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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR


PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLOGIA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA RELACIONES INTERIORES JUSTICIA Y PAZ
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACION AVANZADA
Maestranza en Seguridad Ciudadana Mención Policial y Bomberil
U/C POLITICAS COMPARADAS EN LA PREVENCION DEL DELITO
DOCENTE: DRA. WILDA CORDERO

ANALISIS DE LOS FUNDAMENTOS CONCEPTUALES DE LAS POLITICAS


PÚBLICAS EN MATERIA DE PREVENCIÓN Y CONTROL DEL DELITO A
TRAVES DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL DESARROLLO DE
LAS POLITICAS.

Esp. Víctor Gustavo Flores Morillo


C. I V- 19.739.619

Caracas, 2020

1
Los cambios del Estado venezolano a partir de 1999, luego de la
promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
proponen redimensionar la tradicional idea de ciudadanía, que más allá del
reconocimiento expreso de unos derechos, se consolida con su ejercicio,
participativo, corresponsable, integrador, ejecutor y contralor de la política
pública en seguridad ciudadana.

A tal efecto, se exponen los elementos de un modelo de seguridad


ajustado a los principios constitucionales de un Estado social y democrático de
Derecho, y se pone en relieve la importancia del estudio de la política pública
nacional de seguridad ciudadana, por ser ésta un buen revelador de los valores
y objetivos del Estado en la materia.

De acuerdo a lo expresado por Achkar, S./Gabaldón.(2007) “...En


Venezuela desde hace dos décadas surgió la iniciativa de estudiar, conocer el
delito a profundidad por expertos en la materia, desde un punto de vista distinto
al paradigma de la represión delictiva como única forma de abordar el
fenómeno…”, tal como se hizo cuatro décadas atrás a la actual, por citar un
ejemplo a la aplicación de la ley de vagos y maleantes que tanto daño hizo a la
población pero especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Según Achkar, S./Gabaldón.(2007) ”…La prevención del delito como


política gubernamental ha requerido de la existencia de una experticia técnica,
integrada por un conjunto multidisciplinario bien dentro del gobierno bien fuera
de él, que permita un ensayo de las decisiones, planes y programas que
conformen la política preventiva…” para ello la necesidad del diseño de
políticas de seguridad ciudadana acordes a la realidad, enfocadas desde el
paradigma humanista donde prevalece el ser humano como eje de la política.

Los cambios del Estado venezolano a partir de 1999 genero nuevos


retos a replantear conceptos tradicionales como democracia, seguridad,
participación ciudadana, y ciudadanía. En este trabajo se propone una
aproximación al análisis de los conceptos fundamentales de las políticas
públicas en materia de prevención del delito cómo mecanismo de prevención y
control ciudadano como política local, municipal, y regional que permiten a la
ciudadanía el empoderamiento en materia de seguridad ciudadana para la
prevención del delito en las comunidades, específicamente durante el período
comprendido entre 1999-2020, por considerarse que un análisis tal, puede
revelar los valores, objetivos y estrategias reales del Estado en esta materia.

Para cumplir con el objetivo, se hace especial referencia al desarrollo de


la producción jurídico penal como parte importante del diseño de la política de
seguridad, a través de diferentes planes como la misión a toda vida Venezuela,
plan de los cuadrantes de paz, la incorporación dinámica comunitaria, del
servicio de la policía comunal, entre otras, todo ello para el cumplimiento
fidedigno con los imperativos constitucionales y con los objetivos estratégicos
planteados en los Planes de Desarrollo Económico y Social de la Nación de
las dos últimas décadas.

Dada la importancia para esta actividad del fundamento teórico y el


análisis de las políticas públicas en materia de la prevención del delito y la
importancia de la participación ciudadana en el empoderamiento de tales
herramientas legales para la prevención del delito en las comunidades.

Sandoval, H.(2008) refiere que “…el desarrollo de la prevención del


delito como política gubernamental requiere, entonces, una orientación
científica...” Por esta razón, este trabajo pretende presentar al lector una guía
de lo que en sus distintos momentos ha sido el abordaje de la prevención del
delito en Venezuela a través de las políticas públicas en materia de prevención.

El presente trabajo tiene la finalidad de desarrollar la temática sobre los


conceptos fundamentales de las políticas públicas en materia de prevención
del delito cómo mecanismo de control ciudadano como política local, municipal,
y regional que permiten a la ciudadanía el empoderamiento en materia de
seguridad ciudadana para la prevención del delito en las comunidades. El
trabajo se expone en seis subtítulos, a partir de la introducción: 1.- Del orden
público a la seguridad ciudadana 2 Conceptualización de las políticas públicas
en materia de prevención del delito. 2.- Fundamentos de la Teoría, 3.

3
Participación Ciudadana cómo mecanismo de Prevención y Control en la
política local, municipal, y regional en la Seguridad. 4- La seguridad ciudadana.
5- La prevención como elemento fundamental de la seguridad ciudadana. 6-
Conclusiones
Del Orden Público a la Seguridad Ciudadana.

En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de


1999 se consagra por primera vez a nivel constitucional la seguridad ciudadana
(artículo 55), entendida en sentido amplio como la protección de los derechos,
libertades y garantías constitucionales.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo
55 establece el derecho a la protección por parte del Estado frente a
situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad
física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el
cumplimiento de sus deberes. Y a continuación el artículo abre una ventana
para la participación ciudadana en los programas destinados a: prevención,
seguridad ciudadana y administración de emergencias.
Este artículo ha permitido la elaboración de iniciativas comunitarias para
atender sus problemas de seguridad

“...entendiendo que dentro del marco de la


prevención y control del delito, la participación
ciudadana juega un rol protagónico, donde la
sociedad tiene un sentido de pertenencia y un
espacio para actuar y deliberar conforme a su
particular concepción del mundo y sus intereses
específicos; capaz de formar parte de las líneas y
políticas sociales que deban implementarse para
una mejor convivencia dentro de la comunidad.
(Pérez, N. y Núñez, G., 2008)…”

Ello implica al menos conceptualmente, la superación del tradicional


modelo de seguridad basado en el orden público acuñado durante largo tiempo
en el país, que garantizaba sobre todo el normal funcionamiento de las
instituciones del Estado y bajo el cual se protegía el orden económico y político,
tanto en gobiernos dictatoriales como democráticos, incluso por encima de los
derechos y garantías civiles (Núñez G, 2005).
Igualmente el artículo 62 señala la necesidad de que los ciudadanos se
involucren en el desarrollo de las políticas públicas a través de su participación
directa o mediante representantes, haciendo énfasis en

“...la participación del pueblo en la formación, ejecución


y control de la gestión pública es el medio necesario
para lograr el protagonismo que garantice su completo
desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación
del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación
de las condiciones más favorables para su práctica.”

