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Humanismo cristiano: brújula y motor de la rehumanización del mundo.

Alfredo Scataini

Humanismo cristiano:
brújula y motor de la rehumanización del
mundo

¿Qué es el humanismo cristiano (HC)?


No es sencillo sintetizar en unas pocas líneas al humanismo cristiano con sus largo siglos de
desarrollo y sus multiples expresiones en los diversos campos de la vida humana. Aun a riesgo
de contradecirme haré el intento.

Lo primero que debemos señalar es que el HC es “teoría y práctica”, ya que implica una
concepción trascendente de la persona humana y de la sociedad,
pero además se concreta a través de la
encarnación de esos principios en un estilo de vida
y una forma de ser y de hacer en el mundo.
El Humanismo cristiano es
En el plano filosófico se expresa en una principio y testimonio.
serie de principios rectores que tienen
su correlato practico en todos los
Exige conocimiento y concreción.
ámbitos de la vida social (político, Formación y acción.
cultural, económico, artístico, ambiental, Teoría y práctica.
geopolítico, etc).

En el plano practico, intenta recuperar y restituir la


dignidad de la persona humana, sus derechos inalienables
connaturales y sus libertades en el mundo y en los distintos ámbitos de la vida social.

Es decir que estamos hablando de una filosofía en el plano de las ideas y una cultura en la esfera
de la vida real. El HC es principio y testimonio. Exige conocimiento y concreción. Formación y
acción. Teoría y práctica.

Pero siempre debemos recordar y remarcar que la fuerza de los hechos es tremendamente
superior a la de los argumentos. Los principios ordenan y organizan, pero el testimonio
conmueve y transforma…

Así las cosas, me atrevo a decir que el HC constituye en nuestro tiempo, el medio y la
oportunidad de la humanidad para reencontrase consigo misma, para reconducir su rumbo y
ponerse de pie. Una brújula que oriente el proceso necesario para recrear un mundo
deshumanizado en la que el hombre atraviesa una suerte de crisis de autoestima, en la que
parece predominar en la práctica la auto decepción y la desorientación existencial. Es necesario
re humanizar al mundo en Cristo, modelo de toda plenitud.

Considero que el reencuentro con la grandeza y la nobleza del ser humano, solo puede
alcanzarse de manera plena en la religación de la creatura con su Creador: Dios, que se ha
revelado plenamente en Jesucristo. En Cristo se revela la plenitud de la persona humana tal
como Dios la ha concebido. Por eso hablamos de humanismo y de cristiano.

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Humanismo cristiano: brújula y motor de la rehumanización del mundo. Alfredo Scataini

Relevancia actual del HC


En el actual escenario que atraviesa la humanidad, el desafío arriba señalado requiere de una
convicción y de un
compromiso profundo de
todos aquellos que se sienten
interpelados y movilizados
por esta cosmovisión. De
alguna manera, el HC se
presenta hoy como
oportunidad y como
necesidad, como estrategia
global de largo plazo y como
plan de vida cotidiana, como
presente y como futuro,
como motor y como brújula
de la humanidad.

Pero para que esto sea


posible, se requiere una alianza y una convicción por la cual todos nos comprometamos en y
desde nuestros ámbitos específicos y en nuestro día a día a recrear en términos prácticos, con
paciencia e inteligencia algunas cuestiones que se revelan cruciales:

 la centralidad de la persona humana y su dignidad intrínseca en la Creación,


 la centralidad de todas las personas y su derecho a la trascendencia por encima de
cualquier otro tipo de consideraciones y prioridades,
 el reconocimiento de la complejidad y vastedad de la realidad en la cual conviven:
 el orden y el misterio,
 lo natural y lo cultural,
 la fe y la razón,
 la libertad y la determinación
 la justa medida de las cosas ligadas a un orden de jerarquía superior
 el reconocimiento de realidades trascendentes que superan los límites de la razón
 la rehabilitación de “la virtud” en el plano moral y de las virtudes en la educación y
formación de hábitos en las futuras generaciones

Para encarar esa urgente transformación, esta brújula existencial nos ofrece una serie de
principios que configuran la concepción humanista y cristiana del hombre y del mundo.
Describiremos cada uno de esos principios a través de las implicancias específicas que lo
caracterizan.

