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Curso 2016/17
LECCIÓN 1.
Se entiende por sucesión mortis causa o sucesión por causa de muerte la subrogación de una
persona en los bienes, derechos y deudas transmisibles dejados por una persona a su fallecimiento.
El prof. Lacruz Berdejo el derecho de sucesiones es aquella parte del derecho privado que regula la
sucesión mortis causa y en especial el destino de las titularidades y en relaciones patrimoniales
tanto activas, por ejemplo bienes y derechos, como pasivas dejadas por una persona a su
fallecimiento.
El CC regula el Derecho de Sucesiones en el Libro III que lleva por rúbrica “de los diferentes
modos de adquirir la propiedad” y dentro del Libro III en el Título III que se intitula "de las
sucesiones de los art. 657 a 1087 del CC.
Adviértase que en cabeza el citado Libro III el art. 609 del CC que entre los diferentes modos de
adquirir la propiedad cita expresamente a la sucesión testada y a la intestada.
Por otra parte la LDCG (ley 2/2006 de 14 de junio¨) regula las sucesiones en el titulo X con la
rúbrica “de la sucesión por causa de muerte” art. 181 a 308 LDCG.
Después de esta ley de 2006 se puede decir que el derecho civil de Galicia realiza una regulación
completa de derecho de sucesiones con escasas remisiones al CC.
Hay que señalar también que tiene interés también la Disposición Adicional Tercero del LDCG que
al equiparar a la pareja de hecho o conviviente more uxorio al cónyuge en derecho y obligaciones si
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se cumplen los requisitos que la citada disposición establece, porque en el ámbito sucesorio la
pareja de hecho si esta equiparada también tendrá los mismos derechos y obligaciones que el
cónyuge en materia de sucesiones.
• Una de las de mayor importancia entre ambas regulaciones esta en que el LDCG hay una
triple posibilidad de deferir la herencia, a saber
a) Por testamento
a) Testamento
Ya que por regla general el CC prohíbe los pactos sucesorios (confróntese el art. 1271.2 CC)
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legitimario.
• Según el art. 182 LDCG, en el derecho gallego no hay lugar para la reversión legal ni para la
obligación de reservar (Cfr. art. 811 y 812 CC).
Resulta indispensable para el estudio del Derecho de Sucesiones algunos conocimientos aunque
sean rudimentarios de Derecho Internacional Privado. Sobre todo, dada la diversidad legislativa que
existe en España.
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta el art. 9.8º CC. Según este precepto, la sucesión por
causa de muerte se rige por la ley nacional del causante en el momento de su fallecimiento,
cualquiera que sea la naturaleza de los bienes y el país en que se encuentre.
Además, hay que tener en cuenta, que este artículo debe integrarse con lo dispuesto en el art. 14.1º
CC, la sujeción al Derecho Civil Común (Código Civil) o al especial o foral, se determina por la
vecindad civil.
Han de integrarse estos preceptos, además, con el art. 16.1º CC, cuando señala que los conflictos de
leyes que puedan surgir por la coexistencia de distintas legislaciones civiles en el territorio nacional
se resolverán según las normas contenidas en el Capítulo IV (se trata de normas de Derecho
Internacional Privado que están comprendidas en los art. 8 a 14 CC) con las siguientes
particularidades:
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La regla general que establece el art. 21.1 es que será Ley aplicable aquella en la que el causante
tuviese su residencia habitual.
Por otra parte, matiza este precepto el art. 22 que lleva por rúbrica “Elección de la Ley aplicable”
(professio iuris) y se establece que cualquier persona podrá designar la Ley del estado cuya
nacionalidad posea en el momento de realizar la elección o en el momento del fallecimiento. Esta
elección deberá hacerse expresamente.
El precepto más relevante en la Constitución de 1978 en materia del Derecho de Sucesiones, sin
perjuicio de otros preceptos que se traerán a colación a lo largo de las diferentes lecciones, es el art.
33, cuando recoge el derecho a la propiedad privada y a la herencia, así como cuando proclama la
función social de estos derechos, de ahí la importancia, por ejemplo, del Impuesto de Sucesiones.
2. Clases de sucesiones.
1. Origen de la sucesión.
1. Origen de la sucesión.
Podemos encontrar:
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• Sucesión voluntaria:
a) Por testamento.
No hay que desconocer además que existe la llamada sucesión mixta. Se produce la sucesión mixta
cuando el fenómeno hereditario se regula tanto por la voluntad del difunto, expresada en el
testamento, como por la ley. A estas sucesiones se refiere el art. 658 CC, cuando señala que la
sucesión se defiere por voluntad del hombre manifestada en testamento y, en su defecto, por
disposición de la Ley. A la primera se le llama sucesión testamentaria y a la segunda sucesión
legítima (RECTIUS: legal o ab intestato).
También puede deferirse en parte por voluntad del hombre y en parte por disposición de la Ley. Con
parecida ratio legis se pronuncia el art. 181 LDCG cuando dispone que la sucesión se defiere en
todo o en parte por testamento, por cualesquiera de los pactos sucesorios admisibles conforme a
derecho y por disposición de la Ley.
a) Universal. Es la que recae sobre todos los bienes de la herencia o sobre una parte
alícuota, una parte proporcional, de dichos bienes, así por ejemplo, que me suceda Juan
en toda la herencia o que me suceda Juan en la mitad o en una cuarta parte de la
herencia.
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3. La herencia.
Señala Lacruz Berdejo que hablar de “herencia” supone referirse a los elementos del fenómeno
sucesorio, ya que la herencia, suele descomponerse, desde el punto de vista didáctico, en tres
elementos:
• Elementos personales. Son elementos personales los dos polos subjetivos del a sucesión
mortis causa, a saber, el difunto (causante o de cuius) y el sucesor (heredero o legatario).
Adviértase que la voluntad del testador es “la ley de la sucesión”, tal y como se deduce del
artículo 675 del CC.
• Elementos formales. Hay que tener presente el artículo 14 LH, pues, en su párrafo primero
señala los títulos de la sucesión hereditaria a los efectos del Registro de la Propiedad. Así, el
actual artículo 14.1 LH, dispone que el titulo de la sucesión hereditaria, a los efectos del
Registro, es el testamento, el contrario sucesorio, el acta de notoriedad para la declaración
de herederos ab intestato, la declaración administrativa de heredero ab intestato del Estado y
de las CCAA, y el certificado sucesorio europeo (regulado por el reglamento de sucesiones
de la UE, de 2012).
• Elementos reales. Abarca todos los bienes y derechos que constituyen el denominado
caudal relicto, es decir, el caudal dejado por el causante. Recuérdese con el artículo 659 CC,
que la herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones que no se extingan por
la muerte.
Señala el artículo 660 CC que se llama heredero al que sucede a título universal, y legatario, al que
sucede a título particular. Además, dispone el artículo 668.1 CC que, el testador puede disponer de
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Habrá que tener en cuenta dos figuras jurídicas: el prelegado y el sublegado. En el prelegado, nos
hayamos ante un heredero que es al mismo tiempo legatario. Así, el artículo 890.2 CC, contempla la
figura mencionada, cuando señala que el heredero que sea al mismo tiempo legatario, podrá
renunciar la herencia y aceptar el legado, o renunciar a este y aceptar la herencia.
El sublegado es un legatario que está gravado además con otro legado. A la figura del sublegado se
refiere el artículo 658 CC, cuando señala que el testador puede gravar con legados, no solo a su
heredero, sino también a los legatarios.
En cuanto a las diferencias esenciales entre las figuras del heredero y legatario, mientras que el
heredero es un sucesor a título universal; el legatario es un sucesor a título particular, porque sucede
en bienes concretos y determinados. Pero en realidad, la diferencia más significativa entre estas
instituciones sucesorias es en relación a la responsabilidad.
Por el contrario, el legatario, por regla general, no responde. Por lo tanto, el legatario, el principio,
solo sucede en el activo hereditario. Esta regla general tiene tres excepciones:
1. Cuando el testador le impone al legatario un modo o carga. Esta es una situación prevista
por el artículo 797 CC.
2. Cuando el testador grave con un legado al legatario, que es el supuesto denominado como
sublegado.
3. Cuando toda la herencia se distribuya en legados. Esta hipótesis está prevista y regulada por
el artículo 891 CC. Si toda la herencia se distribuye en legados, se prorratearán las deudas y
gravámenes entre los legatarios, en proporción a sus cuotas; a no ser que el testador haya
dispuesto otra cosa.
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➔ Apertura de la sucesión
Se refiere a la apertura de la sucesión el artículo 657 CC. Este artículo señala que los derechos a la
sucesión de una persona se transmiten desde el momento de su muerte (o bien desde la
declaración de fallecimiento). Adviértase que ha de tratarse de una persona física, pues las personas
jurídicas (fundaciones o asociaciones) si son capaces para suceder, pero no para causar herencia.
Hay que tener en cuenta el denominado fuero competencia. Es necesario para conocer la
competencia territorial. El artículo 52.1 de la LEC, en los juicios sobre cuestiones hereditarias, será
competente el tribunal del lugar del último domicilio del causante.
➔ Vocación de la herencia
➔ Delación de la herencia
Supone un paso más que la vocación. Consiste, no solo en ser convocado sino, en una atribución
actual del derecho a convertirse en heredero mediante la aceptación de la herencia, excluyendo así a
otros que hayan sido convocados.
También se le denomina ius transmisionis. Cuando el llamado a una herencia fallece sin haber
usado el ius delationis (el derecho a aceptar o repudiar la herencia), sus sucesores reciben la opción
que el no utilizó. Es decir, heredan el ius delationis.
1. El primer causante.
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2. El segundo causante o transmitente del ius delationis. Es el que recibe la delación del primer
causante y que muere sin haber aceptado ni repudiado; y transmite así su derecho a sus
sucesores. Hay que aclarar que el transmitente sobrevive al causante, pero muere sin aceptar
ni repudiar la herencia. A diferencia de lo que ocurre en el derecho de representación, en el
que el representado premuere al causante.
3. Transmisario o adquirente del ius delationis que encuentra en la herencia del transmitente el
ius delationis.
En cuanto a la adquisición de la herencia por el transmisario, el transmisario puede usar del ius
delationis y aceptar la herencia del transmitente para aceptar o repudiar la herencia del primer
causante. Es posible que el transmisario repudie la herencia del primer causante después de haber
aceptado la herencia del transmitente, pero no al revés; porque si el transmisario repudia la herencia
del transmitente, no llega a adquirir el ius delationis.
El artículo 1006 CC establece que por la muerte del heredero sin aceptar ni repudiar la herencia
pasará a los suyos el mismo derecho que el tenía.
Dice el artículo 744 CC que puede suceder por testamento, o ab intestato, los que no estén
incapacitados por la ley. Además, como señala el artículo 914 CC, lo dispuesto sobre la incapacidad
para suceder por testamento, es también aplicable a la sucesión intestada. Ahora bien, para ser
sujeto del ius delationis, no solo es necesario tener capacidad para heredar sino también se necesita
sobrevivir al causante de la herencia.
Como señala el artículo 766 CC, el heredero voluntario, que muere antes que el testador, el
incapacidad para heredar y el que repudia la herencia, no transmiten ningún derecho a sus
herederos, salvo lo dispuesto en los artículos 761 (indignidad), 857 (desheredación) y 814.3º
(derecho de representación) CC.
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Hay que añadir el artículo 238 LDCG, pues señala que son herederos forzosos los hijos y
descendientes, cónyuge o pareja de hecho, de un premuerto justamente desheredado o indigno.
➔ Incapacidades absolutas:
Se refiere a las incapacidades absolutas el artículo 745 CC, cuando señala que no pueden suceder
las criaturas abortivas, entendiéndose por tales, las que no reúnen los requisitos del artículo 30
CC. El artículo 30 CC establece que la personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con
vida de una persona, es decir, una vez producido el entero desprendimiento del seno materno.
Según el párrafo segundo del artículo 745 CC, tampoco pueden suceder las asociaciones o
corporaciones no permitidas por la ley.
Tienen en común los efectos regulados conjuntamente por el Código Civil en los artículos 760 a
762. Así, la indignidad, tiene consideración de pena privada. Se basa en razones morales o éticas,
mientras que, la incapacidad relativa no constituye en modo alguno una pena.
Por otra parte, la indignidad no limita la libertad del testador, ya que este puede perdonar al indigno,
de ahí que se hable de la rehabilitación del indigno. Es una hipótesis regulada por el artículo 757
CC. Por el contrario, la incapacidad relativa si limita la libertad del testador, que no puede burlar la
prohibición legal.
Por otra parte, hay una diferencia muy importante entre la indignidad y la incapacidad relativa, y es
que, la indignidad se aplica a cualquier clase de sucesión testada o intestada; en cambio, la
incapacidad relativa solo se tiene en cuenta en la sucesión testada.
Además, hay que tener en cuenta importantes diferencias entre la indignidad y la desheredación. Por
una parte, la indignidad se aplica a cualquier tipo de sucesión, en cambio la desheredación solo
tiene lugar en la sucesión testada, ya que la desheredación solo puede producirse en testamento y en
virtud de las causas determinadas que señala el Código Civil.
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Las INCAPACIDADES RELATIVAS están reguladas en el artículos 752, 753 y 754 CC. Según
el artículo 752 no producirán efecto las disposiciones testamentarias que haga el testador durante
su última enfermedad en favor del sacerdote que le hubiese confesado. Tampoco de los parientes
del sacerdote hasta el 4º grado o bien de su Iglesia, cabiendo comunidad o instituto.
Según el artículo 753 CC tampoco surten efectos las disposiciones testamentarias a favor del tutor
o curador del testador, hasta después de aprobadas las cuentas de la tutela. Serán sin embargo
válidas, las disposiciones hechas al tutor o curador que sea ascendiente, descendiente, hermano,
hermano o cónyuge del testador.
Según el artículo 754 CC, el testador no puede disponer de sus bienes a favor del notario que
autorice su testamento. Tampoco a favor del cónyuge del notario o parientes hasta el 4º grado,
salvo que se trate de un legado de cosa mueble o de poca importancia o de pequeña cantidad en
relación al caudal relicto.
La razón de estas causas está en evitar posibles captaciones de voluntad que el causante no pueda
evitar.
En relación a la INDIGNIDAD para suceder, vamos a tratar las causas de indignidad, y por otra
parte, la llamada rehabilitación o perdón del indigno. A las causas de indignidad se refiere el
artículo 756 CC. Las tres primeras han sido introducidas por la Ley de Jurisdicción Voluntaria de
2015.
1. El condenado por sentencia firme por atentar contra la vida, causar lesiones o violencia
física o psíquica frente al causante de la herencia, su cónyuge, pareja de hecho,
descendientes o ascendientes.
2. El condenado por sentencia firme por delitos contra la libertad e integridad moral e
indemnidad sexual frente al causante, su cónyuge, pareja de hecho, ascendientes o
descendientes. También alcanza la indignidad el que esté incurso en delitos contra derechos
y deberes familiares, o que hubiese sido privado del ejercicio de la patria potestad, tutela o
acogimiento.
3. El que hubiese acusado al causante de un delito que conlleve pena grave si es condenado por
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denuncia falsa.
4. El heredero, mayor de edad, que sabedor de la muerte violenta del testador no la hubiese
denunciado en el plazo de 1 mes a la justicia; si esta no hubiese procedido de oficio. Cesa
esta prohibición en los casos en los que según la ley no hay obligación de acusar (no tiene
obligación de acusar el cónyuge del delincuente, ascendientes, descendientes y colaterales
hasta el 2º grado).
5. El que con amenaza, fraude o violencia obligare al testador a hacer testamento o a cambiar
el que tuviese hecho.
6. El que con amenaza, fraude o violencia impida hacer testamento o a revocar el que estuviese
hecho.
7. Tratándose de una persona con discapacidad, las personas que no le hubiesen prestado las
atenciones debidas, entendiendo por tales, las reguladas en los artículos 142 y 146 CC
(obligación de alimentos entre parientes).
En cuanto a la rehabilitación o perdón del indigno se refiere el artículo 757 CC. Las causas de
indignidad dejan de surtir efecto si el testador las conocía al tiempo de otorgar testamento, o si
habiéndolas conocido después, las hubiese remitido (perdonado) en documento público.
Los efectos comunes a la incapacidad relativa y a la indignidad se regulan en los artículos 760,
761 y 762 CC. Según el artículo 760 el incapaz para suceder, que contra la prohibición de los
artículos anteriores, hubiese entrado en posesión de los bienes hereditarios está obligado a
restituirlos con los frutos y rentas que hubiese percibido.
Según el artículo 761 CC, si el excluido de la herencia por incapacidad fuera hijo o descendiente
del testador y tuviese hijos o descendientes, estos adquirirán su derecho.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que según el artículo 762, no puede deducirse acción para
declarar la incapacidad pasados 5 años desde que el incapacidad (indigno) esté en la posesión de
la herencia o del legado.
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• Para que sucedan unos en defecto de otros. Por ejemplo, herédeme Lisi, y sino Hachi. Es
un llamamiento “en defecto de”. Es la llamada sustitución vulgar.
• Para que sucedan unos después de otros. Por ejemplo, que me herede Lisi, y que conserve
los bienes para que pasen después a su hijo Gilbertito. Este es un llamamiento para “después
de”. Es la llamada sustitución fideicomisaria.
• Para que sucedan todos a la vez, pero siendo llamados en proporciones diferentes, o
como dice el Código Civil “un cuerpo de bienes separado”. En este caso, se excluye el
derecho de acrecer, y por consiguiente, si uno de ellos repudia su parte va a los herederos
intestados o legales, salvo que el testador hubiese designado un sustituto vulgar a ese
repudiante.
• El testador llama a todos para que sucedan a la vez, y sean llamados conjuntamente y
por partes iguales.
Se califica como acrecimiento el efecto que se produce cuando cualquiera de los llamados no
puede suceder por alguna de las siguientes causas:
2. Ser indigno.
3. Repudiar la herencia.
En estos casos, la cuota de los demás aceptantes, experimenta una expansión, es decir, les acrece.
El derecho de acrecer se regula en el CC en los artículos 781 a 787. Ante la falta de regulación del
derecho de acrecer por la LDCG, esta regulación se aplica en Galicia, ya que como es bien sabido,
el Código Civil es derecho supletorio (confróntese el artículo 4.3 CC y artículo 1.3 LDCG).
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• Existencia de una cuota vacante, que acrecerá a los demás. Se habla de “porción vacante”.
Así, dispone el artículo 982 CC que, para que en la sucesión testamentaria tenga lugar el derecho de
acrecer se requiere:
1. Que dos o más sean llamados a una misma herencia o a una misma porción de ella sin
especial designación de parte (vocación solidaria).
2. Que uno de los llamados muera antes que el testador, renuncie a la herencia o sea incapaz
para recibirla (porción vacante).
➔ Supuestos especiales:
Se refiere a este derecho el artículo 981 CC. En la sucesión legítima, la parte que repudia la
herencia acrecerá siempre a los coherederos. La doctrina entiende que aunque se refiera solo a la
repudiación también procede en los casos de premoriencia e indignidad.
Se refiere a este derecho el artículo 987 CC. El derecho de acrecer tendrá también lugar entre los
legatarios y los usufructuarios en los mismos términos que los herederos.
A este derecho se refiere el art. 985 CC que señala que entre los herederos forzosos, esto es,
legitimarios, el derecho de acrecer solo tendrá lugar cuando la parte de libre disposición se deje a
dos o más de ellos o alguno de ellos y a un extraño.
Si la parte repudiada fuere la legítima sucederán en ella, los coherederos por derecho propio y no
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Hay que tener en cuenta los art. 808 CC y el art. 246 LDCG.
La legítima de los descendientes está regulada en el art. 808 CC y se corresponde con 2/3 de la
herencia.
En el Código Civil la legítima de los descendientes se corresponde con 2/3 de la herencia. Esto
implica que 1/3 es de libre disposición de mejorar. Cabe la posibilidad de mejorar, lo cual no se
contempla en el Derecho Civil de Galicia.
