Está en la página 1de 27

Trabajo Final de Grado

Modalidad: Monografía

“Importancia de la construcción de
vínculos significativos en el niño
institucionalizado”

Luciana Valeria Gómez

C.I.:4.210.886-0

Docente tutor: Sandra Sena

Docente revisor: Claudia Martínez

Montevideo, octubre de 2017


ÍNDICE

Resumen .................................................................................................................... 2

Introducción ............................................................................................................... 3

Capítulo I. El vínculo: noción, fallas y consecuencias ............................................ 5

1. Marco teórico ........................................................................................................ 5

2. La noción de vínculo según diferentes autores ..................................................... 5

3. Teoría del apego .................................................................................................. 7

4. Fallas y consecuencias en vínculos afectivos según Winnicott ............................. 9

Capítulo II. La institucionalización ......................................................................... 12

1. Institucionalización ............................................................................................. 12

2. La deprivación como modelo de vida ................................................................. 14

3. Lo “traumático” de la separación del entorno y la institucionalización .................. 16

Capítulo III. Construcción y permanencia de vínculos durante la


institucionalización................................................................................................... 18

1. La construcción de vínculos durante la institucionalización ................................ 18

2. El vínculo entre pares y adultos dentro de la institución ..................................... 19

3. El vínculo con el entorno familiar de niños institucionalizados ............................. 21

Consideraciones finales .......................................................................................... 23

Referencias bibliográficas ...................................................................................... 25

1
RESUMEN

El presente trabajo pretende realizar una aproximación a la importancia de la


construcción de vínculos afectivos en el desarrollo integral del niño en un contexto
adverso como es la institucionalización.

Se plantean las posturas de diferentes autores sobre la noción de vínculo


afectivo y la trascendencia que tiene la existencia de un otro para la constitución del
psiquismo, los lazos afectivos que debieran establecerse desde el nacimiento serán
los pilares del desarrollo integral del individuo.

Partiendo de la teoría del apego como base al hablar de los vínculos afectivos
más primarios, se abordarán los factores que influyen en su desarrollo. Continuando
con la importancia de la existencia de una figura significativa que pudiera cumplir la
función maternal, la falta de cuidados como vivencia traumática en el niño, y la
posterior institucionalización, en donde no siempre se proporciona un ambiente
favorable para la construcción de nuevos vínculos y para la continuidad de los lazos
con algún referente saludable del contexto anterior.

La separación de figuras significativas provoca una variedad de sentimientos


en el niño que no posee la capacidad de simbolizar, y la institución no siempre brinda
el sostén para transitar esta experiencia. El acogimiento residencial es la última
alternativa ante la situación de vulneración de derechos de los niños, sus
características y debilidades van a incidir, entre otros aspectos, en la construcción de
nuevos vínculos así como en la preservación de los vínculos anteriores.

Palabras claves: Vínculo, Niño, Institucionalización.

2
INTRODUCCION

El presente Trabajo Final de Grado ha sido elegido bajo la modalidad de


Monografía, cuyo interés por el tema surge a partir de la experiencia en un centro de
tiempo completo para jóvenes institucionalizadas, enmarcado en una Práctica de la
Licenciatura. A partir de ese contacto con niñas y adolescentes nacen interrogantes
sobre la construcción de los vínculos afectivos dentro del contexto de la
institucionalización, como influyen las experiencias de vida a la hora de construir
nuevos vínculos, así como también si es posible sostener vínculos significativos con el
entorno anterior a la institucionalización.

El ser humano es un ser social por necesidad, dado que necesita de un otro
cuando nace para poder sobrevivir, es en la satisfacción de esas necesidades donde
se irá desarrollando su psiquismo. Necesitará del vínculo con ese otro que brinde
cuidado, amor y protección, siendo fundamental desde el nacimiento y durante el
transcurso de sus primeros años de vida.

Desde la configuración del mundo interno y la intersubjetividad, en el niño se


van consolidando habilidades emocionales, cognitivas y sociales para desenvolverse
en el mundo, aspecto fundamental para el desarrollo. Así es, que todo ser humano
tiene la necesidad de establecer proximidad frente a un otro (Bowlby, 1986).

Con respecto a las figuras significativas, en la medida que sean


emocionalmente eficaces para satisfacer las necesidades del niño y lograr contenerlo,
tanto en su presencia como en su ausencia, este irá conformando imágenes positivas
de sí mismo bajo la idea de ser objeto de amor, configurándose la autoestima
(Winnicott, 1995).

Desde la perspectiva de la importancia de los vínculos desde el nacimiento del


individuo, se abordará su importancia poniéndose énfasis en la primera infancia como
base de la construcción de vínculos afectivos para el resto de la vida del individuo,
tomándose como contexto el dispositivo de acogimiento residencial.

El ingreso a una modalidad de acogimiento residencial tiene una connotación


de ruptura y pérdida, así también como la sensación de abandono, si bien se utiliza
como última alternativa, crea una infinidad de emociones que el psiquismo del niño no
está preparado para poder procesarlas. El psiquismo se encuentra en constitución, por
lo cual no posee herramientas para simbolizar la pérdida. No hay articulación del
afecto y la representación para poder simbolizar, en el caso de la infancia, de acuerdo
a la edad va a ser diferente la reacción.

3
Cuando hablamos de niños, niñas y adolescentes institucionalizados nos
referimos a aquellos que reciben como medida de protección judicial, la internación en
instituciones de cuidado, debido a que existe una vulneración de sus derechos por
parte de sus cuidadores, ya sea su familia o las personas que estén a su cargo.

En la actualidad la institucionalización es motivo de preocupación, dadas las


consecuencias que representa en el desarrollo integral de la infancia y adolescencia,
la separación involuntaria de sus familias. Además de esta separación, no debe
pasarse por alto las experiencias de vida que han llevado a esta instancia, historia de
vulneración de derechos en todas sus formas.

Esta multiplicidad de factores va a influir en la construcción y preservación de


los vínculos, tema que pretende abordar esta monografía.

4
CAPITULO I: EL VINCULO: NOCION, FALLAS Y CONSECUENCIAS

1- Marco teórico

El desarrollo humano como proceso complejo, depende de múltiples variables,


relaciones y contextos, el curso que tome para cada individuo en particular va a
depender de la interacción de todas estas variables.

Los procesos que ocurren en los primeros años de vida van a influir de manera
significativa durante el proceso vital de cada individuo. Es así como los primeros lazos
afectivos que establece el niño con adultos construyen la constitución del psiquismo,
así como la base de su proceso de socialización.

Carrillo (2008) plantea que "el proceso del desarrollo humano se lleva a cabo
gracias a las relaciones bidireccionales que le niño establece con otros en su contexto
inmediato" (p 96), este planteo coincide con diversos autores en la importancia de la
presencia de un otro para el desarrollo integral del niño, ya sea de la familia u otra
figura significativa que cumpla esa función.

