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CAPÍTULO 1

LA ORDENACIÓN D E L PROTOCOLO

1. Los actos públicos y los actos privados

Hay quien ha llamado actos públicos a aquellos actos oficiales en que


intervienen las primeras autoridades eclesiásticas, civiles o militares (Liz-
cano de la Rosa). Según este criterio, el acto público se identifica con el
acto oficial, es decir, con el acto que aparece organizado por una entidad
pública de cualquier clase, y al que asisten lo que se ha dado en llamar pri-
meras autoridades.
A nuestro juicio, cuando hablamos de protocolo resulta obligado partir
de un concepto algo más amplio. Y así, cuantos actos tienen lugar ante un
número indeterminado de personas, lo organice quien lo organice, han de
ser considerados como actos públicos. En este sentido, acto público se
opone a acto privado, ya que, como enseña el Diccionario de la Academia,
es privado lo que se ejecuta a la vista de pocos, familiar y domésticamente,
sin formalidad ni ceremonia alguna.
Partiendo de este concepto lato de los actos públicos es posible des-
cubrir entre ellos actos de distinta naturaleza, según su diverso contenido.
Puede hablarse de un acto de carácter cultural, de carácter social, de ca-
rácter recreativo, de carácter político, de carácter sindical, etc. Incluso
puede darse lo que podríamos denominar una constelación de actos, o
acto complejo, en el que es dable encontrar la celebración sucesiva de ac-
tos públicos de distinta naturaleza (un congreso, por ejemplo). Y final-
mente, los mencionados actos pueden revestir diversas modalidades: un
acto cultural puede ser un acto académico o una proyección cinematográ-
fica con coloquio; un acto recreativo o social puede ser un banquete o un
baile. Generalmente, los actos públicos no son puros, sino que acostum-
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bran a ir acompañados unos de otros (una conferencia, seguida de vino de tir (invitación a una fábrica, exhibición comercial). Todos los demás actos
honor). tendrán la consideración de actos privados.
Desde el punto de vista del ámbito a que afecta la celebración de los
actos públicos, éstos son susceptibles de ser clasificados de distinta ma-
nera. En efecto, hay actos de ámbito nacional, de ámbito regional, de ám- 2. Las normas sobre protocolo
bito provincial, de ámbito municipal y hasta de ámbito menor. E n reali-
dad, esta cualidad de los actos es más simbólica que real, y atiende más Cuando se habla de normas sobre protocolo aparece ante nosotros un haz
bien al espacio territorial a que extienden su competencia las autoridades de normas diversas. E l eminente jurista Stammler ha distinguido dos clases de
que los organizan y a los posibles asistentes, pues es evidente que cual- normas sociales: las reglas que se presentan como prescripciones de la volun-
quier acto se celebra en un lugar determinado y limitado siempre a un es- tad jurídica y aquellas otras normas que rigen la convivencia humana, como
pacio concreto. Lo suyo es que a los actos públicos asistan quienes tie- son los miramientos de cortesía, los modales, las reglas del lenguaje hablado,
nen su residencia habitual en el lugar donde se celebran. Quienes, por los preceptos de la etiqueta, etc. Son dos formas distintas de obligarse, pues
obligación, deban desplazarse a ese lugar serán precisamente las personas mientras en el primer caso aparece la ley como voluntad independiente que
que marcarán, con su presencia, el ámbito espacial mayor que se desee obliga, en el segundo se trata de una mera regla convencional, o simple invi-
conferir al acto. tación a los individuos a cumplir, dependiendo de ellos mismos que quieran
Pero, para ser prácticos y con vistas a cuanto diremos más adelante al vincularse o no. Éstos son los usos sociales, que han variado según los tiem-
hablar de la organización de los actos públicos, parece conveniente tener en pos y las latitudes, y aun según los estratos sociales, y que son distintos toda-
cuenta, al clasificar los mismos, un criterio subjetivo, esto es, un criterio vía para cada uno de los sectores de la sociedad en que se producen (Freyer).
que atienda a la persona o entidad que los organice. Tal criterio nos pro- Los usos sociales no son, pues, ley en sentido estricto, como regla de
porciona la división de los actos públicos en dos grandes grupos: los actos los actos humanos que produce obligación moral, pues falta la imposición
públicos oficiales y los actos públicos no oficiales, según sean programa- del superior, pero, como también se ha dicho, muchas de las reglas con-
dos por personas o instituciones que integran el sector público o el sector vencionales cuajan en normas jurídicas positivas (Radbruch). Por eso a ta-
privado. A l margen de todos ellos, quedan, pues, los actos privados, en los les normas no se les niega toda función social, pues realmente actúan con
que la organización nace de una o varias personas y con carácter familiar eficacia dentro de la sociedad.
