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UNIVERSIDAD PRIVADA DE LA PENÍNSULA

NOMBRE DE LA ALUMNA:

XIX LEON YESICA G.

LA FIEBRE Y NEUTROPENIA.

ASIGNATURA: ENFERMERIA ONCOLOGICA PEDIATRICA.

OCTAVO SEMESTRE | A-V.

NOMBRE DEL DOCENTE: L.E. CECILIA TREJO RUÍZ.

Tekax, Yucatán, México, A 28 DE MARZO DE 2023.


INDICE DE CONTENIDO

Introducción……………………………………………………………. 3

Objetivo…………………………………………………………………. 4

Complicaciones frecuentes: fiebre y neutropenia............................ 5

Fiebre……………………………………………………………. 5

Neutropenia…………………………………………………….. 5

Evaluación física y antecedentes del paciente…………….. 6

Complicaciones………………………………………………… 7

Estudios de laboratorio………………………………………… 7

Tratamiento del paciente con neutropenia grave y fiebre…. 8

Tiempo de tratamiento…………………………………………. 9

Profilaxis antimicrobiana………………………………………. 10

Cuidados generales……………………………………………. 11

Conclusión………………………………………………………………. 15

Referencias bibliográficas…………………………………………….. 16

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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo sobre unos de las complicaciones frecuentes entre los


pacientes oncológicos, siendo “la fiebre y la neutropenia”, son signos de suma
importancia en este grupo de pacientes ya que estos están susceptibles a muchos
patógenos, que pueden invadir el sistema inmunitario de los pacientes que en caso
han tenido intervenciones de manera invasiva, en el cual el organismo se encuentra
en una recuperación, y en caso de no tomar las medidas de higiene correspondiente
también contribuye en propiciar este tipo de complicaciones.
Por lo usual en estos pacientes es muy común el monitoreo tanto de la
temperatura, así como la verificación de los niveles de los neutrófilos o conocido
como glóbulos blancos, que estos tiene una función importante en el sistema, como
es combatir contra los agente infecciosos que intentan o han entrado hasta
eliminarlos, pero cuando existe una deficiencia de esta, el objetivo no se puede
cumplir.
En este trabajo incluye temas como la evaluación física y los antecedentes
que tenga el paciente, los estudios de laboratorios a los que he sometido para una
valoración, el tratamiento que este lleva en caso que se esté presentando, así como
los datos importantes para adecuar el tiempo y uso de los fármacos, y la profilaxis
antimicrobiana que se utiliza en presencias de infecciones bacterianas, evitando
una proliferación.
De esto modo, como personal de enfermería es primordial estar atentos en
los signos y síntomas que presenten los pacientes dentro de la unidad médica, así
como la educación de la salud para con los familiares en casa de tratarse de una
atención domiciliaria a distancia, así evitar los menos posible la salud del paciente,
que por su diagnóstico se complica la recuperación temprana de esta,
prolongándose y causarle más daño al paciente.

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OBJETIVO

El objetivo del presente trabajo de investigación acerca de las complicaciones


más frecuentes como la fiebre y la neutropenia, identificar y establecer la manera
adecuada para contribuir en la detección de estos signos muy relevantes en los
pacientes pediátricos oncológicos, con el propósito de reducir los daños en el
paciente.

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COMPLICACIONES FRECUENTES: FIEBRE Y

NEUTROPENIA.

