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MITOLOGIA DE NORTEAMERICA

Sí, en verdad, nuestro origen es


El cuarto mundo interno
El sombrío mundo interno
Es de donde nosotros venimos.

Tomado de
“El mundo de Kyaklo”
Mito de origen zuñi
Durante el solsticio de invierno, las noches son largas y frías en la alta meseta
del Colorado, asiento de los indios Pueblo. En una aldea abroguen – casa de
piedra y adobe que se mimetizan con el paisaje – Todo duerme bajo un manto de
nieve. Solo en la Kiva (cámara ceremonial) se observa algún movimiento.

El mito de Origen está siendo ceremonialmente narrado. Una fogata ilumina


las expresiones cambiantes del rostro del narrador. Su voz va de grave a aguda
según imita los caracteres del mito; pone expresiones poéticas en boca de los
héroes y términos prohibidos en la de los villanos. En torno suyo los escuchas
apenas se atreven a respirar … en cualquier momento el narrador puede dejar
una frase inconclusa y demandar al auditorio que la complete para probar su
atención.

Con algunas variantes la escena arriba descrita, puede tener lugar en una
Kiva (cámara ceremonial) de los indios Pueblo del suroeste, en un Tipi o tienda de
los indios de las planicies, en una cabaña de troncos en las regiones boscosas del
Canadá o simplemente a campo raso bajo el cielo estrellado.

De mas esta decir que esta narrativa sagrada no se recita en un contexto


frívolo, ni a cualquiera que dese oírla en cualquier momento. Muchas tribus tienen
sus periodos específicos para recitar el Mito de Origen. Entre los indios Pueblo del
suroeste, por ejemplo, las noches del solsticio de invierno se destinan a este
propósito. El relator recibe un pago simbólico de un puñado de harina de maíz y
debe prepararse por cuatro días con ritos de purificación.

La narrativa sagrada no está completa sin los “Cantos” estos aparecen en


los momentos de alto dramatismo y son necesitados en lenguaje arcaico, no
comprensible parar la audiencia. Son esto sin embargo los que presentan al mito
su carácter sagrado y actúan como ensalmos para los viejos prodigios, acaecidos
en tiempos míticos, que hicieron posible la vida del hombre en la tierra, sigan
teniendo vigencia.
El depositario del mito varía según la complejidad de los grupos. En la
organización más avanzada como en -

tre los agricultores Pueblo, se trata de especialistas: sacerdotes, cabezas de


canes o de sociedades secretas, quienes aprendieron el mito de sus
predecesores.

En las sociedades simples, como entre los recolectores simples de la gran


Cuenca, el Mito es propiedad ceremonial de los varones de cada familia y se
transmite de abuelos a nietos.

Los acontecimientos descritos en los mitos acaecieron en una era


temprana, en la cual todos: los animales, las fuerzas de la naturaleza, los
elementos y aun los objetos poseían el habla y el comportamiento humanos y en
ciertos momentos adquirían en efecto, figura de hombres.

Por regla general el Mito de Origen en Norteamérica, apenas hace mención


del Dios creador, de la causa primera. Este se conecta con crear, nunca se sabe
exactamente como un mundo incompleto y desaparece dejando inconclusas
muchas tareas. Es aquí donde entra en acción un ser sobrenatural sumamente
peculiar de la mitología de Norteamérica. Los estudios del mito en esta parte del
mundo le han llamado el “transformador” o el “embaucador” (Trickster), ambos
nombres son sumamente descriptivos de las hazañas que realiza … y del modo
como las realiza. El Transformador, quien participa de una naturaleza dual
hombre-animal; alinea montañas, encausa las aguas formando ríos, ordena las
estaciones del año roba la luz del sol o del fuego para entregarlo a los hombres,
proporciona artefactos y da al hombre enseña industrias… pero a menudo es
descuidado e inescrupuloso en el acumulamiento de estas tareas. Por ejemplo:
Coyote debía colocar las estrellas en estricto orden geométrico, pero tropezó
tirando la canasta en que las llevaba y estas se derramaron formando patrones
caprichosos … Así se formaron las constelaciones. Cuervos se apoyaron de la luz
del sol quitándosela a su celoso guardián Praderoso señor para entregarla a los
hombres que Vivian sumisos en tinieblas … pero aprovecho el viaje para dejar
preñada a la hija de aquel …