En base a lo anterior se desarrollarán las nociones de vínculo según diferentes


autores, pero con acentuación en la línea psicoanalítica.

2- La noción de vínculo según diferentes autores

El término vínculo no es común en el psicoanálisis de Freud, es un concepto


que ha ido evolucionando desde distintas perspectivas, se mencionará algunas de
ellas para comprender la evolución que ha tenido.

Bion (1966) fue el primer autor psicoanalista en utilizar el término vínculo.


Entiende al vínculo como la expresión del mecanismo de identificación proyectiva tanto
desde el niño a la madre como el retorno de la madre al niño.

El pensamiento de Bion (1966) sobre el tema, radica en una posición


interpersonal, pero desde una vivencia intrapsíquica, donde la investidura libidinal
entre la madre y el lactante serían la base de todo vínculo. Tomando el amor, el odio y
el conocimiento como emociones intrínsecas al vínculo que se afectan mutuamente.
Su concepción abarca los aspectos más fusionales, regresivos y narcisistas que se
ponen en juego, siendo fundamental para su teoría el papel de la mente materna en la
integración del aparato psíquico del bebé. Denomina función alfa a aquella que el bebé

5
introyecta de la madre y que le posibilita la creación de nuevas modalidades de
conocimiento lógico, intuitivo y afectivo.

En nuestra región quien es más nombrado por su influencia en la psicología


social y su teoría de los vínculos es Pichon-Rivière, quien coincide con Bion en los
términos intra e intersubjetivos del vínculo. Sin embargo Pichon-Rivière (1985) amplía
el concepto de relación de objeto formulando el de vínculo, definiéndolo como una
estructura compleja que cuenta con un sujeto, un objeto y su mutua interrelación, en
compañía de procesos de comunicación y aprendizaje. Este proceso debe contar con
un emisor, un receptor, una codificación y una decodificación del mensaje.

Otro de los aportes al concepto de vínculo lo realiza Stern, quien plantea la


necesidad de una estructura que reflexione sobre como es y cómo se forma una
versión individual de la experiencia vivida real y el mundo representativo. El modelo
conceptualizado por Stern (1997) “esquema de una manera de ser estar”, refiere
acerca de la perspectiva subjetiva del bebé en interacción con el cuidador, que el
sentido de un sí mismo subjetivo se constituye desde un proceso de compartir estados
afectivos con otro, en el relacionamiento intersubjetivo.

Stern (1997) plantea que dentro de las representaciones del niño, existen las
representaciones de sucesos inanimados que se explican cómo sucesos mentales que
actúan a un nivel interno. Las representaciones del niño se construyen sobre la
experiencia interactiva de estar con otro, con elementos básicos tanto como
perceptuales, conceptuales, que sean capaces de contener y registrarse en la
experiencia vivida, siempre desde el mundo interno.

Otro autor que también ha contribuido al respecto estudiando acerca de la


sensibilidad del ambiente que rodea al bebé es Winnicott. Partiendo de que el grado
de desarrollo normal se obtiene por medio de un “ambiente suficientemente bueno”, en
el que exista una relación madre hijo y una relación triangular padre -madre -hijo. El
niño se desarrolla a partir de la unidad que desarrolla la madre con el bebé. Tres
funciones de la unidad facilitan el desarrollo sano: el sostén (holding) que facilita la
integración de los elementos sensorio motores, el buen manejo (handling) de la
situación que facilita la autonomía, y la relación de objeto que da lugar al
establecimiento de una relación (Winnicott, 1995).

Según este autor la debilidad o fuerza del yo del niño está en función de la
capacidad del cuidador de responder de manera apropiada a la absoluta dependencia
del bebé en las primeras fases de la vida. En esta época el yo del bebé solo es capaz
de percibir y ejecutar sus necesidades, por lo tanto la estabilidad emocional del niño

6
está directamente determinada por la función del cuidador en las primeras etapas de la
vida.

Para Kaès (1977) el concepto de vínculo es un espacio psíquico construido, a


través de las alianzas inconscientes y los emparejamientos que los individuos
producen en el encuentro. Este aparejamiento psíquico que nace de la correlación de
subjetividades genera la estructura que llamamos vínculo. La función del vínculo
vendría a ser organizadora y representacional entre los sujetos del vínculo o de la
relación del sujeto con el objeto del vínculo.

Para Kaès (2006) los vínculos instituidos están establecidos en primer lugar por
la dimensión de la realidad psíquica, por el deseo de los sujetos de un vínculo
duradero y estable, esto lleva a formaciones intersubjetivas como alianzas entre
formaciones psíquicas, que cada uno encuentre una correspondencia en el otro. En
segundo lugar nos encontramos con la realidad externa, formas sociales que
reconocen y sostienen la institución del vínculo, nudo de órdenes de una realidad
social, cultural, política, religiosa, económica; todo ese conjunto exige obligaciones.

3- Teoría del apego

Es indispensable interiorizarse en la Teoría del Apego para conocer cómo van a


desarrollarse los vínculos en el ser humano, el apego va a ser determinante en la
estructuración del yo desde las primeras horas del nacimiento, los primeros años van a
ser determinantes en la construcción de vínculos afectivos a lo largo de la vida del
individuo.

La teoría del apego se entiende como una forma de conceptualizar los vínculos
afectivos íntimos y como modelo teórico clínico en donde se articulan conceptos
evolutivos, psicoanalíticos, etológicos y cognitivos.

El precursor de esta teoría, sería Bowlby, trabajó y desarrolló el estudio de los


lazos emocionales que unen a la persona desde su más temprana edad y la
importancia que estos tienen para el desarrollo psíquico. Bowlby (1986) afirma que:

Un modo de concebir la propensión que muestran los seres humanos al


establecer sólidos vínculos afectivos con otras personas determinadas y
explicar las múltiples formas de trastorno emocional y de alteraciones de la
personalidad, incluyendo aquí la ansiedad, ira, la depresión y el apartamiento
emocional, que ocasionan la separación involuntaria y la pérdida de seres
queridos. (p.154)

7
Según sus estudios de investigación, en el transcurso evolutivo, el sujeto
establecerá mediante la conducta de apego, vínculos afectivos o apegos; al principio
entre el niño y el adulto, y luego entre adultos. Esta conducta se mantiene durante
toda la vida y los vínculos derivados de ellos permanecerán activos y presentes
siempre. Por esto se puede afirmar que la conducta de apego es tanto estable como
flexible, ya que se van conformando nuevos vínculos a lo largo del ciclo vital, que
serían igual de significativos como aquellos primeros.

Mary Ainsworth (1978), citada por Rygaard (2008), contribuye al estudio de la


teoría del apego, mediante investigaciones en niños en donde pudo observar
diferentes tipos de apego, diferenciando por un lado en el apego seguro, y por otro
lado el apego inseguro.

