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LA SOCIALIZACION Y CULTURA-CULTURA Y REPRODUCCION-CULTURA Y PRACTICA

CIUDADANA

La socialización es el proceso a través del cual se enseña a las personas a ser miembros competentes
de una sociedad. Describe las formas en que las personas llegan a comprender las normas y
expectativas sociales, a aceptar las creencias de la sociedad y a ser conscientes de los valores
sociales. La socialización ayuda a las personas a aprender a funcionar con éxito en sus mundos
sociales. ¿Cómo ocurre el proceso de socialización? ¿Cómo llegamos a adoptar las creencias, valores
y normas que representan su cultura inmaterial? Este aprendizaje se lleva a cabo a través de la
interacción con diversos agentes de socialización, como grupos de pares y familias, además de
instituciones sociales tanto formales como informales.

La socialización es crítica tanto para los individuos como para las sociedades en las que viven. Ilustra
cuán completamente entrelazados están los seres humanos y sus mundos sociales. En primer lugar,
es a través de la enseñanza de la cultura a los nuevos miembros que una sociedad se perpetúa. Si las
nuevas generaciones de una sociedad no aprenden su forma de vida, deja de existir. Todo lo que sea
distintivo de una cultura debe transmitirse a quienes se unen a ella para que una sociedad sobreviva.

La reproducción cultural es un concepto desarrollado por primera vez por el sociólogo y teórico cultural
francés Pierre Bourdieu,1 que se refiere a los mecanismos mediante los cuales las formas culturales,
los valores, las prácticas y los entendimientos compartidos (es decir, las normas) existentes se
transmiten de generación en generación, manteniendo así la continuidad de la experiencia cultural a
lo largo del tiempo.23
Concepto[editar]
La reproducción, tal como se aplica a la cultura, es el proceso mediante el cual los diferentes aspectos
de la cultura se transmiten de persona a persona o de sociedad a sociedad.4
La reproducción cultural a menudo da como resultado la reproducción social o el proceso de transferir
aspectos de la sociedad (como la clase) entre generaciones.4 Hay varias formas en que puede tener
lugar dicha reproducción. A menudo, grupos de personas, especialmente las clases sociales, pueden
actuar para reproducir la estructura social existente a fin de preservar sus ventajas.4 Asimismo, los
procesos de escolarización en las sociedades modernas se encuentran entre los principales
mecanismos de reproducción cultural y no operan únicamente a través de lo que se enseña en los
cursos de instrucción formal.5 Históricamente, la gente se ha emigrado de diferentes regiones, llevando
consigo ciertas normas y tradiciones culturales. Las culturas transmiten aspectos del comportamiento
que los individuos aprenden de manera informal mientras están fuera de casa. Esta interacción entre
individuos, que da como resultado la transferencia de normas, valores e informaciones culturales
aceptadas, se logra a través del proceso conocido como socialización

Qué es la Cultura Ciudadana Introducción


En este artículo desarrollaremos el concepto de Cultura Ciudadana y la evolución que a través de la
historia ha tenido la formación de la concepción de una cultura articulada a la noción de ciudadano,
desde la antigüedad clásica hasta los desarrollos en la sociedad del Siglo XXI, donde se plantea una
nueva concepción de una Cultura Ciudadana que construye un nuevo proyecto de Nación, en el que
Estado y ciudadanos trabajan colaborativamente por la convivencia social y el desarrollo de las
capacidades humanas que conllevan a los ciudadanos a ser protagonistas legítimos en el desarrollo
social y el fomento de la calidad de vida y el bienestar de todos.
Historia del concepto
La historia del concepto de Cultura Ciudadana transita por el desarrollo de los términos polis, civitas,
ciudadanía, ciudadano, cultura, cuyas raíces se remontan a la antigüedad griega y romana,
evolucionando su concepción a través de la historia de la humanidad hasta llegar al Siglo XXI.

En la Antigüedad Clásica, (8330 a.C invención de la escritura hasta 476 caída del imperio romano).
Los griegos, consideraban la ciudad cumbre de la civilización y de lo cultural, ella es la que educa a
los ciudadanos para la convivencia y los modos propios del buen ciudadano, mientras que los romanos
le dan la connotación de una comunidad política que interactúa en lo público para desarrollar la virtud
del ciudadano que trabaja por el bienestar colectivo y personal donde el propósito de la participación
es el desarrollo de la ciudad.

En la Edad Media (476 – hasta 1492, descubrimiento de América), el concepto de ciudadano se pierde
y está ligado al servicio del señor feudal o al monarca, quienes eran los responsables de lo público; en
el Renacimiento, período de transición a la Edad Moderna se busca recuperar los valores grecolatinos
en las ciudades-estados, y los ciudadanos ejercen pleno derecho de su ciudadanía, y son tutelares de
derechos, y es en la Edad Moderna (1492 hasta 1799, Revolución Francesa), que aparecen los
Estados-Nación y se inicia el sentido del ejercicio de la ciudadanía moderna donde el deber del Estado
es proteger los derechos de los individuos a la vida, a la libertad y a la propiedad. En Estados Unidos
(1776) en su declaración de independencia se consagran los principios de libertad e igualdad de todos
los hombres, fundamento de los derechos humanos.

¿Qué es la Cultura Ciudadana?


En el concepto de Cultura Ciudadana es importante tener claridad en la concepción de los vocablos,
el concepto de cultura proviene (del tema cult, del verbo latino colo, colere, cultum = cultivar), haciendo
la transferencia y enmarcado en el concepto de Cultura Ciudadana, podemos decir, que hace
referencia desde lo humanístico al cultivo de las virtudes y competencias que caracterizan al ciudadano
ejemplar.

El concepto de cultura, nos lleva a la comprensión del desarrollo de la naturaleza humana, es un tejido
indivisible entre lo social-cultural-biológico, afirmándose que la cultura define la humanidad del hombre,
Geertz, Clifford, 1997: «no existe naturaleza humana independiente de la cultura», donde la cultura
configura la identidad y conducta humana y desde lo sociológico es el conjunto de ideas, tradiciones,
costumbres, creencias, ciencia, arte, moral y toda creación que produce la actividad humana y que
caracteriza a un pueblo, clase social en una época determinada. La cultura es tanto la herencia de la
humanidad como aquello que dotado de sentido crea el hombre del hoy.

El concepto ciudadano-ciudadanía, refleja una dinámica evolutiva conforme a la concepción política


que desarrolla una sociedad, y a su vez está ligada al concepto de democracia, llegando a afirmarse
que sin democracia no existen ciudadanos con plenitud de derechos que puedan hacer efectivo el
ejercicio de la participación en lo público articulado con los deberes y obligaciones que tienen como
integrantes de la sociedad.

En el marco de la sociedad del nuevo milenio emerge con fuerza el concepto de una nueva ciudadanía,
de una cultura ciudadana integrada a las concepciones de convivencia, inclusión social, respeto y
participación, como valores fundamentales para el desarrollo de sociedades armónicas e igualitarias
de manera que la Cultura Ciudadana es un enfoque que reúne capacidades, acuerdos y disposiciones
para la vida en común. Necesita la voluntad de los ciudadanos para ser protagonistas positivos de su
propia realidad, colaborando en los cambios que se requieren para el bienestar de todos.
DESIGUALDAD CULTURAL-CULTURA DOMINANTE-CULTURA DE ROL Y
TRANSCULTURIZACION

Jerarquías Culturales

Las distinciones culturales hacen que los grupos sean únicos, pero también proporcionan una
estructura social para crear y clasificar culturas basadas en similitudes o diferencias. El tamaño y la
fuerza de un grupo cultural influyen en su poder sobre una región, área u otros grupos. El poder cultural
se presta al poder social que influye en la vida de las personas controlando las normas o reglas
imperantes y haciendo que los individuos se adhieran a la cultura dominante voluntaria o
involuntariamente.

