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Presentación

La filosofía es una puerta a otro mundo, descubrir todo lo que está detrás de ese
mundo maravilloso lleno de cosas exclusivas y con sorpresas que nunca acaban es
una sensación que deja sin palabras.

Un gran grupo de más que estudiantes presentaremos este libro con el fin de cautivar
al lector, presentando todo acerca de la filosofía y de su mundo que descubrimos y
que aún nos falta por descubrir, además presentaremos a sus principales
representantes filosóficos de esa era difícil de olvidar, donde ellos se realizaban un sin
fin de preguntas que parecían difícil de encontrar respuestas algunas, al cabo de
investigación y precisión pudieron ser resueltas.

En este libro que poseerá contenido totalmente filosófico es de autoría de todos los
estudiantes pertenecientes a de Primero de Bachillerato del año lectivo 2022 – 2023
de la Unidad Educativa Rosa María Álava Moreira.

Este libro no sería sin la colaboración de todos y cada uno de los estudiantes y del
maestro impartidor de esta materia, que con escuchar solo el nombre la imaginación
nos vuela y nos da aliento a querer descubrir e ir más allá de todas las cosas.

No queda nada más que decir que este libro tendrá contenido y estará detallado de
una forma filosófica poseyendo temas interesantes mismo de la filosofía
presentándonos a detalles las corrientes filosóficas y los filósofos más reconocidos en
la historia, permitiéndonos conocer a detalle cada una de sus vivencias en la
búsqueda de la respuesta a sus preguntas, de la solución a esas dudas y lograr
conocer su vida desde que decidió entrar en este mundo filosófico.

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Prólogo

Todo comenzó hace unas semanas cuando a los estudiantes de primero de


bachillerato en especialidades de contabilidad, agropecuaria y ciencias, les informaron
hacer un libro filosófico.

En ese momento todos los 17 estudiantes que conformamos el primero de bachillerato


sentíamos frustración, estrés y miedo. No sabíamos cómo reaccionar, era algo nuevo
para nosotros ya que, solo habíamos hecho informes y proyectos, más no un libro y
mucho menos filosófico.

Desde aquel día, todos pensábamos en el libro, nuestros pensamientos decían lo


siguiente -¿Cómo lo haremos?-, -¿Haremos un buen libro?-, -¿Nos saldrá bien?-, -
¿Podremos superar las expectativas de nuestro docente?-. Pensamientos así invadían
nuestra mente.

Hasta que llegó el día en que el docente designó los temas para cada uno. Los temas
estaban relacionados con todo lo que habíamos visto ya en la materia de filosofía.
Temas como las corrientes filosóficas, filósofos, ramas de la filosofía, la ética, Fides et
Ratio, etc.

Y así, todos los autores de primero de bachillerato, nos pusimos en marcha con el libro
filosófico. Con el fin de persuadir al lector e interpretar cada información de manera
crítica.

“Leer nos abre una ventana al mundo”

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Índice
Agradecimiento

¿Qué es la filosofía?

Características de la filosofía

Ramas de la filosofía

Para que sirve la filosofía

Corrientes filosóficas

¿Qué es la filosofía de la vida?

Origen e historia de la filosofía

Filosofía presocrática

Filosofía griega

Ética

¿Qué es filosofar?

Conocimiento filosófico

Platón

Aristóteles

San Agustín

Sócrates

Tomas de Aquino

Rene Descartes

Pitágoras

Parménides

Auguste Comte

Fides et Ratio

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Agradecimiento
Deseamos expresar nuestros más sinceros agradecimientos al director de esta
investigación, Lcdo. Fabián Santos, por la dedicación y apoyo que nos ha brindado en
este trabajo filosófico, por el respeto, sugerencias e ideas y por la dirección y el rigor
que ha facilitado al 1ero de Bachillerato del U.E.R.M.A.M. (Unidad Educativa Rosa
María Álava Moreira) el cumplimiento de las mismas. Gracias por la confianza ofrecida
desde que llego a formar parte de nuestra institución.
Todos los temas filosóficos impartido han servido para tener un mayor conocimiento,
que nos han ayudado a cambiar nuestro pensamiento, donde hemos podido ir
mejorando en el ámbito de razonar de dar argumentos mediante un lenguaje filosófico.
Enseñar es brindar la luz que alumbrará el camino de todo estudiante, y usted lo ha
hecho con excelencia Lcdo.

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¿Qué es la filosofía?
Filosofía es un conjunto de razonamientos lógicos y metódicos sobre conceptos
abstractos que tratan de explicar las causas y fines de la verdad, la realidad, las
experiencias y nuestra existencia. La palabra filosofía deriva del griego φιλοσοφία y del
latín philosophia, que al parecer fue acuñada por Pitágoras en la Antigua Grecia, y
significa 'amor por la sabiduría' o 'amigo de la sabiduría'. Con este término también se
nombran las teorías y sistemas de pensamiento desarrollados por uno o más autores
dentro de este campo. La filosofía se originó paralelamente tanto en Occidente como
en Oriente. Sin embargo, presentan diferencias en los métodos de pensamiento y
percepción del mundo, del ser humano y de la verdad. La filosofía se caracteriza por
abarcar diversas áreas de estudio, enfatizar el pensamiento crítico, buscar respuestas
lógicas a diversas preguntas y no aceptar verdades absolutas. A partir de la filosofía
han surgido innumerables conocimientos de carácter humanista y científico. Entre
estos destacan sus principales ramas de estudio como la metafísica, la epistemología
o la lógica.

Características de la filosofía
 Universalidad
La filosofía abarca una gran cantidad de ramas del conocimiento con el fin de construir
una idea general y común de la verdad del universo que pueda ser entendida por
todas las personas.
Por esta razón, la filosofía se vale de diversas áreas de estudios a fin de
complementar este concepto de manera razonable para que pueda promover su
posterior crítica, por ello no se toma en cuenta los misticismos o supersticiones.

 Saber crítico
A partir del razonamiento, las personas se alejan de la ignorancia y se acercan al
conocimiento y a la búsqueda de la verdad, que deberá ser comprobada con la
aplicación de diversos métodos para evitar que se afirmen verdades absolutas.

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Es decir, se hacen preguntas y se plantean problemas. En este sentido, la filosofía
invita al ejercicio del pensamiento y del razonamiento para replantearse aquellos
conocimientos que se tienen y para poner en duda aquellos que carecen de una base
sólida de veracidad.
Por ello, la filosofía parte siempre desde la crítica y análisis del conocimiento a fin de
que el ser humano pueda entender el mundo donde vive y todo aquello que le rodea,
ya que el conocimiento libera a las personas de la ignorancia.

 Certidumbre
La filosofía no se conforma con una simpl11e respuesta, por ello hace énfasis en la
búsqueda de las respuestas más lógicas y verdaderas acerca del universo, de la
existencia y de todo aquello que nos rodea, incluso, en aquellas áreas cuyas bases
son más abstractas, como la metafísica.
Las respuestas deben suelen contundentes y conllevar a un profundo razonamiento
del conocimiento que se posee.

 Sistematicidad
La filosofía es una doctrina en la cual se organizan las ideas y verdades a partir de un
modelo, principio o verdad, de esta forma se presenta de manera coherente y unida
una serie de ideas acerca de un tema en particular.

 Metodología
En la filosofía es de mucha importancia definir la metodología que se va a emplear
cuando se realiza un razonamiento lógico o una actividad empírica acerca de un tema
en particular. Esto quiere decir que la filosofía se preocupa tanto de conocer la
naturaleza de las cosas y la existencia, así como del método que se debe aplicar para
llegar a la verdad de estas.

 Concepción del mundo


La doctrina filosófica tiene una percepción del mundo bastante particular porque se
interesa por llegar al principio y verdad de las cosas, de la existencia y de todo aquello
que nos rodea, es decir, la totalidad del universo. Sin embargo, para alcanzar este
conocimiento, el hombre debe realizar una serie de razonamientos lógicos que
posibiliten analizar, cuestionar, interpretar, argumentar o experimentar ciertas
situaciones para asegurarse de la veracidad de la información.

 Transversalidad
La filosofía abarca diversas áreas de estudio que forman parte de las bases del
conocimiento humano y su conducta. De allí que las ramas de la filosofía sean tanto
humanistas como científicas. Entre las ramas de la filosofía que se pueden mencionar
están la metafísica, gnoseología, lógica, ética, política, arte, estética, lenguaje, religión,
entre otras. La filosofía pate de una visión crítica a través de la cual busca argumentos
sólidos y racionales que respondan a un sin fin de incógnitas relacionadas con la vida
y el desarrollo del ser humano. Por ello, la filosofía comprende diferentes áreas de
estudio e investigación.

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Ramas de la filosofía
La filosofía se divide en distintas ramas según su objeto de estudio. Estas son:

Metafísica.
Estudia la realidad, la existencia y el ser, entre otros conceptos.

Gnoseología.
Estudia cómo constituimos conocimiento y cuál es nuestra experiencia del mundo.

Lógica.
Estudia de manera abstracta la forma en que procede la razón.

Ética.
Estudia los problemas morales y las normativas éticas.

Estética.
Estudia a la belleza y al arte.

Filosofía política.
Estudia las relaciones humanas en sociedad: el poder, sus estructuras y las formas
de gobierno.

Filosofía del lenguaje.


Estudia el lenguaje como fenómeno: qué es, cuál es su naturaleza y qué representa
para la humanidad.

Epistemología.
Estudia qué es el conocimiento para la ciencia.

Filosofía de la mente.
Estudia el comportamiento de la mente.

Filosofía del derecho.


Estudia las leyes y la justicia.

Filosofía de la animalidad.
Estudia a los animales y formas no violentas de relacionarnos con ellos.

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¿Para qué sirve la filosofía?
La filosofía sirve para aprender a cuidar la verdad, sirve para saber buscarla. Con un
trabajo de nuestro pensamiento que no es una intuición inmediata, sino que requiere
pasaje sobre pasaje. La filosofía es la capacidad de cuestionar lo que parece correcto,
establecido, por supuesto, para confirmarlo o negarlo. Así se establece para qué sirve
la filosofía Darío Sztajnszrajber. Este estudio sostiene que “hacer filosofía es colocarse
en una posición de cuestionar todo lo que nos rodea como si fuese extraño”. Algunos
filósofos que marcaron historia Si piensas estudiar filosofía, prepárate para estudiar a
fondo los postulados de estos pensadores de la historia.

 Sócrates: Ayuda a entender para qué le sirve la filosofía a un docente. Gran parte
de su obra es reveladora en aspectos definidos desde su perspectiva filosófica,
como el amor, la justicia, la virtud y el propio conocimiento. Muchos historiadores
están de acuerdo en que Sócrates fue uno de los primeros pensadores en
identificar la ignorancia como la causa del mal y el vicio humanos.
 Platón: Como buen discípulo de Sócrates, se preocupó por dejar aportes
enfocados a la creación de la academia. Todo ello para la enseñanza de la
investigación, el debate y el conocimiento.
 Aristóteles: En sus aportes destaca la tarea de conceptualizar las ciencias como
la matemática, la física o la teología.
 Immanuel Kant: La contribución más importante de Kant fue convertir la
pedagogía en una disciplina. Porque decía que la educación es un arte, es
mecánica, y la mecánica debe pasar por el razonamiento y convertirse en ciencia.

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Corrientes filosóficas
Una corriente filosófica es una agrupación que abarca diferentes pensadores, los
cuales comparten las mismas ideas, tendencias o pensamientos. Todos ellos tienen en
común una manera de pensar o hacer filosofía, a través de la cual pretenden dar
respuestas a preguntas sobre el hombre, el mundo que le rodea y su propia vida.
¿Cómo surgió el mundo? ¿tiene un principio y un final? ¿cómo conocemos la
realidad? ¿existe realmente lo que vemos? ¿qué determina nuestro comportamiento?
Algunas de estas cuestiones son compartidas por diferentes pensadores a lo largo de
la historia. Pero, existen dos figuras que constituyen los pilares de la filosofía
occidental, Platón y Aristóteles. Su pensamiento es decisivo en algunos filósofos y
escuelas filosóficas posteriores, y aún sigue vigente hasta nuestros días.
Conozcamos, a continuación, las 20 corrientes filosóficas más importantes atendiendo
también a sus principales representantes.

1. Idealismo
El idealismo es un conjunto de corrientes filosóficas que han estado presentes a lo
largo de la historia de la filosofía. Su origen se puede remontar a Platón, pero su
desarrollo abarca buena parte del siglo XIX. Los filósofos idealistas sostienen que la
base de la realidad es el pensamiento y que la materia es una producción del mismo.
O, lo que es lo mismo, los objetos no existen sin una mente que los haga posibles.
Aquello que percibo son ideas de mi mente, si no lo percibo no existe. Conoceremos
¿cuál de estas corrientes filosóficas se acerca más a la verdad? ¿A quién
consideramos como verdad? El idealismo ha tenido diferentes bifurcaciones que se
conocen como: idealismo objetivo, idealismo subjetivo, idealismo trascendental e
idealismo alemán.
Representantes: Platón (objetivo), Hegel (objetivo), Descartes (subjetivo), Hegel
(subjetivo), Kant (trascendental), Scchelling (alemán).

2. Realismo
La corriente del realismo filosófico podría considerarse la antítesis del idealismo. Este
movimiento defiende la existencia de los objetos independientemente de la conciencia
que las observa. Las cosas subsisten al margen de si el ser humano las percibe o no a
través de los sentidos. Aunque atiende al pensamiento de filósofos como Platón o
Aristóteles, es en la Edad Media cuando se desarrolla.
Representantes: Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.

3. Escepticismo
Esta corriente se fundamenta en la duda. Para los pensadores escépticos la razón y
los sentidos carecen de fiabilidad por lo que no existe nada que se pueda afirmar o
negar con firmeza. Así que, estos pensadores dudan de todo: de la validez de los
juicios, de la capacidad humana o de los valores externos. El escepticismo presenta
tres etapas, la primera surge en la antigüedad.
Representantes: Pirrón, Timón el Silógrafo y Sexto Empírico.

4. Dogmatismo
Esta corriente tiene lugar en los siglos VII y VI a. de. C. y se opone al idealismo y al
escepticismo. El dogmatismo se sustenta en la posibilidad de la razón humana en

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conocer toda la verdad e interpretar la realidad. Para ello se fundamenta en la
aceptación de dogmas, sin aceptar cuestionamientos de los mismos. Un dogmático
confía ciegamente en la razón sin admitir sus límites.
Representantes: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, Pitágoras y
Parménides.

5. Relativismo
Este movimiento filosófico se inicia en la antigua Grecia de la mano de los Sofistas. El
relativismo niega la existencia de verdades absolutas e independientes del hombre. La
verdad, al igual que defiende el subjetivismo, depende del individuo que la
experimenta y también de los diferentes factores externos que influyen en el
conocimiento. El relativismo considera que todas las formas de conocer el mundo
tienen la misma validez.
Representantes: Protágoras y Pitágoras.

6. Subjetivismo
Esta doctrina filosófica surge en la antigüedad y toma como punto de partida al
individuo en tanto que sujeto congnoscente. El subjetivismo entiende que el
conocimiento depende de cada individuo, por tanto, la verdad o la falsedad de los
juicios dependen del sujeto que conoce y juzga. Sin asumir verdades absolutas o
universales.
Representantes: Protágoras, Georgias de Leontinos (época antigua) y Nietzsche
(contemporánea).

7. Empirismo
Este movimiento filosófico surge paralelamente al Racionalismo. El empirismo se
fundamenta en la experiencia como origen de todo conocimiento. Para los empiristas
los límites del conocimiento se encuentran en la propia experiencia ya sea externa o
interna, fuera de ella solo existe la especulación. El empirismo se puede remontar a
los sofistas y epicúreos, sin embargo, se desarrolla en la modernidad.
Representantes: Locke y Hume.

8. Racionalismo
Esta doctrina filosófica se fundamenta en que la razón es el origen del conocimiento,
no la experiencia como defiende su corriente coetánea, el empirismo. Es decir, solo
podemos considerar como cierto aquello que parte del propio entendimiento. El
racionalismo surge en el siglo XVII de la mano de Descartes, quien trató de buscar un
saber verdadero elaborado desde la razón.
Representantes: Descartes, Leibniz y Spinoza.

9. Criticismo
Esta corriente la inicia Emmanuel Kant con su obra Crítica de la razón pura y parte, en
gran medida, para solucionar la dicotomía surgida entre el racionalismo y el empirismo
(razón y experiencia). Con ella, el filósofo pretende fijar los límites del conocimiento.
Esta doctrina busca demostrar que el conocimiento parte de la experiencia pero que
necesita de la razón para poder completarse, de aquí la frase: “sin sensibilidad ningún

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objeto nos sería dado y, sin entendimiento, ninguno sería pensado”. En este sentido el
criticismo da especial importancia al sujeto en el acto de conocer frente al objeto,
como si lo hacen el racionalismo y el empirismo. Para el criticismo es el sujeto quien
crea al objeto (realidad).
Representante: Immanuel Kant.

10. Pragmatismo

Corriente filosófica que tiene lugar en Estados Unidos e Inglaterra y surge de la mano
de Sanders Peirc. Este movimiento pretende relacionar el significado de las cosas con
la evidencia. Para ello se limita a la experiencia sensible y deja a un lado la metafísica.
Los pensadores pragmáticos entienden que no hay verdades absolutas y que el
conocimiento lo da la experiencia. El pragmatismo defiende como verdadero aquello
que es útil. Es decir, el criterio para juzgar la verdad se fundamenta en los efectos
prácticos.
Representantes: Charles Sanders Peirce, William James y John Dewe.

11. Historicismo

El historicismo es una corriente de pensamiento. Esta afirma que la realidad, de todo


lo que conocemos y los hechos que suceden, son producto del desarrollo histórico.
Sostiene que la naturaleza de los seres humanos y de sus actos solo se puede
entender considerándolos como parte integrante del devenir la historia, de un proceso
histórico continuo. La filosofía del historicismo interpreta el proceso histórico como un
movimiento hacia un fin determinado, planteado por el "sujeto revolucionario", ya que a
tal sujeto se le atribuyen el privilegio y la capacidad de la previsión histórica absoluta, y
todas las acciones políticas se legitiman por su carácter profético.
Representantes: Wilhelm Dilthey, Leopold von Ranke, Karl Heinrich Marx, Benedetto
Croce

12. Fenomenología

La fenomenología es una corriente filosófica, muy amplia y diversa, por lo que


difícilmente valdrá una sola definición para todas sus vertientes. Sin embargo, es
posible caracterizarla como un movimiento filosófico que llama a resolver todos los
problemas filosóficos apelando a la experiencia intuitiva o evidente. Estudia los
fenómenos que se muestran en la conciencia, vale decir, reduce toda realidad a puro
fenómeno en cuanto aparece como tal fenómeno en la conciencia.
Representantes: Edmund Husserl, Martin Heidegger, Maurice Merleau-Ponty

13. Estructuralismo

En general, es un enfoque filosófico que trata de analizar un campo específico como


un sistema complejo de partes relacionadas entre sí. Por tanto, en términos amplios y
básicos el estructuralismo busca las estructuras a través de las cuales se produce el
significado dentro de una cultura. El objetivo del estructuralismo es descubrir el sentido
de las cosas a través del revelamiento de la estructura que subyace. El método
principal de investigación del estructuralismo es la observación. Sin embargo, no
intenta dividir la realidad en partes más pequeñas para poder verlas mejor. Al
contrario, trata de comprender la cultura como un conjunto, entendiendo también las
relaciones entre sus distintos elementos.

