes, si estás dispuesto a ayudarnos”.
“¿Qué podría hacer para ayudarte?” —Preguntó Evangeline. Para
En ese momento tuvo un destello de ser atada a un árbol y utilizada como cebo.
"No te alarmes, cariño". Apolo tomó su mano. "Esto sólo dolerá por un
momento".
"¿Qué te dolerá?" Liberó su mano y tropezó con la falda amplia de su vestido.
"No hay nada que temer, Evangeline".

"A menos que no te guste la sangre", murmuró Garrick.
Apolo lo fulminó con la mirada. "No estás ayudando".
“Usted tampoco, Su Alteza. No quiero ser grosero”, dijo Garrick en un tono claramente grosero.
“Pero esto tomará una eternidad si la mimas. Sólo cuéntale lo de la maldita marca.
"¿Qué marca?" —Preguntó Evangeline.

Los labios de Apolo se apretaron formando una línea apretada. Luego sus ojos se posaron en su
muñeca.
Evangeline ni siquiera necesitó seguir su mirada. Tan pronto como él miró hacia sus guantes
transparentes, ella pudo sentir que la cicatriz del corazón roto en su muñeca comenzaba a arder. Su
corazón también comenzó a acelerarse.
Entonces recordó a la costurera que había abandonado disimuladamente la habitación el día
anterior después de ver la cicatriz, y Evangeline tuvo la terrible sensación de saber adónde había ido la
mujer. Ella había ido a ver a Apolo.
“Lord Jacks te hizo esa cicatriz en la muñeca. Es su marca. Significa una deuda que tienes con él”.
"¿Qué tipo de deuda?" ella preguntó.
“No sé cuánto debes”, dijo Apolo. "Todo lo que podemos hacer es intentar impedir que lo recoja".
Él la miró sombríamente ahora. Su piel, normalmente de un hermoso tono oliva, se había vuelto un
poco gris.
"¿Cómo?"
“Encontrarlo antes de que él te encuentre a ti. La marca que te dio te vincula con él, lo que hace
posible que Jacks te localice en cualquier lugar”.
"Pero también puede ayudarnos a encontrarlo ", añadió Garrick. “El mismo vínculo que le permite
rastrearte debería permitirnos cazarlo. Pero necesitamos tu sangre”.
En algún lugar de la habitación, un pájaro graznó, fuerte e inquietante, mientras Garrick

le mostró los dientes. Sediento de sangre fue la palabra que me vino a la mente.
A Evangeline no le gustaba la idea de tener una deuda con Jacks, pero tampoco quería darle su
sangre a este extraño. De hecho, sintió una poderosa necesidad de salir corriendo de la habitación y
seguir corriendo hasta que sus piernas cedieran. Pero tenía la impresión de que Garrick de Greenwood
era el tipo de hombre que perseguiría cualquier cosa que huyera de él.
“¿Puedo pensar en esto?” ella preguntó. “Por supuesto que quiero que encuentres al Señor
Jacks, pero esto de la sangre me incomoda bastante.
"Muy bien entonces." Garrick chasqueó dos veces sus dedos tatuados. "Argos, es
hora de irse".
Un pájaro que parecía un cuervo descendió en picado desde una de las vigas de
arriba. Voló hacia Garrick en un elegante arco de alas de color negro azulado.
Evangeline sintió que una de sus plumas le rozaba la cara y…
“¡Ay!” gritó cuando el pájaro le mordió el hombro. Dos picos agudos dejaron dos
brillantes pozos de sangre. Intentó detener la hemorragia con la mano, pero Garrick se
movió más rápido. Se movió casi tan rápido como su pájaro mientras colocaba un paño
sobre la herida, recogiendo rápidamente su sangre.
"Lo siento, alteza, pero realmente no hay tiempo para que piense, y ya hemos
hecho eso por usted". Garrick apartó la tela ensangrentada y caminó hacia la puerta,
silbando mientras su cuervo se posaba sobre su hombro.
Evangeline estaba furiosa mientras seguía sangrando. No estaba segura de con
quién estaba más enfadada: si con el mercenario que acababa de atacarla con su pájaro
mascota o con su marido.
Dos tardes antes, aquella noche en la torre, Apolo había sido muy dulce.
Había sido cariñoso, considerado. Pero hoy, entre lo que había visto suceder con Garrick
y las instrucciones de Apolo para sus guardias, el príncipe se sentía como otra persona.
Y Evangeline no lo conocía lo suficiente como para saber qué versión era realmente él.
Antes había pensado que lo que había sucedido con sus guardias era simplemente un
malentendido, pero ahora no estaba tan segura.
“¿Sabías que Garrick iba a hacer eso? que iba a tomar

mi sangre sin importar si di mi permiso?
Apolo movió la mandíbula. "No creo que entiendas cuán amenaza es Jacks".
"Tienes razón. Sigues diciendo que Jacks es el villano. Sin embargo, dejaste que
un hombre me atacara con su pájaro mascota para cazar a otro hombre y matarlo.
También les dijiste a mis guardias (que, por cierto, no son muy amables) que no me
dejaran salir del castillo, a pesar de prometerme que nunca me encerrarías. Así que no,
no sé hasta qué punto es una amenaza Lord Jacks, pero estoy empezando a verte
como tal.
Los ojos de Apolo brillaron. "¿Crees que quiero hacer algo de esto?"
"Creo que eres un príncipe y haces lo que quieres".
"Mal, Evangeline." Su voz temblaba mientras hablaba. “Nada de esto es lo que quiero,
pero no es sólo de Jacks de quien estoy tratando de protegerte. Hay gente en este castillo,
gente de mi consejo, que cree que no debería confiar en ti. Creen que trabajaste con Jacks
para asesinarme. Y si estas personas creen que mi juicio está comprometido y que todavía
estás trabajando con él, entonces ni siquiera yo podré salvarte”.
“Pero Jacks se llevó todos mis recuerdos”, argumentó Evangeline. “¿Cómo podría
alguien seguir pensando que estaba trabajando con él?”
La mirada asustada de Apolo volvió a su muñeca, la que tenía la cicatriz del corazón
roto. "La teoría actual es que Jacks tomó tus recuerdos para que no pudieras traicionarlo".
“¿Es esto lo que crees?” —Preguntó Evangeline.

Durante un largo momento, Apolo se limitó a mirarla. Su mirada ya no era temerosa ni
enojada, pero tampoco era la mirada cálida y adoradora a la que ella se había acostumbrado.
Hacía frío y distante, y por un segundo sintió un temblor de miedo. Apolo era el único aliado
que tenía en el Norte Magnífico. Si no fuera por él, no tendría nada, nadie y ningún lugar
adonde ir.
"No voy a trabajar con Jacks", dijo finalmente Evangeline. “Puede que no recuerde
nada, pero sé que no soy ese tipo de persona. No tengo planes de reunirme con él ni de
traicionarte a ti ni a nadie más en este castillo. Pero si me tratas como a un cautivo o un
peón o si dejas que alguien más me ataque con su pájaro mascota, me negaré a
comportarme. Pero no es porque no sea leal”.
Apolo respiró hondo y el frío abandonó sus ojos. “Lo sé, Evangelina. Te creo. Pero mis
pensamientos no son los únicos que importan”. Se agachó y le acarició la mandíbula con un
dedo. Él bajó los ojos y ella supo que iba a besarla. Él iba a terminar esta discusión con sus
labios sobre los de ella... y una parte de ella quería permitírselo. No podía arriesgarse a
perderlo. Él era todo lo que tenía en esta nueva realidad.
Pero sólo porque él era todo lo que tenía no significaba que tuviera que darle todo el
poder. "Aún estoy enojado contigo."
Apolo lentamente movió su mano desde su mandíbula hasta su cabello. “¿Crees que
puedes perdonarme? Lamento la sangre y lo siento por tus guardias. Te asignaré unos
nuevos. Pero necesito que confíes en mí y tengas cuidado”.
Evangeline levantó la barbilla desafiante. “¿Quieres decir que necesitas que me quede
en Wolf Hall?”
"Sólo hasta que encontremos a Lord Jacks".
"Pero"
Antes de que pudiera terminar, la puerta de la sala de recepción se abrió y el mismo
guardia que había llevado a Evangeline allí anunció: “Lord Slaughterwood está aquí para
reunirse con usted. Dice que tiene información sobre Lord Jacks”.
Apolo
El momento de Havelock fue perfecto, pero Apollo deseó no haber mencionado información sobre
Jacks. La reacción de Evangeline ante la posible noticia fue inmediata. Sus expresiones siempre
fueron tan fáciles de leer. Antes había visto su inquietud; luego había visto su miedo, su ira; Y
ahora, mientras se mordía el labio inferior, pudo ver su curiosidad. Ella era la polilla y Jacks seguía
siendo la llama.
“Havelock, muestra a Lord Slaughterwood mi estudio. Me reuniré con él allí”.

"¿Puedo unirme a ustedes?" —Preguntó Evangeline. "Me gustaría escuchar lo que tiene que
decir".
Apolo fingió considerar su petición. Pero fue más que nada para asegurarse de que no se
fuera demasiado pronto y se topara con Lord Slaughterwood en el pasillo.
Cuando Apolo estuvo bajo la maldición del Arquero y todos lo creían muerto, leyó en una hoja
de escándalo que Evangeline había asistido a la fiesta de compromiso de Lord Slaughterwood.
Hasta el momento ella no había reaccionado a su nombre, pero Apollo no podía arriesgarse a
tener un encontronazo con el hombre que pudiera refrescar algún recuerdo, o que Slaughterwood
pudiera decirle algo sobre Jacks, de quien Apollo sospechaba que había asistido a la fiesta. con.
“Lo siento mucho, cariño, pero no creo que sea una buena idea.
¿Recuerdas lo que dije sobre la gente que cree que estás trabajando con Jacks?
Si alguno de ellos descubriera que usted estaba en una reunión donde se reveló su paradero,
lo culparían si volviera a eludirnos”.
Evangeline cerró los labios con fuerza. Ella discutiría con él, no tenía ninguna duda. Pero
lo que ella dijera a continuación no importó. Todo esto fue para protegerla.
Le acarició la mejilla. "Espero que entiendas."
"Lo entiendo, y espero que lo entiendas, siempre y cuando me trates
Como una cautiva indigna de confianza, actuaré como tal en lugar de como tu esposa”.
Se alejó de Apolo y sin decir una palabra más le dio la espalda y salió de la habitación,
con el cabello rosado ondeando detrás de ella.
Tenía la necesidad de perseguirla, un remanente de la maldición del Arquero que le hacía
querer detenerla antes de que llegara a la puerta y prohibirle salir. No lo hizo. Apolo sabía que
era mejor que se fuera ahora mismo, y sólo había un límite al que podía llegar.
Evangeline podría haber decidido que no quería actuar como su esposa, pero eso no
cambiaba el hecho de que así fuera . Ella era suya. Y de una forma u otra, eventualmente ella
lo desearía tanto como él la deseaba a ella.
Unos minutos más tarde, Apolo se encontró con Lord Slaughterwood en su estudio privado.
Robin Slaughterwood siempre había tenido ese tipo de carácter jovial que atraía a la
gente hacia él como un imán. Pero hoy no estaba sonriendo. Sus ojos tenían ojeras, su boca
estaba dibujada y su rostro estaba cetrino. Parecía como si hubiera envejecido cinco años
desde la última vez que Apolo lo había visto.
“Te ves excelente, amigo mío. Estar comprometido te sienta bien”.
"Eres un mentiroso tan suave como siempre", refunfuñó Slaughterwood. "Me veo como
infierno, y el compromiso se acabó. Pero no estoy aquí para hablar de eso”.
"¿Tienes alguna pista sobre Jacks?" Preguntó Apolo.
“No”, dijo Slaughterwood en voz baja, acercándose al fuego. "Yo solo
No pensé que querrías que mencionara las esposas de Vengeance Slaughterwood.
“¿Lo encontraste entonces?” Apolo intentó no revelar demasiado su entusiasmo. La
esposa era una vieja historia, un cuento de hadas, de esos en los que nunca había puesto
demasiada fe. Pero recientemente había aprendido que algunas de las viejas historias
contenían mucha más verdad (y más poder) de lo que había creído anteriormente.
"No", dijo Slaughterwood sin rodeos. “Si existe, mi familia no lo tiene.

Pero encontré algo más que pensé que podría ser de tu interés”.
Le entregó a Apolo un pesado pergamino atado con una fina cuerda de
cuero. "Sé muy cuidadoso con esto. Y hagas lo que hagas, no tires las cenizas”.
evangelina
Aunque a Evangeline se le prohibió salir del castillo para visitar al Sr.

A Kristof Knightlinger le entregaron una de sus hojas de escándalo junto con su
bandeja de desayuno a la mañana siguiente.
No era lo que Evangeline quería. Ella todavía quería pagarle al Sr.
Knightlinger una visita personal y pedirle que le cuente todo lo que sabía sobre su
pasado.
Incluso se habría conformado con que el columnista de chismes viniera a verla
a Wolf Hall. Sin embargo, como el señor Knightlinger no había respondido a la carta
que ella le había escrito ayer, ella se acurrucó en el sofá para leer su hoja de
escándalo.
El rumor diario
SALIDA DE MEDIANOCHE
Por Kristof Knightlinger

Ayer, Wolf Hall estuvo lleno de noticias de que Garrick de Greenwood, líder del Gremio de Héroes, tuvo
una reunión privada con el Príncipe Apolo. Por supuesto, no me sorprendió saber que Apolo se reuniría
con el misterioso héroe para encontrar al cobarde Lord Jacks. Lo que sí me sorprendió, sin embargo,
fue la noticia de la misteriosa salida de medianoche de Apolo horas más tarde.
Mis fuentes más informadas dijeron que el príncipe fue visto cabalgando desde el castillo a medianoche con
sólo uno de sus guardias de confianza.
¿Adónde iba?
Hasta donde yo sé, aún no ha regresado, por lo que uno sólo puede preguntarse. ¿Ha decidido buscar él
mismo a Lord Jacks? ¿O hay otro misterio que lo alejaría de Wolf Hall y su amada Evangeline Fox?
Evangeline no quería sentir curiosidad. Quería seguir frustrada con Apolo... y lo estaba.
Todavía le dolía el hombro por el lugar donde el pájaro de Garrick le había arrancado la piel, y le
dolía el corazón cada vez que pensaba en cómo el dulce Apolo de la azotea era sólo quien era el
príncipe a veces.
Y, sin embargo, tampoco pudo evitar preguntarse adónde había ido.
Mientras se vestía con un diáfano vestido color melocotón salpicado de pequeñas flores
rosas, blancas y violetas, Evangeline le preguntó a Martine si sabía algo de la partida del príncipe.
Pero al igual que ella, la criada se enteró por la hoja del escándalo.
Entonces tendría que preguntarle a sus guardias. Evangeline ajustó las cintas que sujetaban
sus mangas fruncidas y se preparó para una posible batalla antes de caminar hacia las puertas
de su suite. Se abrieron al pasillo exterior, donde esperaban dos nuevos guardias con brillantes
armaduras.
“Hola, alteza”. Los guardias la saludaron al instante con profunda
reverencias y atención intensa.
"Soy Hansel."
“Y yo soy Víctor”, dijo el otro.
Evangeline imaginó que debían ser hermanos: tenían la misma barbilla hendida, los mismos
cuellos gruesos e incluso los mismos bigotes rojos. Se preguntó brevemente si tener bigotes era
un requisito para los guardias.
"¿Qué podemos hacer por ti?" Hansel dijo con una sonrisa.
Evangeline olvidó brevemente por qué había abierto la puerta. Ambos guardias eran nuevos
y hasta ahora parecían ser amables.
Apolo había cumplido su palabra.
Sin duda, le resultó fácil cambiar algunos guardias. Probablemente Apolo tenía miles de
guardias a su disposición. Y, sin embargo, Evangeline sintió que su corazón se ablandaba un
poco.
“¿Alguno de ustedes puede decirme dónde ha ido el Príncipe Apolo?”
“Lo sentimos, Su Alteza. Su Alteza no nos dijo adónde iba”, dijo Hansel.
“Pero tenemos un mensaje para usted”, dijo Víctor. "Tu tutor acaba de pasar y te
dijo que te diera esto". Le entregó a Evangeline un pergamino atado con hilo color vino.
No había un sello de cera y, por lo tanto, la carta no era privada. Y

Así, su corazón se puso en guardia una vez más.
Casi no leyó la nota del tutor: un prisionero adecuado no habría estado dispuesto
a obedecer ninguna instrucción. Pero ella ya había desatado el hilo, así que leyó el
mensaje.
Alteza, pensé
que para la lección de hoy podríamos ver un poco de los
jardines reales. ¿Nos encontramos media hora antes del mediodía
en el Pozo de los Deseos?
Por supuesto, intentaré llegar a tiempo, pero si llego tarde,
no dudes en pedir un deseo.
Después de firmar la misiva, el tutor había dibujado un minucioso mapa de los

jardines de Wolf Hall. Luego, con una letra tan pequeña que Evangeline casi no la
entendió, escribió las palabras ¡ Por favor, ven!
Evangeline no supo si fue la palabra por favor o el signo de exclamación lo que la
llamó la atención. Quizás fue la combinación de ambos lo que le hizo sentir que esta
petición era quizás un poco más de lo que parecía en la superficie.
Las campanas de la torre sonaron en la hora undécima justo cuando Evangeline salía
del castillo.
El cielo era gris aterciopelado y estaba lleno de nubes arremolinadas que amenazaban
con más lluvia y le decían que avanzara rápidamente por los senderos adoquinados bordeados
de setos con flores de color púrpura brillante.
Había cuatro jardines principales en los terrenos de Wolf Hall: el Jardín Hundido, el
Jardín Acuático, el Jardín de Flores y el Jardín Antiguo.
Escondidos dentro de cada uno de estos jardines estaban los cuatro jardines menores:
el Jardín de las Hadas, el Jardín del Musgo, el Jardín Secreto y el Jardín de los Deseos.
Según el mapa cuidadosamente dibujado por el tutor, el Jardín de los Deseos con
su Pozo de los Deseos estaba situado en el centro del Jardín de Flores. Parecía un
jardín amurallado, rodeado por un foso y accesible por un puente.
Debería haber sido bastante fácil de encontrar. El mapa era bastante bueno y
El jardín de flores estaba cuidado a la perfección.
La lluvia del día anterior había dejado los terrenos del castillo llenos de colores
intensos y húmedos, tan profundos que Evangeline imaginó que si tocaba alguna flor,
sus pétalos mancharían las puntas de sus guantes. Era encantador en una forma que
casi deseaba que no lo fuera. Evangeline no quería dejarse hechizar por la belleza. Se
sentía demasiado cerca de ser deslumbrado una vez más por Apolo.
Pero era difícil no sentirse un poco encantado. La niebla plateada se arremolinaba
alrededor del terreno como por arte de magia, agregando destellos brumosos a todos
los árboles y arbustos. Era una niebla tan hermosa que Evangeline no se dio cuenta de
lo densa que se había vuelto hasta que dio un paso y se dio cuenta de que no podía ver
nada más que el camino de piedra a medio metro directamente delante de ella. La
niebla era tan espesa que ni siquiera podía distinguir dónde estaban sus guardias detrás
de ella. Casi gritó para ver si todavía la seguían. Pero luego lo pensó mejor.
Evangeline realmente no quería que los guardias la siguieran y se le … un salvaje
ocurrió una idea.

Quizás perder a los guardias era el plan del tutor. Quizás quería ver a Evangeline
a solas. Se suponía que la mujer era una experta en todo lo relacionado con Wolf Hall
y la realeza, por lo que debió haber esperado que el jardín estuviera oculto por la niebla.
Quizás el tutor había arreglado esto para decirle a Evangeline algo que no deseaba que
otros escucharan.
Quizás era demasiado esperar que ese algo también ayudara a Evangeline a
encontrar sus recuerdos y, aun así, se encontró acelerando el paso.
"Princesa, ¿podrías reducir la velocidad?" llamó Hansel. O tal vez fue Víctor. No
podía distinguir quién gritaba, sólo que ambos la estaban llamando.
"¡Parece que te hemos perdido!" uno de ellos lloró.

Pero Evangeline se movió más rápido y se apartó del camino para que sus botas
no hicieran ruido y los guardias no pudieran seguirla fácilmente. El suelo estaba húmedo
y blando bajo los pies. Los pétalos caídos se aferraban a los bordes de su capa y a las
puntas de sus botas.
¡Dingdong!
A lo lejos, el reloj de la torre dio las once y media.
Evangeline temió llegar tarde, pero entonces vio el puente que conducía al
amurallado Wishing Garden. Lo cruzó rápidamente, dejando un rastro de barro y flores
que facilitaría a los guardias encontrarla una vez que se acercaran. Pero con suerte
tendría al menos unos momentos a solas con Madame Voss.
La niebla se disipó ligeramente al final del puente, revelando una puerta redondeada
salpicada de edad. Evangeline tuvo la impresión de que alguna vez había sido un
bronce brillante, pero que su color se había desvanecido con el tiempo, como un
recuerdo que algún día desaparecería por completo.
El pomo de la puerta tenía una pátina verde que le recordaba una historia que
había leído una vez sobre un pomo que podía sentir las manos de cualquiera que lo
tocara y decir qué tipo de corazón tenía esa persona. Así era como el pomo de la puerta
sabía a quién dejar entrar.
Evangeline no podía recordar a quién había estado protegiendo el pomo de la
puerta, pero sabía que alguien con un corazón malvado había engañado al pomo de la
puerta quitándose su propio corazón. Olvidó lo que pasó después de eso, pero no quiso
tomarse el tiempo para detenerse y recordar. Necesitaba entrar al jardín antes de que
los guardias la alcanzaran.
La niebla se arremolinaba alrededor de sus botas cuando entró. A diferencia de
todo lo demás en los terrenos reales, este espacio cuadrado estaba lleno de flores
rebeldes y enredaderas borrachas que se enroscaban alrededor de los abundantes
árboles del jardín y colgaban de sus ramas como cintas en una fiesta. El camino estaba
completamente cubierto de musgo verde azulado que se extendía ante ella como si fuera
una alfombra, que conducía a un pequeño pozo que de alguna manera permaneció intacto por
todas las plantas crecidas.
Era blanco con un arco de piedras que sostenía un trozo de cuerda y un cubo dorado que
colgaba. Las gotas de lluvia comenzaron a caer de nuevo cuando Evangeline se dirigió hacia
allí.
Miró a su alrededor buscando a su tutor. Sus ojos recorrieron los árboles y regresaron a
la extraña puerta, pero no vio ni escuchó a nadie. El jardín estaba en silencio, salvo por el
creciente tamborileo de la lluvia. Lo que había comenzado como una llovizna se estaba
convirtiendo rápidamente en una tormenta.
Evangeline se acurrucó bajo la capucha de su capa y le pidió a su tutor que
llegar. Entonces recordó el final de la nota.
Por supuesto, intentaré llegar a tiempo, pero si llego tarde, no dudes en pedir un deseo.
El primer pensamiento de Evangeline fue desear que el tutor llegara pronto. Pero sería
una tontería desperdiciar un deseo en eso. También se preguntó si tal vez el tutor no estaba
siendo literal.
Tal vez había algo en el pozo que quería que Evangeline encontrara.
Miró más de cerca, en busca de una pista. Parecía haber algo tallado en sus ladrillos.
Ella apenas podía distinguir las palabras Instrucciones para desear, pero el
otras palabras estaban tan descoloridas que tuvo que acercarse más.
Unas manos la empujaron por detrás.

Evangeline gritó y trató de agarrarse al pozo. Pero el empujón fue contundente y la tomó
por sorpresa.
Ella cayó hacia adelante como una piedra y cayó. …
10
evangelina
Evangeline había escuchado innumerables historias sobre niñas que caían en el tiempo y a
través de grietas en la tierra, y siempre le sonaron mágicas. Se los imaginó como hojas,
suaves, gráciles y algo hermosas mientras flotaban hacia abajo, hacia abajo, hacia abajo.
Su caída no fue así. Ella cayó con fuerza. El aire salió de sus pulmones cuando golpeó
el agua helada y continuó hundiéndose. Su capa y sus botas eran como ladrillos,
empujándola más y más profundamente.
Evangeline nunca había aprendido a nadar. Podía mantenerse a flote, pero apenas.
Frenéticamente se desabrochó la capa; era mucho más fácil patear de esa manera.
Las botas todavía le pesaban, pero temía ahogarse si intentaba desatarlas. Le tomó todo su
esfuerzo simplemente atravesar la superficie del agua. Afortunadamente, había un trozo de
madera flotante que pudo utilizar para mantenerse a flote.
"¡Ayuda!" ella jadeó. "¡Estoy aquí abajo!"

Desde arriba escuchó el graznido de los pájaros, las ráfagas de viento y la incesante
lluvia que caía contra el pozo, pero no se oyó ni un paso.
“¿Hay alguien ahí arriba?”

Entre gritos, jugueteó con los lazos de su vestido. La madera la mantenía a flote, pero
apenas.
Fue un poco más fácil ponerse solo la camisola, pero hacía tanto frío que hacía mucho
frío. Sus piernas estaban perdiendo fuerza y, sin las patadas, no estaba segura de que la
madera la sostuviera.
"¡Estoy aquí abajo!" gritó más fuerte, pero de alguna manera su voz sonó más débil.
"Ayudar…"
Cada vez era más difícil gritar. Y hacía tanto, tanto frío. Sus patadas se estaban
debilitando.
Evangeline nunca debería haber perdido la guardia. Probablemente no debería haberse
acercado tanto al pozo, pero nunca pensó que alguien la empujaría . ¿Quién habría hecho
esto?
No había visto a nadie, pero se preguntó, adormilada, si su atacante había sido una de
las personas sobre las que Apolo le había advertido.
Usó lo que le quedaba de fuerza para patear hacia el costado del pozo. Intentó agarrarse
a una piedra para salir, pero estaba demasiado resbaladiza y tenía los dedos entumecidos.
Ella volvió a caer al agua helada con un chapoteo.
“¡Evangelina!” alguien lloró. La voz sonaba masculina y desconocida.
“¡Evangelina!”
“Estoy … abajo … aquí…” intentó llamar, pero salió como un
susurrando.
El extraño maldijo.
Evangeline intentó ver hacia arriba y fuera del pozo. Pero había caído demasiado y las
paredes eran demasiado altas; todo lo que podía ver era el cubo dorado descendiendo hacia
ella.
"Cógelo", ordenó la voz. Era el tipo de voz que habría obedecido incluso si su vida no
hubiera dependido de ello. No era amable, pero estaba lleno de poder y era afilado como la
punta de una flecha.
Evangeline rodeó el cubo con sus manos heladas. Fue más difícil de lo que debería
haber sido. Tenía los dedos tan fríos que apenas podían agarrarlos.
"¡No te sueltes!" preguntó la voz.

Evangeline se estremeció violentamente, pero obedeció. Cerró los ojos mientras se
aferraba al cubo mientras el desconocido manipulaba la cuerda, levantándola.
desde el agua y hacia arriba, hacia arriba, hacia la cima. Su camisola mojada se pegaba a
su piel. Luego hubo brazos, brazos poderosos y sólidos, que rodearon su cintura.
"Puedes soltar el cubo ahora". Él tiró de ella un poco bruscamente.

sacándola del pozo.
Evangeline siguió temblando, pero su salvador se aferró a ella como si fuera una
promesa que pretendía cumplir. Sus brazos rodearon su cintura, manteniéndola cerca de su
pecho. Podía sentir su pecho. Golpeteo. Golpeteo. Golpeteo.
Sintió una extraña y posiblemente delirante necesidad de tranquilizarlo. "Estoy bien."
Él se rió, el sonido un poco ronco, entrecortado. "Si esto está bien, odiaría tener que
Mira tu definición de medio muerto”.
"Tengo frio." Ella se estremeció contra él mientras estiraba el cuello para ver su rostro.
El cabello mojado le cubría los ojos y la lluvia oscurecía su visión. Pero cuando finalmente
vislumbró a su salvador, el mundo de repente se volvió más brillante.
Era hermoso. Inhumano. Un ángel guerrero de ojos azules y cabello dorado y un rostro
que hizo pensar a Evangeline que escribir poesía debería ser su nuevo pasatiempo. Casi
parecía brillar. Le hizo preguntarse si él tenía razón, si tal vez ella realmente estaba medio
muerta y él era el ángel que la llevaba al cielo.
"No te llevaré al cielo", murmuró mientras la arrastraba más lejos.

lejos del pozo. Su corazón todavía latía con fuerza contra ella.
Entonces su mundo empezó a girar. La lluvia azotaba a su alrededor como un ciclón,
desdibujando el jardín y su ángel dorado hasta que estuvo en otro lugar: estaba dentro de
un recuerdo que parecía un suave pasillo iluminado por velas.
Él la abrazó con tanta fuerza que le dolía, pero a ella no le importaba ese dolor. Ella
dejaría que él la aplastara, dejaría que la rompiera, siempre y cuando nunca la dejara ir. Esto
era lo que ella quería y se negaba a creer que él tampoco lo quería.
Podía sentir su corazón latiendo contra su pecho mientras la llevaba a la habitación
contigua a la de ella. Fue un desastre. Había manzanas y corazones por todo el escritorio.
Las sábanas de la cama estaban revueltas. El fuego quemaba algo más que troncos.
El recuerdo era tan real que Evangeline casi sintió el calor del fuego.
Hasta que, tan repentinamente como se vio sumergida en el recuerdo, la sacó de él la
sensación de un suelo duro y húmedo debajo de ella, seguida de
el sonido áspero de las voces.

"¿Qué pasó?"
"¿Quien hizo esto?"
Los rostros empapados por la lluvia de dos guardias desconocidos se cernían sobre ella.
El agua goteaba de sus bigotes al suelo.
Miró más allá de ellos en busca de señales del ángel de cabello dorado que la había
sacado del pozo, pero no había nadie más allí.
Ni todas las mantas ni los fuegos de Wolf Hall pudieron protegerse de los escalofríos de
Evangeline. El frío se había infiltrado en sus huesos y en sus venas.
Después de que llevaron a Evangeline a su habitación, sus doncellas rápidamente la
ayudaron a quitarse la bata empapada. Después de eso hubo cierto debate sobre si debían
ponerla en un baño caliente, pero Evangeline había temido simplemente la idea de ser
sumergida en más agua. Había optado por una bata suave y la cama.
Pero ahora, mientras yacía temblando, se preguntó si eso fue un error.
“Pronto llegará un médico”, dijo Martine. "Y Apolo ha sido llamado de regreso al castillo".
Evangeline se hundió más profundamente entre las sábanas. Casi dijo que no quería ver
a Apolo, pero no estaba segura de si era cierto. Parecía que realmente había tenido razón
sobre el peligro que ella corría aquí.
Al principio no le había contado a nadie que la habían empujado contra la pared. Había
mentido y dicho que se había caído. La mentira la había hecho sentir increíblemente tonta.
Había visto los rostros de los guardias que patrullaban y que la habían rescatado,
retorciéndose con miradas que hacían parecer que ambos estaban pensando: ¿ Qué clase
de idiota cae en un pozo?
Del tipo que no quiere darle a su marido otra excusa para quitarle más libertad, había
pensado Evangeline, mientras en voz alta intentaba continuar la farsa entre dientes.
No es que importara. Cuando los guardias insistieron en llevarla de regreso al castillo,

se dio cuenta de que de todos modos no habían creído su historia sobre la caída. Había
demasiadas preguntas sobre si había visto a alguien.
¿Todavía tenía la carta del tutor? ¿Y sabía dónde habían ido sus guardias personales, Víctor
y Hansel?
Evangeline se sintió tonta al darse cuenta de lo confiada que había sido. Aunque tal
vez el problema no había sido que confiara, sino que había confiado en las personas
equivocadas. Debería haber creído a Apolo cuando él le advirtió que estaba en peligro.
El Dr. Stillgrass la visitó y le recetó té caliente y mantas.

Pero cuando tomó un sorbo del té, supo... extraño. Imaginó que contenía algún tipo de
sedante y lo arrojó en una maceta tan pronto como estuvo sola nuevamente.
Ella no quería que la sedaran. Ella ya se sentía agotada. Pero una vez que
Evangeline estuvo sola, le resultó imposible dormir.
Cada sonido la hacía saltar. Cada crepitar del fuego y cada crujido del suelo la
dejaban sintiéndose apretadamente enroscada, como un bufón en una caja esperando a
explotar. Cuando cerró los ojos, juró que podía oír los latidos de su corazón.
Una ráfaga de frío recorrió la habitación y ella se hundió más entre las mantas.
Quizás no debería haber despedido a las criadas.

El suelo volvió a crujir. Ella trató de ignorarlo.
Entonces, en lugar de un crujido, escuchó pasos, fuertes y confiados.
Evangeline finalmente abrió los ojos.
Apolo estaba junto a su cama. Su capa de terciopelo estaba húmeda, su cabello
oscuro alborotado por el viento, sus mejillas enrojecidas y sus ojos castaños vidriosos de
preocupación. "Sé que probablemente no quieras verme ahora, pero tenía que asegurarme
de que estés bien".
Parecía como si quisiera alcanzarla. Pero luego rastrilló una mano
a través de su cabello en su lugar.
Evangeline se sentó con cuidado en la cama. Sus dedos se aferraron al borde de la
colcha. Y descubrió que también quería alcanzarlo. Quería un abrazo, quería que la
abrazaran y sabía que si se lo pedía, Apolo haría ambas cosas.
Se recordó a sí misma por qué no podía. Pero su razonamiento parecía débil. Era
difícil estar enojado con Apolo cuando parecía que la protección que él había dicho que
ella necesitaba era necesaria.
Tentativamente, extendió la mano y tocó las puntas de sus dedos.

Estaban fríos, no como el hielo, pero lo suficientemente cerca como para que él debiera haber
venido directamente a ella después de sus viajes. Ella se había negado a confiar en él el día
anterior, pero eso no le había impedido acudir a ella cuando lo necesitaba. "Me alegro de que
hayas venido."
“Siempre vendré. Incluso cuando no quieras que lo haga”. Dio un paso más hacia la cama
y deslizó sus dedos entre los de ella. Estaba temblando un poco, tal como lo había estado la
mañana en que la encontró después de que le habían quitado los recuerdos.
Ella levantó la vista y sonrió tranquilizadoramente. Pero en lugar de ver a Apolo, se

imaginó al ángel guerrero del pozo, el hermoso guardia de cabello dorado con brazos que la
sujetaban como bandas de acero. Fue sólo un destello, pero sus mejillas se sintieron
sonrojadas.
Apolo sonrió, pensando claramente que él era la razón. "¿Esto significa que estoy
¿Perdonado por lo de ayer?
Evangeline asintió. Y en su aturdimiento, ella debió haber dicho algo, porque él sonrió
más ampliamente y respondió: “Siempre te protegeré, Evangeline. Quise decir lo que dije
cuando regresé de entre los muertos por primera vez: nunca te dejaré ir”.
11
gatos
Jacks siempre se había considerado más un sádico que un masoquista. Le gustaba infligir
dolor, no recibirlo. Y, sin embargo, no se atrevía a abandonar las sombras del dormitorio de
Evangeline.
No fue una obsesión.
Una visita no fue una obsesión.
Jacks sólo necesitaba asegurarse de que ella todavía estaba viva. Que ella no estaba
sangrando. En peligro. Infeliz. Frío. Estaba a salvo en su cama. Estaría aún más segura
cuando él la dejara. Pero era demasiado egoísta para irse todavía.
Se apoyó en el poste de la cama y la observó mientras dormía. Él nunca
Entendí por qué alguien miraría dormir a otra persona... hasta que ella.
Cástor lo hizo. Dijo que así era como le ayudaba a controlar sus impulsos.
A Jacks le ocurrió lo contrario.
El fuego moribundo ardía en el hogar. Consideró prender fuego a la habitación sólo
para tener una razón para levantarla y sacarla, para salvarla una última vez, antes de dejarla
para siempre.
Por supuesto, no sería realmente salvarla si él fuera quien la pusiera en peligro.
en peligro al iniciar un incendio.
"Despierta, princesa". Jacks arrojó un chaleco de cuero a su forma dormida.
Evangeline entrecerró los ojos y se frotó los ojos cansados mientras se quitaba la
prenda. Ella aún no lo había visto claramente. Pero en el pasado, ella no habría
tenía que verlo. Ella habría reconocido su voz o sentido su presencia incluso antes de que él hablara,
y él habría visto reaccionar su cuerpo. Sus mejillas se habrían puesto rojas o podría haberse
estremecido y luego haber fingido que había una corriente de aire. Que no era él.
Era mejor que no lo conociera. Pero él era lo suficientemente bastardo como para
Odio que lo haya olvidado.
Incluso si fuera culpa suya, ella había perdido sus recuerdos.
Este no es un pequeño error que hay que corregir. Si haces esto, el tiempo se llevará a alguien.
Otra cosa igualmente valiosa de tu parte, había dicho Honora.
Jacks había pensado que el tiempo le quitaría algo. el no habia
Pensé que se lo quitaría.
Los recuerdos perdidos de Evangeline parecían un precio intrascendente a pagar en
comparación con su vida. Pero a pesar de que estaba viva de nuevo, Jacks nunca olvidaría verla
morir, sentirla perder la vida en sus brazos. Le hizo darse cuenta de lo frágil que era en realidad.
Pensó que ella estaría más segura en el castillo con Apolo, y lo estaría, una vez que Jacks obtuviera
lo que necesitaba.
Entonces podría dejarla para siempre.
“¿Puedes moverte más rápido?” —dijo arrastrando las palabras, arrojando otra prenda. "I
Realmente no tengo ganas de esperar todo el día”.
Ella se quitó la camisa que él acababa de tirar e intentó fruncir el ceño mientras
murmuró: "Afuera todavía está oscuro".
"Exactamente." Jacks le arrojó lo último de la ropa.
"¡Podrías detener eso!"
“¿Finalmente te vestirás?”
Se quitó toda la ropa de la cara. Observó su expresión desconcertada mientras sus ojos
luchaban por adaptarse. Todavía parecía medio dormida. Tenía los ojos llorosos y cansados. Y él
todavía no podía apartar la mirada de ella.
Desde ese primer día en su iglesia, Jacks había querido observarla. Quería saber cómo sonaba
su voz, cómo se sentía su piel. Él la había seguido, escuchado su oración... odiado su oración. Había
sido una de las oraciones más espantosas que jamás había escuchado. Y, sin embargo, ni siquiera
entonces había podido marcharse. Él quería un pedazo de ella. Para conservarla. Para usarla para
más tarde.
Al menos eso es lo que se había dicho a sí mismo.
Ella era sólo una llave.

Un humano.
Ella no era una obsesión.
Ella no era suya.
Se llevó una manzana negra a la boca y le dio un mordisco amplio y afilado.
Crujido.
Evangeline se sobresaltó ante el sonido y se agarró al borde de las sábanas.
"No sabía que le tenías miedo a las manzanas".
“No le tengo miedo a las manzanas. Eso es ridículo."
Pero ella estaba mintiendo. Pudo ver el pulso saltar en su cuello. él
La asustó, lo cual fue bueno. Ella debería tenerle miedo.
Pero parecía que Evangeline todavía no tenía sentido de autoconservación.
Ya se había despertado por completo, pero no llamó a sus guardias ni adoptó una postura
defensiva. En cambio, sus ojos se abrieron como platos. Y por un segundo quedó
dolorosamente claro cuánto había olvidado, porque lo miró como si él no pudiera hacer nada
malo.
"Eres tú", respiró ella. "Me salvaste la vida."
"Si quieres agradecerme, date prisa y vístete".
Ella se estremeció un poco ante el tono mordaz de su voz. Sabía que estaba siendo un
bastardo otra vez, pero al final de esto, le dolería más si fuera amable.
"¿Por qué estás aquí?" ella preguntó.
“Necesitas aprender a defenderte de la próxima persona que te ataque.
Intenta matarte”, dijo bruscamente.
Ella lo miró con escepticismo. “¿Eres instructor?”
Se apartó del poste de la cama antes de que ella pudiera mirar demasiado de cerca.
a él. “Te daré cinco minutos. Luego, vestidos o no, empezamos”.
"¡Esperar!" Evangeline llamó. "¿Cómo te llamas?"
Ya lo sabes, pequeño zorro.
Pero una vez más, sus pensamientos no se proyectaron lo suficientemente alto como para que ella pudiera
escucharlos.
En cambio, le dio el nombre que había planeado. Sabía que ella no lo recordaría y
necesitaba asegurarse de no olvidarlo. "Puedes llamarme Archer".
12
evangelina
Evangeline encontró a Archer en el pasillo, apoyado contra la pared de piedra, con los brazos
cruzados firmemente sobre el pecho, como si esperar no fuera algo con lo que se sintiera cómodo.
Su mandíbula se tensó cuando ella salió de la habitación.
Algo dentro de ella también se apretó, justo alrededor de su pecho. La sensación era como de
cuchillo, mordaz e incómoda. Se sintió aún más agudo cuando sus ojos la recorrieron, oscureciéndose
mientras la contemplaba.
Se había puesto la ropa que él le había dado. Aunque si hubiera estado más despierta no lo
habría hecho. La falda blanca completa era en realidad el más práctico de los artículos, ya que las
otras partes no eran nada prácticas. La blusa rosa pálido era demasiado transparente, el chaleco de
cuero demasiado ajustado y se sintió aún más apretado cuando los ojos de Archer se detuvieron en
él.
Entonces se preguntó si seguir a este guardia era una buena idea.
Sólo estar cerca de él la hacía sentir como si ya hubiera tomado una mala decisión.
Él le había salvado la vida, sí. Pero ya no parecía un salvador. Había una agudeza casi
inhumana en él, una que la hizo imaginar que podría cortarse el dedo si accidentalmente le rozaba
la mandíbula.
Su ropa parecía demasiado descuidada para ser una guardia real. Llevaba botas altas
desgastadas, pantalones de cuero ajustados que le llegaban hasta las caderas y dos pantalones con cinturón.
correas que sujetan varios cuchillos. Su camisa estaba holgada y desabrochada en el cuello con
las mangas subidas más allá de los codos, dejando al descubierto unos brazos delgados y fuertes.
Todavía podía recordar la poderosa forma en que la habían abrazado con fuerza, lo bien que se
había sentido que él la abrazara. Y por un doloroso segundo, sintió celos de cualquier otra
persona a la que pudiera abrazar.
Definitivamente no fue una buena idea.
Y... ¿dónde estaban sus otros guardias?
"Había una amenaza", dijo Archer al notar el cambio de los ojos de Evangeline mientras
recorrían el pasillo con poca luz. “Fueron a investigar”.
“¿Qué tipo de amenaza?” ella preguntó.

Archer se encogió de hombros. “Me sonó como el chillido de un gato, pero tus guardias
parecían sentir lo contrario”. Una comisura de su boca se levantó lentamente hasta casi formar
una sonrisa. En ese segundo, todo su rostro cambió.
Había sido guapo antes, pero ahora había algo casi incómodo en lo hermoso que era.
Pero Evangeline no quería encontrarlo hermoso en absoluto. Tenía la sensación de que se

estaba burlando de ella, o que su sonrisa era parte de una broma privada de la que ella no estaba
al tanto.
Ella frunció el ceño.
Esto sólo le hizo sonreír más ampliamente. Lo cual fue peor. Tenía hoyuelos.
Hoyuelos injustos. Se suponía que los hoyuelos eran dulces, pero ella sintió que este guardia era
todo menos eso.
Evangeline se preguntó por última vez si sería prudente ir con él. Pero luego decidió no
responder a la pregunta. Porque la verdad era que ella quería ir con él. Tal vez todavía estaba
delirando por su caída al pozo o por la falta de sueño, o tal vez algo además de su corazón se
había roto durante el tiempo que no podía recordar.
"¿Nos hemos visto antes?" ella preguntó. "¿Te conozco?"

"No. No suelo jugar con cosas que se rompen fácilmente”. el descruzó
sus brazos y lo empujó de la pared.
Archer se movía por el castillo como un ladrón, con pasos elegantes y rápidos mientras
recorría pasillos y esquinas redondeadas. Era difícil mantenerse al día con la falda ridículamente
amplia que le había arrojado.
"Date prisa, princesa".

"¿A dónde vamos?" preguntó cuando finalmente lo alcanzó al pie de unas escaleras.
Ella estaba un poco sin aliento, mientras que él parecía casi aburrido mientras abría
perezosamente una puerta que conducía al exterior.
Evangeline abrazó sus brazos contra su pecho cuando una ráfaga de aire gélido sopló.
más allá de ella. "Hace mucho frío ahí fuera".
Archer sonrió. "No puedes elegir el clima cuando alguien te ataca".
“¿Es por eso que me diste ropa tan poco práctica?”

Su única respuesta fue otra sonrisa frustrante antes de comenzar a caminar hacia la
oscuridad.
El aire era aún más frío cuando Evangeline salió tras él. Debía haber faltado una hora
para el amanecer. La noche era tan negra como un pozo de tinta, salvo por las intermitentes
farolas que bordeaban el sendero del jardín, revelando grandes charcos de agua a ambos
lados.
La había llevado al Jardín Acuático.
Podía oír las fuentes burbujeantes y las cascadas a lo lejos. Durante el día se imaginó
que era bastante caprichoso, pero ahora mismo, durante la parte más oscura y fría de la
noche, lo único en lo que podía pensar era en cómo se sentiría si cayera a esas aguas.
Dudaba que alguno de ellos fuera tan profundo como el pozo en el que casi había muerto
el día anterior. Sin embargo, por un segundo, no pudo moverse.
"Vamos, princesa", llamó Archer.

Pero él estaba demasiado lejos para que ella pudiera verlo. Evangeline se sintió
nerviosa una vez más al recordar lo que había sucedido la última vez que perdió a un
guardia.
Todo lo que podía oír ahora era el sonido rápido de pasos.
Después de un segundo de ansiedad, siguió el sonido. La llevó a un puente colgante
destartalado. Era del tipo que le hubiera encantado cuando era niña, hecho de madera
vieja y cuerda y probablemente con más de una pizca de imprudencia, ya que se sentía
tremendamente inestable. Si hubiera tenido una moneda en el bolsillo, la habría arrojado al
río que corría debajo y habría rezado en voz baja una oración por un viaje seguro.
Podía oír el agua chocar contra las rocas. Pero no podía oír los pasos de Archer.
"¿Arquero?" ella llamó.

Nadie respondió.
¿La había perdido a propósito? Ella no quería creer eso. Sabía que seguirlo era una
mala idea y, sin embargo, en el fondo esperaba que fuera una buena idea.
Pero tal vez era hora de regresar al castillo.

El puente se tambaleó debajo de ella cuando se dio la vuelta. Entonces brazos fríos
De repente se envolvió alrededor de ella, inmovilizando sus brazos a los costados.
"No grites", le susurró Archer al oído, "o te arrojaré de este puente".
"No te atreverías", jadeó.

“¿Quieres ponerme a prueba, princesa? Porque me atrevería a hacer aún más”.
Él fácilmente la arrastró hacia el costado del puente y la inclinó hacia adelante sobre
la escasa barandilla de cuerda hasta que su cabello quedó colgando sobre el agua que
corría debajo. Evangeline tenía la sensación de que incluso si no gritaba, él aún podría
tirarla sólo para verla caer.
"¿Estás loco?" Ella se retorció contra él.
Él se rió por lo bajo. "Tendrás que hacerlo mejor que eso".
“¡Pensé que se suponía que me enseñarías qué hacer!”
"Quiero ver si sabes algo primero". Se inclinó sobre su espalda hasta que su boca
estuvo justo en su oreja. Creyó sentir sus dientes, mordisqueándola mientras hablaba.
Los latidos de su corazón se aceleraron. Era evidente que, después de todo, estaba enojado.
Intentó chocar su cabeza con la de ella.
Él rápidamente retrocedió. "Fácil de esquivar".
Ella pisoteó, apuntando a su pie, pero lo único que logró fue sacudir el desvencijado
puente.
"Estoy empezando a sentir que no quieres escapar". Esta vez definitivamente le
mordió la oreja, con los dientes afilados mientras raspaban su piel. Se preguntó si a él le
gustaba hacer daño a todo el mundo o si era sólo a ella. Algo en esto estaba empezando
a parecer personal. Aunque el mordisco de los dientes en su oreja no le dolió tanto sino
que la inquietó.
“¿Quieres que te arroje al límite?” se burló.

"¡Por supuesto que no!" ella gritó.
"Entonces, ¿por qué no estás peleando?" Parecía enojado.
"Estoy haciendo mi mejor esfuerzo."
“Y no lo soy, lo que significa que debes esforzarte más. Patéame”.

Evangeline apretó los dientes y pateó hacia atrás. Ella apuntó entre
sus piernas, pero sólo logró despeinar la parte de atrás de su ridícula falda.
"Buen trabajo, princesa".
"¿Te estás burlando de mi?"
"No esta vez. Me hiciste ajustar mi postura. Con cualquier patada como esa, la mayoría
de los agresores juntarán las piernas. Esto le permite cambiar su posición. Sal con la pierna
derecha”, ordenó. "Entonces mueve tu pierna izquierda para que quede detrás de mí".
“¿Qué hará eso?”

"Hazlo. No te dejaré ir hasta que te lo hayas ganado”. Archer apretó sus fríos brazos
mientras caía una gota de lluvia, seguida de otra y otra.
En cuestión de segundos su fina camisa quedó empapada. El suyo también. Podía sentirlo
pegándose a su espalda en los lugares que su chaleco no cubría mientras él continuaba
apretando su agarre hasta que casi le dolía.
Evangeline finalmente hizo lo que él le había dicho. Ella dio un paso hacia la derecha
con una pierna y luego movió la otra detrás de él. Él estaba en lo correcto. Cambió su
posición, pero sólo pareció entrelazarlos aún más.
"Ahora agárrame", ordenó.
"¡Mis brazos están inmovilizados!"
"Pero tus manos están libres".

Lo eran, pero todavía dudaba en agarrarlo.
"Hazlo", repitió, "luego usa tu cadera para aprovechar mi peso y dale la vuelta".
Archer la abrazó con más fuerza. Le rodeó firmemente las costillas con un brazo y
rodeó con el otro justo debajo de su cintura, casi en las caderas, con los dedos extendidos
de una manera que parecía menos como si quisiera sujetarla y más como si simplemente
quisiera tocarla, abrazarla. ella en ese puente en la oscuridad donde solo estaban ellos dos
y la lluvia y la sensación de demasiados latidos corriendo entre ellos.
Finalmente ella agarró sus piernas. Todo estaba mojado y resbaladizo. sus dedos
Se deslizó contra su traje de cuero mientras el puente se balanceaba.
Ella perdió el equilibrio. La tablilla que había estado debajo de ella había desaparecido.
“No…” gritó Evangeline.
Archer se movió ridículamente rápido. Él la protegió, girando su cuerpo mientras caían.
Cuando aterrizaron apenas cerca del listón roto, fue su espalda la que golpeó el puente con
un fuerte crujido.
Ella lo escuchó gruñir, como si le hubieran quitado el aire de los pulmones, pero él
no la soltó. En todo caso, la abrazó con más fuerza.
Podía sentir su respiración entrecortada contra su cuello mientras yacían allí sobre ese
puente roto. Su camisa se había subido en la pelea y sus dedos ahora estaban sobre su
estómago desnudo.
La lluvia azotaba con más fuerza. Cada centímetro de su piel estaba empapado. Pero
todo lo que sintió fueron las yemas de sus dedos mientras viajaban lentamente hacia la
banda de su falda.
"Aquí es donde te liberas", dijo en voz baja.
“No quiero”, dijo, pero las palabras le salieron mal, sin aliento.
Y a pesar de todo el frío y la humedad, podía sentir cómo se calentaba desde sus mejillas
hasta la piel desnuda bajo las manos de Archer. "Quiero decir, sólo necesito recuperar el
aliento".
Hizo un sonido de regaño con la lengua. “No puedes recuperar el aliento. Si dejas de
luchar, pierdes”. Él movió una mano helada hasta su garganta y ella sintió la punta afilada
de un cuchillo contra su cuello.
Evangeline se quedó muy quieta, o lo intentó. Era sorprendentemente difícil no moverse
con una espada en su garganta y una mano íntimamente envuelta alrededor de su
estómago. "¿Estas loco?"
"Indudablemente." Movió lentamente la daga, trazando una línea cuidadosa
sobre su pulso. No le perforó la piel, pero el efecto aun así fue vertiginoso.
“Nunca imagines que estás a salvo”, lo regañó. Su cuchillo trazó una línea desde el
hueco de su garganta hasta el centro de su pecho hasta los cordones de su chaleco.
Su respiración se aceleró. La punta de la hoja flotaba justo debajo del

cordones. Todo lo que haría falta sería un pequeño movimiento y se desharían.
No.
No estaba segura si él pensó la palabra o si ella sí. Casi sonó

como su voz en su cabeza.
Luego, en un movimiento imposible, Archer la puso de pie y la soltó con la misma rapidez.
Ella retrocedió tambaleándose con las piernas temblorosas.
Frente a ella, Archer estaba empapado. El agua goteaba de su cabello dorado hasta sus
pálidas mejillas, pero ni siquiera tembló. Él simplemente se quedó allí, agarrando el cuchillo
que acababa de ponerle en la garganta. Tenía los nudillos blancos, pero podría haber sido
simplemente el frío. "Lo intentaremos de nuevo más tarde".
“¿Qué pasa si no quiero intentarlo más tarde?” ella jadeó.
Él sonrió, una expresión que decía que era lindo que ella pensara que tenía otra opción.
“Si eso es lo que quieres, entonces tendrás que hacer un mejor trabajo para rechazarme
cuando entre a tu habitación. Hasta entonces lleva esto.
En todos lados."
Archer le arrojó su daga.
Se volteó, el mango sobre la punta. Las joyas brillaban a la luz y, de repente, Evangeline
vio una imagen de este cuchillo. Pero no estaba en el aire, estaba en un suelo oscuro. Y esto
no era sólo una imagen, era un recuerdo.
Faltaban muchas de las gemas, pero la empuñadura del cuchillo aún brillaba a la luz de
las antorchas, pulsando en azul y púrpura, el color de la sangre antes de ser derramada.
El recuerdo fue rápido.
Mientras se desvanecía, miró el cuchillo que tenía en la mano. Definitivamente era la
misma espada. Tenía las mismas gemas azules y moradas, hasta las que faltaban.
No sabía si siempre había sido de él o si alguna vez había sido de ella, pero de una cosa
estaba segura era que Archer había mentido acerca de conocerla.
Quería preguntarle por qué y quería preguntarle sobre el cuchillo.

