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INTRODUCCIÓN

La filosofía no es un coto tan sólo reservado a pensadores extraordinarios y excéntricos,


tal y como se suele suponer. Todos lo hacemos cuando no estamos inmersos en nuestras tareas
cotidianas y tenemos la oportunidad de hacernos preguntas sobre la vida y sobre el universo.
Los seres humanos somos curiosos por naturaleza y no podemos evitar plantearnos
interrogantes acerca del mundo que nos rodea y del lugar que ocupamos en él. También
disponemos de una capacidad intelectual muy potente que permite que, además de
plantearnos preguntas, podamos razonar sobre las mismas. Aunque no nos demos cuenta,
siempre que razonamos pensamos filosóficamente.
La filosofía consiste más en el proceso de intentar encontrar respuestas a preguntas
fundamentales mediante el razonamiento, sin aceptar las opiniones convencionales o la
autoridad tradicional antes de cuestionarlas, que en el hecho propiamente dicho de encontrar
esas respuestas.
Los primeros filósofos de la historia, en la Grecia y la China antiguas, fueron pensadores
a los que no satisfacían las explicaciones establecidas procedentes de la religión y de la
costumbre, y que buscaron respuestas con una base racional. Del mismo modo que nosotros
podemos compartir nuestras opiniones con amigos y colegas, ellos comentaban sus ideas entre
ellos, e incluso fundaron «escuelas» en las que, además de enseñar las conclusiones a las que
habían llegado, también presentaban el proceso de pensamiento que les había llevado hasta
ellas. Animaban a sus alumnos a disentir y a criticar las ideas que les planteaban. para
perfeccionarlas y pensar en otras distintas. La idea del filósofo solitario que llega a sus
conclusiones en el aislamiento es muy habitual, pero también errónea, ya que en realidad esto
sucede en muy raras ocasiones. Las ideas nuevas surgen del debate, del examen, del análisis y
de la crítica de las ideas de los demás.

Debatir y dialogar

En este sentido, Sócrates fue el filósofo arquetípico. No dejó nada por escrito, ni siquiera
sus mayores ideas o conclusiones. De hecho, afirmaba ser el hombre más sabio del mundo al
saber que no sabía nada. Su legado consiste en haber establecido el debate, la discusión y el
cuestionamiento de las creencias de los demás como método para desvelar y entender
verdades fundamentales. Platón fue discípulo de Sócrates y sus escritos aparecen, casi
invariablemente, en forma de diálogos cuyo personaje principal es Sócrates. Muchos filósofos
posteriores adoptaron también el diálogo como forma de presentación de sus ideas, pues les
permitía exponer argumentos y contraargumentos, en lugar de limitarse a explicar sus
razonamientos y conclusiones.
Cuando un filósofo presenta sus ideas, resulta más probable que se encuentre con
comentarios que empiezan con un «Sí. pero...» o con un «¿Y si...?» que con una aceptación sin
reservas. De hecho, los filósofos han entablado discusiones feroces sobre casi todos los aspectos
de la filosofía. Por ejemplo, Platón y Aristóteles, su discípulo, mantuvieron visiones
diametralmente opuestas respecto a cuestiones filosóficas fundamentales, y estas diferencias
han dividido las opiniones de los filósofos desde entonces. Esto, a su vez, ha llevado a un mayor
debate y a una mayor generación de ideas.
Sin embargo, ¿cómo es posible que hoy se sigan debatiendo esas mismas cuestiones
filosóficas? ¿Por qué no han encontrado los pensadores respuestas definitivas? ¿Cuáles son estas
«preguntas fundamentales» a las que se han enfrentado los filósofos a lo largo de la historia?

