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DEFINICIÓN (¿QUÉ SON?

Los mitos son historias imaginarias sobre personajes fabulosos y hechos increíbles que
han llegado hasta nuestros días a través de la tradición ya sea oral o escrita. En ellas
acostumbran a intervenir dioses, demonios, monstruos u otros personajes
sobrenaturales.

La diferencia entre mito y leyenda es que esta última se considera que tiene ciertos
aspectos históricos que la hacen creíble y la sitúan entre la realidad y la ficción.

EJEMPLOS

Ejemplo 1: Narciso es un personaje de la mitología griega. La historia cuenta que su


belleza enamoraba a todas las mujeres a su alrededor, pero él no hacía caso. Como
castigo por uno de sus múltiples desprecios hacia una mujer, Némesis, la diosa de la
venganza, hizo que Narciso se enamorara de su propio reflejo. Un día, mientras
contemplaba absorto su propia imagen en una fuente, Narciso cayó al agua muriendo y
dejando en su lugar una bella flor.

Ejemplo 2: La caja de Pandora. Se cuenta que una vez una mujer, Pandora, recibió
como regalo de bodas una misteriosa caja que no debía abrirse bajo ningún concepto. La
curiosidad de esta sin embargo, hizo que un día quisiese saber qué es lo que contenía
aquél misterioso objeto. Abrió la caja liberando todos los males del mundo. Pandora la
cerró rápidamente pero ya era tarde, porque lo único que quedó dentro fue el espíritu de
la esperanza.

Ejemplo 3: El monstruo del lago Ness. Este es un mito moderno. No existe ninguna
evidencia científica, ninguna prueba ni nada que nos lleve a pensar que realmente existe
un monstruo en este lago escocés. Lo que se cree es que quizá se haya visto alguna vez
un gran esturión o algún otro animal desconocido para quién lo observase, y a partir de
ahí se habría generado la confusión.

Mito de los cerros y la mama


Tungurahua
Este mito nos cuenta sobre la infidelidad de la mama Tungurahua con el cerro Altar.
También nos dice cómo el señor Chimborazo los puso en su lugar gracias a su poder.
Para los pueblos kichwas de Ecuador, los cerros son seres divinos con personalidades
distintas, lo que da origen al mito de los cerros. Según cuentan los ancianos de las
aldeas, las montañas tienen personalidades diferentes. Algunos de los montes son sabios
y ancianos; otros, jóvenes y mujeriegos; otros más, mezquinos y poderosos. De esta
forma, hoy en se sabe que cuando las nubes se acumulan en su cúspide es porque están
pensativos. Pero cuando cae un fulguroso trueno, en la cabaña saben que el monte está
furioso. En cambio, cuando lleve es porque están alegres y benefician a los hombres.

Mito de los cerros Tungurahua y Chimborazo


De acuerdo con el mito de los cerros, la mama Tungurahua estaba casada con el tata
Chimborazo, un cerro colosal. Sin embargo, Tungurahua engañó por un tiempo a su
esposo con otro cerro llamado Altar. Si bien pudieron amarse en secreto por un tiempo,
el Chimborazo los vio desde las alturas gracias a su tamaño. Este hecho llevó a la cólera
al marido celoso y remetió contra el amante Altar. Como era de esperarse, el
Chimbarazo le propinaba un salvaje tunda. Fue tal la ira del esposo que un tercer cerro
entró a defender al mujeriego, el Carihuairazo. Sin embargo, ni con la fuerza de ambos
pudieron frenarlo.

Hoy se sabe, gracias al mito de los cerros, que tanto el cerro Altar como el
Carihuairazo yacen destruidos. Lo que sucedió es que la tunda que les dio el taita
Chimborazo los dejó con grandes cráteres y deslaves. Por su parte, la mama Tungurahua
cada vez que recuerda el incidente se llena de coraje y exhala humo. Sin embargo, el
monte Chimborazo ya la perdonó y conserva toda su majestuosidad. No es vano que
estos montes compitan en devoción contra los santos cristianos de hoy.

Ejemplos de Leyendas Cortas


La leyenda constituye una narración de historias populares basadas en la vida real que
tiene su cronología cerca de la población, comunidad o caserío donde se originó el
cuento. La leyenda, aún cuando se trate de un relato de ficción, debe estar integrada por
una moraleja.

Las leyendas son relatos donde se narran con mucha imaginación, cuentos basados en la
realidad. Su vocablo significa “relatos para ser leídos”. Muchas leyendas figuran en los
monasterios antiguos cuando los monjes quieren hacer conocer su religión. En otras ocasiones
las historias quedan de lado para que aparezca esa enseñanza religiosa o espiritual.

Ejemplo de leyenda: La leyenda del Jinete sin Cabeza:


"El jinete sin cabeza"

Cuenta la leyenda, que en un pueblo alejado de todo civilización conocida, existió un


jinete que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un hermoso y gran
caballo, la gente asombrada se preguntaba ¿Quién era aquel hombre? ¿Por qué
cabalgaba cada noche?, no era algo usual que alguien saliera por las noches a hacer esos
recorridos.

En una noche muy oscura y bajo una fuerte tormenta eléctrica, el jinete desapareció del
lugar para no volver nunca más. Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de
aquel extraño jinete del que tanto se había hablado.

Una noche, igual de obscura y tenebrosa, con enormes relampagos azotando el pequeño
pueblo, se escuchó nuevamente la cabalgata de aquel caballo, su relinchar y el ruido
que producia al trotar sobre el suelo mojado despertó los recuerdos dormidos de todos
aquellos que habían sido testigos de los sombríos paseos de aquel extraño jinete. Los
recuerdos y la curiosidad llevaron a cada persona del pueblo a salir de sus camas y
asomarse por la ventana, en donde vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando
un relámpago cayó e iluminó al jinete, un jinete sin cabeza.