Según el art. 984 CC, los herederos a quienes acrezca la herencia sucederán en los derechos y
obligaciones que tendría el que no quiso o no pudo recibirla.
Además, como dispone el art. 986 CC, en la sucesión testamentaria cuando no tenga lugar el
derecho de acrecer, la porción vacante del heredero instituido a quien no se le hubiese designado
sustituto pasará a los herederos legítimos (legales o ab intestato) del testador, los cuales la recibirán
con las mismas cargas y obligaciones.
9. El derecho de representación.
El derecho de representación es una figura jurídica sucesoria propia de la sucesión legal intestada o
ab intestato. Lo mismo que la sustitución vulgar es figura jurídica sucesoria propia de la sucesión
testada.
➔ Definición:
Se llama derecho de representación el que tienen los parientes de una persona para sucederle en
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todos los derechos que tendría si viviera o hubiese podido heredar, así siempre que se den los
presupuestos para que exista derecho de representación, la cuota de un llamado ab intestato que no
llega a heredar es ofrecida a sus descendientes que ocupan su posición jurídica.
➔ Presupuestos:
Se encuentran regulados en los art. 924 y 929 CC. Son los siguientes:
1. Que uno de los llamados a la herencia deje de adquirir por razones ajenas a su voluntad.
Esto es, por premoriencia o por indignidad, como se deduce del art. 924 CC, es decir, el
derecho de representación no tendrá lugar si la persona que va a ser representada repudia.
Además, lo dice el art. 929 CC cuando señala que no podrá representarse a una persona viva
sino en los casos de desheredación (vid. Art. 857 CC) o de incapacidad (vid. Art. 761 CC)
2. Concurrencia de al menos tres personas unidas por vínculo de parentesco con el que
premuere o es indigno si tenemos, en primer lugar, al causante de la herencia, en segundo
lugar, a la persona que no llega a adquirir la herencia por premorir o ser indigno (llamado
representado) y en tercer lugar, el destinatario efectivo de la delación (llamado
representante).
➔ Parentesco exigido:
A esto se refiere el art. 925 CC. Según este precepto el derecho de representación tendrá siempre
lugar en la linea recta descendente, pero nunca en la ascendente. En la linea recta ascendente no hay
representación propiamente dicha, así heredan al causante sus padres por derecho propio, no por
derecho de representación y a falta de uno de ellos hereda el otro y la parte que no hereden alguno
de ellos no la toman representándolo los abuelos de esa linea.
En relación a la linea colateral se refiere a esta hipótesis en el art. 925.2 CC. En la linea colateral el
derecho de representación solo tendrá lugar a favor de hijos de hermanos bien sean de doble
vínculo, bien de un solo lado.
Además, hay que integrar este art. 925.3 CC con el art. 927 CC que dispone que quedando hijos de
uno o más hermanos del difunto heredarán a este por derecho de representación si concurren con
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➔ Efectos de la representación:
A los efectos se refiere el art. 926 CC que dispone que siempre que se herede por derecho de
representación se dividirá la herencia por estirpes, de modo que el representante o representantes
no hereden más de lo que heredaría su representado si viviere.
Este principio general debe ser matizado ya que existen algunos supuestos de derecho de
representación en la sucesión testada. A ellos se refiere el art. 766 CC cuando señala que el heredero
voluntario que muere antes que el testador, el incapaz para heredar y el que renuncia (repudia) a la
herencia no transmite derecho alguno a sus herederos, SALVO lo dispuesto en los art. 761 y 857 CC
que regulan respectivamente la representación en favor de los descendientes de un indigno y de los
descendientes de un desheredado justamente.
A estos dos supuestos contemplados en los art. 761 y 857 CC se añade otro supuesto que se
incorporó en la reforma del Código Civil de 13 de mayo de 1981 que es el caso contemplado en el
art. 814.3 CC, que contempla el supuesto siguiente. Los descendientes de otro descendiente que no
hubiese sido preterido (olvidado en el testamento) representan a este en la herencia del ascendiente
y no se consideran preteridos. Solo se aplica en los casos de que el descendiente premuera.
En síntesis son legitimarios los hijos y descendientes de un indigno (Cfr. art. 761 CC) y también
son legitimarios los hijos y descendientes de una persona justamente desheredada (Cfr. art. 857
CC) y también son legitimarios los hijos y descendientes de un premuerto (Cfr. art. 814.3 CC).
Con esta misma ratio legis, el art. 238 LDCG señala que son legitimarios los hijos y descendientes
de un premuerto, justamente desheredado o indigno.
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LECCIÓN 2.
En el sistema romano, como es el caso del Código Civil español y catalán, para adquirir la herencia
es necesaria la aceptación. Solo si el heredero acepta (porque también podría optar por repudiar)
adquiere la cualidad de heredero.
1. La herencia yacente.
En los sistemas de tradición romanista, como el del Código Civil español, la aceptación como acto
necesario para adquirir la herencia provoca la existencia de un periodo de tiempo entre la apertura
de la sucesión (muerte del causante o declaración de fallecimiento) y la adquisición del llamado a
ella mediante la aceptación. Durante ese periodo de tiempo, los bienes, derechos y obligaciones del
causante carecen de titular y a ese periodo de vacancia se le denomina desde el derecho romano
yacencia de la herencia o herencia yacente.
Hay que advertir que existen otros supuestos donde también la herencia puede encontrarse yacente,
como es el caso del llamamiento a la herencia sujeto a una condición y en tanto no se cumpla esa
condición, se hablaría así de una yacencia forzosa.
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La herencia yacente carece de titular, pero solo hay una indeterminación transitoria hasta el
momento de la aceptación y, además, porque en el futuro siempre habrá un heredero, ya que si no
hay herederos testamentarios ni ab intestato heredará el Estado o la Comunidad Autónoma.
Es necesario tener en cuenta, además, los art. 797 a 805 de la Ley de Enjuiciamiento Civil del año
2000, que llevan por rúbrica “De la administración del caudal hereditario” y, en especial, el art. 708
LEC que regula la representación de la herencia por medio del administrador designado para estos
periodos de herencia yacente.
2. Aceptación de la herencia.
El llamado a una herencia puede optar por aceptarla o repudiarla. La aceptación es el acto por el
cual el llamado a una herencia, sea por testamento o ab intestato, manifiesta su voluntad de
recibirla.
Paralelamente se entiende por repudiación, el acto por el cual el llamado a la herencia, por
testamento o ab intestato, manifiesta su voluntad de no recibirla.
En cuanto a los presupuestos, se exige certeza de la delación, así, el art. 991 CC dice que no se
puede aceptar ni repudiar sin estar cierto de la muerte de la persona y de su derecho a la herencia.
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Si se trata de un representante legal, deben aceptar los menores y personas con capacidad
modificada judicialmente.
Se refiere a esto el art. 992.1º CC. Dispone que pueden aceptar y repudiar la herencia todos los que
tengan la libre disposición de sus bienes. Por esto se entiende, tener capacidad de obrar que le
corresponde en exclusiva a los mayores de edad no incapacitados y a los emancipados.
Esta regla general del art. 992.1º CC debe ser completada con otros preceptos del Código Civil. Así,
en relación al tutor, necesitará autorización judicial para aceptar la herencia sin beneficio de
inventario y para repudiarla (Art. 271.4º CC)
En cuanto a los padres, en ejercicio de su patria potestad, dispone el art. 166.2º CC que deberán
recabar autorización judicial para repudiar la herencia o el legado deferidos al hijo y si el Juez
denegare la autorización, la aceptación solo puede hacerse a beneficio de inventario.
En relación a los plazos para aceptar y repudiar destacan dos preceptos, el art. 1004 y 1005 CC.
Según el art. 1004 CC, hasta pasados 9 días después de la muerte de aquel de cuya herencia se trate,
no podrá intentarse acción contra el heredero para que acepte o repudie. Este plazo se establece
desde antiguo en el Código Civil en consideración a la memoria del difunto. Transcurrido este
plazo, cualquier interesado en la herencia podrá intentar la llamada tradicionalmente interpellatio
in iure a la que se refiere el art. 1005 CC.
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Según el art. 1005 CC, cualquier interesado que acredite interés en que el heredero acepte o repudie
la herencia podrá acudir al notario para que este comunique al llamado a la herencia que tiene un
plazo de 30 días naturales para aceptar pura y simplemente o a beneficio de inventario o para
repudiar la herencia.
Adviértase que a falta de interpelación a la que se refiere el art. 1005 CC, el llamado puede aceptar
o repudiar mientras no prescriba la acción para reclamar la herencia. El Código Civil no señala un
plazo concreto para la prescripción de la acción para reclamar la herencia, pero la jurisprudencia y
la doctrina se inclinan por el plazo de 30 años a contar desde el fallecimiento del causante.
ACEPTACIÓN DE LA HERENCIA:
La aceptación es el acto por el cual el llamado a una herencia manifiesta su voluntad de ser
heredero o de adquirir la cualidad de heredero. El principal efecto de la aceptación es que el
heredero adquiere esta cualidad y, por lo tanto, será responsable también. Por consiguiente, en esta
pregunta también se estudiará la acción de petición de herencia y la responsabilidad del heredero.
En cuanto a las formas de aceptación, se regulan en los art. 998 y ss CC. La herencia puede
aceptarse pura y simplemente o a beneficio de inventario.
• Aceptación tácita es la que se hace por medio de actos que suponen necesariamente la
voluntad de aceptar o que no habría derecho a ejecutar sino con la cualidad de heredero.
Así saber cuando un acto supone aceptación o no es nada sencillo. Ahora bien, existen actos que son
indudables “de señor”, “ de dueño”. Por ejemplo, la venta de bienes de la herencia, introducción de
mejoras muy costosas en los bienes heredados, demandar en nombre de la herencia, contestar a una
demanda como heredero, suponen la voluntad de aceptar. Ahora bien, como dispone el art. 999.4º
CC, los actos de mera conservación o de administración provisional no implican aceptación de la
herencia.
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Existe, eso si, una hipótesis muy relevante de aceptación tácita de la herencia que la doctrina
denomina aceptación ex lege de la herencia.
1. Cuando el heredero vende, dona o cede su derecho a un extraño, a todos los coherederos o
alguno de ellos.
3. Cuando la renuncia por precio a favor de todos los coherederos indistintamente; pero si esta
renuncia fuera gratuita y los coherederos a cuyo favor se haga la renuncia son aquellos a
quienes debe acrecer la porción renunciada no se entenderá aceptada la herencia. Esta última
es una renuncia traslativa que equivale a una repudiación.
Adviértase en relación a estos tres apartados del art. 1000 CC que en estas tres modalidades existe
una voluntad implícita indudable, ya que no se puede querer realizar uno de estos actos sin querer
aceptar y, por tanto, querer ser heredero. Por consiguiente, se trata, según la doctrina, de supuestos
de “falsa repudiación” y por tanto, se trata de una aceptación.
LACRUZ BERDEJO, al comentar el art. 1000 CC señaló lo siguiente, la Ley (el Código Civil en el
art. 1000 CC) no permite que quien vende o dona sus derechos hereditarios ceda el derecho a
aceptar despojándose de la cualidad de heredero. El cedente es precisamente, por el hecho de ceder
aceptante de la herencia.
Por otra parte, el art. 1002 CC se refiere a otro supuesto de aceptación ex lege que se denomina
aceptación ex lege como sanción. Dispone el citado precepto que los herederos que hayan
sustraído u ocultado algunos efectos de la herencia pierden la facultad de renunciarla y quedarán
con el carácter de herederos puros y simples sin perjuicio de las penas en las que hayan podido
incurrir.
Es importante advertir, además, que la aceptación de la herencia no puede hacerse en parte a plazo o
condicionalmente, según dispone el art. 990 CC. Lo que sí es posible es la hipótesis que contempla
el art. 1007 CC al señalar que cuando fueren varios los herederos llamados a la herencia podrán
unos aceptar y otros repudiar. De igual libertad gozarán cada uno de los herederos para aceptarla
pura y simplemente o a beneficio de inventario.
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3. El derecho de deliberar.
Está regulado en el art. 1010.2º CC. Todo heredero podrá pedir la formación de inventario antes de
aceptar o repudiar la herencia para deliberar sobre este punto. Se denomina derecho de deliberar el
que se confiere al llamado a una herencia para analizar su estado antes de decidirse si acepta o
repudia. Esa facultad, debe ejercitarse dentro de un plazo que señalan los art. 1014 y 1015 CC que
se aplican también para la aceptación a beneficio de inventario.
En todo caso, hay que advertir que a partir de la conclusión de inventario, el heredero dispone de 30
días para manifestar su decisión. Pasado este plazo se entiende aceptada la herencia pura y
simplemente.
4. El beneficio de inventario.
• Los plazos son muy breves, como se verá en los art. 1014 y 1015 CC.
• Hay muchas aceptaciones tácitas. Por ejemplo, saco dinero del causante del banco, cobro
rentas de pisos o fincas que heredé o realizo mejoras importantes en bienes heredados.
El beneficio de inventario puede definirse como el poder o facultad que el ordenamiento jurídico
atribuye al heredero para autolimitar su responsabilidad ya que si acepta a beneficio de inventario,
responderá únicamente hasta donde alcancen los bienes heredados. Se dice que es una
responsabilidad intra vires hereditatis.
➔ Sujetos:
Dispone el art. 1010.1 CC que todo heredero puede aceptar la herencia a beneficio de inventario
aunque el testador se lo hubiese prohibido. Por tanto, corresponde este derecho o facultad tanto al
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Además, conforme al art. 1007 CC, si son varios los llamados a la herencia pueden unos aceptarla
pura y simplemente y otros a beneficio de inventario.
➔ La forma:
Según el art. 1011 CC, la declaración de hacer uso del beneficio de inventario deberá hacerse ante
notario.
Según el art. 1012 CC, si el heredero se halla en país extranjero, dicha declaración se hará frente al
agente diplomático o consular.
Por lo que se refiere a los plazos para la aceptación a beneficio de inventario hay que estar a los art.
1014 y 1015 CC. Así, el art. 1014 CC señala que si el heredero tiene en su poder la herencia o parte
de ella y quisiera utilizar el beneficio de inventario, debe comunicarlo al notario en el plazo de 30
días a contar desde que sepa que es heredero. Además, se le pedirá al notario la realización de un
inventario notarial con citación de acreedores y legatarios.
El art. 1015 CC se refiere al caso de que el heredero no tenga en su poder toda la herencia o parte de
ella. En ese caso, el plazo del artículo anterior se contará desde el día siguiente a aquel en el que
expire el plazo fijado para aceptar o repudiar la herencia conforme al art. 1005 CC o desde el día en
que la hubiese aceptado o gestionado como tal heredero.
LACRUZ BERDEJO explica este precepto señalando que dada la naturaleza del beneficio de
inventario y el espíritu de conjunto de los artículos 1014 a 1016 CC, parece que todavía es posible,
tras una mera aceptación expresa o tácita, pueda todavía solicitar la limitación de la responsabilidad.
Por otra parte, y por lo que respecta al llamado inventario, se refiere a él el art. 1017 CC. El
inventario de los bienes de la herencia comienza dentro de los 30 días siguientes a la citación de
acreedores y legatarios y concluirá dentro de otros 60 días. Adviértase, que con justa causa o si se
hallan los bienes a larga distancia, dichos 60 días podrán ser prorrogados por el notario para realizar
el inventario hasta un máximo de un año.
➔ Efectos:
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El art. 1023 CC, regula los efectos de la aceptación de la herencia a beneficio de inventario y señala
que el beneficio de inventario produce a favor del heredero los efectos siguientes:
1. El heredero no queda obligado a pagar las deudas y demás cargas de la herencia si no hasta
donde alcancen los bienes de la misma, es decir, esto implica que su responsabilidad es
intra vires hereditatis.
2. Conserva contra el caudal hereditario todos los derechos y acciones que tuviese contra el
difunto.
3. No se confunden los bienes particulares del heredero con los que pertenezcan a la
herencia.
• Si antes de pagar las deudas y legados, enajenase bienes de la herencia sin autorización de
los interesados.
5. Efectos de la aceptación.
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Es la acción que compete al heredero para reclamar de otra u otras personas el reconocimiento de su
cualidad de heredero y además la restitución de los bienes hereditarios. Adviértase que se trata de
una acción que carece de regulación ad hoc en el Código Civil, pero su existencia se infiere, de
determinados preceptos, como del art. 1016 o 1021 CC. Por ejemplo, se puede ejercitar esta acción
si el instituido en un testamento posterior pide los bienes de la herencia frente a quien ostentaba la
condición de heredero al amparo de un testamento anterior revocado.
1. Legitimación activa. La puede ejercitar el heredero, cualquiera que sea su título hereditario.
Esto es testamentario o legal.
2. Legitimación pasiva. La acción se ejercita contra el que posee los bienes hereditarios sin
título alguno o limitándose a negar la condición de heredero del actor.
Según la jurisprudencia de la Sala I del Tribunal Supremo, se exige en esta acción litisconsorcio
pasivo necesario. Esto es, es preciso demandar a todos los poseedores. En estos casos, puede surgir
la necesidad de una subrogación real. Por ejemplo, si el que posee sin título enajenó o permutó
bienes de la herencia porque en ese caso el actor no pierde esta acción de petición de herencia, ya
que en virtud de la subrogación real, el bien que entró en sustitución del desaparecido ha de ser
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Por lo que respecta a los requisitos objetivos son los bienes hereditarios, lo que implica que el
actor ha de probar que esos bienes pertenecían al patrimonio de su causante. Además, de la
restitución de esos bienes hereditarios procede la llamada “liquidación del estado posesorio”, es
decir, que el que restituye los bienes de la herencia debe hacerlo con los frutos y rentas que hubiese
percibido.
En cuanto a la acción y su plazo de ejercicio, los artículos del Código Civil que se refieren
implícitamente a esta acción (Art. 192, 1016 CC) señalan que la acción prescribe pero no fijan el
plazo. Pues bien, doctrina y jurisprudencia, casi de manera unánime consideran que esta acción es
de naturaleza real y ejercitable erga omnes y, por lo tanto, que tiene un plazo de prescripción de 30
años, siendo el dies a quo el del fallecimiento del causante.
En primer lugar, hay que distinguir si el heredero acepta pura y simplemente o a beneficio de
inventario. En el primer caso, la responsabilidad será ultra vires hereditatis, mientras que en el
segundo de los casos, la responsabilidad será intra vires hereditatis.
Hay que tener en cuenta la hipótesis especial de que el heredero sea a su vez legitimario. El
legitimario que sea heredero responderá por los legados solo hasta donde alcancen los bienes
hereditarios que no le correspondan por legítima y eso aunque hubiese aceptado pura y simplemente
ya que los legados serian ineficaces si afectasen a su porción legitimaria.
Por otra parte, el heredero voluntario habrá de responder de forma ilimitada frente a los legados
establecidos por el causante y eso en aplicación del art. 858 CC, cuando señala que el testador
puede gravar con la entrega de legados no solo a los herederos, sino también a los legatarios. Estos
no estarán obligados a la responsabilidad del gravamen, sino hasta donde alcance el valor de lo
legado.
Hay otros aspectos que han de tenerse en cuenta. Por ejemplo, en relación a los acreedores de la
herencia, ya que los acreedores, según establece el art. 1082 CC podrán oponerse a la partición de la
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Por otra parte, hay que tener en cuenta también el art. 1084 CC, que estable la responsabilidad
solidaria de los herederos frente a los acreedores.
El art. 1001 CC permite que los acreedores puedan aceptar la herencia que un heredero pretende
repudiar.
8. Enajenación de la herencia.
Hay que partir de la idea fundamental de que obviamente la enajenación ha de ser posterior a la
muerte del causante, ya que antes de su muerte, como es bien sabido, y como regla general, están
prohibidos los contratos o pactos sucesorios (Cfr. art. 1271.2º CC).
En cuanto a la enajenación de la herencia como universalidad existen dos preceptos del Código
Civil esenciales, que son el art. 1531 y 1533.
Según el art. 1531 CC el que venda una herencia sin enumerar las cosas de que se compone estará
obligado solo a responder de su cualidad de heredero. La doctrina explica este precepto que esta
responsabilidad abarca la existencia de la sucesión y la pertenencia de esa sucesión al vendedor.