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Representantes: Ferdinand de Saussure, Claude Lévi-Strauss, Roland Barthes

14. Escolástica

Se conoce como escolástica o filosofía escolástica a la doctrina de pensamiento


teológico y filosófico medieval que se apoyó en la filosofía grecolatina para interpretar
teóricamente al cristianismo, especialmente al misterio de la revelación.
Representantes: Santo Tomas De Aquino, Guillermo de Ockham, Pedro Abelardo,
Juan Duns Scoto, Alberto Magno, Alejandro de Hales

15. Positivismo

El positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único


conocimiento auténtico es el conocimiento científico, tal que puede surgir de la
afirmación de las teorías a través del método científico. Se da la distinción entre
fuentes históricas y fuentes literarias. Considera que no existe otro conocimiento que
el que proviene de hechos reales verificados por la experiencia, negando así la
posibilidad de que la teoría pueda ser una fuente del conocimiento y que la filosofía
pueda contribuir al conocimiento.
Representantes: Auguste Comte, Herbert Spencer, John Stuart Mill

16. Existencialismo

El existencialismo es una corriente filosófica y literaria orientada al análisis de la


existencia humana. Hace énfasis en los principios de libertad y responsabilidad
individual, los cuales han de ser analizados como fenómenos independientes de
categorías abstractas, ya sean racionales, morales o religiosas. Centra su análisis en
la condición humana, la responsabilidad individual, la libertad o el significado de la
vida. Esto es, doctrina que busca superar los moralismos y prejuicios del ser humano,
que defiende el valor de la persona humana y trata de alcanzar su potencial.
Representantes: Martin Heidegger, Jean-Paul Charles, Karl Jaspers, Gabriel Marcel

17. Cinismo

Esta filosofía fue fundada por Antístenes alrededor del año 400 a. de C. Se caracteriza
por su carácter ascético y busca encontrar la felicidad, cinismo se denomina en
filosofía, la doctrina de los cínicos, un grupo de filósofos consideran que la única
preocupación del hombre debe ser la virtud, pues solo a través de esta se puede
alcanzar la felicidad fuera de las cosas efímeras, despreciaban todas las normas y las
convenciones sociales, rechazaban la fama, el poder o la riqueza, pues sostenían que
estos valores, dictados por las convenciones, no constituían el camino virtuoso. Para
los pensadores cínicos, la verdadera felicidad se encuentra fuera de las cosas
fortuitas.
Representantes: Antístenes, Crates de Tebas, Diógenes de Sinope, Hiparquia

18. Epicureísmo

Es una corriente filosófica iniciada por Epicuro de Samos (341-270 a.C.) que considera
que la sabiduría consiste en aprender a dominar bien los placeres con el fin de no ser
dominado por ellos. En este sentido, el objetivo de las personas reside en alcanzar el
bienestar a través del cuerpo y de la mente para, de esta forma, lograrla “ausencia de
turbación” (ataraxia).

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Representantes: Horacio, Lucrecio Caro

19. Estoicismo

Esta corriente se centra en el ideal del ser humano, confía en un ser autárquico. La
sabiduría radica en la capacidad que tiene el ser para alcanzar la felicidad sin
necesitar nada ni a nadie. Aquel que consiga esto de forma autosuficiente, sin
necesitar bienes materiales, será más sabio. El estoicismo tiene como fundador a
Zenón de Citio, sin embargo, abarca tres etapas distintas que se pueden dividir en:
antiguo (siglos IV-II a. C.), medio (II a. C.) y nuevo (durante el Imperio Romano).
Representantes: Zenón de Citio, Posidonio, Séneca

20. Humanismo

El humanismo es un movimiento intelectual que se da en los siglos XIV y XV durante


el Renacimiento. La filosofía humanística se da en un periodo transitorio entre la Edad
Media y la Modernidad. Para los humanistas el ser humano es el centro de la
naturaleza, por ello pretenden comprender cómo actúa, sus pensamientos y
capacidades para dar un sentido racional a la vida. Este movimiento rescata y estudia
a los clásicos griegos y latinos y los toma como referencia.
Representantes: Leonardo Bru, Marsilio Ficino, Erasmos de Rotterdam

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¿Qué es la filosofía de la vida?
En su sentido originario filosofía quiere decir amor por la sabiduría. Al margen de su
significado etimológico, la filosofía es una disciplina que nació en occidente como
respuesta a los planteamientos míticos de la cultura griega, lo cual significó sustituir la
mentalidad mágica por una nueva forma de pensar, la racional. Por otra parte, la
filosofía puede analizarse en función de las distintas ramas que la integran (metafísica,
lógica, epistemología, ética y otras áreas). No hay que olvidar que la filosofía ha
evolucionado en función de la realidad histórica de cada etapa de la humanidad. Lo
dicho hasta ahora, hace referencia al planteamiento académico de la filosofía. Sin
embargo, hay otra manera de entender este conocimiento, la filosofía de vida.
Podemos definir la filosofía de vida como aquellos principios e ideas fundamentales
que rigen la vida de una persona. Así, si yo digo "mi filosofía de vida está basada en el
amor", quien me escuche tiene una idea aproximada sobre cuál es mi planteamiento
general en la vida.
Imaginemos a una persona profundamente cristiana. En este caso, su filosofía de vida
se inspira en los valores propios del cristianismo (amar al prójimo, cumplir con los
mandamientos y con los preceptos que marca la tradición basada en el antiguo y el
nuevo testamento). Un buen ejemplo de una filosofía de vida cristiana sería el que
llevan a término los misioneros, pues sus creencias religiosas son proyectadas en su
propio estilo de vida.
Cuando se habla de filosofía de vida con cierto sentido se está afirmando que unos
valores o ideas sirven como guía para la vida. En consecuencia, la filosofía de vida
tiene un carácter práctico, pues se trata de poner en práctica una serie principios y
valores.
Supongamos que una persona no se alimenta de ningún producto de origen animal,
pues practica el veganismo. En este caso su filosofía de vida es muy clara, ya que
parte de un principio general (el respeto a los animales) y esta persona no hace nada
que pueda dañar o perjudicar a ningún animal, incluido su forma de alimentarse.
Si alguien dice "el fútbol es toda una filosofía de vida para mí" entendemos lo que está
diciendo (que le apasiona el fútbol), pero se trata de un uso banal de lo que es
propiamente una filosofía de vida. La afición por algo puede ser muy importante para
uno, pero no parece adecuado confundir una afición concreta con una filosofía de vida.
Resulta excesivo y algo absurdo que el concepto filosofía de vida se pueda aplicar a
cualquier cosa (salir por la noche con los amigos, pasar el tiempo con las redes
sociales o jugar a los bolos). Cuando esto ocurre podemos hablar de una banalización
del concepto filosofía de vida.
Filosofía de vida es una expresión que se refiere a los principios, valores e ideas que
rigen el estilo de vida de una persona o de un grupo y orientan su comportamiento en
busca de la autorrealización.
La expresión toma el sentido de la palabra de origen griego “filosofía”, que significa
‘amor por la sabiduría o el conocimiento’ y le suma el complemento “de la vida”. Por lo
tanto, la filosofía de la vida será el amor por la sabiduría de vivir.
Esta expresión se usa frecuentemente para describir el modo en que una persona o
grupo de personas percibe el modo de existir. Por ejemplo: “Mi filosofía de vida está en

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hacer el bien sin mirar a quien”. También se usa de manera ligera como equivalente
“estilo de vida”. Por ejemplo: “Su filosofía de vida le resulta incómoda a la mayoría”.
Existen muchos tipos de filosofía de vida en la sociedad. Muchas provienen de las
religiones o espiritualidades como el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el
budismo, el taoísmo, etc. Sin embargo, aunque toda religión encarna una filosofía de
vida, no toda filosofía de vida constituye una religión. También existen filosofías de
vida de naturaleza agnóstica.
Todas tienen en común el hecho de que provienen del ejercicio crítico del
pensamiento, pues pretenden hallar el modo mejor de existir humanamente. Así, más
que una interrogante metafísica, una filosofía de vida es, pues, un código que orienta
las actitudes humanas para alcanzar la autorrealización, la paz y la justicia.
Para que se pueda hablar de filosofía de vida, es necesario que exista una conciencia
reflexiva ante la naturaleza de la vida. Una filosofía de vida deriva de un acto
consciente y deliberado de reflexión sobre la existencia. Es decir, se funda en la
consciencia y el autoconocimiento. Lo contrario es, en consecuencia, vivir en estado
autómata o automático.
Hoy en día existe una explosión de literatura de autoayuda basada en la explotación
temática de las filosofías de vida. esto ha significado un auténtico boom editorial en los
últimos 30 años.
La filosofía es una ciencia muy interesante y de mucha profundidad del conocimiento.
Existe toda una historia de la filosofía a lo largo de la evolución de la humanidad; han
existido grandes filósofos a lo largo de esa historia, y con todas las teorías filosóficas,
los conocimientos han sido enriquecedores para los seres humanos en general.
A partir de esa ciencia filosófica tan útil, necesaria y profunda, puede derivarse una
filosofía cotidiana, personal y aplicativa de manera práctica. A eso denominaremos
Cada ser humano tiene su propia filosofía de vida. Ella se va construyendo a lo largo
de los años, incluso desde la niñez, hasta el final de la vida. Muchas veces, en la
medida que esa filosofía se enriquece, se le refiere como “la sabiduría que dan los
años de vida”.
La filosofía de vida, nos permite, entre otras cosas:
 Dirigir nuestra vida
 Tomar decisiones
 Resolver problemas
 Tener ética y valores
 Interactuar con las personas

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Ella está permanentemente ligada en la vida de nosotros. Tenemos filosofía de vida
ante la enfermedad, ante la muerte, ante los hijos, ante el trabajo, ante los amigos,
frente a los buenos y malos momentos. Todo el tiempo está en nosotros.
Algunas personas no son conscientes de su filosofía de vida y, sin embargo, la tienen
ahí, permanentemente. Ahora podría ser un buen momento para pensar en nuestra
filosofía de vida. Puedes preguntarte: ¿Cuáles son los paradigmas en tu vida? ¿cómo
ha evolucionado tu filosofía de vida? ¿Cuán útil ha sido tu filosofía de vida? ¿Cuál es
el lema de tu vida?

Algunos paradigmas provienen de la filosofía milenaria “ojo por ojo” y otros tienen una
evolución no tan reciente. Por ejemplo, “el que estudia triunfa”, “time is money”, “haz el
bien sin mirar a quién”, o “piensa mal y acertarás”. El Doctor Barnard dijo “si crees que
puedes, podrás”. Los títulos de las películas alientan nuestra filosofía de vida:
“Retroceder nunca, rendirse jamás”, “La vida es bella”, “Lo que el viento se llevó”. Los
libros, las canciones, los refranes, las fábulas y las enseñanzas de los padres; todos
ellos llevan filosofía de vida.
Usted puede creer en su filosofía de vida. También puede cambiarla, si es necesario,
para adaptarse a la vida. Puede profundizar en ella y debe enriquecerla, pero recuerde
que siempre es algo que le ha de pertenecer exclusivamente a usted.

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Origen e historia de la filosofía
La Filosofía es una de las dos formas especializadas o elaboradas de pensamiento
racional. El sentido común es pensamiento racional que cualquiera puede emplear y
de hecho lo encontramos en todas las culturas, pero la Filosofía y las ciencias
requieren algo más. Todas las personas emplean el sentido común, pero pocas
razonan filosófica o científicamente.
A lo largo de la Historia de la Humanidad, el pensamiento irracional es la norma, es lo
habitual cuando se trata de responder a las grandes preguntas sobre el hombre y la
naturaleza. También es habitual el sentido común, que cuando se perfecciona y se
desarrolla a gran escala produce tecnologías como la metalurgia, la agricultura o la
navegación. Lo que no es habitual es encontrar culturas que empleen Ciencia o
Filosofía para tratar de responder a todas las preguntas que nos hacemos.

Desarrollo tecnológico y pensamiento irracional


Muchas culturas han desarrollado tecnologías complejas e inventos muy ingeniosos.
Este desarrollo tecnológico ha sido clave para la creación y expansión de los grandes
imperios antiguos: los antiguos imperios egipcio, babilónico o chino han sido la cuna
de muchos inventos.
Sin embargo, en la mayoría de las civilizaciones han convivido desarrollo tecnológico y
pensamiento irracional: mientras que por un lado se aceptaba el pensamiento racional
para el desarrollo de nuevas tecnologías, por el otro se mantenían los principios clave

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del pensamiento irracional cuando se trataba de dar una explicación más general de
cómo y por qué funcionaba así el mundo.
Un ejemplo de ello es la mezcla de elementos religiosos y mitológicos con
conocimientos técnicos que encontramos en el Antiguo Egipto: sus conocimientos
astronómicos fueron aplicados en la creación de un moderno calendario solar, pero
mantuvieron su creencia en que las estrellas eran dioses y los cambios en el cielo se
correspondían con sucesos de la mitología egipcia.
Otro ejemplo es el teorema de Pitágoras: tanto egipcios como babilónicos emplearon
el teorema en sus cálculos sobre superficies y distancias, pero no se interesaron por
demostrar matemáticamente el teorema: habían observado que los lados de un
triángulo rectángulo guardaban una curiosa relación entre ellos, pero no demostraron
la verdad universal que hay detrás de esas observaciones. Fue un griego, Pitágoras,
quien demostró lo que hoy llamamos el teorema de Pitágoras.

¿Por qué surgió la filosofía en Grecia?


Existe un consenso entre los historiadores de la Filosofía en aceptar que ésta surgió
en Grecia, entre los siglos VII al VI a.C. y que Tales de Mileto fue el primero de los
filósofos. La razón para personalizar en Tales tiene mucho que ver con lo que escribió
otro filósofo, Aristóteles, siglos después (exactamente en el siglo IV a.C.):
La mayoría de los primeros filósofos consideró que los principios de todas las cosas
eran sólo los que tienen aspecto material. En cuanto al número y a la forma de tal
principio, no todos dicen lo mismo, sino que Tales, el iniciador de este tipo de filosofía,
afirma que es el agua, por lo que también declaró que la tierra está sobre el agua.
Concibió tal vez esta suposición por ver que el alimento de todas las cosas es
húmedo, y porque de lo húmedo nace el propio calor y por él vive. Y es que aquello de
lo que nacen es el principio de todas las cosas. Por eso concibió tal suposición,
además de porque las semillas de todas las cosas tienen naturaleza húmeda y el agua
es el principio de la naturaleza para las cosas húmedas.
La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué precisamente surgió la Filosofía en
Grecia?
Los griegos no eran la cultura más avanzada tecnológicamente de su época, ni la más
poderosa militar o políticamente, ni tampoco la que había creado por entonces (S. VII -
VI a.C.) las obras de arte más extraordinarias. En definitiva, los griegos no sobresalían
en nada, y si los comparamos con las culturas cercanas a ellos, como los egipcios o
los persas, estaban claramente por detrás de ellos en tecnología, poder militar o
creaciones artísticas. Y, sin embargo, cuando desde hoy miramos hacia el pasado en
busca de los orígenes del pensamiento racional elaborado (ciencias y filosofía)
encontramos ese origen en la civilización griega y no en las civilizaciones egipcia o
persa, aunque éstas hayan contribuido con algunas innovaciones puntuales.
Reconocemos que egipcios, persas, asirios, sumerios y muchos otros hicieron grandes
avances, pero fueron los griegos los que:
 Separaron claramente el pensamiento racional del irracional: son dos tipos de
explicación muy diferentes que difícilmente pueden combinarse o complementarse
entre sí.

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 Iniciaron la búsqueda de explicaciones puramente racionales donde hasta
entonces sólo había mitos y religiones o simple sentido común.
Los antiguos griegos hicieron la transición del pensamiento irracional al racional, lo
que nos lleva a preguntarnos por las características de la aquella sociedad griega.

Los primeros filósofos griegos


Apenas nos han llegado algunos fragmentos de las obras que escribieron los primeros
filósofos griegos, hace ya más de dos mil años. Muchas veces estos fragmentos se
han conservado porque aparecen citados en las obras posteriores de otros filósofos
griegos y latinos. Aunque sus ideas son muy variadas y con frecuencia extrañas, todos
coinciden en tratar de dar una explicación puramente racional de la naturaleza, sin
incorporar elementos mitológicos o religiosos y resaltando el orden natural del
universo. Algunos de estos fragmentos son los siguientes:
 Tales (639 – 547 a. C)
 Anaximandro (610 - 515 a.C.)
 Anaxímenes (585 a.C. - 524 a.C.)
 Jenófanes (570 a.C. - 475 a.C.)
 Heráclito (535 a.C. – 484 a.C.)
 Demócrito (460 – 370 a.C.)

Periodos históricos de la filosofía


La Filosofía se inició en la Grecia antigua, entre los siglos VII y VI a.C. y desde
entonces ha continuado hasta la actualidad. Es habitual dividir esos más de veinticinco
siglos de Filosofía en los siguientes periodos históricos:
 Filosofía Antigua
 Filosofía Medieval
 Filosofía del Renacimiento y Moderna: siglos XV, XVI y XVII
 Filosofía de la Ilustración: siglo XVIII
 Filosofía Contemporánea: siglos XIX y XX

Áreas de estudio de la filosofía


La Filosofía tiene diversas áreas de estudio. Muchas de ellas han dado lugar con el
tiempo a ciencias que se han separado del tronco filosófico común:
Pero a pesar de su ya muy larga historia, la Filosofía ha mantenido y sigue
manteniendo en la actualidad una fuerte conexión entre las preguntas y las respuestas
formuladas en el pasado con las que formulamos hoy.

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Filosofía griega
¿Quiénes somos? ¿Cómo podemos ser felices? ¿Tiene un propósito el universo? Los
filósofos griegos abordaron las grandes preguntas de la vida a veces de una manera
genuinamente científica, a veces de una manera mística, pero siempre desde la
imaginación. Pitágoras considerado como un charlatán por favorecer la doctrina de la
reencarnación; un Sócrates medio desnudo sermoneando a la gente por la calle con
provocativas preguntas sin respuesta; Aristóteles como tutor de los grandes generales:
todos ellos no son sino ejemplos de cómo los pensadores griegos se atrevieron a
cuestionar las convenciones tradicionales y a enfrentarse a los prejuicios de su época,
llegando a veces incluso a arriesgar la vida en el proceso. La filosofía griega como
género cultural independiente apareció alrededor del 600 AEC, y ese conocimiento ha
persistido hasta nuestros días.

Los presocráticos

Alrededor del 600 AEC las ciudades griegas de Jonia eran la élite intelectual y cultural
de Grecia, además de la primera potencia del comercio marítimo del Mediterráneo.
Mileto, la ciudad jónica más meridional, era la más rica de entre las ciudades griegas y
el centro del "despertar jónico", como se conoce la fase inicial de la civilización griega
clásica, que coincidió con el nacimiento de la filosofía griega.

El primer grupo de filósofos griegos es una tríada de pensadores milesios: Tales,


Anaximandro y Anaxímenes. Su intención principal era crear una teoría cosmológica
basada únicamente en fenómenos naturales. Este enfoque exigía el rechazo de todas
las explicaciones tradicionales basadas en la autoridad religiosa, el dogma, el mito y la
superstición. Todos estaban de acuerdo en la noción de que todas las cosas
provenían de una única "sustancia primordial": Tales creía que era el agua;
Anaximandro decía que era una sustancia diferente a todas las conocidas, "infinita,
eterna e intemporal"; y Anaxímenes decía que era el aire.

La observación era importante para la escuela de Mileto. Tales predijo que habría un
eclipse en 585 AEC y al parecer era capaz de calcular la distancia de un barco en el
mar a partir de observaciones tomadas desde dos puntos. Anaximandro, basándose
en el hecho de que los bebés están indefensos al nacer, argumentó que, si el primer
humano de alguna manera hubiese aparecido en la Tierra como un bebé, no habría
sobrevivido: por tanto, los humanos han evolucionado a partir de otros animales cuyas
crías están mejor adaptadas. La ciencia de los milesios era mejor que su filosofía, y
algo primitiva, pero incitó a la observación a muchos pensadores posteriores y también
fue un buen estímulo para intentar abordar de una manera racional muchas de las
preguntas tradicionales que hasta entonces se habían contestado mediante la religión
y la superstición. La visión racional jónica no despertó sino perplejidad entre algunos
de sus vecinos más poderosos, tales como los babilonios o los egipcios, que eran
naciones basadas en gobiernos teocráticos donde la religión jugaba un papel
importante en la política y la sociedad.

Pitágoras está considerado un pensador jónico, pero separado de la escuela milesia:


él provenía de Samos, un asentamiento jónico en las islas. Su enfoque combina la

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ciencia con las creencias religiosas, algo que habría espantado a la escuela milesia.
Su filosofía tiene una dosis de misticismo, probablemente por influencia de la tradición
órfica. Las matemáticas como un argumento deductivo de demostración comienzan
con él: se le atribuye la creación de la primera fórmula matemática conocida, el
teorema que dice que el cuadrado de lado más largo de un triángulo rectángulo es
igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados. El razonamiento deductivo a
partir de premisas generales parece haber sido una innovación pitagórica.

El atomismo comenzó con Leucipo y Demócrito. De entre las escuelas antiguas, este
es el enfoque más parecido a la ciencia moderna: creían que todo estaba compuesto
de átomos, que son indestructibles y físicamente indivisibles. Eran deterministas
estrictos, que creían que todo ocurría de acuerdo con las leyes naturales y el universo,
decían, no tiene ningún propósito y no es sino una mezcla de infinidad de átomos que
se mezclan y remezclan según las reglas indiferentes de la naturaleza. Lo interesante
de esta escuela es que intentó entender el universo de la manera más objetiva posible
y de minimizar las desviaciones intelectuales en favor de prejuicios culturales y
místicos.

