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LOS FUNDAMENTOS DE UNA PROFESIÓN: EL TRABAJO SOCIAL

Ana Isabel Lima Fernández, Profesora de Trabajo Social. Universidad Complutense y


Profesora tutora de Trabajo Social UNED.
Sagrario Segado, Profesora de Trabajo Social. Universidad Nacional de Educación a Distancia,
España.
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GUIÓN/ESQUEMA:

1. Introducción
• El nacimiento del trabajo social

2. Antecedentes y contexto del surgimiento del trabajo social


2.1. Antecedentes
2.2. Las leyes de pobres
2.3. La noción de la pobreza, pensamiento de Malthus y contribuciones de
Charles Booth y Spencer
2.4. Contribuciones de algunas figuras en los antecedentes del trabajo social

3. Influencias de corrientes en el nacimiento de las primeras trabajadoras sociales

4- El contexto epistemológico y social de las pioneras del trabajo social: La filantropía


femenina
4.1. La filantropía femenina
4.2. Las pioneras del trabajo social

5- Las organizaciones sociales de la caridad COS

5.1. Surgimiento y desarrollo


5.2. Las visitadoras voluntarias, visitadoras amigables o visitadoras de los
pobres
5.3. Octavia Hill
5.4. Mary Ellen Richmond: datos biográficos y aportaciones

6- Los asentamientos (Sttlements)

6.1. Nacimiento, expansión, rasgos relevantes y etapas.


6.2. Jane Adams: datos biográficos y aportaciones

7- Comparativa de los dos movimientos Organizaciones Sociales de Caridad (COS) y


los Asentamientos o Sttlements

7.1. Diferencias y similitudes de ambos movimientos

8- De entonces a ahora: Definición de trabajo social

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Objetivo central del capítulo

Este capítulo pretende contextualizar los orígenes, antecedentes y contexto de la profesión de


Trabajo Social. Una puesta en antecedentes que se revela como fundamental a la hora de
adentrarse en la disciplina del Trabajo Social

Objetivos del capítulo

• Exponer los orígenes sociales y epistemológicos del Trabajo Social


• Identificar los componentes distintivos de esta disciplina con respecto a otras de
ámbito de social
• Exponer los postulados clave de su desarrollo histórico

Conceptos clave: pobreza, filantropía femenina, settlements, trabajo social

1. Introducción

Analizar el nacimiento del trabajo social supone indagar en el trabajo desarrollado por muchas
personas investigadoras y expertas, la mayoría coinciden en que el trabajo social se
institucionaliza como profesión y disciplina con formación y corpus teórico propio a finales del
siglo XIX y comienzos del siglo XX, principalmente en Inglaterra y Estados Unidos, pero no sólo
se dio en estos países, cuando daban los primeros pasos las ciencias sociales.

Surge en el marco de las actividades que realizan algunas organizaciones de la época y es


producto de la forma de dar respuesta a las necesidades y demandas sociales de la Revolución
Industrial. Por ello, es importante conocer el contexto en el que surge, así como las influencias
ideológicas históricas que le dan vida.

En ese momento cobran una gran importancia las posturas en torno a la pobreza y la marginación
social. Surgen dos movimientos sociales con diferentes presupuestos ideológicos y
metodologías como las Organizaciones Sociales de la Caridad (COS) y los Centros Sociales o
Asentamientos (settlements) liderados por algunas de las pioneras y fundadoras más
importantes y significativas para el Trabajo Social, las dos más destacables son: Mary Ellen
Richmond y Jane Addams. Además, hay toda una generación de mujeres que se inspiraron en
experiencias europeas.

2. Antecedentes y contexto del surgimiento del Trabajo Social

2.1. Antecedentes

Al analizar los antecedentes del trabajo social es importante tener en cuenta el contexto,
utilizando el termino de contexto en este capítulo según los autores Watzlawick, Weakland y Fish
(1989) aplicado en este caso a las primeras figuras del trabajo social para intentar describir las
diversas situaciones de interacción, de corrientes de pensamientos, en la que se asumen las
distintas actuaciones para solucionar los problemas sociales de ese momento. Así el contexto
inglés de la época en el siglo XIX la visión de la pobreza se percibe como algo no aceptable en
un momento social en el que se producía un aumento de la riqueza y la mejora de las condiciones
de vida, se producía de manera progresiva el aumento de la población, de la industrialización y
de la urbanización. Sin embargo, a su vez, en las ciudades se producen procesos de creación
de infraviviendas, hacinamiento, insalubridad y bolsas de pobreza, en un proceso de crecimiento
desordenado donde se siguen dando los problemas de siempre y van surgiendo nuevos
problemas sociales.

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Se vio necesario intervenir para paliar la pobreza y las malas condiciones de vida, esta
intervención se realizaba desde dos posturas diferentes. Por un lado, desde la concepción más
tradicional y religiosa que se basaba en actos caritativos de las clases más ricas hacia las más
pobres, y, por otro lado, lo planteamientos nuevos que surgían fruto del denominado
individualismo anglosajón que veían la pobreza como algo indeseable que había que evitar,
además se consideraba que estaba causada por la actitud de la persona que la padecía y por su
falta de previsión, empleo, eficiencia, etc.

2.2. Leyes de pobres

En Inglaterra y Gales surgen las Leyes de los Pobres cuyo objetivo es hacer frente a las
necesidades más apremiantes que forman un sistema de ayudas a los pobres financiado con
impuestos.

Es importante destacar la Ley de Pobres de 1834 que se inspiró en las teorías de Thomas
Malthus, el cambio a la nueva Ley produce en un momento en que se habían multiplicado mucho
el coste de las ayudas a los pobres, se produce un cambio de un sistema administrado de manera
fortuita por parroquias a un otro nacional, centralizado y desarrollado por sindicatos de leyes de
pobres. De esta manera se instaura un nuevo sistema de socorro público homogéneo y con
financiación pública. Otra de sus características es que introduce de modo precisa las causas
por las que el Estado asumía por las que se asumía la acción social, asimismo y confiere una
prioridad ética al trabajo frente a las ayudas sociales. Este sistema cayó en declive a principios
del siglo XX (Lynn, 1998).

2.3. La noción de la pobreza, pensamiento de Malthus y contribuciones de Charles Booth


y Spencer

El pensamiento dominante sobre la pobreza tiene una gran influencia de Malthus, Booth y
Spencer en el contexto del surgimiento del trabajo social. Se parte de una concepción del
individualismo que señala las causas de la pobreza en las personas que la padecen y no en los
factores de la estructura social que pueden provocarla.

Como consecuencia de esta percepción los pobres son vistos como personas incompetentes,
vagas, con adicciones, con falta de capacidad o de inteligencia, etc., se percibe la pobreza como
un problema inevitable en la condición humana y se considera que se puede evitar de manera
individual, por ello, la herramienta más idónea es la autoayuda.

Malthus no centra su pensamiento en las causas de la pobreza sino en sus consecuencias, en


la situación que produce a las personas de manera individual y a sus familias. Según los
preceptos maltusianos la pobreza está identificada con la carencia de previsión, y entiende que
hay que combatirla con progreso y laboriosidad. Es por esto que pone en duda las leyes de
pobres inglesas, mostrándose enemigo de la caridad y de la beneficencia tanto privadas como
públicas. También se muestra en contra de los sindicatos que proponen mantener salarios altos.
Así como de la creación de empresas para dar empleo a pobres ya que entrarían en competencia
con otras del mismo sector de producción.

