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EL

DUELO

Luis Bravo Ph.D.


¿QUÉ ES EL DUELO SEGÚN LA PSICOLOGÍA?
El duelo es un estado psicológico que resulta de la pérdida de una
persona importante, que ha formado parte de la existencia del individuo.
El duelo es una emoción fuerte, a veces abrumadora, que sienten las
personas, independientemente de que la tristeza se deba a la pérdida de
un ser querido o a un diagnóstico terminal que ellas o un ser querido han
recibido.
Es posible que se sientan adormecidas y aisladas de la vida cotidiana,
incapaces de continuar con sus obligaciones habituales y agobiadas por
su sentimiento de pérdida.
El duelo es la reacción natural ante la pérdida. Esta experiencia es
universal y, a la vez, personal. Las experiencias particulares de duelo
varían y están influenciadas por la naturaleza de la pérdida.
Algunos ejemplos de pérdida incluyen la muerte de un ser querido, el final
de una relación importante, la pérdida del empleo, la pérdida por un robo o
la pérdida de la independencia debido a una discapacidad, El duelo de
alejarse de la familia por la migración.
Los expertos aconsejan a las personas que atraviesan un duelo que
comprendan que no pueden controlar el proceso y que se preparen para
las distintas etapas del duelo. Comprender el motivo por el que sufren
puede ayudar, como así también hablar con otras personas e intentar
resolver problemas que quizá causen un gran dolor emocional, por
ejemplo, sentirse culpable por la muerte de un ser querido.
El duelo puede durar meses o años. Generalmente, el dolor se atenúa con
el paso del tiempo y a medida que te adaptas a la vida sin un ser querido,
a la noticia de un diagnóstico terminal o a la comprensión de que alguien a
quien amas puede morir.
Si no sabes con certeza si tu proceso de duelo es normal, consulta a un
profesional de atención médica. La ayuda externa a veces resulta
beneficiosa para las personas que intentan recuperarse y adaptarse a la
muerte o al diagnóstico de una enfermedad terminal.
TODO
DUELO
BLOQUEADO
SE MUESTRA
EN NUESTRO
CUERPO
COMO UNA
ENFERMEDAD

Luis Bravo Ph.D.


Cada ser humano tiene una forma
personal de vivir sus etapas de
duelo. No todos experimentan las
etapas en la misma intensidad y
duración ni en un mismo orden. Es
habitual ir de una etapa a otra y
regresar; sin embargo, la etapa de
superación siempre será la
aceptación de la pérdida y la
incorporación de esta a la propia
vida.
EL PROCESO DEL DUELO
¿CUÁNTO DURA?
¿QUÉ ES EL DUELO? NO HAY UN TIEMPO
¿IGUAL PARA TODOS?
DETERMINADO

ETAPAS Luis Bravo Ph.D.

IRA NEGOCIACIÓN DEPRESIÓN

NEGACIÓN
¿CÓMO AFECTA? ACEPTACIÓN
Luis Bravo Ph.D.
20% de quienes sufren una pérdida experimentan duelos patológicos,
conoce los tipos de duelo y cuándo pedir ayuda profesional. Aunque
muchos lo asocian a la muerte, el duelo es un proceso psicológico
natural en el que una persona atraviesa una serie de etapas que
conducen a la superación de una pérdida.
Este proceso tiene diferentes características que hacen posible su
clasificación en nueve tipos:
1) duelo normal,
2) duelo anticipado,
3) duelo sin resolver,
4) duelo crónico,
5) duelo ausente,
6) duelo retardado,
7) duelo inhibido,
8) duelo desautorizado y,
9) duelo distorsionado.
LOS TIPOS DE DUELO
Aunque existen diversos tipos de duelo, es importante diferenciarlo de
manifestaciones culturales, creencias y fe religiosa donde llevar el
duelo de determinada manera forme parte de la aceptación esperada ante
la pérdida.
DUELO
NORMAL

Luis Bravo Ph.D.


