Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
1
Practicante de psicología de la Universidad Católica Luis Amigó, adscrita al Centro de Acompañamiento a las Familias,
Programa de Orientación y Acompañamiento Psicosocial a las familias, Universidad de Caldas
1
Palabras clave: Familia, enfoque sistémico, patrón relacional, causalidad circular,
personalidad, triangulación, límites, coaliciones, alianzas.
Psicología sistémica
Desde esta perspectiva, de acuerdo con Botella y Vilaregut (2001) el modelo sistémico
comprende a la familia como un sistema que está compuesto por pequeños subsistemas
originados a partir de diversas formas de jerarquización; Los integrantes del sistema familiar,
interactúan entre sí a partir de una organización y estructura específica que incluye tipos de
límites, relaciones de complementariedad, simetría y patrones relacionales.
En este sentido, un cambio o circunstancia significativa que experimente uno de los integrantes
del sistema, afecta a los demás, y, por lo tanto, incide en la estabilidad que, hasta el momento,
y desde afirmaciones comunes de las personas, vivía el sistema familiar. De manera que, las
pautas relacionales en los sistemas familiares aluden a un mecanismo de circularidad y, por lo
tanto, la hipótesis a partir de la cual se comprende el conflicto alude a este tipo de causalidad:
“causalidad circular”.
De acuerdo con McDermott (1998 citado en Páez-Cala, 2019) La causalidad circular establece
que, dentro de los sistemas, se desarrolla un constante intercambio de información en forma
de bucles , mediante un mecanismo de retroalimentación. Es por esta razón que, en el sistema
familiar , el comportamiento de uno de sus integrantes influye en el de los demás y viceversa.
En este orden de ideas, la psicología sistémica lleva a considerar la salud mental desde una
perspectiva relacional. Si bien, en la mayoría de los casos uno de los integrantes del grupo
familiar es quien llega a consulta a causa de un conflicto emocional, el análisis detallado del
2
sistema al que pertenece permite comprender que el origen o el mantenimiento del problema
generalmente es ocasionado por pautas determinadas dentro del contexto en el que se ha
desarrollado.
La familia constituye el principal sistema social en donde el individuo desarrolla sus primeras
interacciones y obtiene los primeros conocimientos del mundo. Por lo tanto, la forma en que
estas interacciones son llevadas a cabo a lo largo de la vida, influye de manera significativa en
el desarrollo cognitivo y afectivo del sujeto.
De Acuerdo con Valdés (2007) dentro del contexto familiar se produce una serie de
interacciones significativas que influyen en el desarrollo de la identidad personal de los
integrantes. Lo que implica que estas interacciones generan condiciones que permiten
desarrollar habilidades emocionales como la tolerancia a la frustración, toma de decisiones,
resolución de problemas y autoconcepto, entre otros.
Lo anterior lleva a considerar que los patrones de interacción familiar influyen en la manera en
que el sujeto se desenvuelve en el mundo exterior y también de acuerdo a las características
cognitivas y afectivas que ha desarrollado a partir de la experiencia de vida en relación e
interacción con otras personas dentro y fuera de la familia. Experiencias que durante el ciclo
de vida personal y sociofamiliar van haciendo parte de su personalidad.
3
Al respecto, Minuchin (1977) establece que la identidad del individuo surge a partir del sentido
de pertenencia a un sistema familiar. Lo que implica que la personalidad, además, incluye
creencias, estrategias de afrontamiento, y percepciones respecto a sí mismo y el entorno, que
son aprendidas a partir de la relación con los integrantes del grupo familiar al que pertenece.
Desde esta perspectiva, Linares (2006) define la personalidad como “la dimensión individual
de la experiencia relacional acumulada, en diálogo entre pasado y presente, y encuadrada por
un substrato biológico y por un contexto cultural”. De manera que, el ser humano en su
dimensión psicológica integral, es producto de factores biológicos (genética), experiencias
individuales y relacionales, historia, cultura, contexto, creencias y costumbres.