Así, en el artículo 28 de la Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana


se establece: los ciudadanos y ciudadanas, en forma individual o colectiva, de
manera organizada, podrán participar activamente en la elaboración de los
planes de seguridad ciudadana, planteando sugerencias, observaciones y
comentarios sobre dichos planes.
El artículo 5 de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación el legislador
señala: “El Estado y la sociedad son corresponsables en materia de seguridad
y defensa integral de la Nación y las distintas actividades que realicen en los
ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar,
estarán dirigidas a garantizar la satisfacción de los intereses y objetivos
planteados en la Constitución Nacional. Desde el carácter de la Constitución
Nacional y otras leyes se puede apreciar el carácter incluyente de la
ciudadanía con su participación en el diseño, ejecución y evaluación de las
políticas públicas de seguridad ciudadana especialmente como en este caso la
prevención del delito.
El tema de la prevención del delito viene a ser tal importancia que tiene
rasgo constitucional. rango legal, considerado en la Misión como el primer

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vértice de acción, en la Gran misión A Toda Vida Venezuela, Rodríguez M
(2013), expone que “…en sus ocho vértices, de la prioridad que ha de dársele
a la prevención del delito para poder integrar la fuerza institucional necesaria
para elevar los niveles de acción en materia de prevención del delito…” como
elemento dinamizador para pasar de una democracia representativa a una
democracia participativa, entender que el problema de la seguridad es un
problema social que es necesario contar con la participación de la comunidad
organizada, cada quien desde su espacio de interacción con los otros, entender
que cada comunidad, localidad, cada barrio, es una micro sociedad,.
En ese sentido, la Gran Misión A Toda Vida Venezuela, para inicia el
tema desde la perspectiva de las políticas públicas, refiere en su primer vértice
la importancia de la prevención, que de hecho se llama Prevención Integral y
Convivencia Solidaria, cuyo objetivo general es reducir el riesgo de ocurrencia
delictiva, faltas, conflictos violentos, accidentes viales, desastres o
emergencias. A través de intervenciones múltiples y proceso de participación
popular, que se anticipe a la comisión de las mismas actuando sobre sus
factores generadores y promoviendo la convivencia solidaria y una cultura de
derechos humanos.
El vértice tres menciona la transformación del sistema de justicia penal,
señala también la creación de mecanismos alternativos, de resolución de
conflictos y de una línea estratégica tres, que dice: "Desconcentrar y flexibilizar
la administración de justicia a través de la creación de espacios comunitarios
de mediación y abordaje de conflictos que permitan su resolución mediante
mecanismos alternativos que promuevan y faciliten el acercamiento de los
ciudadanos y las ciudadanas al sistema de justicia”
También fue creada a través de la Misión a toda vida Venezuela, las
Casas de Paz y Convivencia, donde están presentes un defensor del pueblo,
un juez de paz en coordinación con el Tribunal Supremo de Justicia. Esa
instancia es para mediar y resolver los problemas de convivencia en las
comunidades que en Venezuela nunca tuvieron una instancia para resolverse,
se puedan resolver en esa instancia y así reducir la posibilidad de que un
problema de convivencia se transforme en violencia, se transforme en delito.
En la misión a toda vida Venezuela se incluyó el Plan Patria Segura, que
tiene un componente importante en materia de prevención del delito, y que
tiene que ver, con la cultura a lo largo de espacios para que las personas en
las comunidades exponga y practique su capacidad creativa, el deporte, por
eso es que es una acción articulada con instancias públicas, y que promueve la
participación popular, porque con la participación popular existe una
posibilidad de lograr el éxito esperado, sacar a los jóvenes del ocio, y malas
prácticas, los jóvenes siempre están expuestos a diferentes factores
criminógenos que los atraen y en el corto o mediano plazo pueden influir en
ellos y ser fácilmente captados por grupos que están al margen de la ley. Por
otro lado dentro de este plan está incluido el patrullaje inteligente como un
método de prevención al ciudadano, también se cuenta con los cuadrantes de
paz, donde se espera contar con la presencia policial las 24 horas del día, el
policía va a la casa, manteniendo un contacto directo con las personas en las
comunidades y sus necesidades, muy relacionado esto con el servicio de la
policía comunal, aunque en la actualidad bien sabemos, que existen muchas
deficiencias derivadas de la guerra económica que sufre Venezuela, muchos
funcionarios han renunciado a su profesión, y los cuerpos de seguridad de
estado enfrentan esa situación, perder un personal valioso, formado
profesionalmente, con alta capacidad, se desmotivan y desertan del sistema
buscando nuevas oportunidades, adicional a ello, los materiales de trabajo, de
oficina, presupuesto también se han vistos afectados, incidiendo de forma
directa en la eficiencia y efectividad de la función policial.
Otras leyes relacionadas con la prevención del delito, además de las
anteriores, existe una serie de normas que a pesar de no contemplar de
manera específica la materia preventiva establecen una serie de pautas para
desarrollar estrategias para abordar los múltiples problemas que enfrenta la
sociedad, así tenemos:
En cuanto a los destinatarios de la prevención
›› Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente.
›› Ley de Reforma parcial de la Ley Nacional de Juventud.
En cuanto a los contenidos

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›› Ley Orgánica de Educación
Ley Orgánica de Drogas
›› Ley Orgánica del Impuesto sobre Alcohol y Especies
Alcohólicas
›› Ley Orgánica sobre el Derecho de Las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia
›› Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión
Relacionadas con la trata de personas
›› Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada
›› Ley Especial sobre Delitos Informáticos
›› Resolución Ministerial 61 de fecha 4 de marzo de 2005 publicada en Gaceta
Oficial Nº 38.140 donde se designa a la Dirección General de Prevención del
Delito, Autoridad Central en materia de trata de personas Aquellas que
permiten formas de organización y participación en la resolución de problemas
de la comunidad
›› Ley Orgánica de las Comunas
›› Ley Orgánica de los Consejos Comunales
›› Ley Orgánica de Régimen Municipal
›› Ley Orgánica de Seguridad de la Nación
›› Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía
Nacional Bolivariana
›› Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana
Todas las leyes anteriormente citadas, de una manera u otra tienen
explicito la prevención en sus áreas de acción, la participación y organización
social a través de las comunidades espera que el ciudadano asuma un
voluntariado preventivo que acciona como figura que promueve “...la
participación de todo ciudadano a nivel individual y colectivo en la prevención
específica de delito dentro de la comunidad donde opera y, la prevención
genérica en coordinación con grupos e instituciones a través del diseño y
ejecución de acciones de prevención integral de la criminalidad y, de promoción
sociocultural a través de trabajos comunitarios. (Valderrama, y Morales, 2007).
Ahora desde la perspectiva de los planes de la nación desde el año
1998 y la prevención del delito tenemos, Plan de Desarrollo Económico y Social
de la Nación 2001–2007, Este plan preveía que “la garantía de los niveles de
seguridad ciudadana y jurídica se alcanzarán con la superación de los
desequilibrios macro sociales y el desarrollo de estrategias preventivas, control
del delito y reestructuración del sistema penitenciario, con elevada participación
de la familia, los medios de comunicación y la escuela”
A partir del 2001 el objetivo general de la Dirección fue establecer,
promover y coordinar las políticas, programas y proyectos que atiendan a la
prevención de la violencia criminal y no criminal del país, con la participación
activa de la institucionalidad y la sociedad civil (MinJusticia, 2001: 188).
Respecto a la niñez se conformaron redes comunitarias de prevención
de la violencia en el municipio Sucre, sector Petare junto a la Fundación Luz y
Vida, todo ello a través del proyecto Formación y Organización de
Comunidades Vecinales y a partir de la aplicación de la Ley de Violencia contra
la Mujer y la Familia. La Dirección participa a partir del año 2002 en la
ejecución del Plan Nacional de Prevención y Atención de la Violencia hacia la
Mujer 2000-2005.
Igualmente se pone en marcha el Plan Integral Municipal de Seguridad
Ciudadana, que se ejecutó en los municipios Bolívar (Anzoátegui), Iribarren
(Lara), Barinas y Sabaneta (Barinas), Nirgua (Yaracuy) y Sucre (Miranda) y que
implicaba:
“...coordinación entre los cuerpos de seguridad nacionales,
estadales y municipales, la comunidad y las autoridades
municipales y regionales, para brindar un efectivo servicio
comunitario fundamentado en la prevención, investigación
y control de la violencia y la criminalidad que contribuya a
satisfacer las necesidades de seguridad ciudadana y a
generar una cultura de solidaridad para la convivencia y la
paz. (op. cit.: 186)”