1. Duelo normal
Inicia inmediatamente después de la pérdida, se caracteriza por un estado de
aturdimiento, perplejidad, llanto frecuente, pensamientos repetitivos sobre las
cosas que se hicieron o se dejaron de hacer (por ejemplo, con la persona que
falleció) antes de la pérdida. Habitualmente este proceso alcanza su superación
en un plazo no superior a los seis meses.
DUELO
ANTICIPADO

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2. Duelo anticipado
Es aquel que se da antes de que la pérdida haya ocurrido. Por ejemplo, es
habitual cuando se diagnostica una enfermedad que no tiene cura. En él la
persona experimenta, de manera prolongada, diversos pensamientos y
emociones propios de las etapas del duelo, los cuales anticipatoriamente le
prepararán de manera emocional e intelectual ante la inevitable pérdida; de
manera que cuando llega la muerte del ser querido se suele experimentar, en
parte, como algo que da calma.
DUELO
SIN
RESOLVER

Luis Bravo Ph.D.


3. Duelo sin resolver
Como su nombre indica, significa que el proceso sigue presente por un tiempo
más prolongado (entre 18 y 24 meses) de lo que se considera normal. La aflicción
es tal, que la persona es incapaz de reorganizar su vida asimilando los cambios
que la pérdida implica. Conservar las cosas y mantener la habitación tal y como la
dejó la persona que se fue, es una conducta asociada a este tipo de duelo.
DUELO
CRÓNICO
Luis Bravo Ph.D.
4. Duelo crónico
También es una clase de duelo sin resolver, su característica es que no remite con
el paso del tiempo y dura años, incluso hasta la llegada de la propia muerte. Por
ejemplo, abandonar intereses y actividades que compartían con la persona
fallecida, enviudar y eliminar el área de la vida en pareja, negarse a participar y
negar a la familia el disfrute de las celebraciones y otras alegrías por la creencia
de que es una falta de respeto <no se debe ser feliz si el ser querido no está>.
DUELO
AUSENTE

Luis Bravo Ph.D.


5. Duelo ausente
Este tipo de duelo hace referencia a cuando la persona niega que los hechos
hayan ocurrido. Por tanto, es la etapa de negación de la que hemos hablado con
anterioridad, en la que el individuo sigue evitando la realidad pese a haber
pasado mucho tiempo. Es decir, la persona ha quedado estancada en esta fase
porque no quiere hacer frente a la situación.
DUELO
RETARDADO
O APLAZADO

Luis Bravo Ph.D.


6. Duelo retardado o aplazado
Es similar al duelo normal con la diferencia de que su inicio se da al cabo de un
tiempo. Suele aparecer en personas que controlan sus emociones en exceso y se
muestran aparentemente fuertes, pero luego, con motivo de una frustración o
pérdida diferente e incluso menos importante, reaccionan de manera exagerada,
motivados en realidad por el dolor no expresado ante la primera pérdida. Por
ejemplo, una persona que termina una relación de pareja muy larga y/o
establecida, inicia rápidamente otra relación que, aunque haya sido muy breve, le
hace entrar en una “inexplicable” depresión.
DUELO
INHIBIDO

Luis Bravo Ph.D.


7. Duelo inhibido
El duelo inhibido se produce cuando hay una dificultad en la expresión de los
sentimientos, por lo que la persona evita o se rehúsa al dolor de la pérdida. A
diferencia del duelo ausente, éste no es un mecanismo de defensa. Suele venir
asociado a quejas somáticas como jaquecas, trastornos gastrointestinales, entre
otros. Las limitaciones de la personalidad del individuo le impiden llorar o
expresar el duelo.
DUELO
DESAUTORIZADO Luis Bravo Ph.D.
8. Duelo desautorizado
Este tipo de duelo ocurre cuando el entorno que rodea a la persona no acepta el
duelo de ésta. Por ejemplo, cuando transcurrido un tiempo largo la familia le
reprocha a la persona que siga en duelo. Ésta reprime los sentimientos frente a la
familia, pero internamente no lo ha superado.
Muchas veces, este tipo de duelo se da cuando la persona que murió o se marchó
para siempre llevaba asociado un estigma y se encontraba excluida, al menos
para el entorno cercano de la persona que lo sufre (por ejemplo, en casos de
separación por violencia doméstica).
EL DUELO
DISTORSIONADO
Luis Bravo Ph.D.
9. Duelo distorsionado
Se manifiesta como una fuerte reacción desproporcionada en cuanto a la
situación. Suele ocurrir cuando la persona ya ha experimentado un duelo previo y
se encuentra ante una nueva situación de duelo.
¿CUÁNDO PEDIR
AYUDA
PSICOLÓGICA?