Por otra parte, el art. 1533 CC señala que si el vendedor se hubiese aprovechado de algunos frutos o
hubiese percibido alguna cosa de la herencia que vendiere debe abonarlos al comprador, si no se
hubiese pactado lo contrario.
Por otra parte, entre las obligaciones del comprador, está el art. 1534 CC. El comprador deberá
satisfacer al vendedor todo lo que este haya pagado por las deudas y cargas de la herencia, así como
los créditos que el vendedor tenga contra la misma, salvo pacto en contrario.
En cuanto a los efectos sucesorios de la venta de la herencia, hay que señalar que la cualidad de
heredero sigue perteneciendo al vendedor, de ahí que sea él el que responda de deudas y cargas, sin
perjuicio de que posteriormente el comprador se las abone.
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En cuanto a la forma que ha de adoptarse si se vende la herencia hay que estar a lo dispuesto en el
art. 1280 CC. En su apartado cuarto dispone que deberán constar en documento público la cesión,
repudiación o renuncia de los derechos hereditarios.
Según el art. 1067 CC, si alguno de los herederos vendiere a un extraño su derecho hereditario antes
de la partición podrán todos o cualquiera de los coherederos subrogarse en el lugar del comprador
con tal de que lo verifiquen en el plazo de un mes a contar desde que esto, la venta, se les haga
saber y reembolsándole el precio de la compra al comprador.
9. La repudiación.
Recuérdese que las características de la repudiación con las de la aceptación. Así, se trata de un acto
unilateral, no personal (esto quiere decir que puede hacerse por medio de un representante, sea
voluntario, sea legal). Además, es un acto irrevocable porque tanto la aceptación como la
repudiación de la herencia, una vez hechas, son irrevocables (Cfr. art. 997 CC).
En cuanto a la forma, así como la aceptación puede ser expresa o tácita y que puede hacerse en
documento público o privado (Cfr. art. 999 CC). Sin embargo, la repudiación debe hacerse
necesariamente en documento público, así el art. 1008 CC dispone que la repudiación de la herencia
deberá hacerse ante notario en instrumento público. Además, esto está en consonancia con lo
dispuesto en el art. 1280.4º CC cuando señala que deben constar en documento público, entre otros
negocios, la repudiación de la herencia.
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1. La repudiación hace desaparecer la delación en favor del llamado. Así, el art. 766 CC señala
que el que repudia no transmite derecho alguno a sus herederos, salvo que el causante de la
herencia hubiese dispuesto en el testamento una sustitución vulgar (Art. 774 CC).
4. La repudiación puede dar lugar a una sustitución vulgar (Cfr. art. 774 CC), es decir, la
repudiación puede dar lugar a que entre en la sucesión un sustituto vulgar que ocupa el lugar
del repudiante.
5. Que tenga lugar el derecho de acrecer, es decir, que la parte de la herencia del repudiante
acrezca a otros coherederos (Cfr. art. 982.2º CC).
6. Si la sucesión fuese legal la repudiación del heredero ab intestato también puede dar lugar al
derecho de acrecer (Cfr. art. 981 CC, cuando dice que en las sucesiones legítimas la parte
del que repudia la herencia acrecerá siempre a los coherederos).
En cuanto a la capacidad para repudiar, como señala el art. 992 CC, pueden aceptar y repudiar la
herencia todos los que tengan la libre disposición de sus bienes. Esto es, que sean mayores de edad.
En relación a los menores, el art. 166.2º CC señala que los padres deberán recabar autorización
judicial para repudiar la herencia o legado deferidos al hijo. Si el juez deniega la autorización la
herencia solo puede aceptarse a beneficio de inventario. Si los menores o incapacitados están
sometidos a tutela el art. 271.4 CC dispone que el tutor necesitará autorización judicial para aceptar
la herencia sin beneficio de inventario o para repudiarla.
La aceptación por los acreedores, tal y como la denomina LACRUZ BERDEJO, es la renuncia
de la herencia en perjuicio de los acreedores.
Según el art. 1001 CC, si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores
podrán estos pedir al juez que les autorice para aceptarla en nombre de aquel. La aceptación solo
aprovechará a los acreedores en cuanto baste para cubrir el importe de sus créditos. El exceso si lo
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hubiere no pertenecerá en ningún caso al renunciante, sino que se adjudicará a las personas a
quienes corresponda conforme a las reglas establecidas en este Código.
Adviértase que la facultad de los acreedores se ejercita judicialmente y determina o implica una
aceptación de la herencia por los acreedores que había sido previamente renunciada o repudiada.
Así, según DIEZ PICAZO se verifica una doble adquisición de los bienes hereditarios, ya que con
la actuación de los acreedores el deudor que ha renunciado adquiere bienes hereditarios, pero solo
en la medida necesaria para satisfacer los créditos de los acreedores. El resto de los bienes
hereditarios (lo que el Código Civil “exceso, si lo hubiere”) lo adquieren los llamados, por ejemplo,
por sustitución vulgar o los coherederos con derecho de acrecer. No establece el art. 1101 CC el
plazo dentro del cual los acreedores pueden ejercitar este derecho, pero doctrina y jurisprudencia
optan por el plazo fijado para las acciones rescisorias en fraude de acreedores de 4 años que
establece el art. 1299 CC.
La renuncia o repudiación de la herencia, según doctrina reiterada tanto de la Sala I del TS como de
la DGRN, distingue entre la llamada renuncia abdicativa y la llamada renuncia traslativa.
• Traslativa. Implica aceptación tácita, es decir, constituye aceptación el acto del llamado que
sin beneficiarse de la herencia modifica el curso sucesorio que hubiese seguido el
patrimonio hereditario si la renuncia fuese abdicativa. En este caso, el renunciante no se
desentiende de la herencia, sino que fija el camino que han de seguir los bienes relictos (Cfr.
Resolución DGRN de 20 de enero de 2017).
En la mayor parte de los supuestos de sucesión mortis causa la existencia de varios herederos trae
consigo la denominada comunidad hereditaria, salvo que el mismo testador realice por si mismo laa
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Se trata de una comunidad incidental o transitoria porque nada permite deducir que los coherederos
tengan voluntad comunitaria, de permanecer en la comunidad. De ahí que el art. 1052 CC declare
que todo coheredero puede pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia para salir de esa
comunidad. Además, debe recordarse que no prescribe el periodo para pedir la partición de la
herencia (Cfr. art. 1965 CC).
Este que podíamos llamar derecho hereditario in abstracto puede ser objeto de anotación preventiva
en el registro de la propiedad. A este supuesto se refiere el art. 46 de la Ley Hipotecaria al
establecer, en síntesis, que el derecho hereditario cuando no se haga especial adjudicación a los
herederos de bienes concretos de la herencia podrá ser objeto de anotación preventiva. El derecho
hereditario anotado preventivamente podrá ser objeto de transmisión y de gravamen.
Por otra parte, y en relación al régimen jurídico que se sigue en situaciones de comunidad, hay que
advertir a priori de la laguna del Código Civil entorno a qué reglas serán aplicables a la comunidad
hereditaria. Por ello, doctrina y jurisprudencia convienen en que las fuentes que regula la
comunidad hereditaria son las siguientes:
1. Habrá que atender a la voluntad del causante y a los pactos entre los coherederos.
3. A los artículos del Código Civil que regulan la comunidad ordinaria de bienes que será
aplicable a la comunidad hereditaria. Esos artículos son los art. 392 y ss CC.
Régimen jurídico:
1. Uso y disfrute de los bienes en comunidad. Cada partícipe podrá servirse de las cosas
comunes siempre que no perjudique el interés de la comunidad ni impida a los copartícipes
utilizarla según su derecho (Cfr. art. 394 CC).
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2. Uno de los coherederos, a título gratuito u oneroso, puede adquirir la cuota hereditaria
de los demás coherederos. Sobre todo se produce esta hipótesis si existe un número
bajo de coherederos.
3. Cabe también que por voluntad de todos los coherederos la comunidad hereditaria que
existe entre ellos se convierta en una copropiedad ordinaria, normalmente durante un
breve periodo de tiempo.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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LECCIÓN 3.
La partición de la herencia.
Hay que tener en cuenta los art. 1051 a 1087 CC y los art. 270 a 308 LDCG.
A esta capacidad se refiere el art. 1052 CC, cuando dice que todo coheredero que tenga la libre
administración y disposición de sus bienes puede pedir en cualquier tiempo la partición de la
herencia.
Por los incapacitados y por los ausentes, deberán pedirla sus representantes legítimos.
En cuanto a otros legitimados para pedirla partición, están todos los herederos, sean testamentarios
o legales (ab intestato). Además, en cuanto a los acreedores de la herencia, el art. 1082 CC les
permite que puedan oponerse a que se lleve a efecto la partición hasta que se les pague o afiance el
importe de sus créditos.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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Por otra parte, según el art. 1083 CC, los acreedores de uno o más de los coherederos podrán
intervenir en la partición para evitar que ésta se haga en fraude o perjuicio de sus derechos.
2. Clases de partición en el Código civil y en la Ley de Derecho Civil de Galicia: por el propio
testador, por comisario, por los herederos.
Está regulada en los art. 270 a 308 LDCG. Las clases de partición son, según el art. 270 LDCG:
2. Por el contador-partidor.
Según el art. 271 LDCG si concurren a la sucesión menores o incapacitados, pero están legalmente
representados no será necesaria ni la intervención, ni la aprobación judicial. En el Código Civil, a
raíz de la reforma operada por la Ley de la Jurisdicción Voluntaria (Ley 15/2015, de 2 de julio), el
nuevo art. 1060 CC, dispone que si los menores están legalmente representados en la partición no es
necesaria ni la intervención, ni la autorización judicial, pero el tutor sí requerirá aprobación judicial.
Si interviniese un defensor judicial, deberá obtener aprobación judicial.
En cuanto a la partición por el testador, está regulada en los art. 273 a 282 LDCG. Puede hacerla
en documento público o privado. Eso si, deberá existir un testamento anterior o posterior a la
partición. Además, será válida esta partición aunque el valor de lo adjudicado no se corresponda con
la cuota atribuida en el testamento (Cfr. art. 274 LDCG).
Hay que destacar una característica especial de la partición en el Derecho Civil de Galicia que es la
posibilidad de realizar por los cónyuges la llamada partija conjunta o partición conjunta. Así,
según el art. 276 LDCG, los cónyuges, aunque testen por separado, podrán hacer una partija
conjunta de sus bienes privativos y de los comunes. Esta partija será eficaz al fallecimiento de
ambos cónyuges (Art. 277 LDCG). Fallecido uno de los cónyuges, el sobreviviente o “superstite”,
sí puede disponer de los bienes privativos, pero para disponer de los bienes comunes y de los del
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premuerto necesitará el concurso de los herederos para analizar cualquier tipo de actos.
En cuanto a la revocación de esta partija, según el art. 279 LDCG, en vida de ambos cónyuges,
cualquiera de ellos puede revocar la partija conjunta, pero notificándolo fehacientemente al otro
cónyuge. Además, si fallece uno, la partija conjunta también puede ser revocada por el
sobreviviente, según el art. 280 LDCG.
En cuanto a la posible ineficacia de la partija conjunta, según el art. 281 LDCG resulta ineficaz esta
partija si se altera sustancialmente la composición del patrimonio debido a enajenaciones, sean
voluntarias o forzosas.
En cuanto a la llamada partición por el comisario o contador-partidor, está regulada en los art.
283 a 293 LDCG. Se permite que el testador, en testamento o en escritura pública, puede
encomendar la facultad de partir la herencia a quien no sea partícipe en la misma. Sin embargo, el
art. 284 LDCG establece la excepción al permitir que un partícipe en la herencia sea contador,
partidor. Se refiere al cónyuge supertite o cónyuge sobreviviente al que solo se le hubiese asignado
el usufructo universal de la herencia. Adviértase que es frecuente en ámbito de aplicación del
Derecho Civil de Galicia que el testador nombre contador al cónyuge usufructuario y, además, le
atribuya las facultades previstas en el art. 197 CC. Esto es, que puede atribuirse en capitulaciones
matrimoniales o en testamento por un cónyuge a otro la facultad de designar heredero o legatario
entre hijos o descendientes comunes e incluso atribuir mejoras.
Entre las facultades que tiene el partidor-contador o comisario están las de partir la herencia, pero
también, según la LDCG, la entrega de legados o el pago de la legítima. Además, se le permite la
liquidación de la sociedad conyugal con el sobreviviente y los herederos (Cfr. art. 292 y 293
LDCG).
En cuanto a la partición por los herederos, está regulada en los art. 294 a 308 LDCG. Cuando el
testador no hiciese la partición, los partícipes mayores de edad, los emancipados y los legalmente
representados pueden partir la herencia. Adviértase, que en principio lo mismo que ocurre en el
Código Civil se exige mayoría de los herederos. Ahora bien, también, como ocurre en el Código
Civil, se permite lo que se llama el nombramiento de un contador-partidor dativo, por si no se
alcanza esa mayoría. Así, se otorga legitimación para promover ante notario la partición, siempre y
cuando los partícipes representen más de la mitad del haber partible y sean al menos dos.
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1. CC:
▪ Por el testador.
▪ Por el contador-partidor.
1. Partición testamentaria:
Aparece regulada en el art. 1056.1º CC, a cuyo tenor, cuando el testador hiciese por acto entre vivos
o por última voluntad la partición de sus bienes se pasará por ella, en cuanto no perjudique la
legítima de los herederos forzosos.
El Código Civil confiere al testador la facultad de hacer el mismo la partición. Esto es, de distribuir
sus bienes entre los instituidos. El efecto característico de la partición realizada por el causante es
impedir que a su muerte surja la comunidad hereditaria. Por ello se dice que cada coheredero
adquiere recta vía los bienes que el testador le ha adjudicado.
Obsérvese como el precepto 1056.1º CC se refiere a la partición entre vivos. Según la doctrina esta
expresión que utiliza este precepto es para dispensar a la partición de la exigencia de solemnidades
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Por otra parte, del art. 1056.1º CC, también se infiere que cuando el testador haga por si mismo la
partición “se pasará por ella”. Al decir eso, se entiende que ha de respetarse dicha partición, incluso
aunque haya divergencias con el propio testamento, siempre que no perjudique la legítima de los
herederos forzosos.
También el art. 274 LDCG con la comparecida ratio legis declara válida la partición de la herencia
aunque el valor de lo adjudicado no se corresponda con la cuota atribuida en el testamento.
De esta misma idea resulta el art. 1075 CC, cuando señala que la partición hecha por el difunto no
puede ser impugnada por causa de lesión, a no ser que perjudique la legítima de los herederos
forzosos o se presuma que fue otra la voluntad del testador.
A mayor abundamiento, la mejor doctrina en el ámbito del derecho sucesorio, encabezada por Vallet
de Goytisolo, señala que la partición hecha por el mismo testador es inatacable por diferencias de
valor. En otras palabras, “la partición prevalece sobre la institución (testamento) en caso de
discrepancia entre ambas.”
Se refiere a ella el art. 1057.1º CC. En la LDCG se regula en los art. 283 a 293.
Se trata, en principio, de una persona ajena a la sucesión a la que el testador encomienda la partición
de sus bienes para después de su muerte. Dispone el art. 1057.1º CC que el testador podrá
encomendar por acto inter vivos o mortis causa para después de su muerte la simple facultad de
hacer la partición a cualquier persona que no sea uno de los coherederos. Sin embargo, recuérdese
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
Curso 2016/17
que el art. 284 LDCG, permite que pueda ser contador-partidor el cónyuge sobreviviente al que se
le hubiese otorgado solo el usufructo universal de la herencia.
1. Su nombramiento puede hacerse mortis causa o inter vivos. En el Derecho Civil de Galicia
se concreta. Se dice que puede nombrarse en escritura pública o en testamento.
2. Se requiere idoneidad para ejercer el cargo, idoneidad de la que carecen los coherederos. La
razón es porque un coheredero carecería de la objetividad y de la imparcialidad que requiere
el cargo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que en el Código Civil existe un precepto que permite que el
testador para conservar la empresa o en interés de la familia quiera conservar indivisa una
explotación económica y para ese cometido, el art. 1056.2 CC le permite a ese testador usar de la
facultad de hacer la partición disponiendo que se pague en metálico la legítima a los demás
interesados.
La LDCG recoge un supuesto similar al del art. 1056.2 CC que se regula en los art. 219 y ss de la
misma. Se configura como un pacto sucesorio, otorgados en todo caso en escritura pública. Se
conoce ese pacto sucesorio como mejora de labrar y poseer. Dispone el primero de estos artículos
que el ascendiente que quiera conservar indiviso un lugar acasarado o una explotación agrícola,
industrial, comercial o fabril, podrá pactar con cualquiera de los descendientes su adjudicación
íntegra. El adjudicatario podrá compensar en metálico a los demás interesados en la partición.
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Está regulada en el art. 1058 CC. Dispone este precepto que cuando el testador no hubiese hecho el
mismo la partición, ni encomendado a otro esta facultad. Si los herederos fueren mayores de edad y
tuviesen la libre administración de sus bienes, podrán distribuir la herencia de la manera que tengan
por conveniente.
La partición realizada por los coherederos es un verdadero contrato multi o plurilateral, sujeto a un
principio básico que es la regla de la unanimidad.
En cuanto a la capacidad de los herederos para hacer la partición, se requiere la mayoría de edad.
Por los menores o incapaces habrán de actuar sus representantes legales. En los términos que
establece el art. 1060 CC. Y de existir conflicto de intereses procederá el nombramiento de un
defensor judicial.
La DGRN y el TS coinciden en la doctrina siguiente. La expresión que utiliza el art. 1058 CC “de la
manera que tengan por conveniente” implica que los coherederos pueden ponerse de acuerdo
incluso en alterar las cuotas establecidas en el testamento o ab intestato.
Por lo demás, la regla de la unanimidad que se infiere del art. 1058 CC, puede llegar a convertirse
en un verdadero obstáculo para la práctica de la partición, al bastar la negativa de uno de los
partícipes para que aquella se lleve a cabo. En tales casos, quedaría a los demás el recurso al juicio
de división de herencia, juicio lento y costoso. Por esta razón, con la Ley de 13 de mayo de 1981
que modifica el Código Civil se introdujo la figura del denominado contador partidor dativo,
regulado en el párrafo 2º del art. 1057 CC.
Dispone el art. 1057.2º CC que, modificado por la Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción
Voluntaria, no habiendo testamento, contador-partidor en el designado o estando vacante el cargo, el
letrado de la administración de justicia o el notario, a petición de los herederos y legatarios que
representen al menos el 50% del haber hereditario y con citación de los demás interesados, podrán
nombrar un contador-partidor dativo según las reglas de la LEC y de la Ley del Notariado
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Curso 2016/17
La partición así realizada requerirá aprobación del letrado de la administración de justicia o del
notario, salvo confirmación expresa de todos los herederos y legatarios. Adviértase que la Ley de
Derecho Civil de Galicia, en los art. 295 y ss regula la partición por mayoría, de tal manera que con
este método se supera la regla de la unanimidad y permite que promuevan esta partición los
partícipes en la herencia, que representen más de la mitad del haber partible, siempre que sean al
menos dos.
Adviértase que estos coherederos no pueden partir por si mismos sino “promover” ante notario la
partición que finalmente realizará un contador-partidor.
INTERACTIVAS:
CC LDCG
1. Descendientes 1. Descendientes
2. Ascendientes 2. Ascendientes (No son herederos forzosos,
solo lo son los descendientes y el cónyuge o
pareja de hecho equiparada) → Art. 267 LDCG
3. Cónyuge viudo (Supérstite) 3. Cónyuge viudo (Supérstite) o pareja de hecho
está equiparada (Requisitos de la DA3ª)
4. Colaterales: 4. Colaterales:
• Hermanos. • Hermanos.
• Sobrinos. • Sobrinos.
• Tíos. • Tíos.
• Primos-hermanos. • Primos-hermanos.
