CATEDRA:
DERECHO NOTARIAL
CATEDRATICO:
DR. OSCAR GARCIA
TEMA:
EL ORDEN PÚBLICO Y SU VINCULACION CON LA LEGISLACION DE EL
SALVADOR
ALUMNO
Objetivo general:
Objetivo especifico:
Otras interpretaciones, en cambio, confieren al concepto Jus publicum usado por los
romanos, un significado más amplio que el de "Derecho público". Así, por ejemplo, a
propósito de la citada ley 38 del título 14 del Libro II del Digesto, expresa Savigny que los
romanos empleaban indistintamente las expresiones Jus publicum y Jus commune para
referirse con ellas a las reglas necesaria e invariablemente imperativas, es decir, a las que
prescriben de modo absoluto ciertos actos u omisiones sin admitir su eventual derogación
por la voluntad privada. Por su parte, Ludwig Enneccerus señala con referencia a la misma
ley, que los romanos denominaban Jus publicum al Derecho necesariamente imperativo o
prohibitivo, en razón de lo cual puede interpretarse que no solamente se referían a lo que
hoy se entiende por Derecho público, sino a todo el "derecho forzoso", es decir,
inderogable. También García Goyena, al analizar el contenido de la citada ley 38 romana,
concluye que la expresión jus publicum incluida en ésta es de significado mucho más
amplio que la de "orden público" contenida en el Código civil francés. La identificación del
concepto de orden público con el de Derecho público no ha sido admitida por la mayor
parte de la doctrina contemporánea frente al hecho evidente de que en los distintos
ordenamientos jurídicos positivos se vienen produciendo y se producen en la actualidad,
con mayor frecuencia y profusión aún, normas de Derecho privado de tal modo
inmodificables por la voluntad de los individuos que no pueden sino ser comprendidas
dentro del concepto de orden público.
Marcadé, más analítico, define al orden público como el estado de cosas que el
legislador tiende a mantener como útil o necesario a la sociedad.
No se discute, claro está, que la determinación de ese status es, en último análisis,
un problema de política jurídica cuya solución queda librada muchas veces a la mayor o
menor incidencia que sobre la legislación, la administración o la jurisdicción ejercen los
distintos grupos de presión o los factores de poder que parcializan o distorsionan el cabal
sentido de las valoraciones vigentes. Pero aun en esta hipótesis resulta innegable que la
comunidad entera convalida a dicho status como "situación: social deseable" al conferir
eficacia y dar acatamiento a las normas jurídicas que lo instituyen.
La segunda está determinada por las instituciones jurídicas de un Estado que no son
aceptadas en otro. La primera limitación está constituida por leyes imperativas
estrictamente territoriales. La segunda, por leyes imperativas que prohiben la
extraterritorialidad de normas jurídicas extranjeras cuando éstas contradicen en lo
fundamental a la legislación de un Estado. En ambos casos la noción de orden
público está presente; pero mientras que en el primero queda circunscripta al ámbito
interno del ordenamiento jurídico positivo, en el segundo tiene una función
internacional al establecer un límite a la extraterritorialidad de normas jurídicas
extranj eras.
Dimensión normológica.
El concepto del orden público internacional tiene una extensión legítima.
a) Cláusula de reserva. Toda norma indirecta posee, de manera expresa o de modo tácito,
una cláusula de reserva (Zitelmann) con arreglo a la cual Derecho extranjero en sí aplicable
no se debe aplicar, si su aplicación infringe el Orden Público Internacional. Esta cláusula
entra, pues, en erupción, si la norma indirecta toma la forma de una norma de importación.
Dentro de concepción normológica la cláusula de reserva constituye la característica
negativa de la consecuencia jurídica. No se determina aún cuál será el contenido del Orden
Público Internacional. Más tarde veremos que su contenido no se compone de normas del
Juez sino de principios básicos del ordenamiento normativo patrio.
b) Normas rígidas expresas. El Orden Público Internacional comprende normas del
Derecho Civil y Comercial del Juez que de manera expresa se declaran no derogables por
Derecho extranjero, aunque lo invoquen las normas indirectas de importación propias.
Estas normas materiales las denominamos "normas rígidas". Las normas rígidas son los
restos de la concepción preacursiana según la cual la totalidad del Derecho material era
rígido, porque no se concedía al Derecho material extranjero extraterritorialidad, ya que, en
otras palabras, no existía el Derecho Internacional Privado.
c) Normas rígidas tácitas. Donde el Orden Público Internacional rompe todos los diques de
contención es cuando afirma que cualesquiera normas patrias de carácter imperativo se
anidan en sus adentros. He aquí una confusión entre el Orden Público interno y el Orden
Público Internacional.
d) Normas materiales del Derecho Internacional Privado. Otra expansión del Orden
Público Internacional se debe a la tesis que afirma que todas las normas civiles y
comerciales (es decir, materiales) que enfoquen casos mixtos (casos compuestos de
elementos nacionales y extranjeros) forman parte del Derecho Internacional Privado, lo que
significa que deben aplicarse irremediablemente en cualquier caso mixto, toda vez que, sea
cualquiera el Derecho civil y Comercial invocado, siempre hay que hacer aplicación del
Derecho Internacional Privado del juez. La concepción correcta, al contrario, es la que
sostiene que las normas materiales referentes a casos mixtos y que forman el llamado
Derecho de Extranjería, sólo se aplican, si según el Derecho Internacional Privado del juez
es aplicable el Derecho civil o comercial al que pertenecen. Aquí se confunde el Derecho
civil o comercial a los que la norma de extranjería pertenece, con el Derecho Internacional
Privado del juez que los llama o los descarta.