EL niño con Apego Seguro, puede protestar al separarse de la madre, pero la


saluda con calidez cuando retorna, a menudo busca estar cerca o en contacto íntimo
con ella, al reunirse si está molesto se calma rápidamente y vuelve relativamente
rápido al juego o la exploración que estaba realizando.

Por otro lado, se encuentra el Apego Inseguro que a su vez se subdivide en


tres tipos.

El Evitante, en donde el niño no protesta frente a la salida de la madre, se


concentra en juguetes u otros objetos o personas que están en el lugar; no reconoce
inmediatamente el retorno de la madre, evita su mirada cuando entra y probablemente
se aleja si ella se aproxima.

El Ambivalente o Resistente, el cual está caracterizado por un malestar ante la


ausencia de la madre y búsqueda de contacto a su retorno, esta búsqueda es con
angustia y resistencia, hay un fracaso en ser confortado cabalmente.

El Apego desorganizado, el niño se puede involucrar en conductas evitantes y


ambivalentes, pero sin la consistencia y la organización de las conductas de estos
tipos de apego; muestra conductas que parecen carecer de un verdadero objetivo o
intención, por ejemplo, imagen congelada, inmóvil o con movimiento tipo cámara lenta.

Dentro de los Trastornos de Apego, Rygaard (2008) trabaja un tipo de trastorno


de apego posible en niños institucionalizados, el trastorno de apego reactivo, dadas
las características de alejamiento o falta de cuidados de figuras significativas en una
edad temprana en la mayoría de los casos.

Este autor plantea entre otras cosas, la importancia del contexto social en los
niños con trastorno de apego reactivo, menciona la ausencia de roles afectivos por
parte de las madres.

8
Según Rygaard (2008),

La característica común de los niños con trastorno de apego reactivo grave es


una habilidad muy reducida para responder emocional y socialmente de una
manera adecuada (…) cubre una serie de problemas de comportamientos que
se observan frecuentemente en los niños que no han recibido suficiente
atención durante los primeros años de su vida. (p.30)

Este autor manifiesta dos criterios importantes dentro del trastorno de apego
reactivo. Uno es el comportamiento antisocial durante la infancia, el niño se comporta
agresivo, violento, intimidatorio, no respeta restricciones ni castigos, puede presentar
una intención destructiva para con sus pares o los animales, sin tener sentimiento de
culpa por sus acciones.

Por otro lado, está el comportamiento de apego no selectivo, su actitud hacia


personas allegadas y desconocidas será de confianza, sin poder distinguir
emocionalmente entre ambas. Asimismo, estos contactos no generarán en una
relación duradera.

Existen variaciones del apego reactivo, por un lado, puede estar el niño
introvertido, cerrado y autodestructivo, y en el otro extremo está el niño extrovertido,
impulsivo y agresivo. En cualquiera de las variaciones en el niño con este trastorno, se
ven afectadas sus capacidades de desarrollar relaciones mutuas de afecto.

De acuerdo a este autor, en algunas oportunidades el trastorno de apego esta


combinado con otros trastornos como son: el síndrome de estrés postraumático,
trastorno de la atención con hiperactividad, síndrome de autismo post institucional.

4- Fallas y consecuencias en vínculos afectivos según Winnicott

Se puede tomar el concepto de desvinculación para hablar de cualquier factor


que interfiera, altere o rompa el proceso de vinculación.

Según Winnicott (1991) la desvinculación del niño con su madre en la primera


infancia puede implicar mucho más allá de una tristeza manifiesta en él, puede
implicar lo que llama este autor un “apagón o blackout” emocional. Dicho “apagón”
puede dar origen a alteraciones en el desarrollo de la personalidad.

Desde la desvinculación de un niño con su ambiente y/o figura significativa, se


plantea que cuanto más pequeño es el niño, desde el funcionamiento intrapsíquico,
este requiere que otro tenga consistencia y persistencia en su vida, a menos que el

9
niño vea a ese otro, o tenga una evidencia de su existencia en un lapso de minutos,
horas o días, dicha persona habrá dejado de existir para él.

En consecuencia, los sentimientos agresivos que pueden generar en el niño la


falla ambiental se podrían ocultar en el interior de este, no alcanzando la conciencia
hasta ser experimentado, sin embargo, el resultado favorable sobre la salud por medio
de la expresión del sentimiento solo sobreviene si todo es relativamente accesible para
el self del niño. Los sentimientos correspondientes a la falla ambiental en la infancia y
posterior desvinculación pueden no ser accesibles a la conciencia.

Los sentimientos agresivos se reprimen o se pierde la capacidad de amar.


Puede haber una regresión a algunas fases tempranas del desarrollo emocional que
fueron más satisfactorias que otras o puede generarse un estado de introversión
patológica y con mucha mayor frecuencia, producirse una disociación de la
personalidad. Esto hace que el niño se vea exteriormente como sometido, mientras la
principal parte del self que contiene toda la espontaneidad se oculta y se relaciona con
objetos idealizados en la fantasía. Es por eso que el síntoma de la depresión puede
constituir para un niño desvinculado de su ambiente (bueno o malo) un signo
favorable, la depresión en este caso, indica que el niño ha conservado la unidad de su
personalidad y tiene sentimiento de preocupación (Winnicott, 1991).

Por otra parte, la desvinculación de un niño con su ambiente (bueno o malo),


puede producir en el niño sentimientos muy intensos, cuya exigencia radica en
adaptarse a un ambiente totalmente nuevo para él. La capacidad de experimentar y
expresar emociones, en este caso tristeza, marca una etapa en el desarrollo de la
personalidad y de su capacidad para las relaciones sociales.

Winnicott (1991) plantea que los problemas de ubicación y adaptación que


presentan los niños en el ambiente pronto decaen en casos de conducta antisocial.

En este sentido, los niños que presentan problemas de adaptación, son


aquellos que han experimentado una experiencia hogareña primaria insatisfactoria.
Entendiendo como está a la experiencia de un ambiente adaptado a las necesidades
especiales del bebé y del niño pequeño. Sin una persona orientada a sus necesidades
el bebé no puede encontrar una realidad eficaz con la realidad externa. Sin alguien
que le proporcione gratificaciones instintivas satisfactorias el bebé no puede encontrar
su cuerpo ni desarrollar una personalidad integrada.

Sin alguien a quien amar u odiar, no puede llegar a darse cuenta de que ama y
odia a una misma persona, y encontrar así su sentimiento de culpa y su deseo de
reparar y restaurar. Sin un ambiente humano limitado que pueda conocer, no puede

10
descubrir en qué medida sus ideas agresivas no resultan dañinas, no puede
establecer la diferencia entre fantasías y realidad.