Existencia y conocimiento

Cuando aparecieron los primeros filósofos, en la antigua Grecia, hace ya unos 2.500
años, el mundo que les rodeaba fue la inspiración de su asombro. Observaban la Tierra y la
gran diversidad de formas de vida que la habitaban; también fenómenos naturales, como el
clima, los terremotos y los eclipses, y el sol, la luna, los planetas y las estrellas. Buscaban
explicaciones a todo esto, no en forma de mitos o leyendas sobre dioses sino de algo que
satisficiera su curiosidad y su inteligencia. La primera pregunta que se plantearon estos
pioneros de la filosofía fue «¿de qué está hecho el universo?», que muy pronto se amplió hasta
convertirse en la pregunta más general de «¿cuál es la naturaleza de todo lo que existe?».
Esta es la rama de la filosofía a la que hoy en día denominamos metafísica. Aunque la
ciencia moderna ha permitido responder a gran parte de la pregunta original, hay cuestiones
metafísicas relacionadas, como «¿por qué hay algo y no nada?», a las que no resulta tan fácil
dar respuesta.
Dado que nosotros también formamos parte del universo, la metafísica abarca la
naturaleza de la existencia humana y el significado de ser seres conscientes. ¿Cómo percibimos
el mundo que nos rodea? ¿Las cosas existen independientemente de que las percibamos?
¿Cómo se relacionan la mente y el cuerpo? ¿Existe un alma inmortal? La ontología es el área
de la metafísica que se ocupa de la existencia; su ámbito es enorme y constituye la base de casi
toda la filosofía occidental.
Una vez que los filósofos comenzaron a cuestionarse racionalmente el conocimiento
recibido, otra pregunta fundamental se hizo evidente: «¿cómo conocemos?». El estudio de la
naturaleza y de los límites del conocimiento conforman una segunda rama de la filosofía: la
epistemología.
Aquí, la cuestión más importante es cómo adquirimos el conocimiento, cómo llegamos a
saber lo que sabemos: ¿el conocimiento es parcialmente (o incluso totalmente) innato o
aprendemos todo con la experiencia? ¿Podemos llegar a conocer sólo mediante la razón? Estas
preguntas son fundamentales para el pensamiento filosófico, pues necesitamos confiar en
nuestro conocimiento para poder razonar correctamente. También tenemos que determinar el
alcance y los límites del conocimiento para estar seguros de saber lo que creemos saber y de
que nuestros sentidos no nos han «engañado».

Lógica y lenguaje
El razonamiento depende de que podamos determinar 1a veracidad de premisas que
permitan desarrollar una cadena de pensamientos que nos lleven hasta una conclusión. Aunque
ahora pueda parecer una obviedad, la idea de construir una argumentación racional es lo que
distinguió a la filosofía de las explicaciones supersticiosas y religiosas que imperaban antes de
los primeros filósofos.»
Estos pensadores tuvieron que idear la manera de garantizar la validez de sus ideas. Y
el resultado fue la lógica, una técnica de razonamiento que se ha ido perfeccionando a lo largo
del tiempo. En un principio sólo fue una herramienta útil para analizar la coherencia de un
argumento, pero la lógica desarrolló normas y convenciones y acabó convirtiéndose en un
campo de estudio de pleno derecho, en otra rama del creciente ámbito de la filosofía.
Al igual que gran parte de la filosofía. la lógica está muy vinculada a la ciencia,
especialmente a las matemáticas. La estructura básica de un argumento lógico, que parte de
una premisa y avanza mediante una serie de pasos hasta llegar a una conclusión. es la misma
que la de una prueba matemática. Por tanto, no parece sorprendente que los filósofos hayan
recurrido con frecuencia a las matemáticas para buscar ejemplos de verdades evidentes e
incontestables, ni tampoco que muchos de los mayores pensadores, de Pitágoras a René
Descartes o a Gottfried Leibniz, también fueran grandes matemáticos.
Pese a que la lógica pueda parecer la rama más exacta y científica» de la filosofía, un
campo en el que las cosas son o verdaderas o falsas, si se mira con más detenimiento, se hace
evidente que el asunto no resulta tan sencillo. Los progresos matemáticos del siglo XIX
pusieron en duda algunas de las normas lógicas que había establecido Aristóteles, pero ya en la
antigüedad, las famosas paradojas de Zenón de Elea llegaban a conclusiones absurdas a partir
de argumentos aparentemente correctos.
Gran parte del problema reside en que la lógica filosófica, a diferencia de las
matemáticas, se expresa con palabras, no con números y símbolos, por lo que está sujeta a
todas las ambigüedades y sutilezas inherentes al lenguaje. Construir un argumento lógico
requiere una utilización cuidadosa y precisa del lenguaje, además de analizar las afirmaciones
y los argumentos para asegurarnos de que significan lo que creemos que significan. Y cuando
estudiamos los argumentos de otros, debemos analizar no sólo los pasos lógicos que han
seguido. sino también el lenguaje que han utilizado, para ver si las conclusiones se sustentan o
no. A partir de este proceso surgió aún otro campo de la filosofía que prosperó en el siglo xx:
la filosofía del lenguaje, que estudia los términos y su significado.