Principios rectores del HC


1. Dignidad intrínseca de la Persona Humana
 La persona es el principio, sujeto y fin de toda la vida social. Cada persona es portadora
de una dignidad intrínseca. No se borra con nada ni puede renunciarse, es constitutiva de
su misma humanidad.

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 Sujeto trascendente. Cada persona es espíritu encarnado, con dimensiones material e


inmaterial; posee un alma inmortal que habita en un cuerpo sensible. Esta ligada a un orden
natural y sobrenatural dado por su Creador.
 Exigencia de reconocimiento: la dignidad del otro implica verlo como prójimo, otro como
yo.
 Derechos humanos: de esa dignidad se derivan derechos elementales que exigen un
reconocimiento pleno tanto de las demás personas como de las organizaciones y grupos de
la vida social y del estado.
 Integridad de la Persona Humana. Quien teórica o prácticamente promueve la masificación
o despersonalización, es decir, que no cree en las posibilidades de que la persona se realice
de acuerdo con su dignidad en comunidad, atenta contra la dignidad humana.
 Dignidad común. Esa dignidad es intrínseca de cada persona, sin ninguna distinción:
hombre y mujer, niño y anciano, sanos y enfermos. Es independiente de raza, religión,
cultura, nacionalidad, época. No distingue entre seres “productivos o improductivos”,
nacidos o no nacidos, autoválidos o no. No se ajusta a exigencias de ningún sistema político,
económico o ideológico.
 Sociabilidad natural: somos seres naturalmente predispuestos a la comunión, necesitados
y capaces de encuentro y comunicación social, cultural,
política, moral y religiosa, por naturaleza.
Somos seres vinculares: con nuestros
semejantes y con la creación. Desde
esta perspectiva entonces, el
hombre se hace en comunidad,
por tanto, no es muy
compatible con la idea tan
arraigada la cultura
estadounidense del “self made man”, tampoco
aplicaría el célebre y más vernáculo: “yo no le debo nada a nadie” o “a
mí nadie me regaló nada”).
 Libertad y responsabilidad. La persona humana se afirma en los binomios: libertad –
responsabilidad, derechos – obligaciones. Es un sujeto activo de su propio desarrollo y de
su aportación a la sociedad.
 Sujeto moral: es libre para hacer el bien, capaz de autodeterminarse, porque es dueña de
sus propios actos y responsable por ellos. Puede ejercer sobre sí su gobierno. Puede actuar
según su conciencia y libre elección, no bajo la presión de los impulsos o la automaticidad
del instinto.

2. Bien Común:
 Definición: se entiende así al conjunto de condiciones y medios de vida social que
promueven, favorecen y permiten a la persona y a las comunidades, alcanzar el desarrollo
integral y la perfección debida a su naturaleza.
 Bien común y bienes privados: el BC es algo más que la simple sumatoria de todos los
bienes privados. Tiene otro carácter distintivo ya que integra todos los elementos que
facilitan a cada ser humano, una vida provechosa para la comunidad. El bien privado,
personal, presupone el sano funcionamiento de la sociedad, es decir, presupone el bien
común. De no ser así, podrán existir sociedades con altos índices de calidad de vida y otros

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indicadores de bienestar material pero no necesariamente estaremos en presencia de