En relación con la pérdida de la vida con la familia de origen, siguiendo con las
ideas de Winnicott, el niño que es trasladado de un lugar a otro se ve perturbado en
sus fenómenos transicionales establecidos, traduciéndose en una disociación de su
personalidad, en que la mitad de su ser se relaciona con un mundo subjetivo, y la otra
mitad reacciona sobre una base de sometimiento frente al mundo. La ruptura o
inestabilidad entre lo subjetivo y lo objetivo no permite que el niño funcione en su
totalidad.

El desarrollo emocional de los primeros años es complejo y resulta imposible


en él saltar etapas; todo niño necesita de manera indispensable cierto grado de
ambiente favorable para superar las primeras etapas del desarrollo.

Partiendo de estos fundamentos es que se tendrían que organizar las


instituciones de protección a los niños vulnerados.

Los niños que han vivenciado la experiencia de una buena y satisfactoria


relación temprana con su figura significativa y son separados de esta, tendrán en un
nuevo ambiente la tendencia a recuperarla con algún miembro que le experimente
dicha relación.

11
CAPITULO II: LA INSTITUCIONALIZACION

1- Institucionalización:

Este término es una variación de la palabra Institución, muchos autores han


incurrido en hacer su propia teoría sobre la misma, en esta oportunidad se hará
referencia a la institución como un organismo creado para un determinado fin que es la
labor social.

Desde la época post colonial, la existencia de desamparados, pobres y


desprotegidos, contribuyó a la creación de diversas instituciones que los asistieron y
ampararon.

Para el abordaje que se pretende dar a la temática de esta monografía, resulta


pertinente traer el pensamiento de Goffman acerca de las instituciones, ya que varios
autores traen implícito sus reflexiones sobre las mismas.

Goffman (1961) describe a las instituciones como lugares donde habitualmente


se desarrolla determinada actividad y que tienen una tendencia absorbente y
totalizadora, ya que ocupan tiempo e interés en la vida de sus integrantes, además de
darles un mundo propio diferente al que tenían antes de estar ahí, a esto le agrega
que lo edilicio también muestra ese aislamiento con el mundo exterior.

Califica como instituciones totales a dichos establecimientos y realiza una


clasificación en cinco grupos, el primero es el que incluye a los niños
institucionalizados entre otras personas que necesitan cuidados de terceros "hay
instituciones erigidas para cuidar de las personas que parecen ser a la vez incapaces
e inofensivas: son los hogares para ciegos, ancianos, huérfanos e indigentes"
(Goffman 2001, p.18).

En estas instituciones totales es común que todos los miembros desarrollen las
mismas actividades, bajo reglas comunes y en los mismos espacios, perdiéndose así
sentido de la individualidad, dado que la igualdad es un factor predominante en la
institución.

Giorgi (2010) manifiesta que la institucionalización es estar bajo la


responsabilidad de Institución, y que esta puede recurrir a diferentes estrategias de
cuidado de estos niños, desde su postura le preocupa que en ocasiones se confunda
el término de institucionalización con el de internación, dado que tienen características
diferentes.

12
Siguiendo a este autor y de acuerdo a la definición de las Naciones Unidas,
cuidado residencial es aquel que no es llevado a cabo por una familia.

En nuestro país la Institución encargada de la protección de niños, niñas y


adolescentes que se encuentran en estado de vulneración de derechos es el Instituto
Nacional del Niño y Adolescente (INAU).

Giorgi (2010) plantea una serie de condiciones que deberían darse para que se
haga menos negativa la ausencia de las figuras significativas, y se optimice la calidad
de atención: un número pequeño de niños para que puedan darse así vínculos
personalizados, estabilidad de los vínculos en el centro, relaciones significativas entre
pares y adultos, compartir con los educadores aspectos de lo cotidiano, relaciones de
familiaridad, integración al entorno cercano, infraestructura y organización de espacios
como en un ambiente familiar, información, habilitación y escucha de los niños en los
temas cotidianos del centro.

También plantea este autor, que en oposición a este modelo positivo de


institucionalización tenemos lo que en la actualidad se da con frecuencia como
consecuencia de la falta de políticas públicas, entre otros problemas, que garanticen el
pleno desarrollo de estos niños. Gran parte de los centros de cuidado no cuentan con
los requisitos para una atención personalizada, podría deberse a factores que inciden
en el desempeño como por ejemplo la numerosidad, la atención no personificada,
inestabilidad y superficialidad de los vínculos, los adultos en el rol de funcionarios no
compartiendo aspectos de lo cotidiano del centro, se tiende al aislamiento de la
comunidad.

En la actualidad se conoce que la institucionalización produce efectos nocivos


para el niño, ya que esto provoca un quiebre en el proceso de socialización,
produciendo sentimientos de desarraigo, desprotección, abandono, contribuye a la
desestructuración familiar, la desvinculación de su entorno cercano generando una
pérdida del sentimiento de pertenencia (Lecannelier y Hoffmann, 2007).

Más allá de estos efectos negativos, pensando en los niños que se encuentran
en situación de vulneración de sus derechos, la institucionalización podría verse como
un posibilitador, como una oportunidad para mejorar las condiciones de vida de estos
niños.

Si bien la institucionalización como separación y ruptura del vínculo primario


influye en el desarrollo y la salud mental de los niños que ampara, no constituye una
realidad que siempre lleve a los niños a la desadaptación y a la vulnerabilidad,
igualmente, no deja de ser un factor de riesgo. Algunas características que varían de

13
un centro a otro serían las determinantes fundamentales a la hora de ver los efectos
que ocasionan, ya sean positivos o negativos. Dentro de los efectos negativos, un
aspecto a destacar es la carencia de relaciones afectivas y estables. (Lecannelier y
Hoffmann, 2007)

Con respecto a las familias, en oportunidades también algún miembro tuvo la


experiencia de ser amparado en un centro de acogimiento residencial, podría
pensarse que también existió una historia de vulneración de derechos, que ha
afectado las capacidades de cuidado, por lo cual son incapaces de reaccionar frente a
las necesidades del otro indefenso, como resultado de que no llegaron a internalizar lo
que es dar afecto y protección como consecuencia de que no les fueron brindados
cuando los necesitaban.

Bowlby (1989) plantea que existen investigaciones en donde se observa que la


conducta de la madre hacia el bebé está influenciada por las anteriores experiencias
personales con sus figuras parentales. Como resultado de estas experiencias se
puede observar, que las madres que han tenido una infancia perturbada interactúan
menos con sus bebés, en una etapa donde la interacción con el niño es fundamental.

