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La sensatez del mundo sobre los hombros de la educación

Recuerdo que desde niña he escuchado la frase “es que el sistema educativo no sirve”, de manera que,
no es que estamos obligados a reconocer la imperfección del sistema educativo, como nos pide
Lipman, sino que nos resulta obvio la relación entre las gravísimas condiciones sociales, económicas,
ecológicas y políticas del mundo como resultado mascullado y podrido de una educación sobradamente
defectuosa.
Quizás, sea un poco fuerte expresarse así, sin embargo, es necesario hallar un punto quiebre del
modelo. Empezar por asumir -siguiendo a Lipman-, la gran responsabilidad de los educadores respecto
a la insensatez de la población mundial y, en segundo lugar, responder a preguntas tales como: ¿cuál es
el ideal de la practica educativa? y ¿en qué aspectos nos ha defraudado más la educación?
En el caso de los educadores, quienes llevan sobre sus hombros la sensatez del mundo el problema
moderno ha sido un enfoque basado en la transmisión de conocimientos y no, en la forja de la
capacidad de pensar, es decir, si se tiene como meta lograr niños razonables, no bastaría con repetir
asignaturas sino reflexionar sobre ellas. En este sentido, es posible que sea revalorada la filosofía en la
medida que mejora las habilidades de razonamiento y, contra toda lógica, podría ser mejor recibida en
la educación infantil que, en los demás niveles de formación, lo que significa hasta ahora un campo de
oportunidades perdidas.
Si reunimos las experiencias a favor de la filosofía, tenemos el señalamiento de Jacques Derrida, quien
rescata perspicazmente que la filosofía formaba parte de la educación de los príncipes y princesas hasta
la Reforma. En el mismo orden, el pedagogo, psicólogo y filósofo estadounidense, John Dewey, estaba
empeñado en la reconstrucción de la educación desde una línea de investigación científica. Por el
contrario, Descartes y el joven Piaget, parecen considerar el pensamiento infantil como un período de
error epistemológico. Asimismo, el suceso histórico de mayor trascendencia de una serie de
acontecimientos que ponen en entredicho la justicia y libertad de expresión en la democracia ateniense
es el juicio de Sócrates quien es acusado de la ofensa graphe asebeias y corrupción de los jóvenes, el
texto de la acusación que ha sobrevivido dice lo siguiente:
“Bajo juramento, Meleto hijo de Meleto de Piteas, ha acusado y llevado a
juicio a Sócrates, hijo de Sofronisco de Alopecia, por las siguientes ofensas:
Sócrates es culpable de no reconocer a las divinidades reconocidas por la
ciudad y por dar conocer nuevas divinidades. Además, es culpable de
corromper a la juventud. Condena sugerida: pena capital”1
Bien sabemos el trágico destino de Sócrates, pero lo anterior muestra que la filosofía ya era enseñada a
jóvenes y, que tal conocimiento inspira, sin duda, cierto temor y recelo, aunque en palabras del
ateniense el propósito de sus discusiones con los jóvenes, principalmente ricos (Platón, Apol., 23c),
era hacerlos mejores, no corromperlos. Entonces ¿Qué hay en la filosofía para juzgar a muerte al
maestro Sócrates? También, Aristóteles tuvo que huir para privar a los atenienses “de pecar dos veces
contra la filosofía”.
A pesar de todo, en una era en la que la mayoría de las humanidades han sido puestas no contra la pared
sino contra el abismo, la filosofía, sin embargo, ha sobrevivido. Y es que la filosofía es la disciplina que
mejor nos prepara para pensar, de forma que, sirve en los términos de cualquier otra asignatura, será
1
La acusación es citada en: Diógenes Laercio, 2.40, y parafraseada en: Platón, Apol., 24b; Euti, 3b; Jenofonte, Mem. 1.1.1,
1.2.64; Apol. 10. El juramento hecho por Meleto es mencionado en: Platón, Apol., 27c.
está razón necesaria para asignarle un papel central tanto en las primeras como las siguientes etapas del
proceso educativo. Por tanto, hay el argumento reducido y otro más amplio en favor de la filosofía para
niños. El primero consiste en el hecho de que realiza una sana contribución al currículo actual. Pero la
mayor justificación consistiría en que representa paradigmáticamente la educación del futuro como una
forma de vida que aún no ha sido puesta en práctica, un modo de praxis. Entonces, es posible que sea el
momento de reivindicación socrática, en otras palabras ¿es la filosofía tabla salvadora de la educación?