Pero una vez más, de repente desapareció.
13
Apolo
Apolo estaba de pie frente al fuego de su estudio privado, con las manos entrelazadas
detrás de él, la barbilla levantada y los ojos bajos. Era una pose que había adoptado con
frecuencia para retratos, como el que actualmente colgaba sobre la repisa de la chimenea.
Por supuesto, en ese retrato había sido más joven. Lo habían pintado antes de conocer a
Evangeline, antes de morir y verse reemplazado al cabo de una semana por un impostor.
Y uno poco impresionante, además.
Apolo sabía que todavía era joven. Había vivido sólo veinte años... y habían sido
veinte años pacíficos, lo que hacía bastante difícil vivir una vida que inspirara a bardos y
juglares. Le gustaba pensar que si hubiera vivido un poco más antes de su supuesta
muerte, su legado no habría sido descartado tan rápidamente. Sin embargo, Apolo todavía
estaba decepcionado consigo mismo por haber desperdiciado tanto tiempo.
Regresar de entre los muertos le había dado una ventaja a la hora de construir un
legado que no sería olvidado tan fácilmente. Pero sabía que esto por sí solo no era
suficiente para forjar el futuro que quería, para asegurarse de que nadie volviera a
maldecirlo ni a usarlo de ninguna otra manera para dañar a Evangeline.
Tenía que hacer más.
Apolo desenrolló el pergamino que Lord Slaughterwood le había dado hacía dos días.
Al igual que antes, comenzó a incendiarse, no lo suficiente como para quemarlo, pero sí lo
suficiente como para destruir la página y convertirla en cenizas. Comenzó con las palabras
en la parte inferior del pergamino; siempre se incendiaban antes de que pudiera leerlos.
Pero ya había leído suficiente de la historia. Sabía exactamente lo que tenía que hacer.
Pero primero Apolo tenía que asegurarse de que Evangeline estuviera a salvo.
El golpe en la puerta llegó exactamente a tiempo.
Apolo respiró hondo, preparándose para lo que temía tener que hacer a continuación.
"Puedes entrar", dijo, bajando la boca cuando la puerta de su estudio se abrió y

Havelock entró.
El guardia notó inmediatamente la página ardiendo en la mano de Apolo y las cenizas
en el suelo. "¿He interrumpido algo?"
"Nada importante." Apolo dejó caer la página humeante al suelo.
Como todas las historias del Norte, estaba infectada con la maldición de la historia. Esta
historia en particular se prendió fuego a sí misma cada vez que se abrió.
La página ardería hasta quedar sólo un montón de cenizas. Entonces volvería a
forma, muy parecido a lo que Apolo estaba haciendo con su vida y la de Evangeline.
“¿Qué noticias tienes sobre el ataque a la princesa Evangeline?”
Preguntó Apolo.
El guardia hizo una reverencia y respiró atribulado. “El tutor de la princesa sigue
manteniendo que ella es inocente. Madame Voss jura que nunca le envió una carta a la
princesa para atraerla al pozo. Ella afirma que los guardias mienten”.
Apolo se pasó una mano por el pelo. “¿Qué están diciendo Víctor y Hansel?”
“Ellos defienden su historia. Dicen que había una carta del tutor y perdieron a Evangeline
en la niebla cuando intentaba encontrarse con ella. Juran que no son parte de ningún
complot”.
Apolo hizo una mueca. “¿Crees que están diciendo la verdad?”
“Parecían sinceros, Su Alteza. Pero es difícil saberlo. El tutor
También parecía sincero”.
Apolo suspiró y miró hacia el suelo donde la página casi había terminado de arder.
"Víctor, Hansel y el tutor probablemente estén trabajando juntos".

Dijo Apolo.
Quería retractarse de las palabras tan pronto como las pronunció.

Pero ya era demasiado tarde. Había sido demasiado tarde desde que les había dicho a
Victor y Hansel que le dieran a Evangeline la nota falsificada del tutor, que fingieran perderla en
los jardines y luego la empujaran al pozo. Pero Evangeline no le había dejado otra opción. Se
había negado a creer que estuviera en peligro. Tenía que demostrarle que estaba equivocada.
No había querido que la lección fuera tan traumática. Había esperado que los guardias que
patrullaban el jardín la encontraran antes. Eso había sido un error, pero no había querido
involucrar a más personas de las necesarias en su plan.
"Continúe torturando a la tutora; siento que existe la posibilidad de que ella pueda
grieta. Especialmente si le dices que mataste a Victor y Hansel.

Havelock palideció.
Apolo le dio una palmada en el hombro y, una vez más, estuvo tentado de cambiar de
rumbo. Decirle a Havelock que dejara a Victor y Hansel en prisión.
Odiaba perder a estos soldados en particular. Habían demostrado su valía de manera bastante
admirable. Pero no podía estar seguro de cuánto duraría su lealtad. Y lo último que necesitaba
eran rumores de que había sido él quien había orquestado el último atentado contra la vida de
Evangeline. “Sé que Victor y Hansel eran tus amigos, pero traicionaron a Evangeline. Necesitamos
hacer esto como ejemplo”.
Havelock asintió con tristeza. "Me aseguraré de que esté hecho esta noche".
Apolo sintió una punzada de algo parecido a la culpa. Odiaba hacerlo, y odiaba que las
cosas hubieran llegado a este punto, que la falta de confianza de Evangeline en él lo hubiera
obligado a tomar medidas tan drásticas. Pero estaba haciendo lo correcto.
Estaba protegiendo a su esposa de todos, incluida ella misma.
14
evangelina
Archer no era un ángel ni un salvador. Estaba trastornado, posiblemente inseguro y, aun así, se
sentía como la mayor esperanza de Evangeline para recuperar sus recuerdos.
Una vez más Evangeline miró la daga que le había dado Archer. Lo que recordaba no le
daba mucho para continuar, así que tal vez era más una migaja de pan que un trozo de recuerdo
propiamente dicho, pero todo amante de los cuentos de hadas sabía que siempre valía la pena
seguir los rastros de migajas de pan.
Y Evangeline planeaba seguirlo adondequiera que le llevara.
Un recuerdo podría descartarse como una coincidencia.
Pero había visto a Archer dos veces, y dos veces él le había traído recuerdos vívidos, y junto
con ellos su esperanza.
Después de despertarse antes del amanecer y pasar las horas más oscuras luchando bajo
la lluvia contra Archer, Evangeline debería haberse arrastrado de nuevo a la cama, exhausta.
En cambio, estaba eufórica. Se sentía como si hubiera encontrado un poco de su antiguo yo.
Y era una de sus piezas favoritas. Era la parte de ella a la que le encantaba tener esperanza.
Había olvidado cómo la esperanza podía hacer que los colores fueran más brillantes y los
sentimientos más cálidos, cómo podía cambiar los pensamientos de lo que no era a lo que era posible.
Sus recuerdos no habían desaparecido para siempre, simplemente se habían perdido, y
Evangeline ahora tenía todas las esperanzas de encontrarlos.
Dado que Archer ya había provocado dos recuerdos, tenía sentido esperar que
cuando lo volviera a ver, él le provocara más. Y si no lo hacía, al menos conseguiría
que le dijera cómo se conocían.
Pero esta vez no iba a esperar a que él la encontrara.
Evangeline planeaba solicitar un recorrido por Wolf Hall, uno que incluyera las
dependencias donde vivían los guardias y los soldados. Sabía que Archer había
dicho que tendrían otra lección más tarde, pero no quería esperar hasta que
sucediera más tarde . Ella quería encontrarlo de nuevo hoy.
“Perdóneme, alteza”, chilló Martine. “Antes de irte, quizás quieras echarle un
vistazo a esto. Llegó mientras hablaba con el aprendiz de médico”. La doncella le
entregó a Evangeline una nota color crema con el sello de Apolo en lacre, que
Evangeline rompió rápidamente antes de leer la carta.
Mi dulce Evangeline,
lamento que mis muchos deberes reales me impidan
estar contigo hoy. ¿Me haría el honor de reunirme para
cenar una hora después del atardecer en el Patio de Columnas?
Espero verte entonces y presentarte también a algunos
invitados especiales.
Con todo mi amor
Apolo.
"¡Deberíamos empezar a prepararte de inmediato!" exclamó Martine, sin siquiera

intentar ocultar que había estado leyendo por encima del hombro de Evangeline.
“¿Realmente necesito empezar a vestirme para la cena ahora mismo?” Era poco
menos del mediodía, lo que debería haberle dado al menos unas horas para buscar
a Archer. "Es sólo una cena".
"Nada es sólo una cena si es en un castillo", dijo Martine. “Cuando un príncipe
dice cena, en realidad se refiere a banquete. Todos estarán allí. Cada cortesano,
cada noble, cada Gran Casa, cada guardia...
“¿Todos los guardias?” Preguntó Evangeline, sus pensamientos inmediatamente se dirigieron

a Archer.
Si él estuviera en la cena, ella no tendría que buscarlo ahora. Y si esta cena era una reunión
tan numerosa como Martine decía que parecía, entonces seguramente debería ser fácil escabullirse
para una charla privada.
15
Apolo
Apolo debería haber elegido un lugar diferente para cenar.

El Patio de Columnas era una de las salas más impresionantes de Wolf Hall, con un
techo de cristal abovedado de tres pisos que proporcionaba una excelente vista de las
estrellas. Ocho enormes columnas formaban un círculo en el centro de la habitación.
Las columnas estaban talladas con imágenes de los santos olvidados. Apolo pensó que
eran mucho más espectaculares que las tallas de los Valors que se encontraban en la
bahía, ya que estas estatuas todavía tenían sus cabezas. También estaban talladas en una
rara piedra estelar, que brillaba por la noche, añadiendo una cualidad sobrenatural a la
corte que esperaba que deleitara a Evangeline.
Pero ahora se arrepintió de la elección.
Debería haber pensado más a la defensiva.
Las columnas eran impresionantes, pero también obstruían la vista de todo el patio y
de las puertas que daban al exterior. Los guardias estaban allí, por supuesto, para buscar
cualquier indicio de Jacks. Pero al final de la noche, la mitad de los guardias estarían tan
borrachos como los invitados. Así eran siempre estas cosas.
Apolo nunca fue demasiado estricto con sus guardias durante las cenas festivas. El
mayor peligro en estas cosas solía ser que los brindis se prolongaran demasiado, y dejar
que los guardias bebieran era una manera fácil de mantenerlos leales. Apolo no quería
correr el riesgo de perder nada de esa lealtad ahora, especialmente porque había
Tuve que perder a Víctor y Hansel. Tendría que mantener a Evangeline cerca de él toda la
noche.
Lo sintió tan pronto como ella entró en la cancha. Un zumbido recorrió su piel, agradable
e incómodo al mismo tiempo, como el tirón que sentía hacia ella.
Fue un efecto sobrante de la maldición del Arquero. Aunque cuando estuvo bajo la maldición,
había sido mucho más fuerte, como un fuego que quemaba su piel y que sentía que sólo ella
podía apagar.
Se giró para encontrarla cuando ella entró en la habitación y todo lo demás se desenfocó.
Las mesas de comida, todos los invitados con sus mejores galas, las columnas y las
grandes velas que los rodeaban se volvieron borrosas por un momento, como una acuarela
desdibujada por la lluvia.
En medio de todo esto, Evangeline brillaba, elegante, inocente y hermosa.
Una vez que el grupo volvió a concentrarse, Apolo pudo ver que todos los demás ojos
también se habían vuelto hacia ella. No podía mirar por mucho tiempo la forma en que la
observaban los demás invitados. Algunas eran simplemente curiosas, pero ciertas miradas lo
pusieron en guardia y algunas le dieron ganas de degollar.
Intentó no enojarse demasiado: ella era la mujer más hermosa de la habitación. No podía
culpar a los demás por mirarla de esa manera.
Pero quería dejar claro que ella le pertenecía.
Evangeline no lo vio cuando se acercó. Se movió silenciosamente por la habitación, con
los ojos muy abiertos por el asombro mientras miraba hacia las columnas brillantes.
Llevaba el pelo recogido y un vestido escotado, con pequeños tirantes finos que Apolo
imaginó que podría romper con un chasquido de dedos.
Tal vez si hacía esto bien, ella le dejaría hacerlo más tarde esa noche.
Silenciosamente se puso detrás de ella.
"Te ves hermosa", susurró. Entonces porque ella era suya, y
Como pudo, le dio un suave y prolongado beso en la nuca.
Sintió que su piel se calentaba contra sus labios. Pero luego ella se puso rígida.
Esperaba no haber desencadenado un recuerdo.
Lentamente puso una mano en la parte baja de su espalda y se paró junto a ella.
su. "Espero no haberte asustado".
“En absoluto”, dijo. Pero su voz era extrañamente alta. “Simplemente no lo hice
Espero ver tanta gente aquí”. Sus ojos recorrieron la habitación.
Apolo no podía decir si simplemente estaba nerviosa o si estaba buscando a alguien.
Esto último no debería haber sido posible, ya que no recordaba a nadie... o se suponía que
no debía recordarlo.
A lo lejos, el juglar empezó a cantar. Sus letras hablaban de Apolo el Grande y Jacks el
temido que pronto morirá. “Es un monstruo entre los hombres, un pecado mortal andante.
Matará a tus hijos, te robará a tu esposa, lo dejará acercarse demasiado y arruinará tu vida”.
La gente que estaba cerca se balanceaba al ritmo de la melodía, pero Evangeline

parecía visiblemente incómoda. Había dejado de buscar en la habitación con los ojos y
ahora Apolo se preguntaba si simplemente estaba nerviosa por toda la gente.
Nunca pensó que su novia fuera tímida, pero recordó que ella había sido
ansiosos el día de su boda.
"Me hubiera gustado que esta noche hubiera sido más íntima, pero toda la corte quería
estar aquí y es importante que sepan que estamos felices y bien". Él retiró la mano de la
parte baja de su espalda y entrelazó sus dedos con los de ella. "No te preocupes, quédate
cerca de mí esta noche".
La mantuvo a su lado mientras comenzaban a saludar a los invitados uno por uno.
Apolo siempre odió esta parte. Pero Evangeline pareció animarse cuando la gente la
saludó con sonrisas y abrazos, felicitándola por todo, desde el sonido de su voz hasta el
brillo de sus mejillas y los rizos rosa dorado de su cabello.
Deseó que las conversaciones fueran un poco más inspiradas, pero supuso que podría
haber sido peor. Fue durante una de las conversaciones sobre su cabello que Apolo se
escabulló sólo por un minuto para buscar una copa de vino. Estas cosas eran mucho mejor
con una copa en la mano, aunque parecía que había elegido el momento equivocado para
alejarse.
Cuando regresó junto a su sonrojada novia, Evangeline se reía de algo que había dicho
Lord Byron Belleflower. Belleflower hizo otra broma y se rió de nuevo, su sonrisa más amplia
que cualquier otra que Apolo hubiera visto en toda la noche.
Bastardo.
En la reunión del consejo, Belleflower prácticamente había pedido su cabeza.

Ahora estaba tratando de encantarla.
"Parece que no puedo darme la espalda ni por un segundo", dijo Apolo mientras
Robó suavemente la mano de Evangeline y la acercó a su lado.
“No hay necesidad de sentirse amenazado, Su Alteza. No tengo ningún deseo de robarle a
su esposa. Simplemente le estaba contando algunas historias sobre nosotros dos cuando éramos
niños. Pensé que le vendría bien algo de entretenimiento después de la semana que ha tenido”.
Belleflower se llevó una mano al corazón mientras se volvía hacia Evangeline. “También quería
decir que ayer me enteré de su caída, alteza. Me alegra mucho que te hayan encontrado a tiempo
y que los guardias responsables de poner en peligro tu vida hayan sido sacrificados como los
perros que son”. … ¿abajo?" repitió Evangeline. Todas las risas
desaparecieron de “Ponga su cara mientras sus tiernos ojos se abrieron con alarma.
Apolo podría haber matado a Belleflower en ese momento.

“¿Pensé que mis guardias simplemente eran buscados para interrogarlos?” preguntó ella,
volviéndose hacia él.
"No hay necesidad de preocuparse, cariño", respondió Apolo con lo que esperaba fuera una
sonrisa tranquilizadora. “Creo que nuestro amigo Lord Belleflower ha estado recibiendo noticias
de los periódicos del escándalo. Lo único que se ha sacrificado esta noche es la bestia que
vamos a cenar. Ahora, si nos disculpan.
Acercó a Evangeline mientras la alejaba del intrigante Lord Belleflower.
Pero parecía que el daño ya estaba hecho. El destello de luz que había
Lo que había visto antes había abandonado sus ojos y sus dedos ahora se sentían fríos en los de él.
Rápidamente Apolo detuvo a un sirviente que repartía copas de vino de plata.

"Aquí, cariño". Agarró un cáliz y se lo entregó a Evangeline. “Creo que es hora de brindar,
¿no crees?
"¡Amigos!" Apolo gritó en voz alta, llamando la atención de todos. “Temo que mi corte se
haya olvidado de cómo celebrar. Gran parte de lo que he oído esta noche son elogios insulsos y
rumores sin inspiración. ¡Así que levantemos nuestras copas por la gloria de regresar de entre
los muertos y la magia del amor verdadero!
dieciséis
evangelina
Era el tipo de cena que Evangeline había imaginado cuando su madre le contaba cuentos de
hadas cuando era niña: un hermoso salón de baile lleno de gente encantadora vestida con prendas
deslumbrantes. Y ella era una de esas personas ahora. Vestida con un vestido brillante, del brazo
de un príncipe... o lo había estado, hasta que él levantó su copa para brindar.
Apolo mantuvo su vino en lo alto de su cabeza mientras la gente se reunía y también

levantaba sus copas.
Evangeline hizo lo mismo, aunque no tuvo muchas ganas de beber después de enterarse de
que Hansel y Victor estaban muertos. Parecían muy amables y todavía era difícil creer que
pudieran haber tenido algo que ver con el atentado contra su vida. Pero ese era uno de los
problemas de tener lagunas en la memoria: hacía que muchas cosas fueran difíciles de creer.
Intentó mirar disimuladamente alrededor de la reunión de cortesanos y guardias en busca de

Archer. Antes, juró que Apolo la había sorprendido mirándola y pareció estar un poco molesto,
casi celoso.
Ahora él estaba ocupado brindando, lo que le dio otra oportunidad de echar un vistazo a la
habitación. Era muy parecido a cuando entró por primera vez: todas las columnas brillantes e
invitados elaboradamente vestidos.
No vislumbró a nadie que se pareciera a Archer mientras Apolo lloraba:
“Que todos aquellos en esta sala que buscan el amor verdadero lo encuentren, y que aquellos que
¡Que se interponga en su camino sea maldito!
Toda la multitud hizo tintinear sus copas y aplaudió con Apolo. “¡Amar y maldecir!”
Evangeline se llevó la copa a los labios. Pero ella no se atrevía a beber. Ella
entendía brindar por el amor, pero no por las maldiciones. Era inquietante que nadie
más pareciera sentir lo mismo. El embriagador aroma del vino llenó la corte mientras
los asistentes a la fiesta apuraban sus copas y se manchaban los labios.
Y por sólo un segundo, Evangeline tuvo un pensamiento fugaz de que si esto fuera
felices para siempre, ya no estaba segura de quererlo.
"Eres inteligente al no brindar por un brindis como ese", intervino una voz musical.
Evangeline se alejó ligeramente de Apolo para encontrar la fuente.
Si hace unos momentos había pensado que su mundo era extraño, estaba a punto
de volverse aún más peculiar.
La chica que se acercó a ella realmente parecía una princesa de cuento de hadas,
de esas en las que la gente brinda por cosas como el honor y el valor en lugar de
maldiciones descuidadas. Tenía un rostro en forma de corazón, brillantes ojos verde
botella y cabello del color brillante de las violetas.
Con mechones del color oro rosa, Evangeline estaba acostumbrada a ser la única
chica en la habitación con un cabello inusual. Casi esperaba sentir un pequeño ataque
de celos, pero cuando esta chica sonrió, fue tan increíblemente dulce que Evangeline
sintió una especie de afinidad.
“¿Sabías”, reflexionó la chica de cabello violeta, “que hay una vieja historia del
Norte que dice que no se necesitan hechizos mágicos para ejecutar una maldición? Se
creía que cuando el Norte surgió por primera vez, estaba tan lleno de magia que a
veces la palabra maldición era suficiente para representar una, siempre y cuando las
personas que la escuchaban creyeran lo que se decía”.
"¿Es eso lo que crees que pasó esta noche?" preguntó Evangelina.
La niña sorbió su copa con una sonrisa felina. “Creo que, afortunadamente, la
magia murió hace mucho tiempo. Pero también creo que todo es posible”. Ella le guiñó
un ojo. "Soy Aurora Vale, por cierto, y es un placer conocerla, alteza".
La niña hizo una perfecta reverencia y susurró: "Ahora podrás conocer a mis
padres".
El aire cambió cuando se acercaron dos personas más. Momentos atrás, todo habían sido
vítores, tintineo de copas y el ácido aroma del vino de ciruela.
Pero ahora, cuando la madre y el padre de Aurora se acercaron, todo quedó extrañamente
tranquilo. Los vasos dejaron de tintinear, las pisadas cesaron, la gente detuvo las conversaciones
para mirar a la pareja con curiosidad.
Evangeline también sintió curiosidad. Al igual que con su hija, esta pareja hizo pensar a
Evangeline en otra época en la que se derramaba sangre con más frecuencia que vino, e incluso
las personas más suaves tenían que ser duras para sobrevivir.
La madre de Aurora se movía como nadie. En lugar de hacer todo lo posible por brillar,
brillar y mostrar sus gemas (lo que ni siquiera hubiera sido posible, ya que no llevaba gemas), la
mujer se deslizó entre la multitud como una flecha en la noche, elegante y segura. Le dio a
Evangeline la impresión de que estaba acostumbrada a caminar por campos de batalla en lugar
de salones de baile.
El padre de Aurora parecía tan rudo como hermosa su hija. Tenía los hombros anchos, la
barba abundante y la cicatriz que recorría el lado derecho de la cara parecía tan brutal que
Evangeline no estaba segura de cómo había sobrevivido al corte que la produjo.
Observó cómo el hombre le daba una palmada en el hombro a Apolo con una mano
parecida a la de un oso. “Gracias por invitarnos, Su Alteza”.
"Por supuesto", dijo Apolo. Su sonrisa era amplia, pero también parecía algo tensa en las
esquinas, como si él también sintiera el poder de esta pareja y eso lo pusiera nervioso.
"Evangeline, déjame presentarte a Lord y Lady Vale y a su hija, Aurora, a quienes parece que
ya conoces".
“Es un placer”, dijo Evangeline.

“El placer es todo nuestro”, dijo Lady Vale, quien inmediatamente envolvió a Evangeline en
un abrazo. Era una fracción del tamaño de su marido, pero su abrazo fue inesperadamente feroz
y bastante cálido. "He oído cosas tan maravillosas sobre ti de boca de tu amado príncipe, que
casi siento como si te conociera".
Podría haber sido un truco de la brillante luz de las velas de la habitación, pero
Parecía como si los ojos de Lady Vale se llenaran de lágrimas mientras se alejaba.
Evangeline quería preguntarle si se encontraba bien.
Pero entonces Apolo, que todavía parecía un poco incómodo con la familia, habló
antes de que ella pudiera. "Los Vale han llegado a Valorfell desde los confines del
norte", dijo. "Están asumiendo con valentía la inmensa tarea de reconstruir Merrywood".
Conozco ese nombre, casi dijo Evangeline. Pero ella no lo sabía, en realidad no.
Simplemente le sonaba familiar. Tal vez lo había oído mencionar esa misma noche. O
tal vez estaba recordando...
“¿Qué es el Merrywood?” ella preguntó.
“El Merrywood abarca todas las tierras que pertenecieron a una antigua Gran
Casa. Hay un bosque, una aldea y una mansión que se quemó hace cientos de años”,
explicó Apolo.
Evangeline tuvo una visión fugaz de una casa en ruinas donde lo único que
quedaba era una escalera humeante. Probablemente fue sólo su intento de imaginar,
pero por un segundo, se preguntó si realmente podría ser un recuerdo. Tal vez por eso
Apolo estaba nervioso por esta familia, porque estaban reconstruyendo un lugar que
de alguna manera estaba conectado con sus recuerdos perdidos.
“¿Cómo se quemó la mansión?” ella presionó.
"Nadie lo sabe realmente", dijo Apolo. “La mayor parte de la historia se ha perdido
el tiempo y la maldición de la historia”.
"No estoy completamente perdido", dijo Aurora alegremente. “Aunque puedo

imaginar por qué no se repite mucho. Es bastante trágico”.
“Entonces tal vez tampoco deberías repetirlo”, dijo Lord Vale.
“Pero la princesa preguntó al respecto”, protestó Aurora.
Tanto Lord como Lady Vale miraron a su hija con miradas que rayaban en la
reprimenda, como si no quisieran hacer una escena pero tampoco desearan tener esta
conversación en particular.
"Pregunté", dijo Evangeline, sin querer meter a Aurora en ningún problema.
Pero también estaba ansiosa por saber más. Para ver si le ayudaba a recordar.
"En realidad no es un cuento para una fiesta", dijo Lady Vale, que ahora parecía
claramente incómodo.
“Aún me gustaría escucharlo”, dijo Evangeline. "No sé tanta historia del Norte
como me gustaría".
“Bueno, entonces déjame educarte”, dijo Aurora.
Sus padres parecían nerviosos, pero Aurora no iba a ser detenida.

“Vengeance Slaughterwood de la Casa Slaughterwood estuvo una vez comprometida
con la chica más hermosa de todo el Norte. Sólo que esta chica no lo amaba. Sus padres
se negaron a dejarla salir del compromiso, pero ella se negó a casarse sin amor. El día
de la boda ella se escapó. Por supuesto, Vengeance no podía dejarla ir; después de
todo, tenía un nombre que cumplir. Y así, cuando Vengeance escuchó el rumor de que
esta hermosa niña amaba al único hijo de Lord Merrywood, Vengeance arrasó Merrywood
Manor, Merrywood Village y Merrywood Forest, haciendo honor a su terrible nombre”.
Aurora terminó alegremente, como alguien más podría terminar un brindis, pero su rostro
ya no sonreía.
Frente a ella, Lady Vale se había puesto extremadamente pálida y Lord Vale se
había puesto de un tono rojo enojado.
En toda su vida, el padre de Evangeline nunca la había mirado de la forma en que
Lord Vale miraba a Aurora en ese momento. Por supuesto, Evangeline tampoco había
mirado nunca a su padre de la forma desafiante que lo hacía Aurora ahora. Evangeline
se preguntó si tal vez estaba equivocada acerca de que esta familia estaba relacionada
con sus recuerdos perdidos. Quizás era simplemente la tensión entre ellos lo que hacía
que Apolo se sintiera tan incómodo. Eso fue todo lo que la historia pareció provocar. No
provocó ni un destello de nada más.
“Esperamos que nuestra reconstrucción del Merrywood ayude a restaurar algo de
lo que se perdió”, anunció Lord Vale, en un claro intento de cambiar de tema.
Esta vez a Aurora no pareció importarle. Parecía que había dicho todo lo que quería
sobre el asunto. “Espero que tú y tu príncipe puedan unirse a nosotros en el festival de
la reconstrucción. Estoy muy emocionado de conocerte mejor”.
Aurora abrazó a Evangeline y le susurró: "Tengo el presentimiento de que vamos a
ser grandes amigas... ¡ay!". Ella se echó hacia atrás con un doloroso aleteo de sus
pestañas.
"¿Qué ocurre?" —Preguntó Evangeline.
"No me di cuenta de que tenías una daga en tu persona". Aurora ladeó la cabeza,
inclinándola hacia el cuchillo enjoyado de Archer, que Evangeline había metido en su
cinturón.
Una arruga se formó entre las cejas de Apolo y su mirada se volvió inusualmente
oscuro. "¿De dónde sacaste eso?"
Evangeline puso su mano protectoramente sobre la empuñadura de la daga. "Lo encontré
en los jardines”, mintió.
Se arrepintió de inmediato (Evangeline nunca había sido una mentirosa), pero
no se atrevía a detenerse.
Apolo pareció sospechoso mientras miraba el cuchillo. Era la misma mirada que había
tenido antes cuando la sorprendió buscando en la habitación, pero esta vez los celos eran
inconfundibles. Entrecerró los ojos, un músculo le palpitaba en la frente y Evangeline se alegró
de no haber dicho la verdad, de que otro joven le hubiera dado la espada. Todavía temía que
Apolo pudiera aceptarlo de todos modos.
Rápidamente inventó una historia un poco ridícula acerca de haberlo encontrado en el

pozo justo antes de que la sacaran. “Siento como si fuera un amuleto de la suerte. Pero
lamento que te haya lastimado, Aurora”.
“Realmente no fue nada. De hecho, ahora que has dicho que es buena suerte, me alegro
mucho de que la tengas. Pero quizás quieras tener más cuidado con tus armas. Sé que es tu
encanto, pero con tantos guardias alrededor, ¿realmente lo necesitas?
"Ella tiene razón", dijo Apolo. "I"

"Ejem." Alguien se aclaró la garganta ruidosamente detrás de ellos.
El alivio de Evangeline fue inmediato. Estaba casi segura de que Apolo había estado a punto
de coger el cuchillo.
Ahora su atención estaba puesta en un nuevo guardia que estaba al final del círculo.
"Sus Altezas, lamento interrumpir, pero hay un asunto de gran urgencia del que necesito
hablar con el príncipe".
“¿Y esto no podía esperar ni un minuto más?” Apolo se volvió hacia el guardia con una
mirada ceñuda.
El joven palideció visiblemente. "Créame, Alteza, si no fuera importante, no lo habría
interrumpido". El guardia se acercó y le susurró algo a Apolo que hizo que el príncipe se
pusiera gris.
"Lo siento, pero me temo que mi atención es necesaria en otra parte". Él miró
abajo en Evangeline. "Odio irme, pero te encontraré más tarde esta noche".
Antes de que ella pudiera preguntar adónde iba, el príncipe Apolo se alejó.
17
evangelina
Evangeline no tocó su vino, aunque parecía ser la única que se abstenía. La alegría
de la cena continuó después de que Apolo se marchara.
Pronto no eran sólo los cortesanos los que bebían; Varios de los guardias también
estaban bebiendo.
No había un reloj en el Patio de Columnas, pero por el movimiento de la luna
sobre su cabeza podía decir que había pasado algún tiempo desde que Apolo se
había ido, tiempo suficiente para decirle que lo que fuera que había alejado al
príncipe era significativo.
Evangeline se preguntó brevemente si habían encontrado a Lord Jacks. Pero
supuso que esa noticia habría hecho feliz al príncipe, y él no parecía contento antes
de salir. No, debe haber sido otra cosa.
Continuó pensando en el tercer plato de la cena hasta que alguien en mitad de
la mesa hizo otro brindis. Al parecer, a los norteños les gustaba mucho brindar. Este
brindis en particular fue por el arquero que había derribado a los pájaros con los
que se estaban dando un festín, y de repente Evangeline lo recordó. Arquero.
Sus entrañas dieron un rápido salto mortal. Miró alrededor de la cancha una
vez más, esperando que él finalmente hubiera entrado. Pero todavía no había
señales de él.
Ahora bien, Evangeline nunca se había considerado una persona imprudente.

Otros podrían discutir esto. Pero Evangeline les decía que ella simplemente tenía esperanzas
de lo que podría suceder, mientras que otros temían lo que podría salir mal.
Evangeline sabía que, especialmente teniendo en cuenta los recientes acontecimientos

relacionados con un pozo, escabullirse de la cena sin sus guardias en busca de Archer
podría haber representado un poco de peligro. Pero Evangeline también imaginó que con
Apolo desaparecido y tanta gente distraída, este era quizás el momento perfecto para
intentar encontrar a Archer nuevamente y, con suerte, recuperar sus recuerdos.
Reflexionó sobre las diferentes distracciones que podría causar para escabullirse.
Primero pensó en tirar del mantel para derribar los platos de comida. Se imaginó derramando
el vino. Luego comenzó otro brindis y se dio cuenta de que aquella era su oportunidad.
Lord Vale estaba brindando. En realidad, estaba haciendo un trabajo bastante

espectacular, explicando vívidamente su deseo de reconstruir Merrywood en un esfuerzo
por unir a otros a su causa. Incluso a Evangeline le resultó difícil apartar la mirada de él.
Lord Vale atrajo todas las miradas mientras se levantaba y levantaba un vaso por
encima de su corpulenta cabeza. “¡Esta restauración es para todo el Norte!” Declaró con
voz como de trueno. “Reconstruimos para desterrar los fantasmas de nuestro pasado que
se atreven a seguir atormentándonos. ¡Porque somos norteños! ¡No le tenemos miedo a los
mitos ni a las leyendas! ¡Somos los mitos y las leyendas!
La sala estalló en gritos. “¡Somos las leyendas!”
“¿Quién se unirá a mí en esta reconstrucción?” Lord Vale lloró.
"¡Cuenta conmigo!"
“¡Mi Casa estará allí!”

La sala explotó en una cacofonía de voces apasionadas mientras hombres y
Las mujeres e incluso los guardias de toda la cancha levantaron sus copas y vitorearon.
"¡Comenzaremos justo después de la caza!" Lord Vale bramó.
Evangeline eligió este momento para deslizarse desde la mesa y atravesar las puertas
más cercanas. Se concentró en ser rápida más que en estar callada. Los disturbios en la
corte fueron lo suficientemente fuertes como para ahogar los sonidos de una guerra.
Y no fue hasta unos minutos más tarde que Evangeline escuchó los pasos resonando
detrás de ella.
Rápidamente tomó la daga de Archer y se dio la vuelta.

"Soy sólo yo." Aurora Vale levantó las manos a la defensiva. “Lo siento, no quise asustarte.
Cuando te vi escabullirte, pensé en unirme. Los brindis de mi padre pueden durar días.
Recuerdo una boda en particular donde brindó desde el atardecer hasta el amanecer”.
“¿Nadie intentó detenerlo?”

Aurora se rió. “Nadie intenta detener a mi padre. No me imagino que el brindis de esta
noche vaya a durar tanto, ya que parece haber reunido a suficientes miembros de la cena a
favor de su causa. Pero deberíamos seguir adelante antes de que alguien se dé cuenta”.
Aurora saltó hacia adelante, agitando su cabello violeta. "¿Adónde vas? ¿Tienes un amante
secreto? ¿O tal vez vas a ver a tu bruja personal que te dice el futuro?
“Oh, no”, respondió Evangeline rápidamente. “No tengo amante ni conozco a nadie
brujas. Estaba planeando volver a mi suite”.
"Bueno, eso es decepcionante". Aurora suspiró. "Aun así, supongo que acompañarte de
regreso a tu habitación es mejor que escuchar a mi padre". Enlazó su brazo con el de Evangeline.
Antes, a Evangeline le había gustado Aurora, pero ahora había algo en la chica que no le
parecía bien. O tal vez era simplemente que estaba arruinando los planes de Evangeline de
encontrar a Archer.
"Gracias por la oferta", dijo Evangeline con cuidado, "pero en realidad preferiría estar sola".
Aurora le dirigió una mirada dudosa antes de mostrarle una sonrisa brillante. "Entonces
¿Tienes un amante secreto después de todo?
“No”, repitió Evangeline con calma. "Estoy casado."
Aurora torció la boca. “Por lo general, eso no detiene a otras personas.
¿Realmente no hay ningún guardia o mozo de cuadra guapo que te haya llamado la atención?
"Sólo existe Apolo", dijo Evangeline con firmeza. Aunque, mientras hablaba, sus
pensamientos se dirigieron a Archer. Se lo imaginó parado allí en el puente bajo la lluvia, con
la camisa pegada al pecho mientras sus ojos se aferraban a ella. Pero ella no lo quería como
amante. Era imprudente e incivilizado y había mentido acerca de conocerla. Ella sólo quería
encontrarlo para que él pudiera despertar un nuevo recuerdo.

Pero parecía que eso no sucedería esta noche.

Se oyeron pasos por el pasillo. Aurora había asaltado a Evangeline el tiempo suficiente
para que sus guardias notaran su ausencia y finalmente la alcanzaran.
La decepción cansó a Evangeline. Mientras sus guardias la acompañaban hasta la

habitación, ella siguió mirando por encima del hombro en busca de Archer. No sabía si
realmente pensaba que él podría aparecer, o si simplemente deseaba tanto que él llegara
que pensó que podía desear que sucediera.
Se imaginó chocando con él en el pasillo y recuperando todos sus recuerdos en una
repentina oleada que hizo que todo en su mundo al revés tuviera sentido.
Pero, por desgracia, después de un viaje sin incidentes, la regresaron a su habitación.

donde se encontró desnudándose para ir a la cama y pensando palabras como ¡ay!
No sabía exactamente cuándo se metió en la cama ni cuánto tiempo había estado
allí. Estaba entre dormida y despierta cuando escuchó el suelo crujir a su lado. No parecía
el paso confiado de Apolo. Sonaba como si alguien se hubiera colado. Evangeline se
atrevió a imaginar que era Archer cuando abrió los ojos. Una figura ancha y corpulenta se
cernía sobre su cama.
Ni Archer ni Apolo.
Intentó gritar.
Pero el agresor avanzó más rápido. En el tiempo que le tomó abrir la boca, él estaba
en la cama, golpeando sus labios con una gran mano enguantada y presionándola hacia
abajo con el peso de su cuerpo.
Olía a sudor y a caballo. Evangeline no podía verle la cara.
Llevaba una máscara completa que lo dejaba con sólo un par de ojos apagados expuestos.
Intentó gritar de nuevo. Intentó morderle la mano. Archer no le había enseñado qué
hacer en esta posición. Pero ella podía escuchar sus palabras desde esta mañana. Si
dejas de luchar, mueres.
Ella pateó, apuntando entre las piernas de su agresor.
"Sería mejor si te quedaras quieto". El asesino mostró un cuchillo a lo largo de su
antebrazo.
¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda! gritó sin palabras, luchando frenéticamente para quitárselo de
encima.
Bajó el cuchillo y abrió la parte superior del camisón. Entonces ella sintió
La punta afilada de la hoja talla una línea dolorosa debajo de su clavícula.
"Tienes que estar bromeando", gruñó Archer.
Evangeline ni siquiera lo había notado entrar en la habitación, pero de repente él estaba
allí: dorado y ceñudo y posiblemente la cosa más hermosa que jamás había visto. Agarró sin
piedad al asesino por el cuello, lo sacó de la cama y lo inmovilizó contra un poste, manteniéndolo
en alto de modo que sus piernas colgaran tan inútilmente como las de un muñeco.
Evangeline saltó de la cama. “Traté de luchar contra él”.

La sangre corría por su pecho mientras se ajustaba la bata con manos que no dejaban de
temblar.
Los ojos de Archer se entrecerraron ante la sangre y Evangeline juró que destellaron.
Del azul al plata fundida. Miró al asesino y gruñó.
El sonido que salió de su boca era puramente animal. Se quitó la máscara, sacó un cuchillo
y apuntó con la hoja al ojo izquierdo del hombre.
“¿Quién te contrató para hacerle daño?”
El asesino palideció pero apretó los dientes.
“Te lo preguntaré una vez más y luego perderás el ojo. Y casi espero que no respondas,
porque me encantaría sacarte el ojo. ¿ Quién te contrató para matarla?
“Era anónimo”, se apresuró a decir el asesino.

"Eso es una lástima para ti". Archer bajó su cuchillo.
“Lo juro, no lo sé”, escupió el hombre. "Simplemente me dijeron que lo hiciera lento,
doloroso y sangriento".
Evangeline se quedó completamente entumecida. Una cosa era que alguien quisiera verla
muerta y otra saber que querían torturarla.
“¿Dijeron por qué?” —Preguntó Evangeline.
El asesino cerró la boca con fuerza.
“No seas grosero. La princesa te hizo una pregunta”. Archer levantó al hombre más alto y
lo sacudió bruscamente por el cuello hasta que su cabeza se balanceó hacia un lado.
"Contéstala".
"No sé por qué", escupió el hombre. "Solo me dijeron que lo hiciera daño".
Las fosas nasales de Archer se dilataron.
"Tienes suerte de que sea más amable que tu empleador". Ladeó su dorada cabeza,
pareciendo casi pensativo. "Esto dolerá, pero no por mucho tiempo".
Luego tomó su cuchillo y apuñaló al asesino en el corazón.
18
evangelina
El asesino cayó al suelo con un ruido sordo. Se retorció, convulsionó... Evangeline no

estaba muy segura de las palabras adecuadas, sólo que no murió inmediatamente.
Todo era bastante horrible, pero no podía decir que lo sentía. Todavía podía sentir
su propia sangre manchando la bata que sostenía contra su pecho. Había sido un
vestido muy bonito, de color azul bígaro y forrado con un delicado encaje color crema
que se estaba oscureciendo con la sangre que manaba.
El agresor emitió algunos gorgoteos que parecían maldiciones.
"Estás desperdiciando tus últimas palabras", dijo Archer. "Ya estoy condenado".
Se inclinó y giró su cuchillo. Cuando lo sacó, la sangre salpicó su capa oscura y la
camisa pálida que llevaba debajo, pero no pareció importarle.
Pasó por encima del cuerpo y caminó por el borde de la cama.

mirando a Evangeline con el ceño fruncido.
“¿Por qué la gente siempre intenta matarte?” Su voz era baja,

al borde de algo mortal. "Hay que tener más cuidado".
"¿Cómo es esto mi culpa?"
"No tienes ningún sentido de autoconservación". Archer dio otro paso enojado. “Si
alguien etiquetara una botella como veneno, la beberías. Usted toma
advertencias como invitaciones. Parece que no puedes mantenerte alejado de todas las cosas
que te harán daño”.
Como yo.
Ella juró haber escuchado las dos últimas palabras en su cabeza mientras él daba otro paso
hacia ella hasta que estuvo tan cerca que prácticamente podía sentir la furia ardiente saliendo de
él.
Necesitaba retroceder, llamarla a los guardias, decirle que se fuera. Su corazón latía
increíblemente rápido.
Pero se encontró diciendo: "No estás aquí para hacerme daño".
"No lo sabes". Un músculo hizo tictac en su mandíbula. "Esta mañana casi te arrojé por el
costado de un puente".
"También acabas de matar a alguien para salvarme la vida".
"Tal vez simplemente disfruto matando gente". Archer limpió su espada ensangrentada con
las sábanas, pero sus ojos ardientes nunca abandonaron los de ella. Todavía parecía furioso y
salvaje. Tenía sangre en las manos y sus ojos también estaban atravesados. Sin embargo, ella
nunca había querido a nadie más.
Debió haber perdido la cabeza en algún momento durante la noche porque quería que él se
acercara. Ella quería sus manos sobre ella. Quería que él la abrazara, la contuviera, le enseñara
a luchar. A ella no le importaba, siempre y cuando se estuvieran tocando.
Se dijo a sí misma que era sólo el miedo, la excitación, la sangre que la recorría. Se
desvanecería en un minuto. Pero la parte loca de ella no quería que desapareciera.
Antes de que pudiera pensar mejor, Evangeline tomó su mano.

El toque fue eléctrico. Tan pronto como sus dedos encontraron los de él, el mundo empezó
a girar. Su habitación se convirtió en un caleidoscopio de noche y chispas, y de repente ella
estaba en otra parte.
Ella estaba en otro recuerdo.
Estaba oscuro y húmedo y por un segundo no pudo respirar.
El agua helada golpeó con fuerza como la tierra. Se retorció por instinto, pero alguien la
abrazó con fuerza. Sus brazos eran inflexibles, arrastrándola hacia arriba a través de las
aplastantes olas. El agua salada le subió por la nariz y el frío llenó sus venas. Ella estaba tosiendo
y farfullando, apenas capaz de aspirar aire mientras él
Nadó hasta la orilla con ella a cuestas. La abrazó y la sacó del océano como si su vida
dependiera de ello en lugar de la de ella.
"No te dejaré morir". Una sola gota de agua goteó de sus pestañas sobre sus labios.
Era suave como una gota de lluvia, pero la mirada en sus ojos tenía la fuerza de una
tormenta. Debería haber estado demasiado oscuro para ver su expresión, pero la luna
creciente brillaba más cada segundo, alineando los bordes de sus pómulos mientras la
miraba.
El mundo entero de Evangeline se inclinó cuando reconoció su rostro como el de Archer.
El océano rompiendo se sintió repentinamente tranquilo en contraste con sus golpes.
corazón, o tal vez era su corazón.
El pecho de Archer estaba agitado, su ropa estaba empapada, su cabello era un
desastre en su rostro; sin embargo, en ese momento, Evangeline supo que él la llevaría
a través de algo más que aguas heladas. Él la sacaría a través del fuego si fuera
necesario, la sacaría de las garras de la guerra, de las ciudades en caída y de los mundos
en ruinas.
La mente de Evangeline dio vueltas cuando el recuerdo terminó. Días atrás, cuando
vislumbró la última parte de este recuerdo, pensó que la persona que la llevaba era Apolo.
Pero ella se había equivocado. Había sido Archer.

El día en el pozo no había sido la primera vez que la veía. También dudaba que este
nuevo recuerdo fuera de su primer encuentro. La había abrazado con demasiada
intensidad.
Cuando los sentidos de Evangeline regresaron al presente, lo primero que notó fue
que Archer había cruzado el dormitorio. Él estaba parado en la puerta y no la miraba de
la misma manera que lo había hecho en el recuerdo, como si caminara a través del fuego
para salvarla. La mano que ella había estado tocando estaba cerrada a su costado y él
la miró como si no quisiera nada más que conseguir
lejos.
Y ella no quería nada más que él se quedara.
Tenía muchísimas preguntas, y no sólo sobre este nuevo recuerdo. Pensó en cómo
había reaccionado cuando Madame Voss mencionó La balada del arquero y el zorro.
Había pensado que la historia la había desencadenado, pero ahora sabía que era sólo el
nombre. Arquero.
Fue el.
“Me aseguraré de que los guardias limpien esto y lo mantengan en silencio. Pero en caso
Si alguien te pregunta, diles que mataste al hombre que te atacó”.
Archer se giró para irse.
"¡Esperar!" Evangeline llamó. "¡No te vayas!"
No se detuvo.
Ya estaba fuera de la habitación.
Pero esta vez ella lo persiguió.
19
Apolo
Las botas de Apolo iban a arruinarse. Había tanta sangre. La sangre manchó las
alfombras, las paredes y ahora sus botas. No es que en realidad estuviera
enojado por las botas. Apolo fácilmente podría conseguir más botas; en realidad,
no le importaba su calzado. Lo que realmente le molestaba era que su esposa
llevaba consigo una daga que alguna vez perteneció a Jacks.
A Apolo le hubiera encantado salir a cazar al bastardo esa misma noche,
pero en lugar de eso tenía que lidiar con este lío.
"¿Dijiste que había un superviviente?" preguntó.
"Sí, Su Alteza", respondió el guardia asignado a este particular
escena.
"Me gustaría hablar con él en privado". Apolo salió al pasillo y pisó más
sangre a medida que avanzaba. Había visto la muerte antes, pero nunca había
sido tan espantosa.
Al final del pasillo, escuchó a otro guardia arrojando una olla.
Apolo agradeció no haber tenido tiempo de comer antes de llegar, o
hubiera hecho lo mismo.
Arriba el ambiente era sombrío, pero al menos el aire ya no contenía el olor
cobrizo de la sangre.
Olía a velas de cera de abejas. Su suave luz proyectaba un resplandor sobre
el papel floreado que cubría las paredes. También había una serie de cuadros
acuarelas y bocetos a lápiz. Alguien de la familia debía ser artista, porque al principio ninguno de los
cuadros era tan bueno. Pero a medida que se aventuraba por el pasillo, el arte mejoraba bastante.
Algunos de los bocetos parecían ser representaciones fieles de los miembros de la familia que ahora
yacían muertos esparcidos por el suelo de la planta baja.
Finalmente el guardia se detuvo frente a la puerta que debía conducir al

El único superviviente de la masacre.
“Entraré solo”, dijo Apolo.

“Pero, Su Alteza…”
"Es una orden. Esta víctima ya ha pasado por suficiente tormento esta noche.
No quiero que se sienta como si lo estuvieran interrogando”.
El guardia se hizo a un lado obedientemente.
Apolo entró en la habitación oscura y cerró la puerta detrás de él.
Un niño que parecía tener unos catorce años estaba sentado acurrucado en una gran cama tipo
trineo, sujetándose las rodillas mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás. Estaba delgado
y probablemente atravesaba una fase de crecimiento en lugar de estar desnutrido.
Las Fortunas fueron una de las Grandes Casas. Incluso si perdieran la mitad de su fortuna,
siempre tendrían más que suficiente para comer.
Por eso habían llamado a Apolo esta noche. No era frecuente que la mayoría de los miembros
de una Gran Casa fueran masacrados en una sola noche. Se difundiría la noticia de lo que había
sucedido aquí y, cuando lo hiciera, la Corona debía tener el control de lo que se dijera.
Este tipo de noticias podrían ensombrecer aún más el reinado de Apolo o fortalecerlo.
"Hola", dijo Apolo mientras se sentaba con cautela en el borde de la cama.

El chico se acurrucó más sobre sí mismo.
"No estoy aquí para lastimarte".
"No importa", dijo el niño, con la voz entrecortada. "Nada podría doler más que esto".
"No", estuvo de acuerdo Apolo. “Nunca había visto algo tan horrible, y por eso estoy aquí.
Quiero asegurarme de que quien cometió esta atrocidad sea capturado para que nunca vuelva a
suceder”.
"No puedes atraparlo", murmuró el niño, balanceándose hacia adelante y hacia atrás.
"Él no es humano".
"¿Por qué dices eso?"

El chico finalmente levantó la vista. El terror en su rostro era tan crudo que parecía un
esqueleto con la piel pintada. “Se movió muy rápido. Estaba aquí arriba cuando escuché el
primer grito. Era mi hermana. Ella siempre es tan dramática. Al principio lo ignoré. Luego
hubo otro y otro”.
El niño se llevó ambas manos a los lados de la cabeza y se tapó los oídos como si
todavía escuchara los lamentos.
“Sabía que era malo, malvado. Corrí escaleras abajo, pero tan pronto como vi todos los
sangre, me escondí en el armario”.
"¿Viste quién hizo esto antes de esconderte?"
El chico asintió temblorosamente. "Parecía salvaje".
"¿Se parecía a Lord Jacks?"
"No."
"¿Estas seguro?" Preguntó Apolo.
En realidad, no creía que fuera Lord Jacks. Sólo un tipo de criatura podría causar este
tipo de devastación. Pero quería que el chico dijera que era Jacks. Haría todo mucho más
fácil.
“No fue él. Lo habría reconocido. Lord Jacks era amigo de mi abuela antes de que ella
falleciera. Este hombre... no creo que fuera siquiera un hombre...
El niño se llevó las palmas de las manos a los ojos y lloró en silencio.
Apolo, que nunca se había sentido cómodo llorando, se levantó de la cama y echó un
rápido vistazo a la habitación. Había un escritorio cerca de la ventana con un caballete a un
lado. Parecía que este chico era el artista de la familia.
Apoyada contra el caballete había una acuarela a medio terminar que se veía bastante bien.
Sobre el escritorio había aún más dibujos, bocetos y cuadernos. Parecía favorecer a los
animales y a las personas. Aunque había un dibujo de una manzana.
Apolo odiaba las manzanas.