La cultura no es un reflejo directo del mundo social (Griswold, 2013). Los humanos median en la cultura
para definir el significado e interpretar el mundo social que los rodea. Como resultado, los grupos
dominantes son capaces de manipular, reproducir e influir en la cultura entre las masas. La cultura
común que se encuentra en la sociedad es en realidad la transmisión selectiva de valores dominados
por las élites (Parenti, 2006). Esta práctica conocida como hegemonía cultural sugiere, la cultura no
es autónoma, es dictada, regulada y controlada condicionalmente por grupos dominantes. Las
principales fuerzas que configuran la cultura están en el poder de intereses dominados por las élites
que hacen ajustes limitados y marginales para parecer como si la cultura estuviera cambiando en
alineación con los valores sociales en evolución (Parenti, 2006). El grupo culturalmente dominante a
menudo establece el nivel de vida y gobierna la distribución de los recursos.

Cultura dominante es una expresión que se utiliza para definir a aquel grupo de creencias,
prácticas y comportamientos dentro de una sociedad, que son compartidos y seguidos por la mayoría
de sus integrantes. Es un concepto que se utiliza con asiduidad en el ámbito de la sociología, la
antropología y la semiótica.

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Estas características pueden ser ideológicas, religiosas, idiomáticas, estéticas, étnicas o de otro tipo,
las cuales por lo general son percibidas como un signo de pertenencia y de identificación.

El nazismo fue la cultura dominante en Alemania, entre los años 1933 y 1945, persiguiendo a las
minorías. National Archives of Norway [CC BY 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0)]
En el marco de una entidad geopolítica, la misma suele tener una fuerte presencia e influencia en las
tradiciones, el gobierno, las instituciones estatales y educativas, los medios de comunicación, el
derecho, las artes, la economía y los negocios.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra “cultura” hace referencia al
conjunto de modos de vida, costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico e
industrial de una sociedad o grupo, en un tiempo determinado.
En tanto, el término “dominante” viene del latín “domināri” y conlleva una prevalencia o un sometimiento
de un tercero.

La figura de una cultura dominante implica también la existencia de otras culturas minoritarias, a las
cuales en muchos casos esta intenta contener, censurar o reprimir.

Concepto de cultura dominante


El concepto de cultura dominante fue desarrollado por el escritor italiano Antonio Gramsci (1891-1937),
a principios del siglo XX. En sus ensayos, este filósofo marxista sugería que los modelos de sociedad
estaban impuestos por una clase hegemónica poderosa.

En ese sentido, para él el capitalismo no implicaba solo una cuestión económica, sino que también
incluía otras dimensiones, como la cultura, el arte y el entretenimiento, como formas de opresión y
control.

TRANSCULTURACIÓN E IDENTIDAD EN AMÉRICA LATINA


Considerar nuevamente la configuración de las identidades3 desde el shock que la posmodernidad y
la globalización instauraron en América Latina es pensarla desde la hegemonía que Estados Unidos
ha implantado desde, por lo menos, mediados del siglo XIX en la región y, aún más, entender que
dicha hegemonía es parte del despliegue que la modernidad capitalista ha experimentado a nivel
planetario y que sólo a partir del camino que hemos recorrido en este siglo XXI se entrevé, por primera
vez con una claridad meridiana, que el capitalismo aspira a lograr una subsunción real del proceso de
reproducción social. Bajo este esquema es que José G. Gandarilla propuso hace casi una década que
se abría una disyuntiva donde “el renacimiento o desarrollo del pensamiento crítico se fincará en la
globalización o mundialización de la crítica o en la crisis de la ideología y la ortodoxia globalizacionista”
(Gandarilla, 2003: 125). Tal parece que la profunda crisis de la economía que se ha extendido de 2008
a la actualidad ha inclinado la balanza en cuanto a que un cambio de sentido dentro de la teoría crítica
surge a partir de la crisis del discurso posmoderno y de la globalización. Sin embargo, cabe señalar
que los supuestos sobre los que se levantaron esos dos discursos marcaron la manera en que se ha
debatido la configuración de la identidad en América Latina, a saber la crisis del Estado-nación, la
crisis de las meta-narrativas, la crisis de los paradigmas, la crisis del sujeto, etc. No es de extrañar que
la noción de transculturación 3 La identidad la estamos entendiendo aquí de la manera en que Bolívar
Echeverría habla de ella: “La identidad no reside, pues, en la vigencia de ningún núcleo substancial,
prístino y auténtico, de rasgos y características, de ‘usos y costumbres’, que sea sólo externa o
accidentalmente alterable por el cambio de circunstancias, ni tampoco, por lo tanto, en ninguna
particularización cristalizada del código de lo humano que permanezca inafectada en lo esencial por
la prueba a la que es sometida en su uso o habla. La identidad reside, por el contrario, en una
coherencia interna puramente formal y siempre transitoria de un sujeto histórico de consistencia
evanescente; una coherencia que se afirma mientras dura el juego dialéctico de la consolidación y el
cuestionamiento, de la cristalización y la disolución de sí misma” (Echeverría, 2001: 169-170).
RDV1N1.indb 122 DV1N1.indb 122 24/06/2014 05:23:03 p.m. 4/06/2014 05:23:03 p.m. De Raíz
Diversa vol. 1, núm. 1, abril-septiembre, pp. 115-143, 2014 123 se haya puesto en dialogo con otros
nudos conceptuales que hoy se están discutiendo, como la hibridez, la heterogeneidad, la
interculturalidad, y también una nueva tentativa por rediscutir la noción del mestizaje cultural.
Precisamente en este sentido, Liliana Weinberg ha señalado que los rasgos de la transculturación que
se conectan con la heterogeneidad muestran cómo “esas unidades discretas que son las
nacionalidades latinoamericanas son atravesadas por procesos culturales e intrahistóricos de mayor
nivel de generalidad” (Weinberg, 2002: 40). O en su caso, es interesante la relación que establece
Alonso de Toro entre transculturación e hibridez: 4 Bajo “transculturalidad” entendemos el recurso a
modelos, a fragmentos o a bienes culturales que no son generados ni en el propio contexto cultural
(cultura local o de base) ni por una propia identidad cultural, sino que provienen de culturas externas
y corresponden a otra identidad y lengua, construyendo así un campo de acción heterogénea. Para la
descripción de un semejante proceso el prefijo “trans” —a raíz de su carácter global y nómada y por la
superación del binarismo que este término implica— se presenta como más adecuado que el de ‘inter’,
tan empleado en las ciencias culturales desde comienzos de los noventa (Toro, 2006: 143). El
concepto de transculturación también ha sido llevado al ámbito de las discusiones sobre el mestizaje
cultural, como se aprecia en algún trabajo de Sergio Ugalde. El crítico literario mexicano y especialista
en filología hace una interesante relación entre el concepto de transculturación de Ortiz, la noción del
mestizaje en Lezama Lima y el concepto de codigofagia en Bolívar Echeverría. No podemos
extendernos en esta relación, pero podríamos decir que, a diferencia de la lectura de Mabel Moraña,5
que ve en la teorización sobre la transculturación y el barroco 4 Aunque Alonso de Toro recupera cierto
aspecto de la manera en que Fernando Ortiz elabora el término de transculturación, también mantiene
sus distancias con el mismo: “Nuestro término de ‘transculturalidad’ se asemeja al de Fernando Ortiz
solamente en el sentido de entrecruce de culturas. Epistemológicamente se diferencia de él primero
en que el nuestro no tiene ese carácter temporal de ‘transito’ o ‘transitivo’ y, segundo, en que el término
de Ortiz se basa aún en oposiciones binarias —ajenas a nuestro término […]” (Toro, 2006: 147). 5
Vale la pena señalar que Mabel Moraña, a pesar de ser muy crítica con el concepto de transculturación,
más que poner en cuestión la teorización de Fernando Ortiz, a quien apenas menciona en su obra
Crítica impura, se centra en discutir los desarrollos posteriores que tuvo tal concepto: “Antropológico
en Ortiz, historicista en Picón Salas, culturalista RDV1N1.indb 123 DV1N1.indb 123 24/06/2014
05:23:04 p.m. 4/06/2014 05:23:04 p.m. Pacheco Chávez.- Transculturación y espacialidad del capital
124 que hacen Picón Salas y Ángel Rama un determinado modo en que “el proyecto criollo ‘pone en
abismo’ las bases epistemológicas de la transculturación entendida como estrategia conciliatoria y
hegemonizante”, proceso que también redefine las relaciones de subalternidad (Moraña, 2004: 29), en
Sergio Ugalde, por el contrario, la influencia que habría del Contrapunteo… en Lezama Lima haría del
mestizaje cultural una noción cercana al concepto de codigofagía de Echeverría. Leído así, en el
barroco “más que una síntesis armónica de distintos elementos, se ponen en relieve los
enfrentamientos, las destrucciones y las luchas constantes de los distintos códigos culturales” (Ugalde,
2011: 237), dando la idea de una inestabilidad simbólica.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN-PATRONES CULTURALES QUE CONDICIONAN LA SOCIEDAD