sociedades auténticamente humanas.
 Cultura e integración social: el bien común es aquello que facilita e impulsa el despliegue
armónico de la personalidad de cada uno de los miembros de la comunidad y de esta
manera la construcción de comunidades vivas y genuinas con el aporte personal de cada
uno.
 Objeto central de la política: es el fin natural y moral de toda acción política en particular
la de los gobiernos. Constituye la razón de ser de los poderes públicos, que deben
procurarlo en cada una de sus decisiones y acciones, considerando a los ciudadanos en su
dimensión terrena-temporal y trascendente.
 Participación: el Bien común implica la posibilidad de participación de los miembros de una
comunidad o sociedad en su construcción cotidiana. De esa forma cada
persona puede contribuir libremente a la vida cultural,
económica, política y social de la comunidad a
la que pertenece.
 Preeminencia moral de la
actividad humana. La actividad
humana procede de la persona y se
ordena a ella ya que de esta forma
transforma la realidad y se
perfecciona a sí misma.
 Bienestar social: las personas
deben contar con la posibilidad de un
modo más humano de vivir. El bien estar
es algo más que la simple plenitud de la vida biológica,
propone la humanización de las condiciones materiales de la vida.
 Trabajo humano: es la actividad esencial para que la persona humana se realice como tal.
Cualquier transformación en las formas de organización socioeconómica de una comunidad
y del mundo deben respetar esta prioridad por sobre otras consideraciones de carácter
económico, tecnológico o de “agendas” políticas o de nuevos imperativos impuestos por
grupos de poder.
 Condiciones sociales dignificantes: una sociedad ordenada al BC implica la búsqueda e
implementación de las medidas necesarias para generar y multiplicar las condiciones y
facilidades para que todos sus miembros puedan trabajar con dignidad y desarrollarse.
Desafíos éticos como el transhumanismo y la creciente implementación de la inteligencia
artificial obligan a no perder el norte en la concepción del hombre y sus actividades.

3. Solidaridad:
 Virtud moral: el principio de solidaridad surge como consecuencia lógica de la sociabilidad
natural del hombre. Es un principio ético de vinculación social, basado en la recíproca
valoración y aceptación de los vínculos comunitarios. Como afirma la Iglesia: no es «un
sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario,
es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el
bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos»1.

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Compendio de DSI 193

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Humanismo cristiano: brújula y motor de la rehumanización del mundo. Alfredo Scataini

 Principio social: la solidaridad se eleva al rango de virtud social fundamental, ya que se


coloca en la dimensión de la justicia, virtud orientada por excelencia al bien común, y en «
la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a "perderse", en sentido evangélico,
por el otro en lugar de explotarlo, y a "servirlo" en lugar de oprimirlo para el propio
provecho (cf. Mt 10,40-42; 20, 25; Mc 10,42-45; Lc 22,25-27)»2.
 Principio ordenador y transformador de las instituciones. La solidaridad debe captarse,
ante todo, en su valor de principio social ordenador de las instituciones, según el cual las
«estructuras de pecado», que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos,
deben ser superadas y transformadas en estructuras de solidaridad, mediante la creación
o la oportuna modificación de leyes, reglas de mercado, ordenamientos3.
 Consecuencia de la sociabilidad natural del hombre. El ser humano es social por
naturaleza. La solidaridad confiere un particular relieve a esa intrínseca sociabilidad de la
persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos.
 Compatibilidad fundamental persona – sociedad: la persona humana sólo logra su
desarrollo integral en la apertura y relación constructiva con el prójimo. De esa manera
podemos afirmar que somos existencialmente solidarios como especie y como personas de
idéntica dignidad. También lo somos como responsables del destino común de y en la
Creación.
 Comunidad, nación y estado. La solidaridad es el principio de unidad, colaboración, ayuda
y participación en las tareas necesarias para alcanzar los bienes comunes de cada
comunidad, de la gran comunidad nacional y del Estado.
 Consecuencias prácticas del principio de solidaridad:
 Implica el rechazo a todo individualismo atomizante y a todo colectivismo masificador.
 Asimismo, pone de manifiesto la Centralidad de la persona en la vida económica.
 Compromete a vínculos edificantes de interdependencia entre los hombres y entre
los pueblos

4. Subsidiariedad:
 Definición: es la Intervención complementaria y auxiliar de las estructuras sociales
superiores, a favor de los individuos y de las estructuras comunitarias inferiores. En un
lenguaje más llano, opera como la rueda de auxilio o el seguro de vida que ofrecen los mas
fuertes y los mas grandes a los que lo son menos.
 Principio de ayuda o “subsidio”. Todas las sociedades de orden superior deben ponerse en
una actitud de ayuda (« subsidium ») —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo—
respecto a las menores. De este modo, los cuerpos sociales intermedios pueden desarrollar
adecuadamente las funciones que les competen, sin deber cederlas injustamente a otras
agregaciones sociales de nivel superior, de las que terminarían por ser absorbidos y
sustituidos y por ver negada, en definitiva, su dignidad propia y su espacio vital.
 Principio de estructuración y articulación social. De acuerdo al propio magisterio eclesial
Es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan la familia, los grupos, las
asociaciones, las realidades territoriales locales, en definitiva, aquellas expresiones
agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo, profesional, político,