5. Estado 5. Comunidad Autónoma de Galicia
El cónyuge viudo sucede siempre, unas veces en propiedad y otras en usufructo. Sucede en
propiedad a falta de descendientes y ascendientes, en virtud de lo dispuesto en el art. 944 CC.
Añade el art. 945 CC siempre que no esté separado judicialmente o de hecho. Sucede en usufructo
cuando concurre con descendientes o ascendientes. Según el art. 834 CC, si concurre con
descendientes hereda el usufructo de 1/3 de la herencia. Si concurre con ascendientes, el cónyuge
viudo hereda el usufructo de la mitad de la herencia.
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El Código Civil carece de normas ad hoc, especiales para el caso, sobre las operaciones
particionales, sin embargo, existe una praxis consolidada conforme a la cual la escritura de partición
comprende una serie de operaciones. Se habla entonces de una escritura de partición porque aunque
la regla general es la libertad de forma, como normalmente se pretende la inscripción de los bienes
en el Registro de la Propiedad procede exigir una escritura de partición, exigencia prevista en el art.
80.1º del Reglamento Hipotecario.
A estas operaciones particionales deberá añadirse una operación más que es la llamada colación
que temporalmente se inscribe dentro de la división de bienes, concretamente en el momento de
fijación de haberes y formación de lotes, pero se estudia de modo independiente. Y además, esta
operación solo procede si concurren a la herencia legitimarios con otros que también lo sean.
En cuanto al resto de las operaciones, en primer lugar, el inventario, consiste en una relación de
bienes que constituyen la herencia. Son los llamados bienes relictos o relictum.
El avalúo consiste en la tasación o valoración de cada uno de los bienes inventariados. Esta
valoración ha de referirse al momento de la partición de la herencia. Esto se infiere del art. 1074
CC, cuando emplea la siguiente expresión, “atendido el valor de las cosas cuando fueron
adjudicadas”.
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refiere el art. 1061 CC. En la partición de la herencia habrá de observarse la posible igualdad
haciendo lotes o adjudicando a cada uno de los herederos bienes de la misma naturaleza, especie o
calidad. Adviértase que doctrina y jurisprudencia insisten en el carácter relativo de la norma, ya que
habla de la posible igualdad. Si se tratase de bienes indivisibles o que desmerezcan mucho con la
división la solución la proporciona el art. 1062 CC, que permite la adjudicación del bien a uno
abonando a los otros lo que les corresponda en dinero, pero bastará que uno solo de los coherederos
pida su venta para que así se haga.
Adviértase que el art. 1061 CC no se aplica a los supuestos de partición realizada por el testador y la
realizada por los coherederos.
4. La colación.
Los art. 1035 y ss CC regulan una de las operaciones que comprende la partición que a diferencia
de las restantes operaciones no tiene lugar en todo caso, sino solo exclusivamente cuando concurran
legitimarios a una sucesión y además, que alguno de ellos haya recibido bienes o valores de la
herencia del causante en vida de este y a título lucrativo. Por ejemplo, por donación.
Esta operación se intercala en la partición porque desde el derecho romano se entiende que cuando
un legitimario recibe una donación en vida del causante lo hace a título de anticipo de su cuota
hereditaria. De ahí que a la hora de partir deba el legitimario contar en su parte lo que ya recibió o
en palabras del Código Civil “tomar de menos lo que hubiese recibido”.
1. Aportación contable. Supone la adición a la herencia de las donaciones que hubiere hecho
el causante a favor de sus herederos forzosos, con el fin de constituir una masa que incluya
tanto el valor de lo dejado por el causante, el relictum, como el valor de lo donado por el
causante, que se denomina donatum.
2. Toma de menos. Supone tomar en cuenta a la hora de formar el lote del legitimario
donatario el valor de los bienes que ha recibido ya del de cuis por acto inter vivos. Por
consiguiente, el legitimario que sea a la vez donatario, percibirá de menos lo ya adquirido
por donación, SALVO que el causante le dispensase de la obligación de colacionar.
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3. Estas dos operaciones anteriores se completan con la atribución a los demás coherederos del
equivalente, en cuanto sea posible, en bienes de la misma naturaleza, especie o calidad.
Ejemplo 1: José dona a Antonio 30. El valor del caudal relicto es 90. Si se tratase de herederos
voluntarios la cuota de cada uno sería de 45. No obstante, son legitimarios en este caso, por lo tanto,
procede la colación.
En primer lugar, hagamos la aportación contable. Sumamos el caudal relictum con el donatum. Por
lo tanto será de 120. Si lo dividimos entre el número de herederos da 60 porque hay dos herederos.
En segundo lugar, hagamos la toma de menos. Antonio tendrá 30 porque se entiende que ya recibió
30 en vida.
Adviértase que, si por ejemplo, el causante José dispensa de la obligación de colacionar a Antonio
(Art. 1036 CC), implica que no habrá que sumar el donatum al relictum. Por lo tanto, el relictum,
90, se divide entre dos y a cada uno le corresponderían 45.
Ejemplo 2: Antonio tiene un hermano que se llama Andrés, pero a su vez, Antonio tiene dos hijos,
Benito y Carlos. Antonio dona a Benito 30. Antonio, en su testamento, reparte su herencia por
partes iguales a su hermano Andrés, a Benito y a Carlos. Siendo 90, ¿Cuánto lleva el hermano
Andrés?
90/2 = 45
Carlos → 45
Benito → 45-30=15
45
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colacionar.
1. Concurrencia de varios legitimarios y que alguno de ellos haya recibido bienes en vida del
causante a título gratuito.
En cuanto a los sujetos de la colación, es decir, las personas obligadas a colacionar, son los
siguientes:
• Coherederos legitimarios.
En cuanto al objeto, bienes colacionables, son todos aquellos atribuidos gratuitamente por el
causante. Ahora bien, existen normas especiales.
Según el art. 1041 CC se excluyen de la colación los gastos en alimentos, educación, curación de
enfermedades, aprendizaje y regalos de costumbre.
Además, el art. 1042 CC también excluye de colación los gastos en dar a los hijos una carrera
profesional o artística y el art. 1044 CC excluye de la colación los regalos de boda siempre que no
excedan de un décimo de la parte de libre disposición.
Por último, con la Ley de Protección Patrimonial de las Personas con Discapacidad, Ley 41/2003,
de 18 de noviembre, se introdujo un párrafo 2º al art. 1041 CC, a cuyo tenor tampoco están sujetos a
colación los gastos realizados por los padres o ascendientes para cubrir las necesidades especiales
de sus hijos o descendientes discapacitados.
➔ Efectos de la colación:
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Dado que la colación tiene por objeto mantener, en la medida de lo posible, la igualdad entre los
coherederos, los art. 1047 y 1048 CC, en consonancia con esto, disponen, en esencia, que el
donatario tomará de menos tanto como ya hubiese recibido, percibiendo sus coherederos el
equivalente, en cuanto fuese posible, en bienes de la misma naturaleza, especie y calidad.
De no ser posible la equiparación in natura y siendo los bienes donados inmuebles, se procederá a
una igualación en metálico.
No habiendo dinero, se venderán otros bienes de la herencia en pública subasta para obtener la
cantidad necesaria. Si los bienes donados fuesen muebles, la compensación se hará en otros
muebles del mismo valor.
Además, en relación a los efectos de la colación hay que decir que todo esto se entiende sin
perjuicio de que procediese la reducción de las donaciones por inoficiosidad legitimaria, lo cual
quiere decir por perjudicar a los herederos forzosos (Cfr. art. 636.2º, 654 a 656 CC).
5. Efectos de la partición.
En este punto hay que distinguir dos tipos de efectos de la partición. Un efecto principal y unos
efectos secundarios.
De los efectos secundarios, nos ocupamos en las preguntas siguientes y son la evicción, el
saneamiento y la modificación y la ineficacia de la partición.
La partición así practicada dejará inalterados posibles derechos de terceros, así el art. 1084 CC,
señala que hecha la partición los acreedores podrán exigir el pago de las deudas por completo a
cualquiera de los coherederos (principio de responsabilidad solidaria).
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6. Evicción y saneamiento.
El primero de ellos, art. 1069 CC, dispone que hecha la partición los coherederos están obligados a
la evicción y saneamiento de los bienes adjudicados. Adviértase que el saneamiento comprende
tanto la evicción como los vicios ocultos.
La evicción (Cfr. art. 1475.1º CC) se producirá cuando con posterioridad a la partición algún
coheredero se vea privado por sentencia firme y en virtud de un derecho anterior a la partición de
alguno o algunos de los bienes que le han sido adjudicados.
Por otra parte, los vicios ocultos se producen cuando alguno o algunos de los bienes adjudicados
presenta defectos ocultos que hacen desmerecer el valor de la cosa o la hacen impropia para el uso
al que se destina.
Adviértase que la obligación de los coherederos o su responsabilidad por evicción es un vínculo que
permanece entre los herederos tras la partición, vínculo que tiene por finalidad el mantenimiento del
equilibrio de las prestaciones, en este caso, de las adjudicaciones. Por eso se dice que la evicción y
saneamiento procuran mantener si no la igualdad, sí la proporcionalidad en la partición.
Así por ejemplo, si el bien o bienes adjudicados a uno de los coherederos en pago de su cuota se
pierde después de una acción reivindicatoria que un tercero plantea o bien aparecen gravámenes
sobre los bienes que no han sido tenidos en cuenta a la hora de formar los lotes. Por consiguiente,
esta obligación de saneamiento sea por evicción o sea por vicios ocultos se traduce en la necesaria
indemnización al perjudicado. Esta indemnización se depura del modo establecido en el art. 1071
CC.
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pagaren por el insolvente conservarán su acción contra él para cuando mejore de fortuna. Adviértase
además que esta obligación de saneamiento por evicción y por vicios ocultos se exceptúa en
determinados casos. A ellos, se refiere el art. 1070 CC.
1. Cuando el mismo testador hubiere hecho la partición, con fundamento, además, en el art.
1056 CC porque señala que se pasará por ella en tanto no perjudique la legítima de los
herederos forzosos.
2. Cuando se hubiese pactado expresamente al hacer la partición, pacto que será válido siempre
y cuando medie la buena fe de los partícipes (Cfr. art. 1476 CC).
3. Cuando la evicción se produce por causa posterior a la partición o por culpa del
adjudicatario.
También existe una responsabilidad por créditos incobrables. Según el art. 1072 CC en caso de
adjudicación de créditos incobrables se aplica la misma responsabilidad que en los casos de
evicción. Así, cuando un coheredero titular de un crédito no puede realizar su derecho, es decir,
cobrar el crédito, por causa de una insolvencia anterior o al tiempo de la partición no puede realizar
su derecho y, en este caso, el perjuicio del que no puede cobrar deberá ser asumido por el resto de
los coherederos que responderán a prorrata de sus lotes.
Se refiere el Código Civil a casos de insolvencia anterior, porque si la insolvencia es posterior esa
insolvencia es de riesgo y ventura del adjudicatario.
➔ INEFICACIA:
El Código Civil carece de normas ad hoc sobre la invalidez de la partición, pero de forma reiterada
doctrina y jurisprudencia aplican las normas de la ineficacia de los negocios jurídicos y atienden a
la triple catogoría de nulidad, anulabilidad y rescisión de la partición.
Sea como fuere, esta regulación está presidida por un principio general favorable a la conservación
de la partición, llamado principio favor partitionis.
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• Nulidad absoluta. Por ejemplo, porque falte algún presupuesto esencial, por ejemplo, la
muerte del causante o bien porque falte el objeto. Por ejemplo, por no ser los bienes de
propiedad del testador. También sería nulo por contravención de una norma imperativa, por
ejemplo, si la partición por comisario o contador partidor la hace uno de los coherederos, ya
que el art. 1057.1º CC se refiere al contador que puede ser cualquier persona que no sea uno
de los coherederos.
A estos ejemplos, se une el supuesto regulado por el art. 1081 CC, a cuyo tenor la partición
hecha con uno a quien se creyó heredero sin serlo será nula.
• Anulabilidad. Por ejemplo, si hay defecto de capacidad, como puede ser una partición con
un menor defectuosamente representado o, por ejemplo, partición realizada con dolo,
violencia, intimidación o error.
• Rescisión. Según el art. 1074 CC podrán ser rescindidas las particiones por causa de lesión
en más de la cuarta parte, atendiendo al valor de los bienes cuando fueron adjudicados.
El plazo para el ejercicio de esta acción, según el art. 1076 CC es de cuatro años y es de
caducidad. El dies a quo se cuenta desde la partición.
Según el art. 1077 CC, se concede una opción al heredero demandado entre indemnizar o consentir
una nueva partición. Obsérvese como el Código Civil no ordena la realización de una nueva
partición, sino que permite al heredero perjudicado que sea resarcido mediante una indemnización a
elección de los obligados. Nótese que de la rescindibilidad por lesión se escapa la partición que hizo
el propio testador, salvo voluntad contraria del mismo.
En todo caso, la partición si sería atacable si resultan perjudicadas las legítimas. Así, el art. 1075
CC, con muy parecida ratio legis al art. 1056 CC dispone que la partición hecha por el difunto no
puede ser impugnada por causa de lesión, sino en el caso de que perjudique a la legítima de los
herederos forzosos o fuese otra la voluntad del testador.
1. Partición con preterición. A esto se refiere el art. 1080 CC. La partición hecha con
preterición (olvido) de alguno de los herederos no se rescindirá, a no ser que se pruebe que
hubo mala fe o dolo por parte de alguno de los interesados, pero estos tendrán que pagar al
preterido la parte que proporcionalmente le corresponda. (Cfr. art. 814 CC)
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3. Suspensión de la partición. Se regula en el art. 966 CC. Cuando la viuda crea haber quedado
encinta la división de la herencia deberá suspenderse hasta que se verifique el parto o el
aborto o resulte por el transcurso del tiempo que la viuda no estaba encinta.
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LA SUCESIÓN VOLUNTARIA
LECCIÓN 4.
La sucesión testada o testamentaria es la que está regida por la voluntad del causante, manifestada
en testamento en el que designa a la persona o personas llamadas a sucederle.
El principio fundamental de esta sucesión es el respeto a la voluntad del testador, tal y como se
infiere del art. 675 CC. Así, se suele decir, que la voluntad del testador es la Ley de la sucesión.
Adviértase que el causante no es totalmente libre a la hora de disponer de sus bienes, sino que debe
respetar siempre el derecho a una porción de bienes a la que tienen derecho, por Ley, determinados
herederos, llamados herederos forzosos o legitimarios. Por ello, se dice que la legítima se erige el
límite a la libertad de testar. La legítima como dice el notario VALET DE GOYTISOLO es un
“freno a la libertad de testar.”
Por otra parte, la sucesión contractual es la que surge de un contrato sucesorio celebrado entre el
causante y otras personas. Por regla general, la sucesión contractual está prohibida en el Código
Civil (Cfr. art. 1271.2º CC).
El testamento es definido por el art. 667 CC como el acto por el cual una persona dispone para
después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos. Estamos ante el negocio jurídico
mortis causa o post mortem por excelencia.
De acuerdo con esa definición, acto de disposición de bienes, podría pensarse que el testamento
siempre tiene un contenido patrimonial, pero no es así, ya que puede ser contenido del testamento,
por ejemplo, el reconocimiento de un hijo, la designación de un tutor o un curador para menores o
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incapacitados o, por ejemplo, la constitución de una fundación. Refuerza esta idea de testamento sin
contenido patrimonial el art. 741 CC, a cuyo tenor, el reconocimiento de un hijo no pierde su fuerza
legal aunque se revoque el testamento en que se hizo, éste no contenga otras disposiciones o fuesen
nulas las demás que contuviese.
2. Acto unipersonal, ya que el testamento ha de ser necesariamente obra de una sola persona.
El art. 669 CC lo dice claramente, al prohibir a dos o más personas testar
mancomunadamente o en un mismo instrumento. Sin embargo, en el Derecho Civil de
Galicia sí se permite. En los art. 187 y ss LDCG se regula el testamento mancomunado.
3. Acto personalísimo, como dice el art. 670 CC, el testamento es un acto personalísimo. No
puede dejarse su formación, en todo, ni en parte al arbitrio de un tercero, ni hacerse por
comisario o mandatario. Una importante excepción aparece en el art. 671 CC que permite al
testador encomendar a un tercero la distribución de cantidades que deje a determinadas
clases de personas, como parientes, pobres o establecimientos de beneficencia, así como la
elección de las personas destinatarias de esas cantidades.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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Con arreglo al art. 662 CC pueden testar todos aquellos a quienes la Ley no se lo prohíba
expresamente. El art. 663 CC dispone que no pueden otorgar testamento los menores de catorce
años y los que habitual o accidentalmente no se hallaren en su cabal juicio.
El testamento otorgado por unos u otros es radicalmente nulo. Adviértase que si se trata de un
testamento ológrafo se requiere para su otorgamiento ser mayor de edad (Cfr. art. 688.1º CC).
Para la apreciación de la capacidad del testador habrá de estarse al tiempo de elaboración del
testamento (Cfr. art. 666 CC). De ahí que se admita la validez del testamento otorgado antes de la
enajenación mental (Cfr. art. 664 CC).
En los testamentos notariales el juicio sobre la capacidad del testador le corresponde al Notario, tal
y como se deduce, por ejemplo, del art. 685 CC.
Adviértase por lo demás, que el incapacitado por sentencia puede otorgar testamento siempre y
cuando dicha sentencia de incapacitación contenga pronunciamiento alguno sobre la capacidad de
testar del incapacitado. En tales casos, a tenor del art. 665 CC, el Notario deberá designar dos
facultativos que respondan de la aptitud para testar del otorgante (testamento en intervalo lúcido).
De acuerdo con jurisprudencia civil reiterada, la capacidad del testador se presume siempre,
correspondiendo la prueba de la incapacidad del testador a quien la pretenda.
4. Clases de testamentos.
1. Comunes:
◦ Abierto o notarial.
◦ Cerrado.
◦ Ológrafo.
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2. Especiales:
• En caso de epidemia.
• Militar.
• Marítimo.
1. Testamento ológrafo:
Aparece definido el testamento ológrafo en el art. 678 CC. Es ológrafo el testamento cuando el
testador lo escribe por si mismo en la forma y con los requisitos que establece el art. 688 CC. Estos
requisitos son los siguientes:
• Autografía, es decir, que el testamento esté escrito “de puño y letra” del testador.
• Que el testamento vaya firmado por el testador con expresión del año, mes y día en que se
otorguen.
• La sanación mediante firma de las palabras tachadas, enmendadas o escritas entre renglones.
• Este testamento debe ser verificado, su autenticidad, por el Notario. Antes de la LJV la
verificación era judicial.
Por otra parte, como establece el art. 693 CC, el Notario, si considerase acreditada la autenticidad
de este testamento, autorizará el acta de otorgamiento, protocolizando el testamento. En todo caso,
los interesados no conformes con este testamento podrán ejercer sus derechos en el juicio
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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correspondiente.
En relación a la firma del testamento, existen fallos seculares de la Sala I del Tribunal Supremo. Así
por ejemplo, en una Sentencia del 5 de enero de 1924 se consideró nulo un testamento firmado solo
con el nombre. En el caso de autos, la testadora se dirigía a sus sobrinos y firmaba “vuestra tía,
Mariana”. Lacruz Berdejo dice que este fallo es discutible ya que esta firma bastaba ampliamente
para identificar al firmante.
Por el contrario, en una sentencia de la Sala I del Tribunal Supremo de 8 de junio de 1918 se declara
válida la firma “Tu Matilde”, en un testamento epistolar, nombrando heredero a un marido
Por último, vamos a traer a colación una importante sentencia del Tribunal Supremo que ha sido la
de 19 de diciembre de 2006, que declaró válido como testamento ológrafo el envío por el testador
de una tarjeta de visita y carta por correo urgente enviadas al que designaba como heredero y que al
mismo tiempo solicitaba que se revocase un testamento notarial que se había otorgado con
anterioridad.
Aparece definido por el art. 679 CC. Es abierto el testamento, siempre que el testador manifieste su
última voluntad en presencia de las personas que deban autorizar el acto, quedando estas enteradas
de lo que en él se disponga.