Ejemplo de leyenda: La leyenda de la llorona:


Leyenda de la llorona:

La llorona es una leyenda que tiene toques prehispánicos y de la colonia, una de las
versiones más resonadas cuenta lo siguiente:

En tiempos de la conquista, cuando las noches no se alumbraban más que por la luna, se
cuenta que existió una mujer que salía por las calles del caído Tenochtitlán para llorar a
sus hijos muertos y conquistados, se dice que ésta alma en pena recorría las calles
gimiendo y llorando en busca de sus hijos desaparecidos, aterrorizando a la gente que
solo se persignaba y se escondía en sus casas.

Se dice que cuando alguien se atrevía a seguirla y ella lograba verlo éste enloquecía,
perdiendo la razón, y cuando la seguían sin que los viera se perdía de vista en la
obscuridad cerca del lago.
Muchos creían que ésta mujer ahogó a sus hijos para evitar verlos conquistados o
civilizados por los conquistadores y arrepentida de ello se volvió loca y peno el resto de
su vida buscándolos.

Ejemplo de leyenda: La leyenda del hombre lobo:


Leyenda del hombre lobo

Una de las primeras leyendas del hombre lobo es la del mito del “reino de Acadia”,
donde el rey “Licaón” del había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes y
primitivas del hombre que mantuvo desde sus orígenes, pero el propio rey conservó
muchas de esas costumbres salvajes, sacrificando personas en honor del dios Zeus y
comiendo carne humana.

Según la leyenda cuando Zeus se enteró de esta costumbre del rey Licaón, bajo vestido
de mendigo como si fuera un peregrino ajeno a la zona, el rey Licaón decidió acabar
con él matando al visitante, pero se alcanzó a dar cuenta de la treta de Zeus y lo invitó a
comer a su palacio en un suntuoso y exagerado banquete en su honor. Entonces después
del inmenso banquete, Licaón sacrificó a uno de sus hijos y se lo dio a comer a Zeus,
que si bien era un Dios, éste se enteraría de esto pues los dioses lo ven todo.

Zeus se enfureció al ver lo que había hecho, y en castigo de su grave ofensa lo condenó
a convertirse en un lobo y junto a Licaón a todos sus descendientes, dando inicio a la
Licantropía que es la sangre del rey licaón que se presenta en sus descendientes,
convirtiéndose en hombres lobos, justó los días de luya llena, que fue cuando se realizó
el siniestro banquete para Zeus.

Además de esto, condenó a todo al que simpatizara con el rey Licaón en convertirse en
hombre lobo al ser mordido o rasguñado por otro hombre lobo.

Leyenda, mito y fábula: algunas diferencias


Las leyendas son narraciones que se transmiten oralmente de generación en generación.
Trascienden los registros escritos, pues son relatos que se han difundido de boca en
boca, generalmente de las generaciones mayores a las más jóvenes. No obstante, su
transmisión se adapta a las condiciones de nuestras sociedades, con lo que las leyendas
son también comunicadas y extendidas a través de textos, libros e incluso películas.

Se trata, en todo caso, de narraciones que hacen alusión a hechos sobre la vida humana,
que pueden tener raíces históricas, o no, así como mezclar realidad con fantasía. Esto
último es lo que hace diferente a una leyenda de un mito, pues el mito cuenta
principalmente la historia de seres divinos, y es a través de dicha historia como se
fundan creencias religiosas y pautas morales.

Por otro lado, tanto las leyendas como los mitos son relatos distintos a las fábulas. Se
diferencian en que las fábulas tienen como protagonista animales que hablan y que a
través de sus aventuras nos dejan una enseñanza.
En cualquier caso, un mismo relato puede contener elementos tanto de leyenda como
de mito y fábula, y todos pueden brindar explicaciones a fenómenos naturales y
sobrenaturales así como a distintos acontecimientos sociales. En todas las leyendas
suelen existir distintas versiones, según el lugar específico donde se cuentan.

4. La Llorona

La Llorona es una leyenda de origen latinoamericano, especialmente popular en


México. La versión más difundida cuenta la historia de una mujer que había sufrido el
rechazo de su marido, y ella, en señal de despecho, asesinó a sus hijos. La culpa la hace
regresar por las madrugadas en la forma de un fantasma que grita “¡Ay mis hijos!”.

Otras versiones cuentan que se trata de una representación de La Malinche, mujer que
ejerció como traductora e intérprete de Hernán Cortés durante “la conquista” de
América. En este caso, el grito de sufrimiento tiene que ver con que algunas versiones
del proceso de colonización, han atribuido injustamente a la Malinche la
responsabilidad sobre lo ocurrido.

3. La gallina de los huevos de oro

“Érase una vez una pareja de granjeros que, un día, descubrieron en uno de los nidos en
los que criaban gallinas un huevo de oro macizo. La pareja fue observando que el ave
producía tal prodigio día tras día, obteniendo cada día un huevo de oro.

Reflexionando sobre qué era lo que hacía que la gallina en cuestión tuviese esa
habilidad, sospecharon que que ésta poseía oro en su interior. Para comprobarlo y
obtener todo el oro de una vez, mataron a la gallina y la abrieron, descubriendo para su
sorpresa que por dentro la prodigiosa ave era igual a las demás. Y también se dieron
cuenta que, en su ambición, habían acabado con aquello que les había estado
enriqueciendo.”

Esta fábula, asociada a Esopo aunque también versionada por autores como Samariaga
o La Fontaine y que en ocasiones nos habla de una gallina y en otras de un ganso, nos
enseña la importancia de dejar de lado la codicia, ya que nos puede conducir a perder
lo que tenemos.

La leyenda ecuatoriana de Cantuña


Esta es una de las primeras historias que escucharas en ecuador, debido a que esta
tan arraiga a la cultura. Que todos los adultos, niños y jóvenes se la saben.