Cabe observar que el significado del "orden público internacional''. Constituye éste
el verdadero núcleo esencial de ese status fundamental en que consiste el orden público de
una comunidad jurídicamente organizada. Y configura, por consiguiente, no sólo un
sistema de especificaciones de la libertad de los individuos sino también un sistema de
prohibiciones a la posibilidad de aplicación de toda norma jurídica extranjera que fracture
su equilibrio. Si el concepto de orden público interno, aun constituyendo una limitación
absoluta con relación a los actos que en contrario puedan realizarse dentro del territorio de
un Estado, no prohibe a un juez convalidar actos realizados o derechos adquiridos en
función de leyes extranjeras que regulan de distinto modo a un mismo instituto jurídico, el
concepto de orden público internacional tiene una función limitativa aún más absoluta,
pues impide incluso esta última convalidación. Las leyes de un Estado que instituye el
matrimonio monogámico prohiben de un modo absoluto a los jueces la aplicación de las
leyes de otro Estado que admite el matrimonio poligámico. Pues si se aplicasen estas
últimas, quedaría destruido el equilibrio de la propia organización social.
Comentario:
El estado salvadoreño es parte de este código, y ha habido una serie de investigaciones que
loa problemas en el ámbito internacional en cuanto a este código son en lo relativo a la
materia sucesoral, mas adelante se hara referencia a un pequeño apartado en relación a las
meterias sucesorales y su vinculación con nuestro código civil y el orden publico.
ORDEN PUBLICO EN DISPOSICIONES DEL CODIGO DE DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO EN MATERIAS TESTAMENTARIAS EN
RELACION A NUESTRO CODIGO CIVIL
Título Preliminar
REGLAS GENERALES
Art. 1º.- Los extranjeros que pertenezcan a cualquiera de los Estados contratantes gozan, en
el territorio de los demás, de los mismos derechos civiles que se concedan a los nacionales.
Cada Estado contratante puede, por razones de orden público, rehusar o subordinar a
condiciones especiales el ejercicio de ciertos derechos civiles a los nacionales de los demás
y cualquiera de esos Estados, puede, en tales casos rehusar o subordinar a condiciones
especiales el mismo ejercicio a los nacionales del primero.
Art. 3º.- Para el ejercicio de los derechos civiles y para el goce de las garantías
individuales idénticas, las leyes y reglas vigentes en cada Estado contratante se estiman
divididas en las tres clases siguientes:
I.- Las que se aplican a las personas en razón de su domicilio o de su nacionalidad y las
siguen aunque se trasladen a otros países, denominadas personales o de orden público
interno.
El Código Bustamante considera en su articulo 148 en relación con el art. 1000 C.C “orden
público internacional las disposiciones que no admiten el testamento mancomunado, el
ológrafo y el verbal, y las que lo declaran acto personalísimo”
Explicación
No puede irse contra el orden público de El Salvador y valgan acá es necesario no ir contra
el orden público, y los testamentos ológrafos, mancomunados y verbales, van contra el
orden público, ya que no cumplen con las solemnidades establecidas por nuestro Derecho
Positivo, aunque así sean otorgadas con todas las solemnidades del país donde se otorgó.
El Código de Bustamante en su Art. 150 establece: “Los preceptos sobre forma de los
testamentos son de orden público internacional, con excepción de los relativos al
testamento otorgado en el extranjero y al militar y marítimo en los casos en que se otorgue
fuera del país”.
Explicación
Esto dice que la forma de los testamentos militar y marítimo otorgados en el extranjero no
irá contra el orden público internacional y que por lo tanto podrá aplicarse la ley extranjera
en estos casos, no lesionaría la soberanía del Estado salvadoreño no el orden social. Deben
cumplir con las solemnidades del país donde se otorgó, dándoles por tanto validez en
nuestro territorio nacional.
Es decir, que un testamento ya sea militar o marítimo puede no reunir los requisitos de
forma establecidos por un determinado país, por ejemplo del país de donde pertenece el
buque o aeronave.
Orden publico ideal: llamado también normativo esta formado por principios y
normas que se integran en un sistema coherente y unitario de valores y de
principios, cuando se habla de orden público ideal se refiere a acentuar lo referente
a los principios que inspiran un sistema cuando se trata de orden público normativo.