Un medio de comunicación es un instrumento o forma de contenido por el cual se realiza el proceso
de comunicación.1 Usualmente se emplea el término para hacer referencia a los medios de
comunicación de masas, sin embargo, otros medios de comunicación, como el teléfono, no son
masivos sino interpersonales. Desde que los medios de comunicación nacieron y se desarrollaron, se
han vuelto una gran fuente de poder e influencia social a nivel mundial de hecho, en ocasiones se
habla de ellos como el cuarto poder, en alusión a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, por su
capacidad de modificar la opinión pública.2
Los medios de comunicación son instrumentos en permanente evolución ya que, a través de los años,
los avances tecnológicos han logrado incrementar su difusión e inmediatez. Muy probablemente, la
primera forma de comunicarse entre humanos fue la de los signos y señales empleados en la
prehistoria, cuyo reflejo en la cultura material son las distintas manifestaciones del arte prehistórico.
La aparición de la escritura se toma como hito de inicio de la historia. A partir de ese momento, los
cambios económicos y sociales fueron impulsando el nacimiento y desarrollo de distintos medios de
comunicación, desde los vinculados a la escritura y su mecanización (imprenta –siglo XV–), como
la prensa escrita, hasta los medios audiovisuales ligados a la era de la electricidad (primera mitad del
siglo XX), como la radio y la televisión, y a la revolución de la informática y
las telecomunicaciones (revolución científico-técnica o tercera revolución industrial —desde la
segunda mitad del siglo XX–), que permitieron el surgimiento del periódico en línea y
los videoblogs entre otros, cada uno de ellos esenciales para las distintas fases del denominado
proceso de globalización.3

¿Qué son los patrones culturales?


Los patrones culturales se definen como un conjunto de normas, las cuales son las que establecen
cómo debe ser el comportamiento de las personas. Cuando un grupo se organiza para convivir en
comunidad comienza a ser necesario definir ciertas regulaciones, estas permitirán garantizar una
convivencia normal.

Entonces estos patrones dependen de las creencias, experiencias, tradiciones, costumbres, hábitos
y de ciertas conductas. De igual forma influye la ubicación geográfica y como se han generado ciertos
hechos que tienen relevancia histórica. En este último caso resulta primordial comprender cómo han
sucedido estos sucesos, porque tendrían un gran impacto a nivel político y económico.

En conjunto todos estos elementos ayudarán a definir una cultura en particular. Cada individuo se
sentirá identificado con las características mostradas por esta identidad, cuando los ciudadanos
pertenecen a una misma sociedad integrarán a su persona estos mismos elementos. Entonces, los
patrones culturales estarán integrados por elementos tales como la vestimenta, comida, hisotrias,
música, religión y otros similares.

Desde diversos puntos de vista se considera que los patrones culturales son esenciales para poder
construir una sociedad. De igual forma, influyen en la creación de un conjunto de tradiciones y de
costumbres, estos servirán para que la interacción entre los individuos pueda garantizar una
convivencia en comunidad que aporte beneficios para todos.

En conclusión, los patrones culturales son conductas que se aprenden y que además sirven para
orientar a las personas a que tengan un comportamiento determinado. Estos modelos o referentes
cambian de acuerdo a las circunstancias, se crean esquemas aplicables solamente a la sociedad en
donde se ha creado o adaptarse.

patrones culturales
¿Cómo se forman?
Se ha podido determinar qué varios aspectos son determinantes al momento de crear patrones
culturales en un grupo de personas. Por ejemplo, se toma en cuenta todas las conductas aprendidas
desde la infancia y que se heredan.
Cualquier referente que sirva para comprender cómo es el comportamiento público de estos individuos
será tomado en cuenta. Por ello, resulta importante analizar las costumbres y las tradiciones, estas se
integrarán de manera permanente en la cotidianidad de una comunidad.

Entonces estos esquemas serán utilizados inconscientemente en cada sociedad, para establecer cuál
es el comportamiento aceptado por unanimidad por la mayoría de las personas.

Los patrones culturales pueden generarse de distintas maneras, principalmente se forman de acuerdo
a como es la convivencia en una determinada región. Por lo tanto, influyen elementos tales como las
actividades económicas, éstas dependen en gran parte de la zona geográfica y de los recursos que
se encuentran allí disponibles.

Otros factores que son determinantes lo dictarán aquellos otros grupos que son próximos
geográficamente, estos aportarán un modelo de sociedad que va a presentar ciertas similitudes. Es un
conjunto de normas va a servir de guía para que las personas entiendan cómo van a interactuar en
dicha sociedad, pero no están obligados a cumplirlas; aunque cuenten con una aprobación mayoritaria.

Algunos comportamientos surgieron a partir de un eventual proceso de adaptación. En estos casos


podría ser necesario romper con los modelos ya establecidos, resulta ser importante imponer nuevas
propuestas. Las personas van a poner en práctica estas acciones que le permitirán como sociedad
adaptarse de una mejor manera a sus nuevas necesidades y ubicación física.

Algunas acciones son conscientes pero otras son inconscientes, ambas se ponen en práctica
consecutivamente; lo cual da como resultado la definición de hábitos propios de dicha comunidad. La
sociedad entonces se acopla a una serie de patrones culturales que van eventualmente cambiando,
de acuerdo a las necesidades actuales de las venideras generaciones.

¿Cuáles son las características de los patrones culturales?


Los patrones culturales abarcarán todas las características de cada una de las generaciones de una
sociedad. Se toma en cuenta que con el transcurrir de los años las necesidades van cambiando
paulatinamente, esto también va a repercutir en la manera en la cual interactúan las personas. El
modelo comunicativo deberá satisfacer los objetivos particulares y en común de estos individuos.

Mediante el proceso de socialización se aprenden estos comportamientos y valores. Entonces la


comunidad tendrá la responsabilidad de transmitir dicha información de generación en generación.
Estos mismos valores van a definir una identidad que en parte ayuda a consolidar al sistema social ya
elegido.