Fiebre
Se define como el estado en el que el paciente alcanza una temperatura
bucal de > 38.3°C (101°F) o > 38.0°C (100.4°F) por un periodo de al menos una
hora.
Neutropenia
Se define la neutropenia como la reducción de la cifra de neutrófilos en
sangre periférica por debajo de 2.000 cel/mm3, pero se considera neutropenia
severa (Grado IV) cuando el recuento es menor de 500 neutrófilos/mm³.
La principal complicación que se puede producir en el paciente neutropénico
es la infección, que puede llegar a ser fatal. El riesgo de infección aumenta con el
grado y la duración de la neutropenia.
Se dice que existe neutropenia febril cuando hay un registro térmico (axilar)
mayor de 38,5 °C o un registro térmico de 38 °C durante más de una hora, con un
recuento absoluto de neutrófilos menor de 500 mm³ o menor de 1.000 mm³ con una
predicción a menos de 500 mm³ en 48 horas.
Entre más duración y gravedad tenga la neutropenia, aumentarán las
posibilidades de infección. Una cuenta de neutrófilos totales menor de 500
células/mm3 por más de diez días provoca mayor riesgo de infección. Además de
importar el número, la calidad de la respuesta inmunitaria tiene pertinencia en el
diagnóstico. Sus efectos cualitativos (que incluyen inmunidad humoral y mediada
por células) contribuyen al riesgo de infección relacionado con la neutropenia.
En pacientes con valores de CD-4 particularmente bajos es frecuente la
aparición de infecciones fatales causadas por microorganismos oportunistas como
Toxoplasma gondii. Del mismo modo, los pacientes con inmunocompromiso grave
son vulnerables a agentes infecciosos y microorganismos que pueden aparecer
durante el proceso febril. De acuerdo con los defectos en el número o función de los

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fagocitos o las alteraciones de la inmunidad celular o humoral, puede haber distintos
tipos de infecciones.

Evaluación física y antecedentes del paciente

La fiebre es el único dato clínico en más de 90% de los casos. En este tipo
de pacientes, se recomienda evitar la medición de la temperatura por vía rectal por
el riesgo de rasgar la mucosa rectal y convertir la zona en un foco de infección
diseminada. Es raro que los pacientes muy inmunocomprometidos sin fiebre tengan
infecciones graves por la supresión de las citosinas proinflamatorias debida a la
infección misma o a los medicamentos (AINE y esteroides).
La neutropenia bloquea la respuesta inflamatoria y oculta los signos y
síntomas de infección. En este sentido, todavía no se ha descrito un patrón de fiebre
característico.
Es recomendable relacionar el día del inicio de síntomas febriles con el último
proceso de quimioterapia, pues así se puede estimar la duración esperada de la
neutropenia. La evaluación inicial del paciente debe hacerse con un interrogatorio
minucioso y un examen físico completo con énfasis en el tipo, curso y ciclo de quimio
y otras terapias, como profilaxis, esteroides, vacunas, uso de factores de
estimulación de granulocitos, entre otros inmunosupresores. También debe
registrarse el número de episodios de neutropenia febril, microorganismos
previamente identificados (en especial, hongos), procedimientos previos
(colocación de catéteres) y alergias.
Como los síntomas clínicos son sutiles, se necesita realizar una evaluación
minuciosa con el fin de hallar inflamaciones en sitios que suelen afectarse, como
uñas, encías, esófago, pulmón, perineo, región anal, piel, fondo de ojos y sitios de
aspirado de médula ósea, así como los sitios de acceso del catéter.
La presencia de dolor en cualquiera de estos sitios es síntoma de infección.
En estos casos, los pacientes tienen un déficit en las barreras de defensa que es
controlado de forma mecánica y tiene tanta importancia como el conteo de
neutrófilos en sí mismo.

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Por otro lado, la alteración en la flora comensal suele presentarse con
frecuencia por el uso de antibióticos, al que se recurre como tratamiento para la
neutropenia grave con fiebre o como recurso para la terapia citotóxica.
Las causas de estos defectos pueden ser roturas en la continuidad de la piel
por venopunciones, uso de catéteres centrales y quimioterapia. Pueden presentarse
síntomas por la radioterapia, el uso de esteroides y la enfermedad de base como
efectos sintomáticos.
También hay diferencias entre pacientes con trastornos hematopoyéticos y
pacientes con tumores sólidos. El uso de antiácidos y el uso inadecuado de
antibióticos afectan el riesgo de infección, en especial la aparición de gérmenes
resistentes u hongos.
Debemos recordar que la neutropenia febril constituye una emergencia
infectológica y oncológica.

Complicaciones
 Sepsis.
 Sepsis severa.
 Shock séptico.