El ascenso de Atenas: los sofistas y Sócrates

Alrededor del 500 AEC las ciudades-estado griegas o poleis todavía estaban


básicamente divididas. Tenían un lenguaje y cultura comunes, pero a menudo eran
rivales. Algunos años antes Atenas había adoptado una innovación sociopolítica por la
cual todo ciudadano varón tenía los mismos derechos independientemente de su
origen y su fortuna. Lo llamaron democracia. Antes de que llegara la democracia, las
decisiones gubernamentales estaban en manos de unas pocas familias, a menudo
aristocráticas y nobles. La democracia permitió que todos los ciudadanos libres
tomaran parte en las decisiones importantes de las polis . Podían participar en los
debates de la asamblea de deliberación y de los tribunales; su voz se escuchaba en
cualquier parte y tenía el mismo valor que la de cualquier otro. Dentro de este
contexto, reinaba el discurso: ser capaz de debatir diferentes temas de manera eficaz
y de persuadir a los demás proporcionaba una ventaja competitiva. Eso era así no solo
para los ciudadanos involucrados en política, sino para cualquier ciudadano. En

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una audiencia, por ejemplo, tanto la acusación como el acusado tenían que
comparecer en persona ante el tribunal, nunca mediante abogados, y el fracaso o el
éxito de la apelación dependía en gran medida de su habilidad retórica, y cualquier
ciudadano podía estar sujeto a una audiencia. Así que fue en esta época cuando
comenzó la escuela sofista.

Los sofistas eran intelectuales que daban clases sobre varias materias, incluida la
retórica, una destreza útil en Atenas. Como enseñaban a cambio de un honorario, los
únicos que atendían a las escuelas sofistas eran aquellos que se lo podían permitir,
normalmente miembros de la aristocracia y de familias ricas. Esta fue una época de
profundos cambios políticos y sociales en Atenas: la democracia había sustituido la
antigua forma de la política y muchos aristócratas que vieron afectados sus intereses
estaban intentando destruirla; el rápido aumento de riqueza y cultura, principalmente
debido al comercio con el extranjero, había debilitado las creencias y la moralidad
tradicionales. En cierto modo, los sofistas representaban una nueva era política en la
vida ateniense, especialmente porque estaban unidos a las nuevas necesidades
educativas.

Atrapado en la confrontación entre el conservadurismo cultural y la innovación,


encontramos a un personaje curioso: Sócrates, la figura crucial de la filosofía griega y
el más sabio de los griegos en su época según el oráculo de Delfos. Al igual que a los
sofistas, a Sócrates le gustaban enseñar, pero a diferencia de estos, nunca pidió
dinero a cambio y vivió una vida austera. En general subestimaba o ignoraba los
temas que habían sido populares entre sus predecesores. Antes de la época de
Sócrates el objetivo principal de los filósofos había sido el mundo físico y cómo
explicarlo naturalmente. Pero Sócrates puso en marcha un nuevo enfoque,
centrándose totalmente en cuestiones morales y psicológicas. Su metodología
buscaba definir cuestiones clave como ¿qué es la virtud? ¿qué es el patriotismo?
¿qué quieres decir con moralidad? Como resultado, la mayoría de sus debates
acababan con más preguntas, la cuestión principal sin resolver, y la ignorancia de los
debatientes en muchos temas expuesta, ya que constantemente demostraba que las
palabras que usaban sus contrincantes eran términos abstractos faltos de significado.

La combinación de un espíritu humilde (nunca dijo ser más sabio que nadie), un
agnosticismo estricto (decía que no sabía nada), un método que cuestionaba los
supuestos convencionales y una intolerancia hacia el pensamiento confuso, Sócrates
se fue haciendo enemigos en varios sectores de la sociedad ateniense. En
consecuencia, fue juzgado y condenado a muerte. Sin embargo, a los atenienses no
les gustaba condenar a un ciudadano a muerte, por lo que esto era simplemente una
sentencia formal y se le ofreció la posibilidad de escapar. Él se negó a hacerlo y
obedeció la decisión del jurado: una mezcla con cicuta le quitó la vida, pero su ejemplo
le concedió la inmortalidad.

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Platón y Aristóteles

Platón y Aristóteles son los dos filósofos griegos más importantes. Su trabajo ha sido
el foco de interés principal de estudiantes de filosofía y especialistas. Esto es en parte
porque, a diferencia de la mayoría de sus predecesores, lo que escribieron ha
sobrevivido de forma accesible, y en parte porque el pensamiento cristiano, que fue el
pensamiento principal en Occidente durante la Edad Media y principios de la Moderna,
contenía una alta dosis de influencia platónica y aristotélica.

Platón era un estudiante de Sócrates que se marchó de Atenas indignado por la


muerte de su profesor. Tras viajar durante muchos años, regresó a Atenas y abrió su
famosa Academia. Es el filósofo griego más conocido; el triunfo de su obra ha sido tan
completo e influyente en la filosofía occidental que la famosa cita de Alfred North
Whitehead, a pesar de ser una exageración, no está muy lejos de la verdad: "La
caracterización más segura de la tradición filosófica europea es que consiste en una
serie de notas al pie de página de Platón".

Platón tenía muchos intereses filosóficos, incluida la ética y la política, pero es más
conocido por sus ideas metafísicas y epistemológicas. Una de sus ideas más
influyentes es la teoría de las ideas: para Platón, nociones como la virtud, la justicia, la
belleza, la bondad, etc. no serían posibles a menos que tuviéramos un conocimiento
directo de estas cosas en una existencia precedente. Nacemos en este mundo con un
recuerdo imperfecto de estas formas. En ese mundo ideal de ideas, se pueden
experimentar las formas reales que son perfectas y universales. Nuestro mundo es
una parodia imperfecta del mundo de las ideas platónico, que es superior y perfecto.
Conocer estas formas es posible solo mediante el largo y arduo estudio de los
filósofos, pero esta ilustración finalmente los capacitará, solamente a ellos, para
gobernar la sociedad.

Aristóteles, estudiante de Platón durante casi 20 años, fue el tutor de Alejandro


Magno. Los intereses de Aristóteles eran muy amplios: ética, metafísica, física,
biología, matemáticas, meteorología, astronomía, psicología, política y retórica, entre
otros. Aristóteles fue el primer pensador que desarrolló sistemáticamente el estudio de
la lógica. Algunos de los componentes de la lógica aristotélica ya existían mucho antes
de Aristóteles, como las ideas de Sócrates sobre la definición exacta, las técnicas
argumentativas que aparecen en Zenón de Elea, Parménides y Platón, y muchos otros
elementos atribuibles al razonamiento legal y la demostración matemática. El sistema
lógico de Aristóteles consta de cinco tratados conocidos como el Órganon, y aunque
no cubre toda la lógica fue una obra pionera, venerada durante siglos y considerada
como la solución definitiva de la lógica y una referencia para la ciencia. La contribución
de Aristóteles a la lógica y la ciencia se convirtió en una autoridad y no se cuestionó
hasta la modernidad: podemos recordar que Galileo, tras una observación minuciosa
durante el Renacimiento, llegó a la conclusión de que la mayor parte de la física y
astronomía aristotélicas no casaban con las pruebas empíricas, y aun así sus ideas
fueron rechazadas en gran medida por los eruditos aristotélicos contemporáneos.
Incluso en la época más oscura de la Edad Media se podía encontrar una copia del
Órganon, o fragmentos de este, en todas las bibliotecas de prestigio.

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Durante la época helenística surgieron cuatro escuelas filosóficas: los cínicos, los
escépticos, los epicúreos y los estoicos. En esta época el poder político estaba en
manos de los macedonios. Debido a ello, los filósofos griegos abandonaron sus
preocupaciones políticas y se centraron en los problemas del individuo. En vez de
intentar crear planes que mejoraran la sociedad, su objetivo era cómo ser feliz o
virtuoso.

Legado

Mientras Roma se estaba expandiendo, Grecia empezó a entrar en declive. El


Mediterráneo occidental no había sido conquistado por Alejandro Magno. Tras la
primera y segunda guerras púnicas (264-241 y 218-201 AEC), Roma neutralizó
Cartago y ganó el control de Siracusa (las dos ciudades-estado dominantes en el
Mediterráneo occidental), y continuó su expansión, conquistando las monarquías
macedonias durante el siglo II AEC, seguido de España, Francia y Gran Bretaña.
Paradójicamente, a pesar de su expansión y su superioridad militar, la influencia de
Roma en la vida cultural de Grecia no fue muy importante. Por el contrario, la
influencia de Grecia en la cultura romana fue profunda y duradera. Se identificó a los
dioses romanos con las deidades olímpicas, el arte heleno, así como su literatura,
arquitectura, filosofía e incluso el idioma, cautivaron a la mayoría de los romanos
educados. Roma superaba a Grecia en la construcción de caminos, en la institución de
la cohesión social, en la creación de códigos legales sistemáticos y efectivos y en las
tácticas militares. Sin embargo, la ciencia, el arte y la filosofía romanas tenían una
gran influencia de la tradición griega.

Teniendo en cuenta esta admiración romana por todo lo griego, no es sorprendente


que uno de los filósofos romanos más importantes, Plotino (204-270 EC), sea el
fundador del neoplatonismo. Plotino vivió durante una época política desastrosa para
Roma. El ejército elegía y retiraba a los gobernantes a placer a cambio de favores. Las
tribus germanas al norte y los persas al este se beneficiaron de esta situación: el
ejército romano estaba más preocupado por las luchas políticas internas que por
defender las fronteras, y su ineptitud para defenderlas era total. La peste diezmó a la
población, las campañas militares fallidas aumentaron los gastos y los impuestos,
mientras que los recursos disminuyeron y todo el sistema financiero romano colapsó.
El mundo no ofrecía demasiada esperanza en tiempos de Plotino, lo que explicaría
que el mundo ideal y eterno de las ideas platónicas fuera un refugio atractivo. Este
desplazamiento de la atención del Mundo Real al Otro Mundo también fue adoptado
tanto por cristianos como por paganos, cuyas filosofías giraban en torno a la idea de
una vida después de la muerte eterna y celestial. El parecido entre el pensamiento
platónico y cristiano es tal que los teólogos cristianos usaron muchas de las ideas de
Plotino para construir su filosofía.

El platonismo tuvo un papel principal en la formación de la teología cristiana. La


religión cristiana se desarrolló en la época romana y combinaba el platonismo, algunas
creencias filosóficas de los estoicos y el orfismo, aspectos esotéricos atribuibles a los
cultos de Oriente Próximo, y moralidad e historia adquirida del judaísmo. Hasta San
Agustín se refiere a las idas de Platón como "las más puras y brillantes de toda la
filosofía". El cristianismo ha sufrido muchos cambios a lo largo de toda su historia y es
importante tener en cuenta que durante la Edad Media su filosofía giraba
principalmente en torno a ideas tomadas directamente de los griegos.

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A través de los siglos las voces de los filósofos griegos han dado forma a nuestras
mentes, nuestras instituciones, nuestros líderes y nuestra civilización en conjunto.
Estos pensadores griegos han demostrado, más allá de toda duda, que un mismo
problema se puede abordar de diferentes maneras, que el sentido común no es tan
común como nos gustaría creer, que tener en cuenta posibilidades desconocidas
puede expandir nuestro pensamiento y que la imaginación y las ideas pueden ser
inmortales.

Filosofía Presocrática
La Filosofía Presocrática era una Cosmología, porque se interesaba por el origen,
estructura y leyes del universo; la búsqueda de un principio último que explicara los
cambios físicos de la naturaleza, la unidad subyacente a la diversidad.
Tales de Mileto proponía que ese principio común era el agua; Anaxímenes afirmaba
en cambio que era el aire y Heráclito opinaba que era el fuego. Todos ellos tenían
puntos de vista diferentes con respecto a la sustancia elemental, pero todos coincidían
en creer en la existencia de un principio último.
En esa época estos filósofos no podían fundamentar sus afirmaciones con datos
precisos, sino que eran producto de sus intuiciones metafísicas.
Tales, superó la hipótesis científica y llegó a su teoría metafísica con el concepto de
que todo es uno.
Sin embargo, aunque estas proposiciones no se podían probar, nos dice algo sobre el
origen de las cosas sin necesidad de utilizar símbolos o mitos y particularmente por la
idea de la unidad del universo.
Por esta razón Tales se convirtió en el primer filósofo griego, seguido de otros
igualmente afamados hombres como Anaxímenes y Heráclito.
Estos filósofos no se sentían satisfechos con las explicaciones mitológicas comunes
en esa época porque buscaban el principio último.
Tenían la intuición de que el Universo era un todo, un conjunto sistemático que
funcionaba de acuerdo a una ley.
Utilizaban la razón y el discurso para llegar a la verdad y no la imaginación ni la
mitología.
No podían ignorar el hecho de la diversidad natural e intentaban encontrar la forma de
conciliar, aunque sea teóricamente lo múltiple y la unidad.
A tal efecto, Anaxímenes formuló el principio de la condensación y la rarefacción,
Parménides negó la realidad del cambio diciendo que eran ilusiones de los sentidos;
Empédocles propuso cuatro elementos últimos que serían el origen de todas las cosas
por efecto del Amor y la Discordia.
Sin embargo, los filósofos presocráticos no lograron resolver el problema de lo uno y lo
múltiple; sólo Heráclito menciona la noción de la unidad en la diversidad, pero tropieza
con el concepto del devenir y su doctrina del fuego.

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La importancia de la filosofía presocrática radica en que el centro de su interés era el
mundo exterior al hombre, porque el hombre era considerado como parte del cosmos,
más que en su aspecto subjetivo.
En ese momento las observaciones científicas se mezclaban con las especulaciones
filosóficas porque aún no se había llegado a una clara distinción entre el espíritu y la
materia.
El fracaso de los filósofos presocráticos llevó a los que los sucedieron, a orientar el
interés hacia el hombre sin tener en cuenta al Cosmos.
La filosofía presocrática reúne una serie de doctrinas concebidas por un grupo de
pensadores griegos, anteriores a Sócrates, que estaban preocupados por comprender
y descifrar el origen natural de todo aquello que les rodeaba.
Los presocráticos más destacados fueron Tales de Mileto, Pitágoras, Anaximandro,
Anaxímedes, Heráclito, Protágoras, entre otros que, incluso, fueron contemporáneos o
posteriores a Sócrates, como Demócrito, y que continuaron con la misma tendencia de
pensamiento presocráticos.
En este sentido, el término filosofía presocrática se emplea como una clasificación
cronológica de los pensadores que siguieron las tendencias de los filósofos de los
siglos VI y V a.C, previa a la restructuración del pensamiento filosófico que presentó
Sócrates posteriormente.
La filosofía presocrática se caracteriza en que los pensadores griegos comenzaron a
desarrollar una serie de reflexiones racionales o logos, acerca de cuál era el principio
de las cosas.
Es decir, la filosofía presocrática nace de la crítica y de la curiosidad de un grupo de
individuos que se preocupó por conocer mejor la naturaleza y sus fenómenos, así
como, el origen de las cosas materiales no hechas por el hombre, pero no desde la
mitología sino desde el pensamiento reflexivo y racional.
Por tanto, la filosofía presocrática surgió como una especulación libre y no se basó en
una serie de textos sagrados, por ello se le reconoce como la etapa de la cosmología.
Los fundamentos de la filosofía presocrática fueron concebidos tanto por filósofos,
cosmólogos, matemáticos, físicos y demás sabios de ese momento histórico y social
en particular
Lamentablemente, las obras de los presocráticos se han hallado de manera
fragmentada en citas o menciones que han hecho otros autores posteriores en fuentes
secundarias. Por esta razón no se cuenta con un registro completo de las obras y
doctrinas filosóficas presocráticas.
Tales de Mileto es considero como el principal filósofo presocrático. Fue un
matemático, físico y legislador griego, quien partió del pensamiento racional y reflexivo
para responder sus dudas acerca del origen de todas las cosas. Dichas reflexiones lo
impulsaron a determinar que todo se originaba a partir del agua.
A Tales de Mileto le siguieron otros filósofos como Anaxímenes, quien afirmaba que el
origen de las cosas era el aire. Para Heráclito era el fuego, y para Anaximandro era el
apeirón o lo infinito.

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Sin embargo, a pesar de sus diferentes hipótesis todos coincidían en creer en la
existencia de un principio u origen único de la naturaleza y de las cosas materiales,
excepto de aquello que era creado por el ser humano.
Aunque el centro de interés de los presocráticos era el Cosmos, no dejaron de
plantearse el problema del hombre como sujeto que conoce y la relación entre la razón
y la experiencia sensible. De este modo Parménides llegó a sostener que sólo con el
conocimiento racional se puede llegar a conocer la realidad verdadera, pero sin salir
de su encuadre metafísico.
Es así como los filósofos presocráticos sentaron las bases para las tendencias
filosóficas posteriores. El pensamiento de Parménides es el origen del Idealismo del
futuro; en el Nous de Anaxágoras se observa el preludio del teísmo filosófico y el
atomismo de Leucipo y Demócrito representa el germen de las futuras filosofías
materialistas mecanicistas.
Platón fue influenciado por el pensamiento de los filósofos presocráticos y Aristóteles
consideraba esa filosofía como la inspiración heredada del pasado.
La filosofía presocrática reúne una serie de doctrinas concebidas por un grupo de
pensadores griegos, anteriores a Sócrates, que estaban preocupados por comprender
y descifrar el origen natural de todo aquello que les rodeaba.
Los presocráticos más destacados fueron Tales de Mileto, Pitágoras, Anaximandro,
Anaxímedes, Heráclito, Protágoras, entre otros que, incluso, fueron contemporáneos o
posteriores a Sócrates, como Demócrito, y que continuaron con la misma tendencia de
pensamiento presocráticos.
En este sentido, el término filosofía presocrática se emplea como una clasificación
cronológica de los pensadores que siguieron las tendencias de los filósofos de los
siglos VI y V a.C, previa a la restructuración del pensamiento filosófico que presentó
Sócrates posteriormente.
La filosofía presocrática se caracteriza en que los pensadores griegos comenzaron a
desarrollar una serie de reflexiones racionales o logos, acerca de cuál era el principio
de las cosas.
Es decir, la filosofía presocrática nace de la crítica y de la curiosidad de un grupo de
individuos que se preocupó por conocer mejor la naturaleza y sus fenómenos, así
como, el origen de las cosas materiales no hechas por el hombre, pero no desde la
mitología sino desde el pensamiento reflexivo y racional.
Por tanto, la filosofía presocrática surgió como una especulación libre y no se basó en
una serie de textos sagrados, por ello se le reconoce como la etapa de la cosmología.
Los fundamentos de la filosofía presocrática fueron concebidos tanto por filósofos,
cosmólogos, matemáticos, físicos y demás sabios de ese momento histórico y social
en particular.
Lamentablemente, las obras de los presocráticos se han hallado de manera
fragmentada en citas o menciones que han hecho otros autores posteriores en fuentes
secundarias. Por esta razón no se cuenta con un registro completo de las obras y
doctrinas filosóficas presocráticas.
Tales de Mileto es considero como el principal filósofo presocrático. Fue un
matemático, físico y legislador griego, quien partió del pensamiento racional y reflexivo

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para responder sus dudas acerca del origen de todas las cosas. Dichas reflexiones lo
impulsaron a determinar que todo se originaba a partir del agua.
A Tales de Mileto le siguieron otros filósofos como Anaxímenes, quien afirmaba que el
origen de las cosas era el aire. Para Heráclito era el fuego, y para Anaximandro era el
apeirón o lo infinito.
Sin embargo, a pesar de sus diferentes hipótesis todos coincidían en creer en la
existencia de un principio u origen único de la naturaleza y de las cosas materiales,
excepto de aquello que era creado por el ser humano.

 Características de la filosofía presocrática


Las principales características de la filosofía presocrática son las siguientes:

 Los filósofos presocráticos iniciaron el llamado paso del mito al logos, es decir,
iniciaron el pensamiento racional.
 Es una filosofía que busca conocer cuál es el origen de la naturaleza y sus
fenómenos, así como, de todo aquello que no es hecho por la mano del hombre.
 Fueron los primeros pensadores en romper con el esquema del pensamiento
mitológico.
 Se carece de fuentes primarias de los pensamientos y teorías desarrolladas por los
filósofos presocráticos. Solo se cuenta con las citas halladas en fuentes
secundarias.
 En algunos filósofos presocráticos se puede apreciar la influencia del pensamiento
oriental, fundamentalmente de Egipto y Persia.
 Los filósofos presocráticos desarrollaron la cosmología explicada a partir de la
naturaleza (physis) y el cosmos.
 Buscaban una verdadera teoría que explique sus dudas.
 Los filósofos presocráticos vivían, principalmente, en las poblaciones griegas
ubicadas en Asia Menor, por ejemplo, Jonia.

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Ética
La ética es una disciplina de la filosofía que estudia el comportamiento humano y su
relación con las nociones del bien y del mal, los preceptos morales, el deber, la
felicidad y el bienestar común. La función de la ética como disciplina es analizar los
preceptos de moral, deber y virtud que guían el comportamiento humano hacia la
libertad y la justicia.
Entre las ramas de la ética se reconocen las siguientes:
 Metaética: las teorías éticas en sí mismas y analiza los siguientes tribuidos a las
palabras éticas.
 Ética normativa o deontología: establece principios para guiar los sistemas de
normas y deberes en ámbitos de interés común.
 Ética aplicada: analiza la aplicación de las normas éticas y morales a situaciones
concretas.
La ética se relaciona muy estrechamente con la moral, pero es diferente a esta.

