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Duelo anticipatorio.

es el proceso que afrontan algunas personas antes de que un ser querido fallezca, porque por diferentes circunstancias
pueden prever su pérdida. En general podemos hablar de dos supuestos que propician el duelo anticipado.

Duelo ausente.
Una de las etapas de la pérdida de un ser querido es negar que falleció. El duelo ausente es esa misma negación de
manera prolongada, es la no aceptación de la muerte y el intento de seguir con la vida como si no hubiese pasado nada.

Duelo congelado
Es el dolor que se cronifica, que se arrastra de manera permanente y que se manifiesta de muy diversas maneras:
ansiedad, estrés, agotamiento, apatía, irritación constante

Duelo crónico.
Aquel que tiene una duración excesiva, nunca llega a una conclusión satisfactoria, y la persona que lo sufre es muy
consciente de que no consigue acabarlo.

Duelo enmascarado
La persona experimenta síntomas y conductas que les causan dificultades, pero no se dan cuenta ni reconocen que
están relacionados con la pérdida. Pueden aparecer como síntomas físicos (enfermedades psicosomáticas,...), o
conductas desadaptativas, (depresión inexplicable, hiperactividad,...).

Duelo exagerado
La persona experimenta la intensificación de un duelo normal, se siente desbordada y recurre a una conducta
desadaptativa. La persona es consciente de que sus síntomas están relacionados con una pérdida. Incluyen trastornos
psiquiátricos mayores que surgen después de una pérdida

Duelo Familiar
El dolor por la pérdida de un ser querido es el período de sufrimiento y duelo después de una muerte. El llorar a alguien
es una parte del proceso normal de reacción ante una pérdida. Usted puede experimentar el sufrimiento como una
reacción mental, física, social o emocional. Las reacciones mentales pueden incluir el enojo, la culpabilidad, ansiedad,
tristeza y desesperación. Las reacciones físicas pueden incluir problemas para dormir, cambios en el apetito, problemas
físicos o enfermedades. La duración del dolor por la pérdida de un ser querido puede depender de la cercanía de la
relación con la persona fallecida, si era de esperarse la muerte, y otros factores. Los amigos, los familiares y la fe pueden
ser fuentes de apoyo.

Duelo la muerte no esperada


Lo más característico de una muerte inesperada es la lucha con la sensación de irrealidad. Es muy habitual que, tras un
fallecimiento repentino, el doliente no sienta el dolor de la pérdida en un primer momento. Cuando se observan
reacciones de serenidad mantenida o de gran tranquilidad en dolientes que acaban de perder a un ser querido,
generalmente éstas se achacan a la frialdad o incluso a la fortaleza (bien o mal entendida) pero, en cualquier caso,
sorprenden.

Suicidio
Es una muerte autoinfligida que puede ser INEXPLICABLE para la persona superviviente además de repentina o
inesperada.

Duelo Normal
Es una situación normal ante la pérdida de alguien o algo muy querido y deseado por nosotros que ocasiona un gran
sufrimiento. No se trata de un estado patológico. Es una reacción normal de nuestro sistema emocional al dolor
producido por una pérdida. Supone un proceso de aceptación de la pérdida que requiere experimentar emociones
negativas, recolocar emocionalmente el objeto de la pérdida y ser capaces de continuar con nuestra vida.

Duelo patológico
Cuando: aparición meses o años después de la pérdida.
Intensidad: Puede presentarse gran afectación, pudiendo llegar a ser incapacitante, durante semanas o meses.
Negación: La resistencia para asumir la pérdida puede llegar a negar el hecho mismo del fallecimiento o pérdida.
Sensaciones: Pueden aparecer alucinaciones complejas, sin ser la persona consciente de estar padeciéndolas.
Identificación: Puede llegar al punto de creerse ser la otra persona.
Reacción: Realización de conductas anormales como creación de un altar, ingesta de las cenizas de la persona fallecida,
acudir diariamente al cementerio entre otras.