Ciertos esquemas de la conducta también deberán ser tomados en consideración. Hay varios ejemplos
de este tipo como es el caso del respecto, cada individuo va adaptarse a un modelo cultural que ha
sido implantado por la sociedad. A continuación se describen otras características propias de los
patrones culturales:

Se definen normas para el comportamiento, la mayoría de las personas va a ayudar a definir cuáles
son los que se eligen por unanimidad.
Los valores y comportamientos que integran los patrones culturales no necesariamente deben
seguirse de una manera estricta. Éstas no son reglas que se exigen, aunque sí sirven como guía.
Hay libertad para decidir sí las personas van a asumir estas características como propias.
Cada sociedad impone una serie de normas que definen cuál es la conducta aceptada, habrá
diferencias pero también similitudes con otras sociedades.
Cada patrón cultural posee su propia particularidad, por lo tanto se adaptan a cada comunidad, país,
región y época.
En algunos casos estos patrones facilitan el proceso de adaptación de cada persona en una
comunidad. De esta manera cada individuo comprenderá como es el funcionamiento de la interacción
entre las personas.
La práctica académica influye en los modelos culturales, tanto para su aprendizaje como también para
garantizar su prevalencia. Este es el medio principal responsable de que cada individuo esté al tanto
de cuáles son.
patrones culturales
Clasificación y ejemplos
La clasificación de los distintos tipos de patrones culturales se hace tomando en consideración las
características propias de cada sociedad, en cuanto a su ubicación, estado, evolución y los valores
que la rigen; además de otros aspectos. A continuación se describen algunos de los tipos más
comunes:

El modelo temático es aquel que le brinda una identidad que se ajusta a un tema en particular, por lo
tanto podría centrarse en la economía o en la religión por ejemplo.
El modelo estructural es aquel que está constituido a partir de ejemplos que muestran cuál debe ser
el comportamiento. Además, se establecen una serie de normas que describen ideas determinadas,
interrelacionadas con otros temas de interés común.
El modelo global toma en consideración a todas las posibles conductas presentes en un mismo grupo.
Entonces se determinará cuáles son los más comunes, para luego tomarlos como referencia.
El modelo cultural primitivo es el que se centra nada más en el desarrollo técnico.
El modelo cultural civilizado aborda temas más amplios de interés común para una sociedad. Entonces
se utiliza como referencia aquellos aspectos que impulsan su desarrollo.
El modelo post figurativo es aquel que va a tomar como referencia todas las decisiones, acciones y
valores de los antepasados. Entonces comienza a ser importe el estudio de los pueblos primitivos,
estos servirán de referencia para comprender cuáles han sido las conductas que aún siguen vigentes.
El modelo configurativo no busca estudiar el pasado, en cambio lo que se trata de hacer es mantener
actualizado el sistema que rige a una sociedad. Entonces se resalta la conducta que las personas
están imitando, mostrando una serie de patrones de comportamiento que a su vez servirán de base
para las futuras generaciones.
El modelo pre figurativo está basado en modelos nuevos, que tratan de innovar en cuanto a normas y
a los comportamientos comúnmente aceptados. De esta manera el modelo seguido por los padres es
completamente distinto al de sus hijos, sin embargo sirven como un antecedente.
Te recomendamos leer:
Temas de interés social
Grupos sociales
Cultura (concepto)
Patrón de conducta
Minorías culturales
Filosofía
Identidad cultural
Componentes sociales
Globalización cultural
Juicio Moral

CAMBIO SOCIAL Y EDUCACION-ESCUELA TRADICIONAL, UAN INSTITUCION SOCIAL- LA


ESCUELA Y SUS CRISIS
ESCUELA UNA ISNTITUCION SOCIAL-ESCUELA SOCIEDAD Y TECNOLOGIA
Cambio social y educación Los cambios sociales que se están dando son muchos y sería imposible
referirnos a todos ellos en este espacio. Por lo tanto, destacaremos aquellos que consideramos más
relevantes para reflexionar acerca de la educación en lo que podríamos llamar la ‘sociedad del
conocimiento’. Podríamos empezar por notar que desde la década de los 70 se está dando a nivel
mundial una revolución tecnológica basada en el desarrollo de las tecnologías de la información que
está reconfigurando a un paso acelerado la base material y cultural de nuestras sociedades. En casi
todo el mundo las economías nacionales se han vuelto globalmente interdependientes a medida que
se han incorporado a un sistema mundial que funciona en tiempo real; lo que a su vez genera nuevas
relaciones entre la economía, el estado y la sociedad (Castells, 1999). 2 Surgen las llamadas
economías del conocimiento, en las cuales la generación de conocimiento se convierte en la principal
fuente de producción de riquezas materiales. La mujer se ha incorporado masivamente al mercado de
trabajo (generalmente en condiciones discriminatorias) y las relaciones entre los distintos géneros se
han convertido en un terreno de disputas, en el cual el tradicional patriarcado es fuertemente
cuestionado afectando al propio estatuto de la familia y a las relaciones filiales. A la vez hay una
redefinición del concepto de desigualdad. Mientras por un lado existen territorios y segmentos de la
población dinámicos que se incorporan a la economía mundial generando altos niveles de riqueza y
capacidad de consumo; por el otro aparecen ‘agujeros negros’ que se vuelven irrelevantes para el
sistema económico mundial (Castells, 1999). No se trata solo de una diferencia entre países (Corea y
Ruanda), sino que estas nuevas desigualdades no reconocen fronteras políticas. Pensemos por
ejemplo en las productoras de cine y video de Buenos Aires que venden sus servicios en el mercado
global, generando ingresos competitivos a nivel mundial para los individuos que participan. Muchas de
estas empresas están ubicadas en el barrio de Palermo. No muy lejos de allí nos encontramos con
“Fuerte Apache”, barrio de emergencia considerado uno de los más pobres y violentos de Buenos
Aires en el cual la mayoría de los habitantes están marginados de la participación en el mercado
laboral. Como dice Castells (1999: 29), “las redes globales de riqueza y poder enlazan puntos nodales
de individuos valiosos por todo el planeta, mientras que desconectan y excluyen grandes segmentos
de sociedades y regiones, e incluso países enteros” Asimismo, la revolución tecnológica y el flujo de
símbolos y personas generan un contacto entre diferentes culturas impensado hace solo cincuenta
años. El concepto de cultura ya no puede ser asociado a un espacio geográfico delimitado por fronteras
políticas. Surgen así las llamadas culturas transnacionales o globales (Featherstone, 1990; 1991). Se
habla de una “cultura joven”, relacionada con la edad y una manera de vivir, mucho más que con el
espacio geográfico en el que uno habita (Beech, 2005). 3 El contacto con otras culturas se convierte
en algo de todos los días. Alguien sentado en un café en Paris, usa jeans americanos, toma un té de
la India y escucha música africana en su walkman japonés mientras ve pasar a un coya boliviano, a
un sikh y a un musulmán. Este contacto entre culturas genera ciertas actitudes cosmopolitas en
algunas personas, pero también aparece la reacción contraria. La mezcla de distintas culturas puede
ser percibida como una invasión por parte del ‘otro’. Aparece el racismo, la xenofobia y también las
presiones por obtener mayor autonomía local y un resurgimiento de las identidades locales y
específicas (Giddens, 1993). Un ejemplo de este proceso puede ser visto en e ímpetu que han tomado
los nacionalismos locales en Europa (catalanes, vascos, bretones)