Luis Bravo Ph.D.


¿CUÁNDO PEDIR AYUDA?
Consulte a un profesional cuando el proceso de duelo no siga el curso
esperado, produzca alteraciones en su funcionamiento normal e interfiera
en su habilidad para dar sentido y crear planes a futuro. Debido a que
duelo es un proceso o respuesta natural que forma parte de la
aceptación y adaptación tras una pérdida, la ausencia de esta
respuesta no se considera normal. La diferencia entre un duelo normal y
uno patológico o complicado estriba en la intensidad y duración de las
reacciones emocionales y conductuales. No obstante, entre el 5 y 20% de
las personas que experimentan una pérdida presentan duelos patológicos
caracterizados por:
•Distorsiones cognitivas
•Ira
•Negación para continuar con la vida
•Actitudes evitativas y,
•Disfuncionalidad.
Considere también estos indicadores si desea pedir ayuda:
•Si tras el primer año de la pérdida no hay ningún signo de recuperación.
•Cuando a los 2 o 3 años de la pérdida no hay una clara evolución
satisfactoria.
•Falta de respuesta o respuesta débil durante las semanas que siguen a
la pérdida.
•Tras las primeras semanas, persisten emociones muy intensas de rabia,
resentimiento, tristeza o culpa.
•Cuando algún acontecimiento relativamente poco importante desencadena
una intensa reacción emocional.
•La persona no hace la menor referencia a la pérdida, evitando
cualquier circunstancia que pudiera recordársela.
•Miedo desmesurado a la enfermedad y a la muerte, malestares físicos y
consultas frecuentes al médico.
•Impulsos destructivos y autodestructivos con abuso del tabaco y
alcohol.
En su grado extremo puede llevar a violentar a otros, realizar intentos de
suicidio e intoxicación por sustancias ilegales.
•Si la persona presenta antecedentes de depresión, ansiedad o
trastorno mental.
•O cuando la persona experimente reacciones esperadas al proceso de
duelo pero que desee acompañamiento psicológico.
Los duelos, por muy dolorosos y complicados que resulten, pueden ser
oportunidades excepcionales para nuestro crecimiento personal y
realización, siempre y cuando seamos capaces de afrontarlos y de integrar
la correspondiente pérdida. La persona sana es aquella que no intenta
escapar del dolor, sino que, sabiendo que ocurrirá, intenta saberlo manejar.
Permítete sentir tus emociones y atravesar este proceso y, si lo necesitas,
busca ayuda profesional.
EL DUELO
MIGRATORIO
Uno de los fenómenos que más desestabilizan la vida de las personas
desde hace siglos es la migración. Cada vez más se incluye la posibilidad
de emigrar como otro paso más en la vida por los deseos de mejorar en
algún ámbito, conocer y experimentar cosas nuevas… y no olvidemos las
migraciones por las condiciones de vida violentas u otros conflictos. En
cualquier caso, embarcarse en un proyecto que implica dejar atrás familia,
amigos, cultura… inevitablemente deriva en un trabajo personal intenso
de adaptación y duelo.
El duelo migratorio es un tipo de elaboración de la pérdida que empieza
cuando una persona emigra. Es un proceso que puede culminar en éxito o
en patología, ya que cuestiona los recursos y estrategias de adaptación de
cada uno y moviliza emociones ambiguas haciendo que el duelo también
lo sea. Puede resultar el más simple de los duelos, pero conlleva una serie
de circunstancias que pueden hacer que se complique y trastoque todas
las áreas de la vida de una persona.
Esta experiencia de cambio obliga a la persona a trabajar en dos
direcciones: la adaptación a lo nuevo y desconocido y la elaboración del
duelo. Cada proceso de duelo es diferente, y el logro de estos objetivos se
verá influenciado por características personales, las condiciones de la
migración, el país de destino, el apoyo social, la nacionalidad, la edad… A
veces ocurre que se produce una “pseudointegración”, por la que de cara
a la sociedad la persona está perfectamente integrada, sin embargo, en su
privacidad encontramos mucho sufrimiento.