Nuestra magnética leyenda ecuatoriana. Habla sobre un indígena al cual todos en el


pueblo conocían por su característico nombre. Cantuña.
La historia de esta persona, inicia en aquellas épocas cuando los monjes franciscanos
comenzaron a llegar.

Sobre todo a establecerse en Ecuador y en esta historia para ser más exactos, en la
ciudad de Quito…

Lo que obligo a las personas nativas del país, a realizar las construcciones de los
templos católicos en la ciudad.

Y la leyenda ecuatoriana del Sr. Cantuña continuó

El señor Cantuña, acepto de tan buena manera que los españoles se sorprendieron,
además prometió que el templo se encontraría listo en el plazo de un semestre, sino que
lo tendría antes listo de ser posible.

Pero al realizar este trato, él pidió una muy sencilla condición, la cual consistía:

Cuando el trabajo de los indígenas se viera terminado, se le debería de entregar una


suma generosa de dinero

Sorprendidos los Franciscanos, se pensaron muy bien la propuesta de Cantuña. Como


es claro por el plazo de tiempo que se había propuesto.

Debido a que era un plazo muy corto y ciertamente… muy complicado de cumplir.

Puesto que se trataba de una edificación sumamente grande aun si tuviera la ayuda de
sus compañeros, pero esperanzados aceptaron.
Los días comenzaron a transcurrir y con él, el laborioso trabajo de los indígenas, pero
dolorosamente la construcción se vío retrasada y sobre todo.

Avanzaba de manera muy lenta exactamente cuando ya habían trascurrido cinco meses,
la construcción se encontraba a menos de la mitad, lo que le produjo una gran
preocupación a Cantuña.

Haciendo que en su mente como un pensamiento oscuro y perverso. Vender su alma al


diablo a cambio de que con su ayuda la construcción terminara al concluir los seis
meses.

El diablo se apareció y acepto gustoso su trato. Haciendo que esa como otras noches sus
demonios trabajaran en la construcción de la iglesia, pero nuestro amigo no estaba
dispuesto a que se llevaran su alma.

Así que una noche cuando la construcción estaba con concluir, en una de las piedras que
estaban usando, escribío:

“El que tome y coloque la piedra en su lugar, reconocerá a Dios de inmediato que es
más poderoso que el”

El demonio al ver esto, ordeno furioso a su letanía de demonios dejar todo e irse de
aquel lugar.

Por lo que Cantuña, termino en el tiempo acordado la construcción y conservando


su alma.

La dama tapada
Esta leyenda, es de temor para todos aquellos jóvenes ecuatorianos. Puesto que se habla
acerca de una mujer de cuerpo esbelto que se le presenta a los hombres en las
noches

Y al pasar a su lado… ella es capaz de emanar un aroma muy embriagador. Que los
seduce de tal manera que hasta parece que los hipnotiza.
Una vez que los hombres se encuentran debajo de este poderoso efecto, son capaces de
seguirla a donde ella vaya.

Que siempre son lugares alejados de las civilizaciones. Una vez que se encuentran
solos, la mujer detiene su caminar y se vuelve a verlos.

Para quitarse el velo que cubre su rostro, se comenta que su rostro esta desfigurado en
un proceso de descomposición. En cuanto al delicioso aroma se hace putrefacto.

La gran impresión hace que los hombres se paralicen y mueran. Pocos son los
afortunados en huir, puesto que otros que huyen se vuelven locos de la impresión.

LEYENDA DE BOLIVAR

Brujo de Telimbela
Por Manuel Espinoza Apolo
Imagen de Leonard Paul

En tierras de lo que hoy es la provincia de Bolívar, un antiguo chamán


recibió sus poderes de un demonio, llamado Genio, a cambio de su alma. El
demonio le entregó una lanza de chonta que el Brujo introdujo en una
laguna de agua verdosa con hedor a azufre y con ella pudo hacer cuanto
quería.

En vísperas de su muerte, el Brujo tomó su lanza y la arrojó con tanta


fuerza que fue a caer en la cumbre del cerro Tronador. De ahí que en las
noches más oscuras, los moradores de dicha zona divisan una sombra que
cruza por el cielo mientras los perros aullan y los gallos cantan tristemente.

El Brujo de Telimbela dejó escrita una maldición contra las personas que
profanen su tumba o se burlen de las serpientes y demás signos dibujados
en su lápida: quienes se atrevan a hacerlo serán fulminados por un rayo.

HISTORIA

ORIENTE:
“EL MISTERIO DE LA BOCANA DEL RIO MISAHUALLI”

En el oriente ecuatoriano en las aguas de la bocana del rio Misahualli en la selva,


un hombre blanco que se dedicaba a la explotación del árbol de caucho en la
cuenca del rio Aguarico.
Al pasar los meses llego un señor con su hija al mismo lugar donde causo
sensación en el corazón del cauchero, se enamoraron y como vivían en plena selva
y ante la ausencia de una autoridad que legalizara la relación de la pareja, ésta
decidió unir sus cuerpos y sus destinos a la sombra de los frondosos y florecidos
árboles de guaba. Pero como el amor no produce para vivir, el cauchero tuvo que
viajar una vez más al Aguarico para recoger la balata recolectada por sus
trabajadores y llevarla a los mercados de Iquitos.
La bella chica con el recuerdo de su amado en la hermosa sonrisa de sus labios,
recorría la extensa playa solitaria ésta era una costumbre que le había impuesto
el amor. Mas el tiempo pasaba inmisericorde y al final de su paso el cauchero
jamás volvió.

Esta bellísima mujer presa de una indescriptible pena, desapareció un día como
si se la hubiera tragado la tierra. Sus familiares y amigos la buscaron
afanosamente, pero todo fue en vano; las lágrimas y el tiempo, fueron borrando
el dolor de su ausencia.