Sociedad del conocimiento y educación, ¿Qué le queda a la


escuela?
En términos generales voy a sugerirles que ante la situación descripta en
el apartado anterior lo que la escuela debería hacer es concentrarse en
proporcionarles a sus alumnos aprendizajes y experiencias que no se producen
naturalmente en su exterior (Tedesco, 2003).
Mientras tanto, en términos específicos voy a sugerirles que la escuela
debería intentar proporcionarles a sus alumnos tres tipos de aprendizajes:
• aprender a aprender
• aprender a convivir con el cambio tecnológico permanente
• aprender a convivir con los otros
Por supuesto que estos tres tipos de aprendizajes no agotan lo que la
escuela debe ofrecerles a los niños y jóvenes en la actualidad. Se trata de un
recorte parcial basado en la idea de que cada uno de estos aspectos se
relaciona específicamente con tres cambios sociales que mencioné en el
comienzo y que, desde mi punto de vista, son fundamentales para reflexionar
acerca del rol de la escuela en la actualidad:
• el surgimiento de la sociedad del conocimiento;
• la revolución tecnológica; y
• la fragmentación social
Me voy a referir ahora a continuación a cada uno de estos temas
Sociedad del conocimiento y escuela
Un cambio fundamental de la época en la que vivimos es el surgimiento
de lo que se ha llamado ‘economía del conocimiento’. Este concepto hace
referencia a la centralidad de la generación y el uso del conocimiento como
8
fuente principal de la riqueza. Desde esta perspectiva se considera que las
sociedades occidentales han pasado por tres etapas. Las economías agrícolas,
en las cuales la principal fuente de riqueza era la posesión de la tierra; las
economías industriales, en las cuales la principal fuente de riqueza era el
capital; y finalmente, las economías del conocimiento en las cuales la principal
fuente de riqueza es el conocimiento.
A esta visión súper-simplificada de la cuestión cabe agregarle dos
aclaraciones. En primer lugar, no puede soslayarse que el conocimiento
siempre fue fundamental para lograr los avances tecnológicos que mejoran la
productividad de una economía. Lo distintivo de la época actual es que el
conocimiento se emplea para el perfeccionamiento de instituciones y aparatos
que producen más conocimiento en un círculo de retroalimentación acumulativo
entre la innovación y sus usos(Castells, 1999).
El conocimiento se produce para ser vendido en el mercado y se
consume para dar mayor valor a la producción. En otras palabras, el
conocimiento deja de ser un fin en sí mismo para convertirse en la principal
fuente de producción (Lyotard, 1984).
En segundo lugar, cualquier lector atento habrá notado que estas tres
etapas (agrícola, industrial, del conocimiento) no pueden generalizarse, ya que,
por ejemplo, gran parte de la humanidad sigue dependiendo de la producción
agrícola para su subsistencia. Además, inclusive entre las sociedades más
‘avanzadas’ hay que tener cierta precaución al analizar a las economías del
conocimiento como una evolución lineal de las economías agrícolas e
industriales (Beech, 2005).
Manuel Castells, que llama a la economía del conocimiento ‘economía
informacional’, lo explica claramente:
El paso del industrialismo al informacionalismo no es el equivalente
histórico de la transición de las economías agrícolas a las industriales, y no
puede equipararse al surgimiento de las economías de servicios. Existen
agricultura informacional, industria informacional y actividades de servicios
9
informacionales que producen y distribuyen basándose en la información y
el conocimiento incorporados al proceso de trabajo por el poder creciente
de las tecnologías de la información. Lo que ha cambiado no es el tipo de
actividades en las que participa la humanidad, sino su capacidad
tecnológica de utilizar como una fuerza productiva directa lo que distingue
a nuestra especie como rareza biológica: su capacidad superior para
procesar símbolos (Castells, 1999:100 ).
Por lo tanto, la centralidad de la generación y distribución del
conocimiento en los procesos productivos plantea un gran desafío para la
educación en la actualidad. Ahora bien ¿cuáles son los conocimientos y
habilidades que debería transmitir la escuela para hacer frente a estos
cambios?
Para abordar esta pregunta sería bueno recordar cómo se transmitía el
conocimiento en los orígenes de la escuela para poder comprender mejor
cuáles son los cambios que como educadores debemos enfrentar.
A fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX, los saberes y
“competencias” relevantes en la escuela tenían que ver con la capacidad de
retener información. El papel no era un bien accesible, los medios de
comunicación no estaban desarrollados como en la actualidad y el soporte más
importante para guardar la información era la memoria. Entonces retener
conceptos, datos e información, era muy importante para cualquier ciudadano,
y la escuela se manejaba con este esquema.
En el contexto social actual, sucede todo lo contrario. La información
está disponible y es muy fácil acceder a ella. Entonces el l rol de la escuela
como espacio de transmisión del conocimiento cambia. Las escuelas deben,
entre otras cosas, desarrollar en sus alumnos la capacidad de procesar
información.
No basta con saber utilizar las tecnologías de la información y la
comunicación. A veces creemos que saber utilizar las nuevas tecnologías es
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sinónimo de poder desenvolverse eficazmente en los nuevos tiempos que
corren. Sin embargo, acceder fácilmente a la información no significa que
sepamos qué hacer con ella.
Por ejemplo, al mirar una radiografía de mi tórax probablemente podría
identificar los órganos y huesos principales, pero difícilmente pueda
diagnosticar cuáles son los problemas respiratorios por los cuales se hizo la
radiografía y tendré muchas menos posibilidades de proponer una cura. Se
trata de un caso en el cual accedo a la información, pero no poseo los medios
de orientación o el conocimiento para interpretar esa información y hacer algo
con ella. Muy por el contrario, si me encontrara con datos estadísticos acerca
de una escuela o un sistema educativo sabría cuáles datos priorizar y qué otros
necesito para diagnosticar un problema y buscar una solución, ya que mi
formación profesional me ha proporcionado el conocimiento necesario para
hacerlo.
Justamente, información es lo que sobra en la actualidad, desde Internet
y desde los medios de comunicación tenemos acceso automático a muchísima
información como nunca antes en nuestra historia. Sin embargo, eso no quiere
decir que sepamos operar con la información de la que disponemos. El
procesamiento de la información es una tarea compleja y requiere habilidades
cognitivas que deben ser desarrolladas.
Un texto científico, una noticia, una obra de literatura, provengan de
Internet o de un periódico, de un libro o la televisión requieren ser
comprendidos. Establecer relaciones de causalidad, relacionar un hecho con
otro hecho, una noticia con un acontecimiento a nivel mundial, comprender el
sentido de una novela, identificar los elementos que nos permiten distinguir una
información verídica de una falsa, son habilidades fundamentales que la
escuela debe ayudar a desarrollar. Para ello el papel del docente como guía,
como organizador de las situaciones de aprendizaje, es fundamental. Enseñar
hoy es enseñar conocimientos y habilidades de aprendizaje que permitirán
comprender y operar con la información disponible.
11
Cuando pensamos el aprendizaje y la enseñanza en la actualidad es
importante que seamos conscientes de que no es necesario (ni posible) que los
estudiantes conozcan cada fórmula algebraica o trigonométrica, ni que conozca
cada acontecimiento de la historia.
“lo importante es que los estudiantes exploren en
profundidad suficiente un número razonable de ejemplos para que
puedan ver cómo piensa y actúa un científico, un geómetra, un
artista, un historiador…cuando una persona comprende algo – un
concepto, una técnica, una teoría o un ámbito de conocimiento -, lo
puede aplicar de forma apropiada a una nueva situación” (Gardner,
2000).
Estas habilidades son las que permitirán además, continuar aprendiendo
durante toda la vida. La sociedad actual es cada vez más compleja, los nuevos
conocimientos se multiplican sin cesar, las áreas de conocimiento se
especializan cada vez más y de este modo, la necesidad de aprender es algo
que cualquier individuo tendrá durante toda su vida en múltiples ámbitos:
profesional-laboral, académico, personal.
Ahora bien, no podemos contentarnos solamente con pensar que el
papel de la escuela es el de desarrollar las habilidades cognitivas e
intelectuales de cada individuo. Si bien una de las tareas de la escuela es la de
formar individuos en competencias para poder desenvolverse en el mundo
actual, esto sólo no basta. Hay otras funciones que la escuela de hoy tiene que
cumplir.
Los cambios sociales también trajeron aparejados importantes
transformaciones en el mundo de la cultura que afectan otros aspectos de la
formación de las personas. Uno de estos cambios se relaciona con el cambio
tecnológico permanente y cómo convivir con él. Un aspecto que sin duda será
fundamental para las generaciones futuras.
Cambio tecnológico y escuela
Las últimas reformas educativas en Argentina y en muchos otros países
se basan en una noción del tiempo que parte del supuesto de que el futuro
presentará un mundo de cambios veloces y permanentes, al ritmo de los
‘avances’ tecnológicos. A partir de aquí, se asume que debemos formar a
nuestros alumnos para que sean adaptables y flexibles para que puedan
adaptarse al cambio permanente
Quiero sugerirles a continuación que esta idea que sostiene que el
mundo del futuro cambiará rápida y permanentemente al ritmo de los ‘avances’
tecnológicos se basa en una visión simplista del futuro y en una lectura súpersimplificada de autores
que estudian los cambios actuales como Giddens y
Castells.
Giddens (2000), por ejemplo, sostiene que el mundo en el que vivimos
en la actualidad parece estar “fuera de control”. Reconoce que el progreso de
la ciencia y la tecnología no ha resultado en un mundo más seguro y
predecible, como pensaron los filósofos del Iluminismo. Por el contrario, el
‘avance’ de la ciencia y la tecnología pueden tener el efecto inverso, tal como lo
ejemplifican los riesgos ecológicos que son el resultado de la intervención
humana en el medio ambiente.
Asimismo, afirma este autor que las influencias económicas, que
claramente están entre las fuerzas propulsoras de los cambios sociales en la
actualidad, también han sido formateadas por la tecnología. El aumento de las
inequidades económicas a nivel global demuestra que los efectos de los
cambios económicos tampoco son absolutamente positivos.
Por lo tanto, Giddens parece estar de acuerdo con las políticas
educativas actuales al sostener que existen cambios profundos que afectan
nuestras vidas independientemente del lugar en el que vivamos y que
probablemente este tipo de cambios continúe en el futuro. Sin embargo el
sociólogo inglés también sostiene que al menos por el momento no se trata de
13
un orden global dirigido por una voluntad humana colectiva. Muy por el
contrario, se trata de cambios que emergen en forma anárquica como resultado
de una mezcla de distintas influencias (Giddens, 2000).
Esta parte del análisis de Giddens no ha sido recogida en la política
educativa actual, ya que éstas suponen cierto orden en el ‘mundo de los
cambios permanentes’ que nos espera en el futuro. En las reformas educativas
el sentido del orden en los cambios futuros lo provee el ‘progreso’ tecnológico.
Por lo tanto, cuando desde las políticas educativas se dice que los
sistemas educativos, las escuelas, los docentes y los alumnos deben ser
flexibles y adaptables, en última instancia se está proponiendo que estas
personas e instituciones deben adaptarse a los cambios tecnológicos.
Varias críticas se le pueden hacer a esta posición. En primer lugar, esta
postura supone que los cambios tecnológicos son inherentemente positivos y
que, por lo tanto, docentes y estudiantes deben ser flexibles para adaptarse
acríticamente a estos cambios. Sin embargo, el cambio tecnológico puede ser
positivo, pero también puede tener algunas consecuencias problemáticas o
catastróficas, tal como lo ejemplifica la crisis provocada por la enfermedad de
‘la vaca loca’ en Gran Bretaña.
Esta crítica no implica tomar una posición ludita, sugiriendo que el
cambio tecnológico deba ser automáticamente rechazado. Sin embargo, los
sujetos y las sociedades en general deben considerar tanto las consecuencias
positivas como las negativas que puede traer aparejado un cambio tecnológico
antes de decidir si vale la pena adoptarlo y cómo.
La segunda crítica que puede hacerse a la posición que sostiene que las
futuras generaciones deben ser educadas para ser flexibles y capaces de
adaptarse a un futuro de cambios permanentes propulsados por los ‘avances’
tecnológicos es que no reconoce a los docentes y a los alumnos como sujetos
capaces de construir su propia identidad. En otras palabras, si la identidad que
se promueve entre docentes y alumnos se basa en la flexibilidad y la
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adaptabilidad, el mensaje es que estos sujetos no tienen el poder para construir
su propio futuro.
Se trata de una identidad que implícitamente promueve la resignación:
como los cambios futuros no pueden ser controlados, la única opción válida es
la de adaptarse a estos cambios.
A todos se nos hace difícil pensar en otro tipo de futuro, y está claro que
los cambios tecnológicos tendrán una fuerte influencia en las formas que
tomará nuestro mundo, pero se hace mucho más difícil pensar en un futuro
diferente si usamos a la educación, que es por definición una estrategia de
construcción del futuro, para formar sujetos que sientan que su supervivencia
depende de su posibilidad de ser flexibles y de adaptarse a los cambios
tecnológicos.
Las personas flexibles y adaptables no tendrán la posibilidad de
reconstruir su propio mundo. Por el contrario, ‘correrán detrás’ de los cambios
tecnológicos teniendo poco control sobre sus vidas y perdiendo la capacidad
para entender, cuestionar y participar de la construcción de los cambios
sociales.
Por lo tanto, una política educativa que promueve que la educación debe
adaptarse al futuro confunde completamente los términos de la ecuación, ya
que pasa por alto que la educación es en sí misma la actividad esencial a
través de la cual los seres humanos formamos a las nuevas generaciones y,
por ende, construimos el futuro social (Beech, 2005).

