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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES INTERIORES, JUSTICIA


Y PAZ
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
DISTRITO CAPITAL

SEGURIDAD CIUDADANA Y SERVICIO PENITENCIARIO

Asignatura: REALIZADO POR:

Evolución del Sistema Penitenciario Ángel Pozo C.I 15.378.956

Miguel Sánchez C.I 19.998.655

Ricardo Sarria C.I 21.149.855

Franklin Navas C.I 18.021.477

Arnaldo Di Girolamo C.I 16.038.280

Caracas, Octubre de 2023


La seguridad ciudadana es el proceso de establecer, fortalecer y proteger el orden civil
democrático, eliminando las amenazas de violencia en la población y permitiendo una
coexistencia segura y pacífica. Se le considera un bien público e implica la salvaguarda
eficaz de los derechos humanos inherentes a la persona, especialmente el derecho a la
vida, la integridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de movimiento.

La seguridad ciudadana no trata simplemente de la reducción de los delitos sino de una


estrategia exhaustiva y multifacética para mejorar la calidad de vida de la población, de
una acción comunitaria para prevenir la criminalidad, del acceso a un sistema de
justicia eficaz, y de una educación que esté basada en los valores, el respeto por la ley
y la tolerancia.

La Seguridad Ciudadana continúa siendo uno de los aspectos que más preocupación
genera en la sociedad global del Siglo XXI, constituyéndose como uno de los factores
clave a garantizar para lograr la consolidación de la democracia moderna,
especialmente en aquellos países en los cuales los problemas, derivados de una
precaria institucionalidad, ocasionan una aguda inestabilidad que conduce
inminentemente al estallido de un conflicto social, un hecho que en Venezuela no
resulta extraño, y que por motivos diversos, se ha repetido con ejemplos suficientes
desde la época de la democracia representativa, a finales de la década de los 50, hasta
el presente. En la Venezuela post Hugo Chávez, la Seguridad Ciudadana es una
variable que, tanto el Gobierno como sus detractores, han empleado como herramienta
para el montaje y desmontaje del discurso político del contrario, al punto que el debate
actual se centra, además del aspecto económico, en los aciertos y desaciertos de las
políticas destinadas a la reducción de la incidencia delictiva en el país, las cuales
aproximadamente para la mitad de la población, han sido ineficientes. Sin embargo, la
concepción de la Seguridad Ciudadana en Venezuela, desde el punto de vista de los
formadores de políticas públicas, ha pasado por diversas etapas, que van desde negar
el problema de la inseguridad, asociándola con una falsa percepción social, hasta
asumirla como un problema serio que ha socavado la calidad de vida de los
ciudadanos, pero superable con motivación y compromiso político, razón por la cual se
ha evidenciado un notable cambio, en materia de políticas de seguridad, que ha
impulsado el desarrollo de una política integral tendiente a contrarrestar los factores y
condiciones generadoras de violencia e inseguridad, mediante los principios de
igualdad sustantiva y derecho a la no discriminación, corresponsabilidad, participación
y movilización popular, derechos humanos e interdependencia, Inter agencialidad,
articulación, transparencia y eficiencia, en el marco de lo que se conoce como Gran
Misión "A Toda Vida Venezuela", sobre la cual se basa el presente estudio de
gobernabilidad democrática.

El sistema de seguridad ciudadana en Venezuela, conformado por los


sistemas policiales, el sistema de justicia y las organizaciones con funciones
preventivas, está lejos de cumplir su función de prevenir la violencia. En
definitiva, existen importantes lagunas de conocimiento que son vitales en el
propósito de generar estrategias, políticas públicas y programas que solventen
los problemas definidos. La crisis es de tal magnitud que no es suficiente
pensar en agendas de investigación, propuestas o acciones aisladas, sino que
deben partir de la premisa de interdependencia. Muchos de los problemas en
seguridad ciudadana van a requerir una toma de decisiones compleja,
alrededor de diversos temas tales como la pacificación de grupos armados,
procesos de justicia transicional y reformas internas. Es necesario traer al
debate público dichos tópicos a fin de generar consensos entre de los actores
más importantes de la sociedad sobre cómo enfrentar estos problemas. Más
allá de la discusión política, un foco en y desde las comunidades locales
permite avanzar en el corto plazo.