Como corolario de este proceso no sólo son consideradas de orden público las normas
relativas al denominado Derecho público( como lo era en roma), sino también las que
regulan la existencia, la condición jurídica y la capacidad de las personas para adquirir,
modificar, transmitir y extinguir derechos y obligaciones; las que determinan el
procedimiento y el contenido de la constitución y la disolución del matrimonio; las que
regulan las relaciones jurídicas familiares; las que estatuyen y reglamentan los derechos
reales (en especial, los relativos a inmuebles); las que establecen nulidades e
incapacidades de derecho; las que regulan determinados contratos cuyo contenido
adquiere, en virtud de circunstancias históricas concretas, una prevalen te función social
(contratos de trabajo, de seguros, de transporte, de locaciones de inmuebles, etc.); las
determinativas de la condición jurídica y los derechos y obligaciones de los comerciantes;
las que reglamentan ciertos procesos industriales agropecuarios de producción de
bienes, ciertos actos de comercio y operaciones cambiarías; las que regulan el ejercicio de
profesiones liberales; las que determinan la amplitud y límites de la aplicación de leyes
extranjeras, etcétera.
La noción de orden público ha adquirido, así, una función normativa más o menos
rigurosa, más o menos restrictiva de la libertad individual en atención a la importancia y
función social de cada instituto regulado. Muy pocas veces aquella función y su amplitud
han sido fijadas de antemano por las legislaciones. Generalmente su determinación se ha
efectuado por vía doctrinaria o jurisprudencial atendiendo las características esenciales que,
dentro de cada ordenamiento jurídico, adquieren los distintos institutos regulados en
función del concepto de orden público.
Es tan corriente el concepto negativo policial de orden público, que uno de los
jurisconsultos que se han detenido más en estudiarlo, Edmundo Villey, decía en 1923: "El
orden público es un estado de armonía social que no se aprecia bien hasta que es turbado, lo
mismo que no se aprecia bien la salud hasta que ella no es alterada por la enfermedad".
Se han ocupado de esta materia, entre otros escritores franceses, Alglave, Villey y
Vareilles Sommieres. han expresado sus opiniones acerca del orden público en trabajos
especiales, Julio O. de Roa, Manuel Aráuz Castex, Alfredo Orgaz y otros. Todos ellos lo
consideran como Planiol el límite impuesto al derecho de contratar y a los actos jurídicos
en general.
Bajo esta inspiración y con sano criterio reparador procedido antes que él, entre
otros, Mourlon y Demolombe. El estudio más completo sobre esta materia lo realizó en
1899 el marqués Vareilles Sommieres, decano de la Facultad Derecho en la Universidad
Católica de en un folleto titulado De las leyes de publico y de la derogación de las leyes.
Para Vareilles Sommieres, la palabra orden público tiene tres acepciones siendo
estas: corresponde la primera lenguaje corriente y literario (paz pública); la segunda al
lenguaje filosófico (disposición racional de todas las cosas en un pueblo); y la tercera al
lenguaje práctico y jurídico (bien público).
Vareilles Sommieres reconoce, a seguido, que estas tres acepciones del público no
son extrañas entre sí: " primera dice no es más que un extracto la segunda y la tercera un
derivado de la realidad, la clasificación tripartita transcripta se funda en una sutileza,
separando matices conceptuales que resultan la elucubración personal del autor, suerte que
no ha podido evitar el deslizamiento de una contradicción flagrante. Justificar una
separación que a él le ha parecido arbitraria de los conceptos jurídico y filosófico del orden
antepuso la palabra "práctica" a la palabra "jurídica" con el objeto de contraponer
practicidad a filosofía. Sin embargo, remedio acomodaticio resulta contraproducente, al
convertir la tercera acepción orden público en idéntica a la primera. En definitiva, lenguaje
corriente y lenguaje práctico son la misma cosa.
Así va siendo considerado, aunque con notoria timidez doctrinal, por los
sostenedores del Derecho nuevo en el mundo contemporáneo. Hay quien lo ha comparado
con el, principio romano del salus reí publicae suprema lex esto contra lo cual reaccionó el
liberalismo de la época moderna con el laissez faire, laissez passer. Se creía impedir así el
absolutismo estatal de tipo romano, sin advertir que se exageraba la neutralidad indiferente
del Estado ante cualquier injusticia, y sin comprender que la organización jurídica de los
romanos, definitivamente consagrada bajo el imperio, pudo formularse en estos términos
escuetos: máximum de libertad jurídico-patrimonial, mínimum de libertad personal. Si se
hubiera advertido la dualidad del fenómeno mediante la separación sencilla y clara entre
libertad y patrimonio, no se habría caído en el absurdo de creer en la eficacia de la libertad
jurídicopatrimonial para impedir la absorción del individuo por el Estado tal como se había
producido en Roma; desde que esa absorción absolutista se produjo cuando el derecho de
contratar no tenía límites, como resulta probado la existencia de la esclavitud que
autorizaba a contratar la compraventa de la persona humana.