La contribución de Charles Booth introdujo un cambio de perspectiva, ya que su planteamiento


fue que el problema social no eran las personas pobres sino la pobreza, despojando así de toda
la culpabilidad a las personas que la sufrían. Pone el foco del problema fuera de las causas
individuales de la persona, planteando que la mejora de las condiciones económicas y de vida
mejoraría la calidad moral de los pobres.

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Por otro lado, Herbert Spencer introduce en este ámbito los preceptos del darwinismo social
según los cuales la competencia será la ley que rige la vida de las personas, por lo que la
autoayuda supondría un remedio inexcusable.

2.4. Contribuciones de algunas figuras en los antecedentes del trabajo social

Existen algunas figuras representativas en los antecedentes al Trabajo Social con sus
aportaciones al sistema de voluntariado y a la clasificación de la necesidades y recursos. Ellos
son Tomás Chalmers y el Barón Geraldo.

Tómas Chalmers (1780-1847), apostó por la investigación de las circunstancias y condiciones


de las personas que pedían ayuda, consideraba que había que hacerlo desde cuatro ámbitos, la
economía de las familias y sus hábitos, el apoyo de sus parientes, la simpatía de las clases más
pudientes y por último la simpatía de unos pobres con otros pobres. Implementó un sistema de
socorro a los pobres privado desde las parroquias; Sistema Elberfeld (1853) que se basaba
fundamentalmente en la ayuda mutua porque creía en la posibilidad de las personas de ayudarse
a sí mismos, (Deimling, 2003). También creó las primeras formas de voluntariado organizado
desde la figura del visitador al que le atribuía funciones respecto a la investigación de las
condiciones de los cuatro ámbitos mencionados, organizando en un proceso en el que primero
habría que desarrollar las capacidades de la persona y buscar el apoyo de las redes primarias y
si esto no era eficaz se acudiría a las clases más ricas de la sociedad y en último caso a otros
fieles de las parroquias.

El Barón Geraldo realizó sus contribuciones desde la percepción del benefactor como un modelo
de socialización, por ello, el pobre que recibe la ayuda y su benefactor establecerían una relación
permanente. A su vez, hizo hincapié en la necesidad de controlar las ayudas a los pobres,
planteando la necesidad de examinar y clasificar las necesidades sociales e identificarlas con los
remedios que requería cada una de ellas. Clasificó las necesidades en permanentes,
provisionales o derivadas de la imprevisión.

3. Influencias de corrientes en el nacimiento de las primeras trabajadoras sociales

Analizando el contexto en cuanto a las corrientes de pensamiento de la época que influyeron en


el nacimiento y la aplicación práctica del trabajo social cabe destacar la importancia de la
investigación y la reforma sociales y las aportaciones y diferencias de la Escuela de Chicago.

Las aportaciones de la Escuela de Chicago apuntan a la creencia de que se puede mejorar la


sociedad con unos diagnósticos adecuados sobre la problemática social a través del reformismo
social y los ideales democráticos. Para ello utilizaron el concepto de desorganización social como
forma de poner énfasis en la importancia del contexto y la estructura social en los problemas.
Uno de sus representantes en este tema es Charles Booth (1829-1912) con el Ejército de
salvación (1858). Tanto Chalmers como Booth hicieron propuestas al margen del socorro público
para la atención más individualizada a la población (Verde, 2016).

En muchas publicaciones de libros y revistas de la década de los años 20 queda constancia de


que existió una confluencia de mujeres en la reforma social de distintas profesiones feminizadas,
entre ellas había maestras, enfermeras, trabajadoras sociales, bibliotecarias, hay que tener en
cuenta que en ese momento las universidades cerradas para las mujeres. Las primeras
trabajadoras sociales estuvieron influidas por las teorías del momento, el marxismo, el
pragmatismo o el interaccionismo simbólico, pero también la teoría feminista, el pacifismo, el
sufragismo, el sindicalismo obrero, la reforma social. Asimismo, tuvieron múltiples interacciones
con científicos sociales que eran miembros de la Escuela de Chicago y resultaron ser sus aliados,

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se puede mencionar a Lester Ward, Park, George Mead, John Dewey, William Thomas, etc., que
apoyaron la mayor presencia y participación en la esfera pública de las mujeres para paliar el
impacto de individualismo competitivo, de la no intervención en las leyes del mercado del
capitalismo industrial. (García-Dauder, 2021).

Las fuerzas sociales del Estado y los sindicatos marcaron con fuerza esa época de
transformación, por un lado, la introducción paulatina del Estado en materia social cuando se da
un aumento demográfico y de concentración en las ciudades, además se apunta a un progreso
económico, material y técnico que tiene consecuencias en el bienestar de la población. Además,
el movimiento obrero reivindica la necesidad de regular las condiciones del mercado de trabajo
y se produce una progresiva crisis del dogma liberal que sustentaba lo contrario, un ejemplo claro
son los Settlements estaban en permanente contacto con el movimiento sindical obrero.

4. El contexto epistemológico y social de las pioneras del trabajo social: La filantropía


femenina

4.1. La filantropía femenina

La filantropía se basa en un conjunto de prácticas que tuvieron su inicio a finales del siglo XIX y
comienzos del XX, surgieron muy ligadas a las organizaciones de la Caridad, con una tendencia
hacia el realismo, la organización, la eficiencia, la moral y la mediación.

Los motivos que impulsan a la filantropía van desde las ideas religiosas a la creencia en el amor
y la humanidad. Además, podía tener un componente de mitigación de la conciencia personal,
incluyendo un elemento común en la literatura de esa época como el pago de salarios decentes
a los trabajadores como la mejor forma de caridad.

A partir de finales del siglo XIX, esta actividad fue asumida generalmente por mujeres con un
gran protagonismo visible, y es a partir de esta práctica desde donde se empieza a desarrollar el
Trabajo Social, primero como profesión y luego como disciplina. Así el Trabajo Social nace como
un saber empírico y como una actividad filantrópica (Zamanillo, 1991). Muchas mujeres de clase
media-alta escapaban de su destino vinculado a su rol maternal y de cuidado en el interior de los
hogares, al extenderlo a la denominada maternidad social en la esfera pública (Perrot, 1993).
Uno de los ejes de esa labor era la atención a otras mujeres y a los niños y niñas de las familias
de clases obreras. Este hecho daba lugar a la denominada paradoja del género, según la cual el
papel de las mujeres es muy notable como proveedoras de cohesión social en los aspectos de
cuidados y formas de relación, pero a su vez son las que quedan más excluidas de la sociedad
en distintas situaciones (Roldan y Leyra, 2014).

La condición del “maternalismo” las situaba en una posición de superioridad moral para ayudar
a las personas más necesitadas y marginadas y a prestar servicios estatales de cuidados a las
personas más desfavorecidas de la sociedad. Según las aportaciones de Helen Fischer este
desarrollo femenino se dio por la concepción de la mujer con mejores cualidades para la
comunicación, para compaginar diversas tareas, poseedora de una visión más amplia y con una
relación muy especial con el mundo de los cuidados y el servicio a los demás.
Por ello, los rasgos distintivos de las primeras trabajadoras sociales eran la bondad, abnegación,
entrega, ternura, sacrificio, paciencia, compasión, modestia, etc., lo que las situó en la práctica
de la filantropía femenina que dio paso a la profesionalización del Trabajo Social. Sería una
ciencia social de carácter aplicado que les permitió justificar su salto a la esfera pública desde la
superioridad moral de valores femeninos en trabajos de ayuda a las personas más necesitadas
de la sociedad. (Lima, 2016a)

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Según Moix (1991) las primeras visitadoras amigables eran mujeres de la burguesía que tenían
el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la clase obrera, también eran denominadas
visitadoras sociales y visitadoras de los pobres. Además, estas mujeres como responsables de
las políticas públicas se convirtieron en las nuevas mujeres en un nuevo siglo abierto a la reforma
social y su nuevo rol profesional (Faberman, 1999).