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En relación al Plan Estratégico Nacional de Intervención Institucional
para la prevención de la Violencia y la Criminalidad 2001-2003, tenemos que
Para 2003 la Dirección ejecuta este plan, cuyo objetivo general consiste
en organizar una plataforma nacional para la ejecución de una política dirigida
a la prevención de la violencia, la consolidación de la convivencia en pro de
una mejor calidad de vida para las comunidades (MRIJ, 2003: 190).
Este plan permitió la ejecución del Programa de Seguridad y
Convivencia Ciudadana en apoyo a la unidad de Proyectos especiales ante las
misiones del Banco Interamericano de Desarrollo.
Plan Nacional Integral de Prevención del Delito 2008-2013 Contemplaba
la prevención del delito de manera integral, holística y multifactorial en áreas
relacionadas directamente con la seguridad ciudadana como la atención de
demandas en materia de vivienda, infraestructura, servicios básicos, salud,
educación, cultura y deporte. Su ejecución sirvió de vehículo para la
participación comunitaria y la creación de una nueva institucionalidad más
cercana y promotora de la participación de la comunidad en la formulación,
ejecución y control de las políticas públicas en seguridad y prevención integral
(op. cit.:46).
En el 2009 se rediseña el Plan de Seguridad Ciudadana y se redefinen
los ejes que abordará el Plan Nacional de Prevención y Seguridad Ciudadana.
Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, Como
resultado de todo el trabajo desarrollado a través del programa prevención en
comunidades, el Ministerio aprueba en el 2009 (op. cit.: 52) el proyecto
Prevención del Delito y Seguridad Comunal, cuyo objetivo da continuidad a los
proyectos precedentes en la medida en que busca promover la organización y
participación activa, permanente y corresponsable de la comunidad organizada
y los organismos gubernamentales en la planificación y ejecución de las
acciones preventivas fundamentadas en el diagnóstico y análisis de
información en materia prevención del delito y la forma de contrarrestar dichas
situaciones.
La política nacional de seguridad ciudadana debía tender a proteger y
organizar la seguridad ciudadana, “entendida como la protección de los
derechos ciudadanos y las libertades civiles”, a fin de mantener la armonía
social y la consolidación de la paz pública para el logro de los objetivos
nacionales.
Como estrategias de esta política específica, el Plan menciona el
fortalecimiento de la coordinación policial y el incremento de la participación
ciudadana en la prevención del delito, la oportunidad de reinserción social a los
transgresores de la ley y la actualización del marco jurídico-normativo de la
seguridad ciudadana.
El nuevo enfoque de seguridad ciudadana implica más que un reto, un
desafío cultural, pero las mismas características que ha asumido la función
gubernamental y específicamente la función legislativa, invitan a reflexionar
sobre qué concepto de seguridad se está manejando, qué uso se le está dando
a la capacidad de gobernar, cómo y cuáles han sido los recursos empleados,
para así plantear los procesos de reformas necesarios a ser desarrollados en el
marco de unos objetivos y mecanismos éticos para cumplir las metas trazadas.
La seguridad ciudadana es un derecho, un bien común que se articula
mediante la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de
la ciudadanía y de otras organizaciones públicas.
La Gran Misión a toda Vida Venezuela

La Gran Misión “¡A TODA VIDA! Venezuela” es una Política Integral de


Seguridad Pública, con alcance Nacional y especial atención a los 79
municipios con mayor incidencia delictiva. Su objetivo es transformar los
factores de carácter estructural, situacional e institucional, generadores de la
violencia y el delito, para reducirlos, aumentando la convivencia solidaria y el
disfrute del derecho a la seguridad ciudadana.

La Gran Misión “¡A TODA VIDA! Venezuela” se basa en una articulación


entre medidas de prevención (intervenciones previas a la ocurrencia de hechos
delictivos) y medidas de control penal ajustado a derecho (intervenciones post-
ocurrencia delictiva).

La participación de la comunidad en los asuntos públicos constituye uno


de los aspectos destacados en la Constitución de la República Bolivariana de

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Venezuela (1999) y la diversidad de instrumentos legales, que de alguna
manera se asocian a esta investigación, por tanto, debe ser vista como un
derecho, un deber y una corresponsabilidad .
En el contexto de la participación como derecho, Fermín (2004), señala
que la Constitución de la República está impregnada del elemento participativo:
tanto en el Preámbulo, cuando se enuncia una sociedad democrática,
participativa y protagónica, como en el Artículo 62, donde mejor se destaca:
“Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente
en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes
elegidos o elegidas”. Más allá de los mecanismos formales del sufragio,
también se incluye el derecho a la asociación con fines políticos y el derecho
de los ciudadanos a la rendición de cuentas públicas por parte de todas las
instituciones de la Administración Pública y de sus directores o representantes
públicos.
Asimismo, dentro de la Carta Magna se destaca la participación como
forma de gobierno, siendo en este ámbito muy claro el texto constitucional
cuando en el Artículo 141 establece: “La Administración Pública está al servicio
de los ciudadanos y se fundamenta en los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas
y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno
a la ley y el derecho”.

La sociedad civil para hacer Contraloría Social, debe continuar


preparándose para ejercer su protagonismo. De allí, que las iniciativas dirigidas
a capacitar a entidades no gubernamentales en estos asuntos sea de una
relevancia estratégica.

La Contraloría Social, tiene su sustento legal en la primacía de los


derechos constitucionales referidos a la información, de petición y de
participación en los diversos sectores de la sociedad, en la construcción de la
democracia participativa y protagónica y la planeación del desarrollo, así como
también verificar que la administración pública esté al servicio de los
ciudadanos. Por tanto puede afirmarse que la Contraloría Social tiene una base
constitucional (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999) y
una base legal (Leyes orgánicas, Leyes especiales, Decretos).

En los artículos 28 y 143, se establece el derecho a la información, los


cuales rezan lo siguiente:
Artículo 28:
Toda persona tiene el derecho de acceder a la
información y a los datos que sobre sí o sobre sus bienes
consten en registros oficiales o privados, con las
excepciones que establezca la Ley, así como de conocer
el uso que se haga de los mismos y su finalidad, y de
solicitar ante el tribunal competente la actualización, la
rectificación o la destrucción de aquéllos, si fuesen
erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos.

