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“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la
puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.
Hay que hacer un esfuerzo. Es una lucha. Es una competencia. No lo logramos siendo
pasivos. Es importante saber si estamos fuera.
Nosotros queremos ser creyentes e hijos de Dios a nuestra manera y no sabemos que
estamos parados en la puerta ancha que lleva a perdición. Y para tú entrar en Dios,
tienes que entrar por la puerta angosta y ser esforzado. Habla también de que no
solamente la puerta es angosta, sino también el camino es angosto.
La palabra angosto significa que las cosas no serán fáciles, significa que habrá
dificultad. Esta palabra tiene que enfrentarnos y debemos preguntarnos dónde estamos
parados.
La puerta ancha se refiere a un evangelio light, habla de un evangelio sin dificultad, un
camino sin cambio ni transformación, esta puerta ancha es un evangelio pasivo y de
hipocresía.
Nuestro destino como hijos de Dios no es el que tú crees que es, no tiene nada que ver
con estar aquí en la tierra para que Dios resuelva tus problemas. Tú tienes dos destinos
en Dios: El primero es traer el cielo a la tierra porque Él no te ha llamado para llevarte
al cielo, sino más bien para que traigas el cielo a la tierra.
La religión barata y muerta es la que te dice que vas para el cielo, y sí, puedes ir al cielo,
pero antes de hacerlo, debes demostrar que puedes traer el cielo a la tierra.
El segundo destino que tienes es tu salvación y vida eterna. Es por esto que debemos
cambiar lo conceptual en nuestro entendimiento, en nuestra mente de que el evangelio
que estamos viviendo es el real. Nosotros creemos estar llevando el verdadero evangelio
y estamos en la puerta ancha.
Muchos creyentes buscan a Dios, primero por necesidad, otros por su concepto religioso
de que les da paz, pero pocos lo buscan con el entendimiento de lo que significa Dios,
que es tu salvación.
Son muchos los que buscan a Dios porque tienen un problema y eso no está mal, Dios
nos atrae con su fórmula, pero lo importante es que cuando llegues a Sus pies, dejes de
buscarlo solamente para que te resuelva tus problemas, sino porque Él quiere bendecirte
con una salvación y vida eterna.
La salvación es uno de los conceptos claros y definidos de lo que Dios tiene para su
humanidad. A Dios no le interesa tu religión, a Él le interesa tu salvación y por eso
envió a Su hijo y pagó a precio de sangre.
Cuando tú estás llevando el evangelio de la puerta ancha, le estás diciendo a Dios que
no valió la pena el sacrificio, cuando estás en la Iglesia y sigues en el mismo pecado,
estás diciendo que no valió la pena, cuando no cambias por la Palabra, no valió el
sacrificio.
La salvación implica:
¿Crees tú que la relación que tienes con Dios es la correcta? La adoración y la alabanza
que tiene para con Dios, ¿crees que es la correcta?
Hay muchos que creen estar llevando un evangelio correcto y lo que están es en la
puerta ancha. Tenemos que saber si estamos en la posición correcta con Dios y con qué
motivos servimos y adoramos a Dios. ¿Cuál es nuestra relación verdadera con Dios, qué
tipo de evangelio estoy llevando?
Cuando Dios habla de que hay una puerta ancha, no se lo dijo a los impíos, se lo dijo a
Sus seguidores, te lo está diciendo a ti y me lo está diciendo a mí. Cuidado con la puerta
ancha, para lo que el hombre es derecho, para Dios está torcido. Puede ser que creas que
estás muy metido con Dios, cuando realmente estás fuera.
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”.
Dios entregó Su vida para que tú y yo tengamos gracia. Y no fue por gracias, es por Su
vida.
Arrepentirte significa reconocer y entender que hiciste algo mal y darte la vuelta para no
volverlo a hacer más. Se refiere a no volver a hacer lo que antes hacías. Si lloras antes la
presencia de Dios por algo que hiciste pero vuelves a pecar, entonces no te arrepentiste,
solamente sentiste remordimiento. El arrepentimiento consiste en alejarte del yo, porque
es tu yo y el alma que no te permiten arrepentirte.