4.2. Las pioneras del Trabajo Social

El surgimiento del Trabajo Social coincide con el nacimiento de las ciencias sociales que en ese
momento desarrollan una gran labor para intentar interpretar de manera científica la condición
humana y entender los cambios sociales provocados por las revoluciones industrial y urbana,
para conocer los problemas sociales derivados del surgimiento incipiente de nuevos escenarios
en las ciudades. En este contexto, las primeras trabajadoras sociales empiezan a sistematizar
las experiencias de las personas voluntarias amigables apoyándose en las ciencias sociales,
marcando la diferenciación con la Sociología, ya que más allá de conocer la realidad social, el
Trabajo Social quiere incidir en ella transformándola y buscando solución a los problemas
sociales que se daban en la población, (Lengermann y Niebrugge-Brantley, 1998).

En su evolución, las pioneras del Trabajo Social reclamaban la profesionalización de las


actividades de la reforma social frente a la caridad o la filantropía religiosa, defendiendo el voto
femenino y la educación superior para las mujeres y algunos cambios políticos económicos.
Además, luchaban contra la desigualdad social y la explotación laboral que se da en la
Revolución Industrial con algunos colectivos como las mujeres y la infancia y adolescencia
migrante. Transformaron las ciencias sociales desde el marco del activismo y la práctica
profesional, acercándolas a la teoría-académica. Hay que tener en cuenta que en aquel momento
en las ciencias sociales se vivía una exclusión de las mujeres del ámbito académico, prohibiendo
el acceso a la universidad o invisibilizando a las que accedían, sin embargo, las mujeres si tenían
acceso a ámbitos profesionales aplicados, así la cara masculina estaba teorizada y la cara
femenina en la línea de la práctica aplicada. (Lima y Verde, 2013).

Las pioneras del Trabajo Social tomaron un camino autónomo con respecto de la Sociología
sobre todo porque priorizaron la transformación social mediante el conocimiento de la realidad,
dirigiéndose a la profesionalización de la reforma social o Trabajo Social, así reivindicaban su
independencia alejándose de la teoría sociológica. La disciplina del Trabajo Social fue
construyéndose desde ese pragmatismo femenino, ellas transformaron la teoría social y el propio
concepto de investigación científica (Coghlan, 2005; MacLean y Williams, 2012). No eran unas
sociólogas frustradas, tampoco desplazadas de la Escuela de Chicago, cierto es que la
denominada Sociología Aplicada de Beatrice Webb inspiró Jane Addams, no obstante, las
trabajadoras sociales escogieron un camino distinto, no sólo pretendían conocer la realidad
social y los problemas sociales, sino que después querían actuar para transformar esa realidad
y además hacerlo de manera científica y eficiente. Se generaron una identidad diferente a través
de la reforma social en un ámbito tradicionalmente femenino, cambiando el anterior escenario
religioso o benéfico- asistencial.
Ellas llevaron esos valores femeninos al ámbito de la intervención social y además al de la
Ciencia. Así las pioneras del trabajo social diseñan una disciplina científica aplicada inspiradas
en los modelos europeos los movimientos de las Organizaciones Sociales de la Caridad (COS)
con Mary Ellen Richmond y los Asentamientos (Settlements), con Jane Adams, que marca
diferencias con las meras influencias religiosas anteriores (Miranda, 2015).
Estos dos movimientos fueron complementarios y no enfrentados, los antecedentes europeos de
ambas pioneras fueron Whitechapel, influido por Samuel Barnett, y las primeras Organizaciones
Sociales de Caridad inglesas (de 1870), Toynbee Hall (1884), en Londres. Estos movimientos
posteriormente se extendieron a Estados Unidos (Álvarez-Uría y Parra, 2014).

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Ciertamente, el desarrollo del Trabajo Social como el de otras ciencias sociales estaba influido
por el contexto, por lo que entre cada país o Estado se podía mantener diferencias tanto dentro
de Europa como en Estados Unidos. Pero se puede decir que los primeros pasos del Trabajo
Social fueron femeninos. Se protagonizaron por una generación de mujeres a las que
denominamos pioneras, que se inspiraron en las experiencias europeas y en el surgimiento de
las ciencias sociales, construyeron método, investigación y ciencia; ya que en su particular labor
realizaban investigaciones, publicaciones y la dirigían departamentos académicos, entidades y
agencias públicas y privadas. Además, impulsaban cambios legislativos.
Un ejemplo de ello en el contexto estadounidense según García Dauder (2021) son:
• Ida Cannon, Mary Richmond, Zilpha Smith en el Trabajo Social vinculado a la caridad
y los hospitales.
• Jane Addams, Mary McDowell, Mary Simkhovitch, Lillian Wald en los centros sociales.
• Edith Abbott, Sophonisba Breckinridge, Mary Jarrett, Jessie Taft en la formación
académica. Lilian Brandt, Joanna Colcord, Josephine Goldmark, Alice Hamilton, Mary
Van Kleeck en la investigación.
• Grace Abbott, Julia Lathrop en la administración pública.
• Y Florence Kelley en la agitación social y la reforma.
También apunta esta autora la importancia de estas mujeres en su actividad dejando huella de
su labor en publicaciones, señalando la reseña de Breckinridge en 1928 en la Social Service
Review del segundo volumen, con un compilatorio de mujeres pioneras del Trabajo Social en el
ámbito educativo en Inglaterra que fue escrito por Margaret Tabor, y en su primera edición
dedicado a Elizabeth Fry, Elizabeth Blackwell, Florence Nightingale y Mary Slessor de Calabar.
La segunda edición recoge también el trabajo de Hannah More, Mary Carpenter, Octavia Hill y
Agnes Jones.

5. Las organizaciones sociales de la caridad COS

5.1. Surgimiento y desarrollo

La primera Organización Social de la caridad se constituye en Europa, en concreto en Londres


en 1869 y luego se va extendiendo como práctica en muchas otras ciudades de Inglaterra y
Estado Unidos donde arraigan aún mejor. El contexto de surgimiento y desarrollo es la
Revolución Industrial, y surge como consecuencia del impacto de la industrialización y el
capitalismo salvaje, la sociedad inglesa se ve forzada a dar respuesta a los problemas sociales
que se generan. En ese momento se considera que la pobreza es una cuestión que tiene origen
en los aspectos individuales de las personas y no en la estructura social.

En el proceso de desarrollo de estas organizaciones se constituyó una Junta de representantes


para realizar una labor de cooperación y coordinación con el objeto de mejorar su eficacia, evitar
duplicidades de las diferentes organizaciones, perseguir el fraude y realizar una investigación
sobre las nuevas necesidades sociales que iban surgiendo para poder abordarlas con planes
familiares adecuados.
En sus programas se impone la premisa de que las personas asistidas son las principales
responsables de su restablecimiento, distinguiendo entre pobre merecedores y no merecedores
de la ayuda. Además, instauran criterios para investigar cada demanda formando al personal
que lleva a cabo la asistencia y llevan labores para descubrir a impostores y elaboran listados de
personas necesitadas.

En Estados Unidos proliferaron con fuerza este tipo de organizaciones en un contexto de carácter
urbano donde se daba una gran confianza en el progreso, así como un gran respeto a la libertad
religiosa y una tradición contraria a la intervención del Estado. Algunas de las organizaciones

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americanas que merece la pena mencionar son la Asociación para mejorar la condición de vida
de los pobres, Asociación para la ayuda de la infancia, Asociación Cristiana de Jóvenes y la
Bolsa de los Pobres.

