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SANAR A TRAVÉS DEL PERDÓN

Cuando alguien nos ha lastimado en la vida, suele aparecer dentro de las emociones negativas el
rencor o la rabia contra esa persona. Ahí es cuando nos duele el alma, por aquello que nos hicieron y
sentimos que no nos merecíamos que nos trataran así. Hay personas que guardan rencor por años y
años, convirtiéndose a la postre en una amargura de vivir, otras personas en cambio pueden durar
días, pero ese mismo resentimiento les causa diferentes problemas en la salud por no poder sobre
llevar adecuadamente ese rabia y dolor, producida por el resentimiento. Al final lo cierto es que, el
resentimiento o incluso el odio, nos hacen daño a nosotros mismos más que aquella persona que nos
dañó. Por eso, dejar ir el resentimiento o el odio, es un acto de amor por nosotros mismos que nos ha
llamado a tener vida y vida en abundancia (Cf. Jn 10, 10).
Hoy quiero ofrecerte, tres claves para sanar a través del perdón. Como siempre, mi deseo es ayudarte
en tu desarrollo personal y espiritual.

Consideraciones
Perdonar no es olvidar, ni hacerse de la vista gorda como si nada hubiese pasado; tampoco significa
que si me sentí ofendido tengo que desistir de la justicia y de que te sea resarcido la deuda pendiente.
1- Para sanar por el perdón hay que definir y validar lo que nos dolió.
La sanación que brota del perdón, no se realiza por el olvido de una ofensa que nos hicieron, sino
que para poder sanar primero es necesario entender qué fue lo que nos dolió en concreto. Una
palabra que se dijo o no se dijo, una actitud o acción hecha o no… Una vez que se define es
importante acoger ese dolor que se experimentó a través de esa ofensa, porque no hay nadie que
pueda decir que no siente dolor cuando alguien le hace algo que le lastima.
Entender y validar el dolor, nos hace sentir escuchados y reconocidos en nuestro dolor.

2- Para sanar por el perdón es necesaria la justicia.


El perdón para que sea sanador, necesita que la ofensa sea reconocida como tal y haya justicia.
Pero en este caso, la justicia desde la fe, la ponemos en manos de Dios y no en nuestras manos.
Esto da la sensación de que el acto no quedó impune.
Aceptar abandonar el deseo de venganza y pedir justicia a Dios es otra forma de sanar, porque
nos libera de cargar con esos sentimientos negativos y nos da paz de que Dios que es justo no
dejará ese hecho sin resolver. ¿Cómo? No lo sabemos, pero si uno es creyente sabrá que Dios es
justo y Él hará algo.

3- Perdonamos por amor a nosotros mismos.


El perdón es un acto de misericordia para con uno mismo, porque al perdonar dejamos ir el enojo,
el malestar, la carga y todas las emociones destructivas que vienen con el rencor y el odio. Esto
es ante todo una decisión. No implica que estamos olvidando lo ocurrido, pero sí le quitamos la
fuerza de amargarnos. Es como una piedra que se quita de un zapato, nos da alivio y paz dentro
de nosotros mismos. En la tradición judía se dice que perdonar es como volver al vientre, donde
estamos libres de mancha. El perdón nos restaura plenamente como personas.
Termino con esta frase que me facilitó la persona que me solicitó este tema.
“El perdón no es excusar el comportamiento del ofensor, es abandonar el resentimiento y
contemplar al otro como un ser humano a pesar de lo que ha hecho”

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