La característica esencial del testamento abierto viene dada por el hecho de que su contenido se da a
conocer a todas las personas presentes en el acto de otorgamiento, tales personas son el testador, el
Notario autorizante y, en su caso, los testigos. Nótese que la presencia de dos testigos solo es
preceptiva en los casos que señala el art. 697 CC. A saber:
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El incumplimiento de estas formalidades implica no solo la nulidad del testamento (Cfr. art. 687
CC), sino también a la responsabilidad del Notario autorizante del testamento (Cfr. art. 705 CC).
◦ Testamento cerrado:
Está regulado en los art. 706 a 715 CC y definido en el art. 680 CC.
El testamento es cerrado cuando el testador sin revelar su última voluntad, declara que ésta se haya
contenida en el pliego que presenta a las personas que deban autorizar el acta. Sintetizando su
regulación, este testamento ha de ser escrito necesariamente por el testador u otra persona a su
ruego. En este caso, el testador firmará todas las hojas.
Una vez escrito el testamento, ese papel deberá cerrarse y sellarse, de tal manera que no pueda
extraerse el testamento sin romper la cubierta. Hecho esto, el testador, en presencia del Notario,
manifestará que última voluntad se contiene en el pliego que presenta. Expresará además, aclarará
al Notario que está escrito por él o por mano ajena. A continuación el Notario extenderá acta de
otorgamiento sobre la cubierta dando fe de la identidad y capacidad del otorgante y expresando el
lugar, la hora, el día, el mes y el año de su otorgamiento. Leída el acta, la firmará el testador y la
autoriza el Notario con su firma.
Una vez autorizado este testamento, el Notario lo entregará al testador, guardando copia autorizada
del acta del otorgamiento. A este acto asistirán dos testigos cuando así lo soliciten el testador o el
notario.
Por su propio modo de operar, es obvio que el testamento cerrado está vedado a los ciegos y a
quienes no puedan o no sepan leer (Cfr. art. 708 CC).
Una característica básica del testamento cerrado es que su contenido permanece en secreto hasta su
apertura a la muerte del testador. En el momento en el que la muerte se produzca, la persona que
tenga el testamento en su poder, habrá de presentarlo al Notario en el plazo de 10 días, a contar
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La regulación del testamento cerrado culmina con el art. 715 CC que recoge la figura llamada
conversión del testamento cerrado nulo en ológrafo válido, al establecer que si el testamento
cerrado fuese nulo por no observar las formalidades debidas, si contiene los requisitos de un
testamento ológrafo, será válido como tal testamento ológrafo.
➔ Testamentos especiales:
Destaca el testamento en inminente peligro de muerte (“in articulo mortis”) y en caso de epidemia.
Se caracterizan por no ser necesaria la intervención del Notario. En el primero, se exige la presencia
de cinco testigos idóneos y en el segundo, tres testigos. En todo caso, como establece el art. 704
CC, estos testamentos serán ineficaces si posteriormente no se elevan a escritura pública y se
protocolizan.
El testamento hecho en país extranjero se regula en los art. 732 a 736 CC. Este testamento se
otorga ante el cónsul de España en el extranjero.
6. El testamento mancomunado.
El Código Civil lo prohíbe en el art. 669. en el Derecho Civil de Galicia está permitido otorgar
testamento mancomunado y se regula en los art. 187 y ss LDCG.
Es mancomunado el testamento cuando se otorga por dos o más personas en un único instrumento
notarial. Los otorgantes que fueren esposos podrán, además, establecer en el testamento
mancomunado disposiciones correspectivas, es decir, disposiciones condicionadas recíprocamente.
La revocación de estas disposiciones correspectivas solo puede hacerse en vida de los cónyuges y
produce la ineficacia de las disposiciones recíprocamente condicionadas. En cambio, si las
disposiciones no fuesen correspectivas pueden revocarse por uno solo de los cónyuges. Fallecido
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Curso 2016/17
Está regulado en la LDCG en los art. 196 y ss y está prohibido por el art. 670 CC que proclama el
carácter personalísimo del testamento.
Según el art. 196 LDCG se llama testamento por comisario al testamento que uno de los cónyuges
otorga en ejercicio de su facultad testatoria concedida por otro cónyuge.
Se entenderá que la herencia del fallecido está bajo la administración del cónyuge mientras no
ejerza la facultad testatoria. Adviértase que aunque el Código Civil prohíbe el testamento por
comisario sí permite la posibilidad de delegar en el otro cónyuge la facultad de mejorar a hijos o
descendientes, figura que se conoce con el nombre de delegación de la facultad de mejorar y está
regulada en el art. 831 CC.
Al otorgarse un testamento, el Notario comunica a su Colegio Notarial las personas que han
otorgado testamento ante él, así como la fecha de otorgamiento. A su vez, el Colegio Notarial remite
esa información semanalmente al Registro de Actos de Última Voluntad. Este registro trata de
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
Curso 2016/17
garantizar el conocimiento por cualquier interesado de los testamentos inscritos en él, una vez
fallecidas las personas que lo hubiesen otorgado.
Tal conocimiento se facilita a través del denominado “certificado de actos de última voluntad”, que
el registro expide a solicitud del interesado, siempre que presente un certificado de defunción de la
persona cuya última voluntad se desea conocer. Este certificado informa de la existencia o no de
testamento y en caso de existir testamento informa del lugar y fecha del otorgamiento y del notario
ante quien fueron otorgados.
LACRUZ BERDEJO define el contrato sucesorio como aquella ordenación mortis causa en la que
la voluntad del ordenante queda vinculada a otra voluntad, no pudiendo revocarse dicha ordenación
por el causante, a diferencia de lo que ocurre con el negocio jurídico testamentario que es
esencialmente revocable (Art. 737 CC).
En cuanto al Código Civil, la regla general es la prohibición de pactos sucesorios que se prohíbe en
el art. 1271.2º CC que establece que sobre la herencia futura no se podrán celebrar otros contratos
que aquellos cuyo objeto sea practicar entre vivos la división del caudal conforme al art. 1056 CC.
Adviértase que LACRUZ BERDEJO señala que el supuesto que contempla el art. 1056 CC no debe
considerarse un pacto sucesorio. Sin embargo, según la doctrina existen algunas excepciones en el
Código Civil, y así se han considerado como pactos sucesorios las mejoras que se hacen en
capitulaciones matrimoniales o en contratos con terceros, hipótesis previstas por los art. 826 y 827
CC.
Finalmente, cumple señalar que, en principio, el contrato sucesorio revoca el testamento anterior, en
igual forma, que lo haría el otorgamiento de otro testamento.
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El art. 181 LDCG, entre las formas de deferirse la herencia cita expresamente a los pactos
sucesorios. Se regulan los pactos en los art. 209 y ss LDCG.
Solo pueden ser otorgados por personas mayores de edad (Art. 210 LDCG) y, además, deben
otorgarse en escritura pública, de lo contrario son ineficaces (Art. 211 LDCG).
➔ Pacto de mejora:
Se regula de los art. 214 a 2018 LDCG. Son pactos de mejora aquellos por los cuales se conviene a
favor de los descendientes la sucesión en bienes concretos.
Si el pacto de mejora no se realiza con entrega de presente de bienes, el adjudicante conserva plena
libertad dispositiva por actos inter vivos y a título oneroso.
Si se realiza con entrega de bienes de presente, el adjudicante solo podrá disponer de los mismos en
el caso de haberse reservado expresamente esa facultad.
En cuanto a la extinción de este pacto de mejora, se extingue por premoriencia del mejorado, salvo
que se pactase expresamente una sustitución del mejorado o que la mejora se hubiese realizado con
entrega de bienes de presente.
Una especie de pacto de mejora es la denominada mejora de labrar y poseer que se regula de los
art. 219 a 223 LDCG.
El ascendiente que quiera conservar indivisa una explotación agrícola o industrial o un lugar
acasarado, puede pactar con cualquiera de sus descendientes su adjudicación íntegra. El
adjudicatario podrá compensar en metálico a los demás interesados.
➔ Pacto de apartación:
Por la apartación, quien tenga la condición de legitimario queda excluido por si y su linaje de la
condición de heredero forzoso en la herencia del apartante a cambio de bienes concretos que le sean
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adjudicados. Salvo disposición expresa del apartante, lo dado en apartación habrá de traerse a
colación si el apartado o sus descendientes concurren a la sucesión con otros legitimarios.
Por otra parte, y según el art. 226 LDCG, podrá válidamente pactarse que el apartado quede
excluido, no solo de la condición de heredero forzoso, sino también de su derecho a la sucesión
intestada.
➔ Usufructo universal:
Los cónyuges podrán pactar en escritura pública o disponer en testamento la atribución unilateral o
recíproca del usufructo sobre la totalidad o parte de la herencia.
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LECCIÓN 5.
Esta disposición de bienes puede realizarse a través de tres instituciones típicas previstas en el
Código Civil. A saber:
1. La institución de heredero.
2. El legado.
Por otra parte la LDCG también establece la nulidad de las disposiciones en favor de persona
incierta (Cfr. art. 203.1º LDCG). Sin embargo, la excepción a esto se contiene en el párrafo segundo
del art. 203 y en el art. 204 LDCG, que consideran válida la disposición a favor de quien cuide al
testador (“disposición a favor de quien me cuide”). En estos casos, salvo que se disponga otra cosa,
si el testador hubiese designado albacea (testamenteiro) será éste quien determine en escritura
pública la persona o personas que cuidaron del testador.
1. Formas de designación.
Cuando el testador designe genéricamente a sus hermanos, los que lo sean de doble vínculo,
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tomarán doble porción que los de vínculo sencillo (Cfr. art. 770 CC que se remite a lo dispuesto en
el art. 949 CC).
Por otra parte, cuando se designa a una persona y a sus hijos se entenderán todos instituidos
simultánea y no sucesivamente (Cfr. art. 771 CC).
También son válidas las instituciones a favor del alma, de los pobres y de los parientes. El Código
Civil salva la validez de estas disposiciones. Así, si la disposición se hace a favor del alma, el
Código Civil prevé la venta de los bienes del causante y su reparto por mitad entre la Iglesia y los
establecimientos benéficos del domicilio del difunto (Cfr. art. 747 CC).
Cuando la disposición es a favor de los pobres, se entienden instituidos los pobres del domicilio del
testador (Cfr. art. 749 CC).
Por último, si la disposición es a favor de los parientes en general, se entienden instituidos los
parientes más próximos en grado (Cfr. art. 751 CC).
La institución de heredero, al igual que la de legado, puede estar sometida a condición, término o
modo.
La condición es un hecho futuro e incierto, de cuyo cumplimiento se hace depender bien la eficacia,
bien la pérdida de eficacia, de la institución. En el primer caso se habla de condición suspensiva y
en el segundo caso de condición resolutoria.
Adviértase que son casos de apertura de la sucesión legal o ab intestato, el incumplimiento de una
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Además, aunque en el art. 912 CC no se contemple, es doctrina reiterada y sin fisuras de la Sala I
del Tribunal Supremo que también se abre la sucesión legal, intestada o ab intestato por
cumplimiento de una condición resolutoria.
El Código Civil admite la institución de heredero y de legatario tanto a término inicial, (momento
en que comienza a producir efectos la institución) como a término final (momento en que cesan los
efectos). En tales casos, y salvo que sea otra la voluntad del causante, hasta que llegue el término
señalado (término inicial) o cuando éste concluya (término final), se entenderán llamados los
sucesores ab intestato o intestados, tal y como dispone el art. 805 CC.
Con el nombre genérico de sustitución, el Código Civil regula en los art. 774 y ss diversos tipos de
sustituciones que a continuación veremos.
1. Sustitución vulgar. Implica un llamamiento subsidiario, esto es, en defecto de. Así, el
testador llama a una segunda persona para el caso de que la primeramente llamada no quiera
o no pueda heredar.
Señala el art. 774 CC que puede el testador sustituir una o más personas al heredero o
herederos instituidos para el caso de que mueran antes que él, no quieran o no puedan
aceptar la herencia.
La sustitución simple y sin expresión de casos comprende los tres expresados en el párrafo
anterior, a menos que el testador haya dispuesto lo contrario. Así pues, salvo disposición
testamentaria en contrario la sustitución vulgar abarca la repudiación, premuerte, indignidad,
incumplimiento de condición.
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ejemplar, un incapaz. A ellas se refieren respectivamente los art. 775 y 776 CC.
Según el art. 775 CC, los padres y demás ascendientes podrán nombrar sustitutos a sus
descendientes menores de 14 años para el caso de que mueran antes de dicha edad.
Según el art. 776 CC, el ascendiente podrá nombrar sustituto al descendiente mayor de 14
años que haya sido declarado incapaz por enajenación mental.
3. Sustitución fideicomisaria.
La peculiaridad de la sustitución fideicomisaria reside en que nos encontramos ante, al menos, dos
herederos consecutivos. El primero, ad tempus, temporalmente. El segundo, sucesor definitivo. Al
primero se le denomina fiduciario. Al segundo, fideicomisario.
La viabilidad de esta institución pasa por un presupuesto ineludible y es que el primer heredero o
fiduciario debe conservar la herencia en su integridad para posibilitar su transmisión al
fideicomisario en el momento que disponga el testador fideicomitente. Tal deber de conservación,
excluye cualquier facultad de disposición por parte del fiduciario. Así, el heredero o fiduciario goza
y disfruta del caudal hereditario generalmente durante toda su vida, pero sin poder disponer.
Ahora bien, para evitar que los bienes queden indefinidamente sustraídos a la libre circulación el
Código Civil limita el número de llamamientos fideicomisarios posibles. Esta limitación se recoge
en los art. 781 y 785.2 CC. Así se dispone que las sustituciones fideicomisarias, en cuya virtud se
encarga al heredero que conserve y transmita a un tercero el todo o parte de la herencia, serán
válidas y surtirán efecto siempre que no pasen del segundo grado o que se hagan en favor de
personas que vivan al tiempo del fallecimiento del testador. Señala el Tribunal Supremo que ese
segundo grado equivale a llamamiento.
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Adviértase que los llamamientos de sustitutos que traspasen el límite del segundo grado o
llamamiento serán nulos, pero tal nulidad no acarrea la de los llamamientos anteriores permitidos
siguiendo la regla “UTILE PER INUTILE NON VIATIATUR”. Esto es, que lo útil, no sea viciado
por lo inútil.
Una figura especial es el denominado fideicomiso de residuo, que se conoce desde el Derecho
Romano y que no obliga, necesariamente, al fiduciario a la conservación de todos los bienes. Aquí
hay que distinguir entre un fideicomiso:
1. SI ALIQUID SUPERERIT (Si queda algo). Faculta al fiduciario para disponer de los
bienes sin trabas, en cuyo caso, los fideicomisarios solo recibirán si queda algo.
2. EO QUOD SUPERERIT. En él, el testador restringe algo los poderes de disposición del
fiduciario, de forma que siempre debe quedar algo que pase al fideicomisario.
También en alguna legislación autonómica como el Código Civil catalán se prevé la sustitución
preventiva de residuo. Se caracteriza porque en ella el fiduciario de residuo está facultado para
disponer incluso mortis causa.
Adviértase, que en el Código Civil, indirectamente se admite el fideicomiso de residuo a través del
art. 783.2 CC cuando se refire al deber de conservar por el fiduciario, pero matiza diciendo que
“salvo el caso en el que el testador hubiese dispuesto otra cosa.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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LECCIÓN 6ª
El legado.
A tenor del art. 660 CC se llama legatario al que sucede a título particular, esto es, es instituido en
bienes o derechos determinados.
En cuanto a los elementos personales del legado, vienen dados de una parte por el sujeto gravado
con el pago o entrega del legado y de otro lado por el beneficiario de la disposición que es el
legatario.
a) En cuanto al sujeto gravado con el legado, el testador puede gravar con un legado a uno
solo de los herederos o a varios. Si no grava a ninguno en particular quedarán obligados
todos en la misma proporción. También podrá ser gravado con un legado el mismo legatario,
hablándose entonces de sublegado.
b) En cuanto al beneficiario del legado, podrá serlo cualquier persona con capacidad para
suceder, incluso el propio heredero, en cuyo caso se habla técnicamente de prelegado.
Por lo que se refiere a los elementos reales, el Código Civil no define el objeto del legado. Hay que
entender que puede tratarse tanto de bienes materiales como de derechos.
1. Legado de cosa determinada propia del testador. Por ejemplo, lego mi finca “La
Ponderosa” a mi hijo mayor. En estos legados, el legatario adquiere la propiedad de la cosa
legada a la muerte del testador, pero debe pedir su entrega al heredero o al albacea cuando
este haya sido autorizado.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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2. Legado de cantidad. Por ejemplo, lego a María 6.000 euros. En este caso, se obliga al
gravado a su entrega, aunque no haya numerario en la herencia (Cfr. art. 886.2º CC).
3. Legado de cosa ajena. Por ejemplo, lego a Pedro la finca “Miraflores” propiedad actual de
su hermano que obliga al sujeto gravado a adquirirla de su dueño para entregarla al legatario
y si tal adquisición no es posible cumplirá el heredero entregando su justa estimación. A
estos legados de cosa ajena se refieren sobre todo los art. 861 y 862 CC.
Dispone el Código Civil que si el testador en el legado de cosa ajena, al legarla sabía que era
ajena es válido. El heredero estará obligado a adquirirla para entregarla al legatario y no
siéndole posible a dar a éste su justa estimación. La prueba de que el testador sabía que la
cosa era ajena corresponde al legatario.
Por otra parte, según el art. 862 CC, si el testador ignora que la cosa que lega el ajena será
nulo el legado.
4. Legado de cosa genérica. En este caso, el régimen jurídico varía en función de que se trate
de un legado de cosa mueble o de un legado de cosa inmueble.
En el primer caso, por ejemplo, lego un caballo a mi hermano Luis. El legado será válido
aunque no haya cosas de su género en la herencia.
En el caso del legado de cosa inmueble, solo será válido el legado si hubiese cosas de su
género en la herencia.
En ambos casos, el heredero gravado cumple con entregar una cosa de la calidad media
dentro del género señalado (Cfr. art. 875 y 876 CC).
5. Legado alternativo. Por ejemplo, lego a Juan mis acciones de la sociedad X o bien mis
acciones de a la sociedad Y.
En estos casos, corresponderá la elección al sujeto gravado con el legado (Cfr. art. 874 y 876
CC).
6. Legado de crédito contra un tercero, crédito del que el testador es titular. Por ejemplo,
dejo a José mi derecho de crédito contra Luis por el precio del coche que le vendí el año
pasado. En este caso, el heredero estará obligado a entregar al legatario los títulos o
documentos del derecho de crédito. Para posibilitar al legatario su ejercicio, tal y como se
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8. Legado en pago de deuda. Por este legado, el testador deja algún bien o derecho a su
acreedor, ordenando que se impute al crédito. Por ejemplo, lego a mi hermano Luis mi
apartamento en pago del préstamo que me hizo para adquirirlo.
9. Legado de cosa ganancial. A esta hipótesis se refiere el art. 1380 CC. La disposición
testamentaria de un bien ganancial surtirá todos sus efectos si fuera adjudicado a la herencia
del testador. En caso contrario, se entenderá legado el valor que tuviere al tiempo del
fallecimiento.
10. Legado de prestaciones periódicas. Este legado aparece regulado por el art. 880 CC.
Consiste en el pago de una renta o cantidad anual, mensual o semanal, que el gravado debe
cumplir en sus exactos términos y el legatario podrá exigir desde la muerte del testador y al
comienzo de cada periodo. Por ejemplo, gravo a mi hijo Juan (heredero) con el pago de 500
euros mensuales a favor de su hermana (legataria).
11. Legados de educación y de alimentos. A estos legados se refiere el art. 879 CC. Estos
legados durarán respectivamente hasta la mayoría de edad del legatario (legado de
educación) y hasta la muerte de legatario (legado de alimentos), si el testador no dispone
otra cosa. La cuantía de estos legados de educación y de alimentos se fijará en función de las
necesidades del legatario y el importe de la herencia y se devengará periódicamente.