Moralidad, arte y política

Como nuestro lenguaje es impreciso, los filósofos han intentado aclarar significados en
su búsqueda de respuestas a las preguntas filosóficas. El tipo de preguntas que Sócrates
planteaba a los ciudadanos atenienses trataba de llegar al fondo de lo que estos entendían por
conceptos determinados. Formulaba preguntas aparentemente sencillas, como «¿qué es la
justicia?» o «¿qué es la belleza?», con el objetivo de obtener significados, pero también para
explorar los conceptos en sí mismos. Con este tipo de diálogos. Sócrates cuestionaba las
creencias sobre cómo vivimos y sobre qué consideramos importante.
Examinar qué significa vivir una buena vida, qué significan verdaderamente conceptos
como la justicia o la felicidad y de qué modo podemos alcanzarlos, o cómo deberíamos
comportarnos, es la base de la rama de la filosofía a la que conocemos como ética (o filosofía
moral). La estética, por otra parte, es una rama relacionada que procede de la pregunta sobre
qué son la belleza y el arte.
Tras plantearse cuestiones éticas acerca de la vida de las personas, el siguiente paso
natural es empezar a reflexionar sobre la sociedad en que nos gustaría vivir: cómo debería
gobernarse, los derechos y las responsabilidades de los ciudadanos, etc. La filosofía política, la
última de las grandes ramas filosóficas, trata estos conceptos y los filósofos han aportado
modelos de cómo creen que debería estar organizada la sociedad, desde la República de Platón
hasta el Manifiesto comunista de Karl Marx.

Religión: Oriente y Occidente

Las diferentes ramas de la filosofía, además de estar interrelacionadas, se solapan de


modo significativo, por lo que a veces cuesta decir a qué área compete una idea determinada.
La filosofía también se introduce en ámbitos totalmente distintos, como la ciencia, la historia
y el arte. Originada a partir de cuestionar los dogmas de la religión y de la superstición,
analiza igualmente la religión en sí misma, planteando preguntas como «¿Dios existe?» y
«¿tenemos un alma inmortal?». Estas preguntas hunden sus raíces en la metafísica, pero
también tienen implicaciones éticas. Por ejemplo, algunos filósofos se han preguntado si la
moralidad procede de Dios o si es un constructo puramente humano, lo que a su vez ha dado
lugar a todo un debate sobre el libre albedrío (o no) de la humanidad.
En las filosofías orientales que se desarrollaron en China e India (sobre todo el taoísmo y
el budismo), las líneas que separan filosofía y religión resultan más difusas, al menos según el
modo de pensar occidental. Esta es una de las principales diferencias entre la filosofía
occidental y la oriental. Aunque las filosofías orientales no son, en general, resultado de
revelaciones divinas ni dogmas religiosos, suelen estar íntimamente relacionadas con lo que
nosotros consideraríamos cuestiones de fe. A pesar de que el razonamiento filosófico se utiliza
con frecuencia para justificar la fe en el mundo judeocristiano e islámico, la fe y las creencias
son parte integral de la filosofía oriental de un modo que no sucede en Occidente. La filosofía
oriental difiere también de la occidental en su punto de partida. Los filósofos griegos
empezaron planteándose cuestiones metafísicas, mientras que los primeros filósofos chinos
consideraron que la religión ya las respondía adecuadamente, por lo que se preocuparon de
cuestiones relativas a la filosofía moral y a la política.

