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Diplomado en

Tanatología
Mtra. Nathalie Soto Morales.
Módulo II

Atención en el proceso de Duelo y sus


etapas
El Duelo
1. ¿Qué es el duelo?
2. ¿Cuáles son las fases del duelo?
3. ¿Cuál es la duración de un duelo?
4. ¿Qué tipos de duelos conoces?
5. ¿Todos los duelos son iguales?
6. ¿Cómo se debe vivir un duelo?
7. ¿Qué factores influyen en el duelo?
8. ¿El duelo termina en algún momento?
9. ¿Qué duelo es más difícil de superar?
10. ¿Qué has hecho o qué harías para superar un duelo?
Introducción
A gran cantidad de hechos de la vida, sobre todo el modo
de reaccionar ante determinados acontecimientos, se
deben a las creencias aprendidas y difundidas a través del
tiempo por medio de la cultura; factores que condicionan
el actuar cotidiano del ser humano, a lo que Pierre
Bourdieu (1980) denominó habitus.
No existe una realidad sino tantas cuantas son
posibles e interacciones que se presentan entre
el individuo y la realidad. Lo que vivimos, sea
sano o no, es el resultado de una relación activa
entre nosotros mismos y aquello que
experimentamos, dicho de otra manera: cada
quien construye la realidad que luego padece.
Esos padecimientos son condicionados por
pensamientos que obligan a creer que no se
puede vivir con determinada situación de
pérdida, creer que no se puede vivir sin los
padres, la esposa, la escuela, los hijos, el dinero,
el trabajo, hace que prácticamente se vuelvan
imprescindibles o eso se cree.
Es por ello que cuando se pierden, abandonan o
mueren, lo que objetiva o subjetivamente se ha
tenido, aparecen como respuesta inmediata las
sensaciones de malestar, pesar y/o dolor
El término duelo también es indicativo de dolor,
dicho de otra manera, los duelos ‘duelen’, y
aunque a pesar de que se diga que se va hacia
algo mejor que aquello que se dejó, lo cual
pudiera compensar en algo el sentimiento de
tristeza, no evita la pérdida y el sufrimiento por
lo que se ha ido, lo que conducirá a sensaciones
de desesperanza, tristeza y dolor.
El duelo es el proceso psicológico que se
produce tras una pérdida, una ausencia, una
muerte o un abandono. Es diferente para cada
persona. Se pueden sufrir diferentes síntomas
emocionales y físicos como: ansiedad, miedo,
culpa, confusión, negación, depresión,
tristeza, shock emocional, etc.
El dolor por la pérdida se puede experimentar
no solo por la muerte, sino cada vez que en la
vida tenemos una experiencia de interrupción
definitiva de algo, de pérdida, de distancia que
no podrá ser cubierta.
La experiencia emocional de enfrentarse a la
pérdida, es lo que llamamos elaboración del
duelo, que nos conduce a la necesidad de
adaptación a una nueva situación.

El duelo se trata de una herida y, por tanto,


requiere de un tiempo para su cicatrización.
Retroalimentación:

https://prezi.com/ybv8cxvaz4h_ /que-es-el-duelo/
El duelo: etapas y tipos
Cuando se habla de pérdidas y en especial de
las pérdidas relacionadas a una persona, es una
experiencia que necesita ser compartida,
acompañada y respetada. Como doliente, es
normal que se necesite saber que el dolor, tiene
un impacto en los demás; así que, por lo
general, las personas que han tenido una
pérdida suelen valorar mucho la presencia y la
compañía de las personas que aprecian.
Es importante tomar en cuenta que cuando el
duelo se presenta, la personalidad, la psique de
la persona, su historia, experiencias de vida y el
sistema de afrontamientos que posee, más allá
de las circunstancias de la muerte, tendrán que
ver con la forma de asimilar el duelo.
Al presentarse el duelo, será importante dejar
que la persona pueda sentir el dolor junto a
todas las emociones que ello conlleva. Aceptar,
que ese ser amado ya no está y que la pérdida
es irreparable, será un momento inicial y crucial
para el fortalecimiento de la persona.
El duelo Anticipado
Es el duelo que ocurre antes de producirse la pérdida. Este tipo de
duelo se da cuando la muerte del ser querido no se produce de
manera inesperada o violenta.