La seguridad ciudadana en los últimos años se ha convertido en uno de los temas más
importantes para los ciudadanos de los países de América Latina, en la medida en que
es uno de los problemas que más afectan su bienestar. Contrario a las políticas de
seguridad de los estados que predominaron durante las últimas décadas del siglo
anterior, este problema debe ser abordado por los gobiernos locales, en coordinación
con los gobiernos nacionales y con políticas integrales que deben ir desde los ámbitos
preventivos, hasta los coercitivos. Sin embargo, en términos exactos la seguridad
ciudadana, en la mayoría de los casos, se ha reducido a los debates políticos y al
aumento y profesionalización de las fuerzas armadas y de los organismos de justicia,
sin que se tenga en cuenta a los gobiernos locales, como actores importantes para
enfrentar las problemáticas de convivencia y seguridad ciudadana.

Este trabajo indica el desempeño del Servicio Penitenciario. Dentro del sistema de
administración de justicia, el sistema penitenciario cumple un importante papel, puesto
que según como sean las condiciones de reclusión se garantiza (o no) que la sanción
penal resguarde los derechos de los ciudadanos y contribuya a la rehabilitación del
delincuente para su inserción productiva en la sociedad. En ese sentido, debemos
recordar que el sistema penitenciario por mandato del artículo 253 de la Constitución
forma parte del sistema de justicia y que el artículo 272 de la misma Carta Magna
establece que el Estado garantizará “un sistema penitenciario que asegure la
rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus Derechos Humanos” y que “Para
ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el
estudio, el deporte y la recreación”, y además que “El Estado creará las instituciones
indispensables para la asistencia post penitenciaria que posibilite la reinserción social
del ex interno o ex interna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter
autónomo y con personal exclusivamente técnico”. Como puede apreciarse, las
exigencias del constituyente respecto al sistema penitenciario fueron elevadas en
cuanto a los principios que deben regirlo, tanto por la obligación de respeto de los
Derechos Humanos como por el requerimiento de establecimientos con dotaciones
físicas que permitan el otro cometido constitucional no menos importante, como lo es la
reinserción social del privado de libertad.

El sistema penitenciario presta un importante servicio a la ciudadanía; su potestad de


hacer cumplir las sanciones resultantes de un proceso judicial y de rehabilitar a los
delincuentes para promover mayor convivencia y seguridad, resultan vitales para el
desarrollo normal de las actividades del resto de la ciudadanía. En tanto instancia
orientada a la prestación de un servicio, su análisis no pasa exclusivamente por los
preceptos jurídicos que ordenan su funcionamiento, sino que debe incluir evaluaciones
de su costo, eficiencia y otros aspectos de su desempeño. Sin esta visión cuantitativa
sobre su actuación, no es posible identificar de forma oportuna las dificultades o cuellos
de botella existentes que pudieran ser modificados para prestar un servicio de calidad y
apegados al respeto de los derechos de la población privada de libertad.

En el caso del servicio penitenciario en el que se debe ofrecer alimentación, servicios


médicos y mantener la infraestructura en donde se acoge a la población privada de
libertad, el alto porcentaje del presupuesto dirigido al personal nos cuestiona sobre
cómo puede garantizarse un servicio adecuado en este escenario.

Como ya se mencionó con anterioridad, la situación procesal de los privados de libertad


no se decide dentro del propio sistema penitenciario; en todo caso, las estadísticas
sobre este particular sólo reflejan las decisiones que han sido tomadas previamente por
los tribunales penales del país. Sin embargo, la proporción de población que se
encuentra recluida sin que tenga una sentencia condenatoria nos da una importante
aproximación a la situación de la justicia penal en el país y en qué medida sus
procedimientos se ajustan a lo establecido en nuestra legislación y los derechos de
quienes se encuentran en un proceso judicial.

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