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Id.ant
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Id.ant

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a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo
crecimiento social4.
 Principio de no-sustitución. No se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo
que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria. Tampoco es justo, quitar a las
comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y dárselo a
una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción de la sociedad, por su propia fuerza
y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y
absorberlos».
 Salvaguarda del tejido social. Este principio actúa como un “empoderardor” eventual de
aquellos sectores o actores que ese encuentren limitados o impedidos para ejercer su
función en la red de relaciones que conforma el tejido social natural de una comunidad5.
 Red de relaciones frente al individualismo atomizante. La red de estas relaciones forma el
tejido social y constituye la base de una verdadera comunidad de personas, haciendo
posible el reconocimiento de formas más elevadas de sociabilidad. Este principio pretende
operar como un sostén dinámico de esas redes naturales de socialización.

HC: desafíos y tensiones contemporáneas


Son numerosos los desafíos que enfrenta una concepción de este tipo en el mundo actual. Y
también los son las tensiones con las que el hombre posmoderno y sus sociedades deben
convivir y funcionar.

Solo ofreceré un desprolijo y debatible punteo de alguno de ellos.

Educación y sociedad

1. Recuperar y recrear la alianza educativa entre la familia y sus aliados naturales: la escuela
en primerísimo término.

2. Dar plenitud al rol de la


educación católica:
primeramente, como ámbito
de excelencia académica,
pero sobre todo
trascendiendo y
enriqueciendo ampliamente
el plano intelectual desde su
condición de portadora del
mensaje y el testimonio
evangélico.

3. Fortalecer y operativizar los


principios fundamentales de
la educación católica: la
unidad del conocimiento y la

4
Compendio de DSI.185
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Entendiendo la sociedad civil como el conjunto de las relaciones entre individuos y entre sociedades
intermedias, que se realizan en forma originaria y gracias a la «subjetividad creativa del ciudadano».

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complementariedad entre Fe y razón.

 Mirada filosófica omniabarcativa. Las Instituciones educativas católicas (IEC) deben


ofrecer una mirada filosófica omniabarcativa capaz de captar la totalidad de las cosas
por sobre los reduccionismos y los absolutismos predominantes en la cultura vigente.

 Fragmentación y especialismo. Este desafío implicar superar la barbarie del


“especialismo” fragmentador que en aras de favorecer el eficientismo económico
sacrifica la formación integral de los profesionales reducidos a expertos en microtemas.
Se debe por el contrario promover la complementariedad e integración de perspectivas
y saberes.

 La Fe como vía de conocimiento. También implica recuperar, rehabilitar y comunicar


el sentido profundo de la Fe como vía de conocimiento y de acceso al logos que está
detrás y da sentidos a todas las cosas. La Fe como vía de acceso a la dimensión
trascendente del hombre.

4. Integrar la universidad católica a la sociedad: para ello es preciso abordar algunas


problemáticas:

 Vivificar la especificidad de la Universidad católica. “Para hacer las cosas bien hay que
respetar la naturaleza de las cosas” (Mons. M. Fazio). Esto quiere decir que el primer
desafío para todas las instituciones católicas educativas es garantizar la calidad y
probidad en lo que le es propio de su condición: ser una universidad.

 Afrontar con inteligencia la relación entre Verdad, modas intelectuales e imperativos


ideológicos o económicos del mundo del conocimiento: para ello la Universidad se
define como una institución cuya finalidad primera es la búsqueda de la Verdad en
TODAS sus dimensiones.

En los tiempos que corren como ya dijimos, este desafío implica que esa búsqueda y
transmisión de la verdad deba ser realizada entre las malezas de la posverdad, la
ultraverdad, el relativismo multidimensional y la presión mediática que genera la
llamada infoxicación a la que las sociedades se suelen ver sometidas en especial por las
grandes corporaciones mediáticas.