Seguir el razonamiento
La filosofía ha dado lugar a algunos de los razonamientos más importantes e influyentes de la
historia. Este libro presenta una colección de ideas de los filósofos más conocidos, encapsuladas
en citas célebres o en breves resúmenes. Es probable que la cita filosófica más conocida sea el
«cogito, ergo sum» de Descartes (que se suele traducir de) latín como «pienso, luego existo»).
Esta es una de las ideas más importantes de toda la historia de la filosofía, y se la suele
considerar como un punto de inflexión en el pensamiento occidental, que nos llevó a la era
moderna. Sin embargo, esta frase no significa mucho por sí sola.»
Es la conclusión de una línea de argumentación sobre la naturaleza de la certidumbre, y
únicamente cobra sentido al analizar el razonamiento que llevó hasta ella. Sólo entendiendo de
dónde extrajo Descartes esa idea y las conclusiones a las que condujo, podemos comprender su
importancia.
Muchas de las ideas que presenta este libro, a simple vista, pueden parecer desconcertantes.
Otras pueden parecer obvias, paradójicas o de un sentido común aplastante. Quizás incluso
parezcan demostrar la afirmación de Bertiand Russell. cuando dijo: «el objetivo de la ñlosoíía
es empezar con algo tan sencillo que casi no merece la pena ni mencionarlo y acabar con algo
tan paradójico que resulte increíble». Entonces, ¿por qué son tan importantes esas ideas?
Sistemas de pensamiento
Algunas de las teorías que presenta este libro fueron las primeras de sus características en la
historia del pensamiento. Por mucho que las conclusiones puedan parecer obvias ahora, en su
época fueron increíblemente novedosas y. pese a su simplicidad, nos hacen volver a reflexionar
sobre asuntos que ya damos por sentado. Las teorías que parecen paradójicas y
contraintuitivas son las que cuestionan realmente las creencias sobre nosotros mismos y el
mundo, y también nos hacen pensar de otro modo cómo vemos las cosas. Muchas ideas
presentan cuestiones sobre las que los filósofos siguen reflexionando. Algunas se relacionan con
otros pensamientos y teorías en distintos campos de estudio del mismo filósofo, y otras
proceden dei análisis o de la crítica de la obra de otro filósofo. Estas últimas forman parte de
una linea de razonamiento que puede extenderse a lo largo de diversas generaciones e incluso
siglos, o ser el concepto central de una oescuelan filosófica concreta.
Muchos grandes filósofos formaron «sistemas» integrados de filosofía con ideas relacionadas.
Por ejemplo, sus opiniones acerca de cómo adquirimos el conocimiento dieron lugar a una
visión metafísica determinada del universo y del alma del hombre. A su vez, esto tiene
implicaciones en el tipo de vida que el filósofo cree que deberíamos de vivir y en la sociedad
que se supondría ideal. Así, este sistema de ideas pasa a ser el punto de partida para filósofos
posteriores.
También es importante recordar que las ideas que se presentan nunca han estado del todo
desfasadas. Aún tienen mucho que decimos, incluso si filósofos y científicos han demostrado
posteriormente que sus conclusiones eran erróneas. De hecho, muchas de las ideas descartadas
durante siglos han pasado luego a ser sorprendentemente relevantes, como las teorías de los a
tomistas de la antigua Grecia. Es fundamental tener presente que los pensadores de los que
aquí se trata establecieron los procesos filosóficos y los modos de pensar y de organizar
nuestras ideas. Sin embargo, no hay que olvidar que las ideas que presentamos no son más que
una pequeña parte del pensamiento del filósofo y suelen ser la conclusión de una línea de