Continuando con esta idea Altmann (2007) plantea,

La teoría del apego también se refiere al impacto de esta transmisión


intergeneracional de modelos representativos que se instalan en la temprana
infancia. Ese modo estresante de vincularse y esa respuesta se repiten en la
siguiente generación, cuando la persona es madre, pero, en este caso, como
un patrón del apego. (p.26)

La creación de instituciones y programas para proteger los derechos de los


niños, nace a raíz de falencias en la sociedad que han llevado en algunas
oportunidades a la marginalización de determinados sectores de la población. Si bien
son diversas las causas que llevan a esta situación, en oportunidades esos niños
vulnerados son fruto de padres a los cuales en el pasado no fueron respetados sus
derechos y ningún organismo del Estado les ofreció ayuda.

2- La deprivación como modo de vida

Winnicott (1986) hace referencia al momento de la vida en que el niño transita


la deprivación, refiriéndose a su experiencia de necesidades insatisfechas.

Si hubo una experiencia satisfactoria en los primeros momentos del desarrollo


emocional del niño, este podrá sobrellevar favorablemente el estado de deprivación.

14
Por otra parte, si la deprivación está presente desde el nacimiento del niño, va a tener
otro efecto en la forma de vivirla.

Continuando con el planteo de este autor, es necesario estudiar todo el


desarrollo emocional que ha vivido el niño, para entender cómo afecta en él, si existió
un primer entorno saludable y por razones ajenas se perdió, o cuando jamás existió.

Winnicott plantea varios fenómenos que se dan en estos niños, algunos más
habituales que otros, se pierde la capacidad de amar, se reprime el odio, regresión a
alguna etapa del desarrollo más satisfactoria que la actual, introversión patológica,
disociación de la personalidad.

Atribuye mucha importancia al conocimiento de la historia del niño, para así no


confundir signos del niño que puedan ser favorables, aunque parezca lo contrario,
podría ser el caso de una depresión en donde el niño ha podido conservar la unidad
de su personalidad y el sentimiento de preocupación. También contribuye a los actos
antisociales cierta esperanza del niño de reencontrarse con esa madre
suficientemente buena, un hogar y una relación suficientemente buena. La búsqueda
de una recuperación ambiental y la esperanza es lo que estaría enmascarando estos
actos antisociales.

Desde este punto de vista se podría plantear que el niño deprivado, es una
persona con experiencias traumáticas y con una forma singular de transitar la angustia
causada por estas, y con mayor o menor capacidad de recuperación según el amor u
odio que ha podido preservar.

Castrillon y Vanegas (2014) traen también el concepto de deprivación para


referirse a la pérdida del ambiente donde el niño es cuidado por un periodo prolongado
de tiempo, y no es capaz de elaborar esa pérdida. Toda esta situación lleva a que
surjan en el niño angustia, confusión y sentimiento de desamparo. El niño necesita del
sostén y ansía la restitución del vínculo que ha perdido. Cuando el entorno que tiene
como objetivo compensar la pérdida de estos vínculos fracasa, el niño busca llenar el
vacío expresándose por medio de conductas indebidas, como por el ejemplo la falta de
respeto a las normas de convivencia, falta de respecto a sus pares o adultos.

Existen diferentes modalidades de deprivación, así como también diferentes


capacidades de los niños para hacer frente a esta nueva realidad que es estar
institucionalizado y lo que acarrea la construcción de nuevos vínculos y la separación
de los lazos establecidos en el afuera.

15
En las diferentes formas de deprivación, la singularidad de cada una de ellas
influye indefectiblemente en la capacidad de cada niño de construir o restablecer los
vínculos, el relacionamiento en la institución y en el desarrollo de sus fortalezas.

Los autores Catrillon y Venegas (2014) traen en sus estudios las tres
modalidades de deprivación:

La deprivación por pérdida prematura de los cuidadores, en donde los niños


experimentan la pérdida de los cuidadores aun cuando se encuentran en situación de
dependencia. Esto puede llevar a que el niño vuelque la agresión hacia el mismo dado
que se culpabiliza por la pérdida del cuidador si no existe un sustitutivo reparador.
Asimismo pueden ver los niños a la institución como protectora y encargada de
satisfacer sus necesidades lo que puede provocar una sobre adaptación, dado el
miedo a quedar desprotegido nuevamente, lo que podría causar angustia y ansiedad.

La deprivación emocional, son niños que si bien cuentan con la presencia de


sus padres, se caracterizan por la ausencia afectiva y el abandono en diferentes
circunstancias. En este caso al contar con la presencia de sus familiares, la
institucionalización es vista como un castigo, dificultando la adaptación al lugar. La
esperanza de reparación del vínculo con su familia provoca un sentimiento disociado
hacia la institución que por un lado los separa de su familia y por otro lado los cuida.

La deprivación por agresión o maltrato, en donde los niños han pasado por
experiencias de agresión física o verbal por parte de su cuidador. En este caso esa
agresividad que recibieron es la forma que conocen para interactuar con los otros. A la
vez dificulta que confíen en sí mismos y en los otros lo que obstaculiza la reparación
del daño.

3- Lo “traumático" de la separación del entorno y la institucionalización

Benyakar y Lezica (2005) traen la concepción de “lo traumático” como una


modalidad de funcionamiento psíquico no transformador y por lo tanto no elaborativo,
lo plantea como una variedad de disfunción psíquica.

Utilizan el término “disruptivo” para designar el impacto desestabilizante de una


situación que irrumpe y desborda toda previsión y defensa. Lo cual le exige al
psiquismo que realice un trabajo más allá de lo que este tolera. A la vez el autor
relaciona la estabilidad narcisista con los otros significativos, necesitando otro
significativo que ayude a metabolizar la situación disruptiva.

16
Trayendo las concepciones de estos autores se puede tomar como situación
disruptiva el quiebre en los vínculos que está viviendo el sujeto, en este caso el niño
institucionalizado.

Para estos autores lo que es realmente traumático es la vivencia, tomada esta


como un proceso psíquico de desarticulación entre el afecto y la representación.
Desde su mirada lo traumático no es lo que sucedió, sino como lo vivencia cada
persona. Así se estaría refiriendo al hablar de trauma a una modalidad de
procesamiento psíquico, que sería la falta de procesamiento, lo que llama “la vivencia
no vivida”. Esta vivencia traumática no es expulsada ni integrada al psiquismo, esta
encapsulada en el interior de él.

En ocasiones esta vivencia traumática de una niñez institucionalizada va a


quedar encapsulada durante la etapa adulta, no pudiendo articular afecto con
representación.

Benyakar y Lezica (2005) traen el concepto de vivenciar traumático el cual


puede nacer desde condiciones que produzcan un desajuste entre los hechos
externos, la actividad pulsional del niño, su yo indefenso y el medio en su función
mediadora.

Las características de los entornos disruptivos están relacionadas con los


recursos que cuenta cada niño, y al modo que el entorno funciona como mediador,
estando la falla entre el sujeto y el entorno significativo.

Continuando con la idea que plantea el autor, se puede observar lo


determinante que es el entorno familiar para el niño, para la constitución de su yo.