Sólo la vista de la fruta hizo que su ira volviera a aflorar. Miró desde el contorno de la
manzana hasta la sangre en sus botas y al niño que todavía lloraba en la cama.
No había nada que pudiera hacer por el niño o por la sangre. Pero toda la obra de arte
y la manzana hicieron que Apolo se diera cuenta de que había algo que
podría hacer con Jacks.

"Tienes mucho talento", le dijo Apolo al niño. "Parte de este arte es bueno".
"Gracias." El chico resopló.
“¿Crees que podrías dibujar algo para mí?” Apolo tomó una libreta y un lápiz y luego le
entregó los objetos al niño.
"¿Quieres que te dibuje algo ahora?"
"Sí. Se supone que el arte es una buena terapia para el alma”.
Apolo le dijo al niño lo que le gustaría que dibujara.
El niño respondió con una mirada burlona, pero no hizo ningún intento de discutir con el
príncipe. La mayoría de la gente normalmente no lo hacía, aunque podría haber sido mejor
para este chico si lo hubiera hecho.
Tal como estaban las cosas, el niño se puso rápidamente a trabajar en su boceto,
inclinando la cabeza sobre el libro mientras delineaba y sombreaba febrilmente e hacía todo
lo que hacían los artistas. Cuando terminó, arrancó con cuidado la página y se la entregó a
Apolo.
"Excelente", dijo Apolo. "Este es realmente un buen trabajo, joven".
"Gracias."
“¿Te sientes mejor ahora?”
"En realidad no", murmuró el niño.
Apolo le dio una palmada en el hombro. "Realmente lamento tu pérdida", susurró, "pero
pronto no sentirás ningún dolor".
Entonces Apolo tomó su cuchillo y apuñaló al niño en el corazón.
La conmoción y el dolor cruzaron brevemente el rostro del chico antes de caer de nuevo en el suelo.
cama, tan muerto como el resto de su familia.
Apolo sintió un momento de tristeza. Él no era realmente un monstruo. Simplemente hizo
lo que había que hacer. Un chico tan confiado y tan cobarde no habría sobrevivido mucho
tiempo en este mundo; De todos modos, ahora toda su familia estaba muerta. Y Apolo se
aseguraría de que su sacrificio fuera aprovechado.
El príncipe envolvió las manos del niño alrededor de la daga, haciendo que pareciera que
la muerte fue autoinfligida para quien lo encontrara más tarde. Luego, después de una rápida
mirada en el espejo para asegurarse de que su camisa no tuviera sangre, Apolo salió al pasillo
y rápidamente cerró la puerta detrás de él antes de que el guardia que esperaba pudiera ver
el interior de la habitación.
"¿Cómo te fue, alteza?" preguntó el guardia.
Apolo sacudió la cabeza con tristeza. “Qué tragedia. El niño se siente culpable
por sobrevivir. Temo que nunca volverá a ser el mismo. Pero sí me hizo un dibujo
del hombre que asesinó a su familia”.
Apolo le entregó el dibujo al guardia. “Tener nuevos carteles de búsqueda
Elaborado. Mencione esta masacre y luego agregue esta imagen de Lord Jacks”.
20
evangelina
Evangeline salió corriendo por la puerta justo cuando dos guardias irrumpieron en su
habitación. Rápidamente esquivó el paso, esperando que la persiguieran. Pero ella era la
única que corría. Sus pies descalzos golpearon contra las frías y duras piedras mientras corría
detrás de Archer y gritaba de nuevo: "¡Espera, detente!"
No podría haber ido muy lejos. Podía oír el ruido de sus botas al doblar la esquina. Pasillo
tras pasillo tras pasillo lo escuchó a lo lejos. Pero cada vez que doblaba una esquina, Archer
no estaba allí. Todo lo que vio fueron retratos de Apolo que parecían mucho más acusatorios
de lo que recordaba.
Los ojos pintados del príncipe la observaron mientras corría por un pasillo particularmente
estrecho. Algunas de las luces se habían apagado, haciéndolo también más oscuro, hasta
que llegó a otro retrato de su marido. Los candelabros que flanqueaban esta imagen parecían
especialmente brillantes, brillando en el marco dorado como para compensar las luces que se
habían apagado.
Parecía otro retrato de Apolo en el mágico árbol del fénix, descansando sobre las ramas.
Aunque era difícil estar seguro. El retrato había sido cortado por la mitad.
Archer estaba de pie junto al cuadro mutilado, con la capa echada hacia atrás detrás de
los hombros y los brazos cruzados sobre el pecho, mientras contemplaba el retrato destrozado.
"Creo que este me gusta más".
Evangeline no vio un cuchillo en su mano, pero había una agudeza en la mirada de Archer que
parecía una espada. Si alguien pudiera cortar con una mirada, sería él.
"¿Tú hiciste esto?" ella preguntó.

"Eso no habría sido muy amable de mi parte".
Los ojos de Evangeline se dirigieron hacia la sangre salpicada en su camisa pálida.
“¿Te describirías a ti mismo como amable?”
"De nada. Pero creo que eso ya lo sabes”. Se apartó de la pared y se acercó a ella. El pasillo era
bastante estrecho, por lo que no era una gran caminata. Dos pasos y él estaba allí, lo suficientemente
cerca como para que todo oliera a manzanas y su cabeza se sintiera repentinamente ligera.
Ayer por la mañana, cuando se encontró con Archer en el pasillo fuera de su habitación,
simplemente estar de pie junto a él le hizo sentir como si hubiera tomado una mala decisión, pero aún
así quería seguirlo. Se había supuesto delirante por la falta de sueño. Pero ya no estaba delirando.
Ella no estaba enojada. Era solo él.
Estar tan cerca de Archer la hacía sentir como si no pudiera recuperar el aliento, como si su
sangre estuviera hecha de burbujas de champán que se le subían a la cabeza.
"¿Qué eres tú para mí?" ella preguntó.

Los ojos de Archer se encontraron con los de ella. "Nada."
Pero no pareció nada cuando sus dedos bajaron y agarró el cinturón que mantenía su bata atada.
Lo sostuvo como si no pudiera decidir si quería desatarlo o acercarla más a él.
"¿Porqué estás mintiendo?" ella preguntó.

"Pensé que ya habíamos establecido que no soy muy amable". Archer tiró de la faja lo suficiente
como para aflojar el nudo.
Evangeline rápidamente se lo quitó de las manos y se apretó más la bata.
Él se rió suavemente. "¿Te estoy poniendo nervioso ahora?"
Lo dijo como si esperara que así fuera. O tal vez simplemente estaba intentando evitar que ella
hiciera preguntas. Cuando estaba tan cerca, era difícil pensar con claridad, difícil recordar por qué lo
había perseguido por el pasillo. Había algo en Archer que la hacía querer estar ahí, con él.
Ella sabía que estaba mal. Estaba con Apolo. No sólo con Apolo, se recordó, casada.
Apolo era su marido.
Archer no podía ser nada para ella. Y él acababa de decirle que él no era nada para
ella. Pero también había dicho que era un mentiroso.
“Sólo dime una cosa que sea verdad”, dijo, y luego se prometió en silencio que se
alejaría de él y de esos sentimientos. “Sé que nos conocimos antes de que me rescataras
en el pozo. ¿Eras mi guardia?
Movió la mandíbula.
Por un segundo, ella no pensó que él respondería.
Luego sacudió la cabeza. "No. Generalmente soy mejor haciendo daño que
protegiendo”. Miró hacia la sangre que manchaba el frente de su bata.
Realmente no había mirado el corte que había causado toda la sangre desde que
se lastimó por primera vez. Era tan poco profundo que ya se había cerrado. No necesitaría
costuras. Pero la sangre que quedó atrás parecía algo horrible ; probablemente ella
también se veía horrible.
"Nunca podrías tener un aspecto horrible", dijo débilmente.
Ella volvió a mirar hacia arriba. Por un segundo, pareció casi tímido e increíblemente
joven, apenas mayor que ella. Mechones de cabello rubio cayeron sobre sus ojos
mientras lentamente se acercaba.
No sabía si él estaba tratando de no asustarla o si tal vez estaba asustado. Parecía
inusualmente nervioso cuando se acercó a su mejilla. Lentamente tomó un mechón de
cabello rosado entre sus dedos y se lo metió detrás de la oreja. Fue tan cuidadoso que
sus dedos ni siquiera rozaron su piel, pero parecía como si quisiera hacerlo.
Había un tipo diferente de dolor que tensaba su mandíbula y hacía que los músculos
de su cuello palpitaran mientras permanecía allí, sosteniendo su mirada como si deseara
poder abrazarla en su lugar, aplastándola contra él como lo había hecho en su memoria.
Casado.
Casado.
Casada, se recordó.
Estaba casada con Apolo. Ella no era nada para Archer.
“Debería irme”, dijo. “Mis guardias... probablemente estén a punto de hacer sonar la alarma.
Me sorprende que no estemos escuchando campanas en este momento”, balbuceó, esperando
encontrar más palabras para tener una razón para quedarse, aunque sabía que necesitaba irse.
Imaginó que todavía había más recuerdos de él que había olvidado. Pero ahora tenía un
poco de miedo de lo que pudiera recordar, si recordar más significaba sentir más de lo que ya
sentía.
Ya era bastante difícil permanecer allí frente a él, sin tocarlo de una manera que casi parecía
más íntima que tocar. Parecía como si estuviera necesitando todas sus fuerzas para no extender
la mano y rozar sus dedos con los suyos. Como si un roce de su piel pudiera provocar un aluvión
de chispas o apagar todas las luces del pasillo.
Ella esperó a que él se alejara.

Pero Archer no se movió.
Por un segundo, ella tampoco. No podía quitarse la sensación de que si ella

Lo había dejado ahora, si le daba la espalda, tal vez no lo volvería a ver nunca más.
Había sentido mariposas cuando besó a Apollo, pero Evangeline tenía la sensación de que
besar a Archer sería trascendental.
Casada, se recordó una vez más.
Y esta vez finalmente se giró para irse.
Tan pronto como se movió, Evangeline sintió como si acabara de cometer un error.
Aunque no tenía idea si el error había sido acercarse demasiado a Archer o darse la vuelta y
alejarse.
Evangeline intentó no pensar en Archer mientras prácticamente volvía corriendo a su suite. Miró
por encima del hombro sólo dos veces. Él no estuvo allí en ninguna de las dos ocasiones.
Al regresar a su suite, descubrió que todas las pruebas del crimen habían desaparecido.
En realidad fue un poco desconcertante. Quizás debería haber sido más que un poco
desconcertante, pero después de los acontecimientos de la noche, Evangeline no era realmente
capaz de sentir más de lo que sentía. O hacer demasiadas preguntas sobre lo extraño de todo
esto.
Había guardias esperando en su puerta, pero cuando llegó, ni siquiera le preguntaron dónde
había ido ni quién era el hombre que la había matado.
piso. Un hombre que habían visto claramente, porque ya habían limpiado el cuerpo.
Cuando Evangeline entró en su suite, fue como si nunca hubiera pasado nada malo.
Su cama estaba nuevamente cubierta por una colcha mullida tan pura como la
nieve. No se veían manchas, ni siquiera en el suelo, donde habían colocado una nueva
alfombra blanca y dorada. Todo estaba fresco, puro y limpio, excepto Evangeline.
Archer había dicho: Me aseguraré de que los guardias limpien esto y lo mantengan
en silencio. Pero todo esto estaba notablemente limpio y silencioso. O los guardias eran
excepcionalmente leales a él, o …
Evangeline en realidad no tenía palabras para atacar al o. Ahora que estaba de
regreso en su habitación, sentía más shock del que debería haber experimentado antes.
Su cabello rosado era un alboroto; sus ojos eran demasiado grandes, atrapados en
un estado de miedo; y había sangre en su camisón y en su mejilla.
Parecía un desastre.
Le temblaban las manos mientras se limpiaba la sangre de su persona y se ponía
un vestido rosa fresco. Intentó evitar que sus pensamientos regresaran a Archer. Él no
era suyo para pensar y, sin embargo, seguía imaginando su aspecto en el pasillo y
cómo, por un segundo, había parecido casi tímido, casi asustado y casi suyo.
Timbre. Timbre. Timbre.

El reloj de la torre dio las tres de la madrugada.
Evangeline volvió al presente sobresaltada. Cerró los ojos, se deshizo de los
recuerdos de Archer y luego regresó a su habitación principal, solo para sorprenderse
nuevamente al ver a Apolo.
Parecía como si acabara de cruzar la puerta de su suite. Tenía los ojos
entrecerrados, la camisa arrugada y las botas salpicadas de sangre. Sólo estaba en sus
botas, pero había mucha cantidad, empapando el cuero color canela hasta que
estuvieron prácticamente rojas por todas partes.
Muerte. Esta noche parecía estar en todas partes.
"¿Estás bien?" Evangeline cruzó rápidamente la habitación. "¿Qué pasó?"
Apolo se pasó una mano temblorosa por el pelo y cerró los ojos, como si el recuerdo
de lo que había ocurrido fuera simplemente demasiado para él. "Preferiría no hablar de
ello."
Cuando abrió los ojos, estaban inyectados en sangre y su mandíbula estaba cubierta
por una capa de barba incipiente que ella nunca había visto antes. Apolo siempre estuvo
inmaculado. El perfecto príncipe de cuento de hadas. Pero en las pocas horas desde la
última vez que lo visitó, algo parecía haber cambiado.
Evangeline se sintió agotada. Había pensado que no era capaz de experimentar más
emociones, pero debía haberse preocupado por Apolo más de lo que creía. No sabía lo
que había pasado, pero quería intentar mejorarlo.
"¿Hay algo que pueda hacer por ti?" ella preguntó.

Parecía como si estuviera a punto de decir que no. Luego sus ojos cayeron. Se
movieron hacia su boca y permanecieron allí, como si tal vez pudiera pensar en algo.
Su corazón latía nerviosamente.

Él no se movió de inmediato, como si supiera que ese no era el tipo de ayuda que
ella le estaba ofreciendo. Pero tal vez en el fondo lo fuera; tal vez esto era lo que ambos
necesitaban.
Él necesitaba consuelo y ella necesitaba claridad.
Se acercó más.
Su cuerpo tembló. No sabía por qué esto se sentía tan mal cuando debería haberse
sentido tan bien. Debería haber sido fácil inclinarse hacia él, poner sus manos sobre su
pecho mientras sus brazos rodeaban su cintura.
Le temblaban los dedos, lo que la hizo sentir un poco mejor. Como si tal vez los
nervios fueran normales.
La primera presión de sus labios fue suave, al igual que el deslizamiento de sus
palmas a medida que descendían sobre su cuerpo. Usando sólo su fino vestido, podía
sentir mucho más de él que nunca cuando se habían besado antes.
Pronto estuvo un poco perdida en el sabor de su lengua y la presión de su cuerpo
contra el de ella mientras caían juntos hacia la cama. Entonces su mundo giró de lado,
sumergiéndola en otro beso de otro tiempo.
Podía sentir una brisa en su espalda y la presión de Apolo contra su pecho.
El corazón de Evangeline se convirtió en un tambor, latiendo más fuerte y más rápido a

medida que se acercaba más. Había capas de ropa entre ellos, pero podía sentir el calor que
emanaba de él. Más calor del que jamás había sentido. Hacía demasiado calor y demasiada
hambre. Apolo ardía como un fuego que consumía en lugar de calentar. Y, sin embargo, debía
haber una parte de ella que quería ser quemada, o al menos chamuscada.
Ella le rodeó el cuello con ambas manos. La boca de Apolo salió de sus labios.
y cayó hasta su garganta, dejando un rastro de beso tras beso por ella...
Una mano fría la sujetó por el hombro y la liberó del agarre del príncipe. "Creo que es hora
de irnos".
Archer la empujó hacia las escaleras del balcón con una rapidez sobrenatural.
En un momento, Apollo era todo lo que Evangeline podía sentir y luego estaba debajo del duro
brazo de Archer, presionada contra su costado frío mientras él la conducía hacia las escaleras...
Arquero.
Apolo rápidamente se separó del beso. "¿Qué dijiste?"

De repente, a Evangeline se le hizo un nudo en la garganta. Debió haber dicho
accidentalmente el nombre de Archer en voz alta.
"Sólo tuve un recuerdo", espetó, y luego, por supuesto, se arrepintió al instante. No podía
decirle a Apolo que había tenido un recuerdo con Archer. Tal vez podría contarle sobre la primera
parte, el beso. Pero entonces él probablemente le preguntaría por qué había dicho Archer, y ella
no quería mencionar que él la alejó después.
Aunque de repente Evangeline sintió una intensa curiosidad por saber por qué Archer había
hecho eso. ¿Y cómo pudo haberlo hecho? Apolo era un príncipe. Pero no tuvo tiempo de
preguntarse el por qué de todo esto, no cuando Apolo la miraba como si lo hubiera traicionado.
Celos mucho peores que los que había visto antes ardían en sus ojos. Podía sentirlo en sus
manos mientras él apretaba el puño en la parte de atrás de su camisón.
Evangeline buscó algo que decir. Cualquier cosa que cambiara la forma en que Apolo la
miraba ahora. Entonces recordó la historia del compromiso que le había contado Madame Voss.
Podría decirle que esto era lo que recordaba.
“Tenía un recuerdo tuyo. Fue la noche en que me propusiste matrimonio. Estábamos en un

baile y tú estabas vestido como el Arquero del viejo cuento de hadas La Balada del Arquero y el
Zorro.
Mientras hablaba, Evangeline tenía una imagen en su cabeza que también podría haber sido
un recuerdo.
Apolo cayó sobre una rodilla.
De repente olvidó cómo respirar mientras la multitud a su alrededor aumentaba, enjaulando
a Evangeline y Apollo en un círculo de vestidos de gala, jubones de seda y caras de asombro.
Apolo tomó sus dos manos en su cálido apretón. “Te quiero, Evangeline Fox. Quiero escribir
baladas para ti en las paredes de Wolf Hall y grabar tu nombre en mi corazón con espadas. Quiero
que seas mi esposa, mi princesa y mi reina. Cásate conmigo, Evangeline, y déjame darte todo.
Volvió a llevarle la mano a los labios y esta vez, cuando miró

Evangeline, era como si el resto de la celebración no existiera.
Nunca antes nadie había mirado a Evangeline así. Todo lo que podía ver era el anhelo, la
esperanza y el indicio de miedo arremolinándose en la expresión de Apolo.
Y, sin embargo, no era ni la mitad de poderoso que la forma en que Archer la había mirado
en el recuerdo que había tenido antes, como si él la sacara de las garras de la guerra, de las
ciudades en caída y de los mundos en ruinas. Podía imaginárselo de nuevo, mirándola mientras
una gota de agua caía de sus pestañas a sus labios.
Pero todo eso quedó en el pasado.

En la actualidad, estaba casada con Apolo. Cualquier sentimiento que hubiera tenido por
Archer no importaba. Si pudiera olvidar un año de recuerdos, también podría olvidar esos
sentimientos. Pero el problema era que no estaba segura de querer hacerlo. Al menos no todavía.
No cuando ella todavía no sabía toda la historia.
Sabía que estaba mal aguantar. Pero esta noche también se dio cuenta de lo poco que
conocía realmente a su marido. Ella no sabía que él estaba celoso y que le gustaba brindar por
las maldiciones. Ella no sabía por qué tenía sangre en las botas en ese momento.
Y después de decirle que había recuperado el recuerdo de su

propuesta, habría esperado que él pareciera feliz. Pero Apolo parecía
claramente alarmado.
21
gatos
Jacks ya había visto suficiente.

Si se quedaba en el balcón por más tiempo, si seguía mirando, mataría a Apolo, o al
menos le haría imposible volver a tocar a Evangeline.
Jacks se recordó a sí mismo que estaba a salvo con Apolo. Como princesa, ella
tener todo lo que ella siempre quiso.
Pero se suponía que ella no debía querer besarlo. No era justo que Jacks la odiara
un poco por eso. Pero sentir odio fue lo único que le permitió irse. Y realmente necesitaba
irse.
Evangeline estaba a salvo. Eso era lo que importaba.
Si Jacks se quedaba, si irrumpía en la habitación y usaba sus poderes para hacer
que Apollo observara cómo Jacks le decía a Evangeline que ella no era nada para él.
Que ella lo era todo. Que había retrocedido en el tiempo para mantenerla con vida y que
volvería a tomar la misma decisión. Si Jacks le hiciera recordar que él era a quien debería
haber querido besar. Ella ya no estaría a salvo.
Ella ni siquiera estaría viva.
Si Evangeline iba a tener algún futuro, Jacks no podría ser parte de
él.
Silenciosamente saltó del balcón. Sus botas no hicieron ningún sonido cuando
aterrizó en el patio oscuro de abajo. Aunque debería haberlo cronometrado
mejor. Podía oír a dos guardias acercándose.

Normalmente, habría usado sus habilidades para controlar sus emociones para que
pudieran darse la vuelta. Pero estaba un poco agotado por todos los guardias que había
controlado antes. También podía escuchar la conversación de estos guardias, y las palabras
sangre y masacre llamaron su atención.
Jacks se acercó a las paredes de piedra de Wolf Hall y se escondió en las sombras
mientras los guardias se acercaban y el más alto dijo: “Quixton estaba allí y dijo que no era
posible que una persona pudiera matar a tanta gente. Dijo que era como si lo hubiera hecho un
demonio”. El guardia hizo una pausa para estremecerse. "No siento ningún amor por la familia
de la Casa Fortuna, pero a nadie se le debería arrancar la garganta y arrancar el corazón".
Jacks no estuvo de acuerdo con su última declaración. Pero le preocupaba menos que un
guardia real pudiera tener un corazón tan irracionalmente blando que el uso que hacía este
guardia de la palabra demonio.
Los demonios no existían.
Pero Jacks sí conocía una criatura que los humanos a menudo confundían con ella,
especialmente en el Norte, donde la maldición de la historia hacía casi imposible que las
historias sobre vampiros se propagaran adecuadamente. Cuando lo hicieron, la maldición
impidió que los humanos tuvieran un miedo razonable. Entonces, cuando un humano tenía
verdadero miedo, generalmente se refería a los vampiros como demonios.
Y Jacks temía saber exactamente de qué demonio sediento de sangre estaban hablando
estos guardias esta noche. Castor.
Los Valors originalmente habían lanzado la maldición de la historia para proteger a su hijo,
Castor, cuando se convirtió por primera vez en vampiro. Se suponía que afectaría sólo a
historias sobre vampiros. Pero la maldición había sido lanzada por terror, y las maldiciones que
provienen de un lugar de miedo siempre resultan un poco retorcidas o se vuelven mucho más
terribles de lo previsto.
Jacks se preguntó si los Valors intentarían revertir la maldición ahora que habían regresado.
Sería interesante ver si Honora y Wolfric elegirían remodelar el Norte o si simplemente vivirían
una vida tranquila en la reconstruida Merrywood Manor.
Todavía tenía que visitarlos allí. Había visto a la mayoría de los Valors después de que se
abrió el arco, pero estaba medio muerto en ese momento, gracias al apetito de Castor. Desde
entonces, Jacks sólo había visto a Aurora. el la sabia
No lo entregaría a Apolo ni a sus soldados. Estaba menos seguro acerca de sus padres,
Wolfric y Honora.
Primero, estaba la cuestión del honor, que ambos tenían. Luego estaba Apolo,
quien había otorgado el estatus de Gran Casa a su nuevo nombre y les había regalado
Merrywood Forest, Merrywood Manor y Merrywood Village.
El bosque, la mansión y el pueblo no eran un gran regalo en opinión de Jacks. Su

historia era tan fea como ellos. La mayoría de la gente simplemente decía que estaban
maldecidos o atormentados. Ni siquiera a Jacks le gustaba viajar por aquellas tierras.
Pero volvió a pensar en los guardias hablando de un demonio asesino. Luego se

imaginó al mismo demonio asesino, desgarrando la garganta de Evangeline, matándola,
otra vez.
Jacks montó en su caballo y cabalgó con fuerza hacia Merrywood.
Ya podía sentir un cambio tan pronto como llegó al Bosque Merrywood. Podía oír
la vida bullendo a ambos lados de su camino. Conejos, ranas, pájaros, ciervos y
árboles comenzaron a crecer nuevamente.
Los Valors podrían haber regresado hace sólo unos días, pero había una razón
por la que eran los Valors, una razón por la que incluso cuando llevaban mucho tiempo
muertos, las historias sobre ellos habían vivido y crecido, transformándolos en seres
que a veces sonaban más cercanos. a los dioses.
Jacks sabía que no lo eran.
Los Valors podían sangrar y morir como todos los demás, pero no vivían como
todos. No se contentaban simplemente con sobrevivir. Ni siquiera estaba seguro de
que fueran capaces de hacerlo. Antes de ser encerrados en Valory, habían fundado un
reino que abarcaba medio continente. Jacks no sabía qué harían ahora que estaban
fuera, pero no tenía dudas de que los Valores crearían otro cambio imborrable en el
mundo.
Saltó de su caballo y lo ató a un poste en las afueras de Merrywood Village. Los
Valors aún no habían comenzado la reconstrucción de la mansión. Empezaban primero
por el pueblo. Jacks imaginó que todos se quedarían en algún lugar cercano y, por lo
tanto, lo más probable es que Castor estuviera cerca en lugar de en su antigua cripta
en Valorfell.
Al igual que el bosque, Merrywood Village también estaba volviendo a la vida. El aire olía a
madera recién cortada cuando Jacks entró en la plaza. Era una antigua plaza, construida
alrededor de un gran pozo que antaño estuvo rodeado de tiendas (una herrería, una botica, una
panadería, una carnicería, una veladora) y el mercado diario de frutas y verduras.
Por un segundo, Jacks recordó haberse escapado por la noche y encontrarse con sus
amigos en la azotea de la botica. Se tumbarían, mirarían las estrellas y se jactarían de todas las
cosas que harían algún día, como si sus días estuvieran garantizados en lugar de contados.
Miró hacia arriba, sin esperar encontrar a Castor en la azotea de la botica, pero tampoco
se sorprendió cuando lo hizo.
Una de las desventajas de ser inmortal era la propensión a permanecer atado al pasado, al
tiempo anterior a que lo inmortal dejara de envejecer. No importa cuántos días viviera Jacks,
aquellos días en los que era humano siempre eran los más claros para él y nunca parecían
desvanecerse con el tiempo. Fue otra caída de ser inmortal: esos recuerdos interminables e
inquietantes que siempre dieron a la humanidad la ilusión de ser mucho más vibrante que la
inmortalidad. A veces hacía que Jacks odiara a los humanos, pero se imaginaba que hacía que
Castor quisiera convertirse en uno.
“¿Vas a bajar o tengo que prenderle fuego al boticario?” llamado Jacks.
"Esa amenaza podría funcionar mejor si realmente tuvieras una antorcha", respondió
Castor. Un segundo después, se dejó caer fácilmente al suelo y casualmente apoyó un codo
contra la pared de la vieja botica en ruinas. Sin el timón y su familia de regreso, se parecía más
a Castor, el noble príncipe sin preocupaciones, que a Caos, el sufrido vampiro con un yelmo,
que no podía alimentarse.
Por un segundo, Jacks sintió una punzada de envidia.

“¿Qué te ha puesto de tan mal humor?” Preguntó Cástor. "¿Estabas viendo Evangeline
otra vez?"
"No estoy aquí por ella", espetó Jacks.
"Bueno, ciertamente eres sarcástico con ella".
Jacks lo fulminó con la mirada. "Y estás de un humor inquietantemente bueno para alguien
que acaba de masacrar a toda una familia".
La expresión de Castor se oscureció de inmediato. El calor se filtró en una mirada que

parecía menos hambre y más una amenaza.
Si Jacks hubiera tenido más respeto por su propia vida, podría haberse asustado. Pero
Jacks no sentía mucho estos días a menos que los sentimientos involucraran a Evangeline, y
estaba haciendo todo lo posible para evitar aquellos en el
momento.
Cualquier cosa que le ayudara a dejar de pensar en ella era agradable en comparación...
excepto tal vez esto. Castor era su amigo más antiguo, por lo que Jacks no quería odiarlo,
pero cuando lo miraba, todavía podía ver sus dientes en la garganta de Evangeline mientras
le arrancaba la vida.
Castor ni siquiera tenía idea de que esa versión de su historia existía. No era del todo
justo juzgarlo por ello. Pero a Jacks hacía mucho tiempo que no le importaba ser justo.
"Si estás aquí para sermonearme", dijo Castor, "no quiero escucharlo".
“Entonces seré breve. Necesitas controlarte. O tus padres se van a enterar y tal vez esta
vez, en lugar de ponerte un yelmo, simplemente te coloquen en una tumba”.
Castor movió la mandíbula. "Ellos no harían eso".

“Siguen siendo humanos, Castor. Los humanos hacen muchas cosas estúpidas cuando
tienen miedo”.
Jacks lo había hecho. Y la peor parte fue que pensó que había estado haciendo lo mismo.
cosa correcta. Como cuando murió Castor.
Jacks había sido quien le había dicho a la madre de Castor, Honora, que trajera
él de entre los muertos.
Castor y Lyric habían sido los mejores amigos de Jacks, más bien sus hermanos.
Lyric acababa de morir y Jacks no podía perder a Castor también.
No había pensado en lo que costaría devolverle la vida. No había imaginado cuánta
sangre se derramaría. Una de las razones por las que Jacks había permitido que lo convirtieran
en un Destino era para que Castor no estuviera solo. Luego comenzó el rumor de que Castor
era el Caos y que el Caos era un Destino, para que el mundo no descubriera que él era el
último Valor restante.
"Sólo estoy tratando de cuidar de ti", dijo Jacks. “Finalmente quitas el timón y recuperas a
tu familia. No quiero verte destruir esta oportunidad”.
Castor se burló. "No soy yo quien está a punto de destruir mi vida".

"¿Que se supone que significa eso?"
“Hablé con mi hermana. Aurora me dijo lo que quieres y lo que eres.
dispuesto a cambiar por ello”.
“Tu hermana…” Jacks se detuvo. Incluso él sabía que no debía insultar al gemelo
de un vampiro con problemas de control. Aunque fue tentador.
Podía sentir sus manos apretándose en puños, pero Castor no era a quien realmente
quería golpear. "Sé lo que estoy haciendo."
El vampiro le dio otra mirada dura. “Si Evangeline alguna vez la consigue
recuerdos, ella nunca te perdonará por esto".
"Al menos ella estará viva para odiarme".
22
evangelina
"La caza…"
"… la caza." "…
la caza…"
Normalmente Evangeline no oía hablar a sus guardias, pero estas dos palabras
seguían atravesando su puerta, como si el solo nombre de esta cacería tuviera más poder
que otras palabras más comunes. Había oído mencionarlo antes, pero pensó que sólo
había sido una referencia a la búsqueda de Lord Jacks. Ahora ya no estaba tan segura.
Le habría preguntado a su doncella, pero Martine había salido para devolverle la

bandeja del almuerzo. Después de todo lo que había pasado la noche anterior, Evangeline
había dormido la mitad del día.
Mientras tomaba una refrescante taza de té Starmire, buscó la hoja del escándalo de
ese día, esperando que pudiera tener una respuesta para ella. Y así fue, sólo que no fue
una respuesta a sus preguntas sobre la Caza.
El rumor diario
¡ASESINATO! ¡ASESINATO! ¡ASESINATO!
Por Kristof Knightlinger

¡Atornille sus puertas! ¡No viajes solo! ¡Esté en guardia! ¡Nadie esta seguro! Anoche Lord Jacks cometió otro crimen atroz. Durante
las primeras horas de la noche, mató brutalmente a toda la familia de la Casa Fortuna, creadores de la querida Agua Fantásticamente
Saborizada de Fortuna. Un guardia con el que hablé dijo que nunca había visto tanta sangre.
Hubo un único superviviente, el joven Edgar Fortuna. Desafortunadamente, el dolor de todo esto fue demasiado para el pobre
Edgar. Murió por su propia mano poco después de la masacre. Edgar, sin embargo, nos proporcionó un boceto del asesino, que
publicaremos en el periódico de esta mañana.
Insto a cualquiera que haya visto a Lord Jacks a que avise a la Real Orden de Soldados.
inmediatamente. Ninguna pista es demasiado pequeña. Hay que detener a este asesino desalmado antes de que vuelva a matar.
Evangeline pasó la página. Esta vez no había ninguna imagen sombría.

Allí, en blanco y negro recién impreso, había un dibujo de Archer. Tenía una sonrisa
despreocupada y arrojó una manzana en una mano, sin parecerse en nada a un asesino,
y todo parecido a lo que Evangeline quería en secreto.
"No", respiró Evangeline.
No. No. No. No.
"Esto no puede ser", dijo, sus palabras salieron más frenéticas esta vez.
Esto tuvo que ser un error.
Quizás Archer simplemente se parecía a Lord Jacks. O tal vez este fuera el dibujo
equivocado. Archer no podría ser Lord Jacks. Era un guardia. Él le había salvado la vida...
dos veces.
“Su Alteza”, dijo Martine mientras regresaba a la habitación, “parece un poco pálida
de mejillas”.
"Estoy bien. Acabo de ver algo en el periódico que me alarmó”. ella sostuvo
Sube la página para que Martine la vea. “¿Es así realmente lo que parece Lord Jacks?”
“Ese es él, Su Alteza. Puedo ver por qué te has vuelto pálido. Es simplemente
horrible, ¿no? Pero su voz salió como un suspiro, y Evangeline juró que había corazones
en los ojos de Martine mientras miraba la imagen en blanco y negro, que era todo menos
horrible.
Jacks parecía un final feliz que estaba fuera de su alcance, y Martine estaba
claramente hechizada por él. Al igual que Evangeline, sólo que temía que sus sentimientos
por él hubieran sido mucho más profundos que un hechizo.
Incluso ahora podía sentir cosas con solo mirar esta imagen.
Ella no quería creerlo. Evangeline todavía quería pensar que el periódico se había
equivocado. Archer (más bien, Lord Jacks) había estado con ella la noche anterior.
Pero no había estado con ella en toda la noche. La había encontrado sólo después de Apolo.
había sido llamado. Pero …
Intentó poner otra excusa. Una vez más se recordó a sí misma que Archer (Jacks) le había
salvado la vida, por lo que no podía ser un asesino. Sin embargo, la noche anterior casi se lo
había confesado.
Tal vez simplemente disfrutaba matando gente, había dicho. Y en lugar de estar horrorizada,
había sentido... Evangeline en realidad no podía pensar en cómo se había sentido la noche
anterior. Ahora se sentía enferma, tonta, estúpida y absolutamente furiosa consigo misma.
Ella debería haberlo sabido. Debería haber entendido que Archer estaba en los recuerdos
que Apolo quería que ella olvidara. Apolo le había advertido. Jacks te ha hecho cosas atroces e
imperdonables, y creo que serías más feliz si esas cosas quedaran olvidadas.
Y tenía razón, porque Evangeline se sentía fatal.

Ella todavía no quería que Archer fuera el villano. Ella no quería que él fuera
Gatos. Y ella definitivamente no quería sentir nada por él.
Sus mejillas brillaron con algo parecido a la vergüenza.
Martine la miró con preocupación. Evangeline no quería nada más que sonreír, quemar el
papel y fingir que nada de esto había sucedido. Pero incluso si pudiera disimular sus sentimientos
(lo cual dudaba, ya que sentir era lo que hacía Evangeline), no podría disimular a todas las
personas que Jacks había asesinado la noche anterior.
Necesitaba decirle a Apolo que había visto a Jacks en Wolf Hall haciéndose pasar por un
guardia llamado Archer.
Evangeline cogió el primer vestido que pudo encontrar: un vestido con un corpiño de
terciopelo verde musgo, escote en forma de corazón y tirantes finos forrados con flores de color
rosa pálido que hacían juego con la larga falda de gasa del vestido.
Martine le entregó un par de zapatillas a juego, en las que Evangeline rápidamente se puso
los pies. Luego se dirigió hacia la puerta antes de perder el valor. No quería pensar que lo haría,
pero necesitaba actuar rápidamente.
Era necesario detener a Jacks antes de que asesinara a más inocentes, y

Evangeline esperaba que su confesión pudiera ayudar. Si Jacks entraba y salía
furtivamente del castillo, obviamente había gente aquí que le era leal, como sus
guardias de anoche. A menos que también fueran ingenuos como ella.
Con una respiración profunda, Evangeline finalmente abrió la puerta de sus
habitaciones al largo pasillo.
Sus guardias de anoche no estaban allí. En cambio, Joff y Hale, los mismos
soldados que la habían encontrado en el pozo, esperaron al otro lado, vestidos con
brillantes armaduras de bronce y sonrisas amistosas. Como todos los demás guardias,
tenían bigotes, otra cosa que Archer no poseía.
“Buenos días, alteza”, dijeron al unísono.
“Buenos días, Joff. Buenos días, Hale. ¿Podrías por favor llevarme a
¿Ves Apolo? Necesito hablar con el príncipe de inmediato”.
"Me temo que ya se fue a la caza", dijo Joff.
“Entonces llévame a Hunt”, dijo Evangeline.
El día ya había transcurrido la mitad y podía sentir que más minutos se escapaban
rápidamente mientras permanecía en el pasillo. Podría haberles dicho a estos guardias
que tenía noticias sobre Lord Jacks; seguramente la escucharían. Pero no estaba
segura de en quién podía confiar en este castillo. Se imaginó que varios de los guardias
tenían que ser leales a él o no habría podido entrar y salir furtivamente de Wolf Hall sin
previo aviso.
Hale frunció el ceño. "Su Alteza"
"No digas que no tienes permitido sacarme de los terrenos del castillo".
"Oh, no. No dejaríamos pasar la oportunidad de ir a la Caza”.
Hale pronunció la palabra Hunt con una combinación de reverencia y entusiasmo,
y aunque Evangeline sintió que realmente no tenía tiempo que perder, no pudo evitar
preguntar: "¿Qué es este Hunt?".
Los rostros cuadrados de Hale y Joff se iluminaron.
"¡Es simplemente el evento más emocionante del año!" dijo Joff.
"Todo el mundo lo espera con ansias", repitió Hale.
Evangeline no tenía hermanos, pero si los tuviera, imaginó que podrían haber sido
un poco como Joff y Hale. Ambos jóvenes estaban tan animados que terminaron las
frases del otro y repitieron las palabras del otro mientras los dos iban y venían para
explicar la maravilla de la Caza.
"Es una tradición casi tan antigua como el propio Norte", dijo Hale.
“Los Valors lo iniciaron hace mucho tiempo”, añadió Joff. “Cuenta la historia que una de
sus hijas, la bonita…”
"Todas eran bonitas", interrumpió Hale.
"Bueno, la más bonita", continuó Joff, "tenía un unicornio como mascota, ¿sabes?, y una
vez al año, después de la primera lluvia de primavera, enviaban este unicornio al Bosque
Maldito y todos lo cazaban".
“¿Y se suponía que esto iba a ser divertido?” preguntó Evangelina.
"No te preocupes, no estaban tratando de matarlo ", prometió Hale. “Es una suerte terrible
matar a un unicornio. Y son mucho más útiles vivos”.
Joff asintió y añadió: "A quien atrapó el unicornio se le concedió medio deseo".
“¿Qué es medio deseo?”

Ambos hombres se encogieron de hombros.
“Nadie lo sabe del todo”, admitió Joff.

"Ya no hay unicornios", finalizó Hale. “Pero ahora, cada año, alguien se ofrece como
voluntario para disfrazarse de unicornio para la caza. ¡Un año Joff casi lo logra!
Joff asintió con orgullo. "Lo habría hecho, pero luego ese cabeza de cebolla de Quixton se
me adelantó".
“¿Puedo preguntar”, dijo Evangeline en lo que esperaba fuera un tono cortés, ya que estos
hombres claramente tenían un gran respeto por la Caza, “¿por qué alguien querría ofrecerse
como voluntario para esto?”
"Si eres el unicornio", explicó Hale, "y puedes pasar dos noches y tres días sin que te
atrapen, obtendrás un título de caballero adecuado, un escudero y un montón de oro".
“¿Y si te atrapan?” —Preguntó Evangeline.

“Bueno”, dijo Joff con un poco menos de entusiasmo, “quien se viste como el unicornio
normalmente queda bastante mutilado si lo capturan. Y quien los atrape se quedará con el
título, si lo necesita, junto con el montón de oro y el escudero. … ¿a la gente le encanta la
Caza por los premios que hay al
"Así final?
que después también hay una gran celebración", dijo Hale.

"Y", añadió Joff, "es la única época del año en la que a alguien se le permite
entra al Bosque Maldito”.
Evangeline nunca había oído hablar del Bosque Maldito. “¿Y la gente quiere entrar a
este bosque?” ella preguntó.
“Oh, sí, el Bosque Maldito es un tipo especial de maldición. Pero deberías ponerte
zapatos más resistentes y ponerte una o dos capas antes de irnos”, dijo Hale. “Siempre
llueve en el camino, que era de lo que intentaba advertirte antes”.
23
evangelina
Érase una vez, el Bosque Maldito supuestamente no estaba maldito en absoluto. Se decía
que era el bosque más hermoso del Norte Magnífico. El tipo de bosque del que nacieron
las mejores partes de los cuentos de hadas, lleno de amigables habitantes del bosque
dispuestos a guiar a los viajeros perdidos de regreso a sus caminos o ayudar a los heridos
a encontrar ayuda. Este bosque se llenaba de flores que producían luz en las noches y
pájaros que cantaban una música tan dulce que hasta el corazón más duro lloraba al
escucharla.
Se creía que había sido el bosque favorito de los Valors, y el
Se decía que los Valors eran la familia favorita del bosque.
Así, cuando todos los Valor fueron decapitados, el bosque se lamentó por su amada
familia. Sufrió tan profundamente que se transformó en algo completamente distinto. Algo
maldito que a su vez maldecía a todos aquellos que se atrevían a entrar en él.
Algunos dicen que esta maldición era la forma en que el bosque intentaba hacer que
otros lo amaran como lo había amado la familia Valor, porque la maldición del bosque era
un tipo peculiar de maldición. Al principio ni siquiera parecía una maldición, parecía un
poco una maravilla. Hasta que más y más norteños se internaron en el bosque y
nunca salió.
Y así, al más puro estilo del Norte, se decidió que todos los caminos hacia el
El Bosque Maldito también debería estar maldito, para que los norteños dejaran de
desapareciendo dentro de él.

Desafortunadamente, hubo desacuerdos sobre la mejor manera de hechizar las
carreteras, por lo que se lanzaron varios hechizos descuidados a la vez.
Evangeline desconocía esta historia. Pero tan pronto como llegó al camino que había
elegido tomar con sus guardias, inmediatamente vio la evidencia de tales hechizos. Comenzó
con una llovizna que no fue tan fuerte al principio, pero la lluvia se hizo más intensa a medida
que avanzaba el camino. De repente hubo ráfagas de viento y ráfagas de lluvia que la
azotaron de lado y de lado.
Pronto quedó empapada. No estaba segura de qué tan largo era el camino, pero sentía
como si la lluvia la golpeara para siempre. Fue muy tentador darse la vuelta.
Pero tenía que decirle a Apolo que Jacks se había colado en el castillo para verla.
La única arma que tenía Evangeline era la daga enjoyada que Jacks le había regalado.
Estaba metida en un pequeño cinturón de terciopelo verde que rodeaba la cintura de su
vestido, y se dijo a sí misma que si lo volvía a ver, no dudaría en usar la espada. Y, sin
embargo, una parte de ella temía no poder apuñalarlo. También había una parte retorcida de
ella que temía no volver a verlo nunca más. Su estómago se apretó al recordar cómo le había
dado la espalda la noche anterior y cómo él no la había perseguido.
Sabía que Jacks era el enemigo, pero una parte de ella todavía se sentía hechizada por
el pensamiento de Archer. Por sí sola, ella nunca lo derrotaría. Evangeline necesitaba a Apolo
y su ejército y todo lo que tuviera, y recorrer un camino lluvioso era un pequeño precio a
pagar por eso.
“Sigue adelante”, dijo Joff mientras el viento azotaba su capa alrededor de su cara y
salpicaba sus botas de barro.
Evangeline estaba agradecida de que los hombres no la hubieran dejado salir del castillo
usando solo pantuflas o seguramente se habrían quedado atrapados en el camino, como
muchos otros antes que ella. En lugar de adoquines, algunos tramos de la carretera estaban
enteramente pavimentados con zapatos. Luego estaban los carruajes volcados que se
alineaban en el camino, todos los cuales parecían muy viejos. Parecía que la mayoría de los
norteños ahora estaban familiarizados con los hechizos que impedían todo tipo de transporte,
excepto el de los propios pies, al Bosque Maldito.
“Ya casi llegamos”, dijo Hale. Mientras hablaba, apareció un letrero al costado de la
carretera.
CIEN PASOS HACIA EL BOSQUE MALDITO—
¡Aún puedes darte la vuelta!
La lluvia caía con más fuerza cuando Evangeline pasó junto a ella, haciendo que
mechones de pelo sueltos se le pegaran a la cara. Momentos después apenas pudo
distinguir otra señal:
¿POR QUÉ NO TE HAS DADO LA VUELTA AÚN?
La lluvia se hizo más furiosa, cayendo a ráfagas hasta llegar a un último cartel que
decía:
¡BIENVENIDO AL MEJOR DÍA DE TU VIDA!
La madera era rosada y las palabras doradas y era lo más peculiar. Tan pronto como
Evangeline llegó al cartel y leyó sus palabras, lo que ocurrió de repente, la lluvia cesó de
repente. Todavía podía oír el fuerte golpe de su caída contra el suelo. Pero cuando se giró
para mirar el camino que acababa de recorrer, parecía tan seco como un valle en un día
caluroso y soleado.
"No llueve en el Bosque Maldito", dijo Joff. “Esa es la otra razón por la que todos los
caminos de entrada y salida están escritos. Si te pierdes, la lluvia es la única manera de
estar seguro de que estás fuera del bosque”.
“¿Entonces ahora estamos en el bosque?” —Preguntó Evangeline, mirando todos los
campamentos que los rodean.
Después del difícil camino para llegar hasta allí y todas las señales de advertencia,
esperaba algo un poco más siniestro. Se había imaginado sombras, telarañas y muchos
bichos espeluznantes, pero lo único que vio fue un cielo oscuro al borde del atardecer
sobre un pueblo de coloridas tiendas de campaña de seda adornadas con banderines, así
como muchos hombres y mujeres todos vestidos. para una aventura.
También había caballos, varios perros y bastantes halcones posados sobre hombros.
Evangeline se esforzó por ver más allá de los campamentos, buscando árboles o incluso
simplemente hojas. Pero más allá de las tiendas, todo lo que vio fue una neblina de colores que le
hizo pensar en el final del arco iris.
"Estamos en el medio", dijo Hale.

“Lo sabrás cuando estés en el bosque”, añadió Joff.
“¡Evangelina! Quiero decir, ¡Su Alteza! gritó Aurora Vale mientras saltaba hacia adelante, sus
rizos violetas perfectamente rizados rebotaban.
Mientras todos los demás en los campamentos cercanos parecían agotados por la lluvia, Aurora
parecía tan fresca como una flor. Sus botas de color gris claro, que se ataban hasta las rodillas,
estaban impecables, al igual que su vestido corto con armadura y el carcaj de flechas con punta
plateada en su espalda.
Hale se enderezó al verla, mientras Joff rápidamente se alisaba el cabello rebelde.
"¡No sabía que te unirías a la Caza!" Dijo Aurora emocionada. "Tú

Puede formar parte del equipo conmigo y con mi hermana Vesper”.
"Gracias, pero sólo estoy aquí para encontrar a Apolo".
"Siempre podrás unirte a la encantadora señorita después de encontrarlo", ofreció Joff.
"Estoy seguro de que al príncipe no le importaría", añadió Hale rápidamente.
Evangeline no estaba segura de estar de acuerdo. Pero tampoco estaba segura de que los
guardias estuvieran en su sano juicio. Incluso antes de que la hermosa Aurora los deslumbrara con
su llegada, los rostros de los hombres se habían llenado de sed de aventuras al ver todas las tiendas
ondeando y las armas afiladas.
“¡Oh, por favor, pídele a tu príncipe que se una! Nos divertiríamos mucho juntos”. Aurora miró a
Evangeline con una expresión que era un poco como la de un cachorro que esperaba poder salir a
jugar. Por supuesto, los cachorros no solían tener flechas en la espalda, flechas que planeaban
disparar a otros cachorros.
“Lo pensaré”, dijo Evangeline. "Pero primero debo encontrar a Apolo".

"Puedo llevarte con él", dijo Aurora. “Acabo de verlo por ahí. Su campamento está más allá de
la colección de tiendas de campaña de la Casa Casstel”. Señaló hacia el norte, donde había un
extenso pueblo de tiendas de campaña de color azul pálido con franjas plateadas y varios hombres y
mujeres bastante altos, todos vestidos a juego.
“Me temo que la señora se equivoca”, dijo una nueva voz que Evangeline no reconoció, al
menos no al principio. Pero tan pronto como se giró, vio el
rostro amistoso de Lord Byron Belleflower.

Él sonrió amablemente, tal como lo había hecho la noche anterior cuando ella lo
conoció en la cena y él la obsequió con todo tipo de historias divertidas sobre Apolo. No
lamentaba volver a verlo, pero ahora no era el mejor momento.
"Ni siquiera le oí llegar, mi señor."
Eso no era demasiado sorprendente cuando Aurora Vale estaba cautivando la
atención de todos y Lord Byron Belleflower parecía como si se hubiera vestido para
pasar desapercibido.
Hoy vestía pantalones marrones, un chaleco de cuero y una camisa beige con las
mangas arremangadas hasta los codos. A diferencia de Aurora, Lord Belleflower no
llevaba flechas en la espalda. Todo lo que tenía era una pequeña daga en el cinturón y
un cuchillo en la cadera.
“Pensé que éramos lo suficientemente amigables como para poder llamarme Byron.
Y perdóneme por asustarla, alteza. Acabo de venir de ver a Apolo. Estaba hablando con
el Gremio de Héroes de allí, justo al lado de donde realmente está su campamento”.
Byron indicó la dirección opuesta, pasando una hilera de tiendas de comida, donde
Evangeline divisó un valle de tiendas de campaña de color verde oscuro, rodeado por
grupos de hombres y mujeres que parecían tener un perro como mascota o un ave de
presa.
"Eso es imposible", dijo Aurora, con un repentino sonrojo subiendo a sus mejillas.
“El príncipe junto con su campamento real están en la otra dirección. Estuve allí hace
unos minutos, antes de encontrar aquí a la princesa Evangeline”.
“Su Alteza”, dijo Byron con calma, “perdóneme por insultar a su
amiga, pero me temo que está confundida o miente. El príncipe no es así”.
"No soy"
¡Papapada! Una multitud de trompetas sonaron a lo lejos, interrumpiendo las
protestas de Aurora. Un momento después, un heraldo cercano vestido con colores
reales
gritó: “¡Atención! ¡Atención! La caza comenzará oficialmente en diez minutos. ¡Diez
minutos hasta que comience la caza!
A Evangeline se le estaba acabando el tiempo.
"Bueno, entonces parece que todos deberíamos irnos", dijo Aurora, como si el
La discusión ni siquiera había sucedido.
Joff y Hale inmediatamente comenzaron a seguirla con la cabeza en alto y los

hombros hacia atrás. Probablemente la habrían seguido al interior de un volcán si ella lo
hubiera pedido.
Byron no quedó tan deslumbrado. Le dio a Evangeline una rápida mirada suplicante.
"Estás cometiendo un error si vas con ella", dijo en voz baja.
Evangeline miró rápidamente alrededor del campamento más cercano, con la
esperanza de preguntarle a algún transeúnte si habían visto al príncipe. Pero todos se
dirigían en dirección opuesta hacia el borde brumoso del Bosque Maldito, y Apolo
probablemente estaba haciendo lo mismo. Necesitaba tomar una decisión si quería
contarle sobre Jacks antes de que comenzara la caza y Apolo entrara al bosque.
"Estoy segura de que alguno de ustedes debe estar simplemente equivocado", dijo Evangeline
dulcemente.
Aunque ella en realidad no lo creía. Uno de ellos estaba mintiendo.
Ambos parecieron ofendidos.
Aurora había dejado de alejarse. Parecía como si quisiera jurar que era virtuosa y
que nunca diría una mentira, pero luego simplemente frunció los labios y le lanzó a Byron
una mirada venenosa que hizo que su rostro pasara de hermoso a feo en un instante.
Evangeline no confiaba en ella. Algo en Aurora simplemente no le sentaba bien.

Había empezado a sospechar después de llamar la atención sobre el cuchillo de
Evangeline y luego asaltarla en el pasillo acusándola de tener una aventura.
Tampoco estaba segura de confiar en Byron. Después de todo lo que había sucedido
en los últimos días, Evangeline desconfiaba bastante de todos. Pero el joven señor
tampoco le había dado una razón para no confiar en él.
"Joff, ¿por qué no vas con Aurora?", dijo Evangeline. “Si encuentras al príncipe
primero, dile que lo estoy buscando y que no se una a la caza hasta que lo encuentre.
Es importante. Hale y yo iremos en dirección contraria con Lord Belleflower”.
Hale parecía abatido por tener que dejar a Aurora.