razonamiento mucho más larga.
Ciencia y sociedad
Las ideas que esta obra recoge han tenido una influencia que va más allá de la ñlosoíía.
Algunas han llegado a loe movimientos científicos, políticos o artísticos dominantes. A menudo
la relación entre la ciencia y la filosofía va en ambas direcciones, y las ideas oscilan de la una a
la otra. De hecho, hay toda una rama filosófica que estudia el pensamiento subyacente a los
métodos y prácticas científicas. El desarrollo del pensamiento lógico afectó a la evolución de las
matemáticas y pasó a ser la base del método científico, que se sustenta en la observación
sistemática para explicar el mundo. Las ideas sobre la naturaleza del ser y de la conciencia se
convirtieron en ia ciencia de la psicología.
Lo mismo puede decirse sobre la relación entre filosofía y sociedad. Éticas de todo tipo
encontraron seguidores en líderes políticos a lo largo de la historia, modelando así la sociedad
en que vivimos ahora e incluso dando lugar a revoluciones. En las decisio* nes éticas que se
toman en todo tipo de profesiones participan, en mayor o menor medida, las ideas de los
grandes pensadores de la filosofía.
Más allá de las ideas
Las ideas de este libro proceden de personas que vivieron en sociedades y en culturas que las
modelaron a su vez. Al estudiarlas, podemos vislumbrar ciertas características regionales y
nacionales, así como el espíritu del tiempo en que vivieron.
Los filósofos de esta obra aparecen como personalidades bien definidas: algunos son optimistas,
otros pesimistas; algunos piensan a grandes trazos, otros son meticulosos y perfeccionistas; el
lenguaje de algunos es claro y conciso, otros se expresan de un modo poético, y aún muchos
más en un lenguaje denso y abstracto que cuesta descifrar. Si lee sus ideas en los textos
originales, además de estar de acuerdo o no con lo que dicen y seguir la línea de pensamiento
que llevó a sus conclusiones, podrá hacerse una idea de la persona que hay detrás. Por
ejemplo, puede que el encantador Hume le caiga bien por su prosa maravillosamente clara,
mientras que quizás se sienta incómodo con lo que dice; o que Schopenhauer le parezca
persuasivo y su lectura placentera, pero que tenga ia sensación de que no era un hombre
demasiado agradable.
Ante todo, estos pensadores eran (y siguen siendo) interesantes y su-gerentes. Los mejores
también eran grandes escritores, y leer los textos originales puede resultar tan gratificante
como leer literatura. En sus obras no sólo se aprecia su estilo literario, sino también cómo
presentan sus argumentos y su estilo filosófico. Además de estimular la reflexión, pueden ser
tan divertidos como un orador de sobremesa, tan elegantes como una prueba matemática y
tan embriagadores como el más fino arte.
La filosofía no trata sólo de ideas, es un modo de pensar. A menudo no hay respuestas
certeras o erróneas, y los distintos filósofos suelen llegar a conclusiones totalmente opuestas
sobre cuestiones que la ciencia no puede explicar y la religión simplemente no explica.
Disfrutar de la filosofía
Si asombro y curiosidad son atributos humanos, también lo son la emoción de explorar y ia
alegría del descubrimiento. Podemos sentir con la filosofía ia misma emoción que con una
actividad física, y el mismo placer que mediante la contemplación del arte. Sobre todo,
podemos obtener la satisfacción de llegar a creencias e ideas no por imposición de la sociedad,
los profesores, la religión y ni siquiera los filósofos, sino por nuestro propio razonamiento
individual.
EL MUNDO ANTIGUO: 700 a.c. - 250 d.c.