Estudios de laboratorio
Durante la terapia antimicrobiana, cada paciente debe contar con una
biometría hemática completa, panel de electrólitos, pruebas de función renal y
hepática (basal y de 49 a 72 horas) durante la terapia antimicrobiana para evaluar
la toxicidad y otras complicaciones.
Aunque el cultivo nasal puede identificar Staphylococcus aureus resistente a
meticilina, Pneumococcus resistente a penicilina o especies de Aspergillus y a nivel
rectal puede detectarse Pseudomonas aeruginosa, bacilos gramnegativos
resistentes a múltiples fármacos o Enterococcus resistentes a la vancomicina, no
hay datos claros sobre estudios microbiológicos, como exudado nasal, faríngeo y
rectal ni de orina.

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En el estudio de heces se debe buscar toxina para Clostridium difficile y para
bacterias como Salmonella, Shigella, Campylobacter, Aeromonas/Plesiomonas y
especies de Cryptosporidium.

Tratamiento del paciente con neutropenia grave y fiebre


Los antimicrobianos se deben administrar en forma empírica a todos los
pacientes con neutropenia y fiebre debido a la rápida progresión de las infecciones
y a la dificultad para distinguir si se trata de un proceso infeccioso.
Es necesario aplicarlos a todos los pacientes con los mismos datos clínicos,
aunque no padezcan fiebre. La selección del régimen antimicrobiano debe basarse
en gérmenes aislados con mayor frecuencia y patrones de sensibilidad locales. El
tratamiento empírico debe ser el que conlleve menor toxicidad y su aplicación sea
la más simple; por lo regular, se necesita la combinación de antibióticos.
Las opciones propuestas para iniciar tratamiento son las siguientes:
1. Monoterapia: hay algunos estudios en los que se ha utilizado una
cefalosporina de tercera o cuarta generación (ceftacidima o cefepima)
o un carbapenémico. Es necesario vigilar de manera estrecha al
paciente hasta detectar una respuesta clínica positiva, aparición de
otras infecciones, eventos adversos y desarrollo de microorganismos
resistentes.
2. Combinación de un betalactámico con actividad antiseudomonas
(ticarcilina/clavulanato, piperacilina/tazobactán, cefepima,
ceftacidima, imipenema o meropenema) más un aminoglucósido: la
ventaja de este esquema es generar sinergia contra bacterias y
disminuir la aparición de cepas resistentes, aunque entre las
desventajas que tiene está la falta de cobertura contra algunos
gérmenes grampositivos, nefrotoxicidad y ototoxicidad.
3. Tratamiento con vancomicina (más uno o dos fármacos): por lo
general, el uso de vancomicina no forma parte del régimen inicial, si
se considera la aparición de cepas de Enterococcus resistentes a la

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misma. El uso debe limitarse a indicaciones específicas, entre las que
se encuentran las siguientes:
a. Infecciones causadas por gérmenes grampositivos que pueden
ser sensibles sólo a vancomicina y si no se tratan en menos de
24 horas pueden provocar la muerte.
b. En hospitales donde las bacterias grampositivas son causa de
infecciones graves. Se inicia vancomicina y, en caso de no
identificar estos microorganismos en los cultivos, a las 24 o 48
horas se descontinúa.
c. Con datos clínicos de choque séptico.

Tiempo de tratamiento
Es necesario conservar el esquema inicial entre tres y cinco días antes de
cambiarlo, a menos que haya un deterioro importante o se tenga el resultado de
alguno de los cultivos. Si ya se identificó el microorganismo y el paciente no
presenta síntomas febriles entre tres y cinco días después del tratamiento, se
cambia el esquema por algún fármaco con menos efectos adversos, de menor costo
y amplia cobertura antimicrobiana. El tratamiento debe continuarse por siete días o
hasta que los cultivos indiquen que la infección se resolvió, el microorganismo
causal se ha erradicado y el paciente se encuentra asintomático.
Antes de suspender el tratamiento, la presencia de neutrófilos debe ser
menor a 500 células/mm3. En pacientes con neutropenia prolongada puede
continuarse el tratamiento intravenoso u oral hasta que la afección desaparezca,
pero se vincula con un riesgo mayor de toxicidad e infección con hongos o bacterias
resistentes. Se puede considerar suspender el tratamiento en pacientes sin fiebre
entre cinco y siete días, siempre y cuando tengan signos estables, mucosas y piel
intactas, sin evidencia clínica, imagenológica o de laboratorio de algún proceso
infeccioso evidente. El paciente no debe recibir quimioterapia o procedimientos
invasivos en este periodo.