Se equivocan quienes consideran el salus reí publicae suprema lex esto de los romanos,
como el triunfo de lo social sobre lo individual. En toda la organización absolutista, la
voluntad del Estado se manifiesta como la voluntad individual del que manda; en ellas el
triunfo del Estado no significa el triunfo de la sociedad sobre el individuo sino, por el
contrario, el del individuo-gobernante, sobre la sociedad gobernada.
Por las mismas razones, la voluntad social que se manifiesta a través del orden
público no tiene nada de común con la "Razón del Estado" inventada por Maquiavelo para
justificar las arbitrariedades del príncipe monarca o autócrata, ya que eso era indispensable
para quien había hecho de la ciencia política el arte de obtener el poder y de conservarlo. A
veces una expresión feliz vale tanto como una fórmula científica para la solución de un
problema en el terreno psicológico.
La Razón de Estado tuvo esa virtud. Prestaba cierto decoro y daba apariencia de
dignidad al capricho de los autócratas. Había empezado por ser un argumento de eficacia
dialéctica y pasó a ser una doctrina política que aún hoy sirve de fundamento al poder
arbitrario.
Los juristas renuentes al concepto dinámico del orden público, en que la voluntad
social actúa como voluntad jurídica y destruye derechos adquiridos, son siempre civilistas
privatistas cuyo recelo hacia el Derecho público suele ser indisimulable. Estaría
suficientemente justificada su actitud suspicaz si se mantuviese únicamente como reserva
ante el peligro de que la voluntad social se entrometa en el campo de la libertad personal y,
sobre todo, que invada el recinto o reducto de la dignidad humana. Pero su actitud responde
a otra clase de motivos. Lo que les alarma es la limitación de los derechos patrimoniales o
la anulación y hasta el debilitamiento de la autonomía de la voluntad de las partes en el
contrato, como se puede ver en los reparos que oponen al orden público. De entre ellos se
escoje dos autores, uno francés y el otro argentino, a los que consideran particularmente
interesantes: Georges Ripert y Marco Aurelio Risolía. Para el primero, en su libro Le
déclin du droit, "tout devient droit public" (todo se vuelve Derecho público). Sin embargo
su inquietud es provocada no por el Derecho público sino por el Derecho social y atribuye
esta inclinación contemporánea a causas y finalidades exclusivamente políticas. Ni siquiera
cree que se trate de una política de ideas, sino de una política menuda de intereses
electorales. Y así dice: "La afirmación de que el Derecho debe llegar a ser social basta a
electores que no sabrían concebir de qué manera se transforma la sociedad. Los juristas
no podrían contentarse con eso y si dicen que es necesario pasar del Derecho privado al
Derecho público deben decir igualmente por qué, por qué medios y en qué medida.
No se puede negar que de ser cierta la afirmación de Ripert, toda suspicacia está
fundada y toda alarma encuentra justificación. Hay quienes consideran que exagera.
Sabemos que no siempre el legislador responde a lo que de él se puede esperar; que suele
no ser un modelo de cultura, de disciplina intelectual y de responsabilidad moral. Su
conciencia jurídica es muchas veces escasa y puede llegar a ser nula en la acción
multitudinaria donde juega un papel importante la emulación demagógica. No obstante todo
eso, reconocemos que la evolución del Derecho responde a una exigencia de justicia y
nuestro deber de juristas es abrir el cauce limpio y claro por donde debe pasar esa voluntad
política y social muchas veces informe y contradictoria. Por su parte, el profesor argentino
Marco Aurelio Risolía, en su libro Soberanía y crisis del contrato, en la legislación civil
realiza un meritorio esfuerzo en el mismo sentido. En excelente prosa y con austero criterio
jurídico, hace la defensa del viejo principio de la autonomía de la voluntad de las partes en
el contrato.
Por supuesto que para Ripert y demás sostenedores del viejo principio todos los
derechos individuales son de la misma naturaleza y todos ellos forman la libertad, y
aparecen colocados en el mismo plano de jararquía moral los inherentes a la personalidad
humana y los inherentes a la personalidad jurídica. Estos últimos son los derechos
patrimoniales que la Declaración de los Derechos del Hombre de Virginia y de Francia
incluyó indiscriminadamente.
Eso permite al jurista francés afirmar: "Los juristas de nuestra época mantienen una
singular confusión de ideas por insuficiencia e imprecisión de la terminología jurídica.
Sienten la amenaza que pesa sobre la libertad y afirman el respeto de los Derechos del
Hombre, con el propósito de alejarla, pero al mismo tiempo sacrifican de muy buen grado
los derechos individuales y particularmente el derecho de propiedad. El vocablo
«derecho» tiene tantas acepciones, que la contradicción no aparece evidente. La
confusión, por otra parte, es a menudo voluntaria". A renglón seguido añade, completando
el reproche: "Jamás se ha hablado tanto de los Derechos del Hombre". Este mismo punto de
vista era sostenido hace varias décadas por el profesor Estanislao S. Zeballos, que también
utilizaba el tabú de la libertad para oponerse a la obtención de un derecho justo, como lo
llamaría Stammler. El doctor Zeballos sostenía los principios del Derecho liberal y de la
economía liberal bajo la inspiración del Derecho romano en materia de contrato y a eso
llamaba "libertad". No concebía que un derecho patrimonial, susceptible de ser ejercido por
cualquier persona jurídica como puede ser una empresa comercial o industrial; fuese
extraño a la libertad y tuviese otro carácter que el de la antigua locación de servicios bajo la
presunción de igualdad entre las partes contratantes, e incurría en el error de llamar
"inalienables" a los derechos patrimoniales que son precisamente los únicos alienables.