Igualmente en el artículo 143, se declara constitucionalmente el derecho


a la información y derecho de acceso a los registros y archivos dentro de la
administración pública.
Artículo 143:
Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a ser
informados e informadas oportuna y verazmente por la
Administración Pública, sobre el estado de las
actuaciones en que estén directamente interesados e
interesadas, y a conocer las resoluciones definitivas que
se adopten sobre el particular. Asimismo, tienen acceso a
los archivos y registros administrativos, sin perjuicio de los
límites aceptables dentro de una sociedad democrática en
materias relativas a seguridad interior, exterior, a
investigación criminal y a la intimidad de la vida privada,
de conformidad con la ley que regule la materia de
clasificación de documentos de contenido confidencial o
secreto.

Con respecto a los deberes de cumplimiento de las responsabilidades


sociales.
Artículo 132.
Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y
participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país.

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En La Ley Orgánica de La Contraloría General de La República y del Sistema
Nacional de Control Fiscal (2001), establece lo siguiente:
Artículo 1:
Regular la participación ciudadana en el ejercicio de la función contralora.
Igualmente, como argumento legal se tiene lo establecido en la Ley de
los Consejos Comunales (2006), cuyo objeto se describe en el
artículo 1, que reza lo siguiente:
Artículo 1.
La presente Ley tiene por objeto crear, desarrollar y
regular la conformación, integración, organización y
funcionamiento de los consejos comunales; y su relación
con los órganos del Estado, para la formulación,
ejecución, control y evaluación de las políticas públicas.
Artículo 2.
Los Consejos Comunales en el marco constitucional de la
democracia participativa y protagónica, son instancias de
participación, articulación e integración entre las diversas
organizaciones comunitarias, grupos sociales y los
ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo
organizado ejercer directamente la gestión de las políticas
públicas y proyectos orientados a responder a las
necesidades y aspiraciones de las comunidades en la
construcción de una sociedad de equidad y justicia social.

Dentro de la estructura de organizativa de los Consejos Comunales, se


tiene las Funciones de la Unidad de Contraloría Social, que refieren lo
siguiente:
Artículo 23: Son funciones del órgano de control:
1. Dar seguimiento a las actividades administrativas y de funcionamiento
ordinario del Consejo Comunal en su conjunto.
2. Ejercer la coordinación en materia de Contraloría Social comunitaria.
3. Ejercer el control, fiscalización y vigilancia de la ejecución del plan de
desarrollo comunitario
4. Ejercer el control, fiscalización y vigilancia del proceso de consulta,
planificación, desarrollo, ejecución y seguimiento de los proyectos
comunitarios.
5. Rendir cuenta pública de manera periódica.
En cuanto a la contraloría de la función policial, la evaluación de la
eficiencia en la lucha contra el delito, el respeto a los derechos humanos y el
cumplimiento de la función policial en concordancia con la norma vigente es
una labor que también puede asumir el pueblo con la participación ciudadana
en el control del servicio de policía.

La Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional


Bolivariana, en vigencia desde 2008, que regula el servicio de las policías
uniformadas de todo el país, tanto en el ámbito nacional como el municipal
junto a la Ley del Estatuto de la Función Policial (L.E.F.P.), establecen la
participación ciudadana como uno de los principios generales del servicio de
policía, para lo que deben generarse instancias y mecanismos de control
externo.

La L.E.F.P., en vigencia desde 2009, establece en su Capítulo VII todo lo


referente al control, supervisión y participación ciudadana en el desempeño de
los oficiales de seguridad. En su artículo 87 señala:

Las instancias de control externo prestarán particular atención al


mejoramiento de los procesos disciplinarios por faltas policiales, a
denunciar la corrupción y la desviación y abuso de poder,
contribuyendo con el mejoramiento de la prestación del servicio
de policía.

Los elementos necesarios para que los ciudadanos y las comunidades


organizadas ejerzan el control externo sobre los organismos de seguridad son
detallados en la publicación Métele el ojo a tu policía: claves para el control
externo de los cuerpos de policía, del Consejo General de Policía (CGP), que
formó parte de una campaña puesta en marcha en junio de 2012.

Explica el Consejo General de Policía que el control externo tiene cinco


objetivos primordiales para controlar la labor policial que son: Observar y
mejorar los procesos disciplinarios; denunciar la corrupción, desviación y abuso
de poder; contribuir con el mejoramiento de la prestación del servicio de policía;
amilanar el uso de la violencia privada y aplicación de la justicia por propia
mano; e incrementar la eficacia y eficiencia del servicio policial.

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Presentado este tramado constitucional y legal, Cabe preguntarse ¿es
posible ejercer el control social? La respuesta definitivamente es afirmativa, sin
que por ello sea una tarea fácil y sencilla, pese a la plataforma jurídico-
constitucional-legal que protege y prescribe el control social a cualquier
actividad que se realiza desde las instituciones públicas.
LA SEGURIDAD CIUDADANA
Según Gabaldón, L. (2008).
Es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la
colaboración de la ciudadanía y de otras organizaciones
de bien público, destinada a asegurar su convivencia
pacífica, la erradicación de la violencia, la utilización
pacífica y ordenada de vías y de espacios públicos y, en
general, evitar la comisión de delitos y faltas contra las
personas y sus bienes.

En líneas generales, por seguridad ciudadana debe entenderse el


conjunto de acciones democráticas en pro de la seguridad de los habitantes y
de sus bienes, y ajustadas al derecho de cada país. De hecho, el reto actual es
armonizar el ejercicio de los derechos humanos de cada uno con las distintas
políticas en materia de seguridad ciudadana de los estados. Por ejemplo,
la Organización de los Estados Americanos plantea que en ocasiones se
aplican políticas que se han demostrado ineficaces, como por ejemplo el
aumento de las penas, la reducción de garantías procesales, o medidas para
aplicar el derecho penal a menores de edad; que pueden derivar en
movimientos paramilitares o parapoliciales milicias de autodefensa cuando el
Estado no es capaz de reaccionar de una forma eficaz ante la violencia y el
delito, complicando la situación.
Implicaciones de la seguridad ciudadana
Hablar de seguridad ciudadana implica casi de una forma automática
hablar de una autoridad que ordene y garantice dicha seguridad. En la forma
actual de concepción del Estado es éste el que garantiza la seguridad
ciudadana a través del monopolio de la violencia o el uso de medios
coercitivos, siempre que éste sea legitimado por algún tipo de expresión
democrática como elecciones o referéndums.La autoridad es así ejercida por:
Poderes públicos: La separación de poderes garantiza la coexistencia de los
poderes con capacidad para obligar a la ciudadanía a cumplir ciertos
mandatos. Este poder, entendido como una cesión voluntaria de libertades al
Estado, es ejercido de acuerdo a los tres
poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. En este sentido cabe añadir ciertas
instituciones de gran importancia como son los parlamentos y senados,
el Ministerio del Interior, el Ministerio Público y los tribunales de justicia, tanto
de cada país como internacionales, pues ordenan y coordinan de forma directa
dicha autoridad.
Cuerpos policiales: Son la forma más directa que tiene el Estado de regular la
acción ciudadana. Tienen atribuciones tanto de prevención, como puede ser
el ordenamiento del tráfico, prevención en drogo dependencia o las rondas de
vigilancia; como de actuación tras el delito o falta, pudiendo
iniciar investigaciones o deteniendo a ciudadanos sospechosos de haber
incumplido la ley para ponerlos a disposición de la autoridad judicial. Una
reflexión muy interesante es la de distinguir entre una policía utilizada para la
defensa de los intereses del Estado y otra que garantice la seguridad
ciudadana