Al transformador – embaucador se le conoce con el nombre del animal que


forma parte de su personalidad. Este animal varía según la región. En amplias
zonas del suroeste y de las planicies se trata de “Coyote”, en el noroeste de es
“Cuervo”, en la altiplanicie del Columbia, “Visón”, y en la región de los grandes
lagos “Liebre”. Es de notar que el animal elegido para este papel es no
necesariamente el más fuerte sino aquel considerado como más astuto.

Aunque aparentemente hay en Norteamérica tantos mitos de Origen


como tribus, en realidad se trata de innumerables versiones que pueden ser
agrupadas en solo dos categorías básicas:

- El mito de los Zambullidores y


- El mito de Emersión.

En el mito de los zambullidores, común a un gran número de pueblos


cazadores y recolectores, se considera que la tierra estaba totalmente cubierta por
las aguas y tenía que ser recreada. Aquí entra en acción el transformador, quien
ordena a algún animal acuático, propio de la región, (puede ser castor, nutria o
rata almizclera) que se sumerja y obtenga lodo del fondo. Una vez en la superficie,
las partículas de lodo adheridas a las garras del animal, son tomadas por el
transformador quien las expande por medio mágicos hasta darle a la tierra su
forma actual. Después la narración se extiende en detalles y es en estos en donde
se puede apreciar la gran variedad de versiones que existe en base a este mito.

El mito de origen de los pueblos agricultores se le conoce también como


“Mito de Emersión”, puesto que en él se considera que bajo la superficie de la
tierra había cuatro estratos, cuatro mundos subterráneos, habitados por una
humanidad aun no enteramente formada, que va ascendiendo de un mundo a
otro, perfeccionándose en cada etapa hasta que logra emerger a la superficie. En
su ascenso es guiada y ayudada por seres sobrenaturales,

los “hombres-animales” o transformadores que ya hemos mencionado. Otro rasgo


característico de este mito es el del árbol que hunde sus raíces en estrato más
profundo y cuyas ramas afloran a la superficie; es por medio de su tronco que la
humanidad puede ir ascendiendo de un mundo a otro. Ya en la superficie de la
tierra, su guía los abandona no sin darles antes algún regalo precioso – el maíz,
por ejemplo -. Muchos de estos mitos son extremadamente largos y se prolongan
en historias acerca del origen de la muerte, de las relaciones sexuales, de la
obtención del fuego, de la destrucción de los monstros que asolaban la superficie
de la tierra antes de que la raza humana aflorara y muchos otros temas.

La Muerte era un accidente pasajero en tiempos míticos, se volvía de ella


como un desmayo prolongado … pero un día alguno de entre los principales
personajes del mito, decide sobre la conveniencia de que esta fuera definitiva …
La primera muerte ocurre y da la casualidad de que se trata de alguien muy
cercano al personaje que propuso la irrevocabilidad de la muerte.

Este tema, tal como es descrito en “Coyote en el País de las sombras” de los
Nez-Perce de Idaho, da lugar a una de las más conmovedoras aventuras de
Coyote, cuando este pierde a su esposa y a la manera de Orfeo se encamina,
guiado por un espíritu, al mundo de los muertos para tratar de rescatarla. Coyote,
¡tan voluntarioso y rebelde! obedece al pie de la letra todas las indicaciones del
espíritu durante el largo viaje y la estancia en “el país de las sombras” y logra
rescatar a su esposa – una sombra apenas-. El viaje de regreso durara cuatro
días son sus noches y Coyote debería abstenerse de tocar a su mujer hasta que
estén de vuelta en su hogar. Al fin de cada jornada ella se vuelve más y más
tangible, hasta que la última noche, cundo descansan junto a una fogata parece
haber recobrado toda su calidad corpórea. Coyote no puede contenerse y corre a
abrazarla, solo para sentir como se desvanece en sus brazos, así Coyote pierde
para -

sí y para el resto de los hombres la oportunidad de rescatar a los seres queridos


del mundo de los muertos.