- 624-546 a.C.: Tales de Mlleto, el primer filósofo griego conocido, da respuestas racionales a
las preguntas sobre el mundo en que vivimos.
- 569 a.C.: Nace Pitágoras. el pensador griego que combinó la filosofía y las matemáticas.
- 551 a.C.: Fecha aceptada del nacimiento de Kong Fuzi (Confucio). cuya filosofía se centra en
el respeto y la tradición
- 508 a.C.: Atenas, la poderosa ciudad-estado griega, adopta una constitución democrática.
- 480 a.C.: Muere Siddharta Gautama, el Buda. fundador de la religión y de la filosofía del
budismo
- 469 a.C.: Nace Sócrates, cuyos métodos de interrogación en Atenas son la base de gran
parte de la filosofía occidental posterior
- 460 a.C.: Empédocles presenta su teoría do los cuatro elementos clásicos. Fue el último
filósofo griego que recogió sus ideas en verso
- 404 a.C.: La derrota en la guerra del Peloponeso lleva al declive político de Atenas.
- 385 a.C.: Platón funda su influyóme Academia en Atenas.
- 335 a.C.: Aristóteles, alumno de Platón, abre su propia escuela on Atenas, el Liceo
- 323 a.C.: La muerte de Alejandro Magno señala el fin del predominio cultural y político de
Grecia en el mundo antiguo.
- 332-265 a.C.: Zenón de Citio formula su filosofía estoica, que encontrará apoyo en el
Imperio romano.
- 100-178 d.C.: Ptolomeo. un ciudadano romano de Egipto, propone ia idea de que la Tierra
es el centro del universo y no se mueve.
- 122 d.C.: Construcción de la Muralla de Adriano en Bretaña, que marca la frontera más al
norte del Imperio romano.
- 150 d.C.: Galeno de Pérgamo realiza una investigación médica extraordinaria quo no se
igualará hasta la obra de Vesalio en 1543.
- 220 d.C.: La caída de la dinastía Han marca el fin de la China unificada. Empieza el
Período de desunión
Desde el principio de la historia de la humanidad, las personas se han planteado preguntas
sobre el mundo y el lugar que ocupan en él. Para las primeras sociedades, la respuesta a la
mayo* ría de los interrogantes se hallaba en la religión: la conducta de los dio* ses explicaba el
funcionamiento del universo y conformaba la estructura de las civilizaciones humanas.
Sin embargo, hubo personas que consideraron insuficientes las explicaciones de índole religiosa
y empezaron a buscar respuestas basadas en la razón y no en las convenciones o en la religión.
Este cambio marcó el nacimiento de la filosofía. El primero de los grandes pensadores que
conocemos fue Tales, originario de Mileto. un asentamiento griego en la IVirquía actual. Tales
utilizó la razón para preguntarse sobre )a naturaleza del universo y animó a otros a que
hicieran lo mismo. El legado que dejó a sus seguidores no sólo fueron sus respuestas, sino todo
el proceso de pensamiento racional, junto a la idea de qué tipo de explicaciones se podían
considerar satisfactorias. Por este motivo, se considera que Tales de Mileto fue el primer
filósofo.
La preocupación principal de los primeros filósofos giraba en torno a la pregunta básica
formulada por Tales; «¿de qué está hecho el mundo?». Sus respuestas sentaron los cimientos
del pensamiento científico y forjaron una relación entre ciencia y filosofía que aún sigue
vigente. La obra de Pitágoras marcó un punto de inflexión, pues intentó explicar el mundo no
en términos de alguna forma de materia primigenia, sino en términos matemáticos. Éi y sus
seguidores describieron la estructura del cosmos valiéndose de números, de proporciones y de
la geometría. Aunque algunas de esas relaciones matemáticas adquirieron un significado
místico para Pitágoras y sus seguidores, su explicación numérica del cosmos ejerció una
profunda influencia sobre el inicio del pensamiento científico.
Filosofía de la Grecia clásica