Habrá que prestar especial atención a los factores de vulnerabilidad que


puedan marcar el proyecto de migración y de vida de la persona,
procurando siempre entender que el duelo migratorio es un proceso muy
peculiar:
– Es un duelo múltiple: como decíamos antes, durante la migración se
dejan atrás muchas cosas (familia, amigos, idioma, costumbres, nivel
social…).
– Es un duelo parcial: al contrario que las pérdidas por muerte, en el
duelo migratorio la pérdida no es irreversible. Esto, junto a las emociones
contradictorias marcadas por un lado por la nostalgia y por el otro por las
expectativas que idealizan la nueva situación hacen que sea un proceso
ambiguo y agridulce.
– Es un duelo recurrente: es una experiencia que se reactiva muy a
menudo con cada llamada del país de origen, cada referencia a la propia
cultura…
El duelo migratorio es el gran “estar entre” dos países, dos culturas, dos
grupos de personas, dos planteamientos vitales, dos emociones
enfrentadas…
Afrontando las ganancias y pérdidas, los riesgos y beneficios que supone la
nueva situación poniendo a prueba nuestras capacidades de adaptación y
preparación psicológica para el cambio.

Habrá veces que se necesitarás una ayuda a nivel psicológico y social por
las circunstancias que rodean el proceso de duelo migratorio y lo que éste
haya supuesto en relación a los recursos personales. Una ayuda que
favorezca la adaptación en el nuevo entorno mientras se sigue,
manteniendo las conexiones con las raíces del que se deja e integre un
trabajo emocional correspondiente a la vivencia de cada uno.
EL DUELO
POST
COVID-19
Es es importante destacar que después de la pandemia del COVID 19
género un impacto emocional en los seres humanos.
La expansión del coronavirus ha supuesto una situación de crisis global en
todo el mundo.
Nuestras vidas han cambiado súbitamente y el impacto, según las
circunstancias de cada persona es diferente.
Es normal sentir intensas emociones como miedo, tristeza, enfado y
sentimientos de vulnerabilidad y falta de control.
Recuerda que lo que está sintiendo con lo que sentiste producto del COVID
19 es el resultado de las circunstancias vividas por esta pandemia.
Las emociones podrán ir variando a lo largo de los días y de las semanas y
en cada fase de este periodo podrán ser emociones fuertes acordé a cada
circunstancia que se presente.
Aprender de la crisis que se vivió y hacer frente a la situación no es fácil
pero como vamos a responder al nivel de individual y como sociedad será
determinante para superar esta etapa de la mejor manera posible y así
crear resiliencia para las futuras pandemias que se lleguen a presentar.
Te voy a recomendar unas estrategias para que te puedan ayudar a
centrar tu energía en lo que tú puedes hacer:
en primer lugar, reconoce tus emociones trata de identificar tus emociones
e intenta no alimentarlas ni dejarte llevar por ellas.
Comparte con personas cercanas que te pueden aliviar que te pueden dar
un buen consejo inclusive te pueden hablar de sus propias experiencias.
Recuerda que la respiración y la relajación van a facilitar que dirijas tu
atención a lo esencial.
En segundo lugar, enfoca tu energía y genera una rutina, presta atención a
lo que sí puedes hacer, cumple con las medidas del estado de alarma.
Elabora un horario con lo que quieras hacer cada día y trata de mantenerlo
y cumplirlo.
En tercer lugar, céntrate en lo que puedes hacer: intenta añadir a la rutina
momentos de ocio y fomenta tu creatividad. Ayuda a los que te rodean y lo
necesitan. Céntrate en objetivos que puedes cumplir y persevera.
En tercer lugar, debes cuidarte, mantén tus rutinas de higiene alimentación
y sueño. Intenta añadir momentos de actividad física.
En cuarto lugar, desconecta:
Evita la sobreexposición a la información de cualquier pandemia.
Procura hablar de otros temas y trata de hacer cosas que te gusten y que
te sirvan para cumplir tus objetivos.
En quinto lugar, mantén el contacto social:
con amigos y familiares a través del teléfono de videollamadas.
Cuida de ti cuando estés con otras personas.
La pandemia del COVID-19 ha dejado, al mes de marzo de 2021,
115.128.349 personas infectadas y 2.558.059 fallecidas según la OMS. Por
tal razón, sus efectos se evidencian en varios estudios científicos. Por otro