o doméstico. Cuando nos referimos en este lugar a normas de protocolo no quere-
Los actos públicos oficiales, como ya veremos después al estudiar la mos aludir a su grado de obligatoriedad, distinguiendo, como hemos visto
precedencia, pueden ser de carácter general y de carácter especial. Los pri- que hacen los juristas, entre usos sociales y normas jurídicas, sino que para
meros están organizados por la Corona, el Gobierno o la Administración nosotros las normas de protocolo se identifican por el fin a que se dirige su
del Estado, las Comunidades Autónomas o las Corporaciones Locales. Los mandato. Y en este sentido, toda norma que tienda a ordenar el protocolo
de carácter especial se organizan por determinadas instituciones públicas será norma de esta naturaleza.
con motivo de acontecimientos propios de su ámbito específico. Y ordenar el protocolo es establecerlo, inventarlo, determinar qué re-
A lo dicho hay que añadir que, como se deducirá de las páginas veni- glas deben presidir la celebración de los actos en los que intervienen per-
deras, existen actos públicos que, por su naturaleza, siempre tendrán la sonas de distinta posición. Aplicar a estos actos las normas que han de re-
consideración de oficiales (presentación de cartas credenciales, inaugura- gir en cada caso es hacer aplicación de normas protocolarias y, por su-
ción de una obra pública), pero existe también buen número de aquéllos puesto, éstas no siempre han sido consagradas como tales de manera ex-
que, por la misma razón, podrán ser oficiales o no, ya que no habrá incon- plícita por el legislador.
veniente en que se organicen indistintamente por el sector público o por el Recogiendo, en parte, las ideas expuestas, podrían distinguirse, dentro
sector privado (una recepción, una conferencia). Igualmente, se celebran de las normas que tradicionalmente se han estimado como protocolarias,
actos públicos cuya naturaleza oficial resulta impensable o difícil de admi- las siguientes:
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— Normas de carácter moral, representadas por aquellas que vienen de normas de etiqueta o de protocolo social para las que rijan los ac-
exigidas por el cumplimiento del deber moral e inspiradas por la ca- tos privados.
ridad o solidaridad para con los semejantes (por ejemplo, la obliga-
ción de usar de buenos modales).
— Normas de carácter social (de protocolo, en sentido muy estricto) o de 3. L a normativa legal sobre protocolo
etiqueta o simples reglas convencionales, variables en el tiempo y en
cada país, de carácter no vinculante y cuyo incumplimiento no repre- Como ya puede inferirse de lo dicho, la normativa legal que nos ocupa va
senta para el infractor más que una sanción social (por ejemplo, la referida estrictamente a la que regula el protocolo propiamente dicho, es decir,
obligación de vestir chaqué durante el día y esmoquin por la noche). a las reglas que rigen los actos públicos y celebrados por el sector público. En
— Normas con verdadero carácter jurídico, que son dictadas por el palabras más sencillas, por cualquier organismo oficial. Ello significa que no
Estado o la Comunidad internacional, y que constituyen ya verda- entran en nuestra exposición las normas que establecen las distinciones .socia-
dero derecho positivo, ya simple derecho consuetudinario (por les, ya por razón de la función que las personas desempeñan en la sociedad, ya
ejemplo, la disposición oficial que regula la precedencia de auto- con motivo de la obtención de recompensas, aunque guarden relación estrecha
ridades). con las reguladoras del protocolo y casi siempre deban ser tenidas en cuenta.
Como conclusión, puede dejarse sentado que la normativa vigente en Las normas fundamentales por las que se rige el protocolo oficial son
materia de protocolo, entendiendo por tal la que debe aplicarse a la cele- las siguientes:
bración de los actos públicos en general, se nutre de mandatos de carácter 1 E l Real Decreto 2099/1983, de 4 de agosto, por el que se aprueba
jurídico y reglas de carácter social o usos sociales. Pero no siempre en la el Ordenamiento General de Precedencias en el Estado, que ha sido modi-
misma medida, sino que tal afirmación vendrá condicionada por la natura- ficado, de forma indirecta, por disposiciones que han variado el orden de
leza de aquellos actos, según sean oficiales o no, reservándose los usos so- prelación de algunas autoridades.
ciales en exclusiva para los actos privados. 2. " E l Real Decreto 834/1984, de 11 de abril, por el que se aprueba el
Es obvio que el sector público dispone de normas jurídicas de ca- Reglamento de Honores Militares.
rácter protocolario y escritas, cuya aplicación es insoslayable. A ellas 3. ^" E l Real Decreto 2945/1983, de 9 de noviembre, por el que se
nos referimos a continuación. Y está claro, igualmente, que a tales nor- aprueban las Reales Ordenanzas del Ejército de Tierra.
mas deben añadirse las pertenecientes al derecho consuetudinario (cos- 4. " E l Real Decreto 1024/1984, de 23 de mayo, por el que se aprue-
tumbres), que tradicionalmente han venido admitiéndose y cumplién- ban las Reales Ordenanzas de la Armada.
dose en los círculos oficiales, más en unos que en otros. Y en tercer 5. " E l Real Decreto 494/1984, de 22 de febrero, por el que se aprue-
lugar, determinados usos sociales, que no tienen el alcance de costum- ban la Reales Ordenanzas del Ejército del Aire.