12. Al lado de estos legados regulados en el Código Civil, existe un tipo de legado que carece de
regulación ad hoc y es el denominado legado de parte alícuota de la herencia. Por
ejemplo, lego a Juan una cuarta parte de la herencia. El Código Civil no lo regula
expresamente, aunque lo mencione por ejemplo en el art. 665 CC.
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Curso 2016/17
y derechos, sino también obligaciones, deudas. Por lo tanto, sería legatario de parte alícuota
solo en los bienes de la herencia. Por consiguiente, las obligaciones las soportaría
únicamente el heredero y al legatario solo le correspondería una cuota en el activo
hereditario.
Por lo demás, la jurisprudencia admite la validez del legado de parte alícuota, como también
admite la institución de heredero en cosa cierta de la herencia.
A la vista de este precepto, autores como Lacruz Berdejo entienden que los legados se adquieren
ipso iure, automáticamente, desde la muerte del testador, sin perjuicio de que el legatario pueda
repudiar el legado.
Sin embargo, Diez Picazo señala que este precepto únicamente se refiere al legado puro, en el que la
delación sí se produce a la muerte del causante, para contraponerlo al legado condicional, en el que
la delación se pospondría al momento del cumplimiento de la condición, por lo que si el legatario
muerte antes de cumplirse la condición, nada transmite a sus herederos.
Sea como fuere, se aplican a los legados las normas sobre aceptación y repudiación de herencias,
con una sola peculiaridad que es la admisión implícita por el art. 889 CC de la aceptación parcial
del legado. En efecto, el art. 889 CC señala que el legatario no podrá aceptar una parte del legado y
repudiar la otra si esta fuere onerosa.
Además, hay que integrar este artículo con el siguiente, el art. 890 CC, cuando señala que el
legatario de dos legados, de los que uno fuere oneroso no podrá renunciar este y aceptar el otro. Si
los dos legados son onerosos o gratuitos es libre de aceptarlos todos o repudiar el que quiera.
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Además, según el mismo precepto, el heredero que sea al mismo tiempo legatario (prelegado) podrá
renunciar la herencia y aceptar el legado y también renunciar este y aceptar aquella.
Adviértase que frente a lo que ocurre en los legados, y es otra diferencia con la herencia, es que la
aceptación de la herencia no podrá hacerse en parte, a plazo, ni condicionalmente, tal y como
dispone el art. 990 CC.
A esta cuestión se refiere el art. 885 CC, a cuyo tenor, el legatario no puede ocupar por su propia
autoridad la cosa legada, sino que debe pedir su entrega y posesión al albacea cuando éste se haya
autorizado para darla. Hay que aclarar esta disposición de la siguiente manera. La posición jurídica
del legatario se caracteriza por detentar un derecho de crédito contra el heredero o la persona
gravada con el pago.
El sujeto pasivo del pago o sujeto gravado normalmente es el heredero. Si bien, existen algunos
legados que puede pagar el albacea, como son el legado de cosa específica, si es autorizado el
albacea por el testador, (Cfr. art. 885 CC) y también los legados consistentes en metálico (Cfr. art.
902.2º CC).
Si los bienes de la herencia no alcanzasen para cubrir todos los legados el art. 887 CC establece que
el pago se hará por este orden. El orden que establece dicho precepto es el siguiente:
1. Legados remuneratorios.
4. Legados de alimentación.
5. Legados de educación.
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Derecho de sucesiones – Rocío Osuna Méndez
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A diferencia del heredero que responde ultra vires hereditatis como establece el art. 1003 CC, salvo
aceptación de la herencia a beneficio de inventario, en cuyo caso responde intra vires hereditatis
(art. 1023 CC). El legatario sucede en relaciones jurídicas concretas como mero perceptor de bienes
que no responde por las deudas de la herencia.
2. El testador le haya impuesto hacerse cargo de alguna obligación. Es el caso del legado
modal o submodo.
3. Toda la herencia se halle distribuida en legados. Supuesto contemplado en el art. 891 CC,
a cuyo tenor, si toda la herencia se haya distribuida en legados se prorratearán las deudas y
gravámenes entre los legatarios en proporción a sus cuotas, salvo que el testador hubiese
dispuesto otra cosa.
Además, hay que advertir que el legitimario que sea además heredero responde de los legados solo
hasta donde alcancen los bienes hereditarios que no le correspondan por legítima.
El heredero voluntario (no legitimario), en cambio, habrá de responder ilimitadamente por los
legados.
Por otra parte, la responsabilidad del legatario siempre es intra vires y si es gravado con un legado
responde hasta donde alcance el valor de lo legado.
En cambio, el heredero gravado con un legado responderá ilimitadamente, salvo que acepte a
beneficio de inventario. Todo ello se infiere del art. 858 CC.
A la ineficacia del legado se refieren sobre todo los art. 869 y 871 CC.
Con carácter general, el art. 869 CC enumera tres supuestos de ineficacia del legado. A saber:
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Adviértase que los dos primeros supuestos del art. 869 CC se fundamentan en la presunta voluntad
del causante. El tercero de los casos implica la imposibilidad de la prestación.
A estos supuestos han de añadirse los casos previstos por el art. 871 CC. A saber:
En el primer caso estábamos ante un legado de crédito y en el segundo ante un legado de perdón.
7. El modo testamentario.
El modo es una carga o gravamen que se impone al beneficiario de una liberalidad (donación) o
bien a un heredero o a un legatario y que obliga a la realización de una conducta de dar, hacer o no
hacer algo.
Tanto la institución de heredero, como la de legatario, pueden ser gravadas por el testados con un
modo. Esto es, con una carga que se impone al beneficiario. Por ejemplo, lego a mi hijo mayor la
casa familiar con la carga u obligación de cuidar y asistir a su madre mientras viva.
Adviértase que en el modo se produce la transmisión de la carga a los herederos del gravado. Así, si
el gravado con el modo muere sin haber cumplido la carga, sus sucesores reciben los bienes con la
obligación de cumplir el gravamen (Cfr. art. 797.2 CC).
En la duda de si en una institución estamos ante una condición o un modo, el Código Civil lo
resuelve con una presunción favorable a la existencia de un modo y no de una condición, tal y como
se infiere del art. 797.1 CC.
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1. Disposiciones testamentarias a favor de quien cuide al testador, que se regulan en los art.
203 y 204 CC. En estos casos, si el testador designó un albacea será éste quien determine en
escritura pública quien ha cuidado al testador.
2. Por otra parte, en los art. 205 a 207 LDCG, se regulan las disposiciones testamentarias de
un bien ganancial. Esta disposición produce sus efectos si dicho bien se adjudica tras la
liquidación a la herencia del testador. Si no fuese así, se entenderá legado el valor que
tuviese el bien en el momento del fallecimiento del testador.
3. La hipótesis contemplada en el art. 208 LDC. Dispone este precepto que salvo que del
testamento resultare otra cosa, las disposiciones a favor del cónyuge no producirán efecto si
al fallecer el testador estuviese declarada judicialmente la nulidad del matrimonio, decretado
el divorcio o la separación o si se encontrasen ya en trámite los procedimientos dirigidos a
tal fin. Tampoco producirán efecto esas disposiciones en los casos de separación de hecho de
los cónyuges.
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LECCIÓN 7ª
Ejecución testamentaria.
1. Ejecución testamentaria.
Abierta la sucesión se plantea la necesidad de resolver problemas generales generador por la muerte
del testador. Por ejemplo, el enterramiento y el funeral. Pero sobre todo, velar por el cumplimiento
exacto de la voluntad testamentaria. A esa actividad se le denomina ejecución testamentaria que
compete:
1. En primer término, a las personas designadas por el testador al efecto, que son los
denominados albaceas testamentarios.
Adviértase que las normas que regulan el abaceazgo en el Código Civil se aplican analógicamente
al contador-partidor o comisario, que tiene en el Código Civil una parca regulación.
En cuanto al concepto, el albacea es la persona nombrada por el testador con la función de ejecutar
el testamento tras su muerte. Estamos ante un cargo denominado fiduciario. Esto es, un cargo
basado en la confianza, cargo muy próximo al del mandato, pero con importantes diferencias. Son
las tres siguientes:
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2. El mandato se extingue por la muerte del mandante o del mandatario (Cfr. art. 1732 CC).
Sin embargo, el albaceazgo comienza precisamente con la muerte del que hizo el encargo.
1. Voluntariedad.
2. Gratuito.
3. Personalísimo.
4. Temporal.
Por lo que respecta a las clases de albaceas, conforme al art. 894 CC, el albacea puede ser:
Conforme al art. 901 CC, los albaceas tendrán todas las facultades que expresamente les haya
conferido el testador que no sean contrarias a las leyes.
Si el testador no especificó las funciones que encomienda al albacea que nombró, según el art. 902
CC tendrá las siguientes, a saber:
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Adviértase que el art. 203 LDCG contempla una facultad para el albacea. En los casos de
disposición testamentaria a favor de quien cuide al testador ya que este puede designar a un albacea
para que determine en escritura pública quien cuidó al testador.
Un deber del albacea es que al término de su función deberá rendir cuentas bien a los herederos o
bien al Juez (art. 907 CC).
En cuanto a la responsabilidad de los albaceas, responden frente a los herederos de los daños
derivados del incumplimiento o del cumplimiento defectuoso de su función.
El recurso a la interpretación se excluye cuando el propio Código Civil o la Ley impone una
interpretación dada. Se habla entonces de criterios legales que impone la Ley. Entre esos criterios
legales que aparecen de los art. 769 a 772 CC, destacamos los siguientes:
1. El criterio establecido por el art. 770 CC, según el cual, si el testador instituye herederos a
sus hermanos y los tiene carnales y de padre o madre (medio hermanos o hermanastros),
estos últimos recibirán la mitad que aquellos (Cfr. art. 949 CC).
2. El criterio establecido en el art. 771 CC al establecer que cuando el testador llame a una
persona y a sus hijos se entenderán llamados simultánea y no sucesivamente.
3. El del art. 772.3º CC que recoge que en el testamento del adoptante, la expresión genérica
“hijos” comprende a los adoptivos.
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En relación a la prueba extrínseca, cuando los datos suministrados por un testamento no sean
suficientes para dilucidar su sentido se admite el recurso a elementos externos o extraños al
testamento, como por ejemplo, cartas, declaraciones verbales o escritas o la existencia de un
testamento anterior o incluso actos o comportamientos del testador.
Un ejemplo de recurso a la prueba extrínseca lo brinda el propio Código Civil en su art. 773, cuando
señala que el error en el nombre, apellidos o cualidades del heredero no vicia la institución cuando
de otra manera pueda conocerse ciertamente cual es la persona nombrada, así si instituyo heredero a
“Óliver” sin que exista persona con tal nombre, bastará la prueba de que tal era el modo en el que el
testador se dirigía a alguna persona.
El Código Civil contiene diversas normas de integración de la voluntad del testador, así el ejemplo
por antonomasia es la propia regulación que el Código Civil hace del acrecimiento, regulación
basada en la hipotética voluntad del causante que no llegó a prever el supuesto de vacancia de
alguno de los llamamientos solidarios, es decir, que no llegó a prever que uno de los llamados
muriese antes que él, repudiase o fuese indigno (Cfr. art. 982 CC).
Otro ejemplo de norma de integración de la voluntad del causante es el que establece el art. 798 CC,
según el cual en caso de no poder cumplir el modo (carga o gravamen) en los términos previstos por
el testador deberá cumplirse en otros términos, los más análogos y conformes a la voluntad del
testador.
El Código Civil español carece de una regulación general sobre la ineficacia del testamento razón
por la que es preciso acudir a diversos preceptos diseminados a lo largo del articulado del Código.
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Se habla sobre todo, entre los casos de ineficacia, de la nulidad del testamento. Sucintamente, las
causas de nulidad del testamento pueden ser:
La nulidad del testamento puede ser total o parcial. Total, si afecta al testamento en su integridad.
Por ejemplo, falta de capacidad, de consentimiento o de forma. Parcial, cuando afecta solo a alguna
de las cláusulas del testamento. Un ejemplo de nulidad parcial puede ser el derivado del art. 750 CC
cuando dice que la disposición testamentaria hecha a favor de persona incierta será nula a menos
que por algún evento pueda resultar cierta. Si la nulidad es parcial se abrirá la sucesión intestada
solo en relación a la parte del testamento declarada nula.
Por otra parte y en cuanto al ejercicio de la acción de nulidad, la legitimación activa, pueden
ejercitar la acción de nulidad del testamento quienes acrediten un interés legítimo al resultar
favorecidos por la invalidez de las disposiciones viciadas. Por ejemplo, un heredero ab intestato, ya
que como establece el art. 912.1º CC, la sucesión legítima tiene lugar, en primer lugar, entre otras
razones, cuando el testamento es nulo.
En cuanto a la legitimación pasiva, están pasivamente legitimados los favorecidos por el testamento
eventualmente nulo y, en su caso, también están legitimados pasivamente los albaceas o
testamenteiros, encargados de sostener la validez del testamento (Cfr. art. 902 CC).
La nulidad tiene que ser declarada en virtud de sentencia, previo el correspondiente ejercicio de la
acción. No hay un plazo para el ejercicio de la acción, aunque la doctrina de forma mayoritaria
entiende que el plazo para el ejercicio de la acción es el propio de las acciones personales o de
obligación. Dicho plazo es de 5 años conforme a lo dispuesto en el art. 1964.2º CC.
Declarada la nulidad del testamento impugnado se abre la sucesión intestada (Cfr. art. 912.1º CC),
salvo que exista un testamento anterior válido, en cuyo caso recupera su vigencia el testamento
anterior. Esto es así porque como señala el art. 739 CC el testamento anterior quedará revocado de
derecho por el posterior perfecto.
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6. Revocación.
La revocación del testamento es el negocio jurídico por el cual el testador declara su voluntad de
dejar sin efecto el testamento anterior o parte de su contenido. Esa facultad le corresponde durante
toda su vida al testador ya que el testamento es un acto esencialmente revocable como se infiere del
art. 737 CC, a cuyo tenor, toda disposición testamentaria es esencialmente revocable aunque el
testador exprese en el testamento su voluntad o resolución de no revocarlo.
De acuerdo con el art. 738 CC, el testamento no podrá revocarse en todo, ni en parte, sino con las
solemnidades necesarias para otorgar testamento. En otras palabras, la revocación debe observar
idénticos requisitos de capacidad y forma que los exigidos para testar. Adviértase que respetar las
solemnidades para revocar no impide que otorgando un testamento ológrafo, por ejemplo, éste haya
de ser revocado por otro ológrafo, sino que sencillamente el ológrafo puede ser revocado por un
nuevo testamento, sea ológrafo o sea abierto o cerrado.
Por otra parte, hay que distinguir las siguientes clases de revocación:
1. Expresa. Ésta se produce cuando el testador, con las solemnidades legales, se limita a
declarar ineficaz un testamento que otorgó con anterioridad, sin que el nuevo testamento que
otorga contenga nueva voluntad dispositiva post mortem (“testamento puramente
revocatorio”). En este caso, a pesar de que el art. 912 CC no menciona esta hipótesis como
caso de apertura de la sucesión legal o ab intestato, según la doctrina y la jurisprudencia y
también según el Libro IV del Código Civil de Cataluña, relativo a las sucesiones, si existe
un testamento puramente revocatorio del testamento anterior se abre la intestada.
2. Tácita. Tiene lugar por el simple otorgamiento de un nuevo testamento incompatible con el
testamento anterior. A esta hipótesis se refiere el art. 739.1º CC, a cuyo tenor, el testamento
anterior quedará revocado de derecho por el posterior perfecto si el testador no expresa en
éste su voluntad de que aquel subsista en todo o en parte.
Por otra parte, el Código Civil, al regular la revocación se ocupa también de la llamada
reviviscencia del testamento ya revocado. A este supuesto se refiere el art. 739.2º CC. Según este
precepto el testamento anterior recobra su fuerza si el testador revoca después el posterior y declara
expresamente su voluntad de que valga el primero.
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Por otra parte, el Código Civil también regula la llamada revocación real del testamento cerrado,
hipótesis analizada en el art. 742 CC, según el cual se presume revocado el testamento cerrado que
se halle en el domicilio del testador, con las cubiertas rotas […] salvo si se prueba que el
desperfecto se produjo sin voluntad o conocimiento del testador o hallándose éste en estado de
demencia.
La disposición general sobre caducidad del testamento está contenida en el art. 743 CC, al señalar lo
siguiente, caducarán los testamentos o serán ineficaces en todo o en parte las disposiciones
testamentarias solo en los casos expresamente previstos en este Código.
Así, existen determinados supuestos concretos de caducidad. Se produce así la caducidad cuando:
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• Según doctrina notarial, el art. 208 LDCG recoge un supuesto de caducidad del testamento o
de ineficacia sobrevenida. En este precepto se dispone que las disposiciones a favor del
cónyuge no producirán efecto si al fallecer el testador, estuviere declarado judicialmente la
nulidad, separación o divorcio de los cónyuges o existiese entre ellos separación de hecho.
También ocurre esto si estos procedimientos se encontrasen simplemente en trámite (si ya se
hubiese interpuesto la demanda).
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LECCIÓN 8º
LEGÍTIMAS Y RESERVAS
Además de los derechos de los legitimarios, la Ley, en este caso el Código Civil, establece también
algunos derechos de otras personas a ciertos bienes del difunto. Derechos que en cuanto privan al
causante de la facultad de disponer libremente ocasionan así mismo casos de sucesión forzosa ya
que dan lugar a que dichos bienes (objeto de la reserva) no puedan ir a cualquiera, sino que deban
pasar del difunto a quienes tienen derecho a ellos.
• Reserva binupcial o viudal, regulada por los art. 968 y ss CC. También se le denomina
reserva ordinaria.
Adviértase que el art. 182 LDCG dispone que en las sucesiones regidas por esta Ley no habrá lugar
a la reversión legal ni a la obligación de reservar.
La legítima puede ser definida como la porción del patrimonio del causante al que tienen derecho
ciertas personas llamados herederos forzosos o legitimarios. Como señala VALLET DE
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GOYTISOLO, la legítima es un límite o freno a la libertad de testar. Por oposición a esta porción o
cuota legitimaria, al resto de la herencia se le denomina cuota de libre disposición o parte libre de la
que puede disponer el causante a su libre arbitrio.
El Código Civil define la legítima en el art. 806 CC, a cuyo tenor, la legítima es la porción de bienes
de que el testador no puede disponer por haberla reservado la Ley a determinados herederos
llamados por esto herederos forzosos.
De la definición legal podría desprenderse que el legitimario es siempre un heredero llamado por la
Ley a una parte del patrimonio hereditario, pero esta primera impresión resulta desmentida por los
art. 815 y 818 CC.
De acuerdo con el primero de ellos, el art. 815 CC, la legítima puede atribuirse por cualquier título.
Esto es, no solo a través de la institución de heredero, sino también a través de legados o incluso de
donaciones, de manera que a la muerte del donante se considerarán esas donaciones como un
anticipo de la legítima correspondiente al donatario. Por consiguiente, la legítima puede no ser una
parte de la herencia y el legitimario o heredero forzoso no es necesariamente un heredero ya que su
cuota legitimaria pudo haber sido satisfecha a través de legados o de donaciones (Cfr. art. 815 CC y
con la misma ratio legis, el art. 240 LDCG).
Este precepto de la LDCG permite también la recepción de la legítima por cualquier título.
Adviértase por lo demás, que el Código Civil en su art. 816, establece la nulidad de la renuncia o
transación sobre la legítima futura. En el mismo sentido, el art. 242 LDCG establece que salvo los
casos de apartación será nula toda renuncia o transación realizada antes de la apertura de la
sucesión.