En este sentido, la formación del vínculo en una relación madre -hijo (aunque puede tratarse
de otro cuidador) surge a partir de la necesidad biológica de comunicación desde los primeros
meses de vida, por lo cual la formación de un vínculo confiable y seguro depende de una figura
de apego constante que pueda comunicarse con el bebé y suplir sus necesidades fisiológicas y
emocionales. Por el contrario, cuando se trata de una figura de apego ausente, o maltratadora,
los mecanismos de afrontamiento y tolerancia a la frustración generadas a partir de la pérdida
de confianza en el cuidador, desencadena comportamientos controladores, punitivos y
agresivos. De manera que, tanto la calidad del vínculo como los patrones de relación tempranos
dejan huellas a largo plazo en la salud mental del individuo, debido a los cambios a nivel
cerebral, estructural y comportamental que generan las experiencias (Moneta, 2014).
Desde un punto de vista relacional, la personalidad se construye a partir del desarrollo narrativo
e identitario. Entendiendo la “narrativa” como la atribución de significado a la experiencia
relacional, la identidad personal es producto de la configuración de esta experiencia (Duero,
2016). En este sentido, a partir de los mensajes recibidos en el sistema familiar, implícitos o
4
verbales, la persona construye narrativas que incorpora en su acervo cognitivo, que le brindan
información sobre sí mismo y el entorno.
Desde la perspectiva sistémica, el comportamiento de las personas está determinado por los
patrones de interacción del grupo familiar al que pertenece. Por lo cual, para comprender la
conducta denominada “ sintomática” y los conflictos de índole emocional, estos deben ser
analizados bajo esta perspectiva.
De Acuerdo con Watzlawick, Beavin y Jackson (1985 citados en Puello et, .al. 2014 ) La
comunicación familiar es un proceso de interacción, donde se intercambian mensajes, afectos
y comportamientos que dan origen a relaciones horizontales y verticales. Por lo cual, todo
comportamiento en el grupo familiar tiene un valor de gran relevancia en cada uno de sus
5
integrantes . Lo que implica que los conflictos que emergen dentro de un contexto particular,
no pueden entenderse como dificultades individuales, ya que, el comportamiento “sintomático”
de una persona adquiere sentido si se estudia en el marco de las interacciones del sistema
familiar al que pertenece.
Los patrones de interacción familiar son originados a partir de la estructura propia del sistema.
Dentro de la estructura, se encuentran elementos que permiten analizar el origen de las pautas
familiares y su repercusión en la salud mental de los integrantes del sistema familiar. En este
orden de ideas, los factores que influyen en la generación de patrones, son los tipos de límites,
el desarrollo de alianzas, coaliciones y triangulaciones dentro de este contexto relacional.
Los límites son uno de los elementos esenciales para comprender la estructura familiar ya que
determinan las reglas internas del sistema, estableciendo la manera en que los integrantes que
hacen parte de él, participan en diferentes asuntos, así como también la cercanía o vínculo entre
ellos.
Según lo explica Valdés (2007) los límites se describen como una frontera psicológica que
tiene como finalidad salvaguardar la individualidad de cada uno de los integrantes dentro del
sistema familiar, pero también, determinan pautas de relación, comunicación y vínculos
emocionales. Cuando los límites familiares son difusos, los integrantes conforman estructuras
aglutinadas, en donde la autonomía individual se ve afectada y las funciones de los subsistemas
no están diferenciados, por lo cual existe mayor probabilidad de que el estrés de uno, repercuta
en toda la familia, y el sufrimiento sea siempre compartido. Por su parte, las familias con límites
rígidos, se caracterizan por altos niveles de independencia y un bajo nivel de apoyo mutuo .
La manera en que las familias establecen sus límites internos, influye en el desarrollo de
problemáticas emocionales en los integrantes del sistema. Al respecto, Peniche (1985 citado
en Valdés 2007) estableció que el perfil de las personas que pertenecen a familias aglutinadas
o con límites difusos, se caracteriza por baja tolerancia a la frustración, y dificultades de
adaptación, característica asociada a personas con síntomas relacionados a la ansiedad y
depresión.
6
Las alianzas, surgen cuando se da una unión de dos personas por intereses comunes o afinidad;
Las coaliciones por su parte, hacen referencia a una unión de dos personas contra una tercera,
generalmente, involucrando generaciones distintas. Estas coaliciones intergeneracionales,
originan lo que Haley denominó el triángulo perverso, que generalmente involucra un hijo
“triangulado” frente a sus dos padres en conflicto.