lado, más allá de los perjuicios en la economía, salud, trabajo, etc.; es
importante analizar los panoramas futuros que caracterizarán al mundo
postpandemia, en especial en uno de los ámbitos, que consideramos,
primordiales en la psicología: las relaciones de pareja.
En esta oportunidad voy a referirme que la OMS afirma que a partir del año
que viene 2024 y 2025 se producirá una mayor cantidad de personas que
necesiten intervenciones psicológicas, debido a las rupturas afectivas que
vivirán en esos tiempos.
Te voy a sugerir ciertas recomendaciones dirigidas para prepararse para
dichos panoramas.
Premisa 1: durante la pandemia se han generado un conjunto de
estresores (por ejemplo, los duelos, pérdidas de empleos, dificultades
económicas, deterioro de la salud, restricciones sociales, etc.). Estos
estresores habrían erosionado las relaciones de las parejas y dificultaron la
formación de nuevas parejas. Esto induce a pensar que hay más personas
que se encuentran sin parejas o están en procesos de ruptura en
comparación con la época prepandemia.
Premisa 2: la pandemia afectó la salud mental de la población y eso habría
mermado el bienestar individual de las personas, por tanto, esta afectación
estaría dificultando la formación de relaciones saludables ya que el
bienestar individual suele ser uno de los elementos necesarios para formar
vínculos maduros y que superen la fase de enamoramiento.
Cabe enfatizar que antes de la pandemia ya existían ciertos estresores
sociales que afectaban al bienestar de las personas, sin embargo, la
pandemia ha generado, al parecer, una afectación colectiva y coordinada
de las personas en mayor o menor medida.

Premisa 3: el proceso de enamoramiento dura aproximadamente dos años,


debido a que varios autores han referido que este es el tiempo promedio de
duración de la fase inicial de las relaciones, la cual se caracteriza por:
felicidad extrema, admiración hacia la persona amada, necesidad de
proximidad y toma de decisiones de forma impulsiva. A su vez, se
presentan varios cambios corporales: aumento de la frecuencia cardíaca,
sudoración, resequedad bucal, ruborización, etc.
Premisa 4: en psicología evolutiva, se afirma que cuando existen
condiciones de incertidumbre (por ejemplo, las pandemias) los miembros
de clanes tienden a priorizar: por un lado, los instintos de preservación de
la especie y, por otro lado, la preservación individual. Es decir, estos
instintos estarían fomentando a las personas a procrearse a un ritmo mayor
para generar mayor descendencia y así, proteger a la especie. Asimismo,
tales instintos estarían incentivando una mayor búsqueda de recursos
afectivos y protección, como pueden ser: almacenar objetos, afianzar
vínculos interpersonales y formar relaciones de pareja. En términos más
sencillos, se afirma que en las épocas posteriores a la pandemia se
producirá (o se está produciendo) una mayor tendencia a buscar contacto
social.
Premisa 5: si consideramos la teoría de la atribución emocional, se estaría
experimentando un aumento del placer en la interacción social. Es decir, la
presencia de restricciones o prohibiciones a ciertas conductas suele
generar, en quienes transgreden esas normas, una sensación de peligro o
éxtasis provocada por la mayor producción de adrenalina. Por lo tanto,
cuando los seres humanos “rompen” esas prohibiciones sociales o se
exponen a condiciones de riesgo presentarían sensaciones de éxtasis, las
cuales serían fácilmente confundidas con enamoramiento, ya que estarían
atribuyendo tal éxtasis exclusivamente al contacto con una persona y no
serían conscientes de que, en parte, el placer generado por el contacto
proviene de varias fuentes (violar cuarentenas, omitir restricciones sociales,
etc.).
Premisa 6: la afectación social del COVID-19 será, probablemente, mayor
de la estimada a la actualidad. Es decir, tanto los subregistros de infectados
de COVID-19 y de los impactos en la economía, como los problemas
generados por las cuarentenas (sin cuestionar su utilidad), estarían
generando un conjunto de afectaciones en la salud mental de las personas,
las cuales apenas se están descubriendo. Por tal motivo, es razonable
suponer que se han generado mayores estresores sociales de los que ya
se han documentado.