“Estoy segura de que la volveremos a ver”, dijo Evangeline mientras seguían a Byron
hacia las tiendas de comida, que en realidad parecían servir mucha más cerveza que
comida.
Las antorchas iluminaron a las personas que permanecían a su alrededor. Evangeline

observó cómo un grupo chocaba sus vasos y gritaba: “¡A la caza!”
"¡Buena suerte, amigos!" dijo Byron con un gesto.

Todos los hombres y mujeres levantaron sus copas y aplaudieron nuevamente.
"¡Cinco minutos!" gritó un heraldo a lo lejos. "¡Cinco minutos hasta que comience la caza!"
Este heraldo estaba más lejos que el anterior. Evangeline ni siquiera lo vio aparecer. Ella
solo escuchó su voz, más débil que antes, antes de que se apagara por completo.
Las tiendas por las que caminaban ahora, aparentemente pertenecientes al Gremio de
Héroes, también estaban en silencio. Parecía que todos los héroes ya habían partido hacia el
bosque. Lo único que quedó fue una fina espiral de humo de un fuego recién apagado. Las
charlas, las risas y el afilado de espadas habían cesado.
Evangeline esperaba que no fuera demasiado tarde. Ella no quería perseguir a Apolo.
en el Bosque Maldito real, especialmente ahora que el sol se estaba poniendo.
"¿Estamos casi allí?" ella preguntó.
"Está sólo un poco más lejos", dijo Byron con confianza.
Pero a medida que el cielo se oscureció y zarcillos de niebla los rodearon, parecía que se
estaban acercando al borde del Bosque Maldito en lugar de hacia un campamento.
Evangeline temía haber cometido un error al ir con él. Ella

Se alejó, acercándose a Hale.
"Deberías quedarte a mi lado". Byron tomó la muñeca de Evangeline y la atrajo hacia él. La
niebla se había vuelto más espesa, pasando de simples zarcillos a una densa niebla que les
llegaba hasta las rodillas, pero era el agarre de Byron lo que ahora la ponía nerviosa.
"Por favor, déjame ir", dijo, y trató de separarse. Pero Byron se mantuvo firme.
“Señor Bellaflor”. La mano de Hale se cernía sobre la empuñadura de su espada mientras
habló. "La princesa Evangeline te pidió que la liberaras".

La boca de Byron se torció en una sonrisa. Fue uno de esos momentos que transcurrieron
lento y rápido al mismo tiempo. Mientras la sonrisa de Byron se deslizaba lentamente hacia su lugar,
Cogió su cuchillo tan rápido que Evangeline ni siquiera lo vio hasta que salió disparado por
el aire y se enterró en la garganta de Hale.
Hale cayó al suelo y la sangre brotó de su cuello.
"¡No! ¡Sano!" ella gritó. "¡Sano!"
Byron rápidamente la interrumpió. Le tapó la boca con una mano y la rodeó con el otro
brazo con fuerza. "Es hora de pagar por lo que le hiciste a Petra".
“¿Quién es Petra?” Evangeline lloró, aunque las palabras no le salieron. Ella se

retorció, pero Byron sólo la apretó y la arrastró hacia atrás por el suelo. Ya no había más
tiendas de campaña, sólo una espesa niebla y ellos dos... solos.
Intentó patear, salir (hacer todo lo que Archer le había enseñado), pero sus pies
apenas tocaban el suelo. Sólo las puntas de los dedos de sus pies raspaban la tierra. Ella
no tenía influencia.
Sin embargo, tenía una mano lo suficientemente cerca como para agarrar la daga
encajada en su cinturón. Imaginó que sólo tenía una oportunidad de utilizarlo, una
oportunidad de salvar su propia vida.
Agarró la daga y la empujó hacia arriba, cortando la muñeca de Byron.
"¡Perra!"
"¡Eso fue para Hale!" Evangeline gritó cuando las manos de Byron cayeron.
Luego ella corrió.
24
Apolo
Apolo no era un asesino; no mataba a menos que fuera absolutamente necesario.

Pero estuvo tentado de tomar su espada y atravesarle el estómago a Joff.
No había nadie más en la tienda con ellos, y en un día como este, sería fácil
deshacerse del cuerpo simplemente dejándolo en el Bosque Maldito. Los accidentes
siempre ocurrían durante la caza.
Pero Apolo necesitaba respuestas, no más derramamiento de sangre. Él dirigió una mirada fría.
al soldado. "¿Dónde está mi esposa?"
"Ella está con Lord Belleflower, Su Alteza".
“¿Por qué diablos la dejarías con él?”
“Ella me dijo que lo hiciera, alteza. La princesa Evangeline no estaba segura de dónde
Tu campamento era así, así que hizo que Hale y yo nos separásemos.
"Tu trabajo es permanecer a su lado", interrumpió Apolo. “Independientemente de lo

que ella quiera”.
“Lo sé, alteza”. Joff inclinó la cabeza. "Lamento haber fallado".
"Sal", dijo Apolo, "antes de que te atraviese con mi espada".
"Sólo hay una cosa más, Su Alteza". Una gota de sudor goteó por la frente de Joff.
"La princesa me pidió que te dijera que no te unieras a la caza hasta que ella te encontrara".
“¿Dijo por qué?”

Joff negó con la cabeza. "No, pero ella parecía muy decidida".
"Ella siempre está decidida".

"¡Su Alteza!" —gritó una voz aguda y sin aliento cuando un niño pequeño irrumpió
en la tienda.
"¡Detente, enano!" gritó un guardia, pero el niño fue rápido.
"¡La princesa está en problemas!" dijo el niño. “Acabo de ver a un hombre
tratando de asesinarla. ¡Ahora se ha topado con el Bosque Maldito!
25
evangelina
Evangeline atravesó la niebla. Pensó que había regresado por donde había venido,
hacia las tiendas que pertenecían al Gremio de Héroes. Sólo que ella no vio tiendas de
campaña, sólo niebla y noche interminables.
Podría haberse dado la vuelta, pero todavía podía oír a Byron gritando nombres
desagradables. Unos que la hicieron preguntarse qué pensaba él que había hecho y
quién era Petra.
No fue hasta que superó su voz que finalmente permitió que sus piernas se
calmaran lo suficiente como para poder recuperar el aliento y secarse las lágrimas de
los ojos.
Pobre Hale. No merecía morir así, ni nada en absoluto.
Evangeline sabía que no era culpa suya (no le había arrojado el cuchillo al cuello)
y, sin embargo, lo sentía como culpa suya. Con tanta gente que seguía intentando
matarla, no pudo evitar preguntarse qué había hecho ella para provocar todo esto.
¿Fue simplemente porque se había casado con un príncipe o fue por otro evento
de su pasado que había olvidado?
Se hizo más difícil respirar a medida que se adentraba más en la oscura niebla. Ella
Odiaba este no saber y este miedo de nunca saberlo.
El barro salpicó sus botas y el dobladillo de su capa de terciopelo verde hasta que
el suelo se volvió duro. Tropezó brevemente cuando el camino bajo sus pies cambió.
abruptamente a adoquines.
Luego, como si se hubiera descorrido un telón, la niebla desapareció, junto con la
noche oscura. Desapareció por completo para revelar una calle llena de tiendas tan
brillantes como dulces en un frasco. Todos tenían alegres toldos a rayas, campanas
brillantes y puertas pintadas de todos los colores del arco iris.
A Evangeline se le erizó la piel al pasar frente a las tiendas con sus alegres
escaparates. Sabía que no podía parar... no debía parar. Ella todavía estaba corriendo
para salvar su vida y necesitaba encontrar a Apollo para contarle sobre Jacks.
Pero ésta no era sólo una calle bonita. Evangeline conocía esta calle. Conocía la
farola torcida al final y la razón por la que olía a galletas dulces recién horneadas. Y
sabía que en medio de la calle, situada entre Crystal's Candy Haven y Mabel's Baked
Delights, encontraría el único lugar en el mundo que amaba más que cualquier otro
lugar, la tienda de su padre: Maximillian's Curiosities, Whimsies & Other Oddities.
Su pecho se apretó dolorosamente cuando llegó a la puerta principal. De repente,

nada más importaba excepto esto.
La tienda era diferente de lo que recordaba. Como el resto de los escaparates, era
más fresco, más brillante y más joven. La pintura era de un tono verde tan brillante que
parecía húmeda. El vidrio de la ventana era tan transparente que parecía como si no
hubiera ningún vidrio en absoluto; Evangeline imaginó que podría simplemente pasar
la mano por la ventana y agarrar uno de los objetos curiosos que se derramaban del
sombrero de copa púrpura caído. Un sombrero que, al igual que la tienda, Evangeline
había pensado que nunca volvería a ver.
Podría haber creído que todo esto era una ilusión. No debería haber habido
manera posible de que pudiera haber corrido hasta su casa en Valenda; ni siquiera
estaba segura de cómo regresar a Valenda desde el Norte, pero estaba bastante
segura de que tenía que tomar un barco.
Y, sin embargo, cuando Evangeline extendió los dedos hacia la tienda, pudo sentir
la puerta, sólida, de madera y calentada por el sol bajo su mano. Era real. Todo fue
real. Todavía podía oler las galletas de la panadería de la calle. Y entonces escuchó
una voz a lo lejos. “¡Consigue tu limonada! ¡Limonada fresca!
Al grito le siguió la aparición de burbujas al final de la calle y un momento perfecto de euforia.
Cuando Evangeline entró al borde del Bosque Maldito, el letrero

había leído: ¡ Bienvenido al mejor día de tu vida!
Ella había pensado que las palabras eran frívolas, pero ahora parecía que eso era cierto.
exactamente dónde—o cuándo—ella estaba.
Este día en particular había ocurrido el día antes de su duodécimo cumpleaños.

Evangeline siempre había tenido una historia de amor con anticipación. Uno de sus
pasatiempos favoritos era soñar e imaginar. ¿Que puede ser? ¿Qué pasaría? ¿Y si? Le
encantaba especialmente la emoción antes de las ocasiones especiales, y sus padres siempre
hacían que sus cumpleaños fueran muy especiales.
En su noveno cumpleaños, se despertó y descubrió que todos los árboles del jardín de su
madre tenían ramas llenas de piruletas atadas con hilos de lunares.
También había pastillas de goma en el centro de las flores, y trozos demasiado grandes de
caramelo colocados entre las briznas de hierba para que pareciera como si las piedras del jardín
se hubieran convertido en caramelo durante la noche.
“Nosotros no hicimos esto”, había dicho su padre.
“Oh, no”, había coincidido su madre. "Esto fue definitivamente mágico".
Evangeline sabía que no lo era... o casi lo sabía. Sus padres tenían tal manera de hacer las
cosas que siempre había un poco de asombro que permanecía alrededor del perímetro y la hacía
preguntar si tal vez era magia después de todo.
Y así, ese día, justo antes de cumplir doce años, Evangeline estaba llena
de esperanza por la magia que sus padres podrían hacer para ella este año.
Evangeline tenía una fe inquebrantable en que su madre y su padre habían planeado algo
maravilloso. Casi no podía esperar y, sin embargo, fue la espera lo que hizo que el día fuera tan
maravilloso.
La anticipación de Evangeline por lo que estaba a punto de estallar. Conmovió a todos los
que entraron a la tienda de curiosidades de su padre ese día, convirtiendo la boca de cada
persona en una sonrisa y llenando la tienda de risas. Aunque nadie sabía siquiera de qué se
reían. La felicidad era simplemente contagiosa.
Y tal vez había un poco de magia en el aire, porque por casualidad el panadero de la
calle probó una nueva receta de galletas con vidrieras y decidió llevarlas a la tienda de
curiosidades. Quería ver qué pensarían todos, y la tienda era claramente el lugar ideal esa
tarde.
Las galletas, por supuesto, estaban deliciosas y el carrito de limonada que se había
detenido frente a la tienda las hizo aún mejores. Era todo amarillo y blanco y tenía algún
mecanismo misterioso debajo que expulsaba un flujo constante de burbujas con forma de
corazones.
Evangeline había visto carritos de limonada antes, pero nunca uno como éste. Tenía
cuatro sabores que, según el cartel, cambiaban cada dos días. Las elecciones de ese día
fueron:
Limonada de arándanos
Limonada de lavanda con hielo de miel
Limonada de fresa triturada con hojas de albahaca
Y luego el más delicioso de todos,
¡Limonada batida!
Estaba hecho de crema, limones y azúcar, y rematado con una

cucharada brillante de crema de vainilla.
Evangeline intentó saborear la bebida, pero también quería compartirla con su madre
y su padre, quienes habían cometido el error de pedir simplemente el arándano.
Evangeline todavía recordaba estar sentada en los escalones frente a la tienda.

entre sus padres y sentirse la niña más afortunada del mundo.
Evangeline no sabía cómo era posible que hubiera viajado en el tiempo hasta el día de hoy,
pero no necesitaba que fuera posible. Lo deseaba tanto ( volver a la tienda, estar con sus
padres, estar a salvo) que estaba dispuesta a creer en la imposibilidad de todo.
Una sombra se movió en la tienda. Evangeline lo vio a través de la ventana y,

aunque era solo una sombra, supo a quién debía pertenecer.
"¡Padre!" gritó mientras entraba a la tienda de curiosidades.
Olía tal como lo recordaba, como las cajas de madera que estaban
siempre entrando y saliendo, y el perfume de violetas que solía usar su madre.
Las botas de Evangeline resonaron contra el suelo a cuadros mientras avanzaba.
más adentro, llorando: "¡Padre!"
“Cariño”, llamó su madre, “¡no vuelvas aquí!”
Las rodillas de Evangeline temblaron ante el sonido de la voz de su madre. Había
pasado tanto tiempo desde que lo escuchó. No le importaba lo que dijera, ninguna
fuerza terrenal podría haber impedido que Evangeline lo siguiera.
Corrió hacia la parte trasera de la tienda, donde una puerta disfrazada de armario
se abría al almacén trasero. Pero sus padres no estaban allí.
Sólo había cajas abiertas, un escaparate a medio terminar y montones de otras cosas
a las que Evangeline no les prestó atención. Si hubiera recordado correctamente ese
día en particular, encontraría a sus padres en el ático llenando globos para el día
siguiente.
Las escaleras estaban al fondo de la habitación. Pero tan pronto como llegó hasta
ellos, la voz de su padre resonó desde arriba: “¡Cariño, no subas aquí!”
"¡Sólo necesito verte por un segundo!" Subió rápidamente las escaleras, con el
corazón hinchado de esperanza y miedo de que, si no era lo suficientemente rápida,
podría volver al presente y no volver a ver a su madre ni a su padre nunca más.
Cuando sintió el pomo de la puerta bajo su mano, sólido y real, casi lloró. La
puerta se abrió a una habitación llena de globos de cumpleaños. Lavanda, violeta,
blanco y dorado, todos rebotando sobre elásticos hilos rosados. Eran los mismos de
su cumpleaños de ese año, sólo que como todo lo demás ese día, eran más brillantes
y saltarines y había muchos más de los que recordaba.
“Cariño, se supone que no deberías estar aquí”, dijo su madre.

“Estás estropeando la sorpresa”, añadió su padre. Su voz era clara y sonaba
cercana, pero Evangeline no podía verlo a él ni a su madre a través de todos los
globos de cumpleaños.
"¡Madre! ¡Padre! Por favor, sal”.
Se sintió como un sueño que se había convertido en una pesadilla cuando Evangeline
atravesó los globos. Cada vez que apartaba uno, otros dos aparecían en su lugar.
"¡Madre! ¡Padre!" Ella comenzó a hacer estallar globos entre sus gritos, pero
Siguieron apareciendo más.
"Cariño, ¿qué estás haciendo ahí arriba?" llamó a su padre.
Ahora su voz sonaba como si viniera desde abajo de las escaleras.
Sabía que era un truco, como aquella horrible habitación.
Pero el problema de la esperanza también fue lo que la hizo tan maravillosa. Una vez
que un poco de esperanza había cobrado vida, era difícil matarla. Y ahora que Evangeline
había escuchado las voces de sus padres, no podía evitar esperar que si corría lo
suficientemente rápido, también vería sus caras.
Casi tropezó con sus faldas mientras comenzaba a bajar las escaleras, corriendo de
regreso a la habitación con las infinitas cajas de curiosidades. Al igual que con los globos,
había más cajas de las que recordaba, un laberinto sin fin. Y un poco más allá, pudo escuchar
a su madre decir: "Cariño, ¿dónde estás?".
Esta vez la suave voz de su madre hizo que a Evangeline se le cerrara la garganta.
Estaba muy cerca y, sin embargo, tenía la sensación de que eso era todo lo que jamás sería.
Cerca, pero nunca del todo allí.
“Lo siento”, dijo una nueva voz.
Evangeline se sobresaltó y miró a su lado. Sólo el joven que acababa de hablar no tenía
un rostro digno de mirarse. Una mirada la dejó sin aliento. Tenía un rostro increíblemente
hermoso y los ojos más verdes que jamás había visto, ojos tan verdes que le hicieron
preguntarse si alguna vez había visto ojos verdes antes.
"¿Por que lo sientes?" —Preguntó Evangeline. “¿Me hiciste esto?”

La boca del Apuesto Desconocido se inclinó hacia abajo. “Me temo que no soy tan
poderoso. Así te atrapa el Bosque Maldito. Te da lo justo para perseguir, pero nunca te
permite encontrar lo que buscas”.
"¿Corazón, donde estás?" repitió su madre.
Evangeline miró hacia el sonido de su voz. Ella creía que el Apuesto Desconocido tenía
razón. En cierto modo, siempre había temido que esto fuera demasiado milagroso para ser
verdad. La gente caía en agujeros y pozos, no en el mejor día de sus vidas y, sin embargo,
lo único que ella quería hacer era correr entre las cajas.
y perseguir el sonido de la voz de su madre. Sólo quería echar un último vistazo, un último
minuto, un último abrazo.
El Apuesto Desconocido no parecía como si fuera a intentar detenerla si ella volvía a
correr detrás de su madre. Estaba tan quieto que podría haber sido uno de los objetos
inanimados sacados de las cajas.
No parpadeó, no se retorció, no movió ni un dedo. Estaba vestido un poco como un
soldado con una exquisita armadura de cuero, pero no se parecía a ninguna otra armadura
que hubiera visto ese día. Y aunque llevaba armadura, ella no notó ninguna arma en su
persona, ni tampoco tenía bigote, por lo que no pudo haber sido uno de los guardias de Apolo.
“¿Tú también eres una trampa del bosque?” ella preguntó. “¿Estás aquí por algún tipo
de trato? ¿Me dejarás ver a mis padres si te doy un año de mi vida?
“¿Harías ese trato?” preguntó.

Evangeline lo consideró. Había algo en estar tan cerca de sus padres, en ese casilugar
en el que se encontraba, que hacía que el dolor solitario en su pecho doliera más de lo
habitual. Era tentador renunciar a un año de tiempo sólo por un abrazo, sólo para ser abrazada
por personas que amaba, que la amaban y que sabía sin lugar a dudas que no querían nada
más que lo mejor para ella. Quería olvidar por un momento que lo único que tenía era un
marido misterioso, que la gente seguía intentando matarla y que la única persona que la atraía
inexplicablemente era el asesino más peligroso de todos.
Un año no parecía un precio tan malo a pagar para escapar de todo ello.
Pero sus padres odiarían que ella hiciera eso.
“No, no quiero hacer ese trato”, murmuró Evangeline.
"Bien", dijo el Apuesto Desconocido. “Y no, no soy una trampa más.
Estoy en mi propia trampa”.
Dio un lento paso hacia adelante, moviéndose con una sorprendente gracia para alguien
tan alto y de constitución tan poderosa. “El Bosque Maldito lleva a todos a un lugar que
reproduce el mejor día de su vida. Luego, les da a las personas lo suficiente de ese día para
que quieran buscar más”.
“¿Entonces estás en un día diferente al mío?” —Preguntó Evangeline.
El Apuesto Desconocido asintió. “El bosque puede cambiar su entorno, pero
no puede ocultar a las personas que están dentro unas de otras. Así es como te encontré”.
“¿Por qué querrías encontrarme? ¿Quién eres?"

“Me conocías como Caos. Soy tu amigo”, dijo. Pero había algo extraño en la
forma en que dijo la palabra amigo, como si no estuviera del todo seguro.
Si Evangeline no hubiera visto a uno de sus guardias asesinado por alguien

que luego había intentado matarla, tal vez no habría pensado mucho en ello. No
quería creer que su suerte pudiera ser tan miserable como para que esta persona
del Caos intentara matarla también.
Pero ella no estaba dispuesta a correr el riesgo.
Evangeline sacó su daga de su cinturón.

Caos rápidamente levantó las manos. “No estás en peligro. Estoy aquí porque
un amigo nuestro necesita ayuda: tu ayuda. Está a punto de tomar una decisión
horrible y debes hacerle cambiar de opinión antes de que sea demasiado tarde
para salvarlo. No estoy aquí para hacerte daño, Evangeline.
"Entonces, ¿por qué no te alejas de ella?", gruñó Archer.
Evangeline no lo había oído acercarse. Ella simplemente se giró y de repente
Archer—Jacks—estaba allí. Era más fácil pensar en él como Jacks mientras lo
observaba, caminando rápidamente entre las cajas, mirando a Caos con ojos
asesinos.
“No te quiero cerca de ella. Alguna vez." Jacks sacó su espada y antes de que
Chaos tuviera tiempo de hablar, le atravesó el pecho con la espada.
26
gatos
La espalda de Jacks golpeó el suelo cuando Evangeline se arrojó hacia él. "¡Tú,
monstruo!" ella lloró y maldijo.
Nunca antes la había oído maldecir correctamente. No era muy buena en eso,
pero lo intentaba con furia.
Mientras caían al suelo, ella aterrizó sobre su pecho con una fuerza que
debería haberle dejado sin aire en los pulmones, pero no le impidió gemir: “¿Por
qué hiciste eso? ¡No puedes andar por ahí matando gente!
Ella continuó golpeándose encima de él. Sus rodillas estaban a ambos lados
de su cintura mientras lo atacaba con las manos. Jacks no podía decir si ella
estaba tratando de golpearlo o apuñalarlo, y sospechaba que ella tampoco sabía
lo que estaba tratando de hacer.
Si quería apuñalarlo, estaba sosteniendo el cuchillo en la dirección equivocada
mientras sus puños seguían golpeando su pecho. Otro día, tal vez se habría
alegrado de que ella al menos intentara protegerse. Pero, como de costumbre,
Evangeline no tenía idea de en qué tipo de peligro se encontraba realmente.
Jacks atrapó ambas muñecas entre sus manos enguantadas y tiró de ellas.
por encima de su cabeza antes de que accidentalmente pudiera cortarle la garganta.
"Él no está realmente muerto", dijo entre dientes. “El monstruo real , el que
acabo de apuñalar, volverá a la vida. Y cuando lo haga, tendremos que irnos”.
“No existe un nosotros. ¡Se quien eres!" Evangeline finalmente liberó sus manos, se echó
hacia atrás y apuntó su daga directamente a su corazón. Esta vez, la hoja apuntaba en la
dirección correcta. Le temblaban las manos, pero su voz aún sonaba furiosa y dolida. "Vi tu
retrato en las hojas del escándalo, ¡junto con una historia sobre todos los que asesinaste anoche!"
"No maté a nadie anoche".

"¡Mataste a alguien delante de mí!"
“Eso no fue un asesinato. Estaba tratando de matarte”.
Evangeline frunció la boca hacia un lado. Ella sabía que él tenía razón. Pero ella no movió
la daga. Ella lo mantuvo apuntando a su corazón. Podía ver en sus ojos que ella creía que era
lo correcto acabar con él. Y ella no estaba del todo equivocada.
“Me lo merezco”, dijo. “Probablemente merezco algo mucho peor. Pero este no es el día
para matarme. Estoy intentando con todas mis fuerzas mantenerte con vida”.
Jacks la agarró de los brazos nuevamente y la giró, atrapándola debajo de su cuerpo.
Intentó ser amable, intentó no hacerle daño. Pero necesitaba que ella entendiera antes de
dejarla ir. “Sí, soy un asesino. Disfruto lastimando a la gente. Me gusta la sangre. Me gusta el
dolor. Soy un monstruo, pero lo recuerdes o no, soy tu monstruo, Evangeline.
Se le cortó el aliento.
Por un segundo, Jacks podría haber jurado que no era ira o miedo lo que vio en sus ojos.
Su cuello se puso rosado y sus mejillas se sonrojaron… de manera diferente a antes. No podía
decir si ella finalmente lo recordaba.
Pero él era lo suficientemente egoísta como para esperar que ella lo fuera.
Se debatió sobre mantenerla atrapada debajo de él hasta que lo hiciera. Sabía que era una
mala idea, pero quería que ella lo recordara. Quería que ella lo mirara, sólo una vez, y lo
conociera como lo había hecho antes.
Fue cruel de su parte querer que ella lo deseara de nuevo. Si ella lo recordaba,
sólo la lastimaría más.
Todavía estaba atormentado por la última vez que la había visto con sus recuerdos. Había
estado justo afuera del Valory. Horas antes, la había sentido morir en su
brazos.
Evangeline no tenía idea de lo que había sucedido, ni idea de que Jacks había
Ya usé las piedras para hacer retroceder el tiempo para ella.
Ella estaba tratando de convencerlo de que no los usara para regresar con Donatella.
En su lugar, ella le había pedido que la acompañara.
Después de todo, ella todavía lo deseaba.

Jacks tenía tantas ganas de decirle que ni siquiera podía recordar cómo era Donatella,
que el rostro de Evangeline era el único que veía cada vez que cerraba los ojos, que iría
con ella a cualquier parte... si pudiera.
Pero no pudo volver a verla morir. Su primer zorro había creído en él y había muerto,
tal como lo haría Evangeline. Sólo había una manera de terminar su historia y no era feliz.
Su esperanza podría haber sido poderosa, pero no era mágica. No fue suficiente.
Era mejor lastimarla, mejor romperle el corazón, hacer lo que quisiera.

Necesitaba hacer, para mantenerla viva y alejarla de él.
Eso no había cambiado.
Pero hoy, Jacks no lograba dejarla ir. Quería mantenerla presionada contra el suelo
debajo de él. Habría prendido fuego al mundo y luego habría dejado que todo se quemara
sólo para seguir abrazándola así.
Miró hacia un lado. Castor estaba inmóvil. Su pecho estaba quieto, sus ojos estaban
congelados. Realmente parecía muerto. Pero no pasaría mucho más tiempo hasta que
volviera a la vida.
Jacks tenía que sacar a Evangeline de aquí.
Ella todavía estaba sonrojada debajo de él, con la cara roja y la respiración agitada.
Pudo ver que ella no había decidido si confiar en él, pero no podía perder más tiempo.
Saltó del suelo. Luego la agarró de la mano y la puso de pie antes de alcanzar la
cuerda de su cinturón.
"¿Qué estás haciendo?" Ella comenzó, pero Jacks no le dio la oportunidad.
romper. La atrajo hacia él y rápidamente ató su muñeca a la de él.
27
evangelina
Evangeline ni siquiera vio de dónde había sacado Jacks la cuerda. De repente, estaba ahí en
sus manos expertas, como si siempre lo llevara consigo, en caso de que necesitara tomar a
una chica y atarla. "¿Cómo pude haber estado enamorado de ti?"
Era una pregunta poco amable, pero Evangeline se sentía sobreexcitada.

Un segundo, estaba en el suelo con Jacks encima de ella y ahora estaban atados, piel contra
piel, lo que se sentía diferente que cuando había una capa de ropa entre ellos.
Ella imaginó que él podía sentir su pulso, corriendo contra el suyo.

Evangeline tiró de las cuerdas que los ataban, pero en lugar de que las cuerdas se
aflojaran, pequeñas flores comenzaron a crecer en ellos, diminutos capullos blancos y rosados
en enredaderas de color verde joya que giraban alrededor de sus brazos, uniéndolos aún más
juntos.
"¿Qué estás haciendo?" Jacks exigió.
"¡Pensé que estabas haciendo esto!"
“¿Crees que nos ataría con flores?” Frunció el ceño cuando un pequeño capullo rosado
floreció.
"Debe ser este lugar", murmuró.

Fue entonces cuando Evangeline notó que ya no estaban atrás.
Sala de la tienda de curiosidades.
La confusión de cajas había desaparecido y la tienda se había transformado en una encantadora

cabaña... ¿o tal vez este peculiar lugar era una posada? La entrada brillantemente iluminada donde
Evangeline estaba con Jacks parecía demasiado grande para la cabaña de una familia. Había al
menos cuatro pisos de habitaciones encima de ellos, llenas de puertas con curiosas tallas, que
representaban cosas como conejos con coronas, corazones dentro de campanas de cristal y sirenas
con collares de conchas marinas.
Al instante se sintió tonta por no darse cuenta de inmediato, por no poder ver más allá de Jacks.
Directamente frente a ella había una puerta redonda, y junto a ella estaba el reloj más
maravillosamente irregular. Estaba pintado de colores vivos con relucientes péndulos enjoyados y, en
lugar de horas, el reloj tenía nombres de comidas y bebidas.
Cosas como albóndigas y carne, estofado de pescado, estofado misterioso, tostadas y té, gachas de
avena, cerveza inglesa, cerveza, hidromiel, sidra de vino, pastel de miel, crujiente de zarzamoras y
pasteles del bosque.
"Bienvenido al Hollow", dijo Jacks en voz baja.

Evangeline se giró hacia él. O lo intentó. Girar no era exactamente posible con la cuerda de
flores atando sus brazos. "No puedes simplemente atar a las personas y llevarlas a donde quieras".
"No lo necesitaría, si tan solo lo recordaras". Su voz estaba quieta

silencio, pero era un tipo de silencio peligroso, uno que daba mordisco a sus palabras.
Evangeline se dijo a sí misma que no le importaría. Pero en lugar de eso se sintió obligada a
argumentar. "¿No crees que estoy tratando de recordar?"
"Claramente no es lo suficientemente difícil", dijo Jacks con frialdad. “¿Quieres siquiera recuperar
tus recuerdos?”
"¡Todo lo que he estado haciendo es intentar recuperarlos!"

"Si crees eso, entonces o te estás mintiendo a ti mismo o has olvidado cómo intentarlo
realmente". Sus ojos ardieron cuando encontraron los de ella; Era un fuego como la ira. Pero ella
también podía ver el dolor. Llegó en hilos plateados que se movían a través del azul de sus ojos como
grietas. “Te he visto intentarlo antes.
He visto que quieres algo más que cualquier otra cosa en el mundo entero.
He visto lo que estás dispuesto a hacer. Hasta dónde estabas dispuesto a llegar. Ni siquiera te has
acercado a eso ahora”.
Jacks apretó la mandíbula mientras la miraba fijamente. Parecía enojado y exasperado. Él

levantó la mano, como para pasar su mano libre por su cabello, pero luego la envolvió alrededor
de su nuca y dejó caer su frente sobre la de ella.
Su piel estaba fría, pero el contacto hizo que ella se calentara por completo. La mano en su
cuello se deslizó dentro de su cabello y todo su cuerpo quedó deshuesado. La abrazó contra él,
con dedos suaves y firmes mientras se clavaban en su cuero cabelludo.
Esto estaba tan mal, desear al hombre que la había atado a él y había hecho innumerables
otras cosas indescriptibles. Pero lo único que podía pensar era que quería que él hiciera aún más.
Era como una fruta de hadas envenenada: un bocado arruinaba a una persona para cualquier
otra cosa. Pero ella ni siquiera lo había mordido, ni iba a hacerlo. No se podía morder. Ni siquiera
sabía por qué estaba pensando en morder.
Ella trató de alejarse, pero Jacks la sujetó con fuerza, anudando su cabello en su puño.
y manteniendo su frente pegada a la de ella. "Por favor, pequeño zorro, recuerda".
El nombre le hizo algo.
Pequeño zorro.
Pequeño zorro.
Pequeño zorro.
Dos palabras simples. Sólo que no se sentían nada simples. Sintieron ganas de caer. Se
sentían como esperanza. Se sentían como las palabras más importantes del mundo. Las palabras
hicieron que su sangre se acelerara y su cabeza girara hasta que una vez más solo estaban ella
y Jacks. No existía nada excepto la presión de su frente fría, la sensación de su mano fuerte
enredándose en su cabello y la mirada suplicante y rota en sus ojos azul mercurio.
La combinación de todo eso removió sus entrañas como una baraja de cartas, hasta que
todos los sentimientos que había tratado de alejar volvieron a estar en la cima.
Ella quería confiar en él. Quería creerle cuando dijo que el Apuesto Desconocido al que
acababa de apuñalar no estaba realmente muerto. Quería pensar que las historias asesinas que
le habían contado sobre él eran todas mentiras.
Ella lo deseaba .
No importaba que momentos atrás él le hubiera dicho que disfrutaba la sangre, el dolor y el
dolor. Esas cosas estaban en el fondo de la cubierta. Y ella no quería reorganizar.
Evangeline podría haber presentado razones para justificar esto, razones que
fue más allá de simplemente escuchar un apodo.
Pero ella no quería defender sus sentimientos; ella sólo quería ver a dónde conducían. Ella
ya no quería alejarse; en lugar de eso, quería seguir cualquier camino oscuro que él estuviera a
punto de llevarla. Y eso tenía que significar algo. Tal vez simplemente significaba que era una
tonta, o tal vez significaba que su corazón recordaba cosas que su mente no.
Intentó una vez más recordar algo más. Cerró los ojos y repitió en silencio el apodo como una
oración.
Pequeño zorro.
Pequeño zorro.
Pequeño zorro.
Sólo pensar en Jacks diciendo esas palabras hizo que su corazón diera un vuelco, pero
no le trajeron sus recuerdos.
Cuando abrió los ojos, la mirada inhumana de Jacks todavía estaba fija en la de ella. Podía
ver algo parecido a la esperanza en sus ojos.
"Lo siento", dijo en voz baja. "No puedo recordar."
La luz se apagó de su mirada. Jacks rápidamente desenredó los dedos de su cabello, se
enderezó y se apartó. Todo lo que se tocaba ahora eran sus muñecas y sus brazos donde las
enredaderas los unían.
No intentó cortar las enredaderas que se enroscaban alrededor de sus brazos, y Evangeline
se alegró extrañamente de ello. Puede que no hubiera recuperado sus recuerdos, pero parecía
que su corazón realmente lo recordaba, porque sintió que se rompía un poco cuando él la miró
con una mirada que se había vuelto fría como las sombras en un bosque.
El extraño reloj del pasillo sonó Mystery Stew, y el cuerpo del Apuesto Desconocido en el
suelo se movió. Evangeline vio su pecho estremecerse con algo que no fue un suspiro. Pero
definitivamente fue movimiento.
"Necesitamos salir de aquí", dijo Jacks bruscamente. Tiró de la cuerda florida que lo unía a
Evangeline y varios pétalos pálidos cayeron de las flores.
"¿A dónde vamos?" ella preguntó. “¿Y cómo llegamos hasta aquí?”
"Estamos aquí porque yo nos uní", dijo Jacks. “Si dos personas se tocan piel con piel, ambas
caen en la ilusión de la persona con la voluntad más fuerte. De lo contrario, podríamos perdernos
unos a otros. Desde
Estábamos atrapados en diferentes ilusiones, es posible que te encuentres con una pared,
donde yo tendría una puerta”.
"Entonces, ¿este es tu mejor día?" —Preguntó Evangeline. Deseó darse cuenta antes, o
tener más tiempo para mirar alrededor de esta curiosa posada, para ver qué era lo que Jacks
apreciaba.
Pero claramente no quería demorarse. Él ni siquiera respondió a su pregunta.
No escuchó ninguna voz llamándolo, pero se preguntó si estar aquí lastimaba a Jacks de
la misma manera que estar tan cerca del recuerdo de sus padres la había lastimado a ella. Si
él también sintiera la atracción de algo que quería pero no podía tener.
Rápidamente abrió la puerta que salía del Hollow como si no pudiera escapar lo
suficientemente rápido. Sin embargo, Evangeline vio un destello de dolor en sus ojos, como si
a él también le doliera irse.
Afuera, corrió por uno de los senderos más alegres que jamás había visto.
Los colibríes revoloteaban, los pájaros cantaban y pequeños dragones azules dormían
sobre hongos de lunares. Las amapolas que bordeaban el camino que salía de la posada
también eran enormes. Eran tan altos como su cintura, con pétalos de un rojo intenso que
parecían terciopelo y olían como el perfume más dulce.
Cuando llegaron al final del camino adoquinado, el aire pasó del dulce de las flores a un
aire húmedo y cubierto de musgo. Todavía había un camino, pero estaba hecho de nada más
que tierra y bordeado de enormes árboles que hacían que el mundo pasara de ser un sol
brillante a ser sombrío y fresco.
Evangeline podía oír un arroyo goteando a lo lejos, junto con el sonido de voces y el
golpeteo de los cascos de los caballos.
La Caza debía haber estado cerca, lo que significaba que Apolo podría haber estado cerca
también.
Con todo lo que había pasado, ella se había olvidado de él. Se preguntó si él era parte de
la Caza, o si había recibido su mensaje de Joff acerca de esperar para unirse hasta que ella lo
encontrara. Tenía muchas esperanzas de que él hubiera recibido el mensaje y estuviera
esperando fuera del Bosque Maldito. No quería imaginar qué pasaría si él la encontrara ahora,
unida a Jacks.
"¿A dónde vamos exactamente?" —Preguntó Evangeline.
"Primero tenemos que salir de este bosque maldito antes de que alguien intente
matarte".
“Sobre eso”, dijo, “alguien más intentó matarme antes, antes de que entrara a este
lugar”.
Jacks le dirigió una mirada siniestra. “¿Cómo es que todos los días alguien intenta
matarte?”
"Ojalá supiera. Tal vez entonces podría evitar que esto suceda”.
Parecía dudar. “¿Quién fue esta vez? ¿Los viste?"
“Era Lord Byron Belleflower. ¿Lo conoces?"
"Nos hemos encontrado. Mimado, rico, en su mayoría inútil”.
“¿Sabes por qué querría verme muerto? ¿Dijo algo sobre Petra?
Jacks se estremeció. Fue tan rápido, casi imperceptible, que Evangeline se preguntó
si lo había imaginado.
Cuando volvió a hablar, parecía casi aburrido. “Petra era una muchacha desagradable.
Fue la amante de Belleflower hasta que murió recientemente. Pero tú no tuviste nada que
ver con eso”.
"Entonces, ¿por qué quiere matarme?"
"No tengo ni idea." Jacks sonaba un poco molesto ahora. "A estas alturas, simplemente
asumo que todos te quieren muerto".
“¿Eso te incluye a ti?”
"No." No hubo ni un segundo de vacilación. “Pero eso no significa
Estoy a salvo."
Él la miró entonces, encontrándola a los ojos por primera vez desde que presionó su
frente contra la de ella y le suplicó que recordara. Tenía los ojos más brillantes y azules
que jamás había visto. Pero mientras estaban allí en el bosque, sus ojos parecían más
pálidos que antes, un tono azul fantasmal que le hizo pensar en luces a punto de apagarse.
"No creo que vayas a hacerme daño", dijo.

El color de sus ojos se volvió más tenue.
Te sentirás muy diferente pronto.
Las palabras sólo estaban en su cabeza, pero sonaban igual que las de Jacks.
voz, y por un segundo, hubo una terrible sensación de caída en su estómago.
Un pájaro graznó arriba, fuerte y estridente.
Evangeline miró hacia arriba.

Una criatura oscura y familiar con alas volaba en círculos sobre ellos.
Su corazón dio un vuelco cuando tuvo un destello del mismo
criatura mordiéndole el hombro. "¡Oh, no!"
"¿Qué ocurre?" —preguntó Jacks.
"Ese pájaro", susurró Evangeline. “Pertenece al líder del
Gremio de Héroes. Él te está persiguiendo”.
Con su mano libre, Jacks sacó un cuchillo de la funda que tenía en la pierna.
"¡No!" Evangeline rápidamente lo agarró de la muñeca.
Jacks frunció el ceño. "No me digas que ahora no puedo matar pájaros".
"Es una mascota y no debería ser condenada por su amo".
Jacks miró a Evangeline como si ella no tuviera ningún sentido para él.
Pero guardó el cuchillo. "Esperemos que este pájaro mascota esté viviendo su mejor día lleno de
conejos gordos y no centrándose en nosotros".
“Gracias”, dijo Evangeline.
"No creo que realmente te haya hecho un favor".
“Pero era lo que quería”.
Jacks parecía como si quisiera decir algo más sobre sus deseos, pero luego tiró de ella hacia
adelante a través del bosque por su muñeca.
Evangeline no supo cuánto tiempo caminaron después de eso, pero finalmente el bosque
vívido se convirtió en niebla. Las flores y las enredaderas que los unían desaparecieron,
desvaneciéndose como un sueño que sólo podía vivir bajo el sol.
Todavía podía ver a Jacks y sentir su muñeca presionada contra la de ella, ahora atada con
una simple cuerda, pero el mundo a su alrededor se estaba oscureciendo. El cielo era un remolino
gris y carbón y nubes flotantes a punto de romperse.
La primera gota fue una sorpresa. Luego empezó a llover más
implacables líneas gris plateadas que confundían las estrellas y la oscuridad de la noche.
Evangeline se levantó rápidamente la capucha de su capa de terciopelo verde, pero la lluvia
ya le había empapado el pelo. “¿Significa esto que estamos oficialmente fuera del Bosque Maldito?”
"Sí."
“¿Pero dónde están todas las tiendas de campaña para la caza?”
"Estamos en el otro lado del bosque ahora", dijo Jacks sin detenerse mientras seguía lloviendo
a cántaros.
Evangeline una vez más perdió la noción del tiempo mientras caminaban bajo la lluvia.
Estaba oscuro cuando escaparon del bosque y todavía estaba oscuro. Jacks se había quedado
muy callado y ella tenía bastante hambre.
No recordaba la última vez que había comido o bebido algo. No parecía importar dentro
del Bosque Maldito. Pero ahora su estómago gruñía y sus piernas estaban cansadas, y cada
piedra y bellota parecía algo digno de morder.
Estaba empezando a sentir el efecto de pasar un día entero sin comer, pensó que había
o bebiendo. Al menos … sido un día. Ella no estaba del todo
estaba segura de cuánto tiempo había pasado desde que había ido al bosque.
Todo lo que sabía era que otra vez era de noche, tenía la boca seca y sentía como si las
piernas se fueran a desplomar debajo de ella. Jacks siguió el paso a su lado, pero ella imaginó
que lo estaba frenando.
Su capa estaba empapada y comenzaba a filtrarse hacia su piel helada.
“Ya casi llegamos”, dijo. La lluvia goteaba desde las puntas de su cabello dorado hasta
sus mejillas antes de correr por su cuello hasta su jubón. A diferencia de Evangeline, no llevaba
capucha ni capa, sólo la lluvia y, como todo lo demás, le quedaba bien.
Él la miró de reojo. "No deberías mirarme así".

"Entonces, ¿cómo debería mirar?"
"No deberías mirarme fijamente en absoluto." De repente apartó la mirada.

Evangeline sintió una punzada de algo cercano al dolor. Jacks la había atado a
él, le había salvado la vida, y ahora estaba diciendo que no lo mirara.
"¿Qué estamos haciendo, Jacks?"
"Necesitamos protegernos de la lluvia", dijo.
Tan pronto como habló, la posada apareció en la distancia, como una imagen en un libro
emergente. Un libro ilustrado emergente lluvioso. Pero a Evangeline no le importaba mientras
hiciera calor y pudiera conseguir algo de comer. Tenía los zapatos empapados; su manto
estaba empapado y pegado a su persona; Incluso la cuerda que la ataba a Jacks estaba
empapada. Pero a medida que se acercaban, pudo ver que incluso bajo la lluvia torrencial, la
posada parecía cálida y acogedora.
El edificio era todo de ladrillo rojo reluciente con jardineras rebosantes llenas de
esponjosas flores de hojas de zorro cubiertas de gruesas gotas de lluvia. La chimenea del
tejado cubierto de musgo, de la que salían tubos grises, llenaba el aire húmedo.
con una especie de humo amaderado, mientras el cartel frente a la posada se balanceaba con
el viento.
Ye Olde Brick Inn al final del bosque: para viajeros y aventureros descarriados.
Debajo de este cartel había otro cartel oscilante que contenía la palabra: Vacante.
Y debajo, colgado debajo, había un cartel aún más pequeño que decía: Una cama.
28
Apolo
Apolo nunca había participado en la Caza.

Es una excelente manera de que te maten, siempre había dicho su padre. Estar allí en
Al principio, da un grito de batalla y luego lárgate.
Apolo siempre había hecho precisamente eso. Ni siquiera se aventuró más allá del
perímetro del campamento real para entrar al Bosque Maldito.
La única cosa que podría haberlo atraído al Bosque Maldito fue Evangeline. Tan pronto
como la niña apareció en su tienda y le dijo que alguien había intentado matarla, Apolo
quiso ir al bosque para salvarla.
Entonces se dio cuenta de que ésta era la oportunidad que había estado esperando. El
momento que aseguraría que él siempre sería capaz de cuidar de ella.
“Su Alteza”, llamó un guardia. La puerta delantera de su tienda se abrió y el guardia
rápidamente entró. "Lord y Lady Vale están aquí para verte".
“Déjenlos entrar”, dijo Apolo.

La puerta de su tienda se abrió más y Honora y Wolfric Valor entraron.
El aire se calmó cuando entraron. Las llamas de su fuego se apagaron, como si la tienda
hubiera respirado profundamente y lo hubiera contenido.
Wolfric no se molestó en ponerse un abrigo. Simplemente vestía una vieja camisa

casera con lazos en el cuello, pantalones negros gruesos y botas de cuero gastadas.
La ropa de su esposa era igualmente sencilla. Deberían haber parecido campesinos
y, sin embargo, todavía se aferraba a ellos una autoridad superior. Antes de que los
guardias de Apolo cerraran la tienda, los sorprendió mirando a la pareja con algo
cercano a la reverencia, a pesar de no saber quiénes eran realmente.
"Por favor tome asiento." Apolo señaló el banco frente a una mesa baja cubierta
de velas mientras tomaba una silla junto a ellas. Como Apolo había planeado estar
aquí durante días, se había asegurado de que su tienda tuviera tantas comodidades
como fuera posible. Almohadas, mantas, sillas... incluso tenía una bañera en un rincón.
“Gracias por venir esta noche. Es un placer verlos a ambos de nuevo, Majestades.
Aunque desearía que fuera en mejores circunstancias. Estoy seguro de que ahora
sabes que mi esposa está desaparecida”.
“Mi familia ayudará en todo lo que podamos”, dijo Wolfric.
"Me alegra escuchar eso, porque creo que puedes tener acceso a lo único que
necesito".
Apolo sacó el pergamino que le había dado Lord Robin Slaughterwood y lo
desenrolló con cuidado. Al instante, la parte inferior de la página comenzó a arder,
como siempre. Lentamente, las llamas devoraron las palabras línea por línea.
Después de que Lord Slaughterwood le dio el pergamino por primera vez, Apolo
necesitó ocho intentos para leer la página, e incluso entonces, nunca logró captar las
últimas líneas: siempre se quemaban demasiado rápido. Pero había leído lo suficiente
para saber que nunca debería haber perdido el tiempo buscando la esposa de
Vengeance Slaughterwood. Esta historia era la que debería haber estado persiguiendo
todo el tiempo.
"¿Sabes lo que es esto?" preguntó a los Valores mientras la página continuaba
ardiendo ante ellos.
"No", respondió Wolfric. “Y deberías saber que no soy de los que hacen teatro.
Si tienes una petición, escúpela”.
"No es teatro", dijo Apolo disculpándose. "Es sólo la maldición de la historia".
Se esforzó por evitar que su voz sonara condescendiente. Si esto iba a funcionar, el
viejo rey no podía verlo como una amenaza. “Este pergamino
contiene una historia perdida hace mucho tiempo sobre un árbol del que solo existe uno. El Árbol de
las Almas”.
Apolo hizo una pausa lo suficiente para observar la expresión de Wolfric, pero el estoico ex rey
no reveló nada. Su esposa tampoco, aunque el pergamino no la menciona, por lo que tal vez ella no
lo sabía.
“Nunca había oído hablar de este árbol hasta el día en que un amigo me regaló este pergamino.
Según el pergamino, las ramas del Árbol de las Almas están llenas de sangre, y cualquiera que sea lo
suficientemente inteligente como para encontrar el árbol y lo suficientemente valiente como para beber
su sangre ya no será humano, sino inmortal.
"Suena como un verdadero mito", dijo Wolfric.
"Lo sabrías", dijo Apolo. "Este pergamino también decía que fuiste la única persona que cultivó
este árbol con éxito".
"Lo estaba", dijo Wolfric con calma. “También fui un tonto al plantarlo en la primera
lugar. El Árbol de las Almas es malvado”.
"A veces el mal es necesario".
Por un segundo, la expresión pétrea del ex rey finalmente se quebró. Sus labios se curvaron.
Apolo sintió una breve llamarada de triunfo.
Entonces Wolfric se puso de pie y lo miró como si Apolo no fuera más que un simple niño. "Nunca
existe el mal necesario, sólo malas decisiones, y me temo que estás a punto de tomar una, muchacho".
Apolo se enfureció ante la palabra niño. Pero logró moderar su voz cuando dijo: “Evangeline es
inocente y Lord Jacks es un inmortal con amigos inmortales. Nunca lo superaré ni salvaré a mi esposa
mientras sea simplemente un humano”.
Wolfric resopló. "Escuché que Lord Belleflower se llevó a su esposa, no Lord Jacks".
"Eso puede ser cierto, pero recuerda mis palabras, Jacks ya la tendrá".
“Entonces deberías dejar de perder el tiempo en lujosas tiendas de campaña y salir como un
verdadero líder y buscarla”, dijo Honora.
Apolo estaba más que un poco desconcertado y un poco avergonzado.
Las palabras de Wolfric lo habían irritado, pero las de Honora avergonzaron a Apolo.
"Mi esposa tiene razón", dijo Wolfric. "Ve a buscar a tu princesa y, si valoras tu vida, olvídate del
Árbol de las Almas".
29
evangelina
Evangeline esperaba que Ye Olde Brick Inn estuviera cálido. Increíblemente cálido.
Esperaba que las habitaciones fueran pequeñas y acogedoras, que los fuegos ardiesen y
que hubiera edredones, montones de edredones. Se imaginó edredones de retazos en los
bancos, edredones que recubrían el suelo y edredones que cubrían las escaleras.
Entonces se dio cuenta de que tal vez estaba un poco delirante. Y esta vez no fue de
Jacks. Se había acostumbrado a sentir su muñeca atada a la de ella. Aunque a medida que
se acercaban a la posada, sintió que su pulso comenzaba a acelerarse.
“Hagas lo que hagas, no te quites la capucha”.
Continuó lloviendo a cántaros mientras Jacks alcanzaba su capa y se bajaba la
capucha para que prácticamente le cubriera los ojos.
“Apenas puedo ver”. Evangeline se levantó la capucha para que no fuera un
venda completa en los ojos. "¿Qué pasa contigo? Ni siquiera tienes una capa”.
"No necesito una capa".
“Eres tan reconocible como yo. Y tienes una mujer atada a ti”.
"Soy muy consciente de eso", se quejó Jacks. "Simplemente sigue mi ejemplo y acepta
todo lo que digo".
Antes de que Evangeline pudiera hacer otra pregunta, abrió la puerta.
La posada no estaba cubierta con las colchas que Evangeline había imaginado, pero
Era pintoresco y atractivo por lo que podía ver.
Vigas de madera se entrecruzaban en un techo cubierto de faroles de cristal que no

combinaban y que parecían pequeñas estrellas perdidas mientras iluminaban las escaleras a
derecha e izquierda, y luego un pasillo en el centro que conducía a una tranquila taberna llena
de luz granulada de faroles. Debía haber sido bastante tarde, porque los únicos clientes de la
taberna eran una pareja hablando en voz baja frente a tazas de cerveza medio vacías y un gato
blanco y esponjoso bebiendo leche de un platillo en un extremo de la barra.
“¿Cómo puedo ayudarlos a ustedes dos?” dijo el tabernero.
"Necesitamos una habitación para pasar la noche". Jacks levantó sus muñecas atadas y
cubrió el rostro de Evangeline. “Creo que nos estabas esperando. Escribí a principios de esta
semana para reservar una habitación para mí y mi nueva novia”.
Novia.
La palabra evocó una serie de sentimientos, un aleteo en su pecho y un giro en su cabeza.

A ella le gustaba escucharlo decir la palabra novia más de lo que probablemente debería haberlo
hecho, pero él también había dicho que había escrito a principios de esta semana.
Jacks había planeado esto y sus planes nunca terminaron bien.