Ética y moral
La ética es diferente de la moral. Mientras la moral defiende el cumplimiento de las
normas surgidas de la costumbre, la ética defiende los principios que guían el
comportamiento, aunque desafíen la tradición. En la filosofía, la ética analiza las
acciones humanas y las normas, sin limitarse a la moral, ya que no prescribe normas
como tal. La ética solo define normas explícitas para los profesionales en ejercicio de
sus funciones, a fin de garantizar que actúen correctamente cuando la moral personal
entre en conflicto con el deber profesional.

Tipos de ética
 Ética médica: refiere los valores que orientan al profesional de la salud hacia el
acto correcto, tomando en cuenta los riesgos y las preocupaciones sociales.
 Ética jurídica: estudia los valores y principios que rigen la práctica del derecho
 Ética docente: ciencia que estudia los valores y principios que rigen los deberes y
derechos del docente en el ejercicio de su profesión.
 Ética científica: sistema de valores que orienta la práctica científica en todas sus
etapas (investigación y aplicación), apelando especialmente a los principios de
honestidad, integridad y responsabilidad
 Ética militar: regula los límites y alcances de la acción militar. Entre ellos, regula el
uso de la fuerza bélica en el cumplimiento del orden ciudadano y gubernamental.

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 Ética empresarial: son los principios y valores que regulan las acciones y
actividades de una empresa. Por ejemplo, evitar la competencia desleal, proteger
el medio ambiente, ofrecer productos de calidad, promover un ambiente laboral
saludable y no incurrir en publicidad engañosa.
 Ética laica o ética secular: conjunto de valores y principios que guían la conducta
humana, basados en virtudes intelectuales como la empatía, el pensamiento
racional y la lógica.
 Ética religiosa: principios que ordenan el comportamiento humano con base en
virtudes espirituales y con
 Ética ambiental o ética del ambiente: es una parte de la ética aplicada que
considera el cuidado del medioambiente con el alcance del bien común. Es
transversal a diferentes disciplinas como la ecología, la economía, el derecho, etc.

¿Qué es filosofar?
La palabra filosofar se refiere a la facultad de pensamiento a través del cual la persona
se permite contemplar, interpretar, analizar e incluso reflexionar sobre un tema en
particular. En filosofía, la palabra filosofar se refiere a pensar para conocer. Entonces,
como la finalidad de filosofar no es cambiar o transformar algo material o inmaterial
sino entenderlo, es decir, filosofar, o lo que podría ser un sinónimo, pensar o
reflexionar.
Las personas, a través de la actividad de filosofar pueden incluso analizar y reflexionar
acerca de su propia existencia, actos, relaciones interpersonales
Sin embargo, también se puede hacer uso de la palabra filosofar, con un tono
humorístico, para referirse a los pensamientos vacíos, sin objetivo o simples que llevan
a cabo algunas personas y que son considerados por los demás como prefilosóficos

¿Qué es el conocimiento filosófico?


El conocimiento filosófico es aquel que deriva de la investigación, la lectura y la
observación. De esta manera se encarga de generar nuevas ideas producto de la
observación de eventos puntuales y análisis de texto. La finalidad general de la
filosofía es fundamentar y promover transformación del mundo del ser humano a
través de un tipo de sociedad de cada vez más se corresponda la esencia y la
existencia del dicho sujeto Otra forma de pensar la filosofía, por ejemplo, es
considerándola una ciencia rigurosa, por la que se accede a datos precisos y
absolutos de las cosas. Pensadores como Tomás de Aquino, Descartes y Kant
sostuvieron esta idea. Sin embargo, y más allá de que postura se adopte, todas
coinciden en que el conocimiento filosófico gira en torno a una comprensión profunda y
meditativa de la esencia del mundo

Características del conocimiento filosófico


 Carácter racional: Algunos filósofos sostienen que el conocimiento filosófico es
racional. Esto quiere decir que es fruto de los esfuerzos de una mente que
funciona por medio de la razón. Racional es aquello que reflexiona y piensa dentro
de unos parámetros formales, comprensibles, explicables. Es decir, el
conocimiento filosófico racional se da por reflexionar y pensar de manera lógica.

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 Carácter lógico-crítico El conocimiento filosófico puede ser crítico en sentido lógico.
Esto quiere decir que juzga la validez de sus propios argumentos
 Carácter Analítico El conocimiento filosófico es analítico: procede de manera
organizada, estructurada y enfocada, aunque puede adentrarse en cualquier tema
y tópico puntual.
 Carácter histórico El carácter histórico del conocimiento filosófico consiste en que
cambia a lo largo del tiempo. Si bien muchas veces hay una pretensión de
universalidad, todo conocimiento depende en gran medida de los preceptos
culturales, sociales y existenciales de la época en que se formule, incluso del
paradigma en que habite.

Platón
(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y su discípulo
Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes pensadores en que se
asienta toda la tradición filosófica europea. Fue el británico Alfred North Whitehead
quien subrayó su importancia afirmando que el pensamiento occidental no es más que
una serie de comentarios a pie de página de los diálogos de Platón.

La circunstancia de que Sócrates no dejase obra escrita, junto al hecho de que


Aristóteles construyese un sistema opuesto en muchos aspectos al de su maestro,
explican en parte la rotundidad de una afirmación que puede parecer exagerada. En
cualquier caso, es innegable que la obra de Platón, radicalmente novedosa en su
elaboración lógica y literaria, estableció una serie de constantes y problemas que
marcaron el pensamiento occidental más allá de su influencia inmediata, que se
dejaría sentir tanto entre los paganos (el neoplatonismo de Plotino) como en la
teología cristiana, fundamentada en gran medida por San Agustín sobre la filosofía
platónica.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación
política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates: fue su discípulo
desde los veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias).
Tras la condena a muerte de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó
completamente de la vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre
un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.

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Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los discípulos de
Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa como asesor en la corte del rey
Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue
rescatado y pudo regresar a Atenas. Allí fundó en el año 387 una escuela de filosofía,
situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de
donde procede el nombre de Academia. La Academia de Platón, una especie de secta
de sabios organizada con sus reglamentos, contaba con una residencia de
estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, y fue el precedente y
modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la filosofía
englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron apareciendo (en la
propia Academia) las disciplinas especializadas que darían lugar a ramas
diferenciadas del saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de
novecientos años (hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella se
educaron personajes de importancia tan fundamental como su discípulo Aristóteles.

Obras de Platón
A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se han
conservado casi completos. La mayor parte están escritos en forma dialogada; de
hecho, Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para exponer un pensamiento
filosófico, y tal forma constituía ya por sí misma un elemento cultural nuevo: la
contraposición de distintos puntos de vista y la caracterización psicológica de los
interlocutores fueron indicadores de una nueva cultura en la que ya no tenía cabida la
expresión poética u oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya
legitimación residía en el libre intercambio de puntos de vista y no en la simple
enunciación.
Los veintiséis diálogos platónicos probadamente auténticos (de los cuarenta y dos
transmitidos por la Antigüedad) pueden clasificarse en tres grupos. Los diálogos del
llamado período socrático (396-388), entre los que se incluyen la Apología, Critón,
Eutifrón, Laques, Cármides, Ión, el Hipias menor y tal vez Lisis (que quizá sea
posterior), revelan claramente la influencia de los métodos de Sócrates y se distinguen
por el predominio del elemento mímico-dramático: comienzan abruptamente, sin
preámbulos preparatorios. Todas estas obras son anteriores al primer viaje de Platón a
Sicilia, y en ella dominan los diálogos investigadores a la manera socrática.
Dentro de los diálogos del siguiente período, llamado constructivo o sistemático,
pertenecen a una fase de transición Protágoras, Menón (que anunció la doctrina de las
Ideas), Gorgias, Menéxenes, Crátilo y Eutidemo. Los grandes diálogos de esta etapa
son el Fedón, cuyo tema es la inmortalidad del alma; El banquete, en el que seis
oradores debaten sobre el amor; La República, el texto platónico más sistemático,
fruto de largos años de trabajo, que presenta tres líneas principales de argumentación
(ético-política, estético-mística y metafísica) combinadas en un todo; y el Fedro, que
mediante la forma de diálogo dramático debate aspectos relativos a la belleza y el
amor, y contiene momentos de honda poesía. Estos diálogos, en los que se muestra
en su apogeo la fuerza expresiva de Platón, no son ensayos filosóficos propiamente
dichos, sino obras literarias que tratan temas filosóficos, y por ello no se limitan a un
solo tema o asunto.

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Los diálogos del período tardío o revisionista, por último, fueron escritos a partir del
momento de la fundación de la Academia. Si bien carecen de los méritos dramáticos y
literarios que caracterizaron a los diálogos precedentes, presentan en cambio una
mayor sutileza y madurez de juicio, ya que en ellos se expresa más el pensador
decidido a presentar la definitiva exposición de su pensamiento filosófico que el artista.
En el Parménides, Platón revisa la doctrina de las Ideas; en el Teeteto combate el
escepticismo de Protágoras acerca del conocimiento, al tiempo que exalta la vida
contemplativa del filósofo; en el Timeo expone el mito de la creación del mundo por
obra del Demiurgo; en el Filebo trata las relaciones entre el Bien y el placer, y en Las
leyes intenta adaptar más a la realidad su doctrina del Estado ideal, tomando como
referencia las constituciones y legislaciones de varias ciudades griegas.
Una característica del estilo platónico que revela una admirable conjunción entre
pensamiento y expresión es su empleo del mito para hacer más evidente el
pensamiento filosófico. Sin duda el más célebre de ellos es el mito de la caverna
utilizado en La República; pero también son conocidos el del juicio de ultratumba, que
aparece en Gorgias, y el de Epimeteo, en Protágoras.

La filosofía de Platón
El conjunto de la obra de Platón, cuya producción abarcó más de cincuenta años, ha
permitido formular un juicio bastante seguro sobre la evolución de su pensamiento. De
las obras de juventud consagradas a las investigaciones morales (siguiendo el método
socrático) o a la defensa de la memoria de Sócrates, pasó Platón a desarrollar sus
ideas filosóficas y políticas en los diálogos constructivos o sistemáticos, y luego a
revisar y completar sus propias teorías en las difíciles obras de su etapa final.
El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con evidente
orientación práctica. Dos son los temas permanentes que prevalecen sobre los demás.
Por un lado, el conocimiento, esto es, el estudio de la naturaleza del conocimiento y de
las condiciones que lo posibilitan. Y por otro, la moral, de fundamental importancia en
la vida práctica y en la realización de la aspiración humana a la felicidad en una doble
vertiente individual y colectiva, ética y política. Todo ello se resuelve en un verdadero
sistema filosófico de gran alcance ético basado en la teoría de las Ideas.

La teoría de las Ideas


La doctrina de las Ideas se fundamenta en la asunción de que más allá del mundo de
los objetos físicos existe lo que Platón llama el mundo inteligible (cósmos noetós). Tal
mundo es un reino espiritual constituido por una pluralidad de ideas, como la idea de
Belleza o la de Justicia. Las ideas son perfectas, eternas e inmutables; son también
inmateriales, simples e indivisibles.
El mundo de las Ideas posee un orden jerárquico; la idea que se encuentra en el nivel
más alto es la del Bien, que ilumina a todas las demás, comunicándoles su perfección
y realidad. Le siguen en esta jerarquía (aunque Platón vacila a veces en su
descripción) las ideas de Justicia, de Belleza, de Ser y de Uno. A continuación, las que
expresan elementos polares, como Idéntico-Diverso o Movimiento-Reposo; luego las
ideas de los Números o matemáticas, y finalmente las de los seres que integran el
mundo material.

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El mundo de las Ideas, aprehensible sólo por la mente, es eterno e inmutable. Cada
idea del mundo inteligible es el modelo de una categoría particular de cosas del mundo
sensible (cósmos aiszetós), es decir, del universo o mundo material en que vivimos,
constituido por una pluralidad de seres cuyas propiedades son opuestas a las de las
Ideas: son cambiantes, imperfectas, perecederas. En el mundo inteligible residen las
ideas de Piedra, Árbol, Color, Belleza o Justicia; y las cosas del mundo sensible son
sólo imitación (mímesis) o participación (mézexis) de tales ideas, es decir, copias
imperfectas de estas ideas perfectas.
En su obra La República, Platón ilustró esta concepción con el célebre mito de la
caverna. Imaginemos, dice Platón, una serie de hombres que desde su nacimiento se
hallan encadenados en una cueva, y que desde pequeños nunca han visto nada más
que las sombras, proyectadas por un fuego en una pared, de las estatuas y de los
distintos objetos que llevan unos porteadores que pasan a sus espaldas. Para esos
hombres encadenados, las sombras (los seres del mundo sensible) son la única
realidad; pero, si los liberásemos, se darían cuenta de que lo que creían real eran
meras sombras de las cosas verdaderas (las Ideas del mundo inteligible).
Sólo el mundo inteligible es el verdadero ser, la verdadera realidad; el mundo sensible
es mera apariencia de ser. Dado que el mundo físico, que se percibe mediante los
sentidos, está sometido a continuo cambio y degeneración, el conocimiento derivado
de él es restringido e inconstante; es un mundo de apariencias que solamente puede
engendrar opinión (doxa) mejor o peor fundamentada, pero siempre carente de valor.
El verdadero conocimiento (epistéme) es el conocimiento de las Ideas. En este punto
es patente la influencia de su admirado Parménides.
En el Timeo, Platón explicó el origen del mundo sensible a través de la figura de un
poderoso hacedor, el Demiurgo, una divinidad superior que, feliz en la perenne
contemplación de las Ideas, quiso, por su misma bondad, difundir en lo posible el bien
en la materia. El Demiurgo, disponiendo del espacio vacío y partiendo de la materia
caótica y eterna, modeló poliedros regulares de los cuatros elementos (la tierra, el
fuego, el aire y el agua, conforme a la formulación de Empédocles), y, combinándolos,
formó los distintos seres del mundo sensible tomando las Ideas como modelos; tales
seres, obviamente, no podían ser perfectos por las mismas limitaciones de la
naturaleza de la materia. Hay que subrayar que el Demiurgo, partiendo de la materia,
formó cosas materiales; el alma humana, que es inmaterial, no es obra suya.

El alma
Existe pues un mundo inteligible, el de las Ideas, que posibilita el conocimiento, y un
mundo sensible, el nuestro. Esa misma dualidad se da en el ser humano. El hombre
es un compuesto de dos realidades distintas unidas accidentalmente: el cuerpo mortal
(relacionado con el mundo sensible) y el alma inmortal (perteneciente al mundo de las
Ideas, que contempló antes de unirse al cuerpo). El cuerpo, formado con materia, es
imperfecto y mutable; es, en definitiva, igual de despreciable que todo lo material. De
hecho, la abismal diferencia entre el nulo valor del cuerpo y el altísimo del alma lleva a
Platón a afirmar (en el Alcibíades) que "el hombre es su alma".
Frente a la tosca materialidad del cuerpo, el alma es espiritual, simple e indivisible. Por
ello mismo es eterna e inmortal, ya que la destrucción o la muerte de algo consiste en
la separación de sus componentes. Las diversas funciones del alma confluyen en sus
tres aspectos: el alma racional (lógos) se sitúa en el cerebro y dota al hombre de sus
facultades intelectuales; del alma pasional o irascible (zimós), ubicada en el pecho,

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dependen las pasiones y sentimientos; y de la concupiscible (epizimía), en el vientre,
proceden los bajos instintos y los deseos puramente animales.
Platón explicó el origen del alma mediante el mito del carro alado, que se encuentra en
el Fedro. Las almas residen desde la eternidad en un lugar celeste, donde son felices
contemplando las Ideas; marchan en procesión, cada una de ellas sobre un carro
conducido por un auriga y tirado por dos caballos alados, uno blanco y otro negro. En
un momento dado el caballo negro se desboca, el carro se sale del camino y el alma
cae al mundo sensible. Es decir, las almas se encarnaron en cuerpos del mundo
sensible por una falta de su aspecto concupiscible (el caballo negro; el blanco
representa el pasional o irascible), que la razón (el auriga) no pudo evitar.
El alma, pues, se halla encarnada en el cuerpo por una falta cometida; de ahí que el
cuerpo sea como la cárcel del alma. La unión de alma y cuerpo es accidental (el lugar
natural del alma es el mundo de las Ideas) e incómoda. El alma se ve obligada a regir
el cuerpo como el jinete al caballo, o como el piloto a la nave. Sin embargo, su
aspiración es liberarse del cuerpo, y para ello deberá aplicar sus esfuerzos a
purificarse. Las almas que logren tal purificación regresarán al mundo de las Ideas tras
la muerte del cuerpo; las que no, irán a la región infernal del Hades, donde, tras un
período de tormentos (específicos para cada alma según las faltas cometidas), se les
permitirá elegir un nuevo cuerpo en el que reencarnarse.

Ética y política
El hombre sólo puede conseguir la felicidad mediante un ejercicio continuado de la
virtud para perfeccionar y purificar el alma. "Purificarse -escribió en el Fedón- es
separar al máximo el alma del cuerpo." Dominando las pasiones que la atan al cuerpo
y al mundo sensible, el alma va desligándose de lo terrenal y acercándose al
conocimiento racional, hasta que, inflamada en el amor a las Ideas, logra su completa
purificación. Este amor a las Ideas es el sentido original del amor platónico, muy
distinto del que le daría la tradición literaria posterior y del que tiene la expresión en
nuestros días.
Practicar la virtud significa, ante todo, practicar la virtud de la justicia (dikaiosíne),
compendio armónico de las tres virtudes particulares que corresponden a los tres
componentes del alma: la sabiduría (sofía) es la virtud propia de la razón; la fortaleza
(andreía) de la voluntad ha de modular el alma pasional o irascible hacia los afectos
nobles; y la templanza (sofrosíne) ha de imponerse sobre los apetitos del alma
concupiscible. El hombre sabio será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las
ideas a través del conocimiento, acto intelectual (y no de los sentidos) por el cual el
alma recuerda el mundo de las Ideas del cual procede.
Sin embargo, la completa realización de este ideal humano sólo puede darse en la
vida social de la comunidad política, donde el Estado da armonía y consistencia a las
virtudes individuales. El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres
clases de ciudadanos (el pueblo, los guerreros y los filósofos), cada una con su misión
específica y sus virtudes características, en correspondencia con los aspectos del
alma humana: los filósofos serían los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la
virtud de la sabiduría; los guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en
la virtud de la fortaleza; y el pueblo trabajaría en actividades productivas, cultivando la
templanza. De esta forma la virtud suprema, la justicia, podría llegar a caracterizar al
conjunto de la sociedad.

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Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde todo (bienes, hijos
y mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el pueblo llano instituciones como la
familia y la propiedad privada; al carecer de ellas las clases dirigentes, se evitaría su
corrupción, ya que no podrían ni necesitarían obtener riquezas, ni tendrían familiares a
los que favorecer; tal esquema (y otros aspectos de sus concepciones) fue revisado en
Las leyes, obra de vejez en la que desaparecen estas restricciones. El Estado se
encargaría de la educación y de la selección de los individuos (en función de su
capacidad y sus virtudes) para destinarlos a cada clase. La justicia se lograría
colectivamente cuando cada individuo se integrase plenamente en su papel,
subordinando sus intereses a los del Estado.

Teorizó también sobre las distintas formas de gobierno, que según Platón se suceden
en un orden cíclico en el que cada sistema es peor que el anterior. La monarquía o la
aristocracia (gobierno de un solo hombre excepcionalmente dotado o de una minoría
sabia y virtuosa, que aspira solamente al bien común) es para el filósofo la mejor
forma de gobierno. De la monarquía se pasa a la timocracia cuando el estamento
militar, en lugar de proteger a la sociedad, usa la fuerza para obtener el poder. En la
oligarquía, una minoría de ricos gobierna a un pueblo empobrecido. El descontento
lleva a la democracia o gobierno del pueblo, de la que tiene Platón un pésimo
concepto: se elige como gobernantes a los más ineptos y reina la anarquía.
Finalmente, la tiranía, encabezada por un demagogo que suprime toda libertad,
restaura el orden; es la peor de las formas de gobierno.
Platón intentó plasmar en la práctica sus ideas filosóficas, aceptando acompañar a su
discípulo Dión como preceptor y asesor del joven rey Dionisio II de Siracusa, hijo de
aquel Dionisio I el Viejo al que ya había aconsejado en vano antes de fundar la
Academia; con el hijo, el choque entre el pensamiento idealista del filósofo y la cruda
realidad de la política hizo fracasar de nuevo el experimento por dos veces (367 y 361
a. C.).