Eficacia del modelo


El Estado, como se ha dicho, es el máximo garante de la seguridad de
los habitantes a día de hoy, pero es la manera en la que cada estado aplica sus
políticas en materia de seguridad ciudadana lo que determina su eficacia.
De esta manera, en el contexto internacional actual existe una gran
preocupación por asegurar que las acciones de los distintos estados para
garantizar dicha seguridad no acaben amenazando los derechos de los
ciudadanos. En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos se ha pronunciado en los siguientes términos:
En las Américas, y en especial en América Latina y el Caribe, los altos
niveles de criminalidad acompañada por violencia contra las personas, genera
también alarmas para la gobernabilidad democrática y la vigencia del Estado
de Derecho, lo que se traduce en los bajos índices de confianza que la

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población manifiesta tener hacia el gobierno, el parlamento, la policía y el
sistema judicial.

Participación Ciudadana cómo mecanismo de Prevención y Control en la


política local, municipal, y regional en la Seguridad.
A partir de 1999, el constituyente parece redefinir las relaciones entre el
individuo y el Estado en materia de seguridad, en el seno de un modelo
constitucional propio de un Estado democrático y social de Derecho y de
Justicia “que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y
de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la
democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político” (Artículo 2, CRBV).
La amplia gama de derechos reconocidos en la Constitución no sólo
tiende a fortalecer la tradicional noción de ciudadanía, sino que también es una
franca invitación a la seguridad, suponiendo que ante cualquier amenaza o
coerción ilegítima contra la libertad y los derechos, prevalecerá el orden
constitucional (Borrego, 2002).
Evidentemente, el sentido que asume la seguridad ciudadana en cuanto
a la conservación, fomento y protección de los derechos y libertades de los
ciudadanos, dista mucho del tradicional concepto de orden público.
Entendiéndola como una garantía más del actual modelo de Estado, a través
de la seguridad ciudadana la democracia venezolana intenta consolidarse en
función de la garantía de los derechos, y asume tácitamente como compromiso
el mantenimiento de la vigencia de los mismos.
Desde este punto de vista, se abren nuevas puertas para el desarrollo
de una democracia participativa de la ciudadanía, entendida como una manera
de organizar la sociedad con el objeto de asegurar y expandir los derechos de
los cuales son portadores los individuos (PNUD, 2004:54). En un sistema tal, la
violencia y la inseguridad son consideradas como una seria amenaza para la
estabilidad democrática y para la gobernabilidad.
La participación ciudadana es una forma de organización social que
permite el desarrollo de la ciudadanía y de la soberanía; por tal razón, los
ciudadanos son convocados por los órganos del Estado a participar y formar
parte de la planificación, gestión y control de toda acción que lleve implícito la
gestión pública. Así, la participación ciudadana a través de Mecanismos de
prevención y control, que permitan el empoderamiento en materia de seguridad
ciudadana

Siendo la inseguridad un punto crítico en la democracia venezolana, fue


necesario redimensionarla y el cambio de paradigma para hacerle frente,
entendiendo que la inseguridad está subordinada tanto a la experiencia
colectiva como a la individual. Por sus características, los riesgos pueden ser
transformados, ampliados o reducidos, dramatizados o minimizados. Se trata
de “construcciones colectivas” resultantes de la vida en sociedad, no atribuible
a la naturaleza. De la misma forma, la aceptación de determinados riesgos
sociales representa un conjunto delimitado y seleccionado de los peligros
“naturalmente amenazantes” o “socialmente producidos”, por cuanto están
abiertos a los procesos de definición esencialmente sociales. Aquí se destaca
el relativismo sociocultural que rodea la percepción y valoración de lo que se
define como “inseguro”.
Desde otro punto de vista, el problema de la inseguridad en la sociedad
se torna en extremo más complejo cuando el riesgo y el peligro se enfocan
desde una perspectiva sociopolítica.
En esencia, la seguridad implicaría certeza y/o ausencia de riesgo,
amenaza o daño (Altolarrigue 2003). Ella depende de la presencia o ausencia
de factores de riesgo objetivos y factores de protección. La eficacia de los
modos y herramientas para alcanzarla debiesen estar en directa relación con la
naturaleza de las inseguridades y la existencia de sistemas de protección civil y
social.
Para el desarrollo de este tema es preciso referirse a un punto clave de
la relación Policía-comunidad, como es la imagen policial y su legitimidad ante
la ciudadanía, lo cual está vinculado a la percepción de ésta sobre la
criminalidad y la eficiencia con que la Policía se enfrenta a ella.
La situación no es fácil para las más altas autoridades en materia de
seguridad, porque la institución policial a arrastrado graves deficiencias en

19
materia de ineficiencia, corrupción, falta de recursos, ausencia de perfiles
policiales adecuados, la guerra económica y otras que atentan contra cualquier
disposición oficial de hacer las cosas bien y disminuir las reservas naturales
que la ciudadanía siente hacia los cuerpos de seguridad de estado.
La inseguridad es un reto compartido y un obstáculo para el desarrollo
social y económico en todos los países a nivel mundial, según un nuevo
informe del Programa de Desarrollo de la ONU (PNUD) del 12 de Noviembre
de 2013 en su sede en Nueva York. Pero no basta sólo con medidas de control
del delito; para una reducción duradera de la inseguridad en la región, este
Informe de la ONU también recomienda políticas orientadas hacia la mejora de
la calidad de vida de la población, con prevención del delito y la violencia por
medio de un crecimiento incluyente, instituciones de seguridad y justicia
eficaces, además de medidas para estimular la convivencia social.
En este mismo informe relacionado con el Progreso y Desarrollo de las
Naciones Unidas (PNUD. 2013) en cuanto a América Latina y el Caribe, afirma
que “Es un tema crucial porque sin paz no puede haber desarrollo, y sin
desarrollo no puede haber una paz duradera y que no hay una solución mágica
para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero este grave problema sí
tiene remedio y requiere visión y voluntad política de largo plazo,”.
El conocimiento directo de los problemas de seguridad que aquejan a la
población es un elemento que es necesario tomar en cuenta para el diseño de
la política pública que impulsen mecanismos de prevención y control que
busquen focalizar las intervenciones en aquellos territorios o personas que más
lo necesitan.
Por eso el gobierno local en los municipios conjuntamente con la
comunidad organizada, constituye el actor preventivo por excelencia, porque
son los únicos que pueden articular las medidas orientadas a mejorar la calidad
de vida urbana (iluminación, espacios públicos, transporte) con aquellas
directamente vinculadas con la criminalidad (prevención del consumo de
drogas y alcohol y violencia doméstica, entre otros).
Sin embargo, y ante el panorama descrito, en la sociedad actual el
ciudadano común de una u otra forma ha buscado las estrategias que le
permita involucrarse en el ámbito socio – político del Estado, y de esta forma
hacerse participe de los bienes y servicios que este puede proveerle, esto
suele ocurrir en una sociedad libre en donde se defienden los intereses, se
ejercen derechos y se asume la responsabilidad de su vida comunitaria.
En este sentido, el orden jurídico venezolano presente desde el año 2000,
otorga a los ciudadanos y ciudadanas la facultad de intervenir directamente en
la vigilancia de la gestión pública, esta intervención se ejerce a través del
mecanismo denominado participación ciudadana, la cual viene a representar un
fundamento principal en el ejercicio del control social, lo cual va a coadyuvar
directamente en el funcionamiento de la administración pública.
Con respecto al caso de Venezuela, en el año 1999, a través de
procesos de reforma constitucional, fue aprobada la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, en la cual la participación ciudadana se
describe, como derecho fundamental del ciudadano, además representa un
mecanismo que permite activar el control y fiscalización de los asuntos públicos
por parte de la ciudadanía, y de esta forma los gobiernos regionales y
municipales se ven en la obligación de apoyar a la ciudadanía en el ejercicio y
desarrollo de los derechos consagrados en ella.
En este sentido, se podría afirmar que la participación surge como
fenómeno que despierta el interés de la ciudadanía, en función de alcanzar los
objetivos/metas propuestos, orientados a generar una mejoría en la calidad de
vida y bienestar social, lo cual solo se logra a través de los servicios que le
provee el Estado a la colectividad en general.
Esto quiere decir que se incluye allí la vigilancia, seguimiento,
prevención, control y/o monitoreo de la gestión, a fin de que se verifique el
cumplimiento de los principios consagrados en el artículo 12 de la Ley Orgánica
de Administración Pública (2001) los cuales son: “Economía, celeridad,
simplicidad administrativa, eficacia, objetividad, imparcialidad, honestidad,
transparencia, buena fe y confianza”, para el buen funcionamiento de la
administración, la cual es objeto de interés del control social en virtud de que la
administración es manejada, administrada y custodiada por parte de los
máximos representantes del Estado venezolano.