Las Organizaciones Sociales de la Caridad tuvieron críticas causadas por la falta de


incomprensión de sus propósitos, fueron acusadas de insensibles y distantes al manifestar sus
criterios con dureza, además se las criticó por su injerencia en la vida de las personas a las que
asistían, considerando que ejercían una excesiva fiscalización, así mismo se llegó a ver mal la
profesionalización del trabajo asistencial.

5.2. Las visitadoras voluntarias, visitadoras amigables o visitadoras de los pobres

La denominación de la figura de las visitadoras mantiene en esa época una gran diversidad ya
que eran conocidas como visitadoras voluntarias, amigables, amables, de los pobres, agentes
de caridad, etc. Los inicios son de voluntariado, pero con el paso del tiempo se fueron
profesionalizando y se hicieron contrataciones. Su trabajo estaba vinculado a la atención
personal, la evaluación de las necesidades y el control del empleo de las personas asistidas.

Con el tiempo, a finales del siglo XIX y principio del XX se va incorporando una nueva mirada
sobre la pobreza y las personas que se encuentran en esa situación, se amplía la visión de la
culpabilidad individual a la búsqueda de las causas en la sociedad, dando explicación de que la
economía no es capaz de proporcionar bienestar y calidad de vida a todas las personas
capacitadas, y que hay una distribución desigual de la riqueza en el orden social.

De manera evolutiva se va dando el paso de la atención social al Trabajo Social, produciéndose


una continuidad desde caridad basada en la moral cristiana, a la filantropía y al Trabajo Social,
sin olvidar que a la vez se mantienen esas tendencias también de manera simultánea.

5.3. Octavia Hill

Octavia Hill es sin duda una de las figuras del Trabajo Social de la época, identificada como una
de las pioneras que contribuyo de manera significativa al Trabajo Social de casos. Experimentó
en Inglaterra nuevos desarrollos del Trabajo Social dentro de la ciencia de manera exitosa que
Mary Ellen Richmond usó como precedente (Travi, 2011). Desarrolló una importante labor en la
rehabilitación de las viviendas en las zonas más pobres de Londres, donde fundó además la
Sociedad de los Comunes. Era miembro del Partido Socialista Cristiano.

5.4. Mary Ellen Richmond

Es una de las incuestionables madres del Trabajo Social ya que estableció sus bases científicas,
y lo hizo a través de la sistematización de la práctica de ayuda. De esta manera pasa a la historia
personificando la exigencia teórica sobre las bases de la capacitación de sus profesionales y
sobre la investigación. Además de su incesante labor como escritora de 6 libros, uno de ellos en
coautoría, también escribió más de un centenar de artículos, conferencias, e informes de gestión
de su tarea en las COS. Los temas eran diversos, como pobreza, situación de las mujeres,
desempleo, familia, el papel del Estado, la formación profesional, la interrelación entre el trabajo
social y el movimiento reformista.

5.4.1. Algunos datos biográficos

Mary Ellen Richmond, nació un 5 de agosto de 1861 en Belleville-Illinois (EE. UU.) y realizó sus
estudios secundarios en Baltimore. Empezó a trabajar en esa ciudad en 1869 como
administrativa y tesorera asistente en una agencia de la Charity Organization Society (COS). En
1891 ocupó el puesto de secretaria general de la COS convirtiéndose en la primera mujer que

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ocupaba ese puesto en una organización benéfica. Además, se incorporó al equipo de las
denominadas visitadoras amigables e inició su formación en la capacitación como asistente
social. Continuó incrementado sus conocimientos iniciando los estudios de Filosofía y Sociología
en 1893, donde tuvo contacto con las teorías de William James, Dewey, Spencer entre otros.
Además, llega a conocer a George Mead, que le recomienda estudiar Psicología Social y
Dinámica de grupos, lo que le lleva a elevar su nivel de instrucción estudiando Antropología
Cultural y profundizando en las teorías de Freud.
Puso gran empeño en ordenar la labor de las visitadoras amigables, quedando reflejo de la
defensa que realiza de la exigencia de formación de las visitadoras en la Conferencia Nacional
de Caridades y Corrección de 1897; preludio de lo que explicará unos años más tarde en su obra
Diagnóstico social en su original de 1917 publicada por la Russell Sage Foundation que fue
traducida al español por el Consejo General del Trabajo Social de España en 2005:

“quería ofrecer a los más jóvenes de entre aquellos que se internaban por vez
primera en el sector de las organizaciones benéficas una explicación de los
métodos que habían resultado útiles a sus antecesores. Sin embargo, pronto fuí
consciente de que no existían métodos u objetivos propios del tratamiento de las
familias que acudían a una organización benéfica (COS), o que estuvieran
adaptados exclusivamente a las mismas” (Diagnóstico social, p.ix)

Además, ese mismo año empieza a organizar e impartir clases en Nueva York en el 1º Seminario
de Trabajo social para la formación de "trabajadores sociales". Debido a la carencia de
metodología para la intervención social que existía en ese momento, publicó en 1899 su primer
libro sobre las visitadoras amigables entre los pobres Friendy Visiting Among the Poor, que
contiene indicaciones prácticas para las visitadoras y pone hincapié en la necesidad de intervenir
con las familias contemplándolas como grupos para mejorar la comunidad.

También fue nombrada secretaria general de la filial de la COS de Filadelfia en 1900 con el fin
de reestructurar la organización. Fue compaginando sus cargos profesionales con sus labores
de investigación, publicaciones de obras, y con la defensa activa de la capacitación de las
profesionales, llegando a fundar en el año 1903 la Escuela de Filantropía Aplicada de New York.
Que quince años más tarde, entró a formar parte de la Universidad de la ciudad, convirtiéndose
en la 1ª Escuela de Trabajo Social. En 1907 publica su obra El buen vecino de la ciudad moderna
y en el periodo comprendido entre los años 1905 -1909 permanece con las labores de
preparación de materiales didácticos para la COS.

A partir de ese periodo empieza a colaborar con otras entidades y forma parte del equipo directivo
de la fundación Russell Sage Foundation, creada en 1907, el objetivo de esta entidad es la
investigación en ciencias sociales. Sus investigaciones cuestionaron la perspectiva de poner la
causa de la pobreza en la responsabilidad individual y evidenciaron el peso de las causas
sociales en este fenómeno que afectaba en diferentes esferas a las clases obreras. Mary Ellen
Richmond realiza en el seno de esta entidad una investigación empírica sobre la manera de
desarrollar el trabajo de las trabajadoras sociales buscando:

“una descripción breve e informal de sus métodos y experiencias a la hora de tomar


medidas que, en su trabajo, preceden la elaboración de un plan de tratamiento”
(Diagnóstico social, p.xxi)

En la medida que va recogiendo frutos de estos trabajos continúa divulgando sus resultados,
queda constancia de ello en la Conferencia de 1914 donde da los primeros pasos en el Trabajo
Social de Casos. En esta actuación se deja ver el camino que va trazando para llegar en 2017 a
culminar la publicación a la que dedicó 15 años de su vida "Social Diagnosis" (Diagnóstico social).
Una de sus obras más trascendentales que avanza en la metodología del Trabajo social,
mediante la sistematización de las experiencias prácticas de las trabajadoras sociales. A través

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de esta sistematización, lanza la propuesta de realizar la definición de Trabajo Social, lo que le
lleva a la publicación de su libro más conocido en 1922: El caso social individual. Con esta
publicación, se podría decir que nace de su mano el Trabajo Social como disciplina específica.
Recibió el Doctorado Honoris Causa en 1921 en reconocimiento por su trabajo para establecer
las bases científicas para una nueva profesión, unos años después falleció en 1928 a la edad de
67 años.