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Si la fiebre persiste de tres a cinco días después de iniciar el tratamiento y no
se encuentra el microorganismo causante de la infección, se debe sospechar, entre
otros factores que:
 El paciente no presenta una infección bacteriana.
 La persona puede tener resistencia a los antibióticos utilizados.
 Puede haber una segunda infección.
 Hay niveles séricos inadecuados de los antibióticos.
 Los fármacos pueden causar fiebre.
 Hay una infección en un sitio vascular (abscesos, catéteres).

Profilaxis antimicrobiana
El objetivo de la profilaxis contra infecciones bacterianas fue suprimir las
bacterias gramnegativas, pues pueden introducirse en el tracto gastrointestinal y
convertirse en focos de infecciones.
Se utilizaron antibióticos no absorbibles como gentamicina, vancomicina y
nistatina. Posteriormente, se empleó una descontaminación parcial o selectiva con
neomicina, colistina y un antimicótico, sin olvidar preservar la flora anaerobia.
El uso de antibióticos sistémicos como ciprofloxacina y trimetoprima/
sulfametoxazol (TMP/SMX) ha demostrado disminuir el porcentaje de infecciones,
aunque sin modificar la fiebre relacionada con infección ni la mortalidad, pero con
aumento en la incidencia de bacteriemias por Streptococcus del grupo viridans y por
Staphylococcus resistentes a meticilina.
Los estudios realizados con fluoroquinolonas se han relacionado con la
aparición e incremento de infecciones por Escherichia coli y Staphylococcus
negativos a coagulasa resistentes (dos de los microorganismos principales
causantes de bacteriemia en estos pacientes).

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Cuidados generales

1. Medio ambiente: Se debe realizar diariamente una cuidadosa higiene

y limpieza ambiental.

a. Internación en habitación individual.

b. De ser posible, en pacientes en los que se espera una

neutropenia prolongada, utilizar filtro HEPA en la habitación

para reducir la propagación de agentes patógenos a través del

aire circulante.

c. Siempre que el paciente sea trasladado fuera de la habitación

deberá colocarse un barbijo.

d. No se permitirán objetos que puedan presentar importante

contaminación bacteriana o fúngica tales como flores, plantas,

diarios, juguetes de peluche, entre otros.

e. Cualquier objeto que se entregue al paciente, tal como radio,

computadora personal, etc. deberá descontaminarse

previamente con alcohol.

f. El baño de uso exclusivo del paciente no podrá ser utilizado por

ningún miembro de la familia bajo ninguna circunstancia.

2. Cuidado de la boca: La adecuada higiene bucal resultará

fundamental a fin de disminuir la colonización bacteriana y fúngica.

a. Cepillado dental postingesta con cepillo blando y suave.

b. Los pacientes que porten prótesis dentarias realizarán la

higiene de las mismas mediante cepillado y sumersión en

solución antiséptica luego de cada comida. Si la prótesis fuera

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removible, solo se la colocará para comer y siempre se la

quitará para dormir.

c. Buches con nistatina: en caso de candidiasis oral.