Decía así: "La libertad de contratar es inalienable; nadie puede impedir a un patrón que
contrate con un obrero dispuesto por su espontánea voluntad a trabajar más de ocho horas si
así le conviene. El establecimiento de la jornada depende, pues, de la voluntad del obrero y
del patrón, quienes deben discutir y convenir las condiciones de trabajo". Esto lo dijo el
doctor Zeballos antes de que el Tratado de Versalles declarase que el trabajo no era una
mercancía.
En Alemania, desde tiempo atrás, L. Von Bar (International Law, trad. Gillespie,
Edinburgh, 1883) halló demasiado indefinida la distinción hecha por Savigny, ya que en el
fondo todas las leyes se sancionan para la persona (versión inglesa: all laws – enacted for
the sake of the person) y ya que existen casos excepcionales en que el juez debe retornar a
su propia ley; "sólo podemos admitir que no ampare una relación jurídica que su propia ley
mira como inmoral; cualquier otra excepción es injustificada", (pág. 124). Pero el Código
alemán de 1900, en su Ley de Introducción (Bürgerlicher Gesetzbuch, Einführung Gesetz),
artículo 30, suma el fin de la ley a las buenas costumbres como vallas contra la aplicación
de la ley extranjera.
"Die Anwendung eines auslándischen Gesetzes ist ausgeschlossen, wenn die Anwendung
gegen die guien Sitien oder gegen den Zweck eines deutschen Gesetzes verstossen würde".
ORDEN PUBLICO EN LA REPUBLICA DEL SALVADOR.-
Comentario
A mi criterio esta definición es completa puesto que engloba a la comunidad
jurídica en general si se altera pues la misma la ley dicta las sanciones pertinentes es decir
que toda la comunidad debe de acatar el orden público y no alterarlo, y a su misma vez el
orden publico es una limitante a la autonomía de la voluntad hay doctrinarios que
manifiestan que la autonomía de la voluntad no es absoluta puesto que no se puede
disponer o hacer uso de ella cuando vaya en contra de la moral, las buenas costumbres y el
orden publico.
Es necesario dejar sentado que la cuestión tiene un enorme interés práctico, porque
la doctrina tradicional atribuye a estas leyes los siguientes efectos:
Como se ve, los efectos atribuidos a las leyes de orden público son importantísimos;
se justifica, pues, el empeño en elaborar un concepto claro y preciso. De acuerdo con el
punto de vista clásico, que aún hoy es el generalmente aceptado, leyes de orden público
serían aquellas en que están interesados, de una manera muy inmediata y directa, la paz y
la seguridad sociales, las buenas costumbres, un sentido primario de la justicia y la moral;
en otras palabras, las leyes fundamentales y básicas que forman el núcleo sobre el cual
está estructurada la organización social.
Las normas jurídicas, según puedan o no ser sustituidas o modificadas por los
sujetos de la relación, se clasifican en normas de orden público y normas de orden privado.
Las primeras, llamadas también cogentes o necesarias, son aquellas a las cuales, en sus
relaciones, los sujetos deben ceñirse ineludiblemente, no pudiendo modificarlas ni
sustituirlas por otras de su creación. Las normas de orden público envuelven un
predominante interés colectivo y, por ende, es lógico que sean el patrón común y uniforme
de todas las relaciones a que ellas se refieren y no se alteren por la voluntad de las partes.
Ejemplos típicos de estas normas son las que establecen solemnidades para algunos actos,
como [a escritura pública en la compraventa de bienes raíces; las que fijan la capacidad de
las personas; las que protegen a los terceros de buena fe, etc.
Suele decirse que las normas de orden público son irrenunciables, y renunciables las
de orden privado. Con esto se quiere significar que la aplicación de las primeras no puede
descartarse, y sí la de las segundas. Lo mismo quiere manifestarse cuando se afirma que las
normas de orden público son inderogables por las partes, y derogabíes por ellas las normas
de orden privado. No debe creerse, por lo tanto, que la palabra derogación en estos casos se
toma en el sentido técnico de privar en todo o en parte la vigencia de una ley, porque las
normas jurídicas sólo pueden perder su vigencia por obra del poder público que les dio
vida. Lo único que desea expresarse es que las partes, para su relación, descartan la
aplicación.-
Comentario
Art. 6.- Toda persona puede expresar y difundir libremente sus pensamientos siempre que
no subvierta el orden público, ni lesione la moral, el honor, ni la vida privada de los demás.
El ejercicio de este derecho no estará sujeto a previo examen, censura ni caución; pero los
que haciendo uso de él, infrinjan las leyes, responderán por el delito que cometan.