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Su influencia
Sin embargo, las ideas de Platón siguieron influyendo (por sí mismas o a través de su
discípulo Aristóteles) sobre toda la historia posterior del mundo occidental: su
concepción dualista del mundo y del ser humano (materia-espíritu, cuerpo-alma), la
superioridad del conocimiento racional sobre el sensible o la división de la sociedad en
tres órdenes funcionales serían ideas recurrentes del pensamiento europeo durante
siglos.
Al final de la Antigüedad, el platonismo se enriqueció con la obra de Plotino y la
escuela neoplatónica (siglo III d. C.). El cristianismo, empezando por Agustín de
Hipona (siglo IV), encontró en Platón muchos puntos afines (el desprecio del mundo
terrenal, la primacía del alma) en que sustentar sus concepciones religiosas, y la
teología cristiana fue básicamente agustiniana hasta que una profunda reelaboración
de Santo Tomás de Aquino (siglo XIII) incorporó el pensamiento aristotélico. En los
siglos XV y XVI, la admiración hacia la filosofía antigua que caracterizó al
Renacimiento europeo llevó a un último resurgir del platonismo.

Aristóteles
Aristóteles nació en la ciudad de Estagira en el año 384 a. C. Sus padres fueron
Nicómaco, médico del rey Amintas III de Macedonia, y Festis, vinculada también a los
asclepiadeos, quienes profesaban la medicina en la antigua Grecia. Ambos murieron
cuando Aristóteles era muy joven y, a sus 17 años, quedó a cargo de Proxeno de
Atarneo, su tutor, quien lo envió a estudiar a la Academia de Platón en Atenas.
El Estagirita (como se lo llama a Aristóteles, por su lugar de nacimiento) permaneció
en la Academia durante veinte años, desde el 367 a. C. al 347 a. C. Allí conoció a
Eudoxo, quien influyó notablemente en la decisión filosófica de Aristóteles de dar con
un principio explicativo que mantuviese a las cosas tal como se mostraban en su
aparición (a las que luego llamó phainomena, (fenómeno). También se vinculó con
Filipo de Opunte, Corisco, Espeusipo y Erasto, todos pensadores y estudiantes de
Platón.
Se supone que en esta misma época participó de los Misterios Eleusinos, que eran
unos ritos de iniciación anuales que se celebraban en Eleusis en honor a las diosas
Deméter y Perséfone. Sobre ellos llegó a escribir que “la experiencia es aprender”,
según se traduce su frase original, pathein mathein (παθείν μαθεĩν).
En 347 a. C., y coincidiendo con la muerte de Platón, Aristóteles dejó Atenas y se
trasladó a Atarneo y Aso. De allí pasó a la isla de Lesbos y se casó con Pitias de Aso,
sobrina del gobernador de Aso, Hermias. Con Pitias tuvo una hija a quien llamó Pitias,
en honor a su madre. En 343 a. C. fue convocado a Pella, Macedonia, para enseñar a
Alejandro Magno, de quien fue tutor por dos años. Luego de pasar por el servicio
militar, y tras ser tutor de Ptolomeo y Casandro (ambos futuros reyes), Aristóteles
volvió a Atenas en el 335 a. C. Allí fundó el Liceo, que fue su propia escuela. Esta

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recibe su nombre por haber sido construida en un templo dedicado al dios Apolo Licio
y, a diferencia de la Academia, era una escuela pública que incluso daba clases
gratuitas. A los alumnos del Liceo se los conocía como “los peripatéticos”, ya que
tenían la costumbre de discutir caminando. Durante la época del Liceo, Aristóteles
escribió muchos diálogos y tratados. De estos, solo los tratados sobrevivieron, y se
cree que la mayoría de ellos no estaban destinados al público. En esos años falleció
su esposa, Pitias, y Aristóteles se juntó con Herpilis, una mujer de Estagira. Con
Herpilis tuvo un hijo, Nicómaco, a quien dedicó su tratado de ética, Ética para
Nicómaco. Este es considerado uno de los libros más importantes de ética como
disciplina autónoma en toda su historia. En el año 323 a. C. murió Alejandro Magno y,
al ver que Atenas ya no recibía amablemente a los macedonios, Aristóteles decidió
partir a Calcis, en la isla de Eubea. Murió al año siguiente, a los 61 años, según se
cree por una enfermedad digestiva.

Principios aristotélicos
Aristóteles aborda los principios más fundamentales del razonamiento.
Aristóteles los llama axiomas, los requisitos previos de toda argumentación y hasta de
toda acción. La rama de la lógica clásica, fundada por Aristóteles, tiene estos tres
axiomas:
 Principio de no contradicción:
Según este principio, si {A es x} → {A no es no-x}; o sea, es imposible que un atributo
pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto. Con este principio —perdón por la
simpleza— lo que Aristóteles está diciendo es que, si nos ponemos a conversar, con el
propósito de decir algo sobre el mundo (no es que sea así, pero al menos es el
propósito), lo mínimo es reconocer que lo dicho ha sido dicho; de lo contrario, no se
podría avanzar. ¡Es una redundancia! Claro, pero es que toda la lógica lo es, lo que
pasa es que allí se habla de “tautología”.
 Principio de identidad:
Según el principio de identidad (A=A), algo no puede ser y no ser al mismo tiempo y
en la misma relación.
 Principio del tercero excluido:
Según este principio, dos proposiciones contradictorias ({A es x} y {A no es x}) no
pueden ser verdaderas ambas, al mismo tiempo y dentro de la misma relación. En
consecuencia, con el principio reductor del álgebra que la lógica encarna, una
proposición significativa puede ser V o F y, por tanto, dos proposiciones contradictorias
no pueden ser verdaderas ambas; una, o ambas, son F.

Obras
Las obras de Aristóteles se clasifican en dos. Por un lado, las exotéricas, de las cuales
se conservan solo algunos fragmentos de ellas. Eran normalmente diálogos
destinados a divulgar su pensamiento. Por otro lado, las pedagógicas o esotéricas,
aquellas creadas para utilizar en el Liceo durante las clases.
 Lógica: Organón es como se denomina a las cuatro obras de lógica de Aristóteles.
En Categorías establece los modos de ser. Por otro lado, en el tratado Tópicos
trata el tema de la construcción de argumentos. Sobre la interpretación abarca la

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correlación entre la lógica y el lenguaje. Los tratados Primeros Analíticos y
Segundos Analíticos son los más importantes dentro de la lógica aristotélica, ya
que en ellos se presenta su teoría de silogismos.
 Física: Su obra sobre física comprende diferentes libros. Entre los más importantes
de esta agrupación se encuentra, por un lado, Sobre el cielo, uno de sus tratados
más importantes sobre cosmología. Por otro lado, el tratado Sobre la generación y
la corrupción contiene un estudio sobre cambios y transformaciones en el mundo
sublunar.
 Metafísica: Dentro de esta categoría se encuentra Metafísica, una de las obras
más conocidas de Aristóteles. Está comprendida por 14 libros, en los cuales
abarca temas como historia de la filosofía o la introducción a la filosofía natural.
 Ética y Política: En esta agrupación se encuentran Ética a Nicómaco, obra que
lleva el nombre de su hijo y en la que aborda entre otras cuestiones como la de
qué clase de vida hace feliz al hombre. En su tratado Política, reflexiona sobre la
naturaleza de los Estados, de la familia y las diferentes maneras de constitución.
 Poética: En esta categoría se encuentra Poética o Sobre la Poética, obra de la que
se conserva solo un fragmento y en la que habla sobre el origen de la tragedia y
sus características.
 Retórica: En su obra Retórica o Ars Rhetorica, Aristóteles Reflexiona sobre la
naturaleza de la misma y sobre cómo ha de emplearse el discurso para generar los
efectos deseados.

Doctrina
 Doctrina sobre los seres materiales: Las substancias o seres materiales están
compuestos de dos principios: uno material y otro formal. De ahí el nombre de
hilemorfismoque recibe esta teoría aristotélica. Un ser natural, por ejemplo, el
mármol, está compuesto de una materia primera (así llama Aristóteles a la materia
de que están hechas todas las cosas) y una forma substancial (que es la que hace
que ese ser sea mármol y no otra cosa, por ejemplo, oro o madera).
 Doctrina sobre el ser del hombre: El hombre para Platón es un ser compuesto de
un alma procedente del mundo de las Formas y de un cuerpo procedente de este
mundo, teoría que no explica la unidad de ser humano. Aristóteles, en cambio,
afirma que el hombre es una substancia material, compuesto, como todas las
substancias materiales de materia y forma o, como todos los seres vivos de
cuerpo, que es su parte material, y alma, que es su parte formal. De acuerdo con
su teoría hilemórfica defiende Aristóteles la unidad substancial del ser humano. Lo
que existe, conoce y actúa es la unidad substancial: el hombre.
 Doctrina sobre el conocimiento humano: No puede existir, para Aristóteles, ningún
conocimiento en el alma previo a su existencia en el cuerpo, pues ésta no existía
previamente. El conocimiento, por lo tanto, no puede explicarse por anámnesis o
recuerdo como lo hacía Platón, sino que tiene que ser adquirido durante la vida del
hombre a partir de los datos que nos proporcionan los sentidos.

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Pensamiento
La filosofía de Aristóteles se caracteriza por su realismo, en contraposición del
pensamiento de su maestro basado más en el idealismo del mundo. Según la
metafísica, el filósofo determina las diez categorías que forman al ser humano:
 Sustancia
 Cantidad
 Relación
 Tiempo
 Lugar
 Cantidad
 Situación
 Posesión
 Acción
 Pasión
Estas acciones componen el mundo del hombre y se incluyen en su
naturaleza el principio de reposo y movimiento, siendo el movimiento el
principal motor de cualquier cambio.
Además, en el centro del pensamiento aristotélico se encuentra la
felicidad completa del ser humano. Según Aristóteles, esta felicidad sólo
se puede alcanzar a través de la búsqueda del conocimiento y de la

42
razón.

Frases célebres de Aristóteles


 La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos
almas.
 La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
 No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo.
 Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos.
 La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar
su apariencia.
 El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.
 Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.
 La naturaleza no hace nada en vano.
 El hombre solitario es una bestia o un dios.
 Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos.

San Agustín de Hipona


Aurelio Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre de 354. Su
padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del Imperio. Su madre, la
dulce y abnegada cristiana Mónica, luego santa, poseía un genio intuitivo y educó a su
hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó a bautizarlo. El niño, según él mismo
cuenta en sus Confesiones, era irascible, soberbio y díscolo, aunque
excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y notable de la ciudad, se hizo cargo
de sus estudios, pero Agustín, a quien repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo
jugando con otros mozalbetes. Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin
porque su deseo de saber era aún más fuerte que su amor por las distracciones;
terminadas las clases de gramática en su municipio, estudió las artes liberales en
Metauro y después retórica en Cartago. A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera
concubina, que le dio un hijo al que pusieron por nombre Adeodato (dado por Dios).
Los excesos de ese "piélago de maldades" continuaron y se incrementaron con una
afición desmesurada por el teatro y otros espectáculos públicos y la comisión de
algunos robos; esta vida le hizo renegar de la religión de su madre. Su primera lectura
de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no
fundada en la razón. Sus intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio
encontró acomodo durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina que
obviamente no podía satisfacer sus exigencias de verdad. Sin embargo, el hecho
fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en estos años es su adhesión al
dogma maniqueo; su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda
su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo, la religión de moda en
aquella época. Los maniqueos presentaban dos sustancias opuestas, una buena (la

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luz) y otra mala (las tinieblas), eternas e irreductibles. Era preciso conocer el aspecto
bueno y luminoso que cada hombre posee y vivir de acuerdo con él para alcanzar la
salvación. A San Agustín le seducía este dualismo y la fácil explicación del mal y de
las pasiones que comportaba, pues ya por aquel entonces eran estos los temas
centrales de su pensamiento. La doctrina de Mani o Manes, fundador del
maniqueísmo, se asentaba en un pesimismo radical aún más que el escepticismo,
pero denunciaba inequívocamente al monstruo de la materia tenebrosa enemiga del
espíritu, justamente aquella materia, "piélago de maldades", que Agustín quería
conjurar en sí mismo. Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en
Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384). Durante diez años, a partir del 374, vivió
Agustín esta amarga y loca religión. Fue colmado de atenciones por los altos cargos
de la jerarquía maniquea y no dudó en hacer proselitismo entre sus amigos. Se
entregó a los himnos ardientes, los ayunos y las variadas abstinencias y complementó
todas estas prácticas con estudios de astrología que le mantuvieron en la ilusión de
haber encontrado la buena senda. A partir del año 379, sin embargo, su inteligencia
empezó a ser más fuerte que el hechizo maniqueo. Se apartó de sus correligionarios
lentamente, primero en secreto y después denunciando sus errores en público. La
llama de amor al conocimiento que ardía en su interior le alejó de las simplificaciones
maniqueas como le había apartado del escepticismo estéril. En 384 encontramos a
San Agustín de Hipona en Milán ejerciendo de profesor de oratoria. Allí lee sin
descanso a los clásicos, profundiza en los antiguos pensadores y devora algunos
textos de filosofía neoplatónica. La lectura de los neoplatónicos, probablemente de
Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su
concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal; igualmente decisivo en la
nueva orientación de su pensamiento serían los sermones de San Ambrosio,
arzobispo de Milán, que partía de Plotino para demostrar los dogmas y a quien San
Agustín escuchaba con delectación, quedando "maravillado, sin aliento, con el corazón
ardiendo". A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo
depende y que no depende de nada», San Agustín comprendió que las cosas, estando
necesariamente subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal
sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en
ningún caso como sustancia. Dos años después, la convicción de haber recibido una
señal divina (relatada en el libro octavo de las Confesiones) lo decidió a retirarse con
su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía,
donde San Agustín escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por San
Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis
compartido con su madre, Mónica, que murió poco después. En 388 regresó
definitivamente a África. En el 391 fue ordenado sacerdote en Hipona por el anciano
obispo Valerio, quien le encomendó la misión de predicar entre los fieles la palabra de
Dios, tarea que San Agustín cumplió con fervor y le valió gran renombre; al propio
tiempo, sostenía enconado combate contra las herejías y los cismas que amenazaban
a la ortodoxia católica, reflejado en las controversias que mantuvo con maniqueos,
pelagianos, donatistas y paganos. Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San
Agustín fue nombrado obispo de Hipona; desde este pequeño pueblo pescadores
proyectaría su pensamiento a todo el mundo occidental. Sus antiguos correligionarios
maniqueos, y también los donatistas, los arrianos, los priscilianistas y otros muchos
sectarios vieron combatidos sus errores por el nuevo campeón de la Cristiandad.
Dedicó numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres
Cartas a amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de
pastor, administrador, orador y juez. Al mismo tiempo elaboraba una ingente obra
filosófica, moral y dogmática; entre sus libros destacan los Soliloquios, las Confesiones

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y La ciudad de Dios, extraordinarios testimonios de su fe y de su sabiduría teológica.
Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de ser
responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida respuesta de
San Agustín, recogida en La ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de
la historia cristiana. Durante los últimos años de su vida asistió a las invasiones
bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad
episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.

Pensamientos y obras:
El tema central del pensamiento de San Agustín de Hipona es la relación del alma,
perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el
mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De ahí
su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de la
filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo entre la
criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente sus Confesiones (400).
Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios es
concebido como bien y verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en
el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo infinito,
puede el hombre acercarse a su propia esencia. Pero su visión pesimista del hombre
contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos, desempeña la gracia divina, por encima
del que tiene la libertad humana, en la salvación del alma. Este problema es el que
más controversias ha suscitado, pues entronca con la cuestión de la predestinación, y
la postura de San Agustín contiene en este punto algunos equívocos. En sus
concepciones sobre la naturaleza y el mundo físico, Agustín de Hipona parte del
hilemorfismo de Aristóteles: los seres se componen de materia y forma. Pero conforme
al ideario cristiano, Agustín introduce el concepto de creación (Dios creó libremente el
mundo de la nada), extraño a la tradición griega, y enriquece la teoría aristotélica con
las llamadas razones seminales: al crear el mundo, Dios lo dejó en un estado inicial de
indeterminación, pero depositó en la materia una serie de potencialidades latentes
comparables a semillas, que en las circunstancias adecuadas y conforme a un plan
divino originaron los sucesivos seres y fenómenos. De este modo, el mundo

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evoluciona con el tiempo, actualizando constantemente sus potencialidades y
configurándose como cosmos. El ser humano se compone de cuerpo (materia) y alma
(forma). Pero siguiendo ahora a Platón, para Agustín de Hipona cuerpo y alma son
sustancias completas y separadas, y su unión es accidental: el hombre es un alma
racional inmortal que se sirve, como instrumento, de un cuerpo material y mortal; el
santo llegó incluso a usar algunas veces el símil platónico del jinete y el caballo.
Dotada de voluntad, memoria e inteligencia, el alma es una sustancia espiritual simple
e indivisible, cualidades de las que se desprende su inmortalidad, ya que la muerte es
descomposición de las partes. Tal concepto crearía dificultades y dudas en San
Agustín a la hora de establecer el origen del alma (siempre rechazó la noción platónica
de la preexistencia) y conciliarlo con el dogma del pecado original. Si el alma era
generada por los padres al igual que el cuerpo (generacionismo), se entendía que el
pecado original se transmitiese a los descendientes, pero, siendo simple e indivisible,
¿cómo podía el alma pasar a los hijos? Y si el alma era creada por Dios en el instante
del nacimiento (creacionismo), ¿cómo podía Dios crear un alma imperfecta, manchada
por el pecado original? Para San Agustín, fe y razón se hallan profundamente
vinculadas: sus célebres aforismos "cree para entender" y "entiende para creer"
(Crede ut intelligas, Intellige ut credas) significan que la fe y la razón, pese a la
primacía de la primera, se iluminan mutuamente. Mediante la sensación y la razón
podemos llegar a percibir cosas concretas y a conocer algunas verdades necesarias y
universales, pero referidas a fenómenos concretos, temporales. Sólo gracias a una
iluminación o poder suplementario que Dios concede al alma, a la razón, podemos
llegar al conocimiento racional superior, a la sabiduría. Por otra parte, un discurso
racional correcto necesariamente ha de conducir a las verdades reveladas. De este
modo, la razón nos ofrece algunas pruebas de la existencia de Dios, de entre las que
destaca en San Agustín el argumento de las verdades eternas. Una proposición
matemática como, por ejemplo, el teorema de Pitágoras, es necesariamente verdadera
y siempre lo será; el fundamento de tal verdad no puede hallarse en el devenir
cambiante del mundo, sino en un ser también inmutable y eterno: Dios. Dios posee
todas las perfecciones en grado sumo; Agustín destaca entre sus atributos la verdad y
la bondad (por influjo de la idea platónica del bien), aunque establece la inmutabilidad
como el atributo del que derivan lógicamente los demás. La influencia de Platón se
hace de nuevo patente en el llamado ejemplarismo de San Agustín: Dios posee el
conocimiento de la esencia de todo lo creado; las ideas de cada ser en la mente divina
son como los modelos o ejemplos a partir de los cuales Dios creó a cada uno de los
seres.