Presente en Norteamérica, aunque de distribución mundial, al igual que el


mito Orféico, es el de los nacimientos de carácter mágico. El más ampliamente
conocido es el de la doncella impregnada por un rayo de sol de la cual nacen dos
gemelos que al crecer se convierten en los dioses de la guerra, encargados de
librar al mundo de los monstros que la hacen inhabitable. Este mito se encuentra
entre los indios Pueblo del suroeste (como parte del mito de origen) y entre los
Navajo quienes lo tomaron de aquellos.

Por regla general los nacidos en forma milagrosa son seres sobrenaturales
quienes muyen breve alcanzan la madurez y se dedican a llevar a cabo hazañas
sobrenaturales.

En “Coágulo de Sangre” se perfila uno de los temas que preocupan a las


sociedades indígenas: el temor de las hambrunas. Proviene de los Utes de la gran
cuenca – región muy parca en recursos alimenticios – y dice así: Había hace
mucho tiempo un anciano matrimonio, el hombre no podía ya cazar y pasaban
hambre … un día siguiendo las huellas de un bisonte, encontró un gran coagulo
de sangre y lo llevo a su casa para para que la mujer lo cocinara. Puesto a hervir
el coagulo se convirtió en un niño que fue adoptado por los ancianos. El niño creía
muy rápidamente, al segundo di a el niño podía ya gatear, al tercer día caminaba.
A partir del cuarto día jugaba a cazar con las fechas que le fabricaba su padre
adoptivo. Muy pronto se convirtió en el proveedor de la familia y día con día
cazaba una presa cada vez mayor. Por fin cazo un bisonte y pidió a la mujer que
secara y conservara la carne – Ahora ya no pasarían hambre – dijo a sus padres y
despareció de sus vidas para continuar sus hazañas en ámbitos más amplios
salvando de la hambruna a la tribu.

El mito del héroe proveedor que salva del hambre a su gente alcanza su
culminación cuando el héroe mismo se ofrenda como alimento. Esta temática no
es privativa de Norteamérica, existe entre los melanesios y en el África ecuatorial,
donde a semejantes héroes culturales se les atribuye ser el origen de muchos
tubérculos. Entre los esquimales existe el mito de Sedna de cuyos dedos
mutilados se originaron los mamíferos marinos, base de economía esquimal.

Entre los indios americanos este tema se presenta en “El origen del Maíz” de
los wabanaki de la región de los bosques del este. Dice así … Hace mucho tiempo
cuando los hombres eran nuevos, vivía un hombre solo. No tenía fuego y se
alimentaba de raíces cortezas y nueces. La soledad le afecto tanto que perdió el
deseo de vivir y se quedó por varios días dormitando. Al fin se despertó y vio a
una mujer joven con cabellos claros, la llamo a su lado, pero ella lo rechazo. Trato
de alcanzarla y ella se alejaba. Le conto de su soledad y le pidió que no lo
abandonara. Por fin ella le dijo que si hacia exactamente todo lo que le ordenara
siempre la tendría a su lado y él lo prometió. Lo condujo a un sitio cubierto de
pasto muy seco y le ordeno frotara vigorosamente dos ramitas. Una chispa se alzó
y prendió en el pasto que pronto estuvo todo quemado. A continuación, ella le
pidió que la matara y tomándola por el cabello la arrastrara por el campo
calcinado. Él no quería obedecerla, pero ella insistió asegurándole que si así lo
hacía pronto vería crecer unas especies de carrizos y entre sus hojas aparecería
su cabellera. Cuando esto sucediera, u fruto lleno de semillas comestibles estaría
a su disposición. El hizo lo que ella le ordenaba y hasta la fecha, cuando los
hombres ven la seda de las mazorcas entre los tallos del Maíz saben que la
“doncella del maíz” no los ha olvidado.

En este mito el ser sobrenatural no solo se ofrenda como alimento, sino que
actúa como héroe cultural enseñando: prime -

ro la técnica de encender el fuego, segundo el sistema de rosa para fertilizar el


campo.