bre desde el punto de vista jurídico, deben completar el vacío que de- 6. " Acuerdo de 23 de noviembre de 2005, del Consejo General del
liberadamente produce el legislador cuando regula esta materia. Estos Poder Judicial.
tres tipos de normas (jurídicas, consuetudinarias y usos sociales) deben A estas normas deben añadirse las que se ocupan de la concesión de ho-
ser tenidas en cuenta a la hora de programar y realizar los actos en el nores (títulos nobiliarios y condecoraciones) y la normativa, totalmente dis-
sector público, y en las páginas que siguen quedará constancia de ello. persa, sobre tratamientos honoríficos. En general, puede decirse que la le-
A todas estas normas estamos haciendo alusión cuando hablamos aquí gislación española sobre la materia no regula actualmente todos los aspec-
de normas de protocolo. E l sector privado cuenta también con disposi- tos del protocolo, dando lugar, en consecuencia, a numerosas lagunas, que
ciones jurídicas que, aunque no tienen contenido protocolario, propor- cubren los profesionales encargados de organizar los actos. Quizá, como
cionan pautas para establecer normas de este carácter. Además, en es- excepción a lo dicho, puedan señalarse las normas que, en cada uno de los
tos supuestos, pueden entrar en juego no sólo la tradición sino los usos tres últimos decretos antes citados, se contienen sobre disciplina, honores y
sociales. Y , como ya hemos adelantado, reservaremos la denominación ceremonias militares.
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Igualmente, a las mencionadas normas, aplicables en todo el territorio Las Corporaciones Locales (Diputaciones provinciales. Cabildos, Con-
español, deben agregarse las disposiciones que, dentro de sus competen- sejos Insulares y Ayuntamientos) pueden aprobar reglamentos especiales,
cias, promulguen las entidades públicas territoriales inferiores al Estado y donde se regule también el sistema de crear y otorgar distinciones y re-
que serán de aplicación sólo en sus respectivos territorios. compensas. L a misma clase de aquellos reglamentos puede regular las pre-
Las Comunidades Autónomas pueden dictar normas ordenando sus pro- cedencias de las autoridades provinciales o municipales y de sus funciona-
pias autoridades y órganos en actos por ellas organizados y a los que no rios, el ceremonial de los actos públicos y de imposición de las recompen-
concurran con los del Estado. Este criterio, por otra parte evidente, fue es- sas que otorguen organizados por las Corporaciones Locales. Precisamente
tablecido por el Tribunal Constitucional, ya antes de publicarse el Ordena- un reglamento estatal de la Ley de Bases de Régimen Local, al hablar de
miento General (S. 38/1982, de 22 de junio), y ratificado más tarde en una las atribuciones del Presidente de la Diputación y del Alcalde, menciona el
nueva sentencia, la 12/1985, de 30 de enero. Cabe la duda, no planteada ni «Reglamento de Protocolo». En cualquier caso, el contenido de los regla-
resuelta por la jurisprudencia, de si las normas de las Comunidades Autó- mentos no puede contradecir nunca la legislación del Estado, ni la que haya
nomas pueden regular la precedencia de las autoridades y órganos de las podido promulgar la Comunidad Autónoma respectiva.
Corporaciones Locales. Entendemos que sí, cuando concurran con las au- También deben merecer la misma calificación de normas de protocolo
toridades u órganos autonómicos, pero sin contradecir el Ordenamiento Ge- las instrucciones que los órganos que tienen a su cargo la administración de
neral y excluyendo la prelación propia, dimanante de su estructura legal, aquél puedan impartir, como desarrollo o aclaración de la normativa ante-
dentro de cada Corporación Local. riormente citada, o como ejecución de acuerdos internacionales. Tal ocurre,
Hasta ahora, sólo ocho Comunidades Autónomas, que son Andalucía, por ejemplo, con las Circulares que suelen emanar del Ministerio de Asun-
Cataluña, Murcia, Navarra, Canarias, Comunidad Valenciana, Islas Balea- tos Exteriores aclarando o desarrollando normas contenidas en Convenios
res y L a Rioja, han promulgado normas regulando cuestiones de protocolo, de carácter internacional.
referidas básicamente a la prelación de sus autoridades, e incluyendo entre
ellas, a excepción de Murcia, las de las Corporaciones Locales. L a mayor
parte de estas normas, que contienen serias contradicciones con la legisla- 4. L a Administración del protocolo oficial
ción del Estado, son las siguientes:
1 C a t a l u ñ a : Decreto 189/1981, de 2 de julio, en algunos artículos de- Designamos así al conjunto de órganos del Estado y de las demás En-
clarado inconstitucional. tidades públicas que tienen como misión cuidarse de programar, planificar,
2." Murcia: Decreto 37/1992, de 23 de abril. dirigir y realizar los actos públicos de la institución a la que sirven.