La escuela y la tecnologia
Antes de adentrarnos en el tercer y último tema que, creo yo, debería ser prioritario para la escuela
hoy, me gustaría enfatizar que cuando hablamos de política educativa no estamos hablando de un
problema macro del Estado, sino que cada institución debería tener su propia política educativa y, más
específicamente lo que podemos llamar su propia política identitaria basada en una reflexión acerca
del tipo de sujeto que se intenta formar. 15 Fragmentación social y escuela Una cuestión fundamental
de las políticas identitarias es el tema de las identidades colectivas y los lazos de solidaridad que se
construyen a través de la educación y, especialmente, en las escuelas. La cuestión de la identidad
responde a la pregunta acerca de la pertenencia y tiene que ver con la identificación, la cual se
construye sobre la base de algún origen común o unas características compartidas con otras personas
o grupos o con un ideal. Sobre estos fundamentos se construyen los lazos de solidaridad y lealtad con
un grupo de personas. Es importante remarcar en este sentido que la identidad no es una esencia,
sino que es una construcción activa de las personas a través de la voluntad de conformar un “nosotros”.
Históricamente, en la construcción de la identidad nacional en nuestro país, la escuela como institución
tuvo un papel preponderante. En los orígenes del sistema educativo argentino, es decir, a mediados
del Siglo XIX, los que habitaban el territorio argentino no tenían mucho en común. La escuela fue uno
de los instrumentos fundamentales que se utilizó para construir la identidad nacional, es decir, los
lazos de solidaridad entre los habitantes del territorio que hoy llamamos Argentina. Lo que la escuela
transmitía era el sentimiento de que pertenecemos a un colectivo, a pesar de que los individuos eran
muy distintos entre sí: había muchos inmigrantes con diferentes culturas, religiones y lenguas, había
habitantes de pueblos originarios, y por supuesto también había una sociedad en la que convivían
distintas clases sociales. Podemos hacer muchas críticas sobre cómo la escuela argentina construyó
una identidad común, muchas veces negando o avasallando la cultura que cada sujeto tenía
incorporada, pero lo que no podemos negar es 16 que fue un proyecto exitoso en tanto construyó un
sentido de pertenencia a una nación y a un proyecto de país. Las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación han contribuido a la globalización de la cultura, entendida como flujo constante y
permanente de símbolos. Los símbolos circulan en tiempo real por todo el mundo y colaboran a
construir la fuente de identificación de las personas. Entonces se hace difícil sostener identidades
nacionales como sucedía anteriormente (Bauman, 2003). Hoy en día es probable que un joven
habitante de una ciudad latinoamericana, como por ejemplo, Buenos Aires, sienta que comparte más
ideologías, valores y pautas de consumo con un joven de Nueva York que con un joven de la Puna
jujeña. Debemos tener en cuenta, además, que esto no es sólo un problema cultural: en América
Latina, y obviamente en nuestro país, en las últimas décadas se han incrementado como nunca antes
los niveles de pobreza y exclusión social. Esto no implica solamente que la mitad de la población esté
privada –en mayor o menor medida- del acceso a bienes y servicios básicos para la supervivencia,
sino que aumenta también la brecha entre dos universos paralelos que no se tocan. Actualmente,
existe en nuestra sociedad una brecha entre aquellos que estamos dentro del sistema y aquellos que
hemos sido desplazados. Hablo en primera persona porque soy parte, no porque yo haya sido
desplazado, sino porque somos todos parte de este colectivo que llamamos Argentina. Somos un
mismo grupo, en otras palabras, somos semejantes. Esta brecha que se está consolidando en la
Argentina puede verse claramente cuando pensamos acerca de la infancia en nuestro país.
Narodowski (1999) nota que el concepto moderno de infancia, el cuál fue 17 fundamental para la
constitución de la institución escolar como la conocemos, se reconfigura en la actualidad fugando hacía
dos grandes polos. Por un lado está la infancia hiperrealizada, los niños que dominan mejor que los
adultos los avances tecnológicos; mientras que por el otro está la infancia desrealizada, aquellos niños
en situación de calle que se manejan como adultos independientes y autónomos en estos ámbitos. Si
pensamos en lo que vemos todos los días en nuestras ciudades en términos de estos tipos ideales,
notaremos que existen dos universos que funcionan en paralelo, ya que no existe el contacto
significativo entre ellos. Aquellos chicos que poseen los medios de orientación para manejarse en
Internet o en ámbitos escolares, cada vez conocen menos acerca de las reglas de la calle; mientras
que los niños en situación de calle poco saben acerca de la cultura escolarizada y tecnológica. Los
problemas de seguridad, la expansión de urbanizaciones privadas sobre una trama urbana ocupada
tradicionalmente por los sectores populares (Svampa 2001) y la falta de espacios públicos establecen
una frontera (física o simbólica) que mantiene a estos grupos separados. Estos niños ya no juegan
juntos y, peor aún, ya no juegan a lo mismo
DISOCIAZON FAMILIAR-SOCIEDAD GLOBAL. LA ESCUELA RED- PARTICIPACION ACTIVA EN LA
ESCUELA

