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la médula espinal.
El bulbo raquídeo es la estructura más caudal del tronco del encéfalo. Su forma es parecida a
la de un cono y conecta el encéfalo con la médula espinal. Ahora bien, tanto a nivel de
composición como de función no es homogéneo. Además, está formado por diferentes
núcleos, en los que existente estructuras muy relevantes como las siguientes:
Pirámides bulbares. Se encuentran en el suelo del bulbo y en ellas destacan los haces de
fibras nerviosas que conectan el bulbo con la corteza y la espina dorsal. Es aquí donde se
da la decusación piramidal -especialmente las vías motoras-, es decir, se produce un cruce
de las fibras nerviosas de un lado a otro. Esto explica por qué la corteza cerebral se
encarga del control de los movimientos del lado opuesto del cuerpo.
Pirámides bulbares. Se encuentran en el suelo del bulbo y en ellas destacan los haces de
fibras nerviosas que conectan el bulbo con la corteza y la espina dorsal. Es aquí donde se
da la decusación piramidal -especialmente las vías motoras-, es decir, se produce un cruce
de las fibras nerviosas de un lado a otro. Esto explica por qué la corteza cerebral se
encarga del control de los movimientos del lado opuesto del cuerpo.
Lemnisco Medial: se trata de una estructura alargada, fina y altamente mielinizada,
que se encuentra a cada lado de la línea media del bulbo raquídeo. Transporta
información originada en los núcleos grácil y cuneiforme. Se sitúa detrás de las fibras
cerebroespinales y entre las olivas.
Fascículo longitudinal medial: se trata de una región que se ubica al lado de cada
lemnisco medial. Cuenta con numerosas fibras ascendentes y descendentes. Su
función es vital para los cambios de posición de la cabeza y para la coordinación de
movimientos oculares.
Complejo olivar. Se sitúa en el tronco del encéfalo, una parte en la protuberancia y otra en
el bulbo raquídeo. Se trata de un conjunto de núcleos de forma ovalada, parecida a una
oliva. Regulan movimientos musculares voluntarios.
Núcleo ambiguo. Pertenecen e inician en este núcleo los nervios: vago, accesorio y
glosofaríngeo, que se encargan de los músculos de la faringe y la laringe.
Núcleo del tracto solitario. Se encarga del control de la sensibilidad visceral. Además,
participa en la percepción gustativa.
El bulbo raquídeo se ve involucrado en diversas funciones, las cuales son vitales para el
organismo. De hecho, la destrucción de esta estructura o el cese de su funcionamiento deriva
en la muerte. Veamos:
El bulbo raquídeo se encarga del control de las funciones involuntarias de las vísceras y el
mantenimiento de la homeóstasis. Por ejemplo:
Control sensorial
En el bulbo se encuentran algunos pares craneales (IX, X, XI, XII), su daño provoca problemas
en las regiones y funciones que controlan:
Si uno de ellos falla, se podrían experimentar problemas para tragar e incluso para moverse.
Así, cuando no funciona de manera adecuada esta estructura de nuestro organismo se podrían
experimentar:
Vértigo.
Pérdida de la conciencia
Debilidad.
Aletargamiento.
Como vemos, el bulbo raquídeo es tan importante que sin él nos estaríamos jugando nuestra
supervivencia. Aunque mida aproximadamente 3 centímetros de largo y dos de ancho, no
podemos subestimarlo.
Bibliografía
https://lamenteesmaravillosa.com/bulbo-raquideo-estructura-y-funciones/