Ahora bien, ¿cómo se le hace para transformar aquel modelo de educación petrificado que; “no sirve”?
El ejemplo más correcto sería esperar comportamientos justos de quien ha crecido rodeado de
injusticias, la paradoja es ¿cómo aportar un mayor grado de racionalidad dentro de un modelo de
repetición memorística? ¿cómo aportar oxigeno a un modelo tribal que ahoga o más bien asfixia el
pensamiento? En otras palabras, como se hace palpable el modelo de comunidad de investigación al
que aspiran acercarse todas y cada una de las instituciones. Si se promueve la investigación, si
comenzamos con la practica en el aula la exploración de temas problemáticos, la practica se convertirá
en la disciplina de la comunidad reflexiva, comunidad que pondrá su pensamiento sobre el mundo
como una onda expansiva.
Suena fácil, recontra fácil, pero hay consideraciones que no podemos dejar de tener en cuenta si
queremos alcanzar la educación del futuro: 1.- el modelo reflexivo de educación procura que el niño
asimile la cultura, no que la cultura asimile, domine al niño; 2.- crear una literatura de transición para
preparar el camino de los textos primordiales en la enseñanza posterior. 3.- la primacía de la discusión,
pues agudiza las habilidades de razonamiento y de investigación en los niños como ninguna otra cosa
puede hacerlo. Es muy alarmante que todavía se ve mal el hablar en las aulas, hacerlo se considera
prueba de desobediencia, en vez de sano impulso que sólo necesita ser organizado y puesto al servicio
de la educación. 4.- Eliminar la fragmentación de currículo, ésta es la razón para la introducción de la
filosofía en el plan de estudios escolar pues reduce el aislamiento mutuo entre disciplinas. La educación
no puede recuperarse sin eliminar la supresión de preocupaciones filosóficas propias de todas y cada
una de las asignaturas. 5.- Superar la dicotomía conceptos-habilidades, la adquisición de habilidades
(razonamiento e investigación) y el desarrollo conceptual (historia de la filosofía) pueden darse juntos y
reforzarse mutuamente. 6.- Reconocer la importancia de la metacognición, la psicología educativa ha
descubierto la importancia de pensar sobre el pensamiento: de estudiar, controlar y revisar los propios
procesos de pensamiento, este es el aspecto de autoobservación del funcionamiento de la propia mente.
Por último, no menos importante, Educar a los educadores, el profesorado del futuro deberá estar
versado en los principales aspectos de las materias que enseña, sea cual sea el nivel de edad en el que
enseñe, deben fomentar y alentar el pensar por sí mismo, al mejor estilo kantiano. No obstante, lo
mismo que los maestros no pueden ser eficaces si no le gustan los niños, tampoco pueden ser
indiferentes frente a las asignaturas que enseñan. Deben quererlas, solo así querrán redescubrirlas en
cada clase, sólo en ese placer del redescubrimiento puede nacer un entusiasmo contagioso que
emocione y motive a los niños. Sólo así, podrá seguirse la recomendación pedagógica de Platón
enseñar con el juego y no por la fuerza.
Finalmente, si queremos alcanzar el modelo del futuro, debemos estar preparados desde todos los
rincones de la comunidad educativa para crear alumnos reflexivos y razonables, reconocer que
esta meta puede lograrse enseñando “habilidades de pensamiento”. Por otra parte, también debemos
prepararnos para diferenciar los vendedores ambulantes de panaceas educativas, es de esperarse que
compitan por entrar en las escuelas todo tipo de enfoques pseudofilosóficos. Es muy nuestra la
responsabilidad de dedicarnos enérgicamente a distinguir: filosofía, pseudofilosofía y la no-filosofía.
Indira-ni Marcano
v19980250

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