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Frases:
 Conócete, acéptate, supérate
 No hubo tiempo alguno en que no hubiese tiempo
 La medida del amor es amar sin medida
 Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia
 No se accede a la verdad sino a través del amor
 Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama
 Nadie puede ser perfectamente libre hasta que todos lo sean
 Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con
nosotros

Sócrates
En medio del ambiente que envolvió al movimiento sofista emerge el genio
extraordinario de Sócrates, (469-399) figura que de manera indiscutida se
transformará en inspiración y maestro de los más connotados filósofos griegos del
llamado “Siglo de Oro” de la filosofía (s. V-IV a.C.). Dos puntos de contradicción
surgen sobre la figura de Sócrates y que dan origen a lo que dentro de la academia se
denomina “el problema socrático”. Tenemos por un lado que sus discípulos
establecieron por escrito una serie de doctrinas que se le atribuyen, elevándolo hasta
la exaltación, como es el caso de Platón en sus Diálogos. Jenofonte ve en Sócrates
nada más que al ciudadano honorable y justo, en cambio, otros como Arisatófanes, lo
caricaturizan. Lo cierto es que Sócrates ha ejercido a lo largo de la historia del
pensamiento una influencia extraordinaria y ha sido elevado al nivel de símbolo para
las generaciones venideras. Por otro lado, frente a la pregunta ¿Quién fue Sócrates?
no existen datos objetivos sobre su persona por cuanto no hay manuscritos del
maestro. Sobre su doctrina no se puede afirmar con certeza nada. Su enseñanza se
limitó a la exposición oral y por lo tanto se carece de elementos objetivos que
garanticen la autenticidad histórica de su pensamiento. Los diálogos socráticos de
Platón nos dejan en la inexactitud de saber cuáles de las doctrinas que pone Platón en
la boca de Sócrates son propias y cuáles las de su maestro. Por su parte Jenofonte,
que es otra fuente, no le atribuye ninguna doctrina y Arsitófanes lo ubica como un
sofista y le atribuye algunas doctrinas de los presocráticos. Si Sócrates fue o no un
personaje “real”, o fue acaso una creación mítico-literaria de Platón, no es un asunto

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de fácil solución. El punto es que, sobre Sócrates, no hay “documentos” sino
“interpretaciones” y la cuestión de su precisión histórica será siempre un tema abierto.
Sin embargo, los estudiosos hoy día han establecido un criterio conocido como
“perspectiva del antes y después de Sócrates” y que viene de alguna manera a
remediar las investigaciones socráticas en crisis. De acuerdo a esta perspectiva,
resulta de mayor probabilidad referir a Sócrates las doctrinas que la cultura griega
recibe cuando Sócrates ejerce su enseñanza en Atenas, antes que la elección de las
diversas fuentes que existen. Desde este punto de vista, la filosofía socrática adquiere
un nuevo vigor y un notable influjo en el desarrollo del pensamiento griego. De la
acumulación de los “material histórico” que se conservan en la tradición filosófica
occidental respecto a Sócrates, podemos extraer algunos datos que nos permitan
sistematizar las principales ideas en torno a la filosofía socrática. Sócrates es uno de
los creadores de la gran tradición filosófica occidental y es como el paradigma ideal del
quehacer filosófico. Nació en Atenas alrededor del 470 a.C., su padre, Sofronisco, fue
un escultor y su madre, Fenárates, desempeñaba el oficio de partera. Dos actividades,
que combinadas servirán más tarde para decir que Sócrates esculpió el carácter de los
jóvenes atenienses y ayudó a dar a luz a la sabiduría

El método socrático
Aunque Sócrates no es un sofista, sin embargo, en algún sentido se parece en la
forma, pero no en el fondo; cuando recorre las calles de Atenas interrogando por la
verdad de las cosas a todo aquel que se cruza en su camino. La pregunta de Sócrates
a sus interlocutores pretendía poner en evidencia que las más de las veces las
respuestas no parten del ejercicio de la razón sino de la autoridad o por la memoria,
divagando en respuestas huecas. Con Sócrates la filosofía se ve obligada a su
fecunda tarea bajo un método basado en el “Diálogo” y que se halla vinculado al
desvelamiento de la esencia del hombre, de tal modo que éste se despoje consciente
y enteramente de la ilusión del saber. Sócrates es el filósofo del Ágora y como tal
dialoga en la plaza pública creando las condiciones idóneas para acogerla verdad.

En Sócrates la filosofía se entiende como una búsqueda colectiva y en diálogo,


tratando de dar respuesta a uno de los problemas cruciales de aquel momento: la
ética. Para esto, el método socrático se valdrá de dos momentos: en primer lugar, la
ironía, que consiste en el arte de hacer preguntas recurrentes; recordándole al
interlocutor las deficiencias de fundamentos racionales que sustentaban las creencias
anteriores. La ironía tiene la intención de hacer reconocer a los demás su propia
ignorancia. Desde el punto de vista pedagógico es un estímulo y una exhortación a la
reflexión crítica sobre los asuntos humanos. En segundo lugar, está la mayéutica, (gr.
mayeuomai: dar a la luz) palabra que proviene del oficio de Fenárates, madre de

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Sócrates, que era partera, y que consiste en hacer preguntas de tal modo que el
interlocutor descubra la verdad por sí mismo. Debemos dejar bien claro que el objetivo
del método “dialectico” de Sócrates es fundamentalmente de naturaleza ética y
educativa, es decir, no busca otra cosa que dar cuenta de la propia vida, es un
examen del alma, es decir, un examen moral.

Un testimonio Platónico:
“Cualquiera que se encuentre cerca de Sócrates y que se ponga a razonar junto con él, sea
cual fuere el tema que se trate, arrastrado por los meandros del discurso, se ve obligado de un
modo inevitable a seguir adelante, hasta llegar a dar cuenta de sí mismo y a decir también de
qué forma vive y en qué forma ha vivido, y una vez que ha cedido, Sócrates ya no lo
abandona”

La ignorancia socrática
De acuerdo a los diálogos de Platón (Apología de Sócrates), Querefonte, un amigo de
juventud de Sócrates, subió al templo de Apolo en Delfos, -en cuyo frontispicio estaba
inscrito el axioma: “Conócete a ti mismo”- y se atrevió a consultar al Oráculo con el fin
de saber si había entre los hombres alguien más sabio que Sócrates. La respuesta de
la pitonisa del templo fue: “Nadie”. Al conocer la respuesta; Sócrates decide averiguar
el sentido de ella y se da a la tarea de visitar a los más sabios de Atenas. Luego de
recoger sus respuestas descubre que se tienen por sabios, pero en verdad no
reconocen su ignorancia.

El punto de arranque de la filosofía de Sócrates es el reconocimiento de la propia


“ignorancia” (nesciencia). El que cree que “sabe lo que no se sabe” es para Sócrates
un ignorarse a sí mismo, impidiendo toda reflexión acerca del hombre y su valoración
moral. “Conócete a ti mismo”, que se ha conocido como un aforismo socrático, no
debe entenderse más allá de una recomendación socrática, de corte ilustrado,
respecto a que el hombre se ocupe de su propio perfeccionamiento moral basado en
un análisis crítico de sus conocimientos. “Saber que no se sabe es, o sea, adquirir
conciencia de tu fin y de tus faltas reales es la primera sabiduría verdadera Para
Sócrates, ponerse a sí mismo como problema, es decir examinarse y tener
conocimiento de sí mismo, es base propedéutica para una indagación y propicia un

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programa filosófico por excelencia que impulsa al hombre a buscar su formación
personal bajo una perspectiva ética que garantiza el auténtico saber. Con esto,
Sócrates pone de manifiesto que la primera condición de todo filosofar es la conciencia
de la propia ignorancia y deja abierto el camino hacia el fecundo aprendizaje.

La moral socrática
Mientras los presocráticos colocaban al ser humano dentro del sistema de
coordenadas del cosmos, Sócrates desplaza el cosmos al sistema de coordenadas del
hombre a fin de encontrar la unidad en la multiplicidad. La investigación socrática se
refiere a la vida humana y en torno a ella girarán las conversaciones, indagando sobre
la piedad, la justicia, la belleza, el bien, la felicidad. El conocimiento de estos temas no
tenía un afán contemplativo ni especulativo, sino que buscaba el perfeccionamiento
moral de las personas. Para Sócrates la verdad se identifica con el bien moral, esto
significa que quien conozca la verdad no podrá menos que practicar el bien. Saber y
virtud coinciden por lo tanto quien conoce lo recto actuará con rectitud y el que hace el
mal es por ignorancia. A esta doctrina socrática, de carácter racionalista, se le ha
denominado “intelectualismo moral”

La ética socrática se interesa en el conocimiento de la virtud para practicarla en


beneficio de las polis. Podemos señalar por lo menos tres rasgos característicos:
felicidad, virtud, ciencia y el bien; esto último es lo que hace feliz al hombre y resulta
de los tres anteriores.

a) Felicidad:

Para Sócrates la felicidad es el último bien del hombre y se logra con la


práctica de la virtud. No se trata de la felicidad lograda de los placeres
sensibles y fugaces, sino aquella serena y estable que proviene de la
contemplación de la verdad y que se logra con la práctica de la virtud.

b) Virtud:

La virtud se identifica con la sabiduría en cuanto capacidad de autodominio o


gobierno de sí (enkratéia), constante, metódica y que resulta de la conquista
del espíritu mediante la inteligencia y la voluntad unidas recíprocamente.
Debemos sumarle a esto la templanza (sofrosine) entendida como equilibrio,
serenidad, moderación, vieja expresión que sirvió a los antiguos pensadores
como Sócrates, para no dejarse arrastrar por el poder. Los sofistas, a quienes
el pedagogo de Atenas contrapunteo, tenían el afán de poder y dominio; la
ética socrática, en cambio, representa la posibilidad humana de una praxis
específica que convierta el afán de poderío en la fuerza que transforme la
propia naturaleza en naturaleza ética. De este modo la vida socrática, no busca
el poder ni el dominio de los demás, no pretende adquirir cosas, ni vencer un
destino externo. Más bien renuncia a todo signo de poderío y posesión, e
incluso, si fuera necesario, renuncia a la vida misma en beneficio de la virtud y
el honor moral.

c) Ciencia:

Es saber, pero un saber obrar bien. La virtud y la felicidad son una misma cosa
y la virtud en el hombre consiste en no ser más que lo que hace que el alma

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sea lo que debe ser, es decir, buena y perfecta. Ambas, virtud y felicidad,
constituyen el auténtico fin que el hombre persigue y estas sólo pueden ser
alcanzadas mediante el verdadero conocimiento, que es el autoexamen, la
autocomprensión que constata la propia ignorancia elevando al hombre a una
renovada conciencia de la propia limitación en un proceso sucesivo de
permanente perfeccionamiento.

Recapitulación de la filosofía socrática Sócrates


da un impulso nuevo a la filosofía. Ante todo, porque es su vida entera la que va a
dedicarse a la filosofía, con lo cual esta se convierte en una forma de vida, en la que
se apoya y desde la que se dirige la propia existencia humana. En segundo lugar,
porque la filosofía no es en sus manos un presuntuoso saber ni una mera transmisión
de verdades ya logradas, sino un permanente inquirir en el que predomina el
convencimiento de los propios límites intelectuales. La ironía socrática puede
considerarse como un recurso para triturar al adversario, pero es en el fondo el
reconocimiento de la dificultad y de la autenticidad propia del filosofar. Cuando
Sócrates emplea la mayéutica como ayuda para que cada cual encuentre sus propias
ideas está reconociendo que todos los seres humanos pueden ir en busca de la
verdad y, a la par, que la verdad solo nace desde dentro. La mayéutica representa, por
tanto, el debido contrapeso a la ‘ironía’. Finalmente, Sócrates introduce lo humano en
la filosofía como interés principal y como lugar donde puede adquirirse un auténtico
conocimiento. Ese es el sentido profundo del ‘conócete a ti mismo’, que ya andaba en
boca de los atenienses, pero que Sócrates ha elevado a categoría y método filosófico.
Lo que hicieron Platón y Aristóteles fue continuar el camino que Sócrates había
abierto. Sócrates les enseñó a reflexionar sobre las cosas usuales y próximas al ser
humano con el fin de radicar la filosofía en algo que de verdad importe al hombre; les
enseñó a reconquistar el saber racional perdido en nebulosidades; les abrió el camino
para que cada uno a su modo alcanzara una visión sistemática de la totalidad del
universo. Pero también Sócrates dio a la filosofía varias ideas maestras. Primera, la de
un nuevo método. Dice Dilthey que fue el primero que aplicó tenazmente el método
que consiste en remontarse desde el saber existente y las creencias de la época al
fundamento de cada proposición. En otras palabras, sustituyó un procedimiento que
deducía construcciones geniales por un método que refería toda afirmación a su
fundamento lógico: “[...] En él nació en la historia de la inteligencia el método analítico
que se remonta al último fundamento cognoscitivo del contenido de la ciencia y,
finalmente, de la convicción científica general” (Introducción a las Ciencias del Espíritu,
Madrid, 1966, pp. 277- 278). ¿En qué consistía el método práctico de Sócrates? Su
forma era la de una dialéctica o diálogo. Que este método se llevara a cabo mediante
el diálogo muestra que es necesaria cierta dialéctica entre razones o argumentos,
mediante la cual aparece la ‘sinrazón’ de una de las posiciones. Pero muestra
también, como ya hemos notado, que la verdad es resultado de una búsqueda
personal. Segundo aporte: la idea de una cierta inducción, que da paso a los
conceptos universales y a la definición. Aristóteles nos dice: “Dos cosas hay que
atribuir con justicia a Sócrates, por un lado, los epantikoi logoi y por el otro el
oridsesthai katholou” (Metafísica, 1078b). Esto es, “procesos inductivos” y “resultados
de la inducción”. La definición sería el resultado de la inducción.

La definición es algo universal que respondería a los casos particulares examinados.


Ciertamente, el Sócrates de Platón sigue un proceso inductivo: empieza examinando
los casos particulares; en ellos se fija en sus notas comunes, y con ellas logra un
concepto que es común, y en este sentido universal, a todos los casos examinados.
Pero Sócrates no se detiene en cualesquiera notas comunes, sino en aquello que es
común por ser esencial, es decir, en aquello que es siempre igual en cada caso
particular porque es la raíz de todo lo que es la cosa en particular. Con ello se logra la

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definición de valor universal porque expresa la esencia —y solo la esencia— de los
distintos casos particulares. Sin embargo, no hay que ubicar a Sócrates en la pura
especulación metafísica. Por lo menos el Sócrates histórico no busca la esencia de la
virtud como si aquella fuera el fundamento ontológico e inmutable de la virtud en sí. Se
trataría más bien de la delimitación de la “esencia” del valor a través de la exploración
de lo que todos entienden cuando hablan del valor. Se trata de un procedimiento
inductivo, que va procediendo desde una definición menos adecuada hasta otra más
adecuada, o de la consideración de ejemplos particulares a una definición universal;
pero el sentido y la referencia se confunden en el plano del lenguaje.

Santo Tomas de Aquino


Santo Tomás de Aquino fue un presbítero, fraile, teólogo y filósofo católico
perteneciente a la Orden de Predicadores, es considerado el principal representante
de la enseñanza escolástica y una de las mayores figuras de la teología sistemática.

En materia de metafísica, su obra representa una de las fuentes más citadas del siglo
XIII, además de ser punto de referencia de las escuelas del pensamiento tomista y
neotomista.

La Iglesia católica lo nombra Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la


Humanidad y considera su obra fundamental para los estudios de filosofía y teología.
Fue el principal defensor clásico de la teología natural. Sus comentarios sobre las
obras de Aristóteles lo lanzaron a la popularidad, la recepción de su obra favoreció la
compatibilidad entre el pensamiento aristotélico y la fe católica. Asimismo, recibió
influencias del platonismo de Agustín de Hipona, y del aristotelismo de Averroes y de
Maimónides, a quienes tomaba como autoridades.

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Sus obras más conocidas son la Summa Theologiae, un compendio de la doctrina
católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos (aquí se encuentran sus
cinco vías), y la Summa contra gentiles, compendio de apología filosófica de la fe
católica, que consta de 410 capítulos agrupados en cuatro libros, redactado a petición
de Raimundo de Peñafort.

A Tomás se le debe el rescate y reinterpretación de la metafísica y una obra de


teología monumental, así como una teoría del Derecho que sería muy consultada
posteriormente. Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y
Santo Patrón de las universidades y centros de estudio católicos en 1880. Su
festividad se celebra el 28 de enero. En palabras del filósofo inglés Anthony Kenny,
Santo Tomás de Aquino es considerado "uno de los más grandes filósofos del mundo
occidental".

Vida
Tomás de Aquino nació en 1224 o 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de
Aquino, en el seno de una numerosa y noble familia de ascendencia germana. Su
padre, Landolfo, descendiente de los condes de Aquino, estaba emparentado con el
emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.
Fue Tomás el menor de nueve hermanos. Según una leyenda, Bonus, un santo
ermitaño, predijo a Teodora que su hijo se ordenaría dominico y llegaría a alcanzar la
santidad.

Cumplidos los cinco años, Tomás recibió sus primeras enseñanzas en la abadía de
Montecasino, de la que un tío suyo era abad. Sus biógrafos Guillermo de Tocco,
Bernardo Guido y Pedro Calo destacan su singular y temprana devoción señalando
que, desde bebé, se aferraba fuertemente a un papiro que tenía escrito el Ave María.
Comenzó entonces su aprendizaje de gramática, moral, música y religión hasta que en
1239 el emperador Federico II decretara la expulsión de los monjes.

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Entonces, el joven Tomás continuó su educación en la Universidad de Nápoles donde
el estudio de las artes liberales, el currículo educativo de la época, lo puso en contacto
con los principios de la lógica aristotélica. En 1244, a la edad de diecinueve años,
Tomás decidió unirse a la recién fundada Orden dominica gracias a la amistad que
había trabado con el Maestro General Juan de Wildeshausen, por cuya vida austera e
intelectual se sentía atraído desde haberlo conocido anteriormente en un convento de
Nápoles.

La decisión contrarió a su familia, que había planificado que Tomás sucediera a su tío
al frente de la abadía de Montecasino. Enterados de que Tomás se dirigiría a Roma
para iniciarse en los estudios del noviciado, sus hermanos lo secuestraron y retuvieron
durante más de un año en los castillos familiares de Monte San Giovanni y
Roccasecca en un intento de evitar que asumiera el hábito dominico y para obligarlo a
renunciar a su nueva aspiración.

Pasó este tiempo de prueba dando clases particulares a sus hermanas y


comunicándose con miembros de la Orden Dominica. Los familiares se desesperaron
por disuadir a Tomás, que seguía decidido a unirse a los dominicos. En un momento,
dos de sus hermanos recurrieron a la medida de contratar a una prostituta para
seducirlo. Según la leyenda, Tomás la alejó empuñando un hierro de fuego y dos
ángeles se le aparecieron mientras dormía y fortalecieron su determinación de
permanecer célibe.

Al ver que todos sus intentos de disuadir a Tomás habían fracasado, Teodora buscó
salvar la dignidad de la familia haciendo que Tomás escapara por la ventana durante
la noche. Logró huir del castillo y se trasladó a París para alejarse de su familia. El
Aquinate sorprendió a los frailes cuando vieron que se había dedicado a leer y
memorizar la Biblia y las Sententias de Pedro Lombardo, incluso había comentado un
apartado de las Refutaciones sofísticas de Aristóteles que eran las referencias para los
estudios de la época.

Obras
La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa teniendo en cuenta que murió con 49
años y considerando que al mismo tiempo llegaría a recorrer unos 10 000 kilómetros
en viajes a pie, se comprende que su obra sea calificada por algunos como una
hazaña inigualable.

Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y


sistemáticas, son sus tres síntesis teológicas o Summas: Summa Theologiae, Summa
contra Gentiles y su Scriptum super Sententias. Aunque el interés y la temática
principal siempre es teológico, su obra abarca igualmente comentarios de obras
filosóficas, polémicas o litúrgicas. Resulta especialmente conocido por ser uno de los
principales introductores de la filosofía de Aristóteles en la corriente escolástica del
siglo XIII y por representar su obra una síntesis entre el pensamiento cristiano y el
espíritu crítico del pensamiento aristotélico. A lo largo de la historia se le han atribuido

54
obras espurias, que con el paso del tiempo han dejado de ser consideradas de su
autoría. Así, sus obras se encuentran divididas en:

 Tres síntesis teológicas, o summas.


 Suma teológica
 Suma contra gentiles
 Scriptum super Sententias
 Nueve tratados en la forma de disputas académicas.
 Doce disputas quodlibetales.
 Nueve exégesis sobre las Sagradas Escrituras.
 Una colección de glosas de los Padres de la Iglesia sobre los Evangelios
conocida como Catena aurea.
 Once exposiciones sobre los trabajos de Aristóteles24
 De principiis naturae: I y II (comentarios a consideraciones sobre la naturaleza
basadas en los libros I y II de Física de Aristóteles.
 Sententia libro Politicorum (comentario a la Política)
 Sententia super Metaphysicam (comentario a la Metafísica)
 Sententia super Meteora (comentario a los Meteoros)
 Sententia super Phisicam (comentario a la Física)
 Sententia super Peri hermenias (comentario a Sobre la interpretación)
 Sententia sobre libri Ethicorum (comentario sobre Ethica Nicomaquea)
 Sententia super De Anima (comentario a De Anima)
 Sententia super De Caelo et mundo (comentario a De Caelo et Mundo)
 Sententia super libros De generatione et corruptiones.
 Dos exposiciones de trabajos de Boecio.
 Dos exposiciones de trabajos de Proclo.
 Cinco trabajos polémicos.
 Cinco opiniones expertas, o responsa.
 Quince letras sobre teología, filosofía o temas políticos.
 Un texto litúrgico.
 Dos oraciones famosas.
 Aproximadamente 85 sermones.

Doctrina
Santo Tomás utiliza más las expresiones «doctrina sagrada» y «doctrina cristiana»
que la de «teología» para referirse a toda la enseñanza cristiana relativa a la salvación
y que, en último término, descansa en la revelación.

Tomás de Aquino considera que existe un doble orden de verdades relativo a Dios:

 Las que sobrepasan la capacidad de la razón humana (que Dios es uno y trino,
por ejemplo);
 Las que pueden ser alcanzadas por la razón natural (como la existencia y la
unidad de Dios).