17
CAPITULO III - CONSTRUCCION Y PERMANENCIA DE VINCULOS DURANTE LA
INSTITUCIONALIZACION

1- La construcción de vínculos durante la institucionalización

La experiencia de vida en un centro de acogimiento residencial sin duda


provoca un quiebre en todos los ámbitos del niño, en donde su entorno pasa a estar
compuesto por desconocidos, en este sentido Sena (2015) plantea:
El contexto cobra relevancia a través de las figuras de educadores, técnicos,
dirección y el Instituto en sí mismo, el grupo de pares con los que se convive
que no son resultado de una elección sino circunstancial, además de la
posibilidad de la presencia o ausencia de las figuras parentales y fraternas.
(p.22)
En este contexto nuevo que el niño tiene que enfrentarse, deberá construir
vínculos con estas nuevas figuras de su alrededor.
Aguerre y Bernardi (2012) han observado dos dificultades a la hora de
establecer vínculos los niños institucionalizados, la primera y fundamental es la
experiencia temprana traumatizante que han vivido estos niños, afectando en su
sistema de apego, no pudiendo constituir una apego seguro. La otra dificultad es
característica de las instituciones de tiempo completo es su funcionamiento, donde
existe la rotación de cuidadores, que a su vez son pocos para la cantidad de niños de
cada centro, lo que trae como consecuencia una atención poco personalizada para
cada niño.

Dichas autoras traen el concepto de entonamiento afectivo de Stern (1985)


para explicitar como es el vínculo entre los niños y sus cuidadores. Aguerre y Bernardi
(2012) afirman que:

El entonamiento afectivo es un proceso vincular análogo a la empatía adulta.


Tiene que ver con la sintonía afectiva que implica que el progenitor o -en
nuestro caso- cuidador pueda leer el estado afectivo del niño, poniendo en
ejecución alguna conducta que no sea una imitación exacta de la conducta de
este, pero que se corresponda de algún modo con ella. El niño debe poder leer
que esa respuesta alude a su propia experiencia emocional original. Se
constituye en un proceso en el cual este último comienza a estructurar sus
propios afectos a través de lo que su cuidador le devuelve desde su mundo
interno. (p. 271)

18
Este concepto no llega a desarrollarse ampliamente en el contexto de la
Institución debido a que su funcionamiento y sus tiempos delimitan las posibilidades,
pese a eso los cuidadores son capaces de lograr respuestas que tienden a organizar
las emociones del niño.

Siguiendo con el pensamiento de estas autoras, existe una tendencia de los


niños a reiterar los modos de vincularse que han experimentado desde sus primeros
años de vida, lo traen internalizado, y con ellos las vivencias traumáticas que de una u
otra manera han llevado a encontrarse en esta situación de deprivación (abandono,
malos tratos, abusos), esto sumado al cotidiano de la institución, hace que continúen
con esa sensación de inestabilidad. Dicha inestabilidad hace difícil la posibilidad de
cambio, estarían en un contexto diferente al que han crecido, pero la vivencia actual
estaría marcada por aquello que esta internalizado del afuera y que tiene puntos en
común como es la inseguridad de los lazos en la institución también.

En reiteradas ocasiones se puede advertir que los niños tienden a ubicar al


adulto que ahora se encuentra como cuidador, en el rol de víctima o victimario, es
decir castigándolo o temiéndole, esto se puede tomar como consecuencia de sucesos
traumáticos que el niño no ha podido elaborar mediante la palabra (Aguerre y Bernardi
2012).

La desconfianza es una característica común, en especial a los adultos, tal vez


porque no han tenido experiencias de un medio estable de confianza por un lapso de
tiempo prolongado. Esta dificultad para construir nuevos vínculos está relacionada con
las vivencias de abandono y el miedo a volver a enfrentarlas debido a lo inestable de
la institución.

2- El vínculo entre pares y adultos dentro de la institución

Refiriendo a los vínculos dentro de la institución, se tomaría en cuenta los


vínculos con los pares, aquellos niños que se encuentran en su misma situación en un
centro de protección y cuidado, y por otro lado, a los cuidadores del centro, como
presencia significativa en este periodo de difícil transición.

Al hablar de sus pares, se hablaría de los niños que conviven en el mismo


centro, el relacionamiento y construcción de lazos afectivos entre ellos, va a depender
de las características del centro. Igualmente las edades cronológicas van a ser
determinantes en el tipo de vínculos que se puedan construir, va a ser muy diferente el
trato en un hogar compuesto por niños de 0 a 3 años, que uno de adolescentes, y así
en las diferente franjas etarias.

19
Cuando se habla de los nuevos vínculos que van a construirse luego de la
institucionalización, resulta muy significativo el que refiere a los cuidadores,
educadores, funcionarios, que van a ser el referente adulto que tendrán los niños en
este nuevo contexto.

Albernaz (1997) plantea que el vínculo que favorece una adaptación activa a la
realidad implica una relación bidireccional, afectándose mutuamente, entre los sujetos,
habilitando la comunicación y el aprendizaje. Dicho aprendizaje se entiende como la
transformación del sujeto y la realidad porque implica una desestructuración de lo
previo conocido y una nueva estructuración.

Los niños construyen el vínculo con el educador en base a las necesidades que
poseen, esperando de este vínculo la satisfacción de las mismas. La posibilidad de
satisfacción o frustración de estas necesidades por parte del educador, inciden en la
construcción del vínculo y por ende el desarrollo integral del niño (Albernaz, 1997).

Dicho autor toma a las condiciones subjetivas como fundamentales para el


desarrollo y la configuración del vínculo entre ambos. Considera como condiciones
subjetivas a los procesos de transferencia y contratransferencia, los cuales se
producen en cualquier relación interpersonal, en este contexto el objeto de relación
anterior del sujeto es remplazado por la persona actual. En dicho proceso se produce
un desplazamiento de afectos y fantasías propio de la construcción de vínculos.

El impacto que hayan tenido las experiencias emocionales con sus anteriores
cuidadores ya sean del ambiente familiar o de otro contexto, va a ser fundamental
debido a las tendencias de aislamiento y retracción que muchos niños manifiestan al
llegar a la institución y que en ocasiones continúan si no hay una intervención.

El grado de empatía que puedan construir los educadores con los niños va a
ser vital dado sus historias de vulneración de derechos y el quiebre que ha provocado
en ellos la desvinculación de entorno afectivo para ingresar al contexto de la
institucionalización totalmente desconocido para ellos.

Anteriormente se mencionaros las características que deberían tener estos


centros de atención y cuidado, las cuales no siempre se llevan a cabo, dado la
dinámica de la institución, la falta de recursos humanos y económicos. Otro factor
importante a tener en cuenta por los organismos encargados del bienestar de los
niños, es lo referente a la capacitación de los educadores

De Nicola y Michelena (2001) como educadores plantean que: “sustituir el


marco primario de socialización del niño –la familia- en aquellos casos en que sea

20
necesario y, si es posible, con carácter temporal” (p.210), sería el objetivo de los
educadores.