3. Medidas de aislamiento y procedimientos:

a. Toda persona que ingrese a la habitación, independientemente

de que examine o no al paciente, deberá realizar lavado de

manos antiséptico en dos pasos: primero, con jabón líquido y,

luego del secado, desinfectando con solución de alcohol en gel.

b. Se restringirá el ingreso de personal de salud. Se permitirá el

ingreso simultáneo de dos personas idealmente, con un

máximo de tres.

c. No se permitirá el ingreso de ninguna persona con infecciones

activas potencialmente transmisibles, en especial cutáneas y

respiratorias.

d. Se examinará al paciente con ropa de calle limpia, sin

guardapolvo.

e. El barbijo, el uso de camisolín y guantes para las visitas y el

personal de salud solo se reservará en caso de que el paciente

neutropénico tenga indicación.

f. Los estetoscopios y termómetros son de uso individual del

paciente y se mantendrán en la habitación.

4. Higiene y cuidado de la piel:

a. Efectuar ducha diaria preferentemente con jabón neutro.

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b. Se le explicará al paciente la importancia y la necesidad del

lavado de manos antes de comer, luego de ir al baño y cuando

estén visiblemente sucias.

c. No se permitirá el uso de perfumes y desodorantes.

d. Al ingreso en la habitación, el paciente deberá quitarse alhajas,

anillos, relojes, piercings, etc., a efectos de facilitar la higiene y

reducir la colonización bacteriana.

e. Si presentara sequedad de piel, podrán utilizarse cremas

humectantes.

f. No se permitirá el uso de máquina de afeitar con hoja.

g. No se permitirá el corte de uñas por parte del paciente o de las

visitas; es una tarea reservada al personal de enfermería, que

deberá hacerlo con sumo cuidado sin provocar traumatismos.

h. Se enfatizará el cuidado del área perineal y perianal, lavando

con agua y jabón neutro luego de cada deposición, y secando

suavemente a fin de impedir condiciones de humedad que

favorezcan abrasiones.

i. No tomar la temperatura rectal ni realizar enemas.

5. Alimentos y bebidas: Se recomienda utilizar alimentos cocidos y

frescos pelados.

a. Las personas que preparen los alimentos deberán hacerlo con

las máximas normas de higiene: lavado de manos antes y

después de la manipulación, preparación sobre superficies

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limpias, elementos de cocina limpios. Los alimentos deberán

permanecer en la heladera.

b. Mientras se encuentren internados, los pacientes solo podrán

consumir alimentos elaborados en las instituciones.

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CONCLUSIÓN

En este documento sobre la fiebre y la neutropenia, nos indica la importancia


que estos signos en el momento de una valoración de un paciente oncológico, ya
que como se investigó, estas suele ser un foco rojo de una alteración funcional.
Estos pacientes incrementan más riesgo de desencadenar esta
complicación, pudiendo ser después por una infección por invasión de bacterias o
virus, o inducido por algún medicamento, es por ello que como profesionales de la
salud, debemos considerar varios aspectos y actuar con criterio propio, con el fin de
mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que también estos son indicadores
de la morbilidad y mortalidad en los pacientes oncológicos.
El trato y la manera de valorar a los pacientes, suelen ser de manera muy
especial para no fomentar una flora microbiana. En los pacientes oncológicos se
debe actuar de manera precisa y efectiva para tratar esa complicación, ya que si no
se soluciona se puede comprometer la vida del paciente hasta en casos como la
muerte, por eso el tratamiento debe llevar una estructura de acuerdo a la respuesta
que se tenga y manejar una opción o estrategia para solucionar este problema,
buscando el proveniente de la manifestación clínica, así como incrementar as
gastos hospitalarios.
En este tipo de pacientes, es importante utilizar todas las medidas de higiene
a un alto nivel, ya que los microorganismos patógenos están presentes en todo
momento, así como en los materiales que se utilizan en ellos, como los alimentos
administrados en su dieta. En conclusión, enfermería es la pieza fundamental para
identificar situaciones secundarias en los pacientes, así como actuar de manera
inmediata junto con el equipo multidisciplinario y la familia del paciente.

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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS

García & cornejo. (2010). Fiebre y neutropenia. Manual de oncología.

Procedimientos médico quirúrgicos. México; pp. 259- 269.

Manual de enfermería oncológica. (2014). Instituto Nacional del Cáncer. 1ª

ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires; pp. 54 – 61.

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