Al pasar los años, una mañana brumosa y fría, unos indígenas que pescaban por
el sector, vieron a una hermosísima mujer parada en la piedra grande de la
margen izquierda del río; se acercaron a ella y cuando le preguntaron donde vivía
solo señaló el agua, y lanzándose al torrente sin salpicar una gota ni producir una
onda en la superficie se sumergió.

Los ancianos al escuchar lo ocurrido, aseguraron que la dama era el espíritu de


aquella mujer que desapareció sin dejar rastros.

En esa enorme piedra rojiza de estructura volcánica asentada en el recodo del río
Misahuallí, se escucha con frecuencia en las mañanas, una dulce voz de mujer que
canta a su amor perdido. Algunas veces ella se aparece a los que pescan en el río,
pero quien acude al lugar con intención expresa de encontrarse con ella, nunca
logran su objetivo.
GALAPAGOS:
“CEMENTERIO DE SAN CRISTOBAL”

Cuenta la historia que hace años un personaje de piel roja y contextura gigantesca
y como los habitantes de la isla estaban acostumbrados a la presencia de
extranjeros en ese lugar no le dieron importancia.
Este hombre tenía una cabellera larga que le daba por los hombros semidesnudos,
una barba larga que le cubría casi todo el pecho, ojos azules y encendidos que
daba la impresión de algún extraviado personaje de un reino.
El señor era un gran misterio en esta isla porque prácticamente estaba aislado de
las personas y se dedicaba hacer excavaciones para enterrar cosas que nadie supo.
A la final murió este personaje y se dice que en este lugar hay ¡Un tesoro
escondido! que este señor había escondido.
Hasta la vez se realizan las excavaciones en este lugar pero no han hallado nada,
las personas que conocen esta historia.

El padre Almeida una leyenda ecuatoriana


Esta es la historia de un padre que posea un particular gusto por las bebidas alcohólicas.
Como el título lo menciona, se habla acerca del padre Almeida

Adoraba beberse en las noches pequeños tragos de aguardiente. Por lo que para
complacer este gusto, siempre se salía de su iglesia a las horas de la noche.

Pero el padre Almeida, tenía una muy particular forma de escaparse del convento
para irse a la cantina a beber.
Siempre se subía a una de las pequeñas torres y desde ahí iba escalando para poder
llegar al suelo.

Una noche, que le dio sed… volvió a repetir este paso, en la ventana por la cual siempre
salía, había un Cristo enorme.

Esa noche se tomó de una de sus manos para asomarse y de la nada escucho una voz
que le susurraba

“¿Cuándo será que dejes de beber?”

A lo que él, a manera de tranquilizarse… se dijo que la voz había provenido de él


mismo así que dijo en voz alta:

Hasta que no me dé más sed

Así salto y fue a la cantina en donde se puso completamente borracho, ya en la


madrugada a la hora de volver a su convento. Se topó con unos jóvenes que cargaban
un ataúd, con los cuales choco.

Provocando que este callera al suelo, haciendo que la tapa se rompiera y saliera el
cuerpo. Grande fue su sorpresa al notar que era el mismo.

Su impresión fue tanta y temió tanto que la borrachera en él se desvaneció.


Preocupado regreso al templo en donde de rodillas le pido perdón al Cristo que le
había hablado y jurando que no volvería a beber.

Leyendas Ecuatorianas
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Las leyendas ecuatorianas son un compilado de historias populares que han


sobrevivido al paso del tiempo, gracias a una correcta transmisión oral. Se
sabe que la gran mayoría de este tipo de historias, procede del tiempo en el
que se llevó a cabo la conquista de ese territorio a manos de los españoles.

Dichas crónicas al ir pasando de generación en generación, han ido


combinando su base histórica con la ficción, aunque sin dejar de lado
elementos que son propios de esa cultura sudamericana.

Para esta recopilación de leyendas, se consultaron tanto fuentes escritas como


electrónicas, a fin de que tú como lector obtengas la mayor cantidad de
información, sin la necesidad de buscar en otros lados.

Indice

 1 Leyendas del Ecuador


o 1.1 Leyenda de Cantuña
o 1.2 La dama tapada
o 1.3 El padre Almeida
o 1.4 La Bella Aurora
o 1.5 El gallo de la catedral
o 1.6 Leyenda del Chuzalongo
o 1.7 Leyenda de Mariangula
o 1.8 La caja ronca
o 1.9 La Capa del Estudiante
o 1.10 El Huiña Huilli de Bolívar
 2 Leyendas Ecuatorianas Cortas para Niños
o 2.1 El Tsáchila que se convirtió en Sol
o 2.2 La Tacona (También conocida como La Tacona de Esmeraldas)
 3 Origen de las Leyendas Ecuatorianas
 4 Leyendas Riobambeñas
o 4.1 El luterano y el escudo de Riobamba
o 4.2 El descabezado de Riobamba
o 4.3 El Agualongo
o 4.4 El duende de San Gerardo
o 4.5 La silla del Cementerio
 5 Leyendas Guayaquileñas
o 5.1 La viuda del Tamarindo
o 5.2 El ataúd ambulante
o 5.3 Fray Simplón y las palomas
o 5.4 El niño de la mano negra
o 5.5 Posor-Já
 6 Leyendas Cuencanas
o 6.1 El cura sin cabeza
o 6.2 El farol de la viuda
o 6.3 El perro encadenado
 7 Leyendas Quiteñas
o 7.1 El Cristo de los Andes
o 7.2 La olla del Panecillo
o 7.3 El penacho de Atahualpa
o 7.4 La Iglesia del Robo
o 7.5 El último ensueño de Manuelita
 8 Nombres de Leyendas Ecuatorianas

Leyendas del Ecuador


Para poder conocer cuáles son los elementos que definen a las leyendas del
Ecuador, es necesario revisar cada una de las historias existentes con sumo
cuidado, para poder detectar su importancia desde un punto de vista cultural.