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Teniendo en cuenta este doble orden de conocimiento podemos distinguir dos tipos
distintos de teología:

 La teología racional o natural intenta llegar a Dios a partir de las fuerzas mera-
mente naturales como es la razón;
 La teología sobrenatural o teología de la fe tiene como fundamento las
verdades reveladas y la fe.

Sin embargo, en la primera es también importante la fe porque puede orientar a la


razón tanto para preservarla de errores como para indicarle el camino que debe seguir
y el término al que debe llegar; y en la segunda es importante la razón pues el teólogo
puede utilizar esta facultad natural para ordenar y sistematizar los conocimientos, para
aclararlos o explicarlos hasta donde sea posible y para defender a la teología de los
argumentos contrarios.

La teología es la ciencia o conocimiento superior, y ello, dice Santo Tomás, por dos
razones: por la dignidad de la materia que trata (Dios) y por la certeza que contiene,
pues se funda en la luz del propio Dios, que es infalible. Es también sabiduría, y ello
en grado sumo, pues la sabiduría es el conocimiento de cada cosa concreta por las
causas más altas, y Dios es la causa primera y más alta de todo.

Pensamiento
La idea fundamental que establece Aquino para demostrar que Dios existe es que
Dios, aunque es invisible e infinito, puede ser demostrado a través de sus efectos, los
cuales sí son visibles y finitos. Sabemos, por tanto, que Dios ES. Lo que no sabemos y
no podemos saber es QUÉ ES:

 Por el movimiento: existe el movimiento y todo lo que se mueve es movido a


su vez por un motor. Este, a su vez, ha sido movido anteriormente por otro,
secuencia que se debería seguir hasta el infinito. Sin embargo, eso no es
posible, por lo que tenemos que concluir que existe algo al principio de todo, un
primer motor, que es el que ha puesto todo el sistema en marcha. A ese
primero motor es a lo que Aquino denomina Dios.

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 Por la causa eficiente: hay una serie de causas eficientes (principio que
produce un efecto), pero es necesario que exista para ello una causa primera,
pues, de lo contrario, no habría ningún efecto. Esa causa primera es Dios,
según Aquino.
 Por lo posible y lo necesario: la generación y la corrupción muestran que hay
entes que pueden ser o no ser. Puesto que estos entes alguna vez no han
sido, tendría que haber habido un tiempo en que no hubiera nada y que nada
hubiera llegado a ser. Es imprescindible entonces que exista un ente que sea
necesario por sí mismo. A ese ente necesario es al que Aquino llama Dios.
 Por los grados de perfección: hay diversos grados de todas las perfecciones,
que se aproximan más o menos al absoluto. Debe haber por lo tanto un ente
que sea sumamente perfecto, y que sea causa de toda perfección de todo ser.
Ese ser perfecto es Dios.
 Por el gobierno del mundo: los entes inteligentes tienden a un fin y a un
orden. No lo hacen al azar, sino por la inteligencia que los dirige. Ha de haber,
por tanto, un ente inteligente que ordena la naturaleza y la impulsa a su fin.
Quien dirige inteligentemente la naturaleza es Dios.

Palabra de Tomás de Aquino

 “En esto consiste propiamente amar a alguien: querer el bien para él”
 “El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ya ha comprendido:
la verdad”
 “Teme al hombre de un solo libro”
 “Todos los hombres, por naturaleza, desean saber”
 “Justicia es la firme y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo”
 “La misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece
el volcarse en otros y, más aún, socorrer sus carencias. Esto es
peculiaridad del ser superior y por eso se tiene como propio de Dios tener
misericordia”
 “Lo que se recibe se recibe al modo del recipiente”
 “La raíz de la libertad se encuentra en la razón. No hay libertad sino en la
verdad”
Rene Descartes
René Descartes ha sido uno de los grandes pensadores de la historia. Su influencia
sobre el pensamiento y filosofía occidental es innegable, especialmente si tenemos en
cuenta su famosa obra “El discurso del método”
Estuvo muy avanzado a su tiempo, una época en la que Galileo Galilei, un
contemporáneo suyo, estaba siendo censurado por las élites religiosas, haciendo que
la filosofía cartesiana tuviera, al principio, dificultades para ser siquiera publicada.
A continuación, veremos la vida y obra de este filósofo a través de una biografía de
René Descartes, además de entender con más detalle su pensamiento filosófico.
Biografía de René Descartes

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Matemático, físico y, más conocido como filósofo, René Descartes ha sido un
personaje polifacético. A continuación, veremos su biografía.

Primeros años de vida


René Descartes nació en La Haye, Francia, el 31 de marzo de 1596. Su madre falleció
cuando él apenas tenía 13 meses, y su padre, al estar ocupado con su trabajo en el
parlamento de Bretaña, apenas tenía tiempo para el joven Descartes, así que su
educación cayó en manos de su abuela materna.
El pequeño René se educó en un colegio jesuita en La Flèche, entre los años 1604 y
1612, que en aquel momento era una de las instituciones jesuitas más famosas de
Europa. Ese centro tuvo una importancia caudal para su desarrollo intelectual.
Allí aprendió varias cosas, aunque se centraba en la enseñanza de la tradicional
educación liberal, teología y cómo ser un buen gentilhombre. Años después,
Descartes se mostraría crítico con la educación que recibió en tal centro. En La
Flèche, Descartes obtuvo el título de bachiller y, posteriormente, viajaría hasta Potiers
para licenciarse en derecho.
En 1616, con apenas 22 años, partió a los Países Bajos para servir en las filas del
ejército Mauricio de Nassau, príncipe protestante en la guerra de los treinta años. Más
tarde, se enrolaría en las filas de Maximiliano I de Baviera, quien era católico. Esto
puede parecer paradójico, dado que en tal contienda estaban enemistados católicos y
protestantes. Descartes reconocería que se había enrolado en diferentes ejércitos
para conocer nuevos países y entender la realidad de cada bando.
Durante el invierno de 1619 Descartes se quedó bloqueado en un pueblecito del Alto
Danubio, cerca de Ulm. Permaneció aislado de cualquier relación social, al lado de
una estufa y sin más compañía que la de sus propios pensamientos. Estando allí se le
revelarían las bases que sentarían su sistema filosófico: el método matemático y el
más que famoso principio cartesiano, “pienso, luego existo”.
Durante la noche del 10 al 11 de noviembre de 1619, víctima de una febril excitación,
Descartes tendría tres sueños en donde se le revelaría la forma de su método, y su
vocación a consagrar su vida a la filosofía y la ciencia.

Fin de la vida militar


Renunciando a la vida militar, Descartes aprovechó para viajar por tierras germanas y
neerlandesas, regresando a Francia en 1622. Pasaría una temporada en Italia, entre
los años 1623 y 1625, para luego volver a Francia, afincándose en París y tomando
contacto con los más destacables científicos de la época.
En 1628 volvería a Holanda, un país en el que la ciencia estaba avanzando a pasos
agigantados gracias a que había una relativa libertad de pensamiento y lo científico
gozaba de buena popularidad, residiendo en los Países Bajos durante 21 añós.
Durante los primeros cinco años se dedicaría a elaborar su propio sistema del mundo,
lo que entendía que era el ser humano y cómo nuestra alma estaba encapsulada en
nuestro cuerpo.
En 1633 ya tenía muy avanzada la redacción de Tratado sobre la luz, un texto amplio
en el que hablaba sobre metafísica y física. No obstante, decidió no publicarlo, dada la
terrible condena a Galileo Galilei. Descartes defendía en aquella obra el heliocentrismo
copernicano. Al final la obra sería publicada póstumamente.

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En 1637 aparecería su famoso “Discurso del método”, presentado como un prólogo de
tres ensayos científicos. El libro ganaría una amplia popularidad y muchos lectores
cultos se atreverían a enviar cartas a su autor para discutir sobre qué pensaban o
posibles errores en el método cartesiano.
En el discurso, Descartes proponía una duda metódica, con la cual debía ponerse en
tela de juicio todos los conocimientos de la época. No es que fuera una duda
escéptica, dado que estaba orientada en la búsqueda de principios sobre los cuales
cimentar el saber, y no la simple crítica hacia todo conocimiento del momento.
Propuso el método cartesiano para todas las ciencias y disciplinas, y consiste en
descomponer los problemas más complejos en partes más sencillas, hasta detectar
sus elementos más básicos, ideas simples que puedan presentarse como razones
evidentes. Luego vendría relacionar estas mismas ideas para entender los postulados
más complejos que estaban constituyendo.
En su física mecanicista explicaba que la extensión era la principal propiedad de los
cuerpos materiales, postulado expuesto en su Meditaciones metafísicas de 1641. En
esta obra intentó demostrar la existencia de Dios y su perfección, además de la
inmortalidad del alma, ya apuntada en la cuarta parte del Discurso del método.
Conforme su popularidad iba en aumento, las críticas y las amenazas de persecución
religiosa se convirtieron en oscuras sombras que se cernían sobre René Descartes.

Huida a Suecia y final de su vida


Cansado de luchas, críticas y amenazas provenientes de autoridades eclesiásticas y
académicos tanto franceses como holandeses, Descartes, en 1649, aceptó la
invitación de la reina Cristina de Suecia, quien le invitaba a residir en Estocolmo como
preceptor suyo de filosofía.
Esto no era casual. Descartes y la monarca habían mantenido una intensa
correspondencia. Pero pese a que René Descartes disfrutaba de la compañía de
Cristina de Suecia, culta reina, el país que dirigía no le era tan agradable. Lo llegó a
describir como una tierra de osos, donde los pensamientos de los hombres se
congelan, junto con el agua.

La filosofía de Descartes

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René Descartes es considerado como el promotor de la filosofía racionalista moderna,
una de las primeras corrientes filosóficas tras el fin de la Edad Media. En su
planteamiento se pretende resolver los problemas filosóficos y científicos por media de
un conocimiento que garantice la certeza de los mismos postulados.
Su método está compuesto de cuatro procedimientos:
 No aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga certeza absoluta.
 Descomponer cada problema en partes más pequeñas.
 Ir de lo más sencillo de entender a lo más complejo.
 Revistar todo el proceso para cerciorarse de que no se ha saltado ningún paso.
Para cumplir el primer paso, se plantea la duda metódica, es decir, poner en duda
todos los conocimientos adquiridos o heredados. Todo el conocimiento tiene una parte
que se puede criticar, pero a su vez hay una parte que es imposible ponerla en tela de
juicio, y esta es la propia acción de dudar.
Es decir, dudamos de la realidad, dudamos del conocimiento, pero de lo que no
podemos dudar es de que estamos dudando. De esta forma llegamos a una certeza
absoluta y evidente: dudamos. La duda es un pensamiento, con lo cual estamos
haciendo la acción de pensar. No se puede pensar sin existir, con lo cual, el hecho de
pensar, dudar y realizar otras acciones cognoscitivas implica la existencia indiscutible
del yo pensante. Es aquí donde surge su famosa frase, “cogito, ergo sum”, esto es la
máxima “pienso, luego existo”.

Pitágoras
VIDA
Pitágoras de Samos es uno de los hombres más influyentes de la historia. Nació en
Samos, isla de Grecia ubicada al este del mar Egeo. Vivió desde el año 569 hasta
aproximadamente el 475 a.C
Se le conoce como filósofo, matemático puro y fundador de la escuela Pitagórica. Era
hijo de un libanés llamado Mnesarco y la nacida en Grecia, Pythais. Al parecer fue
instruido en la escuela jónica, con las enseñanzas de los filósofos, Tales de Mileto,
Anaximandro y Anaxímenes. Posiblemente llegó a conocer a Tales, aunque no se
sabe con certeza ya que no se tienen detalles de su infancia o juventud exactas, hay
más vestigios de su adultez, multifacética y sabia. Conocimiento que según diversos

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autores provino de sus viajes e interacciones por Egipto, Arabia, Fenicia, Babilonia e
inclusive la India. Durante estos viajes tuvo la oportunidad de conocer las matemáticas
y la astronomía de estos pueblos, siendo influido también por las creencias de tipo
religioso. La muerte de Pitágoras se produjo en Metaponto, provincia de Matera, Italia.
Se dice vino a manos de Cilón, ambicioso quien era rechazado por la hermandad
pitagórica. Otros autores citan que Pitágoras se dejó morir de hambre. La
incertidumbre de su muerte no opaca el camino labrado en la ciencia, llámese
matemática o astronomía; en el arte, el razonamiento y la religión. La vida y obra de
Pitágoras de Samos no reposan en ningún texto o evidencia de su época. Han sido
reconstruidas a partir de testimonios orales que pasaron de una generación a otra y
que comenzaron a citarse en escritos casi dos siglos después de su muerte.
Argumentos fundados en lo difundido por sus seguidores, llamados pitagóricos.

Principios pitagóricos
Pitágoras y sus discípulos se guiaban filosóficamente por los siguientes principios:
 La realidad, en su percepción más profunda, es de tipo matemática. Las cosas son
números.
 La filosofía puede ser un camino hacia la purificación espiritual.
 El alma humana puede elevarse lo suficiente como para fusionarse con lo divino.
 Ciertos símbolos de naturaleza mística son considerados como signos sagrados.
 Todos los miembros de la hermandad pitagórica deben mantener un absoluto
secreto respecto a sus creencias y sus prácticas.

OBRAS
No se guardan obras de Pitágoras de Samos. Tal como sucede con otros filósofos
presocráticos, lo mucho o poco que se conoce ha sido que Pitágoras de Samos fundó
en Crotona, Italia, una escuela filosófica-política-religiosa integrada por filósofos,
matemáticos, astrólogos y músicos. De la mencionada escuela pitagórica surgen todas
las obras que hoy se le adjudican al filósofo de Samos. Entre ellas están:
 Filosofía: Pitágoras fue el primer pensador griego en proporcionar principios
filosóficos, dando una explicación no mística o religiosa del origen de todo lo que
es. Su idea de un principio físico o natural, en su caso el agua, como sostén y
composición de las cosas de la vida, dio paso a la apertura de un camino racional
y discursivo para pensar el mundo tal como lo conocemos.
 Matemática: Pitágoras proporciono principios matemáticos; formuló el teorema que
lleva su nombre, El teorema de Pitágoras; El descubrimiento de los números
irracionales; También descubrió los números perfectos y amigables.
 Astronomía: Fue de los primeros en señalar que el lucero del alba y el lucero
vespertino son el mismo planeta: Venus. También enseñaba que la Tierra era el
centro del universo (modelo geocéntrico) y que la luna la orbitaba alrededor del
ecuador, aunque estos descubrimientos también se le atribuyen a Parménides.
 Música: Se le atribuye el descubrimiento de las leyes de intervalos musicales
regulares, también se le atribuyen a Pitágoras las relaciones aritméticas de la
escala musical, así como la invención del monocordio, además de la enseñanza de
un uso ético y medicinal de la música, entre otros. De allí se implementó, además,
la idea de que existe una armonía recíproca entre los distintos sistemas del
universo y que, en ese sentido, astronomía, música, salud y otras áreas del
pensamiento están emparentadas.

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Doctrina
Tenía unas creencias muy particulares, y se regía por unas normas muy estrictas. Una
de sus doctrinas era la de la metempsicosis o transmigración de las almas, que
consistía básicamente en que el alma era eterna y se reencarnaba en diferentes
cuerpos a lo largo de sucesivas vidas hasta conseguir la perfecta purificación. Por este
motivo tenían prohibido comer carne, ya que cualquier animal podía ser la
reencarnación de un familiar o amigo fallecido. Otras de las creencias que mantenía
Pitágoras era el Parentesco de todos los seres vivos, por lo tanto, las almas podían
reencarnarse en forma de seres vivos que eran distintos al ser humano, lo que, a su
vez, sugiere el parentesco de todos los seres vivos, incluía algunas plantas entre los
seres vivos, Se piensa que esta doctrina fue aprendida por Pitágoras en el extranjero.
También creía en la doctrina de abstinencia en donde es tarea del hombre
comportarse de tal modo que, al puro se le da una encarnación en lo puro, y al impuro
en lo impuro.

Pensamiento
Pitágoras de Samos tenía un pensamiento innovador. Consideraba al hombre como un
ser con alma e inteligencia, de espíritu invisible, creado en armonía. El Universo para
él eran fracciones de un mundo natural, humano y divino. Para el la realidad tenía
naturaleza matemática, en su valor más puro. Consideraba que la filosofía conlleva al
saneamiento del espíritu. Que el alma puede elevarse hasta fundirse con lo divino.
Que la mística está también en los símbolos. Defendió la lealtad y el secretismo.

Frases célebres de Pitágoras


 Economizad las lágrimas de vuestros hijos, para que puedan regar con ellas
vuestra tumba.

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 Los hombres que siempre hablan verdad son los que más se aproximan a Dios.
 No sabe hablar quien no sabe callar.
 No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma.
 Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.
 Escribe en la arena las faltas de tu amigo.
 El silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría.

Parménides de Elea
Filósofo griego, principal representante de la escuela eleática o de Elea, de la que
también formaron parte Jenófanes de Colofón, Zenón de Elea y Meliso de Samos.
Fundador de la ontología, Parménides concibió lo real como uno e inmutable; desde la
misma Antigüedad, su doctrina se contrapuso a la Heráclito de Éfeso, para quien lo
real es perpetuo devenir. Ambos son considerados los más profundos pensadores de
la filosofía presocrática.
Él enseñó, entre otras cosas, que existe una “ciencia del ser en cuanto ser” y que esta
es la “filosofía primera” –luego llamada “metafísica”–. A partir de esto, la noción de

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“ser” se transformó en una cosa que se sabe, una cosa que se estudia igual que la
respiración y que se puede enseñar.
Obras sobre la naturaleza
 La única obra conocida de Parménides fue su poema filosófico titulado Sobre la
naturaleza. En este poema, Parménides trata diversos temas como el ser, la
verdad, el origen de los dioses y la naturaleza misma.
 La mayor novedad del poema fue la metodología de su argumentación, la cual
Parménides desarrolló con rigor. En su argumentación, realizó una discusión
de principios que sientan axiomas específicos y persiguen sus implicaciones.
Sus libros
 Las yeguas y el carro.
 El camino y el portal.
 Dice.
 Moira, Temis
 Las diosas y las musas
 Interpretaciones.

Frases
 Un solo relato queda como camino: el Ente es.
 Es indiferente para mí por donde comience, pues allí volveré nuevamente.
 Pues ni hay ni habrá nada ajeno aparte de lo que es.
 La razón siempre tendrá la razón.
 Lo mismo es pensar que ser.

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Pensamiento de Parménides
 Considera Parménides que todo está compuesto por dos elementos, lo caliente
y lo frío, y de esta mezcla, presente en los miembros de los hombres, depende
la inteligencia de estos. De hecho, la naturaleza de cada miembro u órgano, lo
que en estos es preponderante, es lo que percibe
 El ser es realidad. El pensamiento sólo puede pensar lo que es, por lo que es
realidad. Por lo tanto, el ser es pensamiento. Parménides concibe al ser como
uno, como la unidad.
 Y afirmaba que la existencia era un todo unificado, eterno e inmutable, por lo
que el "cambio" era una ilusión de los sentidos.
Doctrina
Considera Parménides que todo está compuesto por dos elementos, lo caliente y lo
frío, y de esta mezcla, presente en los miembros de los hombres, depende la
inteligencia de estos. De hecho, la naturaleza de cada miembro u órgano, lo que en
estos es preponderante, es lo que percibe.
Por ello los cadáveres, que han sido abandonados por el fuego, la luz y el calor, solo
pueden percibir lo contrario, el frío y el silencio. Todo lo que existe, concluye, posee
cierto conocimiento.
El conocimiento de la doctrina de Parménides, como la de todos los pensadores de su
época, se ve dificultado por su antigüedad. Esto afecta su comprensión por diversos
motivos: desde el punto de vista de la transmisión de su pensamiento, la paleografía
se encuentra con problemas tales como el estado fragmentario del texto y la
corrupción de los manuscritos, lo que ha ocasionado lagunas en el texto o pasajes
particularmente difíciles de leer.

Auguste Comte
Una de las figuras ejemplares en el desarrollo del pensamiento humano es, sin duda,
la de Augusto Comte, quien fuera el creador del positivismo y de la sociología,
aportaciones que influyeron poderosamente en la organización y en el rumbo del
mundo. Augusto Comte, el asceta parisino en la segunda mitad del siglo XIX iluminó
con sus planteamientos intelectuales a la humanidad que a partir de la Revolución
Francesa vivía en una profunda crisis espiritual. La sociedad del siglo XIX ya no se
presentaba como en la Edad Media como un reflejo de la voluntad de Dios que
dispone un determinado orden social. La sociedad moderna había generado una crisis
en la convivencia social y la sociedad, en ese momento, era un problema y un

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quehacer que le correspondía asumir a los hombres. Era el siglo de las luces; era el
siglo de la razón. Respondiendo a esta necesidad, empezó la
Sociología configurarse como ciencia, en la primera mitad de este siglo, coincidiendo
con el desarrollo de otras ciencias sociales como la Antropología, Psicología,
Economía y Ciencia Política. Así, la Sociología nace después de la revolución
francesa, en la que triunfa la clase media y, en vísperas de la aparición de otra clase
social, los obreros. Para Comte, la Sociología tiene por objeto de estudio a la
sociedad misma, considerándola como una trama espiritual, como cultura, buscando
sus elementos componentes y las leyes que regulan sus conexiones.