5.4.2. Aportaciones de Mary Ellen Richmond

Mary Ellen Richmond estableció pilares científicos de la profesión del trabajo social, en concreto
los metodológicos del Trabajo Social Individual. Sistematizó, investigó, formalizó las técnicas, los
contenidos y los objetivos de la profesión.
Con la influencia del interaccionismo simbólico de George Mead y la idea del yo ampliado o en
situación, contribuyó a que se buscasen las causas de la pobreza no sólo en el individuo sino en
su interacción con el medio social. Defendía que había que analizar la relación entre el individuo
y la sociedad, así como la importancia que el entorno social, el grupo y de la comunidad tenía en
el desarrollo de las personas. Mostró una gran sensibilidad sobre el papel que debían tomar los
Estados en esa materia para la integración social de la población, ya por aquel entonces detectó
los inconvenientes de la burocracia (Travi, 2011).

Consideraba también que la educación debía ofrecerse mediante un programa de participación


con los clientes en el que se compartiese la responsabilidad entre el mismo cliente y trabajadora
social, en cuanto a las decisiones a tomar. Educando de manera democrática, entendiendo la
democracia como un hábito cotidiano.

Además, su actividad contribuyó a la reforma social introduciendo técnicas de investigación


social y técnicas de denuncia de situaciones sociales injustas. Según García-Dauder (2021) a
través de la formulación del Ciclo de la Reforma Social en su trabajo en la Child Labour Campaign
en Pensilvania vinculó el caso individual y familiar con la reforma social para promover procesos
legislativos y de políticas públicas. Dichos procesos debían volver al caso para comprobar su
implementación (Richmond, 1917, p. 25).

Colaboró para elevar el nivel de la educación de las clases más pobres y marginadas desde su
compromiso con la lucha contra los problemas sociales de la infancia, las mujeres, la vivienda,
la clase trabajadora, las viudas en situación de desamparo, etc.

5.4.2.1. El origen del diagnóstico social

Mary Ellen Richmond determina el concepto de diagnóstico social en 1917 en su obra Social
Diagnosis (Diagnóstico Social) donde facilita una guía metodológica de elaboración del mismo,
partiendo de una investigación cuyo objetivo es llegar a conocer de forma estructurada y
sistemática la situación social en la que se encuentra un individuo:

«El intento de efectuar con la mayor precisión posible una definición de la situación y
personalidad de un ser humano poseedor de alguna carencia social; es decir, de su
situación y personalidad en relación con los demás seres humanos de los que dependa
en alguna medida o que dependan de él, y en relación también con las instituciones
sociales de su comunidad»

También define el concepto de evidencia social como un conjunto de hechos sociales que indican
de qué tipo son las dificultades de un cliente y los instrumentos para su solución. Expone los
cuatro procesos que conducen al diagnóstico social: 1) la primera entrevista profunda con el
cliente; 2) los primeros contactos con su familia inmediata; 3) la búsqueda de opiniones y fuentes

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de cooperación ajenas a la familia inmediata; 4) la rigurosa evaluación e interpretación de la
relación entre los distintos testimonios adquiridos a través de estas fuentes.

Aunque realiza un gran esfuerzo por establecer estos procesos igualmente advierte de que entre
sus fases existe una interrelación y superposición, es decir, a menudo, no siguen una lógica de
inicio de una fase al terminar otra.

El producto de los cuatro procesos de Diagnóstico social mencionados es el siguiente: 1) una


definición de los problemas; 2) un listado de los factores causales que intervienen en ellos; 3)
una relación de los factores positivos e impedimentos que hay que tener en cuenta para el
tratamiento; 4) las características del tratamiento social a seguir.

Más tarde en 1930 la propia Mary Ellen Richmond explicaría que el diagnóstico social respondía
más a una base sociológica que psicológica. Pero toda esta evolución, iría estableciendo la
diferencia entre la ayuda basada en la buena voluntad que no tiene base científica y se presta
de manera espontánea, a una ayuda profesionalizada y basada en la investigación.
Su legado mantiene mucha importancia en la actualidad para las organizaciones profesionales
en España que defienden que el Diagnóstico Social debe ser considerado como reserva de
actividad del Trabajo Social (Lima, 2018).

5.4.2.2. Los inicios del caso social individual o Casework

Consiste en un método desarrollado de Trabajo Social a partir de la experiencia acumulada en


la tarea de la figura de las visitadoras que van introduciendo en su labor la aproximación objetiva
y real de los problemas sociales a los que se enfrentan. Esa objetividad es valorada según las
normas que formaban parte de la estructuración de sus prácticas sociales, con normas, reglas,
procedimientos y formas organizativas socialmente construidas (Giddens, 1995: 58), donde
además las personas orientan su acción hacia la adaptación o la inadaptación social.

Por ello, se basa en procesos que desarrollan la personalidad por medio de la adaptación
consciente, se trabaja persona por persona de manera individualizada, así como la relación entre
ellas y su entorno social. Su objetivo es lograr una mejor integración social de las personas en
su contexto, desde la idea del marco relacional donde las conductas y mensajes se hacen
significativos (Baterson, 2013).

Las etapas en la atención e intervención en los Casos, pasaban de la comprensión de la persona


y sus características, a la comprensión de los recursos y los peligros y e influencias del entorno.
Unas etapas que se recorrían desde la acción directa de los valores del trabajador social hacia
la persona usuaria y la acción indirecta ejercida por el medio social.

Adelantado en la obra de Mary Ellen Richmond en su libro de 1922 "El caso social individual"
donde pretendía explicar qué es el Trabajo Social con la primera definición del Trabajo Social
con Casos en la historia de la disciplina:

«El Trabajo Social de Caso se basa en unos procesos que desarrollan la personalidad por medio
de la adaptación conscientemente efectuada, individuo a individuo, entre los hombres y su medio
social».

Divulgaba de esta manera su concepción de la intervención social del profesional del Trabajo
Social desde la comprensión tanto de la persona de manera individual como de su entorno. Por
ello, explicaba que la actuación social tendría que ser combinada y simultánea. También
anunciaba los presupuestos filosóficos que debe asumir el Trabajo Social en referencia a la
necesidad de autorrealización de los clientes y el respeto de los profesionales al proyecto vital
de estos:

11
«los seres humanos son interdependientes; son diferentes; y no son animales
dependientes ni domésticos, esto requiere, pues, la participación en la consecución de su
propio bienestar».

Se puede decir que Mary Ellen Richmond puso los pilares de lo que hoy denominamos el Trabajo
Social Individual o de Casos, pero además se implicó y estuvo muy comprometida con la reforma
social para dar respuesta a muchos problemas sociales de la época.

6. Los asentamientos (Settlements).

6.1. Nacimiento, expansión, rasgos relevantes y etapas.

Es un movimiento de iniciativa británica que posteriormente se extendió a Estados Unidos. El


primer asentamiento se fundó en 1884 por Henrietta y Samuel Barnett en Whitechapel, Londres.
En él se pone el foco en la intervención sobre los factores sociales que causan la pobreza frente
al individualismo de la filosofía imperante, por ello su papel fundamental era informar,
convirtiendo la información en un instrumento para el establecimiento de los medios con los que
poder ayudar.