A medida que las ciudades-estado griegas crecían, la filosofía se fue extendiendo por el mundo
griego desde Jonia y especialmente hacia Atenas, que rápidamente se convirtió en la capital
cultural de Grecia. Allí, la filosofía amplió su alcance para incluir preguntas nuevas: «¿cómo
sabemos que sabemos?» y «¿cómo deberíamos vivir?». Fue un ateniense. Sócrates, quien dio
paso al breve pero enormemente influyente período de la filosofía griega clásica. No dejó obra
escrita, pero sus ideas fueron tan importantes que determinaron el curso de la filosofía, hasta
tal punto que a los filósofos que le precedieron se Íes conoce como presocráticos. Platón fue
alumno suyo y fundó una escuela en Atenas, a la que llamó Academia (de donde procede el
término «académico»). allí enseñó y desarrolló las ideas de su maestro, y las transmitió a
alumnos como Aristóteles, que fue alumno y profesor allí durante veinte años. Las distintas
ideas y métodos de estos grandes pensadores (Sócrates, Platón y Aristóteles) constituyen la
base de la filosofía occidental tal y como la conocemos ahora, y sus diferencias de opinión han
dividido a los filósofos a lo largo de toda la historia.
El período clásico griego finalizó a la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a .C. Las
ciudades-estado que con este gran líder fueron aliadas volvieron a ser rivales. Tras la muerte
de Aristóteles, en el año 322 a.C., la filosofía también se dividió en.es* cuelas de pensamiento
muy distintas. y cínicos, escépticos, epicúreos y estoicos defendieron sus posturas.
Durante los dos siglos siguientes, la cultura griega se fue desvaneciendo a medida que el
Imperio romano crecía. Los romanos no tenían tiempo para filosofar a la griega, exceptuando
al estoicismo, pero las ideas griegas persistieron, sobre todo porque se conservaron en los
manuscritos y las traducciones del mundo árabe. Volverían a aparecer más adelante. durante
la Edad Media, con el auge de la cristiandad y del islam.
Filósofos orientales
También en Asia varios pensadores cuestionaron el saber convencional. La inestabilidad política
en China entre los años 771 a.C. y 481 a.C. hizo surgir una serie de filosofías a las que no les
interesaba tanto la naturaleza del universo como el mejor modo de organizar una sociedad
justa y de proporcionar directrices morales a sus ciudadanos; por el camino, reflexionaban
sobre qué era una vida abuena». En este periodo florecieron las Cien escuelas de pensamiento,
entre las que el confucia* nismo y el taoismo fueron las más importantes. Ambas dominaron
la filosofía china hasta el siglo xx.
En el sur de China surgió otro filósofo igualmente influyente: Siddhar-ta Gautama, al que
luego se conocería como Buda. A partir de sus enseñanzas en el norte de India, sobre el año
500 a.C., su filosofía se extendió por todo el subcontinente y casi todo el sur de Asia, donde se
sigue practicando de manera generalizada.
TODO ES AGUA: TALES DE MILETO: 624 a.C. - 546 A.c.
EN CONTEXTO
RAMA: Metafísica
ORIENTACIÓN: Monismo
ANTES
- 2500-900 a.C.: A partir de la observación, Tales dedujo que las cosechas eran consecuencia
de las condiciones climáticas, no de la intervención divina. Se dice que un año predijo una
cosecha de olivas excelente y que compró todos los molinos de aceito de la zona, luego los
alquiló y se benefició del aumento de la demanda.
- 1100 a.C.: La cosmogonía babilónica Enúma EliS describe el estado primitivo de! mundo
como una masa acuosa.
- 700 a.C: La Teogonia del poeta griego Hesíodo describe cómo los dioses crearon el universo.
DESPUÉS
- Principios del siglo V a.C.: Empédocles propone los céatro elementos básicos del cosmos:
tierra, agua, aire y fuego.