El génesis de los cuerpos celestes y los fenómenos naturales tiene también


una explicación mítica. Varios son los relatos que hablan del origen de las
constelaciones, de la luna, de las auroras boreales, etc. Uno de los más bellos
mitos de este tipo es el “Origen de los cuatro vientos” de los Ojibwa de la región al
norte de los grandes lagos dice así:

Hace mucho tiempo cuando todas las cosas eran jóvenes, vivía en cierto
lugar una mujer con su hija. Al tiempo del nacimiento de la niña la madre había
tenido un sueño en el cual se le revelaba que su hija no debía, bajo ninguna
circunstancia encarar la cara del sol poniente, si esto sucedía una gran desgracia
descendería sobre ella. La madre era muy cuidadosa con la niña y la acompañaba
cuando salía a orinar, para ver que no encarara la dirección vedada.

Un día, siendo ya mujer, salió sola a caminar por el bosque, era un día
nublado … ya de regreso a su cabaña sintió deseos e orinar, desafortunadamente
lo nublado del día le impidió orientarse y se acuclillo dando cara a la dirección
prohibida, tan pronto lo hizo la envolvió un remolino que le subo las ropas y un
extraño sentimiento se apodero de ella. Regreso a su casa pálida y temblando,
con la certidumbre de estar embarazada. Desde ese día comenzó una época de
martirio para la joven madre, era evidente que en su vientre se desarrollaba más
de una criatura, se les escuchaba incluso hablar y pelear por el espacio disponible
con gran sufrimiento para la madre. Cerca del termino para el embarazo tuvo lugar
un pleito tan violento que la pobre madre fue despedazada y los fragmentos de su
cuerpo se esparcieron hasta los contingentes del espacio. Los cuatro vientos
habían nacido de los cuales Manabozho es el jefe. Desde el vientre de la madre
estos cuatro vientos no se llevaban unos con otros. Jóvenes aun decidieron
separarse dividiendo en partes iguales el espacio.

Manabozho tomo para si el espacio del sol naciente. Él es ahora el fuerte viento
del este.

A pesar de la transcripción al lenguaje escrito, las múltiples traducciones y


la necesaria reducción para su uso en este artículo, “El origen de los cuatro
vientos”, que forman parte del mito de Origen, conserva mucho de su belleza
original, pero también nos presenta imágenes que en la literatura occidental se
consideran vulgares y aun obscenas. Esta característica debió resultar
desconcertante para algunos de los primeros compiladores que dividieron los
relatos en “buenos” y “malos”. Desde luego, además de artificial esta división, es
casi imposible, pues en la mayoría de las narraciones, como en el ejemplo arriba
citado, se mezclan las imágenes poéticas con las vulgares.

Henry W. Longfellow el gran poeta americano de mediados del siglo


pasado, autor de “La canción de Hiawatha”, inspirándose en las publicaciones del
etnólogo H. R. Shoolcraft, que había trabajado entre los Ojibwadel norte de los
Grandes Lagos, tomó alrededor de media docena de relatos de esta tribu para
escribir su poema. En él trata temas como: el viaje al mundo de los muertos, la
destrucción de los monstruos, el origen del maíz, etc.

El personaje central está inspirado en Manabozho la “Gran Liebre”, héroe


actual y transformador – embaucador entre los Ojibwa. El hombre de Hiawatha,
escogido por Lonbellow, pertenecio a la realidad a un jege Onordaga a quien se
atribuye la creación de la “Liga iroquesa”, - Longfellow conservo aventura y drama,
humor y tragedia- pero esquivo cuidadosamente todo trazo de vulgaridad y
obscenidad.

Haciendo a un lado la moral victoriana, la lectura de las transcripciones de


la narrativa indígena, aún presenta dificultades. En primer lugar, está la de poder
obtener transcripciones fieles, no versiones inmaculadas y sentimentalizadas
dedicadas a la lectura infantil o trabajos de antropólogos dirigidos a un público
especializado donde los mitos son rigurosos y meticulosamente desmembrados y
analizados. Motivo de desconcierto es la falta de lógica en la secuencia de los
acontecimientos y en las relaciones de causa y efecto.