Es habitual tener pensamientos relacionados con detalles del entierro


o empezar a analizar qué pasará después de la inminente pérdida.
Este tipo de pensamientos nos pueden despertar sentimientos de
culpa. La culpa es una de las emociones más habituales durante el
proceso de duelo y puede llegar a manifestarse de diversas formas.
Debemos saber que este tipo de duelo anticipado es normal y nos
ayuda a tomar consciencia sobre la proximidad de la pérdida.
Cuando se da el caso de una enfermedad larga, al duelo hay que
sumar el deterioro que sufre el ser querido antes de fallecer o la
posibilidad de agonía -que añadiría un componente de trauma al
proceso-, así como el sufrimiento previo del doliente por no saber
qué estará pasando, por la incertidumbre y por el miedo a lo que
pueda estar sucediendo y la incapacidad para controlar la
situación.
Duelo retrasado

Es aquel en el que la respuesta tarda en aparecer. Las


personas no reaccionan de manera inmediata al dolor.
Las personas que suelen tener este tipo de duelo son aquellas
que se encargan de todos los detalles del funeral, como el aviso
a los familiares, todos los detalles y aspectos relacionados con
el entierro. Por ello atraviesan por una especie de letargo que
les anestesia el dolor, hasta que la actividad cesa.
Duelo retrasado

Cuando la persona toma conciencia del vacío y la soledad que


le produce la pérdida del ser querido es cuando las emociones
retardadas cobran protagonismo, llegando a ser muy intensas,
sintiéndose con mucho dolor y llanto.

A la persona que experimenta este duelo retrasado le pueden


llegar a resultar extraños los sentimientos que ha empezado a
sentir y suele preguntarse por qué no los ha sentido hasta ese
momento.
Duelo crónico

El duelo crónico es el duelo que se da cuando el doliente siente


como si la pérdida se hubiese producido hace poco, a pesar del
paso del tiempo.
Las personas que experimentan este tipo de duelo, invierten
todas sus energías en rememorar el pasado, olvidándose de
invertir ningún esfuerzo en el momento presente. Tanto si
experimentas este tipo de duelo crónico, como si quieres poder
ayudar a alguien que está en este proceso, debes tener en
cuenta que es necesario poner la vista en nuevos
proyectos como parte fundamental en el proceso de elaboración
del duelo.
Duelo patológico o duelo complicado

El duelo patológico es aquel en el que el doliente se


ha detenido en alguna de las fases en la elaboración de la
pérdida.

Existen ciertos problemas psicológicos asociados al duelo


complicado como es la ansiedad, la depresión o las
somatizaciones que pueden interferir gravemente en la buena
calidad de vida de la persona que lo padece. Es por ello que en
estas circunstancias es imperativo buscar la ayuda de un
psicólogo especializado en duelo para poder seguir avanzando
y desbloquear la situación.
Duelo desautorizado o duelo ambiguo

El duelo desautorizado se produce cuando la persona que


experimenta el duelo siente que no presenta los
derechos socialmente aceptados para estar en duelo.

El duelo ambiguo puede darse en casos como pérdidas no


resueltas relacionadas con personas desaparecidas o personas
que han perdido sus facultades mentales a causa
de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
También es habitual en duelos que socialmente no están bien
vistos, como es en el caso de la pérdida de un amante.
Abordaje
tanatológico
en situaciones
de muerte
¿Cómo afecta una muerte?
1. Dimensión física: Molestias físicas como la sensación de “vacío”
en el estómago, un nudo en la garganta, sequedad en la boca,
alteraciones de sueño y alimentación, sensación de opresión en
el pecho, palpitaciones, falta de energía, etc.

2. Dimensión emocional: Experimentar sentimientos de tristeza,


enojo, miedo, culpa, soledad, ansiedad, impotencia, añoranza,
desesperanza, alivio y liberación, amargura, etc.

3. Dimensión cognitiva: Dificultad para concentrarse, falta de


interés por las cosas, confusión, entre otras.
¿Cómo afecta una muerte?
4. Dimensión conductual: Son cambios en el
comportamiento con respecto al patrón previo, por
ejemplo, aislamiento social, hiperactividad, retraimiento,
aumento en el consumo de tabaco o alcohol.

5. Dimensión social: Aislamiento, rechazo hacia los demás.

6. Dimensión espiritual: Se replantean las propias creencias


y la idea de trascendencia. Se puede llegar a cuestionar a
sí mismo y pensar “¿Por qué a mí?”
Abordaje
¿Cuándo acudir al psicólogo?

Si observamos ciertas respuestas patológicas


en nuestros familiares o en nosotros mismos, es
conveniente solicitar la opinión de un
profesional. Existen algunas señales que pueden
ayudarnos a distinguir cuando es necesaria una
intervención psicológica:
1. Si la persona continúa incrédulo negando la muerte
durante meses y comportándose como si no hubiera
ocurrido.