El pensamiento de A. Comte
La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició
Francis Bacon y extendió la enciclopedia francesa y que consistió, a grandes rasgos,
en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de
instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos.
La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una
postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las
propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau. Tomando como trasfondo la Revolución
Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas
irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad. Los
problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica
positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que
permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes
universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad. Comte afirma
que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan
no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y
el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.

Aportes que realizó Augusto Comte al campo de la sociología.


 Considerada en primer lugar en su acepción más antigua y común, la palabra
positivo designa lo real, por oposición a lo quimérico: en este aspecto conviene
plenamente al nuevo espíritu filosófico, caracterizado, así como consagrado
constantemente a las investigaciones verdaderamente asequibles a nuestra
inteligencia.
 En un segundo sentido, muy próximo al precedente, pero distinto, indica el
contraste entre lo útil y lo inútil: recuerda así, en filosofía, el debido destino de
todas nuestras justas especulaciones en pro de la mejora continua de nuestra
condición, individual y colectiva en lugar de la vana satisfacción de una
curiosidad estéril.  Su tercer significado usual señala la oposición entre la
certeza y la indecisión: indica así la aptitud característica de tal filosofía para
construir espontáneamente la armonía lógica en el individuo y la comunión
espiritual entre toda la especie.
 Una cuarta acepción ordinaria, frecuentemente confundida con la anterior,
consiste en oponer lo preciso a lo vago: este sentido recuerda la tendencia
constante del verdadero espíritu filosófico a obtener en todo el grado de
precisión compatible con la naturaleza de los fenómenos y conforme con la
exigencia de nuestras verdaderas necesidades, mientras que la antigua
manera de filosofar conducía necesariamente a opiniones vagas, por no

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implicar la indispensable disciplina y regirse por la sumisión a una autoridad
sobrenatural.
 Por último, una quinta aplicación, menos usada que las otras, aunque
igualmente universal: el empleo de la palabra positivo como lo contrario de
negativo. En este sentido, indica una de las más eminentes propiedades de la
verdadera filosofía, mostrándola especialmente destinada por su naturaleza no
a destruir, sino a organizar. Los cuatro caracteres generales que acabamos de
recordar la distinguen a la vez de todos los modos posibles — teológicos o
metafísicos—propios de la filosofía inicial. Principales Obras
 En 1822 publica "Plan des traveaux scientifiques", en el que, defiende la unidad
indisoluble de ciencia y política.
 En 1826 comienza un "Cours de philosophie positive", que muy pronto se ve
obligado a suspender a causa de una crisis nerviosa.
 En 1842 publica la "Curso de filosofía positiva", donde trata de responder a los
avances de la ciencia, planteando que ésta sirviera para mejorar no sólo la
suma del conocimiento humano, sino también la sociedad en su totalidad.
 En 1844 publicó el libro "Discurso sobre el espíritu positivo", encierra lo
principal del pensamiento de comte.
 Entre 1851-1854 Système de politique positive, ou Traité de sociologie,
instituant la religión de l'humanité (sistemas de política positivista).
 En 1852 se publica "Catéchisme positiviste"(catecismo positivista), en el cual
expone la religión universalmente.
 En 1851 se publica el libro "Curso de Filosofía Positiva", en el cual, habla de la
filosofía desde la astronomía popular

Fides et Ratio
Almudi.org. Resumen de la Encíclica "Fides et ratio" (Aceprensa 142/98) "La fe y la
razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la
contemplación de la verdad". Esta frase, con la que se inicia la encíclica Fides et ratio
de Juan Pablo II, es una síntesis de su contenido central: la cuestión de la verdad, que
es la cuestión fundamental de la vida y la historia de la humanidad. Juan Pablo II
defiende la capacidad de la razón hum...

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(Aceprensa 142/98) "La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu
humano se eleva hacia la contemplación de la verdad". Esta frase, con la que se inicia
la encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II, es una síntesis de su contenido central: la
cuestión de la verdad, que es la cuestión fundamental de la vida y la historia de la
humanidad. Juan Pablo II defiende la capacidad de la razón humana para conocer la
verdad, y pide que la fe y la filosofía vuelvan a encontrar su unidad profunda.
Al margen de las diferencias de cultura, raza o religión, todo hombre se plantea los
mismos interrogantes sobre su propia identidad, su origen, su destino, la existencia del
mal, el enigma que sigue a la muerte. Es decir, busca una verdad última que dé
sentido a su vida. Para buena parte de la mentalidad actual, sin embargo, se trata de
una búsqueda inútil, pues el hombre sería incapaz de alcanzar esa verdad.
Es este el punto de partida que ha dado origen a la decimotercera encíclica de Juan
Pablo II, que fue publicada el 15 de octubre. El Papa quiere salir al paso de esta
situación cultural que ha plasmado un modo de pensar según el cual todo es opinión:
la verdad sería el resultado del consenso. Es un clima de incertidumbre que afecta a
todos, pero son las nuevas generaciones quienes están más expuestas: carecen de
puntos de referencia, o se les ofrecen "propuestas que elevan lo efímero a rango de
valor". Por todo ello, la Iglesia "quiere afirmar la necesidad de reflexionar sobre la
verdad".

Atreverse con las preguntas radicales


Entre los muchos medios que el hombre tiene para progresar en el conocimiento de la
verdad destaca la filosofía. "La filosofía nació y se desarrolló desde el momento en
que el hombre empezó a interrogarse sobre el porqué de las cosas y su finalidad".
Pero, en los últimos tiempos, la filosofía, "en lugar de apoyarse sobre la capacidad que
tiene el hombre para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y
condicionamientos".
"Han surgido en el hombre contemporáneo, y no sólo entre los filósofos, actitudes de
difusa desconfianza respecto de los grandes recursos cognoscitivos del ser humano.
Con falsa modestia, se conforman con verdades parciales y provisionales, sin intentar
hacer preguntas radicales sobre el sentido y fundamento último de la vida humana,
personal y social".
Juan Pablo II plantea un problema que suscitará un eco entre los hombres de cultura:
¿por qué diversos movimientos filosóficos contemporáneos insisten en subrayar la
debilidad de la razón, impidiéndole de hecho ser ella misma, difundiendo así un
escepticismo generalizado? Si con la Veritatis splendor el Papa quiso llamar la
atención sobre algunas verdades de orden moral que habían sido mal interpretadas,
con Fides et ratio quiere referirse a la "verdad misma" y su "fundamento" en relación
con la fe. La Iglesia, afirma, "considera a la filosofía como una ayuda indispensable
para profundizar en la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a
cuantos aún no la conocen".

Así pues, ciento veinte años después de la encíclica Aeterni Patris de León XIII
(1879), Fides et ratio propone nuevamente el tema de la relación entre fe y razón, y
hace ver las consecuencias negativas de la separación entre ambas. El Papa dice
que, aunque parezca paradójico, la razón encuentra su apoyo más precioso en la fe,

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mientras que la fe cristiana, por su parte, tiene necesidad de una razón que se
fundamente en la verdad para justificar la plena libertad de sus actos.

El conocimiento que viene de la fe


El primer capítulo presenta la Revelación como conocimiento que Dios mismo ofrece
al hombre. Recuerda que, "además del conocimiento propio de la razón humana,
capaz por su naturaleza de llegar hasta el Creador, existe un conocimiento que es
peculiar de la fe". Son dos verdades que no se confunden, ni una hace superflua a la
otra. La Revelación, al expresar el misterio, impulsa a la razón a intuir unas razones
que ella misma no puede pretender agotar, sino sólo acoger.
Además, fuera de esta perspectiva, el misterio de la existencia humana resulta un
enigma insoluble. "¿Dónde podría el hombre buscar la respuesta a las cuestiones
dramáticas como el dolor, el sufrimiento de los inocentes y la muerte, si no en la luz
que brota del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo?".
En el segundo capítulo se pone de relieve que la peculiaridad que distingue el texto
bíblico consiste en la convicción de que hay una profunda e inseparable unidad entre
el conocimiento de la razón y el de la fe. Se demuestra cómo el pensamiento bíblico,
basado en esta unidad, había ya descubierto una vía maestra hacia el conocimiento
de la verdad: la imposibilidad de prescindir del conocimiento ofrecido por Dios, si se
quiere conocer plenamente el camino que todo hombre debe recorrer para responder
a las preguntas fundamentales sobre la existencia.

Entender para creer


En el tercer capítulo, el Papa parte de la experiencia de que todo hombre desea saber,
y de que la verdad es el objeto propio de ese deseo. El hombre, con su razón, que
pregunta siempre y sobre todas las cosas, tiene la posibilidad de alcanzar la verdad
sobre su existencia, una verdad que por su naturaleza es "universal", válida para todos
y para siempre, y "absoluta", es decir, definitiva: "las hipótesis pueden ser fascinantes,
pero no satisfacen".
El hombre busca la verdad, pero "esta búsqueda no está destinada sólo a la conquista
de verdades parciales, fácticas o científicas. Su búsqueda tiende hacia una verdad
ulterior que pueda explicar el sentido de la vida; por eso es una búsqueda que no
puede encontrar respuesta más que en el absoluto". Esta verdad se logra no sólo por
vía racional, sino también mediante la confianza en el testimonio de los otros, lo cual
forma parte de la existencia normal de una persona: "En la vida de un hombre, las
verdades simplemente creídas son mucho más numerosas que las adquiridas
mediante la constatación personal".

La inteligencia de la fe
Como "la verdad que nos llega por la Revelación es, al mismo tiempo, una verdad que
debe ser comprendida a la luz de la razón", es muy importante el papel de la filosofía.
El capítulo cuarto realiza una síntesis histórica, filosófica y teológica de cómo el
cristianismo entró en relación con el pensamiento filosófico antiguo. "Los primeros

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cristianos, para hacerse comprender por los paganos, no podían referirse sólo a
'Moisés y los Profetas'; debían también apoyarse en el conocimiento natural de Dios y
en la voz de la conciencia moral de cada hombre".
Este capítulo presenta el ejemplo de los Padres de la Iglesia, los cuales, con la
aportación de la riqueza de la fe, "fueron capaces de sacar a la luz plenamente lo que
todavía permanecía implícito y propedéutico en el pensamiento de los grandes
filósofos antiguos". En la Edad Media se pone el esfuerzo en encontrar las razones
que permitan a todos entender los contenidos de la fe. De perenne actualidad es la
aportación del pensamiento de santo Tomás de Aquino y su visión de una completa
armonía entre la fe y la razón, basada en el principio de que "lo que es verdadero,
quienquiera que lo haya dicho, viene del Espíritu Santo". "La fe no teme a la razón,
sino que la busca y confía en ella".

Una falsa modestia


La llegada de la época moderna señala la progresiva separación entre la fe y la razón,
con el consiguiente cambio del papel desempeñado por la filosofía: de sabiduría y
saber universal se fue empequeñeciendo hasta considerarse una más de las tantas
parcelas del saber humano. "Algunos filósofos, abandonando la búsqueda de la
verdad por sí misma, han adoptado como único objetivo el lograr la certeza subjetiva o
la utilidad práctica".
No es exagerado afirmar, dice el Papa, "que buena parte del pensamiento filosófico
moderno se ha desarrollado alejándose progresivamente de la Revelación cristiana,
hasta llegar a contraposiciones explícitas". Algunas de esas filosofías "desembocaron
en sistemas totalitarios, traumáticos para toda la humanidad".
Al comprobar los efectos producidos por esta separación, se puede constatar que
"tanto la fe como la razón se han empobrecido y debilitado una ante la otra. La razón,
privada de la aportación de la Revelación, ha recorrido caminos secundarios que
tienen el peligro de hacerle perder de vista su meta final. La fe, privada de la razón, ha
subrayado el sentimiento y la experiencia, corriendo el riesgo de dejar de ser una
propuesta universal".
El Papa va más lejos y subraya que es "ilusorio pensar que la fe, ante una razón débil,
tenga mayor incisividad; al contrario, cae en el grave peligro de ser reducida a mito o
superstición. Del mismo modo, una razón que no tenga ante sí una fe adulta no se
siente motivada a dirigir la mirada hacia la novedad y radicalidad del ser".

La necesidad de la filosofía
En el capítulo quinto se mencionan diversos pronunciamientos del Magisterio sobre
cuestiones filosóficas. Se parte de la idea de que "la Iglesia no propone una filosofía
propia ni canoniza una filosofía particular con menoscabo de otras", pero sí "tiene el
deber de indicar lo que en un sistema filosófico puede ser incompatible con su fe".
Está claro, además, que "ninguna forma histórica de filosofía puede legítimamente
pretender abarcar toda la verdad, ni ser la explicación plena del ser humano, del
mundo y de la relación del hombre con Dios".
Se recorren las censuras del Magisterio a propósito de doctrinas como el fideísmo, el
tradicionalismo radical, el racionalismo. Son intervenciones que "se han ocupado no
tanto de tesis filosóficas concretas, como de la necesidad del conocimiento racional y,
por tanto, filosófico para la inteligencia de la fe". A pesar de que la Iglesia ha animado

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a la filosofía a recuperar su misión, el Papa constata "con sorpresa y pena" que incluso
entre teólogos existe un desinterés por el estudio de la filosofía. De ahí que haya
querido proponer algunos puntos de referencia "para instaurar una relación armoniosa
y eficaz entre la filosofía y la teología".

Armonía entre filosofía y teología


El capítulo sexto, en consecuencia, está dedicado a las exigencias que las diversas
disciplinas teológicas deben mantener en relación con el saber filosófico. La idea
central es que sin la aportación de la filosofía no se podrían ilustrar determinados
contenidos teológicos. El Papa precisa que el patrimonio filosófico asumido por la
Iglesia tiene valor universal. "El hecho de que la misión evangelizadora haya
encontrado en su camino primero a la filosofía griega, no significa en modo alguno que
excluya otras aportaciones", pero -añade más adelante- "rechazar esta herencia sería
ir en contra del designio providencial de Dios, que conduce a su Iglesia por los
caminos del tiempo y de la historia".
El Papa se refiere concretamente a la inculturación de la fe en lugares, como la India,
China, Japón, que cuentan con tradiciones religiosas y filosóficas muy antiguas.
Corresponde a los cristianos de hoy "sacar de ese rico patrimonio los elementos
compatibles con su fe de modo que enriquezcan el pensamiento cristiano". El
documento señala algunos criterios para que el encuentro pueda ser fructífero, entre
los que figura el tener presente la universalidad del espíritu humano, cuyas exigencias
son idénticas en las culturas más diversas.
Juan Pablo II ve en el término "circularidad" la vía que conviene seguir en la relación
entre fe y razón: "El punto de partida y la fuente original debe ser siempre la palabra
de Dios revelada en la historia, mientras que el objetivo final no puede ser otro que la
inteligencia de ésta, profundizada progresivamente a través de las generaciones. Por
otra parte, ya que la palabra de Dios es Verdad, favorecerá su mejor comprensión la
búsqueda humana de la verdad, o sea, el filosofar".
La gran fecundidad de esta vía se pone de manifiesto en tantos autores cristianos que
han combinado una búsqueda filosófica y los datos de la fe. El Papa cita, a título de
ejemplo, a J. H. Newman, A. Rosmini, J. Maritain, E. Gilson, E. Stein, V. Solovev, P. A.
Florenskij, P.J. Caadaev, V. Losskij.

En busca del sentido


La revelación como el "punto de referencia y de confrontación" entre la filosofía y la fe
es el tema del capítulo séptimo. La Sagrada Escritura contiene una serie de elementos
que permiten obtener una visión del hombre y del mundo de gran valor filosófico. De
ella se deduce que "la realidad que experimentamos no es el absoluto". La convicción
fundamental de esta "filosofía" contenida en la Biblia es que "la vida humana y el
mundo tienen un sentido y están orientados hacia su cumplimiento, que se realiza en
Jesucristo".
Precisamente la "crisis de sentido" es uno de los elementos más importantes del
pensamiento actual. La fragmentación del saber hace difícil una búsqueda de sentido.
"En medio de esta baraúnda de datos y de hechos entre los que se vive y que parecen
formar la trama misma de la existencia, muchos se preguntan si todavía tiene sentido
plantearse la cuestión del sentido". La respuesta del Papa no puede ser más clara:
"Deseo expresar firmemente la convicción de que el hombre es capaz de llegar a una

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visión unitaria y orgánica del saber. Este es uno de los cometidos que el pensamiento
cristiano deberá afrontar a lo largo del próximo milenio de la era cristiana".
Una filosofía que no responda a la cuestión sobre el sentido corre el peligro de
degradar la razón a funciones puramente instrumentales. "Para estar en consonancia
con la palabra de Dios es necesario, ante todo, que la filosofía encuentre de nuevo su
dimensión sapiencial de búsqueda del sentido último y global de la vida".

Verdad y libertad
Tomando pie en esos principios, la encíclica realiza un breve análisis que muestra los
límites de algunos sistemas filosóficos contemporáneos que rechazan la instancia
metafísica de una apertura perenne a la verdad. Eclecticismo, historicismo, cientifismo,
pragmatismo y nihilismo son sistemas y formas de pensamiento que, al no estar
abiertos a las exigencias fundamentales de la verdad, tampoco pueden ser asumidos
como filosofías aptas para explicar la fe. "Una teología sin un horizonte metafísico no
conseguirá ir más allá del análisis de la experiencia religiosa" y será incapaz de
"expresar con coherencia el valor universal y trascendente de la verdad revelada".
Se ha de tener en cuenta además, observa el Papa, que "la negación del ser comporta
inevitablemente la pérdida de contacto con la verdad objetiva y, por consiguiente, con
el fundamento de la dignidad humana". "Verdad y libertad, o bien van juntas o juntas
perecen miserablemente". Creer en la posibilidad de conocer una verdad
universalmente válida "no es en modo alguno fuente de intolerancia; al contrario, es
una condición necesaria para un diálogo sincero y auténtico entre las personas". En
las páginas de conclusión, el Papa retoma algunas de las ideas desarrolladas en el
texto y señala que "lo más urgente hoy es llevar a los hombres a descubrir su
capacidad de conocer la verdad". "Una de las mayores amenazas en este fin de siglo
es la tentación de la desesperación". Y el origen de esa crisis está en el hecho de que
se ha perdido la capacidad de pensar a lo grande.
El Comentario del Cardenal Ratzinger Una invitación a volver a pensar.
El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
fue el encargado de presentar a la prensa internacional la nueva encíclica de Juan
Pablo II. Reproducimos a continuación algunos párrafos de su intervención.
El clima cultural y filosófico general niega hoy la capacidad de la razón humana para
conocer la verdad. Reduce la racionalidad a ser simplemente instrumental. De este
modo, la filosofía pierde su dimensión metafísica, y el modelo de las ciencias humanas
y empíricas se convierte en el parámetro y el criterio de la racionalidad.
Una de las consecuencias es que la razón científica no es ya un adversario para la fe,
porque ha renunciado a interesarse por las verdades últimas y definitivas de la
existencia, limitando su horizonte a los conocimientos parciales y experimentables.

De ese modo, se expulsa del ámbito racional todo lo que no entra en las capacidades
de control de la razón científica y, por tanto, se abre objetivamente el camino a una
nueva forma de fideísmo. Si el único tipo de "razón" es el de la razón científica, se
expropia a la fe de toda forma de racionalidad e inteligibilidad. Por otra parte, si la
razón se encuentra en una situación débil, se deriva una visión cultural de hombre y
del mundo de carácter relativista y pragmático, donde "todo se reduce a opinión".

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El mensaje de la encíclica es una reacción ante esa situación cultural, y vuelve a
proponer con fuerza y convicción la capacidad de la razón para conocer a Dios y, de
acuerdo con la naturaleza limitada del hombre, las verdades fundamentales de la
existencia: la espiritualidad e inmortalidad del alma, la capacidad de hacer el bien y de
seguir la ley moral natural, la posibilidad de formular juicios verdaderos, la afirmación
de la libertad del hombre, etc. Al mismo tiempo, reafirma que tal capacidad metafísica
de la razón es un dato necesario para la fe, de modo que una concepción de fe que
pretendiera desarrollarse al margen o en alternativa a la razón sería deficiente incluso
como fe.
Es evidente que para sostener la capacidad de la razón para conocer la verdad de
Dios, de nosotros mismos y del mundo es necesaria una filosofía que esté en grado de
comprender conceptualmente la dimensión metafísica de la realidad. Es necesaria, en
definitiva, una filosofía abierta a los interrogantes fundamentales de la existencia.

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