Evangeline no podía recordar por qué se sentía así. Intentó recordar algunas cosas que
Jacks había planeado en el pasado. Pero todo lo que podía recordar era cómo el pulso de Jacks
se había acelerado afuera y cómo él le había dicho antes que no debería mirarlo fijamente. Y
ahora tuvo un sentimiento repentino y terrible acerca de este plan.
“¿Listo, amor? ¿O quieres que te lleve? él dijo.

Ahora lo único que Evangeline podía oír era la palabra amor. Se dijo a sí misma que Jacks
sólo estaba actuando, desempeñando un papel en cualquier plan que hubiera ideado. Pero
Evangeline estaba un poco sin aliento cuando cortó la cuerda que ataba sus muñecas y luego,
sin esfuerzo, la levantó en sus brazos.
Su corazón latía con fuerza mientras él subía las escaleras. A ella le encantaba la sensación de su
brazos, pero no podía quitarse de encima la sensación de que algo más que no amaba estaba
sucediendo.
"Jacks, ¿qué estás planeando?" Ella susurró. “¿Por qué me trajiste aquí? ¿Por qué
pretendemos estar casados?
"Haces muchas preguntas."
"Sólo porque haces muchas cosas cuestionables".
Él la ignoró cuando llegaron al segundo piso de la posada. A mitad del pasillo, una
puerta estaba entreabierta. La luz granulada de las velas invadió el pasillo. Cuando Jacks
pasó, el otro lado parecía todo menos siniestro.
La habitación era una cabaña de ensueño. Todo era verde, dorado y rosa.
Linternas de cristal parpadeantes con cristal verde esmeralda colgaban a ambos lados
de una cama con una cabecera tallada para parecerse a un árbol en flor. La colcha que
cubría era de un suave tono verde bosque y estaba cubierta de pétalos de color rosa pálido.
Los pétalos también estaban esparcidos sobre el piso de madera, y la repisa de una
chimenea donde ardían silenciosamente algunos leños llenaban la habitación con un suave
brillo.
Evangeline sintió que el pecho de Jacks se movía mientras respiraba profundamente.
Su corazón latía de nuevo, y ahora también el de ella. Pero ella temía que fuera por una
razón diferente a la de él.
El tiempo pareció ralentizarse mientras la llevaba hacia la cama. El aire era cálido por el
fuego y dulce por todos los pétalos de las flores, y todo parecía perfectamente de ensueño.
Excepto Jacks.
Él no la estaba mirando. De hecho, parecía estar mirando a cualquier parte menos a ella
mientras la recostaba con cuidado en la cama.
Luego se acercó a las correas de sus piernas donde aseguraba sus cuchillos.
"¿Qué estás haciendo?" Evangeline se puso de rodillas mientras Jacks recuperaba un

pequeño frasco de peltre que no había notado antes. "¿Qué es eso?" preguntó nerviosamente.
Movió lentamente la mandíbula. “Mentí”, dijo. "Me hubiera gustado que hubiésemos
tenido un final diferente". Descorchó el frasco. "Adiós, Evangelina."
“¿Por qué dices adiós?” Entró en pánico cuando Jacks comenzó a inclinar el frasco
hacia ella.
No tenía idea de lo que había dentro. Ella todavía no creía que él le dolería.
su. Pero ella no tenía dudas de que él la dejaría.
¿Estaba planeando ponerla a dormir? ¿Tenía algún tipo de sueño?
poción dentro de la ampolla?
Ella saltó de la cama y le quitó el frasco de la mano. Salió volando.
"¡No!" Jacks intentó moverse, pero por una vez no fue lo suficientemente rápido.
El reluciente polvo de oro del vial cayó como un hechizo sobre todo el
habitación. Evangeline podía sentir cómo le cubría las mejillas, las pestañas y los labios.
Se dijo a sí misma que no debía probarlo. Pero sea lo que sea, debe haberla afectado al
contacto. El dormitorio giraba lo suficiente como para hacer que el mundo pareciera agradablemente
animado mientras todo el polvo dorado brillaba a su alrededor. Jacks parecía brillar más que
todos. De hecho, parecía como si estuviera hecho para brillar. Su cabello, sus pómulos, su boca
malhumorada eran todos maravillosamente dorados y brillantes.
Parecía como si el polvo también le hubiera afectado a él.

Evangeline observó mientras intentaba quitarse el brillo del cabello, pero sus mechones aún
estaban húmedos y el polvo dorado era rebelde. Después de un segundo, dejó de sacudir su
cabello y trató de fruncir el ceño, pero pareció petulante. Todo en Jacks que normalmente era
agudo parecía de repente suave y un poco desconcertado.
"Eres una amenaza", refunfuñó mientras el oro giraba a su alrededor. "Eso

¡Podría haber sido veneno!
“¿Me habrías envenenado?”
"He estado tentado en más de una ocasión..." Sus ojos se oscurecieron mientras bajaban
hasta sus labios y permanecían allí.
La piel de Evangeline se calentó y empezó a pensar que ella y Jacks habían
Definiciones muy diferentes de veneno.
Algo hormigueó en el fondo de su mente. La boca cruel de Jacks. Su
labios. Muerte y besos y pares de estrellas condenadas.
Los pensamientos se sentían como pedazos fracturados de un recuerdo. Intentó asirse,
intentó recordar. Si pudiera recordar, tal vez podría hacer que se quedara. Pero todo estaba tan
confuso en su cabeza por el polvo dorado.
La habitación se estaba calentando y, por un segundo, todo lo que quiso hacer fue cerrar los
ojos y acostarse en la cama hasta que todo dejara de girar. Pero temía que si cerraba los ojos,
cuando los volviera a abrir, Jacks ya no estaría. Para siempre esta vez.
Él acababa de decirle adiós. Había dicho que deseaba que su historia hubiera podido
tuvo un final diferente, como si ya hubieran llegado a la página final.
Pero Evangeline quería más páginas.
Cuando Jacks desvió la mirada y se giró para irse, ella le agarró la muñeca con ambas manos.
“No voy a dejar que te vayas. Dijiste que eras mi monstruo. Si eres mía, ¿por qué traerme aquí sólo
para dejarme? Nada de esto tiene sentido."
Apretó los dientes. "Ser tuyo no te hace mío".

Evangeline no sabía si el reluciente polvo dorado todavía le afectaba. Todas sus esquinas afiladas
estaban atrás mientras permanecía allí con su cabello húmedo y sus ojos ardientes. Tenían un brillo
sobrenatural, casi febriles.
No puedo quedarme contigo. Tú y yo no estamos destinados a serlo.

Él se apartó... Pero
Evangeline la sujetó con fuerza. Luchó contra el sueño que la invadía cuando dijo: “No te creo,
Jacks. Puede que no recuerde todo sobre ti. Pero te conozco. Sé que te conozco y no creo que haya
nada que no puedas hacer”.
"No puedo hacer esto", dijo con brusquedad.

Desde tan cerca pudo ver que sus ojos eran de un rojo brillante alrededor de sus bordes. Casi
parecía... ¿sangre?
Cerró los ojos, como si no quisiera que ella lo viera, pero hacerlo sólo lo hizo parecer más perdido.
Cerca y lejos a la vez.
Escuchó caer una gota de agua. Ella pensó que podría ser una lágrima, pero era lluvia de su
jubón, goteando sobre el suelo.
El fuego y el polvo de oro habían eliminado la mayor parte del frío, pero sus ropas
Todavía estaban empapados hasta el final.
Tentativamente, alcanzó el botón superior de su jubón.
Los ojos de Jacks se abrieron de golpe. "¿Qué estás haciendo?"
"Tu ropa está mojada", susurró mientras desabrochaba lentamente el primer botón con un suave
clic. Fue un sonido pequeño, pero de alguna manera llenó el
habitación.
Afuera, la lluvia azotaba con fuerza la delgada ventana, sacudiendo el vidrio, pero Evangeline aún
podía escuchar el sonido de cada botón mientras desabrochaba uno.
después de otro.
"Esta es una muy mala idea", murmuró Jacks.

"Pensé que te gustaban las malas ideas".
"Sólo cuando son míos".
Él se quedó muy quieto mientras sus dedos alcanzaban el botón inferior y lo deslizaban
con cuidado a través del agujero. Por un segundo, no llovía, no se respiraba. Solo estaban
ellos dos.
Evangeline separó con cuidado la tela de su jubón.
Entonces sintió la mano de Jacks apretando su muñeca.
"Mi turno", dijo con voz ronca. Y ella juró que podía sentir su voz en
su piel mientras alcanzaba los lazos de su capa.
Sus manos desnudas estaban calientes por el polvo de oro. Evangeline podía sentir las
puntas ardientes de sus dedos mientras deshacía con cuidado el nudo de su cuello. Él apenas
rozó su piel, pero de repente ella estaba en llamas cuando él le quitó la capa de los hombros.
Llevaba un vestido debajo, pero podría no haber sido nada por la forma torturada en que
él la miraba. Ella no quería respirar. No quería moverse, por miedo a que sus manos se
detuvieran allí, que la dejara con el vestido húmedo, que no alcanzara las cintas de sus pechos.
Él respiró hondo y entrecortadamente y luego sus manos estuvieron en su cintura,

guiándola suavemente hacia la cama, presionando hasta que estuvo acostada sobre la colcha.
Podía sentir los pétalos de las flores adhiriéndose a su piel húmeda mientras Jacks se cernía
sobre ella, con las rodillas a cada lado de sus piernas.
Bajó los ojos.
Su estómago se hundió cuando él alcanzó los tirantes de su vestido y lentamente los
deslizó sobre sus hombros. Se sintió aún más mareada cuando su mano se movió hacia el
corpiño de terciopelo de su vestido. Con cuidado desabrochó los cierres ocultos que lo
mantenían unido y lo bajó sobre sus caderas, dejándola nada más que una camisola sedosa.
Debería haberle facilitado la respiración, pero en lugar de eso olvidó cómo hacerlo.
¿Qué estaba respirando? ¿Cuáles fueron las palabras? Lo único que Evangeline sabía
era que las manos de Jacks estaban sobre ella, calientes y curiosas mientras se deslizaban
por sus caderas hasta su cintura. Podría haber suspirado cuando le rozaron los pechos. Sus
manos estaban tan calientes que podía sentirlas a través de su combinación. Entonces ella pudo sentir
ellos sobre su piel mientras él deslizaba una mano debajo de su camisola y la apoyaba sobre su
corazón.
La habitación giró más rápido y esta vez no tuvo nada que ver con el polvo dorado.
La única magia en la habitación era la del tacto, los latidos del corazón y Jacks.
Y por un momento fue perfecto. Él se sentía suyo y ella se sentía suya.
Evangeline no quería moverse. No quería hablar por miedo a romper el encantamiento

que tenían ahora. Pero ella también quería tocarlo, quería estar más cerca. Si ese era todo
el tiempo que iba a pasar con él, si por la mañana él volvía a despedirse, ella quería más.
Ella alcanzó sus hombros. “Mi turno otra vez”.

Ella presionó sus manos contra él, guiándolo para que se acostara, para que fuera ella
quien lo tocara mientras comenzaba con su jubón, que él aún no se había quitado.
Deslizó su mano debajo de la tela húmeda, lista para quitársela. Y

Fue entonces cuando lo sintió. Sus dedos rozaron un trozo de papel.
Jacks murmuró algo que sonó como no.
O tal vez sólo escuchó la palabra en su cabeza.
Tenía los ojos cerrados, cubiertos por una perfecta capa de oro. Y de pronto se quedó
quieto, salvo por el movimiento de su pecho.
Finalmente había caído bajo el hechizo durmiente del polvo de oro.
Su mano todavía estaba dentro de su jubón tocando el borde del papel.
¿Era por eso que la había detenido antes?
Se sintió un poco culpable mientras tiraba del borde de la página, pero no lo suficiente
como para evitar que la sacara del jubón. Estaba milagrosamente seco, aunque parecía
bastante gastado, como algo que hubiera doblado y desdoblado para leerlo una y otra vez. E
inmediatamente reconoció la letra descolorida.
Era de ella.
En caso de que olvides lo que ha hecho el Príncipe de Corazones

y te sientas tentado a confiar en él nuevamente.
Rápidamente releyó las palabras, con la esperanza de recordar haberlas escrito.

Pero no hubo nada. Abrió la nota, con cuidado de no romperla, ya que el papel estaba
muy gastado y era fino.
Debió haber sido importante si era algo que Jacks llevaba consigo y releía una y
otra vez.
La página estaba cubierta con más letra suya, pero no era una carta.
para Jacks, era una carta para ella. Una nota que se había escrito a sí misma.
¿Por qué Jacks llevaría esto encima?
Al igual que el exterior de la nota, la escritura estaba tan descolorida que casi
No pude entenderlo todo.
Querida Evangeline:
Con el tiempo lo volverás a ver y, cuando lo hagas, no te
dejes engañar por él. No te dejes engañar por sus encantadores
hoyuelos, sus sobrenaturales ojos azules o la forma en que tu
estómago puede revolverse cuando te llama Pequeño Zorro; no
es un término cariñoso, es otra forma de manipulación.
El corazón de Jacks puede latir, pero no siente. Si sientes

la tentación de volver a confiar en él, recuerda todo lo que ha
hecho.
Recuerda que él fue quien envenenó a Apolo para poder
incriminarte por asesinato y hacer realidad una profecía perdida
hace mucho tiempo: una que te convertiría en una llave capaz
de abrir el Arco del Valor .
Eso es todo lo que quiere, abrir el Arco del Valory. Probablemente
será amable contigo en algún momento en el futuro, para
intentar influir en ti para que desbloquees el arco. No lo hagas.
Recuerda lo que te dijo ese día en el carruaje: que él es un

Destino y que tú no eres más que una herramienta para él. No
te permitas olvidar quién es Jacks ni volver a sentir simpatía por
él.
Si necesitas alguien en quien confiar, confía en Apolo

cuando despierte. Porque despertará. Encontrarás una
manera de curarlo y, cuando lo hagas, confía en que ustedes
dos encontrarán su felicidad para siempre y que Jacks
obtendrá lo que se merece.
Buena suerte,
evangelina
Podría haber sido la magia de la carta, de Evangeline del pasado diciéndose a

sí misma que debía recordar una y otra vez, como si hubiera sabido que algún día lo
olvidaría.
O podría haber sido otro tipo de magia que surgió dentro de Evangeline mientras
se preguntaba por qué Jacks habría llevado consigo esta carta. No fue una carta de
amor. De hecho, era todo lo contrario. Y, sin embargo, lo había leído una y otra vez.
Lo llevaba consigo, cerca de su corazón. Sus palabras... o más bien, las palabras de
la niña que había sido. Y ella quería volver a ser esa chica. ¡Quería recordar! ella
hizo.
Y por fin lo …
recordó.
30
evangelina
Los recuerdos comenzaron como lluvia, cayendo lentamente sobre Evangeline y

desdibujando todo lo demás cuando recordó haberse escrito la carta a sí misma en
primer lugar. Había estado sentada en su suite real al borde de las lágrimas de ira,
pero también estaba desconsolada. Ella no había reconocido la emoción en ese
momento, pero la Evangeline actual reconoció inmediatamente el sentimiento.
Era el mismo dolor que había sentido en su corazón desde que perdió sus
recuerdos. Había pensado que desaparecería cuando finalmente reaparecieran, pero
el dolor pareció crecer a medida que sus recuerdos pasaron de ser un hilo brumoso a
un aguacero constante.
Recordó a Jacks otra vez. Recordó haber visitado su iglesia y haberlo conocido
por primera vez, pensando que era horrible. Luego, darse cuenta de quién era, que en
realidad era el Príncipe de Corazones Destinado, y luego seguir pensando que era
horrible.
Cada vez que conocía a Jacks, Evangeline pensaba que él era un poco peor.
Siempre estaba comiendo manzanas y burlándose de ella, e incluso cuando la estaba
rescatando, era un miserable. Recordó la noche en que había sido envenenada por
las lágrimas de LaLa. Él la había guardado como si le guardara rencor. Su cuerpo
había estado rígido y tenso, como si realmente no la quisiera allí, y aún así sus brazos
estaban apretados alrededor de su cintura como si no tuviera intención de dejarla ir jamás.
Ella todavía pensaba que él era horrible entonces, pero cuando Evangeline revivió esa
noche, algo dentro de ella cambió. Sucedió de nuevo cuando revivió haber pasado la noche
siguiente con él en la cripta.
De repente comprendió por qué pensar en Jacks le hacía pensar en morder.
Había otros recuerdos de morder también, de querer hundirle los dientes cuando había
sido infectada con veneno de vampiro, y luego, de hecho, morderle el hombro cuando había
sentido un dolor insoportable, la noche en que había mató a Petra.
Evangeline recordó todo rápidamente hacia atrás. Cómo ella y Petra fueron llaves
profetizadas capaces de abrir el Arco del Valory.
Evangeline había estado tratando de encontrar los cuatro arcos de piedra para hacerlo, y
Petra había intentado asesinarla para detenerla.
Evangeline había matado a Petra en defensa propia. Jacks la encontró después,
cubierta de sangre. Luego llevó a Evangeline al Hollow y ella finalmente admitió que estaba
perdidamente enamorada de él.
Ella había estado enamorada de él desde hacía bastante tiempo. Evangeline no estaba
Estoy segura si esa parte era un recuerdo o simplemente un pensamiento que estaba teniendo actualmente.
Sus recuerdos no se parecían tanto a su pasado sino a su historia. La historia de

Evangeline y Jacks. Y era una historia hermosa, su nueva historia favorita. Odiaba haberlo
olvidado. Que se había perdido y que Apolo había intentado reescribirlo, para decirle que
Jacks era el villano.
Aunque, para ser justos, desde el punto de vista de Apolo lo era: Jacks le había lanzado
un hechizo de amor; luego puso a Apolo en un estado de sueño encantado. Jacks no había
puesto la maldición del espejo o la maldición del Arquero sobre Apolo, pero Evangeline se
preguntó si Apolo lo sabía.
Aunque sus recuerdos estaban regresando, todavía había una serie de cosas que no
sabía. Ella todavía no sabía qué era todo lo que había encerrado dentro del Valory.
Nadie había podido decírselo debido a la maldición de la historia. Pero descubrió que
había dejado de preocuparse por el contenido del Valory tan pronto como supo que Jacks
en realidad no quería abrirlo; solo quería usar las piedras del Arco de Valory para retroceder
en el tiempo y estar con la chica que había hecho que su corazón volviera a latir. Donatella.
Recordar esta parte fue como revivirla nuevamente.

El corazón de Evangeline se hizo añicos al recordar que Jacks había dicho: Quiero borrar
cada momento que tú y yo hemos pasado juntos, cada palabra que me has dicho y cada vez que
te he tocado, porque si no lo hago, Matarte, tal como maté al Zorro.
Ella había tratado de discutir con él. ¡No soy ese zorro!
Pero Jacks se había mostrado firme en su creencia de que no había un final feliz para ellos
dos. Él le había dicho que él era el Arquero.
Y supo, de repente, que ésa era la razón por la que se le había roto el corazón cuando
Madame Voss mencionó por primera vez La balada del arquero y el zorro. No por el nombre
Archer, sino porque era la historia de Jacks y Evangeline sabía cómo terminaba. Sabía que Jacks
había matado al Zorro y que creía que algún día también mataría a Evangeline.
Había creído esto con tanta convicción inquebrantable que planeaba retroceder en el tiempo
para perseguir a una chica que no amaba y hacer que él y Evangeline nunca se conocieran,
borrando efectivamente sus recuerdos y su historia.
Recordó estar herida y furiosa y pelear con él por eso después de abrir el Arco del Valory.
Ella le había rogado que la acompañara, pero él había decidido dejarla ir. Él le había dicho, sólo
quiero que te vayas.
Y ella había hecho precisamente eso. Ella se había ido.
Pero fue una partida complicada. En el fondo sabía que Jacks se preocupaba por ella. Ella
creía que él la deseaba. Pero también sabía que él tenía tanto miedo de matarla que nunca la
elegiría. Creía que ya había encontrado su verdadero amor y no era Evangeline.
Pero Evangeline tampoco le había dicho nunca que lo amaba. Él había estado asustado,
pero ella también. Ella había dicho que deseaba que su historia hubiera tenido un final diferente,
pero debería haberle dicho cuánto lo amaba. El amor era la magia más poderosa del mundo.
Pero esa noche el amor le había fallado. No había sido suficiente.

Todavía estaba enamorada de Jacks y, sin embargo, tanto en el pasado como en el presente
Evangeline sintió como si lo hubieran perdido.
La Evangeline del pasado se sintió tan ingenua con la Evangeline del presente cuando
recordó haber corrido a buscar a Jacks, creyendo que si pudiera decirle que lo amaba, eso
arreglaría todo.
Claramente no fue así.

Y, sin embargo, una parte de la Evangeline actual envidiaba la creencia natural de su yo anterior
en la esperanza y la magia del amor.
Evangeline todavía podía tener esperanzas, pero no se había sentido igual desde esa noche.
Ahora se preguntaba si era porque esa era la noche en que había perdido a Jacks, a pesar de creer,
esperar y perseguir.
Cuando ella corrió de regreso a la habitación con el Arco de Valory, para decirle que lo amaba,
Jacks no estaba allí.
Ella no pensó que él había retrocedido en el tiempo, porque todavía podía recordarlo. También
pudo ver los cuatro mágicos Arco Valory.
piedras.
Pero no estaba Jacks, solo su sangre manchaba las alas de la piedra.

Ángeles que custodiaban el Arco del Valory.
Entonces Apolo estaba allí. Ella había pensado que él la dejaría irse. Todo lo que ella había
hecho era causarle dolor. Estaba mejor sin ella, pero no la dejaría ir.
En realidad, Evangeline nunca había sido de las que creían en el destino, pero por un segundo le
resultó difícil creer en el amor cuando finalmente recordó que Apolo le había arrancado los recuerdos.
Le había acariciado el pelo mientras robaba cada recuerdo uno por uno. evangelina
había intentado detenerlo. Ella había luchado, suplicado y llorado.
Pero él simplemente seguía diciendo con calma: "Pronto todo mejorará".
"¡Bastardo!" Evangeline había querido golpearlo, lastimarlo, pero todo lo que logró golpear fue el
colchón cuando finalmente despertó del estado de ensueño en el que la habían sumido sus recuerdos.
Se encontró devuelta al presente. A la cama verde bosque en la que Jacks la había acostado la
noche anterior.
Sólo que ahora no había Jacks.
Evangeline podía sentir su ausencia de la misma manera que solía sentir su presencia antes de
perder los recuerdos. Era un escalofrío punzante por toda su piel que la dejó fría y asustada.
Se dijo a sí misma que no debía entrar en pánico.
Pero todavía se estaba recuperando de la fusión de su pasado y su presente.

No podía simplemente recordar que Apolo le había robado los recuerdos, podía sentirlo.
Ahora entendía por qué su corazón había latido con peligro, peligro, peligro aquella primera
noche con Apolo en aquella azotea. Pero ella no había escuchado a su corazón; en lugar
de eso, ella lo había besado.
¿Era por eso que Jacks la había dejado? ¿Creía que ella estaba enamorada de Apolo?
La idea la enfermó tanto que le resultó difícil levantarse de la cama.

Pero Evangeline necesitaba encontrar a Jacks. Necesitaba explicar que lo había recordado.
Y ella tenía que decirle que lo amaba.
Cuando observó las acciones de Jacks, la mayoría parecía decir que él también la
amaba. Él seguía regresando, seguía protegiéndola. Pero él también siguió dejándola.
Nerviosa, tomó su vestido desechado. Fue entonces cuando lo vio en su brazo.
Había un ancho brazalete de cristal que rodeaba su muñeca derecha. Estaba frío al
tacto y cristalino, y cuando Evangeline tiró, no se soltó.
No parecía haber ningún tipo de cierre y era demasiado estrecho para
que se deslizara sobre su mano. Alguien debe haberlo soldado de alguna manera.
¿Qué había hecho Jacks?
Porque sabía que era Jacks. Tenía que ser Jacks. Había planeado traerla aquí y
ponerla a dormir con polvo de oro. Debe haber sido para poder ponerle esta esposa.
¿Pero por qué?
Evangeline estudió el extraño objeto de cristal. A primera vista parecía sencillo, pero
ahora podía ver que estaba grabado con delicadas flores de cerezo que se curvaban
alrededor del puño como si fueran flores que se extendieran desde un árbol.
Intentó recordar si alguna vez había oído una historia sobre una pulsera como ésta,
pero no podía recordar nada. Y con o sin esposas, necesitaba irse. Tenía que encontrar a
Jacks antes de que Apolo la encontrara a ella.
Sin duda, Apolo ya sabía que estaba desaparecida y probablemente había enviado a
la mitad del ejército a buscarla.
Evangeline se puso el vestido. Luego agarró su capa, se la echó sobre los hombros,
se cubrió el cabello con la capucha y se dirigió hacia la puerta. Realmente no le había
prestado mucha atención al entrar, ya que había estado más absorta en el hecho de estar
envuelta en los brazos de Jacks.
Ahora se dio cuenta de que era una puerta bastante bonita. En lugar de un simple
rectángulo, la puerta llegaba a un punto dramático en su parte superior. Era de un verde
ligeramente descolorido con una preciosa pátina dorada. El pomo de la puerta también
podría haber sido un poco bonito, pero Evangeline no podía ver correctamente la manija
más allá de las salpicaduras de sangre. Sangre de color rojo intenso brillando con motas
de oro cubría todo el pomo de la puerta.
Ella recordó la noche en que abrió el Arco Valory, cuando encontró la sangre de
Jacks por todas las piedras. Esto no puede
“No, no, no. … volver a suceder”.
Era casi peor que Evangeline pudiera recordar todo con tanta claridad ahora. Que
ella sabía que esto había sucedido antes. Que Jacks había decidido alejarla, y luego él
había desaparecido y ella nunca había logrado decirle que lo amaba, y que el amor había
perdido en lugar de ganar.
Las manos de Evangeline temblaron mientras giraban el pomo ensangrentado. Y
luego temblaron aún más fuerte. Había más sangre fuera de la habitación, manchando el
suelo del pasillo.
"¡Jotas!" ella lloró desesperadamente. "Jacks"
Se interrumpió al recordar que Jacks era un fugitivo. Quería encontrarlo urgentemente,
pero no quería alertar a nadie de que podría estar cerca.
Sin decir más, bajó corriendo las escaleras. Ahora que había dejado de gritar, podía
oír la lluvia golpeando las paredes exteriores, pero todo lo demás estaba inquietantemente
silencioso para una posada con taberna. Silencio equivocado. Muy silencioso.
Su último paso por las escaleras sonó como el trueno. Sabía que algo había sucedido
incluso antes de encontrar los cuerpos.
Eran tres de ellos. Tres formas sin vida e inmóviles. Evangeline vio eso mucho antes
de que su visión se atascara, volviéndose negra alrededor de los bordes y llenándose de
puntos danzantes en el centro.
Se agarró a la barandilla en busca de apoyo y las piernas le fallaron. Algo inaudible
escapó de su garganta. Un grito... una maldición. No sabía qué palabras salieron de su
boca ni cuánto tiempo permaneció allí.
Aturdida, Evangeline se obligó a comprobar si había vida. El camarero, a quien
Evangeline se acercó primero, estaba tumbado tan cerca de la puerta que parecía
como si hubiera estado tratando de huir antes de que le arrancaran la garganta. Los otros dos
cuerpos estaban junto al fuego y Evangeline imaginó que los habían cogido por sorpresa.
Parecía como si un animal salvaje los hubiera atacado, pero Evangeline lo sabía mejor
ahora que había recuperado todos sus recuerdos.
Un vampiro había hecho esto.

Debió haberse salvado gracias a Jacks, pero entonces, ¿dónde estaba él?
¿Por qué estaba su sangre en su habitación? Su cuerpo no estaba entre los demás, pero su
mente daba vueltas con un millón de preguntas mientras salía a trompicones de la taberna.
¿Estaba herido? ¿Muerto? ¿Había sido mordido?
Evangeline juró que volvería para cubrir los cuerpos con sábanas y telas, pero primero
necesitaba desesperadamente encontrar a Jacks.
Afuera, la lluvia seguía cayendo a cántaros implacables. No podía ver más que unos pocos
metros por el camino, pero pensó que podía oír a alguien que se acercaba.
Un pájaro familiar graznó y Evangeline se quedó paralizada de inmediato.

Un segundo después, una figura se acercó a ella a través de la lluvia. Una figura que
definitivamente no era Jacks.
Garrick, del Gremio de Héroes, estaba mayormente oscurecido por su capa y capucha.
Pero ella lo reconoció por el horrible pájaro posado en su hombro.
Ella comenzó a retroceder, hacia la posada. Pero el camino estaba resbaladizo. Su pie
resbaló.
“Está bien, princesa. No estoy aquí para lastimarte”. Garrick la agarró
brazo, como para estabilizarla. "Estoy aquí para rescatarte".
"No necesito que me rescaten". Evangeline intentó liberarse de él. Pero Garrick la abrazó
con fiereza, como si no le importara si la lastimaba, y los dedos le causaban moretones. "Señor,
déjeme ir".
"Estás empapado", gruñó. "Tienes que volver a entrar".
Evangeline dio un paso, pero luego recordó que no era sólo Evangeline Fox, era la princesa
Evangeline Fox. "Tienes que dejarme ir ahora", exigió. “Te ordeno que me liberes”.
El héroe maldijo en voz baja y añadió algo que sonó como realeza inútil. "Lo siento,
princesa, pero vendrás conmigo y mis hombres".
Chasqueó los dedos dos veces y más figuras avanzaron a través de la constante lluvia.
Había al menos media docena de hombres, todos ocultos bajo capas como la de Garrick, pero
Evangeline podía decir fácilmente que todos eran más grandes que ella.
Ella no podía luchar para salir de esto. Pero tal vez podría razonar con ellos para que la
dejaran ir.
"No lo entiendes". Clavó los talones en el suelo fangoso. “No es seguro dentro de esa
posada. Ve y velo por ti mismo. Pero por favor no me lleves contigo. No puedo volver allí”.
"No te preocupes", dijo Garrick, "no hay lugar más seguro que con nosotros".
“Entonces, ¿por qué me siento cautiva?” ella protestó.
Garrick suspiró detrás de su capucha. “Bien, eres un cautivo. Pero eso
"No significa que no te mantendré a salvo".
Evangeline continuó discutiendo, pero Garrick fácilmente la hizo entrar.
seguido por su pandilla de héroes.
El aire huele fétido, metálico a sangre y espeso a muerte.
El camarero yacía congelado en el suelo en la misma horrible posición.
Evangeline la había encontrado.
Los dedos de Garrick se clavaron con más fuerza en el brazo de Evangeline. Era el
el único indicio de que podría haber sido afectado por los cadáveres.
Se bajó la capucha. Era la primera vez que lo veía sin
mascarilla. Tenía un rostro robusto y atractivo, completamente desprovisto de emoción.
Pero luego estaba gritando órdenes. “Leif, Raven, Thomas—ustedes
tres suben y revisan las habitaciones. Mira cuántos otros están muertos”.
Los hombres rápidamente subieron las escaleras, haciendo temblar la madera mientras
Garrick se volvió hacia Evangeline. “¿Vio quién hizo esto, alteza?”
"Si quieres que responda a tus preguntas, suéltame".
“No la necesitamos. Debe haber sido Lord Jacks”, dijo uno de
Los hombres restantes de Garrick.
“No”, dijo Evangeline de inmediato, lanzando una mirada furiosa al hombre. "Este no era
Jacks".
"Mi esposa está claramente atónita", dijo una voz que inmediatamente hizo
A Evangeline se le eriza la piel.
Apolo estaba allí. Podía oírlo, acercándose a ella. Entonces ella

Sintió el roce de su mano en la parte baja de su espalda.
Evangeline se giró hacia un lado y lo abofeteó con fuerza. El sonido de su mano
golpeando su mejilla resonó por toda la posada, fuerte, crujiente y satisfactorio.
Eres un príncipe repugnante, engreído y cobarde, pensó mientras

vio su piel tornarse de un tono rojo inflamado.
Ella no le dijo que sabía todo lo que había hecho. Ella no le dijo que sabía lo que él
realmente era y que ella nunca sería suya. Ella quería. Pero ella no era tan tonta. No cuando
Apolo estaba rodeado de guardias y héroes que podían someterla sin esfuerzo si buscaba
una pelea adecuada con el príncipe.
"¡Oh, Apolo!" ella exclamó en su lugar. "Me asustaste."

El príncipe se frotó la mejilla. "No sabía que podías golpear tan fuerte, cariño". Las
palabras eran provocativas, pero ella juraría que él entrecerró los ojos.
Evangeline se dijo a sí misma que él no podía saber que había recuperado sus recuerdos.
Y entonces se dio cuenta de que él nunca podría descubrirlo.

Necesitaba seguir fingiendo, y no sólo porque sus guardias y héroes a sueldo estuvieran
allí. Si Apolo supiera que sus recuerdos habían regresado, simplemente podría quitárselos
de nuevo. Ahora entendía por qué él hacía que los médicos la revisaran todos los días. Para
asegurarse de que si alguna parte de su pasado comenzaba a regresar, él pudiera
simplemente borrarla.
Él era horrible. Evangeline sabía que era horrible, pero las profundidades de su engaño
la golpeaban cada vez más fuerte. Quería abofetearlo de nuevo, gritar y gritar y enojarse,
enfurecerse, enfurecerse, pero tenía que tener más cuidado.
Y tenía que hacerlo ahora.
Intentó hacerse más pequeña. Garrick finalmente la había liberado después de la
aparición de Apolo. Se abrazó ambos brazos contra el pecho y agachó la cabeza, como si
estuviera sacudida y asustada, lo cual debería haber estado, pero era muy difícil sentirlo a
pesar de toda la ira que latía.
Fue aún más difícil hacer que su voz fuera pequeña cuando dijo: “Tampoco me di
cuenta de que podía golpear tan fuerte. Todo ha sido muy perturbador. Los cuerpos, los
sangre. ¿Y sabías que Lord Belleflower mató a Hale y trató de asesinarme a mí?
"He oido sobre eso."

Apolo la rodeó con sus brazos, pero su abrazo se sintió demasiado fuerte.
Sofocantemente apretado. "Está bien, ya estoy aquí".
Evangeline se dijo a sí misma: Sigue fingiendo. Sólo sigue fingiendo. Necesitaba
devolverle el abrazo y actuar aliviada, pero no estaba segura de poder hacerlo. Ya
era bastante difícil respirar con regularidad con su cuerpo presionado tan cerca del
de ella.
Finalmente Apolo se apartó, pero siguió tocándola. Le pasó un pesado brazo por
los hombros, manteniéndola cerca. Se preguntó si él podía sentir que quería escapar.
Ella trató de relajarse, pero las siguientes palabras que dijo se lo hicieron imposible.
"Voy a sacar a Evangeline de aquí", le dijo Apollo a Garrick. "Tienes que

encontrar a Jacks antes de que vuelva a asesinar".
"Jacks no hizo esto", protestó Evangeline.
Apollo se tensó tan pronto como dijo Jacks. Podía sentir su brazo tensarse a su
alrededor.
Pero ella se negó a retractarse de las palabras. Podía fingir que había perdido la
memoria y podía soportar un abrazo, pero no iba a permitir que Apollo culpara a
Jacks por asesinatos que no cometió. No otra vez. Y no cuando había otro asesino
ahí fuera. "Esto fue obra de un vampiro".
Apollo le dio a Evangeline una mirada breve e inquietante que parecía preguntar:
¿ Qué sabes sobre los vampiros? Luego se rió. Fue una risa suave, pero fue
suficiente para hacer que sus mejillas ardieran de calor cuando él dijo: "Mi esposa
está claramente confundida después de todo lo que ha pasado".
“Tengo la cabeza perfectamente despejada”, protestó Evangeline con calma. "Vi
un vampiro en el Bosque Maldito".
Lo cual era cierto. Ella no se había dado cuenta en ese momento. Pero ahora
que tenía sus recuerdos nuevamente, aún más cosas encajaron. El Apuesto
Desconocido en el Bosque Maldito era Caos. Él se lo había dicho cuando se
conocieron, pero Evangeline no recordaba quién era, por lo que no había descubierto
que era un vampiro y hasta hacía poco llevaba un yelmo que le impedía alimentarse.
Ahora entendía por qué Jacks había sido tan rápido en incapacitarlo.
Jacks la había estado protegiendo. Él siempre la estaba protegiendo.
Y ella necesitaba protegerlo.
“Sé que parezco enojada”, dijo Evangeline. “Pero estoy seguro de lo que vi.
Vi un vampiro y no se parecía en nada a Lord Jacks.
Añadió las Jotas finales sólo para ver a Apolo estremecerse. Pero esta vez no lo hizo.
Sus labios lentamente formaron una sonrisa que hizo que Evangeline pensara en ponerse
una máscara. "Está bien, cariño, te creo".
"¿Tú haces?"
"Por supuesto. Simplemente me sorprendió. No es frecuente que alguien hable de

vampiros, así que perdóname por mi escepticismo inicial”.
Apolo le frotó el hombro mientras miraba hacia Garrick. “Lord Jacks sigue siendo tu
prioridad. Pero diles a tus hombres que también busquen a Lucien, el heredero impostor al
trono. Adviértales que es un vampiro y que se ha lanzado a una matanza.
Evangeline luchó contra el impulso de reaccionar. Intentó mantener su rostro

cuidadosamente inexpresivo, inocente, como se suponía que debía verse. Necesitaba
parecer una chica sin recuerdos y no como una chica que acababa de oír a su marido
mentiroso y engañoso acusar a su primer amor de asesinato.
"Este heredero", dijo Evangeline en voz baja, esperando sonar simplemente curiosa.
"¿Como se veia? Escuché que era joven y extremadamente guapo”.
Apolo frunció el ceño ante la palabra guapo, pero Evangeline continuó como si no se
diera cuenta. “Todas mis doncellas hablaban de lo devastadoramente atractivo que era.
Pero el vampiro que hizo esto, el que vi en el bosque —se estremeció—, era viejo y
monstruoso. Sintió una punzada de culpa por esa mentira. Pero Evangeline sabía que si
intentaba describir el Caos, Apolo probablemente lo cambiaría para que todavía sonara
como Luc, ya que ambos vampiros eran jóvenes, de pelo oscuro y guapos.
“Evangeline, querida”, dijo Apolo. “Los vampiros se ven diferentes cuando se alimentan.
Sé que piensas que el vampiro que hizo esto era un viejo monstruo, pero los vampiros son
bastante raros. Estoy seguro de que si realmente viste un vampiro, entonces era el heredero
impostor. ¿A menos que no estés seguro de que fuera un vampiro?
Bastardo. Asesino. Monstruo.
Te odio, quiso decir Evangeline. Pero decirle a Apollo cómo se sentía

ahora no ayudaría ni a Luc ni a Jacks. En lugar de eso, dijo lo único que
se atrevió a decir: "Estoy segura de que era un vampiro". Y esperaba
desesperadamente que Luc estuviera en algún lugar seguro y lejano.
31
evangelina
Evangeline sólo tuvo que sobrevivir al viaje en carruaje.

Fue sólo un viaje en carruaje.
El último paseo en carruaje.
Una vez que llegara a Wolf Hall, escaparía usando los pasadizos secretos de los que Apolo
le había hablado antes de casarse. Con sus recuerdos recuperados, ahora recordaba los pasajes.
Sólo tenía que esperar hasta que oscureciera, cuando el castillo estuviera dormido. Entonces
Evangeline se iría para intentar encontrar a Jacks.
No, se corrigió, no intentarlo. Encontraría a Jacks. No importaba que ella no tuviera idea de
adónde había ido, por qué la había dejado o por qué le había puesto la esposa de cristal en la
muñeca.
Evangeline quería estudiar la esposa una vez más. Jacks se había esforzado en ponérselo,
así que debe haber sido importante. Probablemente mágico. Pero hasta el momento, la esposa
no había hecho nada espectacular... o, de hecho, nada en absoluto.
Mantuvo el puño oculto bajo su capa mientras el carruaje avanzaba hacia Wolf Hall. Excepto
que ahora parecía ir en la dirección equivocada.
Evangeline no sabía mucho sobre la geografía del norte. Pero sí sabía que Wolf Hall estaba
al sur, y podía decir por la dirección del sol que brillaba sobre toda la vegetación del Norte que su
carruaje ahora avanzaba hacia el oeste, hacia algún lugar que ella no conocía.
Todo lo que vio fueron campos verdes y árboles brotando con hojas nuevas.
Se encontró agarrando los cojines de terciopelo rojo debajo de ella mientras
esperaba que el camino tomara una curva hacia el sur, pero el camino seguía recto
como un tallo de trigo.
Hasta entonces, Evangeline había estado intentando mirar por la ventana en lugar
de mirar a Apolo. No sabía si podría mirarlo por mucho tiempo sin revelar sus
verdaderos sentimientos. Ella tampoco quería verlo. Ya era bastante doloroso sentarse
tan cerca del hombre que le había arrancado los recuerdos y reescrito su historia. Ella
no quería mirarlo a la cara. Pero finalmente ella se volvió.
Él estaba sentado directamente frente a ella. Sus manos estaban entrelazadas,

descansando bajo su barbilla mientras la miraba con la misma intensidad que ella
había empleado para evitarlo.
Un escalofrío recorrió su espalda mientras se preguntaba si él había estado
mirándola así todo el tiempo. Como si supiera que ella tenía un secreto.
“¿Está todo bien, cariño? Pareces un poco nervioso”.
“Simplemente me preguntaba adónde vamos. ¿Pensé que Wolf Hall estaba al sur?
"Es. Nos quedaremos en otro lugar por un tiempo”.

Un tiempo podría haber sido una eternidad por la forma en que la hizo sentir
escucharlo. Evangeline sabía cómo escapar de Wolf Hall, pero podría resultar mucho
más difícil huir de otro lugar.
"¿Dónde está esto en otro lugar?" ella preguntó.
"Aquí mismo." Apolo agitó una mano majestuosa hacia la ventana mientras el
carruaje pasaba junto a un cartel demasiado amistoso, envuelto en una alegre cinta
verde, que decía:
¡BIENVENIDO AL PUEBLO MERRYWOOD ! DONDE TODOS SON BIENVENIDOS
Tan pronto como lo vio, los recuerdos de Evangeline chocaron con su realidad.
Recordó haber recorrido este pueblo y el bosque vecino con Jacks. Había sido la
definición de desolado, desesperado, sin vida y sin color. Pero ahora estaba lleno de
vida.
Evangeline podía ver la plaza principal desde el carruaje. Estaba lleno de vidrieros
y orfebres, hombres con hachas y mujeres con martillos.
todos trabajando bajo coloridas cadenas de banderines, linternas y serpentinas que colgaban de las
tiendas en medio de las reparaciones.
Incluso con la puerta del carruaje cerrada, podía escuchar una melodía de chirridos.
pájaros, niños riendo y gente trabajando duro.
“Ahora que la caza ha terminado”, dijo Apolo, “los Vale están celebrando su festival para animar
a la gente a que les ayude a reconstruir Merrywood Manor y la aldea vecina. Este fue el evento del que
hablaron la otra noche durante la cena. Han prometido tierras, casas y empleos a cualquiera que
ayude. Es una antigua tradición que las otras Grandes Casas apoyan instalando puestos y patrocinando
cenas y bailes todas las noches”.
Mientras Apolo hablaba, el carruaje se alejó de la plaza y rápidamente llegaron a un círculo de

tiendas reales del color del vino rojo intenso. El ambiente aquí no era tan alegre como en el pueblo.
Había muchos menos banderines y muchos más soldados.
Evangeline se tensó al verlos a todos. Eran demasiados para contarlos; Era como hormigas
arrastrándose por todo un picnic. Como había temido, sería mucho más difícil pasar desapercibido.
Pero ella encontraría una manera de manejarlo.
Los guardias se separaron, permitiendo que el carruaje se dirigiera hacia el centro de las tiendas
reales, donde los soldados entrenaban y se cocinaba carne sobre pozos de fuego.
“Parece como si tus guardias se estuvieran preparando para la batalla en lugar de para un
festival”, dijo Evangeline.
"Eso es lo que hacen los soldados", respondió Apolo con frialdad.
El carruaje se detuvo, deteniéndose ante la tienda equivalente a un castillo. Estaba revestido de
oro con dos torres tipo tienda de campaña a los lados, las cuales llevaban banderas con el escudo real
de Apolo.
Todos los guardias se inclinaron cuando Apolo salió, seguido por Evangeline.
Inmediatamente, el príncipe entrelazó sus dedos con los de ella, pero ella juró que su agarre era más
fuerte de lo habitual.
Respiró hondo y se recordó a sí misma que sólo necesitaba desempeñar su papel, fingir que nada
había cambiado. Mientras Apolo no sospechara que sus recuerdos habían regresado, podría escapar.
“¡Princesa Evangeline!” exclamó una voz musical, y segundos después, apareció

Aurora Vale, caminando elegantemente a través de la línea de guardias. Llevaba una
corona de flores sobre su cabello violeta. Estaba hecho de capullos de rosa,
ranúnculos y estrellas blancas de las que goteaban pétalos de flores detrás de ella
mientras caminaba.
Evangeline juró que entonces aparecieron más pájaros, sólo para poder cantarle
una melodía.
“¡Me alegro mucho que estés a salvo! He estado muy preocupada durante los últimos dos días”.
Dijo Aurora dulcemente. "Pero sabía que tu príncipe te traería de regreso, e incluso
te hice esto para cuando se diera la ocasión".
Le regaló a Evangeline una corona de flores que hacía juego con la que llevaba
en el pelo.
“Gracias”, dijo Evangeline, aunque todavía no confiaba en Aurora.
Rápidamente buscó en sus recuerdos recién recuperados, para ver si tal vez
conocía a Aurora del pasado. Pero todo lo que encontró fue otro recuerdo del Hollow.
Su primera mañana allí, justo al lado del reloj de la comida, tallado en la madera,
encontró dos nombres:
AURORA + JACKS
¿Era por eso que a Evangeline no le gustaba Aurora Vale, porque compartía
¿El nombre de una chica muerta hace mucho tiempo que alguna vez sintió algo por Jacks?
“Todas las festividades comienzan mañana”, continuó charlando alegremente
Aurora. “Y será muy divertido tenerte aquí para ellos. Habrá todo tipo de puestos,
golosinas y cosas bonitas. Estás planeando ir al festival, ¿no? Todos mis hermanos
quieren trabajar, pero yo soy un desastre construyendo”.
"De hecho, creo que sería muy divertido construirlo", dijo Evangeline.
Apolo se rió.
El sonido hizo que a Evangeline se le erizara la piel. Se dijo a sí misma que no
debía pelear con él, que no debía hacer nada que le hiciera sospechar de ella. Pero
ella no pudo resistirse a volverse hacia él y decirle: "¿No crees que podría ayudar a
construir?".
"Simplemente creo que hay mejores usos para ti, cariño".
"¿Cómo qué?" Aurora intervino. “Creo que construir suena espantoso, pero ¿no es
eso para lo que todos estamos aquí? ¿Temes que tu esposa sea tan frágil que pueda
lastimarse si golpea un martillo?
Apolo apretó la mandíbula. "No dije que mi esposa fuera frágil".
“Entonces quizás no deberías tratarla de esa manera ni reírte de sus deseos”, dijo
Aurora.
Algo oscuro brilló en los ojos de Apolo.
A su alrededor, todos los guardias se quedaron muy quietos. Incluso los pájaros
dejaron de piar.
Evangeline abrió la boca para decir algo, cualquier cosa. Aurora no tenía idea de lo
cruel que podía ser Apolo, y después de la forma en que acababa de defender a Evangeline,
quería protegerla. Pero entonces, para su sorpresa, Apolo borró la mirada de sus ojos e
inclinó la cabeza. “Tiene razón, señorita Vale. No debería haberme reído de mi esposa”.
“No, no deberías haberlo hecho”, lo regañó Aurora.

Y fue lo más extraño. Hace unos segundos, Evangeline había sido
Tenía miedo por ella, pero ahora sentía que el equilibrio de poder había cambiado.
Apolo parecía como si temiera a Aurora.
Evangeline podría haber pensado que sólo estaba en su mente. Pero cuando Aurora
finalmente se fue, después de declarar que construiría con Evangeline mañana, Evangeline
juró que vio a la niña pasarle una nota a Apollo.
Sucedió cuando Apolo había besado la mano de Aurora en señal de despedida.
Evangeline vislumbró la página enrollada sólo por un segundo. Luego imaginó que Apolo
debía haberlo deslizado bajo su manga, porque cuando volvió a mirar, el pequeño
pergamino había desaparecido.
32
Apolo
La primera vez que Apolo conoció a Aurora Valor, pensó que era un ángel.
Ella era hermosa y él se sentía más como un fantasma que como un príncipe.
Esa misma noche, había estado enjaulado encima de una cama en la guarida subterránea
de un vampiro. Evangeline lo había encerrado después de que él la besara y luego perdió el
control, casi matándola.
Una vez que lo dejó atrapado en la jaula, Apolo pensó que los vampiros iban a matarlo y
casi quiso morir. Estaba maldito, verdaderamente maldito, no de la forma en que la gente decía
que estaba maldecido cuando simplemente tenía mala suerte.
Una sola maldición, y Apolo podría haberse alegrado de ella. Un príncipe que había sido
maldecido una vez podría convertirse en una leyenda, pero Apolo había sido maldecido tres
veces y casi asesinado otras tantas veces, una de ellas a manos de su propio hermano.
Estaba dispuesto a dejar que los vampiros le drenaran la sangre siempre y cuando fuera
rápido. Pero entonces una mujer entró en la habitación. No sabía su nombre, al menos no
entonces. Él simplemente cerró los ojos y esperó a que ella mordiera. Pero esta mujer no había
sido un vampiro. Esta mujer había sido Honora Valor, y de alguna manera lo curó de la maldición
del Arquero y de la maldición del espejo.
Pero era una de esas situaciones en las que el remedio inicialmente parecía casi tan malo como
las aflicciones.
Las curas dejaron a Apolo repentinamente libre. Su conexión con Evangeline se había
cortado y quería recuperarla. No quería ser maldecido, pero la deseaba; el deseo no terminó
sólo porque las maldiciones sí lo hicieron.
En todo caso, la deseaba aún más. Ahora que no sentía

Obligado a lastimarla, a cazarla, finalmente podría hacerla suya.
Pero sabía que no era tan simple. No fue nada sencillo.
Durante la mayor parte de su vida, a Apolo siempre le habían dado lo que quería. Como
príncipe, no estaba acostumbrado a desear nada. Estaba acostumbrado a recibir y recibir.
Pero por primera vez, Apolo temió no conseguir lo que quería.
Había intentado matar a Evangeline. Le había disparado y estrangulado. los moretones

Probablemente todavía estaban en su cuello donde sus manos la habían apretado.
Esperaba que ella lo perdonara. Había sido maldecido. No puedo evitarlo. Seguramente
ella lo entendería. Pero ¿y si Evangeline nunca olvidara lo que había hecho?
¿Qué pasaría si cada vez que él intentara besarla, ella recordara cuando
¿También había intentado matarla?
Luego estaba Lord Jacks. Antiguo amigo de Apolo.

Apolo nunca había competido con otro hombre. ¿Quién podría competir con un príncipe
que sería rey? Pero cuando Apollo intentó matar a Evangeline, vio la forma en que ella miró
a Jacks después de que él irrumpió en la habitación para rescatarla. Como si Jacks fuera su
salvador, su héroe.
Algo había cambiado entre ellos.
Y Apolo no sabía qué hacer al respecto.
Antes de que Honora lo dejara, levantó los barrotes de la jaula. Había sido libre de irse.
Pero Apolo no había podido moverse. Había estado demasiado nervioso y asustado para
salir de la habitación.
Entonces Aurora apareció en la puerta como un ángel.
No sólo era hermosa, era etérea, con una voz dulce que decía todas las palabras que
quería escuchar. "Alguien tan guapo como tú nunca debería verse tan triste", le había dicho.
Y ella sabía cosas, y no sólo que él era un príncipe, cosa que todos sabían. Sabía de la
maldición del Arquero que lo había obligado a cazar a su esposa.
“Podría ayudarte a arreglarlo todo”, dijo. Luego ella le había ofrecido un elixir.
“Bebe esto y por un momento tendrás el poder de borrarlo todo de sus recuerdos. Puedes
empezar de nuevo. Puedes eliminar de ella todos los recuerdos que desees y reescribir una
nueva historia”.
Apolo debería haber hecho más preguntas.
Pero él no había querido saber las respuestas. Había bebido el elixir y
Lo lamenté de inmediato.
¿Cómo podría siquiera considerar borrar los recuerdos de Evangeline? Él no lo haría.
Había dejado que el poder desapareciera. Incluso en su estado de fractura, Apolo sabía que
habría sido una violación imperdonable.
Pero luego salió de la celda y encontró a Evangeline, y ella lo miró como si lo estuviera
dejando ir. Ella había dicho que deseaba que Jacks no la tuviera tan controlada, y luego le
dijo a Apollo que lo sentía.
Ella estaba eligiendo a Jacks.
Estaba eligiendo mal.
Ella fue engañada tal como lo había sido Apolo cuando pensó que Jacks era su amigo.
Apolo tuvo que detenerla. Tenía que salvarla.