Este ejercicio de investigación puede parecer a primera instancia, algo sencillo,


debido a que hoy en día contamos con herramientas cibernéticas que nos
permiten la recolección de información en un tiempo mucho menor que el que
debíamos invertir en décadas anteriores.

Sin embargo, nuestra tarea consiste en descartar ciertas historias irrelevantes y


dejar constancia de aquellas que aún hoy en día continúan siendo referencia
en varios países de Sudamérica.
Leyenda de Cantuña

Esta primera leyenda del Ecuador, hace referencia a un indígena al que


todos en su pueblo lo conocían como Cantuña. La historia comienza en una
época en la que los monjes franciscanos ya se habían establecido en Ecuador.

De hecho, fueron ellos los que le encomendaron al nativo que iniciara la


construcción de un templo católico en la ciudad de Quito. Cantuña aceptó de
muy buena gana e inclusive aseguró que lo tendría listo en un semestre.

Como única condición solicitó que, al término de su trabajo, le fuera entregada


una gran cantidad de dinero. Ciertamente los franciscanos dudaron de la
palabra de ese individuo, pues pensaron que, aunque sus compañeros lo
socorrieran a edificar el templo, tardaría mucho más tiempo de lo señalado en
concluir con las obras.

Pasaron varios meses (en total cinco) y la construcción no iba ni a la mitad.


Desesperado por esta situación, a Cantuña se le pasó por la mente, el hacer un
pacto con el diablo en el que él le entregaría su alma, a cambio de que
«Satanás» concluyera con la tarea en el plazo estipulado.

Lucifer aceptó el trato y puso a trabajar a varios de los demonios del infierno
para poder llevarse el alma del indígena a los confines del infierno. Sin
embargo, cuando Cantuña observó que la Iglesia estaba casi terminada, pensó
en un plan para no perder su alma.

Se acercó al lugar en donde estaban las piedras que se estaban utilizando para
construir el último muro y en una de ellas talló la siguiente inscripción: «Aquel
que coloque esta losa en su lugar, reconocerá de inmediato que Dios es
mucho más poderoso que él».
Dos días más tarde, el diablo tomó la piedra entre sus manos y al mirar el
mensaje, de inmediato ordenó a su séquito que regresaran junto con él de
inmediato al infierno.

De esa manera, el astuto indígena Cantuña no solamente había conseguido


conservar su alma, sino que también concluyó a tiempo la construcción de la
Iglesia, con lo cual los monjes franciscanos le tuvieron que pagar las monedas
que habían acordado.

La dama tapada

Hay algunos que confunden la leyenda de la dama tapada, con la de la


«llorona». No obstante, es conveniente aclarar que se tratan de dos historias
distintas y enseguida explicaremos por qué.

La narración nos cuenta que en Ecuador aparece de vez en cuando una joven
delgada a quien nadie le puede ver el rostro, pues invariablemente lo lleva
cubierto con un velo.

Viste de manera muy elegante y además porta una sombrilla. Los lugareños
dicen que cuando está cerca de algún hombre, el espíritu comienza a emanar
un aroma sumamente agradable, a fin de que la víctima se sienta atraído hacia
ella y la siga a donde quiera que vaya.

Ese perfume es tan seductor que el individuo que lo huele no sabe hacia dónde
se dirige. De esa forma, la dama tapada conduce al sujeto a una zona
apartada. Es decir, un lugar en donde no hay ninguna otra persona que lo
pueda ayudar.

De momento, la mujer se detiene en medio del camino, se para frente al


hombre y descubre su rostro. La víctima al mirar la cara de la dama tapada,
queda completamente horrorizado pues se trata de un rostro horripilante en
estado de putrefacción.

Instantes después, el agradable perfume se convierte en un olor insoportable,


semejante al de cuerpos descomponiéndose. El afectado no puede moverse
hasta que su corazón deja de latir por completo.

Un amigo ecuatoriano me contó que son muy pocos aquellos que han tenido la
suerte de salvarse del ataque del espectro y poder continuar con su vida de
manera normal. Pues muchos de los que lograron huir de esa región del
bosque y volver a la civilización, perdieron completamente la razón y fueron
recluidos en hospitales de salud mental, debido a la terrible impresión que les
causó el observar aquel rostro tan espeluznante.

El padre Almeida

El padre Almeida es un personaje de las leyendas ecuatorianas del cual se


dice que le gustaba salir por las noches sin ser visto para poder tomar un trago
de aguardiente.

La manera en la que abandonaba la Iglesia, era un tanto extraña, ya que subía


hasta lo alto de una torre y luego se descolgaba hacia la calle. Lo que no todos
sabían es que, para arribar a ese lugar, tenía que pararse encima de una
estatua de Jesucristo de tamaño natural.

Una noche que planeaba salir a «saciar su sed» se posó encima del brazo y
cuando estaba a punto de irse, alcanzó a escuchar una voz que le decía:

– ¿Cuándo será la última vez que hagas esto padre Almeida?

El sacerdote creyó que la voz había sido producto de su imaginación y sin más
le contestó:

– Hasta que vuelva a tener ganas de tomar otro trago.


Luego de decir eso, se dirigió a la cantina clandestina en donde bebía y no
salió de ahí hasta que estaba completamente borracho.

El cura iba dando tumbos por la calle, hasta que chocó de lleno con unos
hombres que llevaban un féretro en camino hacia el cementerio. El féretro cayó
a media calle, ocasionando que la tapa se rompiera.

El padre Almeida no podía creer lo que veían sus ojos, el hombre que estaba
dentro del ataúd era el mismo.

Sobra decir que de inmediato recobró la sobriedad y en cuanto llegó a su


Iglesia le juró al Cristo de la torre que nunca volvería a probar una gota de vino.
Desde ese entonces, la gente afirma que el rostro de dicha imagen cambió
completamente y que aún hoy en día se puede ver que esboza una sonrisa de
satisfacción, pues una de sus ovejas volvió al redil.