2. Si la persona estaba realmente unida al fallecido y aun


así no presenta ningún síntoma, evitando hablar del tema
y mostrándose impasible o retraído.

3. Si, por el contrario, la persona se muestra triste, irascible,


depresivo… durante un año o más. Estas personas suelen
aludir constantemente al fallecido, acudir con mucha
frecuencia al cementerio a visitarle, observar su foto
durante horas, mantener la casa y su estilo de vida como
si aún estuviera vivo, etc.
Nuestro trabajo en estos casos consiste muchas veces en
ayudar a esa persona a aceptar no sólo la nueva
situación, sino también los cambios que implican (en
todos los sentidos, incluso los emocionales, pues muchas
veces las personas se sienten mal por sentirse mal). Lo
siguiente a trabajar persigue el objetivo de
conseguir normalizar la vida de nuevo, ayudar a estas
personas a que vuelvan a ganar en calidad de vida y
bienestar, que continúen hacia adelante sintiéndose lo
mejor posible sin olvidar a esa persona, pero sin limitarse
por su ausencia.
No podemos alterar nuestra memoria a nuestro antojo,
provocándonos «olvidos selectivos». De lo que se trata,
más bien, es de gestionar ese recuerdo y conseguir que
no me siga condicionando o limitando negativamente.
Lo cierto es que nuestro sentido de valor propio no debe
estar basado en la existencia de otras personas.
La mayoría de las personas reconoce que le gustaría ser
recordada en un futuro por lo bueno y esto es algo
mucho más funcional y adaptativo. Estar recordando lo
malo, lo que no hice o pude haber hecho, los problemas
que tuvimos o tuvo esa persona… sin poder volver atrás
para cambiar o solucionar aquello, nos hace daño y nos
limita para seguir avanzando.
Aceptar la pérdida:

En ocasiones parece que esto es algo evidente, sin


embargo, realmente no es fácil aceptar que hemos
perdido algo que a nosotros nos da significado en la vida.
Es bastante común que se tenga la sensación de que eso
que está pasando no es real y que esta pérdida no ha
sucedido. Por lo que es necesario partir de ahí para
poder seguir avanzando en el proceso de la pérdida y
que no nos quedemos atrapados en esa etapa.
Gestionar las emociones y el dolor:
Las pérdidas siempre vienen acompañadas de dolor
emocional y físico, así como de experimentar a la vez
distintas emociones difíciles de vivir y de comprender. Por
lo tanto, una de las tareas en la psicoterapia es que la
persona pueda permitirse vivir el dolor de la pérdida,
reconocer sus propias emociones y aprender a
gestionarlas. Hay que tener en cuenta que el dolor no
solo es emocional, sino que también es físico y durante
las sesiones se aprende a vivirlos de la manera más sana
posible.
Adaptarse a un medio diferente al usual:

Después de que se ha aprendido a gestionar de forma


adecuada el dolor y las emociones, se va preparando
para que sea más fácil adaptarse a la nueva situación. Es
decir, dependiendo del rol que haya tenido lo que se ha
perdido, la persona que está en el proceso va
adaptándose a nuevos cambios.
Recolocar emocionalmente a lo que se perdió y
seguir viviendo.

El objetivo es que la persona aprenda a darle un lugar a


nivel emocional a lo que se ha perdido, donde se puede
percibir de otra manera. Es decir, que la persona pueda
continuar con su vida a pesar del dolor de la pérdida y
sea capaz de volver a experimentar sentimientos
positivos y vivencias satisfactorias.
¿Qué aumenta el riesgo de no superar el
duelo?
Existen una serie de factores que aumentan la probabilidad de
desarrollar un duelo patológico:

1. Un fallecimiento repentino o inesperado.


2. Una relación de dependencia con el ser querido fallecido.
3. La falta de apoyo familiar ante esta pérdida.
4. Un ambiente en el que es difícil hablar de las emociones.
5. Antecedentes depresivos o de baja autoestima, con
sentimientos de culpabilidad habituales.
Pasado no superado no es
pasado, sino presente.
Preguntas para el cierre de módulo.
1. ¿Qué es el duelo?
2. ¿Qué dimensiones se pueden ver afectadas cuando
hay una pérdida?
3. ¿De qué manera influye al cultura en el proceso de
duelo?
4. ¿Por qué se dice que el duelo no es lineal?
5. ¿Qué tipos de duelos hay?
6. ¿Qué concluyes acerca del duelo y sus etapas?

Enviar las preguntas al correo:


psic_nathalie_soto@hotmail.com
¡Gracias!

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