No quería lastimar a Evangeline. Intentó que fuera indoloro para ella.
Él la abrazó mientras ella lloraba y le prometió, en silencio, que juntos crearían nuevos
recuerdos. Hermosos y extraordinarios recuerdos. Y nunca más le haría algo así.
Tampoco pensó que volvería a ver al ángel, o que ella resultaría ser Aurora Valor.
Como todos los demás en el Norte, Apolo había pensado que los Valors estaban
muertos. Cuando Honora Valor lo curó por primera vez, él no sabía quién era ella.
era.
No fue hasta más tarde, hasta que Apolo tomó los recuerdos de Evangeline y luego
huyó a Valory, que vio a toda la familia Valor y comenzó a comprender el alcance total de lo
que había sucedido.
Los Valor no habían sido decapitados, como siempre habían afirmado las historias.
La familia estaba viva y había estado en estado de sueño suspendido durante cientos de
años. Eran el verdadero tesoro escondido detrás del Arco del Valory.
Wolfric y Honora le habían asegurado a Apolo que no estaban allí para robar su reino o su corona.
Pero todo lo que Apolo realmente pudo oír fue la sangre subiendo a sus oídos al ver a su hija Aurora.
Le había guiñado un ojo como si todo fuera un gran juego y Apolo se hubiera quedado allí, como un
niño.
"Lo único que queremos ahora es un lugar donde vivir tranquilamente", afirmó Wolfric. "Nadie
necesita saber que hemos regresado".
Si Apolo hubiera poseído más sentidos, podría haber dicho inmediatamente algo como: "No podría
estar más de acuerdo" y luego enviarlos a los confines más lejanos del Norte, donde nadie los volvería a
ver.
Pero estos eran los Valor, se quedó atónito al verlos con vida y su hija conocía su secreto más
terrible.
Sus hermosos ojos habían estado sobre él mientras decía: "¿Qué pasaría si simplemente
¿Nos hizo una Gran Casa? Podríamos utilizar otro nombre, como Vale”.
Apolo había esperado a que Wolfric se opusiera. Las Grandes Casas no estaban tranquilas.
Pero parecía que Wolfric realmente no quería vivir una vida tranquila, después de todo.
“Creo que eso podría funcionar. ¿Qué dices, mi amor? preguntó con una mirada
a su esposa, quien estuvo de acuerdo.
"Siempre y cuando mantengamos en secreto nuestras verdaderas identidades", dijo Honora. "I
No tengo ganas de repetir el pasado”.
A su lado, Aurora sonrió como si todo hubiera terminado. Luego, el resto de los impresionantes niños
de los Valor asintieron y sonrieron.

¿Cómo pudo Apolo negarse?
Se había oído a sí mismo decir: “Excelente. Hay tierras que puedo darte. Una mansión, una aldea,
un bosque... necesitan ser reconstruidos, pero una vez que te haga una Gran Casa, la gente se unirá para
ayudarte. Sólo necesito un poco de tiempo”.
"No tardes demasiado", intervino Aurora dulcemente.

Y cuando ella volvió a guiñar un ojo, Apolo supo que había hecho un trato con un diablo, no con un
ángel.
Ahora el corazón de Apolo latía con fuerza al sentir la nota que Aurora le había deslizado. Se lo
había metido rápidamente en la manga, pero sólo saber que estaba allí le daba náuseas.
La petición más reciente de Aurora había sido presentarle a Evangeline.

“No parezca tan preocupada, alteza”, había dicho dulcemente. “Solo deseo que seamos amigos.
He estado encerrado durante mucho tiempo y todos los míos están muertos”.
Apolo no le había creído del todo acerca de querer simplemente ser amigos, pero sabía que
no podía oponerse. Así como sabía que no podría oponerse a lo que ella le pidiera hoy. Pero tal
vez podría ignorar su mensaje por un tiempo.
Necesitaba algo de tiempo a solas con su esposa.
Apolo la observó atentamente mientras entraban en la tienda. Habían colocado alfombras

bordadas en oro y color burdeos por el suelo, y se habían encendido velas de cera de abejas
junto a los cojines y las pieles que usarían para la cama. Al lado había una mesa baja llena de
fruta, queso y copas de vino.
Y, sin embargo, Evangeline apenas había pasado el umbral. No cogió comida de la mesa,
no se arrojó sobre los cojines y ni siquiera intentó quitarse la capa empapada.
"¿Donde te vas a quedar?" ella preguntó.

"Compartiremos", dijo Apolo en voz baja mientras se movía detrás de ella. "Este
manera en que puedo protegerte”. Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Evangeline.
Ella se puso rígida bajo sus manos.
Fue sólo por un segundo. Evangeline se tensó y luego pareció derretirse en sus brazos.
Le apartó el pelo hacia un lado y le besó el cuello.
Una vez más, ella se puso tensa. Esta vez ella no se relajó.
Necesitaba dejarla ir. Estaba asustada otra vez. Había sentido algo similar en la posada
donde la encontró, pero no había estado seguro hasta ahora.
Su boca se demoró en su cuello, lo suficientemente cerca como para sentir su pulso, corriendo
bajo sus labios. Luego la escuchó respirar profundamente.
Una vez más, supo que debía liberarla, pero no podía dejarla ir. El palpitar de su pulso
desencadenó algo dentro de él, una necesidad de mantenerla en su poder. Para abrazarla hasta
que ya no quisiera escapar.
"Pensé que habíamos superado esa tontería de que no actúas como mi esposa". Sus brazos
la rodearon con más fuerza y...
¡Duele! El dolor fue repentino e intenso y tan fuerte que no pudo contenerlo.
a ella. Se dobló. Su visión se volvió negra y manchada.
Se sintió como si le hubieran hundido un cuchillo ardiente en las costillas y luego lo hubieran retorcido.
Pero tan rápido como sintió la aguda punzada de dolor, ésta desapareció.
Cuando pudo ver de nuevo, Evangeline lo observaba con una nueva clase de horror.
“Apolo, ¿estás bien? ¿Qué pasó?" preguntó, apretando ambas manos contra su pecho.
Fue entonces cuando notó la esposa que llevaba en la muñeca. Estaba hecho de vidrio.
Debe haber sido así como lo había pasado por alto antes. Tal vez ni siquiera lo habría
notado si no hubiera brillado débilmente, iluminado con palabras en un idioma que no podía
leer, aunque temía saber lo que significaban las palabras.
Lo que realmente era el brazalete.
Quería preguntarle dónde lo había encontrado, cómo se había convertido en suyo, por
qué lo llevaba, si sabía para qué sirve. Pero asumió que Evangeline no tenía idea de qué
era y no quería llamar la atención sobre ello. También esperaba estar equivocado.
Porque si Apolo tenía razón, si este era el brazalete de protección que le faltaba a
Vengeance Slaughterwood, entonces eso significaba que Apolo había estado a punto de
lastimarla.
Tenía que controlarse a sí mismo.
"Estoy bien", dijo, retrocediendo lentamente. "Acabo de recordar algo
Es importante que debo cuidar”.
"¿Qué es?" preguntó Evangelina.
“Un negocio aburrido y principesco. No te preocupes, volveré en breve”. Podría haber
intentado darle un beso de despedida, pero no confiaba en sí mismo. Y tenía asuntos de los
que ocuparse.
Tan pronto como salió de la tienda, Apolo sacó la nota de Aurora Valor de su manga.
Encuéntrame en el límite de Merrywood y el camino que conduce

al Bosque Maldito.
Estar allí al atardecer.
Ven solo y te sugiero que no se lo digas a nadie.
En lugar de su nombre, había dibujado un lobo con una corona de flores.

Quemó la nota al pasar junto al fuego más cercano.
Apolo llegó temprano a la encrucijada. Quería terminar este negocio con Aurora lo más
rápido posible.
Había cabalgado hasta allí, sorprendido de lo mucho que ya había cambiado Merrywood
Forest. El musgo cubría las rocas. Nuevas hojas crecieron en los árboles. Apolo podía
incluso oír sonidos de vida: ciervos, pájaros y grillos.
El Bosque Merrywood había renacido desde que regresaron los Valors. Ya no parecía
el lugar encantado que temía cuando era niño y, sin embargo, Apolo nunca había visto a su
caballo tan agitado. Después de atarlo a un árbol que bordeaba el Bosque Merrywood y el
camino mojado hacia el Bosque Maldito, el animal pisoteó y relinchó. Cuando Apolo intentó
darle una manzana, el caballo se la arrancó de la mano.
Se preguntó si la bestia estaba molesta por lo cerca que estaban del camino encantado
hacia el Bosque Maldito, o si quizás era por la llegada de Aurora Valor.
Aurora, por supuesto, todavía parecía un ángel mientras cabalgaba hacia Apolo.
sobre un caballo que parecía brillar plateado bajo la luz de la luna.
“No te veas tan malhumorado. No es atractivo”, lo regañó antes de bajarse.
su caballo. "Y lo creas o no, Príncipe, estoy aquí para ayudarte".
“¿Así como la última vez que me ayudaste?”
"Evangeline es tuya, ¿no?"
"Por ahora", refunfuñó Apolo. “Estoy empezando a temer que algunas de sus
Es posible que los recuerdos estén regresando.
Aurora terminó de atar su caballo a un árbol. A diferencia del de Apolo, su animal
Parecía perfectamente contento. "¿Por qué dices eso?"
“Ella está actuando extraño. ¿Tienes más de ese elixir de memoria? preguntó. Y se odió
a sí mismo por preguntar.
Aurora se burló mientras se acercaba, sus largas faldas plateadas barriendo el

suelo del bosque. “¿Crees que fue una poción fácil de conseguir?”
"Eres un valor".
"Sí. Pero nuestra magia no es ilimitada. ¿Te imaginas que simplemente llevo
¿Botellas de magia conmigo?
"Lo hiciste ese día".
Aurora cerró brevemente los labios. “¿Quieres seguir haciendo preguntas
tontas, Príncipe? ¿O le gustaría convertirse en la clase de hombre que su esposa
nunca se atrevería a pensar en dejar?
33
evangelina
Después de que Apollo dejó a Evangeline sola en la tienda, ella estudió el brazalete
de vidrio que rodeaba su muñeca. Fue mágico. Ella lo había asumido, pero no supo lo
que significaba hasta que vio a Apolo doblarse de dolor.
Acercó el vaso a la luz de las velas. Lo había visto iluminarse con una escritura
curiosa cuando Apolo se apretaba el estómago. No podía hacer que las letras volvieran
a aparecer ahora; Todo lo que podía ver eran las pequeñas flores de cerezo grabadas
en el cristal.
Se preguntó si había sido encantado específicamente contra Apolo, si por eso las
extrañas palabras habían aparecido minutos atrás cuando él la tocó y ella no quería
que lo hiciera. Parecía el tipo de encantamiento que Jacks colocaría en un objeto.
Lo que ella no entendía era por qué. Si Jacks no quería a Evangeline con Apollo,
¿por qué la dejó con él? ¿Por qué Jacks no me llevó con él? Ella se preguntó. Pero
ella ya sabía la respuesta a eso.
Tú y yo no estamos destinados a serlo.
Lamento romper tu cuento de hadas, Zorrito, pero las baladas no terminan felices,
y nosotros dos tampoco.
Todas las chicas que he besado han muerto, excepto una. Y tú no eres esa chica.
Quiero borrar cada momento que tú y yo hemos pasado juntos... porque si no lo
hago, te mataré, tal como maté al Zorro.
Jacks ya le había dado todas las razones para irse.

Aunque la última razón que recordó hizo dudar a Evangeline. Jacks había querido que
ella encontrara todas las piedras del Arco de Valory, no para poder abrir el Valory, sino para
poder usarlas para retroceder en el tiempo y estar con Donatella, la única chica a la que había
besado y que no había matado. . Pero Jacks no había hecho eso. Si lo hubiera hecho, ella
nunca lo habría conocido y ahora mismo estaría con Donatella en Valenda.
¿ Qué había pasado entonces? Había cuatro arcos de piedra. Cada una tenía un poder
mágico diferente, pero cuando se combinaban las cuatro piedras, tenían el poder de retroceder
en el tiempo. Pero sólo se podrían utilizar para este fin una vez.
¿Había cambiado Jacks de opinión acerca de retroceder en el tiempo? ¿Estaba esperando

para usar las piedras? ¿O ya habían sido utilizados?
Antes de recuperar sus recuerdos, Caos le había dicho: Estoy aquí porque un amigo
nuestro necesita ayuda, tu ayuda. Está a punto de tomar una decisión horrible y debes hacerle
cambiar de opinión antes de que sea demasiado tarde para salvarlo.
Claramente había estado hablando de Jacks. ¿Pero cuál fue la horrible decisión?
Evangeline había quedado desconsolada y aterrorizada cuando se enteró de que Jacks

quería retroceder en el tiempo y cambiar el pasado para que ella y él nunca se conocieran.
Pero esto no parecía que fuera a hacer eso; sonaba como algo más. Algo posiblemente peor.
Evangeline necesitaba salir de esta tienda y encontrarlo.

Consideró prender fuego a la tienda y luego escapar en medio del tumulto.
Pero los incendios podían salirse de control con demasiada facilidad y ella no quería herir a
nadie.
A menos que fuera Apolo. Ella sí quería lastimarlo.
“Espero que entiendas cuántos problemas me he tomado para entrar en esta tienda”, dijo
una voz maravillosamente familiar mientras la tienda de Evangeline se cerraba.
Ni siquiera la había oído abrirse, pero debió haberlo oído. Una chica vestida como guardia
estaba parada en el centro de la tienda, con las manos en las caderas mientras examinaba el
espacio lujoso con un astuto giro de sus labios, que estaban pintados con un brillo brillante.
“¡LaLa!” —exclamó Evangeline, demasiado fuerte. Pero no pudo contener la emoción

al ver a su amiga. “¿Qué haces vestido como un guardia?”
“Seguí intentando visitarlos, pero no me dejaron. Algunas tonterías acerca de que

estabas demasiado alterado para ver a tus amigos. Entonces tuve que diseñar un disfraz”.
LaLa giró y, mientras lo hacía, su falda de tres cuartos se levantó lo suficiente para
revelar que debajo de la tela lisa de color burdeos había una enagua de lentejuelas
relucientes que brillaba como la luz de un fuego. También había añadido pequeñas mangas
abullonadas a su chaqueta color bronce y un cinturón a juego que se ataba formando un
lazo en la espalda.
LaLa era varias cosas. En primer lugar, Evangeline la consideraba una amiga, por lo
que a veces era fácil olvidar que ella también era una Destino inmortal, como Jacks.
Ella era la Novia Soltera.

Una vez le había confesado a Evangeline que las Parcas siempre estaban luchando
contra el impulso de ser aquello para lo que fueron creados. El impulso de LaLa era
encontrar el amor. Lo deseaba más que nada, aunque sabía que nunca duraría. Porque
su amor siempre terminaba con ella sola ante un altar, llorando lágrimas envenenadas.
Porque no importa cuántos amores encontrara, el amor que realmente deseaba era su
primer amor: un dragón cambiaformas que había sido encerrado en Valory.
Para hacer frente a sus impulsos de encontrar el amor, cosía. Ella cosía mucho. Y ella
era muy buena en eso.
"Sé que no es exactamente el mismo uniforme", dijo con otro chasquido.
de su falda, "pero creo que la he mejorado".
“Me encanta”, dijo Evangeline. "Y me encanta verte aún más".
Con su memoria atrás hace menos de un día, Evangeline no había tenido tiempo de
extrañar adecuadamente a su amiga. Pero ahora que LaLa estaba aquí, Evangeline podía
sentir que los desaparecidos habían estado allí todo el tiempo, parte del vacío dentro de
ella que recién ahora comenzaba a sentir como si se estuviera llenando. Entonces la
abrazó con tanta fuerza que podría haber temido lastimarla, si LaLa no fuera una Destino.
"¿Dónde está tu dragón?" —Preguntó Evangeline. Entonces se dio cuenta de que,

aunque ahora recordaba haber abierto el Arco de Valory, todavía no sabía exactamente qué
había dentro de él, aparte del cambiaformas dragón de LaLa. Tampoco tenía idea de si LaLa
realmente se había reunido con él.
"Oh, él está por aquí", dijo LaLa vagamente mientras se alejaba. "Estoy segura de que
lo conocerás pronto", añadió, pero lo hizo un poco a medias, lo cual no era nada propio de
ella.
LaLa podría haber sido un Destino y, por lo tanto, sus emociones no eran del todo
humanas, pero Evangeline sabía que LaLa había amado a su cambiaformas dragón; ella lo
amaba tanto que en realidad fue ella quien puso la maldición del Arquero sobre Apolo,
esperando equivocadamente asegurarse de que Evangeline abriera el Arco del Valory.
Evangeline había quedado bastante herida en ese momento, pero al igual que LaLa,
también había tomado decisiones terribles por amor.
"¿Todo está bien?" Evangeline volvió a extender la mano y la tomó.
la mano de un amigo. "¿Necesitas hablar?"
“Está bien, de verdad. Es sólo que…” LaLa hizo una pausa para exhalar. “El mundo ha
cambiado mucho desde que encerraron a Dane y aparentemente yo también. Pero está bien.
Realmente. ¿Qué dice eso del amor? ¿Conoces el que menciona el azúcar, el fuego y el
coste del deseo?
Evangeline negó con la cabeza. "No estoy seguro de haber escuchado eso".
“Bueno, tal vez no sea un gran dicho. Ahora, no me malinterpretes, amigo mío, me
encanta que preguntes sobre todo esto. Pero estoy perplejo. ¿Pensé que habías perdido
todos tus recuerdos?
"Lo hice", dijo Evangeline en voz baja. "Acabo de recuperarlos".
Luego rápidamente le contó a LaLa cómo fue Apolo quien los había robado. Cómo había
tratado de convencerla de que Jacks era el villano, y podría haberlo logrado si Jacks no
hubiera regresado para salvarle la vida. Le contó a LaLa cada vez que él la había visitado y
cómo su corazón lo recordaba incluso cuando su cabeza no. Hasta que por fin encontró la
carta que había escrito y que Jacks llevaba junto a su corazón.
"Eso es sorprendentemente dulce", dijo LaLa.

"Yo también pensé lo mismo. Tan pronto como lo leí, finalmente pude obligarme a
recordar. Eso fue anoche... o tal vez fue temprano esta mañana. Soy
un poco confuso en cuanto al tiempo”.

Ella sonrió, pero estaba tambaleante. Se sintió muy aliviada de ver a su amiga.
Sólo quería dejarse caer sobre algunos de los cojines de la tienda y hablar de todo y de nada.
Pero no hubo tiempo para eso.
No si ella quisiera encontrar a Jacks e intentar evitar que lo hiciera.
fuera lo que fuese sobre lo que Caos le había advertido.
"No quería volver aquí con Apolo, pero cuando desperté, Jacks me había dejado, y
entonces Apolo estaba allí con sus héroes, sus guardias y sus mentiras".
"Bastardo", murmuró LaLa. “Sé que los príncipes son los peores, pero quería
esperar que ser maldecido le haga algún bien.
"Me pregunto si, a su manera, cree que lo está haciendo bien".
"Pero todavía lo odias, ¿verdad?"
“Por supuesto, lo detesto. No soporto verlo ni el sonido de su voz, y quiero salir de aquí
antes de que regrese para no tener que volver a verlo nunca más”.
“Hagámoslo entonces. Aunque me encantaría esperar hasta que regrese para poder
apuñalarlo en el corazón y luego cocinarlo al fuego. Pero supongo que puedo hacerlo otro día”,
reflexionó LaLa. "Entonces, ¿cuál es nuestro plan de escape?" Sus ojos brillaron mientras
juntaba sus manos. “Ha pasado un tiempo desde que estuve en una pelea con espadas. Esa
podría ser una ruta divertida”.
“Trágicamente, no puedo empuñar una espada”, dijo Evangeline.
“¿Qué pasa con esas lecciones de defensa personal de las que me hablaste? ¿Jacks te
enseñó algo o fue sólo una excusa para rodearte con sus manos?
LaLa agitó las cejas.
Las mejillas de Evangeline se pusieron muy cálidas. "Él me enseñó algunas cosas... pero
sobre todo fueron sus brazos alrededor de mí".
"Es lo que pensaba." LaLa sonrió, pero Evangeline se dio cuenta de que era una de esas
sonrisas que intentan ser felices para un amigo.
Sólo que como LaLa era un Destino, parecía un poco más peligroso. Era una sonrisa que
también decía: Si te lastima, dímelo y felizmente lo lastimaré aún más.
A Evangeline le recordó la última conversación que había tenido con LaLa.

Antes de que Evangeline perdiera la memoria, LaLa había venido a advertirle.
sobre Jacks. Mientras estés con Jacks, no estarás a salvo, había dicho.
"¿Aún crees que Jacks me va a hacer daño?" preguntó Evangelina.
La sonrisa forzada de LaLa se desvaneció. “Jacks lastima a todos. No ha sido el mismo
desde el día en que murió mi hermano, y Castor murió, y todo en el Norte se fue al infierno.
Por un instante, LaLa no parecía una Fate. No parecía cruel ni poderosa, ni como si
fuera a matar a alguien sólo por hacer llorar a su amiga. LaLa simplemente parecía una chica
que necesitaba una amiga tanto como Evangeline.
Además de ser Fate, LaLa también fue una de los Merrywood originales. Su hermano
había sido Lyric Merrywood, quien había sido uno de los amigos más cercanos de Jacks,
junto con el Príncipe Castor Valor. Habían muerto el mismo día y, aunque no había sido culpa
de Jacks, Evangeline sabía que Jacks se culpaba a sí mismo por no haber podido salvar a
Castor.
"Si algo podría provocar un cambio en Jacks, creo que podrían ser sus sentimientos por
ti", dijo finalmente LaLa. “Pero aun así hay que tener cuidado.
Porque incluso sus sentimientos son peligrosos”.
"Lo sé."
"¿Tú?" LaLa la miró seriamente, sus vívidos ojos se entrecerraron con
inquietud.
Había tres reglas sobre los Destinos que a Evangeline le habían enseñado cuando era
niña. La más importante de esas reglas era nunca enamorarse de un Destino.
Evangeline conocía esta regla, pero hacía tiempo que no pensaba en ella.
y no estaba segura de haberlo entendido correctamente antes.
Pero ahora estaba cobrando un nuevo tipo de sentido. Anteriormente, cuando Evangeline
recuperó sus recuerdos pero una vez más perdió a Jacks, comenzó a temer que tal vez él
tuviera razón y que no estaban destinados a ser así.
Si realmente estuvieran hechos el uno para el otro, ¿no debería haber sido más fácil?
¿No debería haber habido menos derramamiento de sangre y menos angustia y menos gente
tratando de separarlos? ¿ No debería haber ganado ya el amor?
Pero tal vez la razón de la advertencia sobre enamorarse de Destinos no fue porque
amar a Destino nunca podría funcionar, sino porque era mucho más difícil. Casi imposible.
Todo lo que LaLa quería era amor, pero ella era la que seguía dejando a sus novios en
el altar. Incluso ahora, después de reunirse finalmente con su cambiaformas dragón, LaLa
no parecía estar segura de querer estar con él.
ya no.
Evangeline había oído una vez que los Destinos no eran capaces de amar de la misma
manera que los humanos. Ella había interpretado que eso significaba que no podían sentir la emoción.
Pero se preguntó si esto también significaba que Destinos no creía en el amor de la misma
manera. Tal vez creyeron que el amor con los humanos estaba condenado al fracaso y
luego actuaron de maneras que provocaron ese destino.
“No voy a renunciar a Jacks”, dijo Evangeline.
LaLa frunció brevemente los labios. "Eso es algo muy humano que decir".
"No sé si eso es un cumplido o un insulto".
"Creo que es un poco de ambas cosas". LaLa le dedicó otra sonrisa a medias. “Sé que
te gusta hacer lo correcto, pero lo correcto no siempre gana con los de nuestra especie.
Creo que esa fue parte de la razón por la que Jacks se convirtió en Fate. Siempre había
tratado de hacer lo correcto como ser humano, pero no parecía importar, y las personas
que más amaba seguían muriendo”.
LaLa hizo una pausa para fruncir el ceño. “Quiero ser solidario. Realmente amo las
causas perdidas y las ideas terribles. Pero me temo que si intentas salvar a Jacks, tú
también morirás. Sé que recuperaste tus recuerdos, pero en caso de que necesites un
recordatorio, Jacks es un ser sobrenatural que te matará si alguna vez lo besas”.
"O", ofreció Evangeline, "podría besar a Jacks y él finalmente podría ver que no me va
a matar".
"¡No no no!" Dijo LaLa furiosamente. "Este es el peor plan del mundo".
“¿Pero y si no lo es? Sé lo que dicen las historias acerca de que el beso de Jacks fue
fatal para todos excepto para su único amor verdadero, y sé que supuestamente ya besó a
esa chica. Pero también sé que las historias aquí mienten y tergiversan la verdad, por lo
que podría ser mentira. Soy el verdadero amor de Jacks. Lo creo con la misma confianza
con la que creo que el agua llena los océanos y la mañana sigue a la noche. Lo creo con
todo mi corazón y alma. Y tiene que haber algún tipo de magia en eso”.
"No creo que así sea como funciona la magia". LaLa la miró con tristeza.
"Creer en algo no lo convierte en realidad".
“¿Pero qué pasa si la razón por la que creo esto es porque es verdad ? Sé que todas
las historias dicen lo contrario, pero mi corazón sigue diciéndome que la historia de Jacks
no ha terminado”.
LaLa continuó frunciendo el ceño mientras jugaba con uno de los botones de su
abrigo. “Puede que su historia aún no haya terminado, pero eso no significa que vaya a
terminar felizmente. Conozco a Jacks desde siempre. Es excelente para conseguir lo que
quiere. Pero no creo que Jacks quiera un final feliz. Si quisiera eso, podría tenerlo. Pero
hay una razón por la que no lo hace”.
"Bueno, entonces es bueno que me tenga".
LaLa parecía como si quisiera discutir.
“Sé que parezco ingenua”, continuó Evangeline. “Sé que mi fe en el amor puede
parecer una tontería. También sé que puede que no sea suficiente. Pero no hago esto
porque crea que voy a ganar. De hecho, tengo un poco de miedo de perder. Ya no creo
que el amor sea garantía de victoria o de felices para siempre. Pero creo que es una razón
para luchar por esas cosas. Sé que mi intento de salvar a Jacks podría terminar en una
explosión de fuego, pero prefiero arder en llamas con él que mirar mientras arde”.
Ante esto, LaLa finalmente sonrió. "Esta es quizás la peor declaración de amor que
he escuchado en mi vida, pero creo que tu pasión merece un brindis". Cogió dos copas
de vino de la mesa y le entregó una a Evangeline.
“¡A los corazones necios y al fuego! Que tú y Jacks ardan de pasión y deseo”.
34
evangelina
Después de brindar, Evangeline y LaLa bebieron un poco más de vino del que
probablemente deberían.
Evangeline no solía beber, pero a pesar de todas las palabras atrevidas que le había
dicho a LaLa, Evangeline estaba bastante aterrorizada de poder decirle a Jacks que lo
amaba y luego él aún podría dejarla.
La habían convertido en piedra, envenenada, disparada con flechas, desollada por
una maldición mágica y casi asesinada más de media docena de veces. Pero todas esas
cosas no la asustaban tanto como la idea de que Jacks decidiera que no quería amarla.
Evangeline sabía que LaLa tenía razón, Jacks era excelente para conseguir lo que
quería. Cuando Jacks tomó una decisión, no había forma de cambiarla.
Lo único que podía hacer que Jacks se quedara era Jacks.
"¿Tienes dudas?" preguntó LaLa.
"No", dijo Evangeline. "De hecho, tengo un plan de escape".
Anteriormente, mientras LaLa había jugado con los botones de su abrigo, a Evangeline
se le había ocurrido una idea que no involucraba espadas ni fuego ni nada relacionado con
la lucha.
"Eso podría funcionar." LaLa se tocó la barbilla pensativamente al escuchar el plan
propuesto por Evangeline. “Podrías irte justo antes del cambio de guardia, cuando estos
guardias estén cansados. Podría escapar justo después de la nueva
Llegan los guardias. No tendrán idea de que no me dejaron entrar adecuadamente. Y estarán
demasiado deslumbrados por mi belleza como para cuestionarlo”.
La cabeza de Evangeline daba vueltas un poco ahora. Definitivamente había bebido
demasiado vino. Todo estaba un poco borroso mientras se ponía la ropa de LaLa y LaLa
asaltaba los baúles de Evangeline hasta que encontró un vestido brillante con hombros
descubiertos que definitivamente lucía deslumbrante.
Después de eso, LaLa se esforzó por meter el cabello de Evangeline debajo de una gorra.
Luego oscureció las raíces con un poco de vino de mesa, lo suficiente para cambiar su
apariencia de un vistazo.
“Si los guardias miran demasiado, te reconocerán”, advirtió LaLa. "Así que trate de ser
rápido, pero no sospechoso".
“No creo que pudiera sospechar rápidamente en este momento si quisiera”, dijo Evangeline.
Pero tampoco podía entretenerse mucho más. Los guardias cambiarían pronto. Si quería irse,
ésta era su ventana.
“Estaré muy cerca de ti”, dijo LaLa. "Y no olvides esto". Le entregó a Evangeline un mapa
que había dibujado del bosque Merrywood; en su mayoría era solo un montón de triángulos
para árboles con una línea que los atravesaba y que conducía a un círculo etiquetado como el
manantial resplandeciente. El plan era que se reunieran allí y luego juntos buscarían a Jacks.
“Gracias por hacer esto”, dijo Evangeline.

“¿De qué sirve tener amigos si no están ahí para apoyar tus malas decisiones?” LaLa le
dio un último abrazo justo cuando sonaba la campana. "Deberías irte ahora".
Evangeline salió corriendo justo a tiempo para el cambio de guardia.

Uno pareció mirar en su dirección, pero el cielo del atardecer debió ayudar a ocultarla. Las
antorchas por todas partes llenaron el cielo nocturno con columnas de humo que le daban a
todo un aspecto ligeramente etéreo. Evangeline se sintió como si estuviera bordeando las
páginas quemadas de un libro de cuentos. Una historia que estaba ansiosa por dejar.
La hora de la cena estaba llegando a su fin mientras ella se abría camino a través del
campamento real. El ambiente era un poco de borrachera, de celebración y de coquetería.
Parte de la alegría del festival de reconstrucción de Merrywood finalmente se había infiltrado en
el campamento real.
A primera vista, parecía que hombres y mujeres de otros campos habían venido a
mezclarse con los guardias reales, lo cual era bueno para Evangeline. Sin embargo, todavía
contuvo la respiración hasta que llegó al borde de las tiendas.
Sentía el calor de su interior por el vino, pero se estaba poniendo nerviosa otra vez
mientras se deslizaba detrás de un montón de madera justo al lado del camino, para evitar a
los soldados que vigilaban la entrada al campamento.
Tuvo cuidado de guardar silencio, aunque la noche estaba llena de canciones, risas y
fuegos crepitantes. El ruido se apagó cuando entró en Merrywood Forest, y pronto solo se
escuchó el crujido de sus pasos, los graves graznidos de las ranas y el ocasional aullido de un
lobo, que desató un coro de aún más aullidos en la distancia.
Evangeline extendió su linterna para comprobar el mapa que LaLa había dibujado hasta
el resplandeciente manantial.
Había pensado que el camino en el mapa era un camino real. Pero Evangeline no vio
ningún camino en el bosque. O se lo había perdido o el camino de LaLa era sólo la ruta que se
suponía que debía seguir, no un camino real.
Mientras Evangeline intentaba memorizar el camino en el mapa, el bosque se volvió muy
silencioso, inquietantemente silencioso. El susurro de las ardillas había desaparecido, al igual
que los sonidos de los ciervos y las crías de dragón. No podía oír nada excepto el fuerte crujido
de una ramita.
Ella saltó.
Y entonces Jacks estaba allí.
El estaba vivo.
No resultó herido.
No podía ver ni un rasguño en su hermoso rostro. Evangeline sintió como si pudiera volver
a respirar. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de lo preocupada que estaba.
"¿Te asusté, mascota?"

"No, quiero decir, sí, en realidad no", dijo, nerviosa, aunque no podría haber dicho por qué.
Ella iba a salir a buscarlo y ahora aquí estaba él. Ser muy parecido a Jacks.
Arrojó una manzana blanca pálida mientras avanzaba por el bosque, de la misma manera
que se movería una sombra al atardecer. Lento y rápido, todo a la vez. el habia sido
A varios metros de distancia, pero ahora estaba frente a ella, mirándola con ojos azul claro que
brillaban en la oscuridad.
"Lo recuerdo", respiró ella.
"¿Sabes?" Él sonrió y, como todo lo demás, era una sonrisa muy parecida a la de Jacks.
Más nítido en una esquina, dando la impresión de ser cruel y juguetón al mismo tiempo. Le
recordaba vagamente la primera vez que se conocieron, cuando pensó que parecía un joven
noble medio aburrido y un semidiós medio malvado.
"Dime, mascota, ¿cuánto recuerdas?" Los consejos de su genial

Los dedos encontraron la base de su cuello.
Su pulso se aceleró. Sólo un poco, pero fue suficiente para borrar parte del calor dentro de
ella cuando Jacks deslizó sus dedos desde el hueco de su garganta hasta la línea de su
mandíbula.
Esto también se sintió como Jacks.
Y sin embargo… su corazón latía mal, mal, mal, y ahora estaba pensando en cómo él había
llamado a su mascota dos veces. Ni Little Fox, ni Evangeline.
Pero el problema de querer algo que no puedes o no deberías tener es que en el momento
en que parece posible, toda razón desaparece. La razón y el deseo van bien juntos sólo cuando
la razón anima a una persona a conseguir lo que quiere. Cualquier razón que se oponga a esta
necesidad se convierte en enemigo. Una parte distante de Evangeline le dijo que Jacks estaba
actuando extraño y que no le gustaba cuando él llamaba a su mascota. Pero la parte de
Evangeline que quería que Jacks la amara intentó ignorar este instinto.
“Lo recuerdo todo”, dijo. “Recuerdo todo, desde el momento en que nos encontramos en tu
iglesia hasta la noche en el Valory Arch. Lamento que me haya tomado tanto tiempo”.
"No importa", dijo Jacks con ligereza, todavía sonriendo torcidamente mientras
Dejó caer la manzana en su mano. Cayó al suelo con un ruido sordo.
“Evangelina. Aléjate de él”, gritó una voz humeante entre los árboles. Le resultaba vagamente
familiar, pero no pudo ubicarlo hasta que Caos se acercó con cuidado. "Él no está seguro en este
momento".
"Nunca estoy a salvo", dijo Jacks. Luego, con una sonrisa hacia su viejo amigo, añadió:
"Hacer el papel de héroe no te conviene, Castor".
"Al menos no me rindo sólo porque fracaso".

"No me voy a rendir", dijo Jacks arrastrando las palabras. "Le estoy dando a la niña lo que quiere".
Sus dedos bajaron por su mandíbula hasta la barbilla de Evangeline. Por un segundo, el tiempo pareció
ralentizarse cuando él le levantó la barbilla con cuidado de una manera que la hizo pensar en una sola
cosa: besar.
Evangeline se sintió repentinamente sobria.
"¿No es esto lo que quieres?" susurró Jacks.
Sí, quería decir. Pero nuevamente, pudo escuchar esa vocecita razonable diciéndole que eso estaba
mal. Se suponía que Jacks se burlaría de ella, se burlaría de ella, la tocaría, pero nunca intentaría besarla.
No creía que pudieran besarse.
Creía en el amor condenado y en un final infeliz.
Y Evangeline todavía quería demostrarle que estaba equivocado.
Podría haberse sentido repentinamente aterrorizada cuando él se inclinó más cerca. Sin embargo, ella
No pudo obligarse a alejarse cuando Jacks acercó sus labios a...
Inmediatamente se dobló de dolor y maldijo en voz alta, diciendo palabras que Evangeline nunca
había oído pronunciar a nadie. Su rostro se contorsionó, volviéndose blanco como el hueso mientras se
agarraba las costillas antes de caer de rodillas con un gemido.
"¿Lo que está sucediendo?"
Ella se inclinó para ayudarlo. Y fue entonces cuando notó que las palabras en el brazalete alrededor
de su muñeca habían comenzado a brillar nuevamente.
"Perdón por esto." Los brazos calientes de Caos la rodearon, casi quemándola cuando la levantó.
"Tenemos que irnos antes de que Jacks intente matarte de nuevo".
35
Apolo
Aurora dejó caer pétalos de flores en el camino mientras caminaba. Los arrojó delante
de ella como una diosa hada del bosque. Y el camino al Bosque Maldito la trataba como
tal.
Siempre llovía en los caminos hacia el Bosque Maldito, excepto por donde
caminaba Aurora Valor. Tan pronto como arrojó sus pétalos y dio un paso, la lluvia
dejó de caer. Todo lo que Apolo sintió fue una brisa sutil mientras caminaba junto a
ella por un camino pavimentado con zapatos y alineado con carruajes volcados,
algunos de los cuales todavía tenían las ruedas girando.
"No me has dicho cuánto costará esto", dijo Apolo, "ni adónde vamos".
"Te llevaré al Árbol de las Almas".

"Su padre"
“Es muy testaruda”, interrumpió Aurora. "Él sabe muchas cosas,
pero no lo sabe todo”.
Algo se retorció dentro de Apolo, un sentimiento que le dijo que o había comido un
poco de cordero en mal estado antes o que era una muy mala idea. Sabía que no debía
confiar en Aurora. No era ni la mitad de dulce de lo que parecía mientras continuaba
sacando pétalos de flores de su capa plateada y arrojándolos al camino.
Sin embargo, ¿cómo podría alejarse de esto? Una oportunidad de ser inmortal.
"Sólo hay una pequeña cosa que pido a cambio", dijo Aurora, tan suavemente que casi
se le pasó por alto.
Apolo inmediatamente se puso tenso. "¿Qué deseas?"
Ella se volvió lentamente hacia él y, por primera vez, no había nada dulce en su
expresión. Parecía lobuna a la luz de la luna, con los dientes blancos brillando cuando dijo:
“Quiero que dejes de tonterías acerca de intentar matar a Jacks. Después de esta noche,
limpiarás su nombre de crímenes y ya no será buscado ni perseguido”.
"No puedo hacer eso".
"Entonces no puedo mostrarte el Árbol de las Almas". Aurora dejó de caminar cuando el
camino terminó y llegaron al brumoso intermedio que conducía al Bosque Maldito. “O puedes
tener la inmortalidad o puedes elegir cazar a Jacks, a quien realmente dudo que puedas
matar alguna vez, no mientras seas humano. Has enviado a todo un reino tras él, ¿y qué se
te ha ocurrido? Quizás una vez que seas inmortal, tendrás una oportunidad de luchar. Pero
no quiero que corras ese riesgo, y es por eso que ahora mismo jurarás con sangre por tu vida
no dañar nunca a Jacks.
Los hombros de Apolo se tensaron. "¿Por qué quieres salvar a Jacks?"

"Eso no es asunto tuyo."
"Lo es si me pides que no lo mate". Apolo lo fulminó con la mirada. “¿Él también te
hechizó a ti?”
Aurora se enfureció. “Nadie me hechiza. Soy un Valor”. ella lo miro
con toda la altivez de una princesa.
Y esa era exactamente la razón por la que a Apolo nunca le habían gustado las princesas.
Al igual que Aurora, a menudo tenían buen aspecto por fuera, pero muchos de ellos estaban
podridos por dentro.
“Si te preocupa que Jacks recupere a Evangeline o te la quite, no es necesario que lo
hagas”, dijo Aurora. "Ya me he ocupado de ello".
"¿Cómo?"
“No necesitas preocuparte por eso. Guardo mis secretos, tal como los guardaré
Todo entre nosotros es secreto. ¿Y ahora qué será, Príncipe?
Apolo sabía que no podía escapar de esto. Su padre siempre le había dicho que fuera
más, y no había nada más que inmortal. Él
Imaginó que probablemente podría seguir peleando con Aurora por Jacks, pero dudaba
que ganara. A pesar de lo que Aurora había dicho, claramente Jacks había hechizado a
esta chica, tal como había hechizado a Evangeline. “Después de que me lleves al árbol,
juraré con sangre. Pero no antes de eso”.
Aurora entrecerró los ojos.
"Tienes mi palabra", dijo Apolo. "Si miento, le dirás a todo el reino que tomé los
recuerdos de mi esposa".
"Muy bien", dijo Aurora. Luego volvió a arrojar pétalos mientras conducía
Apolo se adentra más en el medio.
“¿Por qué sigues haciendo eso? Aquí no llueve”.
“Lo hago porque al bosque le gusta”, dijo Aurora. Arrojó varios pétalos más y,
mientras lo hacía, el suelo debajo de ellos brilló, iluminando más los intermedios.
“¿Es allí adonde vamos? ¿Al Bosque Maldito?

“No, si se puede evitar. Puedes llegar al Árbol de las Almas aventurándote al otro
lado del bosque. Pero debería haber un viejo arco por aquí que pueda llevarnos al Árbol
de las Almas más rápido”. Una arruga se formó entre las cejas de Aurora mientras
exploraba la brumosa extensión de tierra. Finalmente ella chilló: "¡Lo encontré!"
Apolo no vio nada excepto una mancha de niebla que parecía más oscura que el
resto.
Entonces Aurora arrojó más pétalos. Esta vez los lanzó al aire y, cuando tocaron la
niebla, se aferraron a ella. Brevemente, los pétalos formaron el contorno de un arco, y
luego parecieron derretirse y extenderse hasta que el arco no fue sólo un contorno sino
una estructura real hecha de mármol blanco brillante.
Apolo había escuchado historias mientras crecía que había arcos ocultos en el Norte,
pero esta era la primera vez que veía uno de ellos.
Casi preguntó cómo sabía Aurora que estaba aquí. Pero luego recordó
que los Valors habían construido todos los arcos en primer lugar.
Como monarca gobernante del Norte, Apolo tenía un par de arcos propios. Uno que
había utilizado para deslumbrar a los invitados que asistieron a Nocte Neverending. El
otro protegía un árbol fénix muy antiguo. Ese en realidad
Se parecía un poco a este arco, ya que ambos estaban cubiertos de curiosos símbolos
mágicos.
Aurora se mordió el labio mientras miraba los símbolos. Luego tomó una de sus uñas
y se la clavó en la palma hasta que sangró. Untó la sangre en el costado del arco.
"Buen arco, por favor ábrelo y déjanos pasar al Árbol de las Almas", dijo.
Un segundo después, apareció una puerta, del mismo blanco brillante que el arco.
La puerta se abrió a lo que parecía un túnel, aunque estaba demasiado oscuro para verlo
correctamente.
Aurora sacó una cerilla de dentro de su capa y la golpeó contra la pared antes de
dejarla caer al suelo. Tan pronto como cayó, una hilera de fuego se extendió a lo largo de
una pared en una raya de fuego. Repitió el proceso con el otro lado hasta que la caverna
quedó iluminada como el día por dos líneas de fuego extendidas.
Aurora entró con gracia, tarareando mientras paseaba entre las hileras de llamas. El
aire estaba caliente y se volvió aún más cálido a medida que avanzaban por el sendero,
hasta que el túnel se expandió hasta convertirse en una enorme caverna formada de
brillante granito blanco rodeada por el mismo fuego que el túnel.
Apolo no podía ver el cielo, pero la caverna debió abrirse hacia él, porque delante de
ellos un perfecto rayo de luz de luna iluminaba el árbol más colosal que Apolo había visto
jamás.
Aunque árbol no me pareció la palabra adecuada. Se suponía que los árboles no
debían tener latidos.
El tronco rojo sangre de este árbol parecía latir. Golpeando. Apolo
Juró que podía oírlo mientras se acercaba. Golpe… Golpe… Golpe…
¿Y esos rostros humanos estaban tallados en el baúl?
Creyó ver ojos aterrorizados y bocas retorcidas congeladas en la madera, como si
hubiera gente atrapada dentro del árbol, pero era un poco difícil estar seguro de que no
era un truco de la luz parpadeante del fuego.
El Árbol de las Almas estaba salpicado de hojas puntiagudas de color rojo bruñido y
lleno de ramas del mismo color rojo sangre que el tronco. Algunas de las ramas indómitas
se arrastraron hacia el cielo, mientras que otras crecieron hacia afuera y hacia el suelo.
Cuando Apolo leyó por primera vez sobre este árbol en el pergamino de Lord
Slaughterwood, pensó que sería similar a su árbol fénix.
Algo encantador y mágico. Había imaginado un lugar perfecto para posar para retratos; aunque
Apolo ya no hacía ese tipo de cosas.
"Es feo", murmuró.
Aurora le lanzó una mirada de reprimenda. "Ten cuidado con lo que dices."
"Es sólo un árbol", dijo Apolo. Pero entonces volvió a oír los latidos de su corazón.
Golpear. Golpear. Golpear.
Ahora latía más rápido, con impaciencia, con avidez, lo que me recordó la advertencia de
Wolfric: yo también fui un tonto al plantarlo en primer lugar. El Árbol de las Almas es malvado.
Ciertamente, Apolo no se sintió bien.

“No me digas que ahora tienes miedo”, dijo Aurora burlonamente.
Pero Apolo notó que aunque se había acercado al árbol,
No me atrevía a tocarlo.
“¿Planeas beber de él también?” preguntó.

Según el pergamino de Lord Slaughterwood, todo lo que Apolo tenía que hacer era
perforar una rama y la sangre del árbol brotaría. Luego tuvo que beber la sangre directamente
del árbol y la inmortalidad sería suya.
Ya no se enfermaría ni envejecería; permanecería joven, fuerte y saludable para siempre.
Aún podría morir si alguien intentara matarlo, pero no moriría por causas naturales y, según el
pergamino, la misma magia que lo mantuvo joven también haría más difícil que lo mataran.
Podría haber pensado que era demasiado fácil, pero el pergamino también establecía que
cultivar uno de estos árboles no era una tarea sencilla. Después de que a Wolfric Valor le
dieron la semilla muy rara para plantar este árbol, tuvo que alimentarlo con su sangre, todas
las mañanas y todas las noches durante un año completo. Si no se alimenta una vez, el árbol
se marchitaría y moriría.
“Estoy esperando unos años más”, dijo Aurora. “Ya es bastante difícil ser
femenino. No deseo ser una mujer joven para siempre”.
"Al menos tienes algo de sentido común, aunque no lo suficiente como para que yo tenga
ganas de llamarte hija ahora mismo", bramó una voz fuerte desde el túnel detrás de ellos.
Segundos después, Wolfric Valor entró en la caverna, flanqueado por lo que

parecían dos de sus hijos. Como todos los Valor, sus hijos parecían un poco más que
humanos.
Aurora se estremeció ligeramente ante su entrada. "Tienes un aspecto hosco
como siempre, padre".
Wolfric le dirigió una mirada mordaz antes de volverse hacia sus hijos y ordenarles:
“Llévenla de regreso al campamento. Su madre y yo nos ocuparemos de ella allí”.
Antes incluso de que se hubieran ido, Wolfric merodeó hacia Apolo.

Apolo tomó su arma.
"No te molestes", dijo Wolfric. “No estoy aquí para matarte, muchacho. Has sido
bueno con mi familia, así que te daré una advertencia más sobre este árbol. La única
razón por la que este árbol todavía está aquí es porque no puedo talarlo. Si este árbol
muere, entonces yo muero. Y antes de que se te ocurra alguna idea, soy el único que
puede reducirlo”.
"Yo nunca"
“No mientas”, interrumpió Wolfric. “El hecho de que estés aquí dice que harías
mucho. ¿Pero sabes lo que estás haciendo? ¿O simplemente seguiste a mi hija con
la cabeza de nube?
Apolo pensó en decirle a Wolfric que su hija era más bien una mente maestra que
lo había estado chantajeando, pero dudaba que eso ayudara a mejorar la situación.
“¿Quieres saber por qué te dije que no cuando me preguntaste por este árbol?”
Wolfric continuó. “¿Quieres saber cuánto cuesta beber del Árbol de las Almas? La
magia siempre tiene un precio, y para obtener la vida eterna, se debe sacrificar otra
vida. En este caso, perderías la vida de quien más amas. Por eso me dieron la semilla
para plantar este árbol”.
Wolfric estiró el cuello para mirar al árbol con amargura.

“Cuando era más joven, era un poco tonto, como tú. Una vez, mientras visitaba un
reino vecino, salvé la vida de su princesa. Su nombre era Serenidad. Ella era bonita y
yo era un poco más amigable de lo que debería haber sido.
Antes de dejar el reino, Serenity me dio la semilla para plantar este árbol.
Ella me dijo que era un agradecimiento por salvarle la vida y yo le creí. I
Me sentí merecedor de la inmortalidad y no pensé en preguntarle a ninguno de mis asesores

de confianza qué era realmente este árbol antes de alimentarlo con mi sangre todos los días.
“Fue sólo después de que el árbol creció por completo, justo antes de que finalmente
estuviera a punto de beber su sangre, que supe que la Princesa Serenity en realidad me dio
la semilla de este árbol con la esperanza de que yo lo plantara y que mi esposa muriera
como ella. tan pronto como bebí de sus ramas.
“Después de que le salvé la vida, Serenity se creyó enamorada de mí. Pero ella sabía
que nunca estaría con ella a menos que Honora estuviera muerta. Pero prefiero morir antes
que lastimar a mi esposa”.
"Yo también", dijo Apolo. Todo lo que había estado haciendo había sido para protegerla.
"Espero que lo digas en serio", dijo Wolfric con gravedad. “No vuelvas a acercarte a
este árbol o será lo último que hagas”.
36
evangelina
“¿Qué… no… cómo? ¡No!" Evangeline jadeó, incapaz de unir correctamente las
palabras. Quería decir que Jacks no podría haber intentado matarla y que nunca le
haría daño. Pero temía que esas palabras pudieran no ser ciertas, y que si las decía
en voz alta, serían aún menos ciertas.
Si Jacks realmente nunca la hubiera lastimado, no debería haber sido algo que
ella necesitara decir en absoluto.
Evangeline se llevó las manos a los ojos, esperando detener las lágrimas que
amenazaban con caer.
Caos emitió un sonido forzado a medio camino entre un gruñido y un carraspeo.
Se preguntó si el vampiro estaba tratando de pensar en una manera de consolarla o
una excusa para irse, ahora que la había alejado de Jacks.
Cuando se quitó las manos de los ojos, Caos parecía exquisitamente incómodo.
El vampiro, vestido con una capa negra y ropa de cuero gris humo, se apoyaba
rígidamente contra un árbol al otro lado del resplandeciente manantial.
Evangeline no recordaba haberle dicho que la llevara al resplandeciente

manantial, pero debió haberlo hecho. El lugar en el que se encontraba ahora era
apartado y bonito, con aguas iluminadas que formaban el círculo de árboles a su alrededor.
brillan con tonos de verdes y azules, mientras que las rocas que rodeaban la piscina brillaban bajo
la luz hechizante.
Todo parecía tocado por una especie de magia etérea, excepto
Caos. La magia que lo tocaba parecía ser de un tipo diferente.
La luz del agua era lo suficientemente brillante como para que pudiera ver las puntas de sus
colmillos asomando, haciéndose más largos y brillando más que el agua cuando la luz de la luna
golpeaba sus puntas afiladas.
“¿Estás pensando en morderme?” ella preguntó.
"Acabo de salvarte la vida", dijo, pero las palabras salieron con un poco de
gruñido. "No te voy a lastimar."
"Siento que eso es lo que la gente siempre dice antes de lastimarte".
"Entonces deberías sentirte afortunado de que técnicamente no sea una persona". Su boca
se movió ligeramente hacia arriba en las comisuras.
Evangeline imaginó que intentaba sonreír, pero parecía más hambriento que tranquilizador.
"¿Qué pasó con Jacks?" ella preguntó.