21
Ante la situación planteada, se observa que los entes u órganos públicos
están en la obligación de informar a la ciudadanía en general sobre el destino
y/o ejecución que se le da a los recursos asignados por parte del Estado, es
decir las comunidades están en el derecho de conocer la gestión que
desarrollan sus gobernantes y así determinar el destino que se le da a los
recursos asignados, allí en ese instante se ejerce el control social.
Con referencia a lo anterior, la prevención y el control social representa
un mecanismo a través del cual el ciudadano puede incluirse en el proceso de
transformación social, económica, cultural y política que se vive en el país, esto
acorde al mandato establecido en la Carta Magna, en donde se expresan
aspectos que despiertan el interés de las comunidades por intervenir
activamente en los asuntos del estado, en función de mejorar sus gestiones y
coadyuvar en la concreción de los planes de desarrollo del Estado.
En este orden de ideas, en Venezuela el ejercicio de la participación se
corresponde con el hecho de que los ciudadanos y ciudadanas, se organizan a
través de asambleas y mediante procesos democráticos a fin de integrar
organizaciones sociales cono los consejos comunales, de acuerdo al ámbito
geográfico que les corresponde, para la Ley de los Consejos Comunales (2006)
dichas organizaciones son: “instancias de participación, articulación e
integración entre las diversas organizaciones comunitaria”, dentro de la
estructura organizativa de estas organizaciones se conforma la unidad de
contraloría social con el propósito de contribuir a que la gestión pública se
realice con la transparencia, legalidad y honradez que exige la ley.
En este mismo sentido, el ejercicio del control social a través de la
Participación Ciudadana representa un deber y un derecho ciudadano
establecido legalmente, que permite la observación, vigilancia, seguimiento y
evaluación del desempeño de las instituciones que prestan servicios, ejecutan
obras o desarrollan programas sociales, por lo tanto el control social representa
una actividad esencial que debe y tiene que ser ejercida directamente por las
comunidades interesadas en obtener un mejoramiento en la calidad de vida.
Es de hacer notar, que de acuerdo a las competencias y funciones que
la comunidad organizada tiene por ley, no escapa la contraloría de la función
policial, la cual puede ser entendida como una instancia de control social
formal, de carácter Nacional, Estatal y Municipal dotada de poder coactivo
inmediato, encargada primordialmente de individualizar, detectar al autor,
restringir y/o prevenir conductas jurídicamente inaceptables (Gabaldón,
Birkbeck y Bettiol, 1990). Es probablemente la instancia de control social formal
más cercana al ciudadano, forma parte del sistema de justicia, compartiendo
con otras instancias de dicho sistema las actividades tendentes al control
delictivo.
No ha sido fácil, para los ciudadanos en general, hablar de servicio
policial comunitario o policía comunal, la ciudadanía parece percibir en
Venezuela a la policía como ineficiente, ineficaz, violenta y corrupta en muchos
casos, pero en otros ha visto con aceptación la cercanía y proximidad de este
tipo de servicio en sus comunidades, es necesario realizar un estudio sobre
este punto.
Los resultados obtenidos de acuerdo al diagnóstico realizado por
PROVEA, (2009) a diversas comunidades en Caracas y en el interior del país,
ha permitido determinar que hay debilidades en la organización comunitaria, la
participación de los líderes y voceros en las asambleas de vecinos es débil, y
no existe una integración efectiva policía – comunidad que garantice el uso de
los mecanismos de prevención y control en seguridad ciudadana sobre los
entes de seguridad del estado, siendo este un derecho de todo ciudadano
venezolano. Es mucho lo que hace falta avanzar en esta área.
CONTROL SOCIAL

Según el Módulo Formativo para la Formación en Participación Ciudadana de


FONDEMI (2007), el control social es:
Es el conjunto de acciones de control, vigilancia y
evaluación que realizan las personas, de manera
organizada o independientemente, sobre los asuntos
vinculados a la localidad donde hace vida la organización
social a la que pertenece, con el propósito de contribuir a
que la gestión gubernamental local y el manejo de los
recursos públicos se realicen con transparencia, legalidad
y honradez.

23
Además se afirma que consiste en un conjunto de prácticas, actitudes y
valores destinados a mantener el orden establecido en las sociedades. Aunque
a veces el control social se realiza por medios coactivos o violentos, el control
social también incluye formas no específicamente coactivas, como los
prejuicios, los valores y las creencias.

Implicaciones del control social

Los ciudadanos de manera individual o colectiva pueden participar en la


vigilancia de los actos de la administración pública desde la toma de decisiones
en el proceso de planeación, hasta el control de la ejecución de los recursos de
inversión del Estado. Igualmente, la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, establece sobre la Democratización y Control Social de la
administración pública, que: "Todas las entidades y organismos de la
administración pública tienen la obligación de desarrollar su gestión acorde con
los principios de democracia participativa y democratización de la gestión
pública. Para ello, podrán realizar todas las acciones necesarias con el objeto
de involucrar a los ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil en la
formulación, ejecución, control y evaluación de la gestión pública".