Duelo retrasado.
También llamado inhibido, suprimido o pospuesto. La persona tiene una reacción emocional insuficiente en el momento
de la pérdida, que se puede deber a la falta de apoyo social, a la necesidad de ser fuerte por alguien más o por algo, o a
sentirse abrumado por la cantidad de pérdidas. En un momento del futuro la persona puede experimentar los síntomas
del duelo, a veces por una pérdida posterior; y los síntomas pueden ser desproporcionados con respecto a la pérdida

Duelo sin muerte


El duelo es algo que siempre asociamos a la muerte de un ser querido, sin embargo el duelo es toda reacción frente a la
pérdida. Hay otras situaciones que hacen que pasemos por un duelo. Cuando sufrimos una pérdida supone un vacío,
existen duelos que no se relacionan con un fallecimiento, se denominan duelos sin muerte.
Diferentes duelos
Duelo anticipado ante una enfermedad. Ante el diagnóstico de una enfermedad terminal, tanto el paciente como el
entorno más cercano, pasarán por un duelo compuesto por cinco etapas claramente diferenciadas. La negación, la ira, la
depresión, tristeza y aceptación.
Duelo después de un aborto. En este caso sí existe una muerte, la del feto. Es una de las experiencias más desagradables
de la vida de una pareja.
Duelo tras una amputación. La pérdida de un miembro del cuerpo siempre es una experiencia dolorosa y traumática.
Será muy importante en estos momentos el apoyo emocional que se reciba para hacer frente a la pérdida y recuperar la
autoestima.
Duelo por la pérdida de empleo. Los expertos en cuestiones laborales recomiendan no acudir a entrevistas de trabajo
hasta encontrarse totalmente recuperados.

Divorcio.
En la ruptura amorosa experimentarás múltiples emociones de tristeza, frustración y soledad. Estos sentimientos se
profundizan aún más debido a la sensación de pánico de quedar solo. Los sentimientos de decepción por los sueños que
han sido destruidos generan una gran frustración y ansiedad respecto a cómo poder salir adelante frente a un futuro
desconocido. Esto puede afectar tu rendimiento en el trabajo disminuyendo la capacidad de concentración.

Nacimiento de un hijo discapacitado


Los padres que tienen un niño con discapacidad atraviesan una crisis que gradualmente se transforma en un dolor que
dura toda la vida, por lo que será necesario aprender a vivir con él ya que siempre estará presente. Al paso del tiempo,
un cambio de escuela o de residencia, o pasar de la niñez a la pubertad, podrían revivir el duelo de la familia debido a
que la discapacidad no es un proceso al que se le pueda “dar carpetazo” o poner punto final.

Decepción amorosa relevante


Una ruptura siempre es difícil, el principal problema de este duelo es que la persona no desaparece, se debe renunciar a
los planes de futuro con ella.

Enfermedades incurables o crónicas


La llegada de una enfermedad cambia por completo la vida de la persona afectada, haciéndola pasar por una adaptación
que requiere tiempo y ayuda. Este proceso se conoce como duelo ante la pérdida de la salud. Es un nuevo estado que
supone algún tipo de limitación en las actividades de la vida cotidiana durante un periodo de tiempo más o menos
extenso. Esta nueva situación condicionará la vida del afectado. Una enfermedad puede provocar la perdida de la
capacidad de movimiento, agilidad, visión o cualquier aspecto de la salud, lo que provoca un desequilibrio emocional al
que cada persona se enfrenta de manera única. Es común creer que las consecuencias serán la perdida de la salud, sin
embargo, existen otros daños colaterales. A la enfermedad se pueden añadir perdidas de vida social, laboral, actividades
de la vida cotidiana e incluso identidad, lo que puede llevar a sentimientos de soledad, incomprensión, inseguridad y
tristeza. Y al igual que la salud física deben ser atendidos.

Amputaciones
La pérdida de un miembro del cuerpo siempre es una experiencia dolorosa y traumática. Será muy importante en estos
momentos el apoyo emocional que se reciba para hacer frente a la pérdida y recuperar la autoestima.

Ruina económica
Pueden incluir el sentimiento de tristeza intensa, rumiación acerca de la pérdida, insomnio, falta del apetito y pérdida de
peso, pueden simular un episodio depresivo.

Fracaso profesional
es que genera en las personas desempleadas un bloqueo de tal importancia que les impide desarrollar estrategias y
encaminar acciones que posibiliten su adaptación a la nueva situación.

Prisión
La vida en prisión plantea una gran cantidad de cambios los cuales se afianzan con el tiempo, la adaptación al nuevo
entorno implica ciertos costos psicológicos y crea hábitos de pensamiento y conducta que pueden resultar altamente
disfuncionales durante el período de ajuste posterior a la prisión

Desastre familiar
hay una situación promotora de cambios, ya sean favorables o no, en la dinámica de este grupo. Según Galperin, estas
son situaciones que implican desestructuración y restructuración de todo el sistema familiar, y que pueden ser
producidas por factores intrafamiliares o externos a la familia; se habla de crisis transitorias y no transitorias

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