"Creo que ya lo sabes". Caos inclinó la cabeza en dirección al brazalete de cristal que rodeaba
su muñeca.
No brillaba ahora, pero sí lo había hecho cuando Jacks intentó besarla.
minutos atrás, tal como se había encendido cuando Apolo la había estado lastimando.
Un zumbido empezó en la cabeza de Evangeline, o tal vez había estado ahí todo el tiempo.
Tal vez el zumbido estaba allí para evitar que pensara demasiado en lo que acababa de pasar con
Jacks y en cómo podría haber intentado matarla.
"Ese brazalete es magia muy antigua", explicó Caos. "Se supone que iba a ser
un regalo de bodas de Vengeance Slaughterwood para mi hermana gemela”.
"No sabía que tenías una hermana".
"Sí. Creo que ustedes dos son en realidad amigos. Aunque dudo que sigan siendo amigos
después de que termine esta historia. Conoces a mi hermana como Aurora Vale, pero originalmente
su nombre era Aurora Valor”.
Los terrenos cubiertos de musgo alrededor del manantial se sintieron repentinamente
inestables bajo los pies de Evangeline. “¿Acabas de decir Valor?”
Caos asintió mientras los pensamientos de Evangeline corrían para alcanzarlo. Durante el
último día, había recordado tantas cosas y había pasado por tantas cosas que era
difícil solucionarlo todo. Pero ella sabía sobre los Valors. Los había estudiado
mientras buscaba las piedras del Arco Valory. Pero nunca se había dado cuenta de
que Caos era uno de ellos.
Se sintió instantáneamente tonta. Minutos atrás, Jacks lo había llamado Castor,
y Castor Valor había sido su amigo cercano. Se suponía que debía estar muerto, al
igual que todos los demás Valors, pero claramente ese no era el caso.
Y si Aurora era la hermana de Castor, entonces sus padres debieron ser Wolfric
y Honora Valor. Evangeline no sabía cómo se habría dado cuenta de que en realidad
eran el primer rey y la reina del Norte que regresaban de entre los muertos después
de cientos de años. Sin embargo, sentía que debería haber podido reconstruirlo de
alguna manera. Siempre había desconfiado de Aurora, pero pensaba que Aurora
tenía el mismo nombre que Aurora Valor. Nunca había imaginado que los dos fueran
lo mismo.
"Puedo ver que tienes muchas preguntas", dijo Caos.
“No tengo más que preguntas”, dijo Evangeline. “¿Tu familia regresó de entre los
muertos? ¿O simplemente fingían estar muertos? ¿Dónde han estado todos estos
años? ¿Por qué regresar ahora?
"Sé que esto será difícil, pero te sugiero que guardes cualquier pregunta hasta
que termine esta historia, en caso de que Jacks regrese". Chaos no le dio tiempo
para objetar antes de decir: "Creo que Jacks ya te dijo que mi hermana estaba
comprometida con Vengeance Slaughterwood".
Evangeline asintió y Caos continuó.
“Venganza pensó que Aurora no era más que una linda princesa que no era
capaz de cuidar de sí misma. Él hizo que le hicieran un brazalete de protección, uno
que frustraría a cualquiera que intentara hacerle daño.
“El brazalete tenía un solo inconveniente: una vez puesto, no se puede quitar.
Sabiendo esto, mi hermana se negó a ponérselo. Ella tampoco necesitaba ningún
amuleto para protegerse, o eso pensaba. En lugar de eso, se aferró al brazalete. No
sé qué planeaba hacer con ella, pero mientras estuvo encerrada en el Valory, la
esposa se convirtió en una leyenda”.
“Espera”, interrumpió Evangeline. “¿Tu hermana estaba dentro del Valory?”
“Toda mi familia estaba en el Valory atrapada en un estado de sueño suspendido.
¿Por qué crees que tenía tantas ganas de abrirlo?
“Pensé que era por tu timón”, dijo Evangeline. Antes de abrir el Valory, Caos llevaba un
yelmo maldito que le impedía alimentarse. Pero ahora que lo recordaba, tenía mucho sentido
que Caos también tuviera una motivación más profunda para abrir el arco. Debía haber sido
el monstruo que algunos creían que estaba dentro del Valory, pero en lugar de eso, su
familia había sido encerrada.
“Después de la noche en que abriste el Valory Arch, Jacks estaba medio loco.
Siguió hablando de tu muerte. Sobre cómo tuvo que salvarte. No lo tomé en serio”. Caos
hizo una pausa para pasarse una mano por el cabello mientras murmuraba: “Podría haberlo
mordido, por accidente, y pensé que era solo la pérdida de sangre la que hablaba. Luego,
un par de días después, descubrí que había hecho un trato con mi hermana por las esposas.
Él lo quería para ti, para que nadie pudiera volver a hacerte daño”.
"Ha estado obsesionado con eso", dijo Evangeline. Recordó que él había sido protector
con ella antes, pero parecía que ahora estaba obsesionado. O lo había sido. Obviamente,
algo había cambiado entre esa noche y la última vez que vio a Jacks en la posada. Chaos
había dicho que el brazalete de protección funcionaba según la intención de una persona, y
había detenido a Jacks justo cuando tenía intención de besarla.
“¿Por qué cambió Jacks esta esposa?” —Preguntó Evangeline.

“Traté de detenerlo”, dijo Caos. “Le dije que no lo hiciera, pero no me escuchó”.
“¿Por qué cambió las esposas?” preguntó con más fuerza esta vez.
Caos la miró pero no la miró a los ojos.
Evangeline se recordó a sí misma que se suponía que no debías mirar a un vampiro a
los ojos porque los vampiros lo tomaban como una invitación a morder, pero en este caso,
se sentía diferente. Caos ya no parecía hambriento sino más bien triste.
"Jacks cambió el brazalete por su corazón".

"¿Su corazón?" repitió Evangeline. “¿Qué clase de corazón? ¿Es esto algo
¿Una especie de objeto mágico? ¿Una baratija? Seguramente no es su corazón real”.
"Todo el mundo tiene dos corazones diferentes", dijo Caos. “Existe el corazón que late
y te mantiene vivo. Luego está el otro corazón, el segundo corazón,
el que rompe en lugar de latir, el que ama para que todo este vivir tenga un sentido. Este es el
corazón que mi hermana quería”.
“¿Por qué Aurora querría eso?” —Preguntó Evangeline, aunque temía saber ya la
respuesta y que tuviera algo que ver con dos nombres que una vez había visto grabados en
las paredes del Hueco.
AURORA + JACKS
Los nombres habían sido grabados en la pared hacía cientos de años, pero a Aurora
debieron haberle parecido unos cuantos años, tal vez sólo meses, desde que había estado
atrapada en un estado suspendido en el Valory todo este tiempo.
"Ella ama a Jacks, ¿no?", dijo Evangeline.
"Eso es lo que siempre he sospechado", respondió Caos. “Aurora nunca lo ha confesado,
pero imagino que es sólo porque Jacks nunca ha mostrado ningún interés en ella. Lyric
Merrywood era quien la amaba, pero siempre pensé que mi hermana estaba con él solo como
un pretexto para estar cerca de Jacks, quien ni siquiera miraba en su dirección.
“Si Aurora realmente hubiera querido cancelar su compromiso con Vengeance para
casarse con Lyric, nuestro padre se habría enojado, pero la habría dejado hacerlo. No es un
tirano. Pero Aurora disfrutaba siendo objeto de deseo. Le gustaba tener las atenciones de
Lyric y Vengeance, y creo que seguía esperando que eso pusiera celoso a Jacks.
“Por supuesto que todo salió mal. No creo que a Aurora se le hubiera ocurrido que
después de que ella dejó Vengeance, él iría tras Lyric y arrasaría la totalidad de las tierras de
Merrywood. Pero ese es el problema con mi hermana. Ella nunca piensa bien las cosas y sé
que ahora no está pensando”.
“¿Sabes qué planea hacer con el corazón de Jacks? ¿Le va a poner un hechizo de amor?
Evangeline adivinó en voz alta. Aunque sabía por experiencia que una persona no necesitaba
el corazón de otra persona para eso. Los hechizos de amor también podrían romperse.
"Tengo la sensación de que planea hacer algo más permanente", dijo Caos sombríamente.
"¿Cómo qué? ¿Darle un corazón completamente nuevo?

"No sé. Pero me imagino que cuando termine, Jacks finalmente será suyo”.
Evangeline quería vomitar y caminar, o tal vez caminar y vomitar.

No podía soportar la idea de Jacks con Aurora, y no podía imaginar que Jacks quisiera eso
tampoco.
¿Cómo pudo haber hecho esto? ¿Cómo podría regalar su corazón? ¿Cómo podía renunciar
a ella así? Aunque dudaba mucho que él lo viera así. Jacks probablemente se dijo a sí mismo
que estaba haciendo algo bien, algo noble al sacrificar su corazón para protegerla.
Desafortunadamente, eso no fue lo que realmente había hecho. Jacks podría haberse dicho
a sí mismo que había entregado su corazón para salvarla, pero Evangeline temía que también lo
hubiera hecho para que le resultara más fácil dejarla ir.
Tenía que haber una manera de cambiar esto. Para arreglar esto. Para evitar que Aurora
cambie para siempre el corazón de Jacks o le dé otro corazón por completo. ¿Quién sería Jacks
si eso sucediera?
“¿Cómo recuperamos su corazón?” Dijo Evangeline.
“Nosotros no, solo tú. Me temo que no puedo ayudarte”.
"¿Por qué no?"
"Lo haría, pero creo que mi hermana ha escondido el corazón en el único lugar donde
no puedo ir. Creo que está en algún lugar del Hollow”.
“¡Evangelina!” La voz cantarina de LaLa trinó a través de los árboles circundantes. “Espero
que no estuvieras esperando también…” La voz de LaLa se cortó abruptamente cuando salió del
bosque y vio a Caos al otro lado del resplandeciente manantial.
"¿Qué estás haciendo aquí?" Sus labios se torcieron con disgusto.

"Acabo de salvar la vida de tu amigo", respondió Caos bruscamente.
¿Y fue sólo imaginación de Evangeline o infló su pecho?
Hasta ese momento, ella todavía había estado pensando en él como Caos. Pero ahora, mientras
se sentaba más alto, con su capa echada desenfadadamente sobre un hombro, podía verlo como
Castor Valor, el joven y engreído príncipe del Magnífico Norte.
“Bueno, ahora estoy aquí, así que…” LaLa agitó una mano hacia el bosque.
“¿Acabas de despedirme?” Preguntó Cástor.
“Lo intenté”, dijo LaLa. Era la más pequeña de los tres y, sin embargo, había algo en la
forma en que miraba a Castor que le daba
impresión de ella mirándolo desde arriba. “¿No tienes sangre virgen para beber o algo
así?”
"¿Sangre virgen?" Castor sonrió con una de esas devastadoras sonrisas vampíricas
mientras se pasaba una mano por el cabello con mucha despreocupación. “¿Qué tipo de
historias has estado leyendo sobre mí?”
“No leo ninguna historia sobre ti”, resopló LaLa, pero Evangeline juró que había un
color más intenso en sus mejillas.
“¿Entonces es sólo una coincidencia que estés citando a uno de ellos?”
“Sé que bebes sangre”, dijo.
La mirada de Castor se volvió acalorada. Me gustaría beber tu sangre, me pareció.
decir.
Y de repente todo se sintió un poco más caliente de lo que debería haber estado.
A LaLa no parecía gustarle Castor, pero Evangeline supuso que el vampiro sentía algo
muy diferente por ella.
"Creo que nos estamos saliendo del tema", intervino Evangeline antes de que el
vampiro le diera un mordisco a LaLa. "Jacks está en problemas".
LaLa inmediatamente apartó la mirada de Castor.
Evangeline rápidamente le explicó a LaLa lo que el vampiro le había dicho.
sobre el corazón de Aurora y Jacks.
"No puedo creer que solía pensar que Jacks era el inteligente". Una vez más, LaLa
miró a Castor. "¿Por qué no lo detuviste?"
"Lo intenté."
“Pfff”, dijo LaLa. "Claramente no te esforzaste lo suficiente".

"Esto no es culpa de Castor", dijo Evangeline, pero ninguno de los dos le estaba
prestando atención.
"¿Alguna vez has detenido con éxito a Jacks?" preguntó Cástor.
LaLa levantó la barbilla imperiosamente. "Una vez lo apuñalé con un cuchillo de
mantequilla".
“Recuerdo el fiasco del cuchillo de mantequilla”, dijo Evangeline. “Causó un gran
desastre. Hablando de problemas, ¿qué vamos a hacer con el corazón de Jacks?
“Yo digo que secuestramos a Aurora y la torturamos hasta que nos diga dónde está”.
dijo LaLa.
"No voy a dejar que torturas a mi hermana", interrumpió Castor.
"¡Tu hermana es un monstruo!"

Las fosas nasales de Castor se dilataron. "Todos somos monstruos". Con un gruñido,
se alejó del árbol en el que estaba apoyado.
Por un segundo, Evangeline pensó que él también podría cruzar el manantial y
finalmente hundirle el diente a LaLa. La tensión había regresado, apretando su mandíbula y
sus hombros. Luego, lentamente, dio un paso atrás.
"No te estoy pidiendo que la perdones por lo que hizo que le pasara a tu familia", dijo
Castor en voz baja. “Pero no necesitas lastimarla. Estuvo encerrada en Valory durante
cientos de años; ella ya ha sufrido bastante por su crimen. Si quieres lastimarla por esto,
simplemente encuentra el corazón y devuélveselo a Jacks. Eso ya será suficiente tortura
para ella”.
Castor se giró para irse.
"¿Adónde vas?" LaLa llamó.
“El sol saldrá pronto. Necesito irme, pero ya lo he dicho.
Evangeline adónde tiene que ir”.
Y con eso, Caos desapareció en la noche.
37
Apolo
La tienda estaba vacía.

Evangeline se había ido.
A primera vista, parecía como si hubiera habido una lucha. Todo era un desastre:
baúles llenos de ropa estaban derribados. Las almohadas estaban cortadas. La mesa yacía
volcada en medio de un alboroto de vino derramado y comida salpicada. Las bayas habían
sido pisoteadas en el suelo junto a la carne ahora untada de tierra.
“¡Guardias!” Gritó Apolo, llamando a dos soldados que habían estado afuera.
Desde el momento en que miraron dentro de la tienda quedó claro que no habían
escuchado ninguna conmoción. No hubo batalla ni secuestro, tal como Apolo había temido.
Evangeline se había ido voluntariamente y abandonó esta escena para desviarlo del
camino.
Lo cual sólo podría significar una cosa.
Ella recordó.
"Quiero que encuentren a mi esposa", dijo Apolo. "Tráemela de vuelta, por cualquier
medio necesario".
38
evangelina
“Aún preferiría torturar personalmente a Aurora”, dijo LaLa mientras caminaba

junto a Evangeline por el camino que los llevaría al Hollow. El sol comenzaba a
salir lentamente, proyectando la cálida luz de la mañana sobre todas las gotas de
rocío que se aferraban a la hierba que bordeaba su camino.
“Creo que también me gustaría torturarla”, dijo Evangeline. Pero fue más que
nada porque decir algo, cualquier cosa, la distraía del hecho de que Jacks no tenía
corazón, y cuando lo recuperara, podría no ser el mismo corazón.
LaLa fue una buena distracción, sugiriendo prender fuego al cabello de Aurora,
arrancarle las uñas y otras cosas que Evangeline ni siquiera se atrevía a repetir.
"Sólo quiero besarlo", dijo Evangeline en voz baja. “Y morir”. … no quiero
Antes de anoche, nunca había creído realmente que Jacks la mataría. La

noche que pasaron juntos en la cripta, ella había tenido miedo de que él la mordiera
y se convirtiera en vampiro, pero nunca había tenido miedo de morir por sus labios.
Hasta ahora.
LaLa se volvió hacia ella entonces, con una sonrisa particularmente gentil.
“Espero que algún día puedas besar a Jacks delante de Aurora. eso seria lo mejor
una especie de tortura”.
"¿Pero pensé que creías que el beso de Jacks me mataría?"

LaLa se encogió de hombros. "¿Qué puedo decir? La venganza me da esperanzas”.
Unos metros más adelante llegaron al cartel que decía: ¡ Bienvenidos al Hollow!
Un pequeño dragón dormitaba encima de él, roncando diminutas y adorables chispas.
Con una punzada de dolor, Evangeline pensó en la noche que ella y Jacks habían pasado juntos
allí.
Luego pensó en cómo el Bosque Maldito había traído a Jacks de regreso al Hollow.
¿Podría ser que el mejor día de la vida de Jacks hubiera sido el que pasó allí con Evangeline?
Parecía mucho esperar, pero solo la idea reavivó algo de luz en Evangeline. Tal vez Jacks no quería
un final feliz para siempre, pero ella aún se negaba a creer que él no la deseaba.
Aunque ¿quién sabía lo que querría una vez que Aurora cambiara de corazón?
"Deberíamos estar cerca", dijo LaLa. “Si no recuerdo mal, Aurora tenía una guarida maligna
escondida en la base de un árbol. Su familia siempre iba de vacaciones al Hollow. Recuerdo haber
intentado jugar con ella los primeros años, pero ella siempre quiso perseguir a los niños”.
LaLa guió a Evangeline fuera del camino a través de un bosque lleno de árboles y hongos
cubiertos de terciopelo que les llegaban hasta las rodillas y los muslos. Había más dragones dormidos
encima de ellos, llenando el aire con chispas de luz dorada. Luego los hongos cesaron y durante
varios metros el suelo quedó desnudo: ni hongos, ni pasto, ni siquiera una ramita rota.
Sólo había un gran círculo de tierra intacta que rodeaba un árbol con una talla en el centro de un lobo
con una corona de flores.
"Debería haber traído un hacha", dijo LaLa mientras se detenía frente al
árbol.
"Probablemente pueda usar mi sangre para abrirlo".

"Sí, pero sería mucho más divertido cortar ese sello suyo con un hacha".
"Podremos regresar después de que encontremos el corazón de Jacks".
Evangeline sacó la daga que Jacks le había dado y por un segundo sintió una punzada de algo
parecido al arrepentimiento. Sabía que no era culpa suya haber perdido sus recuerdos. Pero ella
deseaba haber podido recuperarlos.
cuanto antes. Deseó que cuando Jacks le arrojó este cuchillo se hubiera acordado de él.
Mirando ahora hacia atrás, claramente le dolía que ella lo hubiera olvidado. si ella hubiera
Si lo recordara antes, tal vez entonces podría haber detenido todo esto.
Se cortó el dedo con la daga y luego presionó varias gotas de sangre contra el árbol,
deseando que se abriera. Después de varios momentos apareció una puerta en el bosque.
Había escaleras al otro lado. Blanco y cubierto de flores talladas. Debieron ser mágicos,
porque cuando Evangeline puso un pie sobre ellos, comenzaron a brillar.
“¿De dónde sacó Aurora la magia para hacer todo esto?” ella preguntó.
“No tengo idea”, dijo LaLa. “Se cree que todos los niños Valor tenían
magia, pero nadie supo nunca cuál era realmente la magia de Aurora”.
Evangeline contó veinte pasos antes de que ella y LaLa llegaran abajo. Al igual que las
escaleras, los pisos de esta habitación brillaban, iluminando las paredes completamente
cubiertas de estantes. Por un lado, parecía haber principalmente libros: bonitos libros en
colores pastel como violeta, rosa, dorado y crema, todos atados con pequeños y elegantes
lazos.
Evangeline apenas les dedicó una mirada antes de girar hacia el otro lado, que estaba
lleno de frascos y botellas. Algunos eran bulbosos y otros delgados, sellados con cera
derretida o tapones de vidrio brillantes. Y tenían todo tipo de cosas dentro de ellos. Evangeline
vio flores secas, arañas muertas, dedos, blech, pociones brillantes, una botella que brillaba
como la luz de una estrella.
Pero no había nada que pareciera un corazón, latiendo o no.
Sus ojos escanearon la serie de frascos hasta que aterrizaron en una botella llena de un
líquido rojo vino que brillaba cuando la miraba. Ella lo recogió.
Pegado al tapón de cristal había una cinta con una pequeña etiqueta escrita a mano que
decía: Sangre de dragón.
Evangeline se encogió. No le gustaba en absoluto la idea de la sangre embotellada, pero
le parecía particularmente cruel drenarla de pequeños dragones.
Evangeline dejó la sangre y cogió un bonito frasco lleno de destellos plateados. Los
destellos se estremecieron tan pronto como tocó el cristal. Luego todos cayeron al fondo de la
jarra formando un montón de cenizas. Este contenedor no tenía etiqueta, pero Evangeline no
creía que contuviera el segundo corazón de Jacks.
Ella reconocería el corazón de Jacks; conocía el corazón de Jacks. Su corazón estaba

herido como el de ella, pero era fuerte, no se inmutaría ni se alejaría de ella. Latería más
rápido, más fuerte, al mismo tiempo que el de ella.
Evangeline cerró los ojos y extendió una mano hacia los estantes.
dejando que sus dedos rozaran las suaves botellas de vidrio.
Por favor, vence. Por favor, bate, repitió en voz baja, tocando frasco tras frasco tras frasco.
Nada. Nada. Nada. Sólo vidrio frío y más vidrio frío y... Sus dedos tocaron algo que no
era un frasco ni un vaso. Se sentía como cuero contra su piel. Evangeline abrió los ojos y
encontró un libro de cuero blanco con relieve dorado en el lomo.
"Me pregunto", reflexionó. “¿Será posible que Aurora recortara el centro de uno de estos
libros y pusiera el corazón dentro?”
“Supongo que todo es posible”, dijo LaLa, quien se puso a trabajar arrancando libros de
los estantes. Desató las cintas, las sacudió y las puso boca abajo para ver si se caía algo;
Evangeline escuchó algunas llaves caer al suelo. Luego vio caer una larga peluca marrón de
un volumen antes de que LaLa imprudentemente la arrojara al suelo. "No es lo mismo que
golpear la puerta con un hacha, pero se siente bastante bien", dijo LaLa, arrojándose otro libro
sobre su hombro.
Evangeline tuvo más cuidado al tomar el volumen de cuero blanco del estante. La portada
no tenía palabras, sólo otra imagen de la cabeza de un lobo con una corona.
Evangeline no sabía si el corazón de Jacks estaba escondido en este volumen, pero

claramente había algo dentro. Podía sentir una alteridad mientras intentaba abrir el libro, pero
este se negaba a moverse. Magia.
Evangeline rápidamente se pinchó el dedo y se hizo sangre a lo largo de las páginas del
libro mientras decía: "Por favor, abre".
El libro obedeció de inmediato.
Las palabras Libro de hechizos de Aurora fueron escritas cuidadosamente en la primera
página.
"¿Qué tienes ahí?" preguntó LaLa, justo antes de tirar otro libro al suelo.
"Es el libro de hechizos de Aurora". Evangeline pasó la página, esperando encontrar una
Tabla de contenido. Pero este libro parecía más bien un diario.
La primera entrada tenía una fecha, seguida de una línea que decía: Intenté mi primer hechizo
hoy.
"No creo que vayas a encontrar el corazón de Jacks allí", dijo LaLa.
"Lo sé, pero tal vez encuentre el hechizo que Aurora planea usar para cambiar el corazón de
Jacks o darle otro".
"O tal vez podríamos encontrar un hechizo para usar con ella", sugirió LaLa alegremente.
Evangeline siguió pasando páginas. El papel estaba viejo y quebradizo bajo sus dedos mientras
miraba cuidadosamente entrada tras entrada.
Aurora estaba decidida, Evangeline tenía que concedérselo. La mayoría de sus primeros
hechizos habían fallado, pero eso no pareció detenerla. Continuó resueltamente probando hechizos
hasta que finalmente comenzó a tener éxito.
¡Hoy cambié el color de mi cabello! Ahora es un glorioso

violeta brillante. Aunque Jacks no pareció darse cuenta.
“Por supuesto que no”, refunfuñó LaLa, leyendo por encima del hombro de Evangeline.
Evangeline sintió un breve aleteo de algo parecido a la felicidad, pero rápidamente

se desvaneció unas pocas entradas más tarde.
Mi hermana Vesper finalmente tuvo una visión del futuro de Jacks.

"Se enamorará de un zorro", dijo.
“¿Qué quieres decir con un zorro?” Yo pregunté.
Pero, por supuesto, Vesper no lo sabía. Ella todavía está tratando de
dominar sus visiones. Ahora mismo no siempre tienen sentido.
Pero creo que lo he descubierto brillantemente.
Mi hermano Castor ha estado construyendo una red de espías para
mantener seguro el Norte, ¡como si nuestro padre necesitara ayuda con eso!
Afortunadamente para mí, los espías de Castor son muy útiles. Uno
A alguno de ellos le gusto, por supuesto. El otro día, como sin duda
intentaba impresionarme, me habló de una campesina que había conocido
y que podía convertirse en zorro. Planeaba decírselo a mi hermano,
pensando que esta chica sería una excelente espía.
Lo convencí de lo contrario.
Esta chica tiene que ser la “zorra” que a Jacks le encantará. No es que
vaya a dejar que eso suceda.
De hecho, es posible que ya haya hecho algo que no debería
haber hecho para evitarlo. Pero ya es demasiado tarde para cambiarlo.
"Aún no es demasiado tarde para torturarla", dijo LaLa.

“Nunca confié en ella”, murmuró Evangeline. "Pero todavía es difícil creer que pueda ser tan
terrible".
Aunque Aurora no había escrito lo que había hecho, Evangeline imaginaba que lo sabía.
Jacks una vez le había contado a Evangeline la historia de cómo se había convertido en el
Arquero de La balada del arquero y el zorro. Cómo lo habían contratado para cazar un zorro, pero
luego descubrió que el zorro era en realidad una niña, una niña de la que había comenzado a
enamorarse. Les había dicho a los hombres que lo habían contratado que estaban seguros de
que habían cometido un error al pedirle que cazara a una chica, pero en lugar de liberar a Jacks
de su contrato, le colocaron un hechizo que lo obligó no solo a cazar sino también a cazar. para
matar a la chica zorro. Jacks luchó contra el hechizo y no le disparó a la niña, pero luego la besó
y ella murió.
"¿Crees que esto significa que Aurora puso ambas maldiciones sobre Jacks: la maldición del
Arquero y la maldición que hizo que su beso fuera fatal?"
“No lo dejaría pasar”, dijo LaLa. “Aurora tomó el corazón de Jacks. I
Creo que eso cae bajo la regla de que si yo no puedo tenerlo, nadie más podrá”.
39
evangelina
Parecían haber brotado más banderines festivos de la noche a la mañana. Alegres

banderitas triangulares en todo tipo de telas y colores cubrían la totalidad del
bullicioso Merrywood Village: melocotón a rayas, verde menta, azul huevo de
petirrojo moteado, rosa atardecer y morado de lunares, todos ondeando alegremente
en la suave brisa.
El brillante sol amarillo caía a plomo, sin nubes, aunque había una humedad en
el aire que hizo que Evangeline sintiera como si fuera a llover, incluso sin las nubes.
Se imaginó el cielo abriéndose como si lo hubieran cortado con un cuchillo.
Discretamente se acomodó la peluca que había cogido de la guarida de Aurora,

la marrón que se había caído de uno de los libros. Evangeline esperaba que eso la
ayudara a mezclarse y evitar a los guardias mientras ella y LaLa buscaban a Aurora.
El plan era encontrar a la ex princesa entre los asistentes al festival y luego seguirla
con la esperanza de que los llevara al lugar donde realmente guardaba el corazón
de Jacks.
Ayer Aurora había mencionado su interés en todos los puestos del festival de
Merrywood, golosinas y cosas bonitas. Al recordarlo ahora, Evangeline recordó lo
feliz que parecía Aurora, cómo llevaba una corona de flores y una sonrisa alegre.
En retrospectiva, Evangeline se preguntó si esa alegría en realidad se había debido
a que finalmente había tomado el corazón de Jacks.
Evangeline escudriñó a la multitud en busca de Aurora, mirando más allá de los vendedores de
sierras y martillos, bayas y cerveza, y un sinfín de chucherías. A su alrededor, los niños reían y
chillaban mientras corrían haciendo girar molinetes de papel.
La felicidad flotaba en el aire como polen. Estaba en todas partes, tocándolo todo menos a
Evangeline. Todo lo que podía sentir era una opresión alrededor de su pecho, una sensación de que
el tiempo se acercaba a ella.
Ya había pasado un día desde que Aurora había tomado el corazón de Jacks.
¿Qué pasaría si Evangeline llegara demasiado tarde? ¿Qué pasaría si la razón por la que no
podía ver a Aurora era porque estaba en algún lugar con Jacks y su corazón ya había cambiado?
¿Qué pasa si… “¿Ves a la princesa malvada

por algún lado?” preguntó LaLa.
Evangeline negó con la cabeza. Vio gente regateando, charlando y
ayudando a reconstruir. Pero ella no vio a una chica de cabello violeta.
"Manzanas asadas con dragón, ¡consigue tus manzanas asadas con dragón!" gritó un vendedor
que empujaba un dulce carrito rojo. Parecía haber sido pintado cuidadosamente. Las palabras
Manzanas asadas con dragón estaban escritas en una elaborada escritura rizada, y alrededor de
ellas había delicadas pinturas de pequeñas manzanas y contornos de adorables dragones.
Redujo la velocidad del carro hasta detenerlo frente a LaLa.

"No estamos interesados, gracias", dijo LaLa.
"Pero alguien ya compró algo para la joven señorita". El vendedor, un joven de rostro amable y
abierto, sonrió. Pero estaba un poco fuera de lugar, un poco equivocado, como una sonrisa que un
niño podría haber añadido al cuadro de un maestro.
Los dedos del vendedor temblaron mientras le entregaba a Evangeline un pequeño pergamino.
atado con una cinta blanca impecable. "Me pidieron que te diera esto primero".
Nerviosa, desenrolló el pergamino.
No me busques.
No había nombre ni inicial, pero Evangeline supo al instante de quién era. Gatos.
Se volvió hacia el asador de manzanas. Si Jacks le estaba diciendo que no mirara

para él, entonces estaba pensando en ella. Todavía había esperanza.
“¿Cuándo te dieron esto?” ella preguntó.
Pero el joven no respondió. Él ni siquiera la miró. El vendedor parecía estar en una
especie de trance mientras vertía un saco de azúcar sobre su precioso carrito de manzanas
y luego se volvía hacia sus pequeños dragones.
Eran tres de ellos. Uno era marrón, otro era verde y el otro era melocotón.
“Es hora”, dijo el joven en voz baja.
Los dragones gimieron.
"Solo haz lo que te digo", murmuró, todavía ignorando a Evangeline.
Debía haber estado bajo la influencia de Jacks, se dio cuenta Evangeline con un
sobresalto. Había visto a Jacks hacer esto antes, controlar a otras personas, pero en el
pasado, siempre había sido para protegerla.
Tuvo la horrible sensación de que ese no era el caso ahora mientras observaba al
vendedor secarse una lágrima de los ojos justo cuando los dragones exhalaban chispas de
fuego, encendiendo el azúcar. En segundos, todo el carro estaba ardiendo, cubierto de
llamas blancas y naranjas. El vendedor permanecía inmóvil junto a él, como si estuviera
inmovilizado en el lugar.
"¡Necesitamos conseguir un poco de agua!" Evangeline llamó a LaLa, girándose hacia
el pozo en el centro de la plaza.
"¡No!" LaLa la agarró del brazo. "Tenemos que irnos." Arrastró a Evangeline lejos del
vendedor y de la plaza, justo cuando los guardias reales parecieron ver el carro en llamas
y los asistentes al festival comenzaron a correr con cubos de agua.
El joven ahora estaba llorando. Los pequeños dragones lloraban.

El fuego ya estaba apagado. Pero el carro fue destruido, reducido a apenas
trozos humeantes de madera de fresno.
"No puedo creer que Jacks hiciera esto", murmuró Evangeline mientras LaLa la instaba
a alejarse más de la multitud. "Eso parece innecesariamente cruel".
"Jacks es innecesariamente cruel", dijo LaLa. “Solía hacer cosas así todo el tiempo.
No conoces a este Jacks porque siempre ha sido diferente contigo. Su voz se suavizó y
aunque no lo dijo en voz alta,
Evangeline sintió que LaLa estaba pensando que esa versión de Jacks ya no estaba.
ahora.
“¿Crees que Aurora ya le cambió el corazón o le dio otro?”
LaLa se mordió el labio pero no respondió, lo que a Evangeline le pareció un sí.
El sol golpeaba con fuerza el rostro de Evangeline cuando ella y LaLa llegaron al
borde del pueblo.
Era la hora del día en la que no había sombras. Todo era brillante y luminoso. Una
chica como Aurora debería haber sido fácil de detectar en una multitud como ésta, donde
la mayoría de la gente vestía ropa hecha en casa y tenía el pelo de color liso.
“No la veo”, dijo Evangeline. A una parte de ella le preocupaba que fuera demasiado
tarde. Que Aurora ya le había cambiado el corazón a Jacks o le había dado otro. Pero
Evangeline no podía renunciar a él y sabía que si él seguía siendo su Jacks, no se
rendiría si Evangeline perdía su corazón.
"Creo que es posible que la haya encontrado". LaLa señaló desde el pueblo hacia
un sendero de pétalos de flores de color rosa pálido que conducía al bosque Merrywood.
Luego puso los ojos en blanco. “Cuando Aurora era más joven, quería que la gente
pensara que dejaba un rastro de flores dondequiera que iba, por lo que a menudo llevaba
cestas de pétalos y las arrojaba cuando caminaba. Apuesto a que si seguimos ese rastro,
encontraremos el corazón de Jacks”.
El rastro de pétalos de flores rosas salpicaba piedras y hierba e incluso algunos dragones
dormidos, llevando a LaLa y Evangeline por un camino tortuoso que conducía a las
sombras del bosque Merrywood. Seguir los pétalos le recordó a Evangeline una historia
que no podía recordar del todo, pero estaba bastante segura de que no terminó bien.
Evangeline quería esperar que su historia fuera diferente. Creía que cada historia
tenía la posibilidad de tener finales infinitos y se esforzaba por mantener esa creencia en
cada respiro que tomaba y en cada paso que daba.
Hasta que por fin el rastro de pétalos llegó a su fin.
Se detuvo al pie de un árbol. Había un zorro allí. Era de color marrón rojizo y blanco,
con una hermosa cola tupida. Pero la cola no se movía y el zorro tampoco; yacía en la base
del árbol, con una flecha dorada disparada directamente a su corazón.
"¡Oh, no!" Evangeline se arrodilló y comprobó la presencia del zorro.

latido del corazón. Pero todo lo que encontró fue una nota adjunta a la flecha.
Un zorrito, para mi Zorrito.

No te lo volveré a advertir.
gatos
“Lo odio un poco en este momento”, dijo Evangeline.

"Al menos no es una persona", dijo LaLa.
“Pero será pronto. Eso es lo que realmente dice esta nota”.
Primero había destruido el carro. Luego había matado a este zorro. El siguiente sería
un humano.
"¿Esto significa que quieres rendirte?" preguntó LaLa.
"No. Voy a salvarlo”.
"No hay forma de salvarlo ahora", zumbó una voz desde el árbol. Un segundo después,
la madera crujió, una puerta oculta se abrió y Aurora Valor entró a trompicones.
Su cabello violeta estaba despeinado, su rostro estaba pálido y se le estaba formando

un gran hematoma en la sien. “Si estás aquí por el corazón de Jacks, no lo vas a encontrar.
Ya es demasiado tarde”.
40
evangelina
Las faldas iridiscentes de Aurora Valor se desplegaron a su alrededor en un círculo

perfecto mientras ella caía al suelo en un elegante desastre. Mechones de cabello
violeta caían sobre su frente sin siquiera una fina línea de preocupación. Su
expresión parecía casi serena. Aurora le recordó a Evangeline una damisela en
apuros, esperando pacientemente a que llegara su príncipe.
Pero cuando Evangeline miró más de cerca, el semblante de Aurora
Parecía más una apariencia que un reflejo real de cómo se sentía.
Sus bonitos ojos se endurecieron y su voz musical tocó una fibra amarga cuando
miró a Evangeline y le preguntó: “¿Qué hiciste? ¿ Por qué Jacks se enamoró de ti?
"Bueno, ella no es una perra furiosa como tú", dijo LaLa.

Aurora se estremeció. Otro trozo de su barniz se quebró cuando su boca se
frunció en un feo ceño.
“¿Dónde está Jacks?” —preguntó Evangeline. “¿Y qué has hecho para
¿su corazón?"
Aurora se rió. "¿Crees que soy la razón por la que hizo esto?" Levantó la cola
del zorro muerto y la golpeó descuidadamente de un lado a otro mientras el pobre
zorro yacía allí, con los ojos vacíos. "Por mucho que aprecio el simbolismo, no tuve
nada que ver con eso".
“No te creo. Sé que lo maldijiste”, dijo Evangeline. “Encontré tu viejo libro de

hechizos. Tú eres la razón por la que mató a la primera chica que amó, la que se
convirtió en zorro.
"Sí, pero yo no soy la razón de esto". Aurora dejó caer la cola del zorro muerto.
"Jacks hizo esto solo, por ti". Su voz se volvió amarga con algo parecido a los
celos, como si deseara el tormento de Jacks de la misma manera que había
deseado su amor.
“Tú fuiste quien tomó su corazón”, dijo Evangeline.
“¡No lo tomé! Me lo dio de buena gana. Pero ya no lo tengo”.
“¿Cómo es que no lo tienes?” preguntó LaLa con escepticismo.

Aurora apoyó la cabeza contra el árbol en otra pose dramática.
“Jacks vino a verme antes. Exigió el corazón. Cuando no se lo di, me noqueó”.
Señaló el creciente hematoma en su sien. “Una vez que desperté, Jacks ya no
estaba. También lo era el corazón”.
“Eso no tiene sentido”, dijo Evangeline. "Si Jacks recuperó su corazón antes,
¿por qué haría todo esto?" Hizo un gesto con la mano hacia el zorro muerto.
Aurora se rió. “¿Crees que Jacks tomó su corazón porque quería recuperarlo?”
Ella volvió a reír, más feliz y más fuerte.
"Creo que deberíamos salir de aquí", murmuró LaLa.
“Deberías”, dijo Aurora, todavía riendo. "Una vez que Jacks termine de destruir
su corazón, regresará y matará algo más que un zorro salvaje".
Aurora volvió a empezar a jugar con la cola del zorro. Lo agitó de un lado a
otro, de un lado a otro mientras la sangre corría más caliente y más rápido entre
las orejas de Evangeline.
LaLa podría haber dicho algo, pero Evangeline no podía oírlo por las palabras
que se repetían en su cabeza: Una vez que Jacks termine de destruir su corazón.
Quería creer que Aurora simplemente se estaba portando horrible. Que estaba
tratando de atormentarla. Quería decir que Jacks no destruiría su corazón, pero
tampoco había pensado nunca que Jacks cambiaría su corazón. Una de las cosas
que a Evangeline le encantaba de Jacks era su determinación, su empuje, su
inexorable búsqueda de las cosas que más deseaba. Pero ella no quería
Creo que lo que quería ahora era no sentir nada. Que pudiera desdeñar tanto su
corazón. Que podría renunciar al amor, a todo, por completo.
Evangeline quería gritar y maldecir. Y una parte de ella también quería arrodillarse
y llorar.
Jacks era el Príncipe de Corazones; había estado buscando casi toda su vida.
toda la vida por amor. Y ahora aquí estaba ella... ¿y él se estaba rindiendo?
"¿A dónde ha ido?" —le preguntó a Aurora. “¿Y cómo lo detengo?”
"No lo haces." Aurora suspiró e inclinó la cabeza hacia un lado con cansancio,
como si fuera ella la que hubiera sufrido más molestias por todo esto. "Te lo dije,
llegaste demasiado tarde".
"¡Entonces dime dónde se ha ido!"
Aurora puso los ojos en blanco. "Él no me dijo exactamente sus planes antes de
Me golpeó en la cabeza”.
“Sé dónde se ha ido”, murmuró LaLa. “Sólo hay una manera de
destruir el segundo corazón de una persona”.
"¿Cómo?" —Preguntó Evangeline.
LaLa tragó saliva y la miró con aire culpable. "Lo siento, Evangeline."
"¿Por que lo sientes?"

“Porque si no fuera por mí, Jacks no tendría adónde ir.
El corazón que una persona utiliza para sentir es algo poderoso y sólo puede ser
destruido por el fuego. Pero no un incendio cualquiera”.
"¿Cómo sabes esto?" preguntó Evangelina.
LaLa siguió pareciendo dolida. “Después de que Dane fuera encerrado en el
Valory, quería destruir mi corazón”.
“¿Querías destruir tu corazón por culpa de Dane?” Aurora rió disimuladamente.
LaLa la miró fijamente. Por un segundo, Evangeline pudo ver que estaba
reconsiderar la idea de la tortura.
"Puedes lastimarla después de que me digas cómo crees que Jacks va a actuar".
Destruye su corazón”, dijo Evangeline.
"La única forma de destruir un segundo corazón es con el fuego de un árbol fénix
real".
“¿Plantaste un árbol fénix? ¿Eres un idiota?" Aurora se puso de pie y de repente
pareció genuinamente asustada. Sus mejillas estaban
Alto con color enojado. Ella realmente no debía haber creído que Jacks iba a lograr
destruir su corazón; había estado jugando con Evangeline, burlándose de ella por
diversión.
“¿Dónde plantaste el árbol?” Preguntó Aurora.
“Como si fuera a decírtelo”, dijo LaLa.
Aurora se volvió hacia Evangeline. "¿Sabes donde está?"
Evangeline tenía el presentimiento de que sí, pero no estaba dispuesta a decírselo a Aurora.
Había visto el árbol su primera noche en el Norte Magnífico.
Era la noche anterior a Nocte Neverending; Apolo había estado descansando
sobre las ramas del árbol del fénix, posando para un retrato. Aunque en realidad
había notado el espectacular árbol antes que al príncipe.
Su madre le había contado el mito del árbol fénix, al igual que su antigua tutora,
Madame Voss. Las hojas de un árbol fénix tardaron más de mil años en convertirse
lentamente en oro (oro real), pero si una persona arrancaba una antes de que
todas las hojas cambiaran, entonces todo el árbol se incendiaría.
Eso debe haber sido lo que Jacks planeaba hacer. Elige una hoja dorada,
enciende el árbol y luego arroja su corazón a las llamas. Y ella no tenía dudas de
que él lo haría. A menos que ella lo detuviera.
"No quiero que Jacks destruya su corazón", dijo Aurora. “Si me dices dónde
plantaste el árbol, puedo mostrarle a Evangeline cómo llegar usando un arco”.
“No quiero tu ayuda”, dijo Evangeline. "Y no confiaría en ello".

Afortunadamente, también esperaba no necesitarlo. Estaba bastante segura de
saber dónde LaLa había plantado el árbol fénix; sólo necesitaba llegar allí antes
que Jacks.
"LaLa, ¿dónde está el arco más cercano?" ella preguntó.
Si LaLa podía decirle dónde estaba el arco, Evangeline estaba segura de que
podría convencer al arco para que la llevara al claro donde estaba el árbol. Su
sangre abría cualquier puerta, y los arcos en particular siempre le respondían.
"Iré contigo", dijo LaLa.
“Gracias”, dijo Evangeline. “Pero creo que esta vez necesito ir solo.
Si voy a salvar a Jacks, no será por la fuerza”.
"Entonces, ¿cómo vas a salvarlo?" preguntó Aurora.
"Con amor."
Aurora volvió a reír. El sonido se estaba volviendo más feo.

Las mejillas de Evangeline se calentaron, pero se negó a sentirse avergonzada. "El amor
no es nada de qué reírse".
"Es hoy. Porque verás, Evangeline, incluso si salvas el corazón de Jacks, no será
suficiente para salvarte a ti. Si alguna vez lo besas, morirás. No importa si tu amor es el amor
más verdadero que el mundo haya visto jamás”.
Evangeline se recordó a sí misma que Aurora era una mentirosa; Hasta hace unos
momentos, toda esta escena había sido una farsa. Pero no parecía que estuviera actuando
ahora. Aurora parecía inquietantemente triunfante.
"Cuando me di cuenta de que Jacks nunca iba a matar a la chica zorro, le puse otro
hechizo", dijo Aurora. “Pero la maldición de la historia tergiversó la verdad. No es el verdadero
amor de Jacks quien será inmune a su beso y hará que su corazón vuelva a latir. Sólo una
chica que nunca amará a Jacks podrá sobrevivir al beso.

Tal vez tu amor pueda salvar su corazón, pero si decides besarlo, serás un zorro más al que
Jacks ha asesinado”.
41
evangelina
Encontrar el arco fue fácil.

Pareció que sólo tomó unos minutos.
Evangeline imaginó que el viaje real desde Aurora hasta un arco oculto en el borde
del Bosque Maldito no podría haber sido tan rápido. Probablemente a ella y a LaLa les
había llevado cerca de una hora encontrarlo. Pero el tiempo parecía pasar rápidamente.
La sangre de Evangeline todavía bombeaba increíblemente rápido. Incluso estando quieta,
se encontró con una lamentable falta de aliento.
Sintió un alivio al entrar al claro: Jacks aún no había llegado.
Era solo Evangeline, el árbol fénix y el sol que se ponía lentamente.
La primera vez que estuvo en este claro, había músicos animados tocando arpas y
laúdes, cortesanos ataviados con todas sus galas, una mesa de banquete repleta de
comida y promesas de deseos hechos realidad en el aire.
Esta noche sólo se oía el nervioso susurro de las hojas cuando Evangeline se
acercaba al reluciente árbol. Podía oír las hojas temblar y sacudirse unas contra otras,
como si de alguna manera sintieran que su tiempo casi había terminado.
La última vez que había estado allí, todas las hojas sin cambios eran rojas, naranjas
y bronceadas, pero esta noche eran verdes como esmeraldas y hierba húmeda.
Vio las venas de una hoja temblorosa cambiar rápidamente de verde a dorado.
Luego observó cómo el oro comenzaba a extenderse por la superficie del
hoja entera, como si pudiera superar lo que temía que estuviera por venir. Y, sin embargo, a
menos que las otras hojas cambiaran también, la transformación de esta hoja no sería
suficiente para protegerla de lo que Jacks pronto haría.
Evangeline respiró hondo para tranquilizarse, tanto para ella como para el temible árbol.
Ella también tenía miedo. Se sentía como si no debería haberlo sido. Ella se sintió como
si se suponía que su fe en el amor era inquebrantable.
Pero Evangeline se estremecía mucho.
Cada ligero suspiro de la brisa tensaba sus hombros. El más silencioso
El movimiento de las hojas la hizo jadear.
La noche que abrió el Arco del Valory, tuvo la sensación de que algo era inevitable. Había
sabido que abrir ese arco era exactamente para lo que había nacido. Había sentido que cada
acontecimiento de su vida la había llevado a ese momento.
Ahora estaba viviendo los momentos posteriores a lo inevitable y también lo sentía. En

lugar de estar tallado en piedra, este momento parecía una especie de tapiz frágil que podía
desenredarse con un tirón de un hilo o de una hoja.
El claro rebosaba de anticipación; Estalló contra su piel como chispas de una cerilla,
haciéndola sentir como si algo pudiera pasar. Siempre le había encantado ese sentimiento
antes, pero ahora la ponía tan nerviosa como esa pequeña hoja que acababa de cambiar de
verde a dorado.
Evangeline también había cambiado desde la primera vez que entró en este claro en su
primera noche en el Norte Magnífico, cuando creyó que casarse con un príncipe podría hacer
que todos sus sueños se hicieran realidad. Mirando hacia atrás, sus sueños le habían parecido
imposibles y se había sentido muy valiente por creer en ellos. Pero ahora se dio cuenta de que
esos nunca fueron sus sueños, en realidad no. Habían sido sueños tomados de historias,
sueños a los que se había aferrado porque aún no había imaginado sus propios sueños.
Esa primera noche en el Norte, nunca habría soñado con un futuro con Jacks. Podría
haberse sentido atraída por él, pero él no era lo que se suponía que debía desear.
Jacks no estaba a salvo. Llegó sin promesas de un final feliz. En todo caso, garantizó lo
contrario. No creía que los héroes consiguieran
finales felices. Loving Jacks se sintió condenado desde el principio. Pero Evangeline había
aprendido que el amor era más que un sentimiento. Y no tenía por qué ser la elección
segura, porque el amor también era más poderoso que el miedo. Era la forma suprema de
esperanza. Era más fuerte que las maldiciones.
Y todavía …
Le preocupaba que su amor no fuera suficiente.
Las últimas palabras de Aurora todavía la atormentaban.
No importa si tu amor es el amor más verdadero que el mundo haya visto jamás. La
maldición de la historia tergiversó la verdad. No es el verdadero amor de Jacks quien será
inmune a su beso. Sólo una chica que nunca amará a Jacks podrá sobrevivir al beso.
A Evangeline no le gustaba pensar en Jacks con otras chicas. No le gustaba imaginarlo

cuidándolos, besándolos o matándolos. Cuando conoció a Jacks por primera vez, imaginó
que él tampoco pensaba en ellos. La versión descuidada e irrespetuosa de Jacks que había
conocido en su iglesia no parecía capaz de preocuparse por nadie.
Pero ahora, cuando se imaginaba a Jacks el primer día que lo conoció, no pensaba en
su primera y horrible conversación. Lo vio sentado en la parte trasera de su iglesia,
rasgándose bruscamente la ropa e inclinando la cabeza como si estuviera de luto o
realizando algún acto de penitencia.
Se le había roto el corazón. No en el mismo sentido en el que pensaba la mayoría de
la gente, como si una persona le hubiera roto el corazón. El corazón de Jacks había sido
roto una y otra vez hasta que ya no fue capaz de tener esperanza, cuidado y amor.
Las historias siempre hacían que pareciera como si las chicas que Jacks había besado
antes no lo hubieran amado realmente. Simplemente eran chicas que se probó y luego
descartó como si fueran ropa que no le quedaba bien.
Pero ahora Evangeline se preguntaba si Jacks no había sido tan insensible con sus
besos al principio, si tal vez se había preocupado por algunas de las chicas antes de
besarlas. Luego se preguntó si algunas de las chicas realmente lo habían amado. Si hubiera
habido quienes hubieran creído, como ella, que su amor podía ser suficiente para salvarlo,
para romper la maldición. Pero nunca lo fue.
No es de extrañar que Jacks pensara que sus sentimientos no eran suficientes. Y tal
vez no lo eran. Pero eso no significaba que ya no pudiera salvarse. Tal vez no fue ella
Sólo el amor lo salvaría. Quizás también tenía que ser su amor.

Evangeline miró la hoja de oro recién cambiada y la vio balancearse contra otra hoja verde
como si le rogara que también cambiara. Porque a menos que todo el árbol fuera dorado, todo
ardería en llamas. Tal como lo harían ella y Jacks, si ella fuera la única que creyera en el poder
del amor.
El aire crujió con algo que hizo que Evangeline pensara en pequeñas chispas. Entonces
sintió un cosquilleo en su muñeca con la forma de su corazón roto.
cicatriz.
Jacks había llegado.

Ella cambió. Y era casi como la primera vez que lo había visto en ese claro.
Aquella noche había estado tan alerta, tenía tanto frío que la niebla todavía se le había pegado a
las botas mientras caminaba.
Recordó haberse dicho a sí misma esa noche que no se diera la vuelta. No mirar. Y cuando
ella lo miró, intentó mirarlo sólo por un segundo.
Pero había sido imposible. Jacks había sido la luna y ella había sido la
marea, controlada por su fuerza imposible. Eso no había cambiado.
Con corazón o sin corazón, todavía quería que Jacks fuera suyo.
Pero este Jacks no era suyo.
Había algo en sus pálidas manos, un frasco que lanzaba como si fuera una de sus manzanas.
Sólo que no era una manzana. Era su corazón.
El propio corazón de Evangeline se rompió un poco al verlo, sacudiendo su corazón tan
descuidadamente como si fuera un trozo de fruta del que iba a deshacerse, en lugar de algo
indescriptiblemente precioso y hermoso.
El corazón parecía rayos de sol antes de fundirse en el horizonte. El frasco estaba lleno de
muchos colores, principalmente oro, pero había chispas de luz iridiscente que estallaban contra
el frasco, haciendo que el oro pareciera como si estuviera golpeando.
Mientras tanto, Jacks parecía completamente impasible. "No deberías estar aquí".
“¡Tú tampoco deberías!” —gritó Evangeline.

Ella no había querido gritar. Su plan no había sido gritarle, su plan había sido decirle
finalmente cuánto lo amaba. Pero al verlo,
tratar su corazón de manera tan imprudente y negligente, la hizo gritar: "¿Qué estás haciendo?"
“Creo que ya sabes la respuesta, mascota. Simplemente no te gusta mucho”.

Jacks arrojó el frasco más alto en el aire.
Evangeline no pensó; simplemente saltó hacia adelante con los brazos extendidos,
alcanzando el corazón. Sus dedos tocaron el frasco, pero Jacks la atrapó primero.
Puso su mano en la base de su garganta. Su agarre fue lo suficientemente fuerte como

para mantenerla a raya, para evitar que agarrara el corazón en el frasco. Sin embargo, él no la
estaba lastimando. Sus dedos no estaban magullados al apretarlos.
O estaba tratando de tener cuidado debido al brazalete de protección que tenía puesta o
muñeca. O … no quería lastimarla porque la cercanía de su corazón era
darle algún sentimiento.

La luz dentro del frasco golpeaba con más fuerza, como si estuviera luchando por liberarse.
Y Jacks ya no parecía completamente impasible. Sus ojos azules tenían un brillo casi salvaje,
como si estuviera tratando de luchar contra los sentimientos que volvían a aparecer.
"Deberías irte", gritó.