La característica más relevante de los asentamientos es su perspectiva de trabajo social


comunitario y no individual, por lo que se otorga una gran importancia al trabajo de grupo y
comunitario para producir una transformación social. Además, se considera a las personas con
las que se trabaja como vecinos y no clientes, que participan de la acción política, de las
reformas legislativas para producir cambios sociales y apuestan por el sistema democrático como
un instrumento de generación de justicia social.

El primer asentamiento situado en Londres se denominaba Toynbee Hall (1884), sus objetivos
eran la lucha contra la pobreza y la ruptura de las barreras sociales, la educación y el desarrollo
cultural de las personas pobres, también realizaban labores de información para los estudiantes
y otros residentes de la entidad sobre la situación de estas personas y la necesidad de poner en
marcha reformas sociales para mejorarlas, asimismo, tenían intención de despertar el interés
general popular sobre los problemas sociales y sanitarios y sobre la legislación del ámbito social.
Se inicia su expansión a partir de 1880 con el objetivo de actuar frente a la pobreza en las zonas
más deprimidas de las ciudades industrializadas.

La iniciativa es llevada a Estados Unidos de la mano de Jane Addams y Ellen Gates Starr en
1889 que fundan en Chicago el primer asentamiento estadounidense denominado la Hull House.
A partir de ahí se inicia su expansión en Estados Unidos. En 1891 existían 6 asentamientos,
pasando a ser 74 en 1897, y 400 en 1910 (VV. AA, 2010, p.158). Para analizar su proceso de
expansión en Estados Unidos es interesante comprender sus diferentes etapas, desde la Edad
Dorada (1870-1900), a la época progresista (1900-1915), y la decadencia a partir de la década
de los años 10 del siglo XX.

La Edad Dorada de los asentamientos se caracterizó por la influencia de un contexto en el que


la inmigración tuvo un gran impacto y se pensaba que la pobreza podía ser erradicada. Existía
mucha miseria en las ciudades y carencia de servicios públicos, donde a las diferencias de clase
se añadían las diferencias étnicas. En ese momento la ideología dominante era el darwinismo
social que establecía que el progreso requiere la supervivencia del más apto, por ello, entienden
que el Estado no debe interferir en las leyes del mercado. No obstante, surgen voces críticas con
este planteamiento que van cobrando cada vez más fuerza.

Siguieron el planteamiento de la Hull House donde vivían estudiantes y grupos de mujeres que
estudiaban investigaban y prestaban sus servicios. El centro contaba con programas educativos,
culturales, políticos y cívicos. En el centro confluían grupos políticos, sindicatos, asociaciones y

12
colectivos vulnerables de distinta índole. Desde este planteamiento se analizaban los problemas
sociales y se iban articulando las necesidades sociales y propuestas de acción y reforma social.
(Lima y Verde, 2013).

Sus investigaciones se realizaban desde la inmersión en la realizad social como vecinas de los
barrios donde estaban ubicados los centros o asentamientos. Trabajaron con equipos
interdisciplinares en diferentes materias jurídicas, económicas, sociales, etc. Uno de los trabajos
que destaca es de García Dauder (2021), autor de una de las obras de ciencias sociales más
valiosa es la investigación cartográfica: los mapas a color contra la injusticia urbana (Font-
Casaseca, 2016). Exponen datos detallados sobre la vivienda, el nivel socioeconómico y las
características étnicas de la población del barrio, este trabajo fue firmado como “las residentes”.

En la Época Progresista de los asentamientos tuvo un gran papel la religión y el movimiento


obrero, desde esta posición se criticó duramente la progresiva disolución de los lazos primarios
como consecuencia de la exigencia de las leyes del mercado y aunque se valora de manera
óptima los resultados de la industrialización en cuanto a sus ventajas económicas también se
lucha por mantener los valores de la tradición.

El planteamiento ideológico de los asentamientos era progresista, las trabajadoras sociales de


aquella época participaban en la acción social y realizaron una gran labor para la integración
social de población inmigrante, es importante resaltar que la sociología aplicada de Webb inspiró
a Jane Addams. Pero los asentamientos se separaron de la Escuela de Chicago, ya que ésta se
decantó por la reforma social. Los asentamientos tenían su propia forma de convivir y
relacionarse entre las personas residentes en los centros, las cuales, estudiaban e investigaban
la reforma socio- política para transformar la realidad intentando prestar un servicio social. Las
teorías que construyeron fueron basadas en sus experiencias. Sin embargo, la Escuela de
Chicago dirigida por científicos varones se centraron en demostrar grandes teorías sociológicas
(Deegan, 2000).

Además, los asentamientos estuvieron en interacción con el movimiento sindical y llegaron a


presentarse a las elecciones estadounidenses, sus miembros figuraron como candidatas del
partido socialista a principios del siglo XX, defendieron por primera vez asuntos que permanecen
vivos hoy en día como: la corrección de las condiciones del trabajo, los salarios justos y viviendas
dignas. Estaban en contra del trabajo infantil y exigían su prohibición. Defendían un horario
laboral más humano y la regulación y control de las industrias peligrosas. Y exigían la puesta en
marcha de programas de salud eficaces y un sistema educativo más aplicado.

Igualmente apostaron por un trabajo social más preventivo con la mejora de las condiciones de
vida de las personas más desfavorecidas de la sociedad, y concedieron una gran importancia a
la relación interpersonal como proceso de ayuda. Ese énfasis en la relación interpersonal guió el
funcionamiento de estos asentamientos. Se instalaron en los barrios proporcionando así el
contacto directo con las personas atendidas y ofrecieron una amplia gama de servicios y
prestaciones.

Hicieron hincapié en la reforma social más que en el trabajo individual, por ello también
fomentaban el fortalecimiento del tejido social de las personas con el uso de grupos, como los
formados por personas afroamericanas, los consumidores, etc. Se fueron alejando del
planteamiento de la caridad que caracterizaba a la filantropía científica, además su objetivo era
no moralizar. Estas mujeres como buenas hijas de su época reivindicaban el derecho al voto de
las mujeres desde los postulados sufragistas y también defendieron la paz desde posturas
antibelicistas, esto llevó a tener su reconocimiento en 1914, cuando se concedió a Jane Adams
el premio Novel de la Paz (Miranda, 2015).

13
El proceso de evolución de los asentamientos se va apuntando de manera progresiva a la
premisa de que la pobreza tiene que ver más con las consecuencias del contexto
socioeconómico que con los fracasos morales individuales, alejando así la culpa individual de la
situación a las personas y poniendo el foco en el entorno social.

La etapa de la decadencia de los asentamientos responde a la influencia de algunos factores


que se fueron dando, como son la resistencia a la desaparición de actitudes paternalistas, el
fracaso de los proyectos de reforma de algunos centros, las críticas al exceso de
profesionalización, la irrupción del psicoanálisis como instrumento de trabajo, el fracaso del valor
atribuido a la educación como instrumento de reforma y el traslado de muchas trabajadoras
sociales a entidades privadas.

6.2. Jane Adams: datos biográficos y aportaciones

6.2.1. Algunos datos biográficos

Es fundamental ahondar en su vida y obra, así como su relevancia como científica social
para comprender la historia del Trabajo Social, en su época ella fue una de las figuras femeninas
más relevante y conocida (Lima, 2013).

Jane Addams nació el 6 de septiembre de 1860 en Cedarville-Illinois (EEUU), cursó sus estudios
en el Rockford Female Seminary de Illinois, se graduaría en 1881, con 21 años, con excelentes
notas. En 1885 comenzó a realizar obras sociales iniciándose en la actividad pública típica de
las clases acomodadas en el Chicago´s Room implicándose en el cuidado de huérfanos
afroamericanos.