Premisa 7: el impacto en la salud mental estaría dificultando la eficacia de


los tratamientos psicológicos actuales, es decir, es posible que los
psicoterapeutas estén presentando disminución en la calidad de sus
tratamientos. Por consiguiente, se presume que las personas que están en
procesos terapéuticos, estarían recibiendo un servicio psicológico de una
calidad distinta a la época de prepandemia.
PAUTAS PARA DESPEDIRTE DE TU SER QUERIDO EN TIEMPOS DE PANDEMIA
La muerte de un ser amado siempre será un dolor indescriptible y difícil de
procesar, pero debido a la pandemia del nuevo coronavirus el proceso de
duelo es aún más difícil porque los familiares no pueden despedir del
difunto.
Lo primero que voy a explicar son las etapas del duelo para conocer todo el
proceso por el que pasará una persona tras perder a su ser amado.

“El proceso del duelo tiene varias etapas: el primero es la negación, donde
solemos hacernos preguntas y cuestionamientos como: ¿por qué me
sucede a mí?; luego viene la etapa de la ira, que viene acompañado de
sentimientos de culpa, es decir la persona se siente responsable de lo
sucedido; también está la etapa de la negociación, es cuando vemos a
nuestro familiar postrado en una cama y prometemos cambiar para que
este se reponga...
Luego viene la etapa de depresión, hay que tener cuidado e ir a un
profesional y por último llega la etapa de la aceptación, donde entendemos
que la muerte es parte de la vida”.

“Recordemos que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.


Está en nosotros dar la posibilidad de acudir en un psicólogo que nos de
recursos y herramientas para enfrentar esta situación para la que nadie
está preparado”, añadió la profesional en salud mental.
Es normal que en esta etapa de duelo se tenga ganas de llorar, gritar o
aislarse. Sin embargo, esta situación no debe pasar de seis meses o un
año.
Te voy, dejar estas pautas para despedirte de tu ser amado en época de
pandemia.
Recuerda primero colocar una foto y un par de velas y luego sigue estos
cuatro pasos:

1.-Honrar su memoria: Debemos decir: ‘te honro porque eres mi padre,


amigo, esposo, etc.,’ y luego manifestar todo lo que tu corazón te indique a
decir.

2.-Agradecer: Darle las gracias por todos los momentos que han
compartido juntos y que quedarán grabados en el corazón.
3.-Perdonar y pedir perdón: Ofrecer disculpas al difunto por todo el daño
que le pudiste haber causado o perdonarlo por el daño que crees que te ha
hecho.

4.-Dejar ir: Decirle ‘te dijo ir, espero que te vayas en paz y tranquilo’.
Cuando no dejamos ir a las personas, la energía queda entre nosotros.
CONCLUSIONES

Luis Bravo Ph.D.


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