Por otra parte, el art. 818 CC (que se desarrollará en la pregunta 8 de esta lección relativa al cálculo
de la legítima) establece que para fijar la legítima se atenderá al valor de los bienes que quedaren a
la muerte del testador, con deducción de las deudas y cargas, sin comprender entre ellas las
impuestas en el testamento (los legados). Al valor líquido de los bienes hereditarios se agregará el
de las donaciones. Así pues, la base del cálculo de la legítima es distinta de la base para calcular la
herencia ya que la legítima se integra exclusivamente por el activo hereditario (por los bienes con
deducción de las deudas y cargas). Así, frente al heredero que asume personalmente las deudas del
causante de las que responde incluso con sus propios bienes si acepta pura y simplemente, el
legitimario es perceptor de un activo e irresponsable como tal legitimario de las deudas del
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causante. Dicho de otra manera, el legitimario responde solo hasta donde alcancen los bienes
hereditarios que no le correspondan por legítima.
Por otra parte y en relación a quienes son legitimarios, de acuerdo con el art. 807 CC, son
legitimarios:
1. Los hijos y descendientes respecto de sus padres y ascendientes. Adviértase que rige el
principio de proximidad de grado de ahí que habiendo hijos serán estos preferentes a los
nietos y así sucesivamente. Ello sin perjuicio de que en caso de premuerte (Art. 814.3 CC),
indignidad (Art. 761 CC) o desheredación (Art. 857 CC) de algún legitimario se vea
representado éste por sus propios descendientes
Confróntese el art. 238.1º LDCG cuando dice que son legitimarios los hijos y descendientes
de hijos premuertos justamente desheredados o indignos.
En cambio, según la LDCG la legítima se configura como una PARS VALORIS, es decir, el
legitimario tiene derecho a un valor patrimonial del que responde el heredero con cargo a la
herencia. En efecto, en la LDCG, la legítima se configura como un derecho de crédito que
en términos generales sería frente al caudal relicto (al caudal dejado), pero que en realidad
se trata de un crédito contra el heredero que se concreta en el derecho a percibir una
atribución patrimonial (Cfr. art. 240 LDCG). El legitimario es considerado exclusivamente
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como un acreedor, teniendo en consecuencia únicamente una acción personal y no real para
reclamar la legítima (Cfr. art. 249 LDCG). Así, son consecuencias de que la LDCG
considera legitimario como un acreedor las siguientes:
1. El legitimario no tiene acción directa para perseguir frente a terceros (erga omnes) los
bienes de la herencia, sino solamente una acción personal contra el heredero ya que hay que
recordar que entre las facultades y obligaciones de los herederos están las de pagar las
legítimas.
3. Los legitimarios o herederos forzosos tienen un derecho frente al heredero y este derecho es
preferente incluso a los derechos de los acreedores del heredero. Así, se puede decir que la
legítima es una carga de la herencia y un crédito contra el heredero.
Por otra parte, en el CC, el art. 808 recoge que la legítima está formada por las dos terceras
partes de la herencia. El tercio restante es de libre disposición por el causante. El causante de
los dos tercios (legítima larga) puede destinar un tercio a mejorar a descendientes. En ese
caso, solo queda un tercio para distribuir entre los descendientes legitimarios (legítima
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estricta).
Tanto los legitimarios apartados (legitimarios que celebran el pacto de apartación con el
causante) como los que repudian la herencia hacen número para el cálculo de las legítimas
de los demás descendientes (no apartados, ni renunciantes), lo que implica que la parte ideal
de la legítima del apartado y del repudiante incrementa la parte de libre disposición del
causante.
La legítima de los hijos y descendientes abarca las dos terceras partes del haber hereditario del
padre y de la madre. A tal porción, los dos tercios de la herencia, se le denomina legítima larga (dos
tercios en la herencia de un padre y dos tercios en la herencia del otro parte, a repartir entre los
descendientes).
Dentro de los dos tercios que comprende la legítima larga, han de distinguirse dos partes:
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• Tercio de mejora.
➔ La mejora:
Está regulada en los art. 823 a 833 CC. Adviértase que en el Derecho Civil de Galicia no hay tercio
de mejora, aunque sí existe pacto de mejora.
La mejora existe y alcanza sustantividad propia según sea utilizado ese tercio por el causante
porque el tercio de mejora forma parte de los dos tercios de legítima.
1. Que el testador no haga uso del tercio de mejora. En este caso no puede hablarse de mejora,
sino de los dos tercios de legítima larga.
2. Que el testador utilice parcialmente el tercio de mejora. Por ejemplo, si mejora a un hijo en
una sexta parte de la herencia, supuesto en el que la parte de mejora no utilizada
corresponderá por igual a los descendientes como parte de su legítima.
3. Que el testador utilice el tercio de mejora hasta el límite máximo, es decir, que utilice el
tercio entero. En este supuesto necesariamente solo quedará el tercio de legítima estricta o
corta para repartir entre los legitimarios.
Dispone el art. 823 CC que el padre o la madre podrán disponer en concepto de mejora a favor de
alguno o algunos de los hijos o descendientes ya lo sean por naturaleza, ya por adopción de una de
las dos terceras partes destinadas a la legítima.
En cuanto a los títulos por los que se puede mejorar, la mejora puede ser atribuida tanto por acto
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La mejora por acto inter vivos por excelencia es la donación en concepto de mejora a la que se
refiere el art. 825 CC que exige que se exprese con claridad que la donación se hace en concepto de
mejora. Ahora bien, según la jurisprudencia, aunque no se utilice expresamente en la escritura
pública de donación que se hace dicha donación para mejorar o en concepto de mejora puede
inferirse que es donación en concepto de mejora por otras palabras. Por ejemplo, dono a mi hijo la
cantidad X por estimar que ha sido un gran estudiante y que me ha cuidado.
El causante puede realizar esta delegación en favor de su cónyuge o de su pareja siempre que haya
descendencia común en este último caso.
Así, el art. 831 CC reconoce un privilegio al cónyuge o conviviente superstite para decidir a qué
hijo o descendiente se va a mejorar, sin perjuicio de que el art. 831 CC sea aplicable en Galicia
porque como es bien sabido el Código Civil es derecho supletorio, en el Derecho Civil de Galicia
encontramos una figura que en cierto modo recoge la misma ratio legis que la delegación de la
facultad de mejorar. Se trata del llamado testamento por comisario que es una excepción al
carácter personalísimo del testamento.
En este sentido, el art. 197 LDCG dispone que podrá válidamente pactarse en capitulaciones
matrimoniales o atribuirse en testamento por un cónyuge a otro la facultad de designar heredero o
legatario entre los hijos o descendientes comunes, así como asignarles bienes concretos.
Por otra parte, y siguiendo con los sujetos de la mejora, por lo que atañe al sujeto mejorado solo
pueden serlo los hijos y descendientes. Adviértase que como señala la sentencia del Tribunal
Supremo de 28 de septiembre de 2005 (Sala I) existe la posibilidad de mejorar a un nieto aun
viviendo el hijo legitimario.
En cuanto al objeto de la mejora, es siempre una atribución patrimonial ya consista en una cuota de
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la herencia, por ejemplo, dejo a mi hijo Antonio el tercio de mejora ya consista en una cosa
determinada. A este último supuesto se refiere el art. 829 CC, a cuyo tenor, la mejora podrá
señalarse en cosa determinada (por ejemplo, dejo a mi hijo Antonio la casa en la que habito con
todo lo que en ella se contiene). Si el valor de la mejora excediere del tercio destinado a la mejora y
de la parte de legítima correspondiente al mejorado, éste deberá abonar la diferencia en metálico a
los demás interesados.
Por otra parte, la mejora es revocable como dice el art. 827 CC, a menos que se haya hecho por
capitulaciones matrimoniales. En ese caso sería irrevocable.
A ella se refiere el art. 809 CC. La primera advertencia que procede hacer es que en el Derecho
Civil de Galicia los ascendientes no son legitimarios.
Hay que advertir además que los padres y ascendientes solo tienen la condición de legitimarios a
falta de hijos o descendientes (Art. 807.2 CC). En cuanto a la cuantía de esta legítima, se refiere a
ella el art. 809 CC. La legítima de los padres y ascendientes comprende la mitad del haber
hereditario de los hijos o descendientes, salvo en el caso de que concurran con el cónyuge viudo del
descendiente causante de la herencia en cuyo caso la legítima de los ascendientes es de un tercio de
la herencia.
De este modo, existiendo padre y madre, el reparto se hará igualitariamente entre ambos. Faltando
uno de ellos recaerá toda la legítima sobre el superviviente o superstite.
El art. 807.3 CC considera al cónyuge viudo como legitimario. Adviértase que el cónyuge viudo
pierde la condición de legitimario si está separado legalmente o de hecho (Cfr. art. 834 CC y
también el art. 238.2 CC).
Además, si se abre la sucesión intestada el cónyuge viudo no será heredero ab intestato si está
separado legalmente o de hecho (Cfr. art. 945 CC).
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2. La legítima del viudo es de cuantía variable y varía en función de quienes concurran con él a
la herencia, así, de concurrir el viudo con hijos o descendientes su usufructo recae sobre el
tercio destinado a la mejora (Cfr. art. 834 CC). De concurrir con ascendientes, el viudo
tendrá derecho al usufructo de la mitad de la herencia (Cfr. art. 837 CC) y de no existir ni
descendientes ni ascendientes el cónyuge viudo tiene derecho al usufructo de los dos tercios
de la herencia (Cfr. art. 838 CC).
3. El derecho del viudo es conmutable, es decir, puede cambiarse por otras atribuciones, bien a
instancia de los herederos, o bien a instancia del propio cónyuge viudo.
Recoge el art. 839 CC que los herederos podrán asignar al cónyuge una renta vitalicea, los
productos de determinados bienes o un capital en efectivo.
Por otra parte, también puede conmutarse la legítima del cónyuge viudo a instancia del
propio cónyuge en la hipótesis que contempla el art. 840 CC, a cuyo tenor, cuando el
cónyuge viudo concurra con hijos solo del causante podrá exigir que su derecho de
usufructo le sea satisfecho a elección de los hijos asignándole un capital en dinero o un lote
de bienes hereditarios.
La explicación de este precepto radica en que se trata de evitar que el cónyuge viudo tenga
que mantener relaciones permanentes (usufructo-propiedad) con hijos no matrimoniales de
su difunto consorte.
Pero el cónyuge viudo no solo es heredero y legitimario en la sucesión testada, sino que también es
heredero y legitimario en la sucesión legal o ab intestato. Como dice ALBALADEJO, si se abre la
intestada, el cónyuge viudo hereda siempre, unas veces en propiedad y otras en usufructo. Así, el
cónyuge viudo hereda en propiedad si no concurre ni con descendientes ni con ascendientes del
causante (Cfr. art. 944 CC) siempre y cuando no estuviese separado legalmente o de hecho (Cfr. art.
945 CC). Estos preceptos se aplican también en el ámbito del Derecho Civil de Galicia.
Por otra parte, si el cónyuge viudo concurre con descendientes o con ascendientes no pierde su
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Adviértase que el cónyuge viudo no será legitimario si está separado legalmente o de hecho (Art.
834 CC).
El cónyuge viudo también se considera legitimario en la LDCG, siempre que no estuviese separado
legalmente o de hecho (Cfr. art. 238 LDCG).
Por otra parte, si el cónyuge viudo concurre con descendientes tiene derecho al usufructo de la
cuarta parte del haber hereditario (Art. 253 LDCG). Si concurre con ascendientes tiene derecho al
usufructo de la mitad de la herencia (Art. 254 LDCG).
Por otra parte, si se abre la sucesión intestada, el cónyuge viudo hereda en propiedad en defecto de
descendientes y ascendientes (Art. 944 CC por la remisión que hace el art. 267 LDCG), siempre que
no este separado legalmente o de hecho (Art. 945 CC).
Si el cónyuge viudo concurre con descendientes tiene derecho al usufructo de la cuarta parte de la
herencia (Art. 253 LDCG).
Si concurre con ascendientes, tiene derecho al usufructo de la mitad de la herencia (Art. 254
LDCG). Esta legítima en usufructo la perdería si está separado legalmente o de hecho (Art. 238
LDCG).
También en el Derecho Civil de Galicia, la legítima en usufructo del cónyuge viudo puede ser
sustituida, conmutada, por otras atribuciones, en este sentido destacan los art. 255 y 257 LDCG.
En el primer supuesto, art. 255 LDCG, se permite al propio causante que satisfaga la legítima del
cónyuge viudo atribuyéndole dicha legítima por cualquier título en usufructo, en propiedad, en
bienes determinados, en un capital en dinero, una renta o bien una pensión.
Por otra parte, el art. 257 LDCG permite que el cónyuge viudo haga efectiva su cuota usufructuaria
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en la vivienda habitual, el local donde ejerza su profesión o la empresa que lleve con su trabajo.
Precisamente es aquí donde se observa con mayor nitidez la mayor libertad de testar de la que
dispone el causante gallego ya que el art. 243 LDCG establece que la legítima de los descendientes
está constituida por un cuarto del haber hereditario líquido que se dividirá entre los hijos o sus
linajes.
Por consiguiente, esto implica que tres cuartas partes del haber hereditario son de libre disposición.
➔ Pacto de apartación:
Como todo pacto o contrato sucesorio, este pacto ha de ser otorgado en escritura pública. Es un
pacto que se refiere únicamente a los herederos forzosos o legitimarios.
Por la apartación quien tenga la condición de legitimario queda excluido de forma irrevocable y
también su linaje en la condición de heredero forzoso en la herencia del apartante a cambio de
bienes concretos que le sean adjudicados.
Esta apartación también puede tener lugar en relación a la sucesión intestada. A esta cuestión se
refiere el art. 226 LDCG cuando señala que podrá válidamente pactarse que el apartado quede
excluido no solo de su condición de heredero forzoso, sino también del llamamiento intestado. Así,
de este precepto se infieren según la doctrina dos tipos de apartación en la intestada:
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➔ Pacto de mejora:
El pacto de mejora está regulado en los art. 214 y ss LDCG. Este pacto, como los demás, ha de
otorgarse en escritura pública, ante Notario.
Son pactos de mejora aquellos por los cuales se conviene, se pacta, a favor de los descendientes la
sucesión en bienes concretos. Los pactos de mejora podrán suponer entrega o no de presente de los
bienes a los mejorados.
Si se hacen con entrega de presente de bienes se produce la adquisición de la propiedad por parte
del mejorado. Si no se establece otra cosa en la escritura pública en la que se pactó la mejora y si la
mejora no se realizó con entrega de bienes, el adjudicante conservará la disposición de dichos
bienes por acto inter vivos y a título oneroso.
Si se realizase con entrega de bienes, el adjudicante solo podrá disponer de dichos bienes si en el
pacto se hubiese reservado de modo expreso dicha facultad.
Por otra parte, el art. 218 LDCG prevé que entre las causas de extinción del pacto de mejora, a parte
de otras que se hubiesen convenido en el pacto, cabe destacar las siguientes:
2. Por premoriencia del mejorado, salvo pacto expreso de sustitución o que la mejora se
realizara con entrega de bienes.
Adviértase por lo demás que la LDCG admite como una especialidad del pacto de mejora la
denominada mejora de labrar y poseer, regulada por los art. 219 y ss LDCG y consiste en que el
ascendiente que quiera conservar indivisa un lugar acasarado u otra explotación agrícola, industrial,
comercial o fabril, podrá pactar con cualquiera de sus descendientes su adjudicación integra, a
cambio de compensación en metálico a los demás.
8. Cálculo de la legítima.
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A la primera de las operaciones se refiere el art. 818 CC. Para fijar la legítima se atenderá al valor
de los bienes que quedaren a la muerte del testador con deducción de las deudas y cargas sin
comprender entre ellas las impuestas en el testamento. Al valor líquido de los bienes hereditarios se
agregará el de las donaciones colacionables.
El precepto ordena sumar al valor de los bienes dejados por el causante a su muerte, una vez
deducidas las deudas (por ejemplo, con acreedores del causante) y las cargas hereditarias (por
ejemplo, gastos de funeral o impuesto de sucesiones), nunca los legados, el valor de los bienes
donados. De este modo, la base del cálculo de la legítima colectiva es, de una parte, el valor total
del activo líquido hereditario o relictum y. de otra parte, el valor de los bienes atribuidos a título
gratuito por el causante o donatum.
Ha de advertirse, por una parte, que en la deducción del pasivo no se comprenden las cargas
impuestas en el testamento (los legados). Por otra parte, ha de advertirse del error del legislador
cuando al final del art. 818 CC se refiere a la suma de las donaciones “colacionables”, ya que la
última palabra ha de tenerse por no puesta pues a efectos del cálculo de la legítima han de
computarse todas las donaciones. También, las donaciones hechas a extraños, que como sabemos,
nunca están sujetas a colación (Cfr. art. 1035 CC).
Por lo tanto, se computan todas las donaciones. Es verdad que dichas donaciones ya no integran el
patrimonio hereditario a la apertura de la sucesión, sino el del propio donatario. No obstante, la
razón de su reunión ficticia es clara porque se trata de evitar que los derechos de los legitimarios se
vean burlados por su causante mediante la realización en vida de atribuciones gratuitas a favor de
extraños.
Sobre la base del cómputo descrito, relictum más donatum, se halla el valor de la denominada
legítima individual que resultará de dividir la legítima colectiva entre el número efectivo de
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La imputación puede ser definida como la operación consistente en reconducir contablemente las
distintas atribuciones hecha por el causante a título gratuito a cada una de las partes ideales de la
herencia. A saber:
• La legítima.
• En su caso, la mejora.
En cuanto a la imputación de donaciones, según el art. 819.1º CC, las donaciones hechas a los hijos
que no tengan el concepto de mejora se imputarán a su legítima y en lo que exceda de su legítima a
la parte de libre disposición.
Por otra parte, en el supuesto de que la donación tenga el concepto de mejora (Cfr. art. 825 CC) se
imputará al tercio de mejora. Si no cupiese en él, a la parte de legítima del donatario.
Adviértase que el Código Civil omite el régimen aplicable a las donaciones realizadas a favor de
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legitimarios distintos de los hijos (Cfr. art. 819.1 CC), pero se salva esta laguna del legislador por la
doctrina y la jurisprudencia considerando aplicable este art. 819.1 CC por analogía a otros
legitimarios. Por consiguiente, las donaciones hechas a otros legitimarios que no sean descendientes
se imputarán a su legítima y en lo que exceda a la parte de libre disposición.
En cuanto a las donaciones hechas por el causante a favor de extraños, según el art. 819.2º CC, se
imputarán a la parte de libre disposición. Obsérvese que en caso de que existiesen varias donaciones
y que fuesen inoficiosas por perjudicar a la legítima procederá su reducción por inoficiosidad
legitimaria. Se hará por orden de antigüedad, como dispone el art. y 656 CC, cuando establece que
si siendo dos o más las donaciones no cupieren todas en la parte disponible se suprimirán o
reducirán las donaciones de fecha más reciente.
En cuanto a la imputación de los legados, cuando los legados son a favor de los descendientes, en
primer lugar, se imputarían a la legítima, que sabemos puede ser satisfecha por cualquier título (Cfr.
art. 815 CC). En lo que exceda de la legítima, se imputarán al tercio de libre disposición y en lo que
no quepa ahí, por tratarse de la sucesión de los descendientes, al tercio de mejora.
En este sentido, dispone el art. 828 CC que la manda o legado hecha por el testador no se reputará
mejora sino cuando el testador haya expresado ser ésta su voluntad o cuando no quepa en la parte
libre.
En cuanto a los legados a favor de otros legitimarios distintos de los descendientes, se aplica por
analogía del art. 819.1º CC. Por consiguiente, esos legados se imputarán a la legítima y en lo que
exceda a la parte de libre disposición.
En cuanto a los legados a favor de extraños, se aplica analógicamente el art. 819.2º CC. Por
consiguiente, esos legados se imputan a la parte de libre disposición.
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LECCIÓN 9.
Protección de la legítima.
La legítima es una institución de derecho necesario, es decir, las disposiciones legales que regulan
la legítima son normas imperativas, es decir, normas de ius cogens, de modo que son normas que
prevalecen siempre frente a la voluntad del causante, aunque ésta sea contraria. La defensa o
protección de la llamada inviolabilidad o más técnicamente intangibilidad de la legítima tiene una
doble proyección:
1. Existen una serie de normas que la defienden en su cualidad o quale. Se habla entonces de
intangibilidad cualitativa. Por ejemplo, la prohibición de gravámenes sobre la legítima
(Cfr. art. 813.2º CC).