Medios informales de control ciudadano


Las medidas informales, son aquellas que no están institucionalizadas,
como los medios de comunicación, la educación, las normas morales, otras, las
cuales no tienen una formalización a través de normas o leyes escritas. Son
más importantes que los formales porque transmiten hábitos, normas y valores
determinados. La instancia policial es un ejemplo: es un mecanismo de control
social informal que se deriva del Estado. Se inició tras la Revolución Francesa
controlando a nivel legislativo. Sus competencias garantizan el poder
desmesurado del Estado, pero es una instancia estatal con capacidad de
castigo y represión contra el ciudadano puesto que los que controlan o tienen
poder someten al resto. Su función principal es el mantenimiento de leyes y del
orden público.
Regulación del control social
Para lograr el éxito del control social éste debe ser regulado en relación
de toda la sociedad y deben existir agencias de control social que puedan
ordenarlo, evitando la marginación como fenómeno social.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Gabaldón, L. (2008); la define como: “Es el conjunto de acciones o
iniciativas adelantadas por un ciudadano o grupo de ciudadanos bajo la
pretensión de impulsar el desarrollo local y la democracia participativa, a través
de la integración de la comunidad al ejercicio de la política.”
Está basada en varios mecanismos para que la población tenga acceso
a las decisiones del gobierno de manera independiente sin necesidad de
formar parte de la administración pública o de un partido político.
Participación Ciudadana: derecho, deber y corresponsabilidad.
La participación de la comunidad en los asuntos públicos constituye uno
de los aspectos destacados en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) y la diversidad de instrumentos legales, que de alguna
manera se asocian a esta investigación, por tanto, debe ser vista como un
derecho, un deber y una corresponsabilidad .
En el contexto de la participación como derecho, Fermín (2004), señala
que la Constitución de la República está impregnada del elemento participativo:
tanto en el Preámbulo, cuando se enuncia una sociedad democrática,
participativa y protagónica, como en el Artículo 62, donde mejor se destaca el
derecho de los ciudadanos a participar libremente en los asuntos públicos. Más
allá de los mecanismos formales del sufragio, también se incluye el derecho a
la asociación con fines políticos y el derecho de los ciudadanos a la rendición
de cuentas públicas por parte de todas las instituciones de la Administración
Pública y de sus directores o representantes públicos.
La participación como práctica burocrática
La participación burocrática de los ciudadanos en los asuntos públicos,
se establece como un mal necesario en áreas de suma importancia para el
propósito de la inclusión social, al establecer el deber y corresponsabilidad de
los ciudadanos y la sociedad organizada de participar en programas de
seguridad ciudadana, las políticas públicas dirigidas a sectores vulnerables de
la población tales como niños/as y adolescentes, jóvenes, ancianos y
discapacitados, y la reivindicación de los pueblos indígenas. Asimismo, se
amplía la corresponsabilidad en la salud, la educación y el ambiente.

25
Ecarri (2006), destaca dentro de este mismo contexto que el ejercicio de
la gestión pública, ya no es una práctica burocrática como responsabilidad
exclusiva del funcionario, sino que debe involucrar elementos de participación
ciudadana en la toma de decisiones y en la construcción de todos los
elementos que permiten el desarrollo de la gestión (formulación, ejecución,
control y evaluación de las políticas públicas). Se reafirma en este análisis el
planteamiento de que a los efectos del ejercicio de la gobernabilidad y la
concreción de una gestión pública debe estar centrada en la gente; es decir,
que tome en cuenta necesidades, aspiraciones, propuestas, proyectos y
actividades de carácter administrativo o financiero que involucre y tenga
presente los intereses de la ciudadanía.

Beneficios de la participación

Aporta el punto de vista de los usuarios/clientes que puede mejorar los


proyectos y planes, además de mejorar proyectos ya impuestos. Demuestra un
compromiso con una gestión eficaz y transparente. Potencia el papel de los
agentes aumentando la aceptación general del proyecto. Ayuda y mejora la
toma de decisiones en todas sus fases. Puede evitar serios problemas de
contestación que demoren o invaliden el proyecto. Facilita el desarrollo de los
proyectos en fase de construcción.
COMUNIDAD

La Ley Orgánica de Consejos Comunales, en su Artículo N° 4 define a la


comunidad como: “El núcleo espacial básico e indivisible constituido por
personas y familias que habitan en un ámbito geográfico determinado,
vinculadas por características e intereses comunes; comparten una historia,
necesidades y potencialidades culturales, económicas, sociales, territoriales y
de otra índole”.

La Ley Orgánica de Consejos Comunales Se entiende bajo el concepto


de comunidad al conjunto de individuos, ya sea humano o animal, que tienen
en común diversos elementos, como puede ser el idioma, el territorio que
habitan, las tareas, los valores, los roles, el idioma o la religión. También suele
ocurrir que las personas se agrupen entre sí por tener un mismo objetivo
que alcanzar y se caracterizan por conformarse de manera espontánea y no
de forma voluntaria, como ocurre con las comunidades.

Consejo comunal

Un consejo comunal es una forma de organización de la comunidad


donde el mismo pueblo es quien formula, ejecuta, controla y evalúa las
políticas públicas, asumiendo así, el ejercicio real del poder popular, es
decir, poniendo en práctica las decisiones adoptadas por la comunidad.

La prevención como elemento fundamental de la seguridad ciudadana


La comunidad organizada debe ser partícipe de la conformación del
consejo comunal, comités de seguridad, mesas de trabajo, colectivos sociales,
colectivos deportivos, culturales, productivos, recreativos, educativos, entre
otros y ser activa para que la misma esté al servicio, y que por sobretodos las
cosas contribuya con el desarrollo de políticas de seguridad ciudadana en los
mecanismos de prevención y control, para que los jóvenes de la comunidad se
motiven en realizar actividades que los ayuden en su formación personal y
profesional, alejándolos de un mundo de vicios que los perjudica-
De allí la importancia, de que los cuerpos policiales ejecuten jornadas de
concienciación para la población en general, llevándoles a entender la
importancia que tiene la conformación de una policía comunal que atienda
desde el núcleo de la misma sus problemas y que genere soluciones
inmediatas, disminuyendo progresivamente los índices de violencia y delito
que existen en el país.
Para los venezolanos (as), la seguridad constituye uno de los valores
superiores de calidad de vida. El objeto de la seguridad ciudadana, como
función a cargo del Estado a través de los órganos de seguridad radica en la
protección de las personas frente a situaciones que constituyan amenazas,
vulnerabilidad o riesgos para su integridad física, sus propiedades, el disfrute
de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Garantizar la seguridad
ciudadana es una función del estado que se ejerce en los ámbitos Nacional,
Estadal y Municipal.