También sabemos que la Universidad como actor social es permeable al influjo del poder
político y económico que suele “orientar” mediante persuasión, presión o financiación
las investigaciones, las temáticas y hasta el perfil que deben tener la intelectualidad de
sus naciones. En semejantes condiciones ser fiel a la naturaleza de la Universidad es ser
fiel a la búsqueda innegociable de la verdad.

Por ello es fundamental que la universidad católica pueda responder asertivamente a su


contemporaneidad fortaleciendo su doble naturaleza: la de ser una universidad y la de
ser católica. De ser consecuente y perseverante en esta empresa podrá obrar como un
verdadero faro para la sociedad y volcar en ella verdaderos e íntegros profesionales.

 Clarificar los Objetivos reales de la Universidad: ¿Para que debería servir la

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Universidad? La encarnación universitaria del espíritu cristiano, siguiendo a Fazio puede


resumirse en los puntos que nos dejara el Cardenal Newman:

 Asumir “el desafío de la integridad”. Para que esos objetivos arriba mencionados
puedan cristalizarse, es preciso formar en ese mismo espíritu a los universitarios, es
decir: a los sujetos propios de este tipo de institución. Para ello se requiere lograr que
el Universitario católico sea verdaderamente universitario y verdaderamente católico.
La formación de los cuadros universitarios supone para las instituciones católicas
inculcar en ellos una serie de fundamentos básicos que se sintetizan como señala
Monseñor Fazio en la “formación en el espíritu de servicio”. Si este principio debiéramos
desglosarlo en algunos “tips” prácticos, el mismo Fazio lo sintetiza de la siguiente forma:

 Yo no estudio para “llenarme de plata”,


 Yo estudio para ser instrumento del Bien común (sobre todo de los más débiles,
vulnerables, necesitados),
 Para lo anterior, necesito entonces ser un buen médico, arquitecto, abogado, etc,
 Es un privilegio ser universitario, por ende, debo devolverle a la sociedad en forma
de servicios profesionales ese privilegio que me dio.
 El fin último del universitario es brindar un servicio a toda la sociedad desde su
expertise, es decir: resolverle los problemas (inherentes a su ámbito profesional) a
las personas.

 Sintetizar en perfil claro del universitario cristiano: si pudiéramos “perfilar” al


universitario que encarne ese espíritu que propugna el HC lo podríamos definir
siguiendo con Newman como una persona completa, que sabe tratar a todo tipo de
personas, entregada al servicio de los demás, con la cabeza “bien amueblada” y siempre
funcional al Bien común de cualquier sociedad. En síntesis: el universitario cristiano es
el que ayuda a las personas a ser más persona.

CULTURA Y SOCIEDAD

Anteriormente señalamos el impacto que las filosofías tienen a mediano plazo en la sociedad.

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Precisamente, ese efecto es el que logran cuando las ideas que propugnan “drenan” hacia la
vida cotidiana de las sociedades y paulatinamente se hacen cultura, se “naturalizan” y se
convierten en sentido común. Es entonces en el campo de la cultura donde el humanismo
cristiano tal vez encuentra su mayor reto.

En tal sentido, Monseñor E. Martín señalaba el factor más elemental que debemos considerar
antes de cualquier emprendimiento como cristianos: “la cristiandad cayó” … El mundo se ha
secularizado, ya no está culturalmente configurado por el cristianismo, apenas quedan algunos
trazos o girones de aquello. Hoy estamos en tiempo de misión. Esto exige una transformación
de las instituciones católicas (y de los católicos) para seguir transmitiendo la Buena Nueva.

5. Abordar estratégicamente el falso conflicto entre fe y razón: implica superar las falsas
concepciones sentimentalistas (la Fe reducida a sentimientos), privatistas (la fe como
fenómeno estrictamente privado) o irracionalistas (la fe como opuesto oscurantista de la
razón).

