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En el término hebreo, la palabra arrepentimiento es ‘Najam’ que quiere decir sentir una
pena por algo con tal fuerza que conduzca a un cambio de actitud, frente al objeto por el
cual se siente la pena, esto quiere decir que cuando te arrepientes de algo, sientes una
pena tan fuerte dentro de ti, que te lleva a un cambio; por ejemplo, si te arrepientes de la
fornicación, esa pena que te genera esa carga tiene que venir con una fuerza tan grande
que haga que cambies de parecer – esta pena debe producirse obligatoriamente porque
sin esta pena no hay arrepentimiento.
No solo debemos andar detrás de los carismas de Dios, sino que debemos andar en
busca del más grande galardón, que es la salvación. En el Nuevo Testamento, desde el
principio, Dios expresa y muestra la gran importancia del arrepentimiento, podemos ver
en Mateo 3:2 cuando Juan el Bautista nos habla “ y diciendo: Arrepentíos, porque el
reino de los cielos se ha acercado”, así mismo, en Mateo 4:2, Cristo una vez más, en su
primer sermón, nos dice: “Arrepentíos”.
Es tan importante el arrepentimiento para Dios que Él escoge un hombre con una misión
y un llamado, un hombre tan especial, como Juan el Bautista para que trajera la palabra
del arrepentimiento; la Palabra habla de que Juan el Bautista bautizaba en el
arrepentimiento.
Dice en Mateo 4:17 dice:
Esto es importante para Dios, en estas palabras vemos como hay algo que a Dios le
interesa porque el arrepentimiento es la base de la salvación. El arrepentimiento es el
cambio voluntario producido en el interior del pecador, por el cual, reconociendo sus
culpas, las aborrece, y busca el perdón, la pureza moral y el cambio de conducta.
“ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos”.
Dios te justificó para que seas justo con los demás y no vas a ser justo si no entras por la
puerta del arrepentimiento genuino, cuando criticamos y enjuiciamos al que cae, no
estamos arrepentidos. La Palabra dice que 7 veces caerá el justo y 7 veces será
levantado, la Iglesia tiene que entrar en esta revelación y en este entendimiento, hemos
manejado estos conceptos extraños y propios, creemos que somos salvos y santos y que
somos maduro, y es mentira, no somos nada de esto, porque hasta que el
arrepentimiento no sea genuino, estamos en una cuerda floja.
Dices ser cristiano y ser hijo de Dios y continúas con las mismas actitudes, con los
mismos pensamientos y con la misma forma de hablar, sigues con el mismo pecado y no
cambias ni la forma de caminar! Si no te arrepientes genuinamente, el Espíritu Santo
nunca te va a revelar el valor de la salvación, el valor de la gracia y el valor de la
justificación. La Palabra de Dios establece que por Su gracia somos salvos y el 99.9%
de la gente no entiende lo grande de Su amor y que por este amor inmerecido nos dio la
salvación; la gracia no es más que un favor inmerecido.
1. Elemento mental: Es por esto que cambia nuestro punto de vista acerca de la santidad
de Dios y de la maldad del pecado, es lo que va en contra de la moral de Dios, es una
convicción de pecado desde tu punto de vista.
“Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra
ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas
reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he
sido formado, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo
íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y
seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se
recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas
mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí”.
“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados
para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna
pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del
mundo produce muerte”.
Nosotros confundimos arrepentimiento con reconocimiento, por esto, caemos otra vez y
no nos podemos controlar, y es que todavía en el reconocimiento somos muy frágiles, el
pecado desnuda nuestra alma y nos hace frágiles, el pecado desnuda nuestras emociones
y sentimientos.
El arrepentimiento es un cambio radical en el interior del hombre y éste sólo puede ser
iniciado por el Espíritu Santo y lo hace posible, por medio de una regeneración que
empieza a producirse en la nueva vida dentro del nuevo ser. Una cosa es
arrepentimiento, otra es conversión y otra es regeneración; el arrepentimiento es
decisivo, voluntario y radical, el arrepentimiento es una sola vez, la conversión es de
todos los días, porque todos los días te vas a chocar con cosas que van a querer detener
tu conversión y tu verdadera conversión no llega, hasta que estás en el trono de Cristo.
Tienes que convertirte todos los días y no hay real conversión, si no hay arrepentimiento
genuino, y ese trabajo diario de la conversión se te hará más ligero, conforme lo
genuino de tu arrepentimiento.
La conversión es una actitud tuya y la regeneración es una actitud de Dios, es Dios que
te cambia la mente y lo hace, según va tu conversión. En la conversión, tú decides con
tu voluntad el cambiar, y en la regeneración, es Dios haciéndolo porque ve en ti la
decisión y la voluntad de hacerlo!