Art. 21.- Las leyes no pueden tener efecto retroactivo, salvo en materias de orden público,
y en materia penal cuando la nueva ley sea favorable al delincuente.
Comentario
Este artículo lo que hace es venir a solucionar conflictos de leyes en el tiempo, en nuestro
país una ley puede ser declarada de orden público por la Corte Suprema de Justicia, una ley
puede nacer de dos formas de orden público siendo estas:
b) Que cuando la ley a entrado en vigencia sea declarada por la CSJ de orden publico
ejemplo: la ley del consejo nacional de la judicatura
Art. 25.- Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones, sin más límite que el trazado
por la moral y el orden público. Ningún acto religioso servirá para establecer el estado civil
de las personas.
Art. 29.- En casos de guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia
u otra calamidad general, o de graves perturbaciones del orden público, podrán
suspenderse las garantías establecidas en los artículos 5, 6 inciso primero, 7 inciso primero
y 24 de esta Constitución, excepto cuando se trate de reuniones o asociaciones con fines
religiosos, culturales, económicos o deportivos. Tal suspensión podrá afectar la totalidad o
parte del territorio de la República, y se hará por medio de decreto del Organo Legislativo o
del Organo Ejecutivo, en su caso.
Art. 881.- Cada cual podrá sujetar su predio a las servidumbres que quiera, y adquirirlas
sobre los predios vecinos con la voluntad de sus dueños, con tal que no se dañe con ellas al
orden público, ni se contravengan a las leyes.
Art. 1332.- No sólo las cosas que existen pueden ser objeto de una declaración de
voluntad, sino las que se espera que existan; pero es menester que las unas y las otras sean
comerciables, y que estén determinadas, a lo menos en cuanto a su género.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga datos
que sirvan para determinarla.
Si el objeto es un hecho, es necesario que sea física y moralmente posible.
Es físicamente imposible el que es contrario a la naturaleza, y moralmente imposible el
prohibido por las leyes, o contrario a las buenas costumbres o al orden público.
Art. 1338.- No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario
expresarla. La pura liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Cabe, por último, señalar que todo lo relativo al estado civil es de orden público.
Toda la regulación del estado civil está establecida por la ley y escapa a la autonomía de la
voluntad particular. Aunque el matrimonio, por ejemplo, es en sí un acto voluntario, las
consecuencias que de él se derivan están establecidas por la ley, aun las de índole
patrimonial, salvo las escasas estipulaciones posibles en las capitulaciones matrimoniales.
Art. 25.- En los mesones y casas de apartamientos, además de las causales enumeradas en
el artículo anterior, habrá lugar a pedir la terminación del contrato por parte del arrendador,
cuando el inquilino, a juicio prudencial del Juez, observe conducta contraria al orden
público o al orden interno del edificio.
La idea de orden, como concreción del orden público, hace referencia al orden externo de la
calle en cuanto condición elemental para el libre y pacífico ejercicio de los derechos
fundamentales; supone, por tanto, la ausencia de alteraciones, algaradas, coerciones,
violencias, etc., que puedan dar lugar a la ruptura de ese orden externo.
Por consideraciones a la tranquilidad, se puede iniciar una campaña de silencio, regular los
ruidos nocturnos, etc. Finalmente, el orden público supone también el mantenimiento de un
estado de sanidad pública, previniendo epidemias e intoxicaciones de todas clases.
La ruptura del orden público o puesta en peligro del mismo puede dar lugar a la imposición
de una sanción administrativa. El concepto de orden público ejerce, además, una función
importante como límite del ejercicio de los derechos, bien como límite normal (p. ej., del
derecho de reunión y manifestación), bien como límite excepcional (suspensión de ciertos
derechos en estados de excepción y sitio).
Para MUÑOZ CONDE la característica que mejor define a las infracciones que constituyen
los delitos contra el orden público (en los que incluye la rebelión, sedición, atentado,
resistencia y desobediencia, desacatos, desórdenes públicos y tenencia y depósito de armas
y municiones y tenencia de explosivos) es el mantenimiento de la tranquilidad o la paz en
las manifestaciones colectivas de la vida ciudadana.
Como señalan LÓPEZ GARRIDO y GARCÍA ARÁN, el concepto de orden público ha sido
tradicionalmente difícil de establecer, especialmente por su aptitud para legitimar cualquier
intervención del poder público, y, consecuentemente, para ser puesto al servicio de
regímenes autoritarios en la limitación de las libertades, ampliándose extraordinariamente
el concepto de orden público hasta identificarse prácticamente con el orden jurídico y
político establecido que se altera ante la falta de acatamiento por parte de los ciudadanos.
Art. 31.- Se llama "Servicio de Alerta" el que presta la fuerza Armada en previsión del
cumplimiento de su misión constitucional en los casos siguientes:
1o. Cuando haya alteración de la paz o del orden público en uno o más países limítrofes
Art. 37.- Se entiende por "Salvaguardia" cada una de las fracciones de la Fuerza Armada
que conforme al Derecho Internacional, son inviolables para el enemigo, ya se encuentren
destinadas a custodiar ciertos edificios o lugares que deben sustraerse a los estragos de la
guerra internacional o al mantenimiento del orden público.