Ejemplifiquemos:

En una de tantas versiones del “Robo de Fuego” (proveniente de los


Paiutes de la Gran Cuenca), Coyote y sus compañeros, empeñados en la
empresa, se dirigen al campamento extraño donde se encuentran los poseedores
de este elemento y para disfrazar sus intenciones cada cual va previsto de un
taladro para hacer fuego. Es decir: ¿¡carecer de fuego, pero poseen taladros para
producirlo!?

En el “Robo de la luz” (de los tahltan del norte de Canadá) la luz, la luna,
las estrellas y el sol se encuentran prisioneros en la casa de un celoso guardián
que rehúsa compartirlos con los hombres y cuervo debe liberarlos. ¿¡Solo que, en
este caso, la luz, encerrada en una caja, es completamente independiente del
sol!?
Y así otros muchos ejemplos que nos hacen sospechar que la narrativa
indígena no tiene entre sus preocupaciones la de la exactitud científica. Los
acontecimientos sucedieron tal y como se describe en los mitos y no requiere
explicación, no obstante, cuan extraños pueden parecer.

El lector de estos relatos se sorprenderá, pues el protagonista de una


historia aparecerá como animal en determinado momento y como hombre poco
después: Coyote puede aullarle a la luna y encender una fogata. Agila puede
alcanzar el vuelo y

desposar a una doncella. También es frecuente encontrar expresiones como


estas: “Venado era un hombre muy ligero”, “Oso era un hombre muy fuerte”. A
este respecto hay que recordar que en el tiempo mítico todos los animales
poseían una naturaleza dual y podían transfigurarse hombres.

En las narraciones indígenas no hay que esperar mucho respecto por las
jerarquías en “El sol lazado” de los Tete de Boule de Ontario, el sol incurre en las
iras del Embaucador que lo apresa sujetándolo con un lazo hecho en el vello
púbico de su hermana. Al darse cuenta que, impidiendo el libre tránsito del sol, el
mundo queda sumido en obscuridad manda diferentes animales a que los liberen,
por fin lo logra ratón, el más pequeño de todos. 1 2

Con frecuencia el lector de la cultura occidental incurre en un error de


apreciación al equiparar las narraciones indígenas con los cuetos populares de su
propia cultura. Los mitos, por el carácter sagrado que les confiere el pueblo donde
se han originado son para este lo que la biblia para los pueblos de tradición judeo-
cristiana.

1
Nota: se indica “pasarlo a la página 9”
2
Nota: también se menciona al principio del segundo párrafo en el segundo renglón “Tal como nosotros lo
entendimos”
Derivadas de los mitos, pero desacralizados por la omisión de los cantos
rituales, aparecen multitud de historias protagonizadas por el Embaucador. Se
trata de episodios tragicómicos, a menudo también obsceno donde el
embaucador, que siempre tarta de pasarse de listo acaba por caer en una de sus
propias trampas. A esta categoría pertenece la serie de los “Cuentos de Coyote”.
Estos relatos pueden ser contados por quienquiera y deben su frescura a que
cada relator actúa también como revisor, dando su propia versión. Su principal
objetivo es entretener, pero también persiguen ciertos fines didácticos, ya que en
ellos es evidente que los métodos poco escrúpulo -

sos del Embaucador casi siempre termina en desastre. Estas narraciones se


podrían comparar con las fabulas de nuestra cultura.

Para la sociedad indígena, el mito conserva su vigencia se le considera


“Historia Verdadera” y el origen de muchos usos y costumbres se remontan (así lo
cree fielmente los indígenas) a hechos acaecidos en tiempos míticos. Esto va
desde normas de organización social y usos funerarios, hasta los juegos de los
niños y la disposición del mensaje dentro de la casa.

El mito se vuelve presencia viva cunado se materializa en un mito. Desde


luego no todos los mitos se ven sometidos a este proceso, pero cuando esto
sucede, tiende a servir de freno al rápido cambio cultural, pues constituye una
fuerza estabilizadora al promover las vías tradicionales. Son las sociedades
indígenas con un paso ceremonial más rico y que al mismo tiempo resultaron
menos impactadas por la cultura occidental, como los Zuñi del oeste de Nuevo
México y los Hopi de Arizona, los que conservan mayor número de estos mitos
traducidos en ritos.