2. Existen otras normas que defienden la legítima en su cantidad o quantum. En este caso se
habla de intangibilidad cuantitativa. Por ejemplo, protege esta intangibilidad la acción de
complemento de la legítima (Cfr. art. 815 CC).
Por otra parte, la protección de la legítima se completa con los instrumentos que la defienden, no ya
frente a atribuciones insuficientes sino frente a transgresiones totales derivadas bien sea de la
omisión testamentaria del legitimario (preterición), o bien sea de la exclusión injustificada de un
legitimario (desheredación injusta).
1. La indisponibilidad de la legítima.
La legítima se defiende incluso frente a actos de su titular, el legitimario, quien no puede renunciar
anticipadamente a lo que por legítima le corresponde. En este sentido, el art. 816 CC dispone que
toda renuncia o transacción sobre la legítima futura entre el que la debe y sus herederos forzosos es
nula y éstos podrán reclamarla a la muerte de aquel, pero deberán traer a colación lo que hubiesen
recibido por la renuncia o transacción. Así, hay que decir que aunque esté prohibida la renuncia a la
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Con parecida ratio legis, el art. 242 LDCG dispone que salvo en los casos de apartación será nula
toda renuncia o transacción sobre la legítima realizada antes de la apertura de la sucesión.
Dentro de la intabilidad cualitativa de la legítima vamos a estudiar, por una parte, el pago en
metálico (remisión a la pregunta 4), por otra parte, la prohibición de gravámenes y, por último, a la
cautela socini (o sociniana), también denominada dualdense o cautela de opción compensatoria de
la legítima.
Siguiendo con el Código Civil (legítima PARS BONORUM), existen supuestos en lo que, sin
embargo, se permite la satisfacción de la legítima en metálico, supuestos que son concebidos como
una excepción al sistema de PARS BONORUM. Esta posibilidad existe con la reforma del Código
Civil de 11 de mayo de 1981 y está regulado este supuesto de los art. 841 a 847 CC.
Existen además de éste otros supuestos que excepcionan la PARS BONORUM, por ejemplo, la
facultad de conmutación del usufructo viudal (Cfr. art. 839 y 840 CC). Otra excepción está en la
denominada mejora en cosa determinada (Cfr. art. 829 CC).
A esta prohibición se refiere el art. 813.2º CC, cuando dispone que no podrá imponerse sobre la
legítima ningún gravamen ni condición, salvo lo dispuesto para el usufructo del cónyuge viudo (Art.
834 y ss CC y el supuesto regulado por el art. 808.3 CC.
En efecto, el usufructo del cónyuge viudo sí supone un gravamen sobre la legítima y, por otra parte,
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Supone una excepción a la prohibición de establecer gravámenes sobre la legítima. Esta figura, en
la práctica se encuentra sumamente generalizada y consiste en establecer un usufructo universal en
favor del cónyuge viudo mediante disposiciones o cláusulas testamentarias en las que de forma
expresa el testador nombra heredero universal en usufructo a su viudo o viuda precisando que si
cualquiera de de sus hijos o descendientes impugnaran tal institución habrían de recibir únicamente
lo que por legítima estricta les correspondiere. Nótese que se habla de cautela socini o cautela
sociniana porque fue Mario Socino, autor italiano que a mediados del Siglo XVI emitió un dictamen
favorable a su validez. Aunque el Código Civil español no se refiere expresamente a esta cautela,
según un sector doctrinal puede subsumirse en un precepto del Código Civil, en concreto en el art.
820.3º CC.
En suma, como dice la STSJ-GALICIA de 5 de febrero de 2001, con esta cautela (la cautela socini)
se coloca a los hijos ante la alternativa de percibir el nuda propiedad una porción superior a su
legítima, pero con la carga que implica el usufructo universal en favor del viudo o bien recibir
exclusivamente su legítima estricta o corta libre de usufructo. Adviértase que en Galicia no es
necesario acudir a esta cautela ya que la Ley 2/2006, de 14 de junio,de Derecho Civil de Galicia, en
su Capítulo IV admite el usufructo sobre la totalidad de la herencia en favor del cónyuge viudo
(Pregunta nº3 de esta lección).
Según el art. 228 LDCG, los cónyuges pueden pactar en escritura pública o disponer en testamento
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En cuanto a la pérdida de eficacia de este usufructo. A esta cuestión se refiere el art. 230 LDCG.
Este usufructo será ineficaz en los siguientes casos:
2. Desheredación justa.
3. Nulidad.
4. Divorcio.
Asimismo quedará también sin efecto este usufructo si se pactó en escritura pública por mutuo
acuerdo y si se dispuso en testamento por revocación del testamento.
En cuanto a las facultades del usufructuario, se recogen en el art. 233 LDCG. Además de las
facultades propias de todo usufructuario, esto es, usar y disfrutar de la cosa, tendrán las facultades
siguientes:
Entre las obligaciones del usufructuario que señala el art. 234 LDCG, están las siguientes:
• Prestar alimentos con cargo al usufructo a los hijos y descendientes que lo precisen.
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Por otra parte, los art. 236 y 237 LDCG regulan la extinción de usufructo.
El art. 237 LDCG dispone que se extingue el usufructo a instancia de los propietarios sin usufructo
(nudo propietarios), en los siguientes casos:
• Por contraer el usufructurario nuevas nupcias o vivir maritalmente con otra persona, salvo
pacto o disposición en contrario del cónyuge premuerto.
En relación a este segundo apartado, obsérvese que, sin embargo, el usufructo legal del cónyuge
viudo es vitalicio y no se extingue por contraer matrimonio o formar pareja de hecho el
usufructuario.
Adviértase además que la extinción de este usufructo voluntario de viudedad no conlleva la pérdida
del usufructo legal del cónyuge viudo.
En relación al supuesto segundo del art. 236 LDCG, existen interesantes fallos del Tribunal
Superior de Justicia de Galicia. Así, según la STSJ Galicia de 26 de septiembre de 2011, con
fundamento en el art. 236.2º LDCG, pero también en la voluntad del testador que es la ley de la
sucesión (art. 675 CC), reconoce el derecho del viudo al usufructo universal a pesar de haber
contraído nuevas nupcias. En el caso enjuiciado, la causante había legado a su esposo el usufructo
universal vitalicio, instituyendo herederos a sus tres sobrinos que pretenden la extinción del
usufructo universal porque el superstite había contraído nuevo matrimonio. El TSJ le niega la razón
a los sobrinos y declara que la solución que mejor concuerda con la voluntad de la testadora es
mantener el usufructo ya que lo concedió con carácter “vitalicio” y además, por la expresión del art.
236.2º LDCG, que deja a salvo la disposición en contrario del causante.
Por otra parte, otra STSJ Galicia de 24 de enero de 2012 sí estimó la pérdida de del usufructo
voluntario de viudedad de la viuda que contrajo nuevo matrimonio, aunque a fin de cuentas este
último matrimonio fue declarado nulo, declara el tribunal que la nulidad del nuevo matrimonio de la
viuda no acarrea la restitución del usufructo voluntario de viudedad que se extinguió al contraer
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nuevo matrimonio. Sin embargo, el tribunal en esta sentencia admite que la viuda sí conserva su
legítima viudal porque “aunque la legítima vidual o viudal esté absorbida o embebida en el
usufructo de viudedad, no por ello la extinción de este conlleva la pérdida de la condición de
legitimario”.
4. Pago en metálico.
El testador, el contador partidor o el contador partidor dativo autorizados por el testador podrán
adjudicar todos los bienes hereditarios o parte de ellos a alguno de los hijos o descendientes
ordenando que se pague en metálico la legítima a los demás legitimarios.
En cuanto a la aprobación judicial o bien notarial de esta operación, según el art. 843 CC, salvo
confirmación expresa de todos los hijos y descendientes, la partición a la que se refieren estos
artículos requerirá aprobación del letrado de la administración de justicia o bien aprobación notarial.
En cuanto a los plazos para realizar este pago en metálico, el art. 844 CC señala que la decisión de
pago en metálico no producirá efectos si no se comunica a sus perceptores en el plazo de un año
desde la apertura de la sucesión. El pago en metálico deberá hacerse en el plazo de un año más,
salvo pacto en contrario.
Trascurrido el plazo sin que el pago se haya hecho, caducará esta facultad conferida a los hijos o
descendientes del testador y se procederá a repartir la herencia según las disposiciones generales.
Por último, para fijar la suma que ha de abonarse a los hijos o descendientes, se atenderá al valor
que tuviesen los bienes al tiempo de liquidarles la porción correspondiente.
A la acción de suplemento se refiere el art. 815 CC que aplica la STS de 2 de octubre de 2014. El
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heredero forzoso a quien el testador le haya dejado por cualquier título menos de lo que por legítima
le corresponda podrá pedir el complemento de la misma. Pero puede ocurrir que la acción dirigida
contra el heredero que haya recibido más sea insuficiente y proceda necesariamente acudir a las
acciones de reducción de donaciones y legados.
En este sentido, el art. 817 CC dispone que las disposiciones testamentarias que mengüen la
legítima de los herederos forzosos se reducirán a petición de estos en lo que fueren inoficiosas o
excesivas. Tales disposiciones inoficiosas por lesionar la legítima pueden ser reducidas a instancia
del legitimario perjudicado.
En este sentido, el art. 819.3º CC dispone que las donaciones en cuanto fueren inoficiosas o
excedieren de la cuota disponible se reducirán según las reglas de los artículos siguientes.
Así, en primer lugar, según el art. 820 CC se reducirán los legados a prorrata, proporcionalmente.
De resultar insuficiente esta reducción de los legados se reducirán a continuación las donaciones
comenzando por la reducción de las donaciones de fecha más reciente (Cfr. art. 656 CC). Si las
donaciones fuesen de igual fecha se reducirán a prorrata.
6. Preterición.
En la LDCG la preterición está regulada en los art. 258 a 261 y en el Código Civil,
fundamentalmente, en el art. 814.
Basta para que haya preterición con que el heredero forzoso o legitimario exista como nacido o
concebido en el momento de la muerte del causante, aunque no exista al tiempo de otorgarse el
testamento.
Los efectos de la preterición divergen en función de que la preterición sea intencional o errónea.
Intencional es la querida por el causante, movido acaso por el odio o también por el deseo de no
publicar una relación de paternidad extramatrimonial.
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Por otra parte, a la preterición no intencional o errónea también se refiere el art. 814.2º CC. En este
caso el Código Civil distingue a su vez entre preterición de todos los legitimarios y preterición de
alguno.
Por otra parte, el art. 814.3º CC dispone que los descendientes de otro descendiente que no hubiese
sido preterido representan a este en la herencia del ascendiente y no se consideran preteridos.
Nótese que el art. 238 LDCG también considera como legitimario a los hijos y descendientes de un
premuerto justamente desheredado o indigno.
7. Desheredamiento.
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La desheredación justa, en cambio, se funda en causas previstas en el Código. Así, el art. 848 CC
dispone que la desheredación solo podrá tener lugar por alguna de las causas que expresamente
señala la Ley. Lo que supone una remisión a las causas previstas en los art. 852 a 855 CC. Entre
esas causas están la agresión a la vida, al honor, la negación de alimentos, el maltrato, etc. Pero ha
de advertirse que según el Tribunal Supremo alguna de estas causas ha de interpretarse de manera
flexible.
Así, por ejemplo, cuando el art. 853.2º CC se refiere este precepto se refiere como causa para
desheredar al maltrato de obra o injuria de palabra puede entenderse comprendido también el
maltrato psicológico (Cfr. STS (Sala I) de 3 de junio de 2014 y 30 de enero de 2015).
Por último, adviértase que la desheredación solo puede hacerse en testamento y la prueba de la
desheredación corresponde a los herederos del testador cuando el desheredado la negare, según
dispone el art. 850 CC.
En la LDCG la regulación es prácticamente idéntica. Si bien, el art. 266 LDCG dispone que las
acciones a causa de preterición o desheredación injusta caducan a los 5 años de la muerte del
testador.
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Continuación LECCIÓN 8:
Pregunta 1 → Según el art. 182 LDCG, en las sucesiones regidas por esta Ley, no habrá lugar a la
reversión ni a la obligación de reservar.
1. Reserva lineal o troncal. A ella se refiere el art. 811 CC. Persigue esta reserva que los
bienes no pasen de una familia a otra, sino que vuelvan al tronco de donde proceden.
El origen y finalidad del art. 811 CC lo explica ALONSO MARTÍNEZ y señala que se trata
de evitar el peligro de que bienes poseídos secularmente por una familia, vayan bruscamente
a manos de extraños por el azar de los enlaces y muertes prematudas.
2. Reserva vidual, binupcial u ordinaria. Está regulada en los art. 968 a 980 CC. Pretende
garantizar a los hijos y descendientes del primer matrimonio la propiedad de los bienes que
recibió de su difunto consorte.
3. Derecho de reversión. Se recoge en el art. 812 CC. Permite que los ascendientes sucedan
con exclusión de otras personas en las cosas que ellos han donado a sus hijos o
descendientes cuando éstos mueran sin posteridad.
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SUCESIÓN LEGAL
LECCIÓN 10
El art. 609 CC reconoce a la sucesión intestada entre los modos de adquirir el dominio. Además, el
art. 658 CC contempla la sucesión intestada como uno de los modos de deferirse la herencia.
Adviértase que la sucesión intestada no solo tiene lugar a falta de testamento, existen otros
supuestos de apertura de la sucesión legal a los que se refiere el art. 912 CC, que no contiene una
enumeración exhaustiva, sino simplemente ejemplificativa o ad exemplum.
En cuanto al fundamento de la sucesión intestada, se dice que es una especie de testamento pero
ordenado no por voluntad del causante, sino por disposición de la Ley y la Ley atiende para el
llamamiento al orden natural de los afectos, como decía García Goyena al comentar el proyecto de
1881, cuando señalaba que el cariño desciende, luego asciende y, por último, se expande.
1. Parentesco. Pero hay que advertir que la Ley solo llama a parientes consanguíneos, nunca a
parientes por afinidad.
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A este triple fundamento se refiere el art. 913 CC, cuando señala que a falta de herederos
testamentarios, la Ley defiere la herencia a los parientes del difunto, al viudo o a la viuda y al
Estado o en su caso CCAA.
A ello se refiere el art. 912 CC que también se aplica cuando el “de cuius” tiene la vecindad civil
gallega. La sucesión legítima tiene lugar, en primer lugar:
El supuesto más habitual de apertura de la intestada es precisamente cuando alguien muere sin
testamento. Otra de las causas es que el testamento sea nulo, nulidad que ha de ser declarada
judicialmente. Por ejemplo, sería nulo por falte de solemnidades legales. Por ejemplo, un
testamento abierto notarial en el que no intervenga el notario. La última de las causas es que haya
perdido después su validez. Piénsese por ejemplo en un testamento ológrafo que reúne los requisitos
del art. 688 CC que inicialmente era válido y posteriormente es ineficaz por falta de
protocolarización notarial.
El segundo grupo de causas previstas por el art. 912 CC se refiere a los casos en los que el
testamento no contiene institución de heredero o bien no dispone de todos los bienes del
testador. En este caso, la sucesión legítima solo tendrá lugar respecto de los bienes de los que el
testador no hubiese dispuesto.
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legados (Cfr. art. 891 CC) no hay institución de heredero, pero según el TS y la DGRN consideran
que no se abre la intestada.
Por lo que respecta a la hipótesis de que el testador, en su testamento, no disponga de todos sus
bienes, se está reconociendo implícitamente la compatibilidad entre la sucesión testada y la sucesión
ab intestato o intestada, posibilidad que ya contempla el art. 658 in fine CC. Por lo tanto, supone
una excepción al principio romano “NEMO PRO PARTE TESTATUS, PRO PARTE INTESTATUS,
DECEDERE POTEST”.
La tercera causa prevista en el art. 912 CC hace referencia a la falta de condición puesta a la
institución de heredero o éste muere antes que el testador, sin tener sustituto y sin que haya
lugar al derecho de acrecer. El legislador al decir “falta de condición puesta a la institución de
heredero” se refiere al incumplimiento de una condición suspensiva.
El cuarto supuesto recogido en el art. 912 CC tiene lugar cuando el heredero instituido es incapaz
para suceder. Hay que tener en cuenta el art. 914 CC, a cuyo tenor, lo dispuesto sobre la
incapacidad para suceder por testamento es también aplicable a la sucesión intestada. Por
consiguiente, las causas de indignidad para suceder (Cfr. art. 756 CC) también se aplican en la
intestada. Adviértase que si el indigno para suceder tuviese hijos o descendientes, éstos los
representan (Cfr. art. 761 CC) y como consecuencia de ello no se abriría la intestada.
Otros casos no contemplados por el art. 912 CC, pero que también dan lugar a la apertura de la
sucesión legal ab intestato o intestada, son por ejemplo:
La LDCG regula la sucesión intestada solamente en tres artículos que son los art. 267, 268 y 269. en
el primer precepto se remite al CC, mientras que los siguientes regulan la sucesión en la CCAA de
Galicia.
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En tercer lugar, el cónyuge viudo, también llamado cónyuge superstite. En Galicia también. No
obstante, en ambos casos, siempre y cuando no esté separado legalmente o de hecho. El profesor
ALBALADEJO dice que si se abre la sucesión intestada el cónyuge viudo hereda siempre, unas
veces en propiedad, si no hay descendientes, ni ascendientes (Art. 944 CC, también aplicable en
Galicia), siempre que no esté separado legalmente o de hecho (Art. 945 CC). Otras veces, el
cónyuge viudo hereda en usufructo. Esto ocurre si el viudo concurre con descendientes y
ascendientes, siempre que no esté separado legalmente o de hecho.
La LDCG prevé que si el cónyuge viudo concurre con descendientes tiene derecho al usufructo
vitaliceo de una cuarta parte de la herencia (Art. 253 LDCG). En cambio, si concurre con
ascendientes tiene derecho al usufructo de la mitad de la herencia (Art. 254 LDCG).
En el Código Civil, sis el cónyuge viudo concurre con descendientes tiene derecho al usufructo del
tercio destinado a la mejora (Art. 834 CC). En cambio, si concurre con ascendientes tiene derecho
al usufructo de la mitad de la herencia (Art. 837 CC).
Una diferencia importante entre el Código Civil y la LDCG es que la Ley gallega también llama en
la misma posición que el cónyuge viudo a la pareja de hecho, pero solo si está equiparada al
cónyuge viudo en virtud de la equiparación que propicia la Disposición Adicional Tercera de la
LDCG.
En cuarto lugar, tanto en el Código Civil como en la LDCG, se llama a los colaterales por el
siguiente orden (Cfr. art. 918 CC):
1. Hermanos.
2. Sobrinos.
3. Tíos.
Según el art. 946 CC, los hermanos y los hijos de hermanos suceden con preferencia a los demás
colaterales. Además, a mayor abundamiento, el art. 954 CC dispone que no habiendo cónyuge
superstite, ni hermanos, ni hijos de hermanos, sucederán en la herencia del difunto los demás
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parientes del mismo en línea colateral hasta el cuarto grado, más allá del cual no se extiende el
derecho a suceder ab intestato.
Por último, en quinto lugar, sucede el Estado o la CCAA. Se entiende que la herencia del Estado y
la CCAA aceptada a beneficio de inventario y destinan sus bienes a servicios culturales y de
asistencia social (Cfr. art. 268 y 269 LDCG).
El título de la sucesión hereditaria ab intestato, a los efectos de inscribir los bienes heredados en el
Registro de la propiedad, es el acta notarial de notoriedad. Así, según el art. 14.1 Ley Hipotecaria,
el título de la sucesión hereditaria, a los efectos del registro es el testamento, el contrato sucesorio,
el acta de notoriedad para la declaración de herederos ab intestato, la declaración administrativa de
heredero ab intestato a favor del Estado o de la CCAA y el certificado sucesorio europeo.
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