De acuerdo a lo descrito por este autor, las creencias familiares compartidas, también influyen
en el desarrollo de conflictos emocionales, debido a la lealtad que el individuo puede sentir
ante los valores, costumbres y mensajes que ha recibido por parte de figuras significativas a lo
largo de la vida. En el caso de las personas con síntomas depresivos, por ejemplo, generalmente
predomina la existencia de creencias familiares ligadas al cumplimiento de objetivos altos,
incluso inalcanzables, para alcanzar honorabilidad o estatus, lo que, a su vez, desencadena que
la personas ejerzan un alto nivel de exigencia hacia sí mismos, para cumplir estos estándares,
lo cual conlleva a una continua descalificación propia de sus logros.
Desde esta perspectiva, las problemáticas de salud mental más comunes como la
sintomatología relacionada con la depresión, distimia y ansiedad han sido analizadas desde una
mirada relacional, en donde los patrones de interacción y la organización familiar, inciden de
forma significativa en el desarrollo y mantenimiento del problema. Lo que implica, que la
intervención psicológica familiar está enfocada en la identificación de patrones disfuncionales,
la transformación de coaliciones en alianzas y la reestructuración de límites familiares. Por otro
lado, desde un enfoque individual, la intervención está encaminada principalmente en la
7
deconstrucción de creencias que han sido internalizadas por la persona a lo largo de su vida y
que, en la actualidad, son la causa de la generación de pensamientos y comportamientos
problemáticos.
8
6 26 Ansiedad, dificultades para elaboración Patrón comunicacional de "
de duelo paterno desconfirmación "
Alianza paterna y apego
afectivo
7 24 Ansiedad Coalición
Alianza materna y apego
afectivo
9
En términos generales se identificó que, los patrones asociados al establecimiento de los límites
familiares, eran predominantemente difusos, dado que no había claridad en la delimitación de
funciones de cada subsistema. Había situaciones, en donde los hijos se inmiscuían en asuntos
de los padres, o los padres ejercían excesivo control sobre la vida privada de los hijos,
desencadenando conflictos.
Por otro lado, varios consultantes señalados de ser el “síntoma”, especialmente adolescentes,
en realidad reflejaban un conflicto conyugal no resuelto que se había mantenido en el tiempo,
evidenciándose la existencia de triangulación en el grupo familiar. Otros, sin embargo,
reflejaron la existencia de un patrón interaccional violento y su sintomatología asociada a la
ansiedad, en realidad reflejaba temor.
En el caso de una pareja joven, los patrones relacionales aprendidos en sus familias de origen
se vieron reflejados en la conformación de su nueva familia. El deseo de no “repetir historias”
desencadenó temor a perder al otro, que se vio reflejado en el desarrollo de límites difusos en
la relación conyugal.
Cabe mencionar, que, en la mayoría de los casos, el trabajo con algunos de los integrantes de
la familia de los consultantes, fue posible, especialmente, en aquellos casos en donde la
sintomatología estaba asociada a un conflicto en adolescentes, y en terapia de pareja. Por el
contrario, al tratarse de adultos jóvenes, estos preferían no involucrar a sus familiares en el
proceso, por diversas razones asociadas principalmente a : Temor y distanciamiento físico o
emocional del núcleo familiar. Por esta razón, la intervención estuvo enfocada en traer a las
sesiones las voces de los integrantes de la familia que representaban el conflicto en los
consultantes, para facilitar la redefinición de creencias, y la deconstrucción de narrativas
internalizadas a lo largo de la vida, que en la actualidad generaban el malestar emocional.
CONCLUSIONES
10
A partir de la experiencia de práctica profesional desarrollada en el centro de acompañamiento
a las familias de la Universidad de Caldas se logra concluir que:
BIBLIOGRAFÍA
Botella, Luis & Vilaregut, Anna. (2001). La perspectiva sistémica en terapia familiar:
Conceptos básicos, investigación y evolución. 10.13140/RG.2.1.2431.8487.
11
Duero, Dante Gabriel (2016). ¿Por qué la narrativa importa a la psicología? Thémata.
Revista de Filosofía Nº55 (2017) pp.: 131-156.
Puello Scarpati, M., Silva Pertuz, M., & Silva, A. (2014). Límites, reglas, comunicación en
familia monoparental Con hijos adolescentes. Diversitas: Perspectivas en Psicología,
10(2),225-246.
Linares, J. L. & Soriano, J. A. (2013). Pasos para una psicopatología relacional. Revista
Mexicana de Investigación en Psicología, 5(2), 119-146
12
Valdés, Ángel Alberto (2007) Familia y desarrollo: Intervenciones en terapia familiar.
Editorial. El manual moderno.
13