Visita Europa en 1887 y pasea por los barrios marginales de Londres, allí conoce el Toynbee
Hall, el primer asentamiento inglés fundado por el matrimonio compuesto por Henrietta y Samuel
Augustus Barnett en 1884, desde los presupuestos del socialismo cristiano. A su regreso a
Estados Unidos quiso replicar ese asentamiento, desde unos presupuestos menos moralizantes,
y fundó junto con Ellen Gates Starr el Hull House en Chicago en 1889, que fue la primera casa-
centro social del movimiento en Estados Unidos, pasados unos años tras su expansión Jane
Addams pasa a ser la primer presidenta en 1911 de la National Foundation of Settlements and
Neighborhood Centers.

Ella mantenía un activismo ético político importante participando en muchas asociaciones que
representaban sus ideales democráticos, defensora de la igualdad de clases, racial, de género,
etc. organizaciones antirracistas, sindicalistas, pacifistas y feministas. Como muestra se puede
mencionar su colaboración con la National Association for the Advancement of Colored People
(NAACP, 1909), entidad que comenzó a organizarse a partir de los Disturbios raciales de
Springfield (Illinois) en 1908.

También participó en la actividad política, haciendo campaña en 1912 a favor del partido
progresista del que acaba siendo delegada en el Congreso y de la candidatura presidencial de
Theodore Roosevelt, pronunciando un discurso cuando fue nombrado Presidente.

Se fue convirtiendo en un referente del movimiento feminista norteamericano con el objeto del
reconocimiento de los derechos de las mujeres, poniendo el foco en el sufragio femenino. Llegó
a participar en películas como actriz como Votes for Women (1912) bajo la Dirección de Reid Hal
con guión de Mary Ware Dennett (Ballesteros, 2011). En 1915, Jane Addams volvió a visitar
Europa, en esa visita accedió a dirigir las grandes Conferencias internacionales de la mujer de
La Haya a las que asistieron más de 1.500 mujeres de 28 países diferentes.

14
Asimismo, en 1915 fue nombrada presidenta del Partido de la paz de la mujer (WPP),
organización que nace para dar respuesta a la Segunda Guerra Mundial que estalló un año antes.
Ese partido se fue convirtiendo en la sección norteamericana de la organización internacional
conocida como el Comité internacional de las mujeres para la paz permanente, más adelante
transformó su nombre por Women's International League for Peace and Freedom (Liga
Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad), Jane Addams participó en su fundación y fue
su presidenta durante una década (1919-1929).

Su faceta pacifista y antimilitarista le trajo reconocimiento, pero también fue calificada como anti-
patriota. Llegó a recopilar sus historias en The long road of woman’s memory (1916) y se
manifestó categóricamente contra la participación estadounidense en la guerra apoyando la
postura del presidente Woodrow Wilson.

En 1920 también participó con otra entidad denominada la American Civil Liberties Union, por la
defensa de los derechos individuales y sobre todo de la libertad de expresión, del derecho a la
sindicación, la defensa de los derechos de los socialistas y de los comunistas, y de los derechos
de los extranjeros y de los afroamericanos.

Ella fue firme en sus convicciones y se unió a la American Anti-Imperialist League desde donde
se defendió años después de la acusaciones de antipatriota en Peace and Bread in Time of War
(1922). En 1929 fue nombrada Presidenta honoraria de la Women's International League for
Peace and Freedom, esta organización la galardonó en el vigésimo aniversario de nacimiento
del movimiento en 1935.

En muchas de las publicaciones de Jane Addams se puede comprobar que ella representó de
manera notable el activismo de la época en la fusión del feminismo y el pacifismo, la construcción
de la paz como sujeto colectivo femenino. Algunas de estas publicaciones son Newer Ideals of
Peace (1907), The Long Road of Woman’s memory (1916) y Peace and Bread in time of War
(1922). (VV.AA., 2010, p.167).

Después de toda esta ingente actividad y su compromiso social en 1931, con 71 años se
convierte en la primera mujer americana en ganar el Premio Nobel de la Paz, debido a su
delicada salud no pudo ir personalmente a recogerlo. El 21 de mayo de 1935, Laura Jane
Addams fallecía a causa de un cáncer. Una de las muestras de la importancia que tuvo su vida
en la Hull House es que sus funerales se celebraron en el patio del centro y posteriormente fue
enterrada en su tierra natal, Cedarville, Illinois. (VV.AA., 2010, p.161).

6.6.2. Aportaciones de Jane Addams. Los orígenes de la Hull House de Jane Adams

Son muchas las aportaciones de Jane Addams, algunas de las más destacables son la defensa
de los derechos humanos y el proyecto que marcó su vida con la creación del primer
asentamiento norteamericano como modelo de centro de activismo y reforma social la Hull
House. Defendía la intervención social como un desarrollo comunitario, concentrándose En el
desarrollo profesional vinculado a la cuestión social y la lucha contra la desigualdad de clases.

Fue tal su defensa de los derechos humanos que además de recibir el Premio Nobel de la Paz,
dejó una importante huella, tanto es así que la Asamblea General del Estado de Illinois acordó
en el año 2006 declarar el Día Internacional de los Derechos Humanos, 10 de diciembre como
Día de Jane Addams, así consta en algunos textos:

“Para muchos americanos, ella representaba lo mejor de la condición femenina: la


preocupación por otros, el auto-sacrificio, el lenguaje común y las acciones concretas
para el cambio social. Simultáneamente, simbolizaba una voz de razón y justicia en una
época de cambio desolador. Era vista como comunicadora de la verdad y como una

15
radical. Este rol de líder antagonista para el público en general ha sido olvidado y su talla
intelectual ha sido ignorada. Pero en su tiempo sus posiciones controversiales y su poder
intelectual eran bien reconocidas”. (Deegan, 2012, p.325)

Como se ha mencionado, Jane Addams fundó en 1889 el primer centro social de la Hull House
en uno de los barrios más pobres, con altas tasas de marginación social y población migrante.
Esto ocurrió tres años antes de la creación del primer Departamento de Sociología de la
Universidad de Chicago. Su centro social tuvo una gran actividad de acción y reforma social, fue
habitado y gestionado por mujeres, se produjeron una infinidad de investigaciones cualitativas y
cuantitativas que produjeron un fuerte impacto en los cambios sociales y legislativos.

Es incuestionable que su gran proyecto fue la creación de la Hull House, este centro ha
sobrevivido y se ha ampliado hasta la actualidad, además fue declarado como espacio protegido
por el Ayuntamiento de Chicago a través de la Commission on Chicago Landmarks, y también
fue declarado Patrimonio Nacional de interés social por la Comisión federal. Actualmente desde
este centro se siguen prestando servicios sociales para algunas zonas de Chicago desde la
Asociación Jane Addams Hull House, que fue fundada en 1962 con el objeto de perpetuar el
espíritu originario de la entidad y de su promotora Jane Addams. La parte de este complejo que
se corresponde con el edificio original, se ha convertido en un museo denominado Jane Addams
Hull-House Museum que forma parte de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad de
Illinois en Chicago.

En definitiva, se puede asegurar que su legado es fundamental para el Trabajo Social y todavía,
más de un siglo después, en la actualidad, todavía se referencia su obra para el desarrollo de la
profesión. (Lima y Verde,2013)

7. Comparativa de los dos movimientos las Organizaciones Sociales de la Caridad (COS)


y los Asentamientos o Settlements

7.1. Diferencias y similitudes de ambos movimientos

Si se hace una comparativa entre los dos movimientos, el de las Organizaciones Sociales de la
Caridad (COS) y los Asentamientos o Settlements podemos encontrar diferencias, pero también
muchas similitudes.