Art. 334.- La vista de las causas sujetas a conocimiento de las Cortes Marciales se hará en
sesión pública, a menos que por consideraciones de orden público o de disciplina de la
Fuerza Armada, la Corte resuelva que se verifique en sesión privada.
b) Que sea contraria a las buenas costumbres, la moral o al orden público, o que
pudiera inducir al público a error sobre la procedencia geográfica, la naturaleza, el modo de
fabricación, las características o cualidades, o la aptitud para el empleo o el consumo de los
respectivos productos.
Art. 12.- Los extranjeros en el territorio nacional, a excepción de los derechos políticos,
gozarán de los mismos derechos, al igual que los nacionales y estarán sujetos a las mismas
obligaciones.
4) Suspender total o parcialmente las elecciones por el tiempo que se considere necesario
cuando hubiere graves alteraciones del orden público, en cualquier municipio o
departamento y señalar en su caso la fecha en que aquellas deberán efectuarse, o
continuarse total o parcialmente.
Art. 81.- El Magistrado Presidente del Tribunal tendrá las facultades siguientes:
5) Requerir a la Policía Nacional Civil para mantener el orden público, durante el
desarrollo del Proceso Electoral.
Art. 153.- En la campaña de proselitismo, los organizadores podrán hacer propaganda por
todos los medios de comunicación.
Art. 87.- El personal policial estará obligado a trabajar por el tiempo necesario en casos de
guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia u otra calamidad
general, grave perturbación del orden público, períodos eleccionarios y cualquier otro
evento de fuerza mayor.
Art. 77.- Las disposiciones anteriores tienen efecto retroactivo por ser de orden público.
A toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza,
etnia, género, religión o creencia, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social
u opiniones políticas, se encuentre fuera el país de su nacionalidad, y no pueda, a causa
de dichos temores, o no quiera acogerse a la protección de tal país;
Que careciendo de nacionalidad y hallándose fuera del país de su residencia habitual,
por fundados temores a ser perseguido por motivos de raza, etnia, genero, religión o
creencia, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, no pueda o, a
causa de dichos temores no quiera regresar a él; y,
Al que ha huido de su país de origen porque su vida, seguridad o libertad han sido
amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos,
la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan
perturbado gravemente el orden público.
Art. 41.- La Comisión podrá ordenar la expulsión de una persona refugiada solamente por
razones fundadas de seguridad nacional o de orden público, siendo ésta de carácter
personal, no afectando la condición de refugio de los otros miembros familiares radicados
en el territorio nacional.
Art. 46.- La persona refugiada no puede ser expulsada o devuelta a otro país, sea o no de su
origen, donde su derecho a la vida, integridad personal, libertad y seguridad estén en riesgo
de violación por causa de su raza o etnia, género, religión o credo, nacionalidad,
pertenencia a determinado grupo social, por sus opiniones políticas, por la violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los
derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado el orden público.
Art. 3.- La capacidad de las asociaciones y fundaciones deberá atenerse a lo que disponga
la presente ley y las normas específicas que rijan sus actuaciones.
Lo anterior se entiende sin perjuicio de la facultad que tienen para la realización de todos
los actos necesarios para el cumplimiento de sus fines, establecidos en su norma interna,
siempre que no contraríen el orden público, la moral, la ley y las buenas costumbres.
Para comprobar que todos los fines de la entidad extranjera son lícitos conforme a la
legislación salvadoreña y que no son contrarios a la ley, a la moral, al orden público y
buenas costumbres, el solicitante deberá presentar las escrituras de constitución o
modificación de la entidad o de los estatutos debidamente inscritos o copia auténtica de
ellos, o en su defecto certificación literal de la inscripción de tales documentos en el
correspondiente registro de su país de origen, debidamente autenticados de conformidad al
Art. 261 del Código de Procedimientos Civiles.
Art. 65.- Para efectos de inscripción de la entidad en el Registro, la persona interesada que
según los Estatutos ostentará la representación legal de la misma, presentará solicitud
escrita dirigida al Director General del Registro, acompañada de los siguientes documentos:
Art. 74.- Las asociaciones y fundaciones serán disueltas por resolución judicial cuando se
compruebe que realizan actividades ilícitas, de lucro directo, contrarias a la moral, la
seguridad y el orden público o mal manejo de los fondos y bienes de la entidad, con
perjuicio grave e irreparable a terceros o al Estado.
Art. 127.- Un diseño industrial no se considerara nuevo cuando por si sólo presenta
diferencias menores o secundarias con otros anteriores, o solo se refiera o aplique a otro
tipo de género de productos.
No se protegerán los diseños industriales cuya divulgación fuese contraria al orden
público o a la moral.