De lo que exponen los autores en esta frase, podría desprenderse la idea de


que la labor del educador es sustituir las funciones de cuidado que debería llevar a
cabo la familia. Dentro de dichas funciones no se puede dejar por fuera los vínculos
afectivos, tarea difícil para el educador poder diferenciar los límites entre el trabajo y
los sentimientos.

En cuanto al carácter temporal pensando siempre en otra posibilidad de vivir


"en familia", la cual sea lo menos traumatizante para el niño, como lo es la experiencia
de estar en una centro residencial de acogimiento, con toda la connotación que esto
trae. A su vez también este “carácter temporal” tendría implícito la idea del reintegro a
su entorno familiar cuando las condiciones que ocasionaron el alejamiento de ese
contexto hayan mejorado.

Por otra parte con respecto a la organización institucional, Llobet (2010)


plantea el conflicto que puede darse entre cuidador y cuidado de acuerdo a una
violencia interpretativa, por un lado la inadecuación de cuidado por un lado, la
inadecuación del niño a las expectativas institucionales y las necesidades y aspiración
del educador o cuidador. Conflicto que a veces con la práctica y experiencia de los
cuidadores puede controlarse.

El rol del educador durante la permanencia de los niños en una institución de


protección va a ser fundamental, su función va a ir más allá de la de educador o
funcionario como se le pueda denominar, pasará a ser un referente significativo para el
niño, en algunas oportunidades lo más aproximado a una figura parental.

3- El vínculo con el entorno familiar de los niños institucionalizados

Diversas investigaciones han proporcionado datos relativos a la continuidad de


los lazos afectivos de los niños institucionalizados con sus familias o figuras
significativas al haber sido separados físicamente de ellas.

Según Palummo (2012) el contacto con la familia y la comunidad es un derecho


establecido por las organizaciones internacionales para el bienestar y la defensa de
los derechos de los niños. Así como es establecido por varios organismos expertos en
la materia, debe mantenerse y prolongarse el vínculo con la familia. El estimular el
vínculo con algún referente saludable de la familia de origen, debería ser prioridad, sin
embargo, no en todos los países existen programas para estimular esto.

21
El preservar lazos afectivos con alguna figura significativa del contexto del cual
llega el niño es doblemente importante. Por un lado, para el niño no sentirse
abandonado por su familia, la sensación de que a pesar de la separación aún existe
un interés por él. Por otro lado la continuidad de los lazos afectivos con estos referente
contribuye a la posibilidad de un futuro egreso si se modificaran las condiciones que
determinaron la separación.

Es muy común que los niños desarrollen sentimientos de omnipotencia y


autonomía como mecanismos de defensa dada su experiencia de falta de afecto y
abandono, sin embargo, existe en su interior una necesidad de esos padres como
figuras presentes y cuidadoras, permaneciendo el deseo de ser querido y protegido
por esas figuras. De la necesidad de estos sentimientos de cuidado es que en
ocasiones huyen de las instituciones y vuelven a su casa, aun siendo conscientes de
la posibilidad de volver a sufrir el maltrato, negligencia o abandono por lo cual fueron
separados de ese entorno (Mota y Matos, 2008).

En una investigación hecha en Brasil hecha por Siqueira, de Lima Tubino,


Schwarz, y Dell'Aglio (2009) se obtuvieron datos de que aproximadamente más de la
mitad de los niños y adolescentes institucionalizados mantienen contacto con
familiares, que abarca desde el contacto habitual hasta un contacto esporádico en el
menor de los casos. El resto de esta población no conserva contacto con sus figuras
parentales. De los referentes familiares la que más está presente es la figura materna,
la figura paterna es considerada poco presente, en muchos casos también permanece
ausente en la vida fuera de la institución.

De esta investigación se desprende que el alejamiento del contexto familiar


puede comprometer los vínculos con la familia más cercana o algún referente de la
comunidad. Esto hace reflexionar sobre como el alejamiento de la convivencia familiar
y el compromiso de esos vínculos puede afectar en la construcción de la historia vida
de estos niños.

También es muy importante en este aspecto el rol de las instituciones al


estimular la permanencia de los vínculos con referentes saludables del entorno
significativo del niño.

22
CONSIDERACIONES FINALES

La importancia de la constitución de vínculos afectivos desde los primeros


momentos de vida del individuo, determina la constitución del psiquismo del individuo.
La pérdida o separación involuntaria de los seres queridos podría explicar trastornos
emocionales, alteraciones en la personalidad, así como también el comportamiento
social.

La institucionalización trae consecuencias sobre estos niños que se


desprenden de la separación de su entorno, se limita la libertad del niño bajo el
dispositivo de amparo, se debilitan los vínculos entre los miembros del sistema
familiar, se promueve un proceso de abandono, se produce el desarraigo territorial de
la familia, se genera un proceso de dependencia institucional, se observa un retroceso
en el proceso de desarrollo; sin duda afectará en la construcción de vínculos.

Podría pensarse que existen dos dificultades en la construcción de vínculos del


niño institucionalizado, por un lado, tenemos las experiencias de vida traumáticas en
un contexto de vulneración de derechos y, por otro lado, las características propias de
la organización y el funcionamiento de la institución.

Las experiencias de vida traumáticas en los primeros años de vida del niño,
van a influir en el establecimiento de un apego seguro. Existe una confluencia entre las
causas que llevaron a la institucionalización y los factores que influyeron en el
desarrollo de un apego seguro, dentro de los que serían más relevantes en su relación
con el tema de la monografía están: la separación de la figura materna desde el
nacimiento, la insensibilidad parental, los múltiples cuidadores, el abuso o negligencia
severos en los primeros años de vida.

Como consecuencia de estos factores y siguiendo las ideas de Rygaard (2008)


se podría pensar en el trastorno de apego reactivo como característico de los niños
que no han recibido los cuidados necesarios por parte de una figura maternal o
significativa desde el nacimiento, que han estado bajo la atención de múltiples
cuidadores, que han sido víctimas de abusos o negligencias, características comunes
a los niños institucionalizados.

Por otro lado, si las primeras vivencias fueron satisfactorias con respecto a los
cuidados de una figura significativa, la institucionalización será vivenciada de manera
diferente, el niño contará con herramientas psíquicas que harán posible un
relacionamiento con el entorno más favorable, esto parte del “ambiente

23
suficientemente bueno” planteado por Winnicott (1995), el cual determinará el
desarrollo del individuo.