27
La preocupación demostrada por el Estado por erradicar diversas
causas y condiciones generadoras de delitos u otras manifestaciones de
conductas delictuales, se expresan de forma clara y palpable en la
implementación de un conjunto de políticas, planes, leyes, y misiones sociales
aplicadas en los últimos años y para ello es necesaria la participación de las
comunidades organizadas.
Se basa en la premisa de que tanto la policía como la comunidad deben
trabajar juntas para identificar, priorizar y resolver problemas tales como:
delitos, drogas, inseguridad, desordenes públicos o morales, en general la
decadencia de la comunidad con el objetivo de mejorar la calidad de vida de
esa área”. Gabaldón L./ Antillano, A. (2007).
Chinoy, E. (2003: 81), expresa que una comunidad “Es un grupo o
conjunto de individuos, seres humanos, que comparten elementos en común,
tales como un idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo, edad,
ubicación geográfica, estatus social, roles”.
Por lo general, en una comunidad se crea una identidad común,
mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades (generalmente por
signos o acciones), que es compartida y elaborada entre sus integrantes y
socializada.
Generalmente una comunidad se une bajo la necesidad o meta de un
objetivo en común. En términos de administración o de división territorial, una
comunidad puede considerarse una entidad singular de población, una
mancomunidad, un suburbio.
En términos de trabajo, una comunidad es una empresa. La participación
y cooperación de sus miembros posibilitan la elección consciente de proyectos
de transformación dirigidos a la solución gradual y progresiva de las
contradicciones potenciadoras de su autodesarrollo.
Actualmente se habla de “policía y comunidad”, particularmente en las
grandes ciudades, como una forma de acoplar el trabajo policial a lo que la
gente desea, y de eliminar tensiones entre los ciudadanos y la policía,
incluyendo la violencia, los perjuicios, el distanciamiento y el manejo puramente
legalista de los problemas.
Se busca un modelo que permita acercar los vecinos a la policía, y que
actúe más en sintonía con las necesidades de la gente, que con las pautas
internas y burocráticas de funcionamiento. El estudio adelantado por la
Comisión Nacional para la Reforma Policial (Gabaldón y Antillano, 2007)
destaca que “Los ciudadanos no acuden a la policía sino cuando se trata de
hechos graves que ocurren en el espacio público.
El desafío plantea una visión en la cual privilegiemos la organización de
las comunidades para que participen activamente en los mecanismos de
prevención y control, el fortalecimiento de la familia como eje de la sociedad y
políticas concretas en materia de prevención y re-educación, así como el
reforzamiento de las instituciones policiales con la activación urgente de la
Policía Comunal en los Municipios.
Toda política que busque reducir y prevenir la violencia tiene que
generar un impacto positivo en las esferas culturales y en la cotidianidad.
Para ello se deben fortalecer las conductas sociales de convivencia
pacífica (tolerancia, respeto, diálogo), de la vida comunitaria, de la cotidianidad
a través de una orientación adecuada de los medios masivos de comunicación,
especialmente la televisión educativa, y el establecimiento de programas de
participación democrática que se sustenten en la diversidad de las identidades
sociales que cohabitan en determinados espacios de la sociedad.
Por su parte, la comunidad tiene el derecho a ser consultada y participar
de las decisiones sobre las prioridades de las instituciones relacionadas con la
seguridad ciudadana.
En tanto que la policía tiene, por su parte, la obligación de rendir cuentas
de su trabajo sin que esto implique afectar la seguridad de algunas aéreas de
trabajo policial sobre las que debe existir información reservada. Es importante
resaltar que la influencia de la comunidad en las estrategias del Servicio de
Policía Comunal tiene como contrapartida su obligación de colaborar con el
trabajo de la policía en la prevención del delito, a partir de los principios de la
democracia participativa, corresponsable y protagónica establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Art. 16 LOCPCPNB).

29
A tales efectos, según lo contemplado en la Ley del estatuto de la
función policial (LEFP). “la participación popular en materia de gestión policial
supone la organización de las comunidades y personas a través de estructuras
estables, sin sesgos partidistas y con diversos niveles de agregación según los
ámbitos políticos-territoriales de prestación del servicio, a fin de que constituya
un mecanismo confiable, coherente y eficiente para incrementar la sintonía
policial con las demandas y requerimientos de las Comunidades a las cuales
presta el servicio de seguridad ciudadana”(Art. 13).
Por lo tanto, es necesario un cambio del paradigma, dado que requiere
un arduo trabajo técnico y político para que las personas asuman esta
condición. Adicionalmente, el sector gubernamental debe partir de una visión
incluyente, democrática y plural de este proceso para garantizar su viabilidad.
Las conclusiones de acuerdo del presente análisis al contrastarlo con la
realidad permite señalar que aún existen debilidades en la organización
comunitaria, la participación ciudadana y voceros en las asambleas de vecinos
es débil, y no existe una integración efectiva policía – comunidad y mucho
menos la puesta en práctica de los mecanismos de control en la actuación ni
de los resultados de los planes de seguridad ciudadana, realizados por los
cuerpos de seguridad de estado, esta política de seguridad ciudadana aun
teniendo una finalidad moderna, innovadora, que muestra un cambio de
paradigma, contando con un basamento legal y jurídico extraordinario desde su
promulgación ha sido muy lenta en la incorporación de la población en general,
con avances muy tímidos en su aplicación y resultados, esto podría deberse
desde mi punto de vista, dentro de algunas causas a la resistencia de los
órganos de seguridad de estado al resistirse al cambio y ser controlados de
una forma u otra por la ciudadanía, y otro punto a desfavor en la aplicación de
esta política de seguridad es el desconocimiento de los derechos inculcados en
la leyes y su aplicación por el ciudadano en general, el respeto y aplicabilidad
de esta política su fin y objetivos serían muy beneficioso para la ciudadanía y el
país en general. Es por ello, la necesidad e importancia de evaluar de manera
objetiva la realidad de los cuerpos de seguridad del estado y su relación con la
sociedad organizada.
Es necesario desarrollar con la comunidad campañas educativas
tendientes a potenciar en los voceros y líderes comunitarios conocimientos en
materia de participación ciudadana, organización comunitaria, contraloría de la
función policial, y otras de interés a la comunidad, a fin de brindar herramientas
y métodos de trabajo efectivos para la resolución de los problemas de
seguridad ciudadana.
Es primordial buscar fórmulas de integración que permitan establecer un
diálogo abierto entre policías y liderazgos comunales sobre las principales
materias de seguridad pública y ciudadana.

Es necesario definir y crear tanto los procesos como los mecanismos de


control ciudadano que en la práctica pueden recrear y consolidar la asociación
entre las policías y la comunidad, como también asentar los principios en un
marco legislativo y reglamentario adecuado, que asegure la transparencia e
imputabilidad de las acciones policiales.
Es muy necesario que la comunidad conozca los aspectos legales en
cuanto a la actuación de los funcionarios policiales en lo que se refiere al
Servicio de policía como protocolo de actuación que contempla la normativa
legal, lo cual conduciría a una actuación técnica y eficiente que garantice o
facilite la presencia policial articulada con la comunidad y de esta manera
disminuir los niveles de inseguridad en la misma.

Por otra parte, aunque pareciera contradictorio según lo expuesto líneas


atrás, es importante destacar que las comunidades han adquirido un rol
preponderante estas dos últimas décadas, impulsado desde el estado
Venezolano en las políticas públicas de seguridad ciudadana dirigidas a
disminuir la violencia y la criminalidad; impulsando mecanismos de prevención
y control, presentando en el plano filosófico un cambio del paradigma de la
seguridad pública, hacia la seguridad democrática participativa y protagónica o
seguridad ciudadana; lo que en la práctica se ha traducido en la búsqueda de
mayor participación comunitaria en las políticas de seguridad y de aproximar la
relación con los diferentes cuerpos de seguridad del estado.

31
Con la esperanza de consolidar un lazo de trabajo con las
organizaciones del estado donde la comunidad participe en la prevención de la
criminalidad, fortalecer el engranaje social existente bajo la tesis que ello
permitirá el desarrollo y consolidación del capital social y a su vez esto se
convertiría en una estrategia central de prevención de la violencia y el delito.
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