3." Navarra: Decreto foral 81/1986, de 14 de marzo, modificado por Cada una de las Administraciones Públicas suele contar con órganos
Decreto foral 333/2001, de 26 de noviembre. adecuados que tienen a su cargo la programación, dirección, ejecución y re-
4. ^ Canarias: Decreto 202/1997, de 7 de agosto. solución de consultas sobre el protocolo oficial. Por supuesto, la Adminis-
5. " Comunidad Valenciana: Decreto 235/1999, de 23 de diciembre, tración del Estado es la primera de ellas.
modificado por Decreto 9/2003 y 77/2003, de 27 de julio.
6." Islas Baleares: Decreto 256/1999, de 24 de noviembre, y orden de 1. Administración del Estado. Su importancia es extraordinaria, no
2 de julio de 2001. solamente porque es la llamada a dirigir la programación y celebración de
7." L a Rioja: Ley 1/2001, de 16 de marzo, y Decreto 43/2001, de 11 todos los actos públicos oficiales preeminentes de carácter nacional o inter-
de octubre. nacional, sino porque, además, de ella dimanan instrucciones y reglas de in-
8." Andalucía: Decreto 77/2002, de 26 de febrero terpretación de las normas de protocolo, en virtud de la función normativa
Igualmente, existen Comunidades Autónomas que han regulado la con- originaria que, como hemos visto, corresponde al Estado en esta materia.
cesión de condecoraciones, llamadas medallas, y otras di.stinciones, parecidas Sin contar las atribuciones de la misma naturaleza privativas del Con-
a las que tradicionalmente han venido otorgando las Corporaciones Locales. sejo de Ministros, de los órganos de la Administración que se ocupan de es-
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tas cuestiones, el primero es la Presidencia del Gobierno, que tradicional- 2." E l Servicio de Protocolo del Ministerio de Asuntos Exteriores fue,
mente se había reservado la función normativa en la materia, mientras que hasta la creación de la Jefatura de Protocolo del Estado, el órgano más im-
el Ministerio de Asuntos Exteriores ejercía la de aplicación de normas y di- portante sobre la materia. Hoy, según establece el Real Decreto sobre es-
rección del ceremonial oficial. L a Presidencia ha dictado siempre disposi- tructura orgánica del Ministerio, corresponde a la Subsecretaría las funciones
ciones relacionadas con honores y precedencias y ha venido resolviendo de protocolo del Departamento. Depende directamente del Sub.secretario el
conflictos sobre estas últimas y sobre el régimen protocolario en general, Introductor de Embajadores, que tendrá la consideración y tratamiento de
cuando se planteaban cuestiones entre autoridades o titulares de órganos Director general, con rango de Embajador. L a Dirección cuenta con dos
dependientes de distintos Departamentos ministeriales. Subdirecciones generales, la de Viajes y Visitas oficiales. Ceremonial y
En los últimos años, la Presidencia ha registrado un enriquecimiento jJe Órdenes, cuyo titular recibe la denominación de Segundo Introductor de
estas funciones, enderezado a controlar o coordinar de manera más directa el Embajadores, y la de Cancillería. Sólo la primera tiene competencias pro-
protocolo. Con este fin se creó en el año 1983 la Jefatura de Protocolo del tocolarias en sentido estricto.
Estado, dependiente de la Presidencia, y en 1987, la Jefatura de Protocolo de Las funciones de este Servicio quedaron ya reducidas con la creación, en
la Presidencia del Gobierno. Hoy, a partir de 1996, ambas jefaturas han sido su día, de la Jefatura de Protocolo del Estado, antes aludida, pues incluso en
refundidas en un solo órgano, conservando la misma dependencia jerárquica. los actos públicos que tienen relieve diplomático interviene el que hoy es De-
En consecuencia, la administración del protocolo oficial se encuentra partamento de Protocolo de la Presidencia en un plano de coordinación, siem-
ahora a cargo de los siguientes organismos: pre y cuando haya que determinar precedencias, como ya hemos dicho antes.
1.° E l Departamento de Protocolo de la Presidencia del Gobierno, con La competencia de esta nueva Dirección general, en lo que al protocolo
nivel de Dirección general, que, al asumir las funciones atribuidas a las dos concierne, es la siguiente: preparación, coordinación, dirección y ejecución
jefaturas anteriores, hoy suprimidas, es el primer órgano con competencia de los actos oficiales y ceremonias relacionadas con la política exterior del
en la materia. Corresponde al Departamento la coordinación, interpretación Estado, que tengan lugar en el territorio nacional y en el exterior, especial-
y ejecución de las normas protocolarias y la dirección de los actos relati- mente los viajes oficiales de SS MM los Reyes y las visitas de los Jefes de
vos al régimen de protocolo y ceremonial del Estado, salvo en lo que con- Estado extranjeros; la iniciación, gestión y conclusión de los expedientes
cierne a las competencias propias del Introductor de Embajadores del Mi- de concesión de las Órdenes de Isabel la Católica y Mérito Civil, cuya Can-
nisterio de Asuntos Exteriores. Como se ve, estas funciones son amplísi- cillería radica en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
mas y revisten un doble carácter: uno que se refiere a las normas de proto- E l Real Decreto que aprobó el Ordenamiento General de Precedencias
colo, y otro a la celebración de los actos públicos. estableció que el Servicio de Protocolo del Ministerio de Asuntos Exterio-
De esta amplia competencia se deriva que, como señala la legislación res se coordinará con la Jefatura de Protocolo del Estado (hoy el Departa-
vigente, los restantes órganos y servicios competentes en materia de proto- mento antes citado) cuando haya que determinar:
colo y ceremonial, que existan o puedan establecerse en las diversas insti- — L a precedencia entre los representantes diplomáticos, autoridades,
tuciones y poderes del Estado, actuarán en colaboración y bajo la depen- personalidades. Corporaciones o Colegios de instituciones, españoles o ex-
dencia funcional del Departamento de Protocolo. tranjeros, que asistan a actos públicos de carácter internacional, a celebrar
Respecto a las precedencias, el Real Decreto que aprobó su ordenamiento en España o en el extranjero.