- 400a.C. Leucipo y Demócrito concluyen que el cosmos está compuesto únicamente de


átomos y de espacio vac
Durante el período arcaico (de mediados del siglo vm a.C. hasta el siglo vi a.C.). la población de
la península griega se fue asentando en un grupo de ciudades-estado. En ellas se desarrolló un
sistema de escritura alfabética, además dieron origen a lo que ahora se reconoce como filosofía
occidental. Las civilizaciones anteriores ha* blan recurrido a la religión para explicar los
fenómenos del mundo que les rodeaba; ahora, aparecía una nueva clase de pensadores,
dispuestos a buscar explicaciones naturales y racionales.
Tales de Mileto es el primero de estos pensadores científicos del que tenemos noticia. Aunque
no nos ha llegado ninguno de sus escritos, sabemos que tenía buenos conocimientos de
astronomía y geometría, y se le atribuye haber predicho el eclipse total de Sed del año 585
a.C. Esta manera de pensar práctica le llevó a creer que lo que sucedía en el mundo no se
debía a la intervención divina, sino a causas naturales que la razón y la observación podían
revelar.
Materia primordial
Tales necesitaba establecer un principio básico desde el que trabajar, por lo que se planteó la
pregunta: «¿Cuál es el elemento básico del cosmos?». La idea de que todo en el universo puede
reducirse a una única sustancia se conoce como monismo y Tales y sus seguidores fueron ios
primeros en proponerla en la filosofía occidental. Tales razona que la materia primordial del
universo tenia que ser algo a partir de lo que se pudiera formar todo lo demás, además de ser
esencia) para la vida y capaz de movimiento, y. por lo tanto, de transformación. Observa que
el agua es claramente necesaria para mantener todas las formas de vida y que se mueve y
cambia, asumiendo formas distintas: del estado líquido al sólido del hielo y al gaseoso del
vapor. Así. concluye que toda la materia, independientemente de sus propiedades evidentes,
tiene que ser agua en algún estado de transformación.
Tales también observa que toda la masa terrestre parece acabar al borde del agua. De ahí
deduce que toda la tierra debe estar flotando sobre un lecho de agua, del que ha emergido.
Cuando sucede algo que causa ondas o temblores en el agua, io percibimos como terremotos.
Sin embargo, por sugestivos que sean los detalles de las teorías de Tales, no son estos el motivo
principal por el que se le considera una figura importante en la historia de la filosofía. Su
verdadera importancia reside en el hecho de que fue el primer pensador conocido en buscar
explicaciones naturalistas y racionales a preguntas fundamentales, en lugar de atribuir los
objetos y los sucesos al capricho de los dioses. Con ello, él y los filósofos posteriores de la escuela
de Mileto sentaron las bases de) pensamiento científico y filosófico futuro en todo el mundo
occidental.
Tales de Mileto
Aparte de que nació y vivió en Mileto, en la costa de lo que hoy es Turquía, poco sabemos de la
vida de Tales. No nos ha llegado ninguno de sus escritos, si es que dejó alguno. Pero su
reputación como uno de los primeros filósofos griegos clave parece merecida, y tanto
Aristóteles como Diógenes Laercio, el biógrafo que en el siglo m d.C. narró las vidas de los
antiguos filósofos griegos, le mencionan con detalle.
Las pruebas anecdóticas sugieren que Tales participaba activamente en la vida política y que
era un empresario de éxito. Se cree que viajó mucho por el Mediterráneo oriental y que
cuando visitó Egipto aprendió la geometría práctica que luego se convertiría en la base de su
razonamiento deductivo.
Sin embargo, Tales era, por encima de todo, un maestro, el primero de la conocida como
escuela filosófica de Mileto. Posteriormente. Anaximandro, su alumno, amplió muchas de las
teorías científicas de Tales y. a su vez, llegó a convertirse en mentor de Anaxímenes, de quien
se cree que fue maestro de un joven matemático: Pitágoras.

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