La Bella Aurora

Esta es otra de las leyendas ecuatorianas, que no podíamos dejar de incluir.


El relato empieza en la ciudad de Quito y básicamente se trata de la historia de
una bellísima joven a la que todos conocían como Aurora (en algunas
versiones se dice que su nombre completo era Bella Aurora).

Era una muchacha que provenía de una familia adinerada, pues sus padres
eran personas sumamente influyentes. La vida tanto de ella como de su familia
transcurría sin ninguna preocupación, pues tenían todo lo necesario para
desempeñar sus actividades tranquilamente.

Como era de suponerse, a la muchacha no le faltaban pretendientes. Es más,


ella se daba el lujo de despreciar a la mayoría de los chicos del pueblo, pues
como ya dijimos, no requería casarse con nadie para mejorar su estatus.

Una tarde de domingo, la joven salió de su casa en dirección a la Plaza de la


Independencia, sitio en el que se llevaban a cabo de manera regular corridas
de toros.
La fiesta brava de que el día se desarrollaba en total calma, hasta que de
pronto hizo su aparición en el ruedo un enorme toro de pelaje negro, con los
ojos inyectados en sangre y vapor saliéndole de la nariz.

El animal corrió hasta la tribuna en donde se encontraba Bella Aurora y se le


quedó mirando fijamente. Eso provocó que la muchacha perdiera el
conocimiento de inmediato.

Poco después, los padres de la chica la llevaron todavía inconsciente a su


domicilio, para que después de reposar un rato en su cama, recobrara el
conocimiento.

Bella Aurora despertó luego de un par de horas. Sin embargo, en cuanto abrió
los ojos, escuchó un fuerte estruendo y uno de los muros de su dormitorio
quedó destrozado por completo.

¡Era el toro negro de la plaza, quien de alguna forma había conseguido seguir
el rastro de la joven!

La muchacha quiso gritar y huir de ahí, pero ni la voz, ni sus piernas le


respondieron. Luego la bestia la embistió con una furia desmedida, quitándole
la vida en cuestión de segundos.

Posteriormente sus padres llegaron a la habitación, mas no pudieron encontrar


al animal. Solamente yacía en el piso el cuerpo de su hija fallecida.

El gallo de la catedral

Esta leyenda corta también se originó en la capital de Ecuador, es decir en


Quito. Don Ramón Ayala y Sandoval era un sujeto que tenía mucho dinero y
que además le encantaba la vida nocturna.

Entre sus aficiones preferidas destacaba el tocar la guitarra y desde luego el


beber acompañado de sus amigos. Se decía que su corazón le pertenecía a
Mariana, una joven que vivía en las cercanías de su hacienda.
La rutina diaria de don Ramón no cambiaba en absoluto. Se levantaba a las
6:00 de la mañana y después se disponía a desayunar. El almuerzo consistía
en un bistec asado acompañado de papas y huevos fritos. Todo eso
acompañado de una taza de humeante y espumoso chocolate.

Luego de saciar su apetito, se dirigía a la biblioteca, en donde disfrutaba


leyendo un rato. Posteriormente, regresaba a su habitación para tomar una
«merecida» siesta.

Después se levantaba de la cama para bañarse, pues debía estar listo para
salir por la tarde. Don Ramón paseaba por las calles, hasta llegar al local de
vino de Mariana (a quien apodaban la Chola).

Ya con unas copas encima, el hacendado una noche se topó con un gallo de
pelea, al que retó a un duelo.

El ave aceptó el enfrentamiento y pronto le dio un picotazo en la cabeza. El


hombre se asustó tanto que le pidió perdón enseguida al gallo, a lo que éste le
respondió:

– No vuelvas a beber, ya que, si lo haces de nuevo no tendré clemencia y te


mataré.

Don Ramón cumplió el juramento que le había hecho a ese gallo de pelea.
Duró muchos años sin volver a tomar, hasta que uno de sus camaradas lo
invitó a un convivió en el que no pudo sucumbir al deseo de volver a probar el
licor.

Después de eso, no se sabe que ocurrió con el hacendado, pues nadie lo


volvió a ver.

Leyenda del Chuzalongo


En la región costeña del Ecuador, un hombre que se dedicaba a la agricultura,
tenía a su ganado pastando en el monte. De repente, el cielo se ennegreció
anunciando una terrible tormenta.

El sujeto preocupado por sus animales, les pidió a sus hijas que condujeran al
ganado al granero. Las muchachas hicieron lo que su padre les pidió y en
pocos minutos, encerraron a las reses en la bodega.

En eso, se dieron cuenta de que junto a ellas se encontraba una extraña


criatura de baja estatura, nariz larga exacta, orejas puntiagudas y una larga
cabellera de color gris.

Las muchachas gritaron con todas sus fuerzas, aunque desgraciadamente


nadie acudió para ayudarlas. Luego de varias horas y al percatarse de que sus
hijas no habían vuelto a la casa, el granjero salió acompañado de su escopeta
a buscarlas.

El pobre agricultor se encontró con una horripilante escena. Sobre el pasto


halló los cuerpos destrozados de sus hijas. A lo lejos pudo divisar como una
diminuta criatura se iba alejando poco a poco en dirección hacia el horizonte.

Otra variante de la leyenda del Chuzalongo, es la que dice que este tipo de
duende enfrenta a los hombres en el bosque, cuando por alguna razón estos lo
logran ver desnudo, pues es demasiado pudoroso.

Existe otro relato en el que se asegura que el Chuzalongo sólo se deja ver en
el momento en el que desea medir su fuerza con otra especie, sin importar que
se trate de seres humanos o de animales).