En “El mundo de Kyaklo” tenemos un magnífico ejemplo de lo anterior


Kyaklo es un personaje que precedió algunos acontecimientos “del principio”,
cuando los Zuñis aún no habían emigrado a la superficie de la tierra y se
encontraban confinados en el cuarto mundo interior, en el cuarto mundo sombrío
(de hollin).

La recitativa de Kyaklo es un texto fijo (texto autoritativo) lleno de palabras


esotéricas y arcaicas y desde luego

está en verso como todos los cantos sagrados, para facilitar su aprendizaje. El
hombre que quiera personificar a Kyaklo, debe dedicar todo un año, con exclusión
de toda otra actividad a aprender el papel.

La aparición de Kyaklo es todo un acontecimiento. Kyaklo es un


hombrecillo derramado que porta una máscara bordeada con el arcoíris y la vía
láctea y de cuyos ojos y boca caen gotas de lluvia. Viene acompañado de un
sequito de diez payasos ceremoniales y siempre exige que lo cargue el más
pequeño. Es obstinado y caprichoso en extremo y ordena que se sigua siempre la
misma vereda para entrar al pueblo. Si sucede que el nuevo trazo de la aldea ha
modificado la vereda, entonces habrá que meterse por los patios de los vecinos,
subirse a los techos, lo que sea necesario para no variar la ruta. Al llegar al rio,
justo antes de entrar a la parte vieja del pueblo, manda que, en lugar de usar el
puente, se cruce por el vado, en reciprocidad su portador se ingenia para tirarlo en
medio del rio.
En Zuñi, la gente que quiere oír su palabra se congrega en seis diferentes
cámaras ceremoniales o Kivas. Kyaklo lleva un pato disecado en la mano derecha
y si ve que alguien cabecea lo golpea con el pico; Sin dejar de recitar va de una a
otra cámara, de manera que ninguna persona oye el canto completo en una sola
ocasión, salvo los portadores.

Las palabras de Kyaklo, empezando desde el primer verso, son siempre


las mismas.

Si, en verdad, nuestro origen es

El cuarto mundo interno

El sombrío mundo interno

Es de donde nosotros venimos

Aquí no hay labor de interpretación, no puede haberla, pues la naturaleza


de los “textos autoritativos” categoría a la que pertenecen los cantos sagrados, no
la permite.

Pero en Zuñi hay catorce sociedades sacerdotales que se ocupan de la


celebración de las múltiples ceremonias agrícolas, hay trece sociedades médicas,
existe, además, en cada clan, algún abuelo versado en los mitos del grupo. Esto
nos da un numero bastante nutrido de personas con conocimientos y autoridad
para interpretar el mito de origen. Son precisamente estos intérpretes los que, con
una relación dialéctica entre texto e interpretación, mantiene la historia, en
constante movimiento y renovación, pues no se limita a citar o parafrasear el
texto, sino que actúan de revisiones mejorándolo, ya sea describiendo una escena
aun no descrita o contestando una pregunta dejada sin respuesta.
Así pues, el mito de origen Zuñi, comprende la palabra de Kyaklo,
obstinadamente fiel a sí misma y los cientos de versiones que toman como
materia prima esta palabra y la reelaboran …

Hemos dicho, al principio de este artículo, que el mito de origen es una


narrativa sagrada y que jamás se necesita en un contexto frívolo. Aunque la
actuación de Kyaklo y sus payasos ceremoniales pueda parecernos una
bufonada, no es este el sentido del rito Zuñi. Estos, como todos los pueblos
indígenas del suroeste, son profundamente religiosos. La religión permea cada
una de sus actividades diarias y en ocasiones como esta en que Kyaklo necesita
al mito de origen, se involucran profundamente. La expectativa de oír la palabra
sagrada, el esfuerzo sostenido sobre horas, por tratar de descifrar el lenguaje
arcaico, llegan a acumular un grado de tensión que se hace intolerable, la
actuación de los payasos ceremoniales o Koshare tiene

por objetivo aliviar esta tensión haciendo reír a los participantes.

