Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En el término hebreo, la palabra arrepentimiento es ‘Najam’ que quiere decir sentir una
pena por algo con tal fuerza que conduzca a un cambio de actitud, frente al objeto por el
cual se siente la pena, esto quiere decir que cuando te arrepientes de algo, sientes una
pena tan fuerte dentro de ti, que te lleva a un cambio; por ejemplo, si te arrepientes de la
fornicación, esa pena que te genera esa carga tiene que venir con una fuerza tan grande
que haga que cambies de parecer – esta pena debe producirse obligatoriamente porque
sin esta pena no hay arrepentimiento.
No solo debemos andar detrás de los carismas de Dios, sino que debemos andar en
busca del más grande galardón, que es la salvación. En el Nuevo Testamento, desde el
principio, Dios expresa y muestra la gran importancia del arrepentimiento, podemos ver
en Mateo 3:2 cuando Juan el Bautista nos habla “ y diciendo: Arrepentíos, porque el
reino de los cielos se ha acercado”, así mismo, en Mateo 4:2, Cristo una vez más, en
su primer sermón, nos dice: “Arrepentíos”.
Es tan importante el arrepentimiento para Dios que Él escoge un hombre con una misión
y un llamado, un hombre tan especial, como Juan el Bautista para que trajera la palabra
del arrepentimiento; la Palabra habla de que Juan el Bautista bautizaba en el
arrepentimiento.
“ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos”.
Dios te justificó para que seas justo con los demás y no vas a ser justo si no entras por la
puerta del arrepentimiento genuino, cuando criticamos y enjuiciamos al que cae, no
estamos arrepentidos. La Palabra dice que 7 veces caerá el justo y 7 veces será
levantado, la Iglesia tiene que entrar en esta revelación y en este entendimiento, hemos
manejado estos conceptos extraños y propios, creemos que somos salvos y santos y que
somos maduro, y es mentira, no somos nada de esto, porque hasta que el
arrepentimiento no sea genuino, estamos en una cuerda floja.
Dices ser cristiano y ser hijo de Dios y continúas con las mismas actitudes, con los
mismos pensamientos y con la misma forma de hablar, sigues con el mismo pecado y no
cambias ni la forma de caminar! Si no te arrepientes genuinamente, el Espíritu Santo
nunca te va a revelar el valor de la salvación, el valor de la gracia y el valor de la
justificación. La Palabra de Dios establece que por Su gracia somos salvos y el 99.9%
de la gente no entiende lo grande de Su amor y que por este amor inmerecido nos dio la
salvación; la gracia no es más que un favor inmerecido.
1. Elemento mental: Es por esto que cambia nuestro punto de vista acerca de la
santidad de Dios y de la maldad del pecado, es lo que va en contra de la moral
de Dios, es una convicción de pecado desde tu punto de vista.
“Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra
ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas
reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he
sido formado, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo
íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y
seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se
recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas
mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí”.
2 Corintios 7: 9-10
“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados
para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna
pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del
mundo produce muerte”.
Cuando esa pena y tristeza por haber dejado el pecado es en el mundo, produce muerte,
por esta razón, aquí dentro estás muerto, porque esa pena y tristeza la sigues trayendo a
la Iglesia, si esa pena por lo que dejaste en el mundo, te pasa aquí dentro de la Iglesia, te
produce vida, en la Iglesia puedes continuar con esa pena, porque eso es lo que te va a
dar la salvación y el poder buscar la gracia y la justificación. Esa pena es la que está
preparando tu camino a la salvación.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y
comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual
le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: !!
Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue
movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Nosotros confundimos arrepentimiento con reconocimiento, por esto, caemos otra vez y
no nos podemos controlar, y es que todavía en el reconocimiento somos muy frágiles, el
pecado desnuda nuestra alma y nos hace frágiles, el pecado desnuda nuestras emociones
y sentimientos.
Conversión se refiere a convertirte, haciendo un cambio que tienes que hacer todos
los días, porque siempre encontrarás escollos y es el arrepentimiento genuino que te va
a dar un impulso para esta conversión genuina que es la que trae la regeneración.