"¿Por qué? Porque vas a quemar tu corazón, y una vez que lo hagas,
¿Crees que me harás daño? Ya me estás haciendo daño, Jacks.
Ella extendió la mano, no hacia el frasco, sino hacia él.
Su mandíbula se sentía como una roca, dura e implacable bajo sus dedos. Él
Lo apretó aún más fuerte y apartó la mano.
"Si intento hacerte daño, las esposas me detendrán", dijo con brusquedad.
"No estoy hablando de físicamente".
Me duele el corazón.
Y así fue. Evangeline nunca se había sentido tan cerca y tan lejos de alguien al mismo
tiempo. Su mano fría y dura todavía estaba en su garganta, sus ojos estaban fijos en los de
ella. Pero era una mirada que decía que ésta era la última vez que la tocaría, la última vez.
Esto era todo lo que había para ellos.
Él no se estaba rindiendo. Él ya se había rendido.

“¿Cómo puedo hacerte entender”, gruñó, “tú y yo juntos no terminamos bien? Simplemente
terminamos”.
"¿Cómo puedes saber eso si ni siquiera lo has intentado?"

"¿Intentar?" Jacks se rió y el sonido fue horrible. “Esto no es algo
Inténtalo, Evangeline.
La risa murió en sus labios y el fuego de sus ojos se apagó. Por un segundo, Jacks no
parecía un Destino ni un humano, parecía un fantasma, un caparazón que había sido vaciado
y arrojado a las olas demasiadas veces.
Y una vez más, Evangeline pensó en cómo su corazón había sido roto una y otra vez, tantas
veces que no podía tener esperanzas, sólo podía temer.
“Esto es algo que tiene una oportunidad de acertar o equivocarse, y si te equivocas, no
puedes volver a intentarlo. No hay nada."
El silencio llenó el espacio entre ellos. Ni siquiera una hoja del árbol se atrevió a crujir.
Luego, tan suavemente que casi no lo escuchó, Jacks dijo: "Tú estabas allí, viste lo que
me hizo la esposa cuando intenté besarte".
Algo parecido a la vergüenza llenó sus ojos y Evangeline no sabía cómo era posible,
pero parecía aún más frágil que antes. Como si fuera necesario menos de un toque para
romperlo, como si la palabra equivocada pudiera destrozarlo en mil pedazos.
"Esto es lo más cerca que podemos llegar", dijo Jacks.

Él le acarició la garganta y ella supo que en un segundo iba a dejarla
Su turno. Iba a soltarla, arrancar una hoja y prender fuego a su corazón.
Evangeline tenía miedo de moverse, estaba petrificada de hablar por miedo a decir algo
incorrecto. Le temblaban las manos y sentía el pecho vacío, como si hubiera un agujero y la
esperanza también se le estuviera escapando, desapareciendo en el mismo lugar que le
había robado toda la esperanza.
Pero ella sabía adónde conducía ese lugar y se negó a ir allí.
"Te amo, Jacks".
Cerró los ojos cuando ella dijo la palabra amor.
Ella esperaba un poco más. Quería pedirle que la mirara, pero lo único que importaba
era que él no la dejara ir.
"Solía preguntarme si el destino era real", dijo suavemente. “Solía temer que eso
significara que no tenía opciones reales. Entonces secretamente esperé que el destino fuera
real y que tú y yo estuviéramos destinados, que por alguna casualidad milagrosa yo fuera tu
verdadero amor. Pero ahora no me importa si el destino es real, porque no lo necesito para decidir.
para mí. No lo necesito para tomar esta decisión. He tomado mi decisión, Jacks.
Eres tu. Siempre serás tú, hasta el fin de los tiempos. Y lucharé contra el destino o contra
cualquiera que intente separarnos, incluido tú. Eres mi elección.
Eres mi amor. Eres mío. Y tú no vas a ser mi fin, Jacks.
"Creo que ya lo soy". Abrió los ojos y de ellos gotearon lágrimas rojas.
“Déjame ir, Evangeline”.
“Dime que no prenderás fuego a tu corazón y te dejaré ir”.
"No me pidas que haga eso".
"¡Entonces no me pidas que te deje ir!"
De sus ojos sangraron más lágrimas, pero su mano se aferró con fuerza al frasco. "Estoy roto.
Me gusta romper cosas. A veces quiero romperte”.
"Entonces rómpeme, Jacks".
Sus dedos se tensaron contra su cuello. “Por una vez quiero hacer lo correcto
cosa. No puedo hacer esto. No puedo verte morir otra vez”.
La palabra volvió a rasparla como una espina. “¿Qué quieres decir con eso de otra
vez?”
“Moriste, Evangeline”. Jacks la acercó más hasta que pudo sentir el irregular subir y
bajar de su pecho mientras decía con voz ronca: "Te sostuve en mis brazos mientras
sucedía".
“Jacks … No sé de qué estás hablando. Nunca morí”.
"Si lo hiciste. La noche que abriste el Valory. La primera vez que lo hiciste, no fui
contigo”. Se quedó en silencio por un momento y luego ella lo escuchó pensar: No podía
despedirme.
"Solo estabais tú y Caos", susurró. “Tan pronto como su timón fue
fuera, él te mató. Intenté detenerlo... Intenté salvarte... pero...
Jacks abrió y cerró la boca como si apenas pudiera pronunciar las palabras.
“No pude. Cuando llegué allí, él ya te había mordido y ya había extraído demasiada
sangre. Moriste tan pronto como estuviste en mis brazos. Lo único que podía hacer era
usar las piedras para retroceder en el tiempo. Me advirtieron que me costaría algo. Pero
pensé que me costaría. No imaginé que te quitaría ”.
Lo siento, pensó.
"No necesitas arrepentirte, Jacks".
"Es mi culpa", gritó.

"No, no es. No perdí mis recuerdos porque retrocediste el tiempo. Los perdí porque
Apolo me los quitó”.
Jacks pareció asesino por un segundo. Luego, con la misma rapidez, se deshizo de
sus palabras. "No importa. Lo que importa es que moriste. Y si vuelves a morir, no puedo
traerte de vuelta”.
“¿Entonces preferirías vivir sin mí?”
"Preferiría que vivieras".
"Estoy vivo, Jacks, y no voy a morir pronto".
Evangeline cerró los ojos y luego lo besó.
Fue un beso como una oración, silencioso, casi suplicante, hecho de labios trémulos
y dedos nerviosos. Se sentía como buscar en la oscuridad, con la esperanza de encontrar
una luz.
Los labios de Jacks eran ligeramente dulces y metálicos, como manzanas y lágrimas
de sangre mientras susurraba contra su boca: "No deberías haber hecho eso, pequeño
zorro".
"Es muy tarde ahora." Ella envolvió sus manos alrededor de su cuello, acercándolo
mientras separaba sus labios. Lentamente la punta de la lengua de Jacks se deslizó
dentro.
Fue un beso más suave de lo que hubiera imaginado. Menos como un sueño febril y
más como un secreto, algo peligroso susurrado que podría escaparse si era demasiado
imprudente. Sus manos fueron cuidadosas cuando se movieron hacia su chaqueta.
Uno por uno, con suaves movimientos de sus dedos, Jacks desabrochó los botones.
Las piernas de Evangeline olvidaron cómo funcionar y sus pulmones olvidaron cómo
respirar mientras él se quitaba la chaqueta y la dejaba caer al suelo.
Ella se había equivocado antes. Su vida no había estado llena de momentos que
condujeron al Arco del Valory. Cada momento de todo la había traído a este lugar. Había
sido necesaria toda la angustia, todo el casi amor y el amor equivocado, para saber que
este amor era el amor verdadero.
Vidrio roto. Se le cayó el frasco y, tan pronto como lo hizo, el beso cobró nueva vida.
Se sintió como si estrellas chocaran y mundos terminaran. Todo era vertiginoso y giratorio.
La besó más fuerte. Ella lo abrazó con más fuerza, los dedos le hicieron moretones en la
nuca antes de deslizarse en su suave cabello.
Evangeline nunca quiso alejarse. Pero estaba empezando a sentirse mareada. Tenía los
ojos cerrados. Pero ella podía ver estrellas.
“Pequeño Zorro…” La voz aterrorizada de Jacks rompió el beso.
Estoy bien, dijo, o intentó decir. Evangeline no pudo pronunciar las palabras. Su cabeza
daba vueltas demasiado rápido. Las estrellas también giraban.
Pequeñas constelaciones detrás de sus ojos.
Sus piernas cedieron.
"¡No!" Jacks lloró.
Entonces Evangeline sintió sus brazos atrapándola mientras caía. Intentó levantarse, intentó
moverse, pero la cabeza no dejaba de darle vueltas.
"¡No!" Jacks gritó. "¡No otra vez!"
Se dejó caer al suelo con Evangeline en su regazo. Podía sentir su pecho temblar mientras
la abrazaba.
Jacks... pensó en su nombre. Aún no podía hablar, pero podía volver a abrir los ojos. Las
estrellas los habían abandonado y ahora el mundo poco a poco volvía a enfocarse. Primero el
cielo, todo índigo y violeta. Luego, vio el árbol, todo brillante y dorado.
Luego estaba Jacks.

Parecía angelical y angustiado. Su hermoso rostro estaba drenado de
color. Hilos de sangre cayeron de sus ojos hasta sus pálidas mejillas.
"No llores, mi amor". Ella le secó cuidadosamente las lágrimas con los dedos.
"Estoy bien."
Ella le dedicó una sonrisa temblorosa.
Sus ojos se abrieron y se volvieron tan azules como un cielo despejado después de una tormenta.
“¿Cómo es esto…” se interrumpió.
Fue un poco entrañable de ver. Su boca enfurruñada se abrió suavemente mientras parecía
olvidar cómo hablar.
"Ya te dije. Eres el amor de mi vida. Eres mío, Jacks of the Hollow. Y no vas a ser mi fin”.
"Pero te estabas muriendo".

"No", dijo, un poco avergonzada. "Simplemente me olvidé de respirar".
42
Érase una vez nada más que besos y todo era perfecto. Y luego hubo aún más
besos.
43
evangelina
Toda la angustia, el dolor, el miedo y el terror casi valieron la pena, sólo por ver la forma en
que Jacks miró a Evangeline cuando terminó su primer beso.
Ella pensó que conocía todas sus miradas. Había visto sus burlas, sus burlas, su ira, su
miedo. Pero ella nunca lo había visto con tanto asombro en sus ojos azules. Brillaron cuando
las hojas del árbol fénix crujieron con un sonido que la hizo pensar en una exhalación lenta.
En algún momento, se acercaron al árbol. Ahora la espalda de Jacks descansaba contra

el baúl mientras ella descansaba contra él. El cielo se había oscurecido, pero había iluminación
proveniente de las brillantes hojas doradas del árbol. No recordaba las hojas brillando antes,
pero había suficiente luz para ver una ola de cabello dorado caer sobre la frente de Jacks
mientras su boca se torcía oscuramente y la sostenía un poco más fuerte en su regazo.
"Parece como si estuvieras contemplando algo que no me va a gustar", dijo.
Jacks le acarició distraídamente la mandíbula con los dedos. "Te amo", dijo simplemente.
Entonces su rostro se puso abruptamente serio. "Nunca voy a perderte de vista".
"Dices eso como si fuera una amenaza".

Continuó mirándola solemnemente. "Esto no es sólo por ahora, es para siempre,

pequeño zorro".
“Me gusta el sonido de siempre”. Ella sonrió contra sus dedos y luego
Ella extendió la mano para tocarle la mejilla, porque ahora él también estaba sonriendo.
Y él la amaba.
El la amaba.
El la amaba.
El la amaba.
La amaba tanto que había reescrito la historia. Había renunciado a lo que creía
que era su única oportunidad de amar. Y ahora finalmente había roto el hechizo del
que nunca pensó que escaparía.
Evangeline quería girar en círculos alrededor del claro y cantarlo todo en voz
alta para que todo el mundo lo escuchara, pero no estaba lista para dejar sus brazos.
Aún no. Tal vez nunca.
Ella trazó uno de sus hoyuelos con sus dedos. "Sabes", confesó, "siempre me
han encantado tus hoyuelos".
"Lo sé." Él sonrió. "Fuiste tan obvio con tu amor a primera vista".
"No fue amor a primera vista". Ella resopló. "Solo dije que me gustaban tus
hoyuelos al principio". Ella dejó caer la mano de su mejilla. “Ni siquiera me gustaste.
Pensé que eras terrible”.
"Y todavía." Volvió a tomarle la mano y se la puso alrededor del cuello.
"Seguiste mirando."
"Bueno..." Ella envolvió su otra mano alrededor de su cuello antes de deslizar
sus dedos nuevamente en su cabello. Ella realmente amaba su cabello. "Puede que
no me agradaras, pero siempre fuiste ridículamente guapo".
Ella tiró suavemente de su cuello hasta que él bajó la cabeza y acercó sus labios
a los de ella.
Por un momento, todo volvió a ser perfecto.
Jacks tenía su corazón. Ella tenía Jacks. Estaban enamorados. Esto era todo lo
que ella quería. Esto fue un final feliz para siempre.
Pero el problema de ser felices para siempre es que es más una idea que una
realidad. Un sueño que sigue vivo una vez finalizado un narrador. Pero historias reales
nunca terminar. Y parecía que la historia de Evangeline y Jacks aún no había terminado.
Las hojas verdes y doradas del árbol fénix habían comenzado a crujir de nuevo.
Moviéndose frenéticamente, más fuerte que cuando Evangeline entró por primera vez en
el claro, como si todo el árbol estuviera temblando. Sacudida. Atemorizado.
Entonces escuchó los aplausos.
Tres fuertes bofetadas, seguidas de una voz amarga. "¡Ese fue un espectáculo
conmovedor!"
Evangeline se apartó de los labios de Jacks para ver a Apollo parado a solo unos
metros de distancia, con la postura amplia y la cabeza en alto.
Sonrió ampliamente mientras terminaba de aplaudir. “Ustedes dos saben cómo hacer
una gran actuación. Eso fue romántico y autodestructivo. Lo único que falta es el gran
final”. La sonrisa de Apolo se hizo más amplia. Era una sonrisa que siempre haría que
Evangeline temiera las sonrisas principescas. "Pero creo que puedo ayudar con eso".
Extendió la mano hacia el árbol del fénix y arrancó una hoja dorada.
Hubo un crujido.
Una chispa.
“¡Evangeline, corre!” Jacks la empujó fuera de su regazo justo cuando el árbol estalló
en llamas. Era una luz cegadora. Blanco y brillante. Consumió el hermoso árbol en
segundos. El tronco, las ramas, las hojas, todo estaba ardiendo.
Evangeline corrió fuerte y rápido.

Se dijo a sí misma que no debía darse la vuelta.
¿Pero dónde estaba Jacks? ¿Por qué no la seguía?

El humo se hacía más denso y las llamas ardían con mayor intensidad. Hizo una
pausa sólo por un segundo. Ella se volvió para mirar.
"¡Jotas!" Había mucho humo. "¡Jotas!" Ella empezó a correr hacia atrás.
"¡Oh, no, no lo haces!" Los brazos de Apolo la rodearon desde atrás,
rápido y demasiado fuerte.
"¡No!" —gritó Evangeline. Intentó liberarse, pero Apolo estaba tan
mucho más grande que ella. "Jacks"
"Deja de intentar pelear conmigo". Apolo la levantó bruscamente y la arrojó sobre su
hombro, inmovilizando sus piernas con un gran brazo mientras su cabeza
y los brazos colgados boca abajo. "¡Estoy tratando de salvarte, Evangeline!"

"¡No! ¡ Tu hiciste esto!" Golpeó la espalda de Apolo con los puños y le pateó el pecho con
las piernas.
"¡Jotas!" ella gritó de nuevo.
Brevemente hizo una pausa en su lucha para levantar la cabeza y ver si él había llegado.
a través del fuego, si él hubiera venido por ella.
Pero todo lo que vio fue humo y llamas.
44
Apolo
Evangeline continuó gritando y golpeando a Apollo con los puños, lo suficientemente fuerte
como para dejarle moretones. Sin embargo, apenas sintió los golpes.
Había elegido a Jacks, otra vez.
Había elegido mal, otra vez.
Apolo había intentado salvarla. Había intentado protegerla, pero no había sido
suficiente. Podía ver eso ahora. El hechizo que Jacks había lanzado sobre ella no iba a ser
roto por nadie que fuera simplemente humano. Era una lástima que Apolo no pudiera ser
humano y aún así salvarla.
No le tomó mucho tiempo regresar al arco que lo había llevado al claro con el árbol
fénix. No había visto a Jacks persiguiéndolos a través de las llamas, pero no se sentía lo
suficientemente optimista como para esperar que eso significara que Jacks estaba muerto.
Pero en realidad no importaba si estaba vivo. Apollo no creía que Jacks pudiera usar
el arco por sí solo. No podría arrebatarle a Evangeline, no esta vez.
El dolor atravesó a Apolo ante el pensamiento.

Deseó poder arrancarle las malditas esposas de protección.
Pero esta vez había esperado el dolor. Y estaba acostumbrado al dolor; él
Lo sentí constantemente bajo la maldición del Arquero. Pero este dolor fue mucho peor.
Tropezó y casi deja caer a Evangeline mientras atravesaba el arco.
"¡Déjame ir!" ella gritó. "¡Por favor! Por favor, tengo que volver…” Ella continuó
llorando. "Si te importo, ¡déjame ir!"
Apolo finalmente la dejó caer al suelo. Intentó alejarse arrastrándose. Pero él era
más grande y más fuerte. La agarró por el tobillo y tiró con tanta fuerza que ella aterrizó
boca abajo. El dolor que lo atravesó esta vez fue casi cegador. Pero sólo hizo falta un
tirón para hacerla caer.
Luego usó su cuerpo para mantenerla inmóvil mientras alcanzaba los grilletes que había
atado a su cinturón.
"¡No!"
"Cálmate, cariño". Primero le encadenó los brazos, detrás de la espalda.
"¡No hagas esto!" ella gritó y se retorció, pateando ambas piernas salvajemente.
Ella le dio en el hombro una vez. Pero luego logró agarrarla y atar ambas piernas a
la altura de los tobillos.
Inmediatamente se alejó a trompicones una vez que estuvo hecho. El dolor era casi
insoportable ahora. Apolo se dobló y vomitó al lado del túnel donde la había traído.
Pensó en dejarla allí. No estaba seguro de cuánto dolor más podría soportar. Y ni
siquiera estaba seguro de necesitarla allí con él.
Pero él todavía la amaba. Él la miró, atada al suelo, con el cabello rosado pegado
a sus mejillas mientras lloraba. Ella lo había traicionado y roto su corazón, pero si sólo
le quedaban unos minutos en esta tierra, él quería que estuvieran juntos.
"No te preocupes, cariño, pronto todo esto terminará", dijo.

susurró. Luego la levantó una vez más y la llevó en sus brazos.
45
gatos
Todo lo que Jacks pudo ver fue humo. Espeso y gris, le quemaba los ojos y la garganta.
Pero necesitaba encontrarla.
“¡Jacks! ¡Ayúdame! ¡Jotas! Podía oír su voz. Era diminuto y estaba aterrorizado.
Nunca antes la había oído sonar tan pequeña.
Ni siquiera sonaba como ella después de los primeros gritos.
Al principio su voz había sido como el humo: la había oído en todas partes.
Gritando su nombre, llamándolo. Pero entonces, no importaba adónde fuera, Evangeline
sonaba más lejos.
"¡Jotas!"
"¡Ya voy, pequeño zorro!"
El sudor le goteaba por el cuello mientras corría entre el humo.
"Jacks... por aquí..." Se interrumpió con una tos seca.
Pero ahora sonaba más cercana.
Persiguió el sonido de su tos, más lejos del árbol en llamas, lejos del humo.
El aire todavía estaba cargado de hollín sucio. Pero pudo ver de nuevo a través de
toda la oscuridad, a través de la ceniza. Pudo distinguir un árbol en el claro que no se
había incendiado. Un roble común y corriente con una chica de cabello violeta apoyada
en la corteza, con una mano en una cadera de su vestido iridiscente mientras se llevaba
la otra a los labios y fingía otra tos.
Aurora.
Evangelina no.
"Supongo que no soy quien esperabas", dijo Aurora dulcemente.
Odiaba el sonido de su voz. Nunca le había gustado antes, pero ahora deseaba
poder agarrar la voz y arrojarla a las llamas del árbol fénix en llamas detrás de él.
"¿Donde esta ella?" Jacks gruñó.

Aurora hizo un puchero. “¿Por qué crees que lo sabría?”
Lentamente apretó y luego abrió los puños. Estaba tratando de ser amable
porque era la hermana gemela de Castor. ¿Pero cuántas veces había hecho eso?
¿Puso excusas para Aurora por quién era ella? ¿Se dijo a sí mismo que ella no era
peligrosa porque tenía algo que él quería? Sabía que ella no fue quien había
prendido fuego al árbol fénix, pero ella simplemente lo había alejado de Evangeline.
Y supiera o no dónde estaba Evangeline, él deseaba hacerle daño... con todas sus
fuerzas.
"Te voy a dar una oportunidad más". Jacks extendió la mano y tomó a Aurora
por el cuello. “¿Dónde está Evangeline?”
Aurora frunció los labios.
"¿Quieres morir?" Jacks apretó ligeramente. "Es eso lo que quieres,
¿Aurora? Porque estoy así de cerca”.
“No me matarás”, dijo. “Por lo que he oído, el estrangulamiento no es realmente
tu estilo. Tendrías que besarme, y no creo que a tu preciosa Evangeline le guste
mucho eso.
"Siempre podría hacer una excepción". Jacks puso un poco más de presión
su garganta. "Sólo dime dónde está".
Aurora resopló. Ahora tenía lágrimas en los ojos, aunque Jacks imaginó que
eran tan reales como su tos.
“Dime por qué la elegiste”, dijo. “He estado tratando de resolverlo, pero por mi
vida no entiendo la fascinación. ¿Es ella más bonita que yo? ¿Es asi?"
“¿De verdad eres tan mezquino?”

"Sí."
"Y te preguntas por qué no te amo".
Aurora se estremeció ante esto, y cuando cayó una lágrima, esta vez parecía real.
“Nunca vas a salvarla, Jacks of the Hollow. Apolo la ha llevado al Árbol de las Almas”.
46
evangelina
Evangeline luchó con todo lo que tenía contra el metal con el que Apolo la había atado.
Intentó frotarse la piel hasta que sangró. Si pudiera administrar una sola gota de sangre,
podría lograr que se abrieran los vínculos. Podría volver con Jacks.
Aunque Evangeline temía que Jacks no fuera el único por quien debía preocuparse.
Apolo había usado un arco para transportarla a un lugar donde nunca había estado
antes. Una enorme caverna iluminada con líneas de fuego rojo anaranjado en el suelo
que le hicieron pensar en la guarida de un vampiro, llena de sangre y magia cruel y
castigadora.
Apolo la había llevado en brazos durante unos minutos, pero cuando ella siguió
luchando, la volvió a echar sobre su hombro, cargándola como un saco de comida y
dificultando la mejor vista.
Evangeline pudo ver que había una especie de árbol. El árbol más grande que
había visto en su vida, una cosa enorme y de aspecto horrible con ramas salvajes y
rostros distorsionados tallados en el tronco, y... ¿era ese un latido que podía sentir?
Golpear. Golpear. Golpear.

Definitivamente fue un latido del corazón. Evangeline lo sintió palpitar en el suelo
cuando Apolo la depositó como un sacrificio frente al terrible árbol.
"¡Apolo, por favor no hagas esto!" Luchó salvajemente contra las esposas que
le ataban las muñecas. "¡Por favor déjame ir!" ella suplicó. "I"
Intentó decir que lo sentía. Sabía que habría sido lo más inteligente decirlo en
ese momento. Pero no podía disculparse por besar a Jacks.
En lugar de eso, apretó los dientes y miró a Apolo. “¿Tu orgullo es realmente
¿Tan herido que me matarías por un beso?
"Eso no es lo que estoy haciendo". Movió la mandíbula mientras el sudor
goteaba por su frente. “Quería que estuviéramos juntos para siempre, quería que
mi legado fuera el tuyo también. Iba a hacerte reina”.
“¿Y ahora que no lo eres, entonces me vas a matar?”
“No es así, no quiero matarte. Si hubiera otra manera, no haría esto, pero no
la hay. No puedo mantenerte a salvo como un simple humano, pero no puedo
tenerte y ser más”. Se arrodilló y le acarició la mejilla con los dedos. “Ésta es la
decisión más difícil que he tenido que tomar en mi vida.
Eres el amor de mi vida, Evangeline, y te extrañaré muchísimo”.
Se acercó más y besó sus labios.
47
gatos
Jacks pensó que no podía presenciar nada peor que Evangeline muriendo en sus brazos. Pero
esto estuvo cerca. Estaba en el suelo, atada frente a un árbol, y el bastardo que le robó los
recuerdos se inclinaba para besarla.
"¡Quítale las manos de encima, hijo de puta!"
Jacks cruzó corriendo la caverna y le dio un puñetazo a Apolo en la cara. Luego lo golpeó
una y otra vez. Golpeó hasta que dejó de sentir su puño, rompiendo los huesos de Apolo.
Cuando la sangre brotó de la nariz del príncipe, Jacks sintió que le rociaba la mejilla.
Habría sido más fácil simplemente apuñalar al bastardo en la garganta. pero gatos
Necesitaba lastimarlo primero.
"¡Te mataré por esto!" Jacks lanzó más golpes en la cara de Apollo.
“¡Detenlo!” alguien gritó. Se oyeron pisadas a través de la caverna.

Entonces agarraron a Jacks. Sintió grandes manos enguantadas en sus brazos.
Trató de quitárselos de encima, intentó usar sus poderes para detenerlos. Pero o estaba
completamente agotado o estos guardias eran de alguna manera más que humanos.
"¡Déjame ir!" Jacks se retorció cuando los guardias lo agarraron firmemente de los brazos
y comenzaron a arrastrarlo lejos.
Sólo que estos no eran guardias. Él conocía a estos hombres. Se parecían a Dane y
Lysander Valor, los hermanos mayores de Castor. "¡Déjame ir! Esta no es tu pelea”.
Dane, el más testarudo de los hermanos de Castor, podría haber murmurado algo, pero
Jacks no pudo oírlo por la sangre corriendo en sus oídos o los gritos de Evangeline, que
todavía estaba atada en el suelo.
"¿Por qué no la ayudas en lugar de restringirme?" gritó Jacks.
Y fue entonces cuando vio a Wolfric.
Era la primera vez que Jacks lo veía desde aquella noche en el Valory.
Esta noche parecía vestido para la batalla, con cuchillos atados a sus brazos, espadas
atadas a sus costados y otra arma cruzada sobre su espalda.
Estaba hablando con Apolo. Jacks esperó a que Wolfric atravesara al canalla con uno
de sus cuchillos y luego recogiera a Evangeline. Pero todos en esta caverna parecían haber
perdido la cabeza. En lugar de apuñalarlo, Wolfric le dio una palmada en el hombro al
príncipe y le entregó un pañuelo. Luego marchó hacia Jacks y sus hijos sin siquiera mirar a
Evangeline.
"¿Qué sucede contigo?" Jacks bramó.

Wolfric lo miró sombríamente y se pasó una mano por la barba. "Lo lamento,
hijo. Pero no puedo dejar que vayas con ella”.
"No puedes detenerme", rugió Jacks. Trató de quitarse de encima a Dane y Lysander,
pero todos los Valors eran mucho más fuertes de lo que deberían haber sido.
"Ella es su esposa", dijo Wolfric, como si eso de alguna manera arreglara todo esto.
“¡La va a sacrificar a un árbol!” Jacks gritó.
Apolo parecía medio muerto. Su cara estaba ensangrentada y casi irreconocible por la
paliza que le había dado Jacks. Pero él todavía estaba de pie y ahora sostenía su espada.
Y Wolfric seguía sin hacer nada. A Jacks no siempre le había gustado Wolfric Valor,
pero lo respetaba. Sabía que Wolfric creía en el honor y la justicia y en todas las cosas que
decía durante los brindis.
"¿Es esto porque soy un fugitivo?" Jacks le gritó a Wolfric. "Aquellos
Las historias sobre mí no son ciertas. Nunca borré sus recuerdos... ¡Apolo lo hizo!
"No me importa nada de eso", gruñó Wolfric. "Estoy haciendo esto

porque es lo correcto”.
"No lo es y lo sabes", gritó Jacks.
En el suelo, Evangeline seguía luchando y llorando. Sus mejillas estaban
manchadas de lágrimas cuando levantó la cabeza del suelo para encontrarse
con la mirada de Jacks. Sus ojos brillaban. Incluso ahora, parecía tan dulce.
Ella no habló, pero él la escuchó pensar: Todo va a estar bien.
Pero no todo estuvo bien.
Nada volvería a estar bien si Jacks la perdía ahora.
48
evangelina
Evangeline continuó luchando contra los grilletes que le ataban las muñecas.
Todo lo que necesitaba era una gota de sangre. Tenía que salvarse a sí misma y a Jacks; si
no salía de esto, no quería pensar en lo que le pasaría a él.
No podía ser así como terminó su historia.

Evangeline sabía que Jacks le había dicho a sus héroes que no tenían finales felices.
Pero eso no significaba que se suponía que debían entregárselos a los villanos.
Apolo parecía como si apenas pudiera mantenerse en pie después de la paliza de Jacks.
La nariz del príncipe estaba rota y sangraba. Uno de sus ojos estaba cerrado por la hinchazón.
Pero aun así logró sostener su espada por encima de su cabeza.
La espada brilló a la luz de la luna.
El suelo latía más rápido. Pequeños guijarros rebotaron del suelo y golpearon las mejillas
de Evangeline mientras los inquietantes latidos del corazón del árbol latían con más fuerza
que antes. Golpe, golpe, golpe.
Ella contuvo la respiración. Si Apolo la apuñaló y no la mató, podría usar la sangre para
finalmente liberarse de las esposas.
"¡Pequeño zorro!" Jacks azotó sus brazos contra sus captores mientras gritaba y maldecía
a todos en la caverna. "Pequeño zorro, lo siento". Su voz torturada resonó hacia el cielo.
El sonido entrecortado habría hecho llorar a Evangeline si no lo hubiera hecho ya.

Quería decirle que no se arrepintiera, quería decirle otra vez que todo estaría bien, pero
en caso de que no fuera así, gritó: "¡Te amo!".
“Cállate”, gritó Apolo y luego blandió su espada. La cuchilla

silbó por el aire.
Pero él no la cortó. Apolo cortó una de las ramas carmesí del árbol. La sangre brotó
de la madera.
Evangeline nunca había visto algo tan espantoso. Casi esperaba que el árbol gritara,
pero en todo caso, pareció cobrar vida aún más a medida que la sangre brotaba. Su tronco
se puso más rojo, como si su piel estuviera sonrojada, y se estiró más, como si estuviera
listo para algo.
"Adiós, mi amor", dijo Apolo. Y luego acercó su boca a la rama sangrante.
Fue horrible de ver. La sangre manchaba los labios y la barbilla de Apolo mientras
bebía y bebía. Se atragantó un poco y farfulló, pero luego terminó con una sonrisa escarlata
hecha de dientes rojos y labios ensangrentados.
Aparte de eso, era perfecto.
Debería haber tenido un aspecto horrible. Pero él había cambiado. Apolo brillaba
como lo hacía Jacks a veces. Su nariz ya no estaba rota. Sus ojos ya no estaban
hinchados. La mirada de Apolo era dorada, tan brillante como las estrellas de arriba.
“Me siento como un dios”, dijo riendo.

El suelo latía más rápido y más fuerte. La fuerza de esto sacudió a Evangeline.
La suciedad se le pegaba a las mejillas mientras rodaba varios metros alejándose del árbol.
Cuando volvió a levantar la vista, Apolo tropezó. Se enderezó rápidamente, pero luego
volvió a tropezar mientras intentaba alejarse del árbol.
Evangeline observó cómo su piel brillante se volvía gris y su hermoso rostro se contraía
mientras intentaba dar otro paso.
"¿Lo que está sucediendo?" Apolo hizo una mueca de dolor y miró a Wolfric de
manera acusadora.
"Te lo advertí", dijo Wolfric. “Te lo dije antes, si valorases tu vida,
te olvidarías por completo de este árbol”.
De repente, Apolo cayó de rodillas y se agarró al suelo con una mano como si intentara
encontrar un punto de apoyo. “Me dijiste que le quitaría la vida a la persona que más amo”.
"Lo es", respondió Wolfric. "Te está llevando".

El suelo golpeó con más fuerza. Más rocas y tierra se esparcieron por el aire mientras
largas raíces en forma de dedos surgían del suelo y alcanzaban al príncipe.
"¡Detener!" Apolo gritó. Las ramas del árbol cayeron como los barrotes de una jaula.
"¡No! Esto está mal; se supone que no debes llevarme”.

Evangeline lo vio atacar salvajemente con su espada. Las lágrimas corrieron por las
mejillas de Apolo cuando volvió a balancearse y una rama atrapó su arma en su corteza. El
árbol inmediatamente arrojó la espada. Aterrizó con un ruido metálico junto a Evangeline.
Los rostros atrapados en el tronco del árbol se retorcieron. Sus labios se curvaron. Sus
ojos se abrieron cuando las ramas del árbol se cerraron más alrededor de Apolo y comenzaron
a arrastrarlo hacia el tronco.
Las manos de Apolo arañaron la corteza mientras gritaba: "¡Se supone que debes
llevártela a ella, no a mí!".
Evangeline nunca había presenciado algo tan horrible. Observó cómo el tronco se abría
como una boca, listo para consumir al príncipe.
Apolo emitió un sonido aterrorizado entre el gemido de un niño y el llanto de un animal.
Evangeline cerró los ojos, pero no pudo detener los gritos.

"¡No!" Gritó Apolo. “Por favor, no…”
Sus últimas palabras se interrumpieron.
Silencio.
En todos lados.
Un silencio perfecto llenó la caverna de la misma manera que lo habían hecho los gritos de Apolo.
No hubo chillidos.
Sin llantos.
Sin ramas estiradas.
Sin latidos fuertes.
Con cautela, Evangeline abrió los ojos. El Árbol de las Almas estaba exactamente como
había sido antes. Sólo que ahora había un nuevo rostro horrorizado atrapado
dentro del maletero.

49
evangelina
La historia podría haber terminado ahí, con el villano derrotado y la feliz pareja a punto
de irse a un ambiguo felices para siempre.
Desafortunadamente, la lucha no cesó simplemente porque Apolo quedó atrapado
dentro de un árbol por la eternidad. Jacks todavía estaba furioso. Y así, cuando los
hijos de Wolfric Valor finalmente lo liberaron, le lanzaron más golpes y soltaron violentas
maldiciones. Las palabras resonaron a través de la caverna iluminada por la luna mientras
Los puños golpearon la cara y la ropa fue desgarrada.
Evangeline gritó: "¡Alto!". después del primer golpe. Pero rápidamente se hizo
evidente que nadie la estaba escuchando y la pelea pronto se intensificaría si no
encontraba una manera de detenerla.
La espada desechada de Apolo no estaba muy lejos. Después de deslizarse por el
suelo rocoso hacia allí, logró cortarse el dedo con la hoja y luego usar la sangre para
liberarse de los grilletes.
"¡Suficiente!" gritó mientras corría hacia el tumulto.
Los dos hijos de Valor estaban ahora luchando contra Jacks, con las narices
ensangrentadas y haciendo un desastre terrible. Wolfric fue el único que salió de la
refriega. Parecía como si estuviera inspeccionando el árbol, o tal vez hablando con el
árbol. Evangeline simplemente lo miró antes de saltar entre los tres luchadores y gritar:
"¡Detén todas estas tonterías, ahora mismo!"
Jacks fue el primero en congelarse, seguido por uno de los hijos de Valor. El otro hijo
de Valor, el más corpulento de los dos, golpeó a Jacks en el estómago por última vez, como
si no pudiera detenerse. Pero Evangeline tenía la sensación de que él era el tipo de persona
que necesitaba dar el último golpe.
Jacks se dobló con un gruñido.
Evangeline corrió a su lado. "¿Estás bien?"
"Estoy bien." Él puso un brazo protector alrededor de su hombro mientras
se enderezó una vez más. "Los mataré más tarde".
"Buena suerte con eso", dijo el Valor más amplio, el que había golpeado
Las tomas duran. Se quitó la camisa gris oscuro para secarse la nariz.
"Ese es Dane", gruñó Jacks.
Evangeline tardó un segundo en decir el nombre. Danés. LaLa lo había dicho un par de
veces. Dane era su cambiaformas dragón. Evangeline nunca había intentado imaginarlo
antes, pero no estaba segura de haber imaginado a este bruto que acababa de recibir el
golpe final.
Su hermano, que estaba muy bronceado y dorado e incluso brillaba un poco, parecía
un poco más amable. “No fue nada personal, Jacks. Simplemente estábamos haciendo lo
que nuestro padre nos pedía”.
Jacks apretó su brazo alrededor de Evangeline mientras lanzaba una mirada furiosa a
Wolfric, quien acababa de reunirse con el grupo. "¿No podrías haber encontrado una manera
más fácil de deshacerte del príncipe?" —preguntó Jacks. “¿Como tal vez simplemente
atravesarle el estómago con una espada o cortarle la cabeza?”
Los tres Valors se estremecieron ante la mención de cortar cabezas.
Jacks sonrió.
Las cabezas de los Valors en realidad no habían sido cortadas, por supuesto, pero ya
debían estar familiarizados con la historia y posiblemente habían visto sus estatuas sin
cabeza en el puerto de Valorfell.
"Lamento haberte puesto en esa situación", le dijo Wolfric a Evangeline. Parecía
arrepentido, pero había algo en sus palabras, en la forma en que había añadido poniéndote
en esa posición, que le hizo pensar que en realidad no lo sentía.
Evangeline tuvo la impresión de que Wolfric creía que había hecho lo correcto y que su
acción era más importante que cualquier dolor o terror que le hubiera causado. Luego explicó
la historia del horrible árbol, cómo había
Lo plantó sin saber qué era y cómo Apolo se había enterado de ello y le preguntó cómo
usarlo. Wolfric les dijo a Evangeline y Jacks que había advertido al príncipe dos veces.
Evangeline creía esto, pero no creía que Wolfric Valor se arrepintiera en lo más mínimo
de que el príncipe no hubiera escuchado sus advertencias.
“¿Planeas recuperar el reino ahora?” preguntó Jacks.

Wolfric se rió. "No hay vuelta atrás: el Norte siempre ha sido mío". Comenzó a
silbar mientras caminaba hacia la boca de la caverna.
“Vamos, hijos”, gritó por encima del hombro. "Necesitamos encontrar a tu hermana".
Los hermanos se miraron entre sí, lo que hizo que Evangeline pensara que eran
reacios a seguir a su padre en otra búsqueda. No es que pudiera culparlos, ya que
tampoco habría estado ansiosa por encontrar a Aurora.
“¿Qué crees que le harán?” Evangeline preguntó una vez que
nos fuimos.
"No creo que alguna vez la encuentren", dijo Jacks. “Esos chicos no quieren cazar
a su hermana. Se rendirán después de dos días. Y Wolfric es demasiado orgulloso para
que alguien ajeno a la familia sepa que su hija es un monstruo.
Igual que Castor, pensó Evangeline. Pero ella no quería decirlo en voz alta; En
realidad, a ella le gustaba bastante Castor. Y no quería hablar más de los Valor, aunque
estaba segura de que este no sería el último de ellos.
Ahora que Apolo se había ido, Evangeline imaginó que su título de princesa ya no
significaba mucho. Pero si Wolfric Valor quisiera el reino, podría tenerlo. Mientras
pudiera tener a Jacks.
Jacks se rió suavemente a su lado y Evangeline tuvo la impresión de que había
oído lo que ella estaba pensando.
Ella se volvió hacia él. Un moretón púrpura y azul estaba creciendo debajo de su
ojo izquierdo, un corte en su labio. Su ropa estaba rota. Los botones de su camisa
habían desaparecido; su manga izquierda estaba rasgada en el hombro y colgaba en
ángulo.
Y todavía lucía tan hermoso como siempre.
De hecho, le recordó la primera vez que se conocieron en su iglesia, cuando él
estaba sentado atrás, rasgándose la ropa. Sólo él estaba sonriendo ahora. Vio sus
labios curvarse en una sonrisa arrogante mientras comenzaban a salir de la caverna.
"¿A dónde vamos?" ella preguntó.

Un hoyuelo apareció justo debajo de un corte en su mejilla. "Podemos ir a donde
quieras, pequeño zorro".
Epílogo
La infame historia de maldición del Norte Magnífico vio a los amantes desventurados, que ya
no estaban desventurados, salir de la antigua caverna.
La maldición se sintió aliviada de que finalmente se fueran. Siempre le había disgustado
esta caverna (constituía un entorno tan lúgubre) y detestaba absolutamente el miserable árbol
que vivía aquí. La maldición prendió fuego a cualquier historia que mencionara el árbol maldito
en un intento de advertir a los mortales, pero los humanos podían ser criaturas tan tontas.
La maldición se alegró de ver que esta chica humana y su chico no del todo humano eran
lo suficientemente inteligentes como para alejarse del árbol.
La maldición suponía que la pareja ahora estaría en camino hacia una especie de felices
para siempre. Por lo general, la maldición habría dejado de observar en este punto.
Los felices para siempre eran notoriamente aburridos. No fueron muy buenas historias, lo
que le dio a la historia maldición poco que hacer a menos que quisiera cambiar los finales
felices. No quería hacer eso ahora. Pero sí quería saber la respuesta a una pregunta particular
que aún quedaba pendiente.
Y así, la maldición de la historia observó cómo el niño herido, no del todo humano, mantenía
su brazo alrededor del hombro de la chica que una vez había resucitado de entre los muertos.
La maldición realmente esperaba que los dos encontraran felices para siempre.
No estaba del todo seguro si el chico no del todo humano se lo merecía, pero la chica del
cabello rosa dorado definitivamente sí.
Miró a su chico no del todo humano con adoración, a pesar de la

moretones, cortes y sangre salpicada sobre su persona.
"Todavía tengo una pregunta", dijo.
Si la maldición de la historia hubiera sido capaz de respirar, podría haber contenido la
respiración en ese momento.
Observó como el chico no del todo humano alzaba una ceja ofendido. “¿Solo tienes
uno?”
"No, en realidad tengo mucho más". Se mordió el labio entre los dientes blancos.
Algo cambió en los ojos del no del todo humano; Parecía como si también quisiera
tomarle el labio entre los dientes. "Puedes preguntarme lo que quieras, pequeño zorro".
"¡Espléndido!" Su boca se transformó en una dulce sonrisa. “Háblame de las manzanas”.
"Próxima pregunta."
"Dijiste que podía preguntar lo que quisiera".
Los ojos del chico no del todo humano se volvieron burlones, brillando con poca
motas de plata. "No dije que respondería".
La boca de la chica hizo un puchero.
La no del todo humana extendió un dedo y trazó su parte inferior.
labio. "No importa", dijo en voz baja. "Ya no los necesito".
Las pestañas de la niña temblaron de sorpresa.
El niño no del todo humano se acercó y la …
maldición de la historia decidió dejar de mirar. Era hora de dejar a estos dos en paz y
dejarles tener su para siempre.
Otras historias se estaban gestando en el Norte Magnífico.
Expresiones de gratitud
Siempre me siento nervioso cuando escribo agradecimientos. Me temo que no podré

expresar lo agradecido que estoy con todas las personas maravillosas en mi vida.
Para mí fue especialmente difícil escribir este libro y realmente no habría podido hacerlo
solo.
Primero quiero agradecer a Dios porque siento como si sinceramente fuera un milagro.
que terminé de escribir este libro.
Sarah Barley, eres parte del milagro que me ayudó a terminar este libro y eres
simplemente maravillosa. Muchas gracias por todas las llamadas telefónicas, las ediciones
y el aliento tan necesario. No podría haber sobrevivido a este libro sin ti.
Estoy muy agradecida de que mis libros tengan un increíble hogar en Estados Unidos,
Macmillan, y estoy infinitamente agradecida por toda la gente fantástica que trabaja allí y
por el increíble equipo de Flatiron Books. Gracias, Bob Miller, Megan Lynch, Malati Chavali,
Nancy Trypuc, Maris Tasaka, Cat Kenney, Marlena Bitter, Sydney Jeon, Donna Noetzel,
Frances Sayers, Emily Walters, Keith Hayes, Kelly Gatesman, Louis Grilli, Erin Gordon y el
equipos completos en Macmillan Audio, Macmillan Library y Macmillan Sales.
Me siento muy bendecida de tener también una maravillosa casa en el Reino Unido
en Hodder & Stoughton. Kimberley Atkins, es un sueño trabajar contigo; gracias por venir
y leer cuando era tan necesario y por todas tus brillantes ediciones.
Estos libros no serían lo mismo sin algunos de los increíbles artistas que han
trabajado en portadas, mapas y portadas alternativas, no sólo para este libro sino para
toda la serie. Muchas gracias, Lydia Blagden, Erin Fitzsimmons, Virginia Allyn y Sally
Pham.
Gracias, Rebecca Solar, por darle vida a estos personajes de tal manera.
de una manera extraordinaria con tu espectacular narración en audiolibro.
Este libro habría sido un desastre sin mis amigos. Estoy muy agradecido por su
aliento, su amor, sus preguntas y por avisarme cada vez que tomé una mala decisión
con esta historia. Gracias, Stacey Lee, Kristin Dwyer, Isabel Ibañez, Anissa de Gomery,
Jenny Lundquist, Kristen Williams, Brandy Ruscica, J. Elle y Kerri Maniscalco. Y un
enorme agradecimiento especial a Mary E. Pearson por ser la primera lectora de este
libro. Estoy especialmente agradecido por los consejos que me dio.
a mí.
Muchas gracias a mi maravillosa agente, Jenny Bent, y a todos en Bent Agency.

Estoy muy agradecido por todo el trabajo que todos ustedes han hecho incansablemente
en mi nombre.
Estoy llorando ahora mientras pienso en cómo puedo decirle gracias a mi familia.
Este último año fue increíblemente difícil y no puedo agradecer lo suficiente a mi familia
por su amor y ayuda y por ser tan maravillosos.
Gracias, mamá, papá, Allison y Matt. Los amo a todos más de lo que las palabras
pueden expresar.
Finalmente, gracias lectores. Este último año, me sentí abrumado por el amor que
ha recibido esta serie. Estoy muy agradecido por tus fotos y tus videos y todas las
amables palabras. Muy a menudo recibo mensajes que comienzan con Dudo que
alguna vez veas esto, ¡pero sí los veo! ¡No puedo responder a todos individualmente,
pero quiero que sepan que los veo y estoy muy agradecido por todos ustedes!
TAMBIÉN DE STEPHANIE GARBER
Érase una vez un corazón roto

La balada de Nunca después
caravala
Legendario
Final
Sobre el Autor
Estefanía Garber es el autor número uno del New York Times y el autor
más vendido a nivel internacional de Once Upon a Broken Heart, The
Ballad of Never After y la trilogía Caraval. Sus libros han sido traducidos
a treinta idiomas.
Visítela en línea en www.stephaniegarberauthor.com, o regístrese para

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aquí. @stephanie_garber
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Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, organizaciones y eventos retratados en esta
novela son productos de la imaginación del autor o se utilizan de manera ficticia.
UNA MALDICIÓN PARA EL AMOR VERDADERO. Copyright © 2023 por Stephanie Garber.
Reservados todos los derechos. Para obtener información, diríjase a Flatiron Books, 120 Broadway,
Nueva York, NY 10271.
www.flatironbooks.com
Diseño de portada por Erin Fitzsimmons
Ilustración del mapa de Virginia Allyn
Los datos de catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso están disponibles previa
solicitud.
ISBN 9781250851208 (tapa dura)

ISBN 9781250908469 (firmado)
ISBN 9781250324061 (internacional, vendido fuera de EE. UU., sujeto a disponibilidad de derechos)
ISBN 9781250851222 (libro electrónico)
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Primera edición de EE. UU.: 2023
Primera edición internacional: 2023

CONTENIDO
Pagina del titulo
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Dedicación
Mapa
Parte IV. Feliz para siempre
1. Evangeline 2.
Evangeline 3.
Evangeline 4.
Apolo 5.
Evangeline 6.
Evangeline 7.
Evangeline 8.
Apolo 9.
Evangeline 10.
Evangeline 11.
Jacks 12.
Evangeline 13.
Apolo 14.
Evangeline 15.
Apolo 16.
Evangeline 17.
Evangeline 18.
Evangeline 19.
Apollo 20.
Evangeline 21.
Jacks 22.
Evangeline 23.
Evangeline 24.
Apollo 25.
Evangeline 26.
Jacks
27. Evangeline 28.

Apolo 29.
Evangeline 30.
Evangeline 31.
Evangeline 32.
Apolo 33.
Evangeline 34.
Evangeline 35.
Apolo 36.
Evangeline 37.
Apolo 38.
Evangeline 39.
Evangeline 40.
Evangeline 41.
Evangeline 42
43. Evangeline 44.

Apollo 45.
Jacks 46.
Evangeline 47.
Jacks 48.
Evangeline 49.
Evangeline
Epílogo
Expresiones de gratitud
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A Curse For True Love - Stephanie Garber-1

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Feliz para siempre

Si no la hubieran retenido, Evangeline podría haberse desplomado sobre el suelo.

Le hizo pensar en un héroe de un cuento de hadas. De hombros anchos, mandíbula

Entonces la golpeó, no un sentimiento sino un pensamiento, uno agudo y fragmentado.

¿Podría ser por eso que le habían robado sus recuerdos?

"¿Sabes lo que pasó aquí?" ella preguntó.

Más bibliotecarios y eruditos se acercaron, todos gritando exclamaciones similares.

"¿Quién eres?" —susurró Evangeline.

Algunas personas cercanas suspiraron al escuchar las palabras.

Fue extraño ver a tanta gente quedarse callada tan rápidamente;

La mano de Evangeline y rápidamente se quitó el jubón de terciopelo, seguido de la camisa

“¿Cuánto tiempo lleva viva, alteza?”

mismo lo preferiría muerto”.

Su madre había nacido en el Norte Magnífico y le había contado a Evangeline

Apolo le dio otro beso en la mano y le dio una última mirada.

Afortunadamente no volvió a suceder. Cuando los guardias finalmente se detuvieron frente

"Si lo digo yo mismo, se ve encantadora, Su Alteza".

"Parece como si el príncipe fuera muy pensativo".

"¿Tienes alguna forma de traerlos de vuelta?" —Preguntó Evangeline.

"¿Cuántos años tiene?"

Y por alguna razón, no lo hizo.

"Qué tipo de preguntas…?" Evangeline comenzó a preguntar mientras terminaba.

Evangeline se despertó sobresaltada, aunque no tenía intención de quedarse

"Lo siento", murmuró Apolo. "No quería despertarte, pero tú

Lo mejor, Evangeline. Jacks te ha hecho cosas atroces e imperdonables, y

En cambio, descubrió que el reino ya había avanzado. En el lapso de quince días, se

palabra corriente en una hoja de escándalo.

Ahora todavía la deseaba, pero de una manera diferente. Cuando la vio, él

La sonrisa del periodista se desvaneció.

Lo último que necesitaba era el reino para saber que el legendario

Apolo se puso rígido. “¿Qué tipo de preguntas sobre mi esposa?”

“¿Cómo propones que haga eso?”

“No me volverá a pasar nada”, dijo Apolo. "Yo ya

También se estaba alejando demasiado de lo que realmente era necesario debatir.

O debería haberse sentido así.

Comenzaron a caminar suavemente al otro lado de la puerta de Evangeline. Entonces, como

"¿Que es todo esto?" —Preguntó Evangeline.

La piel le erizó cuando la tocó.

La maravilla de todas las delicias, dulces y hermosas telas se desvaneció mientras

Evangeline continuó estudiando la cicatriz, esforzándose por recordar cómo la había

Y podría haber sido simplemente la imaginación excesivamente entusiasta de Evangeline,

"¿Puedo entrar?" preguntó Apolo.

La sangre de Evangeline se heló.

Los pensamientos de Evangeline siguieron volviendo a la imagen sombría hasta que

“¿A dónde conducen estas escaleras?” preguntó con incertidumbre.

“¿Es esto lo que querías que viera?” ella preguntó.

"¿Que es todo esto?" —Preguntó Evangeline.

El mundo había cambiado de la noche a la mañana, y no era simplemente porque

“Por favor, no te arrepientas”, dijo Evangeline.

En el Imperio Meridian, de donde era Evangeline, el Príncipe de Corazones era un mito, un

El tutor pasó la página y, de hecho, había un retrato impresionante de Apolo

"Eso es maravilloso", respondió Madame Voss. “Ojalá puedas imaginarlo entonces.

Madame Voss le hizo a Evangeline una reverencia de despedida antes de salir

A Evangeline siempre le habían encantado los cuentos de amor a primera vista,

porque era brillante, bonito y divertido de jugar. ¡Luego el señor Knightlinger

"Hola, soy Evangeline", dijo alegremente antes de preguntar por su

Los guardias más jóvenes respondieron exactamente como ella esperaba.

Evangeline podría haberse reído si el guardia no hubiera lucido tan serio.

"¡No te sueltes!" preguntó la voz.

"Ella tiene razón", dijo Apolo. "I"