Tu alma toca tus emociones, sentimientos y todos tus sentidos y se te hace muy difícil
arrepentirte. Mientras tu yo esté vivo, tu arrepentimiento no será real.
Cuando comienzas a arrepentirte de algunas cosas que sabes que tienes que cambiar y
cuando Dios ve con el tiempo que verdaderamente estás arrepentido, entonces empiezas
a tener experiencias de primera mano con Él y empiezas a creerle a Dios. Dios cambia
lo que no le gustaba por aquello que le gusta a Él.
Dice la Palabra que Dios nos ha dado una medida de fe y esa medida de fe va a
aumentar conforme aumente tu medida de arrepentimiento.
No te arrepientes del orgullo porque te hace crecer y te hace ser grande. El orgullo te
lleva a esferas que crees que tienes y no es más que una mentira pero no te importa que
sea así. Una vez entiendes que el orgullo no es de Dios y mueres a Él, recibes fe y Dios
te cambia el poder del orgullo por el poder de Su gloria.
La Palabra nos dice que debemos esforzarnos, y es porque es una guerra, una lucha y
una batalla. La salvación es vida eterna con Jesús en el cielo y ese debe ser el motor que
nos empuje.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El
que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no
ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
Estas palabras me hablan de salvación y vida eterna, no hablan de pagar tus deudas a
final de mes o de darte el esposo que quieres: Su propósito es vida eterna.
¿Qué crees tú que significa en este contexto la palabra creer? Creer significa que
conoces algo o alguien y que sabes los resultados de eso que estás creyendo porque
sabes que es fiel y verdadero, y haces lo que ves a Él hacer.
Creer y conocer son dos cosas muy diferentes a lo que nosotros creemos que son. Si me
dices que crees en Jesús es porque sabes lo que Él hace y eso estás haciendo; esto es
creer. Conocer por otro lado es cuando sabes que lo que Él hace a ti te conviene y lo
haces.
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que
practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en
Dios”.
Una puerta angosta significa una que no te va a da dejar pasar con todas las cosas que
tienes. Si estás en fornicación, la fornicación no te dejará pasar por la puerta angosta.
Tienes que reconocer y entender tu condición para deshacerte de todo lo que te impide
entrar por esa puerta.
Una vez dije que el yelmo de la salvación no es un casco para evitar que entren cosas, es
más bien, para que no se te olvide que eres salvo, el yelmo te protege para que cuando el
diablo traiga un pensamiento, tu salvación esté por encima de cualquier cosa que el
diablo te diga.
Cuando escuches al diablo decirte que forniques le grites que no, porque eres salvo; si te
dice que robes, le respondas que no, porque eres salvo.
La salvación es lo que te va a dar fuerzas para que seas esforzado. Sin fe no podremos
agradar a Dios y nuestra fe no puede aumentar hasta que nuestro arrepentimiento sea
genuino en todas las áreas.
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo
se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de
todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta
manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado”.
Nuestro premio es la salvación y vida eterna. El que se esfuerza en esta carrera para
agradar a Dios, recibirá una corona incorruptible. La que recibimos por el alma es una
corona corruptible. El primer versículo te habla de ambición y el segundo te habla de
esfuerzo. Esta ambición es por tu salvación.
Tenemos que quitarnos todo peso para poder correr livianos y ese peso no es más que el
pecado. Tienes que limpiarte de todo aquello que agrada a tu cuerpo. El cuerpo es tu
templo y eres el encargado de cuidar ese templo.
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia
Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay
entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis
lo inmundo; y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos
e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
Lo que nos lleva a nosotros a estar parados en la puerta ancha son nuestros propios
pensamientos, es nuestra forma de ver lo que vemos, nuestra forma de oír lo que oímos
y nuestra forma de sentir lo que sentimos; sin embargo, si hablamos como Jesús, si
sentimos como Jesús, estaremos entrando por la puerta angosta. Cuando así lo hacemos,
siempre seremos enfrentados con eso que tenemos que no nos permite entrar.
Hay muchos que no creen en la liberación y esos se van a quedar en la puerta ancha. La
liberación es el pan de los hijos. Veremos muchos sabios de la Palabra que no entrarán.