6. “El desafío de la Verdad”:

 Implica “animarse a dar el debate a como de” respecto al problema filosófico, pero
también y sobre todo social y político de la verdad, su existencia y sus deformaciones:
la posverdad y la ultraverdad.
 Asimismo, implica asumir los riesgos y costos de “remar contra corriente” en pleno
apogeo del relativismo en casi
todos los ámbitos de la vida
humana. Por tal motivo, la
naturaleza pendular de ciertos
“desvaríos” ideológicos y/o
políticos que suelen tener las
sociedades nos obliga a
permanecer atentos a aquellos
momentos sociales que puedan
alertar sobre el agotamiento de
estas tendencias hoy
predominantes.
 Redoblar los esfuerzos por
“desacoplar” la asociación automática entre posverdad – relativismo – tolerancia,
recuperando y socializando el auténtico sentido de ésta última. Esto se revela como
necesidad ingente sobre todo en las grandes urbes donde el ideario progresista logra
una mayor penetración social a través del control de las instituciones educativas de
gestión estatal y de los medios de comunicación. Es allí donde se consolida
culturalmente el “tolerantismo” relativista.

7. Recrear la auténtica relación entre naturaleza y cultura.

 Conjurar la trampa culturalista: es preciso concientizar por todos los medios posibles,
sobre la “trampa culturalista” que permite empoderar a los “constructores y
modeladores artificiales de cultura” bajo el argumento falaz pero eficaz (hoy) de que
“todo es una construcción cultural” …

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 Concientizar que la naturaleza es un límite al poder: efectivamente, ciertas verdades


objetivas pueden operar como un argumento que frene y desenmascare el abuso de
poder de los más fuertes, tan fuertes y poderosos como para erigirse y operar como a
“forjadores de cultura” y financiar las “construcciones sociales” que les son funcionales
a su propio “empoderamiento” a expensas de un auténtico pluralismo y una genuina
tolerancia.

FILOSOFÍA - IDEOLOGÍAS - ANTROPOLOGÍA

8. Relativismo selectivo: en el campo de las ideas, el relativismo parece ser quien marca el
“canon” en materia moral, filosófica e incluso política. Como señala el profesor Asla: Así,
los aciertos o los desvaríos de la filosofía pocas veces son inocuos y no es raro, como decía
Putnam, que “la falta de responsabilidad filosófica de una década pueda convertirse en la
tragedia política de unas décadas más tarde”.

Sin embargo, el relativismo como problema social presenta un doble frente: es filosofía y
es estrategia, es teoría y es práctica. Desde mi perspectiva personal, el desafío del
relativismo carácter bifronte: por un lado, opera como principio moral de la ideología oficial
de la actual elite de poder que lidera y estructura el proceso de globalización (el
progresismo) y por otro es utilizado como mecanismo de presión y hostigamiento sobre
todos los actores disidentes a través de su imposición como norma de corrección política.
Así se da lugar a la paradoja relativista por la cual en la teoría “todo es relativo” pero en la
práctica hay ideas y valores o creencias que son absolutas y obligatorias mientras que otras
están absolutamente denegadas y proscriptas y por tanto justifican la aplicación
automática y multidimensional de su cancelación. Para los disidentes cancelación, para sus
ideas y valores: “discurso de odio”. En otras palabras: cultura woke pura y dura.

Frente a este “desvarío” específico -y frente a muchos otros- aplican las mismas líneas de
acción que señalaba Mons. Fazio en su entrevista:

 Formula operativa: Corazón abierto + cerebro abierto – complejo de inferioridad.


Frente a las posturas filosóficas, ideológicas y a veces hasta simples modas de
pensamiento débil que defienden con firmeza obcecada sus argumentos (e algunos
casos con fanatismo y con… generoso financiamiento) los cristianos debemos superar
cierto “complejo de inferioridad” a la hora del dialogo, del debate o hasta incluso de la
polémica. Se trata de afirmarse en los valores con empatía (Mons. M. Fazio).
Comprender y convencernos que se trata de una siembra desde la Esperanza 8virtud
teologal que debemos insistentemente pedir a Dios). Porque la siembre en algún
momento d los tiempos de Dios va a dar fruto.