Otro de los mitos, plasmados en un rito e interesantemente vivido por los


participantes de la respectiva cultura, es el mito esquimal Sedna.

El Mito dice:

Vivía en cierto lugar una bella joven, llamada Sedna, huérfana de madre
que había desdeñado a muchos pretendientes, por fin se dejó seducir por un
petrel (gigantesca ave marina del orden de los albatros) y se fue a vivir con él. En
la aldea de los petreles Sedna se enfrentó al hambre y al frio en lugar de
encontrarse son las ricas pieles y la marmita llena de carne que se le había
prometido. Desesperada pidió auxilio a su padre quien acudió a su rescate, dando
muerte al petrel. Remaban en un umiak de regreso a su aldea, cuando se desato
una terrible tormenta causada por el batir de las alas de los petreles que salían a
vengar la muerte de su compañero. Comprendiendo que sacrificando su hija
podría salvar su vida, el padre lanzo a Sedna al mar. La joven se asió
angustiosamente al borde de la barca y el padre le corto los dedos con un gran
cuchillo. Sedna se hundió en el mar, pero sus dedos se convirtieron en los
mamíferos marinos que dan sustento al esquimal. Desde entonces Sedna habita
en el fondo del Océano y tiene mando sobre estos…

Un breve análisis del mito nos dice que Sedna es uno de esos seres
sobrenaturales que se ofrendan así mismos en bien de su pueblo (aunque aquí
evidentemente actúa la voluntad de un tercero) así como un héroe cultural que
dota a su gente de un bien preciado. Ahora bien ¿Qué exige Sedna a cambio de
seguir cediendo su propia carne para sustento de los hombres? La respuesta es:
La obediencia de los tabús, de los innúmera -

bles tribus que existen con respecto a la caza, preparación y consumo de los
mamíferos marinos. Si el hombre quebranta los tabús, Sedna no puede menos
que tomar nota, puesto que por cada falta un piojo se deposita en su cabeza
atormentándola y Sedna no puede librarse de ellos ya que carece de dedos.
Entonces monta en cólera y ordena a los mamíferos marinos: focas, morsas,
narvales, etc., que se alejen de los arpones de los esquimales, es cuando
disminuye la caza y se avecina el fantasma del hambre… para conjurarlo se
necesita un rito…
El rito en cuestión es celebrado shaman o angakok. Este es el practicante
religioso entre las etnias del atlántico y el personaje más poderos entre los dos
esquimales, a él se acude en las crisis, en las enfermedades y las hambrunas. En
el transcurso del rito, el shaman, empleando las técnicas que ha llegado a
dominar después de un largo aprendizaje, entra en trance. Durante este trance –lo
creen firmemente los esquimales- el cuerpo y el alma del shaman se separan. El
cuerpo aparece a la vista de todos, pero el alma desciende para entrevistarse con
Sedna y pedirle en nombre de su pueblo que olvide las ofensas y ordene a los
animales marinos que se dejen cazar. Para apaciguar a Sedna y hace que
descanse la cabeza en su regazo y hablándole suavemente la va liberando de los
piojos que la desobediencia humana ha depositado en su cabellera.

Mientras, el pueblo reunido espera con ansias que el alma del shaman
regrese a unirse son el cuerpo para informar del resultado de la entrevista. A
veces el shaman vuelve del trance e informa que sedna no perdonara a menos
que los culpables confiesen públicamente sus faltas …

Semejantes ritos pueden prolongarse por horas o días, alternando


sucesivos trances del shaman, de intensa expectativa, con periódicos de
desahogo donde cada quien admite haber contenido tal o cual falta. Este rito, tan
hábilmente conducido por el shaman, podría no atraer la caza, pero
definitivamente sirve de catarsis colectiva y encausa la angustia de los esquimales
hacia otros rumbos. Mientras tanto pudieran suceder que el mal tiempo cediera.
En el artico la posibilidad de cazar mamíferos marinos se debe no tanto a la
cacería de estos, cuanto a condiciones climáticas adversas.

Por lo pronto ya el rito del viaje del shaman al fondo del océano, originado
en el mito de Sedna, ha cumplido su misión.