general añade a las anteriores funciones la de aplicar las normas contenidas — L a precedencia entre la precitada concurrencia, cuando asista a
en él y, en determinados casos, cuando puedan tener los actos públicos algún cualquier acto público que, no estando directamente organizado por el Es-
tipo de repercusión internacional, será el Servicio de Protocolo del Ministerio lado, tenga especial relevancia y significación para las relaciones exterio-
de Asuntos Exteriores el que se coordinará con la nueva Dirección general. res de España. En estos casos, el Ministerio de Asuntos Exteriores actuará
Por lo que se refiere a los órganos de protocolo de las Administracio- en coordinación con la entidad organizadora.
nes públicas distintas a las del Estado, el Departamento mantendrá con 3." L a Jefatura de Protocolo de cada Ministerio, pues todos ellos
ellos las necesarias relaciones de colaboración en esta materia. cuentan con un órgano u oficina, de mayor o menor nivel, que suele en-
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cuadrarse en la Subsecretaría y que aparece dedicado a estos menesteres, los actos organizados por tales Corporaciones y, a veces, de actos ajenos
aunque con funciones reducidas a la organización de sus propios actos. a ellas. L a autonomía local incorporada a la Constitución española ha he-
También se ocupan estas oficinas de la asistencia y apoyo a las autoridades cho que estas Corporaciones se dediquen exclusivamente a cuidar de sus
del Ministerio, cuando deban asistir a actos oficiales organizados por otras actos.
instituciones u organismos. Ha sido frecuente que en las Diputaciones existiera una oficina de pro-
4.° En cuanto a la Administración periférica del Estado, nada dicen tocolo o ceremonial, con un jefe al frente, asistido del número necesario de
las disposiciones legales. Tradicionalmente, han venido existiendo unida- oficiales. Y lo mismo ha acontecido en los Ayuntamientos de las ciudades
des de protocolo en las dependencias estatales en las provincias de mayor de mayor importancia. Las relaciones que, cada vez en mayor medida, se
importancia. Hoy son los Delegados del Gobierno en las Comunidades Au- ven obligadas a mantener estas Corporaciones con otras, con la Adminis-
tónomas los tínicos órganos con la suficiente entidad como para contar con tración autonómica y con la del Estado, han motivado que las oficinas de
esta clase de servicios. Servicios que, por supuesto, existen también en las protocolo hayan proliferado y que las existentes hayan incrementado su ac-
nuevas sedes de los mandos militares distribuidos por el territorio nacional, tividad. Hoy, prácticamente, todas las Corporaciones Locales, incluidos Ca-
denominadas Capitanías Generales. bildos y Consejos insulares, cuentan con una oficina o, al menos, con una
No es preciso añadir, por evidente, que la intervención de estos órganos persona responsable de esta actividad, que, en ocasiones, asume incluso al-
de la periferia debe quedar reducida a las organizaciones y cuestiones de gún miembro de la Corporación.
ceremonial y precedencia en actos oficiales a los que concurran autorida- Normalmente, la oficina de protocolo en las Corporaciones Locales se
des del Estado, siempre y cuando los titulares de los órganos centrales no encuentra adscrita a la Secretaría particular del Presidente, secretaría en la
hagan presencia en el territorio y aporten su propia organización. que también puede integrarse el gabinete o servicio de prensa. E l montante
de la oficina viene determinado por la disposición de medios económicos,
2. Administración autonómica. Resulta evidente que esta nueva Ad- que en los municipios españoles varían de unos a otros sensiblemente. Por
ministración puede programar y ejecutar actos piíblicos, con arreglo a las eso, en las Corporaciones de escasa población y menos medios, el titular de
normas de protocolo dimanantes del Estado, cuando en tales actos concu- la Secretaría particular es quien se encarga también del protocolo.