Art. 1.- La presente ley es de orden público y mediante ella créase el "Instituto Salvadoreño
de Transformación Agraria" que en su texto se denominará "ISTA", como una entidad de
Derecho Público, con personalidad jurídica y autonomía en lo económico y administrativo.
DISPOSICIONES DE ORDEN PUBLICO EN LA LEY ESPECIAL PARA LA
AFECTACIÓN Y DESTINO DE LAS TIERRAS RUSTICAS EXCEDENTES DE
LAS 245 HECTÁREAS
Art. 77.- Solamente en caso de guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe,
epidemia u otra calamidad general, o de graves perturbaciones del orden público, que
calificará la Asamblea Legislativa a petición del Presidente de la República, el Banco podrá
otorgar al Gobierno Central avales, fianzas o garantías o exceder los límites de
financiamiento a que se refiere la presente Ley.
Art. 32.- Las asociaciones serán disueltas, además por las causales siguientes:
Art. 56.- Los anuncios o rótulos no contendrán expresiones, imágenes o figuras obsenas,
inmorales o contrarias al orden público y a las buenas costumbres, no contendrán términos
que directa o indirectamente dañen, injurien o denigren a personas.
ORDEN PUBLICO EN DISPOSICIONES DEL CODIGO DE DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO( CODIGO DE BUSTAMANTE) EN MATERIAS
TESTAMENTARIAS EN RELACION A NUESTRO CODIGO CIVIL
Título Preliminar
REGLAS GENERALES
Art. 1º.- Los extranjeros que pertenezcan a cualquiera de los Estados contratantes gozan, en
el territorio de los demás, de los mismos derechos civiles que se concedan a los nacionales.
Cada Estado contratante puede, por razones de orden público, rehusar o subordinar a
condiciones especiales el ejercicio de ciertos derechos civiles a los nacionales de los demás
y cualquiera de esos Estados, puede, en tales casos rehusar o subordinar a condiciones
especiales el mismo ejercicio a los nacionales del primero.
Art. 3º.- Para el ejercicio de los derechos civiles y para el goce de las garantías
individuales idénticas, las leyes y reglas vigentes en cada Estado contratante se estiman
divididas en las tres clases siguientes:
I.- Las que se aplican a las personas en razón de su domicilio o de su nacionalidad y las
siguen aunque se trasladen a otros países, denominadas personales o de orden público
interno.
El Código Bustamante considera en su articulo 148 en relación con el art. 1000 C.C “orden
público internacional las disposiciones que no admiten el testamento mancomunado, el
ológrafo y el verbal, y las que lo declaran acto personalísimo”
Explicación
No puede irse contra el orden público de El Salvador y valgan acá es necesario no ir contra
el orden público, y los testamentos ológrafos, mancomunados y verbales, van contra el
orden público, ya que no cumplen con las solemnidades establecidas por nuestro Derecho
Positivo, aunque así sean otorgadas con todas las solemnidades del país donde se otorgó.
El Código de Bustamante en su Art. 150 establece: “Los preceptos sobre forma de los
testamentos son de orden público internacional, con excepción de los relativos al
testamento otorgado en el extranjero y al militar y marítimo en los casos en que se otorgue
fuera del país”.
Explicación
Esto dice que la forma de los testamentos militar y marítimo otorgados en el extranjero no
irá contra el orden público internacional y que por lo tanto podrá aplicarse la ley extranjera
en estos casos, no lesionaría la soberanía del Estado salvadoreño no el orden social. Deben
cumplir con las solemnidades del país donde se otorgó, dándoles por tanto validez en
nuestro territorio nacional.
Es decir, que un testamento ya sea militar o marítimo puede no reunir los requisitos de
forma establecidos por un determinado país, por ejemplo del país de donde pertenece el
buque o aeronave.
Conclusión
Al elaborar el presente trabajo llego a la conclusión de que el orden publico es muy
importantísimo, antes de la elaboración del documento presente tomaba por desapercibido
la definición del concepto de orden publico y la importancia que tiene este en nuestro
mundo jurídico asi como su vinculación en las legislación nacional, ahora no considero el
orden publico como un concepto mas dentro de las ciencias del derecho, cabe mencionar
que la legislación que menciono son algunas disposiciones relativas al orden publico y
estoy seguro que hay mucho mas disposiciones que hacen alusión a el pero debemos tomar
en cuenta que nuestro país tiene una legislación sumamente amplia, y hacer alusión al
orden publico en cada cuerpo normativo de toda la legislación salvadoreña seria todo un
trabajo de tesis, podría decir que se tomo como una muestra de todo nuestro ordenamiento
jurídico vigente las disposiciones que el contiene en cuanto a orden publico se refiere.
Recomendación
A mi catedrático al Doctor Oscar García que me imparte la cátedra de Derecho y Practica
Notarial a motivarlo a que siga dejando este tipo de trabajos puesto que como estudiantes
del derecho debemos de conocerlos a cabalidad y tener conciencia de su significado.-
Bibliografía
Enciclopedia jurídica omeba
Diccionario de ciencias económicas, sociales y políticas
leyes
Constitución de la república
Código civil