 Impulsar y consolidar una moral del conocimiento. Mons. Martin señalaba la necesidad
de ofrecer un método para razonar que lleve a la Verdad. Y remarcaba el hecho de que
al principio quien lo reciba tal vez no lo acepte, pero si es presentado de manera
adecuada, esa semilla quedará. Siempre hay que ayudar a los alumnos (y yo agregaría
a todos) a verificar. Porque “quien está en la verdad no teme a la verificación”.

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 Iluminar, pero también salar: como señalé al principio, la claridad y la potencia de los
argumentos es imprescindible para iluminar los ámbitos de confusión, pero es el
testimonio vivo de cada uno el que le pone a la experiencia dialógica el calor y la sal
necesaria para movilizar las almas en un sentido determinado.

9. Transhumanismo. Es un desafío más bien nuevo, constituido por un movimiento de


científicos y de filósofos que se proponen entre otras cosas: modificar la biología a través
de nuevas tecnologías. Asimismo, asumen que el cuerpo humano es un resabio de un nicho
evolutivo en el cual ya no vivimos.

Además, consideran que el mundo ha cambiado, es un mundo “techi”, interconectado con


nuevas necesidades y deseos para los cuales el cuerpo que tenemos ya no responde…
Demás está decir que estos supuestos se asientan en una antropología decididamente no
cristiana, para la cual el “diseño original” dado por un Creador divino ya no sirve.

A medida que corre el tiempo, este tipo de ideas pueden disolverse en el ámbito puramente
académico-intelectual o bien pueden encontrar vías de canalización e ir socializándose
hasta “popularizarse” y comenzar a ganar espacios en el terreno del “sentido común”. Allí
es donde se visualiza con mayor claridad el desafío cultural que esto representa para el HC.

Podemos sintetizar estos desafíos en los siguientes puntos:

 Recuperar la conciencia colectiva sobre la integridad e integralidad de la persona


humana. Es preciso en este punto, así como en muchos otros recuperar la iniciativa en
todo aquello que reposiciones al ser humano el centro de la escena de la vida. Como
ya se dijo anteriormente, es urgente la recuperación de la autoestima y la valoración
del ser humano como tal. Solo así podremos generar la suficiente conciencia sobre la
gravedad que implican ciertas cuestiones como las relativas a la modificación de la
propia naturaleza humana por vía tecnológica o neuroquímica.

Para lograr esto será preciso que aquellos que


desempeñan funciones educativas,
comunicacionales, artísticas,
medicas e intelectuales y
estén impulsados por una
antropología y cristiana se
animen al desarrollo de
una sostenida pedagogía
del cuerpo y de su
integridad como parte de la
propia condición humana. Hacer
comprender que la modificación del
cuerpo humano es algo tan radical y
profundo que merece un análisis muy cuidadoso más allá
de las supuestas “bondades” de su manipulación que a priori puedan
seducir a la sociedad.

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Humanismo cristiano: brújula y motor de la rehumanización del mundo. Alfredo Scataini

¿Hasta qué punto puedo modificar mi biología y seguir siendo quién soy? ¿hasta qué
punto podemos reemplazarnos pieza por pieza y seguir siendo un animal humano?
¿cuán tolerables serán las disparidades que este fenómeno podría acarrear? (en un
mundo ya de por sí inequitativo). Estos y otros interrogantes se planteaban los
profesores Asla, Sturla y Delbosco mientras debatían estas problemáticas en nuestro
curso…

 Reivindicar la importancia de lo corpóreo como parte constitutiva de la esencia


humana. Debemos asumir la necesidad de re-socializarnos en la comprensión y
aceptación de que somos personas con un cuerpo finito, cambiante, sexuado y
vulnerable. Se trata de asumir con madurez las instancias constitutivas y limitantes de
lo que somos y de que aventurarnos a “experimentar” con y contra esos límites es abrir
una caja de pandora después de la cual nadie podrá revertir sus consecuencias.

10. Ideología de género y feminismo

¿Qué entendemos por ideología de género? Tomando las definiciones del CELAM6 Es un sistema
de pensamiento de carácter filosófico que interpreta la sexualidad y la afectividad humanas
como un hecho puramente psicológico (preferencia y voluntad) y cultural, prescindiendo e
incluso anulando toda influencia de la naturaleza en la conducta humana.