Familias disociadas
La estructura familiar es un conjunto invisible de dinámicas funcionales que organizan los modos en
que interactúan los individuos que la componen, que a su vez establecen las pautas las conductas y
se establecen reglas.

Cuando existen conflictos internos en la familia se quebrantan las reglas establecidas y aparecen las
disociaciones. La disociación es la desconexión de experiencias que no suelen integrarse de manera
inconsciente con la realidad. Generalmente se la conoce como embotamiento emocional y viene
aparejada por hechos de vivencias que ocasionan traumas en el seno familiar.

Muchas veces llegan al consultorio cuestionamientos tales como ¿Por qué no puedo vincularme con
mis hijos? ,¿Por qué nunca podemos tener una cena o almuerzo en familia?…Los profesionales
tenemos el compromiso de brindar herramientas para que los pacientes puedan visualizar cuándo una
familia corre el riesgo de disociarse. Hay una herramienta que es fundamental para establecer vínculos
y es la comunicación, que parece ser algo fácil pero a la hora de la practica resulta ser muy difícil.

Por los tiempos que corren muchas veces las tareas y obligaciones son obstaculizantes y no sabemos
por dónde andan nuestros hijos y nuestra pareja. No generamos los espacios para dialogar y esto
genera desencuentros que desembocan en caos. Nos encontramos con boletines al rojo vivo y caemos
en la cuenta que el mes se nos paso y no hemos tenido un rico y placentero encuentro sexual, nos
damos cuenta que el tiempo nos paso por arriba y hemos estado ausentes de las realidades de nuestro
hogar.

El primer escape es el enojo con el otro, depositando culpa para no tener que auto cuestionarme y
luego seguido a esto llega el malestar quedándonos con el mal sabor que deja la frustración. Nos
sentimos como cuando se rompe algo de cristal y queremos desechar todo a la basura hasta que
caemos en la cuenta que un día quisimos esta familia que hoy esta disociada por conflictos
acumulados y no resueltos; porque no pudimos poner en palabras todo aquello que nos molestaba,
no supimos parar y poner limites a aquellas conductas fuera de lugar y nos olvidamos de decir te amo
mas seguido, de comunicarnos con el cuerpo y darnos mas abrazos, de mirarnos a los ojos y no
esconder las emociones tras pantallas con imágenes efímeras, que solo nos sumergen en un mutismo
ensordecedor, donde cada uno se protege con su caparazón para sobrevivir a las carencias
emocionales de esta disociación gestada en lo que algún día se emprendió, con el fin de ser familia.

Como terapeuta debo dejarles la tarea mas ardua y molesta que es pensar y preguntar ¿Qué es lo
que imaginábamos en el momento que decidimos formar una familia?¿Realmente nos preparamos
para conformarla?¿Somos capaces de sostener a lo largo del tiempo los vínculos emocionales para
una convivencia? Estoy convencida que nadie tiene la formula de la felicidad y que nada ni nadie es
perfecto pero de algo estoy segura y es que todos somos capaces de proponernos desde nuestro lugar
construir, deconstruir y volver a construir.

Yo creo que la vida es como la arcilla del alfarero y cada uno de nosotros sabrá que piezas va a
construir de su propia arcilla hasta lograr la mejor pieza, aquella que nos enorgullezca y podamos decir
:”finalmente lo he logrado”.
Almirón Liliana

Qué es la Escuela Red?


Somos una iniciativa ciudadana de aprendizaje colaborativo donde intercambiamos información,
experiencias y aprendizajes. Queremos contribuir a incrementar la incidencia de la participación desde
la formación.

Más de 480 personas y organizaciones estamos inscritos en esta red de innovación social:
instituciones académicas, organizaciones sociales y comunitarias, entidades públicas, cajas de
compensación, sector solidario hacemos parte de la Escuela Red.
La Secretaría Técnica de la Escuela Red es ejercida por la Unidad de Desarrollo e Innovación para la
Participación de la Secretaría de Participación Ciudadana. Contamos con un Comité Gestor elegido
entre los miembros de la iniciativa y equipos de trabajo para algunas de las estrategias.

¿Cuáles son nuestras líneas de acción?


Bajo el propósito de cualificar la formación ciudadana para la participación, la Escuela Red traza sus
planes de trabajo alrededor de cuatro líneas de acción:

Pedagogía: en esta línea se recogen las acciones con las cuales se identifican, documentan,
comparten y proponen contenidos, metodologías y modelos de formación ciudadana para la
participación.

Acompañamiento in situ: esta línea se concibe en el marco de la participación con enfoque territorial y
está ligada a la presencia y vinculación de la Escuela Red con los escenarios locales en los que se
suceden o pueden sucederse procesos de formación ciudadana.

Movilización y diálogo social: esta línea motiva la voluntad del encuentro y la articulación en red y las
acciones de incidencia en el territorio de los actores participantes de la Escuela Red.

Gestión del conocimiento: esta es la línea que nos reta a generar conocimientos, documentarlos y
ponerlos en circulación para fortalecer la formación ciudadana para la participación. También en esta
línea recogemos aprendizajes de la experiencia misma de la Escuela Red como iniciativa ciudadana
de articulación en un propósito colectivo.