Resulta común en los niños institucionalizados la desconfianza a la hora del


establecimiento de nuevos vínculos principalmente con los adultos, en este caso los
educadores, pudiéndose pensar que no han existido en el pasado vínculos afectivos a
largo plazo que pudieran internalizar, por lo cual ante la posibilidad de un nuevo
abandono reaccionan con desconfianza, retraimiento, agresividad, entre otros
mecanismos que utilizan como defensa para no volver a vivenciar lo traumático de la
separación. Por tales razones es importante que el educador este predispuesto a
trabajar en primera instancia, sobre todos los sentimientos que produce el desarraigo
de su ambiente pasado, sumado a las experiencias traumáticas que atravesó y que
está transitando en esta nueva etapa que es la institucionalización.

Resultan interesantes las ideas que Albernaz (1997) plantea sobre la


construcción del vínculo niño- educador a partir de la satisfacción de las necesidades
del niño, sugiere que es a partir de esta situación que se constituirá el vínculo entre
ambos. El como el educador satisfaga las necesidades del niño influirá en el desarrollo
integral del mismo.

La empatía con ese niño va a ser fundamental, ubicarse en el lugar de ese otro
que ha sido alejado de su entorno, que tal vez no ofrecía una calidad de vida
adecuada a sus necesidades, pero si lo vivía con una sensación de pertenencia.

Con respecto a la permanencia de los vínculos con el entorno familiar,


diferentes investigaciones mencionan que el vínculo que más se sostiene es con la
figura materna, la figura paterna es en un menor grado, en muchas oportunidades no
existía el contacto en el afuera o la misma estaba ausente.

Si bien la institucionalización es la última medida que se toma a la hora de


proteger a los niños en situación de vulneración de derechos, no deja de ser un hecho
que irrumpe en la vida del niño, que por peor que sea la situación que esa viviendo ha
creado vínculos de pertenencia a ese entorno. Esto va a variar dependiendo de la
edad del niño, no es lo mismo un recién nacido que un niño o un adolescente, la
estructuración psíquica y las experiencias vividas, van a actuar como fortalezas o
debilidades para enfrentar la nueva vida en la institución.

La institución en su rol protector debería ofrecer las garantías necesarias para


el desarrollo integral del niño, esto trae implícito lo relacionado con los vínculos
afectivos que puedan construirse a partir del amparo a los niños que han sido sujetos
de vulneración por su entorno significativo.

24
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aguerre, A. y Bernardi, C. (2012). Una experiencia reparadora: construyendo nuevos


vínculos alternativos a la desvinculación de la familia de origen en niños
institucionalizados. En Leus, I. (Ed.). Desvínculo adopción: una mirada
integradora (pp. 267-283). Montevideo: Tradinco S.A.

Albernaz, L. (1997). Acerca del vínculo educador-niño/niña/adolescente. Aportes a una


relación educativa. Montevideo: Centro de Formación y Estudios del INAME.

Altmann, M. (2007). El poder de los vínculos. En UNICEF-INAU (Uruguay). Derecho a


crecer en familia: hacia un modelo alternativo a la internación (pp.23-33).
Recuperado de: <http://aldeasinfantiles.org.uy/wp-
content/uploads/2016/08/Derecho-a-crecer-en-familia-hacia-un-modelo-
alternativo-a-la-internaci%C3%B3n.pdf>.

Benyakar, M. y Lezica, A. (2005). Lo traumático: clínica y paradoja (tomo 1). Buenos


Aires: Editorial Biblos.

Bion, W. (1966). Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Paidós.

Bowlby, J. (1986). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida. Madrid:


Ediciones Morata.

Bowlby, J. (1989). Una base segura: aplicaciones de una teoría de apego. Barcelona:
Paidós.

Carrillo Ávila, S. (2008). Relaciones afectivas tempranas: presupuestos teóricos y


preguntas fundamentales. En Larreamendy-Joerns, J., Puche-Navarro, R. y
Restrepo Ibiza, A. (Comps.). Claves para pensar el cambio: ensayos sobre
psicología del desarrollo. Bogotá: Uniandes.

Castrillón, C. y Vanegas, J. (2014, marzo). El vínculo reparador entre los niños


deprivados y las instituciones de protección social. Vanguardia Psicológica.
Recuperado de: <http://www.dialnet.unirioja.es>.

De Nicola, L. y Michelena, N. (2001). Algunas reflexiones acerca del quehacer del


educador social en un internado. En Cuarto Encuentro Nacional de Educadores
(pp. 209-221). Montevideo: Medea S. A.

Giorgi, V. (2010). Comentario del Informe Latinoamericano. Situación de la niñez sin


cuidado parental o en riesgo de perderlo en América Latina. Contextos, causas
y respuestas. Ponencia presentada en Seminario de Relaf. Foz de Iguazú,
Brasil.

25
Goffman, E. (2001). Internados. Ensayos sobre la situación social de enfermos
mentales. Buenos Aires: Amorrortu.

Kaès, R. (1977). El aparato psíquico grupal. Barcelona: Granica.

Kaès, R. (2006). Entre lo uno y lo múltiple: grupo y psicoanálisis. Jalisco (México):


Editorial Universitaria.

Lecannelier, F. y Hoffmann, M. (2007). Apego, institucionalización e intervención


temprana. En Bauer, M., González, E., Sassón, E., Weigensberg, A., Corti, A. y
Altmann, M... Resiliencia y vida cotidiana (pp. 249-268). Montevideo:
Psicolibros.

Llobet, V. (2005). La promoción de resiliencia con niños y adolescentes. Entre la


vulnerabilidad y la exclusión. Herramientas para la transformación. Buenos
Aires: Ediciones Novedades Educativas.

Llobet, V. (2010). ¿Fábricas de niños? Las instituciones en la era de los derechos de la


infancia. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.

Mota, C. P. y Matos, P. M. (2008). Adolescência e institucionalização. Numa


perspectiva de vinculação. Psicología & Sociedade, 20(3), pp. 367-377.

Palummo, J. (2013). La situación de niños, niñas y adolescentes en las instituciones


de protección y cuidado en América Latina y el Caribe. Recuperado de
<http://www.unicef.org/lac/UNICEF_Estudio_sobre_NNA_en_instituciones>.

Pichon- Rivière, E. (1985). Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión.

Rygaard, N. (2008). El niño abandonado. Barcelona: Editorial Gedisa.

Sena, S. (2015). La construcción de la historia en adolescentes institucionalizados


(tesis de maestría). Facultad de Psicología, Montevideo, Uruguay

Siqueira, A. C., De Lima Tubino, C., Schwarz, C. y Dell'Aglio, D. D. (2009). Perception


of parental figures in institutionalized children and adolescents' support network.
[Percepção das figuras parentais na rede de apoio de criançase adolescentes
institucionalizados]. Arquivos Brasileiros De Psicologia, 61(1), pp. 176-190.

Stern, D. (1997). La constelación maternal. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D., (1991). Deprivación y delincuencia. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. (1995). La familia y el desarrollo del individuo. Buenos Aires: Editorial


Lumen Hormé.

26

También podría gustarte