Las "diferencias" entre varón y mujer, por tanto, no provendrían de la naturaleza biológica y
psíquica del ser humano, sino de una construcción cultural o social (convencional), a partir de los
roles y estereotipos que se asignan a los sexos. Desde esta óptica, cada uno podría crear su propia
identidad sexual: hombre o mujer. Además, tendría el derecho de que se lo reconozca en el
Registro Civil.

Ante la problemática que se disparan a partir de este tipo de encuadre ideológico, se presentan
algunos desafíos comunes a los planteados ante el fenómeno del transhumanismo. Por tanto,

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https://www.celam.org/cebitepal/detalle_d.php?id=76

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me limitaré a agregar solo los desafíos que considero específicos para este tema en particular.

 Recuperar y reinstalar socialmente y culturalmente el valor natural y


complementario del hombre y la mujer en la construcción de la sociedad y para su
elemental supervivencia. Para ello es necesario un trabajo intenso y sostenido de
recuperación de los principios y conocimientos elementales en materia biológica,
moral, antropológica, médica, etc.
 Recuperar y reinstalar socialmente el problema moral del cuerpo: es decir, animarnos
a dar el debate sobre un problema central: ¿Qué rol cumple el cuerpo en la identidad
humana?
 Debate sobre la identidad humana: será preciso formar intensamente, sobre todo en
las instituciones educativas en materia de identidad humana, para enfrentar con
decisión el debate filosófico y la polémica social en torno a la relación entre deseo e
identidad: el deseo de una persona: constituye por sí mismo su “identidad”, la
autopercepción: ¿determina quién soy?

Estas problemáticas se han “instalado” desde lugares de poder con los suficientes
recursos como para abrir fracturas sociales alrededor de temas que no formaban parte
de la agenda real de las personas de a pie. La creación a escala industrial de una
neolengua que esparce la confusión en medio del debate es solo un ejemplo d elo
antedicho.

Habrá que trabajar muy duro en el campo intelectual para desmontar y “visibilizar” lo
que Arturo Jauretche llamaba “zonceras”, es decir falacias masificadas a fuerza de
repetición mediática y con aval intelectual de alguna figura de renombre.

Autopercepción:
El autopercibido millonario no puede pagar con
dinero que no tiene
El autopercibido joven no puede volver atrás los
efectos del envejecimeinto
El autopercibido fuera de la especie humana no
puede evitar los efectos d ela ley de gravedad

Conclusión:

HC es una atmosfera, un perfume que contagia su espíritu por la nobleza de su esencia. El primer
desafío comienza ya mismo: contagiar el perfume de Cristo verdadero Dios y verdadero hombre
a tiempo y a destiempo, confiando plenamente en la DIVINA PROVIDENCIA del Creador, y de su
diseño original.

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Humanismo cristiano: brújula y motor de la rehumanización del mundo. Alfredo Scataini

En el orden intelectual es fundamental formarnos para formar, para poder dar razón de la fe con
argumentos y sobre todo con hechos. Pero esos hechos solo se pueden concretar eficazmente
si previamente son concebidos desde un conocimiento profundo de la “realidad real” del
hombre y de las cosas. Porque nadie ama lo que no conoce. Se trata de una formación para la
acción. Tal vez hoy más que nunca estamos obligados a dar razón y razones de nuestra fe, y para
ello es preciso un conocimiento cada vez más fino y denso de “todo” …

En este sentido, el humanismo cristiano es, tal vez, la última apuesta, la última carta que se
puede jugar la familia humana para dar vuelta una partida que pareciera haberse “picado” en
exceso y que reclama el compromiso de cada uno y de todos sus jugadores para ganarla.

En el orden práctico, todos los principios y argumentos que el HC pretende compartir para
transformar la sociedad cuentan -en mi humilde opinión-, con un manual muy, muy sencillo,
sintético y eficaz: las obras de misericordia. A modo de cierre, las comparto y propongo virilizar
su conocimiento y sobre todo su puesta en práctica. Entiendo que será la forma más pedagógica,
realista y efectiva de hacer humanismo cristiano todos los días…

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