Existen diferencias en cuanto a los procesos y las formas de trabajo, así como en la visión de los
problemas y los mecanismos de actuación que se ponen en marcha, otorgando también un papel
muy diferente a de las personas usuarias, incluso en su denominación, en la COS se
denominaban clientes, y en los asentamientos se denominaban vecinos.

En ambos movimientos existe un enfoque psicosocial y de reforma social. A su vez tienen un


carácter urbano, y las mujeres tienen un papel predominante. Se le atribuye mucha importancia
al proceso de formación de las profesionales. Por otro lado, en ambos existen unos antecedentes
europeos, se da una rápida expansión y hunden sus raíces en el desarrollo de grandes batallas
sociales.

A su vez, hay que explicar que, aunque a veces se nos haya podio dar una visión antagónica de
las dos figuras más relevantes de ambos movimientos Mary Ellen Richmond en las COS y Jane
Addams en los asentamientos. Ya que muchas veces, para Richmond se ha proyectado una
imagen demasiado religiosa y poco política; y se ha acusado a Jane Addams de estar demasiado
unida a la reforma social y ser poco técnica. Pero estas manifestaciones poco tienen que ver
con la realidad de las dos fundadoras del Trabajo Social. Richmond conectaba el caso individual

16
y familiar con la reforma social (Richmond, 1917, p.25) y Jane Addams presidió la National
Conference of Charities and Corrections en el periodo que abarca entre los años 1909-1915.

En el caso de estas dos pioneras existe también una influencia del pragmatismo progresista de
la época de W. James, J. Dewey y G.H. Mead y también del interaccionismo simbólico de Mead.
Lo que les hacía tener en cuenta los factores del contexto social en las causas de los problemas
sociales, la pobreza y la marginación. Es decir, las dos fundadoras del Trabajo Social confluían
en la política social y el Trabajo Social, aunando lo personal, lo organizacional, lo comunitario y
lo legislativo (Lima y Verde 2013).

8. De entonces a ahora: definición del Trabajo Social

Después de este recorrido histórico por los orígenes y el surgimiento de la disciplina del Trabajo
Social, es importante concluir la definición actual del Trabajo Social. Teniendo en cuenta la
dificultad para precisarla ya que el contexto social tiene un impacto importante en cada territorio,
cultura o medio social. No obstante, se han alcanzado definiciones aceptadas por las
organizaciones mundiales del Trabajo Social, tanto profesionales como académicas, así como
declaraciones de principios éticos (Lima 2018)
Algunos autores como Di Carlo (2005) lo han definido como:

“El trabajo social es una profesión, es decir, una actividad humana capacitada
universitariamente y reconocida en la sociedad como digna y necesaria”

La definición global del Trabajo social actual fue consensuada y aprobada en Melbourne en 2014
por la Federación Internacional del Trabajo Social (FITS) y la Asociación Internacional de
Escuelas de Trabajo Social (AIETS), después de un largo proceso de debate en la que se revisó
la anterior. “Se revisó a partir de la anterior de 2000/ 2001 que tuvo una gran repercusión, pero
también fue muy criticada por su marcado carácter occidentalista. La nueva definición incluye
nuevas aportaciones como la superación del binomio teoría y práctica, una mayor vinculación en
el deber de cambio social, el empoderamiento y la liberación de las personas y el reconocimiento
de la diversidad y la responsabilidad colectiva de los pueblos, arrojando una imagen mucho más
visionaria de la profesión”. (Lima, 2016b:143. Autora presente en el proceso de debate,
representando al Consejo español de Trabajo Social en ese momento).

Quedando aprobada la siguiente definición de Trabajo Social:

“El Trabajo Social es una profesión basada en la práctica y una disciplina


académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el
fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social,
los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad
son fundamentales para el Trabajo Social. Respaldado por las teorías del Trabajo
Social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el
Trabajo Social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a
desafíos de la vida y aumentar el bienestar” (FITS y AIETS, 2014). (Lima, 2016.
p. 144)

En definitiva, cualquier definición del Trabajo Social mantiene los elementos de su nacimiento y
desarrollo hacía su objeto que han ido marcando su identidad como profesión y disciplina para
su práctica y su corpus teórico.

9. Conclusiones

17
A lo largo de este primer capítulo del presente libro docente sobre los Fundamentos del Trabajo
Social, se ha realizado un recorrido por los acontecimientos, históricos, sociales y políticos que
dieron lugar al nacimiento de la disciplina del Trabajo Social.
Hemos podido constatar el origen femenino de esta disciplina. Hemos podido conocer a sus
pioneras, y a los dos movimientos más importantes de intervención social con las personas en
situación de exclusión o riesgo. Nos referimos a las Organizaciones Sociales de la Caridad (COS)
y a los Asentamientos o Settlements. Por último, hemos culminado con la definición actual de
Trabajo Social. Un definición profundamente pensada y debatida por las dos organizaciones
internacionales de mayor peso en la actualidad en relación con el Trabajo Social, la Federación
Internacional del Trabajo Social (FITS) y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo
Social (AIETS). Esta contextualización resulta fundamental para empezar a conocer y poder
practicar nuestra disciplina, y supone una apertura obligada al variado y valioso conocimiento
que se ofrece en los capítulos posteriores.

Lecturas recomendadas

Addams, Jane (1912/1990). Twenty Years at Hull-House. Chicago: University of Illinois Press.

Álvarez-Uría, Fernando y Parra, Pilar (2014). The Bitter Cry: materiales para una genealogía de
la identidad profesional de las pioneras del Trabajo Social en Inglaterra y los Estados Unido”.
Cuadernos de Trabajo Social, 27 (1): 93-102. DOI:
https://doi.org/10.5209/rev_CUTS.2014.v27.n1.43219

Lima, Ana I. y Verde, C. (2013). Hull House: el valor de un centro social. Madrid: Ediciones
Paraninfo.

Lima, A.I. (2016) El feminismo ante el sistema de servicios sociales, la atención a la dependencia
y la violencia de género en el libro Feminismo, ecologismo y política social del Fórum Feminista.
2016. ISBN 978-84-608-7346-4. DL – M.12005-2016 Pág. 140 (61-87).
http://www.forumpoliticafeminista.org/sites/default/files/Forum2016corr%20%281%29.pdf

Miranda, M. (2015). La importancia de la historia del trabajo social para construir una identidad
profesional aceptada internacionalmente. Tendencias & Retos, 20(1), 21-34.

Ejercicios de autoevaluación

1. Explique los inicios del caso social

2. Señale las dos pioneras del Trabajo Social que le resultan más relevante y diga por qué.

3. Compare las Organizaciones Sociales de la Caridad (COS) y los Asentamientos o


Settlements. ¿Ve usted similitudes tal y como afirma el texto?

4. Lea y explique la definición actual de Trabajo Social.

Resumen
La contextualización que se ha realizado en el presente capítulo acerca de los orígenes,
históricos, sociales, políticos y epistemológicos resulta central para poder tomar contacto con la
disciplina científica que constituye el Trabajo Social. Este capítulo provee del recorrido sobre el
contexto mencionado, algo fundamental para empezar a conocer y poder practicar nuestra

18
disciplina científica. Este capítulo supone un punto de partida obligado para acceder al variado
y valioso conocimiento acerca de los Fundamentos del Trabajo Social que se ofrece en los
capítulos posteriores de este libro de texto.

BIBLIOGRAFÍA

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