Leyenda de Mariangula

Hay quienes consideran a la leyenda de Mariangula como una historia de


terror. Se trata de una adolescente de 14 años, misma que tenía una madre
que se dedicaba a vender tripa asada al carbón.
Un día la mujer mandó a su hija Mariangula a conseguir más tripas, pues la
mercancía casi se le había agotado por completo. Sin embargo, como la
chiquilla era un tanto rebelde, no hizo caso a las indicaciones y prefirió irse a
jugar con sus amigos.

Por si esto fuera poco, el dinero que le habían dado para que comprara las
vísceras también se lo gastó. Lógicamente después de pasar un buen rato en
compañía de sus camaradas y de reflexionar acerca de lo que había hecho, la
niña pensó que su mamá la iba a reprender fuertemente.

La preocupación no la dejaba en paz y mientras caminaba a las afueras del


cementerio municipal de Quito, pensó en entrar al camposanto y sacarle las
tripas uno de los muertos que los sepultureros apenas acababan de enterrar.

Esperó a que oscurecieron a poco más y llevó a cabo su macabro plan.


Después se las entregó su madre y no hubo ningún tipo de reprimenda. De
hecho, las tripas se vendieron mejor que otros días.

Ya de noche en su casa Mariangula no dejaba de recordar lo que había hecho.


De pronto, la niña comenzó a escuchar que golpeaban fuertemente la puerta
principal de su domicilio. Eso era algo muy extraño, no sólo porque ya pasaba
de las 12:00 de la noche, sino porque ninguno de los demás integrantes de su
familia, escuchó los golpes.

Posteriormente una macabra voz empezó a llenar la habitación de la chiquilla


diciendo lo siguiente:

«Mariangula devuélveme las tripas que me robaste en el sepulcro». La voz se


fue haciendo cada vez más fuerte e inclusive la muchacha pudo escuchar
claramente como si alguien subiera por las escaleras en dirección a su cuarto.

Asustadísima por aquellos lamentos fantasmales, a la niña lo único que se le


ocurrió hacer fue sacar unas tijeras que tenía en el cajón y abrirse el estómago
para pagar su deuda.

A la mañana siguiente, la madre de Mariangula la encontró muerta sobre su


propia cama.
La caja ronca

Hace mucho tiempo en la ciudad de San Miguel de Ibarra vivían dos grandes
amigos: Carlos y Manuel. Una mañana, el papá de Carlos les pidió que antes
de ponerse a jugar, fueran a regar las plantas del jardín, puesto que hacía
muchos días que no llovía y casi estaban por secarse.

Ellos accedieron, pero al final no cumplieron con esa labor, ya que se pusieron
a correr por el campo. La noche cayó y fue entonces cuando Carlos se acordó
de lo que le había pedido su padre.

– Está muy oscuro y tengo miedo. ¿Me acompañas Manuel a regar las
plantas?

– Claro, vamos de una vez.

Antes de que se acercaran a la parte trasera de la casa, sitio en el que se


encontraban las macetas que debían regar, empezaron a huir una serie de
voces que pronunciaban palabras en otro idioma, de la misma forma que
ocurre cuando la gente sale en una procesión.

Se ocultaron detrás de un árbol y pudieron ver que aquellos no eran seres


humanos, sino criaturas capaces de flotar por el aire. A ninguno de ellos se les
pudo ver el rostro, pues lo tenían cubierto con una capucha. Además, en una
de sus manos portaban una vela larga apagada.

Luego de que pasaron los encapuchados, apareció una carroza guiada por un
ente horripilante que tenía en la cabeza un par de afilados cuernos y dientes
iguales a los de un lobo.

Fue en ese preciso momento, cuando Carlos recordó una leyenda


ecuatoriana que le contaba su abuelo acerca de una «caja ronca«. La
descripción que el anciano había hecho acerca de los seres que custodiaban
este mítico objeto, era exactamente igual a las criaturas que acababan de ver.

El terror que sintieron hizo que de inmediato perdieran el conocimiento.


Posteriormente cuando volvieron en sí, se percataron de que ahora ellos
portaban también una vela larga de color blanco. Sólo que no era de cera sino
de hueso de difunto.

Las soltaron de inmediato y cada uno se fue para su domicilio. Desde ese
momento, procuraron jamás volver a salir de noche y mucho menos dudar de
las historias y mitos que cuentan por las regiones cercanas a la capital de
Ecuador.

La Capa del Estudiante

Esta leyenda da inicio cuando unos estudiantes se preparaban para presentar


los últimos exámenes del año escolar. Uno de ellos, cuyo nombre de acuerdo
con los entendidos era Juan, tenía otros pensamientos en su mente, ya que se
encontraba sumamente preocupado por lo viejas que eran sus botas y que no
tenía dinero suficiente como para comprarse un par nuevo.

Él era un muchacho vanidoso y le gustaba siempre presentarse a sus


exámenes perfectamente bien vestido. Por lo tanto, te imaginarás que no podía
ir a la prueba con ese calzado. Sus amigos le aconsejaron que empeñara su
capa y que con ese dinero podría adquirir unas botas nuevas.

A Juan no le gustó la idea y después de hablar por varios minutos más con sus
compañeros, éstos decidieron prestarle el dinero con una condición:

Tenía la obligación de ir al camposanto de «El Tejar» y buscar la tumba de una


mujer que hacía unos días se había quitado la vida. Cuando la hubiese
localizado, lo siguiente que debía hacer era clavar un clavo sobre esa tumba.

Para quienes no lo sepan, aquella joven había sido en vida la novia de Juan.
Sin embargo, ella tomó la decisión de quitarse la vida, en el momento en el que
descubrió que su novio le había sido infiel.

El muchacho estaba indeciso, pues no quería «reabrir heridas de su pasado».


No obstante, como necesitaba el dinero tomó la decisión de acudir a su
macabra cita.