En la Escuela Red de Formación Ciudadana para la Participación se evidenció como situación


problemica que los procesos de formación ciudadana de la ciudad de Medellín no despliegan todo su
potencial de incidencia de construcción de lo público en los sujetos y en la construcción de territorio.
Además se evidenció la sobrevaloración de lo educativo como si ello fuera la única manera de aprender
a participar. Es decir, partir erróneamente de la idea de que la mejor manera de desear y saber
participar es estudiando.

Para el 2020 la Escuela Red sigue aprendiendo, enseñando e incidiendo acciones en función de la
formación para la participación. El objetivo central ha sido consolidar una red abierta en el que
personas y organizaciones interesados o vinculados a procesos de formación ciudadana para la
participación puedan vincularse de forma flexible a la luz de los protocolos que definan sus órganos
de decisión.

Para la escuela Red es fundamental la visibilización y potenciación de experiencias de formación para


la participación que existen en cada una de las comunas y corregimientos de la ciudad de Medellín,
que permite la generación de encuentros e intercambio y diálogos de saberes entre ellas y con otras
posibles en la ciudad, la intención de estos encuentros es posibilitar la retroalimentación de
experiencias y permitir visionar fortalecimientos futuros acordes a la diversidad y a la pluralidad de
cada territorio e impactar en las políticas públicas que se relacionan con la formación para la
participación ciudadana.
Escuela Red es una plataforma virtual de aprendizaje. Este espacio, que funciona en parte como una
red social para docentes y estudiantes, ofrece diferentes formas de interacción e intercambio al tiempo
que brindan un contexto propicio para llevar adelante tareas que acompañen y complementen los
procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula. Es una de las líneas de implementación del proyecto
Escuelas del Futuro en la escuela primaria y secundaria.

La participación activa

La interacción de los estudiantes en clases es fundamental en los entornos virtuales de aprendizaje,


puesto que influye positivamente en los procesos y resultados de aprendizaje, aumenta la satisfacción
de los alumnos con relación a sus clases y amplía las experiencias positivas, disminuyendo las
probabilidades de deserción. Vonderwell y Zachariah (citados en Hrastinski, 2009: 80), definen la
interacción como la acción de “participar y unirse a un diálogo para un aprendizaje activo y
comprometido”. Este es un factor preponderante en el proceso de aprendizaje, debido a que la
interacción que existe en una experiencia educativa es la que define la manera en que el alumno
aprende (Guevara Bazán, 2011). Así lo señalan diversas investigaciones, que concluyen que los
estudiantes logran mayores niveles de aprendizaje cuando son activos e interactúan con otros, y que
la participación y el aprendizaje colaborativo en entornos virtuales es una variable que aumenta la
calidad de la educación (Phipps en Ozaydın Ozkara y Cakir, 2018), puesto que es fundamental para
motivar a los estudiantes a aprender y promover su satisfacción de aprendizaje (Jin, 2017), por lo que
“si queremos mejorar el aprendizaje en línea, necesitamos mejorar la participación de los estudiantes
en línea” (Hrastinski, 2009: 81).

De igual manera, Baath y Holmberg (citados por Paredes, 2010) señalan que una teoría base de la
educación a distancia es la denominada teoría de comunicación e interacción, la cual se presenta
como la comunicación de dos vías y la conversación didáctica guiada respectivamente, al hacer
referencia a la comunicación que se establece entre el profesor y alumno, como un proceso de
aprendizaje, pero desde la perspectiva del aprendizaje significativo.

Estudios como los de Hiltz et al. (2000), basado en investigaciones en cursos online, concluyen que,
cuando los estudiantes participan activamente en el aprendizaje colaborativo en línea, los resultados
pueden ser tan buenos o mejores que los de las clases tradicionales; sin embargo, cuando los
estudiantes simplemente reciben el material y trabajan individualmente, los resultados pueden ser
peores que en la enseñanza tradicional.

Otras investigaciones sostienen que el aprendizaje en línea se logra mejor cuando los alumnos
participan y colaboran. Wenger (1998) señala que el aprendizaje y la participación no son actividades
separadas que se pueden activar y desactivar, porque el aprendizaje es social; por su parte, Hrastinski
(2009) reafirma que la participación y el aprendizaje son inseparables y se constituyen en conjunto.
Por lo tanto, si se quiere mejorar el aprendizaje en línea, es fundamental mejorar la participación de
los estudiantes en línea. Para Flores López (2015), no solo se aprende del conocimiento teórico, sino
que además por la interacción que se produce entre las personas, principalmente entre estudiantes y
profesores.

En relación con los factores que intervienen en la interacción, autores como Ozaydın Ozkara y Cakir
(2018) sugieren que existen factores internos, como características personales, y externos, como las
características del entorno que pueden incidir en una mayor o menor participación en las clases
sincrónicas online. Por otra parte, Nieuwoudt (2020) sostiene que factores como demandas
relacionadas con los estudios o el trabajo, así como las obligaciones familiares, también pueden incidir
en la participación en clases. Por último, Rodríguez Pintor y Caso de Palá (2000) sugieren que la
participación de los estudiantes en clases se ve afectada por el docente y su capacidad para incentivar,
que se refleja en la planificación de las clases y las metodologías utilizadas para su desarrollo.

En el escenario actual, en que las clases tuvieron que migrar obligatoriamente a un ambiente digital
debido a la crisis sanitaria por COVID-19, resulta necesario investigar sobre la interacción y
participación de los estudiantes en las clases online y las variables que la afectan.

Considerando lo anterior, el presente estudio buscó identificar aquellos factores que intervienen,
tanto positiva como negativamente en la interacción de los estudiantes de la carrera Bibliotecología y
Documentación de la UTEM en sus clases online sincrónicas.

Contextualización

El contexto de emergencia sanitaria por Covid-19 trajo consigo la implementación de una docencia
remota de emergencia, desarrollando cursos sin mayor preparación ni capacitación por parte de los
docentes. Los estudiantes tampoco se encontraban preparados para afrontar una docencia remota de
emergencia. “Las prácticas docentes debieron innovarse y adaptarse de forma inesperada y con poca
planificación apoyándose en el diseño y aplicación de estrategias didácticas que favorecieran el
aprendizaje virtual y telepresencial” (Rodríguez-Valerio, 2021: 156). El caso de la carrera
Bibliotecología y Documentación de la UTEM, no fue la excepción. En esta carrera, durante el primer
semestre de 2020 –primero dictado en forma virtual en todos los años de existencia de la carrera– los
profesores observaron una baja interacción por parte de los estudiantes en las clases sincrónicas.

Si bien los estudiantes se conectaban a las clases, un bajo porcentaje participó activamente cuando
los profesores planteaban preguntas o requerían su interacción. Cea et al. (2020), señalan que el
mismo fenómeno se presenta en otras universidades y carreras, donde los estudiantes no responden
a las preguntas del docente y usualmente se encuentran con las cámaras apagadas, por lo que el
profesor desconoce si los estudiantes están prestando atención o si realmente se encuentran
presentes en la clase. Esta situación genera preocupación entre los académicos, sobre todo porque la
interacción –tanto entre docente y estudiante, así como entre los propios estudiantes– es un factor que
impacta en los resultados de aprendizaje, más aún en modalidades no presenciales, puesto que “para
que haya un proceso educativo debe existir comunicación completa, en ambas direcciones y con su
correspondiente realimentación, entre el estudiante y el docente” (Chaves Torres, 2017: 32). La
participación activa y el protagonismo de los estudiantes en una modalidad online resultan
fundamentales para obtener resultados positivos en el proceso de aprendizaje.

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