rran autoridades de este último, según ya hemos visto. También quedó
claro que, cuando no asistan a los actos más autoridades que las pertene-
cientes a las propias Comunidades, el protocolo puede correr a cargo de los 5. E l protocolo en el sector privado
órganos que ellas creen al efecto y al amparo de las disposiciones que pue-
dan establecer, en uso de sus facultades normativas. Ya sabemos que, cuando se habla de protocolo en el sector privado, es-
Los decretos que sobre protocolo han promulgado los gobiernos de Ca- tamos aludiendo al que se aplica a los actos públicos no oficiales. Proto-
taluña, Murcia, Navarra, Canarias, Comunidad Valenciana y L a Rioja men- colo que, en principio, no tiene la importancia que reviste en el sector pú-
cionan concretamente el órgano o servicio encargado de aquél. Los decre- blico, pues el de éste es el protocolo por antonomasia. Pero, aun hecha esta
tos de Andalucía y de las Islas Baleares no dicen nada al respecto. Pero lo afirmación, debe distinguirse el protocolo de los actos organizados por ins-
cierto es que todos los gobiernos autonómicas disponen ya, con una u otra tituciones que, aunque incluidas en el sector privado, participan en alguna
denominación, de una Jefatura de Protocolo, que depende de la Presidencia medida de la vida pública oficial (Corporaciones públicas), y el de los ac-
o de una Consejería adjunta a la misma, y que incluso cada una de las Con- tos organizados por las demás entidades privadas.
sejerías y la Asamblea legislativa cuentan, igualmente, con una oficina de Pertenecen al primer grupo el Instituto de España y las Reales Acade-
protocolo. mias, las Universidades y los Colegios y Cámaras Oficiales, por citar las
Corporaciones más conocidas. Forman parte del segundo las entidades pri-
3. Administración Local. Tanto las Diputaciones provinciales como vadas constituidas por las empresas, las fundaciones, las asociaciones en
los Ayuntamientos han cuidado de siempre el protocolo y el ceremonial de general, y las órdenes y corporaciones nobiliarias.
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Para ninguno de ambos grupos existen normas de carácter jurídico que En cualquier corporación o entidad el responsable de la oficina de pro-
se ocupen de la celebración de los actos públicos, a excepción del Instituto tocolo necesita estar auxiliado de personal idóneo (oficiales, azafatas) o de
de España, de las Reales Academias y de los Claustros universitarios, que, personal administrativo, de no existir el primero. Pero, sobre todo, no debe
además de aparecer incluidos en el Ordenamiento General, cuentan con ser nunca una oficina aislada. Felio A . Vilarrubias se ha referido a las ne-
normas jurídicas y consuetudinarias propias, a veces con cierta antigüedad. cesarias relaciones que deben darse entre las secretarías particulares y los
Pero, tanto en estas Corporaciones como en las restantes, entran en juego departamentos de protocolo, aconsejando la celebración de reuniones pe-
igualmente las distinciones y honores que pueden acompañar, a título per- riódicas de los jefes de estos últimos con los de otras instituciones, toda vez
sonal, a sus miembros, y que derivan ciertamente de normas legales, lo que que «facilitarán el intercambio de enseñanzas y experiencias».
permitirá, en algunos supuestos, hacer aplicación por analogía de las nor-
mas que rijan nuestra materia para el sector público.
Por lo general, las Corporaciones públicas, especialmente las que dis- 6. L a etiqueta social
ponen de suficientes medios personales, dedican alguno de sus órganos a
las funciones de protocolo, que, como hemos insinuado, se desarrolla a ve- Se habla ya de protocolo social como equivalente al protocolo en los
ces a imitación del oficial. Lo mismo puede decirse de la Iglesia católica, actos de sociedad y familiares que no trascienden al exterior y que, por esa
cuya estructura jerárquica y funcionamiento demandan en muchas ocasio- razón, no pueden ser considerados como actos públicos en el sentido en el
nes un ceremonial meticuloso y siempre preestablecido. que los hemos tomado en el número anterior. Las normas que los rigen
Por lo que atañe a las Entidades privadas, al principio mencionadas, quedan limitadas a determinados usos, admitidos en cada época y que, se-
incluimos en ellas a las empresas, a las fundaciones, a las asociaciones de gún ésta y a veces el territorio en que se celebran aquellos actos, pueden
interés general, a las asociaciones voluntarias y a las órdenes y corpora- variar, y de hecho varían. Estos usos se imponen a todos los individuos, po-
ciones nobiliarias. Los actos organizados por todas ellas no tienen por qué niéndoles de manifiesto lo que se hace y lo que no se hace, ejerciendo,
someterse a ninguna disposición legal, si bien, cuando esos actos sean de como la moda, una auténtica presión sobre los mismos, aun sin que ellos
alguna importancia o quieran revestir cierta solemnidad, parece evidente se den cuenta.