Saltó la reja del cementerio y rápidamente se dirigió hasta donde estaba la


tumba de la chica. De uno de sus bolsillos sacó el martillo y el clavo y comenzó
a clavar. En cada golpe que daba inconscientemente era como si le estuviera
pidiendo perdón a la joven, por el daño que le había causado.

Cuando terminó, Juan quiso volver con sus amigos, pero algo lo detenía. A la
mañana siguiente, los muchachos al darse cuenta de que no regresaba,
decidieron entrar al panteón y ver qué había sucedido.

Luego de unos minutos llegaron a la tumba correcta y vieron como el cuerpo de


su amigo yacía sin vida al lado de la tumba. Lo más curioso es que la capa del
estudiante estaba completamente clavada en la tapa del ataúd.

La muerte de Juan fue sumamente extraña, pues nadie escuchó el más mínimo
ruido.

El Huiña Huilli de Bolívar

Esta leyenda me la contaron en uno de mis viajes a Ecuador. José era un


tahúr. Es decir, un jugador de cartas experto a quien además le fascinaba
hacerles trampa a sus contrincantes.

Una noche salió de la cantina con los bolsillos repletos de monedas. Los
lugareños hartos de las trampas de José, le entregaron un bote de vidrio lleno
de luciérnagas, para que de esa forma todos pudieran ver que se acercaba al
pueblo y así correr a esconderse en sus casas para no toparse con él.

Mientras caminaba cerca de la quebrada de Las Lajas, escuchó claramente


los lamentos de un recién nacido. A José poco le importaba el sufrimiento de
los demás. A pesar de ello, el llanto del bebé era tan fuerte que no pudo más
que seguir el rastro del sonido, para socorrer.

En lo que iba bajando por la colina, dejó caer el frasco de luciérnagas,


dejándolo en completa oscuridad. Luego halló al pequeño, lo cubrió con su
capa y en ese momento la criatura dejó de llorar.
Ya de regreso, José se dio cuenta que la parte de su cuerpo en donde se
estaba recargando el niño, empezó a calentarse de manera desmedida. De
inmediato, trató de soltar al niño en el suelo, más en ese momento sintió como
una puntiaguda garra se le clavó en el abdomen.

Posteriormente escuchó una voz grave y profunda que le dijo:

«Te tengo, ahora eres mío y te devoraré».

A lo que José tartamudeando le contestó:

– ¿Por qué? Si yo no te he hecho nada. Inclusive acabo de salvar tu vida.

– Eres una persona muy egoísta y la gente como tú merece la muerte. Replicó
la horripilante criatura.

El hombre nuevamente suplicó por su vida hasta que se desmayó del enorme
pavor que sentía. Al día siguiente, lo despertaron los rayos del sol de la
mañana. En cuanto se levantó del suelo, volvió a escuchar el llanto de aquel
niño.

José supo que no se había tratado de ningún sueño, ni de alucinaciones


causadas por las bebidas alcohólicas. Prometió no volver a tomar y portarse
bien por el resto de sus días.

La condesa de la Loma Grande


Su historia presenta a una joven muy hermosa, esbelta, una dama de la aristocracia
europea. Vivía en una villa en el barrio la Loma Grande, en el centro de Quito. Según
detallan residentes de ese barrio, sus abuelos comentaban que la mujer salía los viernes
por la noche a divertirse en los bares del centro histórico.

En el barrio la Loma Grande, aproximadamente en los años 1880 y 1890, todo es fiesta
y jolgorio desde su llegada a las reuniones. Todos le dicen "la condesa" y es tan bella
que más de un galán quiteño se disputa sus favores, dice Ramos.

Sin embargo, lo terrorífico de la historia es que cada galán que empezaba a frecuentar a
la condesa, desaparecía misteriosamente. Dice Ramos que acudían a su vivienda y eran
asesinados por ella. "Cuando la mujer dejó esa villa, los nuevos residentes encontraron
varios cuerpos enterrados en el jardín, lo que pensaron eran de los hombres
desaparecidos.
La villa encantada de la Loma Grande. Foto: www.barriolomagrande.blogspot.com

Las brujas de San Bartolomé y Calguasig


En la Sierra centro son muchas las historias reales de brujería, prácticas que realizan
curanderos de la zona para empeorar o mejorar situaciones de la vida, como el amor,
salud, dinero, entre otras. En los cuentos de Ramos, se hace referencia a dos episodios
en dos cuentos por separado. Uno es el de La bruja de San Bartolomé, y el otro El
Libro de la vida, que hace referencia a las brujas de Calguasig.

El primero narra sobre tres niños jugaban en las montañas de la parroquia Pinllo, en
Ambato, y se percataron del momento en que una mujer realizaba un hechizo, incluido
un sacrifico. Los niños aterrados trataron de alejarse pero fue muy tarde, pues la mujer
se percató y echó sobre ellos una maldición que atraía accidentes y situaciones
negativas a sus vidas. Este maleficio continuaba de generación en generación.
"Yo nací allí (Pinllo), y nuestros abuelos nos contaban al calor de las fogatas las
historias que ellos presenciaron en su juventud, eso era la tradición oral. Y esa leyenda
ha tomado fuerza en ese sector de la Sierra centro", detalla el escritor.

Mientras que a las bruja de Calguasig hace referencia al famoso Libro de la vida y a
San Gonzalito. Ramos califica a esta creencia como un método de estafa y brujería que
causa horror a las comunidades de Tungurahua y Chimborazo, pues al ser pueblos
superticiosos creen en los mensajes de supuestas brujas.

Fue un terror psicológico, detalla el escritor, pues cada familia no lograba la


tranquilidad al saber que el nombre de uno de sus integrantes constaba en el libro.
Ramos detalla que aún se dan muchos casos, incluso muchos comuneros aplican la
justicia indígena para castigar a las mujeres que se dedican a la brujería maligna.
Comuneros de la Sierra centro verificando su nombre en los libros de los curanderos.
Foto: Archivo

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