Lejos del Artico, en la parte central del estado de Nueva York, otra tribu
indígena, la de los Iroqueses, conserva también un rito originario en uno de sus
mitos. Se trata del ritual delas “caras falsas” llevado a cabo por los miembros de
una sociedad de curanderos, tanto para curar a enfermos individuales como para
exorcizar a los malos espíritus Gahadogokagogosa, que durante el invierno se
acumulan en las aldeas y pueden causar enfermedades e infortunios.

El mito dice:

Al principio de los tiempos un ser sobrenatural sostuvo una lucha titánica con
el gran espíritu por el gobierno del mundo. El gran espíritu hizo que se desgajara
una montaña que rompió la nariz y torció la boca del retador irreverente. Luego lo
perdono y le concedió el derecho de formar una sociedad dedicada al combate de
las enfermedades. En memoria de su fundador los miembros de la sociedad
“Caras Falsas” portan durante sus ritos una máscara cuyos rasgos recuerdan
aquella lucha titánica:

nariz rota, boca torcida en un gesto de dolor, ojos atónitos y profundos surcos en
la frente.

Para que la máscara participe del Orenda, fuerza inherente a todos los
seres vivos, se empieza a tallar estando aun unida al árbol de cuya madera ha de
elaborase.
Muy lejos del territorio de los iroqueses, en medio del desierto de Arizona,
otro grupo indígena, el delos navajo también ha transformado en ritos algunos de
sus mitos. El origen de “El camino de bendiciones” ceremonia que consta de
varios ritos y cuyo fin es “restaurar la armonía del universo”, se remonta, según los
navajos, a tiempos míticos, cuando “las gentes sagradas” crearon al género
humano y les enseñaron los rituales que habían de seguir para mantener al
universo en marcha. En la escenificación de este mito, danzantes enmascarados
representan a “Mujer Cambiante” a los “Gemelos hijos del Sol”, a “Primer hombre”
y “Primera mujer” y a otros seres sobrenaturales de la mitología navajo. La
ceremonia culmina con la elaboración de una “pintura de arena” en la que
aparecen las deidades mencionadas con todos sus atributos.

Tanto los iraquíes como los navajos son grupos indígenas que han sabido
enfrentar los retos de la sociedad dominante. Los iroqueses se han distinguido por
su trabajo como obreros especializados soldando los remaches de las estructuras
de acero de los rascacielos de Nueva York. Los navajos participaron con éxito en
la Segunda Guerra Mundial enviando mensajes en su lengua nativa que no
pudieron ser interpretados por el enemigo. Pero es precisamente a causa de este
confortamiento desgastante con la compleja problemática de la civilización
occidental que el indígena norteamericano de estas y de otras muchas etnias
necesita abrevar en la fuente de sus mitos y reconfortarse en la observancia de us
ritos que “lo ponen en armonía

con el universo” según sus propias palabras. Con esta misma intención el
indígena que ha estado trabajando en las grandes urbes, regresa a sus territorios
tribales donde también el paisaje le remite al mito.

Para los navajos, los mantos de lava que se extienden en partes de su


dilatado territorio están formados por la sangre de su dilatado territorio están
formados por la sangre petrificada de los monstros abatidos por el “Exterminador
de Monstruos” uno de los hermanos gemelos, dioses de la guerra, hijos del sol y
de mujer cambiante (la que se renueva constantemente recobrando su juventud).
Los hechos heroicos de “Exterminador de Monstruos” hicieron habitable la tierra
Navajo. Solo que, añade un narrador del mito, probablemente de su propia
cosecha –no todos los monstruos pudieron ser utilizados, escaparon la pobreza, la
enfermedad, la mugre… y por ahí siguen rondando hasta ahora, como ustedes
pueden ver …

El narrador en cuestión podrá ser muy objetivo en cuanto a las condiciones


adversas que privan en partes de la reserva, pero al menos, dentro de esta, desde
cualquier punto dónde se encuentre podrá ver alguna de las cuatro montañas
sagradas que menciona el Mito navajo de Creación. Ahí está en casa.

BIBLIOGRAFIA

Coffin, P. Tristram

Indian Tales of North America an Anthology for the Adult Readen.


American Folklore Society, Ine.

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