que tendrán que echar mano, para imitarlas en lo posible, de las reglas le- Muchas veces estos usos producen en el individuo, como observa Ju-
gales. lián Marías, pautas de comportamiento que nos permiten prever la con-
Las empresas, cada vez más sensibilizadas en estos temas, poseen, por ducta de las personas que no conocemos, y obligan al individuo a vivir a la
lo general, un departamento dedicado al protocolo, que no siempre recibe altura de los tiempos. Pero, en ocasiones, y en determinadas esferas socia-
la misma denominación (relaciones públicas, relaciones extemas, relacio- les, suponen auténticas normas de conducta de las que hoy no se puede
nes institucionales...). E l departamento, con dependencia directa de la Pre- prescindir, pues este protocolo privado o etiqueta social ya no es cosa que
sidencia o Dirección de la empresa, no acostumbra a ser exactamente una pertenezca al mundo diplomático o de la aristocracia, sino que, a un deter-
oficina de protocolo, ya que su cometido es más ambicioso (prensa, rela- minado nivel social, parece necesario para no fracasar en las relaciones con
ciones públicas). Pero, cuando el número de actos públicos a celebrar lo los demás. E l sociólogo Amando de Miguel, para el que estamos, sin duda,
aconseje, en tal departamento debe destinarse una unidad administrativa o, ante un reverdecimiento de la ética de las formas, señala que los preceptos
al menos, un puesto de trabajo a las cuestiones de protocolo. de la buena educación no tienen la formalidad de las normas jurídicas, pero
Y lo mismo puede decirse mutatis mutandis de las fundaciones, de las llevan también aparejadas su sanción: el ridículo. Y el periodista José Ma-
asociaciones de interés general, entre las que incluimos los partidos políti- ría Carrascal ha subrayado cómo hoy nos damos cuenta de que seguimos
cos, los sindicatos, las asociaciones empresariales y profesionales. Y , en necesitando maneras para seguir siendo humanos.
menor medida, puesto que suelen tener escasos medios y entidad, de las Como es fácil imaginar, la preocupación por las formas en los actos
asociaciones voluntarias (culturales, recreativas, deportivas...) y de las ór- sociales o familiares no es cosa de nuestro tiempo. Nuestra literatura está
denes y corporaciones nobiliarias. llena de ejemplos en los que late esta inquietud. E l Tratado del arte de
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cortar del cuchillo, escrito en el siglo xv por don Enrique de Villena, ha quienes protagonizan o hacen acto de presencia en cualquiera de esos ac-
sido calificado por el académico Díaz-Plaja de auténtico libro de etiqueta. tos han de ser los primeros en guardar aquellas reglas que, por estimarse
E l mismo académico recuerda que, cuando llega el cuatrocientos, el estí- sabidas, no se incluyen en las de protocolo, pero que, sin duda, constituyen
mulo de refinamiento que representa la vida colectiva de los salones pala- su necesario complemento.
tinos ha obtenido ya su fruto: la riqueza en el atuendo rima con el rigor de
la etiqueta y con la agudeza de la expresión. Las comedias de Juan Ruiz
de Alarcón, en el siglo xvii, ensalzan el ser cortés y humano con todos, 7. Interés actual por el protocolo
antes que ir elegantemente vestido, y la obra de Baltasar Gracián preco-
niza para el verdadero cortesano de ese siglo el porte elegante, las buenas La ordenación del protocolo, así como el análisis de sus normas legales
maneras, la galantería, el señorío, la moderación armónica, la mesura. A l y de los usos sociales aplicables, han despertado en nuestra patria un inte-
anhelo de perfección y de la creencia en un mundo mejor del siglo xviii rés cada vez más creciente. Interés que se pone en evidencia a través de la
se acompañan normas estrictas que imponen el corsé de las buenas mane- aparición de textos dedicados a aquellas materias, de la constitución de en-
ras a la convivencia social. Y , sobre todo, el gran crítico de las costumbres tidades que persiguen fines análogos y de la eclosión de cursos donde se
de nuestro siglo pasado, Mariano José de Larra, no deja de preocuparse, imparte esta clase de enseñanza.
entre otras muchas cosas, por mejorar los modales del español y usos de Respecto al comienzo de los estudios sobre protocolo, es obligado
sociedad, por los cumplimientos y la buena crianza, por desterrar la falta señalar, entre los más antiguos, las obras de Cano de la Vega y Lizcano
de finura. de la Rosa (1965). A partir de entonces, los libros aparecidos siguen una
En el último siglo los usos sociales no sólo han cambiado, sino que trayectoria ascendente, que, citando sólo los más conocidos, inicia Per-
plantean la necesidad de introducir nuevas maneras, que vienen impuestas fecto SuUeiro (1971) y siguen Felio A . Vilarrubias (1976), el más prolí-
por unos nuevos modos de vida, por las relaciones en los negocios, por la fico, José Fumar Vázquez (1985), José Antonio de Urbina (1989) y
aparición de otras escalas de valores, por el cambio experimentado en la fa- Francisco Marín Calahorro (1997). En todos ellos, los autores dan fe de
milia y en el papel de la mujer en la sociedad, pues no cabe olvidar que el las experiencias que han acumulado a través de su trabajo en los distin-
sexo ha sido, y sigue siendo, condición determinante de ciertas normas de tos campos del protocolo, lo que les confiere un valor de carácter prác-
etiqueta. tico indudable.
Por todo eso, estas normas contemplan ahora supuestos distintos, que se Por lo que se refiere a las entidades nacidas para el estudio del proto-
añaden a los tradicionales. L a norteamericana Letitia Baldrige viene ense- colo y de sus materias afines, son ya varias las asociaciones de diverso ca-
ñando etiqueta a sus compatriotas desde hace décadas, y es famoso su l i - rácter y de distinta naturaleza, que han sido constituidas, casi todas en los
bro Las nuevas maneras para los noventa. Pero su obra más reciente es una últimos años, con el fin de difundir entre sus miembros aquellos conoci-
guía sobre las maneras de los ejecutivos, que aborda problemas de etiqueta mientos, así como de organizar reuniones o jomadas, más o menos perió-
nuevos, tangenciales a la sociología y de una actualidad innegable: com- dicas y de ámbito nacional o menor, destinadas a personas interesadas en
portamiento entre hombres y mujeres que viajan juntos por razones de ne- conocer las mismas materias.
gocios, cómo tratar a los hijos del primer matrimonio de nuestra segunda La entidad más antigua de todas es el Consejo Superior de Relaciones
esposa, cómo a la ex esposa o ex marido, cómo informar a las amistades Públicas de España, constituido en 1982, con sede en Barcelona y ámbito
de situaciones embarazosas. nacional, que es una confederación de asociaciones profesionales de rela-
Para concluir, conviene recordar que el hecho de que las reglas de eti- ciones públicas. De carácter profesional es también la Asociación de Co-
queta estén llamadas a presidir inexcusablemente la celebración de los ac- municación y Relaciones Públicas de Madrid, creada en Madrid en el
tos privados no debe inducimos a subestimarlas, ni mucho menos llevamos mismo año, con ámbito nacional, dedicada en buena parte a la difusión de
a pensar que de su cumplimiento han de quedar exentos quienes intervie- materias de protocolo y que otorga anualmente una distinción a personali-
nen o asisten a los actos públicos, sean oficiales o no. Muy al contrario. dades del mundo de la comunicación, las relaciones públicas, el ceremonial
MANUAL D E PROTOCOLO
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y el protocolo. Y , acogiéndose al derecho de asociación que asiste a todos


los españoles, hay constituidas diversas entidades con el fin de promover y
defender las materias de relaciones públicas y del protocolo, algunas de
ellas desde el ámbito de la Universidad.
En cuanto a la enseñanza del protocolo, no existe título alguno de ca-
rácter oficial con validez para todo el territorio nacional sobre estos estudios.
Careciéndose, pues, de estudios regulares, diversas son las instituciones pú-
blicas que han articulado medios para suplir esa ausencia, programando y
CAPÍTULO 2
celebrando cursos que pretenden ofrecer la enseñanza del protocolo y de
sus asignaturas afines, con vistas a la formación de sus propios funciona-
LA PRECEDENCIA E N LOSACTOS PÚBLICOS
rios. De la misma forma, otras entidades privadas españolas se dedican a
OFICIALES
impartir cursos y organizar jomadas sobre protocolo y ceremonial, unas ve-
ces de corta duración e intensivos y otras mucho más extensos, con muy
diferentes niveles de calidad y dirigidos a personas que desean prepararse
1. Los actos oficiales y sus clases
para ocupar determinados puestos de trabajo.

Muchos y frecuentes han sido los conflictos que, desde antiguo, se vie-
nen suscitando sobre presidencia y precedencia de autoridades y funciona-
rios públicos, con motivo de la asistencia a los actos que se organizan por
el Estado y por otras Entidades o Corporaciones públicas. Y son también
muchas las disposiciones que se han ido promulgando, tratando de evitar la
repetición de tales conflictos que, cuando menos, amenguan el prestigio de
la autoridad. Pero, por más que se ha procurado establecer reglas termi-
nantes y claras con el objeto indicado, todas han resultado ser insuficien-
tes, y los conflictos se siguen repitiendo, siendo a veces causa de los mis-
mos el olvido de las disposiciones vigentes. De ahí la importancia de co-
nocerlas.
L a regulación de las precedencias oficiales está contemplada en el Or-
denamiento General de Precedencias del Estado, ya mencionado en el ca-
pítulo anterior, que no tiene más que ese alcance. Es decir, que no confiere
por sí honor o jerarquía, ni implica, fuera de él, modificación del propio
rango, competencia o funciones reconocidas o atribuidas por la ley.
A tales efectos, los actos oficiales se clasifican en:
1. ° Actos de carácter general, que son todos aquellos que se organi-
cen por la Corona, Gobiemo o la Administración del Estado, Comunidades
Autónomas o Corporaciones locales, con ocasión de conmemoraciones o
acontecimientos nacionales, autonómicos, provinciales o locales.
2. ° Actos de carácter especial, que son los organizados por determi-
nadas instituciones, organismos o autoridades, con ocasión de conmemora-

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